Para un hombre machista, las palabras de una mujer del siglo XXI

Para un hombre machista, las palabras de una mujer del siglo XXI
Por Joan E. López

¡Despierta hombre! El machismo te consume, te estanca, y te aparta de la realidad, te lo dice una mujer del siglo XXI. Dejen ya la prepotencia respecto a nosotras. Ojalá algún día puedan sanarse de esta enfermedad tan vil y asquerosa, y así pueda sanarse la sociedad de una vez por todas. Porque, han contaminado todo con esa ideología tan ridícula. La han infiltrado en la familia, el trabajo, la educación, en la cultura, hasta en el lenguaje. Han corrompido la sociedad entera con sus ideítas de superioridad.
Es que la palabra lo dice, "machismo" de "macho", no de hombre. Machos son los perros, los burros, los bueyes, los cerdos, los animales. Esos son los que viven el machismo, hombres que no son hombres. Cumplen con la apariencia física, pero con la mentalidad de una bestia. Dicho de otra manera, el machismo no es una conducta practicada por hombres, sino, por medios hombres. Me atrevo a decir que ya no es ni una conducta, es una enfermedad. Y, es más peligrosa que el SIDA, porque no te contamina solo a ti y tu cuerpo, sino que se riega por todas las áreas de la sociedad de manera invasiva.
En la familia, un hombre machista tiene que dominar, ser el proveedor, ser el patriarca. Si su esposa ejerce estas funciones, es suprimida y hasta detestada. Prefieren tenernos como amas de casa, siendo capaces de ayudar en todo. En el trabajo los machistas siempre nos han menospreciado. Respecto a la educación, aunque hemos demostrado ser igual de competentes, aún somos subestimadas por ellos. Para colmo la cultura siempre ha girado alrededor del hombre, de aquel cacique, de ese otro colonizador, de lo que él pensaba, de lo que él merecía, de lo que creía, de lo que a él le placía. Ellos ordenaban y la mujer estaba condenada a obedecer sin cuestionar. Imagínate si el machismo no es una plaga, que hasta al lenguaje ha logrado influenciar. Usamos palabras discriminadores en razón de sexo a diario, la evidencia más sencilla es el sólo hecho de que optamos por el plural en masculino (los padres, los estudiantes, los empleados). La mujer es prácticamente eludida en el lenguaje.
¿Por qué se les hace tan difícil a los hombres machistas vernos como iguales? Somos su ayuda idónea, su mano derecha, pero no, prefieren tenernos de mango bajito. ¿Qué valentía no? Esta clase de hombre evita y obvia las capacidades de la mujer para no ver su masculinidad retada y aplastada. ¡Imposible que sean más egocéntricos!
Los hombres machistas creen que por tener dos pelotas son mejores que nosotras, que tienen derecho a suprimirnos, a sentirse superiores. Lo sentimos, pero no, nosotras también cargamos dos pelotas, y pueden ser hasta diez veces más grandes que las suyas. Y no me malentiendan, no se trata de quién es superior, ni de quien tiene más, sino de igualdad, ¡Contra, véanlo! Ambos tenemos dos pelotas… te lo dice una mujer del siglo XXI.