Omisiones colectivas y agentes grupales

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Omisiones colectivas y agentes grupales Resumen: Los agentes grupales se enfrentan a problemas que exigen desde un punto de vista ético efectuar una acción colectiva como solución, entonces surge la cuestión sobre cómo les atribuimos responsabilidad por la omisión. Los filósofos que se ocuparon de esta problemática priorizaron el análisis ético. También examinaron las condiciones epistémicas de las omisiones colectivas. En este texto hemos vuelto nuestro foco de atención sobre cuestiones que creemos relevantes desde lo social, político y ético, aunque han sido curiosamente desatendidas. Proponemos analizar las omisiones colectivas en relación a los agentes grupales desde su dimensión ontológica ¿Se conforman agentes grupales a partir de las omisiones colectivas o acaso nos referimos a un conjunto aleatorio de individuos que omiten sin compartir intencionalidad? ¿Estos grupos pueden omitir intencionalmente? Ofrecemos una explicación causal sobre las omisiones que es alternativa a la propuesta tradicional de las acciones colectivas. Las omisiones colectivas no solo tienen un estatus metafísico diferente al de las acciones sino que además, las intenciones son compartidas de un modo especial. La explicación causal de la relación entre la intención colectiva y la omisión nos permite comprender la estructura de los agentes grupales que constituyen el mundo social de un modo más amplio. Palabras llave: Omisiones colectivas, agentes grupales, explicación causal, ontología social. Title: Collective Omissions and Groups Agents Abstract: There are many problems that demand, from an ethical point of view, a solution through a collective action. In this way spring forth the question about how we attribute responsibility to a group agent for omissions. Many philosophers who have addressed this kind of questions acclaimed an ethical analysis. They also have review the epistemic condition for collective omissions. In this paper we put our attention toward issues that we consider relevant from social, politics and ethics fields, although they have curiously been disregarded up to this time. We analyze these concerns in terms of a social ontological sight accord to the group agents. It is possible to compose group agents themselves based on collective omissions or, are there only a random set of individuals without shared intentionality? Are these groups able to omit in an intentional way? We offer a causal explanation for omissions which is different of the

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traditional way of understanding collective actions. Collective omissions have not only a different ontological status from actions but also intentions are shared in a special way. The causal explanation of the relation between collective intention and omission allows us to understand the structure of groups agents that compounds the social world in a broaden way. Keywords: Collective omissions, group agents, causal explanation, social ontology 1. Introducción La controversia sobre las omisiones colectivas no ha recibido suficiente atención en los debates sobre ontología social. Exponemos un estado de la cuestión acerca de diferentes teorías que se han desarrollado hasta la actualidad. Estas son las postuladas por Held (1970), May (1980), Copp (1991), Petersson (2008) y Doan (2016). Las primeras están comprometidas en su análisis con el problema ético de la atribución de responsabilidad a los agentes grupales que omiten colectivamente. La última analiza las dimensiones epistémicas de la omisión. Establece la condición de conocimiento de determinados problemas que demandan una respuesta a través de una acción colectiva como un requisito para la responsabilidad moral1. Sin embargo, ninguna examina en rigor la cuestión ontológica que concierne a la relación entre las omisiones intencionales y la estructura constitutiva de los agentes colectivos. Los aspectos constitutivos de la entidad colectiva han sido considerados secundarios en las teorías sobre omisiones colectivas desarrolladas hasta ahora. A pesar de la importancia que tienen la dimensión epistémica y ética de las omisiones; sin embargo, a nivel explicativo creemos que el proceso debería ser el contrario. Identificar primero la estructura del agente colectivo, para luego establecer condiciones de conocimiento y atribuir responsabilidades. Precisamente porque existen omisiones de agentes colectivos que no tienen relevancia moral y no requieren del conocimiento de una acción como solución de problemas que implican una situación de emergencia social. Argumentamos que hay dos requisitos necesarios para la 1

Para Doan (2016) el problema de los impactos del cambio climático es autoevidente porque afecta a la comunidad

internacional y demanda una respuesta coordinada y el conocimiento de una clara y definitiva solución a través de las acciones colectivas por parte de los individuos. A pesar de compartir no saber cómo solucionar los problemas estructurales tenemos la responsabilidad de comprender y reflexionar colectivamente estos problemas.

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construcción de la estructura de los agentes colectivos: el que refiere a la intencionalidad compartida de los miembros (aspecto interno), y el que concierne a las características conductuales que permiten constituir un agente colectivo (aspecto externo). Ambos necesitan, desde un punto de vista ontológico, un examen más amplio que los propuestos anteriormente. Los análisis esbozados hasta ahora sobre estos dos aspectos constitutivos son insuficientes para comprender la estructura ontológica de los agentes colectivos porque se han limitado a explicar su conformación desde la acción intencional colectiva y no desde la omisión colectiva. En primer lugar, necesitamos diferenciar las intenciones de los individuos que omiten colectivamente de las intenciones compartidas en la acción colectiva. En segundo lugar, la omisión colectiva no solo puede ser comprendida como una falla o error del agente grupal, sino también como una abstención intencional colectiva. La omisión colectiva no solo puede implicar un modo diferente de articular la intencionalidad por parte de los miembros de los grupos agenciales, sino también un estatus metafísico distinto a la de las acciones colectivas. En la sección 2 de este texto efectuamos una diferenciación de dos ámbitos de análisis en el campo de las omisiones colectivas. En la sección 3 realizamos un estudio sobre algunas teorías de las omisiones intencionales desarrolladas hasta ahora que explican cómo se relacionan con el problema ético de atribución de responsabilidad. También examinamos en la sección 3 el aspecto epistémico de las omisiones colectivas y su relación con el problema de atribución de responsabilidad. Todas dejan en un segundo plano la cuestión ontológica de la estructuración de los grupos agenciales. En la sección 4 argumentamos que la propuesta de Petersson (2008) es la única que analiza la composición de los grupos y postula condiciones necesarias para las omisiones colectivas, aunque no las analiza de modo adecuado. Luego, en la sección 5 exponemos una explicación que permite comprender los agentes grupales de un modo amplio; es decir, examinando la relación causal entre las intenciones y las omisiones colectivas a partir de la explicación programática desarrollada por Jackson y Pettit (1990).

2. Distinción de ámbitos de investigación

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Las cuestiones que las teorías de la omisión colectiva intentan responder, en general, tienen una estrecha relación con temas éticos que conciernen a la atribución de responsabilidad moral. Existen grupos o individuos capaces de actuar ante una determinada situación de emergencia social que exige, desde el punto de vista ético, la ejecución de una acción colectiva para darle solución. Los análisis propuestos para este tipo de cuestiones examinan de manera secundaria cómo se conforman los diferentes tipos de grupos. Se enfocan sobre cómo establecen un criterio para determinar si corresponde que los individuos o los grupos, en las diferentes situaciones, sean responsabilizados moralmente acorde al efecto de su conducta. Nuestro objetivo es escindir dos problemáticas en el ámbito de las omisiones colectivas que son analizadas de manera conjunta. Por una parte, el problema de atribución de responsabilidad, que corresponde al enfoque ético y por otro, el tema que concierne a la constitución de los agentes grupales que pertenece al ontológico social.2 “Las discusiones de acción conjunta y agencia de grupo están todas direccionadas, de una u otra manera, hacia esta cuestión” (Pettit, 2006, p.36). Sin embargo, nos parece curioso que no se examinen a las omisiones colectivas dentro de este marco de análisis. La ontología social se ocupa, entre otras cosas, de la manera en que la intencionalidad y la conducta de los grupos agenciales se combinan para estar más allá de los agentes intencionales individuales y conectarse con la vida social. Los filósofos que investigan el problema de la omisión colectiva priorizan el análisis ético sobre el metafísico, no atendiendo cuestiones ontológicas fundamentales que refieren a las omisiones intencionales y los agentes colectivos. No examinan cómo las intenciones de los individuos pueden conformar una entidad social colectiva que omite intencionalmente. Tampoco explican cómo las omisiones cumplen un rol desde un punto de vista causal. Esta explicación permite entender cómo el agente se estructura intencionalmente en relación a su omisión y cómo se relaciona externamente con la acción de otros agentes. 2

Los debates que refieren a las omisiones intencionales colectivas también deben ser orientados hacia la cuestión de

la ontología social. Nosotros en este trabajo intentamos efectuar una apertura de la discusión en esa dirección. Separamos las cuestiones de la omisión colectiva del plano ético analizando la constitución básica y la estructura de las entidades que forman. En términos de Konzelmann Ziv y Schmid (2014) estudiamos el mundo social, sus relaciones con la naturaleza física y las actitudes mentales.

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Para poder atribuir responsabilidad a las entidades colectivas es necesario que constituyan un agente grupal. Pero atribuir responsabilidad moral a las entidades colectivas no es explicar cómo se conforma ontológicamente un agente grupal, son cosas distintas3. Las omisiones desde el plano ético son de gran interés. Aunque nosotros creemos que, a nivel explicativo, tenemos que identificar primero la estructura del agente colectivo, para luego atribuirle responsabilidad porque existen omisiones colectivas que no tienen relevancia moral4. Según Álvarez (2006), la inclinación que existe de atribuir responsabilidad causal depende particularmente de si un agente es pensado como moralmente responsable por su conducta frente a una situación de emergencia social. Nosotros, efectuamos un análisis de las omisiones intencionales colectivas de un agente grupal examinado solamente el aspecto ontológico.

3. Método de toma de decisiones y agentes colectivos Estudiamos a continuación cómo muchos de los filósofos que investigan sobre omisiones colectivas priorizan el aspecto ético sobre el ontológico aplicando el criterio de atribución de responsabilidad colectiva a los diferentes tipos de grupos. El método de toma de decisiones que desarrollan les permite determinar, en los casos que tomamos como ejemplo, cuándo los grupos son responsables. Nosotros, desde nuestro punto de vista, nos enfocamos sobre el punto de vista ontológico y los requisitos necesarios para construir los agentes grupales sin tener que acudir al criterio de atribución de responsabilidad. Es fundamental determinar no solo la intencionalidad de los agentes grupales cuando omiten colectivamente, desde el plano interno, sino también analizar, desde el aspecto de su conducta o externo, sus omisiones como abstenciones que no implican siempre respuestas hacia situaciones de emergencia social. 3

Coincidimos con Kutz (2000) en que las diferencias metafísicas no son (siempre) diferencias morales.

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Un caso de omisión colectiva que no implica responsabilidad moral puede ejemplificarse de la siguiente manera:

Un pequeño grupo de niños que juega a las escondidas se encuentra detrás de un arbusto. Los niños del equipo contrario los buscan y saben que están juntos. Al enterarse de esto los niños que están detrás del arbusto no efectúan movimiento alguno para no ser descubiertos. La intención colectiva conformada por la reflexión de sus propias intenciones explica la abstención grupal de efectuar movimientos con el objetivo de seguir jugando. Más adelante analizaremos con más detenimiento este tipo casos.

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Nuestro aporte a las teorías de la omisión colectiva es importante porque permite encarar la problemática ética mediante un examen más extenso de la comprensión del agente grupal en sí mismo. Al intentar examinar parcialmente las omisiones colectivas como lo han hecho los filósofos que vamos a analizar a continuación, no considerando la constitución de la entidad social, se pierde la importancia de la intencionalidad para llevarlas a cabo. La intencionalidad es precisamente la condición que permite determinar la responsabilidad del agente. Por esta razón creemos que, nuestra hipótesis sobre la conformación de la intencionalidad colectiva para este tipo de conductas, y la consideración por fuera del plano ético de las mismas, nos permiten comprender esta cuestión con mayor rigurosidad. Las teorías de la omisión colectiva de los filósofos que estudiamos en esta primera parte, Held (1970), May (1980) y Copp (1991) establecen un criterio para atribuir responsabilidad moral a los colectivos dada una determinada situación problemática social que exige una acción colectiva para resolverla. Para instaurarlo proponen algunos requisitos. Por una parte, tenemos conductas que, por el tipo de efectos que producen, implican una valoración moral de las cuales se requiere que el sujeto que las lleva a cabo tenga conciencia de su naturaleza. Por otra parte, se precisa que este pueda hacer algo más que sea razonable, en determinadas circunstancias que lo solicitan, además de la conducta por la que se lo responsabiliza. Discutimos un caso clásico analizado en las teorías de las omisiones colectivas que implica a varios transeúntes o bystanders que se encuentran sobre la costanera de un río observando a un niño ahogándose. No responden adecuadamente a su pedido de auxilio entonces, el niño muere ahogado. Vamos a proponer y examinar dos situaciones de omisión que refieren a la ausencia de la acción colectiva para su rescate en una circunstancia de emergencia social. También es necesario suponer que la acción solicitada es obvia para una persona razonable en el contexto en el que tiene lugar y que el trágico evento pudo haberse evitado a través de una acción colectiva. Enumeramos a continuación dos casos posibles, ambos considerados como fallas.5

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Ambos son considerados como fallas dentro del ámbito ético si pensamos al agente como moral pero (1) puede ser

postulado como una omisión por abstención como veremos más adelante. En el caso de abstención que proponemos la omisión no implica conciencia moral, esto nos permite orientar nuestro análisis hacia el aspecto ontológico.

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(A) Ninguno de los individuos procura coordinar una acción colectiva. (B) Todos procuran efectuar una acción colectiva pero fallan en ejecutarla Antes de ocuparnos de las omisiones analizamos cómo se conforman las acciones colectivas genuinas según la teoría de Held (1970). Se diferencian del mero conjunto de actos individuales en que para llevarlas a cabo es necesario implementar un método o mecanismo de toma de decisiones el cual permite actuar colectivamente dirimiendo disputas en un contexto social determinado. Si un conjunto de individuos carece de este método, entonces no puede llevar a cabo una acción colectiva de manera genuina, en este caso nos encontrarnos con una sumatoria de acciones individuales. Podemos ejemplificar las primeras con un conjunto de individuos posando imperturbables en la playa del Mar de Jericó, y las segundas con un grupo de transeúntes llevando a cabo tareas de rescate y primeros auxilios. El método de toma de decisiones que permite conformar una acción colectiva delimita también un criterio de membresía. La posesión compartida de este método por todos los individuos de un conjunto da lugar a la estructuración por parte de sus miembros de un grupo organizado dejando afuera del mismo a quienes no lo poseen. Los individuos que conforman una colección aleatoria no solo carecen del método de toma de decisiones sino que tampoco constituyen un cuerpo de miembros que actúa colectivamente. Los individuos de este agregado no participan de ningún grupo o colectivo aunque son capaces de adoptarlo y actuar colectivamente como una organización. Held extiende la discusión ontológica acerca de la constitución de grupos al plano ético de la atribución de responsabilidad moral colectiva. La colección aleatoria de individuos puede ser responsable pero, es difícil determinar qué individuos pueden ser conscientes de la naturaleza moral de sus acciones. Existen circunstancias obvias en las que los individuos racionales estiman que deben actuar colectivamente implementando un mecanismo. De esta manera, cada uno de los individuos de la colección es responsable individualmente si no conforma un grupo organizado como la situación lo requería. “Una diferencia significante entre la responsabilidad de una colección azarosa de individuos en oposición a la responsabilidad moral de un grupo organizado es que la primera parece ser distributiva” (Held, 1970, p.480).

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Ninguno de los individuos desde el punto de vista de Held es responsable por omitir porque fallaron en (B) o porque no actuaron acorde a la exigencia en (A) por error. Sin embargo, en ambos casos todos son responsables individualmente por no conformar un grupo organizado. Ante esta situación podemos preguntar ¿Cómo se determina la intención de los miembros de la colección de individuos cuando no constituyen u omiten conformar un grupo? ¿Tenemos solo una sumatoria de intenciones individuales de no actuar o en realidad son compartidas? Entonces, en este caso ¿Las omisiones por falla son individuales o colectivas? ¿Cómo causan un efecto en el mundo social? Y asimismo ¿Qué tipo de agente conforman y cómo son causadas sus omisiones? Held examina la cuestión de la atribución de responsabilidad sin atender básicamente a cuestiones fundamentales que refieren a la agencia de grupo y, por lo tanto, a la ontología social. No analiza la cuestión grupal de la agencia que refiere a si las intenciones son compartidas cuando los individuos que conforman un grupo no actúan colectivamente. Tampoco explica en términos causales la diferencia existente entre las omisiones por falla y las acciones colectivas en lo que respecta a la manera en que el grupo la lleva a cabo. Estas cuestiones conciernen a la manera en que se constituyen ontológicamente los agentes colectivos independientemente del aspecto ético, no atañen inmediatamente a un análisis del agente colectivo moral. Un análisis semejante al recién desarrollado sobre el caso clásico del fallido rescate del niño en la playa por parte de los bystanders es efectuado por May (1980). Sin embargo, existen algunas diferencias de enfoque en lo que concierne a la formación de grupos para ejecutar acciones colectivas y omisiones colectivas Vamos a abocarnos sobre estas cuestiones. Analizamos primero cómo se constituyen o estructuran las acciones colectivas según May, las cuales implican intercomunicación, liderazgo y solidaridad. Las propiedades de la acción colectiva proveen un método, a través del cual las intenciones individuales pueden ser coordinadas de manera tal que, la acción propuesta es ejecutada por el grupo como una estructura. A través de este mecanismo para la toma de decisiones las intenciones individuales y las acciones se transforman en genuinamente colectivas.

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Un conjunto de individuos que carece del método de toma de decisiones para dirimir disputas no puede ejecutar una acción colectiva de manera genuina pero tienen la posibilidad práctica de llevarla a cabo para prevenir algún tipo de daño. “Muchas veces, es necesario, frente a determinadas situaciones de emergencia social desarrollar este tipo de mecanismos en un tiempo suficientemente corto” (May 1980, 272). Podemos ejemplificar las acciones colectivas con las de un grupo guiado por un líder que tiene la habilidad de coordinar bajo un método, la logística y distribución de alimentos para prevenir el hambre en África. Las acciones colectivas no genuinas pueden ser ejemplificadas con las de una colección de transeúntes observando un niño ahogándose, con expectativas de salvarlo y de hacer algo más en conjunto. La posesión compartida de este mecanismo para la toma de decisiones da lugar a la estructuración de un grupo organizado. Los individuos que conforman una colección aleatoria de individuos carecen del método. Sin embargo, también constituyen un grupo levemente estructurado (GLE). Los individuos del agregado no son miembros de ningún grupo o colectivo formalmente estructurado porque no adoptaron todavía un mecanismo de decisión para dirimir disputas. Pero tienen la posibilidad de conformarlo en un plazo corto de tiempo cuando una situación de emergencia social lo requiere. De esta manera, los individuos pueden decidir cómo actuar colectivamente. May también extiende la discusión ontológica al plano ético de la atribución de responsabilidad moral. Los GLE pueden ser responsabilizados pero es necesario determinar si estos pueden desarrollar el método de decisión dada una situación de emergencia en un tiempo relativamente corto. Algunos grupos disponen de tiempo más que suficiente y, por lo tanto, pueden ser responsabilizados por no haberlo conformado. Otros grupos difícilmente pueden implementar el método porque carecen de tiempo. Por esta razón, los transeúntes en la costa no pueden ser responsabilizados de no conformar un equipo de rescate y primeros auxilios. Sin embargo, un grupo de residentes que organiza una ayuda colectiva a África sí puede ser responsabilizado porque dispone de meses para actuar organizadamente. Ningún GLE es responsable colectivamente por no conformar una acción colectiva sin embargo, todos comparten responsabilidad (May, 1980; Mellema, 2006) según el rol que

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cumplen6. Al decidir no actuar los miembros de un GLE, como lo requiere la situación de emergencia, fallan haciendo otra cosa y omiten colectivamente (A) o, no alcanzan ninguna decisión efectuando una inacción colectiva (B) por error. En ambos casos, la mayoría comparte la responsabilidad individualmente al no conformar un grupo organizado. En la situación del rescate del niño no disponen de tiempo suficiente para conformar un grupo de rescate. Sin embargo, los residentes que se dirigen a África lo disponen adecuadamente como para constituir una organización que puede ser responsabilizada colectivamente. Dados estos casos que refieren a la atribución de responsabilidad de los grupos podemos preguntar desde un punto de vista ontológico social ¿Comparten la intención los miembros de un GLE cuando tienen la posibilidad de realizar una acción colectiva y no la llevan a cabo? o ¿Tenemos solamente una sumatoria de intenciones individuales? También cuestionamos ¿Cómo llevan a cabo estos grupos las omisiones colectivas? ¿Qué tipo de agente conforman estos grupos, si es que conforman alguno? May atiende estos problemas ontológicos fundamentales que refieren a la agencia y la estructura del grupo de manera subordinada a la cuestión ética. May afirma que las omisiones colectivas deben ser analizadas de un modo diferenciado con respecto a las acciones colectivas porque, por un lado, requieren de la pregunta contrafáctica acerca de cómo podrían los grupos haber evitado la inacción actuando de otra manera. En este punto, estamos de acuerdo con la propuesta que las explica en términos de dependencia contrafáctica.7 Sin embargo, no expone con mayor exactitud el aspecto distintivo de las omisiones porque no explica si estas pueden causar algún tipo de efecto desde un punto de vista causal. Tampoco, examina a fondo las diferencias entre los diversos casos de omisiones. Por otro lado, a pesar de que May analiza las omisiones colectivas distinguiéndolas de las acciones

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El líder de un GLE tiene más responsabilidad en su rol porque tiene más habilidades de persuasión, según May

(1980), para que el resto de los miembros causen lo que este decide sobre la acción colectiva. Lo mismo sucede en la inacción, el líder tiene mayor responsabilidad que el resto de los miembros al no desarrollar sus habilidades. 7

Debemos a May el comienzo de un tipo de cuestionamiento orientado hacia la naturaleza misma de las omisiones

colectivas y su relación con los condicionales contrafácticos.

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colectivas no explica cómo sus miembros comparten la intencionalidad.8 Considera que los GLE conforman una mera sumatoria de omisiones intencionales individuales, las cuales no nos permiten constituir ontológicamente a los grupos como agentes colectivos (Tӓnnsjӧ, 2007). Por último, Copp (1991) profundiza el análisis efectuado por May (1980) sobre la cuestión de la constitución de los colectivos y el problema de atribución de responsabilidad considerando también el caso del niño que se ahoga en el mar. En lo que refiere a las acciones colectivas genuinas, Copp presupone que estas son realizadas por grupos organizados que poseen un método de decisión y, en determinadas circunstancias, también por los GLE. Siguiendo a May, Copp tampoco va a ocuparse sobre el tema de la intencionalidad compartida en este tipo de conducta.9 “Seguro, este no es el lugar para mí de intentar argumentar de si es posible para una entidad colectiva de actuar intencionalmente, tampoco es el lugar para mí para proponer una teoría que explique tal posibilidad” (Copp, 1991, p.72). Diferencia las organizaciones que están estructuradas formalmente, ejemplificadas a través de las Fuerzas Armadas Británicas (Copp, 2006), de las colecciones azarosas de individuos. Estas colecciones de individuos no son distinguidas de los GLE desde el punto de vista de May. Sin embargo, Copp afirma que los GLE poseen una estructura informal de toma de decisiones típica de las discusiones de grupos. Estos últimos pueden ser ejemplificados con grupos que coordinan acciones para empujar un auto fuera de funcionamiento hacia la banquina o para pintar una casa. Los meros agregados de individuos no poseen estructura alguna y, por lo tanto, no

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May (1980) solo postula cómo las acciones intencionales colectivas permiten constituir un grupo y cómo la

omisión de no conformarlo cuando la situación social lo requiere constituye un error. La omisión es analizada solo en vistas a determinar la responsabilidad de los miembros. En este sentido se realiza un examen de la omisión desde el plano ontológico pero de modo subordinado al ético. No desarrolla en este artículo la cuestión de la intencionalidad compartida entre los miembros de un grupo que omite colectivamente, tampoco lo hace sobre la naturaleza de las abstenciones. Estas últimas cuestiones son fundamentales desde el plano ontológico, son condiciones indispensables para constituir el agente grupal. Pensamos al grupo agencial desde su plano constitutivo, no priorizando su aspecto ético sino el ontológico. 9

Copp (1991) tampoco profundiza en estas cuestiones fundamentales de la constitución ontológica de la agencia de

grupos que refieren a la intencionalidad de las omisiones colectivas.

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pueden actuar de manera colectiva. Estos agregados son ejemplificados con un conjunto de transeúntes que se encuentran casualmente en la costa del Mar de Jericó. El método de toma de decisiones de las organizaciones es autoritario y además es dirigido por un director u oficial institucional que, como representante de la institución, estipula la acción colectiva de sus miembros. Los miembros que conforman un GLE tienen un método de toma de decisiones no autoritario. Comparten un interés común que implica la solidaridad de sus integrantes entre sí. De esta manera, alcanzan un consenso en las intenciones para actuar como grupo estructurado. Los individuos que conforman un agregado no son miembros de ningún grupo, sea formal o informalmente estructurado porque no adoptaron un mecanismo para tomar decisiones. La cuestión ontológica también se prolonga hacia el plano ético de la atribución de responsabilidad moral en la teoría de la omisión colectiva de Copp. Los miembros de los GLE, según May, comparten responsabilidad como grupo al no desarrollar un método de decisión formal para actuar colectivamente como organización dada una situación de emergencia. Sin embargo, Copp sostiene que esto es un problema. Un conjunto de individuos no puede ser responsabilizado por no conformar un grupo que decide a través de un método formal si no comparten al menos un interés en común. De lo contrario, no estaríamos atribuyendo responsabilidad a un grupo sino a un mero agregado de individuos. Los miembros de los GLE comparten responsabilidad individual por la omisión sólo si tienen un método de toma de decisiones no autoritario que los estructura informalmente. La responsabilidad en los GLE es compartida y proporcional a todos sus miembros según el rol que cumplen en la falla al no actuar sea porque deciden omitir colectivamente (A) o sea porque frente a una situación obvia no alcanzan ninguna decisión efectuando una inacción colectiva (B). Los líderes de los GLE, según Copp, no tienen mayor responsabilidad que el resto de sus miembros por no desarrollar sus habilidades de persuasión y no coordinar la acción colectiva. Esto es así porque su actividad no implica un deber especial. Los representantes de los grupos organizados asumen, a diferencia del resto de sus miembros, deberes especiales al ocupar roles oficiales que implican una agencia, la representación de todos sus miembros (Copp, 1991).

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Al considerar estos casos que refieren a la atribución de responsabilidad podemos preguntar ¿cómo comparten la intención los miembros de los GLE cuando fallan y omiten colectivamente? ¿Es suficiente considerar que comparten un interés común o método informal de toma de decisiones para explicar las intenciones compartidas en las omisiones colectivas? Preguntamos también ¿Cómo causan las omisiones de las entidades colectivas? Estos temas fundamentales que refieren a la conformación de la agencia de grupo y a la ontología social tampoco son atendidos en rigor por Copp sino que son dados por supuesto y, por lo tanto, requieren explicación más detallada.

4. Condiciones epistémicas de las omisiones colectivas y agentes grupales La teoría de la omisión colectiva ofrecida por Doan (2016) se diferencia de las propuestas anteriores en que no se enfoca sobre una crítica moral retrospectiva hacia los grupos que fallaron en conformar un grupo, y no actuaron colectivamente ante casos de emergencia social como en los propuestos sobre los bystanders. En esta oportunidad, Doan siguiendo a Isaacs (2011) cambia la dirección de sus cuestionamientos y se pregunta “Qué hace que estas perspectivas sobre la inacción colectiva tengan que decirnos algo sobre nuestras responsabilidades presentes con respecto a algunos de los más complejos problemas que nos afrontan, incluyendo el cambio climático, la destrucción ecológica y la pobreza doméstica y global” (Doan, 2016, p.4). Doan no propone requisitos para la atribución de responsabilidad moral de los individuos porque considera que los GLE no disponen aún de la clara solución que puede aportar la acción colectiva de un agente grupal. Considera que solo cuando se logra planificarla como una solución definitiva, entonces es razonable atribuir responsabilidad a un agente grupal. Examina la responsabilidad en las acciones colectivas del agente grupal para la solución de problemas presentes. Se interesa en afrontar conflictos con los cuales estamos colectivamente obligados y que requieren que el agente grupal conozca su naturaleza y resolución. La condición de conocimiento individualista de las omisiones colectivas frente al problema presente del cambio climático demanda no solo una respuesta coordinada a través de una acción

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colectiva sino también el conocimiento de una solución definitiva. El requisito de conocimiento individual para la atribución de responsabilidad moral a los grupos no parece traer complicaciones cuando abordamos problemas coordinados a menor escala. Sin embargo, refuerza la expectativa no razonable de que los individuos son conocedores capaces de discernir la naturaleza de los problemas complejos y pueden aportar soluciones a través de acciones colectivas. Los problemas complejos, contrariamente a lo que implican las condiciones de conocimiento requieren de un compromiso prolongado de parte de agentes individuales y colectivos. También una coordinación y planeamiento a una mayor escala en múltiples niveles de organización de acciones colectivas a través de diferentes espacios. Las circunstancias de este tipo de problemas cambian constantemente y surgen desafíos inesperados una vez ejecutadas las acciones colectivas por parte de los individuos, grupos e instituciones que están interesados por la reflexión colectiva. “Tener expectativas de conocimiento de una clara solución colectiva... …es esperar más de lo que se puede esperar razonablemente” (Doan, 2016, p.10). No podemos descartar el interés en procesos continuos de investigación colectiva que surgen y se sostienen en la promesa de revelar algunas cosas sobre el mundo social y las relaciones entre los individuos. La investigación colectiva produce conocimiento práctico relevante y posibilita el desarrollo de capacidades y habilidades que permiten enfrentar a los problemas estructurales aunque no solucionarlos definitivamente. “De esta manera la posibilidad de que la acción colectiva no sea solo el producto de, sino que a veces produce conocimiento queda en el camino y, la dinámica de producción de conocimiento con y entre los grupos, organizaciones y movimientos queda inexplorada” (Doan, 2016, p.12). La propuesta de Doan radica en cuestionar la condición de conocimiento individualista y ofrecer una alternativa para poder reflexionar la responsabilidad colectiva. Los individuos comparten responsabilidad de actuar colectivamente a pesar del conocimiento compartido de no saber cómo solucionar los problemas estructurales. Se trata de compartir el compromiso en los procesos de investigación colectiva que resultan de transformar precisamente los recursos epistémicos operativos. Los individuos como actores sociales son responsables de efectuar

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diferentes análisis de los problemas estructurales a través de procesos de aprendizaje que implican reflexionar colectivamente sobre acciones emprendidas en conjunto. Doan (2016) afirma que los individuos se hallan implicados en actividades epistémicas conjuntas aunque las soluciones no se hallen a la vista.10 Sin lugar a dudas, Doan examina la cuestión de atribución de responsabilidad efectuando un giro fundamental. Analiza las condiciones de conocimiento de las omisiones que habían sido desatendidas hasta ahora por los filósofos de la acción y se compromete con problemas estructurales presentes como los del cambio climático. Sin embargo, al igual que los anteriores filósofos que estudian las omisiones colectivas, no distingue el área de investigación ontológica de la ética. Tampoco la distingue, en esta oportunidad, del área epistemológica. No analiza una serie de cuestiones que conciernen a la agencia y las omisiones en sí mismas. Y menos aún, argumenta sobre la manera en qué intencionalidad los miembros de un grupo comparten la intencionalidad. Estos análisis son imprescindibles para identificar y, por lo tanto, atribuir responsabilidad colectiva a los agentes grupales por sus omisiones intencionales. Comprendemos que los problemas estructurales planteados por Doan necesitan ser atendidos porque implican una obligación colectiva a gran escala jamás observada. Sin embargo, creemos que es necesario identificar los agentes grupales que están directamente involucrados y que omiten dar soluciones. Para poder hacerlo es necesario analizarlos desde el área ontológica social. No podemos responsabilizar de igual manera a los diferentes grupos que conforman la sociedad, ya sea por omitir dar una solución a través de una acción colectiva, o por una serie de actividades epistémicas conjuntas tales como comprender, discutir y reflexionar colectivamente.

5. Petersson: omisiones colectivas, intencionalidad y agencia causal de grupo Examinamos en este apartado cómo Petersson (2007) desarrolla su teoría sobre las omisiones colectivas. Al igual que los filósofos que consideramos en la sección 3 y 4 prioriza el problema 10

Comparten responsabilidad por omitir cuestionar, discutir y comprender problemas como los del cambio

climático.

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ético de atribución de responsabilidad. Aborda casos semejantes al clásico del niño ahogándose en el mar y no está preocupado en resolver problemas estructurales como los del impacto del cambio climático mediante un análisis del aspecto epistémico de las omisiones colectivas. Sin embargo, explica desde el enfoque ontológico cuestiones necesarias sobre la constitución de los grupos como agentes que son inadvertidas en las demás teorías. Investigamos primero qué entiende Petersson por acción colectiva genuina antes de examinar las omisiones colectivas. Las explicaciones sobre acciones colectivas genuinas que hemos presentado en la sección 3 implican que existen individuos que tienen intereses, creencias y deseos en común, que pueden actuar colectivamente mediante un método de toma de decisiones formal o informal. Sin embargo, no desarrollan una concepción de intencionalidad compartida que implique una coordinación firme entre los actos de los individuos al efectuar la acción colectiva que permita diferenciarlos de un conjunto azaroso de acciones individuales. En este sentido, Petersson (2008) está de acuerdo con los filósofos de la teoría de la acción intencional colectiva, tales como Bratman, Gilbert y Kutz, en que la genuinidad de una acción colectiva radica en la intencionalidad. 11 A pesar de la importancia que envisten las intenciones para Petersson, su enfoque sobre las acciones colectivas es sin embargo, distinto a la propuesta convencional de los filósofos de la acción intencional colectiva. Este contraste está dado en términos del contenido de las intenciones. Petersson considera que este requisito es importante pero no va a ocuparse del mismo “En mi versión de este enfoque, en orden para que seas un miembro del grupo que ejecuta una acción colectiva, tienes que concebir la actividad intencionada como colectiva… … Tienes que mirarte a ti mismo como parte de una unidad de agencia causal” (Petersson, 2008, p.254). El comportamiento colectivo genuino es explicado de manera correcta a través de estas intenciones individuales que conjuntamente reflejan la acción colectiva mediante la noción de agencia causal.

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Esta intencionalidad está dada en el compromiso común (Gilbert, 2009), en las intenciones participativas (Kutz,

2000) o la intención compartida de los miembros de un grupo (Bratman, 1993).

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La agencia causal no es pensada en el sentido que propone Davidson (1968) que implica una descripción de la acción que la haga intencional,12 sino que es desarrollada como una noción que envuelve propiedades disposicionales como la que supone la teoría de Jackson y Pettit (1990).13 Estas propiedades pueden ser utilizadas en diferentes niveles para explicar conceptualmente, a través de la asignación de un poder causal, un efecto determinado. Podemos ejemplificar la propuesta en el nivel de las ciencias formales. Es posible decir que un par de anteojos se rompió al caer debido a la fragilidad del vidrio. Indicar que existe una acción física llevada a cabo por un material es asumir que hay algo en su constitución física (disposición o poder causal) que explica conceptualmente lo que le sucede bajo determinadas condiciones. En el nivel de análisis de la constitución, los agentes grupales no poseen un método de toma de decisiones y son considerados por Petersson como un tipo de GLE. Son diferentes de los conjuntos azarosos de individuos porque las acciones individuales de sus miembros pueden explicarse causalmente, desde el punto de vista externo, como colectivas. Examinados desde el punto de vista interno, hay una propiedad disposicional que permite explicar la acción colectiva del agente grupal teniendo sus miembros la intención de actuar y formar parte del mismo “…creemos hay algún pegamento -hay algo sobre las características internas del grupo y sobre el rol de sus participantes en la base del poder causal del grupo, el cual distingue los miembros de los no miembros- aunque nosotros nos privamos de especificar este pegamento…” (Petersson, 2008, p.255). Al igual que todos los filósofos de la omisión intencional que hemos analizado, Petersson también extiende la discusión ontológica al plano ético de la atribución de responsabilidad moral. En la sección 3 examinamos que los GLE son responsabilizados colectivamente cuando fallan o 12

Las acciones intencionales pueden explicarse de la siguiente manera según Davidson: señalar con el dedo es una

acción primitiva que no necesita ser explicada en términos causales. El hecho de que el agente o ser humano racional pueda contraer su mano a partir de ciertos eventos mentales en su cerebro, no le causa que su dedo se mueva, simplemente es mover su dedo. Sin embargo, esta acción requiere de alguna manera que, lo que el agente hace pueda ser descripto de modo intencional y también conocido por el agente bajo esta descripción, a partir de su relación causal con la intención. 13

Creemos hay una gran semejanza en la implementación de propiedades disposicionales en la teoría de Petersson

(2008) y Jackson y Pettit (1990).

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no efectúan una determinada acción colectiva por error porque no desarrollan un método formal o informal. Esta condición de la constitución de la agencia grupal se considera fuerte porque el esquema de toma de decisiones para la acción es conocido y consensuado por todos de modo expreso, pero no implica intencionalidad. Una condición débil es desarrollada por Petersson para la conformación de la agencia grupal aunque, no menos necesaria. Esta condición, a diferencia de las propuestas anteriores sobre mecanismos de toma de decisiones para ejecutar una acción colectiva, refiere a las intenciones de los agentes individuales e implica autorreflexividad en cada participante del grupo. Esto quiere decir que, cada uno de sus miembros participa porque tiene la intención de que su acción sea colectiva. De esta manera, el GLE puede actuar conjuntamente como una unidad de agencia causal y ser responsabilizado colectivamente. Los individuos de un mero agregado no son responsables colectivamente por no actuar de manera individual aunque, los miembros de un GLE, al formar una unidad de agencia causal son responsables colectivamente porque deciden actuar y fallan al omitir o no efectuar la acción colectiva correspondiente como en (A) o, porque frente a una situación obvia, no alcanzan ninguna decisión efectuando una omisión colectiva como en (B). “Creo que un elemento crucial para una correcta atribución de responsabilidad colectiva es el hecho positivo de que los participantes aparentemente consideran opciones desde una visión de grupo y su acción falla con respecto a estas opciones” (Petersson, 2008, p.257). Sin embargo, Petersson al abordar la problemática ética sobre responsabilidad se diferencia del resto de los filósofos de la omisión colectiva que hemos examinado porque analiza dos aspectos necesarios para la conformación ontológica del agente grupal, los cuales no habían sido considerados anteriormente. Por una parte, examina la cuestión que refiere a cómo comparten la intención los miembros de los grupos cuando omiten colectivamente por error y, por otra parte, a cómo causan un efecto los agentes como unidades causales cuando fallan en ejecutar una acción colectiva. Sin embargo, las explicaciones dadas por Petersson, a pesar de ser necesarias son también, desde nuestro punto de vista, insuficientes.

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¿Por qué son insuficientes las explicaciones dadas por Petersson sobre ambas cuestiones fundamentales que conciernen a la constitución ontológica del agente grupal? Primero, porque no distingue con precisión entre las intenciones de los miembros al efectuar una acción colectiva y las intenciones de sus miembros al realizar una omisión colectiva. Segundo, tampoco diferencia las diversas clases de omisiones, ni explica de manera acabada cómo las intenciones compartidas se relacionan causalmente con las omisiones de los grupos agenciales. Ante esta situación, desarrollamos un breve análisis sobre estas dos consideraciones críticas para dar una explicación adecuada de la ontología de grupos agenciales desde el plano interno y externo.

6. Omisiones intencionales colectivas, agencia grupal y explicación causal. Argumentamos que las dificultades en la teoría de Petersson radican en la prioridad que le da al enfoque ético sobre el ontológico social, al igual que el resto las teorías sobre omisiones colectivas que hemos examinado hasta aquí. Efectuar una explicación de omisiones intencionales colectivas que no implican relevancia moral, ni requieren del conocimiento de una acción colectiva para la solución de problemas que atañen una situación de emergencia social, nos va a permitir aportar una nueva y más amplia caracterización de la ontología de los agentes grupales desde el plano interno y externo. De esta manera, el debate sobre las omisiones colectivas adquiere un campo particular de investigación separado del propuesto para las acciones intencionales colectivas. Petersson al explicar la intencionalidad de las acciones conjuntas lo hace desde las intenciones de los agentes individuales, que se consideran a sí mismos miembros de una unidad de agencia causal activa. Podemos preguntar ¿cómo se conciben a sí mismos desde el plano intencional los agentes cuando omiten colectivamente como un agente causal? Se conciben a sí mismos como miembros de un agente causal grupal actuando intencionalmente aunque, al fallar en la concreción del objetivo en común omiten realizar la acción sobre la cual tenían intenciones de concretar.14 Pero, ¿Es suficiente considerar a las omisiones intencionales colectivas solo como 14

Para Boniolo y De Anna (2006) todas las omisiones por fallas son acciones, en todas ellas el agente se equivoca

en dar con una performance certera, la cual ha querido ejecutar. En otros términos, nosotros podemos afirmar que un

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una falla de sus miembros frente a una situación de emergencia social que exige desde un enfoque ético el conocimiento de una acción colectiva como solución? Afirmamos que no es suficiente porque implica un análisis parcial de la omisión colectiva. Las omisiones no solo pueden comprenderse como fallas sino también como abstenciones que implican, desde el plano externo u ontológico, la ausencia de un tipo de evento, acción o movimiento corporal (Clarke, 2010). De esta manera, los miembros de un agente colectivo no pueden concebirse participando de una acción colectiva cuando omiten intencionalmente por abstención.15 Podemos afirmar, desde el plano intencional, que las acciones colectivas y las omisiones colectivas por error se diferencian de las omisiones colectivas por abstención en que, los miembros de las dos primeras tienen la intención de causar una acción colectiva y, los miembros de las segundas, no intentan causar acción alguna. Ejemplificamos estas conductas colectivas con tres casos de la vida cotidiana que no implican situaciones de emergencia social. (1)

Los transeúntes al ver un automovilista intentando empujar su automóvil porque no tiene batería para arrancar intentan coordinar una acción colectiva para que pueda encenderlo. Varios metros después, el automovilista logra arrancarlo.

(2)

Los transeúntes coordinan intencionalmente sus acciones para empujar y encender el automóvil sin batería, aunque por error no divisan un barranco y el coche cae cuesta abajo.

(3)

Los transeúntes permanecen quietos omitiendo colectivamente efectuar la acción de empujar el automóvil sin batería. Se conciben a sí mismos como absteniéndose intencionalmente a actuar colectivamente porque el camino es muy inseguro para efectuar la maniobra de encendido.

agente omitió una acción, desde que él quiso actuar de determinada manera pero falló. En este caso nos interesa explicar que las acciones por error son un tipo de omisión. 15

Para explicar cómo los agentes colectivos “causan” omisiones por abstención vamos a afirmar que estas tienen

que ser reportadas causalmente mediante explicaciones programáticas (Jackson y Pettit, 1990). También es posible como efectos negativos (Varzi, 2007; Beebee, 2004). Aunque no vamos a desarrollarla de esta última manera en este texto.

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Petersson cree que en las acciones colectivas hay un pegamento que refiere a las características internas del grupo y al rol de sus participantes al actuar colectivamente o al omitir colectivamente por error, el cual distingue los miembros de los no miembros. Considera que no es necesario para su argumento dar especificaciones al respecto. Sin embargo, nosotros creemos que no puede emplear el pegamento de la misma manera para todos los casos. Por una parte, es necesario aclarar que este no puede ser aplicado a las acciones colectivas (1) de la misma forma en la que se lo hace con las omisiones colectivas por error (2) y las omisiones colectivas por abstención (3). Por otra parte, el estatus ontológico de las acciones colectivas es diferente al de las omisiones colectivas sea por error o abstención. Ahora bien, ¿Cómo se aplica este pegamento a los diferentes casos? Las propiedades disposicionales pueden cumplir la función de pegamento si nos permiten explicar una acción causalmente, bajo circunstancias actuales, como efecto de la intención colectiva de un agente causal colectivo. También, si nos permiten atribuir a un grupo de individuos que omite por error o abstención la agencia de una unidad causal. Pero ¿cómo puede la propiedad disposicional explicar la omisión colectiva de un agente grupal causal por abstención o por error si la omisión es una ausencia que no ocurre bajo una circunstancia actual? ¿Cómo podemos atribuir a un conjunto de individuos que no cumplen rol alguno la agencia de una unidad causal? Explicamos que las propiedades disposicionales pueden proveer diferentes tipos de información causal. Por una parte, aquella que refiere a la explicación de una acción colectiva como un evento actual del mundo, que es efecto de la intención colectiva de un agente causal. Y, por otra parte, pueden explicar omisiones colectivas como error o abstención, que no han tenido lugar en el mundo o el curso ordinario de las cosas, al suministrar información relevante capaz de asegurarnos que hay algo en el agente grupal que denominamos intencionalidad colectiva que permite explicar el escenario causal (Jackson y Pettit, 1990). Las propiedades disposicionales que constituyen al agente grupal juegan un rol causal importante en el caso de las omisiones sí y solo si explican cómo la intención colectiva podría causar de modo contrafáctico una acción colectiva determinada como efecto, que hubiese tenido lugar en el curso ordinario de las cosas. Esto es lo requerido, en orden al análisis ofrecido por la

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explicación causal mediante propiedades disposicionales, para la conformación de un agente grupal. Volvamos a los casos ejemplificados de omisiones colectivas formulando unas preguntas y oraciones de contrafácticos para dar cuenta lo que hemos afirmado. ¿Cómo podemos explicar causalmente que los transeúntes coordinaron intencionalmente sus acciones para hacer arrancar el auto aunque por error lo empujaron por el barranco? ¿Cómo podemos explicar causalmente que los transeúntes coordinaron sus intenciones para abstenerse colectivamente a empujar el automóvil? ¿Cómo es que en ambos casos se conforma un agente grupal y no meramente un conjunto azaroso de individuos cuando el aspecto externo o conductual de la estructura del agente colectivo está ausente? Los casos (2) y (3) contienen las oraciones contrafácticos (4) y (5) respectivamente que brindan información explicativa relevante al comprobar los enunciados que describen la agencia causal del grupo. (4)

Si la intención colectiva de empujar el automóvil junto a las condiciones desfavorables de la proximidad del barranco hubiesen estado ausentes, entonces el agente grupal habría arrancado el automóvil sin batería.

(5)

Si hubiesen tenido la intención colectiva de empujar el automóvil sin batería, entonces el agente grupal habría empujado el automóvil hacia el barranco

Finalmente argumentamos que, a través de las omisiones intencionales podemos dar una explicación adecuada de la ontología de los agentes grupales a partir del enfoque de las propiedades disposicionales. Nos permiten explicar causalmente la relación entre el aspecto interno y externo del agente grupal mediante la introducción de condicionales contrafácticos. De esta manera logramos comprender la estructura de los agentes grupales que constituyen el mundo social de un modo más amplio. También podemos identificar las problemáticas propias de las omisiones intencionales colectivas independientemente de los análisis que implican cuestiones éticas y epistémicas que nos llevan a confundirlas con las de las acciones colectivas.

7. Conclusión

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Creemos que abordar la cuestión de las omisiones colectivas y los agentes grupales desde el plano ontológico social no nos alejan de las cuestiones éticas sino que, nos permite diferenciar estos campos muchas veces entremezclados. Es esta imprecisión la que hace que los problemas de las omisiones colectivas sean analizados de la misma manera que los de las acciones intencionales colectivas. Uno de nuestros objetivos principales es aplicar las herramientas conceptuales que hemos desarrollado, para poder identificar y explicar aquellos problemas que creemos no caben dentro de los casos llevados a cabo mediante las acciones intencionales colectivas. Hay casos cotidianos de relevancia ética, como los que hemos analizado, que exigen examinarse con mucha atención, y nos llevan indefectiblemente a preguntarnos cómo y a quién atribuimos responsabilidad ante estas situaciones. Sin embargo, creemos que los casos de omisiones que no implican responsabilidad moral merecen nuestro análisis, ya que nos permiten comprender de un modo más amplio a los agentes grupales. Argüimos que hemos aportado algo a la problemática de la filosofía de la acción al intentar definir la ontología de los agentes grupales mediante la explicación de las omisiones colectivas. Sin embargo, queda aún bastante por desarrollar en lo que respecta a la explicación causal y la relación entre la intencionalidad colectiva y la omisión de los agentes grupales.

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