Patrimonio Histórico de Caleta Robles, Mejillones: Proyecto para la elaboración de un expediente técnico de protección

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Descripción

Patrimonio Histórico de Caleta Robles, Mejillones Pedro Pujante Christophe Pollet

Proyecto para la elaboración de un expediente técnico de protección

El presente opúsculo ha sido editado en el marco del proyecto “Patrimonio Histórico de Caleta Robles: expediente técnico de protección”, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito Regional, en la línea de Conservación y Difusión del Patrimonio, 2013. © Autores Pedro Pujante Christophe Pollet © De la presente edición Instituto de Arqueología Náutica y Subacuática Imagen Portada: Vista panorámica del campamento guanero y la bahía de Mejillones (Fotografía: Christophe Pollet) Diseño y Diagramación: Editorial Atenas Ltda.

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Índice Introducción I. Valor patrimonial de Caleta Robles, Península de Mejillones 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Mejillones en el mapa geopolítico del siglo XIX El guano como recurso de interés económico El inicio de la explotación de guano en Mejillones El descubrimiento del guano fósil y su primera explotación: 1862-1863 El tiempo de los contratistas y de la especulación: 1866-1883 El campamento guanero

II. Propuesta de protección y puesta en valor del campamento guanero 7. Elaboración de un expediente técnico de protección 8. El espacio terrestre: elementos que evidencian la presencia del campamento y sus áreas funcionales 9. El espacio marino: las zonas de embarque del guano 10. El registro y análisis de los restos del campamento

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«A dos millas [por mar] está la aldea de la Caleta, sitio de embarque de los guanos, donde viven los empleados y los obreros de la [compañía] explotadora de los guanos. No pudieron haber escogido mejor el sitio; en una pequeña ensenada, de aguas poco profundas, el pueblo está sentado en forma de anfiteatro, y sirve de punto central para varias sendas. Senderos llevan a una plataforma en donde las carretas depositan el guano, el cual cae por un gran conducto de chapa hacia un almacén ubicado al término del muelle. Otros senderos conducen a la extremidad de la península, llamada Punta Angamos. (…) Los yacimientos de huano […] están localizados a los dos tercios del alto del Morro [Mejillones]; ocupan principalmente toda la parte noreste, sin embargo abundan hasta el lado norte.» Así describía André Bresson, ingeniero y naturalista francés que visita Mejillones en 1870 en su libro Bolivia. Sept années d’explorations, de voyages et de séjours dans l’Amérique Australe [...], publicado en 1886, el campamento que fuera instalado en Caleta Robles con el fin de llevar a cabo la explotación del guano descubierto años atrás en la península. El desarrollo de dicha actividad daría origen a lo que hoy es la localidad de Mejillones. Numerosos vestigios que otrora formaran parte del establecimiento se evidencian todavía en la superficie de una planicie desde donde la vista abarca toda la bahía. El proyecto ejecutado por el IANS con el financiamiento del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Cultura y las Artes (FONDART Regional), pretende recuperar y fomentar la puesta en valor de este valioso patrimonio histórico para la memoria del colectivo nacional. Las siguientes páginas constituyen una breve visión del trabajo realizado a través del proceso de documentación y registro del sitio para la preparación del expediente técnico necesario para solicitar su protección. Caleta Robles, espacio donde se levantó el primer campamento para la explotación del guano.

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I. Valor Patrimonial de Caleta Robles, Península de Mejillones 1. Mejillones en el mapa geopolítico del siglo XIX Tras la culminación del proceso de independencia las nacientes repúblicas de Chile, Bolivia y Perú inician un período lento y complejo en el que buscan definir sus límites territoriales en torno al desierto de Atacama; espacio que empieza a cobrar una importancia estratégica vital a medida que se fueron descubriendo y explotando recursos naturales –guano, salitre, plata y cobre, principalmente– que eran materia de interés no solamente para las naciones occidentales, sino también para los países limítrofes pues significaban importantes fuentes de ingresos para sostener los nacientes estados y su participación en el gran movimiento universal del progreso. En el segundo cuarto del siglo XIX Mejillones no existe sino en la sombra del puerto vecino de Cobija, que a la sazón ya albergaba un conjunto de infraestructuras, instituciones y recursos necesarios para el desarrollo de una bullente actividad basada principalmente en el intercambio de recursos mineros y otros productos de procedencia altiplánica, con productos y materias primas internados al puerto desde América y Europa, generando un intenso tráfico marítimo entre Cobija y los puertos principales de la costa meridional del Pacífico hispanoamericano. Si bien los textos constitucionales establecen como frontera norte nacional para este momento el “despoblado desierto de Atacama”, Cobija, fundada desde 1825, estaba vinculada al distrito litoral creado por el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz. En este contexto, primero la ley de guanos pronunciada en 1842 y, después, la demarcación realizada en 1857 en el paralelo 23 (Mejillones) por la Comisión de Portada de la Memoria que el Ministro de la Corbeta Esmeralda; abrirían un problema de soberanía Relaciones Exteriores de Bolivia presenta a que solo se resolvió tras la Guerra del Pacífico, conflicto la Asamblea Extraordinaria sobre la cuestión que tendría como origen la pugna por el control de los de Mejillones; Cochabamba, 1863. (Fuente: territorios desérticos y sus ricos recursos. Biblioteca Nacional de Chile, SM 292.27). 5

Vista general de Puerto Lamar (Cobija), según Bresson. (Fuente: A. Bresson; 1886: Bolivia. Sept années d’explorations, de voyages et de séjours dans l’Amérique Australe [...], Paris:Challamel.)

Grabado de Mauricio Rugendas que representa una calle de Cobija, 1842.

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2. El guano como recurso de interés económico En el transcurso del segundo cuarto del S. XIX, se evidencia progresivamente en Europa el profundo agotamiento de las tierras agrícolas. Como solución a este problema, a partir de 1840, el químico alemán Liebig demuestra las virtudes de abonos orgánicos como el guano de las costas del Pacífico Sudamericano, particularmente ricos en nitrógeno y fósforo. Por ello, a partir de este momento se inicia lo que ciertos autores designan como la era del guano, durante la cual los intereses público y privado se aunarán para explotar las abundantes covaderas del litoral andino, en particular en las islas Chincha en el Perú. La conjunción de una fuerte demanda en Europa por el abono, y las necesidades financieras de las jóvenes Repúblicas andinas (Perú, Bolivia, Chile), termina por convertir al guano en una fuente de ingresos permanente bien mediante la “nacionalización” del producto y la implementación de impuestos de exportación fijados sobre la cantidad embarcada y pagados por las casas contratistas; bien mediante la implementación de mecanismos financieros complejos que permiten a los gobiernos celebrar con los contratistas contratos de empréstitos pagaderos con altos intereses. Visto entonces el potencial comercial y económico que posee este fertilizante natural, el 30 de octubre de 1842 el presidente Bulnes declara de propiedad nacional, regulando su explotación, los yacimientos identificados al sur de la Bahía de Mejillones. Con posterioridad, este mecanismo será actualizado tras el descubrimiento del guano fosfatado de Mejillones en 1862, mediante nueva ley promulgada el 23 diciembre de 1863. En este caso, el espíritu del documento consagra un modelo mediante el cual el gobierno de Chile busca asegurarse una renta base con gastos mínimos, con posibilidades de bonificar la renta en función de la producción, descartando toda forma de explotación directa. Según las estadísticas disponibles, el producto de las guaneras de Mejillones se impone entre 1867 y 1879 como un ítem fijo de la Hacienda pública, llegando a representar en su mejor momento, un 3% de las entradas ordinarias anuales, siendo uno de los principales capítulos después de los ingresos generados por aduanas y ferrocarriles. Guano blanco con colonia de Guanay, península de mejillones (Fotografía: Pedro Pujante).

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El Guano: Del quechua, wanú, el término guano designa un abono natural y orgánico, conformado por la deposición de las heces de ciertas especies animales –aves en particular–, cuya acumulación en el tiempo constituye depósitos de un fertilizante aprovechable en la agricultura para revitalizar las tierras empobrecidas, o fertilizar las tierras naturalmente pobres o carecientes de los elementos nutritivos necesarios para el crecimiento de las plantas. El guano de aves marinas se encuentra en grandes cantidades en todo el litoral pacífico sudamericano y se distribuye en especial entre el Perú y el norte de Chile, depositado sobre los afloramientos rocosos e islotes de un litoral árido, en el que la ausencia de lluvias preserva el material y donde las especies guaneras encuentran amparo para anidar y empollar. La presencia de la corriente de Humbolt con sus aguas frías y ricas en nutrientes, constituye un factor determinante para la conformación de las covaderas, pues en ellas abundan las especies piscícolas como la anchoveta, de la que se alimentan las principales aves guaneras: el guanay (Phalocrocorax bougainvillei), el alcatraz o pelícano (Pelecanus thagus) y el piquero (Sula variegata); estas tres especies están muy presentes en la península de Mejillones, a las que se suman el pato lile (Phalocrocorax gaimardi) y el pingüino de Humbolt (Spheniscus humboldti). La variabilidad de los eventos lluviosos y la tasa de humedad en la costa, conjugados con la edad de deposición, repercuten en la composición química del guano, en función de la cual se distinguen dos tipos: El guano blanco se define como un tipo de guano de formación reciente, de color blanco amarillento a verdoso, con fuerte olor a ácido úrico; se distribuye en los planos y afloramientos rocosos, islotes y peñascos del litoral, es abundante en nitrógeno y sustancias orgánicas (plumas, huesos, cadáveres). La importancia de las covaderas depende directamente de la cantidad de aves que las colonizan, y por tanto, es sensible a todo cambio que afecte los factores necesarios a su presencia. Por estas características, y la relativa rapidez de acumulación (hasta 10 cm anuales), se le considera como un recurso renovable. • El guano rojo o fosfatado, también llamado colorado o fósil, es de mayor antigüedad. Obtiene su nombre del color que exhibe, variando del anaranjado al rojizo, e incluso gris; es muy pulverulento y su olor es poco penetrante. El guano rojo se caracteriza por su poca ley en nitrógeno y concentración relativamente alta en fósforos. La concentración de las deposiciones a lo largo de millares de años en un ambiente de alta humedad, otorgan la coloración y la abundancia en fósforos que caracterizan a este tipo de guano fósil. La morfología de los sectores de deposición condiciona asimismo la ley del guano contenido en los yacimientos, siendo generalmente el centro de las acumulaciones el que suele contener la mayor concentración y, por ende, la parte de mayor riqueza. Las fallas o quebradas, grietas labradas por el mar, que estén situadas al pie de faldas altas y escarpadas constituyen contextos geológicos propicios a la acumulación de material de rica ley, y como tal, constituyen sectores de mayor interés para la extracción. Suelen llamarse estos ricos bancos de guano, caletones.



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Guano rojo: Cerro de San Luciano –morro de Mejillones– (Fotografía: Christophe Pollet).

3. El inicio de la explotación del guano en Mejillones Mejillones despierta el interés de los estados chileno y boliviano y de los empresarios a partir de 1841, tras el descubierto de yacimientos de guano blanco en la península. El hallazgo se debe a Domingo Latrille, empresario de la explotación del cobre cuya casa comercial se encontraba en Cobija. El descubrimiento, que fuera reafirmado por la expedición oficial llevada a cabo por la Marina en 1842, fue proclamado de propiedad nacional por la ley de 30 de octubre del mismo año. Los primeros embarques de guano se realizan a partir de los trabajos de extracción en las covaderas Angamos, Orejas de Mar y Santa María, la primera ubicada en Punta Angamos y las dos últimas en la vertiente occidental de la península; yacimientos estos cuya explotación se mantiene hasta cerca de 1860, año en que se abandonan por agotamiento. Esta actividad hará que en 1857 sea habilitado el puerto menor de Mejillones para favorecer la exportación del guano y del cobre, aunque no existen antecedentes sobre la existencia de muelles para esta época en la bahía: el guano extraído era probablemente estibado, desde las mismas playas, a bordo de simples botes o lanchas para ser transbordado luego a los buques fondeados en las cercanías. Toda esta primera actividad extractiva se realizaría a escala artesanal, sin que llegara a tener la envergadura de las explotaciones a escala industrial que entonces se llevaban a cabo en el Perú. Sin embargo, su desarrollo terminará suscitando una creciente pugna entre los estados chileno y boliviano que se zanjaría de forma temporal estableciendo, mediante el Tratado de Límites de 10 agosto de 1866, el principio de la explotación compartida en Mejillones. Estas pretensiones sobre Mejillones por parte de ambos gobiernos entre 1841 y 1863, conducirían a una situación de facto donde se multiplican por parte de ambos países las concesiones de explotación a particulares en un marco legal de regulaciones propias que interfieren en los intereses del otro y que hace que sea de difícil aplicación, lo que desembocará en inevitables conflictos entre las partes involucradas.

Plano con la ubicación de Caleta Robles y las covaderas de guano blanco publicado por W. Biese. (Fuente: Estudios geomorfológicos de los yacimientos de guano situados entre Arica y Antofagasta. Sociedad Chilena de Fertilizantes Ltda., 1950).

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4. El descubrimiento de guano fósil y su primera explotación 1862-1863 En torno a 1861-1862, Juan López, quien había participado de la actividad extractiva de guano blanco llevada a cabo antes de mediados de siglo, descubre nuevos yacimientos de guano en las inmediaciones del morro de Mejillones, de color rojizo y muy poca ley “pues tenían un 30% de humedad y arena”. Según el descubridor, se trata de un doble hallazgo: por un lado, es la primera vez que se encuentra guano en este punto de la península; por otro lado, es la primera vez que se advierte este tipo de guano en Mejillones. El 24 de mayo de 1862, una comunicación verbal del Ministerio de Relaciones Exteriores, considerando la solicitud elevada por la Sociedad Torres, Garday y López al cónsul de Chile en Cobija, concede las licencias requeridas por la sociedad constituida por el propio descubridor y los empresarios de Cobija Matías Torres y Juan Garday. Para llevar a cabo la actividad extractiva, la Compañía instala sus dependencias en dos puntos simultáneamente: en el sector de “la caleta”, lado centro oriental de la península; y en la orilla sur de la bahía, en un lugar llamado “El Rincón”, nombre que coincide con el actual topónimo de La Rinconada, alusivo al extremo suroeste de la bahía. Para tratar de convencer al mercado, se manda realizar análisis que demuestran la calidad del guano, y se logra finalmente convencer a la firma Williamson Duncan y Cía. de fletar y enviar a Mejillones los primeros buques, dos barcas de bandera británica y nombres Asia y Japonese. El 04 de diciembre de 1862, un Decreto de la Intendencia de Atacama concede las licencias solicitadas por la compañía y ordena a las autoridades locales se dicten las providencias necesarias para amparar sus actividades. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, y tras remitir un último embarque de guano, la compañía descubridora de las nuevas covaderas de guano en el morro de Mejillones se ve involucrada en un conflicto sin salida con el Estado chileno, propietario de las covaderas en virtud de la ley promulgada en 1842, pues éste no había otorgado oficialmente ninguna concesión a dicha compañía: la licencia no era válida por no haber pasado el trámite por el Congreso chileno, acorde con lo establecido en la mencionada ley sobre la explotación de las guaneras fiscales. Finalmente, este efímero período de explotación terminará el 26 de febrero de 1863 cuando el Ministerio de Hacienda emite orden de suspensión y clausura definitiva de la concesión que la Sociedad explotadora del guano seguía trabajando desde que se emitiera la primera orden el 17 de febrero, con el fin de completar el cargamento del último buque contratado, el Hesper. El clíper británico Clarence fondeó en aguas de la bahía para embarcar guano. (Fuente: State Library of Victoria).

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Covaderas de Punta Angamos, lugar de explotación del guano blanco. (Fotografía: Christophe Pollet)

En los primeros momentos de la explotación del guano, el producto extraído de las covaderas fue transportado hasta los puntos de embarque mediante recuas de mulas (Fotografía: A. Ortolá, Caminos carreteros de la Marina).

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5. El tiempo de los contratistas y de la especulación: 1866-1883 Entre 1863 y 1866, la especulación sobre el potencial de las guaneras se sustenta en una multitud de estudios y análisis químicos que, por encargo de las casas comerciales y los gobiernos respectivos, se realizan a fin de evaluar su calidad y su consecuente valor en el mercado. A partir de este momento se inicia un proceso de competencia por la concesión de las guaneras que tiene como marco regulador el Tratado de Límites firmado entre Chile y Bolivia en 1866, acuerdo mediante el cual ambos países administran conjuntamente la actividad de explotación en el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 25, repartiéndose los beneficios obtenidos de ésta. Se abre un momento en el que se suceden distintas fases contratistas: La fase de explotación Arman (1866-1868). Encabezada por el empresario francés Lucien Arman y su representante en Mejillones Arnous Rivière, esta breve fase de explotación está marcada por el contrato de “ventas de guano y empréstito” que el empresario consigue con los gobiernos de Chile y Bolivia, y por la crisis económica que afecta al poco tiempo a los negocios de Arman en Francia, situación que, ante la amenaza de quiebra, le obligan a desvincularse de las actividades comerciales que había iniciado en Chile. En esta fase se alcanzaron a embarcar algo más de 10.000 Tn de guano.

Lucien Arman (1866-1868). (Fuente: Bibliothèque Nationale de France, Déparment d’Estampes et de Photographie, N-2 Arman).

La fase de explotación Meiggs (1869-1871). Henry Meiggs, segundo contratista de las guaners de Mejillones (1869-1871). (Fuente: UC Berkley Bancroft Library).

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Fracasada la iniciativa francesa, el empresario norteamericano Henry Meiggs, involucrado en el negocio del ferrocarril, se hace con las riendas de la explotación de las guaneras de Mejillones. Sin embargo, una vez iniciada la explotación (1870), el bajo precio al que se paga el guano en Europa en ese momento frustra también la iniciativa de Meiggs quien, probablemente esperanzado por el espejismo del modelo peruano, se da cuenta de que la actividad no le generará los beneficios esperados para llevar a cabo sus proyectos ferroviarios. Muy rápidamente intenta desvincularse del negocio después de extraer 50.000 Tn del fertilizante.

La fase de explotación de la Negociación Guano de Mejillones (1871-1879). Como consecuencia de esta situación y las convulsiones políticas que suceden en Bolivia, el 22 de agosto de 1871, Meiggs vende sus derechos sobre la explotación del guano de Mejillones al español Waldo Graña, quién junto a Dionisio Derteano funda la Negociación Guano de Mejillones, con sede en Lima. La optimización de la explotación y una probable mejoría del sistema de extracción y transporte implementado, tanto en las covaderas como en la Caleta, lugar de embarque del guano, harían de éste el mejor período desde que se empezaran a trabajar, siendo los años de mayor producción 1876 y 1878 (más de 96.000 Tn).

Waldo Graña, acreedor subrogado de Meiggs y fundador de la Negociación Guano de Mejillones. Tercer contratista asociado de las guaneras de Mejillones (1872-1879) (Fuente: A. Martínez; 2006: A pesar del gobierno. Españoles en el Perú, 1879-1839. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, p. 154).

Aunque la producción se mantiene vigente hasta 1883, desde 1879 bajan las rentas fiscales producto de la explotación, aspecto que está en directa relación con tres factores: el término del contrato que vence en ese mismo año; la Guerra del Pacífico, y la decisión de centralizar el embarque del mineral de Caracoles por el puerto de Antofagasta. Todo ello conllevará una menor regularidad de la extracción y el cierre del puerto menor de Mejillones por decreto de 13 de julio de 1883, lo que se traducirá a partir de esa fecha, en el abandono progresivo y el cierre de las instalaciones en Caleta Robles.

Aviso para la venta de guano de Mejillones por cuenta de la casa consignataria en Amberes, Müller, Peltzer y Cía. (Fuente: Gazette van Lokeren, edición del 12 de abril de 1872).

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6. El campamento guanero. Según lo que se puede inferir de las fuentes documentales, las primeras instalaciones asociadas a la actividad de explotación del guano corresponden al campamento levantado por la sociedad Torres, Garday y López en el sector de “la caleta”. Las distintas dependencias que se construyen –habitaciones, oficinas, almacenes de víveres, de herramientas y de forrajes, un muelle; además de dos canchas para amarrar animales y almacenar carbón– permitían el desarrollo de las diferentes actividades de la cadena productiva: extracción, transporte, procesado, almacenamiento y embarque. En el mismo se instalaron también dos máquinas desalinizadoras de agua y los trabajadores viven en carpas de lona a razón de cuatro personas en cada una. Todo este conjunto permitió albergar hasta 250 hombres con distintas especialidades para poder satisfacer los requerimientos de la explotación: lancheros, peones, mayordomos, arrieros, maquinistas, herreros, etc. El lugar de este primer campamento, corresponde con la actual Caleta Robles, conocida localmente como Playa Blanca o El Roble, identificación respaldada por la cartografía histórica y los archivos que han mantenido este topónimo hasta los inicios del siglo XX. La descripción geográfica contenida en el informe de J. López se adecua con la configuración de esta pequeña ensenada: según el documento original, la caleta se ubica a 3 millas de la Punta Angamos, o sea, un poco más de 5 km, lo que corresponde precisamente a la distancia actual entre ambos puntos geográficos. Además del campamente guanero, se dispusieron otras dependencias para la administración de la Sociedad en el sector de La Rinconada, al sur de la bahía. Posteriormente, será Arnous Rivière quien, en representación del contratista Lucien Arman, ampliará el complejo administrativo de La Rinconada delineando las manzanas que servirían para la instalación de la administración y de la población, así como también del establecimiento guanero de cuyos terrenos toma posesión en 1866. Es escasa la información que existe sobre la conformación del campamento de Caleta Robles en las fases de explotación posteriores. Sin embargo, no cabe duda de que debió experimentar un considerable desarrollo atendiendo al nivel de producción experimentado entre 1871 y 1879. Para ese momento el campamento cuenta ya con dos muelles de embarque, andariveles, canales de descarga desde las terrazas superiores, entre otras implementaciones que facilitan una producción más eficiente y a mayor escala. 14

Plano de la península de Mejillones con las líneas de playa antiguas, según Guillermo Krull, 1878 (?). (Fuente: J. Bruggen; 1939: Geología de las guaneras de Chile. Santiago: Imprenta Universitaria, p. 47.)

Mejillones de Bolivia. Le consulat et le stationnaire chilien, el consulado y el buque vigía chileno, probablemente la Virgen de Covadonga. Pueblo de San Luciano en 1870, actual Rinconada, con vista a la antigua calle Sucre. (Fuente: A. Bresson; 1886: Bolivia. Sept années d’explorations, de voyages et de séjours dans l’Amérique Australe [...], Paris: Challamel, p.287.)

Casa de la Intervención Chilena, hoy sede del Museo Regional de Antofagasta. Vista posterior del edifico tal y como se aprecia en el grabado de A. Bresson (Fotografía: Pedro Pujante).

Campamento guanero de Calta Robles (Fotografía: Pedro Pujante).

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II. Propuesta de protección y puesta en valor del campamento guanero 7. Elaboración de un expediente técnico de protección La protección jurídica constituye el primer y más esencial mecanismo de protección que se puede aplicar a un bien patrimonial, porque disponer de una protección jurídica garantiza el papel tutelar del Estado sobre el patrimonio. Sin embargo, para que este mecanismo sea efectivo es imprescindible un segundo componente: la declaración o la inscripción del bien. A través de la declaración o la inscripción de un bien se reconoce su valor y se le asigna un grado de protección según el criterio contemplado en el marco normativo de cada país. En Chile, este marco normativo está conformado por la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales, publicada en el Diario Oficial el 4 de febrero de 1970. Dicho texto legal, reconoce para los bienes culturales las siguientes categorías de Monumentos Nacionales: a) Los Monumentos Históricos; b) Los Monumentos Públicos; c) Los Monumentos Arqueológicos; d) Las Zonas Típicas o Pintorescas. Para que un bien pueda ser catalogado en una de estas cuatro categorías, aplicando de esta forma el nivel de protección que la Ley establece para cada una de ellas, dicho bien debe ser declarado como tal y los méritos que permitan su valoración deben ser plasmados en un expediente técnico que acompaña a la solicitud de declaración. De esta forma, el expediente técnico es la herramienta de valoración mediante la cual se hacen presente los atributos que hacen merecedor a un bien de la correspondiente protección. Es por esta razón que el IANS, considerando el valor patrimonial del campamento guanero que dio origen a la actual ciudad de Mejillones, se ha establecido con meta la elaboración de un expediente técnico que permita solicitar la protección del espacio originario que acogió el campamento relacionado con la actividad de preparación y embarque del guano durante el Siglo XIX. La preparación del expediente ha supuesto trabajar con las fuentes de información con el fin de recabar y analizar la mayor cantidad de antecedentes sobre el inicio de ocupación, su uso y declive del campamento; así como constatar in situ las evidencias de ocupación del espacio a lo largo del tiempo empleando metodología arqueológica no invasiva orientada a la prospección de los sectores de tierra y mar que pudieran estar relacionados con la operación del campamento. 16

Archivos de la Intervención chilena en Mejillones (1870-1879), en Archivo Nacional Histórico. (Fotografía: Christophe Pollet).

8. El espacio terrestre: elementos que evidencian la presencia del campamento y sus áreas funcionales Las prospecciones efectuadas en la estrecha franja de borde costero que se extiende en dirección NW por casi 2 Km desde el extremo sur de Playa Blanca, topónimo con el que se conoce actualmente a la antigua Caleta Robles, ha permitido constatar la presencia de restos de ocupación dispuestos sobre dos niveles aterrazados con una diferenciación funcional clara. El primer nivel corresponde a terrazas elevadas (entre 40 y 25 m/snm) que caen en dirección al mar (W-E) con una suave pendiente en un ancho máximo de 90 m. Dichas terrazas albergan una parte importante de las infraestructuras del campamento guanero, identificadas por la asociación de estructuras y elementos de cultura material, con un espacio habitacional (en donde todavía se distinguen las excavaciones rectangulares de nivelación que sirvieron de base a las carpas que hacían de vivienda para los trabajadores) , un área de procesos (con estructuras relacionadas con la recepción y acopio del fertilizante extraído en las covaderas), un sector sanitario; todos ellos concentrados en la parte más septentrional del sitio; y un pequeño cementerio –más distanciado hacia el Sur de las áreas anteriormente mencionadas–, constituido por cinco inhumaciones con presencia de restos óseos junto a los que aparecen otros orificios sin restos, fruto de acciones de expolio descontroladas. Un terraplén pronunciado, que se asoma al mar en puntos concretos a modo de acantilado, hace de límite entre el conjunto de terrazas más elevadas y el nivel de playa conformado éste por una franja de ancho variable interrumpida por los acantilados que entregan al mar. Este nivel de playa alberga en menor extensión, pues se circunscribe casi exclusivamente al sector Sur del sitio (Caleta Robles o actual Playa Blanca), restos del que fuera el primer momento de ocupación del sector (primer campamento guanero) compuestas básicamente por canchas de acopio, infraestructura administrativa, rampas de acceso al nivel de playa reforzadas con muros de contención, caminos habilitados para el transporte del guano, e infraestructuras para el embarque del fertilizante.

Muros de contención y plataformas halladas en Caleta Robles (Fotografía: Christophe Pollet).

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Sobre la terraza más próxima a Caleta Robles se encuentra un pequeño cementerio muy alterado con inhumaciones que presentan restos óseos al descubierto. Fotografía y dibujo correspondientes a la sepultura 20 (Fotografía y dibujo: Christophe Pollet).

Diferentes momentos de la prospección efectuada el Caleta Robles: examinando material en superficie (izq.) y durante el rastreo con georradar (der.) (Fotografías: Pedro Pujante y Christophe Pollet).

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9. El espacio marino: las zonas de embarque del guano Uno de los aspectos más importantes del estudio realizado sobre el campamento guanero guardaba relación con resolver la incógnita que suponía dar salida al producto obtenido como resultado de la explotación de las covaderas. Al respecto, las fuentes analizadas permitían deducir, a lo menos, un punto de embarque para el campamente levantado durante la primera fase y otros dos para momentos posteriores. Esto significaba necesariamente el uso de una mínima infraestructura portuaria, disponer de áreas de fondeo de embarcaciones y tener un sistema adoptado para la transferencia de la carga a embarcar. Con todos estos elementos por aclarar, la prospección se extendió a un área de mar que concentrara el frente de las distintas áreas funcionales identificadas en tierra con el fin de localizar los embarcaderos, delimitar el área de fondeo de embarcaciones y descartar la presencia en el lecho marino de bienes relacionados con la actividad marítima del establecimiento. Además, el empleo de equipos geofísicos permitió disponer de una caracterización morfosedimentaria y un modelo tridimensional del terreno que confirmaron las bondades del surgidero descritas por François Chardonneau en 1873 para el fondeo de las embarcaciones en las que sería desplazado el guano. El reconocimiento desde el mar de la línea de costa, permitió confirmar la impresión obtenida durante la prospección terrestre sobre la ubicación de los posibles puntos de embarque. Los conjuntos estructurales que se divisan sobre el terraplén a pie de playa permiten identificar un embarcadero en el sector Sur del campamento y otro en el sector Norte, ambos correspondientes a las últimas fases de explotación. Sólo en el último fue posible hallar parte de los pilotes de madera que conformaban el muelle, tal y como dan cuenta de él las fuentes consultadas. Para el embarque, el guano permanecía en las canchas adyacentes al muelle y desde éstas eran transferidas a gabarras que lo transportaban hasta la embarcación fondeada frente al embarcadero. El guano, enfarLa abundancia de elementos de cultura dado o a granel, era estibado en las bodegas material presentes en los vertederos del del buque desde las gabarras mediante el campamento permite definir claramente empleo de cabrias o la pluma de cubierta áreas distintas de funcionamiento. En cuando la embarcación disponía de ella. la imagen un ungüentario de loza. (Fotografía: Christophe Pollet).

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Muelle norte: vista general desde la terraza superior (izq.); la prospección mediante inspección visual permitió hallar los pilotes de madera que formaban parte de la estructura del muelle (der.) (Fotografías: Christophe Pollet y Pedro Pujante).

Vista frontal del muelle sur (Fotografía: Christophe Pollet ).

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La prospección subacuática se realizó mediante el uso de equipos geofícios de teledetección, sonar de barrido latera y ecosonda (Fotografía: Christophe Pollet).

Modelo batimétrico en 3D del submareal de Caleta Robles, en el que se aprecia las buenas características como fondeadero, con profundidad adecuada a muy poca distancia de la costa. (Fuente: IANS).

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10. El registro y análisis de los restos del campamento. La elaboración del expediente técnico exige el registro de los restos que se persigue poner en valor para su protección. Por ello, tras la prospección realizada y una vez identificadas las estructuras que componen el conjunto del campamento guanero, se procedió al levantamiento planimétrico de las mismas. Considerando el número, dimensiones y el diferente tipo de estructuras a representar planimétricamente, se emplearon diversas técnicas de registro: mediciones directas, mediciones con estación total y fotogrametría. Para garantizar una adecuada caracterización de cada estructura durante el proceso de elaboración planimétrica, se complementó el registro con tomas fotográficas de cada elemento. El empleo combinado de todas estas técnicas permitió llevar a cabo el trabajo de campo de forma más versátil y en un menor tiempo que el requerido para ello empleando sólo la técnica de medición directa que es la tradicional en arqueología. En el caso de los elementos de cultura material muy importantes para adscribir cada sector a una función determinada, dadas las características del trabajo realizado que no contemplaba recolección de material, el registro fue selectivo, considerando las elementos más significativos y representativos, y únicamente fotográfico.

Para el registro, además de la medición directa se empleó estación total (izq.) y fotogrametría (der.) (Fotografías: Pedro Pujante).

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Ortofoto de una estructura obtenida mediante técnicas de fotogrametría (izq.) y su dibujo en planta (der.) (Fuente: IANS,)

Planimetría: consiste en la proyección gráfica a escala sobre un plano de aquello que se quiere representar (una superficie, una estructura, un estrato, etc.). Por su versatilidad en el ámbito del análisis es la técnica de registro por excelencia de la arqueología, así como también lo es de la arquitectura, pues el producto final refleja el cuerpo representado tal cual lo ve el observador-registrador en un lenguaje gráfico legible por un colectivo. Los distintos tipos de representaciones que se pueden obtener son: • • •

Plantas: se entiende como el registro de una superficie en la que se muestra la longitud y amplitud de los componentes que la integran. Secciones o perfiles: son registros de un corte vertical, según un plano ortogonal a la línea de visión, de un cuerpo. Elevaciones o alzados: corresponde a una representación sin perspectiva de un cuerpo según un plano vertical, perpendicular a su base.

Fotogrametría: es el procedimiento mediante el cual es posible conseguir una representación métrica (medible) de un cuerpo a partir de imágenes fotográficas del mismo. El desarrollo tecnológico experimentado en los últimos años, principalmente en el ámbito de la computación y la imagen digital, ha permitido simplificar considerablemente los procesos de esta técnica para la consecución de ortoimágenes, modelos tridimensionales y elevaciones del terreno, con mayor precisión que otros métodos tradicionales y en un menor tiempo, lo que la convierten en una técnica de gran utilidad para el registro arqueológico en particular, y del patrimonio cultural en general.

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Agradecimientos

FONDART Regional

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I. Municipalidad de Mejillones

Museo Municipal de Mejillones

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