Origen del Tabú/Taboo del incesto

August 13, 2017 | Autor: Claudiu Turcu | Categoría: Antropología, Antropología De La Familia, Incesto, Tabú del Incesto, Taboo del Incesto
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Descripción

Claudiu Cosmin Turcu – Antropología e Historia de la Familia

The origins of the incest taboo El origen del tabú del incesto

Primeramente se habría que puntualizar en que sustrato se encuentra el tabú del incesto, en lo natural o en lo cultural, o en ambas. Cabría destacar primero que es exactamente el incesto o lo incestuosos, siendo la relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio. Sin embargo esta definición ya es problemática dado que se dan casos de sociedades en las cuales aparece el matrimonio entre primos. La existencia de la problemática del incesto es ya de por sí doble, dado que el origen es un tanto ambiguo y, por otro lado, no se sabe muy bien sí tiene un origen cultural o natural. Según diferentes autores el origen se encuentra o bien en un componente innato en el ser humano, o bien una invención, o creación humana. A raíz de las teorías de Edward Westermarck, se extrae que el tabú del incesto, es decir el rechazo a mantener este tipo de relaciones sexuales es una medida natural, innata. Propone que es un producto de un mecanismo, por el cual un individuo que crece cercano a otra, desarrolla una aversión sexual hacía la otra persona, en la adultez. Sin embargo, esta no es una explicación del porqué del tabú del incesto. Siguiendo su explicación, defiende que a nivel evolutivo, la función de la reproducción sexual es introducir variabilidad genética, por tanto, el hecho de que una mutación se haya introducido en los genes de un ascendente común, las relaciones de tipo incestuosas lo único que conseguirá es aumentar el número de probabilidades en que esa mutación se pase a los descendientes. Por otro lado, el hecho de que en una sociedad endógama de composición estable, el riesgo del matrimonio entre consanguíneos proviene de la aparición de nuevas

mutaciones, un riesgo, según Lévi-Strauss; que se puede calcular, puesto que la tasa de aparición de una mutación en un grupo endogámico es reducido, por tanto se conoce, sin embargo, la probabilidad de encontrar un gen recesivo en un grupo de este tipo es menos probable que sí el matrimonio es realizado con un extranjero. Volviendo a la teoría de Westermarck; afirma que una explicación evolutiva para los mecanismos del rechazo de las relaciones incestuosas serian causadas por los patógenos, dado que son causantes de enfermedades, y, la habilidad que tiene una bacteria de adherirse al huésped es una de las explicaciones que propone Westermarck, dado que, la selección natural se las ha arreglado para solucionar dicho problema a través de la variedad genética. Las relaciones con diferentes grupos sociales permiten a los patógenos una ventaja de pasar de huésped a huésped, mientras que en una relación incestuosa se aumenta la uniformidad genética, lo cual facilita a las enfermedades a extenderse sin que una mutación las pueda parar. Por tanto, para poder extender la variabilidad genética, primeramente tendríamos que identificar a los individuos que podrían tener genes de parientes cercanos. Una de las grandes problemáticas ha sido a la hora de identificar a parientes cercanos. Por así decirlo, la cuestión no es que una madre reconozca a su hijo al dar a luz, sino que esa misma imagen, la de hijo, se mantenga. La solución adaptativa es utilizando información que no cambie en el desarrollo físico del niño, lo contrario, a, por ejemplo, la cara de un recién nacido, ya que crece y su rostro difiere de cómo era. Uno de los candidatos para resolver dicho problema es el Complejo Mayor de Histocompatibilidad, el CMH, unas proteínas de la superficie celular responsables de la aceptación o no aceptación del sistema inmunológico. La composición del CMH de cada individuo es único, sin embargo, en individuos con proximidad genética de los parientes, tendrán un CMH muy similar. El CMH es detectado por el olor del sudor y de la orina, por tanto, esas propiedades hacen al CMH un

sistema estable para discriminar entre parientes cercanos genéticamente y parientes no cercanos genéticamente. Numerosos estudios acerca de dicho componente han demostrado que el ser humano es capaz de distinguir entre parientes y no parientes basándose solamente en el olor. Otra teoría a nivel psicológico tiene que ver con un sentimiento de repugnancia. Se ha especulado con que la función original de la repugnancia era para evitar la ingesta de substancias perjudiciales, como un patógeno, el cual podría haber sido el causante en la evolución humana del rechazo a mantener relaciones sexuales con personajes que tienen genes cercanos. La repugnancia es medida a través de las propiedades químicas alimento, de la misma manera que la identificación de un familiar, está estrechamente relacionado con el sistema CMH, u otros químicos. Esto podría haber ocasionado mutaciones que podrían haber asociado la base química del reconocimiento a la repugnancia. Sin embargo hay otros autores que el tabú del incesto no lo relacionan con un proceso evolutivo natural, sino con una creación mística, totémica, como Durkheim, el cual analiza las creencias que afectan a la sangre, donde es considerado como un símbolo sagrado, por ello de desarrollan prohibiciones. A raíz de la sangre menstrual, en donde los hombres no podrían contraer matrimonio en el seno de su clan, dadas las restricciones místicas, se debían buscar una mujer fuera del clan, uno en el cual la sangre no fuese un símbolo sagrado. Por tanto, la prohibición del incesto, tal y como lo concebimos en la actualidad, no sería más que el vestigio de ese conjunto complejo de creencias y prohibiciones. Una vez más encontramos el paralelismo entre exogamia y endogamia. Según LéviStrauss la sociedad se compone de un sistema de relaciones, donde la lógica del tabú del incesto es el intercambio de mujeres entre diferentes grupos de hombres, por tanto es universal. Por tanto, estos tabús, se podría argumentar que en vez de prohibir el acto sexual con un pariente cercano, prohíben el hecho de no intercambiar, de no promover una

cooperación bonificaría, una alianza entre familias. Podría ser una explicación viable, pero tendría que ser innata, un aspecto que él criticó en la teoría de Westermarck. También se podría enfocar desde el punto psicológico, en donde la hipótesis de que las relaciones sexuales, a pesar de ser unas prácticas relativamente empleadas, se le atribuye e interpreta como un fenómeno con efectos perjudiciales, como por ejemplo, en las poblaciones endogámicas se uniformiza la variabilidad genética, provocando un deterioro en caso de alguna mutación, dado que no se encuentra con una barrera genética. Aunque no necesariamente debe ser una consecuencia de la herencia genética, también puede ser provocado por una herencia cultural y de las normas morales, en donde el tabú del incesto es transmitido socialmente como sí de un pecado se tratase. Ahora la cuestión a tratar es de sí el tabú del incesto es un proceso natural, como afirma Westermarck, o de un proceso cultural, de una creación social; o de ambas. Es muy tentadora la hipótesis de Westermarck dado que es un tanto especulativa, sin datos concretos, por tanto, nos dejamos llevar por la corriente y aceptamos que el tabú del incesto es una consecuencia de la selección natural. Sin embargo, la teoría de Lévi-Strauss también sigue una lógica interna seductora. La creación del tabú del incesto para así promover el intercambio de mujeres entre grupos de hombres. Pero, encuentro un fallo relevante en dicha teoría, dado su carácter universal, ¿Cómo es posible que se haya extendido esta práctica del intercambio en todo el planeta? Es decir, debió de surgir de alguna sociedad, a no ser que se den casos de prácticas de intercambio espontáneas por diferentes lugares, casi al mismo tiempo, la explicación cae por su propio peso. Tampoco explica sí el hecho de que el intercambio matrimonial y los intercambios económicos forman parte integrante de un sistema fundamental de reciprocidad, es un estado consciente o inconsciente. Es muy parecido al intento de relacionar la exogamia y el tabú del incesto de Durkheim, pero a una escala mayor. Sin embargo, sigue sin explicar la

repugnancia o la aversión que provocan las relaciones incestuosas. De ahí que la teoría no pueda sostenerse por su propio peso, dado que el componente psicológico nos impide concebir dichas relaciones, y no es una explicación acerca del movimiento de mujeres. Según la teoría de Westermarck, un niño que haya crecido junto a otra persona crea una aversión sexual hacía la otra persona de adulto, sin embargo, hay algunos casos en los cuales se han visto matrimonios entre primos. Solamente concibiendo esta realidad, las dos teorías, tanto la de Lévi-Strauss como la de Westermarck denotan un componente erróneo. Ni el mecanismo psicológico, ni es sociológico, ni el componente biológico consigue explicar dicha práctica. También sería coherente parafrasear e Freud a la hora de referirse sobre el tabú, o mejor dicho sobre la aversión innata del tabú del incesto; según él no tendría sentido, dado que sí hay una aversión innata del incesto, no tendría sentido que existiese el tabú. Ciertamente sería así, de no ser porque da a entender que el tabú del incesto sería una construcción cultural, social, obviando todos los componentes, los mecanismos fruto de la selección natural y de las mutación, a la hora de crear este tabú. A modo de conclusión de podría decir que el tabú del incesto es un tema escurridizo de tratar, dado que no es posible sobreponer el componente cultural al natural, o el componente natural al cultural. Pero tampoco son una combinación en términos estrictos de las dos, dado que el factor psico-biológico puede parecer que se sobrepone sobre el factor socio-cultural, sin embargo, las dos explicaciones son perfectamente argumentales, con alguna que otra discrepancia. De la misma manera no es posible realizar un análisis específicamente en términos biológicos o un análisis estrictamente cultural. Las implicaciones a la hora de estudiar el tabú del incesto son demasiado grandes como para obviar las teorías ya existentes, ya sea a nivel mágico-religioso o totémico, a nivel material o a nivel psicológico.

Pero, volviendo a Lévi-Strauss, el tabú del incesto se vuelve un poco más manejable, dado que de lo que se trata es que las consecuencias inmediatas tiene repercusiones económicas, o más bien culturales, donde el intercambio de las mujeres se haga en un grupo determinado, y no en un régimen privado, donde la lógica es la de la supervivencia del grupo, es decir, lo social ante lo natural, la importancia del colectivo sobre lo individual. Por tanto, la consecuencia de las mutaciones en las relaciones consanguíneas no es un problema relevante, o al menos no a corto plazo. Sin embargo las observaciones de Westermarck dictan todo lo contrario, aunque también se ha de decir que la lógica de la endogamia de Lévi-Strauss es bastante plausible. Sin embargo, lo que no consigue resolver es, sí la lógica es el intercambio de mujeres en una sociedad cualquiera, ¿cómo es posible que hayan tantos divorcios en las sociedades en las cuales los primos cruzados son casados? Teniendo en cuenta que han crecido juntos, la teoría de Westermarck ayuda a entender este tipo de situaciones. Por otro lado, las teorías sobre lo totémico no ayuda a entender muy bien del todo por donde va encaminado el tabú del incesto, ya que se trata de una sociedad determinada, y su expansión, y posterior globalización de la idea sigue siendo una incógnita.

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