Paisajes e imágenes de dependencia: deportaciones y repatriaciones en la Sicilia de los Dinoménidas

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Descripción

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PELORIAS Collana del Dipartimento di Scienze dell’Antichità dell’Università di Messina 20

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Redazione: Fabrizio Crescenti, Emilia Cavallaro

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Forme di dipendenza nelle società di transizione Atti del XXXII Colloquio Internazionale G.I.R.E.A. (Messina 15-17 maggio 2008) a cura di Antonino Pinzone, Elena Caliri e Rosalba Arcuri

Di.Sc.A.M. 2012

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© 2011 - Dipartimento di Scienze dell’Antichità dell’Università degli Studi di Messina

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Indice

ANTONINO PINZONE Premessa

p. 9

M. VALDÉS GUÍA De la esclavitud por deudas a la esclavitud mercancía: formas de dependencia en Atenas arcaica

11

A. J. DOMÍNGUEZ Formas de dependencia en el occidente griego en la transición entre el arcaísmo y el clasicismo

29

M.C. CARDETE DEL OLMO Paisajes e Imágenes de dependencia: deportaciones y repatriaciones en la Sicilia de los Dinoménidas

47

D. PLÁCIDO Las Formas de dependencia en Atenas en la transición hacia el Helenismo

57

B. TRIPODI Senofonte e gli schiavi di guerra nell’Anabasi

65

C. RACCUIA “Schiavo comprato col sale”: Zen. prov. 2, 12. Riflessioni sul tema

81

A. DUPLÁ ANSUATEGUI Buscando los rostros de la plebe romana tardorrepublicana

97

S. GUALERZI Schiavi e liberti delle zie paterne di Nerone

115

A. MASTROCINQUE La liberazione degli schiavi e i boschi sacri nell’Italia antica

131

A. PINZONE Dall’epitropé di Diodoro ai possessorum intemperantes motus di Cassiodoro

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M.V. BRAMANTE Arca, Arcarius e Mutuum

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I. BITTO Patronus e libertus nell’epigrafia in versi: un rapporto di reciproca dipendenza

169

G. LABARRE Une réflexion philosophique sur la liberté dans une inscription de Pisidie (Sterrett, Wolfe Expedition, n° 438) 183 M.J. HIDALGO DE LA VEGA Coloni, propietarios y latifundios (ss. II-III): una relación compleja

191

G. MARASCO Costantino e gli schiavi

209

F. REDUZZI MEROLA Il servus fugitivus in alcune fonti tardoimperiali

225

D. MOTTA Schiavi, barbari ed esercito nella tradizione storiografica sul IV secolo d.C. 231 R. MARINO Sull’uso di schiavi in età tardoantica

251

L. DE SALVO Familia Ecclesiae. Gli schiavi della chiesa nella tarda antichità

263

V. AIELLO La condizione degli operai nelle manifatture imperiali: il caso dei fabricenses

273

S. TOSCANO A proposito dei mangones

287

E. CALIRI Forme di dipendenza e consuetudini prediali nei Patrimonia Sancti Petri

299

L. DI PAOLA Quos non fecit captivitas esse sub pretio, sed libertas. Servi e famuli in età teodericiana e atalariciana

315

R. ARCURI Agroikoi e douloi in Italia durante la Guerra gotica

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A. PEDREGAL Las últimas esclavas. Violencia e (in)dependencia femenina en los tratados patrísticos sobre la virginidad

339

C.G. MAC GAW El Modo de Producción Esclavista: ¿Qué transición?

351

A. PRIETO Las transiciones del sistema esclavista al sistema feudal según el cine

365

RICARDO MARTÍNEZ LACY La schiavitù nella transizione dall’antichità al medio evo. Analisi storiografica 1898-1989

381

KYLE HARPER The Idea of “Transition” and the End of Roman Slavery

393

MARIO MAZZA Epilegomena: alcuni commenti e qualche considerazione finale

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Mª CRUZ CARDETE DEL OLMO* Università Complutense de Madrid

Paisajes e Imágenes de dependencia: deportaciones y repatriaciones en la Sicilia de los Dinoménidas**

Las deportaciones de indígenas y griegos en contextos bélicos funcionaron con asiduidad en la Sicilia griega como arma de intimidación y supeditación al poder. El genos de los Dinoménidas (491-466 a. C.) las utilizó con una frecuencia inusitada tanto para castigar a las poblaciones levantiscas como para dar forma a un modelo de gobierno tiránico cada vez más personalista y teñido de caracteres despóticos que acabará desembocando, generaciones después, en un verdadero culto al líder encarnado en figuras como Dionisio I, Timoleón o Agatocles. Conocedores del valor de la propaganda política, que se sitúa en la base de su misma representación como genos, los Dinoménidas construyeron un proceso discursivo complejo alrededor de las deportaciones que ocultaba o minimizaba sus efectos negativos para con la población y la situación de dependencia a la que obligaba, al tiempo que ensalzaba su fuerza como símbolo de poder y supremacía. Así, al proceso social se opone un discurso político y a la dependencia y el sometimiento un alegato en pro del engrandecimiento del poder tiránico que convierte la falta de libertad de movimientos de los deportados en una consecuencia secundaria y asumible por los tiranos en su lucha por un poder que se publicita como generador de libertad ciudadana. Las sucesivas deportaciones que configuraron las peculiares características de Camarina y la refundación de Catania son dos ejemplos paradigmáticos de cómo la construcción de un discurso sobre un hecho puede llegar a * Este trabajo ha sido realizado gracias a la concesión por parte del Ministerio de Educación y Cultura de España de un contrato Juan de la Cierva en el Departamento de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), de una estancia de dos meses en la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (CSIC) por parte de la UCM y de un proyecto de investigación (Identidad y religión: territorios y paisajes simbólicos de la Sicilia clásico-helenística y republicana - PR34/07 -15864) por parte de la UCM-Fundación Santander. ** En la bibliografía citada se emplea la edición utilizada, no la original.

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transformar por completo ese hecho siguiendo los dictámenes de quienes desarrollan el discurso. I. Los Dinoménidas y la refundación como política de control El oikistes constituía una de las categorías propias de la polis colonial. Su originalidad y excepcionalidad contribuía a configurar la preeminencia social que se le otorgaba tanto al fundador como, en menor medida, a sus familiares. El oikistes aunaba todas las funciones básicas del gobierno en su persona. Así, ejercía como líder político, como legislador requerido por la comunidad, como jefe militar que dirigía el proceso colonizador y la represión de la resistencia indígena y como sacerdote1. Obedeciendo los dictados del dios se transformaba en el garante del cumplimiento de los deseos divinos, expresados a través de la Pitia, y por eso, a su muerte, era enterrado en el ágora y recibía un culto público durante generaciones. Por tanto, ¿qué mejor propaganda para los tiranos que convertirse en oikistai? Si tenemos en cuenta que, además, el oikistes era una figura antigua que, dado que las colonias ya estaban fundadas, no podía reproducirse, convertirse en un nuevo fundador resultaba aún más atractivo para un poder que pretendía crecer en dimensiones y en intensidad. El primer tirano siciliota que refundó una colonia no fue Gelón, sino Hipócrates de Gela. Este, después de arrebatarles Camarina a los siracusanos, la refundó con colonos gelos de probada fidelidad2. Aunque por los datos arqueológicos parece que esta refundación fue más política que intrusiva (no hay registros de discontinuidad, como ocurre para la época de Gelón, lo que hace suponer que el grueso de la población no fue renovado; tampoco se percibe una reestructuración urbana)3, lo cierto es que comienza una práctica de subversión política, social y étnica que tuvo continuidad durante muchos siglos de política siciliota4, utilizándose como medio de desbaratar la resistencia indígena y la oposición política. Gelón, mano derecha de Hipócrates, aprendió rápidamente las ventajas de este sistema, pero también los problemas que causaba. En el 490, cuando Gelón, en su carrera hacia el poder, acababa de deshacerse de los hijos de Hipócrates, tuvo que enfrentar una grave crisis en Zancle. A pesar de los in1 I. MALKIN, Religion and colonization in Ancient Greece, Leiden 1987, 89-90; M.P. NILSSON, Geschichte der griechischen Religion, I: Die Religion Griechelands bis auf die griechischen

Weltherrschaft, München 1967, 637-640. 2 Tuc. 6, 5, 3; Hdt. 7, 154, 3. 3 N. LURAGHI Tirannidi arcaiche in Sicilia e Magna Grecia: da Panezio di Leontini alla caduta dei Dinomenidi, Firenze 1994, 160. 4 Aparte de la refundación de Camarina, Hipócrates utilizó con asiduidad la política de “trasplante” de personas o de núcleos étnicos fieles, bien fuera con función antipúnica (como en Hímera), antisícula (como en Zancle) o simplemente filo-gela (caso de la imposición de Scite en Zancle, Enesidemo en Leontinos o Gelón en Hímera) (S.N. CONSOLO LANGHER, Siracusa e la Sicilia greca: tra età arcaica ed alto ellenismo, Messina 1996, 213).

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tentos de conservar este punto estratégico, Zancle fue perdida muy pronto a favor de las fuerzas de Anaxilao de Regio. El nuevo tirano expulsó de la ciudad a los samios, ligados a Hipócrates, y la refundó con colonos fieles, dándole el nombre de Mesina. Aunque Gelón intentó resistirse fue derrotado por Anaxilao, que celebró su victoria en Olimpia5. Seis años después, en el 484, estalló una revuelta en Camarina. Glauco, el “tirano satélite” impuesto por Gelón6, fue condenado a muerte por los mercenarios ligados a Hipócrates con los que la ciudad había sido refundada en el 4927 y que habían recibido la ciudadanía de manos de Gelón en el 4858. Gelón atacó la ciudad, destruyéndola, y deportó a sus ciudadanos a Siracusa9. Camarina ya no tenía esa posición privilegiada de avanzadilla militar para la lucha entre Gela y Siracusa de la época de Hipócrates. Además, sus ciudadanos, relativamente fieles, eran más útiles en Siracusa, donde, aparte de poder controlarlos mejor, contribuyeron a conformar ese núcleo duro alrededor de Gelón que le permitía ejercer un poder cada vez más personalista10. Camarina, por su parte, fue refundada, una vez más, con población fiel. Un año escaso después Gelón transfirió más población a Siracusa, concretamente a más de la mitad de los habitantes de Gela11, especialmente a los oligarcas más cercanos y a sectores del demos fieles a sus campañas. De este modo consiguió, a través de un proceso de corte sinecista12, rediseñar por completo su capital al modo de un oikistes13, al tiempo que controlaba las posibles traiciones de los Gamoroi y las algaradas del demos descontento, al que apoyaba siempre y cuando le fuera útil para sus intereses, pero al que no se sentía realmente ligado14. La conquista, anexión y repartición del territorio de Mégara15, Eubea16 y Camarina (e incluso de una parte del de Gela) suponía la po5

SEG XXIV 303. Aunque fue Gelón quien impuso a Glauco en Camarina, es más que probable que también fuera el propio Gelón quien alentó la revuelta contra él, toda vez que ya no le resultaba útil (LURAGHI, Tirannidi, cit., 275; G. MAFODDA, La monarchia di Gela tra pragmatismo, ideologia e propaganda, Messina 1996, 72; T. VAN COMPERNOLLE, L´influence de la politique des Deinoménides et des Emménides sur l´architecture et l´urbanisme sicéliotes, Lovanii 1992, 22). 7 Hdt. 7, 154; Tuc. 6, 5, 3. 8 Hdt. 7, 156, 2. 9 Hdt. 7, 156, 2; Tuc. 6, 5, 3; Timae., FGrHist 566 F 19 a-b. 10 MAFODDA, Monarchia, cit., 73. 11 Hdt. 7, 156. 12 CONSOLO LANGHER, Siracusa, cit., 219; D. ASHERI, Rimpatrio di esuli e ridistribuzione di terre nelle città siciliote, ca. 466-461 a. C in Fil…aj C¦rin. Miscellanea di studi classici in onore di Eugenio Manni, vol. 1, Roma 1980, 145-158, 146), 13 Diod. 11, 38, 5. Algunos autores, como ASHERI, Rimpatrio, cit., 146 hablan incluso de sinecismo de Siracusa. 14 Famoso es el episodio que narra Heródoto (7, 156) sobre la actitud geloniana hacia el demos de Mégara y Eubea. Tras la conquista de ambas ciudades (483-482), sus aristócratas, responsables de la guerra, fueron trasladados a Siracusa, obteniendo la ciudadanía, mientras que el demos era esclavizado. 15 Th. 6, 4, 2; Hdt. 7, 156, 2. 16 Hdt. 7, 156, 3. 6

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sibilidad de dinamizar, a través del reparto de tierras, la economía agrícola, que mejoró mucho en estos años, y ofrecía además la posibilidad de pagar sus servicios al mercenariado sin hipotecar las arcas del estado y ganándose, al tiempo, su gratitud17. Aunque los mercenarios dependían de los tiranos para su supervivencia, no es menos cierto que la conquista y mantenimiento del poder por parte de las tiranías hubiese sido muy difícil sin el recurso al mercenariado. Entre tiranos y mercenarios se establece, pues, una relación simbiótica que refleja los problemas de una sociedad profundamente tensionada en la que los deportados, exiliados y expulsados constituían una fuerza capaz de reproducirse a sí misma, a modo de círculo vicioso, a través de la represión18. En el 476 a. C. Gelón muere siendo su sucesor Hierón. Al igual que hiciera Gelón en su momento, Hierón cede el gobierno de Gela a su hermano pequeño, Policelo, para ocupar él mismo el poder en Siracusa, epicentro político de Sicilia. La sombra de Gelón era alargada, de modo que Hierón necesitaba un golpe de efecto que le encumbrara, al menos, a la misma altura de su hermano. Sin perder tiempo, Hierón puso en marcha una política efectista que intentaba minimizar la gloria de Gelón y confundirla con la suya propia al imitarla, especialmente en dos campos: la lucha contra el bárbaro y el papel de oikistes. En lo que respecta a la lucha contra el Otro, contra el Bárbaro, Hierón buscó, desde el comienzo de su gobierno, nuevos territorios en los que ejercer su poder y demostrar su independencia para con el abrumador legado propagandístico de Gelón. La Magna Grecia era una zona de atracción natural por las tradicionales relaciones económicas y comerciales, de modo que Hierón se esforzó por estrechar lazos políticos con las ciudades del golfo de Nápoles, área especialmente rica y proclive a los intercambios. Hierón aprovechó su nuevo espacio de expansión para dar sus primeros golpes de efecto. Comenzó interviniendo contra Anaxilao de Regio en favor de Locris, y defendió a los sibaritas de las subcolonias tirrénicas de Scidro y Laos frente a Crotona19, todo lo cual le permitió cierto control del Estrecho y el dominio del Tirreno meridional. Esta nueva posición provocó un enfrentamiento con los etruscos que decidió el apoyo firme a los cumanos cuando estos, esquilmadas sus costas por los piratas etruscos, pidieron socorro a Siracusa. Fue entonces cuando Hierón encontró el escenario perfecto para su intervención. A pesar de que la victoria de Cumas (474 a. C.) no fue una gran hazaña, Hierón se encargó de que se cantara como un nuevo hito en la lucha contra el bárbaro, al igual que había hecho Gelón con Hímera. Ninguna de estas dos victorias supuso una conquista importante o un cambio declarado del statu quo y, sin embargo, ambas se popularizaron como el resultado de la lucha griega contra el bárbaro, encarnado bien en los cartagineses bien en los etrus17 Diod. 11, 72, 3. G. TAGLIAMONTE, I figli di Marte. Mobilità, mercenari e mercenariato italici in Magna Grecia e Sicilia, Roma 1994, 163-164; LURAGHI, Tirannidi, cit., 172 y 304; MAFODDA, Monarchia, cit., 79. 18 TAGLIAMONTE, I figli di Marte, cit., 99. 19 CONSOLO LANGHER, Siracusa, cit., 38; R. PANVINI, Gevla". Storia e archeologia dell’antica Gela, Torino 1996, 91.

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cos a los que, por otra parte, unían acuerdos20. Hierón llegó incluso a ofrecer un trípode de bronce en Delfos21, al igual que Gelón había ofrendado uno áureo de 16 talentos y una Niké igualmente de oro22 y había levantado un thesauros en Olimpia23. Cumas termina haciéndose coincidir con Maratón y Platea24, al igual que Hímera lo había sido con Salamina25, y no en vano Hierón consiguió que Esquilo representara Los Persas en Siracusa. Esta victoria animó las expectativas expansionistas de Hierón, que se apoderó de Pitecusa y se inmiscuyó en la vida de Nápoles26, desarrollando el tráfico comercial desde Campania al Tirreno al controlar el Estrecho y el bajo Tirreno27. Las victorias militares y los logros comerciales, convenientemente divulgados, contribuyeron a potenciar la imagen de magnificencia, solemnidad y profunda identificación con la causa helena que Hierón perseguía. No obstante, Gelón continuaba sobresaliendo en un aspecto clave para la mentalidad colonial antigua: en su papel de oikistes. Así pues, Hierón siguió los pasos de su hermano y refundó Catania (y en menor medida Naxos) con todas las consecuencias, presentándose como un oikistes clásico28. Tres de las tareas principales que debía cumplir un oikistes eran elegir, siguiendo los dictados de Apolo, el emplazamiento de la nueva colonia, dirigir la separación de los diferentes espacios (público, sacro y privado) que 20 Diod. 11, 51. Schol. Pi. P. 1, 137, 142 habla de Cumas como de una alianza etruscocartaginesa. 21 C. CASERTA, Gli Emmenidi e le tradizioni poetiche e storiografiche su Akragas fino alla battaglia di Himera, Palermo 1995, 133; E. GALVAGNO, Politica ed economia nella Sicilia greca, Roma 2000, 51. 22 Baquíl., ep. 3. P. AMANDRY, Trépieds de Delphes et du Péloponnèse, BCH 111, 1987, 79131, 85. 23 Paus. 6, 19, 7 y 9, 4-5. Excavaciones arqueológicos han sacado a la luz los restos de un edificio del 480-475 en la zona en la que Pausanias sitúa este thesauros (M. PETTINATO, Pausania, le tirannide e i Dinomenidi, Kokalos 46, 2004, 127-156, 131). 24 Diod. 11, 51. 25 Hdt. 7, 166; Pi. P. 1, 70-80; Diod. 11, 26, 2 y 51; Pi. P. 1, 71-80 y 130-156. 26 Tradicionalmente se ha considerado que Hierón participó activamente en la fundación de Nápoles, datable ca. 470. No obstante, las últimas investigaciones apuntan a que la ciudad fue fundada unos 50 años antes, a finales del s. VI, como parecen reflejar los restos arqueológicos encontrados desde los años 80 en adelante (E. GRECO, Ritorno a Neapolis greca in E. LO SARDO (ed.), Eureka!: il genio degli antichi, Catalogo della Mostra, Museo archeologico nazionale, Napoli 20052006, Napoli 2006, 112-115, 113; B. D’AGOSTINO - D. GIAMPAOLA, Osservazioni storiche e archeologiche sulla fondazione di Neapolis, in W.V. HARRIS - E. LO CASCIO (eds.), Noctes Campanae: Studi di storia antica e archeologia dell’Italia preromana e romana in memoria di M. W. Frederiksen, Napoli 2005, 49-80; P. ANELLO, La Sicilia da Gelone ad Ermocrate, in E. GRECO - M. LOMBARDO (eds.), Atene e l´Occidente. I grandi temi. Le premesse, i protagonisti, le forme della comunicazione e dell´interazione, i modi dell´intervento ateniese in Occidente, Atti del Convegno Internazionale (Atene 25-27 maggio 2006), Atene 2007, 211-238, 216; D. GIAMPAOLA - V. CARSANA, Le nuove scoperte: la città, il porto e le macchine in Eureka!, cit., 116-124. 27 CONSOLO LANGHER, Siracusa, cit., 229-230 y EAD., Un imperialismo tra democrazia e tirannide. Siracusa nei secoli V e IV a. C., Roma 1997, 35-38. 28 C. DOUGHERTY, The poetics of colonization: from city to text in archaic Greece, Oxford 1993, 85.

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la configurarían29 y darle nombre, dotándola de plena existencia. Como Catania ya existía, el tirano debía proceder a una refundación, un verdadero renacimiento simbólico que hiciera olvidar el pasado actuando como si nunca hubiese existido o, lo que es lo mismo, volviendo a construirlo distinto. Para ello, Hierón rebautizó la polis con el nombre de Etna y se apropió de parte del territorio de Naxos y de una gran mayoría del territorio sículo circundante. Los antiguos habitantes, rebeldes al tirano, fueron deportados a Leontinos, según nos cuenta Diodoro30. Sus bienes y tierras, obviamente, fueron confiscados y repartidos, junto con los nuevos lotes anexionados, entre la nueva población traída ex professo: 5.000 colonos trasladados desde Siracusa, 5.000 del Peloponeso y un número indeterminado de colonos gelos y megarenses que, habiendo sido deportados a Siracusa con Gelón en el 48548331, son ahora transferidos a Etna32. Los nuevos colonos eran, según Diodoro33, ijdivoi oijkevtoreı, es decir, estaban estrechamente ligados al tirano y su corte. Muchos de ellos habían luchado como mercenarios junto a Hierón y, por ello mismo, constituían un seguro de vida para el tirano, ya que el desarraigo, la mezcla étnica y la falta de objetivos comunes y de idiosincrasia cultural, junto con su pasado de servicio a Hierón, dificultaban cualquier intento de boicot al poder. Se constituyen de este modo dos grandes grupos de exiliados. Por un lado, los mercenarios, para quienes su nueva ubicación, que llevaba aparejada la concesión de tierras y de la ciudadanía y, con ellas, la obtención de cierta estabilidad fundiaria y cívica, constituía un premio a su trabajo que reforzaba la fidelidad al jefe, minimizando de algún modo la dependencia política y económica en la que habían caído. Por otro lado, los disidentes deportados, que habían perdido sus tierras a manos de los nuevos habitantes de la ciudad, pero nunca se desvincularon de ellas, como demuestra la pronta repoblación de Catania a la caída de los Dinoménidas y la expulsión de los mercenarios. Naxos sufrió un proceso similar, siendo su territorio engrandecido con parte del de Leontinos y sus habitantes esquilmados para ceder su sitio a colonos dóricos aliados de Hierón. De este modo, el área calcídica, duramente castigada por los Dinoménidas y en parte despolitizada, se convirtió en el perfecto escenario del control siracusano: Etna suponía una reserva de aliados políticos de primera instancia y el control de los puertos de Naxos, Catania y Zancle-Mesina permitía la gestión directa de centros económicos indispensables para el control de la isla. La violencia intrínseca a todo este proceso desaparece de las fuentes para dar paso a una visión gloriosa del oikistes vencedor del caos, enterrado en el ágora y adorado por sus conciudadanos34. El discurso impuesto por el apa29

Ar. Av. 995-996; Ath. 6, 167d-e; Hom. Od. 6, 1-10; Th. 6, 102, 3-4; Pi. P. 5, 89-93. Diod. 11, 49, 1-2. 31 Hdt. 7, 156, 2; Polyaen. 1, 27, 3. 32 Diod. 11, 49, 1-2; Schol. Pi. P. 1, 120a. 33 Diod. 11, 49, 1. 34 Diod. 11, 66, 4. 30

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rato propagandístico de Hierón subvierte los procesos de dependencia, la expulsión y/o ajusticiamiento de las poblaciones y la fuerza ejercida sobre las instituciones políticas y, del mismo modo que había ensalzado la victoria de Cumas como obra de un campeón del helenismo, transforma la conquista y ocupación del territorio en un designio de los dioses. Para ello, Hierón se rodea de poetas e intelectuales de la talla de Píndaro, Baquílides, Simónides o Esquilo, que cantaron sus hazañas militares, y de artesanos que inundaron el mercado siciliota de imágenes de su poder. La fundación de Etna se interpreta en clave mítica a través del rapto de la ninfa Talía/Etna por Zeus y el dios máximo del Olimpo se convierte en seña de identidad dinoménida a través de la producción cerámica y la acuñación monetaria35. De hecho, Etna emitió moneda muy pronto, especialmente tetradracmas con el Zeus Etneo entronizado y el étnico cívico en el anverso y la cuadriga (siguiendo el modelo siracusano), guiada por Atenea, en el reverso y dracmas con el tipo siracusano del caballero sobre el reverso y el Zeus Etneo sobre el anverso. Los símbolos de Siracusa y la Catania refundada se funden, al igual que lo habían hecho sus gobiernos36. Pero el recurso propagandístico más y mejor utilizado por Hierón es el verso, la poesía coral que, en forma de epinicio pindárico o de tragedia ática, canta las glorias del tirano ocultando sus miserias. La Pítica I fue compuesta por Píndaro en honor de la victoria de Hierón en las carreras de carros del 470. La intención del poeta es cantar la gloria inmortal del tirano y, para ello, recurre a la fundación de Etna, ya que es en ese acto de fundación donde Hierón añade a su condición meramente humana la de oikistes, es decir, la de ancestro memorable cuyo cadáver sería enterrado en el ágora de la colonia, al igual que lo era el de los héroes en las ágoras de las metrópolis. Llega incluso a hablar de él como “Hierón de Etna”, y no de Siracusa. De este modo Hierón como oikistes se convierte en patrimonio cívico y su muerte proclama la soberanía de la nueva polis frente a la metrópolis (y en este caso, frente al pasado) y frente a las poblaciones indígenas. El verso 35 DOUGHERTY, Poetics, cit., 86-88. Otra deidad básica en el panteón Dinoménida fue Deméter, acompañada de Perséfone. De hecho, Sicilia fue conocida en la antigüedad como la tierra de Deméter (Cic. verr. 2, 4, 106), ofrecida a la diosa como dote por su padre Zeus (Pind. nem. 1, 13-15) y es en la isla donde buena parte de la tradición sitúa el rapto de Perséfone (F. ZEVI, Siculi e troiani (Roma e la propaganda greca nel V secolo a. C.), in La colonisation grecque en Méditerranée occidentale, Actes de la rencontre scientifique (Rome-Naples 15-18 novembre 1995), Roma 1999, 315-343, 327; R.R. HOLLOWAY, The archaeology of Ancient Sicily, London 1991, 55; Diod. 4, 23. Sobre la incidencia política de este culto en la Siracusa de los Dinoménidas ver D. WHITE, Demeter´s Sicilian cult as a political instrument, GRBS 5, 1964, 261-279; MAFODDA, La monarchia di Gela, cit., 79-97; G. PUGLIESE CARRATELLI, Storia civile, in ID. (ed.), Sikanie. Storia e civiltà della Sicilia greca, Milano 1983, 3-79; M.C. CARDETE DEL OLMO, La construcción de genealogías en la Sicilia antigua: Emménidas y Dinoménidas (690-480 a. C.), en Y. MONTES MIRALLES - F. ECHEVARRÍA REY (eds.), Ideología, estrategias de definición y formas de relación social en el mundo antiguo, Madrid 2006, 211-222; M.C. CARDETE DEL OLMO, Los cultos e Deméter en Sicilia: naturaleza y poder político, en S. MONTERO, M.C. CARDETE (eds.), Naturaleza y religión en el mundo clásico. Usos y abusos del medio natural, Madrid 2010, 85-94. 36 LURAGHI, Tirannidi, cit., 344.

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de Píndaro incluye a Hierón en la cadena griega de lucha contra el caos y, concretamente, en la narrativa colonial de triunfo de la civilización sobre la barbarie. Ahora bien, traiciona el espíritu público del oikistes al personalizar excesivamente su gloria y sus méritos. Píndaro introduce en su poesía al hijo de Hierón, Dinomenes, al que cita como rey de Etna, heredero de la condición heroica de su padre, subvirtiendo la base tradicional del culto debido al oikistes, que no quedaba circunscrito a los límites del genos ni era dirigido por el grupo familiar del difunto, sino que era de titularidad pública, como público había sido su cometido . El otro gran artífice de la gloria literaria de Hierón es Esquilo, que canta a la fundación de Etna en la obra Etneas37. A pesar de que el texto se ha perdido sabemos, gracias a algunos comentarios de Macrobio38, que el argumento gira alrededor de un culto sículo, el de los Palicos, reinterpretado en clave Dinoménida, ya que Esquilo los hace hijos de Zeus y de una ninfa local, bien Talía39, bien Etna40, pareja ligada a la refundación mítica de Catania, como vimos. La obra pertenece a una tradición de apropiación y representación cultural y control político que legitima, a través de la subversión de los contextos culturales y la adaptación a sus dictados, la presencia de Hierón en Etna, que se hace extensiva a la más genérica colonización griega41. El lenguaje se usa, pues, como herramienta de control que, esgrimida con precisión, transforma radicalmente el mundo del dependiente. La obra de Esquilo sigue una topografía claramente política: comienza en Etna (el volcán), continúa en Jutia (en zona sícula, cerca de Leontinos, conquistada por los Dinoménidas42) y vuelve a Etna (esta vez, la ciudad salvada por Hierón del salvajismo y refundada en la civilización) y Leontinos (a donde Hierón había transferido a los cataneses expulsados de su patria) para terminar en Siracusa, la cuna del poder dinoménida, cuyo encumbramiento justifica la manipulación mítica43. Las cosas terminan, pues, donde 37

MALKIN, Religion, cit., 253. El nombre exacto de la obra es controvertido: Ai\tnai, Ai]tnh o Aijtnai'ai (siendo esta última la más aceptada). Sobre el particular remito a C. CORBATO, Le Etnee di Eschilo, in B. GENTILI (ed.), Catania antica, Atti del Convegno della S.I.S.A.C. (Catania 23-24 maggio 1992), Pisa-Roma 1996, 61-72; A. GARZYA, Sul problema delle Etne(e) di Eschilo, SicGym 30 (2), 1977, 401-412. 39 Macr. Sat. 5, 19, 24. 40 Macr. Sat. 5, 19, 18. 41 Silen. FGrHist 175 F 3 apud Stef. Bizan., s. v. Palikhv. 42 DOUGHERTY, Poetics, cit., 88-89; M.C. CARDETE DEL OLMO, El silencio de los oprimidos: el culto de los Palici en S. MONTERO HERRERO y M.C. CARDETE DEL OLMO (eds.), Religión y silencio. El silencio en las religiones antiguas, Actas del Seminario Internacional UCM. Anejos de Ilu (nº XIX), Revista de Ciencias de las Religiones, Madrid 2007, 67-84; M.C. CARDETE DEL OLMO, Paisaje, identidad y religión: Imágenes de la Sicilia antigua, Barcelona 2010. 43 Según Diodoro (5, 8, 2) Jutia recibe su nombre de Jutos, hijo de Eolo, mítico rey de Leontinos. Aunque es posible que Esquilo utilizara ya el topónimo en relación con el héroe Jutos, lo único cierto es que Jutia es un lugar que se correspondería, de una u otra forma, con la chora de Leontinos. Quizás Jutia fuera el topónimo pre-griego y Leontinos el helénico; también es posible que Jutia sea el nombre de la polis en el ámbito mítico: cf. G. BASTA DONZE38

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empezaron, de modo que, quienes vieran representada la obra de Esquilo, tuvieran la oportunidad de ser testigos de la recreación de los orígenes, permitiéndoles participar en el acto de nombrar públicamente a la ciudad44. II. La transición democrática y la vuelta de los deportados Trasíbulo, el último de los Dinoménidas, ha pasado a la historia como un gobernante débil, cruel y déspota que no supo gestionar la tiranía siracusana con la misma habilidad que sus predecesores, hasta el punto de que tuvo que abandonar deshonrosamente el poder y exiliarse a Locris para evitar su muerte a manos de una rebelión popular45. Se instauró entonces un régimen democrático46 que tuvo que hacer frente al estallido del descontento social provocado por las sucesivas deportaciones y repatriaciones en las que se había basado la política de control dinoménida. En Siracusa, por ejemplo, vivían todavía buena parte de los 10.000 mercenarios que Gelón había trasladado allí y a los que había concedido la ciudadanía47 y en ciudades como Camarina y Catania, en las que la refundación había destruido las anteriores ciudades para construirlas de nuevo, la tensión era aún peor. De hecho, Timeo48 llega a utilizar la terminología relacionada con los sinecismos para explicar el proceso de repatriación de los exiliados en Camarina. En estos primeros momentos caóticos, Diodoro49 dibuja un cuadro de relaciones sociales encontradas y conflictos políticos continuos en el que los deportados regresan armados a sus antiguas ciudades para desalojar de ellas a las guarniciones y los colonos instalados por los Dinoménidas, al tiempo que Siracusa declara la independencia de las ciudades sometidas y estas tienen que recomponer sus aparatos de gobierno50. Tras la primera toma de contacto, se terminó imponiendo un koino;n dovgma pansiciliano que se aplicaría de diversas formas según las ciudades. A través de él, se concedía a los antiguos ciudadanos la repatriación y la recuperación de sus derechos políticos y se reconocía la ciudadanía a los ex-mercenarios asentados y naturalizados en época de los tiranos mientras que las guarniciones serían evacuadas y transferidas a Mesina51. Aunque los antiguos mercenarios pierden sus tierras, se acuerda otorgarles aquellas que quedaran vacantes o no fueran reclamadas, en un intento de con-

LLI, Katane-Aitna tra Pindaro ed Eschilo, in Catania antica, cit., 73-95; GARZYA, Problema, cit., 407-408. 44 C. DOUGHERTY, Linguistic Colonialism in Aeschylus’ Aetnaeae, GRBS 32 (2), 1991, 119-132, 130. 45 DOUGHERTY, Poetics, cit., 90-91. 46 Diod. 11, 67, 5-6; Arist. Pol. 1315b. 47 Diod. 11, 68, 5-7. 48 Diod. 11, 73, 1. 49 Timae. FGrHist 566 F 19 a y b. 50 Diod. 11, 68 y 76, 4-5. 51 Diod. 11, 68.

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ciliar el retorno al statu quo pre-Dinoménida con la necesidad ineludible de desagraviar a los deportados, lo que termina generando nuevas discordias civiles52. No obstante, los derechos de los ex-mercenarios quedan mermados53, amén de que la mayoría perdieron las tierras que los tiranos les habían proporcionado para devolvérselas a sus antiguos propietarios. Los cambios son tan rápidos que la conciencia de pertenencia se diluye y dificulta tanto las maniobras conservacionistas de los mercenarios, carentes de una conciencia grupal que los tiranos se habían encargado de no promover, como las legitimistas de los repatriados. La terrible imagen de los mercenarios, concebidos como máquinas sanguinarias, no ayuda en nada a la normalización de la situación. El proceso se extiende por toda la Sicilia Dinoménida y Emménida. Los gelos que habían sido deportados a Siracusa bajo el gobierno de Gelón e Hierón regresan ahora a su antigua patria, mientras que los mercenarios se retiraron hacia la zona sícula de Onfake y Kakiron, donde aunarían fuerzas para contraatacar. Los exiliados de Agrigento bajo el poder de Terón y Trasideo (489/488-472/471) regresaron también a sus ciudades tras la huída de Trasíbulo, mientras que buena parte de los mercenarios se retiraron a Minoa54. El caso de Catania es paradigmático de la violencia aparejada a esta difícil época de transición. Nada más regresar a su antigua patria, los cataneses profanaron la tumba de Hierón, recuperaron el antiguo nombre de su ciudad y expulsaron de ella a los mercenarios asentados por Hierón que, convertidos en deportados, fueron trasladados a Inessa con la ayuda de los sículos capitaneados por Ducetio y las autoridades democráticas siracusanas55. De hecho, la alianza entre los sículos y las elites siracusanas consigue que los territorios se repartan primero entre ellos y sólo después se cuente con los repatriados cataneses56. El delicado equilibrio de poder acabaría estallando cuando Ducetio, erigido en caudillo sículo, decidiera enfrentarse a Agrigento primero y a las fuerzas combinadas de Agrigento y Siracusa después para recuperar la independencia sícula57. El levantamiento sículo fracasó pero la dura política dinoménida de deportaciones, repatriaciones y condenas que lo había motivado nos ayuda a dibujar un complejo perfil de los procesos de dependencia y sumisión aparejados a los gobiernos tiránicos de la Sicilia clásica58.

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Diod. 11, 76, 4-6. Diod. 11, 76, 5-6. 54 Diod. 11, 86, 3-5. ASHERI, Rimpatrio, cit., 154-156; CONSOLO LANGHER, Siracusa, cit., 245 y Imperialismo, cit., 47; G. SINATRA, Xenoi, misthophoroi, idioi Oikétores: lotte interne ed equilibri politici a Siracusa dal 466 al 461, Kokalos 38, 1992, 361 [347-363]. 55 Diod. 11, 72 y 76, 1-2. 56 D. ASHERI, Agrigento libera: rivolgimenti interni e problemi costituzionali, ca. 471-446 a.C. in L. BRACCESI - E. DE MIRO (eds.), Agrigento e la Sicilia greca, Atti della settimana di studio (Agrigento 2-8 maggio 1988), Roma 1992, 95-111. 57 Diod. 11, 76, 3. 58 ASHERI, Rimpatrio, cit., 154. 53

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