Organización de personas no de capitales

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Descripción

La organización rural para el desarrollo

Conferencia de Mario Rechy
Dictada el 18 de noviembre de 2009
Centro Regional núm. 3 de la Secretaría
de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades.
Santa Catarina Yecahuizotl, Milpa Alta D.F.

1 Organización formal y organización real
Organizarse no es firmar un documento legal que le da existencia
jurídica a una persona moral. Organizarse es establecer y actuar
conforme a un conjunto de derechos y obligaciones que un grupo adopta
para determinados fines. Es una idea común, pero equivocada, el que se
crea que la organización es la figura jurídica de la organización.
Así, muchos se consideran a sí mismos parte de un sindicato, o un
ejido, o una cooperativa, o una sociedad, por el simple hecho de haber
sido incluidos en el acta que constituyó tales organismos. Pero esa
pertenencia formal no constituye organización alguna. La organización
puede existir antes de su constitución legal, o puede ser el resultado
de reuniones de discusión, de acuerdos, y del cumplimiento de tareas y
funciones que los socios aprueben o decidan.
Hoy venimos a hablar de la organización real, más que de las figuras
bajo las cuales esta pueda registrarse. No porque desdeñemos las
figuras jurídicas, o porque no lo consideremos indispensable. Sino
porque a donde hay que poner el énfasis no es en lo legal, sino en las
personas que constituyen la organización, así como en los principios
que las agrupen y los objetivos bajo los cuales lo hagan.

2 Opciones de organización, las dos vertientes: Organización de
capitales u organización de personas.
Ahora bien, supongamos que se reúne un grupo y que sus integrantes
acuerdan trabajar juntos para producir determinado bien o servicio. En
ese momento viene a continuación la decisión más importante que pueden
tomar. Muchos toman esa decisión sobre la base de su experiencia o
tradición. Y muchos adoptan el modelo o camino porque no conocen otro.
Pero en el fondo es justamente lo que va a definir cómo se trabaja y
de qué manera se obtienen los beneficios. Me refiero precisamente a la
decisión sobre si se están agrupando sobre la base de la inversión, el
dinero, el capital, para ganar utilidades; o si se están agrupando
como personas para ayudarse y satisfacer necesidades.
Los campesinos tradicionales producen para satisfacer necesidades. Los
agricultores modernos se organizan para obtener ganancias. Y esto
define todo lo demás. Porque el que pone por delante la necesidad
nunca va a subordinar su trabajo ni su agrupación a la lógica o los
imperativos del mercado, de las políticas de crecimiento o de los
intereses egoístas. Y quienes se agrupen en función de la búsqueda de
utilidades monetarias estarán siempre en un dilema entre las presiones
del mercado y el interés del consumo y el bienestar.
Esto no quiere decir que los que se organizan para ganar nunca puedan
asumir la satisfacción de necesidades, o que los que se organizan sin
ánimo de lucro no puedan construir organismos que dejen excedentes o
remanentes. Lo que quiere decir esto es que uno de los dos intereses
prevalece sobre el otro dependiendo de si el organismo se constituye
como negocio o se constituye como forma de satisfacer necesidades.
Quienes se organizan para obtener utilidades monetarias de hecho
constituyen una sociedad de capitales. Y quienes se organizan como
personas que se prestarán ayuda mutua y mantendrán intereses
solidarios se constituyen en una sociedad de personas.


3 Las ventajas y las limitaciones de la organización de capitales
La organización de capitales tiene una ventaja sobre muchas
organizaciones en esta sociedad que privilegia las instituciones y los
mecanismos del negocio, y es que va a contar con diversas condiciones
que alientan y privilegian a los que tratan de hacer negocios,
mientras desalientan y aun combaten a los que sólo buscan o se
interesan por satisfacer necesidades.
Las organizaciones de capitales cuentan con toda una estructura legal
y jurídica que se comprende en el derecho mercantil para proteger sus
intereses como empresarios. Pero más importante aún, cuentan también
con la ideología dominante; como podría decirse en palabras más
claras, cuentan con el pensamiento común, que supone y difunde la idea
de que no existe otro género de organización que aquél que busca la
utilidad, el negocio, la acumulación de capital dinero.
Esta ventaja de la sociedad de capitales es, al mismo tiempo, la
fuente u origen de sus debilidades. Pues una sociedad de capitales
establece desde un principio el dominio o mando del que tiene más
capital, y limita la participación y el compromiso de los que tienen
menos dinero y por lo mismo tienen menos compromiso.
Quienes trabajan en una sociedad de capitales terminan por tener
intereses dispares, cuando no contrapuestos, pues el dueño del capital
buscará que todos trabajen lo más que puedan, puesto que ese trabajo
será la fuente de sus utilidades. Cuanto más dinero tenga más trabajo
esperará de sus socios y trabajadores, porque con la mayor aportación
de trabajo podrá obtener más capital. Y los que no tengan tanto
capital invertido buscarán incrementarlo, bien aumentando su
participación, bien exigiendo más y más aportación a los que sólo
llevan su trabajo sin capacidad para aportar capital.
Los que lleguen a trabajar en ese género de sociedad sin aportar
capital serán asalariados o empleados, y tratarán de estar protegidos
por la ley en sus derechos laborales, al mismo tiempo que aspirarán a
un buen salario que a su vez limitará la ganancia bruta de sus
empleadores.
La sociedad de capitales no puede, en este sentido, armonizar los
intereses de sus socios y empleados, pues cada interés depende de su
monto o carencia de capital, de sus intereses por mayor o menor
trabajo, y por un mayor tiempo libre, que es el único ámbito donde
cada uno asume libremente su verdadero tiempo personal.

4 La organización de personas y su potencial
Las organizaciones de personas, en cambio, no ponen por delante ni la
cantidad de la inversión aportada, ni el interés por el incremento del
capital invertido o la utilidad. Porque lo que los agrupa es la
búsqueda de bienestar, y todo lo demás queda subordinado a este
objetivo que no tiene precio ni puede tasarse o quedar plenamente
expresado en dinero.
Porque el bienestar no tiene como fundamento único el costo de los
satisfactores, sino también la naturaleza de los mismos. Y porque el
bienestar no se consigue solamente con propiedades o mayores
dimensiones del tener.
Porque el bienestar está centrado o descansa en la forma como podemos
ser, convivir, compartir. Y eso no depende del dinero o la utilidad,
sino de lo que significa para cada uno y el conjunto la realización
personal en el trabajo, la satisfacción en los logros y la
construcción continua de las relaciones de reciprocidad, socialización
y armonía.
Las relaciones entre capitales descansan en el interés, Las sociedades
de personas descansan en el respeto y la reciprocidad.
El potencial de las sociedades de capital es el de acumular sin
límite. Concentrando la riqueza y aumentando el consumo y la propiedad
de los más ricos, de los que acumulen más y más capital.
El potencial de las sociedades de personas es el de aumentar el
bienestar general, el de fortalecer los lazos de ayuda y el de formar
personas que se rigen por valores y principios, mejorando sus
relaciones, enriqueciendo su convivencia y creando condiciones para
disfrutar la vida en común.
Por ello las sociedades de capital persiguen el crecimiento, como
forma de acumulación. Mientras las sociedades de personas persiguen el
desarrollo, como la continua elevación de las condiciones de vida y
convivencia.

5 El asunto de la organización como capital humano y capital social
Estamos acostumbrados a pensar en capital como dinero. Sin embargo en
toda organización existen varias partes del capital. Una de ellas es
precisamente la del dinero con el cual se compran los utensilios, la
maquinaria, los inmuebles, la tierra, los insumos, los permisos de
trabajo, etc. Pero existen dentro de una empresa otras partes del
capital que son más importantes. Porque siempre son indispensables las
personas que manejen los utensilios, que pongan en operación la
maquinaria, que hagan producir la tierra, que transformen los insumos
mediante su trabajo.
Y cada uno de los que participan manejando la maquinaria o los
instrumentos o utensilios, tiene un saber, un conocimiento, una
experiencia, que le permite saber cómo es que va a utilizar cada uno
de estos elementos o herramientas. Y ese saber está a su vez originado
o compuesto de lo que le enseñaron sus padres o maestros, y de lo que
él mismo ha aprendido en el proceso de su experiencia, observando,
copiando, asimilando. Ese saber, esa experiencia, esa destreza forjada
en años, ese oficio, esos conocimientos que pueden incluir lo que leyó
o lo que aprendió en la escuela, todo ello, es justamente el capital
humano.
Y las herramientas y máquinas se vuelven fierros inertes en ausencia
del capital humano.
Organizar el capital dinero lo hace cualquier especialista que estudió
la rama respectiva de producción y administración. Pero organizar el
capital humano que haga aprovechable esa inversión sólo es
prerrogativa de quienes saben capacitar personas y agruparlas para
producir bienes o servicios.
El capital humano es, entonces, el saber que cada uno carga consigo.
Su experiencia y su habilidad.
Pero existe todavía una parte más del capital de una empresa, me
refiero al capital social. El capital social es el capital humano que
cada uno trae y aporta, pero agrupado para que junto aporte más, se
potencialice y convierta en una persona colectiva que actúa de consuno
y en una misma dirección.
Los artesanos tienen capital humano. Pero en la medida que actúan de
manera solitaria carecen de capital social.
Cuando los campesinos trabajan individualmente la tierra ponen en
acción su capital humano. Pero cuando los campesinos se organizan para
realizar conjuntamente algunas tareas entonces ese capital humano que
cada uno despliega se convierte en parte del capital social del grupo.

El capital social es entonces la organización misma. Pero no la que se
describe en el papel o se registra ante la autoridad, sino el conjunto
de las personas actuantes, que adquieren una dimensión o condición
superior, donde cada uno ocupa un lugar determinado, complementario de
lo que hace cada uno de los otros. Y donde existe una secuencia, una
relación obligada, que hace de cada objeto producido, o de cada
servicio prestado, un producto de lo que todos aportaron de manera
sincronizada o sucesiva.
El capital social es entonces la forma superior del capital y la que
determina a las otras partes del capital en la empresa. Se puede hacer
mucho con capital social aun en ausencia del capital dinero. Pero no
se puede hacer nada sin él.

6 Figuras asociativas y su relación con las funciones de la
organización.
Ahora tendrá sentido hablar de las figuras asociativas existentes, de
lo que es la sociedad anónima, de lo que es la sociedad en comandita,
de lo que son las sociedades de producción rural, de lo que es el
ejido, y de lo que son las cooperativas.
Empecemos por las privadas, que se apoyan en el derecho mercantil. Si
bien la ley agraria autoriza a los núcleos de población agraria a
constituir sociedades mercantiles, donde la sociedad anónima es el
caso por antonomasia. Esto constituye, desde mi particular punto de
vista, una inconsecuencia constitucional y un disparate jurídico.
Primero porque la Constitución distingue en su artículo 25 la
existencia de tres sectores de la economía, el privado, el público y
el social. Y tal autorización que contiene la llamada ley agraria,
responde al interés coyuntural y oportunista de legisladores que
aceptaron un capricho orientado a la privatización del sector social o
de una parte del mismo.
En sentido estricto, los integrantes del sector social deben
constituir figuras que se comprenden dentro de su sector. Si bien los
individuos originarios de ese sector están en libertad de abandonar su
pertenencia y adscribirse al sector que decidan libremente.
Este error o mezcla de sectores, que ha sido producto de la
insuficiente definición del derecho social en México, ha llevado a los
legistas a crear lo que a mi juicio es otra aberración, denominada
Asociación Rural de Interés Colectivo, en la que pueden entrar figuras
del sector social, y sociedades de producción rural, que se supone
forman parte del derecho mercantil. Y digo que forman parte del
derecho mercantil porque según la Ley Agraria, en estas sociedades se
pueden incluir lo mismo colonos, que ejidatarios, comuneros y pequeños
propietarios.
Como no nos vamos a poner a discutir aquí si las SPR deben ceñirse al
derecho agrario y al sector social para ser parte de una ARIC o de las
agrupaciones sociales, lo dejamos solamente anotado, como una sociedad
que tiene las mismas características de una sociedad anónima, toda vez
que se basa en una inversión de capital y tiene tanto los regímenes de
responsabilidad limitada como ilimitada. .
Lo cierto es que las sociedades anónimas se constituyen como
sociedades de accionistas, es decir, como sociedades de personas que
asumen la forma de propietarios de capital. Al tratarse de una
sociedad de accionistas, la utilidad de la misma es repartible en
proporción a los títulos de propiedad, una vez deducida la operación
en su totalidad y cuando se tienen los estados de resultados. No debe
quedar duda de que su organismo supremo de gobierno es la Asamblea de
accionistas, en donde el voto depende del tamaño de la inversión, que
es igual al número de acciones.
Y haciendo caso omiso del resto de variantes que existen de este tipo
de sociedades, sólo quiero compararlas con la cooperativa:
La cooperativa es una organización que se constituye porque se
comparten intereses y se asumen principios de solidaridad, de esfuerzo
propio y ayuda mutua.
Según la ley, las cooperativas pueden desempeñar cualquier actividad
lícita sin taxativas de ningún género, observando solamente la
libertad de asociación, así como el retiro voluntario de los socios,
la administración democrática acorde con el régimen de un socio un
voto, la limitación de intereses a las aportaciones de los socios, la
distribución de los remanentes en función a la participación de cada
uno, la educación cooperativa permanente, así como en los principios y
valores de la economía solidaria. Las cooperativas en México, además,
están obligadas a mantener un compromiso con la comunidad en la que
existen y a velar por el cumplimiento de las normas ambientales y de
respeto a la naturaleza.



7 Una organización con un conjunto de funciones (y de figuras
asociativas).
De lo que hemos descrito, sin duda algunos dirán que lo que más les
interesa es que su organización, cualquiera que vaya a ser, le permita
ganar más que ahora. Otros dirán que está bien agruparse, pero siempre
y cuando ello se traduzca en ventajas mercantiles. Y habrá unos más
que piensen que la parte fundamental está en el financiamiento, y que
por donde hay que empezar es por una figura asociativa que garantice
precisamente eso, la inversión de capital.
Yo les diré de entrada: lo que importa no es ganar más, sino vivir
mejor, y lo más importante no es vender a cualquier precio, sino
vender en las esferas de los mercados donde ese ejercicio tenga
ventaja. Pero en todo caso el principio o comienzo no está en la
inversión de capital, sino en la organización que funda o establece el
capital social.
Muchas organizaciones hoy en día han caído por ello en la constitución
de la figura que les pareció más importante en el momento que tuvieron
que agruparse. Pero sus razones no siempre coincidieron o fueron el
camino hacia lo que buscaban. Todo el que quiere hacer negocio se
organiza en una sociedad anónima o en una sociedad de producción
rural. Y a menudo la forma como trabaja y la orientación que sigue no
son los de esas empresas. Quiero decir con esto que la figura que uno
escoja debe corresponder con la naturaleza del trabajo que uno realiza
y con la lógica con la que uno produce. Un campesino no tiene por qué
organizarse como si fuera banquero. Y un banquero no va a comprender
nunca las razones por las que un campesino siembra maíz. Para el
banquero el maíz no es rentable. Para el campesino el maíz expresa su
identidad, su mundo y su consumo.
Los campesinos quieren y tienen que estar en el mercado. Pero no todo
lo que producen tiene como destino el mismo mercado, y no todo lo que
producen se tiene que vender.
Existe un camino menos conocido, sin embargo que debo describir. Y es
el de constituir tantas organizaciones legales o tantas figuras
jurídicas como necesidades existan. Porque nadie limita ni puede
limitar la creación de tantas figuras asociativas como convenga al
mismo grupo. Y porque hoy conocemos organizaciones que han optado por
constituir hasta una veintena de figuras asociativas con las mismas
personas. Es decir, muchas figuras asociativas con una sola
organización. El único problema es que constituir cada una de ellas
cuesta.
Y existe finalmente una figura más, que es la de Integradora, que como
su nombre denota, es una instancia superior que coordina y asimila a
todas las funciones y figuras necesarias para el recorrido de una
determinada estrategia.
Una integradora no es una organización especial, sino una organización
de funciones o figuras. Pero puede tener, al igual que las figuras de
primer nivel, un carácter social o un carácter privado; puede ser una
sociedad de personas o una sociedad gobernada por los capitales. Y
volvemos al planteamiento original. En este caso, defendiendo que la
figura ideal de la integradora es la integradora cooperativa.


8 Un último tema antes de las conclusiones, el de los mercados.
Cuando la gente piensa en ventas o mercado supone que el mercado es
único o el mismo. Pero eso es solamente la apariencia. Y la apariencia
engaña a partir de los elementos que nos presenta cada esfera de
mercado como parecida a las otras. En todos los casos se saca el
producto para su venta. En todos los casos se busca un precio
conveniente. En todos los casos se recibe dinero. Pero eso sólo es la
superficie del hecho. Detrás de él existen en cada caso diferencias
fundamentales.
Enumerémoslas:
El campesino que produce maíz en una microparcela, no usa maquinaria,
y si es tradicional, tampoco fertilizante, sólo su mano de obra y su
yunta. El selecciona su semilla, y sus prácticas de cultivo son las
que aprendió por herencia. Además del maíz produce frijol o calabaza,
y en algunos surcos tira semillas de chile o de alguna otra cosa para
el consumo. En su casa tiene cuatro o cinco árboles que le producen
también. Y atrás de su casa tiene algunos animalitos de corral. Todas
las labores las realiza la familia. No paga salarios. Y vende una
parte porque necesita dinero para las medicinas o los gastos de la
escuela. Esa es la única razón de que venda. Si no fuera por esa
necesidad de dinero no vendería lo que tan barato le pagan.
Evidentemente que ese campesino no se ajusta a la economía global, ni
tiene nada que hacer en la competencia mercantil. Y los que piensen
que hay que disuadirlo de sembrar maíz están confundidos, quieren ver
al campesino como si fuera granjero, porque no entienden que eso es
él. Él es el hombre de maíz.
Pero los que quieren que produzca para el mercado global están peor,
pues no entienden que él ha producido para el mercado local, para el
tianguis y los otros campesinos, y su lógica y naturaleza no es la del
empresario, sino la del que produce para satisfacer necesidades.
En el mercado regional, no el de los caciques o acaparadores, no el de
los coyotes, sino el mercado de los productores, ahí sí que cuenta la
eficiencia de la producción de cada uno. Todos acuden a vender para
ahí mismo comprar. Y cuanto más eficientes sean y más hallan
producido, más podrán obtener y más productos podrán comprar.
Hasta ahí, ambos tipos de productor están movidos por la necesidad y
venden para comprar. Ninguno de ellos ha vendido para hacer negocio o
acumular.
Pero otra historia es la de los que tienen más tierra o la rentan.
Otra historia porque su motivo no es el autoconsumo o el abasto local,
sino el negocio. Ahí sí que cuenta lo que se produce en función de la
demanda. Y ahí sí que cuenta el costo de producción en función de los
precios del mercado.
No tiene en ese caso sentido producir si lo que se obtiene en dinero
es menor de lo que se gastó en sembrar y cosechar. Y ese productor sí
compite con los productores de otros lugares y de otros países, que
producen lo mismo que él.
Y es en esa esfera, en la del mercado global, donde los campesinos no
pueden concurrir de manera personal. Porque de manera personal su
lógica es la del productor de bienes no la del productor de
mercancías.
Los campesinos pequeños, como creo que es el caso de todos ustedes,
sólo pueden entrar al mercado global si antes se organizan, abaten sus
costos de producción, compran los insumos de manera colectiva, y
conjuntan su producto para constituir ofertas consolidadas.
Una oferta consolidada es, entonces, lo que una organización de
campesinos puede llevar al mercado, no acorde con los coyotes, sino
directamente hasta los compradores o distribuidores finales. Y para
poder hacer eso, una organización tiene que establecer una norma para
su producto. Una norma que quiere decir el conjunto de virtudes y
características que su producto tiene siempre, y sin las cuales no va
a comercializar.
Pero además de la norma, la organización campesina tiene que hacer el
estudio de mercado y la planeación de la venta. Porque en el mercado
global --y cuando digo mercado global no estoy pensando en Estados
Unidos, sino en un mercado que está en todas partes, pero que se
distingue radicalmente del viejo mercado de bienes—ahí, las cosas se
venden por su norma, por su oportunidad, por el contrato que se ha
anticipado a su cosecha, y por una puntualidad en las entregas.
En pocas palabras, en el mercado global no pueden participar los
campesinos aislados, sino solamente las organizaciones capaces de
consolidar una oferta.

9 Las ventajas de la figura cooperativa: ¿Por qué es mejor crear
cooperativas que otras figuras asociativas?

--porque prioriza a las personas, al capital humano y al capital
social
En un mundo que ha entrado en crisis a causa de la especulación y la
acumulación de capitales es importante que existan empresas para las
cuales lo importante son las personas y su bienestar.
El que sean las personas las que gobiernen todo lo que hace la empresa
es mejor y fundamental en una época en la que los capitales han
demostrado ser malos conductores además de concentrar la riqueza. Las
cooperativas no buscan la igualdad sino la justicia y la equidad.
Organizar una cooperativa es capacitar a todos sus socios en la
autogestión, la responsabilidad colectiva y la democracia.

--porque se basa en la asamblea y la autogestión
Las decisiones en la empresa privada las toman los propietarios y los
especialistas. En la cooperativa todos son propietarios, y todos están
obligados a socializar el conocimiento a través de una gestión
transparente. Todos aprenden a manejar la información, y al hacerlo
construyen el poder del conocimiento colectivo.
La asamblea es el ámbito o espacio donde la información se socializa y
donde todos la emplean para tomar decisiones.
La autogestión es la capacidad que se va generando para tomar
decisiones con conocimiento de causa y con experiencia de trabajo, de
operación, y de conjunto.
En la empresa privada todos se especializan. En la cooperativa todos
terminan por aprender a rotar en sus tareas hasta dominar el conjunto
de la organización.

--porque postula una administración transparente
La transparencia es la forma de impedir que el conocimiento de las
cifras o de la tecnología se convierta en fuente de poder o
manipulación. Una administración transparente y comunicativa gesta un
conjunto participativo y responsable.
Los trabajadores pasivos o ignorantes son lo característico de la
empresa vertical o privada. Los trabajadores informados y
participativos son lo que distingue a la empresa social.

--porque forma parte del sector social de la economía que es el único
que mantiene el empleo y crece en tiempos de crisis
En la empresa capitalista o privada la búsqueda de ganancias trata de
ahorrar mano de obra y de invertir en maquinaria que produce más con
menos mano de obra. Ello conduce a los despidos con alta productividad
de los que quedan.
Y ello tiene como consecuencia final que el sector privado no genera
más empleos aunque produzca más valores. Es un hecho estadístico
perfectamente demostrado a nivel nacional e internacional de los
últimos lustros.
La reducción del empleo condena a muchos a la búsqueda de actividades
terciarias o de intermediación. De changarros, diría un chafín de la
economía. Pero los changarros o la intermediación sólo encarecen la
cadena distributiva. No generan riqueza ni agregan valor.
La economía del desarrollo registraba crecimiento del sector que
producía bienes y servicios necesarios. En la decadencia de la
economía privada lo que crece son los servicios no indispensables y la
intermediación.
Aún así, un sector importante y cada vez mayor queda en el subempleo y
la cesantía. Y por ello existen pobres que no salen de la pobreza.
Son la consecuencia de una lógica que privilegia la utilidad por sobre
el bienestar. Y no tendrán empleo ni ingreso en las empresas privadas.
Porque este sector ya estancó su capacidad de mercado y su perspectiva
de desarrollo.
Sólo serán las empresas centradas en la producción del bienestar las
que aumenten la oferta de alimentos y bienes básicos, aunque en esa
producción no se obtengan altas utilidades.
Y las únicas empresas que pueden funcionar produciendo bienes
necesarios para el consumo son las que se integran con los mismos
interesados en producirlos. Es decir, sociedades o empresas
constituidas de manera solidaria para atender las necesidades de sus
propios socios. Y eso se llama cooperativismo.

--porque es la única organización que puede integrar todo el proceso
del sistema producto, desde la siembra, la asesoría técnica y el avío,
hasta el acopio, la normalización, el almacenaje y la venta por
contrato anticipado.
Pero las cooperativas no solamente ofrecen la ventaja o virtud de
poder organizar la producción de alimentos necesarios, conservando el
empleo de los productores tradicionales, también tienen la virtud y
posibilidad de constituir integradoras, es decir, organizaciones
múltiples que realicen todo el proceso, desde la siembra y hasta la
comercialización. Claro que para realizar esto en ocasiones tienen que
constituir un organismo o figura jurídica para cada eslabón, si es que
quieren darle autonomía relativa a cada una de las tareas, aunque los
socios puedan ser los mismos y se pasen del cumplimiento de tareas en
un eslabón de la cadena a otros eslabones sucesivos.
Esto es lo que hacen organizaciones como la UCIRI, como la Tosepan
Titataniske, o como la UNIPRO de Chihuahua.

--porque el mundo se está cooperativizando.
El mundo se cooperativiza porque la experiencia histórica del mundo en
su conjunto, y de cada uno de los países, muestra que mientras
gobiernos ascienden y caen, o sistemas nacen y perecen, lo único que
se ha mantenido con un ritmo inexorable de crecimiento en todas partes
es el cooperativismo.
Tras la caída del socialismo, los pioneros de Rochdale sonríen hoy
después de ciento cincuenta años. Los marxistas los condenaron como
utopía. Los capitalistas los desdeñaron por marginales.
Pero mientras el mundo de la especulación corroe con heridas mortales
al sistema dominante, cerca de mil millones de jefes de familia han
optado en el mundo por trabajar en cooperativas.
No está mal verdad. Sobre todo si consideramos que esos mil millones
de cooperativistas representan ya casi la mitad del género humano. Por
encima de gobiernos, de sistemas económico sociales y de doctrinas
políticas.
Somos la economía del porvenir. La base del mundo en el final de este
siglo.
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