Origenes 10 - Observaciones sobre algunos artefactos liticos discoidales registrados en el Uruguay

July 22, 2017 | Autor: Ugo Meneghin | Categoría: Archaeology, Uruguay, Lythic technology, Discoidal Stones
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Descripción

ISSN 1510-7981

ORIGENES No. 10

2011

OBSERVACIONES SOBRE ALGUNOS ARTEFACTOS LITICOS DISCOIDALES REGISTRADOS EN EL URUGUAY

UGO MENEGHIN

Fundación Arqueología Uruguaya Montevideo – Uruguay

ORIGENES Publicación periódica de la Fundación Arqueología Uruguaya

Editor: UGO MENEGHIN MARCHIORI

Sede: Fundación ARQUEOLOGIA URUGUAYA Andrés Cheveste 1485 11700 Montevideo - Uruguay

Dirección postal: Fundación Arqueología Uruguaya Casilla de Correo 241 11.000 Montevideo, Uruguay E-mail: [email protected]

© 2011 Fundación Arqueología Uruguaya Reservados los derechos para todos los países. Ninguna parte de esta publicación , incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste electrónico, químico, mecánico, electro-óptico, grabación, fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización escrita por parte de la Fundación.

Orígenes 1 2004

Artefactos líticos exepcionales del Uruguay

Ugo Meneghin

Orígenes 2 2004

URUPEZ: primer registro radiocarbónico (C-14) para un yacimiento con puntas liticas pisciformes del Uruguay.

Ugo Meneghin

Orígenes 3 2005

Yacimientos Uruguay.

Ugo Meneghin

Orígenes 4 2006

El antropolito de Mercedes: Historia y leyenda.

Ugo Meneghin

Orígenes 5 2006

Un nuevo registro radiocarbonico (C-14) en el yacimiento Urupez II, Maldonado, Uruguay.

Ugo Meneghin

Orígenes 6 2007

Itaizás del Uruguay.

Ugo Meneghin

Orígenes 7 2008

Falsificaciones arqueologicas en el Uruguay.

Ugo Meneghin

Orígenes 8 2009

Hallazgos de artefactos líticos y megafauna en el cauce de los arroyos Vejigas y Pilatos (Canelones, Uruguay).

Ugo Meneghin & Andrés Sánchez

Orígenes 9 2010

Tecnología paleoindia de Sudamérica: Nuevos experimentos y observaciones para investigar la secuencia de reducción Fell.

Hugo Nami.

arqueológicos

tempranos

del

ORÍGENES No. 10

2011

OBSERVACIONES SOBRE ALGUNOS ARTEFACTOS LITICOS DISCOIDALES REGISTRADOS EN EL URUGUAY UGO MENEGHIN1 ABSTRACT:. This paper aims to provide unpublished information relative to a specific

topic involving a particular type of artifacts of very little presence in archaeological contexts in Uruguay: discoidal stones. Is well known the relevance of these artifacts, since in some sites in particular, were found associated with the presence of a type of projectile point called either fish tail or Fell I, which are situated chronologically toward the end of the Pleistocene-early Holocne. Commonly referred to these early settlements of America as the “Paleoindian” period. There is no consensus among different authors about the specific function that met these parts in these early societies, debating the issue primarily from a ritual or utilitarian function. Keywords: Archeology – Discoidal Stone – Paleoindian – Pleistocene – Holocene – Uruguay Palabras clave: Arqueología – Piedra discoidal – Paleoindio – Pleistoceno – Holoceno – Uruguay

INTRODUCCIÓN Este trabajo tiene por fin brindar información inédita con relación a una temática especifica que involucra un tipo de objetos líticos muy particular y de escasa presencia en los contextos arqueológicos del Uruguay: los artefactos discoidales. Es conocida la importancia de estos artefactos, ya que, en algunos yacimientos en particular, fueron hallados asociados a la presencia de un tipo 1

Fundación Arqueología Uruguaya, Casilla de Correo 241. 11.000 Montevideo, Uruguay. Email: [email protected]

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de punta de proyectil denominada indistintamente: Pisciforme, Cola de Pescado o Fell I, las que se sitúan cronológicamente entre el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano. Comúnmente se denomina a esta etapa temprana del poblamiento de América como periodo “Paleoindio”. Las evidencias hoy disponibles nos indican que geográficamente estos artefactos son privativos del Cono Sur de América Meridional, principalmente en Pampa-Patagonia, sur de Chile y Uruguay. En lo concerniente a lo que se entiende por artefacto discoidal lo sintetiza su propia denominación ya que se trata de un objeto lítico circular, plano, con la superficie de sus caras ligeramente convexas. Los bordes perimetrales son rectos en algunos casos, o de forma ligeramente convexa en otros. La inflexión de las caras con los bordes igualmente es ligeramente convexa. La uniformidad de la superficie fue obtenida por picado y abrasión, “pecking and grinding” (BIRD, 1970:205). No existe consenso entre los distintos autores, acerca de la funcionalidad específica que cumplían estas piezas dentro de estas sociedades primitivas, debatiéndose fundamentalmente el tema entre una función ritual o utilitaria, dicotomía que se espera ayuden a superar, en parte, los resultados del presente trabajo.

ANTECEDENTES Aunque la bibliografía especializada ha sido pródiga en la difusión acerca de estos artefactos, se considera conveniente hacer aquí breves referencias sobre los hallazgos mas importantes, resaltando sus características morfológicas y contextuales. En los desolados páramos de la región volcánica de la Patagonia chilena, hacia la década de 1930, JUNIUS BIRD practica una serie de excavaciones sistemáticas, especialmente en dos cuevas: Fell y Palli-Aike, cuyos resultados darán sustento, junto a otras excavaciones efectuadas en regiones más australes, a la posteriormente conocida como “Secuencia de Magallanes”. Es precisamente procedente de los depósitos más antiguos de estas dos cuevas que se menciona por primera vez, en un yacimiento arqueológico, la presencia de artefactos con forma de disco (BIRD, 1938:273).2 2

Originariamente fueron denominados “rubbing stone” (BIRD, 1938:273), más tarde BIRD (1946:29) emplea el término “disk”, “a flat disk of unknow use”. Esta

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Con posterioridad, en 1946, brinda una detallada descripción de estas piezas por él rescatadas. El ejemplar más grande de la cueva Fell (Lám. I, fig 1) esta elaborado en “lava máfica vesicular” (“vesicular mafic lava”) midiendo alrededor de 120 mm de diámetro y con un espesor de 61 mm en el centro del artefacto y 55 mm en los bordes. Su peso es de 1124 g (BIRD, 1970:207). El segundo ejemplar (Lám. I, fig. 2) es de menor tamaño, siendo la materia prima empleada “lava félsica porfirítica vesicular” (“vesicular porphiritic felsic lava”). Tiene unos 85 mm de diámetro, un espesor de 42 mm en el centro del artefacto y 36 mm en el borde. Su peso 476 g (BIRD.1970:208). Estos dos especímenes (Primer periodo de BIRD), están asociados a un profuso registro arqueológico compuesto por puntas de proyectil líticas “pisciformes”, un variado instrumental lítico y de hueso, con presencia de fogones en forma de cubeta y evidente asociación con fauna extinta: Hippidion saldiasi, Dusicyon avus, y actual: Lama guanicoe. Este contexto ha sido fechado en el orden de los 11.000 años antes del presente. (BIRD, 1970:208, EMPERAIRE, LAMING-EMPERAIRE & REICHLEN, 1963). La cueva de Palli- Aike dista aproximadamente unos 40 km de distancia en dirección Este de Fell. El único ejemplar discoidal hallado en esta cueva fue elaborado en “toba blanco cremosa”:(“creamy white welded tuff”). Es de forma un tanto ovalada ya que su diámetro oscila entre 83 y 79 mm siendo el espesor en el centro de 52 mm. Su peso 354 g. BIRD puntualiza que se notan señales de rupturas, por lo cual estima que su peso original era de 390 g (BIRD, 1970:208). El componente cultural tiene marcadas similitudes con el nivel inferior de Fell. Se registra presencia de caballo fósil (Hippidion saldiasi), fogones en forma de cubeta y material lítico. Se registra además la presencia del fragmento basal de una punta de proyectil pisciforme. La datación obtenida para este contexto se sitúa en los 8.600 años AP, la que debe tomarse con cierta reserva ya que se considera tardía con relación al material arqueológico obtenido. En la Patagonia argentina, Provincia de Santa Cruz, al sur del río Deseado, se halla el yacimiento arqueológico conocido como Cañadón de las Cuevas, en la Estancia Los Toldos. Tal como su nombre lo indica existen en el citado cañadón, numerosas cuevas que dan testimonio de una intensa ocupación por grupos humanos en tiempos prehistóricos. La gran importancia de este yacimiento estriba en la notable fertilidad arqueológica ambigüedad en cuanto a su denominación culmina en 1970 cuando el mismo autor emplea el término “discoidal stone” (BIRD, 1970:205), que se usa comúnmente en la actualidad.

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de los sedimentos depositados en los pisos de algunas de las cuevas y en las pinturas rupestres existentes en las paredes y techos (MENGHIN, 1952). Precisamente un ejemplar discoidal de notables características proviene de la cueva 2 del Cañadón de las Cuevas de la Estancia Los Toldos que fuera exhumado MENGHIN durante su expedición a la Patagonia austral a principios de los años cincuenta del siglo pasado. Allí establece una secuencia estratigráfica de 90 cm de espesor compuesta por dos niveles culturales intercalados por estratos estériles. Este espécimen fue hallado en la parte superior del nivel inferior, denominado “Toldense” por MENGHIN, conjuntamente con dos puntas de proyectil fracturadas. MENGHIN considera que estos dos ejemplares, a pesar de su estado, se ubican dentro del margen de variación aceptado para las puntas pisciformes (BIRD, 1970: 207). El diámetro del artefacto discoidal se sitúa en el orden de los 148 mm con 53 mm de espesor en el centro del artefacto y 50 mm en los bordes. Está elaborado en una arenisca muy particular (“grayish stone formed from clay and sand”). Posiblemente se trata de una “argilita” (BIRD, 1970:207). En el complejo cultural denominado “Toldense”, evidenciado en la cueva 2, además de las dos puntas de proyectil mencionadas, MENGHIN registró la presencia de fauna actual conjuntamente con restos de fauna extinta, un équido (Hippidion saldiasi). Años después, CARDICH y colegas emprenden a su vez excavaciones en la cueva 3 de “Los Toldos” en donde establecen una secuencia estratificada de 12 niveles con diversos fechados radiocarbonicos. En lo que atañe al interés de este trabajo en el nivel 10 denominado “Toldense I” obtienen un especimen discoidal fracturado sobre el cual expresan: “Una pieza notable levantada es un fragmento de pieza discoidal alisada de piedra, de forma similar a la hallada por el Dr. Menghin tambien en el “Toldense”, de toba arenosa rojiza, muy parecida en su forma a las piezas discoidales del Periodo I de la cueva Fell” (CARDICH, CARDICH & HAJDUK, 1973:110). Estos autores no obtienen una datación precisa para el nivel 10 de la cueva 3 de “Los Toldos”. Sí existe una de 8.750+- 480 AP para la cúspide del nivel 9 y otra de 12.600 +- 600 AP para el nivel 11 con lo cual se puede aceptar una edad de 10-11.000 años AP. para el nivel 10, portador del artefacto que comentamos (CARDICH, CARDICH & HAJDUK, 1973:99). Las sierras de Tandil, en la Provincia de Buenos Aires, han sido pródigas en cuanto a la presencia de yacimientos que confirman la temprana colonización de la región pampeana. Uno de estos yacimientos conocido como Cerro El Sombrero, (Lám. II, fig.1) fue exhaustivamente investigado

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por FLEGENHEIMER. Allí se han definido dos unidades de asentamiento: El Abrigo 1 y La Cima. Las evidencias registradas son tanto de carácter superficial como estratigráficas en donde se ha podido establecer varias fechas que promedian los 10.500 años AP para El Abrigo 1. Asociado a un contexto con puntas líticas pisciformes, en su mayoría elaboradas en ortocuarcita de origen local, fue hallado un artefacto discoidal de características muy particulares (FLEGENHEIMER & ZARATE, 1989). Este artefacto (Lám. II, fig. 2) está fracturado, por lo que conserva solamente una de sus caras parcialmente visible. Esta elaborado en “arenisca”. Su diámetro se sitúa en los 98 mm y su espesor en los 41mm. Como característica inusual, no observada en otros artefactos similares, en la parte central de la cara visible, existe una oquedad con incisiones intencionales en forma de reticulado (FLEGENHEIMER & ZÁRATE. 1989). En la XI Región de Aisén, sur de Chile, se ha registrado la presencia de varios ejemplares de litos discoidales en contextos y condiciones estratigráficas disímiles. Haremos referencia inicialmente a un fragmento de discoidal proveniente del sitio Baño Nuevo I. Este sitio se ubica en las cercanías de la ciudad de Coyhaique, capital de Aisén. El área donde se halla la cueva se conoce como Valle de la Luna. Inicialmente el sitio fue excavado por FELIPE BATE en 1972, reiniciándose las excavaciones en 1996, fruto de las cuales se comprueba la existencia de niveles culturales que se extienden de 9.500 a 2.800 AP. (MENA & REYES 1998; TREJO & JACKSON, 1998; MENA et. al. 2000). El lito discoidal fragmentado fue hallado en la base de la capa 3, próximo a un punzón óseo que fue datado en 7.500 años AP (VELÁSQUEZ & MENA 2006:47; JACKSON & MÉNDEZ 2007). En la referida capa 3 se registraron varios enterramientos humanos con la presencia de artefactos líticos que comprenden puntas de proyectil apedunculadas, cuchillos, raspadores, láminas con retoques y desechos de talla. Se hace referencia a un gancho de propulsor de hueso. La fauna asociada indica especies modernas (Lama guanicoe). Se menciona la posibilidad de una eventual remoción de artefactos, proceso que involucraría al fragmento de discoidal, a causa de los procesos de enterramiento, que podría plantear una cronología más antigua. También en la misma región de Aisén se verificaron varios hallazgos de superficie, uno de ellos a orillas del río Huemules, tratándose de un ejemplar intacto, con las dos superficies ligeramente convexas. En las cercanías se

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reporta el hallazgo de una punta tipo Fell I en vías de elaboración lo que hace suponer la existencia de un paradero “paleoindio” en el entorno próximo (BATE, 1982). El otro ejemplar proviene del alto río Cisnes, en un asentamiento multicomponente conocido como Appeleg 1. Fue ubicado en un área de hallazgos de superficie conjuntamente con un “raspador”que tiene notables similitudes con los observados en el nivel mas antiguo de la cueva Fell (MÉNDEZ et. al., 2007). En conjunto y de acuerdo a los datos aportados por la bibliografía citada, la cantidad de ejemplares conocidos se aproxima a la decena, existiendo noticias de un ejemplar más, rescatado por el propio señor FELL en la cueva del mismo nombre en el año 1959, del cual no tenemos información alguna. También de la Región XI de Aisén (Chile) existe otro ejemplar proveniente del sitio Juncal Alto (Río Ibáñez) del cual tampoco tenemos informes fidedignos. No nos ocuparemos del complejo conocido como Huenteláuquen ubicado sobre la costa del Océano Pacifico en territorio chileno que también registra algunos artefactos discoidales.

DISCOIDALES DEL URUGUAY En el Uruguay, de acuerdo al estado actual de nuestros conocimientos existen evidencias de una temprana colonización que se sitúa a finales del Pleistoceno, efectuada por parte de cazadores recolectores comúnmente denominados Paleoindios, entre cuyo patrimonio cultural figuran, frecuentemente artefactos discoidales (MENEGHIN, 2004; 2006). No obstante haberse constatado la presencia de numerosos ejemplares, que integran colecciones particulares y de museos, en este trabajo se hará mención solamente de aquellos ejemplares sobre los cuales este autor pudo establecer fehacientemente el lugar de procedencia geográfica, una confiable posición estratigráfica, cuando la hubo, y una certeza en cuanto a la autenticidad de cada pieza. En la bibliografía especializada, la mención de artefactos con características similares a los descubiertos por BIRD, ha sido prácticamente ignorada. Así lo demuestran los trabajos de síntesis de MARUCA SOSA: (1957), CORDERO: (1961), HILBERT: (1991). Solamente hay que citar menciones a cargo de TADDEI (1981) y esporádicamente algunas efectuadas por otros autores.3 3 No obstante, en MARUCA SOSA, en la página 238 (foto superior) se puede observar diversos útiles con forma de disco, asignados, según el autor, a funciones de

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Las dos contribuciones específicas sobre esta temática fueron efectuadas por este autor en el año 2000. En las dos oportunidades señaladas se brinda información acerca de dos artefactos discoidales, uno posiblemente inconcluso y otro fracturado, exumados en el yacimiento II (Cumbre) de la localidad arqueológica Cerro de los Burros (MENEGHIN, 2000a; 2000b). En el presente trabajo por consiguiente, y a los efectos de una exposición ordenada se describirán las distintas piezas con la denominación del yacimiento en primer lugar y luego de la unidad respectiva. CERRO DE LOS BURROS I y II (Láminas III y IV) En el SW del departamento de Maldonado, muy próximo a la margen izquierda del Río de la Plata se encuentra la localidad arqueológica Cerro de los Burros, cuyo epicentro es el mismo Cerro, un macizo de riolita y otras rocas ígneas del Cámbrico que se eleva a 170 metros de altura sobre el nivel del mar (MENEGHIN, 1994:1). A través de distintas comunicaciones el autor ha dado a conocer los resultados de una extensa actividad de campo desarrollada en el cerro y zonas aledañas que se inicia en la década de 1970. En síntesis, esta localidad arqueológica, que se convino en denominarla con el mismo nombre del cerro, se compone de cinco yacimientos: dos ubicados en el cerro propiamente dicho, que pueden ser catalogados de sitios taller-cantera y tres diseminados en los alrededores que pueden catalogarse de campamentos esporádicos o tal vez estacionales (MENEGHIN, 1977). Uno de estos campamentos es conocido como Urupez el que ha brindado varios fechados radiocarbónicos situados hacia finales del Pleistoceno que pueden ser aplicados a varias secuencias culturales registradas en la localidad (MENEGHIN, 2004; 2006).4 A los efectos del tema que nos ocupa cabe recordar que en la cima del cerro se ubica el yacimiento II (Cumbre) de la localidad. Allí existe una capa de sedimentos de espesor variable portadora de material cultural acumulado molienda. En la actualidad dichas piezas están en una colección particular a la que, por distintos motivos, el autor no ha tenido acceso. No obstante este inconveniente existe la sospecha de que algunas de ellas, por su forma, podrían ser autenticas “discoidales”. 4 En Urupez se obtuvieron dos fechados radiocarbonicos: BETA 165076 10.690 ± 60 A.P. (AMS) y BETA 211938-11.690 ± 80 A.P. (AMS) en un contexto que incluyen puntas de proyectil tipo Fell I (MENEGHIN, 2004, 2006).

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seguramente durante un dilatado espacio de tiempo. Los restos recuperados durante sucesivas campañas de recolección de superficie y excavación consiste mayoritariamente en desechos de elaboración lo que da la pauta de que el yacimiento fue una cantera proveedora de materia prima y taller lítico. Conjuntamente con los desechos de elaboración ya referidos fue posible rescatar una cantidad considerable de artefactos (la mayoría fracturados) allí abandonados seguramente por ese motivo. Se destacan entre éstos, puntas de proyectil y artefactos bifaciales de variada morfología adjudicables tal vez a más de una tradición lítica (MENEGHIN, 1977; 2000a; 2000b; NAMI, 2001). En el mencionado yacimiento II (Cumbre), en un sector próximo al punto geodésico allí ubicado, denominado T 5b se ubicaron dos artefactos discoidales de características particulares, a una profundidad de 10 a 15 cm. Uno de ellos, Cerro de los Burros I (Lám. III) es un espécimen en proceso de formatización, de forma subdiscoidal lo que indica que está detenido en una etapa temprana o tal vez intermedia del aludido proceso. Por consiguiente es un artefacto inconcluso sobre el cual, a pesar de su estado, no ofrece dudas, a nuestro juicio, en cuanto a su condición. Mide 98 mm de eje vertical/mayor y 85 de eje transversal/menor con espesores máximos y mínimos de 40 y 26 mm, respectivamente. El peso registrado es de 430 gr. La materia prima es riolita. Es claramente visible la intención de obtener un objeto circular ya que más del 50 % de los bordes perimetrales están preformados, estando un sector preciso (flechas) aun sin desbastar. En ambas caras se observa un proceso de adelgazamiento mediante picado, para lograr superficies planas. Carece de toda traza de pulido (MENEGHIN, 2000a) El segundo ejemplar Cerro de los Burros II (Lám. IV) esta fracturado y es muy probable que la rotura se haya producido durante el proceso de elaboración. Se observan claras señales de formatización parcial de los bordes remanentes mediante percusión, mientras que la superficie de ambas caras indica una regularización mediante picado. No existen trazas de pulido. Sus dimensiones son: 61 mm de diámetro y 28 mm de espesor promedio. Su peso: 139 gr. Materia prima: riolita (MENEGHIN, 2000b). Más allá de los dos ejemplares en si, lo importante es el contexto al cual estaban asociados, ya que en el mismo nivel se registro, entre abundantes restos líticos y desechos de talla, la presencia de los tres artefactos que se ilustran en la Lámina V, figura 2, en la cual se observa una punta de innegable filiación pisciforme (a) fracturada, conjuntamente con una punta lanceolada con fractura en el ápice (b) y una punta en caliza silicificada triangular (c) que seguramente, dado su estado, probablemente fue descartada en el sitio luego de sufrir varios procesos de reactivación. Es

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posible que este tercer ejemplar haya sido originalmente una punta triangular tipo Fell III (NAMI, com. pers). ¿Como se explica la presencia de puntas tan disímiles morfológicamente en el sitio es un problema de no fácil solución. Habría que tener muy en cuenta y verificar el proceso de formación de la capa fértil teniendo presente que se trata de un sitio de superficie, en la cima de un cerro, sujeto a diversos procesos de acumulación y denudación de sedimentos a través del tiempo, muy difícil de determinar, por lo cual los depósitos allí acumulados conforman un verdadero palimpsesto cultural. En cuanto a la presencia de dos artefactos discoidales en proceso de elaboración en un sitio taller-cantera, a pesar de no existir antecedentes de este tipo en la bibliografía, es un hecho que no debe extrañar ya que teniendo en cuenta que la gran mayoría de los restos recuperados en el yacimiento II (Cumbre) consisten en artefactos fracturados, reelaborados o detenidos en alguna etapa de su proceso de elaboración y posteriormente abandonados, lo mismo cabe presumir para las dos piezas mencionadas.

ISLA TALAVERA (Lámina VI). La denominada Isla Talavera se ubica en el lago artificial del embalse de Rincón del Bonete, siendo seguramente la cumbre de una elevación que no cubrieron las aguas durante el proceso de llenado del lago. Al igual que todo el entorno del embalse la citada isla sufre los efectos erosivos del oleaje que deja continuamente al descubierto evidencias de ocupaciones humanas de épocas prehistóricas. Años atrás, como acontece en la actualidad, la isla fue objeto de numerosas recolecciones de material indígena por parte de vecinos del lugar. Uno de ellos, CRISTÓBAL SÁNCHEZ, logró a través de los años reunir una cantidad importante de material arqueológico que periódicamente comercializaba a coleccionistas y anticuarios. A principios de la década de 1970, parte de la colección fue adquirida por el Sr. JUSTO A. OLIVERA y que, al fallecer, su colección pasó a manos del Sr. EMILIO RUEDA, Director del Museo Amerindio de Punta Ballena, Maldonado, en donde se conserva la pieza en la actualidad. Esta discoidal fue un hallazgo de superficie, como lo fue todo el material recolectado por CRISTÓBAL SÁNCHEZ en sectores de la isla donde se produjo una inevitable superposición de material lítico, incluso cerámico (Lám. VII, figs. 1 y 2). En el sitio se registró la presencia de numerosas puntas de proyectil líticas de variada morfología: pedunculadas con aletas, lanceoladas,

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triangulares y en menor cuantía, pisciformes. Si se pretende adjudicar el artefacto discoidal a algunos de estos “fósiles guía” sería con el últimamente nombrado, con todas las reservas del caso. Las caras del artefacto son ligeramente convexas asi como los bordes perimetrales, apreciándose al tacto, un alisado muy uniforme y parejo. El espécimen esta integro sin señales de roturas ni daño alguno. Sus dimensiones: Diámetro 65 mm, espesor en el centro 39 mm, espesor en los bordes 29 mm, su peso 292 gr. La materia prima es una roca ígnea efusiva de aspecto riolítico (JORGE DA SILVA, com. pers.). LA PALOMITA (Lámina VIII) Con esta denominación se identifica un sitio arqueológico situado en un arenal que bordea el cauce del río Yi, en la Cuarta Sección Judicial del Depto. de Durazno. Desde hace varios años, los descubridores del sitio, el Arq. JORGE VEGH y el profesor JOAQUÍN AZTIAZARÁN realizan visitas periódicas al lugar para recolectar material arqueológico de superficie. El artefacto discoidal que reseñamos fue hallado el 17 de Octubre de 2010. Aunque fue siempre escaso el material obtenido en el sitio, tratándose mayoritariamente de desechos de talla y algunos artefactos formatizados, cabe destacar el hallazgo de una punta Cola de Pescado elaborada en silcreta color rojo intenso (“Caliza del Queguay”), de notables características, que se observa en la lámina IX. La distancia que separa al artefacto discoidal de la punta de proyectil recién mencionada, en el momento de la recolección, es de pocos metros. A pesar de lo sugestivo del hecho, no debe interpretarse como que pueda existir alguna asociación entre los dos artefactos con los datos actualmente disponibles. A poca distancia, hacia las nacientes del río, se manifiesta una sucesión de barrancos de limo los cuales están sometidos a un intenso proceso erosivo en donde un eventual estudio estratigráfico podrías aportar indicios cronológicos esclarecedores en cuanto a la edad de estos artefactos. La impresión que se tiene es que, tanto la punta Cola de Pescado como el artefacto discoidal, son de los pocos testigos superficiales de un sitio degradado que ya no existe. La materia prima en que esta elaborado este ejemplar discoidal es un basalto vacuolar de color marrón claro. Las dimensiones indican una circunferencia de 30 cm, un diámetro de 94 mm y un espesor en el centro del artefacto de 42 mm. Cabe consignar que no fue posible registrar el espesor

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de los bordes ya que la sección es francamente elipsoidal. Su peso: 313 g. Toda la superficie denota un alisado uniforme. LOS CIERVOS (Lámina X).5 El sitio “Los Ciervos” se ubica al inicio del denominado “curso medio” del río Santa Lucía en el Departamento de Lavalleja. En esta zona, el río atraviesa una planicie de depositación en forma zigzagueante dejando al descubierto en ambas márgenes, un sistema de arenales y barrancos de diferentes sedimentos del Pleistoceno y Holoceno, en los cuales ha sido posible registrar diversos materiales paleontológicos y arqueológicos entre los que se encuentra el artefacto al que hacemos referencia. Esta discoidal fue hallada por el investigador FEDERICO LÓPEZ en un barranco de 3,35 m de alto, un 40% del artefacto estaba sobresaliendo del perfil a 30 cm sobre el piso/la base del sedimento que lo contenía y que fuera tomado como punto 0 de medición de alturas. El afloramiento sedimentario tiene 90 cm de alto y 120 m de largo, tratándose de un limo arcilloso gris verdoso de origen fluvial, con arena y gravilla (fangolitas) (MARTÍNEZ & UBILLA, 2004). Las evidencias indican que este material está in situ y no existe remoción moderna o redepositación más allá de la que hubo en los momentos de formación del propio nivel sedimentario. El artefacto discoidal está elaborado en anfibolita verdosa clara. La superficie tanto de las dos caras como de los bordes perimetrales evidencian un alisado sumamente parejo. Tiene una forma circular donde su contorno es de 27,3 cm, su diámetro máximo de 8,7 cm y su diámetro mínimo de 8,6 cm. Ambas caras muestran una clara forma convexa hacia los bordes, siendo el espesor central de 2,8 cm y sobre el borde se registra un espesor mínimo de 2,3 cm. Los bordes son ligeramente convexos. Como detalle significativo, en el centro de ambas caras presenta una forma circular picoteada de 1,1 cm de diámetro. Su peso es de 420 g. Trabajos interdisciplinarios realizados con Facultad de Ciencias, permitieron el estudio y datación radio carbónica de restos de madera indeterminada hallada en el limo arcilloso dando como resultado una antigüedad de 11.150 ± 120 A.P., ubicando los eventos de depositación y los materiales que allí aparecen, en el Pleistoceno tardío (MARTINEZ y UBILLA, 2004). No obstante, últimamente el autor de este trabajo obtuvo, a partir de 5 El resultado de los estudios efectuados por FEDERICO LÓPEZ en este yacimiento serán divulgados en un próximo número de la revista Orígenes.

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una muestra de sedimento orgánico, proporcionada por FEDERICO LOPEZ, procedente del mismo nivel del hallazgo una fecha algo menor, situándose esta en 10.140 ± 50 A.P. (BETA 301006). LOS DISCOIDALES DE LA COLECCIÓN TADDEI En el transcurso de la larga y fructífera campaña llevada a cabo por ANTONIO TADDEI como investigador de nuestro pasado prehistórico pudo reunir una importante colección de materiales arqueológicos que se encuentra depositada en la actualidad en el museo que lleva su nombre ubicado en la ciudad de Canelones. Años atrás, durante una de nuestras frecuentes visitas al museo, en procura de información tuvimos la oportunidad de constatar la presencia de dos ejemplares discoidales. Con la intención de integrar los aludidos ejemplares a los estudiados en el presente trabajo, recientemente volvimos a visitar la colección. No obstante, los intentos por ubicar las piezas de referencia fueron infructuosos debido a que la colección esta sujeta a un reordenamiento integral que llevará sin duda, un tiempo considerable.6 Los dos ejemplares provienen del sitio 8, denominado por TADDEI como “Lopeteguy”, ubicado en un extenso arenal en la margen derecha del río Tacuarembó, en el Departamento del mismo nombre. Se sabe el contexto a que pertenecían estas piezas, pues se pudo ubicar parte del material del sitio. Se trata de un contexto de cazadores especializados, frecuente en esa zona del país en donde sobresalen, como rasgo definitorio, puntas de proyectil de variadas morfologías, principalmente pedunculadas con aletas, elaboradas en arenisca vitrificada y un variado y profuso registro de material lítico, boleadoras, lenticulares, etc. LOPETEGUY 1 (Lámina XI) Diámetro: 75 mm Espesor en el centro del artefacto: 27 mm Espesor en los bordes: 25 mm

6Afortunadamente

a través de nuestros contactos con el investigador FEDERICO LÓPEZ, dicho inconveniente fue superado ya que gentilmente nos cedió imágenes fotográficas de los referidos artefactos así como también los diámetros y espesores correspondientes. Carecemos en cambio de referencias sobre su peso y el tipo de materia prima en la cual fueron elaborados.

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Presenta una rotura en cada una de sus caras, producida seguramente por impactos de causa desconocida. Está elaborado en una materia prima de tonalidad obscura no obstante, en los sectores dañados, destaca una coloración más clara. LOPETEGUY II (Lámina XII) Diámetro: 70 mm. Espesor en el centro del artefacto: 31 mm. Espesor en los bordes: 23 mm. En el centro de ambas caras se observa una pequeña depresión de 15 mm aproximadamente, con rasgos de incipiente percusión. La materia prima es de color claro, tratándose posiblemente de una riolita. Litos discoidales completos del Uruguay incluídos en este trabajo (Medidas expresadas en mm y g) Sitios Isla Talavera La Palomita Los Ciervos Lopeteguy I Lopeteguy II Promedio

Materia prima Riolita Basalto Anfibolita ? Riolita?

Dmax 65 94 87 75 70 79

Ec 39 42 28 27 31 33

Eb 29 20 25 23 24

Peso 292 313 420 342

Dmax = Diametro máximo Ec = Espesor centro Eb = Espesor bordes

COMENTARIO Hacia el año 1970, JUNIUS BIRD discurría sobre la base de cuatro artefactos discoidales conocidos en ese momento: dos de la cueva Fell, uno de Palli-Aike y el aportado por MENGHIN de la cueva 2 de “Los Toldos”. Con el transcurrir del tiempo fueron conociéndose otros ejemplares tal cual se detalla en la introducción, con lo cual, conjuntamente con los referidos en el presente trabajo, en la actualidad se cuenta con una cantidad considerablemente mayor de unidades. No obstante no seria extraño que al finalizar este comentario, dado la complejidad del tema, los interrogantes aún persistan sobre la función específica que desempeñaban estos útiles en estas sociedades primitivas. La relación que registraba BIRD entre las distintas “piedras discoidales” se sintetizaba en la siguiente frase: “The marked variation in size and in the

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nature of the materials leaves only form and lack of obvious use abrasion as feautures shared in common” Luego agrega: “While others will ultimately be found, it will be many years before a large series is available for study” 7 (BIRD, 1970:208). Si se quiere, la amplia serie de artefactos que anhelaba poseer BIRD para profundizar los estudios y develar las incógnitas planteadas, en la actualidad esta disponible. Resta por ver si una mayor disponibilidad de unidades puede despejar esas incógnitas. En primera instancia, “las marcadas variaciones en tamaño” como notara BIRD, lejos de estandarizarse con la inclusión de nuevos ejemplares hacia una dimensión promedio, se vuelven mas pronunciadas, o en todo caso siguen persistiendo. Si bien los ejemplares inéditos de Uruguay son en general de dimensiones levemente mas reducidas que las de PampaPatagonia y sur de Chile, referidas por JACKSON & MÉNDEZ (2007), se observa, a modo de ejemplo, una marcada diferencia en cuanto a tamaño entre distintas unidades como es el caso del ejemplar “Isla Talavera” (Lám. VI) con relación al ejemplar de Los Toldos 2, que con exceso, duplica el diámetro. Dicho contraste se refleja en consecuencia también con relación al peso específico. Cabe preguntarse si tal diferencia observada tiene alguna relación con la función. La misma heterogeneidad se nota en el tipo de materia prima elegido para confeccionarlos. La variedad y calidad de las rocas es sorprendente. Los ejemplares de Uruguay no evaden esa constante. Mas allá de las diferencias dimensionales observadas (ver cuadro) y la diversidad de materia prima empleada existe la incertidumbre con relación a la tan incierta función específica, punto sobre el que BIRD eludió, pronunciarse categóricamente escudándose detrás de la frase “Unknow use” descartando no obstante practicas abrasivas. JACKSON & MÉNDEZ por el contrario, adoptan una postura algo más comprometida observando que “la unicidad de estas piezas y su baja frecuencia en los contextos referidos aboga a favor de un carácter excepcional probablemente vinculado a actividades esporádicas”. Descartan una función utilitaria manifestando que “análisis de trazas de uso en sus caras resultan negativos para evidencias de molienda”, admitiendo que “difícilmente podremos saber con exactitud las funciones de los litos discoidaleas no obstante, sabemos que lo simbolico 7

“Las marcadas variaciones en tamaño y naturaleza del material, dejan solamente la forma y la falta de abrasión por uso obvio, como característica compartida… Hasta que otros [artefactos] puedan encontrarse, pasaran muchos años hasta que esté disponible para estudio, una amplia serie”

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esta fuertemente ligado a la identidad, al fortalecimiento de las relaciones sociales y esencialmente al sistema de reproducción social” (JACKSON & MÉNDEZ 2007:49-50). En lo personal coincidimos en cuanto a que no serian útiles empleados para funciones abrasivas o de molienda ya que visualmente no se observa, y al tacto no se comprueba, que “ninguna porción” de la superficie, tanto de las caras como de los bordes tengan trazas o señales más acentuadas de pulido, fricción o desgaste, con relación a otras. Por el contrario, por lo menos en los ejemplares de Uruguay por nosotros estudiados, todas las superficies denotan el mismo tipo de pulido o alisado. Existe por lo tanto una clara diferencia entre un artefacto discoidal de simetría casi perfectamente circular y un útil de molienda o “mano de molino” como ejemplo, de forma comúnmente asimétrica. No obstante seria interesante, antes de descartar definitivamente intenciones abrasivas o utilitarias a estos artefactos, extremar análisis de las superficies con la ayuda de modernas tecnologías, hoy por suerte disponibles, a fin de detectar la existencia de restos orgánicos u otro tipo de substancias insertos en pequeños orificios de la roca, evidencias que podrían brindar indicios sumamente esclarecedores. En relación a ciertas particularidades, no compartidas por todos los ejemplares, cabe referirnos a un detalle muy puntual y es sobre la pequeña depresión u oquedad existente en el centro de algunas de las piezas. Semejantes depresiones se observan en dos de los ejemplares de Uruguay: “Los Ciervos” (Lám. X) y “Lopeteguy II” (Lám. XII). En el primero se observa una circunferencia levemente deprimida resaltada mediante un picado muy suave pero bien visible. En el segundo existe una depresión casi imperceptible solo identificable por medio del tacto. Un caso de excepción lo constituye el artefacto de cerro “El Sombrero” con un reticulado perfecto en la oquedad central. El motivo y la función de estas oquedades seguramente es un tema sin duda complejo, tanto como la propia función del artefacto ya que si algún propósito se le quisiera atribuir, las diferencias observadas entre ellas, impide efectuar una sola aseveración. Un ejemplar que se destaca por su atipicidad es aquel proveniente de “La Palomita” (Lám.VIII) cuya sección se aparta claramente de la forma acostumbrada, tomando un sesgo de elipse, carente por consiguiente de la inflexión de las caras con los bordes. Otra interrogante que cabe formularse es sobre las roturas observadas en algunos ejemplares. ¿Fueron estas provocadas por el hipotético accionar propio de una función específica? ¿Fueron roturas intencionales o meros

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accidentes? Dos discoidales ejemplifican en forma elocuente esta situación: el proveniente de la Cueva 2 de “Los Toldos” (BIRD. 1970:206, fig. 1a-c) y el ejemplar “Lopeteguy I” de la colección TADDEI (Lám. XI), donde se observan desprendimientos considerables del volumen de la pieza. El ejemplar del cerro El Sombrero (Lám. II fig. 2) conserva solamente una de sus caras parcialmente visible, lo que indicaría que un fuerte impacto lateral habría causado el desprendimiento de la porción ausente. De otros discoidales, como es el caso de Baño Nuevo I y Cueva 3 de Los Toldos, solo se conserva una porción del artefacto lo que podría significar la posibilidad de una fractura intencional tal como sugieren JACKSON & MÉNDEZ. Estos autores teorizan también hacia una función de índole ritual haciendo énfasis especialmente en el hecho de que numerosos ejemplares se obtuvieron de depósitos culturalmente fértiles que tapizaban los pisos de cuevas o abrigos al amparo de los cuales se habría llevado a cabo una compleja actividad social donde “…la práctica de ritos podría estar presente”. Frente a esta aseveración, cabe suponer, dado que la mayoria de los ejemplares del Uruguay fueron hallados en sitios de superficie, al aire libre, que las ceremonias aludidas no solo eran efectuadas en áreas excluyentes, como cuevas y abrigos, sino que eran prácticas habituales de estos grupos humanos, en cualquier otro lugar donde se encontraran. Cuando existió la posibilidad de situar cronológicamente estos artefactos, las dataciones respectivas son coincidentes en situarlos hacia finales del Pleistoceno-Holoceno temprano con algunas exepciónes como es el caso de Palli-Aike ya citado. En el caso especifico de los ejemplares de Uruguay aquellos discoidales provenientes del yacimiento II (Cumbre) de Cerro de los Burros, (uno inconcluso y otro fracturado) (Láms. III y IV) por la estricta asociación comprobada con puntas líticas sin duda pertenecientes a tradiciones tempranas, cabria asignarle la misma edad que éstas. En cuanto al discoidal del yacimiento “Los Ciervos” este autor ha podido fechar el sedimento orgánico en el cual estaba incluido el artefacto (Lám. X) dando una cifra coincidente con otras obtenidas en yacimientos tempranos: 10.140 ± 50 AP (Beta 301006). Consideramos que el aporte de unidades inéditas efectuado en el presente trabajo no modifica sustancialmente ideas ya concebidas con anterioridad, como es el caso de la variabilidad en cuanto a las dimensiones y a la diversidad de rocas empleadas. En cuanto a la función y en base expresamente a los ejemplares de Uruguay, no existen evidencias que nos inclinen a admitir prácticas de abrasión y molienda por lo que quedaría abierto el camino para considerar otro tipo de funciones, hoy ignorado, o la

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posibilidad de que hayan servido de aporte de actos de índole espiritual, punto sobre el cuál no nos compete abrir opinión. Es de desear que el aporte de nuevos ejemplares y nuevos enfoques teórico-metodológicos, en el futuro, puedan despejar las incógnitas aún persistentes. Agradecimientos. A ALVARO MONES por la lectura critica del trabajo y a MAXIMILIANO MENEGHIN MAURO por la confección de las láminas. Un muy especial agradecimiento al Sr. EMILIO RUEDA, al investigador FEDERICO LÓPEZ, al Arq. JORGE VEGH. y al Director del Museo “Antonio Taddei” Sr. ALFREDO. CASARAVILLA. Igualmente queremos extender nuestro agradecimiento a la Lic. NORA FLEGENHEIMER, al Dr. DOUGLAS JAKCSON y al Lic. MARIO CONSENS.

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ÍNDICE DE LÁMINAS Lámina I Fig. 1 y 2. Discoidales de la cueva “Fell” (Magallanes, Chile). Lámina II Fig. 1. Vista de cerro “El Sombrero” (Tandil, Buenos Aires, Argentina). Fig. 2. Artefacto Discoidal de “Cerro el Sombrero”. Lámina III Discoidal de “Cerro de lo Burros I”. Lámina IV Discoidal de “Cerro de los Burros II”. Lámina V Fig. 1. Vista de “Cerro de los Burros” (Depto. de Maldonado). Fig. 2. Puntas de proyectil asociadas a los artefactos discoidales de Cerro de los Burros. Lámina VI Discoidal de “Isla Talavera”. Lámina VII Fig. 1. Imagen de la Isla Talavera. Material litico recolectado en superficie hacia el año 1965 por CRISTÓBAL SANCHEZ. Fig. 2. Idem. Lámina VIII Discoidal de “La Palomita” (Depto de Durazno). Lámina IX Punta Fell I del “La Palomita” (Depto. de Durazno). Lámina X Discoidal del yacimiento “Los ciervos”. (Depto. de Lavalleja). Lámina XI Discoidal “Lopeteguy I” (Depto. deTacuarerembó). Lámina XII Discoidal “Lopeteguy II” (Depto. de Tacuarembó). Lámina XIII Imagen comparativa de las discoidales enteras del Uruguay.

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2011, Nº 10 LAMINA II

MENEGHIN: Observaciones sobre algunos líticos discoidales… LAMINA III

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2011, Nº 10 LAMINA IV

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LAMINA V

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LAMINA VI

MENEGHIN: Observaciones sobre algunos líticos discoidales…

LAMINA VII

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2011, Nº 10 LAMINA VIII

MENEGHIN: Observaciones sobre algunos líticos discoidales… LAMINA IX

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LAMINA X

MENEGHIN: Observaciones sobre algunos líticos discoidales… LAMINA XI

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2011, Nº 10 LAMINA XII

MENEGHIN: Observaciones sobre algunos líticos discoidales… LAMINA XIII

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