Oraciones concesivas / Concessive clauses

July 28, 2017 | Autor: M. Perez Saldanya | Categoría: Historical Syntax, Concessive Clauses, Semantic typology of concessive relations
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Descripción

SINTAXIS HISTÓRICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales

volumen

1

Directora Concepción Company Company

universidad nacional autónoma de méxico fondo de cultura económica

Primera edición, 2014 Company Company, Concepción Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, prepisiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales. Volumen 1 / dirección de Concepción Company Company.— México: FCE, UNAM, 2014. XXXII, 23 x 17 cm — (Colec. Lengua y Estudios Literarios) 1. Español — Historia 2. Lingüística histórica I. Ser. III t. LC PC4746

Dewey 465 C238s

Distribución mundial La publicación de esta obra ha sido posible gracias al financiamiento otorgado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la unam, a través del proyecto IN-400612 “Medievalia: Sintaxis histórica de la lengua española”, y corresponde al número 40 de Publicaciones de Medievalia. D. R. © 2014, Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Filológicas Circuito Mario de la Cueva s.n., Ciudad Universitaria, 04510, México, D. F. www.filologicas.unam.mx [email protected] D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001: 2000 Comentarios: [email protected] tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la aunencia por escrito del titular de los derechos

Impreso en México • Printed in Mexico

Índice general Volumen 1 Advertencia editorial Introducción, por Concepción Company Company Parte I. Planteamiento teórico Capítulo 1.  Adverbios, preposiciones y conjunciones. Caracterización, relaciones y problemas de delimitación categorial, por Rosa María Espinosa Elorza Parte II. Adverbios Capítulo 2. Adverbios demostrativos de lugar, por Concepción Company Company y Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 3. Adverbios de lugar. La construcción sustantivo + adverbio locativo, por Alejandro Velázquez Elizalde Capítulo 4. Adverbios de tiempo. Demostrativos, comparativos y modotemporales, por Elena Azofra Sierra Capítulo 5. Adverbios tempoaspecutales: aún, luego, todavía y ya, por Elsie Magaña Juárez Capítulo 6. Adverbios en -mente, por Concepción Company Company Capítulo 7. Adjetivos adverbiales, por Martin Hummel Capítulo 8. Adverbios y locuciones adverbiales de manera, por Javier Rodríguez Molina Capítulo 9. Adverbios de cantidad, foco, polaridad y modalidad, por Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 10. Locuciones adverbiales con a y base léxica en -as, por Rosa María Ortiz Ciscomani

IX XI

3

127 245 313 411 457 613 733 939 1117

Índice de contenidos volumen 1 Volumen 2 Parte III. Preposiciones Capítulo 11. La preposición a, por Concepción Company Company y Rodrigo Flores Dávila Capítulo 12. Las preposiciones de, des y desde, por Concepción Company Company y Zazil Sobrevilla Moreno Capítulo 13. Las preposiciones por, pora y para, por Rena Torres Cacoullos Joseph Bauman Capítulo 14. Las preposiciones con y sin, por Angelita Martínez Capítulo 15. Las preposiciones en y entre, por Axel Hernández Díaz

1195 1341 1479 1565 1629

Capítulo 16. Las preposiciones contra, hacia y hasta, por Marcial Morera Pérez Capítulo 17. Otras preposiciones locativas y construcciones afines, por Álvaro S. Octavio de Toledo y Huerta Capítulo 18. Preposiciones, conjunciones y adverbios derivados de participios, por Cristina Sánchez López

1837 2055

Parte IV. Relaciones interoracionales: yuxtaposición, coordinación y subordinación Capítulo 19. Oraciones yuxtapuestas, por Dorien Nieuwenhuijsen Capítulo 20. Coordinación y subordinación. Panorama general, relaciones diacrónicas básicas y nexos, por Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 21. Coordinación copulativa e(t) / y y disyuntiva o, por Mar Garachana Camarero Capítulo 22. Oraciones adversativas, por Silvia Iglesias Recuero Capítulo 23. Reestructuración general del sistema de subordinación latino. Las completivas de objeto directo, por Laura Espinoza Gutiérrez Capítulo 24. La conjunción que. La complejización del sistema de subordinación, por Francisco Javier Herrero Ruiz de Loizaga

2229 2335 2519 2671 2789

Índice de contenidos volumen 2 Volumen 3 Capítulo 25. Oraciones subordinadas sustantivas de objeto directo, por Georgina Barraza Carbajal Capítulo 26. Oraciones subordinadas sustantivas enunciativas. Sujeto, predicado nominal y régimen prepositivo, por Sergio Bogard Capítulo 27. Oraciones subordinadas sustantivas interrogativas, por José Luis Girón Alconchel Capítulo 28. Oraciones causales, por Manuel Pérez-Saldanya Capítulo 29. Oraciones finales, por Rosaura Silva Ceceña Capítulo 30. Oraciones concesivas, por Manuel Pérez-Saldanya y Vicent Salvador Capítulo 31. Oraciones comparativas, por Antonio Freire Llamas Capítulo 32.  Oraciones condicionales, por Rafael Cano Aguilar Capítulo 33. Oraciones consecutivas, por Claudia Parodi Lewin Capítulo 34. Oraciones temporales, por Rolf Eberenz Índices Corpus base en orden cronológico Corpus base en orden alfabético Índice de autores y obras citados Índice de conceptos, materias y términos Índice de contenidos de los tres volúmenes

2971 3107 3251 3449 3613 3699 3843 3907 4095 4171

LXIII LXXXVII CXI CLXXI CCIX

SINTAXIS HISTÓRICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales

volumen

3

Directora Concepción Company Company

universidad nacional autónoma de méxico fondo de cultura económica

Primera edición, 2014 Company Company, Concepción Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, prepisiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales. Volumen 3 / dirección de Concepción Company Company.— México: FCE, UNAM, 2014. XXXII, 23 x 17 cm — (Colec. Lengua y Estudios Literarios) 1. Español — Historia 2. Lingüística histórica I. Ser. III t. LC PC4746

Dewey 465 C238s

Distribución mundial La publicación de esta obra ha sido posible gracias al financiamiento otorgado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la unam, a través del proyecto IN-400612 “Medievalia: Sintaxis histórica de la lengua española”, y corresponde al número 42 de Publicaciones de Medievalia. D. R. © 2014, Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Filológicas Circuito Mario de la Cueva s.n., Ciudad Universitaria, 04510, México, D. F. www.filologicas.unam.mx [email protected] D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001: 2000 Comentarios: [email protected] tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la aunencia por escrito del titular de los derechos

Impreso en México • Printed in Mexico

Capítulo 30 ORACIONES CONCESIVAS Índice

30.1. Introducción 3699 30.1.1. Concessio retórica y concesividad gramatical 3699 30.1.2. La relación con la causalidad y con la anaforicidad/ topicalidad 3701 30.1.3. Las condicionales concesivas y las concesivas propias 3703 30.1.4. La habilitación de conjunciones concesivas 3705 30.1.5. Las construcciones concesivas 3708 30.2. Las conjunciones concesivas en las lenguas románicas 3711 30.3. Breve estado de la cuestión 3715 30.4. El corpus 3718 30.5. La conjunción maguer(a) (que) 3725 30.5.1. Origen de la conjunción 3726 30.5.2. Variantes formales y sintácticas 3728 30.5.3. Usos de maguer(a) 3731 30.5.4. Etapas evolutivas 3734 30.6. La conjunción comoquier(a) que y otros compuestos de quier 3737 30.6.1. Los relativos indefinidos 3738 30.6.2. El uso conjuntivo de cuantoquier que 3739 30.6.3. El adverbio y conjunción siquier(a) 3740 30.6.4. La conjunción comoquier(a) que 3743 30.6.4.1. La forma de la conjunción 3745 30.6.4.2. El modo y la factualidad 3746 30.6.4.3. Hipótesis sobre el origen de la conjunción 3749 30.6.4.4. Causas de la desaparición de la conjunción 3752 30.7. La conjunción aunque 3753 30.7.1. Origen de la conjunción 3755 30.7.2. Etapas evolutivas 3758 30.7.3. El valor condicional concesivo 3761 30.7.4. El modo verbal y la factualidad 3763 30.7.5. Usos próximos a la adversatividad 3765 30.7.6. La construcción no le aunque 3769 30.8. Otras conjunciones 3769 30.8.1. La conjunción pero que 3770 30.8.2. La conjunción puesto (caso) que 3772 30.8.2.1. Origen de la conjunción 3772 30.8.2.2. Etapas evolutivas 3774 30.8.3. La conjunción ya que 3777 [3697]

30.8.4. Las conjunciones bien que y si bien 3780 30.8.4.1. La conjunción bien que 3781 30.8.4.2. La conjunción si bien 3784 30.8.5. Los usos concesivos de que, cuando, si y como 3787 30.9. Entre las locuciones prepositivas y las conjuntivas 3790 30.9.1. La locución a pesar de 3791 30.9.2. La locución pese a 3796 30.10. Entre las locuciones prepositivas o conjuntivas y las adverbiales 3798 30.10.1. Las construcciones con participio presente 3798 30.10.2. La construcción sin embargo (de (que)) 3801 30.11. Construcciones con las preposiciones con, por y para 3803 30.11.1. Construcciones con la preposición con 3803 30.11.2. La construcción cuantitativa por... que... y otras construcciones relacionadas 3807 30.11.2.1. Origen y evolución de la construcción 3807 30.11.2.2. La conjunción más que 3811 30.11.2.3. La construcción mal que le / te... pese 3813 30.11.3. La construcción para + infinitivo 3813 30.12. Otras construcciones concesivas de formación reciente 3814 30.13. Construcciones correlativas 3818 30.14. Diacronía general 3822 30.15. Conclusiones 3825 30.16. Corpus bibliográfico 3827 30.16.1. Corpus base 3827 30.16.2 Corpus adicional 3830 30.17. Referencias bibliográficas 3831

[3698]

Capítulo 30 ORACIONES CONCESIVAS Manuel Pérez Saldanya Universitat de València Vicent Salvador Universitat Jaume I

30.1. Introducción 30.1.1. Concessio retórica y concesividad gramatical Conviene recordar al inicio de este capítulo que, desde un punto de vista funcional, las estructuras gramaticales concesivas responden a necesidades de la comunicación social generadas en situaciones como el debate manifiesto o latente, la argumentación persuasiva, la búsqueda del consenso entre posturas discrepantes o la presentación del enunciador como persona transigente. No es de extrañar por ello que sea en los géneros y tradiciones discursivas más proclives a las prácticas argumentativas donde la estrategia de la concessio se presente con más frecuencia, como una maniobra de negociación entre posiciones o entre opiniones. Por eso esperamos encontrar más huellas de ese tipo de operaciones en textos legales, morales o dramáticos que en textos de carácter eminentemente descriptivo o expositivo. En los ámbitos comunicativos del primer grupo de textos es donde la concessio cumple una función primordial para la gestión de la diferencia entre puntos de vista. Ahora bien, en la medida en que la práctica de la concessio precisa de unos instrumentos de expresión verbal al alcance de los hablantes, la lengua, en sus procesos filogenéticos, arbitra soluciones prácticas de tipo convencional que quedan fijadas como estructuras lingüísticas dotadas de cierta estabilidad histórica. En un sentido amplio, el término gramaticalización hace referencia a esos procesos que generan estructuras gramaticales en una lengua dada, unos procesos de cambio lingüístico mediante los cuales un lexema o una construcción asumen un valor gramatical o más gramatical del que poseían inicialmente.1 1 El cambio se asocia inicialmente a contextos concretos y en muchos casos se debe a la fijación de inferencias pragmáticas que emergen en dicho contexto. La gramaticalización suele afectar a diferentes niveles de la descripción lingüística que se traduce en una mayor fijación sintáctica, en un aumento en la frecuencia de uso, en un significado más abstracto y subjetivo y,

[3699]

30.1

oraciones concesivas

A lo largo de la historia del español, son numerosas las construcciones gramaticales —con sus características sintácticas, semánticas y pragmáticas— que se han convencionalizado en un grado u otro y que han servido a los usuarios para los mencionados propósitos comunicativos. Algunas de esas construcciones concesivas, que tienen por definición un carácter bimembre, cuentan con un tipo de conectores oracionales o conjunciones que, de manera más o menos automática, contribuyen a vehicular esas funciones. Pero otras veces se trata tan sólo de unas estructuras reconocibles por los hablantes como expresión de un contraste. Así, por ejemplo, una estructura bimembre con dos oraciones coordinadas en imperativo (1) y con indicios de valores semántico-pragmáticos contrapuestos, puede fácilmente activar una interpretación concesiva, como lo prueba el hecho de que sea parafraseable como tal; (1a) podría ser interpretado como ‘hágase el milagro, aunque lo haga el diablo’, (1b) como ‘dame pan, aunque me llames tonto’ y (1c) como ‘cumpla conmigo aunque la emplumen la cuarta’. (1)

a. b. c.

Hágase el milagro y hágalo el diablo Dame pan y llámame tonto cumpla conmigo y emplúmenla la quarta [Celestina, 2.135]

Otro ejemplo de este tipo de construcciones, caracterizado por una estructura de condicional factual con representaciones semánticas en contraste paralelístico, sería el de (2), parafrasable, en cierta medida por ‘aunque él sea primo de reyes, yo no lo soy menos’. (2)

Si él es de reyes primo, primo de reyes soy yo [Castellano leal, 304]

Casos de construcciones gramaticales concesivas más articuladas serían los de los ejemplos siguientes, que se estructuran mediante una partícula focalizadora que acompaña a un gerundio (3a) o a una expresión totalizadora (3b), o bien mediante diversas expresiones universalizadoras de una causa ineficiente (3cd). (3) a. aun aviendo todo esto veemos que el tiempo va a tras en todo lugar [Calila, 119] b. Pero aun con todo lo que he dicho, no os despidáys, si mi cadena paresce, de sendos pares de calças de grana [Celestina, 12.271] en ciertos casos, en una erosión fónica. Asimismo, la gramaticalización puede presentar grados diferentes y, en los casos que estamos comentando, es mayor si la unidad o secuencia da lugar a una conjunción o locución conjuntiva que si se trata de una construcción con un cierto grado de fijación. Sobre el concepto de gramaticalización tal como lo utilizamos en este trabajo, se puede consultar Hopper y Traugott (1993/2003:cap. 1), Traugott (1995, 2003) o Company (2003).

3700



relación con causalidad y anaforicidad

/ topicalidad

30.1.2

et cata quámaño es el yerro, querer a sabiendas querer non [Calila, 156] d. que quieras que no, le he acomodado [cn/Sí, 111]

c.

30.1.2. La relación con la causalidad y con la anaforicidad / topicalidad Para caracterizar las construcciones concesivas, uno de los temas más recurrentes en los estudios consultados es el de la causa ineficiente o negación de la causalidad (→ Capítulo 28). No es difícil constatar esta vinculación íntima de concesividad y causalidad, ya que la primera puede ser interpretada como la escenificación de una causa o condición que, contrariamente a lo esperable, no lleva aparejado un determinado efecto. De hecho, la inclusión de una causa en la perspectiva de la negación puede provocar una lectura concesiva del enunciado. Así, podemos observar que uno de los procedimientos de expresión de la concesividad en la historia de la lengua ha sido la negación de la relación de causalidad. (4)

Et non sea tal como la paloma que le toman sus palominos et gelos degüellan, et por eso non dexa de fazer otros luego [Calila, 97] Pues por mucho que madrugue no amanesce más aýna [Celestina, 14.292] No es ajeno a este principio el hecho de que las construcciones concesivas sean generosas en el uso de partículas negativas. Ahora bien, se debe tener en cuenta que lo negado por las concesivas no es la causa en sí, que puede ser enunciada como hipotética o bien como real, sino las inferencias esperables en el sentido de que un determinado hecho o representación semántica implica una determinada consecuencia. De esa manera la concesividad constituye una operación que gestiona las expectativas del destinatario, mediante un movimiento intersubjetivo, entendiendo por intersubjetividad la dimensión comunicativa que, por oposición a la idea de objetividad y a la de subjetividad individual, consiste en la construcción del significado mediante una coordinación proactiva del enunciador con el estado cognitivo de su(s) interlocutor(es) o destinatario(s) reales o supuestos.2 En las concesivas se manifiesta un contraste argumentativo entre p y q, tal como ocurre en las oraciones adversativas (→ Capítulo 22), pero, mientras que 2 El concepto ha sido utilizado por Traugott (2003), entre otros autores, y se ha mostrado especialmente productivo en los estudios sobre gramaticalización y cambio lingüístico. Verhagen (2005:cap. 4) dedica todo un libro a este tema, con un capítulo centrado específicamente en la concesividad.

3701

30.1

oraciones concesivas

en estas (p pero q) el hablante cancela alguna conclusión asociada con p, en el caso de las concesivas (p aunque q), se cancelan conclusiones asociadas con q. Precisamente porque la construcción concesiva presenta como no aceptables conclusiones derivadas de q, la posición prototípica de la oración concesiva (subordinada) es la inicial (aunque q, p). En efecto, situar en la primera posición de la construcción bimembre la causa ineficiente evita producir la sensación de que el enunciador se autocorrige al colocar en segunda posición, y por lo tanto con más fuerza argumentativa, la expresión de un hecho cuyas conclusiones han sido canceladas. Por eso mismo, cuando la oración concesiva ocupa esta segunda posición, de carácter remático, ello constituye un factor de aproximación a una interpretación adversativa (en especial cuando, como veremos, viene expresada en indicativo, con lo cual se subraya su consideración de real). Notemos, por otra parte, que la perspectiva adoptada permite explicar fácilmente que en algunos casos una misma conjunción haya podido funcionar como concesiva o causal según el contexto: ya que, o haya asumido un valor causal después de un periodo como concesiva: puesto que y, en menor medida, comoquier(a) que. En estos casos la subordinada, generalmente antepuesta, introduce una situación y abre una doble posibilidad epistémica que se puede resolver en sentido positivo (causal) o negativo (concesivo) según la orientación argumentativa existente entre la principal y la subordinada. De las observaciones apuntadas hasta ahora se deriva el segundo de los aspectos que se reiteran en el estudio de las concesivas: la tendencia de la oración concesiva a adquirir un valor temático, como prótasis de la construcción bimembre, y a menudo a remitir, de manera anafórica, a un cotexto anterior. Esta tendencia se cumple muy especialmente cuando se trata de la modalidad que llamaremos más adelante condicional concesiva. Así, el elemento focalizado aparece prototípicamente en posición inicial de la construcción y, en una consideración dialógica del dispositivo enunciativo, remite a una representación semántica previa, que puede ser meramente evocada o bien corresponder a una intervención de otro de los participantes en la interacción discursiva. Couper-Kuhlen y Thompson (2000) han insistido en esta perspectiva interactiva o conversacionalista de los mecanismos concesivos. Ello supone la consideración de un dialogismo subyacente que, en una situación primaria, correspondería a la interacción conversacional y, prototípicamente, a situaciones de debate o al menos de divergencia entre los puntos de vista de los interlocutores (Martos 2006). Desde esta perspectiva se puede explicar la prótasis de dichas construcciones como una asunción provisional y parcial de una hipótesis previa que puede estar expresada o latente en el cotexto o en el contexto extralingüístico. Tal hipótesis es recogida en el primer miembro de la construcción, como concesión a un punto de vista que es presentado o evocado 3702



condicionales concesivas y concesivas propias

30.1.3

pero que está destinado a ser contradicho por la antítesis explicitada en la apódosis (Florea 2004) (→ Capítulo 32). El desarrollo de esta propuesta conduce a postular la importancia de los mecanismos anafóricos en las correspondientes prótasis y, a menudo, en los conectores, más o menos gramaticalizados, que las introducen. Los términos anafóricos suelen tener en estos casos un carácter reasuntivo, es decir, reanudan o retoman de manera sintética una representación discursiva anterior —expuesta, insinuada o activable a partir del saber enciclopédico compartido—. Tal remisión anafórica puede efectuarse, en las diferentes lenguas románicas, mediante un pronombre totalizador: contudo en portugués, con todo y con eso o a pesar de todo en español, tot i així o malgrat tot en catalán, o bien por otros medios donde el término anafórico puede estar expreso o elíptico: sea como sea, de cualquier manera, sin embargo, en español, quer... quer, en portugués, no obstant (això), en catalán. Hay que tener en cuenta además que, en el nivel discursivo, no siempre los valores contrapuestos han de entenderse en términos de (contra)argumentación, sino que otras veces se trata del cometido de reconducir la pertinencia del desarrollo del discurso hacia un tema o una perspectiva. Es significativo, en este sentido, que algunos de los mecanismos de esta reconducción recurran a expresar la irrelevancia discursiva de una idea, como por ejemplo el francés n’importe o, más frecuentemente, el inglés no matter, que en ocasiones han derivado hacia conectores concesivos más o menos gramaticalizados, en la medida que se han convencionalizado como manera de dejar constancia de un tema o punto de vista para negarle, a renglón seguido, la relevancia suficiente para seguir protagonizando el desarrollo del discurso. Si estas expresiones experimentan un grado elevado de gramaticalización pueden ingresar en el marco de una construcción gramatical aun cuando no constituyan propiamente una conjunción. Un ejemplo más, paralelo a los anteriores, es el del francés avoir beau, como marca que, encabezando el primer miembro de una concesiva, anuncia ya de manera intuida por los hablantes la cancelación posterior de las correspondientes conclusiones derivadas de esta expresión de aprobación. Nos hallamos así en la interficie entre la macrosintaxis o pragmasintaxis y la microsintaxis o sintaxis oracional. Dicho de otra manera: en el paso del nivel del desarrollo discursivo al de las estructuras oracionales.

30.1.3. Las condicionales concesivas y las concesivas propias Dentro de la variada gama de las construcciones concesivas, los estudios de los últimos años, sobre todo los procedentes de la tradición anglosajona y alemana, han establecido a menudo una distinción entre las condicionales concesivas 3703

30.1

oraciones concesivas

(o concesivas condicionales) y, en el otro extremo, las concesivas propias. Las primeras ocuparían la zona del espectro más próxima a las subordinadas (o interordinadas, según algunas nomenclaturas) adverbiales condicionales, mientras que las segundas se aproximarían en algunos aspectos a las coordinadas adversativas (→ Capítulo 32) (→ Capítulo 22). Asimismo podríamos hablar, para referirnos a esta gradación, de subordinación fuerte frente a subordinación débil. Se considera que generalmente las segundas, las concesivas propias, presentan conectores con un grado más alto de gramaticalización. Ambas subcategorías comparten ciertos rasgos semánticos: la contraexpectativa instaurada entre prótasis y apódosis, la tendencia a entender la apódosis como factual o asumida y la focalización en el miembro que presenta una causa ineficiente. Ahora bien, las concesivas propias presentan como asumida no sólo la apódosis sino también la prótasis, como en (5a), mientras que en el otro tipo la prótasis es no factual (5b) o contrafactual (5c). (5)

a.



b.



c.

Aunque le avisó, no le hizo ningún caso ‘me avisó y no le hice ningún caso’ Aunque le avise, no le hará ningún caso ‘puede que le avise, pero así y todo no le hará caso’ Aunque le hubiera avisado, no le habría hecho ningún caso ‘no le avisó, pero si le hubiera avisado, no le habría hecho ningún caso’

En las concesivas propias, la subordinada se construye generalmente en indicativo, aunque en ocasiones también admite el subjuntivo. Notemos, por ejemplo, que, tras comprobar que llueve, podemos decir aunque llueve / llueva iremos al cine. Con el indicativo se asevera una situación mientras que con el subjuntivo se minimiza su importancia informativa (porque ya es conocida, porque es irrelevante, etc.). Este subjuntivo se ha denominado factual porque la oración tiene un carácter factual y hace referencia a un hecho, temático porque generalmente aparece en subordinadas que incluyen información ya conocida, o polémico porque esta información se retoma para negar su validez en contra de lo afirmado a veces por el interlocutor. Las distinciones asociadas al modo son importantes desde una perspectiva histórica. En lenguas como el inglés, la falta de distinción de modo en el verbo obliga a que las conjunciones se especialicen en el valor condicional concesivo o el concesivo propio. En las lenguas románicas, en cambio, las distinciones asociadas al modo verbal permiten que, como en el caso de aunque, una misma conjunción pueda asumir los dos valores y que, históricamente, sea habitual que las conjunciones con valor condicional concesivo asuman un valor condicional

3704



habilitación de conjunciones concesivas

30.1.4

propio y que este paso se vea favorecido por la posibilidad de usar el subjuntivo con valor factual. Dejando de lado las distinciones de modo, el mecanismo de la concesividad se muestra, en ambos casos, como un procedimiento lingüístico refinado, ya que el juego entre la focalización de uno de los miembros —prototípicamente antepuesto y a menudo precedido de la conjunción concesiva— y, por otro lado, la carga argumentativa depositada en el otro miembro, constituye un recurso retórico de gran eficacia. El tipo de las condicionales concesivas es tan sólo un extremo de la gama, que en lenguas como el inglés se ejemplifican fácilmente con un condicional más una partícula focalizadora: even if, pero en lenguas como el español entran en un juego más complejo donde toma parte la alternancia modal de indicativo / subjuntivo. Hay que añadir, además, que las condicionales concesivas responden básicamente a tres modelos (König 1985a, 1985b; Quer 1998:235-260; Rodríguez 2008:226-267, 2012; Salvador 2002:3009-3015). a) El escalar o polar: grado más alto de una escala informativa, marcado muchas veces por un focalizador del tipo de hasta, incluso o aun(que), ni siquiera si, por mucho que, etc.: ni siquiera si se lo pides tú, hará caso. b) El alternativo, que presenta posibilidades complementarias o alternativas que coinciden en no ser relevantes para impedir la realización de lo señalado en la apódosis: tanto si X como si no-X, Y; velis nolis: se lo pidas o no, no hará caso. c) El que tiene un valor universal o paramétrico: para cualquier X, Y: a cualquiera que se lo pida le dirá que no.

30.1.4. La habilitación de conjunciones concesivas Hemos hablado hasta ahora de construcciones gramaticales, sin distinguir específicamente las que cuentan con un conector oracional o conjunción que introduzca el miembro focalizado del par, llámesele prótasis, cláusula u oración concesiva, causa ineficiente, etc. Como hemos visto, no siempre existe una conjunción propiamente dicha. Cuando la hay, se trata de un elemento conector que marca y focaliza con mayor explicitud. El sistema de conjunciones concesivas en las lenguas romances comporta un alto grado de innovación y una trayectoria diacrónica compleja. Las conjunciones latinas correspondientes: quamvis, licet, etiamsi, etc., no tienen sucesión inmediata en las lenguas románicas, y estas habilitan a lo largo de su historia distintas expresiones que, mediante procesos de gramaticalización, no siempre unidireccionales ni constatables, devienen en conjunciones concesivas que explicitan el carácter de la construcción y focalizan su prótasis. No hay que olvidar el hecho 3705

30.1

oraciones concesivas

de que las conjunciones concesivas corresponden mayoritariamente a géneros de discurso y tradiciones discursivas vinculados a registros más elaborados, y por tanto tienden a generarse tardíamente en los procesos filogenético y ontogenético. Al estudiar la evolución de las conjunciones concesivas habrá que tomar en consideración, pues, los tipos de discurso en los que estas aparecen en cada época, en la medida que esos contrastes puedan determinarse documentalmente. Por otra parte, hay que subrayar el hecho de que las conjunciones concesivas han tendido a renovarse históricamente con una cierta recurrencia, tal como se observa en otros procesos de gramaticalización, que desembocan a menudo en fases de desgaste en las que se generan nuevas formas alternativas cargadas de nueva expresividad. Así ocurre con la conjunción básica del latín clásico, quamvis, que en el latín tardío deja paso a quamlibet, en el español primitivo a maguer(a) (que), en la primera mitad del siglo xiv a comoquier(a) que y a partir de este momento a aunque: quamvis > quamlibet > maguer(a) (que) > comoquier  > aunque. Por supuesto, estas fases no se suceden sin solapamientos, en cuya distribución inciden factores de estilo personal y de tradiciones y tipos de discurso, ni se suceden sin la aparición de otros nexos que conviven con los más generales. Así, desde el momento en que se consolida aunque como la conjunción concesiva más básica y dúctil del español, esta entra en competencia con otras conjunciones, aunque sin llegar a ser desplazada por estas: en los Siglos de Oro aunque concurre especialmente con puesto que y actualmente con a pesar de que y pese a que, entre otras. Históricamente, por lo tanto, se producen momentos de convivencia y estratificación de formas conservadoras e innovadoras, pero también momentos de ruptura y de desaparición de formas. La enorme productividad histórica en la formación de nexos concesivos y la renovación de las conjunciones más básicas que se observa históricamente puede deberse al carácter complejo de las relaciones que expresan las construcciones concesivas y al alto coste pragmático que implica el mecanismo de la concesión, que se vincula a la contraargumentación y por lo tanto a situaciones de discrepancia y de rectificación. En el español, como en otras lenguas románicas, el proceso de gramaticalización sigue a menudo un eje diacrónico que parte de categorías semánticas más primarias, como el espacio, el tiempo, la condicionalidad, etc., hasta alcanzar el valor intersubjetivo más sofisticado de la concesividad, como plasmación lingüística de la correspondiente estrategia retórica. Se trata de un proceso diacrónico que comporta fenómenos como la extensión del significado y su debilitamiento, el reanálisis, la reducción formal, etc. Todo ello con superposiciones, reminiscencias de estadios anteriores o cambios de dirección en el itinerario —que no siempre opera, aunque sí lo hace mayoritariamente— que lleva del discurso a la gramática. Así, por ejemplo, la expresión alemana obwohl pasa de su categorización 3706



habilitación de conjunciones concesivas

30.1.4

como subordinador concesivo a otro nuevo empleo como marcador discursivo, que se superpone con el anterior. La gramaticalización de los conectores concesivos es un proceso realmente complejo en la mayoría de las lenguas (König 1985a, 1985b), y concretamente en las románicas (Harris 1988; Haspelmath y König 1998; Salvador 2002). A menudo, los conectores que introducen construcciones concesivas, focalizando oraciones subordinadas adverbiales con este valor, provienen de otros conectores o expresiones con significado temporal o aspectual: aun cuando en español, ainda que en portugués, encara que en catalán; de tipo causal: por más que en español, per més que en catalán, por mais que en portugués; o bien condicional: si bien o siquiera en español. Asimismo, un adverbio o locución adverbial puede convertirse en una conjunción propiamente dicha: el portugués embora < em boa hora, el catalán amb tot que < amb tot (això) o el español pero que < adverbio pero ‘sin embargo’. En todos estos ejemplos se produce un proceso de gramaticalización, con debilitamiento semántico y subjetivización progresiva del valor de tales conectores adverbiales y conjunciones, que pasan a marcar la concesividad. De hecho estas expresiones, en sus lenguas respectivas, se convierten diacrónicamente en auténticos conectores concesivos que, independientemente de los contextos en que aparezcan, quedan fijados como estructuras gramaticales y pueden ser incluidos en los repertorios de las gramáticas. Se pasa, así, del ámbito de las inferencias pragmáticas en el discurso al ámbito de las convenciones gramaticales (Ariel 2008:cap. 7). Veremos más adelante cómo las conjunciones que alcanzan un mayor grado de gramaticalización, especialmente maguer(a) (que) y aunque, van configurándose como conectores especializados que explicitan el carácter concesivo de las correspondientes construcciones. De esa manera permiten una mayor movilidad intraoracional, focalizando la cláusula concesiva en posición remática, con lo cual se difumina su oposición con las adversativas, especialmente si el verbo de la concesiva va en indicativo. Permiten así mismo una libertad combinatoria mayor de los elementos por ellas focalizados, por ejemplo, respecto al modo o a la posibilidad de introducir expresiones sin verbo explícito. En este proceso, como se ha dicho, no se puede prescindir de las restricciones que la tipología discursiva impone al uso de ciertas formas, que se vinculan preferentemente durante épocas a determinadas tradiciones discursivas, a unos géneros o a unos registros. A lo largo de la evolución podrán desprenderse de estas restricciones y generalizarse en su uso o bien perder vitalidad (Montero 2001:175-178). Es el caso, por ejemplo, de las construcciones absolutas de participio no embargante que o no obstante que, que inicialmente aparecen restringidas a textos jurídicos y que de aquí pasan a la prosa literaria culta. También es este el caso de no obstante, que alcanza posteriormente una mayor difusión, ya con el valor de conector adverbial (→ Capítulo 18). 3707

30.1

oraciones concesivas

30.1.5. Las construcciones concesivas Para expresar la concesividad, los hablantes disponen de una serie de estrategias discursivas, algunas de las cuales se han sedimentado como construcciones gramaticales, con un grado variable de fijación, y en algunas ocasiones han dado lugar a conjunciones como unidades de la gramática oracional. Así ocurre con las conjunciones que se estudian en el presente capítulo, pero conviene recordar, antes de entrar a examinarlas, que no todas las relaciones de concesividad se manifiestan por este procedimiento. A continuación se apuntan de manera sucinta las principales construcciones de valor concesivo, ordenándolas según el grado de fijación gramatical (Obrist 2008), de menor a mayor fijación, y según su vinculación al ámbito del discurso, al de la oración compuesta o al de la oración simple. a) Situándonos en el ámbito del discurso, la relación concesiva puede desprenderse del contexto y manifestarse por la mera yuxtaposición de dos constituyentes que presentan contextualmente algún tipo de contraposición semántico-pragmática, sin ningún tipo de elemento que explicite esta contraposición (6). En un caso como este la idea de concesividad se deduce del significado mismo de los dos constituyentes yuxtapuestos, y del contraste que se establece entre ellos de acuerdo con nuestro conocimiento del mundo. (6)

Niña era de días, de seso acabada [Domingo, 317c]

b) En el ámbito del discurso, pero con un elemento explicitador, la concesividad se puede manifestar mediante expresiones adverbiales que retoman anafóricamente lo expresado en la oración previa para matizarlo o contraponerlo y funcionan como conectores discursivos. El valor anafórico puede quedar explícito mediante un pronombre reasuntivo (7a) pero este pronombre tiende a elidirse a medida que la construcción se fija con un valor contrastivo (7b). Estos elementos, por otra parte, pueden combinarse con conjunciones adversativas de manera que queda reforzada la idea de contraposición (7c). (7)

a.

et es en aquesto atal commo el labrador que sienbra las legunbres en la tierra por aver mieses et ha de aquesto quanto quiere; con todo aquesto non le mengua ý de aver algunas yervas de que se ayude et se aproveche [Calila, 105] b. Finalmente allí lloré mi trabajosa vida pasada, y mi cercana muerte venidera, y con todo disimulando lo mejor que pude le dixe [lt, 40] c. Mas por tod esso non dexes de irte luego pora allá, ca el faraón será nuevo e non sabrá aún tanto de mal [gei, 1.84] 3708



construcciones concesivas

30.1.5

c) Una variante más elaborada de esta conexión discursiva se encuentra en la estrategia de combinar el adverbio bien, que refuerza en la primera oración la idea que se asevera, con una conjunción adversativa en la segunda que matiza o contradice lo expuesto previamente. (8) —Bien es así commo tú dizes, pero el omne de buen acuerdo non se deve asegurar en aquel con quien está omiziado [Calila, 275] —Bien veedes vós cómo Faraón á comprado por heredad a vós e a toda vuestra tierra e a cuanto avedes, mueble e raíz, e todo es suyo enteramientre si él quisiere. Mas quiérevos fazer esta merced, que tomedes d’él semient e las eredades, como es puesto entre mí e vós, e que labredes e sembredes [gei, 1.484] d) Dejando el discurso y pasando al ámbito de la oración subordinada, encontramos construcciones gramaticales que, sin tener un valor propiamente concesivo, lo asumen en un contexto adecuado. Así, por ejemplo, el llamado subjuntivo concesivo, esto es, el subjuntivo que aparece en formas verbales focalizadas y sintácticamente independientes como en (9a). También se pueden integrar en este grupo las construcciones de gerundio (9b) y de infinitivo precedidas de preposición (9c), o las subordinadas introducidas por conjunciones no propiamente concesivas (9d). (9) a. Sea un omne nesçio e rudo labrador, / los dineros le fazen fidalgo e sabidor [lba, 491a] b. —¡Ay, Dios, Señor!, ya vees mi flaqueza et mi poco poder, et quánto mal me ha fecho mi marido a tuerto, seyendo yo sin culpa [Calila, 140] c. ¡Ay, señor, y cómo le quiero bien! No se case sino con su gusto y mujer de casta, que le prometo que, con ser yo no muy rica, no he querido casar mi sobrina, con haberle salido ricos casamientos, por no ser de calidad [Buscón, 223] d. Los moros e las moras vender non los podremos, / Que los descabeçemos nada non ganaremos [Cid, 619-620] e) Dentro del ámbito de la subordinación, pero ya sin dependencia del contexto, se encuentras las conjunciones o locuciones conjuntivas de significado concesivo: maguer(a) (que), comoquier(a) que, aunque, etcétera. (10) a. Mager los estan lamando, ninguno non responde [Cid, 2305]

3709

30.1



oraciones concesivas

b. Et commo quier que muchas trazones le dixieron, nunca pudieron guisar con el rey quel fiziese ningún mal [Lucanor, 54] c. No lo es, mas aunque fuesse doliente, podría sanar [Celestina, 1.119]

f) Además la concesividad puede ser expresada igualmente por medio de una serie de construcciones heterogéneas de carácter condicional concesivo (véase supra §30.1.3), bien de tipo universal, que se refieren al conjunto de posibilidades (11a), bien escalar, que hacen referencia al punto extremo de una escala cuantificada (11b), o bien alternativo, que incluyen una disyunción entre una posibilidad y la contraria (11c). (11) a. b.

c.

Pues que por mi ganaredes ques quier que sea dalgo [Cid, 504] Et si oviere aver et non le fiziere fazer fruto, aína se deve acabar por poco que despienda [Calila, 123] El que querié fazer sacrificio de alguna animalia tomávala, e quier fuesse ella de los mayores ganados quier de los menores catava el que querié fazer aquel sacrificio cómo essa animalia que ofrecié que fuesse toda sin manziella [gei, 2.429]

g) En el ámbito de la oración simple, la concesividad se puede expresar mediante preposiciones, como ocurre en francés con malgré o en catalán con malgrat. En español, no hay preposiciones específicamente concesivas pero sí locuciones prepositivas entre las que destaca a pesar de. (12)

Verter por derramar avemos ya dexado, a pesar del refranejo que dize: “Agua vertida, no toda cogida” [Diálogo, 208]

En este capítulo nos centraremos básicamente en las conjunciones y locuciones conjuntivas, pero también se hará referencia a los conectores adverbiales y a las locuciones prepositivas que mantienen algún tipo de relación con las conjunciones. Es el caso de los conectores adverbiales (em)pero y con todo (eso), a partir de los cuales se formaron las conjunciones (em)pero que y con todo (y) que, o el de las locuciones prepositivas como a pesar de, que pasan a ser locuciones conjuntivas cuando van seguidas de que y seleccionan una oración con el verbo en forma personal: a pesar de que. Por su interés y fijación, también analizaremos las construcciones prepositivas del tipo por grande que sea. Este capítulo está estructurado en 17 apartados, contando la presente introducción. En el bloque §§30.2-30.4 presentamos aspectos de carácter general: en §30.2 ofrecemos un panonorama comparativo de las principales conjunciones en las diferentes lenguas románicas, con el objetivo de mostrar la íntima relación y, 3710



conjunciones concesivas en las lenguas románicas

30.2

al mismo tiempo, las peculiaridades que se dan entre ellas en este punto de la sintaxis; en §30.3, damos cuenta de los temas principales abordados por la amplia bibliografia existente sobre las construcciones concesivas en la historia del español; y §30.4 está dedicado al corpus utilizado en la investigación. En los §§30.5-30.8 analizamos las diferentes conjunciones y locuciones conjuntivas de la historia del español: en §30.5 maguer(a) (que); en §30.6 comoquier(a) que y otros compuestos con la forma verbal quier; en §30.7, aunque, y en §30.8 otras conjunciones de uso más restringido (pero que, puesto que, ya que, bien que, si bien y los usos concesivos de que, cuando, si y como). En §§30.9-30.12 tratamos otro tipo de elementos próximos a las conjunciones concesivas pero no siempre equiparables a estas; concretamente, en §30.9 analizamos las locuciones prepositivas del tipo a pesar de o pese a que dan lugar a locuciones conjuntivas (a pesar de que, pese a que); en §30.10, las locuciones que provienen de cláusulas absolutas o de construcciones similares, como no obstante, embargante o sin embargo; en §30.11, las construcciones con las preposiciones con, por y para, que pueden asumir un valor concesivo en determinados contextos; y en §30.12 diferentes tipos de construcciones de formación reciente y de menor difusión. El estudio propiamente dicho de las construcciones concesivas acaba en §30.13, en el que analizamos las construcciones correlativas, muy frecuentes en la Edad Media, aquellas en las que una conjunción concesiva se encuentra en correlación con un conector adverbial. Se trata, concretamente, de correlaciones del tipo maguer... pero o aunque... sin embargo. Finalmente, cierran el presente estudio los §§30.14-30.17: en §30.14 presentamos, de forma resumida, los principales hallazgos de nuestro análisis y en §30.15 las conclusiones generales; en §30.16 las referencias bibliográficas del corpus y en §30.17 la bibliografía utilizada en el capítulo.

30.2. Las conjunciones concesivas en las lenguas románicas Como hemos apuntado, la formación de conjunciones concesivas sigue unos patrones recurrentes y presenta unas fuentes léxicas o gramaticales bastante delimitadas. En este sentido, el grado de coincidencia interlingüística es muy alto y resulta sorprendente si comparamos las conjunciones del latín y de las lenguas románicas. En el esquema siguiente aparecen las conjunciones más usuales del latín y las lenguas románicas teniendo en cuenta el significado de la palabra o construcción de la que proceden. Las formas antiguas se marcan con un asterisco.3 3 Sobre las conjunciones concesivas latinas, véanse Bassols (1956:II.285-291), Cortés (1992:101-126) y Ernout y Thomas (1951/1953:350-354). Respecto a las lenguas románicas,

3711

[3712]

*(em) como quer que, comquanto

quantunque quoique

*(em)pero que, (por) mais que

per més que, perchè per bé que



Adverbios focales de origen aspectual



aunque ainda que *ya que

encara que anchor che *jatsia (que)

encore que, *ja soit (ce) que

quando che, quand même Conjunciones cum, aun cuando [dum] quand’anche, temporales *poscia che, poichè

*(em)pero que, (por) más que

si... (tamen), si bien se bem que si bé sebbene si bien, etiamsi, siquier(a) même si etsi, tametsi

Construcción causal

Conjunción condicional

(Construcciones quamvis, *comoquier que de) relativo quamlibet, indefinido con quamquam valor universal

Rumano fie c

chiarcînd, dup ce, în timp ce, in vreme ce, pe cît vreme

de i, de, ( i) s chiarde/s

m car (c / s )

Catalán Italiano Francés *jatsia (que) *avvegna che *ja soit (ce) que

quamvis, *maguer(a) (que) *macar, baldament magari licet, *comoquier que embora, quamlibet *(em) como quer que

Portugués

Verbo o construcción de voluntad, deseo, permiso

Español

Latín

Subjuntivo yusivo

Esquema 1 Conjunciones concesivas latinas y romances (parte i)

[3713]

(per) bé que, si bé

(amb) tot i que

Francés Rumano



malgrat que, a pesar que



posto che

benchè, sebbene

(con) tutto che

malgré que

posé que

bien que



Otras construcciones negativas

[ni que]

nem que

ni que



cu toate c

f r (ca) s

*no embargante *não embargando no obstant que, non ostante che non obstant Negación de un impedimento que, no obstante que, *não *no contrastant que que, non que, sin embargo embargante que, contrestant de que que

*a despecho de que, Construcción con valor de mal que, desaprobación a pesar de que, pese a que

*pôsto (caso) que *posat (cas) que

*puesto (caso) que

contudo

Construcción absoluta de acceptación

con todo (y) que bien que (se) bem que si bien



Adverbios de aseveración

Cuantificador universal

Italiano

mesmo se, pur che même si, chiar dac etiamsi, etsi mesmo que quand même (de, s ) vel si chiar cînd vel... tamen

Catalán

Otros adverbios focales

Portugués

Latín Español



Esquema 1 Conjunciones concesivas latinas y romances (parte ii)

30.2

oraciones concesivas

En primer lugar hay que señalar que ninguna de las conjunciones latinas se ha mantenido en las lenguas románicas. Esta falta de continuidad se ha explicado generalmente a partir de la complejidad de las relaciones concesivas (Mariner 1982:53) y de la necesidad de un grado de abstracción lógica de la que carecería el románico primitivo (Miltschinsky 1917:1). Ahora bien, conviene puntualizar que la desaparición de las conjunciones latinas no implica que se perdiera el mecanismo de la concesividad sino uno de los recursos mediante el cual se expresa: aquel que es más propio de la lengua escrita y del discurso más elaborado y que permite expresar la idea de concesividad mediante una conjunción específica y léxicamente marcada. El uso de conjunciones polivalentes, de construcciones con un subjuntivo yusivo focalizado, de conexiones discursivas, etc., no implica necesariamente una sintaxis más pobre sino, en todo caso, una sintaxis menos especializada o con mecanismos diferentes de los que se emplean en la lengua escrita. En segundo lugar, podemos observar que, a pesar de la falta de continuidad entre el latín y las lenguas románicas en cuanto a la codificación de la concesividad, estas sí que presentan a menudo esquemas y fuentes léxicas semejantes a las del latín (Montero 2001:171-172), cosa que no ha de resultar extraña si se tiene en cuenta que se trata de patrones muy generales en la formación de conjunciones concesivas. La semejanza, por otra parte, resulta mucho mayor cuando se comparan las diferentes lenguas románicas, ya que en este caso no sólo se repiten los esquemas semejantes sino también, en muchas ocasiones, los elementos léxicos que aparecen en estos esquemas. Entre los esquemas más antiguos, hay que destacar las construcciones con subjuntivo focalizado con valor yusivo: sea que, ocurra que, que aparecen en diferentes lenguas románicas: jatsia que, avegna che. En español también se documenta la forma ya sea que, pero se trata de un préstamo del catalán poco usual (Ridruejo 2007). La conjunción más antigua del español, maguer(a) (que), proviene de una interjección con el valor de ‘ojalá’ y nos sitúa en otro patrón recurrente, basado en construcciones de voluntad, deseo, permiso. También son muy productivas, las construcciones con relativo indefinido de valor universal: cuanto quiera, de cualquier manera, etc., o con una conjunción condicional, causal o temporal. Otros esquemas recurrentes presentan un adverbio focal de inclusión, incluso, el cuantificador universal, todo, una negación, o una expresión que indica aceptación o rechazo. además de la información general que aportan Diez (1836-1844/1874-1876:III.331-336) y Meyer-Lübke (1890-1906/1974:III.719-725), se pueden consultar para el portugués Algeo (1973) y Silva Dias (1918:291-296), para el catalán Klesper (1930), Salvador (2002) y Rofes (2007, 2010, 2012a, 2012b), para el occitano Miltschinsky (1917:1-164), para el italiano Barbera (2010), Miltschinsky (1917:165-186) y Rohlfs (1969:185-187), para el francés Klare (1958) y Soutet (1992), y para el rumano Academiei Romîne (1963:325-329).

3714



breve estado de la cuestión

30.3

Dado el alto grado de coincidencia románica en diferentes soluciones, se ha considerado a veces que alguna de estas conjunciones provenía de formas del latín vulgar no testimoniadas. Es el caso, por ejemplo, de un hipotético bene habet quod, a partir del cual surgirían conjunciones del tipo ‘bien que’ (Badia 1952:50; Bourciez 1946:282). La documentación, sin embargo, no avala esta hipótesis y hay que pensar más bien en un origen poligenético y, sobre todo, en una influencia mutua entre las diferentes lenguas románicas. Muchas conjunciones concesivas son propias de registros formales (literatura culta y textos jurídicos, especialmente) y en este ámbito es más fácil que en otros registros la entrada de préstamos y la imitación de construcciones. En la Edad Media este hecho se vio favorecido por la circulación de manuscritos en diferentes lenguas románicas y por la importancia cultural de las traducciones, del latín o de otras lenguas romances. Durante el Renacimiento y el Barroco, es constatable el estrecho contacto con Italia y el prestigio de la literatura y cultura italianas. Los préstamos o la imitación de construcciones son claros en unos casos (como el ya citado de ya sea que), pero no son tan evidentes en otros. Entre estos últimos se pueden citar las conjunciones bien que o si bien, que a veces se han atribuido a influencia externa —del italiano en el primer caso, y del italiano, el francés o el catalán en el segundo—, aunque la mayoría de investigadores prefieren optar por aportar argumentos para justificar su origen interno (Cortés 1992; Herrero 2005:462-464; Rivarola 1976:96-106). El problema, sin duda, se diluye un poco si pensamos en la especial porosidad que muestran las lenguas románicas en este punto de la sintaxis y en la existencia de patrones recurrentes.

30.3. Breve estado de la cuestión Dentro de los estudios de sintaxis histórica, los dedicados a las conjunciones concesivas ocupan un lugar destacado. Si durante muchos años era correcto afirmar que la sintaxis era la pariente pobre de los estudios de gramática histórica, también lo era que existían algunas excepciones importantes y una de estas eran las construcciones concesivas y los elementos que las introducen, especialmente las conjunciones. El interés que ha despertado este tema, tanto en los estudiosos del español como de otras lenguas, se debe, sin duda, a algunas de las propiedades ya apuntadas de las conjunciones concesivas. En primer lugar, al hecho de que las conjunciones concesivas tiendan a renovarse cíclicamente y que cada cierto tiempo surjan nuevas estrategias para expresar la concesividad. En segundo lugar, al hecho de que se originan a partir de un conjunto de fuentes léxicas variado pero al mismo tiempo recurrente y de carácter muy general.

3715

30.3

oraciones concesivas

En las páginas anteriores ya se han apuntado muchos de los temas y tópicos recurrentes en los estudios sobre la formación de conjunciones concesivas. Ahora, por lo tanto, nos limitaremos a reseñar brevemente los estudios, numerosos, que se han centrado en el análisis del origen y la difusión de las principales conjunciones concesivas del español. Encabezan esta larga lista de trabajos, los artículos de Vallejo (1922, 1925) sobre las conjunciones concesivas usadas en la prosa de don Juan Manuel. Aparte de las certeras conclusiones a las que llega sobre estos elementos, a él debemos un análisis muy refinado del llamado subjuntivo temático, o polémico, que aparece en determinadas concesivas con valor factual. En el grupo de estudios más antiguos también hay que citar el trabajo de Höfner (1923), que tuvo escasa difusión, o la información referida a diferentes conjunciones concesivas que aparece en obras lexicográficas como las de Cuervo (1886-1994:s.vv. aunque, bien, como) o de Corominas (1980-1991:s.v. maguer) o en el trabajo de Keniston (1937:§29.72) sobre la prosa del siglo xvi. Después de este primer grupo de estudios, ocupa un lugar privilegiado el trabajo de Rivarola (1976), en el que se analizan las conjunciones del español medieval y clásico. Se trata de una aportación muy relevante, que parte de una sólida teoría lingüística, desarrolla un análisis pormenorizado de cada conjunción y aporta una rica documentación a partir de un extenso corpus de obras literarias y no literarias. Siguiendo el modelo utilizado por Klare (1958) para el francés, analiza las conjunciones a partir de tres periodos: de los orígenes al siglo xiii, los siglos xiv y xv, y los siglos xvi y xvii. Esta clasificación permite relacionar las conjunciones que alternan y compiten en cada momento y destacar los cambios que se producen en cada periodo, aunque no facilita el análisis global de la evolución de cada conjunción, ya que sigue un esquema bastante rígido basado en el modo con que se construye la subordinada (indicativo, subjuntivo factual o no) o en el hecho de que aparezca sin verbo explícito. Un procedimiento semejante se adopta en el estudio de Cortés (1992), que también analiza el conjunto de conjunciones concesivas y destaca por su completísima documentación, que alcanza hasta el español contemporáneo. Centrados en las conjunciones medievales, son igualmente relevantes los trabajos de Algeo (1973) sobre las conjunciones del español y portugués, de Montero (1992a) sobre las principales tendencias en la expresión de la concesividad en el español medieval, y de Garachana (1997) e Ibba (2008) sobre los procesos de gramaticalización de conectores concesivos. Son abundantes también los estudios que se centran en una conjunción o aspecto determinado, o en el análisis de las conjunciones concesivas en una obra concreta. Respecto a los primeros, destacan los centrados en maguer(a) (que) (Ibba en prensa; Montero 1992b), comoquier(a) que (Montero 1992c; Ridruejo 2009), aunque (Elvira 2005), siquier (Elvira 2007; Ridruejo en prensa), no obstante (que) y sin embargo (de (que)) (Garachana 1988), 3716



breve estado de la cuestión

30.3

ya sea que (Ridruejo 2007), las construcciones cuantitativas del tipo por grande que sea (Algeo 1981; Elvira 2003) o las construcciones correlativas o pleonásticas en las que la conjunción aparece reforzada por un conector adverbial como con todo (Algeo 1971; Montero 1993a, 1993b; Saralegui 1992). Entre los estudios sobre la concesividad en una obra determinada hay que destacar, por su extensión y profundidad en el análisis, el trabajo de Bartol (1986:143-230) sobre las conjunciones en las Siete Partidas. En la misma línea de estudio centrado en un autor u obra concreta, se han realizado trabajos sobre las concesivas en Feijoo y Torres Villaroel (Ariza 1981), en diferentes obras alfonsíes (Rivas 1990), en el Oraçional (Cabrera 1992), los Sueños y discursos de Quevedo (Cortés 1997), el Libro de los buenos proverbios (González Ramírez 2003), en El Libro de los Ordenamientos de la ciudad de Sevilla (García Cornejo 2006:330-361) o en las biblias romanceadas medievales (Pons 2009). Finalmente, también son interesantes las reflexiones que se hacen sobre las conjunciones concesivas en obras de carácter más general, como el estudio de Herrero (2005:cap. 10) sobre la oración compuesta y el de Espinosa (2010:352-364) sobre las palabras gramaticales. Dada la cantidad y la calidad de los estudios históricos dedicados a las construcciones concesivas y especialmente a la formación de las correspondientes conjunciones, resulta difícil aportar grandes novedades en el estudio de este campo de la sintaxis diacrónica. Como ocurre en todos los estudios dedicados a este tema, en nuestro trabajo nos interesamos por el origen de cada conjunción o locución conjuntiva pero tratamos de explicar este origen a partir de los patrones generales delimitados en §30.2 (en especial, la interpretación de la concesividad como expresión de causa ineficiente) y de las condiciones sintácticas y discursivas a partir de las cuales emerge el valor concesivo. Una perspectiva semejante, de hecho, ya había sido adoptada para algunas conjunciones o expresiones concesivas por Garachana (1988), Elvira (2005, 2007) o Ridruejo (2007, 2009), entre otros. Siguiendo el modelo iniciado por Rivarola (1976), para analizar la evolución de las conjunciones concesivas del español tenemos en cuenta el modo en que aparece la subordinada (indicativo y subjuntivo), la posibilidad de usarse sin verbo explícito y el carácter factual o no factual de esta, y vinculamos estas opciones con el hecho de que la subordinada se comporte como condicional concesiva o como concesiva propia. Pero además tenemos en cuenta el carácter antepuesto o pospuesto de la subordinada y por tanto su valor respectivamente temático o remático. Estas variables, de hecho, permiten constatar cómo las locuciones que tienen inicialmente un valor condicional concesivo pueden asumir también un valor concesivo propio y alcanzar en ocasiones un valor próximo al adversativo, mientras que el cambio en sentido inverso, de concesiva propia a condicional concesiva, se comprueba que está mucho más restringido (→ Capítulo 22) (→  Capítulo 32).

3717

30.4

oraciones concesivas

Respecto a la difusión y consolidación histórica de las conjunciones, en la mayoría de estudios se tiene en cuenta la variable dialectal pero no tanto el tipo de texto y las tradiciones discursivas. En nuestro trabajo tratamos de tener en cuenta estos últimos factores, que resultan especialmente productivos en las conjunciones de menor difusión y en los estadios iniciales y finales de aquellas que alcanzan mayor implantación en la lengua. A diferencia de los procedimientos más habituales en otros autores, nuestra contribución no sólo analiza las conjunciones concesivas, sino que incluye también la consideración de las preposiciones o locuciones prepositivas y los conectores adverbiales de valor concesivo. Esta decisión metodológica obedece, por una parte, al hecho de que los mecanismos que explican el origen de todos estos elementos son semejantes y, por otra, a la observación de que un mismo elemento puede asumir funciones diferentes a lo largo de su evolución o en un mismo estadio evolutivo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con a pesar de, que inicialmente se combina sólo con frases nominales, y funciona como locución prepositiva, pero que más tarde también lo hace con oraciones de infinitivo y con oraciones finitas, y en este último caso funciona como locución conjuntiva seguida de que.

30.4. El corpus El corpus está constituido básicamente por obras en prosa pero también hemos incluido algunas obras en verso, sobre todo porque a veces presentan en algún caso peculiaridades o restricciones respecto al uso de ciertas conjunciones. Además del Cantar de mio Cid, se han tenido en cuenta dos obras de Berceo: Vida de santo Domingo y Los milagros de nuestra Señora, y también el Libro de buen amor, el Rimado de Palacio, el Laberinto de Fortuna. Son igualmente en verso algunas obras teatrales: las Comedias de Torres Naharro y El señorito mimado y La señorita malcriada de Tomás de Iriarte. En algunas obras largas hemos procesado tan sólo una parte, aunque también hayamos tomado muestras del conjunto. Se trata, concretamente, de la Primera parte del Quijote, el Guzmán de Alfarache y Los bandidos de Río Frío, los 170 primeros capítulos de la Historia verdadera de la conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo y las tres primeras series de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma (pp. 85-348). En los cuadros 1, 2 y 3 abajo aparecen ordenadas cronológicamente las obras que constituyen el corpus base del estudio y las conjunciones que se han documentado en cada ocasión. En el caso de los Documentos lingüísticos de la Nueva España los datos aparecen desglosados teniendo en cuenta periodos de cincuenta 3718



el corpus

30.4

años. El número de obras del corpus es menor en el periodo contemporáneo que en el medieval y moderno, ya que los principales cambios se producen durante la Edad Media y la primera parte de la Moderna. Además del corpus base, se han tomado en consideración complementariamente otras obras, así como los corpus informatizados de la Real Academia Española, Corpus Diacrónico del Español (corde) y Corpus de Referencia del Español Actual (crea) y, en menor medida, el Corpus del Español (ce) de Mark Davies. Este corpus adicional nos ha permitido obtener datos de conjunciones o construcciones concesivas poco habituales. Para las ediciones utilizadas y las abreviaturas, véase el Corpus bibliográfico final en §30.16. Los datos que aparecen en los cuadros que presentamos a continuación permiten tener una visión panorámica de estos cambios, que facilita el análisis que de cada conjunción se realizará a lo largo del capítulo. Históricamente resulta sorprendente la variedad de recursos usados en la lengua medieval y el hecho de que se puedan establecer etapas cronológicas bastante nítidas, teniendo en cuenta de manera particular la conjunción que resulta más frecuente en cada momento. El cuadro 1 abajo presenta los porcentajes de las obras medievales analizadas en el corpus base.4 Partiendo de los porcentajes, se pueden distinguir cuatro fases o periodos en la lengua medieval. a) Una primera etapa que concluiría a mediados del siglo xiii y, más exactamente, con el inicio del reinado de Alfonso X, en la que se usa de manera exclusiva la conjunción maguer(a) (que). b) Una segunda etapa, que se identifica básicamente con el reinado de Alfonso X el Sabio, donde maguer(a) (que) continúa siendo la conjunción mayoritaria pero ya se documentan otras locuciones como pero que, comoquier(a) que y aunque. c) Una tercera etapa, que corresponde básicamente al siglo xiv y que tiene su máximo exponente en El conde Lucanor. En esta etapa, la conjunción mayoritaria es comoquier(a) que, a pesar de que presenta restricciones significativas de tipo textual (es poco frecuente en textos poéticos) y funcional (apenas se usa en oraciones condicionales concesivas). La pujanza de comoquier(a) que se

4 En este cuadro y en los dos siguientes no se han incluido casos de conjunciones que sólo asumen un valor concesivo en un contexto determinado, como que, si, cuando o dado que. En el apartado de otras conjunciones aparecen abreviadas aquellas que en cada momento tienen un carácter más marginal; concretamente: bq = bien que; ct = con todo (y) que; cq = comoquier(a) que; m = maguer(a); mq = mas que; ne = no embargante (que); no = no obstante (que); se = sin embargo de (que); sq = siquier; yq = ya que; ys = ya sea que. La conjunción que aparece entre paréntesis, ya que se trata de elementos que pueden funcionar como locución conjuntiva o como preposición o locución prepositiva y seleccionar una oración con el verbo en forma finita (con que) o en infinitivo (sin que).

3719

30.4

oraciones concesivas

Cuadro 1 Conjunciones concesivas en obras medievales Maguer(a) Comoquier(a) Pero que (que) que que

Aunque

Puesto Otras

Cid 9 ca. 1140 100% Fazienda 1 ca. 1153 100% Poridat 4 ca. 1250 100% 3 1 1 (bq) Calila 67 1250 94% 4% 1% 1% 1 (sq) Berceo 27 1 8 2 1240-1260 69% 3% 20% 5% 3% gei 335 62 64 10 1270-1280 71% 13% 14% 2% Zifar 70 84 64 11 1 1310-1320 30% 36% 28% 5% < 1% Lucanor 8 93 5 23 1 1335 6% 71% 4% 18% < 1% lba 14 4 11 5 1 1330-1343 40% 11% 32% 14% 3% 89 7 55 Leomarte ca. 1350 59% 5% 36% Pedro I 29 83 4 8 12 1370 21% 61% 3% 6% 9% Rimado 67 2 1 28 1384-1388 68% 2% 1% 29% abc 4 13 38 ca. 1429-1438 7% 24% 69% 1 92 1 1 (bq) Corbacho 1438 1% 92% 1% 5 (sq) 1 (ys) 7% Prosas 1 3 41 17 1439-1946 2% 5% 66% 27% 13 2 1 (ne) Laberinto 8 1444 34% 54% 8% 4% gs 21 19 2 1450-1455 50% 45% 5% 138 110 Enrique IV 1480 56% 44% 32 50 Varones 1485 39% 61% 12 39 20 Cárcel 1492 17% 55% 28%



3720



el corpus

30.4

asocia también al retroceso, todavía no muy marcado, de maguer(a) (que) y a la consolidación de aunque. d) Y la última etapa de la época medieval, correspondiente al siglo xv, en la que se impone la conjunción aunque, al tiempo que maguer(a) (que) entra en decadencia y comoquier(a) que mantiene un cierto uso, sobre todo en el discurso historiográfico. La heterogeneidad del periodo medieval contrasta claramente con la homogeneidad del periodo moderno (cuadro 2) y contemporáneo (cuadro 3), en los que aunque es la conjunción hegemónica y en algún caso exclusiva. En el periodo moderno, los hechos más destacados son el mantenimiento de puesto que durante los Siglos de Oro y su uso significativo en ciertas obras, y la consolidación de si bien en el siglo xvii, que ya se documenta con anterioridad pero con una frecuencia baja. En el periodo contemporáneo se puede destacar la difusión de a pesar de (que) y de la variante más tardía pese a (que), y el abandono, o casi abandono, de bien que, históricamente poco usual. Cuadro 2 Conjunciones concesivas en obras de la Edad Moderna Aunque

Puesto (caso) que

Si bien

Bien que Otras

Celestina 107 5 1 (m), 1 (cq) 1499 95% 3% 2% 1 4 Comedias 30 1517 86% 3% 11% Diálogo 77 3 1 3 1 (yq), 4 (ne) 1535 87% 3% 1% 3% 6% 3 (yq) Naufragios 51 1542 94% 6% 1 1 (m), 1 (cq) Lisandro 63 4 1542 90% 6% 1% 3% dlne 63 8 2 (cq), 1 (yq), 1525-1543 79% 10% 5 (ne), 1(no) 11% 1 (cq), 3 (yq) Coloquios 117 3 1547-1551 96% 2% 2% 1 (yq) Brevísima 20 6 1552 74% 22% 4% lt 39 1 1554 98% 2% dlne 63 1 1550-1583 98% 2%

3721

30.4

oraciones concesivas

Aunque

Puesto (caso) que

Si bien

Bien que

Otras

1 1 (yq) Abencerraje 16 1565 88% 6% 6% 10 (yq), 1 (ne) Bernal 132 105 1568-¿? 53% 42% 5% 4 (yq), 4 (no) Pajes 112 ca. 1573 93% 7% 276 67 3 1 3(m),2(mq),16(yq) Quijote i 1605 75% 18% 1% 0% 6% 4 (yq) Hija 39 1612 91% 9% 1 (m), 1 (yq) Dorotea 107 3 12 1632 86% 2% 10% 2% dlne 23 3 (no) 1609-1640 88% 12% 3 Diablo 21 1641 88% 12% 1 1 8 (yq) Hombre 111 1686 91% 1% 1% 7% dlne 37 3 (se) 1681-1697 93% 7% dlne 61 1 (no) 1731-1748 98% 2% 1 (yq), 1 (no) Vida 50 1743-1758 96% 4%

Cuadro 3 Conjunciones concesivas contemporáneas

Aunque Si bien A pesar de Pese a Bien que Otras

54 3 (se), 3 (no) 1750-1799 90% 10% Señorito 40 1 (se), 1 (no), 2 (ct) 1787, 1788 91% 9% cn/Sí 16 11 1 (yq) 1792, 1805 57% 39% 4% dlne 13 1 (se) 1800-1816 93% 7% Larra 97 40 5 2 1 (yq) 1828-1836 67% 28% 3% 1% 1% dlne

3722





el corpus

30.4

Aunque Si bien A pesar de Pese a Bien que Otras

Tradiciones 28 6 1 (m), 4 (se), 2 (ne) 1872-1875 68% 15% 17% Regenta 219 9 19 2 (yq), 1 (no) 1884-1885 88% 4% 8% 0% Bandidos 136 4 6 5 1 (se), 15 (no), 3 (ct) 1888 80% 2% 4% 3% 11% Casticismo 13 5 1 4 1895-1902 57% 22% 4% 17% Tabla 72 1 2 1990 96% 1% 3% Suerte 43 1990 100% Chica 57 10 1 2008 84% 15% 1% El País 59 3 5 11 8.8.2010 76% 4% 6% 14% El cuadro 4 abajo muestra de manera condensada la información proporcionada por los cuadros 1, 2 y 3.5 Concretamente se indica el porcentaje de uso de cada conjunción a lo largo de la historia del español. Dada la variación en el uso de las conjunciones que se produce durante los siglos medievales, esta época se subdivide en tres periodos: el que alcanza hasta el siglo xiii, el siglo xiv y el que corresponde al xv. No se establecen subdivisiones para la Edad Moderna ni la Edad Contemporánea, periodos mucho más homogéneos. Se confirma lo que ya hemos señalado. En primer lugar, que en la Edad Media se documentan las tres conjunciones básicas de la historia del español, que además muestran una clara preferencia por épocas: maguer(a) (que), que es la única que aparece en los textos más antiguos y la más frecuente hasta final del siglo xiii; comoquier(a) que, que es la más frecuente en el xiv; y aunque, que es la más frecuente en el xv y hasta la actualidad. Y en segundo lugar, se observa que se produce una cierta renovación del repertorio de conjunciones, y junto a la decadencia y desaparición de unas, se constata igualmente la aparición de otras. Así, por ejemplo, desaparecen conjunciones tan frecuentes en ciertos periodos como pero que, comoquier(a) que, maguer(a) que y puesto (caso) que. En cambio, se forman otras muy usuales en la actualidad como si bien, a pesar de (que) y pese a (que).

5 No incluimos la locución ya sea que que sólo aparece en una obra del corpus seguramente por influencia del catalán.

3723

30.4

oraciones concesivas

Cuadro 4 Conjunciones concesivas documentadas en el Corpus base ...-xiii

EMed xv

EMod ECont

xiv

Maguer(a) que 443 188 13 6 1 74% 24% 2% 0% 0% Comoquier(a) que 63 355 220 5 11% 45% 34% 0% Pero que 72 92 12% 12% Aunque 15 130 402 1615 847 3% 17% 63% 83% 82% Puesto (caso) que 1 15 206 0% 2% 10% Bien que 1 1 14 22 0% 0% 1% 2% Siquier 1 5 0% 1% No embargante (que) 1 10 2 0% 1% 0% No obstante (que) 10 20 1% 2% Mas que 2 0% Ya que 54 4 3% < 1% Sin embargo de (que) 3 10 0% 1% Si bien 18 68 1% 6% Con todo (y) que 5 1% A pesar de (que) 46 4% Pese a (que) 13 1% Total

596

780

3724

642

1 943

1 038



la conjunción maguer(a) (que)

30.5

30.5. La conjunción maguer(a) (que) En la mayoría de lenguas románicas las primeras conjunciones provienen de construcciones con un subjuntivo yusivo, esto es, de construcciones con un verbo focalizado en subjuntivo como la catalana jatsia ‘ya sea que’ o la italiana avvegna che ‘ocurra que’. En español este tipo de subjuntivo aparece en las construcciones yuxtapuestas, sea por esto, sea por aquello..., y en alguna subordinada con valor concesivo, como en el ejemplo (9a), que repetimos de nuevo como (13). (13)

Sea un omne nesçio e rudo labrador, / los dineros le fazen fidalgo e sabidor [lba, 491a]

Este esquema, sin embargo no ha dado lugar a ninguna conjunción específica, seguramente porque el castellano y las otras variedades románicas emparentadas, el leonés y el navarro-aragonés, poseen desde los orígenes una conjunción plenamente consolidada, que funciona tanto en las oraciones concesivas propias como en las condicionales concesivas. Nos referimos a la conjunción maguer (que) o a las variantes magar (que) y maguera (que). Esta conjunción, de hecho, ya aparece con la forma makare ke, en una de las Glosas silenses (siglo xi), para aclarar el significado de la conjunción latina quamvis (14a), y es la única conjunción concesiva que se documenta en el Cid (14b) y en otros textos primitivos (14cd). (14) a.

Mulier, quamuis [makare que siegat] docta [doctrinata] et sancta, uiros in conbentu [conceillo] docere non presumat [Glosas silenses, apud Menéndez Pidal 1926/1950:21] b. Mager plogo al rey, mucho peso a Garçiordonez [Cid, 1345] c. Maguer que era captivo, non dexo la carrera de la verdat, e tod ço que avie partie con los captivos de su generacion [Almerich, Fazienda de Ultramar, ca. 1200, corde] d. Et maguer quiera ningun de elos, non aia poder des repentir de aqueste pleito [dle, 1206, 309.418] Esta conjunción, por otra parte, no es exclusiva del castellano. Dentro de la península ibérica también se documenta en el gallego-portugués antiguo, macar, y también, como préstamo romance incorporado al árabe, makkar, en el cancionero de Ben Quzman, y por lo tanto en el habla de Córdoba de principios del siglo xii (García Gómez 1972:III.336, 473; Corominas 1980-1991:s.v. maguer).6 Además del valor concesivo, en esta obra funciona como interjección desiderativa, ‘ojalá’, 6 También existe alguna documentación esporádica de macari en catalán (Soberanas 1980), pero se trata sin duda de un préstamo del italiano.

3725

30.5

oraciones concesivas

como conector adverbial concesivo, ‘sin embargo’, y como adverbio focalizador inclusivo, ‘incluso’, ‘al menos’. Fuera de la península ibérica, se usa también con algunos de los valores señalados: en italiano antiguo y actual magari ‘quizá’, ‘ojalá’, ‘aunque’; en sardo macari o mancari ‘ojalá’, ‘quizá’, ‘aunque’, y en rumano m car c ‘aunque’. Teniendo en cuenta la extensión de esta conjunción dentro de la Romania y el hecho de que ya está plenamente formada desde los orígenes en diferentes lenguas, parece probable que la conjunción se originara en el latín tardío. El hecho de que no se documente en textos latinos se debe, sin duda, al carácter coloquial o vulgar que debía tener inicialmente y a la preferencia de la lengua escrita por las fórmulas clásicas.

30.5.1. Origen de la conjunción Dos han sido las hipótesis que se han formulado sobre el origen de la conjunción maguer (que). La primera, formulada inicialmente por Diez (1853/1887:381-382) y adoptada por la mayoría de autores, postula que la conjunción deriva del adjetivo griego makárie, vocativo de makários ‘bienaventurado’, que dio lugar en griego bizantino y moderno a la interjección desiderativa makari ‘ojalá’. Una segunda hipótesis, apuntada por Meyer-Lübke (1911-1920:s.v. mägär) hace derivar la conjunción de un adverbio procedente del turco o el persa, que presentaría valores modales del tipo ‘si no’, ‘salvo’, ‘posiblemente’.7 La primera hipótesis tiene de positivo tanto el significado del étimo —que se documenta en diversas lenguas románicas y aparece en diferentes conjunciones concesivas— como el hecho de que permite explicar fácilmente la adopción y difusión del préstamo griego en diferentes lenguas románicas. Notemos, en este sentido, que las interjecciones son una clase de palabras muy receptiva a la influencia de otras lenguas, como muestra la interjección castellana ojalá (proveniente del árabe hispano aw 1á lláh ‘si dios quiere’), con la que maguer presenta más de un paralelismo.

Por otra parte, el paso de una interjección desiderativa a una conjunción concesiva no ha de resultar extraño ya que las construcciones que expresan deseos o emociones positivas del hablante son una de las fuentes léxicas típicas 7 Sin negar que el vocativo griego explique el origen de algunos usos románicos, Ibba (2009:349-350; 2009b) apunta la posibilidad de un proceso de gramaticalización paralelo, en que el étimo, relacionado con las formas documentadas en persa y en otras lenguas indoeuropeas, tendría inicialmente un valor temporal ‘cuando’, ‘mientras’, que habría dado lugar a un valor causal y, a partir de contextos de causa no operante, a un valor concesivo. Esta evolución podría explicar el hecho de que de magar se use en asturiano con valor temporal ‘desde que’. Para un análisis detallado de los problemas que plantea la hipótesis de que la conjunción concesiva deriva del turco, véase Corominas (1980-1991:s.v. maguer).

3726



origen de la conjunción maguer(a) (que)

30.5.1

de la concesividad, y las conjunciones derivadas de estos elementos aparecen de manera recurrente en distintas lenguas y en estadios diferentes de una misma lengua. A manera de ejemplo, recordemos ahora la conjunción portuguesa embora, derivada de la expresión desiderativa em boa hora (Guimarães 1987), la conjunción catalana baldament, procedente del adverbio baldament usado interjectivamente con el valor de ‘ojalá’ o el hecho de que en diferentes hablas hispanoamericanas (Argentina, Colombia) la conjunción ojalá se use coloquialmente con valor concesivo (Badia 1954; Kany 1945/1970:443; Martorell y De Fiori 1986:105-122), como muestran los ejemplos (15a-c). El mismo cambio, por otra parte, se está produciendo en el español actual en el caso de la partícula así (15d), a la que nos referiremos más adelante (veáse infra §30.12). (15) a. Ojalá le recuerde (‘despierte’), nunca se ha de levantar b. No haré tal cosa ojalá me maten c. Ojalá llueva, lo mismo saldré d. Así me aspen, no pienso decir nada Partiendo del valor desiderativo de makárie, Corominas (1980-1991:s.v. maguer) explica el paso al valor concesivo “por una especie de cortesía demostrada al interlocutor afectando desear que suceda lo que él nos objeta”. Aunque no poseamos documentación de este cambio, es perfectamente posible que la interjección asumiera un valor concesivo en un contexto contrastivo adecuado. Tal como se ejemplifica en (16) con ojalá, el proceso consistiría en el doble juego de asumir como deseable y positiva una situación (previamente enunciada o previsible), para invalidarla a continuación mediante la negación y/o un conector adverbial con valor contrastivo. A partir de este tipo de contextos, el valor concesivo quedaría asociado a la construcción provocando el reanálisis del conjunto y el cambio de categoría de la primitiva interjección. (16)

Ojalá llegue pronto, {pero / con todo / a pesar de eso / etc.} no servirá de nada

De acuerdo con esta interpretación, la conjunción se usaría inicialmente con un valor condicional concesivo de carácter escalar, ‘incluso si’, ya que haría referencia a una situación que dentro de una escala graduable se presenta como óptima para conseguir un determinado resultado, pero que resulta finalmente inefectiva. A partir de este valor condicional concesivo, y por un proceso de gramaticalización progresiva paralelo al experimentado por aunque, la conjunción pasaría a usarse también en las condicionales propias, esto es, en las subordinadas con valor factual. El proceso de gramaticalización respondería al itinerario 3727

30.5

oraciones concesivas

del esquema 2, donde se indica el cambio categorial y el semántico (→ Capítulo 32) (→ Capítulo 9) (→ Capítulo 24). Esquema 2 Evolución y recategorización de maguer Adjetivo en vocativo ¡bienaventurado! → Interjección ojalá → Conjunción condicional concesiva incluso si → Conjunción condicional concesiva o propia aunque

Desde los primeros textos la conjunción se usa en castellano tanto en condicionales concesivas (17a) como en condicionales propias (17b) y, a diferencia de otras lenguas, no se documentan casos claros como interjección.8 Volveremos sobre este tema en el apartado dedicado a los usos de maguer(a) (véase infra §30.5.3). (17) a.

dizen que el ome entendido non tiene en mucho lo que sabe nin lo que aprendió dello, maguer que mucho sea [Calila, 93] b. Mager los estan lamando, ninguno non responde [Cid, 2305]

30.5.2. Variantes formales y sintácticas La conjunción presenta una doble variación: puramente formal, por una parte, ya que se documenta con las formas maguer (18a), magar (18b) y maguera (18c), y de carácter sintáctico, por otra, ya que las tres variantes formales pueden aparecer seguidas de la conjunción que o sin ella, como muestran los pares mínimos de cada uno de los grupos de ejemplos de (18). (18) a. Mager les pesa, ouieron se adar e a arancar [Cid, 1145] Mager que algunos pesa, meior sodes que nos [Cid, 3116] 8 Corominas (1980-1991:s.v. maguer) interpreta como interjección el siguiente caso de maguera: “‘Vós, que eso dezides, / ¿por qué non pedides / la cosa çertera?’ / Ella diz: ‘¡Maguera!  / ¿E sím será dada?’” (lba, 1034d). En cambio, Rivarola (1976:72-73) considera que maguera tiene el valor de ‘sin embargo’ y propone un cambio en la puntuación: “Ella diz, maguera: / ¿E sím será dada?”.

3728



variantes formales y sintácticas

30.5.2

b. E magar estas palabras son pocas [Alfonso X, Primera Partida, 1256-1263, corde] Ca magar que los reciba omne todos. nol tienen pro pora saluar se [Alfonso X, Primera Partida, 1256-1263, corde] c. maguera estos digan verdat nonse llegan ala entençion del filosofo [Anónimo, Castigos, 1293, corde] Et yo, maguera que a çiegas andude en Sençeba, non quiero fazer otro tal en Digna sin prueva et sin çertedunbre [Calila, 182]



a) Las variantes formales maguer y magar corresponden a una distribución de carácter diatópico. Como han señalado todos los autores que se han ocupado del tema,9 magar es una forma vinculada al leonés frente a maguer, que sería propia de las otras hablas. La forma magar, de hecho, conecta con la variante del gallego-portugués macar y del asturiano magar, donde además de mantenerse viva con un valor temporal precedida de de: de magar ‘desde que’, se ha reintroducido en la lengua formal también con valor concesivo.10 Respecto a la documentación antigua, la forma magar aparece en los fueros de León, Zamora, Avilés o Ledesma y en documentos de la catedral de León. También aparece en el manuscrito O de finales del siglo xiii o principios del xiv de Alexandre junto a otros rasgos marcadamente leoneses (Casas 2007:30), pero no así en el manuscrito P, que tiene letra del siglo xv y rasgos aragoneses. Finalmente la encontramos en diferentes obras vinculadas a la corte de Alfonso X, probablemente por intervención de redactores o copistas leoneses en el escriptorio alfonsí (Bartol 1986:157). De las dos variantes, la más fácil de justificar es magar, pues mantiene la a tónica etimológica que reaparece en todas las otras lenguas románicas que poseen esta conjunción y en la primera documentación de las Glosas silenses: makare. La forma maguer, por tanto, presenta una modificación tal vez debida a un mantenimiento de la yod postónica: makar[j]e > mag[á0]re > maguer, como sugirió Rivarola (1976:19). A diferencia de magar, la oposición entre maguer y maguera no tiene un carácter diatópico y, aunque la segunda es minoritaria, las dos aparecen con frecuencia en una misma obra. La forma maguera se documenta ya en textos Bartol (1986:156-157), Corominas (1980-1991:s.v. maguer), Rivarola (1976:18). Agradecemos a Xulio Viejo sus precisos comentarios sobre el uso de la locución en el asturiano actual. De acuerdo con su información, la locución se usa como conjunción, seguida o no de que: “De magar (que) vinisti”, como adverbio: “Llegó a les 12 y, de magar, puxímonos a trabayar”, y también puede tener el significado de ‘etcétera’: “Comieron, mazanes, piescos, peres, ablanes, y de magar” y de ‘por supuesto’ en contextos exclamativos: “—¿Semaron yá les pataques? —¡Home! ¡de magar! ‘Hombre, por supuesto’”. El valor concesivo de magar, en cambio, es literario en asturiano. 9

10

3729

30.5

oraciones concesivas

del siglo xiii, especialmente de la segunda mitad. El origen de esta forma ha sido explicado a partir de diversas hipótesis sin que ninguna de ellas se haya impuesto definitivamente (Corominas 1980-1991:s.v. maguer; Vallejo 1925). De acuerdo con la propuesta de Rivarola (1976:28), nos inclinamos a pensar en un origen analógico, que tendría como base la variación existente en los relativos indefinidos (cualquier que / cualquiera que), la conjunción concesiva comoquier que (variente comoquiera) o el adverbio y conjunción siquier (variante siquiera), formados a partir del verbo querer (véase infra §30.6). Con todo, la dificultad mayor de esta propuesta radica en el uso relativamente bajo, en la lengua medieval, de las variantes con a en los compuestos de querer. En cuanto a la evolución de las dos variantes, la forma maguera es minoritaria durante los siglos xiii y xiv, pero aumenta su uso respecto a maguer a partir del xv. Fuera del ámbito de la escritura, por otra parte, parece que la forma maguera es la que mejor resistió en el habla popular a partir de finales del siglo xv. b) Las tres variantes formales presentan también variación de carácter estrictamente sintáctico, ya que pueden usarse solas o formando una locución con la conjunción que. Como se puede constatar en el cuadro 5 abajo, el uso sin que es mayoritario y aumenta con el paso del tiempo. Por ejemplo, maguer: 58% (s. xiii) > 62% (s. xiv) > 66% (s. xv) > 71% (s. xvi), a expensas de un correspondiente descenso de maguer que. De las tres variantes formales, maguer es la que muestra inicialmente un uso más equilibrado entre la ausencia y la presencia de que: 58% vs. 42%, respectivamente, frente a magar y maguera, donde la diferencia es mucho mayor: 73% vs. 27% de magar ~ magar que y 81% vs. 19% de maguera ~ maguera que, respectivamente, en el siglo xiii. A continuación se muestran las frecuencias de cada caso obtenidas a partir del ce de Mark Davies. Cuadro 5 Variantes formales de maguer

Maguer

Magar Maguera

Ø que Ø que Ø que xiii 1783 1268 221 80 193 46 58% 42% 73% 27% 81% 19% xiv 414 253 41 12 30 17 62% 38% 77% 23% 64% 36% xv 416 216 167 91 66% 34% 65% 35% xvi 22 9 9 71% 29% 100%

3730



usos de maguer(a)

30.5.3

El aumento del uso sin que podría sugerir que maguer (o las otras variantes) tendió a absorber la conjunción que a medida que alcanzaba un mayor grado de gramaticalización (Espinosa 2010:69), pero también sería posible pensar que en el momento en que maguer se fijó como conjunción, empezó a usarse con que sin que el proceso llegara a cuajar totalmente o admitiendo la doble posibilidad, sobre la base del modelo post / post quod (que), como apuntó Herman (1963:232233). Sea como fuere, la presencia o ausencia de la conjunción que no presenta restricciones relacionadas con el tipo de concesiva (concesiva propia frente a condicional concesiva) ni con el uso del indicativo o el subjuntivo. Tampoco parece que existan restricciones distribucionales, aunque la ausencia de que es más habitual cuando el verbo no se explicita (19a) o cuando la conjunción va seguida de no (19c). Se trata, sin embargo, de una tendencia, ya que la conjunción que resulta igualmente posible en estos contextos (19b) y (19d). (19) a. Mager en tierra agena, el bien faze lo so [Cid, 1325] b. e finca estonces ell omne, maguer que muerto, más feo e destorpado [gei, 2.148] c. non puede ser que non faga lo que devo, maguer non me lo preguntedes [Calila, 148] d. e maguer que non tenié de comer dize Josefo que lo sufrié muy bien [gei, 2.69]

30.5.3. Usos de maguer(a) La conjunción aparece plenamente consolidada desde los primeros textos, como muestra el hecho de que pueda usarse tanto en las condicionales concesivas como en las concesivas propias y admita con facilidad su empleo sin verbo explícito. Como ya se ha indicado más arriba, la conjunción debía de tener inicialmente un valor condicional concesivo de carácter escalar, ‘incluso si’. Por lo tanto, el hecho de que aparezca también con un valor exclusivamente concesivo es una prueba clara del grado de gramaticalización al que había llegado. Como muestra el cuadro 6 abajo, hasta finales del siglo xiii se utiliza con ambos valores, y la conjunción aparece con los dos modos e incluso sin el verbo explícito. Las diferencias entre obras parecen estar motivadas por la tipología discursiva de cada obra (González Ramírez 2003:167-169; Montero 1992a:111-112, 1992b:708-709), de manera que en las jurídicas predomina el valor condicional concesivo, ya que en ellas tienden a plantearse conjeturas alternativas, aceptables o rechazables. En cambio, en las obras poéticas, historiográficas o narrativas suele predominar el valor concesivo propio, aunque no siempre y con diferencias importantes entre obra y obra. 3731

30.5

oraciones concesivas

Cuadro 6 Propiedades de las subordinadas introducidas por maguer(a) (que)

Concesiva propia Condicional concesiva Indicativo Subjuntivo Sin verbo Subjuntivo factual

xi

Glosas 1 xii Cid 5 2 1 Fazienda 1 xiii Poridad 4 Calila 11 1 55 Berceo 21 6 gei 263 15 11 47 xiv Lucanor 6 2 lba 8 6 Pedro I 26 1 2 xv abc 4 Prosas 1 Laberinto 3 2 3 Celestina 1 xvi Lisandro 1 xvii Quijote i 2 1 Dorotea 1 xix Tradiciones 1 Durante el siglo xiv, la conjunción mantiene la situación anterior pero se constata una preferencia respecto al valor concesivo propio y el uso del indicativo o el subjuntivo factual. A partir del siglo xv, finalmente, su frecuencia decrece notablemente. Por otra parte, se observa que el uso sin verbo explícito es habitual en las obras en verso, seguramente porque podía ser útil para el recuento silábico (20ab), pero no está ausente de las obras en prosa (20cd). (20) a. Mager de pie buenos colpes va dando [Cid, 747] b. trayé, maguer niñuello, tan grand simplicidad [Domingo, 10c] c. ellos eran muy acostumbrados, maguer moços pequeños, ca así los acostumbraron e los nodresçieron [Zifar, 120] d. consejáronle que despechase los sus pueblos, maguer contra sus fueros [Zifar, 315]

3732



usos de maguer(a)

30.5.3

Se trata de usos con verbo elíptico que evidencian un mayor grado de gramaticalización ya que la conjunción no sólo selecciona oraciones sino también frases no verbales de naturaleza predicativa. Como comparación, téngase en cuenta que en el caso de aunque, la conjunción aparece en el siglo xiii pero este tipo de usos sólo es normal a partir del siglo xv (véase infra §30.7.4). Además de su uso como conjunción, maguer(a) también se documenta en algún caso como conector adverbial con un valor similar a los conectores sin embargo o con todo. Este empleo es esporádico y, en posición inicial, no siempre es fácil diferenciarlo del uso conjuntivo. Los ejemplos de (21ab), correspondientes a obras en verso, son claros ya que maguer(a) ocupa una posición sintáctica que no sería posible si se tratara de una conjunción. También es claro el ejemplo en prosa de (21c), en que aparece después de una conjunción de coordinación. (21) a. Fue maguera con el ruego hun poco enbargado, / dixo: “Sí Dios me vala, que lo faré de grado” [Apolonio, 380ab] b. El Señor en tod esto fuertmientre fue atado; / fussieron los discípulos, assín fue profetado; / Él, mal non meresciendo, de muerte fue judgado; / membró·l maguer de Peidro que lo avié negado [Berceo, Loores, ca. 1236-1246, corde] c. E maguer, quoando el fiador demanda a presentar l’autor, este plazo li deue ser dado [Vidal de Canellas, Vidal Mayor, ca. 1250, corde] Este uso resulta en principio extraño si pensamos que lo habitual es la evolución contraria, esto es, que un conector adverbial concesivo pueda funcionar como conjunción, tal como ocurre en el caso de pero que o con todo que, formados a partir de los conectores adverbiales pero y con todo (eso). Teniendo en cuenta este hecho, el origen de este uso adverbial tal vez haya que relacionarlo con el uso prepositivo que aparece una única vez en el Cid. (22)

Mager de todo esto, el Campeador contado / Delos buenos e otorgados cayeron le mill e D. cauallos [Cid, 1780-1781]

En el ejemplo de (22), la frase encabezada por maguer tiene una función semejante a la de los conectores adverbiales ya que retoma anafóricamente, mediante el pronombre neutro esto, lo dicho en el discurso previo para matizarlo o contradecirlo. Teniendo en cuenta que este uso prepositivo no se vuelve a documentar en ningún otro texto, es posible pensar que estaba siendo asumido por la partícula sin necesidad del pronombre reasuntivo. Es lo mismo que ocurrirá más tarde con no obstante y con todo, usados al principio con complemento o pronombre reasuntivo: no obstante eso, con todo eso. 3733

30.5

oraciones concesivas

30.5.4. Etapas evolutivas Teniendo en cuenta los datos de los cuadros 1 a 5, se pueden establecer tres grandes etapas en la evolución de maguer y sus variantes formales. a) La primera abarca desde los orígenes hasta finales del siglo xiii. En este periodo, la conjunción heredada del latín tardío es la mayoritaria o la única en los textos más primitivos. b) Desde la segunda mitad del siglo xiii y especialmente en el xiv, la conjunción empieza a perder vitalidad y entra en competencia con las otras dos grandes conjunciones medievales, con aunque y, sobre todo, con comoquier(a) que. En este periodo maguer y comoquier(a) que presentan una cierta distribución complementaria, ya que maguer se usa poco o nada en textos en los que comoquier(a) que es la conjunción mayoritaria. El hecho de que su uso decrezca de una manera tan brusca a finales del siglo xiii y que se den diferencias significativas entre algunas obras, nos hace pensar en razones pragmáticas y estilísticas. Notemos, en este sentido, que maguer retrocede frente a comoquier que en las obras de estilo más elevado o latinizante. Esta situación es muy clara en Lucanor, donde sólo se usa en 8 casos de un total de 130 conjunciones concesivas, y llega al extremo en Leomarte, donde no se documenta ningún caso de maguer. En cambio, maguer(a) (que) mantiene un cierto equilibrio respecto a comoquier(a) que en Zifar. El retroceso de maguer(a) (que) también es escaso en las obras poéticas y, por ejemplo, la conjunción continúa siendo la más usada en el lba y sobre todo en el Rimado de Palacio (67 casos de 98 conjunciones concesivas). Este hecho se puede deber, en parte, a la ductilidad métrica de maguer, que según las variantes y el uso o no de que, puede presentar de 2 a 4 sílabas, frente a la rigidez polisilábica de comoquier(a) que y a la dificultad de encajarla en versos o hemistiquios de pocas sílabas. A esto cabría añadir la consideración de que a menudo la poesía tiende a preservar mejor formas antiguas. c) La decadencia de maguer(a) (que) se hace más evidente durante el siglo xv. En este periodo, a pesar de que comoquier(a) que pierde claramente vitalidad, maguer no recupera el espacio perdido. La competencia se establecerá ahora más bien con la conjunción aunque, que experimenta una rápida difusión y presenta los dos valores que también posee maguer(a) (que): el concesivo propio y el condicional concesivo. Ante el empuje de aunque, la conjunción maguer y sobre todo en la variante maguera, que será la más resistente, va quedando relegada progresivamente al lenguaje más popular e incluso rural. En este sentido es interesante apuntar que el único caso que se documenta en La Celestina aparece en boca del personaje de la alcahueta.

3734



(23)

etapas evolutivas

30.5.4

Dexadas burlas y passatiempos, oye agora, mi hijo, y escucha, que aunque a un fin soy llamada, a otro soy venida, y maguera que contigo me haya hecho de nuevas, tú eres la causa [Celestina, 1.120]

Como ocurría ya en el siglo anterior, maguer(a) (que) se mantiene mejor en la poesía del siglo xv y, hasta cierto punto, se convierte en un rasgo estilístico dependiente del género al que se adscriben los textos. Observemos, por ejemplo, que Juan de Mena sólo usa una vez maguer en los textos en prosa (algo menos del 2% del conjunto de conjunciones concesivas) frente a 7 en el Laberinto de Fortuna (32%). Las palabras de Juan de Valdés en el Diálogo de la lengua son muy clarificadoras respecto al carácter arcaico que tenía la conjunción en la primera mitad del siglo xvi y su uso por parte de algunos poetas del Cancionero general. (24)

Maguera, por aunque poco a poco ha perdido su reputación; en el Cancionero general lo hallo usado de muchos en coplas de autoridad, como en aquélla: “Maguer que grave te sea”; agora ya no se usa [Diálogo, 203]

A principio del siglo siguiente, el xvii, encontramos nuevas referencias igualmente explícitas a su carácter arcaico, a su uso poco recomendable o a su conservación en el hablar rústico como una forma deturpada. Vn Fuero Juzgo, con su maguer y su cuemo y conusco y façemos, era todas las librerias; y aunque son vozes antiguas, suenan con maior propiedad, pues llaman saion al Alguaçil, y a otros cosas semejantes [Quevedo, Sueño de la Muerte, 1610, España, corde] —Pues no podríamos usar los vocablos que los buenos Poetas otro tiempo usaron, como los de Juan de Mena que dice respuso, vegada, maguer, sabieza, membrar. —No por cierto, que aunque en su tiempo eran usados ahora no lo son [Carvallo, Cisne de Apolo, 1602, España, corde] Las no usadas son las muy antiguas, como maguer, vegada, aquende, sendo [sic sando], de las cuales muchas están escluidas por no buenas, como en el vicio barbarismo diremos [Jiménez Patón, Elocuencia española en arte, 1604-1621, España, corde] Magher es antigua, i sinifica aunque. Los aldeanos dizen aora maghera con el azento en la primera: Maghera bovo bien dixo, maghera letrado no azertó [Correas, Arte de la lengua, 1625, España, corde] (25)

3735

30.5

oraciones concesivas

No es extraño, por lo tanto, que pueda usarse esporádicamente en obras literarias a guisa de recurso burlesco. Es lo que ocurre en la Dorotea o en el Quijote. En el primer caso, su uso en boca de Gerarda provoca la burla de Teodora, por la mezcla chocante del arcaísmo maguer y el topónimo Transilvania de connotaciones exóticas y modernas (26a). En el Quijote, por otra parte, se usa una vez en uno de los sonetos irónicos que aparecen al inicio de la obra (26b), otra en una carta ridículamente arcaizante que don Quijote envía a Dulcinea (26c), y cuatro más para caracterizar a Sancho o puestas en boca de este personaje o de su mujer, como en (26d). (26) a.

—Esté en buena hora la honra de las viudas, el ejemplo de las madres, la maestra primorosa de las cortesías, la caritativa huéspeda de las desamparadas, maguer con poca dicha, que merecía ser princesa de Transilvania. —Notable vienes, Gerarda, hablando a lo moderno y a lo antiguo. ¿Cómo has casado al Maguer y la Primorosa, esta moza y aquél viejo? [Dorotea, 131] b. Maguer, señor Quijote, que sandeces / vos tengan el cerbelo derrumbado, / nunca seréis de alguno reprochado [Quijote i, 33] c. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita [Quijote i, 25.286] d. maguer que tonto, era un poco codicioso el mancebo [Quijote i, 27.301] Con posterioridad, la conjunción reaparece todavía en diferentes autores de estilo arcaizante de fines del siglo xviii y parte del xix, calificados peyorativamente como magüeristas, por el uso de la forma magüer, graficada incorrectamente con diéresis como ya indicó Cuervo (1886-1994:s.v. maguer). En el corpus, encontramos esta forma en el peruano Ricardo Palma, que recurre a veces a formas arcaicas como procedimiento estilístico evocador de las “tradiciones” que comenta. (27)

En nuestros días la disculpa no lo salvaba de ir a presidio, magüer barrunto que para prisión basta y sobra con la vida asaz trabajosa y aporreada que algunos arrastramos en este valle de lágrimas y pellejerías [Tradiciones, 88]

3736



conjunción comoquier(a) que y otros compuestos de quier

30.6

30.6. La conjunción comoquier(a) que y otros compuestos de quier

Los verbos de volición, deseo o permiso, solos o acompañados de alguna partícula, son una de las fuentes léxicas habituales para la formación de conjunciones concesivas. El recurso a estos verbos se encuentra en latín clásico en la conjunción quamvis, literalmente ‘cuanto quieres’, y en latín tardío en quamlibet, literalmente ‘como le plazca’, y en licet, literalmente ‘está permitido’. El latín, por otra parte, contaba con una serie de relativos indefinidos formados por un pronombre o adverbio relativo (qui, quod, etc.) más la forma de origen verbal vis ‘quieres’, por ejemplo, quivis ‘quienquiera’. En español encontramos construcciones semejantes con las formas quier o quiera del verbo querer. En el primer caso, se trata de la 3ª persona del singular del presente de indicativo, con apócope de la -e: quiere > quier; en el segundo, de la forma paralela del presente de subjuntivo. Forman parte de este grupo de construcciones, los relativos indefinidos compuestos: quienquiera que, cualquiera que, dondequiera que, etc., la conjunción distributiva quier, el adverbio y conjunción siquier(a), y sobre todo la conjunción comoquier(a) que. Independientemente de la función que realice cada elemento, toda la clase presenta históricamente un comportamiento paralelo respecto a la terminación del derivado de querer. En castellano, la e final de palabra precedida de -r suele caer. Aunque en las formas conjugadas del verbo la e final tiende a preservarse por analogía, en el periodo de apócope extrema —desde finales del siglo xi hasta el siglo xiv— es habitual también en estas formas. Por esta razón, si inicialmente se documentan algunos casos en -e: quiere, y más esporádicamente en -a: quiera, la forma mayoritaria es la apocopada: quier. Pasado el periodo de apócope extrema, la vocal final tiende a recuperarse a partir sobre todo del siglo xv, pero la vocal que se reintroduce es la -a (Company y Pozas 2009:§§10.5.3). La selección de la -a, asociada al subjuntivo, en lugar de la -e, asociada al indicativo, se debe al carácter inespecífico o no referencial de los relativos compuestos y se generaliza en los derivados de los relativos, excepto en algún caso de variación alomórfica: cualquier ~ cualquiera. El proceso de generalización de la -a, también se da en la conjunción comoquier que e incluso en el caso del adverbio y conjunción siquier, con un si, inicialmente condicional, que no admite el presente de subjuntivo. En este apartado nos centraremos fundamentalmente en la conjunción comoquier(a) que pero también comentaremos algunos aspectos de los otros elementos, en parte porque presentan usos relacionados con la concesividad, y en parte porque nos permitirán situar la conjunción.

3737

30.6

oraciones concesivas

30.6.1. Los relativos indefinidos Los relativos indefinidos asumen funciones sintácticas diferentes que dependen del pronombre o adverbio relativo que los encabeza. En el esquema 3 se recogen los diferentes relativos indefinidos en la forma más habitual en el español del siglo xiii y en el español actual. Esquema 3 Relativos indefinidos más habituales Categoría Rasgo Formas antiguas pronombre humano qui quier que quien(es) quier que cual quier que no animado que quier que adjetivo cual(es) quier que adverbio locativo donde quier que do quier que ó quier que temporal cuando quier que de manera como quier que de grado cuanto quier que

Formas actuales quienquiera cualquiera cual(es)quier que cual(es)quiera que dondequiera que

cuandoquiera que comoquiera que cuantoquiera que

Estos indefinidos tienen un valor cuantitativo universal y se refieren de manera individual a todos y cada uno de los elementos de la clase que designan: a la totalidad de personas del universo del discurso en el caso de los pronombres qui quier que, quien quier que o cual quier que; a la totalidad de lugares en el caso de donde quier (o las variantes do quier y ó quier), etc. Para dar cuenta del valor de estos relativos compuestos, en la bibliografía se usan expresiones como relativos de “generalización”, “de indiferencia” o “de interpretación de elección libre”. Este valor de generalización o irrelevancia es, de hecho, el que hace que la relativa se interprete como una condicional concesiva de carácter universal (König 1985a; Quer 1998:240-241), esto es, como una construcción donde el antecedente de la relativa puede ser cualquier persona, entidad, o intervalo de tiempo, o manera de hacer, etc., sin que la opción por una en concreto afecte a la situación representada en la oración principal o, dicho de una manera más precisa, sin que resulte relevante argumentativamente. Es lo que ocurre, por ejemplo, en (28a), que parafraseamos en (28b) para hacer más explícito el valor concesivo universal. 3738



el uso conjuntivo de cuantoquier que

(28) a.

b.

30.6.2

yo demandaré la vuestra sangre a quiquier que la esparziere, tan bien a bestias como a omnes [gei, 1.62] ‘Si alguien derrama vuestra sangre, aunque sea bestia o hombre o quien sea, yo se la reclamaré’

No nos ocuparemos ahora del proceso de formación histórica de estos relativos indefinidos ni en la motivación de la forma quier, temas que ya han sido analizados en profundidad en otro capítulo de esta Sintaxis histórica (Company y Pozas 2009). Nos limitaremos a apuntar que ya desde el siglo xii, y sobre todo en el xiii, estos indefinidos presentan un alto grado de gramaticalización.

30.6.2. El uso conjuntivo de cuantoquier que La relación de los relativos compuestos con la concesividad no se limita a su uso en construcciones condicionales concesivas con valor universal sino que en algún caso estos relativos muestran una clara tendencia a convertirse en conjunciones concesivas. Dejando de lado la conjunción comoquier(a) que, que analizaremos detalladamente más adelante, esta tendencia puede observarse en español medieval en el cuantificador cuanto quier que. Como ocurre con los otros indefinidos relativos, este cuantificador tiene un valor de generalización o irrelevancia y, por lo tanto, designa una cantidad inespecífica: ‘sea la cantidad que sea’, que en un contexto adecuado puede reinterpretarse como escalar: ‘por más que’. Es lo que ocurre en (29), donde cuanto quier que tarden puede interpretarse con un valor universal: ‘tarden la cantidad de tiempo que tarden’, pero también con un valor escalar: ‘por más que tarden’. (29)

Ca los árvoles e las piedras e aun los fierros e todas las otras cosas que en la tierra son d’allá fueron tomadas e nacen, e en ella se tornan cuanto quier que tarden [gei, 1.174]

Este valor escalar, de hecho, es el que explica que la construcción llegara a usarse esporádicamente como conjunción concesiva en el español medieval, en un proceso semejante al que se producirá más tarde en el caso de por más que, mediante una extensión analógica de la construcción a contextos en los que el predicado no puede ser cuantificado (Rivarola 1976:39). La diferencia entre el valor cuantitativo y el conjuntivo se puede observar fácilmente comparando los ejemplos de (30): si en (30a) la construcción presenta el valor cuantitativo, en (30b) ya no es posible esta interpretación porque el predicado está cuantificado por el adverbio más. 3739

30.6

oraciones concesivas

(30) a.



b.

E solia dezir, a los que procuravan los deleites, que mucho más deletable devía ser el trabajo virtuoso que la vida sin virtud, quanto quier que fuesse delectable [Varones, 111] Los carthagineses los quales si ellos se fuessen cuytados aurian uençidos alos Romanos pero canssados & abatidos por muchos uençimientos non hauian esperança enla guerra dela mar quanto quier que alli ellos fuessen mas poderosos [Fernández de Heredia, Gran crónica I, 1385, corde]

El valor conjuntivo también es claro en los ejemplos siguientes, en los que se establece una correlación con el adverbio pero, habitual en la Edad Media con cualquier tipo de conjunción concesiva (véase infra §30.13). (31)



No callaré aquí nin pasaré so silençio esta razón, que quanto quier que la prinçipal e la original cabsa de los daños de España fuese la remisa e nigligente condiçión del rey e la cobdiçia e ambiçión exçesiva del condestable, pero en este casso non es de perdonar la cobdiçia de los grandes cavalleros que por creçer e avançar sus estados e rentas, prosponiendo la conçiençia e el amor de la patria por ganar, ellos dieron lugar a ello [gs, 187-188] Pero la verdad es ésta, esclusas e eçebtas todas otras opiniones, que quanto quier que los señores prínçipes e los grandes onbres que los siguían dixiesen que lo fazían por fazer libre la voluntad del rey del poder del condestable, porque él, por buen consejo e por sí mesmo, rigiese e governase el reino, e por amor de la república e por amor e utilidad e provecho comunal, pero, salva su merçed, que la su entençión final era poser e aver aquel lugar del condestable [gs, 194-195]

Nótese, para acabar, que la construcción mantiene el uso del subjuntivo propio de su valor inicial, pero este subjuntivo ya no es necesariamente no factual, como muestran los ejemplos anteriores en (31).

30.6.3. El adverbio y conjunción siquier(a) El adverbio y conjunción siquier (después siquiera) se forma a partir de la gramaticalización de una prótasis condicional formada por la conjunción si y la forma verbal quier(e): si quier(e) ‘si se quiere’. En español antiguo esta construcción podía asumir funciones diferentes, especialmente la de nexo disyuntivo, la de 3740



el adverbio y conjunción siquier(a)

30.6.3

adverbio focal y, en menor medida, la de conjunción concesiva. El valor concesivo presupone el focal y este el disyuntivo. a) El uso disyuntivo es el más habitual en español medieval y el que deriva de la prótasis condicional originaria (Elvira 2007; Ridruejo en prensa). A partir de construcciones duplicadas con el valor de ‘si se quiere x, si se quiere y’, se interpreta que las prótasis condicionales que aparecen en correlación se limitan a marcar las diferentes opciones posibles. En este uso, la conjunción correlativa siquier... siquier... podía utilizarse sola (32a) o bien acompañada de otro elemento con valor disyuntivo: la conjunción o (32b) o bien un verbo en subjuntivo (32c). En estos dos últimos casos, de hecho, la construcción es igualmente posible sin la conjunción siquier, que enfatiza, por lo tanto, el carácter disyuntivo de la construcción: con manceba en cabello o con bibda; sean honras sean riquezas. (32) a.



b.



c.

E el peon que las crebantare de qual quier destos des conçejos, siquer de noche siquer de dia, finque endonna Vrraca Alfonsso quanto el ouier [dle, 1206, 309.418] Et el que casare, siquier con manceba en cabello o siquier con bibda, quel non den mas de LX moravedis por pannos pora sus bodas [Anónimo, Actas Cortes Alcalá de Henares, 1252, corde] Ca entre todas las cosas por que lo podemos fazer es preçiar muy poco todos estos bienes corporales sy quier sean honrras sy quier sean Riquezas sy quier sesorios o quales se quier otros bienes [Anónimo, Castigos, 1293, corde]

b) También es habitual el uso de siquier como adverbio focal, que puede modificar a cualquier constituyente oracional, incluidas las oraciones subordinadas. (33) a.



b.

E esto todo a fazer conviene, ca natural cosa es de amar e onrar e servir e temer ell omne a su padre e a su madre, siquier porque lo fagan sos fijos a él [gei, 1.242] Ovieron rricas bodas e muy grand alegría, / nunca maior siquiere ovieron en un día [Milagros, 346ab]

Como adverbio focal asume diferentes valores escalares. En estos casos se usa con un valor de inclusión mínima: ‘al menos’, ‘por lo menos’, como en (33a) arriba, o de exclusión en contextos negativos: ‘ni siquiera, ni tan solo’, como en (33b). Estos valores derivan de los disyuntivos y emergen en contextos en los que siquier introduce sólo una de las alternativas posibles. Efectivamente, si a partir de una secuencia del tipo siquier x siquier y, sólo se explicita siquier x, el oyente se ve obligado a inferir el resto de elementos implícitos y a considerar 3741

30.6

oraciones concesivas

que el que se explicita es el más relevante de la escala, en cuanto que representa el mínimo aceptable dentro de un conjunto graduado de posibilidades (Elvira 2007; Ridruejo en prensa) (→ Capítulo 9). En el ejemplo de (33a) arriba, en principio se puede pensar en diferentes razones que justifiquen el amor a los padres, pero se apunta la mínima, la más egoísta, la que obliga a incluir el resto de opciones posibles. Este valor de mínimo, por otra parte, queda anulado en contextos negativos y da lugar al valor de exclusión, como en (33b). Además de este valor de inclusión mínima, el adverbio siquier se documenta también en algún caso con un valor de inclusión máxima: ‘incluso’. En los ejemplos de (34) siquier continúa introduciendo la opción menos favorable entre las opciones posibles respecto a la tesis que la concesiva acaba imponiendo, pero el hecho de que aparezca en el segundo de los dos términos coordinados (el más remático) remarca la oposición respecto al anterior y hace que emerja el valor de ‘incluso’. (34)

Atal le contesca o si quier peor [Cid, 3707] establecio que tod omne de Cuenca o siquier mugier que alguna heredat tuujere fasta la tornada de la hueste de uitoria, & la mantouo sin ninguna demanda, aya la por derecho heredamiento & non responda por ella [Anónimo, Fuero de Baeza, ca. 1300, corde]

c) Menos habitual es el uso como conjunción concesiva que, entre las obras medievales del corpus, aparece en Berceo y en el Corbacho. (35)



Madre, si yo oviesse la cartiella cobrada / e dentro en un fuego la vidiesse quemada, / siquier luego muriesse, yo non daría nada, / ca mal está mi alma, Sennora, enrredada [Milagros, 862] non ha cosa de que más arreada se tenga la muger que de alcançar marido o amigo que de tal calydad sea, syquiera sea disfamada del pueblo todo e de sus parientes vituperada [Corbacho, 189]

Este uso deriva del valor focal de inclusión máxima: ‘incluso’, y es paralelo al que explica la formación de la conjunción aunque a partir del adverbio focal aun ‘incluso’ y la conjunción que (→ Capítulo 5). En ambos casos, el valor concesivo surge cuando el cuantificador incide sobre una subordinada y asume el significado de ‘incluso en el caso de que’ (véase infra §30.7, para más detalles). La diferencia más destacable entre siquier y aunque se debe a la ausencia de la conjunción que en el caso de siquier, explicable porque como conjunción disyuntiva puede aparecer seguida directamente de un verbo en subjuntivo: siquier sea esto siquier sea lo otro (véase supra §30.6.3 inciso a). Avala esta explicación 3742



conjunción comoquier(a) que

30.6.4

el hecho de que el verbo más habitual en las correlaciones disyuntivas, el verbo ser, sea también el que aparece normalmente en los usos concesivos y el que ha pervivido hasta la actualidad, dando lugar a una construcción fija con el valor de ‘aunque sólo sea(n) / fuese(n)’. (36)



no se arrepentía de haber puesto en peligro su honor, dando alas (siquiera fuesen de sutil gasa espiritual) a la audacia amorosa de don Álvaro [Regenta, 2.58] El presidente iraquí, Sadam Husein, en cambio, lejos de sentirse aliviado por los suplicios de su torturador, tiene grandes probabilidades de sufrir una lluvia de bombas en un futuro próximo, siquiera sea para demostrar que no hay procesos que distraigan a Clinton del cumplimiento del deber [El País, 28-01-1998, España, crea]

Aparte del uso propiamente concesivo, siquier(a) también se usa a partir del siglo xvi con el valor de ‘tanto da si’ en oraciones desiderativas. (37)

—Catad que cuesta vn rëal. —Cueste un ducado siquiera [Comedias, 142] hágame marqués o adelantado, y luego, siquiera se lo lleve el diablo todo [Quijote i, 30.352] a lo que respondió el del mandamiento que a él no tocaba juzgar de la locura de don Quijote, sino hacer lo que por su mayor le era mandado, y que una vez preso, siquiera le soltasen trecientas [Quijote i, 46.530]

30.6.4. La conjunción comoquier(a) que A diferencia de siquier y cuanto quier que, que presentan sólo esporádicamente usos conjuntivos, la locución comoquier que se convirtió en una de las conjunciones básicas de la lengua medieval. En general se suele considerar que los primeros ejemplos de la conjunción se sitúan hacia mediados del siglo xiii y que la primera documentación corresponde a los Milagros de nuestra Señora de Gonzalo de Berceo (Rivarola 1976:40), texto que habría sido compuesto entre 1250 y 1260 (38a). Sin embargo Montero (1992c:658) adelanta esta fecha hasta el 1237 a partir de dos ejemplos que aparecen en Libro de los doce sabios, pero esta datación resulta problemática ya que la conjunción podría deberse a intervenciones posteriores. También son problemáticos los ejemplos del Calila, si tenemos en cuenta que los dos manuscritos conservados son bastante poste3743

30.6

oraciones concesivas

riores a la fecha establecida para la composición del original. En todo caso, si se descartan los tres casos del manuscrito más moderno, que adoptan un lenguaje menos arcaizante, el uso de la conjunción queda reducido al ejemplo (38b), donde parece tener un valor causal y no concesivo. (38) a. Como quiere que era en ál mal costumnado, / en saludar a Ella era bien acordado [Milagros, 102ab] b. Dizen que en tienpo de los reyes de los gentiles, reinando el rey Sirechuel, que fue fijo de Cades, fue un omne a que dezían Berzebuey, que era físico et prínçipe de los físicos del regno; et avía con el rey grant dignidad et honra et cáthedra conosçida. Et commoquier que era físico conosçido, era sabio et filósofo [Calila, 99] En la evolución de esta conjunción se pueden establecer tres etapas diferenciadas que quedan bien definidas a partir de la frecuencia de aparición dentro del conjunto de conjunciones concesivas que muestra el cuadro 4 anterior (veáse supra §30.4). a) Dejando de lado el ejemplo de Berceo, los primeros documentos en que aparece están vinculados a las obras en prosa de la corte de Alfonso X y, más concretamente, a las obras elaboradas o acabadas a partir de 1260. La conjunción, por ejemplo, no se documenta en el Lapidario ni en el Fuero real pero ya es habitual en las Partidas y en el conjunto de las obras historiográficas.11 En la documentación de esta conjunción, se produce por lo tanto un corte brusco hacia 1260, momento en el que aparece plenamente formada, se usa en todo tipo de textos (historiográficos, jurídicos y científicos) y presenta una frecuencia relativamente alta. b) A partir de esta etapa, comoquier que se consolida plenamente. La conjunción ya es mayoritaria en obras de finales del siglo xiii como los Castigos del rey don Sancho y esta situación se mantiene durante la primera mitad del xiv de la mano de don Juan Manuel. En la obra de este autor, y concretamente en Lucanor, la conjunción adquiere una frecuencia de uso muy alta y se convierte en el instrumento casi exclusivo para expresar la concesión propia, ya que aunque se reserva para las condicionales concesivas y maguer y pero que se usan esporádicamente. Sin llegar a la frecuencia que tiene en Lucanor, comoquier que es ya la opción mayoritaria en las obras historiográficas del siglo xiv (Leomarte, Crónica de Pedro I). Ni siquiera se excluye totalmente de las obras en verso, a pesar de la incomodidad versificatoria que su polisilabismo genera (sobre todo 11 La vinculación de la conjunción con la prosa alfonsí ya aparece apuntada por Vallejo (1925:82) y ha sido reiterada por la mayoría de autores que se ha ocupado del tema. La consulta de las obras alfonsíes mencionadas se ha realizado a partir del corde.

3744



forma de la conjunción

30.6.4.1

si se compara con maguer, como hemos visto arriba) y, así, la encontramos esporádicamente en el lba o en el Rimado de Palacio. c) La tercera etapa se circunscribe al siglo xv, durante el cual su uso global desciende considerablemente, aunque pueda mantener una alta frecuencia “en escritos de género elevado o de tendencias cultistas o arcaizantes”, por decirlo en palabras de Vallejo (1925:82), y, sobre todo, en obras historiográficas (García Antezana 1967; Montero 1992c:659). La conjunción conserva una fuerte vitalidad en dos obras historiográficas de la segunda mitad del siglo xv: Enrique IV y Varones. Su uso, en cambio, es más reducido en el abc (con un 24%) y resulta puramente testimonial en otras como el Corbacho, las obras en prosa de Juan de Mena consultadas o en La Celestina, con un solo caso que, sintomáticamente, aparece en boca del relamido Calisto, cuya manera de expresarse se delata como muy poco natural. (39)

Mas como en caso tan arduo, do todo mi bien y vida pende, es necesario prover, proveo a los acontecimientos, comoquiera que creo que tus buenas costumbres sobre el buen natural florecen, como el buen natural sea principio del artificio [Celestina, 1.114]

Durante el siglo xvi la locución se usa de manera muy esporádica, y sin duda como recurso de estilo arcaizante que se perpetúa en ciertas obras.

30.6.4.1. La forma de la conjunción Formalmente la conjunción presenta variación en los dos primeros constituyentes. El primer constituyente proviene del latín quomodo y generalmente presenta la forma monoptongada como, o commo, pero en algún texto del siglo xiii aún aparece la forma diptongada cuemo, documentada ya en las Glosas emilianenses (Menéndez Pidal 1926/1950:118). A la variante del segundo constituyente ya nos hemos referido al principio del §30.6, pues afecta al conjunto de compuestos de querer. Apuntaremos ahora que, dado que la conjunción no aparece antes de la mitad del siglo xiii, la forma mayoritaria es la apocopada, comoquier, y la forma en -e, comoquiere, es muy esporádica. La forma con la -a del subjuntivo, comoquiera, no se documenta en el corpus durante la segunda mitad del siglo xiii, es minoritaria durante el xiv y la primera mitad del xv, pero se convierte en mayoritaria en la segunda mitad de este siglo y ya es casi general en el siglo xvi.

3745

30.6

oraciones concesivas

30.6.4.2. El modo y la factualidad Como hemos apuntado arriba, la conjunción se circunscribe desde los primeros documentos al ámbito de la concesión propia y, por lo tanto, de la factualidad. Por otra parte, puede construirse con indicativo o subjuntivo sin que ello implique normalmente cambios en la apreciación de la factualidad. En algún caso, de hecho, la conjunción puede seleccionar dos oraciones coordinadas, una en indicativo y la otra en subjuntivo. (40)

E nós comoquier que non seamos ý muertos nin tomamos la muerte peró por todo lo ál passamos si non por la muerte [gei, 1.60] mas non consientera yo que con forniçio pasases tu contra mj commo quier que nos con este pecado fagamos errar alos omnes & los ayuntamos quanto podemos [Anónimo, Castigos, 1293, corde]

En el cuadro 7 abajo se pueden apreciar las proporciones del uso del modo indicativo y subjuntivo en las obras del corpus utilizado, así como la incidencia que tiene la posición de la subordinada en dicha selección.12 Los datos que proporciona el cuadro 7 permiten delimitar algunas de las principales propiedades sintácticas de las concesivas con comoquier(a) que. La primera tiene que ver con la posición que ocupa típicamente la subordinada. Ya hemos comentado que las subordinadas concesivas tienden a aparecer antepuestas, pero en el caso de comoquier(a) que esta preferencia es marcadamente superior a la de las otras dos conjunciones con las que compite durante la Edad Media, maguer y aunque. La anteposición, de hecho, es mayoritaria en todas las etapas, aunque la posposición sube ligeramente en las obras de la segunda mitad del siglo xiv, especialmente en Leomarte. A esta etapa, curiosamente, pertenecen también los escasísimos ejemplos en los que la conjunción se usa sin verbo explícito (seis casos en Leomarte y uno en Pedro I). (41)



E fizieronlo assi los freyres de Alcantara, commo quier que non de buena voluntad por quanto Diego Gutierrez de Çauallos non era freyre de su horden [Pedro I, 76.21a] E el commo quier que non a su grado otorgogelo [Leomarte, 113v]

12 Para evitar la acumulación de cifras, en este cuadro se han considerado antepuestas, tanto las que aparecen en primer lugar como las que ocupan una posición parentética pero se encuentran delante del predicado de la principal (generalmente entre el sujeto o un complemento tematizado y el predicado de la oración principal). El mismo procedimiento se usa en los otros cuadros en los que se tiene en cuenta la posición de la subordinada.

3746



el modo y la factualidad

30.6.4.2

Cuadro 7 Propiedades de las subordinadas introducidas por comoquier(a) que

Antepuesta Pospuesta Indic. Subj. fact. Subj. Indic. Subj. fact.

Subj.

2ª xiii Berceo 1 gei 16 40 1 1 6 1ª xiv Zifar 35 15 2 26 6 Lucanor 87 3 1 1 1 lba 2 1 1 2ª xiv Leomarte 24 26 1 25 7 Pedro I 55 9 16 Rimado 1 1 1ª xv abc 9 2 2 Corbacho 1 Prosas 2 1 2ª xv gs 9 9 2 1 Enrique IV 64 52 16 4 Varones 25 4 2 Cárcel 2 1 6 2 Celestina 1 1ª xvi Lisandro 1 dlne 1 1 Coloquios 1 Si, como hemos indicado más arriba, la movilidad de la subordinada y la posibilidad de usar la conjunción sin verbo explícito son indicios del grado de gramaticalización de la conjunción, podemos concluir que comoquier(a) que experimentó un grado de gramaticalización mucho menor que maguer(a) (que) y aunque. La prótasis, de hecho, aparece antepuesta en una proporción superior a la de las otras conjunciones y además la conjunción se usa con mayor frecuencia en correlación con un conector adverbial (42) (véase infra §30.13). Si bien durante la segunda mitad del siglo xiv da muestras de una mayor ductilidad y de un mayor grado de gramaticalización, este proceso no parece tener continuidad posteriormente. (42) a. comoquier que Atenas avié ya muchos nombres peró el nombre por ó la más nombravan aún estonces era el que dixiemos Acta [gei, 2.62] 3747

30.6



oraciones concesivas

b.

Et ellos dixiéronles que commo quier que por aventura el osso et el cavallo les dizían esto por alguna maestría engañosa, que con todo esso, que era bien que fuessen parando mientes en los dichos et en las obras que farían dallí adelante el león et el toro [Lucanor, 137]

La segunda característica clara que se deduce del cuadro tiene que ver con el carácter factual de la subordinada, sea en indicativo o sea en subjuntivo, que se mantiene inalterado a lo largo de todas las etapas, y sólo en algún caso aislado y de interpretación no siempre clara, el uso del subjuntivo se asocia a un valor no factual. La tercera característica tiene que ver con el modo de la subordinada. De nuevo el uso del subjuntivo factual es superior en esta conjunción que en las otras dos, aunque aquí nos encontramos con ciertas diferencias cronológicas ya apuntadas por otros autores (Bartol 1986:193-194; Montero 1992c:661; Rivarola 1976:41; Vallejo 1925). En la selección del modo se pueden trazar tres etapas diferentes que coinciden con las tres etapas que hemos delimitado en la evolución de la conjunción (véase supra §30.6.4). a) El uso del subjuntivo es mayoritario en la segunda mitad del siglo xiii y la posición de la subordinada no incide en la selección del modo, ya que el subjuntivo es mayoritario tanto en las subordinadas antepuestas como en las pospuestas. Esta preponderancia del subjuntivo se puede justificar fácilmente si se asume que la conjunción proviene de la construcción con el relativo indefinido como quier que ‘sea como fuera’ que, en general, impone el subjuntivo: por ejemplo, lo conseguiremos comoquiera que sea. El subjuntivo, desde esta perspectiva, se debería al mantenimiento de una característica de la construcción original, que por otra parte resulta perfectamente integrable en el sistema modal del castellano, ya que, como se sabe, el subjuntivo puede usarse también en contextos factuales. b) La distribución de los dos modos se invierte de manera brusca en la primera mitad del siglo xiv y en esta etapa el subjuntivo se convierte en un modo casi marginal. El cambio en la selección del modo se debe sin duda a la gramaticalización creciente que hace que la conjunción se desprenda de algunos de los rasgos de la construcción de la que deriva. c) A partir de 1350 el uso del indicativo se mantiene como mayoritario, aunque sin llegar al extremo de la etapa anterior y con diferencias significativas entre distintas obras. Estas diferencias se deben, sin duda, a una variación de carácter estilístico y concretamente a una tendencia cultista semejante a la que caracteriza el como causal, que se usa en obras cultas (sobre todo en el siglo xv, aunque se documenta desde finales del xiii) e introduce subordinadas que suelen aparecer antepuestas y con subjuntivo. Sin duda, el repunte del subjuntivo en ciertos textos de los siglos xiv y xv hay que relacionarlo con esta tendencia culta 3748



hipótesis sobre el origen de comoquier(a) que

30.6.4.3

que, por otra parte, se encuentra en el origen mismo de la conjunción. Dejando aparte estas diferencias estilísticas, es interesante subrayar el hecho de que en esta etapa la posición de la subordinada parece tener una cierta incidencia en la selección del modo. Si en la etapa inicial el subjuntivo es mayoritario e independiente de la posición, en todas las etapas en las que el indicativo es el modo mayoritario, el subjuntivo aparece fundamentalmente en las subordinadas antepuestas (las temáticas) y se usa poco o nada en las pospuestas (las remáticas).

30.6.4.3. Hipótesis sobre el origen de la conjunción La mayoría de autores ha considerado que la conjunción proviene de la gramaticalización del relativo indefinido homófono con valor de manera: comoquier que ‘de cualquier manera que’. La hipótesis fue formulada inicialmente por Vallejo (1925:82), desarrollada posteriormente por Rivarola (1976:40-41) y Bartol (1986:189-192), y asumida después de manera más o menos explícita por Cortés (1992), Herrero (2005:445-446), Montero (1992c:660) y Ridruejo (2009). También se ha considerado la posibilidad de que se trate de un calco sintáctico del latín, por imitación de la conjunción quamvis (Espinosa 2010:360-361), e incluso hay autores que han sugerido una posible relación con el como causal (García Cornejo 2006:310-311). Seguramente no se puede descartar de manera categórica ninguna de estas tres hipótesis o, como mínimo, se puede pensar en la interacción de diferentes factores. La hipótesis de que la conjunción deriva del relativo indefinido de manera resulta sugerente por la coincidencia formal del relativo y la conjunción pero también porque la conversión de relativos indefinidos en conjunciones concesivas es un proceso habitual y bien documentado en otras lenguas románicas y que ya hemos constatado respecto a cuantoquier que (véase supra §30.6.2). En el caso concreto del relativo de manera, podría parecer un problema el hecho de que los primeros ejemplos de su uso son temporalmente muy próximos a la conjunción y se sitúan en obras del segundo tercio del siglo xiii. (43) a.

b.

Nos levamos la casa al mejor que pudiemos, / comoquier que se fizo, la voluntad metiemos [Domingo, 495b] yo comdessa don Elo do & otorgo amjo fijo don Rodrigo uoz & demanda de quanto heredamiento auje mjo ermano don Aluaro & deuie auer, oquier que sea, & como quier que el fiziere dello, de todo so pagada [dle, 1492, 281.379-380]

3749

30.6

oraciones concesivas

Esta documentación casi coetánea no supone, sin embargo, un obstáculo para la hipótesis si se tiene en cuenta que los relativos indefinidos tienen una frecuencia relativamente baja (Company y Pozas 2009:§10.5.1) y que, dentro de esta clase de relativos, el de manera es uno de los menos usuales. El hecho de que ya durante el siglo xii se documenten otros relativos indefinidos en un estado avanzado de gramaticalización permite prever que el de manera también se encontraba en una situación similar y que, por lo tanto, pudo ser la base para la formación de la conjunción. Más complicado, sin embargo, resulta justificar por qué la conjunción no mantiene, al menos inicialmente, ninguno de los rasgos del relativo indefinido, sea el valor de manera o el valor condicional concesivo y por qué aparece plenamente formada y con una frecuencia relativamente alta desde los primeros textos donde se usa. Para explicar este comportamiento se pueden considerar diferentes factores, que seguramente interactuarían en el proceso de aparición y consolidación de la conjunción. a) En primer lugar se puede apuntar el hecho de que las relativas indefinidas no son incompatibles con el carácter factual de la oración ni con el uso del modo indicativo (Garachana 1997), como muestran los ejemplos anteriores de (43). En los dos casos, la relativa designa un hecho que ocurrió realmente aunque se ignora o no se desea especificar la manera como se produjo y, por este motivo, en (43a) es posible el uso del indicativo. b) En contextos de ese tipo, la relativa de manera presenta otras propiedades que pueden favorecer el cambio, como el hecho de que la relativa indefinida no funciona como adjunto del predicado sino como adjunto oracional, antepuesto y con carácter temático, aproximándose de ese modo a la concesividad. Así, en (44) la manera concreta como murió el rey se presenta como irrelevante para la idea representada por la oración siguiente, respecto a la cual la relativa de manera funciona como adjunto. (44)

Pero unos dizen que murio por melezinas quel non sopieron dar como deuien. Otros; que murio a yeruas. Mas como quier que el moriesse fue la muerte muy llorada & touo muy grand mingua a las yentes de su tierra [Alfonso X, Estoria de Espanna, ca. 1270, corde]

c) Además de los factores mencionados, el relativo compuesto como quier que tiene un constituyente, el adverbio como, fácilmente reanalizable como conjunción. Apuntemos, en este sentido, que como funciona ya desde el siglo xiii como conjunción causal y condicional, y que en estos usos la conjunción también introduce subordinadas que aparecen generalmente antepuestas y tienen un valor temático. Con el como causal, por otro lado, las concesivas con comoquier(a) 3750



hipótesis sobre el origen de comoquier(a) que

30.6.4.3

que comparten el carácter factual de la subordinada y la posibilidad de usar con este valor el subjuntivo (→ Capítulo 28). d) El relativo de manera, finalmente, tiene una estructura semejante a las conjunciones concesivas latinas quamvis y quamlibet. Estas conjunciones, de hecho, constan de la partícula quam, que fue reemplazada por quomodo (de donde como), y el verbo de volición en segunda (en el caso de vis) o tercera persona (en el caso de libet). Sin aceptar la hipótesis de un calco del latín, sí que se puede pensar que esta semejanza formal pudo contribuir a la difusión del cambio y al carácter culto de la conjunción. De acuerdo con estos hechos, se puede pensar que el cambio se produciría a partir de contextos en los que la relativa aparece antepuesta, funciona como adjunto oracional y designa una situación asumida como real (es factual) pero de la que se desconoce o no se asevera la manera como se produjo (es inespecífica). En este tipo de contextos, es fácil activar una interpretación según la cual tanto la manera de producirse un hecho como el hecho mismo resultan irrelevantes respecto a lo que se asevera en la principal. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en (45), donde como quier que fue equivale tanto a sea como fuere como a a pesar de eso. (45)

nunca osaua entrar enla Camara de su muger fasta que entraua vno de sus Caballeros la espada sacada & catase todos los Rencones dela casa E las arcas delas mugeres teniendo sospecha que tenian algund cochillo o algund dardo para lo matar E commo quier que fue & se temia sienpre que lo matarian asy acaesçio que lo mato su muger por la sospecha que del tomo por Razon de su condrueça [Anónimo, Castigos, 1293, corde]

Sintácticamente, el cambio implica un reanálisis por el cual el relativo adverbial como pasa a operar como conjunción junto a quier y que. En el plano semántico, la subordinada deja de indicar ‘con independencia de cómo ocurrió  / ocurriese una situación’ para pasar a significar ‘con independencia de que ocurrió / ocurriese’. En el cambio de relativo compuesto > conjunción subordinante el valor esperable de esta conjunción es el concesivo pues la relativa ya tiene un valor concesivo. Esta posibilidad, sin embargo, no es la única, ya que la conjunción también parece usarse en algún caso con valor causal o condicional. Además del ejemplo del Calila con valor causal que hemos citado más arriba y que repetimos

3751

30.6

oraciones concesivas

de nuevo, abreviado, en (46a), también en otros ejemplos parece tener un valor causal (46b) o bien un valor condicional (46c).13 (46) a. Et commoquier que era físico conosçido, era sabio et filósofo [Calila, 99] b. Come el día del sábado las fabas e non más: / por tu envidia mucha, pescado non conbrás; / comoquier que algund poco en esto lastarás, / tu alma pecador ansí la salvarás [lba, 1169c] c. Albogues e mandurria, caramillo e çanpoña / non se pagan de arávigo quanto d’ellos Boloña, / comoquier que por fuerça, dízenlo con vergoña: / quien gelo dezir feziere pechar deve caloña [lba, 1517c] Esta polivalencia funcional no es un hecho insólito, como veremos al analizar las conjunciones puesto que, dado que, ya que o como. Partiendo del valor factual de las subordinadas concesivas, es posible la interpretación causal en un contexto donde no se produce un contraste claro entre el contenido de la subordinada y el de la principal (Ridruejo 2009:533-533) y ambas comparten una sola orientación argumentativa. La misma orientación da lugar a la interpretación condicional si la subordinada se entiende como no factual. Sea como fuere, estos usos causales y condicionales son extraños en la Edad Media y el valor claramente causal no se encuentra hasta el momento mismo del declive de la conjunción, a partir del siglo xvi (Cortés 1992; Rivarola 1976:123, n. 9) (→ Capítulo 28) (→ Capítulo 32).

30.6.4.4. Causas de la desaparición de la conjunción Como hemos apuntado, la conjunción pierde vitalidad a lo largo del siglo xv y sólo subsiste posteriormente de manera muy esporádica. Si la decadencia de maguer(a) (que) está ampliamente comentada por escritores, gramáticos y lexicógrafos del siglo xvi y xvii (véase supra §30.5.4), en cambio, la de comoquier(a) que no es apuntada por ningún autor y ni siquiera aparece citada por Correas, a principio del siglo xvii, en la larga relación donde incluye tanto las condicionales como las concesivas y adversativas. (47)

Condizionales, que dizen condizion, como si tu hizieres eso, io haré estotro, son: si, como, como si, aunque, dado que, que, puesto que,

13 A la posibilidad del valor causal ya se han referido Cortés (1992), Höfner (1923), Ridruejo (en prensa) y Rivarola (1976:38, n. 55). Respecto al valor condicional de (46c), el editor, Alberto Blecua, propone la paráfrasis siguiente: “como tengan que hacerlo por fuerza, lo tocan avergonzados”.

3752



conjunción aunque

30.7

puesto caso que, magher, magher que, maghera, pues, pues que, mas, mas si, pero, enpero, antes, siquier, siquiera, ia que, con tal que, si que, besique [Correas, Arte de la lengua, 1625, España, corde] Diferentes son las razones que pueden explicar la desaparición de esta conjunción y el hecho de que cronológicamente se limite a un periodo reducido de tiempo. a) En primer lugar, hay que hacer referencia al hecho, ya apuntado por Montero (1992c:664), de que es una conjunción poco dúctil, que se especializa desde sus orígenes en la expresión de la concesión propia, a diferencia de lo que ocurre con la conjunción aunque. A diferencia también de aunque, la conjunción se vincula fundamentalmente a textos cultos y durante el siglo xv aparece fundamentalmente en obras historiográficas o que tienden a un estilo cancilleresco. b) En segundo lugar, hay que tener en cuenta también que ya desde el siglo xiii, pero sobre todo durante el xv, como se usa como conjunción causal, especialmente cuando va antepuesta a la oración principal y acompañada de subjuntivo. El uso resulta poco problemático mientras la conjunción concesiva tiene la forma comoquier que, pero la situación cambia cuando empieza a generalizarse la forma con -a final: comoquiera, a partir de la segunda mitad del siglo xv, ya que con esta forma se puede producir una homonimia enojosa entre la secuencia causal como quiera que y la locución concesiva comoquiera que (Garachana 1997). c) Esta posible ambigüedad, por otra parte, queda reforzada por el carácter factual de las concesivas con comoquier(a) que, que facilita que la subordinada pueda interpretarse como causal en contextos en los que no se produce un contraste claro entre el contenido de la subordinada y el de la principal (véase supra §30.6.4.3). Sin duda esta confluencia de factores provocó que desapareciera de manera brusca a fines del siglo xv, si exceptuamos los pocos autores en cuyas obras su uso es recurrente todavía durante el xvi por imitación de una tradición discursiva ya obsoleta.

30.7. La conjunción aunque De las conjunciones concesivas que se forman en el castellano medieval, aunque es la que finalmente se impone como prototípica en la expresión de la concesividad. Ni maguer(a) (que) ni comoquier(a) que, que tan importante papel desempeñaron en la configuración de la sintaxis del español medieval como hemos visto, subsisten en el español moderno, y lo mismo ocurre con la mayoría de las que presentaremos sucintamente en otros apartados de este capítulo. 3753

30.7

oraciones concesivas

Como ya dijimos (supra §30.1.2), las construcciones concesivas se asocian con la topicalización del miembro que remite anafóricamente a un contexto anterior o bien a representaciones asumidas en el universo del discurso. Este mecanismo es más patente en interacciones dialogadas que en textos de carácter monológico. Pero, de alguna manera, también en estos la prótasis concesiva responde a ese procedimiento de progresión textual que recoge o evoca una representación semántica dada y la asume como hipótesis de partida destinada a ser objeto de un movimiento contrargumentativo más fuerte. Otras conjunciones concesivas medievales, y en especial maguer como ya hemos visto, constituyen la marca formal de este mecanismo, pero en el español moderno y contemporáneo es aunque la conjunción que mejor encarnará esta dimensión de la concesividad. En un diálogo de carácter claramente argumentativo como el de (48) podemos observar el funcionamiento del mecanismo. (48)

—Sí, pero a mi amo no lo querría doliente. —No lo es, mas aunque fuesse doliente, podría sanar [Celestina, 1.119]

En efecto, en el fragmento anterior la prótasis condicional concesiva aunque fuesse doliente remite a lo dicho en la intervención anterior del otro interlocutor y lo reformula, tematizándolo, como primer miembro del movimiento argumentativo de la concesión. Asimismo, en textos que no presentan diálogo alguno, las concesivas con aunque pueden remitir a una idea expresada anteriormente en el texto o simplemente a una idea asumida de manera implícita en el contexto del discurso. El valor de la conjunción podría parafrasearse como sin embargo de que. Si contrastamos el comportamiento de aunque con el de comoquier(a) que en los siglos en que conviven, tal como hemos señalado, aunque resulta generalmente más dúctil para expresar esos sentidos hipotéticos: así en don Juan Manuel, comoquier(a) que se asocia a la expresión de la factualidad y aunque a la de la hipoteticidad. Sin embargo, aunque extiende su uso a lo largo de la historia, como veremos inmediatamente, mostrando así una plasticidad de enorme eficacia, que irá desde los empleos como introductor de condicionales concesivas antepuestas y en subjuntivo hasta, en el extremo contrario, concesivas propias pospuestas y en indicativo; desde el carácter subordinado propio de las prótasis condicionales hasta el carácter coordinado de las oraciones adversativas, a las cuales se aproxima por este extremo. Podrá aparecer así mismo introduciendo una frase sin verbo explícito. Los factores que la hacen totalmente independiente del contexto, dúctil en su combinatoria e idónea como marca de concesividad son, por un lado, su especificidad exclusiva como conjunción concesiva y, por otro, la generalización de su uso en todos los registros y tipos de texto sin distinción 3754



origen de la conjunción aunque

30.7.1

—a diferencia de lo que hemos visto en la evolución de comoquier(a) que, y de lo que veremos en otras conjunciones concesivas como puesto que, ya que, etc., que pueden asumir o acaban asumiendo otros valores—.

30.7.1. Origen de la conjunción La aparición de la conjunción aunque se ha explicado tradicionalmente a partir de contextos en los que el adverbio aun se usa como refuerzo de oraciones que ya tienen un valor concesivo y, más específicamente, a partir de oraciones con el llamado que concesivo (Bartol 1988:201-203; Cuervo 1886-1994:s.v. aunque; Rivarola 1976:201-203) (→ Capítulo 24). Sin entrar en la función que tendría el adverbio en estas construcciones, la hipótesis resulta problemática, sobre todo porque el valor concesivo de que es puramente contextual y esporádico (véase infra §30.8.5). Más adecuado nos parece relacionar el origen de la conjunción con los usos focales del adverbio aun ‘incluso’ y, concretamente, con aquellos contextos en los que el adverbio incide sobre una oración subordinada introducida por que, como defienden Elvira (2005) y Rodríguez (2008: 344-345) para el castellano y como apuntan Pérez Saldanya y Salvador (1995) para la conjunción paralela en catalán, encara que. Desde esta perspectiva, las oraciones con aun  + que se comportarían inicialmente como oraciones condicionales concesivas de carácter escalar y la conjunción tendría inicialmente un significado parafraseable por ‘incluso en el caso de que’. El origen de aunque, por lo tanto, sería paralelo al de conjunciones latinas como etiamsi, inicialmente ‘incluso si’, o locuciones románicas como las portuguesas mesmo que o mesmo se, la francesa même si o la española incluso si. A favor de la relación de la conjunción aunque con el adverbio focal aun se puede apuntar el hecho de que el adverbio aspectual adhuc ya se usaba en latín como adverbio focal con valor inclusivo y ambos valores, el aspectual y el focal, se mantienen en el derivado aún. El paso del valor aspectual al focal se explica fácilmente como un proceso de gramaticalización creciente. Si el aún aspectual tiene un valor contraexpectativo e indica que una situación continúa durante más tiempo del esperable, el aun focal mantiene el valor contraexpectativo pero ahora con un carácter escalar. En esta segunda función, el adverbio sitúa el elemento que modifica en el extremo de una escala de posibilidades subrayando, así, su carácter inesperado y, en consecuencia, su informatividad máxima. Este valor focal, parafraseable por ‘incluso’, aparece ya bien documentado en el Cid, como muestran los ejemplos siguientes:14 14 El mismo valor de adverbio focal inclusivo parece encontrarse en el fragmento siguiente, que Menéndez Pidal (1944/1945:I.§199; II.s.v. aun, avn) considera el primer ejemplo de la

3755

30.7

oraciones concesivas

(49)



E a quel que gela diesse sopiesse uera palabra, / que perderie los aueres e mas los oios dela cara, / E aun demas los cuerpos e las almas [Cid, 26-28] Legan a Guiera e legan aXatiua, / Aun mas ayusso, aDeyna la casa [Cid, 1160-1161]

No nos centraremos en este uso adverbial ni en los diferentes matices que presenta (→ Capítulo 5). Para los objetivos del presente capítulo, baste apuntar que, como adverbio focal, aun puede modificar cualquier constituyente oracional, sin excluir el caso en que este consista en una oración subordinada, y por lo tanto, no es extraño que pudiera incidir también sobre una subordinada encabezada por que, dando lugar a la conjunción aunque. Esta hipótesis puede verse avalada por diferentes argumentos. a) En primer lugar, el hecho de que en los documentos más antiguos, aun se usa con el valor de ‘incluso si’ y, por lo tanto, con el significado focal del adverbio aun. Este valor se constata fácilmente en el ejemplo (50), en que la conjunción aunque aparece junto a maguer, y se usa con un valor más enfático que esta y claramente equivalente a ‘incluso si’. (50)

confondámosles el lenguage que an agora todos uno, e mezclémosgele de guisa que maguer que se oyan que se non entiendan aunque estén muy decerca unos d’otros [gei, 1.76]

b) En segundo lugar, se puede apuntar que el adverbio focal aun aparece desde antiguo modificando oraciones subordinadas precedidas por nexos diferentes (51) y que estas oraciones presentan en un contexto adecuado un valor condicional concesivo. Esto, de hecho, es lo que ocurre en los ejemplos donde el contraste propio de las oraciones concesivas queda explícito en el carácter negativo de la oración que funciona como apódosis (51ab), o en el uso del verbo morir en la subordinada y de vivir en la principal (51c). (51) a.

b.

El prínçep Antinágora por ninguna ganancia, / avn si ganase el imperio de Françia, / non serié más alegre, & non por alabança [Apolonio, 548b] Por Dios que no me quieras tan mucho segudar, / Sepas: De mí non puedes nula cosa levar, / aun porque quisiesse non terría qué dar [Domingo, 176c]

conjunción, en forma analítica aun... que, todavía sin fusionar: “Aquí non lo puede vender nin dar en presentaja; / nin cativos nin cativas non quiso traer en su conpaña. / Fabló con los de Castejón, y envió a Fita y a Guadalfajara, esta quinta por quanto serié conprada, / aun de lo que diessen que oviessen grand ganançia” (Cid, 516-520).

3756





origen de la conjunción aunque

30.7.1

c. Porque, aun desque vos murierdes, siempre viva la fama de los vuestros fechos [Lucanor, 117]

c) También puede avalar la hipótesis que defendemos el hecho de que el adverbio aun aparece a veces en textos antiguos amalgamado con otras conjunciones en construcciones que presentan un valor condicional concesivo. (52)







e llámala el hebraico meridiano, fascas logar por ó les entrava la luz a mediodía cuando passava el sol desuso, comoquier aun que non pareciesse essos días el sol con el nublo [gei, 1.50-51] e vassallos mesurados e leales bien deven sofrir a su rey e su señor natural vida de un omne si malo fuesse, maguer aun que visquiesse más que los que oy aquí somos [gei, 1.202] E los moros vienen principalmente de Cam, que pobló a África, aun peró que aya algunos de los de Sem e de Jafet que por el falso predicamiento de Mahomat se tornassen moros [gei, 1.91] E defiendo que ninguno nol faga ningún mal por aquella ocasión en que cayó él sin su grado. Mas si por ventura alguno matare a otro de su ley por su grado óquier que fuxiere, e aun siquier que se llegue e se apegue al mio altar e se abrace con él por se defender allí que nol vala, e tírenle dend, e muera por ello [gei, 2.274]

d) Notemos, por otra parte, que aunque y aun pueden incluso combinarse en una misma secuencia sintagmática, como en (53). (53)

et aunque non murades por armas, la buena voluntad et las buenas obras vos farán mártir, et aun los que mal quisieren dezir, non podrian [Lucanor, 74]

e) Finalmente, tanto aunque como aun admiten fácilmente combinarse con la negación: ni aun..., ni aunque..., con un valor escalar parafraseable como ‘ni siquiera si’, tal como se observa en los ejemplos de (54), de diferentes épocas. (54) a.



b.

Desí mando que se non rasiessen, e santos serién los que lo fiziessen demientra que la cabelladura de la cabeça les creciesse, nin saliessen sobre muerto ninguno nin aunque fuesse su padre [gei, 2.675] Tornó el cavallero e dixo: “Señora, quien vos diese una çibdad tamaña como Roma, quando estava en su éser, principado e señoría de todo el mundo, ¿amarlo ýades, señora?” Respondío: “Nin aunque me diese un rreyno de Castilla” [Corbacho, 122] 3757

30.7



oraciones concesivas

c.

Es más, si mi güey vuelve, juro que ni aunque me pongas enfrente al “Güero” volvería a caer en las redes del pecado [Chica, 86]

Como ya dijimos, el nexo aunque condicional concesivo remite a menudo a enunciados anteriores, que retoma para desarrollar o modificar, con una función discursiva relevante, particularmente en secuencias con fuerte carácter argumentativo. En La Celestina, por ejemplo, se observa una tendencia a la aparición de aunque con subjuntivo, a menudo en imperfecto, precedida por una conjunción adversativa o copulativa que sigue, a su vez, a una expresión negativa. En estos casos, la concesiva parece cumplir una función de indagar las excepciones imaginables a la negativa que le precede a fin de neutralizarlas argumentativamente y reforzar, en consecuencia, esa negación inicial. (55)

No, cierto, mas aunque oviera, era bienempleado [Celestina, 8.216] Señor, ninguna gente pareçe, y aunque la oviesse, la mucha escuridad privaría el viso y conoscimiento a los que la encontrassen [Celestina, 12. 256]

Esta facilidad de combinación con la negación nos recuerda la vinculación que suele establecerse entre la concesividad, y especialmente las condicionales concesivas, y la causa negada o ineficiente (véase supra §30.1.2). No es extraña la aparición de conjunciones causales combinadas con partículas negativas y con aun focal, con el resultado de un valor concesivo. (56)



Por Dios que no me quieras tan mucho segudar, / Sepas: De mí non puedes nula cosa levar, / aun porque quisiesse non terría qué dar [Domingo, 176] E non lo fazién los ebreos de dolerse ende e tenerse por quebrantados ya de tod en todo tanto porque ellos non avrién fijos nin porque los non fazién, nin aun porque los veyén assí morir, mas porque se desfarié el su linage e se tornarié a nada, e non fincaríe d’ellos quien fiziesse servicio a Dios [gei, 2.17]

30.7.2. Etapas evolutivas El origen y la evolución de aunque se puede establecer fácilmente teniendo en cuenta los datos generales de los cuadros 1, 2, 3 y 4 de §30.4 y del cuadro 8 abajo, donde se recogen las características de las prótasis introducidas por esta conjunción en obras anteriores al siglo xix. 3758



etapas evolutivas

30.7.2

Cuadro 8 Propiedades de las subordinadas introducidas por aunque Antepuesta

Pospuesta



Ind.

Ind.

Subj. f.

Subj.

Sin v.

Subj. f.

Subj.

Sinv.

2ª xiii Berceo 2 Calila 1 1 1 gei 6 1 3 1ª xiv Zifar 1 5 5 Lucanor 17 7 lba 2 2 2ª xvi Leomarte 21 2 10 7 9 Pedro I 1 2 2 3 1ª xv abc 15 1 3 11 7 1 20 24 1 Corbacho 18 9 20 Prosas 3 4 26 5 3 3 7 1 1 Laberinto 1 4 8 1 2ªxv gs 4 Enrique IV 30 11 8 12 25 2 9 14 Varones 7 1 6 20 1 14 2 1 Cárcel 14 6 11 1 2 4 Celestina 18 9 30 4 23 6 13 5 6 1 9 1 9 1ª xvi Comedias 4 Diálogo 28 12 24 3 9 1 15 4 Naufragios 20 1 7 Lisandro 7 24 5 16 1 10 2ª xvi Coloquios 16 7 31 3 36 20 4 4 6 1 1 Brevísima 3 lt 12 2 6 10 6 3 8 2 Abecenrraje 6 Bernal 40 2 19 4 32 19 10 Pajes 20 2 22 3 29 2 20 4 74 10 33 23 59 58 13 1ª xvii Quijote i Hija 19 1 4 11 4 Dorotea 25 13 2 39 20 15 1 7 5 1 Diablo 2 5 15 42 5 8 17 8 2ª xvii Hom. prác. 16 xviii Vida 30 2 2 6 6 4 11 3 3 4 3 Señorito 16 cn/Sí 10 1 2 1 2

3759

30.7

oraciones concesivas

El texto de Calila ya nos ofrece muestras claras que —siempre que no se deban a interferencias de copistas posteriores— permitirían considerar fijada la conjunción a mediados del siglo xiii. (57)



Onde quien bive en grand medida et a honra de sí et de sus amigos, maguer poco biva, de luenga vida es; et el que bive en angostura, faziendo poco algo a sí et a sus amigos, aunque mucho biva, de poca vida es [Calila, 127] Dixeron ellos: —Non avemos cuidado de nos, veyéndote desta guisa estar, et querríamosnos buscar alguna cosa que te toviese pro, aunque nós oviésemos un poco de lazerío [Calila, 159]

Durante la segunda mitad del siglo xiii la conjunción aparece esporádicamente, y sólo en las obras de don Juan Manuel, en el xiv, empieza a tener un uso significativo pero todavía menor que el de maguer y comoquier(a) que. De acuerdo con el valor condicional concesivo inicial, en esta primera etapa aunque se combina de manera casi exclusiva con subjuntivo, como muestran los ejemplos de (57) arriba, y son pocos los casos en que aparece el modo indicativo, como en (58). (58)

e nin lo gradecién a Dios nin le coñocién, aunque aquellos bienes él los diera allí e que por él los avién [gei, 1.257-258]

La preferencia por el valor condicional concesivo y el empleo del subjuntivo se mantienen en las obras del siglo xiv, si exceptuamos el Leomarte, donde el uso del indicativo o el subjuntivo factual ya es claramente superior al subjuntivo no factual. El uso mayoritario del indicativo caracteriza la segunda etapa, vinculada al siglo xv, en la que aunque se convierte en la conjunción más frecuente, con excepción de ciertas obras historiográficas (gs, Enrique IV), en las que comoquier(a) que se mantiene aún con fuerza como una opción estilística preferentemente vinculada a este género de discurso. A finales del siglo xv, la fisonomía esencial de aunque queda fijada en los aspectos más característicos, y así llega hasta el español actual como concesiva prototípica, si bien a lo largo de los siglos la lengua introduce otras posibilidades alternativas de expresar la concesividad, como veremos. Pero pasemos ahora a estudiar las variables principales que determinan el comportamiento de esta conjunción: el valor condicional concesivo originario, la flexibilidad modal y su aproximación a los usos adversativos cuando va en posición final.

3760



valor condicional concesivo

30.7.3

30.7.3. El valor condicional concesivo Como se ha indicado, el origen de la conjunción aunque se vincula al valor condicional concesivo. Los datos que hemos mostrado sobre la relación de la conjunción aunque con el adverbio focal aun ponen de manifiesto el paralelismo con la forma más prototípica de ese valor, muy próximo a las construcciones del tipo even if o même si en otras lenguas que codifican de esta manera la condicionalidad concesiva de tipo escalar. Ahora bien, en el caso del castellano, se dio una preferencia por la forma que como segundo formante, en lugar de conjunciones condicionales como if o si, y este hecho explica que, sin desprenderse del valor condicional concesivo, la conjunción pudiera asumir con facilidad y rapidez valores diferentes al condicional concesivo y potenciara la fusión de los dos constituyentes. Hay otra modalidad del esquema escalar que también pondera un grado máximo que, sin embargo, resulta ineficiente argumentativamente: por más que, por mucho que... Estas expresiones de escalaridad, en el marco de la construcción condicional concesiva, pueden amalgamarse con aunque seguido de verbo subjuntivo. Así lo vemos en estos ejemplos, entre los muchos localizables en La Celestina, Diálogo, lt, o el Quijote, en combinaciones que hoy sonarían extrañas pero que alcanzaron plena vigencia desde finales del siglo xv hasta bien entrado el xvii. quiérote sofrir; aunque más mal me trates. Pues dicen que ninguna humana pasión es perpetua ni durable [Celestina, 8.214] Pues aunque más noche sea, / con su vista gozará [Celestina, 19.321] Aunque más digáis que nos hazemos del ojo, no callaré esto, que lo dicho de la h está muy bien considerado [Diálogo, 176] Bastante relación es esta, para cobrar vuestra deuda: aunque mejor fuese [lt, 61] Vos sí, señor mío, sois el verdadero dueño desta vuestra captiva, aunque más lo impida la contraria suerte y aunque más amenazas le hagan a esta vida que en la vuestra se sustenta [Quijote i, 36.430] (59)

Otro de los tipos de condicional concesiva, la alternativa tanto si como si..., se ve ilustrada en el siguiente ejemplo, que ofrece semejanzas con la construcción concesiva quer... quer... del portugués y donde la ineficiencia de las diversas alternativas presentadas es focalizada por el adverbio aun. (60)

E, pueblo de Israel, si hermano o fijo o cualquier otro parient caronal de cerca cualquier que sea, o tu mugier o amiga que te ame como 3761

30.7

oraciones concesivas

a su alma te quisiere amonestar en ascuso, e te dixieren: vayamos a los dioses agenos; e serán de las yentes que moraren aderredor, e aun quier sean alueñe quier acerca de vós, dioses que tú non coñoces nin coñocieron tus padres, non te les acojas a ello, nin los oyas nin los ayas piedad porque los encubras, mas luego los mata o los faz matar [gei, 2.893] En algunos contextos de este tipo, donde aunque coaparece con la expresión de las otras opciones alternativas, suele marcar el grado más informativo de la escala. Así vemos que alterna con distributivos como agora... agora o con una condicional, como en La Celestina, donde se practica aún este procedimiento: en (61a) por focalización de la tercera de las alternativas presentadas y en (61b) por el paralelismo que se establece entre el si condicional y el aunque condicional concesivo. (61) a. Agora toque en mi honrra, agora dañe mi fama, agora lastime mi cuerpo, aunque sea romper mis carnes para sacar mi dolorido coraçón, te doy mi fe de ser segura, y si siento alivio, bien galardonada [Celestina, 10.242] b. ¡O mezquina yo; alça la cabeça! ¡O malaventurada vieja, en esto han de parar mis passos! Si muere, matarme han; aunque biva, seré sentida, que ya no podrá sofrir[se] de no publicar su mal y mi cura [Celestina, 10.245] En suma, la conjunción aunque se configura desde muy temprano como condicional concesiva, y mediante la focalización de una causa ineficiente o condición hipotética subsume los distintos patrones que realizan la mencionada categoría. Esa función la conserva hasta hoy, pero ha ido ampliando su espectro de posibilidades. En efecto, una vez configurado el nexo aunque como conjunción concesiva, su valor es prototípicamente hipotético y, de acuerdo con este valor, selecciona el subjuntivo y tiende a introducir la prótasis o primer miembro de la construcción. Ahora bien, si el origen de la conjunción aunque se vincula a este prototipo, en fases sucesivas de la historia de la lengua su plasticidad y su independencia del contexto le permiten usarse con subjuntivo factual, con indicativo e incluso sin verbo y, por otra parte, acceder a una movilidad posicional considerable, con alta frecuencia de posposición o intercalación. Gracias a ese proceso la conjunción, sin dejar de emplearse como introductora de concesivas condicionales, ve ampliado su espectro operativo y se aproxima en ciertos usos al campo de las concesivas propias, que para muchos lingüistas supone un estadio más avanzado en el proceso de gramaticalización. 3762



el modo verbal y la factualidad

30.7.4

La conjunción se libera de restricciones modales y posicionales y goza de gran disponibilidad combinatoria, puesto que su sola presencia comporta una implicación convencional de concesividad. Ello permite que pueda alternar en cláusulas con indicativo o con subjuntivo, incluido el subjuntivo factual; o que introduzca, no ya cláusulas, sino adjetivos, frases nominales, etc., con elipsis del verbo; o que introduzca el segundo término de la construcción en modo indicativo.

30.7.4. El modo verbal y la factualidad Como se plasma en los datos del cuadro 8 arriba, esos cambios en las posibilidades modales y posicionales se incrementan notablemente durante el siglo xv, sobre todo en su segunda mitad. Respecto al modo, en La Celestina, el número de concesivas con indicativo o subjuntivo factual es ya muy elevado: 56 frente a los 43 casos de subjuntivo no factual.15 Ilustrémoslo con ejemplos de ambos tipos, el subjuntivo factual (62a), que a menudo emplea una forma verbal compuesta (62b), y el indicativo (62c). (62) a.



b.



c.

No enfinjas porque stá aquí Sempronio, ni te sobervezcas, que más me quiere a mí por consejera que a ti por amiga, aunque tú le ames mucho [Celestina, 3.147] Calla, Sempronio, que aunque aya aventurado mi vida, más mereçe Calisto y su ruego y tuyo, y más mercedes espero yo dél [Celestina, 5.176] En mi vida me acuerdo aver tan gran temor, ni verme en tal afrenta, aunque he andado por casas ajenas harto tiempo y en lugares de harto trabajo [Celestina, 12.264]

También en Cárcel la frecuencia de aparición de estas opciones modales frente a las de subjuntivo no factual es notablemente mayor. En el Corbacho, el número de las concesivas con verbo en indicativo es muy alto y la suma de estas con las de subjuntivo factual es muy superior a las que presentan subjuntivo no factual. Con una observación suplementaria: la proporción de estas opciones modales se acentúa mucho más si atendemos a las subordinadas pospuestas. Unos datos semejantes arroja el cómputo de las opciones que aparecen en la prosa de Juan de Mena. El uso del indicativo o del subjuntivo factual favorece en muchas ocasiones un tipo de construcción concesiva que establece una contraposición simétrica 15 Y eso sin contar con que en gran parte de los casos con verbo implícito, si este se explicitara, aparecería también, presumiblemente, en indicativo o subjuntivo factual.

3763

30.7

oraciones concesivas

entre los dos miembros, semejante a las condicionales con prótasis factuales y con valor concesivo, del tipo de la condicional factual con valor concesivo ‘si a, (también) b’ o ‘si a, no b’, que prosperan en la segunda mitad del siglo xv y que alcanzan carácter emblemático, como es bien sabido, en la poesía de Góngora. En la segunda mitad del siglo xv encontramos numerosos ejemplos de este uso de aunque, generalmente en el primer miembro, algo que es extraordinariamente frecuente en textos como Cárcel. (63) aunque la boca las dezía, el dolor las ordenava [Cárcel, 83] aunque por causa de temor la rehúse, por razón de obedecer la consiento [Cárcel, 117] y avísote, aunque seas estraño en la nación, que serás natural en la sepultura [Cárcel, 78] En consonancia con este incremento de los indicativos y los subjuntivos factuales, a partir de esa misma etapa también se hace habitual el uso de aunque sin verbo explícito seguido sobre todo de un adjetivo pero también de un nombre o una frase preposicional, en casos donde suele haber implícito un verbo copulativo. Es un recurso expresivo que confiere flexibilidad al curso de la prosa y permite una gran libertad combinatoria así como ingeniosos juegos de palabras. Se apuntan a continuación algunos ejemplos, en una trayectoria de la historia de la lengua que llega hasta hoy mismo, al menos en los usos de la lengua culta escrita. (64)







Pero con todo eso çerca del rey don Alfonso avia muy nobles onbres e muy estrennos, e aunque en numero pocos en virtud eran grandes [Enrique IV, 209] Para esto, le hazia burlas endiabladas: de las cuales contare algunas, aunque no todas a mi saluo [lt, 9] la inquietud y las armas sólo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos [Quijote i, 13.136] Ya que hemos puesto la primera piedra de nuestro edificio, aunque fabulosa, en el origen de los Incas, reyes de Perú, será razón que pasemos adelante en la conquista y reducción de los indios [Comentarios, 154] Y que siguió escribiéndome, aunque algo perezoso, siempre con la data de Zaragoza [cn/Sí, 174]

3764



usos próximos a la adversatividad

30.7.5

30.7.5. Usos próximos a la adversatividad La posposición de la oración concesiva tiene relación con los fenómenos que acabamos de comentar. Basta con analizar los resultados exhibidos en el cuadro estadístico a partir de la segunda mitad del siglo xv. Incluso pareciera que la tendencia a la posposición de la concesiva introducida por aunque y a su uso con verbo elíptico es uno de los rasgos cultistas que caracterizan el lenguaje literario de moda en la época y su emulación de la movilidad de las palabras en la ordenación oracional que el latín clásico exhibía para admiración de los humanistas. En todo caso, esta nueva configuración del sistema de las concesivas con aunque, en sus factores fundamentales, ha tenido continuidad hasta nuestros días. Así, pues, desprovista de sus dos caracteres prototípicos —la focalización del primero de los dos miembros como elemento temático y el uso del subjuntivo hipotético—, la configuración de esta construcción se aleja de la condicionalidad concesiva, de carácter próximo a la subordinación y se aproxima a la coordinación adversativa, que asume la factualidad de los dos miembros de la construcción, con un valor restrictivo en el segundo miembro. Esta aproximación a la estructura de la coordinación podría relacionarse, entre otros factores, con la presencia de refuerzos que introducen el segundo miembro de la construcción y que constituyen, juntamente con el aunque del primer miembro, una especie de constituyente discontinuo de conexión coordinadora, que más abajo presentaremos de manera sistemática como construcciones correlativas, fenómeno que se produce con otras conjunciones concesivas (véase infra §30.13). Se trata de correlaciones del tipo aunque... {pero / con todo eso / no por eso / no obstante / sin embargo} como las ejemplificadas en (65). Este fenómeno es frecuente en la época clásica de la historia de la lengua, es decir, “en los mejores tiempos de la lengua”, como comenta Bello (1847/1988:§1260) al tratar de la conjunción pero correlativa con aunque en la misma secuencia, caso que ejemplifica con textos de fray Luis de Granada. El uso combinado con pero despareció posteriormente del español, pero en cambio los refuerzos con no obstante o sin embargo son aún posibles en registros cultos (65de). (65) a. Este, aunque aprovechar no te pueda, pero puede dañar estorbando lo que remediar no basta [Lisandro, 145] b. e aunque desease el prospero suçeso del prinçipe don Fernando, por el gran debdo que con el tenia, esperando que aviendo estos reynos sus fijos serian sublimados, con todo eso siguie lo mesmo que su marido [Enrique IV, 351]

3765

30.7

oraciones concesivas

c. aunque con las mías / sigo de amor las más dificultosas, / no por eso recelo / de no alcanzar desde la tierra el cielo [Quijote i, 43.503] d. Aunque la obligación del amo para con los criados, ni de éstos para con él, no sea igual a la de los parentescos en el orden natural, es cierto, no obstante, que la domestiquez del trato en alguna manera la puede hacer mayor [Hombre práctico, 257] e. Son ciertos modos de decir, que aunque jamás pueden llegar a la ejecución, prueban sin embargo la fuerza del afecto de quien los profiere [Eusebio, 979] Fijémonos en que tales refuerzos que introducen el segundo miembro suelen funcionar a modo de remisiones anafóricas con un sentido negativo (con todo eso, no por eso, no obstante), de modo que se potencia la idea de causa negada y se equilibra la estructura bimembre al marcarse los dos miembros con un énfasis focalizador parecido. Podemos considerar que este tipo de construcciones aproxima de alguna manera la subordinación a la coordinación, pero no explica el acercamiento de aunque al valor de adversatividad, para lo cual hay que apelar al cambio en el orden oracional: la frecuencia de posposición del miembro introducido por aunque, especialmente cuando el verbo va en indicativo, es el factor más relevante para esta evolución. Como puede observarse en el cuadro 8 arriba, el uso de aunque en subordinadas pospuestas en indicativo, tan habitual en la historia de la lengua desde la segunda mitad del siglo xv hasta hoy, se documenta ya en el siglo xiv y es en ese momento cuando hemos documentado en el corpus el primer ejemplo con valor adversativo (→ Capítulo 22). (66)

& asi quedaron ellas enla tierra & fezieronla su proujnçia Et dieronse a labrar & dizen que algunos quedaron delos maridos dellas avn que ellos eran muy pocos [Leomarte, 37v]

En este contexto, típicamente asociado a las adversativas introducidas por pero, es posible incluso que la concesiva se interprete con un valor restrictivo paralelo al de pero si aparece separada de la principal después de una pausa o inflexión tonal (Flamenco 1999:§59.2.3). Atendiendo a la función de esta pausa, que los escritores y editores suelen representar gráficamente con coma, punto y coma o incluso punto, podemos constatar que los ejemplos correspondientes se asemejan a las relaciones interoracionales en el marco del despliegue textual. En estos casos la permutabilidad de aunque con pero u otra conjunción adversativa puede llegar a ser plena y la virtual conmutación no implicaría, en principio, un cambio semántico fácil de precisar. Veamos algunas ilustraciones.

3766



usos próximos a la adversatividad

(67) a. b.



c.



d.



e.



f.

30.7.5

Yo veo bien mi duelo, aunque me lo callo [Corbacho, 126] En el año de mil y quinientos y diez y ocho la fueron a robar y a matar los que se llaman cristianos, aunque ellos dicen que van a poblar [Brevísima, 104] agora pues come pecador, que, si a dios plaze, presto nos veremos sin necessidad, aunque te digo que despues que en esta casa entre, nunca bien me ha ydo [lt, 48] —Bien dices, Pedro —dijo [uno]—, aunque no será menester usar de esa diligencia, que yo me quedaré por todos; [Quijote i, 12.129] Podía haber telefoneado para disculparse, el canalla —se encogió de hombros—. Aunque en el fondo me alegro... [Tabla, 79] Marisa vive sola, aunque casi siempre hay gente en su departamento [Chica, 13]

La rae-asale (2009:§47.3f) asume que, en estos casos, aunque construido con indicativo “admite una interpretación adversativa, además de la concesiva”, se asimila a las conjunciones coordinantes y puede usarse como pero sin verbo explícito. (68)



Si no sabe latín terná alguna dificultad, aunque no mucha, si tiene un poco de discreción [Diálogo, 156] El otro reino se decía del Marién, donde agora es el Puerto Real, al cabo de la vega hacia el Norte, y más grande que el reino de Portugal, aunque cierto harto más felice y digno de ser poblado [Brevísima, 85] se llegó a él, y con breves aunque muy discretas razones le rogó y persuadió que aquella tan miserable vida dejase [Quijote i, 27.304] En mi falta de juicio, pueden tenr mucha razón, aunque poca caridad [Vida, 221]

De acuerdo con lo señalado, puede establecerse un proceso evolutivo como el que se representa en el esquema 4 abajo, según el cual la conjunción aunque va incorporando valores diferentes que van desde el concesivo condicional inicial al concesivo propio y finalmente al adversativo. Esta evolución de carácter acumulativo implica también que se da una mayor libertad en la posición de la subordinada y en el uso del modo verbal o de la ausencia de verbo, y, en cierta medida, un cambio desde una subordinación más fuerte o prototípica a una más débil o atenuada, que se aproxima a la coordinación. Sea como fuere, la asimilación de las concesivas y de las adversativas en el tercer estadio no es absoluta, ya que, en función de los contextos, la explicitud concesiva de aunque puede introducir matices pragmasemánticos de un gran 3767

30.7

oraciones concesivas

Esquema 4 Evolución del valor asumido por aunque Subordinación fuerte condicional concesiva (en subjuntivo y generalmente antepuesta) → Subordinación condicional propia (en indicativo y con mayor libertad posicional) → Subordinación débil (próxima a coordinación) valor adversativo (en indicativo, pospuesta y con inflexión tonal)

refinamiento que no coinciden exactamente con los vehiculados por la adversativa. Esta observación, que se puede aplicar al desarrollo de las concesivas con aunque del tipo de las que acabamos de examinar, es perfectamente válida también para el español actual. Bello (1847/1988:§1262) hace, sobre la diferencia entre estos usos de aunque, la siguiente apreciación, contrastándolo con pero: “En este oficio se hace sinónimo de pero, mas no enteramente, pues hay casos en que la elección del uno o del otro depende de relaciones delicadas. Aunque anuncia un concepto accesorio; pero, la idea principal”. Entre los diversos y refinados efectos expresivos de estas construcciones pospuestas con aunque, en indicativo, próximas a la adversatividad, existe uno que se documenta bien en el Quijote y que hallamos también en textos de épocas posteriores hasta hoy. Su función es la de una especie de cláusula de comentario: expresar algún tipo de observación o valoración del enunciador sobre los contenidos, la veracidad o las presuposiciones de la cláusula previa (Declerck y Reed 2001:249). Se trata de la expresión de una deliberación interior de la voz enunciativa, que, mediante un verbo de carácter epistémico o alguna expresión modalizadora de este tipo, aduce una reflexión correctora que contrabalancea, sin modificarla radicalmente, la idea presentada en el primer miembro. Y esta función, que se ejemplifica en (69), se ejerce de manera más efectiva mediante la conjunción aunque que con una adversativa propia. (69)



Llamad, señor Andrés, ahora —decía el labrador— al desfacedor de agravios: veréis cómo no desface aqueste; aunque creo que no está acabado de hacer, porque me viene gana de desollaros vivo, como vos temíades [Quijote i, 4.66] También me vengara yo si pudiera, fuera o no fuera armado caballero, pero no pude; aunque tengo para mí que aquellos que se holgaron conmigo no eran fantasmas ni hombres encantados, como vuestra 3768







otras conjunciones

30.8

merced dice, sino hombres de carne y de hueso como nosotros; y todos, según los oí nombrar cuando me volteaban, tenían sus nombres [Quijote i, 18.186] Esta es la falsa, que la principal cae en la otra calle que corresponde a ésta, aunque todas deben de ser falsas [Dorotea, 156] Algún canónigo solía dar mayores garantías de moralidad con su presencia, aunque es cierto que no era esto frecuente, ni el canónigo paraba allí mucho tiempo [Regenta, 1.310] Era don Cayetano un viejecillo de setenta y seis años, vivaracho, alegre, flaco, seco, de color de cuero viejo, arrugado como un pergamino al fuego, y el conjunto de su personilla recordaba, sin que se supiera a punto fijo por qué, la silueta de un buitre de tamaño natural; aunque, según otros, más se parecía a una urraca, o a un tordo encogido y despeluznado [Regenta, 1.138]

30.7.6. La construcción no le aunque Dejando de lado los usos próximos a la adversatividad, es interesante apuntar también el uso lexicalizado de aunque en la construcción no le aunque, con la que se expresa que una cosa no importa, que se acepta porque no queda más remedio, como muestran los ejemplos de (70) abajo. Se trata de una construcción que contiene un dativo no refencial de carácter intensivo que se afija a una base no verbal, como ocurre también en expresiones del tipo ¡Órale!, ¡Híjole! Todas estas construcciones, propias de registros coloquiales, se comportan como una interjección con la que el hablante aporta una valoración subjetiva, concretamente de resignación en el caso que estamos analizando (Company 2006:§6.7.2) Al parecer, es casi exclusiva del español de México y español de emigrantes mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos. (70)

No tienes trabajo, pero no le aunque, vamos a salir adelante [apud 2010:s.v. aunque, no le] No me gusta, pero me lo como, ya qué, no le aunque [apud Company 2006:§6.7.2]

aml



30.8. Otras conjunciones Una vez analizadas las principales conjunciones surgidas en el periodo medieval, nos ocuparemos ahora de otras conjunciones de menor difusión que, en la 3769

30.8

oraciones concesivas

mayoría de casos, surgen también en la Edad Media. Nos referimos, concretamente, a pero que, puesto (caso) que, bien que y si bien, y a los usos concesivos de si, que, cuando y como.

30.8.1. La conjunción pero que La conjunción pero que es la menos usual de las conjunciones medievales y la que tiene un periodo de vigencia más corto. No aparece en los textos más primitivos ni en el Calila pero sí en textos del siglo xiii, como en las obras de Berceo o en la ge, donde alcanza una frecuencia relativamente alta. En el xiv, continúa siendo frecuente en algunas obras de la primera mitad del siglo, como el Zifar o el lba, pero su uso ya es muy limitado en la segunda mitad del siglo xiv y no tiene continuidad en el xv. Como indicó Vallejo (1925:80-81), el origen de esta conjunción hay que buscarlo en los usos adverbiales de pero, o peró. Es bien sabido que esta partícula procede de la lexicalización de la construcción causal per hoc ‘por esto’, de acuerdo con la evolución esquematizada en (71) (→ Capítulo 13) (→ Capítulo 22). (71) per hoc ‘por eso’ > peró ‘no obstante (eso)’ > pero ‘mas’ A partir del uso en contextos negativos, en los que la causa resulta no efectiva, per hoc adquiere un valor contrastivo: ‘no obstante eso’, y paralelamente se produce la fusión de los dos constituyentes en la forma peró, con acento todavía en la vocal que deriva del pronombre demostrativo tónico latino. En este uso adverbial, la partícula no tiene por qué encabezar la oración donde aparece y a veces se encuentra después de una conjunción (72a-c). Sin embargo, el hecho de que se use con frecuencia al inicio de oración permitió que fuera interpretada como conjunción adversativa equiparable a mas (72d). (72) a. E peró labrávala lo mejor que él podié [gei, 1.11] b. Ca peró con todo esso tenié que Abel so hermano que tornarié cabeça en ello [gei, 1.14] c. et pero non entendades que este tesoro devedes ayuntar en guisa que pongades tanto el talante en ayuntar grand tesoro porque dexedes de fazer lo que devedes a vuestras gentes et para guarda de vuestra onra et de vuestro estado [Lucanor, 108] d. e fuéronse él e su muger a parte de orient contra aquella tierra de que dixiemos sobre la razón del paraíso que llamaran después Edón, peró non moraron allí, mas fincaron ý de cerca [gei, 1.18] 3770



conjunción pero que

30.8.1

No nos detendremos en este cambio, que se analiza con detalle en otro capítulo de esta Sintaxis histórica (→ Capítulo 22). Lo que nos interesa ahora es apuntar que, a partir del uso adverbial de pero, surgió también la conjunción compuesta pero que o la variante reforzada y poco usual empero que. El cambio es semejante al que explica la formación de la conjunción latina tamensi, en la que el adverbio tamen ‘no obstante’ refuerza la conjunción si usada con el valor de ‘aunque’. El mismo cambio explica en español la formación de con todo que, a partir de la locución adverbial con todo (eso). La proximidad entre subordinantes concesivos y conectores adverbiales contrastivos es igualmente clara si se comparan las locuciones adverbiales no obstante, sin embargo, a pesar de eso con las locuciones conjuntivas paralelas no obstante que, sin embargo de que y a pesar de que. En todos los casos, nos encontramos con una expresión adverbial contrastiva y anafórica, que retoma lo que se ha dicho anteriormente para negar su validez como causa, y con una conjunción (o construcción paralela) concesiva. Dicho de otro modo, y volviendo al tema que nos ocupa: peró mantiene el valor contrastivo, pero en lugar de usarse como mecanismo anafórico para retomar una causa ineficiente se usa junto a que para introducir la oración que designa dicha causa ineficaz. De acuerdo con este origen, y como ocurre con otras conjunciones de formación paralela, pero que introduce oraciones factuales en indicativo (73ab), o en algún caso en subjuntivo factual (73cd), y sólo esporádicamente se usa con subjuntivo no factual (73e). También aparece en algún caso sin verbo explícito y con valor factual (73fg), pero este uso no llegó a consolidarse, dado el escaso recorrido histórico de la conjunción. (73) a. E peró que las unas e las otras d’estas razones del comienço d’esta primera edat son buenas, nós començámosla en Adam e d’allí fazemos la cuenta del tiempo en esta nuestra estoria [gei, 1.34-35] b. Et porque el diablo se despagó sienpre de las buenas cosas, ovo desto muy grand pesar, et pero que andido muy grand tiempo por meter mal entre ellos, nunca lo pudo guisar [Lucanor, 218] c. E los moros vienen principalmente de Cam, que pobló a África, aun peró que aya algunos de los de Sem e de Jafet que por el falso predicamiento de Mahomat se tornassen moros [gei, 1.91] d. Pero que sea errança contra Nuestro Señor / el pecado de monja a omne doñeador, / ¡ay Dios!, ¡e yo lo fuese aqueste pecador, / que feziese penitencia d’esto, fecho error! [lba, 385] e. E los canes an natura de coñocer omillança, ca peró que vengan mucho irados contra omne... se assienta en tierra o se echa amánsanse ellos estonces e nol fazen mal [gei, 2.560] 3771

30.8



oraciones concesivas

f. Querié, pero que malo, bien a Sancta María [Milagros, 272a] g. El rrey don Pedro, pero que non de buena voluntad, fizolo assi segunnd lo aconsejaua don Iohan Alfonso [Pedro I, 39.16a]

A diferencia de lo que ocurre con otras conjunciones concesivas, pero que se usa con frecuencia pospuesta ya en textos del siglo xiii y todavía más en textos del xiv. En estos casos, habitualmente presenta un valor próximo al adversativo y es parafraseable, sin cambios significativos, por la conjunción adversativa pero o por aunque con valor adversativo. (74)

Otro día vino el fijo infante mayor al rey, pero que non tan mañana commo el rey, su padre, dixiera [Lucanor, 145] E aquella noche el conde e don Iohan Alfonso pusieron sus amistades en vno pero que duro poco la amistad, segunnd adelante lo contaremos [Pedro I, 41.52a]

El valor adversativo de las conjunciones concesivas en oraciones pospuestas en indicativo ya ha sido analizado detalladamente respecto a la conjunción aunque (véase supra §30.7.5). Además de responder a una tendencia general, el uso adversativo en el caso de pero que se vio sin duda potenciado por la presencia del constituyente pero. Sea como fuere, esta proximidad contribuyó a desdibujar la oposición entre (em)pero que y pero, y acabó provocando el abandono de la primera.

30.8.2. La conjunción puesto (caso) que 30.8.2.1. Origen de la conjunción La conjunción puesto que tiene su origen en una construcción absoluta formada por un participio de pasado y una oración completiva que funciona como sujeto gramatical del participio. El mismo origen tiene la locución dado que u otras menos usuales como supuesto que o presupuesto que, que esporádicamente también se documentan con valor concesivo. La locución puesto que es la que ha alcanzado un mayor grado de gramaticalización, como muestra el carácter átono de puesto, frente al tónico de dado, en el español actual. Como ocurre con las construcciones absolutas, estas locuciones se usan generalmente antepuestas a la oración principal, enmarcándola, y tienen por lo tanto un valor temático. Por el carácter perfectivo del participio, introducen una situación anterior a la de la principal, hecho que explica que puedan asumir 3772



origen de la conjunción puesto (caso) que

30.8.2.1

fácilmente el valor de subordinadas adverbiales que típicamente designan situaciones previas (temporalmente y/o argumentativamente) a las de la oración principal: concretamente, el valor causal, condicional o concesivo. Dicho de otra manera: por su carácter temático y perfectivo, estas construcciones se usan para introducir una situación que se puede asumir como verdadera o hipotética, según el caso, y que se concibe como una causa o condición potencial de la principal. Se abre, así, una doble posibilidad epistémica que puede resolverse positivamente, de acuerdo con lo que sería esperable, o negativamente, en contra de las expectativas abiertas. En el primer caso, la subordinada y la principal tienen la misma orientación argumentativa, y la subordinada se interpreta como causal o condicional, según que se refiera a una situación real o no. En el segundo caso, en cambio, la orientación argumentativa es contraria y la subordinada se interpreta como concesiva. La interpretación concreta de tales construcciones depende de factores diversos. Obviamente interviene el contenido léxico del participio y, por eso, locuciones con presupuesto o visto tenderán a interpretarse como causales frente a otras que no implican necesariamente la verdad de la completiva y pueden interpretarse como condicionales o concesivas. Aparte del léxico, intervienen otros factores contextuales: especialmente, el modo de la subordinada (el subjuntivo favorece la interpretación condicional o condicional concesiva, y el indicativo la causal), el carácter negativo de la principal (que favorece la interpretación contraexpectativa y, por lo tanto, concesiva) o el hecho de que en la oración principal puedan aparecer conectores adverbiales como con todo, no por eso, etc. (que activan la interpretación concesiva). En español, la locución puesto que presenta inicialmente un valor claramente concesivo (75a-c). En cambio, dado que se usa básicamente con valor condicional, aunque también admite usos concesivos esporádicos (75de). (75) a. Et puesto qu’el león non me pensase mal, usando con él los malos consejeros, avríalos de escuchar et fazer por ellos [Calila, 162-163] b. ca puesto que la obra fuesse en sí mala, si non fuesse mal fecha nin faziéndola escogiendo que era mala, non serié del todo mala [Lucanor, 310] c. Ca, puesto que su signo sea de tal natura / como es este mío, dize una escriptura / que “buen esfuerço vençe a la mala ventura”, / e a toda pera dura grand tienpo la madura [lba, 160a-c] d. Cierto es que ningún ombre, dado que biva largos tienpos, puede saber la perfectión e profundidad de todas las ciencias [Varones, 197]

3773

30.8



oraciones concesivas

e. luego, dado que no revoque su consentimiento, no valdrá el contrato de palabra si de nuevo no consientan [Lisandro, 214]

Los usos causales de puesto que y dado que son más tardíos. Como ocurre con otras conjunciones concesivas, puesto que presenta formas paralelas en otras lenguas románicas: la italiana posto che, la francesa posé que, la catalana posat que o la portuguesa pôsto que (→ Capítulo 28).

30.8.2.2. Etapas evolutivas La conjunción puesto que tiene un origen culto del que no llegó a desprenderse totalmente durante el periodo en que se usó con valor concesivo. De hecho, se convirtió en un rasgo estilístico propio de géneros que presentan un registro elevado. Hasta la segunda mitad del siglo xiv, se documenta de manera muy aislada. En el corpus utilizado, aparece una vez en una obra del siglo xiii (75a) arriba, y unas pocas veces en la primera mitad del siglo xiv (75bc).16 Su uso continúa siendo esporádico en la segunda mitad del xiv, pero en este periodo ya presenta una frecuencia significativa en Pedro I (12 casos, que constituyen casi un 9% de las conjunciones concesivas de esta obra). Aún se incrementa durante el siglo xv y, sobre todo, durante las últimas décadas del xvi y las primeras del xvii, pero la construcción, lejos de generalizarse a todo tipo de autores y obras, no se desprende del carácter culto originario. Durante el siglo xv aparece con una frecuencia importante en obras cultas y de registro elevado, como las obras en prosa de Juan de Mena o Cárcel y, en menor medida, en La Celestina, pero su uso es esporádico o nulo en otros textos. En el siglo xvi, aparece con frecuencia en obras historiográficas y alcanza su máxima difusión en la Historia verdadera de Bernal, que está escrita en un lenguaje, hasta cierto punto, popular y directo pero que trata de imitar el estilo elaborado de otros cronistas (cosa que tal vez explique un cierto abuso de esta locución en esta obra). En las primeras décadas del siglo xvii, continúa teniendo una frecuencia notable en algunos autores, como Cervantes, pero en la segunda mitad de este siglo ya se usa con un valor claramente causal. Junto a la locución puesto que existe también la variante más formal y estructuralmente más compleja puesto caso que, que empieza a documentarse a partir del siglo xv.

16 Respecto a las otras lenguas románicas, los primeros ejemplos también aparecen esporádicamente en el siglo xiii. Véanse Mazzoleni (2010:1070) para el italiano, Soutet (1992:139, 143) para el francés, Par (1923:376) y Rofes (2012a) para el catalán, y Algeo (1973) para el portugués.

3774



etapas evolutivas

30.8.2.2

No digo buelto, pudiendo dezir turvio, puesto caso que el refrán diga: “A río buelto, ganancia de pescadores” [Diálogo, 196] —porque puesto caso que yo no avia menester muchas salsas para comer todavia me holgava con las cortezas del queso que de la ratonera sacava [lt, 32] Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos [Quijote i, 14.153] (76)

En el cuadro 9 abajo se da cuenta del modo verbal y de la posición antepuesta o pospuesta que presentan las subordinadas con puesto (caso) que en corpus utilizado. Cuadro 9 Propiedades de las subordinadas introducidas por puesto (caso) que Antepuesta Pospuesta Ind. Sub. f. Sub. Ind. Sub. f. xiii

Sub.

Calila 1 Zifar 1 Lucanor 1 lba 1 Pedro I 1 2 5 1 3 xv Corbacho 1 Prosas 4 4 3 3 3 Laberinto 2 gs 2 ----- Cárcel 2 8 3 1 2 5 Celestina 5 1 xvi Diálogo 1 1 1 Lisandro 3 1 dlne 3 3 2 Coloquios 1 1 1 Brevísima 2 3 1 lt 1 dlne 1 Bernal 55 4 43 3 xvii Quijote i 21 8 36 2 Dorotea 2 1 xiv

3775

30.8

oraciones concesivas

Como ya hemos apuntado, la locución puesto (caso) que tiene originalmente un valor condicional concesivo e introduce subordinadas con valor temático, que enmarcan el resto de la oración. De acuerdo con este valor, la subordinada se construye inicialmente en subjuntivo y aparece antepuesta a la principal, como indican los datos del cuadro 9 arriba. De manera semejante a lo que ocurre con otras construcciones condicionales concesivas, a medida que la locución se fija y se gramaticaliza, empieza a usarse con indicativo (77a-c) o con subjuntivo factual (77d) y la subordinada admite una mayor libertad posicional. (77) a.



b.



c.



d.



e.

E sienpre agradesçed a los que bien fazen, puesto que a vos non faze menester, e non se escusaran de seruir vos a la ora de vuestro menester [Pedro I, 175.34a] en aquella sazón estaba muy adeudado y pobre, puesto que tenía buenos indios de encomienda y sacaba oro de las minas [Bernal, 51.5] Así debe de ser —respondió Sancho—, puesto que yo no lo sé [Quijote i, 18.187] El qual, puesto que tentase de fuir dellos por ligereza, después con eso todo lo alcançaron [Prosas, 364] No digo buelto, pudiendo dezir turvio, puesto caso que el refrán diga: “A río buelto, ganancia de pescadores” [Diálogo, 196]

En el corpus, los primeros ejemplos de indicativo y de posposición aparecen a finales del siglo xiv en Pedro I, aunque son todavía minoritarios. Esta situación se mantiene durante el siglo xv, pero cambia en la primera mitad del xvi y sobre todo en la segunda mitad de este siglo y las primeras décadas del xvii. En este último periodo, de hecho, se impone claramente el modo indicativo y la posposición resulta frecuente e incluso mayoritaria en el Quijote. Los dos modos, por otra parte, aparecen tanto en la locución con el sustantivo caso, puesto caso que, como sin él, puesto que, aunque el subjuntivo y el carácter no factual de la subordinada es mayor en las subordinadas con puesto caso que, seguramente por el carácter menos gramaticalizado de esta locución y porque el sustantivo caso se asocia más al valor hipotético inicial que reaparece en la locución en (el) caso (de) que. El periodo de máxima difusión de puesto que coincide también con los primeros ejemplos claros del uso causal. Rivarola (1976:129-131) considera que el empleo mayoritario del indicativo (y el carácter factual de la subordinada) pudo “abrir el camino a los usos causales de puesto que”, opinión que es compartida por Cortés (1992:243) y Herrero (2005:456). El uso del indicativo y el carácter factual de la subordinada son, ciertamente, propiedades necesarias para que la locución se pudiera usar con un valor causal, pero no son propiedades suficientes. 3776



la conjunción ya que

30.8.3

Para explicar el cambio, hay que tener en cuenta, además, las características propias de la locución puesto que: por una parte, el valor variable y contextual de las construcciones absolutas al que ya nos hemos referido antes; por otro, el hecho de que el verbo poner puede interpretarse con el significado de ‘suponer’, ‘imaginar’: ¡pongamos que venga!, que favorece la interpretación concesiva o condicional, pero también con un significado compatible con una interpretación causal: lo puesto = ‘lo dado’, ‘la base a partir de la cual se argumenta’. En el corpus, encontramos los primeros ejemplos de valor causal a partir del segundo tercio del siglo xvi. Metámonos aquí en esta pocilga, puesto que uno veo acullá delante que nos va a cercar [Lisandro, 282] Aquella noche dormimos con más sosiego que la pasada, puesto que teníamos mucho recaudo de corredores y espías y velas y rondas [Bernal, 159.4] Y puesto que aunque los conocía no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese, y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara [Quijote i, 9.107-108] (78)

Al principio, se trata de casos aislados: uno en Lisandro (frente a cuatro con valor concesivo), tres en la Historia verdadera (frente a 105 concesivos), y dos en la primera parte del Quijote (frente a 67 concesivos). El carácter aislado de estos ejemplos, sin embargo, contrasta con la rapidez con que se produjo el cambio del uso concesivo al causal, que ya debía de ser general al final del siglo xvii (→ Capítulo 28).

30.8.3. La conjunción ya que Los usos concesivos de la locución ya que tienen una explicación semejante a la apuntada para puesto que. Sin embargo, ya que se diferencia de puesto que por el hecho de que el valor concesivo de aquella coexiste con el temporal y el causal durante un largo periodo. Como ocurre con las locuciones formadas a partir de construcciones absolutas, la locución ya que introduce inicialmente subordinadas temáticas, que se anteponen a la principal, y presenta diferentes valores dependientes del contexto. Estos valores se explican en ambos casos por el carácter perfectivo y el valor de anterioridad asociado en un caso al participio y en otro al adverbio ya. En palabras de Girón (1991:120) este adverbio se caracteriza por “señalar un cambio esperado por el locutor en un proceso orientado”. En sus usos 3777

30.8

oraciones concesivas

aspectuales, concretamente, indica que la situación designada por el predicado no se daba en un momento anterior y próximo al que se toma como referencia pero sí, de acuerdo con lo esperado, en este momento. A partir de este significado, el adverbio ya se usa seguido de que para expresar valores relacionados con la idea de precedencia temporal o argumentativa; concretamente, puede asumir un valor temporal e indicar que la situación expresada en la subordinada es inmediatamente anterior (o ya realizada) respecto a la expresada en la principal (79a). Además puede asumir un valor causal (79b), concesivo (79c) y, más esporádicamente, condicional (79d). En estos casos, hay una idea de precedencia argumentativa y la subordinada designa una causa real (causal) o una causa no efectiva (concesivas) o una causa potencial (condicional). (79) a. Pero ya que con grandes remedios le restituyeron el conoscimiento, fuese al hijo [Cárcel, 146] b. pensso en si mismo como se podrie uengar ensu muert, ya que en su uida nosse hauie podido uengar [Grant crónica, 212] c. Porque si essos vocablos se usavan en Castilla en el tiempo que él escrivió, o, si ya que no se usassen entonces, se usaron en algún tiempo, el autor del libro tuvo más razón en usarlos [Diálogo, 249] d. Escriben desconfiando el rrepartimjento, diziendo que no ay pensamjento de se hazer, e que ya que alguno se haga á de ser con dar a sesenta yndios de rrepartimjento [dlne, 1534, 16.106] Las primeras documentaciones de construcciones con ya que se remontan al siglo xiii, pero no es hasta finales del xv y especialmente en el xvi cuando empiezan a ser frecuentes. En este momento, el valor temporal es más habitual que el causal o el concesivo, pero a partir del siglo xvii se invierten las frecuencias y el temporal, sin desaparecer del todo, es ya inusual con posterioridad al xvii,17 (→ Capítulo 28) y a partir de este momento también con todos los valores. Teniendo en cuenta la cronología, y lo que ocurre con otras construcciones temporales y causales, se puede pensar que el valor temporal de ya que es el origen del valor causal y este el del valor concesivo o condicional. Sin descartar esta posibilidad, se puede pensar igualmente que, como ocurre con las locuciones derivadas de construcciones absolutas, los diferentes valores se originan directamente a partir de la idea de anterioridad (o perfectividad) asociada a ya y es el contexto el que permite establecer el valor concreto de que se trata.18 17 Sobre el valor temporal de ya que, véase el capítulo 34 de esta Sintaxis histórica; sobre el valor causal, véanse Herrero (2005:347-349) y el capítulo 28 de esta Sintaxis. 18 El adverbio ya aparece también en la conjunción concesiva ya sea que (o en las variantes ya se sea que, con pronombre reflexivo, o ya sia que, con el subjuntivo catalán o aragonés sia),

3778



la conjunción ya que

30.8.3

El significado concesivo aparece asociado inicialmente al subjuntivo y al carácter no factual (condicional concesivo) de la subordinada, como muestra el cuadro 10 abajo. Cuadro 10 Propiedades de las subordinadas introducidas por ya que Antepuesta Pospuesta Ind. Sub. Sin verbo Ind. Sub. xvi

Diálogo 1 Naufragios 3 dlne 2 Coloquios 3 Brevísima 1 Abencerraje 1 Bernal 8 xvii Quijote i 2 10 2 Hija 2 2 Dorotea 1 Hom. prác. 7 xviii Vida 1 xix cn/Sí 1 Regenta 1 1

Sin verbo

2 1

El modo indicativo y el carácter factual de la subordinada aparecen tempranamente (80), pero no llegan a imponerse, seguramente porque en este caso el límite entre el valor causal y el concesivo no siempre es nítido. Por cierto, ahora pierdo parte de mi queja pues ya que mi fortuna me fue adversa, me puse en vuestras manos [Abencerraje, 139] ya que pierdo la vida en la flor de mis años, no querría perder el alma, que la tengo en gran peligro [Desengaños, 422] (80)

que tuvo una cierta difusión en español medieval. Aunque la motivación del adverbio sea semejante a la de la conjunción ya que, no existe ninguna relación histórica entre una y otra. De hecho, ya sea que es un préstamo del catalán, que imita la forma jatsia que, de ja sia que ‘ya sea que’, que se introduce a partir de textos aragoneses. Su uso en el siglo xiii es esporádico, pero alcanza una cierta difusión en el xiv y xv. En el siglo xiv es habitual en las traducciones de Fernández de Heredia; en el xv continúa siendo utilizado en obras de autores aragoneses o en otros con influencias aragonesas o catalanas. Para más detalles, véanse Cortés (1992), Rivarola (1976:52-53), y, especialmente, Ridruejo (2007).

3779

30.8

oraciones concesivas

Desde las primeras documentaciones del valor concesivo, la conjunción aparece en construcciones que algunos autores han denominado transactivas.19 Se trata de construcciones que marcan los valores mínimos aceptables en una escala. Si la subordinada es negativa, esta hace referencia a una situación ideal que queda descartada, y la principal indica una situación menos adecuada pero aceptable (81a). Si la subordinada no es negativa, designa una situación inadecuada y la principal una situación más aceptable (81b). (81) a.

b.

saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino [Quijote i, 31.363] Y a fe que te puedes consolar de que, ya que ha llegado la enfermedad a tus puertas, no te ha cogido en un lugar extraño, en un mesón y con poco dinero, sino en tu propia patria [Hija, 127]

En este tipo de construcciones, la idea de situación mínima aceptable puede aparecer explicitada mediante adverbios focales del tipo a lo menos, al menos, por lo menos o siquiera ‘aunque sólo sea...’ (véase supra §30.6.3). (82)

no sé yo cuál fuera dellos aquel tan casto que por lo menos dejara de seguilla, ya que no con los pies, con los ojos, siquiera el breve tiempo que estuviera en pasar la calle [Hija, 86] y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilátelo a lo menos hasta la mañana [Quijote i, 20.210] y ya que las leyes no tengan esto determinado en nuestro hemisferio, a lo menos la derecha razón debe hacer a cada uno juez de sí mismo [Hombre práctico, 186] En los ejemplos de los siglos xvi y xvii, las concesivas con este valor alternan con otras que no lo presentan, aunque las del primer tipo se imponen progresivamente. Estas construcciones, de hecho, son mayoritarias en una obra como El hombre práctico de finales del xvii y son los únicos usos concesivos en que se sigue manteniendo ya que.

30.8.4. Las conjunciones bien que y si bien El adverbio bien se usa desde antiguo encabezando la primera oración de una coordinada adversativa. 19 El término es usado por Moliner (1966/1998:s.v. ya, ya que no), y utilizado también por Cortés (1992) y Herrero (2005:348-349, 460-461). Igualmente Rivarola (1976:150-151) se refiere con este adjetivo a este tipo de construcción con ya que.

3780



la conjunción bien que

30.8.4.1

(83) a.



Mas d’esto dize otrossí de cabo Paulo Orosio en aquel cuarto capítulo que bien parece allí forma de tierra, mas el que la cata que la falla tierra de ceniza como quemada [gei, 1.257] b. —Bien es así commo tú dizes, pero el omne de buen acuerdo non se deve asegurar en aquel con quien está omiziado [Calila, 275]

En estas construcciones bien tiene un carácter focal (y, por eso, aparece antepuesto) y remarca el valor de verdad del contenido de la primera oración, que en algún caso, retoma lo que ha dicho previamente el interlocutor (83b). Al mismo tiempo, sin embargo, este contenido queda debilitado pragmáticamente en la medida que el adverbio anticipa la réplica posterior que introduce el conector adversativo. Se trata, por lo tanto, de construcciones que presentan un claro valor concesivo que viene dado por la correlación que se establece entre el adverbio asertivo bien y la conjunción adversativa. Un significado asertivo semejante parece tener el adverbio en la conjunciones concesivas bien que y si bien.

30.8.4.1. La conjunción bien que Las conjunciones del tipo bien que tienen una amplia difusión en las lenguas románicas aunque presentan diferencias significativas respecto al momento de aparición y a su frecuencia de uso. El origen de la conjunción parece situarse en italiano, donde ya se usa desde el siglo xiii, aunque inicialmente tenía poca frecuencia (Barbera 2010:1045-1047). La conjunción es más tardía en otras lenguas. En catalán, bé que se documenta desde la segunda mitad del siglo xiv, tanto en traducciones del italiano como en otras obras en las que no hay que presuponer necesariamente una influencia externa (Rofes 2012a). En francés, bien que también empieza a documentarse en el siglo xiv pero su uso es muy escaso antes del xvi (Soutet 1992:203-204). También en portugués la aparición de bem que es tardía, siglo xv, y su uso esporádico. En español, se ha sugerido que el primer ejemplo de bien que se remonta al Calila, pero se trata de un caso aislado y dudoso (84a). Si descartamos este ejemplo del Calila, los primeros testimonios de la conjunción hay que situarlos en la segunda mitad del siglo xiv y, concretamente, en la traducción de Tucídides (Rivarola 1976:98-99) y en alguna otra obra promovida por el aragonés Fernández de Heredia (84b). (84) a.

Et si te non temes de Çençeba, témete de sus vasallos que ha fecho atrevidos contra ti et te ha omiziado contra ellos; enpero bien qu’él non lidiara contigo, mas fazerlo ha por otros [Calila, 153] 3781

30.8



oraciones concesivas

b.

agora somos mal mentados de aquellos qui la ora saluamos, los quales siempre nos deurien loar et fer gracias et auernos quasi por lurs padres, bien que nosotros no nos deuamos mas glorificar que los otros [Fernández de Heredia, Traducción de Tucídides, ca. 13841396, corde]

Teniendo en cuenta que la conjunción catalana paralela bé que empieza a difundirse en esta misma época, se puede pensar en un desarrollo paralelo en aragonés y catalán o más bien en una influencia externa del italiano, o indirectamente, a través del catalán. El uso de la conjunción continúa siendo esporádico durante el siglo xv por lo que se puede pensar también en una influencia externa, sea del catalán, como en el ejemplo del Corbacho (85a), o más probablemente del italiano, en autores como el marqués de Santillana (85b). A la influencia italiana, por otra parte, se puede atribuir también el uso que durante el siglo xvi aparece en autores vinculados a Italia como Francisco Delicado (85c), Juan de Valdés (85d) o Torres Naharro (85e), e incluso la alta frecuencia que alcanza más tarde en Moratín (85f). (85) a. bien que lo malo puede tornar bueno e lo bueno tornar malo, mas el tiempo que es bueno non es malo, e en aquel ynstante succediendo sý [Corbacho, 59] b. Nin son las mis graçias e mis donadíos / de una manera, quiero que sepades; / ca bien que los parto, commo propios míos, / tanbién señoríos commo dignidades, / a unos prorogo las prosperidades / de padres en fijos, e más adelante, / a otros doy sçeptro e silla triunphante, / en tanto que turan sus mesmas edades [Santillana, Comedieta de Ponça, 1436, corde] c. Bien que yo y mi casa seamos pobres, al menos aparejada siempre para lo que sus mercedes me quisieren mandar [Lozana, 369] d. y pienso que tienen razón, bien que en muchas partes va demasiadamente afetado, y en otras muy descuidado [Diálogo, 248] e. No vais vos contra la fe; / del resto, bien que pequéis, luego yo os absolveré [Comedias, 71] f. Sí tal, aquí también se gastan, y algunos han escrito comedias con reglas; bien que no llegarán a media docena (por mucho que se estire la cuenta) las que se han compuesto [cn/Sí, 68] Como se observa en el cuadro 11 abajo, la conjunción no ha dejado de tener un uso esporádico a lo largo de la historia del español ni de vincularse a obras o autores concretos, en algún caso como opción de estilo. 3782



la conjunción bien que

30.8.4.1

Cuadro 11 Propiedades de las subordinadas introducidas por bien que Antepuesta Pospuesta

Ind. Sub. f.

Sub.

Sin V

Ind. Sub. f. Sub. Sin V

xiii

Calila ¿1? xv Corbacho 1 xvi Comedias 1 2 1 Diálogo 3 Lisandro 1 Abencerraje 1 xvii Quijote i 1 Diablo 3 Hom. prác. 1 xviii Eusebio 1 1 cn/Sí 11 xix Larra 2 Bandidos 2 2 1 xx Casticismo 1 3

En el español actual, por otra parte, su uso es casi inexistente y se suele percibir como un calco (del francés, del italiano o del catalán). Respecto a las características de la subordinada, es interesante subrayar el hecho de que se usa casi exclusivamente como concesiva propia y, por lo tanto, se construye en indicativo, en subjuntivo factual o sin verbo conjugado (a partir del siglo xvii) y raramente con subjuntivo no factual. Esta vinculación a las concesivas propias explica, sin duda, la preferencia que muestra tempranamente por introducir oraciones pospuestas, que restringen lo que se ha apuntado anteriormente. Independientemente del origen foráneo o no de la conjunción, es evidente su relación con construcciones coordinadas con mas o (em)pero a las que nos hemos referido en supra §30.8.4, sobre todo en aquellos casos en los que el adverbio bien modifica un verbo o predicado como saber, entender, ser cierto / verdad. (86)

bien es verdat que con la riqueza toma ome sabor grande e grant plazer, mas esto es sabor de todos los plazeres [Zifar, 396] Señor conde Lucanor —dixo Patronio—, vien entiendo que el mío consejo non vos faze grant mengua, pero vuestra voluntad es que vos diga lo que en esto entiendo, et vos conseje sobre ello, fazerlo he luego [Lucanor, 53] 3783

30.8

oraciones concesivas

Este tipo de secuencias parece ser el origen de la locución benché en italiano (Barbera 2010:1055-1056) y algunos autores han sugerido el mismo origen para el español (Cuervo 1886-1994:s.v. bien). A pesar de que las razones apuntadas arriba parecen descartar un origen independiente en español, no resulta descabellado pensar que estas construcciones adversativas favorecieron la adopción de la conjunción bien que y que ésta se usara fundamentalmente en las concesivas propias.

30.8.4.2. La conjunción si bien La conjunción formada a partir del patrón de ‘si + bien’ se documenta en algunas lenguas románicas desde antiguo, pero es de aparición tardía en otras. Se usa ya desde el siglo xiii en catalán (Rofes 2012a), occitano (Levy 1909/1973:343) y en diferentes dialectos italianos, aunque todavía no en toscano (Barbera, Mazzoleni y Pantiglioni 2000:598; Rohlfs 1969:185). Se utiliza en portugués (Silva Dias 1918:292), donde se introduce hacia el siglo xvii (Rofes 2012a) y en francés también se usa en algún caso en este siglo, por influencia del italiano (Klare 1958:232; Rivarola 1976:104). En español, como ocurre con otras conjunciones de frecuencia baja, las primeras documentaciones aparecen a finales del siglo xiv en las traducciones promovidas por Fernández de Heredia (87). Et si bien no es necçessario de scriuir lo en la ystoria, tome se por quanto uale [Grant crónica, 158] et si bien guardares esta cosa, por exiemplo, et paras bien mientes en tu neçessidat, no aueras mester fisigo [Fernández de Heredia, De secreto secretorum, 1376-1396, corde] La hora Mario fizo amigança con el tribuno Sulpicio, el qual en las mayores malicias non era menor que los otros, antes, si bien consideraua hombre, el era peyor que los otros. & lo peyor que era en el si era que era hombre sin uergüença [Fernández de Heredia, Traduccción de Vidas paralelas de Plutarco, II, 1379-1384, corde] (87)

Durante la Edad Media, por otra parte, su uso es esporádico y limitado a autores aragoneses o a cancioneros procedentes de la Corona de Aragón (Rivarola 1976:104-106), por lo que se puede concluir, como hace el mismo Rivarola, que estos usos medievales se explican por influencia catalana en el aragonés. Fuera de estos casos, la locución reaparece en la primera mitad del siglo xvi en autores con una clara influencia italiana, como son Torres Naharro y Juan de Valdés.

3784



(88)

la conjunción si bien

30.8.4.2

Yo, señora, pues, ordeno / que se quede lo pasado, / si bien mataros quisiera [Comedias, 234] Que sea de mi tierra o no, esto me importa poco; pues, quanto a mí, aquél es de mi tierra cuyas virtudes y suficiencia me contentan, si bien sea nacido y criado en Polonia [Diálogo, 253]

No parece, por lo tanto, que exista una continuidad entre los usos aragoneses medievales y la reaparición de la conjunción durante el siglo xvi y sobre todo en el siglo xvii, por lo que se puede pensar en una reintroducción a partir de la influencia italiana. Apoyan esta tesis tanto el hecho de que la conjunción aparezca en algunos autores con fuerte contacto italiano, Torres Naharro, Juan de Valdés y María de Zayas, entre los incluidos en el corpus, como la parodia que Quevedo hace de su uso por su carácter afectado y cultista en diversas obras y, especialmente, en La culta latiniparla. (89)

Y porque si dura la visita o conversación mucho, suele acabarse a algunas cultas la cultería y tienen conversación remendada de lego y docto y se quedan a buenos romances como a buenas noches, se ha de valer del laberinto de las ocho palabras que nunca se acaban. Las ocho palabras son éstas: “Si bien”, “ansí”, “de buen aire”, “descrédito”, “desaseada”, “cede”, “aplaudir”, “anhelar”...Hilván perpetuo de dislates, sin salir de las ocho palabras en todas materias, cuando la doña Tal Latiniparla suelta la tarabilla y dice así: “Aunque ceda el descrédito, es galante la fineza si aplaudida anhela; si bien emular es desaseo de poca sazón así, mas no deja de ser galante por fino; y lo cierto es así, que no se está de buen aire en el descrédito; así por aplausos de la emulación así cedida a los esfuerzos desacreditados en lo galante, de mejor aire, si bien desacreditan esforzados así” [Quevedo, Latiniparla, ca. 1629, España, corde]

También parece sugerir que se trata de una conjunción adoptada como préstamo la curiosa evolución que presenta respecto a la selección del modo verbal, como se puede apreciar en el cuadro 12 abajo. En los textos aragoneses de los siglos xiv y xv, la conjunción se construye únicamente con indicativo, de acuerdo con la pauta que encontramos en catalán, donde si bé se usa sólo en indicativo, en construcciones factuales (Rofes 2012a). En cambio, cuando se reintroduce, en el siglo xvi y principios del xvii, admite los dos modos y se usa tanto en contextos factuales como no factuales, de acuerdo con la pauta de la conjunción sebenne del italiano (Miltschinsky 1917:83 ss.). Como muestra el cuadro 12, esta doble posibilidad, sin embargo, se ve restrin3785

30.8

oraciones concesivas

Cuadro 12 Usos de si bien Antepuesta Pospuesta Ind. Sub. Sin verbo Ind. Sub.

Sin verbo

xiv xvi xvii

Grant crónica 5 2 1 Comedias 1 Diálogo 1 Quijote i 2 1 Dorotea 1 8 3 Hom. práctico 1 xviii Larra 14 16 10 Tradiciones 3 1 1 Bandidos 2 1 Regenta 4 3 2 xx Casticismo 3 2 Tabla 1 El País 2 1 1 gida muy pronto, y el indicativo se impone rápidamente, seguramente ya desde el segundo tercio del siglo xvii, y la conjunción se especializa en la expresión de la concesividad propia. Además, la construcción empieza a usarse con cierta frecuencia sin verbo conjugado explícito (90a) y puede asumir un valor adversativo cuando la subordinada aparece pospuesta y separada de la principal por una pausa (90bc). por ver a España, si bien a descontento de su padre, puso luego en execución su partida [Desengaños, 262] b. Murrio es una voz castellana no poco significativa, si bien no usada [Dorotea, 384] c. Los amantes de Teruel, de Tirso, son sobrios en ternezas y blanduras, si bien se mueren de amor, con muerte fulminante y repentina [Casticismo, 105-106] (90) a.

Tanto el uso de la conjunción sin verbo explícito como el valor restrictivo que aquella asume en ciertos casos son una prueba de su rápida aclimatación en español. La conjunción, de hecho, “es hoy en día una conjunción concesiva de uso general en la lengua culta” (rae-asale 2009:§47.16m), un uso que contrasta con el carácter residual de la conjunción paralela bien que, de influencia también

3786



usos concesivos de que, cuando, si y como

30.8.5

externa. A la rápida aclimatación de si bien ayudó sin duda el paralelismo con los usos condicionales de si, que se documentan en español desde los primeros textos (veáse infra §30.8.5) (→ Capítulo 32). Estos usos, junto al carácter asertivo del adverbio bien, contribuyeron seguramente a que si bien se especializara en las concesivas propias, ya que el valor concesivo de si emerge en contextos en los que la prótasis es factual, y pudiera ser interpretada como una variante reforzada de los usos concesivos de si.

30.8.5. Los usos concesivos de que, cuando, si y como En este bloque de conjunciones concesivas menos usuales o de recorrido histórico más breve, hemos dejado para el final las conjunciones que no tienen un valor propiamente concesivo, pero que en un contexto adecuado pueden asumirlo. Como ocurre en otros casos analizados hasta ahora, los factores desencadenantes son generalmente la topicalidad de la subordinada y el contraste argumentativo. a) Dentro de este grupo hay que citar en primer lugar el llamado que concesivo (Menéndez Pidal 1944-1945:I.§157), que en realidad no es más que un que que encabeza una subordinada con valor condicional y que asume un valor contrastivo contextual (Herrero 2005:415). Este tipo de construcciones aparece sobre todo en obras poéticas, favorecido sin duda por necesidades métricas (91ab), aunque también lo encontramos en alguna obra en prosa (91c). Su uso, sin embargo, no deja de ser anecdótico y no parece justificado pensar que conjunciones como aunque o más que se formaran mediante el refuerzo de este que con el adverbio aun o el cuantificador más (véanse supra §30.7.1 e infra §30.11.2.2). los moros e las moras vender non los podremos, / Que los descabeçemos nada non ganaremos [Cid, 619-620] b. Que mucho vos digamos, todo aquí se ençierra [Alexandre, 1113a] c. Et que tod esto quet yo ruego no lo fiziesses por mi, deuies lo fazer por Julio, to fijo, que es tan pequenno que lieuas contigo [Alfonso X, Primera crónica general, apud Cortés 1992] (91) a.

b) Mucho más frecuente es el uso concesivo de cuando, que también emerge a partir de oraciones en subjuntivo y con valor condicional. El cuando concesivo aparece aisladamente en obras medievales (92a-c) pero se mantiene con posterioridad y alcanza su mayor difusión en los Siglos de Oro (92d-g). En este periodo presenta indicios de un cierto grado de gramaticalización, como mues-

3787

30.8

oraciones concesivas

tra su aparición en refranes (92f) y que no esté necesariamente vinculado a la aparición de la negación o a un contraste marcado explícitamente.20 (92) a. Mas, quando yo me remienbre que las nuestras almas de todas las bestias son colgadas de la vuestra, non puede ser que non faga lo que devo, maguer non me lo preguntedes et maguer me yo tema que non me lo creades [Calila, 148] b. et tenié sin duda que quando todo el mundo le desconosçiese, que non lo desconosçería la reyna, su muger [Lucanor, 271] c. e quando todavia quisiese llevar el camino començado ellos no podrian escusar de defender su justiçia para lo qual no les fallesçerie ayudadores [Enrique IV, 296] d. pero quando esso fuesse, digo que los más de los sabios dirán que el porfiar es sancto y necessario [Coloquios, 424] e. Y cuando esto suceda al revés de lo que pienso, con el gusto de ver que acerté en mi opinión llevaré sin pena la que de razón podrá causarme mi tan costosa experiencia [Quijote i, 33.380] f. Cuando éstas sean canas, la luna tiene manchas [Dorotea, 75] g. ¿Y quién eres tú, que cuando aqueso fuese verdad, tendrías valor para hacer eso que dices? [Desengaños, 44] El valor concesivo de cuando se puede reforzar mediante el adverbio focal aun, que después de algunas apariciones en textos medievales aumenta a partir del siglo xvi y se convierte en una verdadera conjunción concesiva que puede usarse con subjuntivo y el significado condicional concesivo inicial (93a), pero también con indicativo y un valor concesivo no condicional (93b). Este uso del indicativo era percibido por Bello (1847/1988:§1218) como una práctica moderna condenable, pero en la actualidad ha perdido este carácter marcado e incluso puede usarse en registros cuidados o cultos. En cualquier caso, resulta extraño en registro coloquial. (93) a.



b.

tenemos tan repetidos ejemplos en las historias que no habrá quien lo dude, aun cuando nuestra propia experiencia y la derecha razón no nos lo persuadiesen con evidencia [Hombre práctico, 183] Aun cuando sólo algunos países han empezado a privatizar esos servicios, ya hay un grupo de compañías,... dispuestas a convertirse en protagonistas del nuevo sector [El País, 8-8-2010]

20 En la actualidad no son normales estas construcciones con subjuntivo pero sí otras con indicativo: “Cuando podía vivir tranquilo, se busca más ocupaciones” (Álvarez Prendes 2008:265266; Flamenco 1999:3832-3833).

3788



usos concesivos de que, cuando, si y como

30.8.5

En algunas obras de los siglos xvi y xvii, también se encuentra cuando reforzado con bien, en una construcción paralela a la ya analizada si bien. Este tipo de construcciones es normal en italiano: quando bene, y francés: quand bien, y en el caso del español se debe seguramente a influencia italiana. Quando bien lo que dezís sea assí, no dexaré de scusarme, porque me parece cosa fuera de propósito que queráis vosotros agora que perdamos nuestro tiempo hablando en una cosa tan baxa y plebeya como es punticos y primorcicos de lengua vulgar, cosa a mi ver tan agena de vuestros ingenios y juizios que por vuestra honra no querría hablar en ella, quando bien a mí me fuesse muy sabrosa y apazible [Diálogo, 122] Cuando bien el arcaduz sea tan achacoso, sois Vos el que me da las lágrimas y el dolor [Palafox y Mendoza, Cartas pastorales, 1640-1653, México, corde] (94)

c) También las condicionales con si pueden adquirir un matiz concesivo pero, a diferencia de los casos anteriores, este matiz sólo emerge en contextos en los que la prótasis tiene un carácter factual que anula la interpretación condicional (95). Este valor contextual se ha mantenido hasta la actualidad y explica el uso concesivo de la conjunción si bien (véase supra §30.8.4.2). Buena es la conquista mas non bien finada: / si vençida es Persia, aun non es bien domada [Alexandre, 1846ab] Nuestro Señor non fase asý; que sy buenas cosas e dulçes non promete, en grand quantidad dobladas, enfinito paga e da gualardón [Corbacho, 67] y si no subió al quinto cielo, sí estuvo muy cerca del primero [Bandidos, 1.457] (95)

d) Igual que ocurre con si, la conjunción como también puede asumir un valor concesivo en contextos en los que la subordinada tiene un carácter factual. Inicialmente aparece en traducciones latinas sustituyendo el cum concesivo, por lo que su uso parece deberse a un calco latino (Rivarola 1976:67-68), aunque no puede descartarse totalmente que surgiera como desplazamiento del valor causal de como en contextos en los que se da una clara oposición entre el contenido de la subordinada y el de la principal (Cano 1995:118). Este como concesivo, que se mantiene esporádicamente hasta el siglo xvi, básicamente en obras cultas o que aspiran a presentar un tono elevado. Como ocurre con cum en el latín clásico (Bassols 1956:II.291), como se usa sobre todo con subjuntivo factual (96a-d), pero 3789

30.9

oraciones concesivas

también se documenta con indicativo (96e); por otra parte, igual que pasa con el como causal, la subordinada aparece generalmente antepuesta a la principal, aunque también se documenta algún caso de posposición (96d). (96) a. Et como primerament se clamassent appellinos, de aquella ora adelant se clamaron yberos por la habitaçion de la fuent de Ebro [Grant crónica, 147] b. Porque como sea verdad que fiziessen notables fechos, pero no los leemos estendidamente en las corónicas cómo los fizieron [Varones, 72] c. y como él sienpre se acordase de Laureola, de lo que allí pasava tenía poca memoria [Cárcel, 149] d. Pues aquéllos no deben menos hacer, como sean en facultades menores, sino vivir a su ley [Celestina, 1.122] e. Y como aquella respuesta le truxeron al Diego Velázquez se congoxó mucho más, y como de antes era muy gordo se paró flaco en aquellos días [Bernal, 134.19-21] Independientemente de que se trate de un calco latino, su uso encaja perfectamente en el sistema del español y, como en otros casos, está motivado por el carácter generalmente temático de la subordinada y, como se ha apuntado, por el contraste argumentativo entre el contenido de esta y el de la principal.

30.9. Entre las locuciones prepositivas y las conjuntivas El valor de concesión también puede expresarse mediante locuciones prepositivas que seleccionen como término una fn o equivalente (97a), una oración en infinitivo (97b) o una oración en forma personal precedida de que. En este último caso, la tradición gramatical considera que la locución prepositiva da lugar a una locución conjuntiva seguida de que (97c). (97) a.

b.



c.

Como si, a pesar de su apariencia en el interior latiese un extraordinario talento lógico [Tabla, 193] un Ford azul de cristales oscuros, que pasaba tras ellas a pesar de estar el semáforo cerrado [Tabla, 152] no se decidía ahora a sentarse a pesar de que César se lo sugería con un gesto de la mano [Tabla, 346]

3790



la locución a pesar de

30.9.1

La locución a pesar de es la que ha tenido una mayor difusión en español. Además de esta locución hay que citar otras menos usuales como a despecho de y (a) mal grado de. En los tres casos la locución está formada por la preposición a seguida de un sustantivo (despecho, mal grado) o de un infinitivo sustantivado, pesar, con el valor de ‘dolor’, ‘pena’, ‘disgusto’ y de la preposición de enlace de. En los tres casos, además, la evolución de la locución está relacionada con la naturaleza del término con el que se combina (Torres 2009:§16.5.3) y, en el caso de mayor gramaticalización, responde al esquema 5 abajo. Esquema 5 Evolución de las categorías con las que se combina a pesar de fn o equivalente (Experimentante) →fn o equivalente (Experimentante / Agente ineficiente) → fn o equivalente (Fuerza o Causa ineficiente) → Oración de infinitivo o con el verbo en forma personal (Causa ineficiente)

El proceso es completo en el caso de a pesar de, no llega al último estadio en el caso de a despecho de y no pasa del primero en (a) mal grado de. En la medida que este capítulo se centra fundamentalmente en las conjunciones concesivas, únicamente analizaremos la evolución de a pesar de y de la variante pese a.

30.9.1. La locución a pesar de La locución a pesar de es un recurso habitual utilizado en el español actual para introducir una subordinada con valor concesivo propio o no condicional. La secuencia a pesar de se documenta desde los primeros textos pero tardará en convertirse en una locución prepositiva y sólo recientemente se usa para introducir oraciones subordinadas. El verbo pesar aparece con frecuencia usado en construcciones concesivas de diferente tipo; por ejemplo, subordinadas introducidas por una conjunción (98ab), construcciones alternativas de valor concesivo (98c) o la construcción con un alto grado de fijación mal que le / te... pese (98d). (98) a.

Commo vasallo leal, non puede ser que le non fagamos saber al rey su dapño o su pro, maguer que le pese [Calila, 309] b. ¿Aunque les pese, e mal pese, sý somos, en verdad! ¡Yuy, amiga! [Corbacho, 170] c. Sin verguença las casare oaqui pese oaqui non [Cid, 3716] d. Aver las hedes aseruir, mal que vos pese auos [Cid, 3451] 3791

30.9

oraciones concesivas

Nos referiremos a esta última construcción en §30.9.2 abajo. Ahora nos interesa desatacar que en todas las construcciones anteriores se indica que la entidad humana expresada mediante el dativo experimenta o puede experimentar un sentimiento de dolor o pena por el hecho de que se produzca el contenido expresado en la oración principal. Este significado, de hecho, es el que justifica el valor concesivo que asume la locución a pesar de. Inicialmente la construcción funciona como un adjunto de manera y, de acuerdo con el significado de pesar, designa el sentimiento negativo que provoca una situación en una determinada persona o entidad equiparable, Dios, el demonio, etc., que es el experimentante de dicho sentimiento. En la medida en que el infinitivo pesar aparece nominalizado, dicho experimentante se realiza como un complemento genitivo, y concretamente, como una fn (99a) o un pronombre personal (99b) introducidos por de, o bien como un posesivo, inicialmente antepuesto (99c) pero también pospuesto cada vez de manera más habitual a partir de finales de la Edad Media (99d). (99) a.

b. c.



d.

Fizo mal delant el Criador otrosi cuemo Johachim, que a pesar del Criador fue rey en Jherusalem [Fazienda, 160] Ellos las han dexadas a pesar de nos [Cid, 3441] Ca a coraçón avemos de nos guardar de fazer las cosas que a tu pesar serién [gei, 1.59] descubrió una venta, que a pesar suyo y gusto de don Quijote había de ser castillo [Quijote i, 15.167]

Este sentimiento negativo ante una situación se asocia fácilmente a la imposibilidad de evitarla, de manera que la entidad humana no sólo se interpreta como un experimentante sino también como un agente ineficiente, que no puede evitar (o controlar) la situación designada en la oración. De acuerdo con esta posibilidad, la construcción asume el valor de ‘contra la voluntad y con el pesar de alguien’.21 Tal como hemos señalado, en este primer estadio la locución se combina tan sólo con términos que designan personas, pero a partir del siglo xvi se usa también con términos que se refieren a entidades inanimadas. El cambio consiste en una generalización analógica, que mantiene la categoría sintáctica del término (fn o equivalente) pero elimina la restricción semántica basada en el rasgo [+ humano], de manera que la construcción amplía sus posibilidades combinatorias y empieza a usarse no sólo con complementos que tienen el valor de ‘agente ineficiente’ sino también de ‘fuerza o causa ineficiente’. Esta gene21 La evolución y la cronología propuesta coinciden con la que apuntan, de manera más general, Cortés (1992:331), Herrero (2005:465) y Torres (2009:§16.5.3).

3792



la locución a pesar de

30.9.1

ralización, por otra parte, provoca que la locución asuma el significado de ‘por oposición a algo o alguien’. Durante toda la Edad Media los usos con términos no humanos son muy poco significativos, como muestra el cuadro 13 abajo.22 Los primeros usos con términos inanimados se reducen, en general, a fn que se relacionan metonímicamente con personas (Torres 2009:§16.5.3) o entidades personificadas, y hacen referencia a una actitud o acción humana: la sua voluntad, el poder moro, la ingratitud ni la invidia, el olvido, las múltiples demandas; a las armas asociadas con frecuencia a su usuario: engenyos et ballestas: o a la fortuna, que aparece en muchos casos personificada. tomoye suas orielas de la cabeza, a pesar dela & contra sua uoluntad [Anónimo, Carta de demanda, 1275, corde] el mostrarie a fer vn mantel que yrie sobre ruedas entro al vallado dela villa, a pesar delos engenyos et ballestas qui eran dentro [Gestas del rey don Jayme de Aragon, ca. 1396, corde] a pesar de todas fortunas, / maguer mi persona es ya toda azares, / allá vos embío seis o siete pares [Villanadino, Poesías, 1379-ca. 1425, corde] a pesar dela ingratitud ni la inuidia las pudo callar [Anónimo, Mujeres ilustres, 1494, corde] (100)

Durante la primera mitad del siglo xvi el uso con términos no humanos continúa siendo poco frecuente, pero aumenta significativamente durante la segunda mitad de este siglo. En el xvi, de hecho, la construcción extiende su uso a fn que designan la muerte y el tiempo: la muerte, el tiempo, sesenta años, intervalos temporales: la noche, abril, elementos de la naturaleza: mar, olas, tinieblas, diluvios, asechanzas naturales, vientos, cielo y tierra, suelo, sombras, normas, preceptos y refranes: leyes, romano mandamiento, votos prometidos, refranejo o refrán, razón, verdad, acciones: venida, y a algún anafórico: ello, esto. En general, se trata de elementos que provocan contratiempos o marcan pautas de conducta, que fácilmente pueden participar en relaciones opositivas. (101)

Verter por derramar avemos ya dexado, a pesar del refranejo que dize: “Agua vertida, no toda cogida” [Diálogo, 208]

22 Los datos han sido obtenidos a partir de la búsqueda de la secuencia ‘A / a pesar (de)’ en el corde. Quedan fuera las construcciones del tipo ‘a + posesivo + pesar’, referidas a entidades humanas. A partir del siglo xix hemos manejado un corpus de 500 ejemplos aleatorios. En este cuadro, se indica si la locución va acompañada de una frase nominal (fn) con referente humano o no animado, del cuantificador *Todo*, de una oración de infinitivo (O. inf.) o de una oración con el verbo en forma personal (O. pers.).

3793

30.9

oraciones concesivas

Cuadro 13 Término de la locución a pesar (de)

fn [humano]

2ª xiii 1ª xiv 2ª xiv 1ª xv 2ª xv 1ª xvi 2ª xvi 1ª xvii 2ª xvii 1ª xviii 2ª xviii 1ª xix 2ª xix 1ª xx 2ª xx

fn [no animado]

Todo

O. inf.

O. pers. Total

59 1 60 98% 2% 20 1 21 95% 5% 23 1 24 96% 4% 33 2 35 94% 6% 69 4 73 95% 5% 134 11 145 92% 8% 178 114 292 61% 39% 282 442 1 2 1 728 39% 61% 0% 0% 0% 37 136 173 21% 79% 19 39 58 33% 67% 39 426 9 28 25 527 7% 81% 2% 5% 5% 49 350 18 29 54 500 10% 70% 3% 6% 11% 18 359 21 62 40 500 4% 72% 4% 12% 8% 18 304 46 71 61 500 4% 61% 9% 14% 12% 11 309 45 40 95 500 2% 62% 9% 8% 19%

que por algún espacio de tiempo pudiese tener el alma en el cuerpo a pesar de la muerte [Boscán, Traducción de El cortesano, 1534, España, corde] 3794





la locución a pesar de

30.9.1

en mar airado / al curso de las naves contraviene / y a pesar de los vientos las detiene [Ercilla, La Araucana, 1578, España, corde]

Durante el siglo xvii, el empleo con términos no humanos se impone claramente y se usa ya con frases que designan entidades o acciones muy variadas, incluidas las que designan diferentes tipos de acciones, procesos o resultados. Además encontramos algún ejemplo esporádico con oraciones de infinitivo (102ab) y con verbos en forma personal (102c). Curiosamente, estos ejemplos suelen aparecer en obras en verso, donde las licencias y usos lingüísticos son mayores que en las obras en prosa. (102) a. Rasga, a pesar de no poder, la calma / del silencio, y así profiere el alma [Bocángel, Rimas y prosas, 1627, España, corde] b. mas quando à vn triste le sobra, / sino la vida, a pesar / de tenerla? [Enríquez Gómez, Peregrinaciones Méndez Pinto. Segunda parte, ca. 1642, España, corde] c. A pesar que del tiempo el movimiento / A un alma puede dar bienes de asiento [Balbuena, El Bernardo, 1624, España, corde] Estos usos oracionales, sin embargo, no empiezan a ser significativos hasta la segunda mitad del siglo xviii, momento en que el uso mayoritario ya es con términos que indican entidades no humanas o acciones, procesos y resultados. El cambio supone de nuevo una generalización a contextos diferentes de los iniciales. Sin embargo, ahora el cambio no es semántico sino sintáctico. El hecho de que se use con frecuencia con sustantivos deverbales que indican acciones, procesos o resultados favorece que su uso se extienda analógicamente a términos que tienen el mismo valor pero que son de naturaleza oracional: sean oraciones de infinitivo (103a) o en forma personal (103b). Es significativo también que a partir de este momento empieza a fijarse la construcción adverbial a pesar de todo, usada como conector discursivo (103c). La construcción ya está plenamente desarrollada a partir del siglo xviii y, con posterioridad, no dejará de aumentar la frecuencia del uso oracional. (103) a. a pesar de haberse confesado solo reo, lo pusieron en libertad, le restituyeron toda su ropa y dinero [Eusebio, 982] b. pero tal vestigio no se ha podido encontrar hasta ahora, a pesar de que muchos autores lo han buscado con grande empeño [Clavijero, Historia Antigua de México, 1780, México, corde]

3795

30.9

oraciones concesivas

c. Pero si a pesar de todo, se hubiese realizado, las consecuencias, en mi opinión, fueran muy funestas [Jovellanos, Carta a Rodríguez Campomanes, 1777, España, corde]



A diferencia de la conjunción aunque, la locución a pesar de que no ha asumido un valor próximo al adversativo cuando se usa pospuesta. La divergencia de comportamiento de ambos conectores se puede observar fácilmente en los ejemplos de (104), donde aparecen dos subordinadas concesivas en la misma oración compuesta. En el ejemplo (104a), las dos subordinadas aparecen pospuestas, pero sólo la introducida por aunque tiene valor adversativo. También en los ejemplos (104bc), solamente las oraciones introducidas por aunque admiten interpretación adversativa con respecto a la precedente, bien sea esta una parte de la misma oración compuesta (104b) o una oración independiente (104c). (104) a.

b.



c.

Miró por el retrovisor, viendo otro coche, un Ford azul de cristales oscuros, que pasaba tras ellas a pesar de estar cerrado el semáforo, aunque un instante después desapareció [Tabla, 152] A pesar de no ser necesaria, la viejita la aceptó, finalmente le hacía falta mucho compañía, aunque antes dejó muy claro que no aceptaría otro “chistecito” de Socorro [Chica, 31] La naturaleza de la relación no está clara. Aunque para el consejo fue suficiente para perder su confianza, a pesar de que fue artífice de su reflote [El País, 08-08-2010]

30.9.2. La locución pese a En el español contemporáneo la locución a pesar de presenta la variante pese a, de registro más elevado (rae-asale 2009:§47.14h). Como ocurre con a pesar de, la locución pese a puede utilizarse con una fn o equivalente (105a), formando una locución adverbial con todo (105b) o con una oración con el verbo en infinitivo (105c) o en forma finita (105d). (105) a.

Que lo dijera su mujer, que mal de su grado subía colgada de su brazo, hermosísima, casi contenta, pese a todos los confesores del mundo [Regenta, 2.294] b. Parecen felices, pese a todo [El País, 08-08-02010] Pese a todo, Vilalta y Pascual han tenido algo de suerte [El País, 08-08-2010] c. brilló pese a jugar sólo 35 minutos [El País, 08-08-2010] 3796



la locución pese a

30.9.2

d. Pese a que por momentos lo hacía de forma poco artística, la escena parecía sacada de una película erótica [Chica, 9] En este caso, el verbo pesar se conjuga en la persona no marcada, la tercera del singular, y en presente de subjuntivo, y aparece seguido de la preposición a que introduce inicialmente el experimentante del ‘pesar’. El carácter no subordinado del subjuntivo relaciona esta locución con otras construcciones concesivas en las que el verbo en subjuntivo no aparece subordinado ni precedido de que: sea quien sea, venga o no, etc. Este uso del subjuntivo se explica porque la locución se usaba inicialmente con un valor interjectivo para expresar un disgusto o una imprecación en fórmulas más o menos estereotipadas entre las que destacan pese a tal, pese a Dios, pese a san, pese a mí, o bien en la forma contracta pesia: pesia tal, pesia mí, etc. Con este valor, la construcción se documenta ya con cierta frecuencia en el siglo xv (106ab), de manera más habitual en el xvi y xvii, donde presenta a veces la forma contracta (106cd), con preposición duplicada incluso, pesia a, y en menor medida en épocas posteriores (106e). (106) a. “Dime, pese a tal, señora, ¿qué cosa es, o quién te enojó, o por qué son estos lloros? ¡Dímelo, pese a tal, señora!” [Corbacho, 192] b. ¿El Persio he oído? ¡Oh, pese a san, con la puta astuta! [Lozana, 379] c. ¡o, pesia a tal con este perro que por velalle a la contina estoy muy malo del estómago para me morir! [Bernal, 258.4] d. ¡Qué tengo de dormir, pesia a mí —respondió Sancho, lleno de pesadumbre y de despecho—, que no parece sino que todos los diablos han andado conmigo esta noche! [Quijote i, 17.177] e. —¿Pues no es el año en que estamos? ¡Pesia mí! —dijo Fernández, que estaba ya a punto de volverse loco [Larra, 133] La pérdida de vitalidad de este uso es paralela a la extensión del significado concesivo. Este valor seguramente se desarrolló por analogía a la locución a pesar de, tal vez a partir del valor concesivo que presentan secuencias con subjuntivo duplicado como (107). (107)

y pues yo soy hombre dondequiera, que no lo puedo negar, también lo quiero ser en mi casa, pese a quien pesare [Quijote i, 52.584]

Estas construcciones son paralelas a otras como sea quien sea, venga de donde venga, venga de donde viniere, etc., que tienen un valor condicional concesivo de carácter universal (véase supra §30.1.5) que tal vez pudo favorecer el paralelismo con la locución a pesar de. Sea como fuere, el valor concesivo empieza 3797

30.10

oraciones concesivas

a documentarse a partir del siglo xix con fn o equivalentes y a partir del siglo xx también con oraciones de infinitivo y oraciones en forma personal. Su uso se ha incrementado progresivamente hasta alcanzar una frecuencia de uso mayor que a pesar de en ciertos textos (véase supra cuadro 3 en §30.4).

30.10. Entre las locuciones prepositivas o conjuntivas y las adverbiales

30.10.1. Las construcciones con participio presente A partir de los verbos embargar, contrastar y obstar, que hacen referencia a un obstáculo o impedimento, se forman las locuciones con valor concesivo no embargante (que), no contrastante (que) y no obstante (que) (→ Capítulo 18). Se trata de construcciones latinizantes, que surgen como tecnicismos jurídicos en fórmulas en las que se indica que una cosa (una ley, un fuero, un juramento, etc.) no es obstáculo para otra: no embargante la ley (el fuero, el juramento, la ordenanza...). Estas construcciones proceden, por lo tanto, de cláusulas absolutas formadas por un participio de presente que aparece precedido de la negación y seguido de un argumento que inicialmente funciona como sujeto y recibe la predicación del participio: no embargante la ley ‘la ley no es un embargo, un impedimento’ (Garachana 1988:201). Las tres construcciones se documentan en textos medievales pero no presentan la misma difusión ni han tenido el mismo desarrollo. En el caso de máximo desarrollo, la evolución histórica se puede sintetizar mediante el esquema 6 a continuación. Esquema 6 Evolución de las cláusulas con participio presente Cláusulas absolutas → Locución prepositiva o conjuntiva → Locución adverbial con pronombre reasuntivo → Locución adverbial Las construcciones parten, como hemos indicado, de cláusulas absolutas de participio y por eso el participio puede concordar con el argumento contiguo si este es una fn plural (108ab). Esta posibilidad, sin embargo, es minoritaria y desde las primeras documentaciones es general la falta de concordancia (108cd).

3798



construcciones con participio presente

(108) a.



b.



c.



d.

30.10.1

statuhimos e mandamos perpetualment seyer obseruadas e catadas no contrastantes qualesquiere fueros usos costumbres priuilegios e libertades del Regno de Aragon [Anónimo, Ordinación a Zaragoza, 1414, corde] Ca assi lo queremos e nos plaze, non obstantes qualesquiere otras cosas a esto contrarias [Anónimo, Concesión de un cargo, 1472, corde] E todo esto mandaron que feziésedes e compliésedes non embargante qualesquier pleitos, e posturas, e contrabtos, e juramentos e avenencias [Anónimo, Carta de Juan I, 1380, corde] do quiere qu’el fuesse, nunqua çessaua de aprender, no contrastant los treballos delas guerras quel hauie [Grant crónica, 223]

Este hecho y el grado de fijación de estas construcciones permiten tratarlas como locuciones subordinantes: prepositivas en ejemplos como los anteriores, y conjuntivas, en los siguientes. En este segundo caso, la construcción puede funcionar como concesiva propia, en indicativo (109a) o subjuntivo factual (109b), o como condicional concesiva en subjuntivo (109c). Et quando fue cresçido, Catho mismo le ensenyaua letras, no obstant qu’el auie un esclauo, hombre letrado & cortes, el qual tenie escuela & ensenyaua a muchos moços [Fernández de Heredia, Traducción de Vidas paralelas III, 1379-1384, corde] b. Et no contrastant quel leon fuesse muyt brauo alas otras gentes, empero luego como uido a Ercules lo dubdo et començo a foyr [Grant crónica, 171] c. e que esto se faga e cunpla asi, non enbargante que non sea inpuesto tributo çierto acada perdio e heredad [Anónimo, Cuaderno de las Cortes de Palencia, 1431, corde]

(109) a.





Las construcciones con participio del tipo embargant(e) son desconocidas en francés, occitano, catalán e italiano, donde existen construcciones con los otros dos tipos de participios: non obstant / contrestant (que) en francés, no obstant / contrastant (que) en occitano y catalán, y non ostante (que) en italiano. En español medieval, el verbo embargar tuvo una importante difusión y esto explica su uso en no embargante (que) y también en la construcción sin embargo de (que), formada a partir del sustantivo deverbal embargo ‘impedimento, obstáculo’. De hecho, la construcción no embargante (que) es inicialmente la más usual y la única que no aparece restringida territorialmente. La construcción no contrastant(e) es, sin duda, un catalanismo, ya que aparece únicamente en textos aragoneses, como la Grant crónica de Fernández de Heredia, y su periodo de vigencia es muy corto, 3799

30.10

oraciones concesivas

ya que no se documenta más allá del siglo xv y de manera muy esporádica en este siglo. También se vincula inicialmente a textos aragoneses la construcción no obstant(e), por lo que se puede pensar en una influencia del catalán sobre el aragonés o bien en un desarrollo paralelo en las dos lenguas, semejante al que también se da en francés, occitano e italiano. Como hemos apuntado, estas construcciones surgen como tecnicismos jurídicos y durante la Edad Media aparecen fundamentalmente en la prosa jurídica o administrativa y algunas veces en obras de autores cultos. Durante el siglo xiv las tres construcciones aparecen en las traducciones promovidas por Juan Fernández de Heredia, aunque las más usuales son no obstant y no contrastant. Durante el siglo xv, la construcción que alcanza un mayor estatus literario es no obstante (Rivarola 1976:112-113), que se encuentra sobre todo en textos aragoneses, pero también en la obra del marqués de Santillana o de Gómez Manrique. Aunque en menor medida, la forma no embargante se documenta también en autores como el marqués de Santillana o Juan de Mena. Teniendo en cuenta que no obstante es en esta época mucho menos usual que no embargante, el mayor uso literario de la primera se puede atribuir a la extensión y al carácter literario que tenían las construcciones paralelas a no obstante en otras lenguas románicas. Sin llegar a ser frecuentes, durante el siglo xvi ambas construcciones son adoptadas ya en diferentes obras literarias e históricas (110ab). En este siglo, por otra parte, empieza a ser habitual su uso como conector adverbial con un pronombre reasuntivo, no embargante / obstante (todo) esto, que también presenta a veces la variante con el pronombre antepuesto (110c). (110) a.



b.



c.

Duelo y duelos están tenidos por feos vocablos, y por ellos usamos fatiga y fatigas, no embargante que un refranejo dize: “Duelo ageno, de pelo cuelga” [Diálogo, 198-199] No hay quien dude los excesos que a la Fortuna hace la ciencia, no obstante que ambas aguijan a un fin de adornar y levantar a los hombres [Alfarache, 1.329] Es el vientre el baxo, y aun el vil, desta humana consonancia: y esto no obstante, no ay otro Dios para algunos [Gracián, El criticón, 1657, España, corde]

Durante el siglo xvii se invierte la frecuencia de uso de las dos construcciones y no obstante (que) se convierte en mayoritaria, y posteriormente casi generalizada. En ese siglo, por otra parte, aparecen las construcciones con infinitivo, que serán más adelante habituales (111a). También en el xvii empieza a ser habitual el uso adverbial sin pronombre reasuntivo pero con el mismo valor anafórico (111bc). En el caso de no obstante, este uso adverbial irá ganando terreno y se impondrá 3800



construcción sin embargo (de (que))

30.10.2

sobre los otros usos, que, sin llegar a desaparecer totalmente, se perciben en la actualidad como muy literarios o arcaizantes. (111) a.



b.



c.

El hombre más negaba, diciendo andar yo errado, que podría ser haberlo dado a guardar en otra parte, porque ni tenía dinero mío ni me lo debía, no obstante ser verdad que yo le dije que se lo quise dar a guardar [Alfarache, 2.247] presentaron por testigo... a un indio, ladino en castilla, que no embargante mediante Thomas Ramires y Francisco de Pantaleon, intérpretes nombrados para ellas, dixo llamarse don Pedro de Santiago y Mendoza y ser casique de este dicho pueblo [dlne, 1694, 171.451] no sentir lo que erramos en las cosas graves ya se ve cuán bestial cosa sea y, no obstante, hay muchos a quien esto sucede [Hombre práctico, 275]

A modo de resumen reproducimos a continuación, cuadro 14, el empleo de las construcciones no embargante / no obstante (que), documentado en las obras anteriores al siglo xx, momento en que, con pocas excepciones, sólo aparece no obstante usado como conector adverbial.

30.10.2. La construcción sin embargo (de (que)) Del verbo embargar deriva también el sustantivo embargo ‘obstáculo’, ‘impedimento’, que aparece en la construcción sin embargo (de). Inicialmente la construcción es una frase preposicional (fp) que asume un significado de manera y señala que una cosa se realiza sin el obstáculo o impedimento de otra (112a). La construcción no está fijada y, por lo tanto, es posible que entre la preposición y el sustantivo aparezca algún elemento léxico (112b). (112) a.



b.

el cuervo falló una vegada un grant pedaço de queso et subió en un árbol por que pudiese comer el queso más a su guisa et sin recelo et sin enbargo de ninguno [Lucanor, 38] —Fijuela, tú eres ya de hedat, et non puedes estar sin marido que te mantenga et te govierne, et que me desenbargue de ti, por que me torne a orar como ante fazía sin ningund enbargo [Calila, 244]

A partir de este valor inicial la construcción asume un valor concesivo ‘a pesar de’ y el conjunto sin embargo de se reinterpreta como una locución prepositiva o conjuntiva, si va seguida de que. Desde el siglo xv se usa con este significado 3801

30.10

oraciones concesivas

Cuadro 14 Usos de no embargante / no obstante23

No embargante O. O. fn pers. inf.

No obstante pr Ø O. O. fn pers. inf.

pr Ø

1ª xvi Diálogo 4 dlne 5 1 2ª xvi Brevísima 3 Bernal 1 1 1 Alfarache 3 8 1ª xvii dlne 3 1 2ª xvii dlne 1 3 Hom. p. 7 1ª xviii dlne 1 1 9 Vida 1 7 1 2ª xviii dlne 1 2 1 1 1ª xix Larra 2 3 2ª xix Tradiciones 2 3 1 Bandidos 10 5 17 1 2 Regenta 1 1 seguida de una fn (113a), y desde el xvi, seguida de una oración con el verbo en forma personal, generalmente en indicativo (113b) y, en menor medida, en infinitivo (113c). (113) a.



b.

E mandó y dio licencia a todos los vecinos y moradores de la dicha cibdad y su tierra, para que puedan pacer con sus ganados en la dicha sierra y cortar leña y labrar en ella sin pena y sin calopnia alguna así y tan cumplidamente como lo pudieran fazer antes que la dicha vendida se ficiese, todo esto sin embargo de la dicha vendida de la dicha sierra de Yruelas [Anónimo, Reyes Católicos mandan cumplir sentencia, 1481, corde] Parescióme convenía que yo volviese á hacer castigar semejante desasosiego, y ansí me determiné en ello, sin embargo que estaba 65 leguas del Cuzco y que Alonso de Mendoza me decía que no había necesidad [Anónimo, Documentos inéditos historia de Chile, 1548, Chile, corde]

23 En el cuadro se indica si la construcción contiene una oración con el verbo en forma personal (O. pers.), una oración de infinitivo (O. inf.), una frase nominal (fn), un pronombre reasuntivo (pr), o si no contiene ninguno de estos elementos (Ø).

3802



construcciones con preposición con

30.11.1

Y que todo esto lo executó dicho alcalde mayor sin embargo de que todos los naturales y los españoles que estaban en su compañia, llamados Cayetano, don Miguel y don Joseph, le rogaban a dicho alcalde mayor dexasse a dicho cazique por amor de Dios [dlne, 1694, 171.453] c. Sin embargo de serle desfavorable el informe, Santiago de Cárdenas no se dió por vencido [Tradiciones, 337] Fue preguntada diga si quando se fue aquella tarde a confessar, sin embargo de saver que aquel saçerdote la requestava de amores, le avia prevenido para hablarle en el confessonario de sus torpesas [dlne, 1686, 138.364]

Con todo, se trata de un uso poco frecuente y casi desconocido en la lengua actual. Como ocurre con no obstante, en la actualidad la construcción se emplea sin término explícito para referirse anafóricamente a una objeción previa (114). Este uso, que ya es mayoritario en el siglo xviii, experimenta una gran difusión en el xix hasta el punto de que sin embargo se convierte en el conector adverbial concesivo más usual; más frecuente, por ejemplo, que no obstante o con todo. (114)





De las contínuas, gravissimas enfermedades, sin embargo, dice que sin solicitarle, y aun quando suele estar más oscurecida, se ve repentina mente mudado el corazon y en contemplacion suavissima [dlne, 1748, 229.560] Muchos hay que hablan excelentemente su lengua y que, sin embargo, no saben escribirla [Eusebio, 799] La carta era inocente, podía leerla el mundo entero; sin embargo, era una carta de que podía hablar a un hombre, que no era su marido [Regenta, 1.492] El menú, como se diría hoy, merece un lugar en esta narración, porque esto forma la historia doméstica de que no se acaba de ocupar el que aspira a grave historiador. Auguramos, sin embargo, que más de un lector se chupará los labios, por más parisiense que sea [Bandidos, 1.61]

30.11. Construcciones con las preposiciones con, por y para 30.11.1. Construcciones con la preposición con La preposición con tiene un significado básico de locativo de coincidencia: colocar una cosa con otra, y diferentes valores más abstractos relacionados con este 3803

30.11

oraciones concesivas

significado: especialmente, el de compañía, instrumento y manera, pero también el causal y el concesivo (→ Capítulo 14). En estos últimos casos, la fp introducida por con generalmente aparece antepuesta y asume un significado u otro según la orientación argumentativa que presente respecto al resto de la oración: es causal si la orientación argumentativa coincide (115a) pero concesiva si se orienta en sentido contrario y se establece un contraste entre la frase encabezada por con y el resto de la oración (115b). (115) a. Con la presencia de los hermanos, y con lo mucho que ellos de parte del governador y suya le dixeron, y con saber que los españoles estavan ya dentro de su tierra y que podrían, si quisiessen, hazerle daño, le pareció a Vitachuco deponer el mal ánimo y odio que a los castellanos tenía [Inca Garcilaso, La florida del Inca, 1605, Perú, corde] b. No bastaba haber padescido por nosotros y dejarnos los sacramentos & los ángeles en nuestra compañía, sino que con todo esto, & con ser ingratos á tales beneficios, queréis todavía estar entre nosotros, porque sois tan bueno, que no os podéis negar [Fray Luis de Granada, Oraciones y ejercicios, 1555, España, corde] La preposición con puede aparecer en diferentes construcciones con significado concesivo y puede seleccionar, entre otros, una fn, una construcción enfática en la que un constituyente con valor cuantitativo o ponderativo aparece antepuesto a que: con lo mucho que..., una oración de infinitivo: con saber..., con ser..., etc. Sin ánimo de exhaustividad, analizamos a continuación las construcciones con mayor grado de fijación e interés histórico. Más adelante, en el §30.11.2 nos referiremos también a las construcciones enfáticas con... que... paralelas a otras construcciones con por. a) La posibilidad de expresar un valor concesivo explica el origen de la construcción con todo eso, y en menor medida esto o aquello, en la que la preposición toma como término un pronombre reasuntivo reforzado por el cuantificador todo y asume la función de conector adverbial. (116)

et es en aquesto atal commo el labrador que sienbra las legunbres en la tierra por aver mieses et ha de aquesto quanto quiere; con todo aquesto non le mengua ý de aver algunas yervas de que se ayude et se aproveche [Calila, 105] e lo fazié él assí, peró con tod aquello era él muy bravo faraón [gei, 2.67]

3804





construcciones con preposición con

30.11.1

Et ellos dixiéronles que commo quier que por aventura el osso et el cavallo les dizían esto por alguna maestría engañosa, que, con todo esso, que era bien que fuessen parando mientes en los dichos et en las obras que farían dallí adelante el león et el toro, et segund que viessen, que assí podrían fazer [Lucanor, 137]

Inicialmente el pronombre demostrativo es obligatorio y variable: (aqu)esto, (aqu)eso o aquello, pero la construcción se fija progresivamente y primero reduce la variación en favor de eso, el pronombre con un valor anafórico más neutro, y más tarde empieza a usarse sin pronombre, pero con idéntico valor anafórico. (117)

Pues, rogad a Dios, hermano, / que Juan Vincle no la encuentre. / Y con todo, / peligro corre omni modo, / porque me da el pensamiento / que os ha de poner del lodo / la reserva de Sorrento [Comedias, 135] Finalmente allí lloré mi trabajosa vida pasada, y mi cercana muerte venidera, y con todo disimulando lo mejor que pude le dixe [lt, 40] Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura [Quijote i, 1.38] b) Las construcciones con el pronombre demostrativo son la base de la conjunción con todo que, formada a partir de la sustitución del pronombre por una subordinada introducida por que: con todo {esto / que le avisamos}. El proceso de formación de esta conjunción es semejante al que explica la formación de pero que (véase supra §30.8.1). El caso de con todo que se vio favorecido por el hecho de que los pronombres neutros pueden reemplazar subordinadas introducidas por que: no me dijo {eso / que le avisáramos}. La conjunción no se documenta hasta finales del siglo xiv en algunas de las traducciones promovidas por Fernández de Heredia. (118)



Et marauillome como no abriestes la puerta con todo que mi uenida no uos plazies [Juan Fernández de Heredia, Traducción de Tucídides, bnm ms. 10801, ca. 1384-1396, corde] El qual, con todo que era delicado de persona, en las guerras era animoso & ualient combatedor [Juan Fernández de Heredia, Traducción de Vidas paralelas de Plutarco, III, 1379-1384, corde]

Como ocurre con otras conjunciones que empiezan a documentarse en las obras de este noble aragonés, también en este caso el uso de la conjunción parece deberse a una influencia foránea, concretamente del italiano, lengua donde la conjunción paralela (con) tutto che es de formación más temprana (Barbera 3805

30.11

oraciones concesivas

2010:1045-1052). Avala esta hipótesis el hecho de que la conjunción se use con cierta frecuencia en la traducción de Fernández de Heredia de Tucídides (6 casos) o de las Vidas paralelas de Plutarco (8 casos), obras que presentan otros italianismos debidos seguramente a la intervención de un traductor italiano (Álvarez 1991:375), pero que sea inexistente en otras obras del mismo autor aragonés, como las dos primeras partes de la Grant crónica. También parece deberse a influencia italiana su uso frecuente en documentos de la Corona de Aragón de finales del siglo xv (119a), momento que coincide con la difusión de la conjunción catalana paralela ab tot que, que adquiere una especial difusión en autores valencianos. La conjunción no deja de documentarse a partir de este momento, pero su uso es muy aislado (119bc). (119) a.





Ha seydo mal recaudo de dexar lo assi yr, y stamos marauillados del obispo de Girona assi lo haya fecho, con todo que, lo que el podra fazer, sera poco [Anónimo, Carta de Fernando al infante don Enrique, 1491, corde] b. porque con todo que me alegro en ver la de vuestra merced, no querría cansarle sino lo menos que pudiese [Santa Teresa, Epistolario, 1581, España, corde] c. y hago una apuesta / a que si usted, tío mío, / con todo que tiene a cuestas / sus cuatro docenas de años / y es tan seriote, se viera / como yo, metido en broma / y aturdida la cabeza / con los brindis, echaría  / —no digo una firma— treinta [Señorito, 243]

Más habitual es en la actualidad la variante con todo y que, que se relaciona con locuciones adverbiales del tipo con todo y eso. (120)

Creía que ya el frío del agua me entraba a los huesos, con todo y que están cubiertos de buena carne [Bandidos, 1.342] Y con todo y eso, y con todo y que las lomas verdes de allá abajo eran mejores, la gente se fue acabando [Llano, 44] suelo aburrirme muchas veces, con todo y que vivo en Madrid [Sánchez Ferlosio, El Jarama, España, 1956, corde]

Tanto con todo que como con todo y que se asocian al lenguaje popular y son más usuales en el español de América que en el peninsular (Herrero 2005:459; rae-asale, 2009:§47.14i). Ambas conjunciones, por otra parte, suelen emplearse en construcciones factuales aunque también son posibles en las condicionales concesivas.

3806



origen y evolución de la construcción

30.11.2.1

c) La preposición con también puede introducir una subordinada de infinitivo con significado concesivo. A diferencia del gerundio y el participio, el infinitivo no está marcado aspectualmente y para usarse en una subordinada necesita una preposición que lo oriente temporalmente respecto a la oración principal. La preposición con, concretamente, permite que la subordinada de infinitivo asuma un valor semejante a las subordinadas de gerundio y pueda expresar un significado causal: con declarar fue eximido del tormento = declarando..., condicional: con decir lo que sabes, será suficiente = diciendo lo que sabes..., y también concesivo, en contextos en los que se establece un contraste respecto a lo que se indica en la oración principal: con ser el más adecuado para la plaza, no ganó el concurso = siendo el más adecuado... Este tipo de subordinadas con valor concesivo se documenta ya desde el siglo xvi, especialmente con el verbo ser.24 (121)

Escapé del trueno y di en el relampago: porque era el ciego para con este vn Alexandre Magno, con ser la mesma auaricia, como he contado [lt, 21] no era tierra de hombres de bien, sino de salteadores, pues con tener en ella cien amigos conocidos y ricos, no había hallado en todos un real prestado [Alfarache II, 272] él es de tan admirable compostura, que, con ser la materia de que está formado no menos que de diamantes, de carbuncos, de rubíes, de perlas, de oro y de esmeraldas, es de más estimación su hechura [Quijote i, 50.570] y, con ir con tanto peso, van descansados, a su parecer [Diablo, 131]

30.11.2. L  a construcción cuantitativa por... que... y otras construcciones relacionadas 30.11.2.1. Origen y evolución de la construcción En el §30.11.1 hemos visto cómo una construcción con la preposición con puede adoptar un significado causal o concesivo según el contexto y que el valor concesivo puede fijarse, rutinizarse, dando lugar a verdaderas construcciones concesivas. En el caso de la preposición por también es posible la aparición de un significado contextual concesivo (de causa negada o no eficiente), pero este valor 24 Por analogía con otras preposiciones que pueden introducir una subordinada en infinitivo o en forma finita formando una conjunción con que (para darle / para que me dé), durante los Siglos de Oro también se documenta el uso de la conjunción con que con valor concesivo. Se trata, sin embargo, de un uso marginal.

3807

30.11

oraciones concesivas

contextual sólo ha llegado a fijarse en construcciones del tipo por mucho  / más / bien... que, a las que nos referiremos con la fórmula por... que...; por ejemplo: por mucho que toques el timbre, no te abrirán la puerta. No ha llegado a gramaticalizarse, por ejemplo, la construcción por todo eso que inicialmente parece competir con la construcción con todo eso y puede usarse, en contextos negativos, para indicar el carácter ineficiente (de causa ineficiente) de un argumento previo reforzando un nexo adversativo o una conjunción concesiva (véase supra §30.11.1) (→ Capítulo 22). (122)

Mas por tod esso non dexes de irte luego pora allá [gei, 2.84]

A diferencia de con todo eso, la expresión por todo eso no pasó de este estadio inicial de significado concesivo contextual, y la variación entre las dos construcciones que muestra la primera parte de la ge (por todo eso ~ con todo eso) se resolvió a favor de la construcción con la preposición con, que es la única que aparece en Lucanor. El hecho de que por tenga un significado causal claro y con no, sin duda frenó el proceso de gramaticalización en un caso y lo aceleró en el otro. La gramaticalización, en cambio, sí que se produjo en las construcciones del tipo por... que..., seguramente porque además de usarse en un contexto adecuado, presentaban propiedades sintácticas que contribuían a cancelar, o al menos a desdibujar, el significado causal asociado a la preposición (→ Capítulo 13). Es significativo, en este sentido, que las construcciones con la preposición con paralelas a por... que... presenten propiedades sintácticas claramente diferenciadas. Con lo preparado que está, (y) no encuentra trabajo ‘Aunque está muy preparado...’ Por preparado que esté, no encontrará trabajo ‘Aunque esté muy preparado...’ (123)

Como muestran las paráfrasis de (123), ambas construcciones presentan un constituyente antepuesto o adelantado a que, que tiene un valor cuantitativo (‘muy preparado’) y que se interpreta por relación al verbo que sigue a esta partícula (‘está / esté muy preparado’). Las dos construcciones, sin embargo, se diferencian claramente en otras propiedades importantes. La primera tiene un carácter factual, y por eso el verbo aparece en indicativo, y el término de la preposición es definido: es una fn con artículo definido, sea masculino, femenino o neutro. La segunda, en cambio, normalmente tiene un carácter no factual, y por eso se utiliza el subjuntivo, y no admite como término fn definidas. En este caso, el constituyente antepuesto puede ser un adjetivo: por trabajador que 3808



origen y evolución de la construcción

30.11.2.1

sea, un adverbio cuantitativo: por mucho / poco / más que trabaje, un adverbio de otro tipo: por lejos que viva, o un sustantivo: por ganas que tuviera, y estos elementos pueden estar a su vez cuantificados: por muy trabajador que sea, por mucho más que trabaje, por muy lejos que viva, por muchas ganas que tuviera. Volveremos más adelante sobre estas diferencias. Retengamos ahora que el subjuntivo no factual y el carácter indefinido son dos propiedades relevantes para explicar el origen de por... que...25 Esta construcción concesiva se formó a partir de construcciones causales situadas dentro del ámbito de la negación y, más concretamente, a partir de construcciones en las que el término de la preposición por es una fn con una oración de relativo, como muestra el ejemplo de (124). En este ejemplo la construcción en negrita tiene un valor claramente causal como muestra el hecho de que aparezca coordinada con otra construcción causal que no contiene ninguna relativa. (124)

e por esta razón fizieron los reis aquesto, ca non por sus voluntades nin por sabor que oviessen de mudar e renovar fueros [gei, 2.600]

El hecho de que la construcción causal se encuentre dentro del ámbito de la negación hace que emerja un valor concesivo, de causa no efectiva. Pero además, el hecho de que el sustantivo de la fn no aparezca determinado y tenga un carácter inespecífico permite que pueda recibir una interpretación ponderativa si dicho sustantivo designa una cualidad graduable, como ocurre en los siguientes ejemplos (125) de la ge. (125)

ninguno por bien que fiziesse non iva estonces a paraíso [gei, 2.425] nin que ninguno por poderío que oviesse non querié que apremiasse all otro [gei, 2.608] Onde dize Josefo sobr’esto que contra lo que Dios quiere que se cumpla de tod en todo que non puede ir ninguno contra ello luengo tiempo por arte que sepa nin por poder que aya [gei, 2.24]

En los ejemplos anteriores, la construcción con por ya no se comporta como una simple construcción causal sino como una construcción concesiva con valor escalar. Estos ejemplos, de hecho, ya no admiten paráfrasis del tipo porque hiciesen bien, tuviesen poderío, sepa arte y tenga poder, sino paráfrasis con un cuantificador explícito: por mucho bien, poderío, arte, poder. El cambio es 25 No analizaremos con más detalle la construcción con la preposición con, que no ha alcanzado el grado de fijación de la construcción con por ni ha dado lugar a ningún uso conjuntivo. Únicamente apuntaremos que ya debía de existir en el siglo xvi, si interpretamos bien el ejemplo siguiente: “Sigeral. Señor, señor, mira, mira, ¿no vees? / Felides. Y con lo mucho que vía, no vi cómo me perdía” (Feliciano de Silva, Segunda Celestina, 1534, España, corde).

3809

30.11

oraciones concesivas

semejante al que hemos descrito para el relativo indefinido cuantoquier que (véase supra §30.6.2), que asume un valor escalar, ‘por más que’, a partir del valor de indefinición genérica propio de estos indefinidos: ‘la cantidad que sea’. Notemos, por otra parte, que la reinterpretación semántica implica también un cambio sintáctico, de manera que la fn con la relativa se reanaliza como una construcción enfática en la que el sustantivo ocupa una posición antepuesta a un que conjuntivo, de acuerdo con una pauta que aparece en otras construcciones enfáticas como ¡qué trabajador que es!, ¡menuda gracia que nos hizo su llegada!, ¡naturalmente que estoy enfadada! (rae-asale, 2009:§42.15). Este cambio, sin embargo, sólo se hace patente cuando la construcción se da incluso en ausencia de elementos que descarten la interpretación causal y aparece, así mismo, en contextos en los que el significado concesivo ya no depende de la presencia de una negación. El proceso se produjo rápidamente ya que desde la segunda mitad del siglo xiii y sobre todo en el xiv la encontramos en contextos no negativos (126ab) y en combinación con elementos diferentes de sustantivos; concretamente con adjetivos (126b) y con los adverbios mucho (126c) y bien (126d). Más tardío, en cambio, es el uso con más, que sólo hemos documentado a partir del siglo xv (126e), momento en el que la construcción adquiere una frecuencia de uso importante. (126) a.





Dixo el león: —Non creas que por acusarte los mis vasallos te faga yo ál salvo toda honra et bien, más que tú non querrás; et yo te anpararé dellos por mescla que sea [Calila, 308] b. et plógol más porque açertó en l’ su consejo que sil oviera acaesçido otra pro o otra onra por grande que fuesse [Lucanor, 155] c. et por mucho quel dure a conparación de la pena del Infierno en que siempre ha de durar, non es tanto commo un día [Lucanor, 320] d. Et si fallardes en l’ sienpre buena obra et leal, en tal manera que seades bien cierto que en ningún tiempo, por bien quel vaya, que nunca vos verná dél daño, estonçe faredes bien [Lucanor, 91] e. Dígote más: que non ay onbre, sy bien parare mientes a las de su linaje, por más que sean dedicadas al servicio de Dios, que las riendas de amor pueda en sý retener e refrenar [Corbacho, 61]

La gramaticalización también tiene repercusiones en el uso del modo verbal. De acuerdo con el carácter condicional concesivo de la construcción, esta selecciona en principio el subjuntivo, pero a medida que su uso se hace más habitual empieza a admitir también el modo indicativo y a poder tener un valor factual. El indicativo se documenta desde antiguo en la construcción con el adverbio mucho y un poco más tarde y menos frecuentemente con otros elementos. 3810



(127)





conjunción más que

30.11.2.2

Et por mucho que los llamó, non respondió ninguno dellos, que eran ydos todos [Lucanor, 269] como naturalmente fuese de flaco coraçon començo de llorar agramente e por mucho que lo consolavan los que çerca del estavan ninguna consolaçion queria oyr ni resçebir [Enrique IV, 468] Dezíme si os hallastes presentes en la desconsolada respuesta de aquella a quien vosotros servís y yo adoro, y por más que trabajo noches y días, no me vale ni aprovecha [Celestina, 6.186] y demos gracias a Dios que, por malo que es lo de agora, no llega a esse estremo [Coloquios, 310-311]

La construcción por más que ha experimentado una evolución mayor que el resto de construcciones que presentan el esquema por... que..., ya que puede usarse en contextos en los que no tiene un valor cuantitativo y, por lo tanto, en contextos en los que funciona como una verdadera conjunción. (128) a. Y por más que fui y vine, sin dejar la ida por la venida, no he podido saber a punto fijo si, andando el tiempo, murió D. Dimas de buena o de mala muerte [Tradiciones, 94] b. Estupiñá se aburría algunas veces, por más que no lo declarase [Fortunata, 1.257] Sin embargo, el paralelismo con las otras construcciones con por... que... y especialmente con por mucho que frena el desarrollo de este uso conjuntivo y explica que en la mayoría de casos siga usándose con un valor cuantitativo (rae-asale 2009: §47.15n).

30.11.2.2. La conjunción más que Además de por más que, existe también la conjunción más que o mas que, documentada a partir del siglo xvi. El origen de esta conjunción plantea algunas dificultades, ya que para algunos investigadores proviene de la fusión de un mas adversativo y del llamado que concesivo (Cortés 1992; Herrero 2005:449451; Rivarola 1976:123-128), favorecida por la existencia de pero que (Espinosa 2010:362), mientras que para otros procede de la elisión de por en por más que (Kany 1945/1970:442; rae-asale 2009:§47.15f; Wofsy 1928). De las dos posibilidades, nos inclinamos por esta última por varias razones. En primer lugar, porque los usos concesivos de más que tienen generalmente un significado cuantitativo. Como ya apuntó Rivarola (1976:124-126), esta construcción puede aparecer en 3811

30.11

oraciones concesivas

una subordinada concesiva (129ab) o en una oración independiente exclamativa, a veces con un matiz de deseo (129cd), y en los dos casos se puede parafrasear por construcciones con por más que, incluso si. En segundo lugar, porque en la misma época en la que aparece más que nos encontramos la construcción aunque más, que presenta el cuantitativo más y tiene un valor semejante (véase supra §30.7.3). Y en tercer lugar, por el carácter marginal del que concesivo (véase supra §30.8.5). (129) a. Mas que yo, criado en regalo, de padres políticos y curiosos, no sintiese tal engaño, grande fue mi hambre y esta escusa me desculpa [Alfarache, 1.192] b. Está en el cielo. Entre los ángeles. Allí es donde está, más que te pese [Llano, 165] c. Bueno, bueno, deja el arpa y dame parte de tu alegría; que como tú estás contenta, mas que se ahorque don Bela, que más vale aceña parada que amigo molinero [Dorotea, 487] d. Muera con gloria yo, y mas que me vaia al infierno [Garau, El sabio instruido de la Gracia, 1703, España, corde] Dejando de lado la cuestión del origen, hay que añadir que se trata de una construcción que se documenta sobre todo en textos que reproducen el diálogo o el habla coloquial y que quedó relegada al habla rústica (tanto en el español peninsular como en el americano), por lo que ha perdido progresivamente vitalidad (Brooks 1933; Kany 1945/1970:442; rae-asale 2009:47.16ñ). Relacionada con más que, existe también la variante vulgar manque, producto del cruce de más que con la forma monoptongada anque (de aunque), de carácter claramente vulgar. Si están ellos en el cielo, no quiero ir al cielo, manque me condene para toda la enternidad [Pérez Galdós, Trafalgar, 1873, España, corde] —Manque maten a las cuatro aves de todos modos no van a alcanzar pa tantos... mejor críen [Aura de la Vega, Marcelina Culebro, 1993, México, crea] El otro es en la presente ocasión un club que goza de grandes simpatías, porque también cuenta en la fraseología futbolística: “¡Viva er Beti manque pierda!”. Pues manque pierda, el sábado habrá cubierto... [El País, 21-06-1977, España, crea] (130)

3812



construcción para

+ infinitivo

30.11.3

30.11.2.3. La construcción mal que le / te... pese También plantea dificultades la formación de una construcción con el verbo pesar que aparece fijada desde antiguo y se ha mantenido hasta la actualidad. Nos referimos a la construcción mal que le / te... pese que a veces se ha considerado el origen de manque. (131)



Aver las hedes aseruir, mal que vos pese auos [Cid, 3451] ¡Vos, don viejo falso e malo, abrirés, mal que vos pese! [Corbacho, 241] Porque en haciéndote conde, cátate ahí caballero, y digan lo que dijeren; que a buena fe que te han de llamar señoría, mal que les pese [Quijote i, 21.234] Pues la comedia ha de gustar, mal que le pese [cn/Sí, 92] Así como suena, y mal que nos pese a los peruleros, hemos sido durante diez meses gobernados por una mujer... [Tradiciones, 195]

El adverbio mal es un modificador adverbial del verbo pesar como muestra el ejemplo (132), en el que mal ocupa la posición postverbal propia de esta función. (132)

Quando lo oyo el rey Tamin, por cuer le peso mal [Cid, 636]

En la construcción concesiva, sin embargo, no ocupa esta posición sino que aparece antepuesto o adelantado a la conjunción que y, como ocurre también con las otras construcciones del tipo por... que..., asume un valor cuantitativo o ponderativo. El valor concesivo, por lo tanto, deriva del hecho de que la emoción negativa y el rechazo que provoca una situación no es causa suficiente para que esta deje de producirse. Se trata, por lo tanto, de una construcción paralela, pero no equiparable, a las del tipo por... que...26

30.11.3. La construcción para + infinitivo Para finalizar este apartado dedicado a construcciones preposicionales, nos referiremos brevemente al uso concesivo de la preposición final para en oraciones 26 Una explicación alternativa sobre el origen de esta construcción sería considerar que mal que le / te... pese deriva de por mal que le / te... pese con elisión de la preposición por. La documentación antigua de la primera y la falta de documentación de la segunda parece desaconsejar esta hipótesis. Tampoco es probable que la construcción que estamos analizando pueda ser el origen de la conjunción manque, ya que manque se combina con cualquier tipo de verbos y no sólo ni de una manera especial con pesar.

3813

30.12

oraciones concesivas

de infinitivo, que en el corpus utilizado aparece documentada en la crónica de Bernal Díaz del Castillo y en todos los casos en un contexto semejante:27 (133)



truxeron çinco indias hermosas, doncellas y moças, y para ser indias eran de buen pareçer, y bien ataviadas [Bernal, 184.13] era un sobrino o pariente muy çercano de Montezuma que se dezía Guatemuz, mançebo de hasta veinte y çinco años, bien gentilhombre para ser indio, y muy esforçado, y se hizo temer de tal manera que todos los suyos tenblavan d’él; y era casado con una hija de Montezuma, bien hermosa muger para ser india [Bernal, 372.13-16] Guatemuz era mançebo y muy gentilhombre para ser indio, y de buena disposición y rostro alegre [Bernal, 495.1]

Las características de este uso de para han sido bien estudiadas por Sánchez López (1995). Ahora tan sólo apuntaremos que estas construcciones se usan para limitar la validez de un predicado evaluativo (de buen pareçer y bien ataviadas, muy o bien gentilhombre, bien hermosa muger en los ejemplos anteriores) y se usan en contextos en los que la subordinada con para tiene un valor factual. Si al analizar las construcciones del tipo por... que... apuntábamos que el valor concesivo emerge en contextos que dificultan la interpretación causal de la preposición por (indefinidos y no factuales), ahora nos encontramos con una situación semejante: el valor emerge en contextos que impiden la interpretación final de para, esto es, en contextos en los que la subordinada tiene un carácter factual y, por lo tanto, se refiere a un hecho asumido como real y no a un fin que se pretende conseguir. Notemos, igualmente, que con este valor concesivo la subordinada presenta un predicado estativo: frecuentemente ser, como en los ejemplos anteriores o una perífrasis con el auxiliar haber seguida de participio, que también tiene un carácter estativo: para haber estudiado tantos años inglés, no lo habla muy bien que digamos. 30.12. Otras construcciones concesivas de formación reciente No es posible ahora, por razones de espacio, analizar con detalle otras construcciones de formación más reciente con valor concesivo. Nos limitaremos, por tanto, a reseñarlas y a aportar las características básicas. a) Como ocurre con otros conectores concesivos, la locución y eso que presenta un pronombre reasuntivo con el que se retoma lo dicho en la oración anterior con 27 Se trata de una construcción poco frecuente y difícil de documentar por lo que poco se puede decir sobre su formación y difusión.

3814



otras construcciones concesivas...

30.12

el objetivo de indicar que ese evento se ha producido en contra de lo esperado y, más concretamente, en contra de lo que se dice en la oración que introduce dicha locución. (134) a.



b.

Ya estoy harto / de enredos y de mujeres, / y eso que aún no me he casado [Cruz, El novio rifado, 1762, España, corde] Pocos vetustenses podían jactarse de haber visto ni el comedor ni la cocina de Visita. Y eso que tenía tertulia, y se representaban charadas y se corría por los pasillos [Regenta, 1.315] ...Oye, Melitón, ¿como cuánto dinero nos costó darles de comer a los acompañantes del gobernador? —Algo así como cuatro mil pesos. —Y eso que nomás estuvieron un día y en cuanto se les hizo de noche se fueron [Llano, 143]

La locución se documenta desde la segunda mitad del siglo xviii y, como muestran los ejemplos anteriores, introduce oraciones en indicativo y, por lo tanto, con valor factual. Notemos, por otro lado, que con bastante frecuencia se usa para introducir oraciones independientes (134b), y en este caso, la conjunción y funciona como nexo de enlace discursivo. b) También tiene un carácter enfático el uso del adverbio así con un valor concesivo. Este valor no deriva de su significado básico de adverbio de manera (‘de esta / esa manera’), ni tampoco del significado temporal (‘cuando’, ‘una vez que’) de la locución adverbial así que (así que pasen cinco años...), sino de su uso como interjección desiderativa en oraciones con subjuntivo. (135)



Si no, dígame, así Dios le saque desta tormenta, y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando menos se piense... [Quijote i, 48.558] Asómate a esa ventana, / prima, así el cielo te guarde [Alcalde, 139]

A partir de este valor desiderativo y por un proceso semejante al analizado para maguer, la partícula así asume un valor concesivo en expresiones coloquiales (136). Se trata de contextos en los que así se usa con un valor escalar, ‘incluso si’, para introducir una situación extrema que debería provocar una determinada consecuencia pero que resulta ineficaz. (136)

“Así sea el hijo de Menem lo llevamos igual”, fue la respuesta que escucharon antes que Hernández fuera esposado y llevado a la comisaría primera [Clarín, 24-04-1997, Argentina, crea]

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30.12







oraciones concesivas

“En este momento no haría un desnudo, así me lo pidiera la revista Rolling Stone”, dijo la hija del desaparecido Beto Danelli [www. perunotas.com/2008/11/sandra-muente-no-posara-desnuda-para. html] Afirmó incluso que el turismo religioso al que generalmente concurren las clases populares tampoco sufrirá algún impacto, “pues el que va a ver a la Virgen de Guadalupe, así se muera de hambre no la va a dejar” [www.noticaribe.com.mx/turism/2008/05/clase-baja-enmexico-seguira-viajando-aunque-se-mueran-de-hambre.html] Yo no pago así me aspen por servicios de éstos de internet. Por lo único que sigo soltando pelas es por los libros y los discos en tiendas normales, porque me da mucha pereza bajármelos [tunelcarpiano. net/2008/07/servicios-de-pago-en-internet.html]

c) El mismo valor escalar y enfático presenta la locución ni que que deriva del uso de ni con un valor de adverbio focal de exclusión: ‘ni siquiera’. Como ocurre con este tipo de adverbios, ni puede usarse con cualquier tipo de frases u oraciones: no lo entendía ni {él / con los auriculares puestos / después de explicárselo}. Esta posibilidad, de hecho, es la que explica que pueda incidir sobre una subordinada introducida por que dando lugar a la locución ni que ‘ni siquiera si’. El mismo proceso, como ya hemos apuntado más arriba, explica la formación de la conjunción aunque a partir del adverbio focal aun ‘incluso’ y la conjunción que (véase supra §30.7.1).28 (137)

Ni que me maten dejaré de hablar de las mantillas [Galdós, Los apostólicos, 1879, España, corde] —¿Yo en una fábrica? ¡Ni que me maten! ¿Quién te ha dicho esa burrada? [Marsé, Últimas tardes con Teresa, 1996, España, corde] la semana pasada envié una tarjeta personal de felicitación por su reciente nombramiento a un amigo, alto funcionario de un ministerio —ni que me torture el SIN diré cuál ni quién es— y resultó que en éste... [Caretas, 13-07-2000, Perú, crea]

d) El valor temporal del adverbio después puede impregnarse de un matiz causal en un contexto adecuado, o de un matiz concesivo si se produce un contraste entre lo que indica la frase u oración introducidos por después y el resto de la oración. 28 A diferencia de lo que ocurre en catalán, se trata sin embargo de una conjunción poco usual y que en algún caso se puede deber a influencia de esta lengua, como en el segundo ejemplo de (137), del catalán Juan Marsé.

3816



(138)

otras construcciones concesivas...

30.12

—Empleé los métodos más variados para intentar seducirlo, pero sin ningún resultado. —¿Quiere decir que después de tantos años de casados todavía no...? —Exactamente veinte años. —¡Sí, sí! Después de todos esos años, todavía usted y él no... [Pérez-Carmona, Piedra libre, 1970, Argentina, corde]

Este matiz contrastivo se ha convencionalizado en la locución adverbial después de todo, equivalente a con todo o a pesar de todo, en las que también aparece el cuantificador universal todo (139ab). Con el mismo valor, también es habitual su uso con el relativo neutro lo que, precedido también normalmente por todo (139c). (139) a.

No debí matarlos a todos —iba pensando el hombre—. No valía la pena echarme ese tercio tan pesado en mi espalda... Después de todo, así estuvo mejor. Nadie los llorará y yo viviré en paz [Llano, 61] b. Después de todo, tu estabas muy lanzado, ¿no? [Suerte, 174] c. Después de todo lo que Luis y yo hemos hecho por vos, ¿nos pagás con esto? [Gorostiza, El puente, 1949, Argentina, corde] e) Finalmente, también se puede usar con valor concesivo el adverbio encima (Garachana 2008:21-25; Herrero 2005:469-460). El significado espacial, de localización en la parte superior de algo, es decir superpuesto a una entidad física, permite que el adverbio se reinterprete en términos cuantitativos y que se emplee como adverbio focal con sentido acumulativo para referirse a entidades o situaciones que se añaden a otras previas, más allá de lo que sería esperable, y por lo tanto con valor de contraexpectativa. (140)



¡Qué hombre, compadre! Encima de ser un talento, un gran político y un gran orador, es un hombre ocurrente, bebedor de aguardiente y enamorado [Herrera, En la casa del pez, 1985, Venezuela, crea] Consternada Isabel cuando sobrevino aquello tan absurdo de ver a su padre preso, encima de que el incendio acababa de arruinarlas, llorando, y relacionándolas con la infamia de la prisión, le había referido a Juan, ya que antes, por delicadeza, no lo hizo, las proposiciones de don Pedro [Trigo, Jarrapellejos, 1914, España, corde]

Por otra parte, este valor aditivo de carácter contraexpectativo explica igualmente que pueda usarse también con un valor concesivo como conector

3817

30.13

oraciones concesivas

adverbial equivalente a a pesar de todo (141a) o como locución prepositiva o conjuntiva (141bc). (141) a.

b.



c.

Ganó un premio, le tocó la lotería y encima se queja [rae 2001:s.v. encima] Oí en un café de Buenos Aires una discusión sobre la reelección de Menem. Y uno dijo: “Encima de que ha destruido al país, quiere reelegirse. ¡En casa no cabemos y parió la abuela!” [El Siglo, 11-031997, Panamá, crea] —¡Che, cómo comés de rápido! Encima que no estás bien [Puig, El beso de la mujer araña, 1976, Argentina, crea]

Se trata de un uso relativamente reciente que, como señala Garachana (2008:21) la rae sólo recoge en el Diccionario de la lengua española a partir de la edición de 2001 y que esta lingüista únicamente lo documenta ocasionalmente en textos del siglo xx. Como puede observarse, todas las construcciones concesivas de formación reciente analizadas en este apartado responden a patrones semejantes a los que ya se han analizado para otras conjunciones o construcciones de formación más antigua y a los que reaparecen en latín y en diferentes lenguas románicas, como muestra el esquema 1 arriba en §30.2; concretamente, construcciones con un pronombre reasuntivo (y eso que), construcciones que expresan deseo (así que), construcciones negativas (ni que), construcciones temporales (después de que) y construcciones con un adverbio focal aditivo (encima (de que)). Son mecanismos muy generales en la formación de conjunciones y construcciones concesivas y, por eso, pueden reaparecer en lenguas diferentes y en diferentes estadios evolutivos de una misma lengua. Suele tratarse de procedimientos expresivos de la argumentación discursiva que alcazan diversos grados de gramaticalización y que no siempre se consolidan como conjunciones (Salvador 2010).

30.13. Construcciones correlativas Como ocurre en otras lenguas románicas, en español medieval es habitual la correlación de una conjunción concesiva con un conector adverbial de valor contrastivo que refuerza el significado de la conjunción: peró (o pero), empero, con todo eso, por todo eso, etc., e incluso con la conjunción adversativa mas y con pero cuando deja de funcionar como conector adverbial (→ Capítulo 22). En estos casos, la subordinada aparece en primer lugar y la principal aparece encabezada por el conector adverbial. En la medida en que el valor del conector 3818



construcciones correlativas

30.13

adverbial ya está contenido en la conjunción, diferentes autores califican estas construcciones de pleonásticas. Algunos ejemplos de estas construcciones ya han ido apareciendo a lo largo de este capítulo, pero conviene sistematizar ahora esta cuestión. Estas construcciones son propias de registros cultos y pueden aparecer con cualquier conjunción concesiva, aunque su uso es más habitual con comoquier que. En (142) se ejemplifican estas construcciones con diferentes conjunciones y conectores adverbiales. e comoquier que Atenas avié ya muchos nombres peró el nombre por ó la más nombravan aún estonces era el que dixiemos Acta; e maguer que nós avemos ya departido ante d’esto el fecho de la cibdad de Atenas e de sos nombres peró porque non departimos ý d’este nombre Atenas quién gele puso e por cual razón querémoslo agora aquí departir [gei, 2.62] comoquier que el primero comienço les viniesse de Egipto, segund es ya dicho, mas los panes e las otras semientes dond los omnes vivién d’otra parte lo ovieron ellos de comienço [gei, 1.512] et si bien el era amigo dellos, ya por aquesto no geles quiso dar temiendo se que la tornarien enel monesterio [Grant crónica, 199] commoquier que él non sabía que tal compaña allí morava, con todo esso, quando ende salió, todas las gentes cuydaron que entrara en aquel logar por otro fecho que era muy desvariado de la vida que él solía et devía fazer [Lucanor, 240-241] E pusieron mas los caualleros naturales de las behetrias que puesto que aya el lugar defendedor sennalado que este en possesion de los guardar e tener enpero que los que son naturales de aquella behetria ayan dineros çiertos en conosçimiento de naturaleza cada anno por que non se oluide la naturaleza [Pedro I, 27.48-53a] Señor, aunque tú mandaste que yo non amase synón a Ty, que eres mi señor e criador, pero, Señor, perdóname que a esta otra amo más que non a Ty [Corbacho, 88] así que, dado que no le veamos, pero pongamos ahora con la fe los ojos en aquel rostro divino y en aquellas figuras de Él, figuradas con el dedo del Espíritu Santo [Fray Luis de León, Nombres de Cristo, 1583, España, corde] (142)

Como muestran los ejemplos anteriores, la correlación también es posible con cualquier conector, aunque en los textos medievales el más frecuente es pero. Según Vallejo (1925:75) este conector adverbial ya tenía un carácter arcaico en la Primera crónica general y habría sido sustituido por expresiones como con todo 3819

30.13

oraciones concesivas

eso y por todo eso. El corpus utilizado, sin embargo, no corrobora esta hipótesis, ya que pero (o peró) es, con mucha diferencia, el conector adverbial mayoritario en la ge, y el uso de pero, o la variante empero, es mayoritaria durante toda la Edad Media y se mantiene aún con posterioridad, tal vez, como señala Vallejo (1925:25-26), por la influencia ejercida por los trabajos literarios de la corte alfonsí y por la fijación literaria de este uso. A los conectores adverbiales ejemplificados en (142) arriba, hay que añadir los conectores más modernos no obstante y sin embargo, ejemplificados en (143), que entran en correlación con aunque. Aunque la obligación del amo para con los criados, ni de éstos para con él, no sea igual a la de los parentescos en el orden natural, es cierto, no obstante, que la domestiquez del trato en alguna manera la puede hacer mayor [Hombre práctico, 257] Aunque nos afligimos en la pérdida de un hombre de conocida virtud, que respetábamos en vida, parece, sin embargo, que nuestra tristeza participa de la veneración que nos infundió el concepto que teníamos de sus virtudes, antes que del sentimiento que nos causa el perderlo para siempre de vista [Eusebio, 771] (143)

En estas correlaciones, el conector adverbial tiene un carácter anafórico y retoma el contenido de la prótasis concesiva reforzando el contraste existente entre la prótasis y la apódosis. Este valor anafórico aparece a veces explícito mediante un pronombre reasuntivo, con todo eso, por eso, que en el caso de pero está ya totalmente lexicalizado (véase supra §30.8.1). Dado el carácter anafórico de estos conectores adverbiales, la subordinada concesiva generalmente tiene un carácter factual y se construye con indicativo o con el subjuntivo usado en contextos factuales (Bartol 1986:168; Saralegui 1992:817-818). El subjuntivo asociado a contextos no factuales, sin embargo, no está excluido, como no lo está la posibilidad de pronominalizar una subordinada no factual: deseas que venga o no lo deseas. ca desque omne la falsedad diz, maguer que se desdiga d’ella después, o por ventura non se desdirá ende ante todos aquellos ante quien lo dixo, o non en tiempo que tenga pro al qui tovo ya daño, o que sea tod esto e sean ý todos lo qui lo ovieren oído peró non podrá fazer que los que lo oyeron que lo non sepan ya [gei, 2.247-248] Este, aunque aprovechar no te pueda, pero puede dañar estorbando lo que remediar no basta [Lisandro, 145] (144)

3820



construcciones correlativas

30.13

Sin un valor anafórico tan evidente, pero quizá latente, se usa también como refuerzo el adverbio todavía, que no es extraño ver asociado a significados concesivos próximos a ‘a pesar de todo’. (145)

y puesto que peleaban muy bravosamente, todavía los vençió [Bernal, 384.4] soy enemigo de todo género de adulación; y aunque esta no lo sea, todavía ofenden mis castas orejas semejantes pláticas [Quijote i, 29.343]

El uso de este tipo de correlaciones concesivas se explica por la naturaleza misma de los conectores adverbiales, que pueden aparecer solos o matizando el significado introducido por una conjunción.29 Su uso es habitual con la conjunción y, dado el carácter menos marcado de esta conjunción (→ Capítulo 21), y con las conjunciones adversativas pero y mas (véase supra §30.1.5). El mismo carácter de matización o refuerzo justifica, por lo tanto, este tipo de correlaciones con la única diferencia de que ahora se establece con una conjunción subordinada. Para explicar la alta frecuencia de las correlaciones concesivas en textos medievales se pueden aducir factores estilísticos y estructurales. Respecto a los primeros, hay que tener en cuenta que las correlaciones son frecuentes en las obras de estilo elevado, y especialmente en las historiográficas. Respecto a los segundos, hay que añadir que si bien pueden aparecer en oraciones breves, son más frecuentes en periodos largos y complejos, propios de la prosa más elaborada, donde el conector adverbial ayuda a fijar y hacer explícito el hilo argumental o el itinerario argumentativo. Como hemos indicado, la correlación se documenta con todas las conjunciones concesivas pero, según la época, se combina más con una conjunción u otra (Montero 1993b:174-175). En la segunda mitad del siglo xiii aparece sobre todo con maguer y comoquier que; en el xiv con esta segunda, que pierde vitalidad a favor de aunque en el siglo xv. A partir de este momento se usa de manera casi general con aunque y la correlación, sin llegar a desaparecer, se hace progresivamente menos habitual. En el español actual, son de hecho poco usuales, pero no dejan de encontrarse tanto en el habla conversacional como en la escritura elaborada, en ambos casos como procedimientos de cohesión aunque con formas diferentes según los registros. En este sentido, junto a las correlaciones con sin embargo o no obstante se encuentran también otras con expresiones reasuntivas menos gramaticalizadas como conectores adverbiales. Veamos algunos ejemplos, 29 No en vano algunos lingüistas se han referido a estos conectores textuales con el nombre de matizadores. Véase Cuenca (1992-1993) y las referencias allí citadas.

3821

30.14

oraciones concesivas

algunos de ellos tomados de textos escritos pero fuertemente oralizantes (146a) y otros propios de la escritura culta (146b). (146) a.

porque pensás que lo que te pasa a vos es más importante que lo que le pasa al otro y no es así, si bien nada es tan grave y puede ser que la otra persona se queje mucho por algo que no merezca importancia, no por eso te tenés que comparar sino hacerle entender que hay cosas peores y que no hay que hacerse problema por nada... [www. ultraguia.com.ar/UltraSociales/ParaPensar/ParaPensar22.htm] aunque me hayas dicho adios para siempre aunque me hayas castigado con tu orgullo aunque creas tener otro amor a pesar de todo voy a volver contigo [Letras de Canciones de la Rondalla de Saltillo] [acordes.lacuerda.net/rondalla_saltillo/a_pesar_de_todo] Aunque no me quieras aun así te sigo amando [es-es.facebook.com/ AunqueNoMeQuierasAunAsiTeSigoAmando?ref=stream] b. si bien es dañoso y hasta infecundo a la larga todo cruzamiento de razas muy diferentes, es, sin embargo, fuente de nuevo vigor y de progreso todo cruce de castas donde las diferencias no preponderen demasiado sobre el fondo de común analogía [Casticismo, 35] Aunque el hombre no está a cubierto de catástrofes naturales, sin embargo han sido descartadas muchas de las amenazas de la naturaleza [El Universal, 17-04-1988, Venezuela, crea] aunque Boscán trata de evitar el uso repetido del latinismos del texto de Castiglione, sin embargo, la presencia de cultismos es alta [López Grigera 2005:715] El realismo popperiano se capta en el siguiente texto: “aunque las teorías las hagamos nosotros, aunque sean un invento hecho por nosotros, no obstante, constituyen genuinas afirmaciones acerca del mundo, ya que pueden chocar con algo que no hemos hecho nosotros” [Revista Comunicación, 12:1, 03-01-2002, Costa Rica, crea]

30.14. Diacronía general En el campo de los estudios de sintaxis histórica del español ocupan un lugar destacado los que se centran en el origen y la evolución de las conjunciones concesivas. El interés se debe, sin duda, a diversos factores, entre los que se pueden destacar la variedad de conjunciones y construcciones concesivas existentes y el hecho de que las conjunciones se originan a partir de fuentes léxicas o gramaticales recurrentes y presentan una cierta tendencia a renovarse. Esta 3822



diacronía general

30.14

renovación se constata fácilmente si tenemos en cuenta la conjunción básica o más frecuente en cada momento: quamvis en latín clásico, quamlibet en el latín tardío, maguer(a) (que) en el español primitivo, comoquier(a) que en el siglo xiv, especialmente en la primera mitad, y aunque a partir de entonces. Posteriormente, desde el momento en que aunque se consolida, entra en competencia con otras conjunciones, pero sin llegar a ser desplazada por estas: en los Siglos de Oro concurre especialmente con puesto que y actualmente con a pesar de que y pese a que, entre otras. De las tres conjunciones concesivas básicas de la historia del español (maguer(a) que, comoquier(a) que y aunque), maguer(a) que es la única que aparece documentada en los textos más antiguos. Esta conjunción deja de ser la mayoritaria en los textos en el xiv y se encuentra en claro retroceso durante el xv, aunque continúa usándose en ciertos casos con posterioridad, generalmente como recurso arcaizante o humorístico. Las otras dos conjunciones básicas ya aparecen perfectamente formadas en textos alfonsíes. La conjunción comoquier(a) que se caracteriza específicamente por usarse sólo con valor concesivo propio y por asociarse principalmente a registros cultos. Seguramente por estas restricciones, después de su apogeo en el siglo xiv, mantiene una cierta vitalidad en el xv en obras historiográficas o que tienden a un estilo cancilleresco, pero deja de documentarse de manera brusca al principio de la Edad Moderna. Finalmente, la conjunción aunque se usa al principio con valor condicional concesivo pero rápidamente asume también el valor concesivo propio. Esta ductilidad seguramente explica que no deje de aumentar su frecuencia de uso desde el siglo xiii al xv, momento en que, como ya dijimos, se convierte en la conjunción hegemónica del español. Es exclusivamente medieval la conjunción pero que, usada fundamentalmente con valor concesivo propio. Esta conjunción aparece en textos de los siglos xiii y xiv, pero ya se encuentra en claro retroceso en la segunda mitad de este siglo. También son únicamente medievales los escasos usos concesivos de siquier y cuantoquier que. Una trayectoria y una frecuencia más relevantes tiene la conjunción puesto (caso) que, que tiene un origen medieval pero sólo alcanza un uso significativo en el siglo xvi y el primer tercio del xvii, para dejar de utilizarse como conjunción concesiva poco después, en el momento que se reinterpreta como conjunción causal. Más escaso es el uso medieval de bien que y si bien, vinculadas inicialmente a textos aragoneses y seguramente debidas a una influencia foránea. Las dos conjunciones alcanzan una mayor difusión en la Edad Moderna y actualmente si bien mantiene una importante vitalidad en la lengua culta. A partir de su empleo con valor condicional, también asumen un valor concesivo contextual que, cuando, como y si, que se documentan en textos de la Edad 3823

30.14

oraciones concesivas

Media y también de la Edad Moderna, en el caso de cuando y como, y hasta la actualidad en el caso de si. A partir de cuando se forman también las locuciones cuando bien, que aparece en ciertas obras de los siglos xvi y xvii, y aun cuando, que ha mantenido su uso hasta la actualidad. De origen más tardío es la locución a pesar de (que). Su uso como locución prepositiva ya aparece bien documentado en la segunda mitad del siglo xvi pero sólo empieza a ser frecuente con oraciones de infinitivo y, seguida de que, con oraciones con verbo en forma personal, a partir del xix. Un poco más tardía es la variante pese a (que). Más marginales en la historia del español son otras locuciones prepositivas o conjuntivas, como las formadas a partir de la negación y un participio presente o de la preposición sin y el sustantivo embargo: no embargante (que), no obstante (que), sin embargo (de (que)). Las construcciones con participio presente aparecen usadas inicialmente en la prosa jurídica y administrativa medieval, y de aquí pasan a la lengua literaria de determinados autores, especialmente a partir del siglo xvi. Por su parte, la locución sin embargo de se documenta con valor concesivo desde el xv seguida de una fn, y desde el xvi, seguida de una oración de infinitivo o en forma personal, en cuyo caso se combina con que: sin embargo (de) que. En la actualidad los usos preposicionales y conjuntivos de estas locuciones son marginales y propios de registros cultos. En cambio es muy abundante el uso de sin embargo y no obstante como conectores adverbiales de valor concesivo en todos los dialectos del español. De origen reciente y escasa documentación en textos escritos es el uso concesivo de construcciones introducidas por y eso que, así, ni que, después de todo (lo que) y encima de (que). El español, como las otras lenguas románicas, no mantiene ninguna conjunción latina pero sí muchos de los patrones que ya aparecen en latín y que se encuentran en muchas otras lenguas, entre los que se pueden destacar: las construcciones de voluntad o deseo: maguer(a) (que), comoquier(a) que; las construcciones condicionales con si: siquier(a), si bien, o causales: por más que; las construcciones con un adverbio temporal o aspectual: aun cuando, aunque, ya que; las construcciones que indican un obstáculo o impedimento: no obstante (que), sin embargo (de que), o las que indican desaprobación: a pesar de que, o aceptación: puesto que. Las conjunciones concesivas, por otra parte, también siguen unos procesos de gramaticalización bastante reiterados. Teniendo en cuenta las conjunciones analizadas, se pueden establecer tres tendencias o patrones recurrentes en la evolución de construcciones con valor concesivo. a) Uno de los más habituales es el que da lugar a conjunciones concesivas a partir de construcciones condicionales concesivas con valor escalar. En un 3824



conclusiones

30.15

primer momento, la conjunción presenta un valor condicional concesivo y, por lo tanto, tiene un carácter no factual y rige subjuntivo. En un segundo estadio, más o menos inmediato, se usa con un valor concesivo propio y por lo tanto con subjuntivo factual, con indicativo e incluso sin verbo explícito. El proceso de gramaticalización puede llegar a culminar cuando la conjunción asume un valor adversativo restrictivo en contextos en los que se construye en indicativo y aparece pospuesta y separada de la principal por una pausa. El caso más evidente de este proceso es el experimentado por la conjunción aunque. En menor medida, el valor adversativo también se constata en otras conjunciones como maguer o si bien. b) Un segundo proceso es el que presentan conjunciones que tienen inicialmente un valor concesivo, o que según el contexto pueden asumir un valor concesivo o bien uno causal, y que han acabado convirtiéndose en conjunciones causales. En estos casos, la subordinada introduce una situación asumida como real o posible y abre una doble posibilidad epistémica que se puede resolver en sentido positivo (causal) o negativo (concesivo) según la orientación argumentativa existente entre la principal y la subordinada. Forman parte de este grupo las conjunciones comoquier(a) que, puesto que, dado que o ya que. c) Un último proceso recurrente es el que da lugar a conjunciones concesivas a partir de conectores adverbiales con valor contrastivo. Es el caso de la conjunción pero que a partir del adverbio pero, o de con todo (y) que a partir del conector adverbial con todo (eso) o con todo y eso. Relacionado con este tipo de procesos también se puede hacer referencia a la formación de locuciones conjuntivas a partir de locuciones prepositivas. El paso de estas a aquellas se debe, en este caso a un proceso de extensión analógica. Si inicialmente la locución se comporta como prepositiva y selecciona una fn como término, en un segundo momento admite también oraciones con el verbo personal precedidas de la conjunción que. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las locuciones prepositivas a pesar de, sin embargo de a partir de las cuales se obtienen las locuciones conjuntivas a pesar de que, sin embargo de que. En todos estos casos, la conjunción se especializa en las concesivas propias aunque a veces también pueda utilizarse con un valor condicional concesivo, seguramente por analogía con las conjunciones que tienen los dos valores.

30.15. Conclusiones En este capítulo hemos analizado los aspectos diacrónicos más relevantes de las llamadas oraciones subordinadas concesivas y de otras construcciones relacionadas, a partir de un marco teórico que establece la función de las concesivas 3825

30.15

oraciones concesivas

como mecanismo de gestión de la contraargumentación, un marco en el que se ha primado la concepción de la concesividad como causalidad negada o ineficiente. El trabajo se ha centrado fundamentalmente en el estudio de la formación y la evolución de los elementos que introducen estas construcciones: las conjunciones o locuciones conjuntivas, y las preposiciones o locuciones prepositivas, y también los conectores adverbiales que se relacionan con estas. La secuencia no obstante, por ejemplo, proviene de una cláusula absoluta de participio presente, e inicialmente se fija como locución prepositiva, si va seguida de una fn o de una oración de infinitivo: no obstante los problemas planteados, no obstante ser verdad lo que se planteó, y como locución conjuntiva, en combinación con la conjunción que y una oración finita: no obstante que era verdad lo que se planteó. Pero más tarde, empieza a usarse también como conector adverbial, y esta función desplaza progresivamente las anteriores: nos dijo, no obstante, que no nos ayudaría. Hemos podido comprobar que la formación de conjunciones y de otros elementos concesivos sigue unos patrones recurrentes que parten de fuentes léxicas o gramaticales bastante delimitadas. Por ello, las conjunciones concesivas del español son, en muchos casos, paralelas a las del latín, sin que exista continuidad entre unas y otras, y también a las de otras lenguas románicas, sin que haya que presuponer necesariamente influencias mutuas. La falta de continuidad de las conjunciones y, en general, de las construcciones concesivas del latín al español se ha justificado tradicionalmente por la complejidad de las relaciones que vehiculan y por su vinculación a géneros de discurso y tradiciones discursivas propios de registros elaborados. Sin menoscabo de este argumento, no puede dejar de considerarse también la importancia de crear nuevos recursos expresivos de la concesividad que minimicen el alto coste pragmático asociado a la actividad de contraargumentar y, por tanto, a la discrepancia y a la rectificación que esta conlleva. De hecho, la renovación y la aparición de nuevas construcciones concesivas no son características exclusivas del paso del latín al español sino que se constatan también a lo largo de la historia del español y se mantienen vivas en la actualidad. La renovación de conjunciones es evidente si observamos la que presenta una mayor frecuencia en cada periodo: maguer(a) que, la única que aparece en los textos más antiguos y la mayoritaria en el siglo xiii; comoquier(a) que, mayoritaria en el xiv, sobre todo en la primera mitad de este siglo; y aunque, mayoritaria a partir del xv. Respecto al resto de conjunciones y construcciones concesivas, las hay que tienen una vigencia relativamente corta, como pero que (siglos xiii-xiv) o puesto (caso) que (documentada ya en época medieval pero usada sobre todo en el siglo xvi y la primera mitad del xvii). Otras, en cambio, tienen un recorrido histórico más largo, como aunque (documentada ya en el siglo xiii), por más/mucho... que (documentadas también desde época medieval) o si 3826



corpus base

30.16.1

bien (con usos medievales esporádicos pero una mayor frecuencia a partir del Renacimiento). Por otra parte, hay conjunciones que alcanzan un uso general en los diferentes registros de la lengua: maguer(a) que, aunque, a pesar de que; otras que se vinculan especialmente a registros cultos o elevados: comoquier(a) que, puesto (caso) que, no obstante que, si bien; y otras, todavía, que pertenecen a registros coloquiales: mas que, con todo y que o mal que le/te/nos... pese, o vulgares: manque. Para delimitar la evolución de cada conjunción concesiva se ha tenido en cuenta las propiedades básicas que presenta la oración que introducen; concretamente, su uso como condicional concesiva o como concesiva propia y, relacionado con esta distinción, la posición antepuesta o pospuesta que presenta respecto a la principal, el modo en el que aparece (indicativo y subjuntivo), la posibilidad de usarse sin verbo explícito y su carácter factual o no factual. Partiendo de estas propiedades hemos podido comprobar que diacrónicamente las conjunciones que tienen inicialmente un valor condicional concesivo y exigen el subjuntivo (por ejemplo aunque, puesto (caso) que, aun cuando y seguramente maquer(a) que), tienden a asumir un valor concesivo propio y a admitir también el indicativo o el uso sin verbo explícito. Este cambio también se suele asociar a una mayor libertad posicional, de manera que la subordinada no sólo aparece en la posición antepuesta típica de las prótasis concesivas sino también la pospuesta. La evolución contraria, de conjunción concesiva propia a condicional concesiva, está diacrónicamente mucho más restringida y las conjunciones con valor concesivo propio nomalmente no se usan con un valor condicional concesivo (por ejemplo, pero que o si bien).

30.16. Corpus bibliográfico 30.16.1. Corpus base [Cid] Anónimo, Cantar de mio Cid. Texto, gramática y vocabulario, volumen 3: Texto, edición paleográfica de Ramón Menéndez Pidal, Madrid: Espasa Calpe, 1944-1945. [Fazienda] Arcidiano de Antiocha Almerich, La fazienda de ultramar. Biblia romanceada et itinéraire biblique en prose castellane du xiie siècle, edición de Moshé Lazar, Acta Salmanticiensia, 18:2, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1965. [Domingo] Gonzalo de Berceo, Vida de santo Domingo de Silos, edición de Teresa Labarta de Chaves, Madrid: Castalia, 1973.

3827

30.16

oraciones concesivas

[Calila] Anónimo, Calila e Dimna, edición de Juan Manuel Cacho Blecua y María Jesús Lacarra, Madrid: Castalia, 1984. [Poridat] Anónimo, Poridat de poridades, edición no publicada de Pedro Sánchez-Prieto Borja. [Milagros] Gonzalo de Berceo, Milagros de nuestra Señora, edición de Juan Carlos Bayo e Ian Michael, Madrid: Castalia, 2006. [gei] Alfonso X, General estoria. Primera parte, edición de Pedro Sánchez-Prieto Borja, Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 2001. [Zifar] Anónimo, Libro del caballero Zifar, edición de Joaquín González Muela, Madrid: Castalia, 1982. [lba] Arcipreste de Hita, Libro de buen amor, edición de Alberto Blecua, Madrid: Cátedra, 1992. [Lucanor] Don Juan Manuel, El conde Lucanor o Libro de los enxiemplos del conde Lucanor et de Patronio, edición de José Manuel Blecua, Madrid: Castalia, 1969/1971. [Leomarte] Anónimo, Sumas de la historia troyana de Leomarte, edición de Robert G. Black, en Electronic texts and concordances of the Madison corpus of early spanish manuscripts and printings, CD-Rom, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1990. [Pedro I] Pero López de Ayala, Corónica del rey don Pedro, edición de Constance L. Wilkins y Heanon M. Wilkins, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1985. [Rimado] Pedro López de Ayala, Rimado de palacio, edición de Germán Orduna, Madrid: Castalia, 1987. [abc] Clemente Sánchez, Exemplario por ABC, edición de Anthony Cárdenas y John O’Neill, Electronic texts and concordances of the Madison corpus of early spanish manuscripts and printings, CD-Rom, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1999. [Corbacho] Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera o Corbacho, edición de Joaquín González Muela, Madrid: Castalia, 1970. [Prosas] Juan de Mena, Prosas, en J. de Mena, Obras completas, edición de Miguel Ángel Pérez Priego, Barcelona: Planeta, 1989. [Laberinto] Juan de Mena, Laberinto de Fortuna, edición de John G. Cummins, Madrid: Cátedra, 1979. [gs] Fernán Pérez de Guzmán, Generaciones y semblanzas, edición de José Antonio Barrio, Madrid: Cátedra, 1998. [Enrique IV] Anónimo, Crónica anónima de Enrique IV de Castilla 1454-1474, edición de María Pilar Sánchez Parra, Madrid: Ediciones de la Torre, 1991. [Varones] Fernando del Pulgar, Claros varones de Castilla, edición de Miguel Ángel Pérez Priego, Madrid: Cátedra, 2007. 3828



corpus base

30.16.1

[Cárcel] Diego de San Pedro, Cárcel de amor, en D. de San Pedro Cárcel de amor. Arnalte y Lucenda. Sermón, edición de José Francisco Casanova, Madrid: Cátedra, 1995. [Celestina] Fernando de Rojas, La Celestina, edición de Dorothy S. Severin, Madrid: Cátedra, 1987. [Comedias] Bartolomé de Torres Naharro, Comedias, Madrid: Castalia, 1973. [Diálogo] Juan de Valdés, Diálogo de la lengua, edición de Cristina Barbolani, Madrid: Cátedra, 1982. [Naufragios] Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Naufragios, edición de Juan Francisco Maura, Madrid: Cátedra, 1989. [Lisandro] Sancho de Muñón, Tragicomedia de Lisandro y Roselia, edición de Rosa Navarro Durán, Madrid: Cátedra, 2009. [Coloquios] Pedro Mejía, Diálogos o Coloquios, edición de Antonio Castro Díaz, Madrid: Cátedra, 2004. [Brevísima] Fray Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, edición de André Saint-Lu, Madrid: Cátedra, 1982. [lt] Anónimo, Trilinear edition of Lazarillo de Tormes of 1554 (Burgos, Alcalá de Henares, Amberes), edición de Joseph V. Ricapito, Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1987. [Abencerraje] Anónimo, El Abencerraje (Novela y romancero), edición de Francisco López Estrada, Madrid: Cátedra, 1980. [Bernal] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Manuscrito Guatemala), edición crítica de José Antonio Barbón Rodríguez, México: El Colegio de México-Universidad Nacional Autónoma de México-Servicio Alemán de Intercambio Académico-Agencia Española de Cooperación Internacional, 2005. [Pajes] Diego de Hermosilla, Diálogo de los pajes, edición de José Manuel Franco Rodríguez, Almería: Universidad de Almería, 2003. [Quijote] Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, edición de Francisco Rico, Madrid: Instituto Cervantes-Crítica, 1998. [Hija] Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, La hija de Celestina, edición de Enrique García Santo-Tomás, Madrid: Cátedra, 2008. [Dorotea] Lope de Vega, La Dorotea, edición de Edwin S. Morby, Madrid: Castalia, 1988. [Diablo] Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, edición de Enrique Rodríguez Cepeda, Madrid: Cátedra, 1989. [Hombre práctico] Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, El hombre práctico, edición de Jesús Pérez Magallón y Russel P. Sebold, Córdoba: Publicaciones Obra Social y Cultural Caja Sur, 2000.

3829

30.16

oraciones concesivas

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