Pasos para la transformación social

August 22, 2017 | Autor: Joel Uribe | Categoría: Sociology, Humanities, Social Sciences, Responsabilidad Social
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Descripción

1 Pasos para la Transformación Social desde una Epistemología del Sur de
Boaventura de Sousa Santos.


2 Introducción

Tomando como punto de partida la situación de la crisis global que vivimos,
presentar cómo el modelo hegemónico ha impulsado a la necesidad de repensar
la cultura política local y global, parece algo complicado, pero a la vez
evidente para algunos. En Boaventura de Sousa Santos encontramos una
apremiante urgencia de revertir la sistemática exclusión, opresión y
destrucción de saberes que el Norte hegemónico ha generado, especialmente
cuando pone lo material e individual por sobre todas las cosas. Así, el
trabajo de Santos es fundamentar el sentido emancipatorio del saber, como
un modo de hacer justicia cognitiva a esos otros modos de saber y como un
primer paso hacia la justicia social.
La necesidad de reflexionar la cultura política vista tanto desde el
ámbito local, como global, es dada por el mismo modelo hegemónico. Ante el
fracaso de la cultura política hegemónica por atender la realidad de una
manera más justa en espacios sociales, económicos, políticos, ecológicos,
educativos, etc., se hace urgente la necesidad de repensar dejando de
pensar, reconstruir dejando de construir en los marcos del paradigma
hegemónico para ampliar horizontes que permitan incluir esos otros modos de
pensar y construir que no han sido considerados por el pensamiento
hegemónico, y así facilitar una transformación social. Esos otros modos se
pueden incluir como parte de una contrahegemonía, en la medida que
facilitan la ruptura de la complicidad ontológica[1] de la hegemonía
dominante que produce a estos otros modos de pensar como invisibles o
desacreditados.
La transformación no puede ser pensada desde la hegemonía, pues no
permite cambiar de marco de referencia y ver las alternativas que no han
sido consideradas, si acaso lo que hace es sólo reformar y corregir
errores, pero sin mayor incidencia en una transformación radical. La
demanda por una nueva compresión más amplia de los problemas sociales, de
la ciencia, de las cuestiones políticas, económicas, etc., es fundamental
para entender y transformar el mundo. Un fin elemental para Santos es el
"paradigma de un conocimiento prudente para una vida decente" (2009, p.
40).
¿Cuáles deberían ser los pasos a seguir, para posibilitar la
transformación social? No parece un trabajo sencillo y fácil de realizar ni
de presentar como alternativa viable. Por ello parto de la propuesta de
Boaventura de Sousa Santos que presenta en "Una epistemología del Sur", la
cual retomo a modo de síntesis de los aspectos que me parecen fundamentales
y que los divido en cuatro grandes pasos importantes; los cuales expongo
como propuesta para la transformación social. Mi propósito es esbozar los
pasos para las transformaciones sociales sin entrar a detalle de qué es la
transformación social, lo cual sólo lo menciono dentro de las premisas que
expongo más adelante.
En el primer paso, es necesario todo un trabajo previo que requiere el
recuperar todos esos otros modos de saber, de hacer política, de hacer
cultura, de establecer relaciones sociales, etc. Es un trabajo titánico que
involucra tanto a intelectuales, como actores sociales que desean una
transformación social. Este trabajo previo permite el no quedarse, en un
único marco de referencia desde el cual se esté mirando y pensando la
realidad, sino, que permita precisamente la inclusión social de una manera
más directa y participativa. Hacia el final de la exposición de este paso
realizo un bosquejo de los actores que deban realizar este trabajo.
Segundo, es necesario un trabajo de traducción. La inmensidad de
riqueza en modos de ver y entender el mundo social y la realidad, puede
hacer perder de vista el objetivo de la transformación social o hacía dónde
se quiere orientar. Es importante encontrar los puntos de intersección y de
confluencia en que todos estos otros modos y saberes, permitan coordinar la
transformación social. Lo cual presenta diversas dificultades y retos que
es necesario tomar en cuenta para no perder el horizonte, ni perderse en el
proceso de tender los puentes entre los diversos saberes y modos, que
confluyen en el trabajo de traducción.
El tercer paso es precisamente resultado del trabajo del paso
anterior, que implica el generar impulso y dinamismo a la trasformación
social, desde lo que Santos ha llamado Nuevos Manifiestos. Este proceso
recoge el carisma y los puntos de convergencia que van haciendo posible la
transformación social y son presentados como motores de impulso que
conjugan las distintas luchas y demandas sociales, que exigen una
transformación.
Finalmente, el cuarto paso es un movimiento que permita ver, como
viable el camino a transitar hacia un horizonte abierto. La transformación
social no es una meta o estado al cual se llegue de una vez por todas y en
ello se quede. Sino, que implica un proceso siempre abierto, continuo en
espiral que requiere siempre volver sobre los pasos y analizar el proceso,
así como poner en tela de juicio y replantear, si la inclusión y la
justicia están o no orientando el mundo social. Esto queda a modo de
conclusión y cierre del trabajo que presento.
Santos cimienta su trabajo sobre tres premisas, las cuales retomo como
parte de este trabajo y por elección personal de apropiación. La primera
premisa, ya la había mencionado más arriba, al indicar que para una
justicia social, es necesario una justicia cognitiva. Por justicia
cognitiva se entiende todo el trabajo previo que hay que hacer; para
recuperar, revalorar y poner en términos de igualdad las distintas formas
de saberes y conocimientos, que una postura hegemónica ha marginado,
desterrado, o extinguido (lo que Santos nombra como epistemicidio). La
segunda premisa es que el capitalismo y el colonialismo siguen
profundamente entrelazados, aunque los modos de esas articulaciones han
variado en el paso del tiempo, hoy podemos llamar a esa articulación como
neoliberalismo. La tercera premisa es que las epistemologías del Sur se
orientan principalmente a prácticas de conocimiento que permitan acrecentar
el deseo y la acción cotidiana de la transformación social. Finalmente,
agrego una cuarta premisa, la transformación social es un proceso dinámico
que siempre está recreando y reinventando modos de relaciones de inclusión
social, no es meta, ni estado al cual llegar, sino horizonte abierto para
caminar.
Además, como eje central, el Sur es presentado por Santos como
metáfora del sufrimiento humano sistemático de los pueblos históricamente
victimizados, explotados y oprimidos por el colonialismo y el capitalismo
global. Es un sufrimiento que se presenta en los pueblos del sur
geográfico, como también en los países del Norte hegemónico. Asimismo, hay
prácticas de un Norte hegemónico en países del sur, a lo que Santo llama
Sur imperial. Por lo tanto, en forma general, cuando se mencione el Sur en
este ensayo, como igual lo hace Santos en su trabajo, nos estamos
refiriendo al Sur contrahegemónico que surge, como respuesta al mencionado
sufrimiento humano que provoca el capitalismo e imperialismo.[2]

3 1.- Trabajo Previo

Las formas de conocer del Norte no ven o no reconocen las distintas
relaciones, ni formas de ser y actuar, que en su diversidad, ofrecerían
alternativas para el presente y el futuro; es decir, permanecen invisibles
para una visión hegemónica. Por el contrario, para las epistemologías del
Sur, lo fundamental es recuperar y aprovechar los conocimientos que de
ellas surgen. La clave es identificar cuáles son los espacios que el
conocimiento hegemónico deja sin abordar, dónde están las alternativas y
perspectivas que ignoramos, y que constituyen las epistemologías de las
cegueras. Esto nos da pie a remarcar la importancia del trabajo previo, que
se requiere de recuperar todos esos otros modos de saber, que el Norte ha
marginado o intentado extinguir para poder recuperar la riqueza que esta
diversidad nos puede ofrecer. Esta recuperación debe partir de una
revalorización y ampliación de esas otras formas de organización y de
saberes, conocimientos y prácticas, que ya existen y que constituyen un
pensamiento alternativo.
Para este trabajo de recuperación de esos modos, prácticas y saberes
que han estado invisibles para una visión hegemónica del Norte, Santos
propone la sociología de las ausencias. Ya que la experiencia social es
mucho más amplia y variada de lo que la tradición occidental conoce y
considera importante, es necesario recuperar esas ausencias, que una razón
indolente,[3] ha producido precisamente como ausencias, para retomar la
riqueza social que está siendo desperdiciada.
La sociología de las ausencias implica un trabajo de investigación
que tenga como objetivo mostrar lo que aparentemente no existe, como
existente, que tiene un ser presente aquí y ahora. Para ello tendrá que
desentrañar, las lógicas de producción hegemónicas que generan ausencias o
no existencias, y así poder transformar las ausencias en presencias y lo
imposible en posible, al expandir el presente con estos otros modos
recuperados.
Santos menciona cinco lógicas que operan desde la razón indolente del
Norte. Estas lógica generan cinco modos de producción de ausencia: lo
ignorante, que depende de una lógica de monocultura del saber y del rigor
del saber; lo retrasado, que se da por la lógica de la monocultura del
tiempo lineal; lo inferior, dado por una lógica de clasificación social, la
cual se asienta en la monocultura de la naturalización de las diferencias
en jerarquías, como lo es la clasificación racial y sexual; lo local o
particular, dado por una lógica de la escala dominante que determina
irrelevante cualquier otra escala; y finalmente, lo improductivo o estéril,
que se da por una lógica productivista, asentada en una monocultura de los
criterios de productividad capitalista.
Frente a estas lógicas de producción de ausencias, Santos menciona las
ecologías de saberes como parte de la sociología de las ausencias, que
conforman un modo de resistencia epistemológica, contra estos modos de
producción de la razón indolente. Son cinco ecologías las que presenta
Santos; como una manera de contestar a las 5 lógicas de la razón indolente.
No son las únicas que se pudiera concebir, ya que lo importante es des-
pensar, des-obsoletizar, des-producir, des-racializar y des-localizar; es
decir, una deconstrucción para reconstruir diversas formas de relaciones
sociales, de conocer y entender, ya que la realidad no se puede reducir a
lo existente, menos a sólo lo producido por el Norte.
La primera ecología que va contra la lógica de la monocultura del
saber, es propiamente la ecología de saberes, la cual parte del principio
de que no hay ignorancia en general, ni saber en general, por lo cual toda
ignorancia es de un saber en particular, como todo saber, es la superación
de una ignorancia en particular. Así, el principio de incompletud de todo
saber es la condición de posibilidad al diálogo y debate cognitivo entre
las diversas formas de conocer. Por lo que, con la ecología de saberes se
busca la credibilidad para los conocimientos no científicos frente a una
razón hegemónica. Esto no excluye el saber científico sino que invita a
saber ser usado como conocimiento contrahegemónico. Así, lo que se trata es
de establecer vínculos y relaciones entre el conocimiento científico y
otros modos de conocimiento, sin la pretensión de, que uno quien sea, el
que valide y determine las reglas. Debe haber un principio de equidad en
las oportunidades de cada uno, mostrar su propia validez, maximizando las
contribuciones al conocimiento en general. Lo que se está en juego es la
concepción y jerarquías de un saber universal, absoluto y abstracto, por
dar voz a esos otros modos de saber, de luchas, de resistencias, ante una
imposición del capitalismo y colonialismo a través de la ciencia moderna.
La segunda ecología es de las temporalidades, la cual va contra la
lógica de la monocultura del tiempo lineal. Hay diversas formas de concebir
el tiempo, no es únicamente lineal. Las culturas indígenas y campesinas ven
el tiempo en ciclos que marcan las estaciones, su noción de tiempo es
distinta. Por ello es importante recuperar todas esas formas diversas, de
concepciones de tiempo, ya que estas tienen implicaciones en los modos de
relaciones sociales y con la naturaleza que valen la pena explorar.
La tercera ecología es de los reconocimientos que se contrapone a la
lógica de clasificación o estratificación social. La clasificación social
es una de las razones que más exclusión y marginación social ha generado en
los modelos hegemónicos impuestos. Lo que pretende esta ecología es abrir
una nueva articulación entre los principios de igualdad y de diferencia,
abriendo la posibilidad a un espacio de diferencias iguales. Dice el
subcomandante Marcos que somos iguales porque somos diferentes. Con lo cual
se da mayor apertura a la inclusión social que a la exclusión y
marginación.
La cuarta ecología es la de las transescalas la cual rompe la escala
dominante de lo universalismo y lo global, que estipula una razón
hegemónica del Norte. La cual pretende recuperar las alternativas viables y
particulares, que se han estado ahí, marginadas como una escala
despreciable, entre ellas están las alternativas de justicia social,
dignidad, respeto mutuo, solidaridad, comunidad, armonía con la naturaleza,
y la sociedad, espiritualidad entre otras. Así se opera desglobalizando lo
local con la relación de la globalización hegemónica, para explorar nuevas
alternativas de re-globalización en términos de estas transescalas. En base
a esta ecología Santos menciona que la globalización no se puede ver como
una sola, sino que hay varias, dos de las cuales están en la lógica de esta
ecología: el cosmopolitismo subalterno y el patrimonio común de la
humanidad, en los cuales se organizan las resistencias a las
globalizaciones hegemónicas.
Finalmente, la quinta ecología es de las productividades. Esta
ecología va contra la lógica productivista del capitalismo. Su objetivo es
recuperar y valorar los sistemas alternativos de producción, de los modos
de organización económicos de los pueblos marginados, cooperativas,
economía solidaria y todas esas formas que la lógica capitalista, ha
ocultado desprestigiando. Entran también los modos agrarios de organización
basados en principios de solidaridad y cooperación, que pueblos campesinos
indígenas han desarrollado por mucho tiempo. Por ello, estos principios son
parte de las ideas con que se entienden las productividades
contrahegemónicas.
Así, con estas ecologías de saberes, como herramientas, se pretende
orientar el trabajo previo requerido de la deconstrucción para reconstruir,
con las bases de la recuperación de estos otros modos ocultados y
marginados. Con ello también se genera un trabajo previo de ampliar el
presente a un aquí, y ahora, que sigue teniendo alternativas viables y
creíbles frente a los modelos hegemónicos de una razón indolente.
Si con la sociología de las ausencias se recuperan las experiencias
sociales ya disponibles, con la sociología de las emergencias se pretende
recuperar las experiencias sociales posibles. Este es el otro gran trabajo
previo requerido en el proceso de transformación social. La sociología de
las emergencias tiene como objetivo sustituir el vacío[4] del futuro, que
impone una lógica del tiempo lineal, con un futuro de posibilidades
plurales y concretas, con un equilibrio de utopía y realismo, que se van
construyendo, en el presente de las actividades y acciones cotidianas de
las personas.
Así, la tarea consiste en la búsqueda y análisis de las alternativas,
que caben en el horizonte de posibilidades concretas, que se presentan en
el mundo de esas ausencias recuperadas. El futuro se convierte en una
construcción desde el presente, lo cual permite mostrar a las
posibilidades, como creíbles y factibles de realización, en tanto que son
escasas y aunque se construyen aquí y ahora, todavía-no termina de
manifestarse, ni de concretizarse. El todavía-no es un elemento que a la
vez que dilata el presente, se inscribe como una posibilidad y capacidad
concreta, que ni se sustenta en la nada, ni está completamente determinada,
sino que tiene bases reales y la gracia de ser incierta.
Por ello, la sociología de las emergencias permite expandir las
experiencias y maximizar la posibilidad de la esperanza de favorecer a la
transformación social que se desea. Lo cual da un dinamismo entre
experiencia y expectativa que enriquece a cada momento el trabajo previo,
como caldo de cultivo que nutre los deseos de transformación social. Es
como el trabajo previo que realizan los agricultores sobre la tierra para
la siembra del grano que ha de germinar.
Por lo tanto, la ampliación de las experiencias sociales disponibles y
posibles, es un trabajo necesario para dar nutrientes a los siguientes
pasos que han de continuar la labor. Santos menciona cinco campos de
experiencias sobre las cuales el trabajo de las sociologías de las
ausencias y las emergencias deben meter el arado. Estos campos de
experiencia solamente los menciono: experiencias de conocimiento,
experiencias de desarrollo, trabajo y producción, experiencias de
reconocimiento, experiencias de democracia, y experiencias de comunicación
e información.
Pero, ¿quiénes deben realizar todo este trabajo previo? No es un
trabajo que se realiza por sí solo, sino que requiere la labor de ciertos
actores. Estos actores, en principio, son aquellos que en su vida cotidiana
sienten la incomodidad de que las cosas no están bien, que hay cosas que se
pueden cambiar y mejorar, que sienten y perciben, que definitivamente hay
cosas en mal estado. Es ciertamente un trabajo intelectual lo que requiere
todo este trabajo previo, pero no están excluidos aquellos que no viven en
el ámbito intelectual, sino también son llamados a formar parte los que
están en las luchas, en los movimientos y en las demandas de la sociedad y
de la realidad que se impone como posibilidad de dar respuesta. Es una
labor titánica, pero necesaria, del conjunto de todos estos actores.
En este proceso se requiere que los actores realicen un trabajo propio
de visibilizarse como personas, ante la invisibilidad de parte del sistema
hegemónico como uno más en la masa de individuos. Para centrar el proceso
de recuperación en el espacio social que conformamos; es decir, el mundo
social está conformado por personas y somos estas personas las que
incidimos en la configuración de nuestro espacio social, somos agentes,
actores y autores del contexto histórico-social de nuestra realidad. Por
ello es importante recupéranos como personas desde otros saberes y
experiencias sociales de inclusión.

4 2.- Trabajo de Traducción

El trabajo previo trae como fruto una amplia y variedad de experiencias, de
modos y formas de entender, de relaciones sociales, de organización, etc.,
que requiere un trabajo de discernimiento en el encuentro de todo este mar
de recuperación de ausencias y emergencias que brotan. ¿Cómo no perderse?,
¿cómo orientar la transformación social cuando hay tantas visiones y
jalones de perspectivas? Para ello Santos, partiendo del principio de la
hermenéutica diatópica[5] que indica que las culturas son incompletas y
que, por lo tanto, se enriquecen por el diálogo y la confrontación entre
ellas, indica que es necesario un trabajo de traducción en los lugares de
encuentros que faciliten conferir sentido a la transformación social.
Es decir, un trabajo de traducción es el siguiente paso, ante el fruto
del trabajo previo realizado. Este trabajo de traducción tiende a
esclarecer lo que une y lo que separa a los diferentes movimientos
sociales, saberes y prácticas, de tal forma que determina los límites y
posibilidades de articulación entre todos ellos. Por lo tanto, no sólo es
un trabajo intelectual, sino que implica un trabajo de traducción entre las
distintas prácticas sociales y los agentes que están involucrados.
Partiendo del supuesto de que no es posible establecer una teoría general y
que es una labor tanto intelectual como política.
Este paso tiene la forma de una espiral en la cual, el trabajo de
traducción tendrá que ir dialogando en torno a: ¿qué traducir?, ¿entre qué
traducir?, ¿cuándo traducir?, ¿quién traduce?, ¿cómo traduce? y por
supuesto, ¿para qué traducir? La primera pregunta ha quedado un poco más
clara ante el resultado del trabajo previo, es decir, esas zonas de
contacto que se dan de una forma cosmopolita son lo que generan el insumo
de la traducción y que se han mencionado, como los campos de experiencias
al final del apartado anterior.
Entre qué traducir dentro de las zonas de contacto, está la selección
de saberes y prácticas, que se consideren convergentes para una
transformación social. Cómo realizar esa selección, no es fácil determinar
un mecanismo, para indicar qué es lo que se deba traducir, pero normalmente
implica la selección de elementos de prácticas, reivindicaciones y
aspiraciones que van generando posibilidades reales de traducción entre los
distintos saberes, que enriquezca el dinamismo de la transformación social.
Un sentido de intuición es a veces necesario para realizar esta selección y
otras se darán por las propias experiencias de trabajos previos de
traducción.
¿Cuándo traducir? Esto es parte del resultado de la conjunción de los
distintos tiempos, ritmos y oportunidades de las diversas formas de
concebir el espacio-tiempo. Habrá zonas de contacto que los ritmos y
tiempos sean más comunes y propicios para responder a esta pregunta. Pero,
una clave importante, es no tratar de forzar a conjugar esos tiempos, si no
se ha dado, ya que implica un desgaste mayor del posible resultado. El
pecado de Lucifer, según J.J. Benítez[6], es haber querido acelerar el
tiempo que Dios había dado para la evolución del hombre en un principio;
así, introdujo una revolución en la raza humana, para acelerar ese proceso
del todavía-no, porque lo quería ya ahora. El querer acelerar los tiempos,
para coincidir, puede que resulte en desastres que más que alienten,
desanimen el proceso de transformación social. Las comunidades tseltales de
Chiapas, tienen la expresión: "hay que dejar andar la palabra", como para
indicar que los tiempos no se pueden fijar y determinar en una lógica
lineal del tiempo.
¿Quién traduce?, es una pregunta complicada, porque presupone un
trabajo articulado. No se puede pensar que sólo de una parte se hace el
trabajo de traducción, sino que implica una labor de las partes
involucradas, además de una capacidad intelectual entre los traductores.
Por ello, los traductores deben ser intelectuales cosmopolitas; es decir,
sabios "fuertemente enraizados en las prácticas y saberes que representan,
teniendo de ellos, una comprensión profunda y crítica" (Santos, 2009, p.
148). Por lo tanto, estos sabios deben tener una capacidad de autocrítica y
auto-reflexividad, los cuales pueden ser tanto intelectuales como
dirigentes, o militantes de los diversos movimientos sociales, como
activistas de base. La toma de conciencia y de postura es importante, como
primer paso, para darse cuenta de la importancia de ser traductor; pero
igual es la necesidad de no ir, como quien tiene la verdad o la capacidad
de quien debe coordinar. Una actitud de humildad y de seguridad propia es
necesaria en el traductor.
¿Cómo traducir? Implica un trabajo argumentativo basado en la
capacidad de dar a conocer a quien no está parado en el mismo horizonte de
quienes traducen. Es decir, hay que ser conscientes de que el otro no
comparte el saber, ni las propias experiencias. Por lo tanto, es necesario
encontrar los lugares comunes, desde donde se pueda realizar la traducción
y generen un consenso básico, para la argumentación de las premisas de las
que se parten. A estos lugares comunes, Santos los llama topoi. Los cuales,
no son aceptados como evidentes desde un principio, sino que se han de
venir construyendo según cada caso. Además de la dificultad de construir
los topoi, Santos menciona otras dos dificultades en el cómo traducir. Una
es la lengua, ya que no siempre son posibles las traducciones literarias
entre las diversas lenguas, así, como la imposibilidad de comprender los
conceptos propios de cada lengua. La otra dificultad reside en los
silencios, que tiene que ver con los ritmos con que los saberes y las
prácticas sociales articulan las palabras, hay una riqueza en esos
silencios y no siempre es factible traducir con precisión.
Finalmente, ¿para qué traducir?, se convierte en la pregunta rectora
del trabajo, pues no todo lo que tiene posibilidad de traducción, es
necesario para la transformación social. La búsqueda de la transformación
social es lo que permite darle sentido y, a la vez, credibilidad al trabajo
de traducción. Es lo que permite darle sentido a los otros mundos que son
posibles en los cuales la justicia social va de la mano de la justicia
cognitiva, entre la diversidad de saberes.
Sin embargo, hay que recordar que no hay garantías, de que un mundo
social mejor sea posible, y que se conciba de igual manera entre todos los
involucrados. La elasticidad y capacidad de crear, una constelación de
saberes y de posibilidades como alternativas creíbles, es importante para
el trabajo de traducción. Así, el trabajo de traducción permite crear
sentido y rumbo precario, pero concreto, de corto alcance, pero radical en
sus objetivos, inciertos, pero compartidos en este trabajo conjunto. Pueda
que simplemente permita revelar o denunciar el gran espistemicidio que
realiza una razón indolente impuesta como hegemónica, pero ya es un avance
en la transformación social. Porque, finalmente, el trabajo de traducción
en conjunto con el trabajo previo, estará generando una razón cosmopolita
del Sur que se contrapone a la razón indolente hegemónica del Norte.[7]
La vigilancia epistemológica, el autoconocimiento y la reflexividad,
son aspectos importantes durante todo el proceso de la transformación
social; pero, más especial lo son en el trabajo de traducción, si se quiere
presentar una alternativa real, que dé impulso al dinamismo radical de los
cambios sociales y no quedarse estancado con los éxitos, ni apagarse ante
los fracasos, dificultades y retos, que se presentan durante todo el
proceso de la emancipación social, ni por supuesto convertirse en un
pensamiento abismal o suave forma de Sur imperial o de colonialismo.

5 3.- El Impulso en Nuevos Manifiestos

Las alternativas para la emancipación social, que presente un trabajo de
traducción, pueden ser muy buenas y de una profundidad excepcional; pero,
si no se convierten en una razón cosmopolita subalterna con un dinamismo
propio que impulse la transformación desde adentro del propio movimiento,
en letra muerta o moción estéril pueden quedar. El tercer paso, que dé
impulso al trabajo iniciado, está puesto como nuevos manifiestos que lancen
a los actores sociales en hacer posible la transformación social. Es poner
espíritu y carisma al trabajo que hasta ahora se ha realizado. Aunque, en
realidad, es poner nombre y rostro al carisma, que de fondo ya ha estado
inspirando a los trabajos anteriores. El trabajo de traducción debe
desencadenar estos nuevos manifiestos.
La creación de los nuevos manifiestos puede ser dado por los mismos
traductores o, por aquellos involucrados en el proceso que tengan la
capacidad de sintetizar y plasmar el carisma del trabajo que se realiza.
Pero de cualquier forma, es un trabajo local que debe tener un impacto
global.
Hace unos meses, en clase de literatura, un compañero, Miguel Cerón,
exponía su tesis de que las palabras crean realidad. La fuerza que esta
afirmación encierra es lo que se quiere destapar con los nuevos
manifiestos. Desde una epistemología del Sur, la noción de poder es la
capacidad cognitiva de establecer, mediante una razón, las lógicas de
relaciones sociales en un ámbito de regulación-emancipación, o de hegemonía-
contrahegemonía. Por ello, el poder hegemónico se rige por la lógica de
exclusión-inclusión para la regulación en una razón indolente, y el poder
contrahegemónico se rige por la lógica de inclusión social para la
emancipación, en una razón cosmopolita.
Para Santos, la emancipación social parte del metaderecho de que todos
tenemos derechos, lo cual requiere un equilibrio dinámico, entre el
reconocimiento y la redistribución. Algunos de estos asuntos y propuestas
están incluidos en el Manifiesto comunista, pero dado que no se ha cumplido
la caída del capitalismo desde adentro como se suponía, es necesario crear
condiciones, para que emerjan Nuevos Manifiestos que orienten y activen
todas las fuerzas progresistas de este mundo, que son irreconciliables con
el fascismo societario[8]. Una propuesta que presenta Santos es Nuestra
América.
Nuestra América, no es un mero acto conceptual, sino que contiene
formas de subjetividad y sociabilidad radicalmente mejores y por las que
vale la pena luchar. Es Nuestra América del Sur anticolonial y anti-
imperial, mestiza, que incluye sus raíces indígenas, con infinita
complejidad, que precisa tener nuevas formas de universalismo ubicado y
contextualizado, y con un conocimiento genuino propio a rescatar. Es una
transculturación, que se reinventa a sí misma y da paso a una ley
cosmopolita[9].
Estas son ideas que conforman el concepto de Nuestra América, como un
Ethos Barroco (en alusión al barroco latinoamericano) que es subversivo,
excéntrico y lejano de la hegemonía europea. Dentro de éste existen dos
elementos: el sfumato que implica la desintegración de las formas y el
reacomodo de los fragmentos, que dan pie al diálogo transcultural y hace
posible lo cercano; y el mestizaje que supone la destrucción de una lógica
hegemónica y la construcción de una nueva lógica, que impulsa el sfumato.
Estos son los dos componentes esenciales de la transculturación.
El ethos barroco da paso a una nueva ley cosmopolita, que no se basa
en modelos hegemónicos, sino "en la cultura social y política de grupos
sociales, cuya vida cotidiana recibe su energía de la necesidad de
transformar sus estrategias de sobrevivencias, en fuentes de innovación,
creatividad, transgresión y subversión" (Santos, 2009, p. 229). Para
Santos, a través de los componentes del ethos barroco de desproporción,
risa y subversión, la sociabilidad se subcodifica y se transforma en ley
cosmopolita al guardar el equilibrio entre la equidad y la diferencia del
otro.
Así, los principios orientadores de los nuevos manifiestos, como
utopías con posibilidad de realidad son: equidad que tiene un proceso de
redistribución; diferencia que incluye el reconocimiento; justicia social
que parte de una justicia cognitiva; transculturación que tiene una
creatividad subversiva, excéntrica, que mantiene un gozo por la vida y es
construida entre todos. Además está el principio de inspiración de todo el
trabajo, que es la metáfora del Sur, la cual implica aprender y dar a
conocer que el Sur existe, que es necesario ir al Sur para partir de y con
el Sur.
Estos principios y elementos son necesarios en los nuevos manifiestos
y los cuales deben ser llevados a las globalizaciones cosmopolitas, para
despertar toda su fuerza de impulso para la trasformación social, y no
quedar atrapados en las redes y dependencias de los modelos hegemónicos.
Es necesario que los nuevos manifiestos se conviertan en punto de
confluencia de las distintas luchas y movimientos a nivel mundial y local.
Con un dinamismo de implosión-explosión que detona una bomba de neutrones,
de tal forma que la transformación se da, tanto al interior como en el
alcance global-local que tenga la onda expansiva después de la implosión,
además de usar poca energía para ello, pero de una potencia de penetración
en todos los espacios sociales ¿Es factible?, ¿hasta qué punto? No es fácil
responder a ello, pero sí es posible concretizar, si comenzamos por
intentarlo. Hay experiencias que necesitamos recuperar, para mejorar los
mecanismos de transformación, para que cada vez sea de mayor impacto global
hasta prácticamente generar big-bangs sociales.
Estamos en un momento de transición, menciona Santos, por lo tanto es
un momento propicio para lanzarnos a buscar y reinventar estos nuevos
manifiestos. Ya existen, como Nuestra América, la Vía Campesina, los
Indignados, las primaveras de los jóvenes, los sistemas alternativos de
producción, etc. Lo importante es, cómo conjugar estos esfuerzos e intentos
de transformación social, para detonar la radicalidad que se busca de
fondo. Ciertamente la toma de postura, desde el Sur es indispensable, pero
elementos de gozo, de creatividad dinámica, de inclusión, son también
fundamentales, para ir más allá de una refundación a una reinvención
radicalmente distinta; (más incluyente y justa) de las sociedades.
Santos menciona sobre una refundación y reinvención de elementos como
la democracia, los movimientos sociales y el Estado (habla de hecho de un
Estado experimental). Estos son pasos necesarios en esta labor de los
nuevos manifiestos, pero lo que propongo a partir de una epistemología del
Sur está más allá de una simple refundación del Estado o de la democracia,
pues trata de detonar un dinamismo que no se pueda parar, sino que implique
siempre esa novedad y búsqueda por nuevas formas de justicia e inclusión
social. Sondeo alcanzar el Más o morir feliz en el intento.

6 4.- Horizonte Abierto

En los pasos de muchos modos de bailar normalmente, son dos o tres pasos
hacia adelante y uno hacia atrás, no soy muy buen bailarín; pero, la gracia
es dejarse llevar por el ritmo que desde adentro nace al escuchar la
música. Esto es lo que sucede en el proceso de la transformación social,
hay que dar pasos hacia adelante, pero también pasos hacia atrás al
escuchar la melodía de un Sur vivo y alegre. No es en una lógica de ir a un
único compás, sino al ritmo de que cada lucha social le va dando contenido
a una propuesta como ésta. En todo caso, la lógica es la gratuidad, la
creatividad que cada uno le puede ir aportando y el compás será de una
armonía, en el reconocimiento de la diferencia, que permite la igualdad de
la transformación social. El horizonte de la transformación social, no es
un estado al cual llegar, sino la apertura a un seguir bailando, con el
propio ritmo que se va esbozando en el proceso.

A modo de conclusión, el trabajo de la transformación social queda
abierto. Hay que volver sobre los pasos anteriores, para dar nuevos pasos
hacia adelante. Por ello retomo algunos puntos de lo expuesto. Primero, el
trabajo de los nuevos manifiestos, aunque se ha expresado en una apología a
la utopía, es necesario recordar que estas utopías deben estar fundadas
sobre un sustento real de lo que ya se ha recuperado, y lo cual facilita
dar credibilidad de realización. Es decir, hay que soñar despiertos, con
los pies firmes sobre ese Sur que está vivo y latiendo por ser escuchado,
pero que también tiene mucho del Norte hegemónico en sus propias entrañas,
es el Sur imperialista que opaca y denigra el proceso. Ahora, eso es
también en cada uno de nosotros como personas y como intelectuales. No
podemos sentirnos redimidos de las prácticas del Norte y lavarnos las
manos, considerarnos como libres de culpa. Es por ello que la
autoreflexividad, la vigilancia epistemológica y el autoconocimiento son
importantes en cada uno de nosotros tanto como individuos, como al interior
de los movimientos y grupos sociales.
Por ello, es importante recordar que los riesgos y las dificultades se
pueden estar presentando, pero ello no debe de desanimar la búsqueda y
abandonar el proceso de la transformación. Entre más se sienta la
incomodidad, la frustración, mayor debe ser el impulso que nos lleva a
generar la transformación social. Pero igual ante los éxitos, no debemos de
instalarnos y sentirnos satisfechos con lo alcanzado, sí es importante
alegrarse y festejar, pues ello es parte del dinamismo que impulsa y
vitaliza el movimiento de la transformación social; sin embargo, implica
estar atentos al estancamiento y pasividad que pueda ello generar.
Además, me parece importante mencionar que la transformación social se
gesta desde las acciones pequeñas y cotidianas que van configurando el
rumbo de la historia. Esto debe formar parte de los principios de la
sociología de las ausencias, pues a veces, por considerar algo cotidiano y
pequeño, no se descubre la riqueza que guarda, como la pequeña semilla de
mostaza. Como también en ello hay germen para la sociología de las
emergencias, eso que está, pero todavía-no es. Por ello, recordar la
importancia de ampliar las propias experiencias, compartirlas y
enriquecernos con los demás en el reconocimiento de que el otro es otro yo,
diferente pero igual. Tal vez en esto las comunidades indígenas mucho nos
pueden enseñar, como le enseñaron al subcomandante Marcos, que entre esas
comunidades zapatista se quedó a seguir aprendiendo.
Pero para ello hay que saber y adquirir el arte de hacer traducción,
no es un trabajo sencillo si no se está acostumbrado. La traducción es como
la columna vertebral del ser vivo, permite llevar el mensaje de uno a otro
lado e impulsa los movimientos y acciones necesarias. Pero, también en esto
es importante recordar, que actitudes de humildad, de reconocer que no es
factible una teoría general, que no se tiene siempre la razón, que las
lógicas no son rígidas, entre otras actitudes, son necesarias para poder
dejar fluir esos impulsos y señales de un lado a otro.
El trabajo es una actividad intelectual, pero no sólo en el sentido
hegemónico, sino más bien en la percepción de los sabios, que forma parte
de un paradigma del cosmopolitismo subalterno. Tal vez no es algo que todos
puedan realizar, sino sólo aquellos que tienen esa capacidad de establecer
vínculos con otros modos de entender y comprender la realidad. Pero ello no
implica por sí mismo una exclusión o marginación, sino un espacio y
capacidad propicios que es necesario reconocer y admirar, de quienes en su
momento puedan realizar este trabajo de traducción.
No obstante, lo que sí involucra a todos es el movimiento mismo de la
transformación social. Por ello, es importante darse cuenta de dónde esta
uno parado, cuáles son los principios que nos orientan y, cómo podemos
articularnos y aportar a esta danza.
¿Qué sigue más allá del capitalismo y el pos-colonialismo? Es una
pregunta, que Santos intenta esbozar y dar respuesta con su propuesta desde
una epistemología del Sur. A mi modo de entender, considero que hay un
horizonte abierto que invita a seguir caminando, ampliando las
experiencias, traduciendo e impulsando el dinamismo de la transformación
social. ¿Cuándo?, ¿cómo será esa transformación? Son preguntas a las cuales
se les ira dando contenido como parte del proceso. Las preguntas
importantes para uno como intelectual son ¿cómo participo?, ¿qué postura
he de tomar?, y ¿hacia dónde me quiero dirigir?, tanto en el quehacer
intelectual, como en nuestra labor y decisiones cotidianas.


7 Referencia Bibliográfica

Santos, Boaventura de Sousa, & César A. Rodríguez Garavito (2007). "El
derecho, la política y lo subalterno en la globalización
contrahegemónica" en El derecho y la globalización desde abajo: Hacia una
legalidad cosmopolita. Barcelona: Anthropos / México: UAM-Cuajimalpa, pp.
7-28.
Santos, Boaventura de Sousa, (2005). "Desigualdad, Exclusión y
Globalización: Hacia la construcción multicultural de la igualdad y la
diferencia" & "Los procesos de globalización" en El milenio huérfano.
Ensayos para una nueva cultura política. Madrid: Trota / ILSA, pp. 195-
310.
Santos, Boaventura de Sousa, (2009), Una epistemología del Sur: la
reinvención del conocimiento y la emancipación social, México: Siglo XXI
/Buenos Aires, Argentina: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Santos, Boaventura de Sousa, (2010), Descolonizar el saber, reinventar el
poder. Montevideo, Uruguay: Trilce / Extensión universitaria, Universidad
de la República.
Santos, Boaventura de Sousa, (2010a), Refundación del Estado en América
Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur. Lima, Perú:
Instituto Internacional de Derecho y Sociedad / Programa Democracia y
Transformación Global.


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[1] Termino prestado de Bourdieu, en el cual las formas de pensamiento
hacen realidad un modo de ser sin que necesariamente así deba ser.
[2] Nos podemos quedar con la noción de Norte, como la metáfora contraria a
la del Sur, en la que se involucran los procesos sistemáticos que generan
el sufrimiento humano en la victimización, explotación y opresión del
colonialismo y capitalismo. Y que a su vez incluye ese Sur imperialista.
[3] Para Santos, la razón indolente es lo que permite la reproducción de
los mecanismos de dominación, la cual se desarrolló gracias al contexto del
capitalismo, colonialismo e imperialismo, aún más a partir de la
consolidación y expansión del Estado liberal (2009, pp. 98-113, 126-132).
[4] Un vacío muy al estilo hegeliano que tanto es Todo como es Nada.
[5] La hermenéutica diatópica consiste en el trabajo de interpretación
entre dos o más culturas con el objetivo de identificar preocupaciones
semejantes entre ellas y las distintas respuestas que se generan (Santos,
2009, p. 137).
[6] Cfr. J.J. Benítez, La rebelión de Lucifer, Planeta, 1985.
[7] Cabe aclarar que para Santos, no todos los elementos hegemónicos están
siempre contrapuestos en un ámbito cosmopolita, sino que si pasan por un
trabajo de traducción pueden ser puestos como herramientas
contrahegemónicas. La clave es no ser usados en función de una razón
indolente, sino de una razón cosmopolita. Así, en algunos de sus trabajos,
por ejemplo, rescata el conocimiento científico como parte de una ecología
de saberes, o el papel del Estado en la construcción de un Estado
pluricultural.
[8] En Santos, el fascismo societario es los modos y relaciones del
fascismo político llevados a las relaciones sociales, pero puede ser
pluralista y convivir con ideas contrapuestas, como la idea de democracia,
y su espacio-tiempo no es ya lo nacional, sino lo local-global. Así, la
lógica de mercado del capitalismo en una globalización hegemónica, llevada
a todos los ámbitos de la vida humana, es caldo de cultivo para convertir
las relaciones sociales en un fascismo societario.
[9] La palabra ley puede tener una connotación negativa de ser impuesta,
aquí se refiere (como ley cosmopolita) como parte de un proceso endógeno de
relaciones sociales más incluyentes provenientes del Sur y que requieren un
equilibrio entre la distribución y el reconocimiento en la emancipación
social.
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