\"Padres de la Plaza\" - reflexión sobre la película

June 23, 2017 | Autor: Leland Wright | Categoría: Memoria Histórica, Memória social, Madres De Plaza De Mayo, Memoria Descriptiva
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Descripción

1 Leland Wright Prof. María Inés Petrocelli Español Avanzado: Trabajo Final 29 octubre 2015 Reflexión sobre “Padres de la Plaza” Fue un privilegio ver el documental “Padres de la Plaza” con sus directores y la presencia de Teobaldo Altamiranda. Había un momento en lo cual el director dijo que era importantísimo tener un espacio de amor para dejar que el documental se produce; este espacio de amor también fue presente en el pequeño estreno en la universidad. Me acuerdo de un momento en la discusión, después de la película, cuando Alejandra dijo que no queremos recordar sólo la parte militante de los que desaparecieron, sino ellos en el todo del ser. “Quiero recordar mi primo,” dijo ella. Para mí, muchas veces el acto de recordar la presencia de mi familia y a los que amo me escapa. Se murió hoy, el veintisiete de octubre, mi tío Sam, el esposo de la hermana de mi madre. Era muy alto, con pelo negro y una risa enorme, y su torso era grande aunque sus piernas fueron delgadas. Era un DJ. Tenía diabetes y ya había perdido una de sus piernas largas. No lo conocí muy bien, como no conozco bien la mayoría de mi familia extendida, pero el día anterior mi mamá nos dijo que estuvo en el hospital en muy mala condición, y que la pronostica era 50/50. Sentí una tristeza pequeña; sentí una pausa en mi estado, y no respondí a los comentarios de Vicki a mi lado. Cuando compartí el estatus de mi tía Ginny de la muerte, intenté de expresar la sensación de ser un poco más lejano de las cosas cotidianas, que en ese momento amé un poco más que antes a Sam, sabiendo que había partes de él que no las vi mientras vivía. No dije esas cosas; pero así fue mi sensación. Teobaldo nos mostró la foto de su hijo Ruben con la cara brillante, y habló de su amor para él, la búsqueda para él en los otros países a que viajaba en avión. Me sorprendió, a decir la verdad, la alegría de Teobaldo de estar con nosotros, sus chistes y sonrisas mientras nos hablábamos, todo en el

2 contexto de la dictadura y la pérdida de su hijo. Había cierta terneza en el cuarto, una terneza que también sentí de forma diferente mientras Laura nos guió a través de la ex-ESMA en ese viaje que tomó el grupo de Knox. Sentí un agradecimiento muy singular hacia ella por contarnos la historia de tantas personas en ese día. Que sorprendente que Alejandra nos dijera “muchas de las madres y muchos de los padres dijeron que sus hijos dieron luz a ellos,” queriendo decir que sus vidas empezaron en cierta forma en la lucha de encontrar a los hijos y unirse contra el miedo. Yo compré en mi primer mes en Argentina un libro escrito por una mujer de las provincias cuyo hijo se murió a la edad de cinco de una enfermedad grave, y este libro se titula Di luz a mi madre. Tantas cosas pasaron en la vida de ella a causa de esa muerte que le cambiaron para siempre, y me pareció extraño que no pudiera entender, completamente, por qué. ¿Por qué la muerte nos cambia así? ¿Por qué hace eso la muerte? Ahora me doy cuenta que la sensación al preguntar esas preguntas es parecido a aquella que sentí cuando dijo Teobaldo en la película, “¿qué es desaparecido? ...Es una pregunta muy grande.” Uno no se puede simplemente responder esa pregunta. La desaparición nos deja en un estado distinto a aquella en que habitamos antes. Yo por mucha de mi vida he intentado de responder a preguntas así antes de darles tiempo. La paradoja de necesitar tanto tiempo en un mundo donde las cosas cambian tan rápidamente me pone en un estado muy humilde al respecto de lo que pretendo lograr en la vida mientras estoy acá. La presencia de Ruben en el cuarto de la universidad me acordó de los otros jóvenes de generaciones anteriores que habían soñado, amado y luchado en esta vida. Si yo hubiera sido Ruben, quién en su pasión “seguía y trataba de explicar, con mucha calma, con mucha calma y con mucha dulzura, cual era su pensamiento y como veía él las cosas” a su padre, como me habría sentido al tener que dejar esa vida para siempre en medio de la violencia y el terror del secuestro? Hubo un momento en el documental cuando un padre mostró la escritura de su hijo, las palabras diciendo que aunque él muriera, a través de sus palabras viviría. Hubo un momento en que un padre

3 recontó como su hijo rehusó de huir y dijo que lucharía en este país, o moriría en este país. Me acuerdo que el padre dijo, “buenos, él murió en este país,” y lo dijo sin amargo. Yo todavía no he llegado a tener con mi padre las conversaciones tan profundamente cercano a como veo las cosas y que quiero hacer en la vida. Muchas veces, me pongo irritado cuando él me habla, o intento de explicar las cosas con fuerza y no desde el corazón. Aunque sea esto el caso, amo a mi padre y reconozco muchos aspectos de él que yo poseo: sonriamos un poco torpemente (me parece), pensamos mucho (pero mucho) en la filosofía y la economía, a veces no sabemos qué hacer en situaciones básicas, y somos tranquilos: no nos enfadamos fácilmente. Puede ser que muchos de los jóvenes secuestrados y asesinados por la junta militar sabían, conscientemente o sub-conscientemente, que podrían morir temprano en la vida. Por mi parte, me siento que voy a vivir por mucho tiempo: hasta tener hijos, tal vez hasta tener cien años. Puedo estar equivocado. Pero quiero que mis padres me acompañen por los años en el futuro cercano, y que tengamos la oportunidad de construir algunos de nuestros sueños juntos. También quiero acordarme de los muchos que no han podido vivir el tiempo que yo he vivido. El tiempo y la memoria son cosas muy raras. Pensálo que hace setenta años en la Argentina, Perón fue presidente. Empecé a darme cuenta de que importante fue ese período con las palabras de un documental sobre las Madres en Youtube (realizado por Guillermo Kohen, Juan Vollmer, y Ermes Barsamoglou) que dijo que para contar la historia de las Madres y la dictadura: “Habría que hablar de un Siglo XX cambalache, que empezó con el país granero del mundo, con trabajo para pocos, democracia para pocos, dinero para menos. Alguna ilusión de tiempos mejores seguida por décadas infames...Surgió, luego, un gobierno que generó una expectativa de mas justicia, y más democracia. La política empezaba a estar en las calles, en las plazas, en la cabeza, y en el corazón de cada persona.” En el documental, los tambores se latían y se veían los muy muchos de gentes en las plazas, los colectivos y las calles durante el peronismo; y luego, los tanques y las tropas de los militares. Cuando Teobaldo nos habló de su llegada en Ezeiza como navegador en el avión de Perón en su regreso famoso, sin poder estar con su familia en ese día cuando estuvo pasando todo tipo de cosa, empecé a

4 entender también la memoria tan poderosa que debía haber tenido la gente llegando al aeropuerto para recibir a Perón, y luchando con tanta fuerza sobre lo que significaría su vuelta. Hay tiempos en el pasado a que no podemos volver, y yo me acuerdo de muchos de esos tiempos en mi vida. Me acuerdo, por ejemplo, de la primera vez en que me enamoré de alguien, y los tiempos después cuando luchaba amargamente contra la pérdida de esa experiencia de alegría. Sólo después de mucho tiempo me he dado cuenta de que puedo estar con la emoción, la memoria, y sin luchar dejarlo ser como una presencia en mi vida. Así, la memoria me cambia. Esto, aunque a veces la memoria se encuentra tan lejos que al parecer es inaccesible en su forma verdadera. Me impactó cuando el director del documental dijo que se hizo el documental porque a casi todo el mundo se había olvidado de los padres, y Teobaldo dijo que a los padres también casi se habían olvidado. Aunque no había tiempo suficiente, quería pedir que hablara más de ese comentario: me siento a menudo que el acto de la memoria se escapa en forma particular a los hombres, y no estoy bien seguro, todavía, de lo por qué. Aunque mi padre y yo no nos enfadamos fácilmente, nos falta a veces la voluntad fuerte y alegría para la vida que tiene más frecuentemente mi madre. Pensé en esto cuando dijo Teobaldo en el documental, sobre la experiencia de enfrentar la pérdida de los hijos, que “...las madres fueron más fuertes. O sea que las mujeres fueron más fuertes en todo sentido.” Creo que la fuerza de enfrentar al miedo no se consigue fácilmente. Enfrentar la fragilidad de la existencia nos da muchas opciones en como respondimos. Para mí, conocer mejor esta fragilidad en mi tiempo en Argentina me ha ayudado a abrir más el corazón, y procesar mejor la memoria, la inseguridad y alegría en mi propia vida. Fue un privilegio ser testigo al proceso de los padres del documental en juntarse para recordar a sus hijos, conocer a Teobaldo y los directores, tal como a todos quienes he conocido acá, y llevar una parte de estos acontecimientos conmigo.

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