Pacheco Arredondo Gonzalez Herrera Portada

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Descripción

“Estética de lo sagrado” en el cuento. Inés Arredondo, Adriana González y Marina Herrera

Adriana Pacheco, PhD Universidad de las Américas Puebla

Ricardo Piglia asegura que en el cuento siempre se narran dos historias: una visible y una secreta (603). La anécdota de dónde parten funciona como bisagra que articula su doble carácter. En el caso de Inés Arredondo este doble carácter radica en la confluencia entre lo sagrado y lo profano encaminados para romper el orden y las ideas preconcebidas sobre lo femenino. El legado de Arredondo se infiltra en la escritura contemporánea, en donde cuentistas desacralizan los íconos “santos” de la sociedad colocándolos como ejemplos de una “profanidad” que el discurso patriarcal y colonizador “normaliza”. La violación, el incesto, la censura, la sexualidad, son algunas de las bisagras que ponen en evidencia problemáticas sociales y estereotipos que siguen estigmatizando a la mujer, en donde el cuerpo femenino es un ícono con el que se deconstruye y se cuestiona lo sagrado y la moral de lo actos que atentan contra la mujer. Yo vengo el día de hoy a hablarles de íconos sagrados utilizados por tres escritoras mexicanas: la sinaloense Inés Arredondo (1928-1989), Adriana González Mateos de la ahora Ciudad de México, y de Coahuila, Marina Herrera. El análisis comparativo que realizo lo hago desde las posibilidades que me dan los estudios culturales entrecruzados con los estudios de género. Con el propongo la existencia de una intertextualidad entre algunos de los texto de estas escritoras que se hacen visibles dentro de una estética de lo sagrado en la religión católica y la fiestas taurina con la presentación de personajes niñas-mujeres que se mueven en relaciones problemáticas debido a su condición de mujeres y a su sexualidad. El recurso que utilizan las tres

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es llevar la narración al extremo de la extrañeza y lo grotesco para por medio de imágenes de violencia sutil o explícita se incomode al lector. Para lograr mi objetivo utilizo los cuentos “Mariana” del libro La señal (ERA 1965) de Arredondo, “Solitarios” y “Toros” en Cuentos para ciclistas y jinetes (Aldus 1995) de González Mateos, y por último “Invocación” y “Eucaristía” en El cuerpo incorrupto (La Fragua 2008) de Herrera. Tres cuentistas en la intersección entre lo político y lo literario Inés Arredondo nació en Culiacán, Sinaloa con el nombre Inés Amelia Camelo Arredondo el 20 de marzo de 1928 y murió el 2 de noviembre de 1989. Su infancia en la provincia se dio en un paisaje lleno de guayabos e ingenios con un abuelo que la inició en la lectura. Su vida adulta estuvo marcada por la infidelidad, los celos, los escándalos y los hospitales psiquiátricos. Arredondo es miembro del grupo la Casa del Lago y lo que se reconoce como la generación de medio siglo un periodo de “singular importancia para las letras mexicanas” en donde se marca el inicio de una generación de escritoras con estudios universitarios. Algunos de los miembros de esta generación son Rosario Castellanos (1925, 1974), Josefina Vicens (1915-1982), Emma Dolujanoff (1922-2013), Julieta Campos (1932-2007) y Amparo Dávila (1928). Los cuentos de Arredondo tienen una total pulcritud perfectamente cuidados y articulados son como una línea que le dieron sostén a su vida como no lo hizo una columna vertebral numerosamente operada y el uso de un corsé de yeso. Como Frida Kahlo encuentra en la pintura la manera de dar movilidad a su inmovilidad, Arredondo lo logra en la contundencia de su narración corta donde articula un discurso sobre la identidad y la visibilidad de hombres y mujeres en una sociedad tradicionalista y sesgada por las apariencias y el qué dirán. Sus tres compilaciones de cuentos La señal (ERA 1965) y Río Subterráneo (Joaquín Mortín 1979). El cuento que utilizo de ella es “Mariana”

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