“Oro y terciopelo: miniaturas y encuadernaciones en cuatro libros de horas de la Biblioteca Nacional”, en Encuadernación de arte, nº 41-42, 2012, pp. 15-30.

September 19, 2017 | Autor: Javier Docampo | Categoría: Medieval illuminated manuscripts, Books of Hours, Book Binding
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Descripción

JAVIER DOCAMPO. MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Oro y terciopelo: miniaturas y encuadernaciones en cuatro libros de horas de la Biblioteca Nacional Los libros de rezo para laicos más extendidos a lo largo de los siglos XV y XVI fueron los llamados libros de horas, ya que las oraciones que recogían seguían el esquema de las horas canónicas que debían rezarse a lo largo del día: maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas. Su importancia para el estudio de la iluminación de manuscritos en el arte gótico y renacentista es un hecho bien conocido. Esto se debe, por un lado a la gran abundancia de ejemplares, que ha llevado a denominarlos como “el best-seller del final de la Edad Media”1, y por otro lado a la gran calidad de la decoración de algunos de ellos, en los que trabajaron los más importantes miniaturistas del período. Sin embargo menos estudiado ha sido el carácter de “obra de arte total” con el que fueron concebidos estos libros. Todos los aspectos de su ejecución, desde la elección de materiales, como vitelas de extraordinaria blancura y finura, al cuidado de la caligrafía y la disposición de la página y, por supuesto a la decoración e ilustración, contribuían al resultado final, en el que se combinaba un libro útil para rezar, un producto de lujo que satisfacía las necesidades de ostentación de su clientela y una obra de arte por derecho propio.

De todos los aspectos de la decoración de los libros de horas el menos conocido es su encuadernación, quizá porque son pocos los que han llegado hasta nuestros días con sus cubiertas originales. Sin embargo era un asunto al que se prestaba gran atención como muestran los inventarios conservados, en los que la apariencia externa de los ejemplares es a menudo lo mejor, o incluso lo único, que se describía. Las encuadernaciones de los libros de horas no solían estar hechas en piel antes de la segunda mitad del siglo XV2. Los materiales más habituales eran seda o terciopelo, a los que se añadían con frecuencia cantoneras, broches y otros elementos de orfebrería. Dentro del lomo del libro podía insertarse una varilla de metal rematada con una perla, conocida como pippe, a la cual se enganchaban los puntos de lectura, también llamados signaux. Una vez completada la encuadernación era frecuente que se guardara en una caja. Una tipología muy frecuente de encuadernaciones para los libros de horas eran las llamadas de camisa (o en francés, chemisette)3. Se realizaban en tela (seda o terciopelo) y consistían en una sobrecubierta de mayor tamaño que las tapas del libro, a las que se sujetaba con clavos. Al plegarse formaba una bolsa que permitía el transporte del libro.

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de San Bavón de Gante, que sostiene en sus manos un libro de oraciones con encuadernación de camisa y una rica pippe. También son muy abundantes en la pintura castellana del siglo XV, como puede verse, por ejemplo, en numerosas obras de Pedro Berruguete (fig. 1). La fragilidad de estas encuadernaciones en tela, unida a los frecuentes expolios de los elementos de orfebrería, hizo que muchos de estos libros de horas fueran reencuadernados en siglos posteriores siguiendo los estilos predominantes en cada momento. Así, son frecuentes las encuadernaciones à la fanfare en el siglo XVI, los pointillés en el siglo XVII o las encuadernaciones a la dentelle en el siglo XVIII. La recuperación e imitación del arte medieval en el siglo XIX llevó a que muchos libros de horas recibieran encuadernaciones de estilo catedral, muy alejadas de los originales, pero satisfactorias para el gusto decimonónico. En ellas los tejuelos llevan frecuentemente letreros erróneos, como Misal, Breviarium o Devocionario que confundieron a menudo a sus primeros catalogadores o estudiosos. Fig. 1. Pedro Berruguete, Virgen con el Niño, (Madrid, Museo del Prado)

Cuando se colocaba en un atril o se sostenía en las manos servía además de protección para no manchar las páginas. Debido a la fragilidad del material se han conservado muy pocas, alrededor de una docena. Una de las más conocidas es de origen español y cubre un libro de horas valenciano conservado en la Biblioteca Real de La Haya (ms. 135 J 55)4. Otros tipos de encuadernaciones similares eran las llamadas Hülleneinbände, muy parecidas a las encuadernaciones de camisa pero realizadas en piel, y las más conocidas encuadernaciones de cintura, o girdle bindings, que se empleaban para libros de pequeño tamaño que se colgaban de los cinturones de sus propietarios. Las representaciones de estos tipos de encuadernaciones fueron muy frecuentes en la pintura coetánea, tanto en manos de figuras sacras, como la Virgen o los Santos, como sostenidas por donantes en actitud orante. El ejemplo más famoso y de mayor calidad es la figura de la Virgen del Retablo del Cordero Místico de Jan Van Eyck en la iglesia

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Los libros de horas de la Biblioteca Nacional La Biblioteca Nacional cuenta con la mejor y más amplia colección de libros de horas conservados en bibliotecas españolas. Asciende unos cuarenta ejemplares manuscritos, la mayoría de ellos iluminados, y entre ellos se hallan algunos ejemplos mayores de la iluminación de manuscritos en el arte gótico y renacentista. No es sencillo reconstruir la historia de la formación de esta colección, debido a la ausencia de información, aunque ha sido intentada por Julián Martín Abad5. Los primeros ejemplares debieron ingresar con la biblioteca real, con las primeras adquisiciones de bibliotecas particulares y con las bibliotecas monásticas ingresadas a causa de la desamortización. Martín Abad cita trece ejemplares entre este fondo antiguo, de los que sólo las Horas de Carlos VIII (Vitr/21/1), las Horas de Leonor de la Vega (Vitr/24/2) y las Horas del Maestro de Adelaida de Saboya (Vit/25/3) tienen relevancia artística. El enriquecimiento más importante de la colección de libros de horas se produjo con la afortunada

incautación de doscientos treinta y cuatro códices de la catedral de Toledo realizada en 1869 por el bibliotecario José María Octavio de Toledo, siguiendo el Decreto emitido por el gobierno el año anterior. Dentro de este conjunto se encontraban doce libros de horas, procedentes de la biblioteca del cardenal Francisco Javier Zelada (1717-1801), formada en Roma, donde su dueño ocupó altos cargos en la corte pontificia, entre ellos el de responsable de la Biblioteca Apostólica Vaticana. La biblioteca de Zelada acabó en la catedral toledana, a través de la mediación del también cardenal y bibliófilo Francisco Antonio Lorenzana (1722-1804). Pero más allá de la cantidad, el interés de los libros de horas y de los manuscritos iluminados en general que poseía Zelada revelan un exquisito gusto por una modalidad artística que justo entonces empezaba a ser apreciada en los medios cultos europeos. Así, encontramos entre ellos dos extraordinarios, y poco estudiados, libros de horas del siglo XIV (Vitr/23/9 y Vitr/23/10); códices flamencos de la importancia del Vitr/24/10, en el que luego nos detendremos, y las célebres Horas Voustre Demeure (Vitr/25/5), obra maestra, aunque desgraciadamente incompleta, del Maestro de María de Borgoña o libros de horas franceses como las llamadas Horas de Carlos V (Vitr/24/3), obra maestra de la miniatura francesa en el tránsito entre los siglos XV y XVI. A lo largo de las décadas finales del siglo XIX continuó el crecimiento de la colección a través de diversas compras. Destacaremos la adquisición de la biblioteca de la casa ducal de Osuna e Infantado, que incluía un destacado ejemplo de gótico internacional parisino (Vitr/24/7) y otro interesante libro de horas francés, fechable a finales del siglo XV (Res/192). Pero hubo que esperar a comienzos del siglo XX, con la incorporación de la colección Izquierdo para encontrarnos con otro conjunto significativo de libros de horas. Eugenio Izquierdo (m. 1813) reunió en París una interesante colección de libros, estampas y dibujos, probablemente por encargo de Manuel Godoy. A su muerte la colección ingresó en el Gabinete de Historia Natural en 1823, pero un sensato acuerdo con el Museo de Ciencias Naturales, heredero de las colecciones del Gabinete permitió el ingreso de esta colección en la Biblioteca Nacional en 1903. Los libros de horas eran cinco

y entre ellos destaca el Vitr/25/1, obra de destacados miniaturistas del gótico internacional parisino y, sobre todo, las Horas de Guillaume Rollin (Res/149) obra maestra en grisalla de Simon Marmion6. Con posterioridad al ingreso de la colección Izquierdo durante el siglo XX la colección de manuscritos iluminados de la Biblioteca Nacional apenas creció. Como resultado de las incautaciones de bibliotecas privadas durante la Guerra Civil ingresaron algunas piezas importantes como las Horas Velasco (Mss. 21547) interesante obra iluminada en varias fases con importantes miniaturas del Maestro de Luçon7. Sin embargo en los últimos años un renovado interés por parte de sus responsables ha permitido que ingresaran en la Biblioteca cuatro nuevos libros de horas. En 2007 se compran dos libros de horas: un ejemplar de escuela Gante-Brujas, con miniaturas cuidadas aunque de calidad discreta (Res/281)8 y otro códice flamenco, sin miniaturas (Res/282). A año siguiente se adquiere en Amsterdam un libro de horas catalán, fechado hacia 1472 (Res. 283). Por último en 2009 se adquiere otro libro de horas, con miniaturas “de estilo napolitano” (Mss/23221). Los libros de horas de la Biblioteca Nacional fueron dados a conocer por primera vez en su conjunto en la célebre y pionera obra de Domínguez Bordona Manuscritos con pinturas (1933), en la que se catalogaban con cierta precisión cronológica y geográfica. Posteriormente la obra de Janini y Serrano ofrecía un listado y la descripción de los libros existentes, pero con pocas novedades de interés9. Pero ha sido Ana Domínguez Rodríguez la que, a través de su tesis doctoral y de una serie de artículos, se convirtió en la referencia fundamental sobre este conjunto de códices10. Sin embargo tan sólo estudió diecinueve libros, aquellos ejemplos franceses y flamencos de los siglos XV y XVI con miniaturas de mayor interés. Modernamente diversos autores, nacionales y extranjeros han venido realizando diversas aportaciones puntuales sobre la filiación artística, cronología o patronazgo de estos libros de horas. Sin embargo nunca se ha considerado la importancia que tienen las encuadernaciones de estos libros, entre las que encontramos ejemplos de los estilos más representativos entre la Edad Media y el siglo XIX. Por ello vamos a realizar aquí una

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Fig. 2. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/25/1), fol. 1.

incursión en cuatro ejemplos significativos de las distintas escuelas y épocas, en los que confluyen una encuadernación de interés y una iluminación destacada. Cuatro ejemplos en los que se hace patente ese concepto de obra de arte total que, como decíamos, al comienzo, presidió la realización de muchos de los libros de horas.

París: del gótico internacional a los encajes dieciochescos: el libro de horas Vitr/25/1 El libro de horas Vitr/25/1 es fruto de dos episodios del arte parisino muy distintos y alejados en el tiempo: los brillantes talleres de miniatura del gótico internacional y las magníficas encuadernaciones à la dentelle, tan frecuentes en el arte ligatoria del siglo XVIII.

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El manuscrito ha sufrido numerosas mutilaciones y en la actualidad se halla bastante incompleto. Carece de calendario y los fragmentos de los Evangelios sólo llevan la miniatura correspondiente a San Mateo (fol. 1, fig. 2). En las horas de la Virgen encontramos una Virgen con el Niño a comienzo de Maitines (fol.3), una Visitación en Laudes (fol. 12, fig. 3), un Nacimiento en Prima (fol. 22), una Presentación en el Templo en Nona (fol. 31 v) y una Huída a Egipto en Vísperas (fol. 35 v). Faltan las miniaturas correspondientes a Tercia, Sexta y Completas. El resto de los textos presentan muchas lagunas y las únicas miniaturas que quedan son las que encabezan el Oficio de Difuntos, con una escena de funerales (fol. 272) y

Fig. 3. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/25/1), fol. 12.

una inicial con Cristo ante Pilatos al comienzo de la Horas de la Cruz (fol. 312 v). Este libro de horas fue estudiado por el autor que mejor definió las líneas maestras de la miniatura parisina del gótico internacional, Millard Meiss11, que lo consideró como obra del Maestro de Egerton, llamado así por su obra principal, las Horas de Renèe de Anjou (Londres, British Library, Ms. Egerton 1070). Se trata de una de sus obras más tempranas, fechable hacia 1405. El Maestro de Egerton fue un miniaturista de origen flamenco establecido en París, donde estableció un taller dedicado ante todo a la iluminación de libros de horas. Sus miniaturas se caracterizan por una técnica peculiar, una base de una base de plata sobre la que superponía un punteado de azul que lograba unos vibrantes efectos atmosféricos. Todas las escenas del manuscrito se deben a su mano, o a

la de su taller. Sólo el San Mateo del fol. 1, parece una obra salida del taller de otro de los miniaturistas más importantes del gótico internacional, el Maestro de Boucicaut, que recibe su nombre de las Horas del Mariscal Boucicaut, (París, Musèe Jacquemard-André). Como hemos señalado la encuadernación actual del libro se realizó más de trescientos años después, en uno de los estilos más comunes del siglo XVIII: la encuadernación de encaje o à la dentelle (fig. 4). Basado en los motivos decorativos de la arquitectura de estilo Regencia (1715-1730) y en los encajes populares, este estilo tuvo una gran difusión tanto en Francia como en España. En este caso la realización francesa es evidente a partir de la le-

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Fig. 4. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/25/1). Encuadernación

yenda del tejuelo: “HEURES EN LATIN MSS. S. VEL DU 15 SIECLE AVEC V. TRES BELLES MINIATURES”. Sobre un tafilete rojo cada tapa lleva un encuadramiento compuesto por una rueda dentada y dos filetes lisos. La decoración de encaje se resuelve exclusivamente con hierros sueltos de motivos vegetales, que se resaltan en los ángulos y en el centro de cada lado. El lomo con cinco nervios lisos y entrenervios decorados lleva también con motivos vegetales. El efecto final del conjunto es de gran riqueza, aunque la ejecución es algo desmañada, especialmente en la leyenda del lomo.

Las Horas de Carlos V: iluminación francesa y orfebrería española El libro de horas Vitr/24/3 suele denominarse como “de Carlos V” a partir de una nota en la segunda hoja de guarda, hecha con una cuidada letra del siglo XVII: “Hic liber fuit Magni Imperatoris Caroli Quinti”. Sin embargo el libro no fue hecho para él, aunque pudiera pertenecerle, sino que fue realizado con anterioridad y en afortunada frase de Nicole

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Reynaud, “forma como un florilegio de la miniatura parisina en torno a 1500”12. Su riqueza iconográfica y sus numerosas miniaturas han llevado a considerarlo en ocasiones como un unicum dentro del panorama de la miniatura francesa del momento. Sin embargo se trata de uno más dentro de un conjunto de libros realizado en París en los últimos años del siglo XV y los primeros del siglo XV relacionados con los libros de horas impresos, especialmente los del taller de Vérard. Esta relación puede establecerse tanto por la mencionada abundancia iconográfica, que se concreta en la presencia de distintos ciclos (sibilas, virtudes, pecados, danza macabra, etc), como por la disposición de estas miniaturas sobre la página, con un uso constante de los márgenes y del doble folio del libro abierto, a la manera de un díptico cuyas imágenes se relacionan entre sí (figs. 5 y 6)13. Ana Domínguez considera al libro una “auténtica enciclopedia en imágenes” y efectivamente, entre las habituales escenas religiosas se intercalan

Fig. 5. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/3), pp. 44.

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Fig. 5. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/3), pp. 45.

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Fig. 6. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/3), pp. 136-137.

diversos ciclos: un calendario moralizante, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, concordancia entre Sibilas y Profetas, la Leyenda de la Vera Cruz, Milagros de la Virgen, el Doble Credo, la danza de la Muerte, los Pecados y las Virtudes. Todas estas imágenes se combinan con una rica decoración en orlas e iniciales que proporciona al manuscrito un aspecto de gran riqueza y un cierto horror vacui. El gran número de miniaturas obligó, lógicamente a la colaboración de un grupo de maestros. Los estudiosos más recientes14 ha señalado la presencia de los estilos del Maestro de Robert Gaguin, de Jean Pichore, del Maestro de la Crónica Escandalosa y del Maestro del Morgan M.388, todos ellos entre los más afamados miniaturistas del París de comienzos del siglo XVI. La encuadernación del manuscrito debió realizarse en España al menos un siglo después de que fuera escrito e iluminado en París (fig. 7). En su estado

actual presenta las tapas y el lomo recubiertos de terciopelo rojo, sobre el que se disponen una serie de elementos decorativos en plata: cuatro cantoneras, un cartucho central, broches y otros adornos de menor tamaño. Las diferencias estilísticas de estos elementos hacen pensar en dos fases de realización. Una primera debió llevarse a cabo a comienzos del siglo XVII y en ella se realizaron todos los elementos decorativos, con excepción de los cartuchos centrales. Sus características remiten al estilo tardomanierista habitual en la orfebrería española del momento a base de volutas, mascarones, veneras, perlas. A pesar de su deterioro puede apreciarse una ejecución de elevada calidad, que recuerda obras coetáneas como la encuadernación del Llibre vert o Registro de privilegios de nobleza del estamento militar de Cataluña (Barcelona, Archivo de la Corona de Aragón,

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Fig. 7. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/3). Encuadernación.

Gg-225)15. Es posible que esta encuadernación se llevara a cabo cuando el rey Felipe III se lo regaló al Cardenal François de Joyeuse, según consta en la segunda hoja de guarda. Los cartuchos centrales parecen obra posterior por su estilo y datan probablemente del siglo XVIII, quizá cuando fuera adquirido por el cardenal Zelada. En el cabujón central se grabó el águila bicéfala del escudo de Carlos V. El terciopelo procede de una reencuadernación del códice al ingresar en la Biblioteca Nacional16.

Flandes: los pecados iluminados: el libro de horas Vitr/24/10 El libro de horas Vitr/24/10, al que una edición facsímil añadió el pintoresco apelativo “de los siete pecados capitales” es uno de los manuscritos flamencos iluminados más interesantes de la Bibliote-

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ca Nacional por el número y calidad de sus miniaturas17. El libro se abre con un calendario ricamente iluminado con miniaturas a página completa, lo que es inusual en los libros de horas, con las habituales representaciones de las labores de los meses y los signos del zodiaco (fols. 1 v.-13). A continuación los textos esenciales de los libros de horas: oraciones a la Virgen, Horas de la cruz, Horas del Espíritu Santo, fragmentos de los cuatro Evangelios, Horas de la Virgen, Salmos penitenciales y Sufragios de los Santos aparecen profusamente ilustrados hasta un total de setenta y dos miniaturas a página completa. La principal peculiaridad iconográfica, que ha terminado por dar nombre al manuscrito completo son las miniaturas que ilustran los siete Salmos Penitenciales, en las que la figura orante de rey David se ve acompañada en cada una de ellas por la de una figura alegórica de los siete pecados capitales, un guerrero subido en un animal simbólico (Fig. 8). A las miniaturas principales el libro de horas Vit 24-10 suma una rica decoración marginal tanto en las ilustraciones a página completa como en los folios de texto. En las primeras se despliega una densa decoración vegetal, entre la que abundan figuras marginales o drôleries con representaciones de humanos y animales (o híbridos de ambos), en las que pueden verse ocasionalmente aspectos simbólicos. Por otro lado los folios de texto reciben una rica decoración, atribuida al más célebre de los calígrafos flamencos, Nicolas Spierinc. Toda esta decoración debió realizarse en la ciudad de Gante hacia 1460-70. En ella se han distinguido varias manos. El miniaturista principal fue identificado por Smeyers con el Maestro de Fernando de Lucena, un artista de posible origen portugués que trabajó para la esposa de Felipe el Bueno, Isabel de Portugal, en manuscritos como el Triomphe des Dames, adaptación francesa del Triunfo de las doñas de Juan Rodríguez de la Cámara hecha por Fernando de Lucena (Bruselas, Bibliothèque royale, ms. 10308)18. Este artista ha sido reconsiderado recientemente por James H. Marrow que además lo ha rebautizado como Maestro de Johannes Gielemans19. Algunas de las miniaturas de este libro de horas, como el San Juan del fol. 48 v. (fig. 9) se encuentran entre sus obras maestras.

Fig. 8. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/10), fol. 102 v.

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Fig. 9. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/10), fol. 48 v.

efecto acentuado por el deterioro de la encuadernación. La estructura de la decoración deriva de las encuadernaciones llamadas “á la Duseuil”, que se realizaron en Francia en el siglo XVII21, con el añadido de hierros barrocos que nos sitúan en una fase posterior. Si a ello sumamos el tejuelo en español, la datación en el siglo XVIII y la localización en España propuestos por Elisa Ruiz nos parecen plausibles.

Miniatura y orfebrería en la Florencia del Quattrocento: las Horas Cardelli (Vitr/ 22/2)

La encuadernación20 es de tafilete de color rojo oscuro (Fig. 10). Cada tapa está compuesta de dos recuadros rectangulares formados los dos por un doble hilo dorado que se complementa con una serie de hojitas de cinco nervios. El interior de ambos recuadros se decora en las esquinas con hierros de gran tamaño que desarrollan en torno a un eje de simetría una decoración vegetal con florones y hojas de acanto. El lomo tiene cinco nervios. Los entrenervios se decoran en la parte superior e inferior con una simplificación de los recuadros rectangulares de la tapas. En el interior de cada uno unos pequeños hierros con una hojita en las esquinas y una palmeta en el centro. En el segundo entrenervio un tejuelo de color verde con la leyenda “DEVOCIONAR”. Aunque los hierros son de buena factura están aplicados con torpeza y el conjunto resulta algo desmañado,

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En Italia los libros de horas tuvieron menos importancia que en Francia o los Países Bajos. Al igual que ocurriera en los reinos de la Península Ibérica fueron dos los factores que explican este desarrollo escaso. Por un lado la menor demanda por parte de la clientela de los países del sur de Europa, que continuó combinando en sus rezos el uso de libros de horas con otras tipologías más tradicionales de libros de oraciones, como breviarios o salterios. Y por otro lado la importación de ejemplares del norte de Europa, especialmente de Francia y, sobre todo de los Países Bajos del Sur, cuyos talleres se hallaban organizados para una producción en masa capaz de satisfacer las demandas de toda Europa. De todos modos, los florecientes talleres de miniatura italianos del siglo XV produjeron algunos ejemplos destacados, especialmente en Milán, Florencia y Nápoles. Es el caso del libro de horas Vitr/22/2, al que llamaremos Horas Cardelli, a partir de uno de sus poseedores, ya que en un sello de su primer folio puede leerse “Ex Bibliot. Comit. Cardelli. Rome”. El libro comienza con un calendario sin miniaturas (fols. 1-12 v). A continuación unas horas de la Virgen al uso de Roma (fols. 13-81 v) decoradas con iniciales que albergan a la Virgen con el Niño y a una serie de santos y santas al inicio de cada una de las horas, distribución que se aparta de los modelos iconográficos del norte de Europa. Pero la serie más interesante de miniaturas son los dobles folios que

Fig. 10. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/24/10). Encuadernación

abren las secciones del resto del manuscrito, en los que el folio izquierdo lleva una miniatura a página completa y el derecho el comienzo del texto acompañado de una inicial figurada. Es una disposición muy común en la miniatura italiana y ambos folios llevan ricas orlas alrededor. El primer conjunto da paso al Oficio de Difuntos (fols. 103 v.-104, fig. 11) y representa el Juicio final a página completa y la muerte cabalgando un buey en la inicial. Los Siete Salmos penitenciales se decoran con una miniatura que representa a David decapitando a Goliath y una inicial con David tocando el salterio (fols. 166 v.-167, fig. 12). A continuación las Horas de la Pasión abren con una Crucifixión y una inicial con las Marías ante el sepulcro (fols. 197 v.-198). Siguen los Salmos graduales, con los Esponsales de la Virgen y una inicial con Presentación de la Virgen (fols. 232 v.-233). El libro termina con las Horas de la Cruz, a las que probablemente se mutiló del folio con la miniatura a página completa y por eso actualmente lleva tan sólo una inicial con el Ecce Homo (fol. 249).

Las primeras observaciones críticas sobre el libro de horas se deben, como en tantos otros manuscritos iluminados conservados en bibliotecas españolas, al francés Durrieu22, que las consideró sus miniaturas como “de excelente modelo, sin duda, pero pintadas de una manera rápida y descuidada”. Hubo que esperar a la monumental obra de Annarosa Garzelli para que el manuscrito fuera correctamente situado dentro de la miniatura florentina de mediados del siglo XV y concretamente como obra de un discípulo de Mariano del Buono, denominado Maestro del Tucídides Sassetti23. Este miniaturista debe su nombre al Ms. Pluteo 63.32 de la Biblioteca Laurenziana de Florencia, iluminado para Francesco Sassetti y se le han atribuido también otros libros de oraciones como un breviario de la British Library de Londres (ms. add. 18194) y un libro de horas de la Biblioteca Vaticana (ottob. lat. 2920). Se caracteriza por su tendencia hacia el expresionismo de las figuras y por el tratamiento de los

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Fig. 11. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/22/2), fols. 103 v.-104.

Fig. 12. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/22/2), fols. 166 v.-167.

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Fig. 13. Libro de horas (Madrid, BNE, Vitr/22/2). Encuadernación

colores a base de manchas. Algunas escenas, como el David y Goliath (fol. 166 v.) revelan un gusto casi caricaturesco en la cabeza del gigante caído. Las orlas se organizan en torno a ejes de simetría a base de decoración vegetal, entre la que se encuentran pequeños angelotes y pajarillos. El conjunto puede fecharse hacia 1460-1480. El libro posee una encuadernación muy rica (Fig. 13). Las tapas de madera están recubiertas de terciopelo rojo, que parece haber sido renovado en una restauración posterior. Sobre cada una de ellas se disponen cuatro cantoneras y una placa central de plata decoradas con tracerías de motivos vegetales. Las placas de decoran con dos esmaltes que representan una Anunciación, con el Ángel en la tapa superior y la Virgen en la inferior. Se tratan de esmaltes traslúcidos, bastante deteriorados, ya que se ha perdido buena parte del esmalte, especialmente en la figura del Ángel. El esmalte traslúcido se realizaba tallando plaquitas, generalmente de plata, sobre las que se aplicaba una fina capa de esmalte transparente que dejaba ver el dibujo subyacente. Se empezó a usar en el siglo XIV en diversas regiones del norte de Europa,

como la Francia septentrional o Renania. En Italia los primeros que usaron la técnica fueron los orfebres de Siena, en obras, bien de pequeño tamaño, como la que comentamos, o bien monumentales, como el Relicario del Santo Corporal de la catedral de Orvieto. De Siena la técnica pasó a Florencia, donde se practicó a lo largo del Quattrocento, en obras como las cruces de altar del Museo dell’Opera del Duomo de Florencia o el Victoria & Albert Museum de Londres. La calidad del dibujo subyacente, descubierto en parte debido a la caída de los esmaltes, la paleta empleada a base de azules, verdes y amarillos y las formas apuntadas de los marcos nos llevan a considerarlos obra de un taller florentino, cercano a las cruces mencionadas, y coetáneo de las miniaturas (ca. 1460-80). Son muy escasos los libros de horas italianos de este momento que conservan encuadernaciones de orfebrería. Podemos citar las Horas Torriani (Chantilly, Musèe Condé, Ms. 83, XVI C), con una encuadernación de filigrana de plata, con marfiles en el exterior y esmaltes pintados en las contratapas.

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Estos cuatro ejemplos de libros de horas nos han permitido recorrer las principales escuelas en que fueron iluminados, Francia, Países Bajos e Italia, así como transitar a lo largo de su edad de oro, entre los primeros años del siglo XV y los comienzos del siglo XVI. A través de la riqueza y calidad de sus miniaturas y de los diferentes tipos de encuadernación que muestran, coetáneos o no entre sí, ha que-

dado demostrado su carácter de gesamkunstwerk, de obra de arte total, en la que todos los aspectos de las artes del libro, encuadernación, miniaturas, orlas, tipografía... quedan integrados en una unidad superior, a modo de pequeñas catedrales en miniatura, según la afortunada metáfora de Roger S. Wieck24.

N O TAS L. M. J. Delaissé “The importance of books of hours for the history of medieval book”, en: Gatherings in honor of Dorothy Miner, Baltimore, Walters Art Gallery, 1974, p. 203.

1

2 John Harthan, Books of Hours and their owners, London, Book Club Associates, 1977, pp. 37-38.

Frederick Bearman, “The origins and significance of two late medieval textile chemise bookbindings in the Walters Art Gallery”, en The Journal of the Walters Art Gallery, vol. 54, 1996, pp. 163-187.

3

El Renacimiento mediterráneo: viajes de artista e itinerarios de obras entre Italia, Francia y España en el siglo XV, Madrid, Museo Thyssen, 2001, pp. 219-221

4

Julián Martín Abad, “El de Carlos V y los otros Libros de horas de la Biblioteca Nacional de Madrid”, en: El enredijo de mil y un diablos: (de manuscritos, incunables y raros, y de fondos y fantasmas bibliográficos). Madrid: Ollero y Ramos, 2007, p. 301-316.

5

6 Till-Holger Borchert, Jan Van Eyck. Grisallas, Madrid, Museo Thyssen Bornemisza, 2009, cat. 13, pp. 182-189. 7 Javier Docampo “Un libro de horas inédito: el ms. 21.547 de la Biblioteca Nacional y sus miniaturas” en: Archivo español de arte, 273, 1996, pp. 69-84.

Tesoros al descubierto: adquisiciones patrimoniales en la BNE, Madrid, Biblioteca Nacional, 2009, p. 20.

8

9 José Janini, José Serrano, Manuscritos litúrgicos de la Biblioteca Nacional: Catálogo, Madrid, 1969. 10 Ana Domínguez Rodríguez, Iconografía de los Libros de Horas del siglo XV de

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ENCUADERNACIÓN DE ARTE Nº 41-42 (2011)

la Biblioteca Nacional, Madrid, Universidad Complutense, 1993, de la que se publicó un extracto en Libros de Horas del siglo XV en la Biblioteca Nacional, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1979. 11 Millard Meiss, French Painting in the time of Jean de Berry, The late XIV Century, 1967, p. 357, The Boucicaut Master, Londres, 1968, p. 101; The Limbourgs and their contemporaries, Nueva York, George Braziller, 1974, pp. 384-386. 12 François Avril y Nicole Reynaud Les manuscrits à peintures en France 14401520, Paris, Bibliothèque Nationale, 1993, p. 276. 13 Véase la lista en Isabelle Delaunay “Les Heures d’Écouen du Musée National de la Renaissance: échanges entre manuscrits et imprimés, autour de 1500”, en Revue du Louvre et des Musées de France, 1993, nº4, pp. 11-24.

Mara Hofmann, Jean Poyet: Das Gesamtwerk, Turnhout, Brépols, 2005, pp. 121123. Véase también Anna Muntada, “Les Angles du Triangle Parfait: en torno a las imágenes” en Libro de horas de Carlos V [ed. facsímil], Madrid, Club Bibliográfico Versol, 1999, v. 2 , pp. 61-141. 14

Piel de seda: encuadernación textil en España, Madrid, Afeda, 1998, p. 31

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16 Antonio Paz y Meliá. “El libro de horas de Carlos V (Códices más notables de la Biblioteca Nacional)”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, VIII, 1903, pp. 102-109.

Josefinas Planas Badenas, “Un libro de horas de la Biblioteca Nacional de España, el manuscrito Vit. 24-10, en Libro de horas de los siete pecados capitales: libro 17

de estudios, Madrid, Biblioteca Nacional, Ayn Ediciones, 2003, pp. 219-437. 18 Maurits Smeyers, L’Art de la miniature flamande du VIIIe au XVIe siècle, Tournai, La Renaissance du Livre, 1998, pp. 326-327 y 395-399.

Jonathan J. G. Alexander, James H. Marrow and Lucy Freeman Sandler, The splendor of the word: medieval and renaissance illuminated manuscripts at the New York Public Library, The New York Public Library, 2005, pp. 407-412

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20 Descrita por Elisa Ruiz García “Estudio codicológico” en Libro de horas de los siete pecados capitales: libro de estudios, Madrid, Biblioteca Nacional, Ayn Ediciones, 2003, p. 211. 21 Checa Cremades, José Luis, La encuadernación clásica, Madrid, Ollero y Ramos, 2006, pp. 166-168.

Paul Durrieu, “Manuscrits d’Espagne remarquables principalement par leurs peintures et par la beauté de leur exécution”, en Bibliothèque de l’École des Chartres, 1893, t. 54, pp. 315-316.

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23 Annarosa Garzelli, Miniatura fiorentina del Rinascimento, 1440-1525: un primo censimento, Firenze, Giunta regionale toscana, 1985, t. I, pp. 214-215, donde la autora sitúa erróneamente el manuscrito en la “Biblioteca Universitaria di Madrid”. Más recientemente véase La miniatura en Italia, t. II: dal tardogotico al manierismo, Napoles, Edizione Scientifiche Italiane, 2009, p. 408.

Roger S. Wieck, Time sanctified: the book of hours in medieval art and life, 2ª ed. Nueva York, Georg Braziller, 2001, p. 60.

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CONVOCATORIA DEL V PREMIO DE ENCUADERNACIÓN ARTÍSTICA EN EL XVI SALÓN DEL LIBRO ANTIGUO

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