Películas para la ética periodística: Absence of Malice

July 4, 2017 | Autor: Jaime García Oriani | Categoría: Journalism, Comunicacion Social, Periodismo, Ética
Share Embed


Descripción

La película Absence of Malice (1981), dirigida por Sydney Pollack, pone en discusión varios aspectos deontológicos del periodismo. La historia comienza cuando Megan Carter, periodista del Miami Standard, en su rutinaria cobertura de fuentes, descubre que Michael Gallagher, un comerciante de licores cuya familia estaba relacionada con la mafia, es investigado por el crimen de un jefe sindical. A Carter le es filtrada esta información a través de un investigador policial, que en realidad sólo desea hacer presión mediática para que Gallagher colabore en este caso del que la policía tiene pocas evidencias. La noticia que redacta Megan Carter desata una serie de eventos que traen varias consecuencias, complicando cada vez más la situación: el daño a la reputación de una persona, el uso de documentos policiales reservados, el suicidio de una de las fuentes… Veamos ahora el desarrollo de la película a partir de algunos aspectos éticos del periodismo que se individúan en esta historia. Acceso a la información filtrada El investigador policial prepara la ocasión para filtrar la información a Carter. No entrega directamente el dossier de Gallagher; simplemente lo deja en su escritorio y se marcha, dando una ocasión a la periodista para revisarlo. Aquí se encuentra el primer problema: el modo en el que Carter obtiene la información es equiparable a un hurto. Aunque a la periodista se le hubiese entregado el dossier directamente, debe discernir si conviene o no publicarlo, tomando en cuenta la naturaleza de la información (si afecta a la seguridad nacional, daña a terceros o entorpece un proceso judicial), preguntándose por qué se ha filtrado la información (“toda fuente es interesada” es un principio básico en el periodismo que, aunque no debe llevar al escepticismo o a la desconfianza, debe mantener alerta al periodista) y conociendo cómo obtuvo esa información la fuente que lo filtra. Rol del editor y del abogado del medio La labor del editor de un periódico va más allá de definir simplemente una agenda. Él debe velar por un buen proceso de reporteo y de manejo de la información, garantizar su fiabilidad y cerciorarse de que las publicaciones del medio sean fieles a la realidad. Sólo así el editor sabrá dar respuestas cuándo se cuestione la credibilidad de una publicación. En esta película, por el contrario, vemos que el editor se preocupa poco de la naturaleza de la información filtrada y se limita a enviar a Carter a conversar con el abogado del medio, para estar cubiertos en caso haya implicaciones legales. De la conversación con el abogado podemos resaltar que él invita a Carter a contactar a Gallagher, influenciado por una concepción objetivista del periodismo –que se limita al simple balance en las opiniones, cuando realmente la objetividad es una actitud que lleva a la imparcialidad y a la búsqueda de la verdad- y porque es un requerimiento legal: “Es irrelevante la verdad de tu historia. No tenemos conocimiento de que la historia es falsa, así que estamos libres de malicia y hemos sido razonables y prudentes”, dice el abogado. Lo que importa, pues, no es buscar la verdad en el periodismo, sino no mentir. Más adelante encontramos otra imprudencia del editor. La periodista se entera del viaje que hicieron Gallagher y Perrone, y del motivo del viaje. El editor invita a Carter a escribir que Perrone viajó a Atlanta para practicar un aborto. Él opina que el motivo es también de interés para los lectores. Perrone se suicida en desesperación por las consecuencias que podría traerle esa noticia. Manejo de la información por parte del periodista Es difícil para el comunicador lograr un buen manejo de la información con un editor que no fomenta esta responsabilidad, en una cultura mediática dominada por la difusión de opiniones, con poco o nulo interés

por la verdad. Gallagher lo sintetiza en una crítica dirigida a Carter: “Escribes lo que la gente dice, no la verdad”. En general Carter es poco profesional en el proceso informativo, a lo que se suman faltas éticas y técnicas:  Se limita a citar una fuente, que es el dossier de Gallagher. No comprueba si estas acusaciones están bien fundadas (por ejemplo, recurrir a tribunales, directamente a las fuentes policiales, al fiscal, etc.). Lo único que le interesa, por influencia de su abogado, es que la noticia que se difunde no sea evidentemente falsa.  Usa el anonimato como una forma de justificar la filtración y el hurto del dossier, cuando debe ser una técnica para proteger la integridad de la fuente en casos que lo ameriten.  Falta de prudencia y de sentido crítico con la información filtrada. Carter actúa como una simple difusora de declaraciones. Los policías son conscientes de esto, aprovechan la ingenuidad de la comunicadora y terminan instrumentalizando la labor periodística.  Falta de moderación, que Brajnovic define como “una virtud que el periodista tiene que ejercer y expresar constantemente, sobre todo en el campo de sus posibles polémicas, del tratamiento de los rumores y de la honestidad propia o ajena”1.  No deja espacio al derecho de respuesta de Gallagher luego de la primera publicación en la que se incrimina. Carter se excusa diciendo que a la gente no le interesan noticias en las que se habla de la inocencia de un imputado.  Poco tacto y delicadeza con las fuentes. Por ejemplo, cuando entrevista a la señora Perrone, Carter escribe las declaraciones sin antes haberle pedido permiso y, luego, no toma en consideración las problemáticas que la entrevistada dice que le traería la publicación de su aborto.  Publica una noticia sobre un investigado, que no es lo mismo que alguien que se encuentra ya en un proceso judicial. Si se juzga prudente publicar una noticia de este género, se debe ser muy delicado y claro en esta distinción, respetando siempre la presunción de inocencia. De lo contrario se podría cometer el delito de difamación. El problema es que, la mayoría de las veces, el público ya ha condenado al investigado a causa de estas informaciones (la misma Carter supone que él es culpable, al expresar a su abogado que el medio “no habla con la mafia”). Existe una teoría llamada La noticia deseada2, que trata sobre este fenómeno comunicativo en el que la opinión pública condena al investigado antes del proceso. Me parece que el origen de la problemática tratada en esta película tiene dos vertientes. Por un lado tenemos el marco jurídico que –luego del fallo en el caso New York Times vs Sullivan (1964)- obliga al interesado a demostrar su no-culpabilidad en la defensa del honor ante una posible difamación. Con esto se rompe el principio de justicia de presunción de inocencia y motiva a los medios a tratar la información bajo esta óptica en la que únicamente importa no publicar noticias evidentemente falsas (es iluminante la conversación con el abogado a la que hemos hecho referencia antes, de la cual toma nombre la película). Por otra parte, el periodismo objetivista, en aras de la “libertad de expresión”, lleva a publicar todo lo que en teoría interesa al público sin antes haber juzgado prudencialmente, discernido y verificado para llegar ser fieles a la verdad. En esta concepción de la libertad se disocia el inseparable binomio libertad-responsabilidad. Lo positivo es que, al final, Megan Carter acepta sus errores y se da cuenta del poder de los medios de comunicación, que pueden destruir la fama de una persona, aunque no se tenga la intención de ofender.

1 2

L. Brajnovic. Deontología periodística. EUNSA, Pamplona (1978). p. 159 Para más información ver M. Wiñazki. La noticia deseada. Marea Editorial (2004).

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.