Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

Share Embed


Descripción

PEDRO DE SALAZAR EN EL PANORAMA HISTORIOGRÁFICO DE LA NÁPOLES DEL VIRREY TOLEDO

MARCO FEDERICI

El largo virreinato napolitano de Pedro de Toledo, II marqués de Villafranca (1532-1553), se destaca respecto a otros porque durante su gobierno supo convertir a Nápoles en soporte de operaciones del Emperador en Italia, a la vez que garantizaba la protección de las costas y amparo del Reino de los ataques piratas, debido a su enérgica política militar. Además de sus conocidas intervenciones en la arquitectura urbana, que también se enlazan a una necesidad defensiva de la ciudad, la atención de don Pedro de Toledo se centró indudablemente en el fortalecimiento de su linaje, que comprendía un sistema de valores y de actitudes políticas que condicionaban la mentalidad, la cultura y los gustos a través de la corte familiar1. Esta acción tan decidida del gobierno del virrey tuvo consecuencias en todos los ámbitos, y rastros de su vigorosa política son visibles en la producción impresa napolitana: se conservan de esos años obras en lengua castellana en la capital del Regno, que también reflejan la formación juvenil del mismo virrey, «basada probablemente en los modelos de la antigüedad y de la tradición caballeresca, así como en el culto a las hazañas de los antepasados y a los valores del linaje»2. Los años del virreinato de don Pedro poseen también una importancia significativa en relación con la historiografía. En concreto sobre la toma de Túnez y la entrada del Emperador en Nápoles (1535), a pesar de la clara voluntad carolina de favorecer la difusión del español en Europa, no se han conservado (hasta donde se nos alcanza) relaciones en castellano salidas de las prensas partenopeas; una posible explicación sería que fue después de la con433

Marco Federici

quista de Túnez, y justamente en el célebre discurso en castellano de 1536 en Roma, que Carlos V declaró manifiestamente su elección del castellano como principal vehículo comunicativo. La política de don Pedro de Toledo no impidió la afirmación y el uso de la lengua del Imperio en determinados ambientes napolitanos, lo que tuvo efectos editoriales sólo una década más tarde, cuando vio la luz en Nápoles la primera historiografía en español; y fue gracias al importante papel reformador del Marqués de Villafranca, quien dirigía sus acciones hacia la expresión de la grandeza imperial y virreinal, y consideraba probablemente la imprenta en castellano una herramienta apropiada a vehicular intercambios culturales entre grupos sociales distintos. En 1548 la imprenta napolitana en castellano se orientó por primera vez hacia el género historiográfico, y confirmó esta elección en 1552: fue en aquellas fechas cuando vieron la luz las dos obras de Pedro de Salazar (Madrid, c. 1510 - 1 de mayo de 1576)3, vinculadas a las hazañas imperiales en la campaña alemana y a las batallas que tuvieron lugar como consecuencia de la política imperial en el norte de África. El texto de 1548 salió en dos tiradas de los talleres de Paolo Suganappo, y da noticia de la campaña alemana del Emperador contra los herejes4. La edición coincidió con el viaje del príncipe Felipe a Italia: fue probablemente un ejemplar de ese impreso el que Salazar le entregó en Génova al entonces príncipe Felipe en diciembre de 1548. El historiador publicó sólo la Primera parte, anunciando al final de esta la Segunda, que quedó manuscrita y que se conserva actualmente en la Biblioteca de El Escorial5. El texto escurialense contiene la relación sobre la batalla de Mühlberg, la insurrección de los Fieschi en Génova, la revolución de Siena y la alteración del Reino de Nápoles. Se trata de un texto ya preparado para la imprenta, cuya publicación pudo programarse alrededor de los años Cincuenta, y posiblemente después de 1554, porque en la dedicatoria ya se nombra a Felipe II como rey de Nápoles. El impreso de 1552 también salió en varias emisiones, pero del taller de Mattia Cancer, e informa de la lucha contra el corsario Dragut, de la toma de la ciudad de Mahdia, que el pirata había conquistado precedentemente, y de la consiguiente pérdida de Trípoli de 15516. Es ahí donde tenemos la relación de una acontecimiento histórico que comprometía directamente la Nápoles de don Pedro de Toledo, y que confería a la capital el papel de protagonista en un contexto continental. 434

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

Estas dos obras sugieren que la imprenta napolitana acogía textos históricos contemporáneos que publicaba en castellano como medio de difusión de una política cesárea, que por una parte intentaba favorecer un proceso de integración europea, y por otra tomaba a su cargo la defensa de las plazas obtenidas en África: una defensa que, como ha sostenido Carlos José Hernando Sánchez y reafirmado Encarnación Sánchez García, le pertenecía en gran parte a los Reinos de Nápoles y Sicilia, y que dependía directamente de la política de sus virreyes7. Es probable que la edición de 1548 tuviera el objetivo de informar sobre la lucha religiosa contra Lutero y sus seguidores por parte del Emperador, dando noticia, en la Segunda parte, de los importantes eventos históricos europeos de 1547 con relación a la Corona de España. Tal vez la edición de su Segunda parte no llegó a publicarse por el inminente ataque contra los piratas de 1550, que obligó a Salazar a investigar sobre un tema diferente y a la composición de una obra nueva. Cabe añadir que tal vez el éxito de la expedición contra Dragut sirvió de instrumento para corroborar la autoridad del virrey después de las insurrecciones napolitanas de 1547, es decir las que Salazar, a conclusión de su primera obra napolitana, declaraba relatar en el manuscrito escurialense. La muerte de don Pedro en 1553 le quitó a nuestro escritor su mecenas, que seguramente aspiraba a que ambas obras se terminaran. Según afirma Valentín Núñez, nuestro historiador era un soldado que participó en la guerra contra la Liga de Schmalkalden (1547)8, aunque no parece que ostentara el rango de capitán, empleo que sin duda procede de la correspondencia burlesca del Bachiller de Arcadia, según señala Solís de los Santos9; seguramente no sirvió en la campaña tunecina de 1535 ni tampoco en la toma de Mahdia de 1550. De la lectura de sus obras parece desprenderse la personalidad de un hombre de letras al que el virrey le encomienda la narración de las hazañas del Emperador, posiblemente por la falta de un cronista oficial en la capital del Reino. No se han encontrado hasta hoy en el archivo histórico napolitano noticias de su estancia en Italia, probablemente a causa de las grandes pérdidas de los papeles de la secretaría virreinal sufridas en el incendio de 1946; pero la presencia de Salazar en Nápoles ya puede atestiguarse a partir de sus dos ediciones napolitanas, y sobre todo de la de 1552, en cuyo prólogo el autor indica algunos errores de impresión, lo que certificaría su presencia en los talleres de Mattia Cancer en el momento de la composición material de la obra10. 435

Marco Federici

Además, en la «Tabla de los contenidos» de la emisión guardada en Roma, el mismo Salazar señala la presencia de algunas letras «bueltas al revés», remitiendo a un descuido de los impresores y sugiriéndonos una vez más su posible presencia y su cuidado en la realización tipográfica11. Cabe indicar que si el escritor estuvo presente en los talleres de Cancer, compuso las hojas preliminares después de haber examinado con esmero el trabajo de los impresores: así pueden explicarse la dos distintas dedicatorias a Felipe II (Nápoles, Biblioteca Nazionale) y a don Pedro de Toledo (Roma, Biblioteca Nazionale) donde respectivamente se avisa de los ya citados errores tipográficos. Pese a esto, la estancia napolitana del historiador se ve ahora confirmada por el hallazgo de dos documentos de pago de Alfonso Sánchez, fechados 1552: se trata de las Cuentas del Reino de Nápoles firmadas por el tesorero del virrey Toledo, manuscrito 1597 de la Real Biblioteca de Palacio de Madrid12. Los certificados atestiguan la retribución de un honorario a Pedro de Salazar por «havere impresse le opere de li/ successi delle guerre fatte ultimamente in alema/gna et africa […] ad tale/ che li possa finire» (fol. 273v), probablemente refiriéndose a la continuación del impreso de 1548, es decir el inédito manuscrito escurialense. Estos papeles permiten establecer que Salazar estuvo en Nápoles con seguridad entre 1551 y 1552: el segundo documento (fol. 328) certifica un pago anterior de trecientos ducados el día 17 de marzo de 1551, mientras que el colophón del impreso sobre la toma de África lleva fecha a 20 de febrero de 1552. Además se puede deducir que en noviembre de 1552 – fecha que encabeza el segundo documento – el historiador ya se había marchado de la capital: de hecho, siempre en ese texto se lee que por voluntad del mismo escritor la suma de sesenta ducados la recibió en su lugar un tal Pero Rodrigues (sic). Por último, de ambos documentos se entiende que las obras de Salazar debían enviarse al Emperador (fol. 273v: «per quelle mandare alla Maesta Cesarea»; fol. 328: «per quelli mandare alla Maesta Cesarea»): esto podría ser prueba de que los dos impresos debían formar parte de un proyecto historiográfico más amplio sobre la época de Carlos V, es decir un propósito de una historia pro persona, por usar las palabras de Kagan13. En efecto, en el balance historiográfico sobre la época de Carlos V, que empieza a realizarse el la segunda mitad del siglo XVI, se pensaba en la compilación de una crónica general de su reinado en latín: este proyecto tenía que incluir todo elemento histórico, geográfico, étnico y cultural que se hallaba en las obras de los cronistas anteriores; la redacción debía de seguir modelos 436

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

griegos y romanos, seleccionar con atención las fuentes y escribir con intención aleccionadora14. Y en la historiografía oficial de la Corona Española hay pruebas de que los libros napolitanos de Salazar tuvieron éxito: por ejemplo, se encuentran huellas claras del impreso sobre la toma de África en las obras de Juan Ginés de Sepúlveda y en la de Prudencio de Sandoval y Rojas15. La certificación del tesorero es también prueba innegable de la relación del autor con el virrey Toledo, quien pidió y favoreció la publicación de los impresos en Nápoles. Esta relación se expresa también en la dedicatoria que el autor dirige al mismo don Pedro, incluida en la emisión de la Historia de 1552 conservada en Roma16. Ahí Salazar insiste en la antigüedad del linaje de su virrey y en la nobleza de la sangre, alabando la tradición familiar de los Álvarez de Toledo con el fin de legitimar y promover el señorío napolitano de don Pedro17. El impreso conservado en la Biblioteca Nazionale Centrale de Roma lleva en el frontispicio el escudo del virrey (Fig. 1) que no se halla en las demás emisiones, cada una de ellas con distinta portada18. Por cierto, aquí tenemos otra muy clara expresión de la conciencia del linaje, ya patente en la citada dedicatoria de Salazar, que se manifiesta en la imagen del blasón familiar, símbolo del culto a las armas, donde los escaques son «signo de llevar “puestas las vidas al tablero de las guerras”», y las banderas «las ganadas a los moros por el I conde de Alba […] despojo de los infieles y triunfo guerrero […] símbolo de vocación militar y de cruzada de todo el linaje»19. Los hechos históricos fueron también fuente inspiradora de los poetas del entorno del prorex Parthenopeus: en 1552 los talleres de Mattia Cancer producen otro impreso de distinto género literario, pero que todavía parece una alabanza del linaje virreinal de los Álvarez de Toledo y de la empresa norteafricana, es decir los Versos de Juan de la Vega20. Se trata de un cancionero plurilingüe dedicado al virrey que recoge poemas en castellano, en italiano y en latín dirigidos a personajes ilustres de la nobleza napolitana21. Entre los versos en castellano destacan los que el poeta dedica «A don García de Toledo» (f.B3v) y «Al sepulcro de don Fernando de Toledo» (f.B6r), que representan un encomio a la familia del virrey con relación a la reciente empresa tunecina, en la que se conquistó la plaza de Mahdia. A don García, hijo del virrey, se celebra como nuevo Cipión siguiendo el tópico del perfecto general, probablemente porque ideó el ingenioso ardid para pasar los muros defensivos de la ciudad y conquistarla22. 437

Marco Federici

Fig. 1 - P. de Salazar, Historia de la guerra hecha contra la ciudad de Africa, Nápoles, Mattia Cancer, 1552. Portada (Roma, Biblioteca Nazionale Centrale, 69.3.C.7)

438

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

5

10

Mientras vuestro invencido ánimo parte señor, y atiende a la africana guerra poniendo freno al mar, yugo a la tierra a Neptuno temor, embidia a Marte; mientras Parthénope la boz y el arte ordena a vuestros lores, mientras yerra por todo vuestra fama alza y atierra mil arcos de victoria en cada parte la vuestra, appaga en Lethe la memoria del passado Scipión nuevo Africano bien que un effecto ygual d’ambos sea visto que la esperanza movió aquel de gloria a dilatar su nombre y el romano a vos la de estender sólo el de Christo.

A don Fernando, muerto por las heridas de la batalla, se le recuerda como quien ha aumentado la honra de España por estar entre los primeros que entraron en la ciudad de Mahdia y por haber dado su vida23. Se trata de un claro testigo de la relación entre vida y muerte en la lucha contra el infiel, representado por el elogio de un sacrificio en el nombre de la religión, que le permite al hombre conseguir la gloria eterna. La elección de escaparse de la muerte no sólo impediría al soldado quedar en la memoria futura, sino representaría una falta de cumplimiento de sus obligaciones:

5

10

Da a l’alta tumba, España, eternas flores haz honrra a quién la tuya ha assí aumentado con morir, que a mil otros ha passado, por quien fama te da immortales lores, mientras, por ygualar de sus mayores los claros hechos de valor armado, abría con la famosa espada el vado dentro d’África ya a sus vencedores. Muerte, porque no sea cosa en el suelo que aspire a vera gloria, de un su tiro lo quitó al mundo y hale dado al Cielo, mas no quitará el ser siempre en memoria de don Fernando de Toledo el zelo de dar fin al bivir o a la victoria.

Los dos sonetos se acompañan de otros que, aunque no mencionan la campaña tunecina, elogian a personajes que se encuentran también en el texto 439

Marco Federici

de Salazar, como el capitán Juan de Mendoza (f.C5r), hijo del marqués don Pedro González, y Cipión de Soma (f.C5v), noble napolitano que apoyaba a don Pedro de Toledo y que en aquel tiempo era virrey de la provincia de Otranto. La importancia de los encomios a don García y a don Fernando de Toledo reside en su declarada evocación de la guerra que cuenta Salazar, y en el elogio a los Álvarez de Toledo: su familia no sólo logró apoderarse de la entonces considerada invencible plaza de Mahdia, sino que estuvo en primera línea, y con la muerte de don Fernando de Toledo la estirpe del virrey dio la vida de uno de sus miembros en la conquista. Esa muerte, en relación con la importancia del gran triunfo que la victoria representó para la cristiandad, fue motivo de la celebración del linaje del virrey, principal responsable de la defensa de las costas italianas, cuyos méritos se valorizaban ahora gracias a la victoria naval de su hijo don García24. No sólo don Fernando de Toledo murió en la campaña norteafricana, sino también Luis Pérez de Vargas, governador de La Goleta quien mucho se celebra en la Historia de Salazar. Además, a otro personaje herido en esta campaña no se le nombra en el impreso de Juan de la Vega mientras que sí se le da espacio en la obra del historiador de Madrid: se trata de Juan Jordán Ursino – Giordano Orsini – noble romano del ramo de Bracciano y Capitán General al servicio de los Médicis, a quien atacaron en un olivar durante su salida en busca de madera para la fortificación del campo. En fin, en las citadas composiciones los encomios en verso de Juan de la Vega parecen tener el fin de exaltar la política militar de don Pedro de Toledo y asimismo ensalzar a los nobles que apoyaban su gobierno. El linaje virreinal fue elogiado también en algunas obras de autores napolitanos: es el caso del poeta Luigi Tansillo, que pertenecía al entorno del virrey y que en algunos pasajes de La balia (1552), jugando con el lema ‘vittoria’, compara el valor de Vittoria Colonna con el gran éxito de las expediciones militares de don García de Toledo:

360

Or se vedessi (o giorni benedetti!) Le Colonne, le Ursine, le Gonzaghe, Ed altre tai co’ cari figli ai petti; Non spereresti, Italia, le tue piaghe Veder sane, e tornar l’antica gloria, E quelle genti tue d’onor sì vaghe?

440

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

365

Vedessi la seconda tua Vittoria, D’età seconda, ma di fama prima, Onde il mio buon Toledo oggi si gloria. E più per lei sè stesso or pregia, e firma, Che per quante vittorie Adria, e Tirreno, Affrica, ed Asia, e ’l Mondo gli dier prima. (II, vv. 358-369)

Igualmente pertenecen a Luigi Tansillo los Sonetti per la presa d’Africa (1551), que según afirma el prof. Tobia Toscano deben atribuirse todavía al impresor Mattia Cancer25. En los Sonetti también se rinde homenaje «Al sepolcro di don Ferrante» en un poema con reminiscencias de la tradición clásica, invitando a la glorificación del fallecido miembro de la familia virreinal:

5

10

Spargi d’eterni fior, ben nato Ispano, il sacro busto e ’l muro ove s’affisse: onora il tuo che tal morio qual visse, e visse cavalier, visse cristiano. Mentre vago d’oprar la nobil mano dentro Africa e far via ch’altri il seguisse salta primier, l’ardito piè trafisse sasso spinto dal fiato di Vulcano. Era del sangue onde s’impara come uom vinca o pera, quando il Moro assale; Toledo il titol suo, Ferrante il nome: Ispagna il parturí, nudrillo italia. Ciò dir ti basti. Or pensi il mondo quale era uom ch’ebbe tal madre e tanta balia26.

Aquí se notan parecidos con el citado poema castellano al mismo sepulcro, donde el incipit de Juan de la Vega («Da a l’alta tumba, España, eternas flores») parece evocar el tansilliano («Spargi d’eterni fior, ben nato Ispano») en una variante sin alteración semántica. Atisbos del poeta de Venosa se perciben también en otros versos: «haz honrra a quién la tuya ha assí aumentado» (v. 2) recuerda el «onora il tuo che tal morio qual visse» (v. 3); «abría con la famosa espada el vado/ dentro d’África ya a sus vencedores» (vv. 7-8) parece en cambio una variatio de «dentro Africa e far via ch’altri il seguisse/ salta primier, l’ardito piè trafisse» (vv. 6-7), con una distinta disposición de los versos. Por cierto, en los Sonetti per la presa d’Africa tampoco falta el elogio de don García de Toledo e igualmente se mantiene tanto el tópico del nuevo Cipión 441

Marco Federici

(«cantate questo novo African mio», n. 98 [1], p. 445, v. 3; «e ’l mondo or dia a voi ’l titol d’Africano», n. 100 [3], p. 448, v. 3), como la referencia al río Lete («Cader di Lete nol lasciate al fondo», ivi, v. 5) aunque el «appaga en Lethe la memoria» (v. 7) de Juan de la Vega se refiere a la de Cipión, sofocada por las gestas africanas de don García, mientras que Tansillo invita a los escritores latinos y toscanos a la celebración del hijo del Virrey. Además incluso se rastrean otras analogías, como la presencia de sonetos dirigidos al duque de Sessa sea en Tansillo (n. 99 [2], p. 446 y n. 103 [6], p. 453) sea en Vega (f.B4r), o bien de sonetos a Dios (n. 109 [12], p. 460 – Tansillo – y f.A3r – Vega –), y por supuesto otros dedicados al virrey Toledo. Parece que los poemas de Tansillo fueron fuente inspiradora de los castellanos de Juan de la Vega27. Cabe añadir que entre el siglo XVI y el XVII en España se tradujeron Le lagrime di San Pietro de Tansillo, cuyo primer testimonio parece fechable entre 1574 y 1579 – en la traducción de Pedro Gaytán –, y que muchos escritores vertieron al castellano: entre ellos recuérdese a Cervantes (1603) quien incluye 8 versos (Crece el dolor y crece la vergüenza) en la “Novela del curioso impertinente” (Quijote, I, 33)28. Además, sería de 1552 la traducción de Diego Hurtado de Mendoza de Se quel dolor, che va innanzi al morir, incluida en el cap. V (vv. 1-12) de un manuscrito misceláneo, mientras que en 1550 c. Gutierre de Cetina traduce Amor m’impenna l’ale, e tanto in alto29. En el caso de Juan de la Vega tendríamos entonces una de las primeras traducciones – aunque parcial y no verbum verbo – o bien imitaciones de Tansillo al castellano, y la única hasta hoy conocida de los Sonetti per la presa d’Africa. Así pues, obras de género histórico y lírico contribuían a la información sobre los sucesos y a la exaltación del poder, diferenciándose también la función noticiera de las celebraciones y triunfos. Una distinción de los géneros que en época aragonesa había sido teorizada por Lorenzo Valla, que daba a la historiografía un papel de relieve, y reflexionaba sobre el punto de vista del lector (lectoris utilitas) y el papel del historiador (scriptoris difficultas)30. Valla daba a la historia un papel de primer orden, acentuando su supremacía sobre la poesía y la filosofía debido a que su ejemplaridad adquiere mayor autoridad cuando se apoye en hechos y personajes reales31. La historia se convierte así en el principal medio de conocimiento del presente, y la filología es la herramienta para su escritura; la intención principal era la búsqueda de la veritas, prescindiendo de una selección ideológica de las fuentes para obtener un 442

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

resultado objetivo: un propósito que se perfila también en el último Salazar, cuando escribe su Hispania Victrix32. En la Nápoles de finales del siglo XV Giovanni Pontano, autor del De bello Neapolitano, distinguía los géneros literarios. En particular, en su Actius (1499) se establecían los rasgos peculiares de la poesía y de la historia: la primera tenía que suscitar la admiratio del lector, mientras que la segunda debía perseguir la veritas, lo que presupone una diferenciación entre épica e historiografía33. Esta última tenía que fundarse en una investigación rigurosa de las fuentes, y también podía organizarse a partir de la relación de los testigos de vista, como ya sucedía en la Cronaca de Ferraiolo. En la relación de la entrada de Alfonso I de Aragón en Nápoles (1443) el cronista señalaba a su padre como fuente de sus informaciones, porque fue testigo directo del acontecimiento histórico34. La intención de Ferraiolo, y también la de la Cronaca de Notar Giacomo, era la de contar la historia contemporánea de Nápoles y del Regno, introduciendo una reconstrucción historiográfica que explicara la actualidad35. La historiografía napolitana del Quattrocento reflejaba el triunfo del régimen monárquico, a cuyo servicio estaba, y los historiadores tomaban sus materiales de fuentes oficiales, que se veían valoradas a través de una visión crítica de las mismas: se entremezclaban así la influencia de los modelos culturales clásicos y las necesidades políticas contemporáneas36. Pedro de Salazar se alinea con esos principios, y se apoya tanto en los documentos oficiales como en las informaciones que recaba de los testigos de vista; así pues, en el prólogo de su historia sobre la toma de África advierte haber «entendido las guerras», lo que sugiere una interpretación del verbo ‘entender’ como ‘saber’ o ‘conocer’, es decir tener amplio conocimiento del tema sin haber participado directamente. Además su abundante empleo de las formas dizen o se dize, y del sintagma según algunos afirman (o dizen), todavía parece referirse a fuentes orales. Un método de investigación que también se emplea en otras historiografías castellanas: la Conquista de Africa de Diego de Fuentes (Zaragoza, 1562 y Amberes, 1570) se compuso «sobre el detallado escrito de un testigo»37, y García de Cereceda, él mismo testigo de vista, afirmaba haber sabido lo que escribió de la voz de otros participantes en los sucesos. Recuérdese finalmente el símil entre la veritas histórica y el ojo del animal que Diego Gracián propone en su dedicatoria al virrey de Sicilia Juan de Vega38. Se trata indudablemente de una recepción de modelos clásicos de escritura, pero verosímilmente en el caso de Salazar no podemos prescindir del ambiente 443

Marco Federici

cultural del Quattrocento napolitano tan vivo en la definición teórica de la historiografía, y cuyas huellas se encuentran también en el siglo siguiente39. En el Reino de Nápoles del siglo XVI la herencia de la historiografía aragonesa no parece perderse, sino adaptarse a las finalidades políticas de la nueva época, y las fuentes parecen seleccionarse a partir de los citados propósitos en obras en latín y en vulgar40. Los criterios teóricos de Pontano se muestran a partir de los primeros años del siglo en el De bis recepta Partenope de Cantalicio y en el De bello Neapolitano, aunque en este último se ha evidenciado la documentación parcial del autor41. Pontano (fallecido en 1503) venía de un entorno aragonés donde la literatura en castellano poseía cierto prestigio42: la literatura en lengua romance recibió un fuerte impulso ya en la corte napolitana del Magnánimo, para llegar a cierta plenitud durante el reinado de Ferdinando I43. A pesar de esto, el humanista manifestaba «assoluta predilezione per il latino»44, lo que tal vez dió origen a la pérdida de vitalidad del napolitano, frente al latín o al toscano, fuera de los confines del Regno45. En los primeros cincuenta años del siglo, las obras históricas napolitanas muestran un claro intento encomiástico, limitado a la realidad partenopea o italiana: pensemos por ejemplo en el Trionfo de Lega y en el Carlo V Cesare Affricano de Bilintani, ambas impresas en los talleres de Cancer, donde se exaltaba la victoria de Túnez y la entrada del Emperador en la capital. Además el corpus historiográfico napolitano de esta primera mitad del siglo contiene obras que a menudo representan un género literario híbrido, donde el elemento lírico se alterna a la producción en prosa. Es asimismo evidente la superioridad del latín frente al volgare. En este contexto cultural donde en cierto modo perdura la tradición historiográfica aragonesa, las Historias de Salazar demuestran cómo esta «se diluye en tiempos del Toledo para dejar paso a una producción escrita por autores advenedizos, que proponen una narratio en la que la noticia de la actualidad se pone al servicio de la exaltación de la nueva dinastía, representada ahora por la figura del Emperador»46. Respecto a la historiografía napolitana de la primera mitad del siglo XVI, y a la contemporánea producción en volgare y en castellano sobre el norte de África, la obra de nuestro autor destaca por su carácter monográfico, que remite al modelo clásico de Tucídides47: la intención es la de ofrecer un cuadro global del contexto mediterráneo, donde cada detalle contribuye a legitimar las acciones del imperio. El componente monográfico difiere del modelo analístico – que siguieron por ejemplo Martín García de Cereceda, Juan Ginés 444

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

de Sepúlveda y Prudencio de Sandoval y Rojas – no sólo en el tratamiento de un tema concreto, sino en la importancia que se da a los acontecimientos anteriores, orientando su mirada hacia las causas que determinaron la circunstancia objeto de la obra y hacia las que representan su directa consecuencia. El método de investigación se concentra en los aspectos activos de la historia, cumpliendo así con una exploración selectiva que le da a la historiografía un carácter monográfico en nombre de la idea de imparcialidad: una descripción rigurosa de los hechos a la que sigue una reflexión política que – según señaló Tommaso Pedìo – no afloraba de las historiografías napolitanas48. Sugestiones tucididéas que Giacomo Ferraù nota también en el método de Lorenzo Valla y en su acercamiento crítico a las fuentes, que «ha pochi termini di confronto in area umanistica»49. Nuestro autor demuestra ciertos puntos de contacto con las metodologías historiográficas napolitanas (por ejemplo en las largas digresiones sobre un único suceso), pero al mismo tiempo se aleja de estas últimas al exponer dos temas (los conflictos en Alemania y en el norte de África) que se salen de los confines del Reino, ofreciendo dos textos de carácter internacional. Cierta pérdida de contacto del Reino de Nápoles con otros centros culturales italianos parece evidente: Nápoles se muestra ajena a la nueva y característica producción de este género literario en la Italia del XVI: los ejemplos de Maquiavelo, de Bruni o de Guicciardini no influyeron en la historiografía partenopea, que además de mostrarse interesada en los eventos que comprometían su propio territorio, sobrepasando raramente sus confines, a menudo se limitaba a la crónica de los hechos, sin sacar una verdadera lección del exemplum histórico, ni ofrecer un juicio crítico y político de la materia sobre la que se escribe50. En la segunda mitad del XVI la historiografía napolitana se aleja de la contemporaneidad y orienta su mirada hacia la exaltación de la memoria pasada51. La congiura dei Baroni de Camillo Porzio (1565) y la Historia del Regno di Napoli de Angelo Di Costanzo (L’Aquila, Giuseppe Cacchi, 1582), que sigue la estructura del De bello Neapolitano, representan las obras más importantes de esta mitad del siglo, y funden el modelo historiográfico de Livio con el monográfico de Salustio52. Empieza a notarse una metodología crítica, pero sólo en el ataque de Di Costanzo al Compendio de Collenuccio53. Esta importante obra italiana tampoco posee el carácter monográfico que en cambio notamos en las salazarianas, tenía una buena difusión manuscrita en los primeros treinta años del siglo XVI, y vio la luz por primera vez en Venecia (Miche445

Marco Federici

le Tramezzino, 1539); sólo en 1563 se imprimió en Nápoles en los talleres de Giovanni Maria Scotto, es decir después de la muerte del virrey Toledo y cuando ya Salazar debía haber regresado a España. De hecho, el Compendio adquiere una importancia europea atestiguada por las traducciones francesa (155354), latina (157255) y castellana (158456). En esta primera mitad del XVI la historiografía napolitana en volgare sigue estando ligada a esquemas del pasado, sin comprender una evaluación política de los hechos; hay que esperar el XVII para que los historiadores partenopeos empiecen a incluir su propia realidad en un contexto continental57. A tenor de lo dicho, las dos Historias de Salazar representan el primer núcleo compacto de textos historiográficos en castellano impresos en Nápoles: estas obras encabezan un sector de la producción partenopea en castellano y son las primeras publicadas en el Reino que se asoman más allá de los confines italianos, e incluyen la realidad partenopea dentro de un contexto más amplio, ofreciendo un cuadro político europeo unos años antes que otros historiadores napolitanos. Pedro de Salazar da comienzo al género literario historiográfico en castellano en el Reino de Nápoles, y lo hace gracias al mecenazgo del propio virrey58. Así que el papel de Salazar, fiel servidor del Imperio que quizás aspiraba al cargo de cronista real, parece llenar un vacío, con respecto al tema de los cronistas oficiales del Imperio en Nápoles, que posiblemente el mismo regente había percibido59.

446

APÉNDICE

A continuación se ofrece el texto completo del Prólogo dedicado al virrey don Pedro Álvarez de Toledo por el historiador Pedro de Salazar. En la edición del texto se han empleado los criterios siguientes: desarrollo de las abreviaturas (se indica la eliminación de los compendios en cursiva); unión y separación de palabras según criterios modernos: se mantienen las formas compuestas por la preposición de y los demostrativos (deste, daquesta), o bien el pronombre sujeto él, que se transcribe dél. Se normalizan la puntuación y las tildes según criterios modernos; se acentúan los pronombres sujeto nós y vós; se regulariza el uso de mayúsculas y minúsculas según las normas actuales. Se conservan los siguientes fenómenos gráficos: alternancia de: b/v; h en el verbo haber; nb/mb, np/mp (los compendios se desarrollan con ‘n’); s/ss; ç/z (es. coraçon/corazon); sc/sç/c/ç; l/li/ly/ll; ni/ny/ñ/gn; s/x; x/j y g/j; t/d en posición final de palabra; f/h a comienzo de palabra. Presencia de: s líquida; grupos labiovelares qua, qüe y gua; formas de seseo, çeçeo o zezeo; vocales geminadas. Cultismos: ph, th, ct, pt, gn. Se regulariza la grafía según criterios modernos en el caso de alternancias i/j/y; ∫/s; u/v. En la conjugación del verbo haber se restablece la h sólo en los monosílabos omógrafos, para evitar ambigüedades, señalándose en cursiva.

447

PEDRO DE SALAZAR

Historia de la guerra hecha contra la ciudad de Africa Nápoles, Mattia Cancer, 1552 Roma, Biblioteca Nazionale Centrale (signatura: 69.3.C.7)

Prólogo dirigido al illustríssimo señor don Pedro de Toledo marqués de Villafranca, visorrey, lugartheniente y Capitán general del Reino de Nápoles, por Pedro de Salazar vezino de Madrid. No puedo, illustríssimo señor, aquello que dentro en lo íntimo del coraçón tengo encubierto dexar de pronunciar con la lengua y particularizar con la pluma, para que los mortales tengan dello entera noticia sin que en algo ni en parte dubda les quede, puesto que, para mí, soy cierto y en nada dubdoso no han de faltar mordazes y detractores que con ingenio viperino y lengua serpentina a lo malo alaben, ensalcen y sublimen, y a lo bueno contradigan y vituperen. De los quales con mucha razón se puede verificar aquel prophético dicho de Esaías que dize: «desventurados de vosotros que a lo bueno vituperáis y a lo malo alabáis»60. Mas no mirando, illustríssimo señor, yo las dañadas intenciones de los tales, sino la mucha estima en que la virtud se deve tener y el grande loor que entre los prudentes y virtuosos príncipes se le suele dar, quise conponer el suscesso de la travajosa y nueva guerra africana, y dezir las cosas que los animosos y esforçados españoles en ella hizieron, porque cosa tan digna de memoria y de tan inmortal fama no es justo quede en laberintho do nunca parezca. Y tomando por escudo y amparo el favor de vuestra illustríssima persona con que escudar y defenderme pudiesse, hize el comienço, conosciendo que armado dél, siendo tan rezio y fuerte, podía muy seguro y sin temor de enemigos ir a la guerra; y para que a todos como a mí sea notorio de su gran virtud y fortaleza, diré algo de lo mucho que de su estirpe y genealogía siento, pues sé que de ninguna irresión ni arogancia con verdad me puede imputar. Y començándolo digo que muy sabido es ser vós hijo de aquel illustríssimo duque de Alva don Fadrique de Toledo, que es en gloria, grande servidor de la Casa Re-

448

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo

al de España, que grandes y maravillosas memorias dexó, y hermano de aquel no menos esforçado que generoso don García de Toledo, su primogénito hijo, que por su grandeza de ánimo y esfuerço de coraçón, estimando en más su honrra que su vida, peleando como buen cavallero con los turchos y moros murió en Los Gelves, pudiendo honrrosamente salbar la vida, a cuya causa no ay hombre que antes no le deva aver embidia que manzilla, pues perdió la vida con la mayor y más alta honrra que nunca hombre generoso murió, y alcançó con su muerte lo que muchos señalados y valerosos capitanes con grandes travajos en sus vidas no pudieron alcançar, por donde siempre durará su gloria y su inmortalidad de fama y para in eterno su memoria. Pues si dezir queremos del illustríssimo duque don Hernando de Toledo su hijo, y sobrino vuestro, que oy bive, claro es que por su gran virtud, esfuerço y bondad ha ganado en su vida lo que, como avemos dicho, adquirió su padre con su muerte, pues por muy valeroso el gran César Carlos Quinto nuestro Rey y señor le eligió y señaló por su Capitán general en aquella terrible y bravíssima guerra que movió contra los soberbios y poderosos germanos, en la qual con su gran prudencia governó y mandó muchos príncipes, duques, condes, marqueses, maestres y comendadores y otros muchos generosos, y mucha cavallería y gente de guerra, assí española como italiana, flamenca, úngara y borgoñona, y de otras diversas naciones, y a los tiempos convenientes con la lança en la mano, peleando con los enemigos, mostrando su valor como a su tiempo se dirá. Pues si de vuestra illustríssima persona con verdad queremos dezir lo que clara y patentemente emos visto y vemos, muy claro podemos affirmar, pues assí dello nos consta, aver governado este reino justa y rectamente, sin passión ni parcialidad, manteniéndole en tranquilidad y sossiego, paz y justicia con grande rectitud, y aver ennoblecido, aumentado y fortificado esta poderosa y muy noble ciudad, y guardádola y defendídola de las embasiones de los turchos, enemigos del nombre de Jesú Christo, por donde para siempre con Dios y para con las gentes mereceréis. Pues en tan bien aventurada progenie, digna de toda alabança, de sangre tan esclarescida, y de tanta y tan alta nobleza, cierto soy, pues la nobleza, según el retórico y contemplativo Hierónimo afirma, consiste en virtud de ánimo y segundariamente en riquezas corporales, mucho más noble en la vuestra, pues demás de prevalecer en ellas, aun tiene la virtud esculpida en el ánimo como si de jure la uviesse eredado. Pues si aquellos son más nobles que de los nobles siempre son honrrados, nobilíssimo cierto sois, pues por vuestro mucho merescimiento merescéis ser como sois reverenciado y acatado. Y como todas estas cosas, illustríssimo señor, yo uviesse bien contemplado en mí, y que de toda honrra sois merescedor, me determiné de offresceros y dedicaros esta obra, considerando vuestra mucha generosidad y espléndida virtud la favorescerá y perpectuará como ella lo requiere, assí por ser obra de guerra hecha en servicio

449

Marco Federici

de Su Magestad por sus súbditos spañoles, como porque también se scriven e interponen en ella algunas hazañas notables y hechos famosos del illustre don García de Toledo, vuestro amado hijo. Por lo qual, os supplico la recibáis con aquella grandeza de ánimo y generosidad de coraçón que en tan illustríssima persona como en vós se conosce, teniendo respecto a la gran voluntad con que yo os la offrezco.

1

2 3

4

5

6

C.J. Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el Siglo XVI: el virrey Pedro de Toledo. Linaje, estado y cultura (1532-1553), Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1994, p. 35. Sobre el tema de las intervenciones en la arquitectura de la ciudad con relación a las fortificaciones véase el artículo de Oronzo Brunetti. C.J. Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el Siglo XVI, cit., p. 65. Las fechas de nacimiento y muerte proceden respectivamente de J. Solís de los Santos, Salazar, Pedro de, en Diccionario Biográfico Español, vol. XIV, Madrid, RAH, 2013, pp. 220-222 y P. de Salazar, Novelas, ed. de V. Núñez Rivera, Madrid, Cátedra, 2014, p. 16. P. de Salazar, Historia de los successos de la guerra que la magestad del invitissimo don Carlos Quinto Emperador de los Romanos, y Rey de España, y Alemaña, hizo contra los Principes, y Ciudades rebeldes de Alemaña, y del fin que tuuo, Nápoles, Paolo Suganappo, 1548; otra emisión: Historia y primera parte: de la guerra: que don Carlos: Quinto: Emperador de los Romanos: Rey de Espana: y Alemania: movio: contra los principes: y ciudades rebeldes del reyno de Alemania: y successos que tuvo. Con previllejo de su Santidad: y del Ecelentissimo viso Rey de Napoles: para en Español: y Italiano, Nápoles, Paolo Suganappo, 1548. Ms. &-III-7 de la Biblioteca de El Escorial, localizado por J. Solís de los Santos, Salazar, Pedro de, cit., p. 222. P. de Salazar, Hystoria de la guerra y presa de Africa: con la destruycion de la villa de Monaz-

7

8 9

450

ter y ysla del Gozo y perdida de Tripol de Berberia, con otras muy nueuas cosas, Nápoles, Matia Cancer, 1552; segunda emisión: Hystoria de la guerra hecha contra la ciudad de Africa. Con la destruycion de la villa de Monazter. & Isla del Gozo, y perdida de Tripol de Berberia, Nápoles, Matia Cancer, 1552. Está en prensa mi edición de dicho texto sobre la toma de Mahdia. C.J. Hernando Sánchez, Los virreyes de la monarquía española en Italia. Evolución y práctica de un oficio de gobierno, en «Studia historica. Historia moderna», 26 (2004), pp. 63-64. E. Sánchez Garcia, Apertura dei lavori, Coloquio Internacional Lingua spagnola e cultura ispanica nel Regno di Napoli tra Rinascimento e Barocco: testimonianze a stampa, coord. por E. Sánchez García (Nápoles, 1415 de mayo de 2012), ponencia leída el día 14 de mayo de 2012. Ead., Género histórico y recepción de modelos clásicos en la Nápoles del siglo XVI: algunos ejemplos, en P. Bravo, C. Iglesias y G. Sangirardi (dir.), La Renaissance des genres: pratiques et théories des genres littéraires entre Italie et Espagne (XVe-XVIIe siècles), Dijon, éd. universitaires de Dijon, 2012, pp. 163-178 (175). P. de Salazar, Novelas, cit., p. 18. J. Solís de los Santos, Salazar, Pedro de, cit., p. 220. Véase también M. Federici, Appunti sulla figura e sull’opera di Pedro de Salazar: storiografo, cronista e novelliere al tempo di Carlo V e Filippo II, en «Annali dell’Università di Napoli L’Orientale - Sezione Romanza», LIV, 2, 2012, p. 10.

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo 10 «[…] que por confiar la impressión de componedores y correctores italianos, hizieron en ella algunos errores poniendo unas letras por otras y corrompiendo algunos nombres y partes: porque por dezir Bassa dixeron Baxa, y en la hoja noventa y nueve por poner cien moros de paz pusieron mil, y no ciento». Cito del prólogo de la Historia conservada en Nápoles, Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele III (S. Q. LVI 6). Las citas siempre proceden de este ejemplar, a no ser que se indique lo contrario. 11 «En esta obra van algunas faltas de letras, y unas por otras y otras bueltas al revés por culpa y falta de los impressores: y specialmente en la hoja noventa y nueve do dize mil Moros de paz: se a de entender que a de dezir ciento y no mil». Transcribo del texto de la Historia guardado en la Biblioteca Nazionale Centrale de Roma (69. 3.C.7). Otro ejemplar de la misma emisión se conserva en la Biblioteca Universitaria de Sassari (ANTICO 5 B 78). 12 Real Biblioteca, Patrimonio Nacional, Palacio Real, Madrid, ms 1597, Cuentas del reino de Nápoles, vol. II, fol. 273v, 327v-328r. El hallazgo de los documentos se debe al prof. Carlos José Hernando Sánchez, a quien agradezco que me haya ofrecido copia de los mismos. 13 R.L. Kagan, Los cronistas y la corona. La política de la Historia en España en las Edades Media y Moderna, trad. al español de P. Sánchez León, Madrid, Marcial Pons, 2010, passim. Título original: Clio and the Crown: The Politics of History in Medieval and Early Modern Spain, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2009. 14 B. Sánchez Alonso, Historia de la historiografía española: ensayo de un examen de conjunto, vol. II, Madrid, CSIC, 1944, pp. 8-12. Véase también p. 10: «La crónica de Carlos V no había de reducirse a la reseña de su tiempo, sino ir precedida de la descripción del país, divisiones de su historia, noticia de los lenguajes, cambios sucesivos de uso, trajes, etc., nociones de la fauna y flora, riquezas minerales, industrias, personas célebres en reli-

15

16 17

18

451

gión, letras, artes, armas, etc., extendiéndose, además, a los otros paises a que llegó la acción española». Cfr. J. Solís de los Santos, Las relaciones de sucesos en la historiografía latina de Carlos V: Sepúlveda y Calvete de Estrella, en J.M. Maestre Maestre, J. Pascual Barea, L. Charlo Brea (eds.), Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico IV: Homenaje al Profesor Antonio Prieto, vol. IV/3, Madrid - Alcañiz, Instituto de Estudios Humanísticos - CSIC, 2009, pp. 1317-1347, donde se da noticia de la siguiente carta del cronista Sepúlveda a Diego de Neila (pp. 1319-1320): «Además, no tenía empacho en leer a fondo las relaciones que elaboraban en campaña hombres esmerados y diligentes. Pues fueron muchos los que dieron a conocer los acontecimientos de la presente época; unos en relaciones breves y manuscritas; otros, bastante más extensas e impresas. Pero me disgustaría no mencionar a éstos: los que escribieron en latín, Paolo Jovio, Juan Sleidan, Galeazzo Capela; en español, Luis de Ávila, Antonio Ixart, Pedro de Salazar; en italiano, Guazzo y Mambrino Roseo, más Alfonso Ulloa. […] a todos los cuales consulté atentamente y su labor de investigación y sus observaciones me sirvieron de alguna ayuda, pero, aun así, me topé en algunas obras con muchos asuntos que yo tenía mejor averiguados que ellos mismos, porque me habían llegado de fuentes más dignas de crédito». Por lo que concierne a Prudencio de Sandoval, se encuentran afinidades en su libro XXX y en los capítulos I y XVII de Salazar. La comparación entre estos pasajes se ofrecerá en mi estudio y edición de la Historia de la guerra y presa de Africa. Véase la transcripción del texto ofrecida en Apéndice. Sobre el tópico de la nobleza de sangre cfr. C.J. Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el Siglo XVI, cit., p. 39. Para un estudio de las emisiones véase M. Federici, Corsari del Mediterraneo e viceré d’Italia: la Historia de la guerra y presa de Africa di Pedro de Salazar (Napoli, Mattia Cancer, 1552), en E. Sánchez García (dir.), Lin-

Marco Federici

19

20

21

22

23

gua spagnola e cultura ispanica a Napoli fra rinascimento e Barocco: testimonianze a stampa, Napoli, Pironti, 2013, pp. 63-82. C.J. Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el Siglo XVI, cit., p. 42. Nótese que Salazar hace referencia al I duque de Alba en su citada dedicatoria al virrey. Las citas proceden siempre del único ejemplar conocido de este impreso, conservado en la Biblioteca di Storia Patria de Nápoles (CUOMO SL.010.H. 020 (2). Se remite al artículo de Maria D’Agostino en este mismo volumen. Sobre el impreso véase también A. Gargano y M. D’Agostino, Cancioneros plurilingües en el Nápoles español. Versos de Juan de La Vega (Mattia Cancer 1552), en «Revista de Poética Medieval», 28, 2014, pp. 189-210 que lamentablemente no he podido consultar. En el impreso napolitano de 1552 Salazar escribe: «Y aviéndolo bien considerado por mayor brevedad, acordaron dar la batería desde dos galeras, entendiendo que se podía muy bien hazer, y, comunicada la forma que para ello se ternía y embiando la relación al príncipe, lo aprovó y mandó dar una de sus galeras llamada La Braba, y el visorrey dio otra de las de Cecilia llamada La Califa; a las quales Espinosa hizo quitar los árboles, remos y velas, y juntarlas ligándolas fuertemente con clavazon y madera, para que no se pudiessen desasir, y hizo sus troneras de tablas y púsoles por costado nueve pieças gruesas de artillería, y por las proas donde descubrían de la ciudad otro reparo de maderos gruessos de una pica de alto, y cercolas de botas betunadas, porque el agua no las havriesse ni entrasse». Fol. N4. Así Salazar cuenta en su Historia la muerte del personaje: «Don Hernando, que desseoso de ganar onra y señalarse era, con su spada y rodela delante los capitanes, cavalleros y soldados, animándolos y esforçándolos començó a subir la batería arriba, peleando con Mayhenet y los turchos y moros que animosamente los recibieron y se la defendían; y aunque él y los capitanes don Alonso y don Bernaldino con los demás y cavalleros de la

452

Religión y soldados peleavan muy bien, no la podían ganar porque los turchos y moros peleavan y morían sin temeridad viendo lo que en ello les iva y hazían gran resistencia y a escopetazos, flechazos, lançadas, cuchilladas y pedradas, y jugándose algunas lombardas contra ellos, por algunas vezes los hizieron retirar y baxar la batería abaxo, y con la pelota de una mataron catorze soldados y hirieron en una pierna al capitán don Alonso y tres vezes derribaron en tierra a don Hernando, y de la última le dieron con una tan gran piedra en la rodela que le atormentó muy mal el braço, y se la derrivaron sin que más la pudiesse cobrar; y aunque mal se sintió se lebantó y bolvió a pelear, cayendo también muertos y heridos de los turchos y moros, pero fin de gran rato que sobre ganar y defender la batería pelearon, murieron trezientos soldados y fueron muchos mal heridos, y a pesar de los turchos y moros sin que bastasse su artillería que del torreón batido y medio derribado y de los muros y torreones jugavan, ni el esfuerço que Mayhenet les ponía, ni lo que él peleava los retiraron los muros adentro y ganaron la batería, y con muy crescido daño los hizieron della arredrar, y entraron el tablón adelante hasta sessenta soldados, arcabuzeros y piqueros, y con ellos don Hernando. […] Como don Hernando era muy mal herido, desde ha dos días que las galeras partieron y ha siete después que le hirieron spiró, dando el ánima al que la crió, suplicándole uviesse misericordia della, y Hernán Lobo a los cinco bibiendo diez días, tres más de don Hernando. Los quales acompañados de don Álvaro de Vega y de la gente de guerra que estava en la ciudad, todos los atambores de los tercios tocando y rastrando las vanderas, con todo género de tristeza les fue dada sepoltura en la mezquita mayor: a don Hernando sepultaron, porque assí él lo mandó, travesado por do entran la puerta principal, y a Hernán Lobo frontero della, junto al altar mayor. Y pusiéronles en lo alto sobre sus sepolturas sus vanderas y armas, y hiziéronles sus exequias rogando a Dios por ellos». Fols. O3r-v y P3v.

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo 24 Una forma parecida de propagación de la fama del virrey y de su estirpe se nota también en las publicaciones en castellano y en latín que loaron la dirección del operativo naval por parte del virrey de Sicilia Juan de Vega: en prosa los Commentariorum de bello Aphrodisiensi libri quinque auctore Horatio Nucula Interamnate (Romae, apud Valerium & Ludouicum Fratres Brixienses, 1552) y la traducción del De Aphrodisio expugnato de Calvete de Estrella por Diego Gracián de Alderete (Amberes, 1551); en verso los poemas latinos Vincentii Colocasii Siculi Lilybitae iureconsulti Quarti belli Punici libri sex (Messanae, Apud Haeredes Ioannis Bartoletti, 1552) y «Silvester Sigonius Leontinus, De immortali gloria, quam Vega sibi comparavit ex gubernata Sicilia et Aphrodisio expugnata» (Roma, 1555). Datos extraídos de J. Solís de los Santos, Las relaciones de sucesos en la historiografía latina de Carlos V…, cit., passim. 25 T.R. Toscano, Contributo alla storia della tipografia a Napoli nella prima metà del Cinquecento (1503-1553), Napoli, Ente Regionale per il Diritto allo Studio universitario “Napoli 1”, 1992, pp. 64-65 e p. 137. 26 Cito de L. Tansillo, Rime, vol. II, introducción y texto de T.R. Toscano, comentario de E. Milburn y R. Pestarino, Roma, Bulzoni, 2011, p. 458. Las citas proceden siempre de esta edición, y por esto a continuación sólo se indicará el número de página. 27 Véase también el trabajo de Tobia R. Toscano, quien incluso sostiene que Juan de la Vega conocía los sonetos de Tansillo, e incluso indica el incipit del soneto italiano «Al sepolcro di don Ferrnate» muy parecido al del español dirigido «Al sepulcro de don Fernando de Toledo». Se remite tambiém al trabajo de Maria D’Agostino y a la bibliografía pertinente (que no he podido consultar) ofrecida en nota, donde se afirma que Juan de la Vega tomó algunas imágenes de las rimas de Luigi Tansillo y también de Vittoria Colonna. 28 Remito al Proyecto Boscán. Catálogo de las traducciones españolas de obras italianas (hasta 1939), en línea [http://www.ub.edu/boscan], consultado el día 6 de mayo de 2015.

29 Ibid. 30 G. Ferraù, Il tessitore di Antequera. Storiografia umanistica meridionale, Roma, Istituto Storico Italiano per il Medioevo, 2001, p. 1-2. 31 Ibid., p. 4. 32 Véase el prólogo de dicha obra (Medina del Campo, Millis Godínez, 1570), donde dice: «Para dezir verdad, cosa de que yo siempre me he preciado y procurado (por la bondad de Dios) grande es el amor que yo tengo a mi nación, y desseo con estraña afición el augmento y grandeza della, mas no de tal manera que engendre en mi pecho odio contra las otras naciones para que, cegado con la passión no vea, calle o dissimule, añada o quite a ninguna de las otras lo que no haría en la mía. Soy hombre, y como tal puedo por ignorancia engañarme, pero no quiera Dios que sea por ninguno de los dichos amor y odio». 33 N. De Blasi y A. Varvaro, Napoli e l’Italia meridionale, en A. Asor Rosa, (dir.), Letteratura Italiana. Storia e geografia, II/1, L’età moderna, Torino, Einaudi, 1984, p. 272. 34 F. Pignatti, Dizionario Biografico degli Italiani, vol. XLVI, Roma, Istituto dell’Enciclopedia italiana, 1996, s.v. Ferraiolo. 35 C. De Caprio, Scrivere la storia a Napoli tra Medioevo e prima Età Moderna, Roma, Salerno, 2012, p. 78. 36 J.H. Bentley, Politica e cultura nella Napoli rinascimentale, trad. de Cosima Campagnolo, Napoli, Guida, 1995, pp. 232-234. Título original: Politics and Culture in Renaissance Naples, Princeton University Press, 1987. 37 B. Sánchez Alonso, Historia de la historiografía…, cit., p. 60. 38 D. Gracián de Alderete, La conquista de la ciudad de Africa en Berberia traducida de lengua latina en castellano, (Salamanca, Juan de Canoua, 1558): «Polibio Megapolitano, excelente historiador que escrivió en los tiempos de Scipión Africano, dize que la verdad en la historia es como el ojo en el animal, porque bien ansí como si alguno sacasse los ojos al animal, todo el cuerpo quedaría inútil y sin provecho, assí también quitada la verdad de la historia todo el cuento della no valdría nada, de manera que con razón se podría lla-

453

Marco Federici mar antes fictión o fábula que no historia». 39 Prueba de la influencia del ambiente cultural napolitano del XV en Salazar podría ser la identificación de una afinidad entre la primera novella de Il Novellino de Masuccio Salernitano y el cuento IX de la colección del madrileño, según indica D. Berruezo Sánchez, Sobreviviendo a la censura: Masuccio Salernitano en las letras castellanas, en M.T. Navarrate Navarrete y M. Soler Gallo (eds.), El eterno presente de la literatura. Estudios literarios de la Edad Media al Siglo XIX, Roma, Aracne, 2013, p. 102. 40 E. Sánchez García, Género histórico y recepción de modelos…, cit., p. 164. 41 Según T. Pedìo (Storia della storiografia del Regno di Napoli nei secoli XVI e XVII (Note ed appunti), Chiaravalle Centrale, Frama Sud, 1973, p. 12) Pontano no consideró las obras del historiador de corte Bartolomeo Facio (Rerum gestarum Alphonsi regis Aragonum) y de Antonio Beccadelli il Panormita (De dictis et factis Alphonsi regis Aragonum), centrándose sólo en el conflicto entre Fernando de Aragón y Giovanni D’Angiò 42 N. De Blasi y A. Varvaro, Napoli e l’Italia meridionale cit., p. 242. Significativo es el caso de Carvajal, poeta del Magnánimo, que redacta poemas bilingües en castellano y en napolitano, o trilingües, añadiendo motes en latín. 43 Ibid., p. 247. 44 Ibid., p. 271. 45 Ibid., p. 256. 46 E. Sánchez García, Género histórico y recepción de modelos…, cit., p. 177. 47 Sobre el género histórico y los modelos clásicos véase Ibid., pp. 165-178. 48 T. Pedìo, Storia della storiografia del Regno di Napoli…, cit., pp. 5-6. 49 G. Ferraù, Il tessitore di Antequera…, cit., p. 6. 50 T. Pedìo, Storia della storiografia del Regno di Napoli…, cit., pp. 5-6. 51 F. Tateo, Storiografi e trattatisti, filosofi, scienziati, artisti, viaggiatori, en E. Malato, Storia della letteratura italiana. Il primo Cinquecento, IV, Roma, Salerno, 1996, p. 1027: «Nel Cinquecento napoletano […] la storiografia del Regno procede nel solco della tradizione

52 53 54

55

56

57 58

454

umanistica, ma a una prestigiosa esperienza latina riguardante vicende legate alla memoria degli stessi autori (Panormito, Facio, Pontano, Albino), si sostituisce l’uso del volgare in due opere significative che non affrontano la storia contemporanea, ma intendono rivisitare le vicende anteriori, quasi a spiegare il tracollo recente dello Stato più grande d’Italia». Ibid. T. Pedìo, Storia della storiografia del Regno di Napoli…, cit., pp. 30-31. Parachévement des histoires du royaume de Naples, extraict de plusieurs bons historiographes & croniqueurs, divisé en deux livres, & aiousté à la traduction du sommaire de M. Pandolfo Collenucio, par Denis Sauuage de Fontenailles en Brie, A Paris, au Palais, en la boutique d’Arnould l’Angelier, 1553. Pandulphi Collenutii iurisconsulti pisaurensis Historiae neapolitanae ad Herculem I Ferrariae Ducem Libri VI. Cui accesserunt, praeter provinciarum, urbium, oppidorum, prae- cipuarum arcium, principum, episcopatum, ducum, comitum, baronum, nobilium familiarum nomenclaturam, totius etiam regni Cosmographica tabula. Omnia ex italico sermone in lati- num conversa. Ioann. Nicol. Stupano Rheto interprete. Ad beatum curiensem Rhetorum epi- scopum. Cum gratia et privilegio S. Caesareae Maiestatis, Basileae, Apud Petrum Pernam, 1572. Historia del reyno de Napoles traduzida de lengua toscana por Iuan Vazquez del Marmol (Sevilla, por Fernando Díaz, a costa de Juan de Medina, 1584). El Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español indica una segunda edición sevillana coéva: «por Fernando Díaz, a costa de Diego de Montoya, 1584». T. Pedìo, Storia della storiografia del Regno di Napoli…, cit., p. 91. Bajo el virreinato de don Pedro de Toledo la imprenta napolitana en castellano tuvo un gran empuje: a partir de los primeros veinte años de la nueva ordenación política del Reino de Nápoles (1503-1533) sólo se publicaron dos ediciones de la misma obra – es decir la Propalladia (1517 y 1524) – respectiva-

Pedro de Salazar en el panorama historiográfico de la Nápoles del virrey Toledo mente bajo los virreyes Ramón de Cardona (1509-1522) y Andrea Carafa (1523-1526); a lo largo de los veinte del virreinato del Marqués de Villafranca la producción impresa en la lengua del imperio sube a cuatro ediciones de cuatro obras distintas, que pertenecen a tres diferentes autores. Entre estas, el núcleo central se compone de dos monografías de género historiográfico (las citadas de Pedro de Salazar), mientras que las demás son el Arte y suplimento de Francisco de Pedrosa (1541) y el cancionero de Juan de la Vega (1552), donde respectivamente permanece el tema del arte de la guerra y rasgos de la alabanza de las espediciones militares que

vieron la participación de la marina napolitana, y de la familia del mismo virrey. Los citados impresos se han catalogado en EDISNA [www.ispanica.unior.it] a lo largo del proyecto PRIN 2008: Editoria e cultura in lingua spagnola e di interesse ispanico nei Regni di Napoli e di Sicilia tra Rinascimento e Barocco (1503-1707): catalogazione e approssimazione critica, dirigido por Encarnación Sánchez García. 59 Esta hipótesis ha sido planteada en el ya citado M. Federici, Appunti sulla figura e sull’opera di Pedro de Salazar. 60 Isaías 5.20.

455

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.