revistavalencianad’etnologia Núm. 6 · 2011 València Museu Valencià d’Etnologia Diputació de València C/ Corona, 36. 46003 València Tel: 963 883 559
2 Editorial
DOSSIER: ÀFRICA,
Edita MUSEU VALENCIÀ D’ETNOLOGIA
ETNOGRAFIA TRADICIONAL I ALTRES
5 Guinea Ecuatorial: Historia, memoria y desconcierto DONATO NDONGO-BIDYOGO
Direcció ROBERT MARTÍNEZ CANET Consell de Redacció ADRIÀ BESÓ ROS (Museu Comarcal de l’Horta Sud Josep Ferrís March, Torrent)
ROSER CABRERA GONZÁLEZ
17 El negre africà en la literatura de viatges durant l’època colonial JUAN SIMEÓN RIERA 29 Cultura material y etnografía en el Valle del Olmo (Etiopía). Entrevista con David Turton. JUAN SALAZAR BONET
(Institut Historiador Chabàs, Dènia)
JOSÉ Mª CANDELA GUILLÉN (Museu Valencià d’Etnologia)
JORGE CRUZ OROZCO
45 El camello en el Sáhara: sillas, tipos de monta y su comparación con las pinturas rupestres saharianas SUSANA GARCÍA-LÓPEZ Y MANUEL JULIVERT
(Museu Valencià d’Etnologia)
RAQUEL FERRERO I GANDIA (Museu Valencià d’Etnologia)
JOAN SEGUÍ (Museu Valencià d’Etnologia)
MISCEL·LÀNIA
Consell Assessor: YOLANDA AIXELÀ CABRÉ
65 Las horchateras de Alcublas: un fenómeno migratorio peculiar JOSÉ LUIS ALCAIDE VERDÉS
(Àrea d’Antropologia, Universitat d’Alacant)
JOSEPA CUCÓ GINER (Departament de Sociologia i Antropologia Social, Universitat de València)
JOAN GREGORI I BERENGUER (Museu Valencià d’Etnologia)
77 Explorant els mecanismes de creació de llegendes: d’una rondalla d’Altea a un ‘Miracle’ de Benissa TEODORO CRESPO MAS
GIL-MANUEL HERNÁNDEZ MARTÍ (Departament de Sociologia i Antropologia Social, Universitat de València)
PHILIP JONES
93 Patrimonio etnográfico del yeso en el campo de Hellín DANIEL CARMONA ZUBIRI
(South Australian Museum, Adelaide, Austràlia)
FRANCESC LLOP (Conselleria de Cultura, Educació i Esport, Generalitat Valenciana)
JOAN MATEU (Departament de Geografia, Universitat de València)
JOAN FRANCESC MIRA CASTERA (Antropòleg i escriptor)
ANTONIO MIGUEL NOGUÉS PEDREGAL (Facultat de Ciències Socials i Universitat Miguel Hernández, Elx)
Jurídiques,
JULIA OSCA LLUCH (CSIC. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López-Piñero, València)
FOTINI TSIBIRIDOU (Department of Balkan, Slavic and Oriental Studies, University of Thessalonica, Grècia)
Correcció de textos UNITAT DE NORMALITZACIÓ LINGÜÍSTICA DIPUTACIÓ DE VALÈNCIA
DE
Disseny i maquetació Pascual Lucas Imatge portada Andrés Marín Subscripcions 96 392 47 46 Impremta Imprenta Romeu ISSN: 1885-1533 DL: V-3190-2005 © de l’edició: Diputació de València. © dels textos: els autors. © de les fotografies: els autors i/o propietaris.
LA
111 Producción científica española y redes de colaboración en Antropología JULIA OSCA LLUCH 121 Derrière la scène: Brève histoire d’une salle d’exposition ALESSANDRA BOBBIÀ 135 Normes per a la presentació d’originals
SANTIRSO CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE BIENES PATRIMONIALES S.L, (2003): Memoria de la restauración de las Pinturas Murales de la ermita de Santa Ana de Benissa (ubicació: Ajuntament de Benissa). SERRA I BOLDÚ, V. (1984): Rondalles meravelloses, Barcelona.
UTHER, H.-J. (2004): The Types of the International Folktales. A
PATRIMONIO ETNOGRÁFICO DEL YESO EN EL CAMPO DE HELLÍN
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SMOLLER, L.A. (1998): “Half-baked babies, Chivalry and
‘Vie de Saint-Vincent Ferrier’ de Ranzano, attribuable au
Miracles in Late Medieval Brittany. Stories from the
dominicain Jean Meyer dans un manuscrit inédit de
Canonization of St Vincent Ferrer”, en internet:
Colmar (1457-1462). Le miracle de l’enfant découpé”,
http://www.r3.org/wood/papers/smoller.html.
Archives de l’Eglise d’Alsace 46, 53-62.
DANIEL CARMONA ZUBIRI*
TEMPORAL, J. (1998): Galàxia Propp. Aspectes literaris i filosòfics de la rondalla meravellosa, Barcelona.
Los hornos de yeso tradicionales han ido desapareciendo del paisaje ciudades del país ans. El sape de sus chimeneas, por lo común antes, ahora es todo lo que queda, sólo la huella de una actividad pasada. El área del Campo de Hellín (Albacete, España), muestra un trabajo largo e intenso de los yesos y su uso en la construcción. En este artículo se exponen los resultados de la investigación sobre el estudio etnológico de esta actividad. Palabras clave: De yeso, los hornos, el patrimonio tradicional. The traditional gypsum kilns have faded away from
Introducción
towns ans country landscape. The sape of their
Hace ya algunos años, cuando realizaba el trabajo
chimneys, so common before, is now all that
de campo que daría lugar a mi tesina sobre la vivien-
remains, just the trace of a past activity. The area of the Campo de Hellín (Albacete, Spain) shows a long and intensive working of the gypsum and its use in
da rupestre en Hellín (Carmona Zubiri, 2002), me llamó poderosamente la atención el testimonio de
construction. This article expose the results of the
una informante que afirmaba que la parte más cos-
research about the ethnologic study of this activity.
tosa de la construcción de su casa-cueva había sido la obtención del yeso necesario para “hacer la
Key words: Gypsum,furnaces, traditional,heritage
casa”. Y remarcaba lo de “hacer la casa” puesto que esta fase era de carácter aditivo y la percibía claramente opuesta a la fase previa extractiva, la excavación. Aunque ya se conocían y utilizaban otros materiales más eficaces en la construcción como el cemento, el yeso era la única alternativa para las clases subalternas de la zona por su accesibilidad y baratura, ya que era abundante en el entorno y su elaboración no requería más que la erección de un horno para calcinarlo.
*
[email protected]. Universidad Miguel Hernández de Elche. Antropología Social y Cultural.
92
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En la actualidad el yeso continúa presente en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, en el medio
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rural del sudeste peninsular especialmente, ha sido
tural distintivo del mundo mediterráneo, especial-
hasta hace muy poco un elemento omnipresente en
mente del norte de África y Península arábiga, y del
el hábitat, hasta el punto que las viviendas podían
antiguo solar andalusí del cual sería heredero nues-
ser mensuradas en función de lo que había costado
tro país. De ahí que, obviando un origen más remo-
en términos de yeso, a su vez medido en “hornos”:
to, los hornos tradicionales de calcinar el yeso se denominen “hornos moros o árabes” (Puche et alii,
“[…] Esta casa lleva, de ahí de un cabezo
2006: 333-334)
que hay ahí abajo, que le dicen el Cabezo
Este artículo relaciona los resultados de un
Redondo, esta casa lleva, que los yesos son
reciente estudio etnológico sobre la producción de
de allí, lleva cinco hornos grandes, grando-
yeso y su utilización en la construcción de tipos de
nes, grandísimos, y tres pequeños que
viviendas populares en la Comarca de Hellín, con su
hemos hecho en la puerta de mi mano.”
papel como elemento cultural de particulares con-
(García Herrero et alii, 1997:76)
notaciones sociales y su postrera resignificación como patrimonio cultural tras su desaparición como
Los propios hornos yeseros, que tanto se prodi-
actividad. Fotografía 1. Vista posterior del cuerpo de un horno yesero.
gaban antaño componiendo parte del paisaje de ciudades y pueblos o dejando incluso su huella en la
La cultura del yeso
toponimia, han desaparecido ya. Ahora el mundo se
España es un país abundante en yeso. Célebre desde
“Es uno de los materiales más útiles, y el
ción ha de ser no más que hasta cierto térmi-
ha trasformando hasta ofrecer un aspecto muy dife-
la Antigüedad fue el aprovechamiento de una varie-
más cómodo que se conoce para la cons-
no, cuyo punto preciso conocen muy bien los
rente. Excepcionalmente los hornos han alcanzado
dad característica de Segóbriga, el yeso espejuelo
trucción de aquellas partes de los edificios
prácticos; pues si se calcinan poco es difícil de
el estatus de patrimonio, como en el caso de Elche
conocido entonces como piedra especularis (Almagro
que han de estar en seco, pues luego que
machacar, y si le calcinan mucho se pasa, y
(Alicante), aunque su vinculación con la cotidianei-
Basch, 1983). Su importancia en el terreno construc-
calcinada moderadamente y molida se hace
convierte en ceniza su virtud. Se conoce
dad parece impedirles sobrepasar la categoría no
tivo ha sido tremenda constituyendo un elemento
polvo, mezclándole con agua se forma una
cuando está pasado en que requema y mal-
explicitada de hito discreto. Un “patrimonio modes-
ineludible de la arquitectura popular y de las activida-
masa, que gastada con prontitud, dándole
trata las manos de los que le gastan, al modo
to” sometido a uso y los procesos evolutivos de toda
des artesanales (Barba Rueda, C. 1987: 126; Abad
la figura que se quiere, toma cuerpo y se
de la cal”. (Villanueva, 1827: 63)
cultura, “donde el límite entre lo material/inmaterial
Alegría, 1997: 42). De su importancia de su tradición
endurece sin dilación.
no siempre tiene cabida […] y que aún entronca con
constructiva en nuestro país nos informa un docu-
Distinguimos para las obras dos especies de
Para el Arquitecto Mayor del reino es evidente la
un presente que sigue viviendo de él o ha conocido
mento del siglo XIX: Arte de Albañilería. Su autor,
yesos, uno que se llama negro o moreno, y
relación causa-efecto entre la abundancia de yeso y
su sustitución o abandono en una fecha muy tem-
Juan de Villanueva, Arquitecto Mayor del Rey, vivió la
otro blanco. El negro es el que comúnmente
el uso y gran conocimiento que sobre este se ateso-
prana” como bien recuerda Agudo Torrico (1999:
mayor parte del siglo XVIII (1739-1811). Pretendió
se usa para forjar los tabiques, los suelos, etc.,
ra. Castilla es pues un reino “yesero”, y esto le dis-
plasmar tanto sus conocimientos teóricos como prác-
y el blanco se hace de la piedra alabastrina,
tingue frente unos y le une a otros.
El yeso no sólo se utilizaba como argamasa, sino
ticos desde una perspectiva ilustrada que formara a
cristalizada en lo interior a la manera de sal, y
que revocaba paredes y techos, daba forma a los
los oficiales de albañilería. Su capítulo II lo dedica a los
es una materia excelente para los enlucidos.
“En los países donde no abunda el yeso, con
muebles y en definitiva, creaba los espacios del hábi-
materiales de los que hace uso la albañilería, y por
Se debe procurar que uno y otro sea limpio y
la misma mezcla de cal se eligen los puntos
tat. Este “mundo de yeso” resulta un elemento cul-
supuesto habla del uso constructivo del yeso:
libre de otras materias extrañas; su calcina-
tientos que deben servir de registro para la
53-54).
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perfección de la superficie perfectamente
“de ricos” y “de pobres”, y en la que el yeso queda
De sus características es conocida su blandura, o
abundantes en medios sedimentarios y calcáreos.
plana, [...]” (Villanueva, 1827: 117).
en el lado de los humildes. De hecho, tal y como
capacidad para ser rayado, incluso con una uña. Se
Así, lo encontramos hace diez mil años en el
“Los italianos y los catalanes no le gastan con
decíamos al principio, era un material imprescindible
fragmenta en láminas o en fibras delgadas y flexi-
Neolítico del Próximo Oriente, en un santuario de la
las manos inmediatamente, sino con la pale-
en la construcción de casas-cueva, donde además
bles, excepto si aparece de forma masiva. Su color
bíblica Jericó, en forma de máscaras pintadas sobre
ta, con la cual lo amasan y su cuezo con la
de para enfoscar, era la argamasa que unía el mam-
varía entre incoloro, blanco y gris, entre la transpa-
cráneos humanos (Kenyon, 1966)3. En Çatal Huyuk
tablilla en forma de medio círculo llaman
puesto de los tabiques, armado con cañizo o made-
rencia y lo traslucido (Hernández Torrego, 2002: 4)
(Turquía), entre el VII milenio y VI milenio a.C., deco-
rahedera, y se prepara para hacer otra masa
ra conformaba alacenas y cielorrasos. Las casas de
La variedad espato satinado y el alabastro se
ra los muros de los santuarios mediante relieves de la
de la cantidad que se le pide; pero se deja
miles de personas se construyeron con él, gracias a
emplean con fines ornamentales. En joyería se utili-
Diosa Madre y su hijo, representado como toro o car-
conocer que aunque este modo sea más ase-
su abundante disponibilidad en el entorno y a una
za la selenita, a pesar de su blandura y el propio
nero (en ocasiones utilizando el cráneo de estos ani-
ado, no es tan pronto para un material que
técnica de obtención asequible.
espato satinado que se pule o talla en cabujón. La
males como estructura), además de cabezas de otros
escayola es el producto de más alta calidad del yeso.
animales como ciervos y felinos (Mellart, 1967)4.
se endurece fácilmente. Cuando sea bueno para obras cortas, no lo puede ser para tra-
2.1 La “piedra calcinada”
Procede del yeso espejuelo y se utiliza en la cons-
En Egipto también se conocía y utilizaba en
bajos de gran consumo, y sin duda es prefe-
El nombre científico del yeso es “sulfato de calcio
trucción, la decoración y en medicina (Hernández
abundancia5. Como componente del estuco resulta-
rible nuestro método de Castilla, practicado
dihidratado”. Término preciso referido a su formula-
Torrego, 2002: 4)
ba imprescindible, utilizado en su variedad de esca-
con el aseo que lo ejecutan algunos buenos
ción que, no obstante, contiene menos carga semán-
Entre sus uso más recientes se encuentra ser adi-
yola para cubrir y pintar estatuas de madera. A pesar
oficiales.” (Villanueva, 1827: 62-65)
tica y recorrido histórico que el vocablo común,
tivo retardador de la solidificación del cemento
de esto, no se prodiga en exceso como materia escul-
“yeso” que según el Diccionario Etimológico
Pórtland. Además, junto a la arcilla se emplea como
tórica, apareciendo de forma muy puntual. En Tell-El
Por otra parte, el yeso también posee connota-
Corominas procede del árabe algis, que a su vez deri-
fertilizante en la agricultura, como fundente en la
Amarna, la ciudad conocida como Amarna, capital
ciones sociales de material pobre y relacionado con
va del árabe clásico gass o giss, que a su vez lo hace
elaboración de cerámica y como relleno de pinturas.
del faraón Akenatón, aparecen retratos escultóricos
los “pobres” y desheredados. En el Campo de Hellín
del griego gyps que significa “mineral calcinado”. Del
Por supuesto, el yeso necesita de un proceso de
en yeso del propio faraón y otros personajes de la
este significado se manifiesta claramente desde el
árabe algis derivaría un topónimo castellano que se
transformación para poder ser utilizado. Este proce-
realeza datados en el denominado período amar-
siglo XVI. Los Itinerarios de Felipe II mencionan en
repite en el Sureste peninsular, “aljezares”, y en cata-
so se inicia a partir del momento en que el yeso
niense (1364-1347), además de unas máscaras que
1575 la extracción y fabricación de yeso en Hellín
lán algeps y guix que significan “yeso”. Es decir, tanto
natural se extrae de las canteras o de minas subte-
Borchartd y Vandier han señalado como un vaciado
como parte de los recursos mineros y de industria
en castellano como en catalán, las lenguas de Castilla
rráneas. En la actualidad ha alcanzado un elevado
proveniente del rostro sin vida de Amenofis III6.
que poseen la población (Vandelvira González,
y Aragón, han quedado estos dos términos para refe-
grado de sofisticación tecnológica con el fin de
Esta utilización escultórica y decorativa del yeso
1996: 208). Allí mismo se informa de que las casas
rirse al yeso1. También del griego procede el nombre
obtener las propiedades requeridas para el tipo de
predominaría también en el mundo grecorromano,
de los pobres eran de tapial, o de yeso y de piedra,
de una de sus variedades, la selenita, o “piedra
yeso o escayola deseado, dando de esta forma satis-
tal y como puede verse en algunas estatuas del perí-
enjalbegadas de cal o revestidas de yeso, mientras
lunar”, así llamada por su color blanco intenso y per-
facción a las exigencias del mercado.
odo arcaico griego7 y en los muros en la isla de Delos
las casas de los poderosos eran de cal, sillería y canto
lado en clara alusión a la luz lunar. En consecuencia,
El yeso es uno de los minerales que el ser huma-
(Levi, 1992: 45-46). Aquí ya contamos con el valio-
(Vandelvira González, 1996: 193).
se pueden considerar como sinónimos suyos a la vez
no conoce y trabaja desde hace más tiempo, en
so testimonio que nos ofrece Plinio El Viejo, a partir
Las desigualdades de riqueza tiene en el hábitat
que como variedades la selenita, el alabastro , el
parte debido a que es uno de los minerales más
de una obra anterior del griego Teofrasto8. En su
uno de sus reflejos más explícitos, estratificando
espato satinado, la “Rosa del desierto”, el yeso fibro-
incluso los materiales constructivos en materiales
so y el yeso espejuelo (Hernández Torrego, 2002: 1-2)
2
3 En Blanco Freijeiro (1981: 16-17). 4 En Blanco Freijeiro (1981: 24-25). 5 Al oeste de El Cairo, en los alrededores de El Fayum se localizan importantes canteras de yeso (Baines; Malek, 1992: 21). 6 En Blanco Freijeiro (1989: 54). 7 Peter Levi nos muestra una coré
1 De este topónimo encontramos ejemplos en Murcia, Yecla y en el propio Hellín. 2 El alabastro, no obstante, es de dos tipos: uno
en yeso hallada en una tumba etrusca. Por su geometrismo y el material empleado la califica de “obra provinciana” (Levi, 1992: 71).
yesoso y otro calcítico utilizado en escultura.
8 Teofrasto (372-288 a.C.), llamado Tirtamo, fue el discípulo de Aristóteles que le sucedió en la dirección del Liceo.
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le consideraba adecuado. San Isidoro de Sevilla11 lo
(Pretel Marín, 1998: 23-24). Ya a finales del siglo XII,
trae a colación al tratar de los estucos romanos
en pleno período almohade recibía el nombre de
(Etimologías, XIX, 14): “La plástica consiste en
Falyán (Fellín, para los cristianos) y era cabeza de un
modelar con yeso las imágenes y figuras de las pare-
distrito que comprendía Isso y otras aldeas, en lo que
des y pintarlas de colore.” Ejemplos de decoración
Pretel Marín denomina “segunda línea de defensa del
en estuco del Bajo Imperio-Alta Edad Media los
Reino musulmán de Murcia” (1998: 21).
12
encontramos en Santa María de Melque (Toledo),
Esta segunda línea defensiva se extendía por el
representando una decoración vegetal que bien se
noroeste murciano y valle del río Segura, donde
podría interpretar como continuidad de la tradición
habían surgido núcleos contemporáneos de tamaño
romana local, más que como tamizada a través del
similar (hisn), como Yecla, Cieza y Calasparra, repo-
filtro omeya (Bango, 2004: 107).
blados por gentes llegadas del norte de África.
Habría que esperar, sin embargo, a la expansión
Todos estos núcleos presentan un denominador
y asentamiento del Islam, heredero del mundo cul-
común en los estudios arqueológicos: la profusión
tural helenístico-romano y la tradición iraní de la
de la utilización del yeso como material de construc-
Persia sasánida, para que la “piedra calcinada”
ción, incluso en morteros donde se utilizaba la cal
adquiriese un auge espectacular como material
habitualmente con mejores resultados.
constructivo.
En efecto, Yecla (hisn Yakka), Cieza (Siyâsa) y Calasparra (hisn Qalashbarra), asentamientos de
Fotografía 2. Puerta delantera del horno con su tejaroz.
2.2 Historia, Tradición andalusí y arquitectura
época andalusí con cronologías de entre el siglo XI y
del yeso
2ª mitad del XIII, el yeso es el material omnipresen-
libro XXXVI de su “Historia Natural” (XXXVI, 182),
- Era utilizado en la construcción, al parecer limi-
El Campo Hellín, que comprende los municipios de
te. Es más, la vecina comarca del Alto Vinalopó
Plinio habla precisamente del gypsum, el gyps grie-
tado a los revestimientos (mezclado con cal en
Hellín y Tobarra, se encuentra en el límite meridional
(Villena, Caudete y Sax), en la que quedó integrada
go latinizado:
muchas ocasiones), o en la ornamentación de
de la comunidad autónoma de la Junta de
administrativamente la comarca del Altiplano de
estructuras arquitectónicas (estucos), y a buen segu-
Comunidades de Castilla-La Mancha en contacto
Jumilla-Yecla durante esa época, presenta exacta-
ro en la escultura y los talleres escultóricos.
9
con el Norte de la de Murcia, formando parte de ese
mente el mismo fenómeno (Rizo Antón et alii 2001)
Hay varios tipos, pues se obtiene mediante
- La selenita, quizá junto con algunas micas, está
antiguo solar andalusí, precisamente del que fue
Destaca sobremanera Siyâsa (Cieza), la más anti-
cocción de la piedra, como en Siria y en
específicamente destinada a cubrir ventanas dado
Reino taifa de Murcia, que junto con el reino de
gua, puesto que como alquería podría existir al
Thurii ; se la extrae de la tierra, como en
su traslucidez característica.
Granada fueron los dos últimos reductos islámicos
menos desde el primer cuarto de siglo XII, creciendo
de la Península.
hasta convertirse en hisn a mediados de ese mismo
“El yeso es materia emparentada con la cal.
10
Chipre y en Perrhébia; y el de Tymphaico se encuentra en la superficie del suelo.” Resumiendo el total de lo que Plinio nos dice sobre el yeso, podemos decir que:
- Se conocen yacimientos a lo largo y ancho del
El Hellín actual tiene su origen en época andalusí.
siglo (Jiménez Castillo, 2002: 118-119). Yecla,
Por lo que sabemos se trataba de un hisn, una pobla-
comenzaría a finales del siglo XI (Ruiz Molina, 2002:
Esta dimensión decorativa de yeso excluía en
ción mediana y fortificada que constituye la categoría
108) y Calasparra, otro hisn, aparece citado por
gran medida su uso constructivo para el que no se
intermedia entre medina (ciudad) y alquería (caserío)
algunos geógrafos árabes de mediados del XII.
imperio y se explotan con profusión.
9 La edición de esta obra que se ha utilizado aquí es la francesa de J. André, traducida al francés por R Bloch y comentada por A.
11 Su período vital se desarrolla entre el 560 y el 636 aproximadamente. Fue arzobispo de Sevilla y escribió una obra de carácter
Rouveret. La traducción del francés al español es del que suscribe estas líneas. 10 La villa de Thurii estaba en el sur de Italia.
enciclopédico, las Etimologías. 12 En Bango (2004: 107)
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En estos asentamientos, además de funciones
tribuido a una explotación de corto alcance destina-
ornamentales, patentes en las yeserías ciezanas de
da a cubrir las necesidades constructivas y ornamen-
arcos, ménsulas, ventanas, paños calados (Jiménez
tales de un mercado local, sin pretensiones de
Castillo, 2002: 126), se emplea en enlucidos de jam-
comercialización hasta bien avanzado el siglo XX.
bas, hogares y poyetes (Pozo Martínez et alii, 2002:
Por lo tanto, en muchos lugares no se planteaba la
165), para construir hornos (Ruiz Molina, 2002: 113),
creación de una empresa yesera que exportara yeso.
pavimentar suelos (Ruiz Molina, 2002: 113; Jiménez
Sólo se aspiraba a cubrir las necesidades de un
Castillo, 2002: 131; Pozo Martínez et alii, 2002: 167-
núcleo cercano con un material disponible (Abad
168), cubrir viviendas (Pozo Martínez et alii, 2002:
Alegría, 1997: 42)
165), y como mortero y revoque (Jiménez Castillo,
La caída de Chinchilla en manos del infante
2002: 131). En Yecla se destaca como novedad la uti-
Alfonso, futuro rey Sabio, pondría en manos de los
lización del tapial en las construcciones islámicas del
cristianos Hellín en fecha indeterminada entre 1242-
siglo XII y XIII (Ruiz Molina, 2002: 108), técnica que
1243. Sin embargo, esto apenas cambió la configu-
se utiliza en Cieza, Calasparra y Villena igualmente,
ración demográfica ni de la comarca de Hellín, ni de
subrayándose además en esta última la escasez de
las limítrofes, a causa de la escasa potencia repobla-
otros materiales como el ladrillo o el mortero de cal
dora cristiana (Pretel Marín, 1998: 23-24).
por su elevado costo (Pozo Martínez et alii, 2002:
Durante el siglo XIV bajo el infante Don Juan
165). El tapial se presenta ahora junto al mampues-
Manuel, Hellín se consolida como población cristiana
to, técnica constructiva arraigada de antiguo en estas
y se beneficiada del tránsito de la ruta entre Castilla
tierras, utilizando como mortero el yeso y no la cal,
y Murcia, a pesar de la Guerra Civil. La aljama mudé-
que era lo habitual en la construcción clásica.
jar suponía algo más de un tercio de la población y
En definitiva estamos ante técnicas constructivas
se mantuvo al menos hasta inicios del siglo XV (Pretel
nuevas en asentamientos ex novo, o pequeños
Marín, 1998: 69-81). No obstante, la situación
núcleos que luego se engrandecerían (Cieza), llega-
comenzaría a cambiar a peor con el transcurrir de
das de la mano de gentes norteafricanas, que se
esta centuria, en especial con la guerra de Granada,
asentadas en zonas rurales poco habitadas junto a
que les hacía sospechosos de albergar en sus casas a
grupos de población local islamizada, tal y como se
correligionarios suyos (Pretel Marín, 1998: 69-81).
acredita en el caso de Calasparra (Pozo Martínez et
Con la discriminación de razas en barrios separados,
alii 2002: 150), y seguramente en el de Yecla y
exigidos por las leyes de Toledo de 1480, los mudé-
Cieza. Este uso es consecuencia de las restricciones
jares de Hellín comenzaron a irse a otros lugares o
de un marco de economía rural con un elevado
simplemente escapaban al reino de Granada, de
grado de autarquía y de su elevada disponibilidad en
forma que en 1488 ya había testimonios de que la
el entorno (Pozo Martínez et alii, 2002: 165)
aljama se estaba despoblando, quedando a fines de
La profusa presencia del yeso en la naturaleza y
siglo un grupo muy exiguo que a principios del XVI
lo asequible de su extracción y elaboración han con-
ya había adoptado las costumbres cristianas e inclu-
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Fotografía 3. Cenicero de un horno yesero.
so se había bautizado, pasando a convertirse en
Felipe II no tiene continuidad. La ausencia de las
moriscos (Pretel Marín, 1998: 145-147).
yeseras en la documentación posterior nos permite
Así, en los inicios del nuevo siglo, Hellín habían
suponer que las yeseras de Hellín constituían el típi-
perdido casi toda su aljama mudéjar, pasando a con-
co punto local de producción, uno más de entre la
tinuar sus actividades artesanales población cristiana
miríada de yeseras locales que funcionaban al ritmo
humilde, y en ocasiones inmigrantes de pueblos
que marcaba las necesidades, en un marco, el de la
vecinos (Pretel Marín, 1998: 168). Entre estas activi-
explotación de minerales y metales antes del siglo
dades se contaría la fabricación de alfombras, las
XX, caracterizado por la intermitencia (Vilar y Egea,
sederías, lienzos de lino y cáñamo, y a nuestro juicio
1986: 56) y reforzado por la consabida práctica de
la producción de yeso, actividad que continuaría
calcinarlo a pie de obra:
necesariamente durante bastante tiempo, al menos para aparecer como referencia en los Itinerarios de
“La calcinación del yeso debería hacerse,
Felipe II de finales del XVI.
cuando haya posibilidad, en la misma obra, o en sus cercanías; porque sobre ser mejor
3 La elaboración del yeso
gastándole recién calcinado, hay la ventaja
La aparente excepcionalidad que le proporcionó
de poder cuidar que los manipulantes no le
aquella temprana mención en los Itinerarios de
den demasiado fuego a fin de poderlo
revistavalencianad’etnologia
101
machacar mejor, o no le adulteren mezclan-
En la descripción que continúa se ha optado por
ducción del mineral. El otro es más pequeño, situado
estos hornos se podían producir 35.000 kilogramos
do tierra o ceniza u otra cosa, lo cual se
combinar los procesos de elaboración con las insta-
en la cara opuesta y a un nivel más bajo para contro-
semanales, cantidad que permitió postergar s reno-
conoce en que al tiempo de gastarle tarda
laciones donde se ejecutaban. Hay que advertir no
lar la fundición. Este último, al abrirse en el cuerpo del
vación tecnológica hasta bien entrado el siglo XX
en tomar cuerpo y fortaleza”. (Villanueva,
obstante que las denominaciones empleadas en la
horno, requiere de un arquillo de mampostería o de
(Díaz Díaz, 1995: 183).
1827: 63).
descripción responden a un mero agrupamiento de
un dintel sobre él que se coloca un tejaroz de made-
Antes de quemar el yeso se debía preparar o
las instalaciones en función de su proximidad y con-
ra o metal. A través de esta puerta una estrecha
“armar el horno”. El horno se cargaba apilando el
Las yeseras de Hellín comprenden tanto la cante-
centración espacial. Se delimitaron una serie conjun-
rampa comunica interior y exterior para permitir el
mineral en el suelo del horno formando un cono, o
ra de yeso como las anexas instalaciones de fábrica.
tos, a cada uno de lo cuales se denominó “Yeseras”
vaciado de cenizas y la alimentación de combustible.
más bien una bóveda, que haría las veces de cáma-
Frente a los hornos yeseros a pie de obra, que se
seguido de un número correlativo. De modo que
La técnica constructiva predominante es el
ra de cocción. Esta cámara de cocción se cerraría
levantarían de forma puntual, suponen una explota-
“Yesera 1” y “Yesera 2” son únicamente unidades
mampuesto con argamasa, aunque de forma pun-
aproximadamente a la altura de un metro teniendo
ción concentrada, de cierta regularidad, que aprove-
de catalogación distintas que no presuponen nece-
tual aparezcan materiales más modernos como el
buen cuidado de haber colocado las piedras más
cha un afloramiento yesero, cuya producción podía
sariamente diferentes explotaciones.
cemento, el ladrillo del 9 y ladrillo plano. La base del
grandes lo más próximas posibles al fuego y colo-
horno se asienta en una zanja y se recubre exterior-
cando las más menudas ripiando los huecos que pudieran quedar, de lo cual se ocupaba un operario.
ser absorbida por la demanda local. Evidentemente de haberse tratado de un yacimiento importante,
3.1 La extracción y calcinación
mente de tierra para aumentar su solidez y capaci-
habría trascendido ese límite y el yeso habría sido un
La extracción del yeso se efectuaba a cielo abierto
dad ignífuga . El suelo interno del horno aparece
La operación de armado se continuaba desde el
impulsor económico y del poblamiento de primer
mediante la utilización de herramientas mecánicas:
pavimentado de argamasa refractaria en ocasiones,
exterior llenando los huecos con mineral cada vez
orden, tal y como ilustra el ejemplo del municipio de
Almádenas (mazas), picos y prepales o barrones
o simplemente con tierra apisonada.
más menudo conforme se alejaba de la fuente de
la Sagra (Toledo), núcleo fundado a principios del XIV
(barras de hierro con la punta en chaflán). Más
Respecto a sus dimensiones, señalar que destaca
calor. El aspecto final del horno armado era el de un
en relación con la explotación de las canteras de yeso.
recientemente se utilizarían la acción de retropalas
la variabilidad de los principales parámetros: El diáme-
cono que sobresalía de su cuerpo circular. Era el
Las yeseras de Hellín se localizan al sureste de
mecánicas excavadoras de las que quedan huellas
tro oscila entre 1,5 y los 4 metros, mientras la altura
momento de cerrar la puerta de carga y parte de la
en el frente de la cantera.
lo hace de 2,5 a 6 metros. Este surtido de tamaños
de descarga con piedras o material inmune al fuego
Hellín, en una zona sedimentaria de materiales blan-
13
dos cortada por el cercano arroyo de Tobarra. Allí, los
El mineral se procuraba extraer de la forma más
era la forma de regular las cantidades de yeso que se
(García Herrero et alii, 1997: 77; Rizo Antón et alii,
frentes de la cantera dejan a la vista los estratos yese-
fragmentada posible para facilitar la incineración, pues
producían y no es, desde luego, exclusivo de Hellín14.
2001: 37; Díaz Díaz, 1995: 183).
ros. Se trata de un lugar muy conocido y transitado
de lo contrario los bloques debían de ser partidos
Aunque a este tipo de hornos se les conoce
El combustible empleado era esparto (atocha) y
desde la antigüedad, en el corredor natural que va
expresamente antes de ser introducidos en los hornos.
popularmente como “morunos” (Puche et alii,
leña de pino de la que se encuentran todavía nume-
desde Albacete a Murcia y que enlaza la Meseta con
La blandura y superficialidad del mineral facilitó
2006: 333), una tipología reciente más precisa los
rosos restos. La leña se introducía en la cámara de
el sureste peninsular. La antigua calzada romana que
el empleo de estas técnicas extractivas sencillas y
clasifica como “aéreos”, o sea, “[...] horno construi-
cocción a través de la puerta de descarga ya parcial-
enlazaba Complutum (Alcalá de Henares) con
asequibles, mientras en otros yesares se debía recu-
do en suelo llano, tan sólo con una pequeña calde-
mente cerrada. En algunos de los hornos de la
Cartago Nova (Cartagena) lo atravesaba (López
rrir al uso de explosivos en voladuras controladas
ra excavada bajo tierra, levantándose la “cámara de
Yesera 1 y 2 los pasillos excavados en el suelo facili-
Precioso, 1993: 116) La Cañada de La Mancha, una
(Rizo Antón et alii, 2001: 36-37).
cocción” a medida que se “arma” el horno [...]”
tarían tanto el encendido de la leña, la alimentación,
(Díaz Díaz, 1995: 181). Con tan sólo dos hornos de
la retirada de cenizas molestas y la descarga final. La
vía pecuaria, pasa por sus inmediaciones, al igual que
La calcinación del mineral extraído de la cantera
la actual autovía Murcia-Albacete y la carretera
se llevaba a cabo en los hornos yeseros, erigidos a
nacional 301. Los frentes de la cantera sobrepasan
escasos metros. Estos hornos son cuerpos de fábrica
en la actualidad los 6 metros de altura con facilidad,
de forma circular con dos vanos: Uno amplio y com-
sin contar con que la erosión haya desmontado.
pletamente abierto hasta arriba para permitir la intro-
102
revistavalencianad’etnologia
13 En Villena se observan técnicas más sofisticadas, como los “cinturones” de mampostería alrededor de los hornos para proteger la estructura del fuego (Rizo Antón et alii, 2001: 35). 14 En Villena la variabilidad de los diámetros es mayor, entre 1,5 y 5 metros, (Rizo Antón et alii, 2001: 35). En Caprés (Murcia) es mucho menor, entre 1,5 y 2,5 metros, añadiendo además el dato de la altura, entre 2 y 4 metros, señalando la relación proporcional que ésta última guardaba con el diámetro (García Herrero et alii, 1997: 77)
revistavalencianad’etnologia
103
días en función de la cantidad de yeso que se hubie-
yar la cubierta. Consta de un solo ambiente, donde
ra cargado. La cocción era un momento realmente
se iluminaban con lámparas de petróleo y bebían de
delicado porque resultaba fundamental distinguir el
un cántaro. En no de los ángulos de la estancia un
fuego y los humos que salían del horno:
hogar-chimenea cubría las necesidades caloríficas. Junto al tejado de esta vivienda se ha hallado
“Claro, claro, luego el fuego te lo decía
una base de metal y cemento sobre la que se reali-
cuando estaba el yeso ya quemado, porque
zó la siguiente inscripción: “ENERO/25-1-67”, posi-
cuando salía el fuego en flama arriba, es
blemente una base para un generador de electrici-
cuando estaba quemado. Hasta que no
dad movido por un motor de explosión, colocado en
saliera el fuego por encima no estaba que-
esa fecha para uso de la vivienda.
mado”. García Herrero et alii (1997: 78)
En la Yesera 4 se han hallado dos casas-cueva bastantes amplias. Lamentablemente resulta imposi-
Terminada la incineración se debía esperar a que
ble describirlas con precisión porque se han desmo-
se enfriara el horno un tiempo proporcional a la can-
ronado por dentro. Al contrario que en caso ante-
tidad de yeso quemado, pero nunca menos de un
rior, se trataría de las moradas permanentes para los
día. Una vez frío había que hundir todo el amonto-
yeseros y sus familias.
namiento calcinado y se seleccionaba entonces el tipo de piedra más adecuado para la elaboración de
3.2 Molido, almacenado y carga
los yesos más comunes . El yeso quemado quedaba
Una vez hundido el horno, se descargaba y se sepa-
entonces listo para ser molido y cernido.
raban las piedras de yeso para elaborar las mezclas
16
Ilustración 1. Detalles de la trituradora de yeso.
cantidad de combustible necesaria para la operación
desde el siglo XVI, bien de la Sierra del Segura, a tra-
variaba en función del tamaño del horno y de la can-
vés del río del mismo nombre, único lugar de la
tidad de yeso que se cargara. Los hornos llegaban a
inmediaciones del que puede proceder una tercera
consumir más de 2.000 arrobas de leña (unos 2.300
variedad, el pino negro o laricio, usada no como
kilos) (García Herrero et alii, 1997: 78). En Villena se
combustible sino en la construcción de los hornos.
constata un consumo medio de 125 kilos de leña
La incineración o cocción del yeso requería
por cada tonelada de yeso, con el consiguiente pro-
alcanzar temperaturas de entre 140 y 150 grados
blema de suministro de madera desde el siglo XVIII
Celsius para que el sulfato de calcio dihidratado se
(Rizo Antón et alii, 2001: 38-104).
convirtiera en sulfato de calcio semihidratado.
La madera, por cierto de dos variedades (la pinus
Como los medios no siempre permitían controlar la
halepensis y la pinus pinea), podía proceder bien de
temperatura del horno y el mineral necesitaba un
las inmediaciones15, aunque no en cuantía excesiva,
mínimo de 12 horas de exposición a esta tempera-
debido a una deforestación de la zona testimoniada
tura, el proceso podía prolongarse durante varios
Dado lo prolongado y complejo de la calcinación
pertinentes. La siguiente tarea consistía en moler el
se hacía preciso velar por el correcto cumplimiento
yeso para reducirlo a polvo y posteriormente se cri-
del proceso. De aquí los pequeños alojamientos
baba para eliminar las impurezas, denominadas
temporales donde los yeseros pernoctaban y se
granzas (Barba Rueda, 1987: 126)
cobijaban de la intemperie a pesar de que las tareas de incineración no pudieran llevarse a cabo con llu-
“Calcinado que sea el yeso, se machaca, gol-
via (invierno y otoño) , ya que cómo hemos visto los
peándole con unas mazas de madera llamadas
hornos carecen de cubiertas.
palancas de la fig. núm. 3, lám. 1, y después
17
Una de estas viviendas circunstanciales fue cons-
se cierne para quitarle toda la piedrezuela que
truida adosada a uno de los frentes abandonados de
ha quedado cruda llamada granza, y ponerle
la cantera, aprovechándolo como lateral y para apo-
en estado de gastarle.” (Villanueva, 1827: 65)
16 Recordemos que según lo que decía Juan de Villanueva había dos tipos fundamentales de yeso, en función de su cantidad de impurezas: el blanco (revestimientos y ornamentación) y el moreno (construcción). En algunos sitios se habla de alguna variedad más, concretamente en Villena se elaboraba el blanquillo, resultado de mezclar el blanco con el moreno (Rizo Antón et alii, 2001: 29). 17 Existen yeseras con bóveda preparados para mantener la cocción del yeso a pesar de la lluvia. En Villena se les denomina
15 El pinus pinea recibe el nombre local de pino doncel y se encuentra en la cercana Sierra de los Donceles.
104
revistavalencianad’etnologia
“capillas”(Rizo Antón et alii, 2001: 34-35)
revistavalencianad’etnologia
105
La molienda se ejecutaba mediante un rulo de
4 Patrimonio, “relevancia” e identidad
piedra bien en un lugar al aire libre, una era de
Las yeseras en Hellín perduran en plena época indus-
moler yeso, o en un edificio cubierto preparado para
trial como una forma residual de producción artesa-
ello, el molino de yeso. Las ventajas de este último
nal, porque en la producción de yeso la industrializa-
frente al primero eran evidentes puesto que la
ción implica la mecanización de las tareas extracti-
molienda no se veía obstaculizada por los elementos
vas, de molido y cribado. La calcinación es la parte
de la climatología. Por eso, en canteras donde la
del proceso de elaboración que exigía menos cam-
explotación fue prolongada convenía construir
bios. Mientras la competencia no amenazó las
algún molino de este tipo (Rizo Antón et alii, 2001:
pequeñas explotaciones poco capitalizadas, estas
38). En cambio, lo más frecuente solía ser una era
pudieron asegurar su subsistencia suministrando al
cerca de los hornos (García Herrero et alii, 1997: 78;
mercado local con métodos tradicionales.
Rizo Antón et alii, 2001: 36)
Cuando las grandes empresas comenzaron a
Aquí no existe ningún molino como el de Villena
extender comercialmente su producto, la posición de
(Rizo Antón et alii, 2001: 38/90-91), pero sí una era
las yeseras se hizo insostenible. No obstante, hicieron
de molido. Por otro lado, la incorporación de las yese-
un último intento mecanizando tímidamente la
ras de Hellín a la era industrial les permitió contar con
extracción y el molido, que no prosperó porque la
medios más sofisticados. Dos trituradoras movidas
capacidad del yacimiento yesero impedía una produc-
por un motor de explosión que vertía el yeso molido
ción a gran escala y, por consiguiente la capitaliza-
en una tolva metálica para su posterior envasado
ción, para competir de pronto en un mercado globa-
Ilustración 2. Sección de las instalaciones del horno alfa.
ron. La elaboración y uso del yeso, herencia secular
que todavía imperan (García Canclini, 1999: 22-23)
mudéjar y parte del paisaje etnológico del Campo de
Esta carencia de excepcionalidad impide su inclu-
Hellín, está lista para cambiar de estatus y entrar en
sión en la adjudicación de valores tales como los
una nueva categoría que lo conceptúa como bien o
artístico-estéticos, históricos, literarios, derivados de
bienes comunes de la sociedad: el patrimonio.
la singularidad, concepto central de la concepción
Sin embargo, a pesar del tratamiento que posee
mercantilista que rige en las culturas capitalistas. La
dentro de la ley , el patrimonio etnológico parece
consecuencia de todo esto es una privación de
ser el patrimonio que menos preocupa al “gran
VALOR, curiosamente consagrada mediante su incor-
público”. Esta despreocupación se hace patente en
poración a la Ley de Patrimonio de 1985 (y a sus con-
2 puntos: Para empezar, no parece reclamar una
creciones autonómicas) con un estatus especial defi-
acción urgente de protección y conservación porque
nido por constituir “las formas relevantes de expre-
no se trata de objetos únicos (ni mucho menos), sino
sión de la cultura”, aunque sin definir que es lo “rele-
de bienes que han formado parte de la cotidianei-
vante”, y por tanto susceptible de ser protegido con
dad de la sociedad, en uso hasta hace muy poco
recursos públicos, al albur de la interpretación de no
tiempo, aunque haya sido de forma residual, susti-
se sabe bien quién (Limón Delgado 1999: 12-13).
18
(Yesera 2, situadas junto a los hornos alfa y beta).
lizado. Queda la cuestión de saber que hubiera ocu-
En los muelles, unas trincheras acondicionadas
rrido de haber dispuesto de un yacimiento yesero
para albergar la tolva, se efectuaba la carga del
abundante, aunque el ejemplo de las cercanas minas
material molido en carros y camiones con destino a
de azufre, explotadas por compañías extranjeras pri-
su envasado. No obstante, su presencia se constata
mero y nacionales pero ajenas a la región después
en los hornos alfa y beta, siendo usual encontrar en
(Carmona Zubiri, 2007), resulta bastante revelador.
su lugar de una estructura bastante más sencilla: la
Las yeseras han amortizado su uso ante una con-
plataforma de carga. Se trata de una terraza refor-
versión de la actividad que ha supuesto la maquini-
zada por un muro de contención en mampostería,
zación, la capitalización, la deslocalización hacia
colocado al pie de la puerta de descarga del horno.
lugares de potencialidad productiva a gran escala. En
Los muelles y plataformas de carga formaban
definitiva, la entrada en la globalización ha supuesto
parte del completo viario interno de la cantera en
lo que podríamos denominar una “des-localidad”,
conexión con unas rampas que conducían a la parte
que más allá de suponer una des-ubicación de la pro-
superior de los hornos, y de los caminos que iban a
ducción ha eliminado el marco autárquico de peque-
las puertas de carga y descarga, así como a la era de
ñas productoras locales, dejando sus ruinas en el pai-
molienda del yeso.
saje y en la memoria el recuerdo de lo que supusie-
106
revistavalencianad’etnologia
tuidos por otros que cumplen una función equiva-
Esta indeterminación legal no se limita a relegar
lente. Como señalaba Agudo Torrico, un patrimonio
al patrimonio etnológico (o etnográfico) al último
“modesto”, inmerso en los procesos evolutivos de la
peldaño de las prioridades de las políticas de protec-
cultura (1999: 53-54). Esa cotidianeidad y falta de
ción conservación del patrimonio, sino que compar-
excepcionalidad lo aparta de ciertas concepciones
timenta el patrimonio, acentúa la desigualdad entre
de patrimonio sostenidas desde ciertas elites sociales
sus componentes e impide las mediaciones de los
18 Ley de patrimonio de Castilla-La Mancha 4/1990 del 30 de mayo.
revistavalencianad’etnologia
107
especialistas que generarían una presión social para
hegemónicos para hacernos saber quiénes somos y
su protección. Por mi experiencia puedo señalar que
recordárnoslo permanentemente.
El resultado es una estratificación del patrimonio en la que el llamado patrimonio etnológico, o etno-
ción geográfica de aquella ciudad. Monografía de Excavaciones Arqueológicas en España. Ministerio de Cultura. Madrid.
en modo alguno se trata de que el patrimonio no
El patrimonio es un nuevo estatus en el que los
gráfico, ocupa el escalón inferior en la recepción de
ANDRÉ, J. ; BLOCH R. ; ROUVERET, A. 1981 : Pline L’Ancien, Histoire
genere interés en el público. En las visitas al Tolmo
objetos son resignificados como símbolos de la cul-
recursos públicos. Nada que ver con una presunta
Naturelle, Libro XXXVI. Texto establecido por J. André, tra-
de Minateda, Bien de Interés Cultural (BIC) que com-
tura propia. Que el proceso de simbolización se
falta de interés del público. La cuestión fundamental
prende los restos de una ciudad íbero-romana, las
alcance a través de la singularización que conlleva la
reside en que los compartimentos legales que divi-
casas-cueva de finales de los siglos XIX y XX que se
adscripción de valores de diversa naturaleza no es
den el patrimonio debieran servir para un tratamien-
esparcen por sus laderas generan más interés y
para nada casual ni natural. Es fruto de una concep-
to diferente y no para su fragmentación. Debieran
entusiasmo que los propios restos arqueológicos
ción patrimonial de gran arraigo y responde a una
estar al servicio de la especificidad y no convertir la
objeto de protección legal.
intencionalidad evidente de los grupos sociales
indeterminación en ambigüedad.
ducido por R. Bloch y comentado por A. Rouveret. Collection des Universités de France. Edita Société d’edition « Les belles lettres ». Paris. BAILEY, K. C. 1932: The Elder Pliny’s chapters on chemical subjects. II tomos. Edward Arnold and Company. London. BAINES, J.; MALEK, J 1992: Egipto. Dioses, templos y faraones. II volúmenes. Colección Atlas Culturales del mundo. Ediciones Folio/ Ediciones del Prado. Madrid. BANGO, I. G. 2004: Arte hispano visigodo. Artes figurativas y
En realidad, si el planteamiento parte de que algo
hegemónicos de controlar las claves identitarias de
Por otro lado, que se insista en lo “relevante”
que se supone propio, el patrimonio cultural, debe ser
acuerdo a una premisa muy concreta: Definirnos
implica un proceso de interpretación selectivo, cuyo
Artis. Extraída de Bango, I. G. 2001: Arte prerrománico hispa-
“reconocido” como tal y además esta identificación
como colectividad frente a otros estados-nación (u
peligro principal radica en crear identidades moldea-
no. El Arte de la España cristiana de los siglos VI al XI. Tomo
no se consigue, desde luego algo muy extraño ocurre
otras unidades político-administrativas), a la vez que
das desde el presente, privilegiando todo aquello que
(Limón Delgado, 1999: 9). Pero lo cierto es que el
se disipan las divisiones y desigualdades internas
nos convierta en singulares. Esta forma de construc-
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Toledo.
patrimonio no ha sido “reconocido” per se ni siquie-
como si de un todo homogéneo se tratara. Como si
ción de la identidad basada en supuestas esencias sin-
BLANCO FREIJEIRO, A. 1981: Arte Antiguo del Asia Anterior.
ra en el caso de aquel que acapara valores excepcio-
fuera la comunidad entera la que lo proclama, el
gulares atemporales, a descubrir en cada elemento
nales, porque el patrimonio cultural es un constructo
mensaje de que “somos únicos porque somos sin-
patrimonial, únicamente puede devenir en concep-
generado por especialistas, asociado a la identifica-
gulares” suena claro y alto.
ciones etnocéntricas monolíticas que han demostrado
ción de un estado nación con una cultura representa-
Orfebrería en la España de los siglos VI y VII. Colección Summa
VIII-II de Summa Artis. Editorial Espasa-Calpe. Madrid. BARBA RUEDA, C. 1987: Guía de la Artesanía de Ciudad Real.
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Esta concepción patrimonial es la que prevalece en
ser muy dañinas. La construcción del patrimonio debe
la interpretación de la ley de patrimonio, aprovechando
tener como premisa moral primordial no prescindir de
CARMONA GONZÁLEZ, A. 1998: “Cieza en la red viaria andalusí”.
En tanto que símbolo representativo de la cultu-
la indeterminación de las expresiones “relevantes” de la
la realidad de los hechos, porque es la única forma de
Materiales de Historia Local, pp. 133-140. Cita y traduce a
ra e identidad nacional su titularidad debe ser públi-
cultura. Indeterminación perfectamente justificable
mostrar y transmitir un mensaje importante: que la
ca en una sociedad democrática. Una suerte de pro-
desde el punto de vista antropológico, porque estable-
unicidad de cualquier grupo humano no se basa en
da por un conjunto de bienes característico.
piedad eminente que hace partícipes a todas las cla-
cer de antemano cuales son esas expresiones relevantes
su singularidad y originalidad, sino en el cómo utiliza
ses y grupos sociales de los logros y bienes de sus
equivaldría a definir que existe una identidad eterna al
los diversos elementos para adaptarse al medio al
miembros más excepcionales, convirtiéndose en su
margen de toda circunstancia, cuando en realidad las
medio y para distinguirse de los otros grupos.
heredera última (de ahí el nombre de “patrimonio”
identidades se construyen a partir de un proceso sincró-
o de “heritage” en inglés). Una herencia legitimada
nico de negociación constante. Sin embargo, esta inde-
y legalizada por el hecho de no crear conflictos de
terminación viene siendo interpretada en clave de
titularidad entre lo público y lo privado, es decir, de
ambigüedad. El tener que someter a constante evalua-
AGUDO TORRICO, J. 1999: “Patrimonio etnológico e inventarios.
compatibilizarse con los fundamentos de la sociedad
ción los bienes, para determinar el que es relevante del
Inventarios para conocer, inventarios para intervenir”.
capitalista. Una herencia imprescindible políticamen-
que no, en la práctica sirve, en el mejor de los casos,
52-69. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Granada.
te para el estado-nación, especialmente los demo-
para posponer las posibles medidas de protección o
ALMAGRO BASCH, M. 1983: Segóbriga I. Los textos de la antigüe-
cráticos, impulsada por los nuevos grupos sociales
para relegarlos al limbo de la indefinición en otros.
108
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Editorial Consejería de Educación y Cultura de Murcia. Murcia. LEVI, P. 1992: Grecia, cuna de occidente. Editorial Folio (Ediciones del Prado). Colección Atlas Culturales del
El presente estudio analiza los patrones de producción y colaboración de la investigación española en antropología publicada en revistas internacionales, a través de un análisis de coautoría en las publicaciones científicas del área, recogidas en la base de datos Social Science Citation Index (SSCI).
Europeo, pp 333-342.
b- “El proyecto de conservación y puesta en valor del yacimien-
Actas del Seminario de urbanismo islámico, pp. 117-137.
JULIA OSCA LLUCH*
- 1998: Hellín medieval. Instituto de Estudios Albacetenses,
región de Murcia”. En Urbanismo islámico en el Sur penin-
Cultura de Murcia. Murcia.
PRODUCCIÓN CIENTÍFICA ESPAÑOLA Y REDES DE COLABORACIÓN EN ANTROPOLOGÍA
Palabras clave: Redes de colaboración, Colaboración institucional, Grupos de investigación, Antropología, Análisis de redes, España.
“José María Soler”. Villena. RODRÍGUEZ BECERRA, S. 1999: “Patrimonio cultural y patrimonio antropológico”. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, T. LIV, Cuaderno II, pp.107-123 CSIC Madrid. RUIZ MOLINA. L. 2002: “Urbanismo islámico en el cerro del casti-
This study analyzes the patterns of production and
Introducción
collaboration
in
La utilidad de los estudios bibliométricos en el análi-
anthropology published in international journals,
sis de la actividad científica, y como complemento
of
Spanish
research
llo de Yecla (Murcia)”. En Urbanismo islámico en el Sur
through an analysis of co-authorship in scientific pub-
LIMÓN DELGADO, A. 1999: “Patrimonio ¿de quién?”. Cuadernos.
peninsular y Norte de África. Actas del Seminario de urba-
lications, listed in the database Social Science
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a- “Propuestas para el estudio y la investigación en antropolo-
VILAR, J. B.; EGEA BRUNO, P. M. 1985: La minería murciana con-
gía cultural en el campo de Hellín”. Zahora, 27, pp. 5-10.
temporánea (1840-1930). Caja Murcia-Universidad de
Diputación de Albacete.
Murcia. Murcia.
b- “La cerámica hellinera blanca y azul. Una gran desconocida”. Zahora, 27, pp. 11-16. Diputación de Albacete.
Key words: Collaboration networks, institutional
medio de difusión de los resultados de la investiga-
collaboration, research groups, Anthropology, Network
ción en la ciencia actual. Por esta razón, los estudios
Analysis, Spain
basados en datos derivados de estas publicaciones han adquirido gran interés para realizar el seguimiento de la ciencia, ya que permiten mostrar tendencias en la producción y en su impacto, detectar
nea (1840-1930)”. Al-Basit, nº 19, pp. 33-67. VILLANUEVA, JUAN DE 1827: “Arte de albañilería (o instrucciones para
Dos estrategias para el desarrollo significativo del patrimo-
los jóvenes que se dediquen a él)”. Edición de 1984 a cargo
nio en contextos turísticos”, Actas del II Congreso de
de Ángel L. Fernández Muñoz. Editora Nacional. Madrid.
áreas de especialización o identificar centros o grupos relevantes dentro de cada país. La colaboración científica entre los autores y las
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PÉREZ HIGUERA, T. 1997: Lo mejor del Arte Islámico. Colección Lo mejor del Arte 9. Historia 16. Madrid. POZO MARTÍNEZ, I.; Robles Fernández, A.; Navarro Santa-Cruz, E.
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instituciones es un rasgo diferencial de la investiga-
os/mineralogia/ especifica/mineralesAZ/Yeso/yeso.html [consul-
ción que se realiza actualmente. La colaboración cien-
tada el 27/08/2005]
tífica ha experimentado un enorme auge en las últi-
Ayuntamiento de Alameda de la Sagra 2005: http://www.aytoala-
2002: “El despoblado andalusí de la Villa Vieja (Hisn
medadelasagra.es/ WEB/1-municipio/0-index.htm [27/08/2005]
Qalashbârra) La transformación de una alquería en un hisn
BPB Fórmula: http://www.bpbformula.com/es/content-2-2.aspx
de la cora de Tudmir”. En Urbanismo islámico en el Sur
[27/08/2005]
revistavalencianad’etnologia
un hecho ampliamente admitido en la actualidad. Las publicaciones científicas constituyen el principal
- 1986: “Aproximación a la minería albacetense contemporá-
NOGUÉS PEDREGAL, A, M. 2006: “”Dar valor” y “poner en valor”.
de otros indicadores, como el juicio de expertos, es
mas décadas y los grupos de investigación han pasa* Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero (UV-CSIC).
[email protected]
do a ser la mínima unidad del sistema científico en muchas de sus áreas. En este sentido, cada vez es más
revistavalencianad’etnologia
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