Para una historia del vocabulario poético español. De Mena al Renacimiento

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Descripción

Para una historia del vocabulario poético español. De Mena al Renacimiento

Vicenç Beltran

Anexos de Revista de Lexicografía, 16

A Coruña, 2011

Universidade da Coruña Servizo de Publicacións

Para una historia del vocabulario poético español. De Mena al Renacimiento Vicenç Beltran A Coruña, 2011 Universidade da Coruña, Servizo de Publicacións Anexos de Revista de Lexicografía, 16 111 páxinas 17 x 24 cm. Índice, páxina: 7 ISBN: 978-84-9749-465-6 Depósito legal: C 448-2011 Materia: 801.3 Lexicografía; 806.0 Lingua española

Edición: Universidade da Coruña, Servizo de Publicacións http://www.udc.es/publicaciones © Universidade da Coruña Distribución: Galicia: CONSORCIO EDITORIAL GALEGO. Estrada da Estación 70-A, 36818, A Portela. Redondela (Pontevedra). Tel. 986 405 051. Fax: 986 404 935. Correo electrónico: [email protected] España: BREOGÁN. C/ Lanuza, 11. 28022, Madrid. Tel. 91-725 90 72. Fax: 91- 713 06 31. Correo electrónico: [email protected]. Web: http://www.breogan.org Deseño da cuberta: Servizo de Publicacións da UDC Imprime: Lugami Artes Gráficas Reservados todos os dereitos. Nin a totalidade nin parte deste libro pode reproducirse ou transmitirse por ningún procedemento electrónico ou mecánico, incluíndo fotocopia, gravación magnética ou calquera almacenamento de información e sistema de recuperación, sen o permiso previo e por escrito das persoas titulares do copyright.

«La letteratura [...] è la Terra Promessa in cui il linguaggio diventa quello che veramente dovrebbe essere» (I. Calvino, «Esattezza», de Lezioni americane)

Índice

0. Marco histÓrico y metodolÓgico ............................................................... 9 1. De la cortesía tradicional a las innovaciones cultistas ......... 13 1.1. Los nombres propios ............................................................................................. 17 1.2. Concepto de cultismo ............................................................................................. 19 1.2.1. Cultismos comunes a las dos secciones de los poemas .................... 21 1.2.2. Cultismos de las secciones octosilábicas ............................................. 23 1.2.3. Cultismos del arte mayor ....................................................................... 25 2. El arte menor de Mena ...................................................................................... 39 2.1. Otro poco de teoría ................................................................................................. 39 2.2. Los términos patrimoniales .................................................................................. 43 2.3. De la selección léxica al enunciado poético ......................................................... 52 3. La poesía musical .................................................................................................. 55 3.1. El vocabulario de la poesía tradicional .............................................................. 57 3.2. La caracterización de un vocabulario ................................................................ 60 4. Consideraciones finales .................................................................................. 71 Anexos ................................................................................................................................ 81 Anexo I. Análisis del vocabulario ............................................................................... 81 Anexo II. Época de adquisición de los cultismos ..................................................... 103 Referencias bibliográficas ................................................................................. 105

0. Marco histÓrico y metodolÓgico1 Los estudios tradicionales sobre la lengua poética se basaban en lo que se llamaba el estilo o sea, la selección de elementos del lenguaje, en sus diversos niveles, efectuados por un autor, género, época, o según cualquier otro corte propuesto por el estudioso. El análisis solía ser básicamente impresionista y acumulativo: se buscaban los datos más vistosos u originales a los que se daba una explicación a la luz de la lengua y los usos literarios del período; por otro lado, se juzgaba que el estilo era una característica personal, propia ante todo del autor. Esta metodología se fundaba en los presupuestos corrientes del análisis literario en la primera mitad del siglo xx, más concretamente desde su segundo cuarto, y en nuestra área cultural sus premisas hallaban fundamento en las diversas formas de la estilística. Estamos hablando por supuesto del pasado. Los profundos cambios introducidos en el tercer cuarto del xx y la revolución metodológica del último han cambiado profundamente nuestros útiles de trabajo a la vez que nuestras concepciones. Hoy no concebimos el estilo fuera de un sistema, en doble sentido: el sistema de la lengua literaria (que incluye los instrumentos no estrictamente lingüísticos de creación, desde la métrica o la retórica hasta los diversos niveles de configuración formal y significativa) y los modernos útiles del análisis lingüístico. Pero sobre todo, sin negar la posibilidad de un estilo de autor en los períodos anteriores a las vanguardias, hoy creemos que los rasgos fundamentales de la lengua literaria deben asignarse a un estrato más profundo; las restricciones lingüísticas de un género literario o, mejor aún, de un registro expresivo forman un corsé del que los autores parten necesariamente si desean ser entendidos en su contexto, en relación con el horizonte de expectativa de sus lectores. Es a este nivel que nos colocamos hoy a fin de analizar uno de los componentes más significativos de la lengua cortés, la selección del vocabulario. En la construcción de una obra literaria, los diversos estratos de una lengua se organizan solidariamente; un análisis cabal ha de tenerlos en cuenta todos, desde 1

Este trabajo se integra en los proyectos ffi2oo8-o1643/filo y 2oo9sgr1487.

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la selección de esquemas fónicos (cuyo elemento básico es el ritmo y la rima) hasta la sintaxis y la semántica; ninguno carece de significación y aún menos en la poética del siglo xv: los esquemas métricos de que los poetas disponían incluían opciones tan diferenciadas como la métrica acentual o la silábica; los sintácticos podían ajustarse al sistema estándar de la lengua (el estilo cortés por excelencia) o adaptar libremente elementos de la sintaxis latina, que violentaban profundamente los usos habituales en su contexto idiomático inmediato. Sin embargo, ambos criterios (la selección tradicional y la latinizante) operaban aún con mayor intensidad en el ámbito del vocabulario. Si el autor elegía el registro cortés tradicional para la expresión amorosa, tenía a su disposición un diccionario de carácter básicamente patrimonial, en gran medida heredero de la lírica galaico-portuguesa2, enriquecido con un cierto aporte de substantivos descriptivos a través de las aportaciones del dezir alegórico-narrativo del período del Cancionero de Baena cuyas características concretas aún esperan un análisis detallado. Harían falta estudios específicos sobre la aportación lingüística del decir político, doctrinal y moral, que constituye la innovación más sustancial de este período y que debió erigirse en un elemento enriquecedor cuya importancia para la expresión de los sentimientos se adivina al examinar la poesía erótica de los cancioneros. Este registro expresivo se basaba en el octosílabo, alternando a veces con el pie quebrado. Dejando de lado la poesía doctrinal, las limitaciones de este sistema expresivo eran las propias de una lengua poética muy limitada a unas pocas fases de la petición y la lamentación de amores, incapaz por tanto de adaptarse a las necesidades de la nueva época, mucho más ambiciosa desde que la lírica (apenas flanqueada por unas pocas narraciones caballerescas y cronísticas) se convirtiera en el género fundamental de la expresión cortés; la paralela adquisición de una cultura humanística en la corte de Juan II exigió su enriquecimiento por la vía de mayor prestigio. Se produce así la adopción sistemática de construcciones latinizantes, latinismos léxicos y figuras retóricas antes inusuales, y se introduce otro verso de matriz latina (aunque medieval): el arte mayor. Desde entonces, según cuál de las dos modalidades escogiera, el autor disponía de dos registros expresivos: uno basado en los aspectos patrimoniales de la lengua, el otro, en los elementos latinos ya incorporados o susceptibles de ser incorporados en cada momento, según las necesidades de cada autor. 2

Me ocupé sucintamente de este aspecto en Beltran (1989: 77-79).

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La selección del vocabulario (incluso la latinización sintáctica, de que aquí no nos ocuparemos) es sólo una parte ínfima de estas innovaciones, que afectaron por una parte a la selección de los temas dignos de tratamiento poético, por otra, al sistema cultural y expresivo en su conjunto. Desde el punto de vista de los estudios literarios, el primer aspecto ha sido objeto de pocos asedios al quedar relegado a los trabajos de conjunto y, más en concreto, al análisis temático; fijar cuáles son los temas que se van incorporando al quehacer poético en cada fase de constitución del Cancionero de Baena (y de las etapas posteriores en la evolución literaria), la forma concreta en que son abordados y los recursos expresivos cuya incorporación exigen sería un capítulo importantísimo en la historia literaria del siglo xv pero, sobre todo, para el conocimiento de cómo el castellano, limitado hasta entonces a la expresión en prosa, se convirtió finalmente en una lengua poética. La incorporación de elementos de la cultura clásica y mediolatina ha sido por el contrario objetivo prioritario de estudio en el último medio siglo aunque su análisis se ha focalizado sobre el paradigma cultural (y, especialmente, en la determinación del concepto de ‘humanismo’ que conviene al período) más que en la novedad de su aprovechamiento poético. Nos falta sin embargo un análisis equivalente sobre la constitución retórica del poema, la forma en que estos elementos motivaron la adquisición de un nuevo lenguaje expresivo. El análisis que hoy proponemos pretende sólo levantar el paradigma indispensable de uno de los componentes, el más fácil de diagnosticar a la luz de los actuales recursos de investigación lingüística. La diferencia persistía hacia 1500 cuando el estilo cortés, cuyo momento ideal se vive a mediados del siglo xv, se enriquece con nuevas aportaciones externas, el lenguaje cotidiano del mundo sensible en el estilo de la lírica tradicional: es sobre estas bases que se consolidará el vocabulario literario moderno español durante el primer Renacimiento3. El tradicionalismo literario nos ha acostumbrado a ver en este fenómeno la emergencia a la luz de un tipo de poesía que habría permanecido oculto, en estado latente, desde los siglos oscuros, cuando ni siquiera existía una literatura en lengua vulgar; sin negar la verosimilitud de este enfoque, creo que esta perspectiva ha ocultado una parte esencial del problema: a ningún poeta de verdad se le habría ocurrido escribir versos con estos temas, este vocabulario y esta 3

Hoy se ha puesto ya sobradamente de manifiesto la forma en que la lengua de principios del siglo xvi filtró los cultismos integrados durante la Edad Media y los integró en el estándar del español escrito; véase por ejemplo Harris-Northall (1999). Más tarde habremos de volver sobre este punto.

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sensibilidad desde 1300 hasta casi 1500: el folklore es otra cosa, a otro nivel, con otros autores y otro público; la poesía musical, generalmente encerrada en otro tipo de tradición oral, siguió caminos paralelos e independientes de la poesía escrita, cortés o no, en las letras europeas del Medioevo4. Incorporar todos estos elementos a la expresión poética públicamente reconocida implicó un descubrimiento que deslumbró la corte poética de los Reyes Católicos, quizá tanto o más que los primeros pasos de la incorporación de Petrarca, pero en el mismo camino: ampliar la expresión poética a la manifestación directa de los sentimientos (no ya a su análisis intelectual) y de la experiencia sensible. La obsesión por la glosa de romances y estribillos tradicionales y sus hibridaciones con el registro cortés (recordemos, por ejemplo, el caso de Pinar, o los romances atribuidos –quizá falsamente– a Juan Rodríguez del Padrón en el Cancionero de la Biblioteca Británica) son la manifestación más visible de este proceso que, de forma a primera vista sorprendente, preparó y exigió para su culminación el aprendizaje de los procedimientos del petrarquismo bembista. Contra lo que creían los tradicionalistas, la emergencia de la poesía musical en este período implicó una revolución literaria cuyo resultado final tardaría todavía unas décadas en salir a la luz. A lo largo de estas páginas aspiramos a una definición suficiente de la complejidad que llegó a alcanzar el lenguaje poético de la época cuya fase final, paradójicamente, consistió en su superación a través de la revolución renacentista. Pero primero habremos de centrarnos en el punto de partida, la creación de dos modalidades paralelas del estilo cortés. No cabe duda de que el período central en este proceso lo constituye la poesía escrita entre 1430 y 1460 en las cortes de las dos ramas de la casa Trastámara: la corona de Castilla, la de Aragón y la de Navarra; sus autores más significativos fueron la trilogía Santillana, Mena y Gómez Manrique. Los tres cultivaron el conjunto de los registros expresivos de que nos ocupamos y los aplicaron a todos los géneros literarios entonces en vigor, que a su vez modificaron profundamente; el período de guerras civiles, tras la muerte de Mena y Santillana, marcaría el final de un período y la emergencia de otro cuyas figuras dominantes fueron Jorge Manrique, Guevara y Cartagena, que culmina con Juan del Encina; a él le correspondió cerrar este ciclo y poner las bases de la literatura renacentista, no sólo en el teatro sino también en la lírica.

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A situar este problema dediqué Beltran (2009a).

Anexo II. Época de adquisición de los cultismos 35 33 30

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20 18 15 14 13 10

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5

5 4 3

3 1

13 51 -1 40 0

1 0

13 01 -1 35 0

12 51 -1 30 0

11 90 -1 25 0

0

Mena: en ambos metros Mena: sólo en arte mayor Mena: sólo en octosílabos Poesía tradicional

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14 01 -1 45 6

2 1 0

-1 18 9

Número de casos

22 21

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