Pasado y futuro de la democracia. Robert Dahl.

July 14, 2017 | Autor: G. Camacho Del Ag... | Categoría: Filosofía Política, Democracia
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Descripción

PASADO Y FUTURO DE LA DEMOCRACIA
En esta oportunidad, Robert Dahl inicia su plática haciendo hincapié acerca de la transformación de la democracia tanto a nivel de ideas como de formas de ejercerla dentro de cada contexto social. No obstante, confirma que una serie de rasgos considerados como fundamentales han permanecido a lo largo de todo este proceso, los cuales permiten identificar a aquellos sistemas de gobierno que se rigen bajo un modelo democrático. A pesar de ello, el proceso de transformación de la democracia aún se comprueba vigente a partir de fenómenos externos que modifican la estructura tanto a nivel del poder democrático, como la concepción misma de esta por parte de los ciudadanos. En ese sentido, Dahl realiza un análisis histórico de la democracia con el fin de dar luces acerca del significado que ha ido teniendo la misma tanto como sistema político de gobierno, así como un mecanismo para la participación ciudadana en la vida pública de las sociedades.
Por un lado, haciendo referencia a los cambios de la democracia ocurridos en el pasado, se identifica tres cambios importantes. En primer lugar, el llamado 'locus territorial' de los gobiernos democráticos se incrementó considerablemente en tamaño, lo cual trajo consigo directas consecuencias al desarrollo de la democracia en la antigüedad debido a que el buen funcionamiento de la misma era posible en pequeñas ciudades-estado y por lo tanto con un determinado grupo de ciudadanos. En ese sentido, a medida que crecen las ciudades, el sistema de gobierno crece a nivel de instituciones, políticas y grupos sociales que anteriormente no habían existido bajo el paraguas de la democracia, con lo cual la idea de democracia representativa toma fuerza debido a la posibilidad de organizar y ordenar a la población desde un determinado grupo o persona política. Todo ello trajo consigo cambios estructurales no solo a nivel organizativo, sino también a nivel sociocultural en la medida que se instauraba una nueva práctica democrática.
Por otro lado, como consecuencia directa de aquello, los gobiernos democráticos nacionales fueron aumentados proporcionalmente el número y alcance de su línea de actividades y de políticas estatales. En otras palabras, ahora tienen más cosas por hacer. En este punto se hace referencia a la convergencia del sistema democrático con la economía, a partir de resaltar que en el gasto público destinado a fomentar el desarrollo humano a través de diferentes programas y políticas permite reafirmarla como un mecanismo que permite la participación de todos, en teoría, como políticamente iguales. Finalmente, a partir de la experiencia recogida, diversos países adoptaron el sistema democrático como forma de gobierno, llegando así a convertir a la democracia como forma de gobierno más usada en la historia y la única que cuenta con legitimidad a nivel internacional. Sin embargo, esto no necesariamente significa que sea igual de válida para cada caso debido a, entre otras variables, las diversas culturas que pueden llegar a contraponerse con las formas democráticas de organizar la sociedad. En ese sentido, el autor afirma que, en efecto, uno de los factores por el cual la democracia se ha llegado a instaurar en varios países en debido a que los mismos mantienen un determinado grado de homogeneidad cultural o culturas que no necesariamente presenten fuertes diferencias con la idea de la democracia.
Pasado todo ello, llega un momento en el cual se procede a hacer una revisión sobre la percepción de la ciudadanía acerca de la democracia en su propio entorno y como sistema de gobierno en el mundo actual. Esto, de acuerdo a las conclusiones recogidas por Dahl de diversas investigaciones, confluye en una paradoja: en mucho de los países democráticos, en los cuales la democracia se ha establecido como sistema fuerte y consolidado, los ciudadanos poseen poca confianza en las instituciones democráticas clave; sin embargo, terminan de igual forma creyendo en la conveniencia de la democracia. En otras palabras, la disminución de la confianza en la institucionalidad democrática no implica una disminución de la confianza en la democracia como tal, con lo cual se abre una serie de preguntas que giran en torno a dilucidar aquello que se encuentra instaurado en la gente como idea de democracia. Para intentar llegar a la causal de esta paradoja e intentar comprenderla, se identifica a la democracia en dos dimensiones: en primer lugar, es vista como un ideal superior a toda realidad programática, inalcanzable pero útil en la medida que permite examinar y valorar los modelos democráticos presentes así como el poder establecer instituciones y políticas adecuadas. En segundo lugar, la democracia vista como sistema político de gobierno, diseñado por ciudadanos que están de acuerdo en la otorgación de un entramado de deberes y derechos que implican que el trato al otro como igual a uno mismo frente al estado. Para ello, se requiere de una serie de mecanismos e instituciones políticas que sirvan de reguladores y fiscalizadores en función de un cumplimiento adecuado de la condición de ciudadano, todo ello desde una concepción de la democracia aplicada a un contexto determinado. En ese sentido, para que ello llegue a funcionar de manera óptima, debe haber una participación activa de la ciudadanía por la cosa pública, que es finalmente el momento donde se determina el buen ejercicio de tales facultades que brinda el sistema democrático a las personas. En la práctica, de acuerdo a datos de investigaciones realizadas, esto es un escenario muy limitado. Las personas no ponen valor a esta dimensión de la democracia, es decir, no tienen una vocación de vida pública que genere el desarrollo de la democracia hacia un funcionamiento pleno. Ello, a pesar de todo, no implica que no valoren la condición que la democracia les ofrece, con lo cual se llega a una posible explicación a la mencionada paradoja.

De acuerdo a la propuesta analítica del autor, considero a grandes luces que, para el caso peruano, las implicancias en las cuales se encuentra esta paradoja resultan limitadas, en el sentido que la democracia como tal aún no se encuentra consolidada en nuestros país a partir del modelo diseñado para ella en nuestro contexto. En primer lugar, en la línea de los que afirman el quiebre de los estado-nación a partir de la oleada de la globalización, concuerdo en que la democracia debe replantearse y abrirse hacia un nuevo esquema que siente sus bases en la integración a partir de la diversidad y el pluralismo cultural con el fin de adaptarse hacia una nueva realidad sociopolítica. En ese sentido, queda en discusión el tema de la relevancia de la representatividad como mecanismo democrático de mediación ciudadana, en un contexto en el que las nuevas tecnologías de la información hacen dar la idea de una 'democracia cosmopolita', la cual no se aferra a velar por los intereses de un grupo inscrito a un determinado territorio sino a la integración de varias partes que confluyen en un mismo espacio, el espacio público, el cual ha sufrido también configuraciones sustanciales, con lo cual obtenemos como resultado que en la actualidad es más fácil llegar desde la sociedad hacia las instituciones estatales a partir de la mediación y mediatización de las redes sociales y la internet.






Gianpierre Camacho
73243048

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