Orientaciones para padres sobre el duelo

July 6, 2017 | Autor: Nicolas Luzardo | Categoría: Chaplaincy, Duelo, Capellanía, Capellanía Hospitalaria
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Descripción

ORIENTACIONES PRÁCTICAS
Cómo ayudar a un niño de 6 a 12 años en el proceso del duelo

Muchos tipos de pérdidas pueden hacer sufrir a un niño. Algunos de ellas son:
Muerte de un miembro de la familia o amigo.
Muerte de alguna persona especial, como un maestro o un vecino.
Muerte de una mascota.
Divorcio de los padres.
Mudanza (o que un ser querido se mude).
Que un miembro de la familia vaya a la cárcel.
Crisis, o desastre natural o causado por alguien.
Cada niño sufre de manera diferente. El niño puede sentir:
Vacío.
Shock o confusión.
Negación.
Culpabilidad.
Soledad.
Tristeza.
Cada persona realiza su duelo de una manera diferente. No hay un plazo estipulado con exactitud. El duelo puede durar semanas o meses, o años. El tiempo del mismo dependerá de diferentes factores:
La personalidad.
La cercanía en la relación con la persona fallecida.
La manera en que falleció la persona.
La cultura y la fe.
Los sistemas de apoyo.
Los niños sufren de manera diferente que los adultos. Ellos no entienden la muerte de la manera en que la entienden los adultos. También les cuesta trabajo entender sus propias emociones y hablar de ellas, lo que puede prolongar el proceso del duelo.
Los niños de 6 a 9 años entienden la muerte de cierta manera. Ellos pueden:
Empezar a entender a la muerte como algo drástico y radical.
Creer que la muerte nunca les ocurrirá a ellos (o que se la puede prevenir deseándolo o portándose bien).
Ver la muerte como algo que da miedo, pero que sólo le ocurre a las personas mayores.
Ver la muerte como un castigo o resultado de algo que ellos hicieron.
Tener mucha curiosidad sobre la muerte y hacer muchas preguntas.
Los niños mayores de 9 años de edad pueden:
Aceptar que la muerte es algo que les ocurre a todos.
Ver su propia muerte en un futuro lejano.
Darse cuenta que la muerte no está vinculada a algo que ellos pensaron o hicieron.
Entender los aspectos físicos de la muerte.
Malentendidos comunes:
"Los niños son adultos pequeños". No se puede esperar que ellos desarrollen su duelo de la misma manera en que los hace un adulto.
"Los niños no pueden entender nada de lo que ocurrió" Aunque los niños no entiendan completamente la muerte, sienten la separación y la pérdida. Reaccionan al sufrimiento de los padres.
"Los adultos deben tratar de proteger a los niños ocultando sus propios sentimientos". En realidad ayuda mucho cuando el adulto expresa sus sentimientos y hablan sobre ellos.
Los niños pueden reaccionar de maneras diferentes:
A ellos les puede preocupar que los dejen solos.
También pueden negar la muerte (pretender que nunca ocurrió).
Hasta pueden sentirse aliviados (la muerte no les ocurrió a ellos; la persona ya no está más enferma).
Sentirse culpables (pensar que causaron la muerte, por haberla deseado alguna vez, por ejemplo; por haberse portado mal o no demostrar afecto; sentir culpa por estar vivos).
Pueden quejarse por enfermedades imaginarias; tener dolores de cabeza o estómago; perder el apetito.
Pueden tener cambios al dormir (no querer dormir solos o tener pesadillas; dormir más de lo habitual).
Ellos pueden actuar sus sentimientos (pueden volverse agresivos; pueden jugar con violencia; pueden jugar sobre la muerte.
Pueden actuar como si fueran más pequeños (aferrarse a un adulto, querer que lo acaricien o abracen más; tener pataletas, u orinarse en la cama; chuparse el pulgar o actuar como si fueran bebés)
Pueden comenzar a tener problemas en la escuela (no querer volver a la escuela; tener dificultad para concentrarse; tener peores notas; portarse mal.
Pueden tener reacciones fuertes y duraderas, para lo que se recomienda la consulta con un profesional de salud.
Los niños, a menudo sufren intermitentemente, estando tristes en un momento y jugando en el próximo.
Los niños buscan modelos en los adultos. De la manera en que los adultos de la familia, sufren, los niños estarán observando. Por eso, es importante que:
Exprese sus sentimientos.
Ayudar a tratar de entender a su hijo qué fue lo que ocurrió.
Demostrar al niño que las personas pueden estar tristes pero igual salir adelante.
Se recomienda hablar mucho con el niño y explicar que si bien la pérdida ha traído cambios, igual lo seguirá cuidando y que estará disponible para ayudarlo.
Use el lenguaje correcto, diga:
Que la persona está "muerta" y está "enterrada".
Cómo murió la persona ("el corazón le dejó de latir").
Evitar suavizar el mensaje (decir que la persona "está durmiendo"), puede causar que el niño tenga miedo a dormir.
Decir que "Dios se llevó a la persona" puede causar que el niño tenga miedo de que "lo lleven".
Decir que usted "perdió" a la persona, o que "se fue", o que "pasó a mejor vida" puede hacer que el niño piense que la persona va a volver.
Compruebe la comprensión de su hijo. Pregúntele:
¿Qué crees que pasó?
¿Qué has oído decir a otras personas?
¿Qué quieres saber?
¿Qué aprendiste en la televisión o en las películas sobre la muerte?
Sufrir una pérdida, ver a otros tristes y llorando, experimentar cambios en la rutina, puede hacer que el niño se sienta inseguro. Es importante calmar al niño diciéndole que usted seguirá cuidándolo y que hay otras personas que también se preocupan por él.
El niño puede sentir culpa y pensar que de alguna manera causó la muerte. Recalque a su hijo que nada de lo que él hizo o dijo causó la muerte. La muerte de una persona no es un tipo de castigo.
"¿Dónde está la persona ahora?" Dependiendo de la edad del niño, Ud. puede darle una respuesta sencilla y decirle que el fallecido está en el cementerio. O puede explicarle sus creencias espirituales sobre la vida y la muerte.
"¿Cuándo me sentiré contento otra vez?" Dígale al niño que todos viven ese tipo de experiencias de manera diferente. Es normal estar triste. A medida que pase el tiempo se va a volver a sentir contento y querrá hacer cosas divertidas y ese también es normal. Igual extrañará a la persona y estará triste ahora y de vez en cuando. Pero habrá más momentos felices que tristes.
No se preocupe por no tener todas las respuestas. Está bien decir "no sé". Puede decir que aunque su hijo está haciendo buenas preguntas, pueden dialogar acerca de otras posibles respuestas. El padre o la madre deben estar abiertos a las preguntas.
Anime a su hijo a que exprese cómo está. Muchas veces, por escrito los niños reflejan mucho de como se sienten.
Abrace al niño. Al hacerlo brindará un notable alivio.
Propicie la manera de pensar y expresar en las cosas que el niño extrañará sobre la persona fallecida. Por escrito, a modo de carta, puede ayudar en este proceso de enfrentarse a la pérdida y superarla.
Deje que su hijo vaya al velorio y entierro si lo desea. Explíquele que es una manera de decir "adiós". Pero no lo fuerce si se siente incómodo o asustado. Explíquele qué esperar (ver a la persona fallecida en el ataúd, y que ese ataúd irá bajo tierra; ver las personas caminando y muchos de ellos podrán están orando; oír música y plegarias; también ver gente contenta al estar compartiendo recuerdos.
Si fuera necesario, considere a una persona de confianza para que pueda apoyar a su hijo. Es posible que usted demasiado alterado como para poder ayudar a su hijo como desearía hacerlo.
Ciertos días pueden ser ocasiones difíciles (cumpleaños, aniversarios, días festivos, eventos como viajes, campamentos, casamiento, graduación, etc.). Puede ayudar el hecho de honrar y reconocer a la persona de manera especial. También es importante involucrar al resto de la familia y amigos en la vida de su hijo para que esa experiencia sea más llevadera.
Consejos finales:
Aliméntense bien (variedad de frutas, vegetales y granos, alimentos magros, etc.)
Beba suficiente agua.
Realice algún tipo de ejercicio físico.
Duerma lo suficiente
No exija demasiado (está bien tomar "un descanso del duelo"; perdonar y perdonarse; seguir viviendo la vida y las cosas que uno disfruta.
Mantenga rutinas (eso brinda orden y seguridad).
Si es posible, evite grande cambios (como mudarse).

Consejos para dialogar con los niños ante el fallecimiento de un ser querido

Puede decir: Muchas personas y mascotas son muy ancianas cuando mueren. O también fallecen porque se ponen muy enfermos o están muy lastimados. Sus cuerpos dejan de trabajar. No pueden jugar, comer o dormir. Las personas, los animales y las plantas, son todos parte de la naturaleza. Todos crecen y cambian. Todos viven y mueren.
Puede decir: Cuando alguien muere, tú puedes desear volver a ver a esa persona otra vez. Tú te puedes sentir muy triste. Es normal sentirse triste o enojado. Es normal llorar.
Ayude a su hijo a identificar sus sentimientos:
Triste
Con miedo
Solitario
Enojado
Confundido
También comparta sus propios sentimientos.
Algunos niños manifestarán ciertas conductas y señales físicas, tales como:
Dolores de cabeza
Orinarse en la cama
Chuparse el dedo
Quizás el niño quiera conversar acerca de su ser amado que ha fallecido. No evite el diálogo al respecto. Mostrar emociones es saludable. Explique al niño que los recuerdos lo acompañarán para siempre.
En algún momento, puede ayudar reunir amigos o familiares para compartir recuerdos, en una comida especial.
Explíquele a su hijo que el dolor por la pérdida se vive como un proceso y cada uno reacciona de manera diferente. Aunque la muerte de un ser querido cambia nuestra vida para siempre, no siempre nos vamos a sentir tristes. Dígale a su hijo que muchos niños se hacen más fuertes al vivir la experiencia de la pérdida. Recuérdele a su hijo que sus padres, amigos y maestros van a apoyarlo para ayudarlo en esos momentos.
Muy a menudo, los niños no preguntan o piden acerca de lo que necesitan. Ellos dependen de los adultos para que los guíen y les muestren el camino.




Cómo hablarle a un niño acerca de la muerte de un bebé

Usted puede preguntarse acerca de cuánto es capaz de entender, de acuerdo a su edad. Usted puede sentirse tentado en no decir nada al respecto. Si usted está sufriendo, probablemente su hijo lo note también, incluso cuando trate de ocultarlo. Si en el pasado, su hijo experimentó situaciones difíciles (la pérdida de una mascota, una mudanza, o incluso la pérdida de un abuelo), eso puede ayudar a tener una idea acerca de cómo reacciona su hijo ante la pérdida. Son grandes lecciones que guían al niño en el proceso de convertirse en un adulto fuerte. Usted puede usar esas experiencias anteriores como ayuda ahora. Como árboles en medio de la tormenta, podrán doblar sus ramas, pero no se quebrarán.
Cuando usted comparte con su hijo acerca de su propia tristeza y sus sentimientos, le demuestra qué él no está solo. Puede decirle a su hijo que aunque el duelo es un proceso duro, es un proceso de curación.
Puede decir: Quiero que sepas que estoy triste por la muerte del bebé. Cuando las personas se sienten así de tristes, ayuda llorar. Deseo que el bebé no hubiera muerto, pero como no puedo hacer nada para cambiar eso, me siento enojado también. Pero no estoy triste o enojado por algo que tú hayas hecho. Estoy seguro que te sentirás mejor, pero eso tomará algo de tiempo.
Muchas de las ideas que los niños tienen acerca de la muerte, vienen de la televisión o películas, donde la gente que es herida, se recupera "mágicamente". Los niños inclusive pueden llegar a pensar que algo que ellos dijeron o hicieron puede provocar una muerte.
Cuando Ud. hable por primera vez con su hijo acerca de la muerte de su bebé, diga sólo lo necesario. No haga muchos rodeos. No hable demasiado. Ud. se dará cuenta si está hablando mucho por la propia conducta del niño.
Los niños suelen querer proteger a sus padres del dolor del duelo. Por eso, no les querrán producir más dolor hablándoles de su propio sufrimiento o de los pensamientos que los asustan. Por esa razón es importante que el adulto exprese sus propios sentimientos, ya que esto les da la seguridad y libertad a ellos de poder hacerlo también.
Si la familia se compone de varios hijos, es conveniente hablar con ellos por separado. Pregúnteles acerca de qué ideas tienen sobre la muerte y vaya guiándolos en su entendimiento.
En niños de 2 a 6 años, se puede notar que se comportan de manera insegura, o exigentes. Pueden experimentar cambios en sus hábitos de comer y dormir. Pueden sentir miedo al dormir por la noche. A esa edad responden positivamente al hacerlos sentir cómodos físicamente. Los niños en edad preescolar suelen entender la muerte como algo temporal o reversible. A su vez, pueden sentir temor de lo que implica un entierro. Los niños pequeños a menudo creen que sus deseos o pensamientos causan que las personas o bebés mueran. Un temor muy fuerte para ellos, es que ellos mismos o sus padres, podrían morir también. Usted puede afirmar en el niño la idea de que a veces un bebé para de crecer antes de su nacimiento; su pequeño cuerpo deja de funcionar. Pero no significa que eso le vaya a pasar a él o a usted. Probablemente tenga que volverle a explicar lo mismo varias veces. Los niños preescolares aprenden en base a la repetición.
En niños de 6 a 9 años, se puede notar que normalmente entienden que la muerte en este mundo es para siempre, y debido a ese entendimiento, les costará más superarla. Ellos intentarán evitar lugares o cosas asociadas a la persona fallecida (como por ejemplo, la habitación que estaba preparada para el bebé). Para ellos, la muerte es el "enemigo" que tratarán de evitar o vencer. Intentarán formular teorías para explicar por qué murió el bebé. Y debido a que la conciencia se desarrolla a esa edad, se podrán sentir responsables al respecto. A su vez, pueden empatizar mejor con el adulto. Por su corta edad, podrán razonar a su manera qué es lo que el padre o madre necesitan. No hablarán acerca del bebé o de su muerte por temor a entristecer a sus padres. Esta carga de protección, podrá ser pesada para el niño.
En niños de 10-12 años, se presentan algunas falsas ideas sobre la muerte; se sienten aún responsables por lo ocurrido aún a su edad. Ellos pueden razonar mejor acerca de cómo la muerte del bebé afecta a la familia y a ellos mismos. Pueden ser bastante críticos acerca de cómo la familia reacciona sobre la muerte y a su vez son sensibles a otras necesidades.
En adolescentes, se verá un nivel de comprensión más cercano al del adulto. Pero como ellos son "bastante nuevos" en cuanto a la conducta del adulto, se mostrarán bastante inseguros acerca de cómo desenvolverse. Estarán muy interesados en las causas biológicas sobre la muerte y tendrán sentimientos muy intensos sobre lo que ellos consideran injusto. Ellos son bastante independientes de los adultos. Pero al compartir esta experiencia con sus pares, probablemente notarán que son los únicos que han vivido ese tipo de duelo. Será de gran ayuda si alguien los escucha en vez de ofrecer soluciones.
¿Cómo recordar al bebé? Si su bebé murió antes o durante el parto, usted se preguntará si es conveniente que su hijo lo vea. A veces, sin saber cómo el bebé realmente es, los hijos formularán ideas erróneas. Tener fotos con el bebé es otro punto a considerar. Usted y sus hijos atesorarán esas imágenes más tarde. Si su hijo no quiere ver o tacar al bebé, no lo obligue a hacerlo. Si como familia tuvieron la experiencia de un embarazo ectópico o un aborto, probablemente no haya podido ver al bebé o saber si era niña o varón. Pero hay elementos que podrán ayudar a asociarlos con él-ella: un juguete, una placa con su nombre, un poema o una carta escrita "para" el bebé. Al realizar este ejercicio, usted puede dialogar con su hijo acerca de la pérdida.
Acerca del duelo de los niños. Su hijo se sentirá mejor a medida que vuelve a su rutina normal. En períodos de duelo, no es aconsejable implementar grandes cambios, tales como una mudanza o un cambio de colegio. Muchas veces los adultos se asombran de cómo los niños pueden volver a sus rutinas con facilidad. Los niños no suelen hacer el duelo por períodos muy extensos. Y más aún, necesitan sus "recreos" de la tristeza que sienten. Eso no significa que no les importa la situación. Mediante el juego, el niño puede expresar sus verdaderos sentimientos. Los deportes o la actividad física, son medios de expresión y liberación de sus emociones. Usted puede aprender acerca de cómo se siente su hijo, tan sólo viéndolo cómo juega (o jugando con él-ella). Al jugar, pintar, escribir un diario o poemas, el niño se expresa y procesa su duelo. Algunos niños se pueden sumergir en la música. Estas actividades debieran ser promovidas por los padres. Quizás su hijo no quiera dialogar mucho acerca de la pérdida, pero usted podrá saber cómo él está haciendo su duelo a partir de los cambios en su conducta: podría ser difícil para él, el hecho de estar cerca de otros bebés o madres embarazadas; podrá demandar mayor atención; podrá manifestarse más desobediente o en desacuerdos. Procure mantener los límites usuales con su hijo. No muy a menudo, también el niño podría tener pesadillas, pérdida del apetito o algún otro problema físico. Esos cambios demandarán mayor atención de parte de los padres.

El duelo del padre

El desafío. Vivimos en una sociedad que "niega la muerte", o sea, que no la acepta como una realidad de la vida. Si no aceptamos la muerte, entonces, el fallecimiento de un bebé será aún más difícil de aceptar. Su bebé ha fallecido, y como padre, es difícil de comprender y expresar. Es posible que enfrente una batalla a dos frentes: por un lado, su propio dolor, y por otra, su deseo de querer ser fuerte por el bienestar de su pareja y sus hijos. Es importante que usted llore por el fallecimiento de su bebé y, a la vez comprenda que los hombres y las mujeres sienten y manifiestan su pesar de maneras diferentes. Es muy natural que la madre reciba toda la atención del personal del hospital, ya que es la paciente. Las personas preguntarán cómo está ella, cuando lo aconsejable es preguntar cómo se encuentran ambos. Actualmente, la sociedad no brinda tiempo para sentir y expresar el pesar, y por lo general se le da menos tiempo al hombre que a la mujer.
Las ilusiones perdidas. La pérdida de un bebé por un embarazo ectópico, por un aborto espontáneo, porque el feto nació muerto o murió justo después del nacimiento, representa la pérdida de gran parte de sus ilusiones. Usted no podrá ensenarle a su hijo a cómo jugar a la pelota o andar en bicicleta. El llorar por la pérdida es parte del proceso del duelo. Dese la libertad y el tiempo necesario para sentir el dolor y aliviar su tristeza.
Diferentes experiencias. Si la pérdida ocurrió en los primeros meses de embarazo, el afecto de su bebé podrá ser completamente diferente al de su cónyuge. La madre piensa en su bebé frecuentemente, mientras que el padre siente el embarazo a través de la madre. Eso hace que para algunos padres, desarrollar una unión con su hijo no nacido, pueda ser difícil. Cierto padre manifestaba pesar por la pérdida de un bebé justo antes del nacimiento, afirmando que "yo estaba esperando ansiosamente el momento del nacimiento, mientras que mi esposa pudo disfrutar de mi bebé los nueve meses". A su vez, hay padres que se sienten muy involucrados desde el comienzo del embarazo; hablan hacia el bebé que está en la panza y desarrollan hábitos de ese estilo.
Diferentes respuestas. Toda pérdida es única para cada persona. El dolor no se puede medir o comparar. La madre puede pensar que al padre no le importa lo sucedido si no ve lágrimas en él o si no tolera cuando ella llora. El reconocer y expresar que los dos están sufriendo a su manera, puede ayudarlos. Compartir sentimientos y pensamientos es más fácil para algunas personas que para otras. Si se hace difícil abrir el corazón a mi cónyuge, puede intentar escribiendo una carta.
Cómo decir adiós. La decisión de cómo despedirse del bebé es mejor si la toman juntos, a pesar de que generalmente el padre sienta la presión de hacer todos los arreglos personalmente, creyendo que de esa manera está protegiendo a su esposa de más sufrimiento. El funeral de un bebé es algo muy difícil de pensar y de experimentar. Sin embargo, un funeral puede ser una buena forma de ayudar a la familia sufriente a expresar el dolor y las condolencias. Ustedes pueden escoger un funeral solemne o encontrar consuelo haciendo un funeral sencillo y privado. Se puede realizar la ceremonia en la habitación de la madre internada o en la capilla del Hospital. O se puede esperar el alta médica de la madre. Se recomienda despedirse de su hijo o bebé de la manera que le brinde más consuelo. No necesariamente hay que ceder a la presión de algún familiar, amigo o director de la casa funeraria, de hacer algo que ustedes no desean. Hagan algo que consuele. El guardar las cosas del bebé es parte del proceso de luto y es un momento que no debe negarse, ni a sí mismo ni a su pareja. El esconder frazadas y ropita del bebé no ayuda a que el dolor desaparezca. Y guardarlas puede producir un gran disgusto o conflicto. Es importante también buscar ayuda orientadora de un consejero o profesional.
¿Otro bebé? Hay parejas que se sienten obsesionadas con intentar tener otro hijo inmediatamente después de la pérdida. Hay otras que se dan cuenta que es mejor esperar hasta que las emociones se calmen. No se puede reemplazar al bebé que ha fallecido. Sin embargo, la llegada de otro bebé es una oportunidad de traer alegría nuevamente. Existen dudas y sentimientos encontrados (el deseo de la alegría de un nuevo embarazo y el temor de otra pérdida) y eso es completamente normal. Lo recomendable es la buena comunicación en la pareja y hablar con otros matrimonios que hayan pasado por una situación similar.
Si su bebé falleció, y usted como padre se está "haciendo el fuerte" y no demuestra sus emociones o esté preocupado de cómo "debe" reaccionar ante su pesar: deje que esas emociones broten y acéptelas como son. Despreocúpese de las expectativas de los demás. Admita el dolor y permítase reaccionar de una manera que lo haga sentirse bien. Usted necesita tiempo para sanar física, mental y espiritualmente.
















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