Origenes 9 - Tecnologia paleoindia de Sudamerica nuevos experimentos y observaciones para investigar la secuencia de reducción fell

July 22, 2017 | Autor: Ugo Meneghin | Categoría: Archaeology, Experimental Archaeology, Lithic Technology, Paleoindians, Fishtail Projectile Points
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ISSN 1510-7981

ORÍGENES No. 9

2010

TECNOLOGÍA PALEOINDIA DE SUDAMÉRICA: NUEVOS EXPERIMENTOS Y OBSERVACIONES PARA INVESTIGAR LA SECUENCIA DE REDUCCIÓN FELL HUGO G. NAMI

Fundación Arqueología Uruguaya Montevideo – Uruguay

ORÍGENES Publicación periódica de la Fundación Arqueología Uruguaya

Editor: UGO MENEGHIN MARCHIORI

Sede: Fundación ARQUEOLOGÍA URUGUAYA Andrés Cheveste 1485 11700 Montevideo - Uruguay

Dirección postal: Fundación Arqueología Uruguaya Casilla de Correo 241 11.000 Montevideo, Uruguay Dirección Web: www.arqueologiauruguaya.es.tl E-mail: [email protected]

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TECNOLOGÍA PALEOINDIA DE SUDAMÉRICA: NUEVOS EXPERIMENTOS Y OBSERVACIONES PARA INVESTIGAR LA SECUENCIA DE REDUCCIÓN FELL A la memoria de mi recordado y querido amigo Jorge A. Femenías, quien impulsó, fomentó y apoyó incondicionalmente mis investigaciones en el Uruguay.

HUGO G. NAMI * ** ABSTRACT: As a part of a long term project directed to go deep in the Paleoindian technology, diverse archaeological research are being performed. Then, the experimental perspective is emphasized on various lithic assemblages from North, Central and South America; mainly focusing on the fishtail, Fell’s Cave or just Fell projectile points. Focusing the Uruguayan pieces, this paper reports some experimental results reproducing South American fishtail projectile points, giving details and new observations on its reduction sequence, taking into account raw material qualities, flaking techniques and diverse useful considerations to understand the archaeological record. Keywords: Paleoindian – Fisthail Points - Experimental Archeology - Lithic Technology – Uruguay. Palabras clave: Paleoindio – Puntas Colas de Pescado - Arqueología experimental – Tecnología lítica – Uruguay. * CONICET- Instituto de Geofísica Daniel A. Valencio (INGEODAV), Dpto. Ciencias Geológicas, FCEN, UBA. Ciudad Universitaria, Pab.II, (C1428EHA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. E-mail: [email protected] ** Investigador Asociado, National Museum of Natural History, Smithsonian Institution, Washington, D.C., EE.UU.

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INTRODUCCIÓN El presente trabajo forma parte de un proyecto a largo plazo cuyo objetivo es profundizar en la tecnología de los primeros grupos cazadoresrecolectores que habitaron el continente americano. Por esa razón, se están llevando a cabo diversas investigaciones arqueológicas, con especial acento en las tecnológicas. Entre ellas, uno de los métodos utilizados es el experimental. Desde esa perspectiva se están efectuando una serie de pesquisas actualísticas sobre distintos conjuntos Paleoindios de Norte, Centro y Sudamérica; enfatizando a las puntas comúnmente llamadas “colas de pescado”, “pisciformes”, “Cueva Fell” o simplemente “Fell”1; en general asociadas a fauna extinguida y empleadas en el lapso temporal ~11-10 ka 14C no calibrados A.P. (NAMI, 2007a, 2010a). En un primer momento, los experimentos se realizaron duplicando los ejemplares del extremo sur de la Patagonia (NAMI, 1997, 2003, 2010a). Posteriormente, con el propósito de controlar y ampliar las observaciones arqueológicas y experimentales sobre la secuencia de reducción, se analizaron colecciones de Centro y Sudamérica. Los estudios de materiales arqueológicos son imperativos, pues es recomendable que la investigación experimental tenga una continua retroalimentación con los datos prehistóricos. Así, los artefactos más importantes para el tema en cuestión proceden de la región del Ilaló, especialmente del sitio El Inga y Cerro de los Burros, respectivamente localizados en las Repúblicas del Ecuador y Uruguay. Es útil recordar que, si bien los restos arqueológicos patagónicos poseían algunos datos para discutir experimentalmente las etapas de producción, los de ambos países permitieron ahondar y contrastar el modelo propuesto ya que poseen evidencias de estadios tempranos e intermedios de manufactura. Además, comprender su variabilidad como así también sus productos finales (v. gr. NAMI, 2000, 2001a, 2010a). Por ello y dadas las variaciones observadas en los últimos años entre las unidades centro y sudamericanas, el presente artículo da a conocer algunos resultados experimentales reproduciendo las puntas pisciformes sudamericanas, poniendo particular atención en las uruguayas. De este modo, se proporcionan nuevas observaciones sobre la secuencia de reducción, considerando calidades de las materias primas, técnica de talla y diversas cuestiones de utilidad para comprender al registro arqueológico.

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Este autor prefiere utilizar esta denominación en referencia a la variabilidad morfológica en este patrón de cabezal lítico.

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BREVES GENERALIDADES SOBRE PUNTAS “COLAS DE PESCADO” Las piezas pisciformes fueron registradas desde Guatemala y Belice hasta el estrecho de Magallanes (Láms. I y II). En la República Oriental del Uruguay, el primer registro se remonta a fines del siglo XIX (FIGUEIRA, 1892) y actualmente superan ampliamente el centenar de unidades. A pesar de su ubicuidad, solamente el sitio Urupez proporcionó hasta el momento un especímen pisciforme y un nivel arqueológico discreto con fechas que lo ubican con precisión en el rango temporal de los grupos que confeccionaban esos cabezales líticos (MENEGHIN, 2004, 2006; NAMI, 2007a). El modelo ideal de una cola de pescado, se caracteriza por ser un artefacto pedunculado con hombros que presentan pequeñas variaciones, el limbo es triangular o lanceolado con bordes convexos y pedúnculo de bordes cóncavos y base cóncava (Láms. I y II). Sin embargo, eran acompañadas por una gran variabilidad morfológica y dimensional, que involucra tanto a los especimenes “clásicos” y de otras formas. Desde el punto de vista de las dimensiones, los rangos oscilan desde aquellas que son miniaturas de ~1.5 cm (Lám. II a) hasta los ~≥ 6-8 cm de longitud (v.gr. Láms. I a-d, g, j, II d-i). Asimismo, se presentan ejemplares excepcionales cuyo largo podría llegar a tener ≥ 12-15 cm (Lám. II b). Las investigaciones recientes, muestran variaciones de los limbos, pues hay triangulares de bordes levemente convexos y casi rectos (Lám. I a, II) o rectos (NAMI, 2010a). En ciertas ocasiones, el hombro tiende a ser recto (Lám. I a, g). Estas formas varían muchísimo debido a las reactivaciones visibles (v.gr. MAYER-OAKES, 1986b: figs. 34-35; NAMI, 2007a: figs. 1, 4a-b). En general, entre los pedúnculos se observan los de bordes cóncavos (Láms. I a, b, f, h-k, II f-h) y rectos paralelos (Láms. I g, II d, i-k), algunos de los cuales son anchos (Lám. II j) o divergentes (cf. MAYER-OAKES, 1986a: fig. 3; NAMI, 2010a). Esta situación refuerza la idea de que en los conjuntos con puntas Fell la variación de formas es grande, incluyendo otros patrones (NAMI, 2010a). En el caso de los pedúnculos, las bases son cóncavas, aunque también hay rectas y tratadas de distinto modo. Algunas eran acanaladas, otras adelgazadas por retoques profundos que rebajan el espesor de casi todo el pedúnculo como así también, retoques cortos de ~≤ 0,5 cm de profundidad (NAMI, 1997: fig. 3). Por otro lado, los bordes muestran una cuidadosa abrasión; probablemente con el objeto de embotar el filo para que no dañe alguna clase de tiento que la sujetaba al astil. Las miniaturas -que podrían haber sido empleadas en juguetes para niños- presentan abrasión en todo el perímetro, la cual fue posiblemente hecha para evitar lastimaduras en los infantes. Desde el punto de vista de la manufactura se observa que a menudo se empleaban lascas delgadas como pieza-soporte o forma-base, asimismo se

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distingue que antes de la conformación final se realizaba un delicado desbaste bifacial (Láms. I y II), lo cual es de esperar cuando se trata de ejemplares de mayores dimensiones (NAMI, 1997, 2001a, 2003).

MATERIALES, MÉTODOS Y TÉCNICAS Las materias primas fueron rocas silíceas parecidas al sílex o pedernal, poniéndose atención a la silcreta de la Formación Queguay, muy utilizada por los grupos Paleoindios que habitaron la porción oriental del cono sur. Puesto que entre los especímenes sudamericanos hay algunos confeccionados en cristal de cuarzo (NAMI, 2009a), también se usó esta roca. Asimismo, hay piezas elaboradas en obsidiana (v.gr. BELL, 1965; MAYEROAKES, 1986b; NAMI, 1992a; MIOTTI, com. pers. 2009). Por esa razón se emplearon diversos vidrios de origen natural y hechos por el hombre; ambos son semejantes en sus cualidades de talla. El origen y procedencia de cada una de ellas es variado y en el caso de las mostradas en esta publicación se indica en las ilustraciones. Una gran parte de las rocas silíceas utilizadas fueron sometidas al tratamiento térmico a distintas temperaturas. Los implementos de talla consistieron en percutores duros, semiblandos y blandos de piedra (cf. NAMI 2002, 2004-2005); asimismo, blandos de astas de ciervo y un colmillo de cachalote para la percusión. Sus respectivos pesos se brindan en el epígrafe de la lámina III. Se utilizaron retocadores de asta y cobre2 (Lám. III g-j); en este último caso, el llamado Ishi stick fue ampliamente empleado (Lám. III j). Varias piedras de grano grueso se usaron para efectuar abrasión. Las técnicas, básicamente fueron presión y percusión directa, aplicándolas conforme a los objetivos propuestos. La percusión varió desde la simple ejecución con mano libre hasta numerosas de sus modalidades con la mano sostenida o apoyada en el muslo del mismo lado (v. gr. Lám IV). Además se usó la percusión directa sobre yunque, colocando al objeto trabajado arriba de una superficie que, en este caso fue el muslo; variante que se utilizó cuando se extrajeron lascas de núcleos o en los primeros pasos del adelgazamiento bifacial, aunque ese hecho no excluyó su empleo en otras actividades. En efecto, las grandes piezas habitualmente son apoyadas y sostenidas sobre la cara externa del muslo (NAMI, 2006: fig. 2). En la aplicación de esa fuerza, los núcleos fueron envueltos en cuero o materiales que permitieran proteger la mano y el artefacto, situación que también se repitió cuando se recurrió a la percusión con la mano sostenida, lo cual 2

Se emplean algunos materiales actuales con propósitos de entrenamiento o cuando es irrelevante para los objetivos del experimento (ver NAMI, 1997, 2003).

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posibilitó controlar su sostén con la palma y los dedos. Cuando el núcleo no fue envuelto se utilizó un trozo de cuero para sujetarlo. Esta protección se intensifica con el uso de materias primas cortantes, especialmente la obsidiana o el vidrio industrial. La técnica de presión fue la usada por la mayoría de los talladores contemporáneos e inspiradas en las empleadas por los indígenas etno-históricos norteamericanos. En todos los casos, se sostuvo la pieza trabajada de la misma manera y protegiendo la mano con un trozo de cuero. Sin embargo, varió el modo en que se aplicó la fuerza con el implemento de talla. A veces se ejerció con la muñeca, y en otras se usó el antebrazo, la cadera o las porciones internas de los muslos para aumentarla, específicamente cuando se empleó el asta grande de ciervo y el Ishi stick. El empleo de cada variante técnica estuvo relacionada con determinadas etapas de producción. Los detalles vinculados con la tarea experimental, por ejemplo la documentación, secuencias de remoción de lascas, posiciones de sostén, fueron dados en otros lugares (v. gr. NAMI, 1997, 2003, 2010b). En consecuencia, aquí solamente se reportan nuevas observaciones vinculadas con ciertos aspectos técnicos de manufactura reproduciendo las piezas bajo consideración.

OBSERVACIONES ACTUALÍSTICAS Los estudios replicativos están en continuo progreso y, si bien existen antecedentes, es significativo destacar que ciertamente los resultados proporcionados no agotan las observaciones realizadas. Estos experimentos confirman y amplían los reportados previamente (NAMI, 1997, 2003, 2008, 2010b). En relación a las materias primas, se pudieron hacer observaciones cualitativas sobre la silcreta, cuyas canteras se encuentran en un gran parte del país oriental como así también en el nordeste argentino. En su estado natural sus condiciones de talla para confeccionar instrumentos líticos varían desde mala a excelente (cf. NAMI, 1992, NAMI et al., 2000). A menudo presentan grano grueso, distintos grados de silicificación, fisuras, inclusiones, cambios de textura y cavidades, los cuales muchas veces imposibilitan su trabajo o, simplemente lo complican. Frecuentemente, estos defectos –principalmente las fisuras– son casi imperceptibles para el analista lítico. No obstante, hay que tenerlas en cuenta, pues son causantes del abandono de la pieza, dado que la continuación del trabajo causaría una fractura inminente. Cuando tienen propiedades óptimas, tal como se muestra en la Lámina VII, son comparables con las mejores, entre ellas silex franceses o daneses y diversas rocas semejantes de Eurasia, Norte y Sudamérica. Otras, a pesar de tener ciertos defectos son muy buenas para elaborar utensilios líticos. En algunos casos, presentaron mejoras cuando

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fueron sometidas a temperaturas cuyos rangos fluctúan entre los ~150° y 250° C por un lapso que osciló entre las dos y seis horas aproximadamente. Al ser sujetas a esta práctica, sufren los cambios habituales en esta clase de piedras, pues macroscópicamente se ven modificaciones de textura, brillo y color y, lo más importante, en la transformación cualitativa para la talla. La mayor marcación de las ondas de aplicación de la fuerza es un aspecto sobresaliente (Lám. V). Sin embargo, hay nódulos que en su estado natural son óptimos y poseen una fractura excelente debido a su compactación y fragilidad, razón por la cual no lo necesitan. Por último, es útil señalar que este procedimiento pirotecnológico podría haber sido mayormente utilizado para ciertas etapas avanzadas en las secuencias de reducción bifacial por percusión y presión; consecuentemente no siempre fue usado en el pasado. Las rocas silíceas, en estado natural a menudo no tienen brillo, contradiciendo la impresión de que son fácilmente accesibles en la naturaleza. No obstante, entre las más adecuadas para la talla, exhiben lustre y aunque abundan en ciertas localidades, son muy raras de encontrar y escasas en comparación con las mates. La Lámina VI exhibe imágenes de muestras opacas procedentes de diferentes lugares, especialmente de las canteras localizadas en Rincón del Bonete, río Negro Medio (NAMI, 2007a). En contraparte, en la Lámina VII se observan algunas que en estado natural presentan brillo, son excelentes para la talla y aún sin tratamiento térmico pueden ser trabajadas en las tareas más delicadas. Este hecho sucede con ciertas silcretas recolectadas por el autor en los afloramientos primarios registrados en la costa del río Uruguay, Colón, Provincia de Entre Ríos (Argentina) o uruguayas de diversa procedencia que, a pesar de las fisuras presentes, su laboreo se facilita por su fragilidad (v. gr. Lám. VII i-l). El cristal de cuarzo merece un comentario aparte. En efecto, tanto en el territorio uruguayo como en América Latina, se encontraron varios ejemplares confeccionados con esta roca, la cual parecería haber sido una materia prima de interés por los Paleo sudamericanos (NAMI, 2009a). Por las experiencias del autor con cristales de Puerto Esperanza (Misiones, Argentina), como las realizadas en conjunto con DENNIS STANFORD y MIKE FRANK (Smithsonian Institution) empleando muestras de EE.UU., se observó que, si bien es muy frágil y en algunos casos parece vidrio, muchas veces las fisuras internas que posee la hacen insufrible para efectuar tareas de lascado. A pesar de ello, algunas de las utilizadas no fueron tan adversas y permitieron confeccionar las piezas bajo estudio (Lám. XXI). De acuerdo a la escala actualística experimental de graduación cualitativa respecto a sus aptitudes para la talla (CALLAHAN, 1979), la

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obsidiana3 y el vidrio tienen un categoría de 1 mientras que las rocas silíceas más finas (v. gr. silex inglés y danés, Georgetown Flint de Texas) de 3; las calcedonias, ágatas, jaspes y ciertas maderas silicificadas, 3.5. Las silcretas óptimas podrían clasificarse con valores de 3.5 y 4 en la mencionada escala. Vinculado al cuarzo, por experimentos propios como por los de otros investigadores (v. gr. JONES, 2010), se puede afirmar que hay una amplia gama de calidades de talla. Particularmente el cristal de cuarzo se comporta de manera semejante a la obsidiana y, en consecuencia, le corresponde un grado de 1. El tratamiento térmico mejora las propiedades de talla de las materias primas en 0.5 a 1.5 en la escala. Los modelos construidos previamente resultaron pertinentes para la descripción de la secuencia de reducción. De este modo, con propósitos heurísticos4 se los segmentó en cuatro y seis estadios de acuerdo a que carezcan o posean adelgazamiento bifacial (NAMI, 1997, 2003, 2008). Cuando se utiliza este procedimiento, las etapas son las siguientes: 1: Obtención de la forma-base, 2: formatización inicial, y respectivamente 3-4: adelgazamientos primario y secundario, y 5-6: regularización inicial y final. El modelo sin reducción bifacial tiene cuatro etapas (1 a 4), eliminándose las correspondientes al adelgazamiento. Para esta contribución, se seleccionaron piezas ejecutadas con y sin éxito hasta el producto terminado. Las formasbases (estadio 1) utilizadas fueron nódulos tabulares y mayormente lascas. En este caso variaron desde aquellas delgadas cuyo espesor no superaba al objeto final (Lám. VIII b), las cuales son fácilmente extraíbles azarosamente de núcleos sin preparar o, mejor aún, desde aquellos parcial- o totalmente preparados (NAMI, 2006); asimismo, lascas gruesas o nódulos tabulares que excedían el producto final en dos veces o más, siendo de este modo necesaria la talla bifacial para adelgazarla (Láms. VIII a, IX). Justamente, estas etapas estaban presentes tanto en El Inga como en Cerro de los Burros (NAMI, 2000, 2001a) y también se lo observa en numerosos vestigios arqueológicos acabados (cf. BIRD & COOKE, 1979). Esta situación sucede especialmente con los ejemplares de grandes dimensiones, pues partir de lascas delgadas se torna un tanto riesgoso y complicado ya que se pueden 3

Dado que son más resistentes a la fractura, algunos talladores contemporáneos, habituados a utilizar obsidiana, encuentran “duras” las rocas silíceas (obs. pers. 1992). Incluso, cuando las canteras se encuentran en lugares cercanos al agua, algunos las prefieren recién aprovisionadas por estar húmedas y son más fáciles de tallar. En relación con esta opinión, es útil apuntar que ciertas materias primas mejoran cuando se las someten al tratamiento ácuo, vale decir, para trabajarlas se las remoja durante un lapso variable. 4 Vale la pena aclarar que, obviamente esta segmentación en estadios tiene propósitos científicos y de ningún modo se sugiere que estaban en la mente de los individuos del pasado, tal como los postulan algunos arqueólogos esencialistas (cf. NAMI, 2003, 2007b, entre otros).

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fracturar, tal como ocurrió con las ilustradas en la Lámina VIII c. El riesgo es menor cuando se empieza desde formas-bases gruesas, ya que el desbaste bifacial permite obtener secciones longitudinales y transversales simétricas parejas y uniformes con mayor rapidez y eficacia (NAMI, 2003). Las Láminas IX a XV ilustran estadios iniciales adecuados para confeccionar puntas estándares. No obstante, en esta etapa de la investigación experimental, se comenzó a trabajar en la reproducción de piezas cuyas dimensiones son más grandes que las habituales. Aunque en sus inicios es posible hacer algunas observaciones preliminares sobre el tamaño aproximado de los estadios tempranos útiles para confeccionarlas (Lám. XIII). El objetivo es mostrar diversos ejemplos sobre cuestiones técnicas relacionadas con este proceso. Con la meta de ir creando simetrías de biseles y eliminar irregularidades en los bordes de las formas-bases (Láms. X-XI), en el estadio 2 se empleó percusión directa con mano libre o apoyada sobre el muslo aplicándola con los percutores de piedra y asta (Lám. III e) y con una secuencia de remoción de lascas irregular (cf. CALLAHAN, 2010 [1975]; NAMI, 2004). Posteriormente, fue más regular y aplicada de manera continua o discontinua sobre plataformas abradidas y/o levemente biselados. En general, durante la reducción bifacial, las lascas de adelgazamiento no sobrepasan en gran parte al eje de simetría longitudinal del artefacto (Láms. XII-XIII b). No obstante, en algunas ocasiones se empleó la táctica de extracción sobrepasada5 o de borde a borde (Láms. XIV a-b, XV), utilizado en el Solutrense y Clovis (BRADLEY & STANFORD, 2004), la cual redujo rápidamente el espesor del biface con sólo dos extracciones. De hecho, en la Lámina XV se observa un ejemplar que pasó del estadio 3 al 4 efectuando una sola remoción sobrepasada en cada cara. Aquí, este procedimiento fue utilizado desde la etapa ilustrada en la Lámina X b tallada con el percutor de piedra blanda de 125 g (Lám. III a) a partir de un nódulo tabular de madera petrificada. Si bien presentaba una fisura, tenía propiedades de talla notables y, por lo tanto, se decidió utilizarla. Luego, envolviéndola y sosteniendo la mano sobre la cara interna del muslo6 (Lám. IV) se efectuó una extracción sobrepasada que lo adelgazó rápidamente (Lám. XV a). Posteriormente, después de regularizar los bordes por percusión se removió una lasca similar

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Las extracciones sobrepasadas no siempre se efectúan adrede como parte de las estrategias de adelgazamiento. En ocasiones constituyen accidentes de talla, provocando a veces, el desecho o abandono del biface. Salvo en algunas piezas de la región del Ilaló en Ecuador, este autor no observó negativos de esta clase de lascas en ejemplares procedentes de conjuntos con piezas pisciformes. 6 Tanto B. BRADLEY (obs. pers. 2004) como E. CALLAHAN (obs. pers. 2006) realizan este procedimiento con otra variante de percusión directa.

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que redujo notablemente su espesor para continuar con las estadios finales (Lám. XV b). Es importante recordar que más allá de ejecuciones efectuadas exitosamente, durante la talla bifacial surgen defectos y accidentes causantes del abandono de la pieza. Aunque fueron reportados varios años atrás (CALLAHAN, 1979) y, si bien son comunes en el registro arqueológico, es significativo tenerlos presentes dado que son escasamente considerados en los estudios líticos contemporáneos. De este modo, se muestran algunos ejemplares que a pesar de ciertos defectos, la materia prima era muy buena para reproducir las piezas bajo consideración. Se trata de dos lascas de silcreta que, pese a las fallas que naturalmente tienen, son excelentes debido a su textura y fragilidad (Lám. VIII a, XI, XII). Por ello, se las utilizó con intenciones de superarlos en las etapas iniciales7. Este hecho fue posible en el artefacto mostrado en la lámina XII que, tanto el agujero como la fisura se zanjaron en el pasaje hacia el estadio 3. En efecto, con una secuencia irregular se removieron tres lascas que fueron eliminando parcialmente una porción de cada defecto. Posteriormente, la talla continuó y dado que el percutor de asta no extraía algunas lascas, el de cachalote -cuyo tejido óseo es muy denso y compacto- permitió continuar el adelgazamiento sin problemas y remover algunos engrosamientos que presentaba el biface. Por otra parte, la Lámina XI a ilustra un estadio 2 en el cual se observa una fisura señalada con una flecha. A pesar de los intentos de superarla, causó problemas de talla, particularmente el abultamiento del borde, el cual, con los sucesivos golpes que intentaron eliminarlo, se fue haciendo más grueso y resistente a la extracción. Pese a este defecto, que por si mismo en una fase temprana de manufactura es causa de rechazo, finalmente la fisura causó su rotura. Es útil puntualizar que cuando un biface8 se aproxima y/o alcanza el espesor del producto final y se fractura, las partes rotas pueden aprovecharse

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Esa situación parecería que también ocurría en el pasado. Un caso interesante se observó en la colección de Lindenmeier (Estado de Colorodo, EE. UU.), un sitio dónde entre otras actividades se confeccionaban puntas Folsom. Allí, las calcedonias locales presentaban algunos defectos y, a pesar de ellos los cazadores-recolectores Paleoindios las utilizaban superándolos con éxito, mientras que en otras ocasiones fracasaban (cf. NAMI, 1999). 8 Los presentados aquí son etapas intermedias de manufactura y, aunque sus desechos (v. gr. Lám. XIV b) puedan emplearse en la confección de instrumentos, no son núcleos, tal como en los últimos años generalizan algunos autores (cf. NAMI, 2006: 78). Aunque no en todos, sin duda este concepto puede tener aplicación en ciertos casos dónde los bifaces tienen grandes tamaños, como en algunos Clovis del Fenn cache (FRISON & BRADLEY, 1999: Plate 56), del sitio Anzick (obs. pers. 19941995) o el reportado por STANFORD & BROILO (1981).

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y confeccionar artefactos más pequeños que los planeados, tal como se expone en la Lámina XVII c, cuyas partes permitieron hacer dos ejemplares pisciformes9 (Lám. XVIII e-f). En las etapas finales, la regularización inicial fue efectuada con distintas variedades de presión en la conformación del limbo, hombros y pedúnculo. Para ello, cuando hay talla bifacial por percusión, se eliminan las irregularidades que quedaron especialmente en los bordes (Lám. XVI a, c-d). Con el avance de la labor, se comienza a bosquejar el producto terminado; de este modo, morfológicamente es preforma inicial (Lám. XVII a-c). En la presente pesquisa, dicha tarea se realizó mayormente con el Ishi stick y el retocador grande de asta (Lám. III i), los cuales –como se apuntó más arriba– permiten aplicar presión con mayor potencia. Cuando se ejecuta sobre lascas sin desbaste bifacial previo y por ende sus caras no poseen superficies convexas, a veces los retoques terminan en “charnelas”10 debido a una mala propagación de la fuerza. Cuando se vislumbra el producto final, pero aún no fue terminado, es preforma secundaria11 (Lám. XVII d-h). Finalmente, los pasos para terminar el ejemplar (regularización final) se efectuaron cuidadosamente con presión tanto con el Ishi stick y los retocadores sin enmangar por medio de retoques cortos o más profundos de acuerdo a los requerimientos. Así se conformaron minuciosamente las diferentes formas de los limbos, hombros y pedúnculos que se comenzaron a bosquejar en el estadio anterior. Muchas veces las bases fueron tratadas empleando presión por medio de retoques largos o cortos (Láms. XVIII c-f, XIX a-c). En otras 9

En el registro arqueológico superficial del Uruguay se hallaron numerosos bifaces que indudablemente son estadios intermedios de manufactura. Sin embargo, pueden serlo de cualquiera de los implementos bifaciales manufacturados en algún momento de la prehistoria uruguaya, vale decir desde el Pleistoceno final o todo el Holoceno; en otras palabras en los últimos 11 ka. En consecuencia, se necesita mucha cautela para asignarlos con responsabilidad a secuencias de reducción Paleoindias. 10 Aquí se incluyen a los negativos de lascado cuyas lascas presentan terminaciones en hinge y step fractures de los analistas líticos norteamericanos. 11 A la luz de los experimentos, se puede afirmar que varios de los ejemplares atribuidos a las variantes de las puntas “El Inga” ya sea, de pedúnculo ancho (El Inga broad stemmed, MAYER-OAKES, 1986a: fig. 6: 2-3), lanceolada con hombros (shouldered lanceolate, MAYER-OAKES, 1986b: fig. 101-105), lanceolada acanalada (fluted lanceolate MAYER-OAKES, 1986b: fig. 107-108) y lanceolada rústica (crude lanceolate, MAYER-OAKES, 1986b: fig. 111-115) podrían ser diferentes clases de preformas de puntas Fell (Lám. XVII). En efecto, muchas muestran una gran rusticidad en la confección y tienen fracturas ocurridas en las etapas finales, principalmente durante el acanalado. Inclusive en varias es posible observar el mamelón que fue conformado para utilizarlo como plataforma de aplicación de la fuerza.

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ocasiones se efectuaron acanalados (Láms. XVII a-b, XVIII a-b y XX d). Si bien, con esa meta en experimentos previos se emplearon diferentes variantes de percusión indirecta y directa (cf. NAMI, 1997, 2003, 2010b), aquí las acanaladuras fueron obtenidas con la última. Para ello, siguiendo la manera observada en especimenes arqueológicos encontrados en el río Negro (NAMI, 2001b, 2003), se preparó una plataforma en bisel asimétrico y se aisló un mamelón en donde fue dirigida fuerza para removerla. También se empleó simplemente un bisel asimétrico, tal como este autor verificó en ejemplares de la región del Ilaló (Ecuador, obs. pers. 1999) e Isla Margarita (Venezuela, NAMI en prep.). Para ello, se envolvió a la preforma y, sosteniéndola fuertemente con la mano apoyada sobre el muslo se aplicó la percusión con el percutor de asta de 120 g. Por último, se embotaron los bordes de los pedúnculos con las rocas abrasivas. En las Láminas XVIII a XXI se exhiben algunos artefactos experimentales terminados confeccionados con distintos materiales. Los mostrados en las Láminas XIX y XXI fueron manufacturados a partir de lascas delgadas y, en consecuencia, la talla bifacial fue ausente o parcial. Los remanentes de las caras dorsal y ventral de las formas-bases se manifiestan claramente en las unidades de la Lámina XIX a-b, mientras que en la XIX c fue totalmente obliterada por los retoques. Finalmente, las Láminas XVIII y XX muestran especimenes terminados que pasaron por etapas tempranas e intermedias de adelgazamiento bifacial. Si bien la inversión de tiempo total es muy variada, el máximo destinado en algunos productos acabados mostrados en las ilustraciones fue de 65 y 70 minutos (Lám. XVIII a-b, d). Ejemplos de gran parte de la secuencia de reducción de ambos modelos de especimenes individuales se ilustran en las Láminas XX-XXI. La serie observada en la Lámina XX se ejecutó teniendo en cuenta al limbo de una punta pisciforme procedente de la cuenca del Arroyo Vejigas (MENEGHIN & SÁNCHEZ, 2009: Lám. II fig. 2), efectuándose una aproximación a su forma completa. Para ello, se confeccionó un molde en cartón mediante la prolongación de los bordes, una vez efectuado este ejercicio se comenzó con la confección del artefacto. Su secuencia de reducción con adelgazamiento bifacial se documentó fotográficamente a partir del estadio 2 tallado sobre una lasca gruesa. Por otra parte, se muestra una secuencia efectuada desde una lasca delgada, razón por la cual no fue necesario desbastarla bifacialmente (Lám. XXI).

COMENTARIOS FINALES En las puntas “colas de pescado” clásicas, se observó que las similitudes técnicas y morfológicas de las piezas arqueológicas estudiadas son sorprendentes (NAMI, 2000, 2007a), situación refrendada por la

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actividad experimental. Preliminarmente, se puede sostener que salvo en las materias primas y los tamaños, no existen diferencias técnicas sobresalientes para reproducir a los ejemplares sudamericanos. Actualísticamente, desde el punto de vista de la manufactura, no hay notables desigualdades entre las puntas Fell de Patagonia y las del resto de Sudamérica (NAMI, 2008), en este caso particular, del Uruguay. No obstante, tanto por las nuevas observaciones de los vestigios arqueológicos como los recientes experimentos están permitiendo progresar y profundizar en el conocimiento de las variaciones morfológicas, dimensionales y técnicas existentes entre ellas como así también en sus contextos (NAMI, 2010a). Desde el punto de vista experimental este hecho permitió explorar otros aspectos. Así se observó que salvo en la forma de los bordes y por ende del limbo, no hay disimilitudes técnicas significativas entre la terminación de las puntas Fell de bordes con diferentes grados de convexidad o más rectos. En estos especimenes, solamente varía su conformación final, que también en una gran parte es realizada con retoques cortos o poco profundos por presión. Este hecho lleva a pensar que, pese a que desde el punto de vista tipológico las pequeñas diferencias morfológicas en los limbos, hombros y pedúnculos pueden llegar a ser sobredimensionada, son menores desde una perspectiva tecnológica; especialmente en la manufactura y, particularmente en gran parte de la secuencia de reducción. Por ejemplo, para hacer hombros rectos o redondeados, solamente unos pocos retoques por presión logran la desigualdad. En efecto, tal como se observa en las Láminas XVIII y XIX, resultan de pequeñas variantes en su conformación realizada con la misma técnica, posiciones de sostén y concentración. Una situación semejante ocurre con los pedúnculos de bordes cóncavos, divergentes o rectos Consecuentemente, las desigualdades técnicas para reproducirlos son minúsculas. Debido a que en esta etapa de las pesquisas experimentales se comenzaron a reproducir piezas más grandes que las del extremo sur del continente, el tiempo y trabajo fue mayor que en los resultados previamente informados (NAMI, 2003). En suma, tal como se enfatizó, el rango de variación de los estadios tempranos, medios y productos finales es muy grande. Para progresar en su conocimiento, se continuará trabajando con la meta de generar nuevas observaciones actualísticas que ayuden a comprender el problema vinculado con uno de los artefactos bifaciales más antiguos del continente americano. Agradecimientos: Deseo expresar mi más sincero y profundo agradecimiento a las siguientes personas e instituciones: ANDRES FLORINES y ARTURO TOSCANO por el invalorable sostén a las investigaciones en el Uruguay; UGO MENEGHIN por su incansable aliento y constante aporte de datos; MAXIMILIANO MENEGHIN MAURO por su importante ayuda y colaboración en la

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preparación de las láminas; MARÍA DE LAS MERCEDES CUADRADO WOROSZYLO y ALVARO MONES por la lectura crítica del manuscrito. Al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Ténicas de Argentina (CONICET), Smithsonian Institution (WA. D.C., EE. UU.), Universidad de Buenos Aires (Argentina), Museo Nacional de Antropología del Uruguay y Fundación Arqueología Uruguaya por su permanente patrocinio a mis investigaciones científicas. Finalmente, a todos quienes permitieron estudiar sus colecciones o proporcionaron fotografías e información sobre material arqueológico.

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ÍNDICE DE LÁMINAS Nota: En las láminas I y II, la sigla indica la colección a la que pertenece el espécimen fotografiado. Las dimensiones de los artefactos ilustrados en las láminas VIII a XIX siguen el siguiente orden respectivo: largo, ancho y espesor. (): Indica fractura, /: separa el espesor máximo presente en una porción menor de la pieza y el mínimo (v. gr. 9.8/7.5). Excepto cuando está indicado, todas las fotografías y dibujos son del autor. Abreviaturas: AMNH: American Museum of Natural History (New York, EE.UU.); CAB: con adelgazamiento bifacial; ER: Emilio Rueda; JF: Jorge Femenías; MAPI: Museo de Arte Precolombino e Indígena (Montevideo, Uruguay); MBC: Museo del Banco Central (Quito, Ecuador); MIM: Museo del Indio y la Megafauna (Cerros Azules, Uruguay); MNA: Museo Nacional de Antropología (Montevideo, Uruguay); NMNH: Nacional Museum of Natural History, Smithsonian Institution (Washington, D.C., EE.UU.); SAB: sin adelgazamiento bifacial; SB: Séptimo Bálsamo; TT: tratado térmicamente; UM: Ugo Meneghin; WS: Walter Suárez. Lámina I. Piezas pisciformes “clásicas” encontradas en Centro y Sudamérica. a) Belice (Cortesía P. BOSTROM), b) Birlen, Costa Rica (Tomado de LEÓN, 2006), c-d) Lago Madden, Panamá (cast NMNH), e) ca. de La Cañaza, Veraguas (Tomado de COOKE & SÁNCHEZ, 2003), f) Isla Margarita, Venezuela (tomado de NAMI en prep.), g) Ecuador (MBC), h) El Inga (NMNH), i) El Inga (MBC), j) costa norte de Peru (Tomado de CHAUCHAT & ZEBALLOS QUIÑONES, 1979), k) Bahía, Brasil (Foto A. BARBOSA, cortesía B. MEGGERS y A. BARBOSA). Excepto e), todas fueron normalizadas a la misma escala. Lámina II. Piezas Fell encontradas en el cono sur (a-l) proceden de la R. O. del Uruguay. a) San Gregorio de Polanco (WS, MIM), b) Arroyo Vejigas (Foto UM., A. SÁNCHEZ), c) Origen desconocido (Foto UM, R. NUSSBAUM, MAPI), d) Arroyo Solís (Foto UM, WS, MIM), e) Laguna Negra (Foto UM), f) origen desconocido zona del Arroyo Tres Arboles (SB), g) Río Negro medio (Foto ER, ER), h) Zona del Rincón del Bonete (Foto UM, M. E. Vera, MAPI), i-k) Río Negro medio (SB), l) Río Negro (Foto JF, MNA), ll) Cerro el Sombrero, Buenos Aires, Argentina (cast NMNH), m) Cueva Fell, Magallanes, Chile (Foto J. BIRD, cortesía UM, AMNH). Excepto e), todas fueron normalizadas a la misma escala. Lámina III. a-f) Percutores utilizados en este experimento. De piedra: a) blando (125g), b) semi-blando (140 g), c) duro (160 g). d-f) De tejido óseo: d-e) astas de ciervo (120 y 330 g), f) colmillo de cachalote (360 g), g-j) Retocadores: g) cobre, hi) asta de ciervo, j) Ishi stick de cobre. Lámina IV. Algunas posiciones de sostén utilizadas durante el adelgazamiento por percusión directa con percutor blando. a) con la mano sostenida sobre la cara interna del muslo, b) apoyando la artefacto trabajado sobre la cara externa del muslo, c-d) detalles de la manera ilustrada en a) y la variante que coloca la plataforma frente al cuerpo del artesano (Fotos: M. de las M. CUADRADO WOROSZYLO).

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Lámina V. Muestras experimentales de materias primas en las que se observan claramente los cambios producidos por el tratamiento térmico, especialmente en el brillo y la fuerte marcación de las ondas de aplicación de la fuerza. a-b) Knife River Flint, Nebaska, EE.UU. a) Estadio temprano sin tratar, b) la misma pieza tratada térmicamente, luego tallada y fracturada durante el acanalado, c-d) silcreta, ca. del A. Queguay, Paysandú, Uruguay. Las flechas señalan los cambios, e) Wascoite chert, Oregon, EE.UU. Lámina VI. Fotografías de rocas silíceas que presentan superficies mates. La localización de las canteras Rincón del Bonete 1 y 2 están dadas en NAMI (2007a). Lámina VII. Ejemplos de materias primas silíceas excelentes de distintas partes del mundo que tienen brillo en su estado natural y aunque mejoran con tratamiento térmico se puedan usar sin este procedimiento. Lámina VIII. Estadio 1. Lascas útiles para confeccionar puntas Fell. a) CAB, b-c) SAB. Lámina IX. Estadio 1 CAB. Lámina X. Estadio 2 CAB. Lámina XI. Estadio 2 (CAB). Bifaces tempranos de silcreta con defectos de materia prima. Lamina XII. Estadio 3 (CAB). a) Figuras que muestra el pasaje del estadio 2 al 3 mediante la extracción de tres lascas obtenidas en el intento de eliminar los defectos de materia prima: una fisura, señalada con la flecha en la lámina XI b y una cavidad. Los números indican la secuencia de las extracciones, b) Biface resultante luego de la remoción de los defectos más problemáticos. Lámina XIII. Estadio 4 (CAB). Bifaces a partir de los cuales se obtienen las piezas pisciformes de gran tamaño. Lámina XIV. Estadio 4 (CAB). Bifaces útiles para la confección de ejemplares pisciformes estándares. a) Muestra una secuencia de extracción de lascas continua con sus respectivos desechos (Dibujo C. LÓPEZ). Lámina XV. Estadio 4 (CAB). Biface rápidamente adelgazado por medio de la estrategia de la obtención de lascas sobrepasadas respectivamente exhibidas. Lámina XVI. Regularización inicial. a, c-d) Estadio 5 (CAB), b) Estadio 3 (SAB). Lámina XVII. Regularización inicial. a-c) Estadio 5 (CAB), d-e) Estadio 3 (SAB), c) Ilustra un biface roto con cuyos fragmentos se pueden terminar productos, e) ilustra una preforma confeccionada sobre una lasca en que la materia prima estaba al límite de ser arruinada por un exceso de calor durante el TT (NAMI et al. 2000). De

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hecho, a pesar de tener una fractura en hoyuelo y algún agrietamiento, todavía la lasca se pudo emplear para llevar a cabo una confección exitosa a-c) Son preformas iniciales y d-e) secundarias (a-b, d: Dibujos C. LÓPEZ). Lámina XVIII. Regularización final. Estadio 6 (CAB). Lámina XIX. Regularización final. Estadio 4 (SAB). Lámina XX. Secuencia de reducción CAB mostrando los distintos estadios de manufactura a partir del estadio 2 conformado utilizando un percutor blando de piedra, 3 y 4 fueron realizados con percusión directa con la mano sostenida usando un percutor de asta de ciervo de 330 g y se procedió a su regularización inicial y final por presión. Materia prima: vidrio industrial (EE. UU.). Lámina XXI. Secuencia de reducción SAB mostrando los estadios 1, 3 y 4 (a-c) de manufactura partiendo de una lasca de cristal de cuarzo (Puerto Esperanza, Misiones, Argentina). Se observa una ampliación de la cara ventral mostrando las fuertes ondulaciones y fisuras internas de la roca, lo cual complica su talla.

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