Patricia López. \"Renacimiento ¿Periodo Histórico o Movimiento Artístico?\"

July 8, 2017 | Autor: P. López Pereira | Categoría: Renacimiento, Arte Del Renacimiento
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Descripción



Retamal, Julio. El Renacimiento. Una invención historiográfica. Universidad Gabriela Mistral, Santiago de Chile, 1997. Pág. 15
Ortega y Gasset. En torno a Galileo (Esquema de las crisis). Curso dictado en la Universidad Central Madrileña, 1933. Revista de Occidente en Alianza Editorial. (Versión electrónica). Pág. 29.
íbid. Pág. 35
íbid. Pág. 33
Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Editado en versión electrónica por www.elaleph.com, 1999. Pág. 127
Retamal, Julio. El Renacimiento. Una invención historiográfica. Universidad Gabriela Mistral, Santiago de Chile, 1997. Pág. 66
íbid. Pág. 35
íbid. Pág. 100
Ver Anexo de imágenes n° 1.
Gombrich, Ernest. La Historia del Arte. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. 1999. Pág. 201-202
íbid. Pág. 221
íbid. Pág. 223
Ver anexo de imágenes n°2
Ver anexo de imágenes n° 3
Ver anexo de imágenes n° 4
Ver anexo de imágenes n° 5
Gombrich, Ernest. La Historia del Arte. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. 1999. Pág. 229
íbid. Pág. 247
Ortega y Gasset. En torno a Galileo (Esquema de las crisis). Curso dictado en la Universidad Central Madrileña, 1933. Revista de Occidente en Alianza Editorial. (Versión electrónica). Pág. 5
Universidad de playa ancha
Renacimiento: ¿Período Histórico o Movimiento Artístico?
Cátedra de Historia Moderna

Profesor Ángel Gordo Molina
Patricia López Pereira


Resumen: El período histórico denominado comúnmente como Renacimiento ha sido profundamente criticado en el último tiempo. La historiografía contemporánea hace revisión del mismo, perdiendo cada vez más seguidores en su sentido como iniciador de la llamada Modernidad. Sin embargo, en el campo de las artes plásticas es reconocido el arte italiano de los siglos XIV, XV y XVI como revolucionario, por lo que, si bien como etapa histórica pudiésemos cuestionarla, vale revisar éste importante capítulo de la Historia del Arte y su significado dentro de la experiencia humana, con el fin de comprenderla a cabalidad, y separando el desarrollo racional del hombre, con aquel más intimo que nos remite a su producción artística. Al hablar de Renacimiento ¿Hablamos de un período de la Historia como tal? ¿O podríamos decir que constituye un movimiento artístico?



Para todo aquel que haya encontrado en la Historia su vocación, es fácil recordar aquellas temáticas que nos hicieron ver en ésta disciplina un campo apasionante en el cual ahondar. Todo historiador, o pedagogo en Historia, recordará la etapa escolar en que se acercó por primera vez a la experiencia del hombre en sociedad, conociendo culturas y épocas diversas lejanas, y no tan lejanas, a nuestro tiempo y espacio. En mi caso, recuerdo haber sentido mucha curiosidad por el Renacimiento, etapa presentada como luminosa, en la cual el hombre exploró el conocimiento y se adentró en la ciencia, haciendo importantes descubrimientos y produciendo maravillosas obras artísticas. Todos sabemos, sin embargo, que la etapa de estudios universitarios dista mucho de los escolares, y todo aquello aprendido de forma primaria debe pasar por una revisión crítica que nos permita renovar aquellos conceptos estudiados años atrás.
En éste sentido, al hacer una revisión historiográfica nos encontramos con una realidad muy distante respecto al Renacimiento. Existen hoy en día un gran número de detractores a éste concepto, que como todo en la historiografía, es hijo de la construcción intelectual de autores de cierto movimiento, con su ideología y subjetividad. Podemos citar entre ellos a Julio Retamal Favereau, quien sostiene que el Renacimiento no existió como hecho histórico coherente y discernible en el espacio y tiempo, por lo que es inventado. Entre sus argumentos, encontramos alusión a todos los ámbitos en los que se desenvuelve el hombre: política, economía, religión, ciencias, artes. E incluso un exhaustivo análisis de la posibilidad de que exista un "renacer" en la historia, cosa que el autor ve como imposible, porque implicaría la ruptura de algo muy propio de la Historia: la continuidad y el cambio; si bien notamos que Julio Retamal le otorga a los elementos de continuidad una importancia mucho más grande que a los cambios mismos, no podemos negar un punto clave, y es que en términos sociales, el Renacimiento no poseía mayores diferencias con su antecesor, el Medioevo; la idea de una mentalidad secularizada para aquel entonces corresponde a muy pocos casos, y no al grueso de lo población, que no pretendía en ningún sentido abandonar sus creencias, y que por lo tanto, seguía pensando a través del prisma cristiano. Podemos citar, bajo esta idea, a José Ortega y Gasset, quien afirma que el Renacimiento es un esfuerzo por desprenderse de la cultura tradicional que durante la Edad Media llegó a ahogar la espontaneidad del hombre. Ésta definición va ligada al concepto central de su obra respecto a las Crisis Históricas:
"Cuando el cambio de mundo que se produce consiste en que el mundo o sistema de convicciones de la generación anterior sucede en estado vital en que el hombre se queda sin aquellas convicciones, por tanto, sin mundo"
Esto implica, por lo tanto, que aquella generación busque nuevas posiciones y creencias. El hombre sin mundo al que nos remite Ortega y Gasset es aquel que se ve en la obligación de crear un nuevo sistema de pensamiento, sin poder heredar del todo aquello que han dejado las generaciones anteriores, por agotamiento del sistema anterior o cambios importantes dentro del devenir histórico. Si asumimos el Renacimiento como un momento de crisis, de transición como también añade el autor, y ahondamos en las características de aquella época podremos encontrar dos ejemplos que nos ayuden a comprender la poca homogeneidad que poseían aquellos hombres respecto a sus pensamientos. La Teoría heliocéntrica del Sistema Solar de Nicolás Copérnico, quien vivió durante el siglo XV y XVI, no fue conocida en amplitud hasta cinco generaciones después de su aparición. Para Ortega y Gasset la explicación se encuentra en que en la Edad Media las ciencias particulares son de orden secundario, mientras que la verdad está dada por la teología y la filosofía, cuestión que cambia con el Racionalismo.
Siguiendo ésta lógica encontramos el segundo ejemplo en la obra de teoría política "El Príncipe", de Nicolás Maquiavelo. En el capítulo XXV "Del poder de la fortuna en las cosas humanas y de los medios para oponerse", hayamos una fuente esclarecedora respecto a la mentalidad de un hombre de aquel tiempo:
"No ignoro que muchos creen y han creído que las cosas del mundo están regidas por la fortuna y por Dios de tal modo que los hombres más prudentes no pueden modificarlas; y, más aún, que no tienen remedio alguno contra ellas (…) Esta opinión ha gozado de mayor crédito en nuestros tiempos por los cambios extraordinarios, fuera de toda conjetura humana, que se han visto y se ven todos los días. Y yo, pensando alguna vez en ello, me he sentido algo inclinado a compartir el mismo parecer. Sin embargo, y a fin de que no se desvanezca nuestro libre albedrío, acepto por cierto que la fortuna sea Juez de la mitad de nuestras acciones pero que nos deja gobernar la otra mitad, o poco menos."
Si bien no podemos hacer juicio de una época a través de un solo hombre, la opinión de Maquiavelo nos parece importante en cuanto su teoría política, ya que en ella no puede dejar fuera el elemento religioso como parte fundamental del hombre y su existir, aunque su obra busque el divorcio entre la moral de Estado y la moral católica común. No podemos hablar por tanto de éste período como un momento de secularización total y mucho menos, de preeminencia científica.
Ahora bien, si con todo esto aceptamos la idea de que el período denominado Renacimiento constituye una crisis de transición en Occidente, existe un elemento que nos llama la atención y que a nuestro parecer no se puede encajar tan fácilmente en esta nueva forma de comprender el concepto: hablamos del Arte, en específico el que se gestó en la Italia del trecento, quattrocento y cinquecento. Al respecto, Julio Retamal afirma que el arte denominado renacentista no fue tal porque aún mantenía como tema central la religiosidad. De ésta manera, citando a Panofsky, historiador del arte que sostiene la teoría de "múltiples renacimientos", es decir, revisiones sostenidas de la cultura clásica a través de los siglos, Retamal concluye de su teoría que nunca se dejó de lado dentro del arte occidental el elemento clásico, y que por lo tanto, caracterizar el Renacimiento con aquello es ignorar el arte antecesor al siglo XIV. Si bien pudiésemos aceptar de modo superficial los argumentos del autor, vale decir que el mismo ignora múltiples elementos que le dan identidad al período artístico renacentista; reducir sus características por el esquema clásico y una separación de los elementos religiosos sería simplificar muchos otros componentes que van más de fondo y que salen de lo que es la Historia misma, para entrar en el plano de la expresión artística de hombres que vivieron aquella época como todos los demás hombres de su generación. El arte a nuestro parecer, es el elemento más claro, subjetivo, vivo, que puede testimoniar el hombre. Por más ideología que éste tenga, cada pincelada, cada escultura o edificio, esconden los ideales de su creador, y es importante en éste sentido no encerrar el arte junto a todo el acontecer de su época en el modo que hacemos con la Historia Universal. Dentro de las artes plásticas se encuentran movimientos nacionales, otros internacionales, pero nunca lo suficientemente generales para aplicarles la misma periodificación que le damos a la Historia; es por esto que hablamos de Gótico, Barroco, Neoclásico, etc. A nuestro parecer, si bien el Renacimiento como período histórico no es sostenible, por todos los argumentos mostrados anteriormente, si lo es en cuanto a movimiento artístico situado en la Italia de los siglos XIV, XV, y XVI, porque posee elementos claros que lo identifican y le separan de los movimientos artísticos propios de la Edad Media, y de la posterior Modernidad.
Para argumentar nuestra posición recurriremos al historiador del arte Ernest Gombrich, quien inicia el período renacentista italiano con el pintor Giotto di Bondone. En su obra "La fe", el artista representa este elemento como una escultura gótica medieval, sin embargo, el gran cambio está en que es una pintura, que logrando sentido de profundidad a través del manejo de la luz y la sombra, genera aquella sensación material escultórica. El descubrimiento del artista permitió que, si bien se representasen escenas bíblicas, estás dieran la sensación de estar ocurriendo en el momento, y no como formas planas con un fin netamente pedagógico (como es en la etapa medieval en general). La importancia de esto, que si bien para un historiador no podría tener mayor relevancia, si la tiene en el ámbito del arte, puesto que elevó al pintor a la categoría de "artista" y no de artesano como un oficio nada más, que hasta ése momento se usaba en Italia.
Otro aspecto importante que reviste al Renacimiento como período distinguido de la Edad Media en cuanto arte, fue la búsqueda de la "conquista de la realidad", es decir, poder plasmar los elementos de la naturaleza y la anatomía de la manera más real posible. Para el autor antes mencionado, la idea de un Renacimiento en la Italia de aquellos tiempos es comprensible si pensamos que ellos convivían con el legado arquitectónico de la gran Roma, y que por lo tanto, veían en los modelos clásicos la belleza, buscando renovar aquella grandeza "perdida" en la etapa medieval para sus ciudades, sin embargo, nosotros podemos ver el período con distancia y comprenderlos en su contexto. Para ejemplificar esto, citamos la obra del arquitecto Filippo Brunelleschi, quien diseñó la catedral de Florencia en el siglo XV, conocida por su cúpula, la cual marcó la arquitectura de Europa e incluso América, por los siguientes cinco siglos. Se basó en los modelos clásicos de la arquitectura romana para poder construirla, empleando también las columnas y adornos propios de la época, y dotando al edificio de una espacialidad diferente a lo antes conocido, gracias al uso de nuevas técnicas matemáticas.
Pero ¿Por qué es plausible hablar de renacer? ¿No constituiría cualquier otro cambio en el arte un renacer? Lo relevante de los artistas italianos reside en el descubrimiento de la perspectiva, elemento que revoluciona para siempre las artes plásticas. El empleo de formas matemáticas para dotar de realismo las obras es crucial en ésta etapa y es por esto, que podemos afirmar que éste período del arte es fundante para las siguientes generaciones artísticas, renovándolas y dotándolas de dinamismo. Quien sólo se fije en las temáticas y no en la técnica, como es el caso de Julio Retamal, no podría observar la importancia de aquel movimiento artístico, y es por ésta razón que no podemos anexarla dentro del arte medieval, ni eliminar del todo el concepto de Renacimiento, ya que aplicado a las artes, renovó lo antes conocido. Podríamos mencionar las siguientes obras para ejemplificar dicho descubrimiento que comenzó a emplearse en los talleres italianos: "La santísima trinidad" de Masaccio, "La anunciación" de Fran Angélico, "Santiago camino de su ejecución" de Andrea Mantegna, entre otras. En todas ellas podemos ver el uso del descubrimiento de la perspectiva como forma de darle vitalidad y realismo a la obra.
"Recordemos que ningún artista clásico podría haber dibujado la famosa avenida de árboles retrocediendo en el cuadro hasta desvanecerse en el horizonte. Fue Brunelleschi quien proporcionó a los artistas los medios matemáticos de resolver este problema; y el apasionamiento a que dio origen entre sus amigos pintores debió ser enorme (…) Podemos imaginarnos la sorpresa de los florentinos al descubrirse esta pintura mural, como si fuera un agujero en el muro"
En este sentido, la búsqueda y experimentación de efectos sorprendentes para dotar de vida las obras en el siglo XV es lo que Gombrich señala como la verdadera ruptura con el Medioevo.
Por lo tanto, si bien podemos descartar la idea del Renacimiento como período de la Historia Universal Occidental, no podríamos hacer lo mismo en su aplicación a las artes plásticas; sería desconocer el desarrollo que generó en adelante para las futuras generaciones. Como historiadores estamos expuestos a cometer el error de ver todo a través de nuestro prisma, y como afirma Ortega y Gasset, la realidad no es dato, algo dado, regalado –sino que es construcción que el hombre hace con el material dado".



Bibliografía

Gombrich, Ernest. La Historia del Arte. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. 1999.
Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Editado en versión electrónica por www.elaleph.com, 1999
Ortega y Gasset. En torno a Galileo (Esquema de las crisis). Curso dictado en la Universidad Central Madrileña, 1933. Revista de Occidente en Alianza Editorial. (Versión electrónica).
Retamal, Julio. El Renacimiento. Una invención historiográfica. Universidad Gabriela Mistral, Santiago de Chile, 1997
Imagen 1: "La fe" Giotto di Bondone. 1305Anexo de imágenes
Imagen 1: "La fe" Giotto di Bondone. 1305
Imagen 4: "La anunciación" Fra Angélico. 1440
Imagen 4: "La anunciación" Fra Angélico. 1440
Imagen 3: "La Santísima Trinidad" Masaccio. 1428
Imagen 3: "La Santísima Trinidad" Masaccio. 1428

Imagen 2: Cúpula de la Catedral de Florencia. Filippo Brunelleschi. 1436
Imagen 2: Cúpula de la Catedral de Florencia. Filippo Brunelleschi. 1436
Imagen 5: "Santiago camino de su ejecución" Andrea Mantegna. 1455
Imagen 5: "Santiago camino de su ejecución" Andrea Mantegna. 1455





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