Ocio y Tiempo Libre

July 13, 2017 | Autor: José A. López Ruiz | Categoría: Sociología de la Juventud, Ocio Y Juventud
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Descripción

fundación lanta laría

"

INDICE

PRESENTACIÓN (Pedro González Blasco) VALORES E IDENTIDADES EN LOS JÓVENES (Javier Elzo Imaz)

7 13

2 RELACIO ES E I TEGRACIÓN (Juan M.a González-Anleo Sánchez)

111

3 FAMILIA YJÓVENES (Pedro González Blasco)

185

4 JÓVENES y RELIGIOSIDAD (Juan González-Anleo)

241

5 jÓVE ES Y POLÍTICA (Maite Valls Iparraguitre)

305

6 OCIO y TIEMPO LIBRE (José Antonio López Ruiz)

345

METODOLOGÍA (Pedro González Blasco)

403

6 OCIO y TIEMPO LIBRE JOSÉ fu"JTONIO LÓPEZ

6.

R

IZ

OCIO y TIEMPO LIBRE

345

6.1 Estado de la cuestión

347

6.1.1 Juventud y ocio 6.1.2 El tiempo libre de los jóvenes

347 355

6.2

Ocio y calidad de vida

358

6.3

Diferentes tipos de ocio y de consumo

360

Gustos y aficiones Ocio y consumo Actividades culturales, formativas y otras actividades

360 378 392

6.4 Perfiles de jóvenes en función del ocio que practican

396

6.3.1 6.3.2 6.3.3 6.5

Resumen y consideraciones finales

397

Bibliografía

399

Anexo al capítulo

401

345

6.1 Estado de la cuestión 6.1.1 Juventud y ocio A principios de los anos 80 se publicó el primer informe sobre los jóvenes españoles promovido por parte de la Fundación San ta María (FSM). En él se dedicaba un capítulo a la organización del tiempo libre 1. El capítulo presentaba un análisis de las pautas de utilización del tiempo libre, incluyendo actividades diversas para las que había datos comparables en el periodo de tiempo estudiado. Se señalaba en aquel informe la dificultad para encontrar datos fiables sobre el ocio juvenil en ese periodo, llamando la atención sobre la poca diferenciación de las actividades en las que ocupaban los jóvenes su tiempo no productivo y las de la sociedad adulta (Beltrán ViIlalba, 1984: 159-174). La situación en que se encuentra hoy el investigador es bastante distinta, casi opuesta a la descrita anteriormente. Por un lado, debido a la ingente acumulación de datos específicos sobre cuestiones relativas a los jóvenes 2, y, por otro, debido a que el contexto social

ha ido cambiando hacia una mayor diferenciación de determinados comportamientos propios de los jóvenes. Para los jóvenes, en reflejo de los cambios a los que la misma sociedad va dando lugar, el valor otorgado al ocio y el tiempo libre ha experimentado un continuo ascenso durante la última década. Como se puede apreciar en la Tabla 1, si hace diez años el ocio era bastante o muy importante para un 85% de los jóvenes, en 1999 y en la actualidad lo es para el 92%. Obsérvese que entre 1999 y 2004 el cambio es más de tipo cualitativo, pues disminuye en tres puntos la opinión «bastante importante» y aumenta en la misma proporción la valoración más alta. En los estudios de la FSM que siguieron al antes citado de los años 80, el espacio dedicado al ocio y tiempo libre tiene un tratamiento desigual, ya que no encontramos capítulos específi-

TABLA

1

Evolución de la importancia del ocio para los jóvenes (en porcentajes) 1994 (15-24)

Véase Informe Sociológico sobre la Juventud Lspañola 1960/82. t Sin entrar en detalle, se han hecho estudios importantes sobre los jóvenes como los realizados por la Fundación Santa laría (FSM), el Instituto de la juventud (Injuve), la niversidad de Deusto o el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), entre otros. Puntualicemos que la abundancia de datos no elimina el problema de la calidad de las fuentes, entendida como la validez y fiabilidad del método de recogida y tratamiento de datos, ni de que es necesaria una homogeneidad suficiente en el muestreo y la formulación de las preguntas para poder establecer comparaciones válidas. I

Nada importante .................. Poco importante .................. Bastante importante ............ Muy importante ................... No sabe ................................. TOTrU.

............................

N= ........................... ... . Fuente: Elaboración dación Sama María.

347

propia.

1999 ( 15-24)

1

13 44 41

2004 (15-24)

l 7

1 7

46 46

43 49

1 100 2.596

100 3.843

Datos de 1994, CIS, Estudio

lOa 4.000

2005, resto Fun-

cos sobre el tema, sino apartados dentro de capítulos más amplios como los dedicados a las estructuras básicas de la población juvenil, la integración y marginación social (Orizo, González Blasco, 1984), las sensibilidades sociales, fuerza de personalidad y liderazgo (Orizo, González Blasco, 1989), vida cotidiana y relaciones personales, los jóvenes y sus identidades (Del Valle, González Blasco, 1994) o, más recientemente, las actividades no formalizadas de los jóvenes y las relaciones sociales y espacios vivenciales (Laespada y Salazar, González Blasco, 1999) 3. Junto a la aludida abundancia de datos estadísticos sobre la juventud, destaca la escasez de encuestas y estudios específicos sobre el ocio y el tiempo libre. Es frecuente encontrar preguntas aisladas sobre ocio como parte de encuestas que abordan temáticas más amplias, como las encuestas de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las encuestas de la Comisión Europea (Eurobarómetros), o las recogidas de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se constata esta escasez incluso en las encuestas específicamente dirigidas a los jóvenes, como son las del Instituto de la Juventud (Injuve), la FSM o la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Se debe tener en cuenta también que una parte importante de la investigación sobre ocio y consumo se lleva a cabo en institutos de investigación de mercados y departamentos de investigación pertenecientes a firmas comerciales diversas, debido a la fuerte relación que el ocio tiene con el consumo. Estas organizaciones han reunido gran cantidad de datos a los que, en principio, el investigador independiente no tiene acceso 4. Esta constelación de datos recogidos a través de estas encuestas y estu:1 En el anexo al capítulo

se puede encontrar una relación más exhaustiva de las referencias a los temas relacionados con el ocio y el tiempo libre en los anteriores informes de la serie, en la que se desglosan los distintos apartados dedicados dentro de los capítulos a los que se hacía referencia en el texto (ver Tabla 1 en el Anexo). 4 Por ejemplo, véanse los estudios internacionales sobre los jóvenes y el uso del teléfono móvil que realiza la empresa STATSMINE (el informe de 2005 cuesta 1.000 euros).

348

dios de tipo cualitativo supone una ventaja para el investigador actual, pero también se deben consultar con cierta cautela. Las diversas investigaciones parten de supuestos teóricos y finalidades investigadoras diferentes a la nuestra, por 10 que no pocas veces los sesgos de otras fuentes limitan las posibilidades de comparación. Que la importancia del tema ha ido en aumento es algo fuera de duda: «en cuestión de pocos años se ha hecho innecesario justificar la importancia del ocio [como objeto de estudio]» y «hablar de ocio en la actualidad obliga a destacar la importancia social y económica que ha ido consiguiendo en los últimos años» (Cuenca Cabeza, 2000: 30-31). Desde el punto de vista jurídico, el ocio es un derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; la Constitución Española de 1978 reconoce también de manera explícita el derecho al ocio en sus artículos 40 y 43; Y también hay referencias implícitas en los artículos referidos al turismo, la cultura, el fomento deportivo, la educación física y el desarrollo comunitario (ibidem). En nuestro contexto social, vemos como hay instituciones públicas que han pasado a impulsar políticas activas sobre el ocio, existiendo asignaciones en los presupuestos generales dedicados a apoyar ciertas industrias del ocio y a determinadas instituciones públicas relacionadas con la cultura (teatros, bibliotecas, museos, etc.). También estarían relacionadas con el ocio ciertas políticas educativas, debido a que se considera que «la educación para el ocio» debe formar parte de los programas dirigidos a niños y jóvenes. En la tabla que sigue, se ve cómo el gasto público en cultura aumentó desde 1991 de forma similar en la Administración General del Estado y en las comunidades autónomas (en ambos casos superando un incremento del 60%). El gasto de los hogares en libros, prensa y servicios culturales aumenta en proporciones importantes en tan solo dos años -1998 y 2000-, siendo los gastos en servicios culturales y (el gasto en) material informático e internet los que más subieron. Véase la Tabla 2. Una vez establecidas la actualidad e importancia del tema en la sociedad española actual, antes

2

TABLA

Evolución del gasto en cultura Casto público en cultura

Administración General del Estado (miles de euros) Comunidades autónomas (miles de euros) Corporaciones locales (miles de euros)

. . .

Casto de los hogares en cultura

Gasto total (millones de euros) Gasto medio por persona (euros) - En libros - En prensa - En servicios culturales - En material informático e Internet - En otros bienes culturales Fuente: Ministerio de Educación,

Cultura \' Deporte,

. . . . . . . las rifms de la (U/111m en fs/mña:

de entrar en la descripción y análisis de los resultados de la encuesta, procede una revisión teórica de los conceptos de ocio)' tiempo libre: es necesario tener en cuenta la evolución teórica má reciente sobre los mismos. Cada vez que el investigador define el objeto de estudio, se puede encontrar con que las definiciones se vacían )' llenan de contenido cada vez que se vuelven a utilizar. El contenido de los conceptos de ocio)' tiempo libre ha ido cambiando al tiempo que cambian los significados sociales atribuidos a ellos por parte de la población general -que son reflejo en cierta medida del cambio social-, )' a medida que cambian los presupuestos teóricos desde los que se aborda su definición )' explicación desde las ciencias sociales. Hasta mediados del siglo xx, principalmente se perfilaron los límites del ocio de una forma más bien cuantitativa, midiendo el tiempo no dedicado al trabajo)' actividades productivas con un valor social externamente impuesto, tiempo libre a fin de cuentas. El tiempo de ocio adquiría su significación en relación al valor del trabajo, al cual estaba en última instancia supeditado. Los investigadores estudiaban la relación del ocio con el trabajo)' (con) el uso de los medios de comunicación de masas (Riesman, 1961). También explicaban la apan349

1991

1996

2000

435.896 590.706

636.780 670.735 607.658

715.974 945.437

1998

2000

6.564,1 142,3 15,0 36,6 35,0 18,6 35,1

6.766,8 171,0 18,6 40,9 48,1 21,7 41,8

64,3 60,1

21,6 20,2 15,4 11,7 37,4 16,7 15,8

estndistiras e uidicadores, 2002.

Clan de nuevos valores sociales relacionados con el ocio)' opuestos a los atribuidos al trabajo, como los que perfilan la noción de [un 1lloralit)' ( Iead y Loewenstein, 19-5) 5. Este «nuevo ocio» y los aspectos relacionados con la recreación en los tiempos de los grandes avances tecnológicos se asociaron al tiempo liberado de la producción )' al tiempo disponible para el consumo (Margaret Mead, 1957), Se veía an tes el ocio como una actividad para después de la jornada laboral, una conquista ganada por el buen trabajo que incluso cobra parte de su importancia en relación al trabajo que ha de seguir; para rendir bien, lo mejor posible (Lanfant, 1978: 82-83). El giro con respecto a esta concepción viene cuando va tomando forma una nueva moralidad por la que el placer, antes que ser reprobado, se convierte en Para no abrumar al lector con multitud de referencias bibliográficas dentro del texto, diremos que las alusiones a los siguientes autores han sido extraídas de las referencias a los mismos en Sociología del Ocio (Lanfant, 1978: 75-271) yen el capítulo del Informe Foessa 2000 sobre Ocio)' Estilos de Vida (Ruiz Olabuénaga, 2000: 1883-2073), donde se citan las principales obras originales de estos autores. Cuando el rigor científico lo hace necesario, se incluye la página del texto citada; donde son ideas generales, simplemente nombraremos al autor. Solo cuando se haga referencia directa a la obra original se indicará la cita dentro del texto. '>

diferentes dimensiones (Kaplan). De aquí podría extraerse la idea de que ocio puede ser prácticamente toda actividad, dependiendo de la forma en que el individuo la viva. Según esta perspectiva, el ocio no está tan caracterizado por el qué se hace como por la relación que el individuo tiene con esa actividad, el cómo se hace. Para estos autores, el ocio es una actividad que tiene una dimensión temporal y que se inscribe en un marco más o menos organizado de referencias propias de cada persona, integrándose al modo de vida individual y, eventualmente, convirtiéndose en costumbre a través de la repetición. Las pautas de ocio tendrían que ver con la repetición debida a la especial afinidad emocional que la persona tiene sobre aquella actividad y, en definitiva, el valor que le da. Esta visión coincide bastante con las de autorrealización y autoconocimiento a través del ocio, descritas anteriormente. Recapitulando, para una buena parte de las personas el trabajo ya no es la fuente de realización y desarrollo personales. Dada esta condición, los trabajadores trasladan en parte al ocio la búsqueda de estas otras dimensiones de tipo existencia!' Aunque la definición de ocio no es homogénea en el lenguaje sociológico, existen algunas dimensiones comunes a las diferentes perspectivas teóricas (Lanfant, op. cit.: 225-226). Primero, casi siempre el ocio está relacionado con tiempo libre, es decir, con un marco temporal que se distingue del trabajo por ser una suspensión temporal o más o menos permanente; por ejemplo, se distingue entre una pausa en el trabajo, el fin de la jornada, un fin de semana, unas vacaciones largas o la jubilación. Segundo, el ocio tiene que ver con un determinado tipo de actividad o conjunto de actividades, como hacer deporte, ser espectador, o audiencia de los medios de comunicación, pasear, tomar el solo hacer un viaje de recreo, a las que van asociados significados que las identifican como «ocio». Y, en tercer lugar, se asocia con un tipo de actitudes y disposiciones personales, que pueden ser tanto individuales como colectivas.

algo casi obligatorio. Por esta moralidad del placer, [un morality, las personas, antes que sentirse culpables por disfrutar de demasiado placer -que sería lo propio de una moral puritana-, pueden llegar a avergonzarse de la poca capacidad que tienen de acceder a tiempos de disfrute (Loewenstein, 1955). Por otro lado, mientras que la diversión se va solapando con la esfera del trabajo, de la que antes estaba bien diferenciada, se empieza a buscar la autorrealización, no ya en el trabajo sino en los aspectos lúdicos y recreativos del ocio 6: «El hombre de la sociedad de consumo que no encuentra ya en su trabajo las fuentes de su realización, las encontrará en el ocio» (Lanfant, op. cit.: 88). Los autores de la Escuela de Chicago (Riesman, Mead, etc.) coincidían en una visión optimista del ocio en la moderna y tecnológica sociedad de consumo y afirmaban que el sentido de la vida debería ser buscado en los ocios; pero también insistieron en la importancia fundamental del trabajo en el desarrollo del individuo, desradicalizando sus posiciones con el paso del tiempo. En sus estudios más tardíos, no dudaron en analizar las actitudes sobre el ocio en función de las relaciones profesionales y el estatus socioeconómico (ibidem). También fueron apareciendo otras concepciones menos optimistas sobre el ocio, que incluso denunciaban la alineación de la persona en sus comportamientos de ocio (De Grazia, Wright Mills); las definiciones de ocio empezaron a multiplicarse en función de corrientes de pensamiento diversas. He aquí una revisión de algunas definiciones de ocio. Para Anderson, ocio es «un tipo de actividad en el que el individuo puede ejercer su espontaneidad y su libertad de elección», diferentes tipos de actividad reflejarán esquemas y sistemas de valores de referencia de los cuales extraen su significación (ibid.: 95). Esta definición resalta la importancia de las características subjetivas en las prácticas de ocio, desarrollándose toda una tipificación de las mismas según Utilizamos el término «autorrealizaciónen el sentido maslowiano, véase El hombre automatizado (Maslow, 1989).

6

350

La definición de ocio que se adopta como principal referente del análisis de este capítulo es la que relaciona el ocio con un tipo de actividades que elige la persona de manera completamente voluntaria, con la finalidad de descansar, divertirseo desarrollarse en el sentido de ampliar su información o su formación desinteresadas, o también para participar en actividades sociales de tipo voluntario (Dumazedier, 1971: 20) 7. El uso de esta definición ha estado muy extendido, e incluso ha sido popularizado como las tres «D», por descanso, diversión y desarrollo. También ha sido criticada por el alto grado de subjetivismo y la poca operatividad que tendría para la investigación empírica (Lanfant, 1978: 264-271), pero no por ello deja de resultamos útil de cara al análisis de datos empíricos. En cierto modo el ocio, como categoría para el análisis científico, toma forma en relación a un sistema de valores, en relación al plano de las voluntades y las libertades individuales. Tales representaciones subjetivas,siendo cuestiones poco o nada cuantificables, nos enfrentan a la cuestión de la libertad del individuo como cuestión filosófica, incluso moral, que puede ser interpretada desde diversas ideologías y sistemas de creencias. Sin entrar en la concepción filosófica del ocio, ni en su desarrollo en la moderna sociedad industrializada, la sociologíase interesa actualmente por sus funciones socializadoras e integradoras. Al tiempo que el ocio se convierte en uno de los elementos aglutinadores de los grupos sociales, es importante también por la relación que se ha ido estableciendo entre ocio y consumo; estudiando el ocio se observan pautas relacionadas con los estilos de vida,las tendencias y corrientes en la moda y los mercados, la aparición y transformación de tecnologías diversas, así como de los patrones que 7 Sin entrar en contradicción con los principios básicos que presenta esta definición, tendremos en cuenta también una definición de ocio más reciente realizada por la World LeissuTeand Recreation Association, en su Carta sobre la Educación del Ocio (European Leisure and Recreation Association, 1994, cfr. en Cuenca, 2000: 70-71). Por su extensión no reproducimos aquí sus principios básicos, que se pueden consultar resumidos en el Anexo al capítulo.

351

existen en un tipo de viajes y turismo (Del Pino, Duaso y Martínez, 2001). El capítulo se titula «Ocio y tiempo libre». ¿Dónde situar este concepto y qué relación existe entre sus dos componentes? Sociológicamente hablando, tiempo libre es un concepto subsidiario al de ocio, nos remite a la teoría económica al ser dependiente del de trabajo. En este sentido, el tiempo libre dependerá de las fluctuaciones de los horarios laborales y del reparto desigual del tiempo de trabajo (Wilenski). Una definición válida de tiempo libre podría ser «aquel del que se dispone cuando no se está en actividades productivas o de compromiso impuesto externamente a la propia voluntad», como cuando se actúa por compromiso con los deberes familiares o comunitarios de diverso tipo. Por lo tanto, el tiempo libre se utiliza, dando lugar a diferentes clasificaciones de prioridades en tal utilización (time budgets) que están en relación con los valores personales y comunitarios predominantes en un contexto determinado, pero también con un importante sector económico y de servicios 8. Las investigaciones muestran desde hace décadas que el tiempo libre de los jóvenes se dedica principalmente a estar en casa o con la familia, en segundo lugar a estar con los amigos, y en tercer lugar, al uso de los medios de comunicación, concretamente televisión, radio, periódicos y revistas, actividades que cada vez hacen más jóvenes (Orizo, 1985; González Blasco, 1989). Para Para el estudio de la distribución del tiempo se ha utilizado habitualmente el término inglés de time budget (literalmente, «presupuesto horario», la traducción es mía), por ser los anglosajones los pioneros en este tipo de estudios. La recogida de información suele realizarse sobre la base de un «diario o registro de la secuencia y duración de las actividades desarrolladas por una persona a lo largo de un período determinado, generalmente veinticuatro horas bien de uno o de varios días», se puede consultar un estudio sobre los hábitos de uso del tiempo de los jóvenes en nuestro país en Aguinaga y Comas, 1997. La cita es del mismo estudio citado, página 20. También es muy ilustrativo, y complementario del anterior enfoque, el apartado sobre El Concepto del Tiempo en el libro de San Salvador (2000: 46-54). 8

/

diferenciar qué parte del tiempo libre es susceptible de ser calificado como ocio se requiere un tipo de estudio que no es fácil de abordar en una encuesta, ya que incluiría valorar un segmento de percepciones subjetivas que son difícilmente cuantificables. A la hora de acotar la dimensión temporal del tiempo libre se puede recurrir a un esquema con categorías mensurables de forma empírica. El problema suele venir a la hora de comparar diversas mediciones, pues, según las fuentes consultadas, se encuentran resultados diversos para datos referidos a unos mismos contextos sociales. En el ejemplo que sigue se puede ver cómo partiendo de dos categorías generales -tiempo no disponible y tiempo disponible- se distinguen varias subcategorías. Respecto al tiempo disponible, estarían el tiempo que dedicamos a ocupaciones autoimpuestas (actividades religiosas, de formación, etc.) y el tiempo propiamente libre, en el cual encuadraremos el ocio. El tema central del capítulo será el tiempo libre dedicado al ocio, no el tiempo libre en general -a cuyos problemas de medición ya nos hemos referido. (Véase Gráfico 1.) En síntesis, el ocio es un concepto referido a las diversas formas de utilización del tiempo li-

bre, no a todas. En los estudios recientes, tanto empíricos como teóricos, se ha asociado con particular insistencia el ocio con las actividades de consumo y con el turismo. Tanto que, para algunos autores, los estudios sobre consumo y turismo han acaparado más la atención de los sociólogos en España durante toda una época (sobre todo después de los años 70) y no así los estudios sobre ocio, correspondiendo con el auge de modas a las que -por supuesto- no escapan tampoco las ciencias sociales 9. Junto a la anterior perspectiva de estudio existe otra que destaca la importancia de los significados subjetivos que el individuo atribuye a determinado tipo de vivencias, siendo en última instancia la cualidad de la vivencia subjetiva y no el tipo de actividad, ni su cuantificación temporal, lo que distingue la calidad de un ocio de la simple disposición de un tiempo, que es el que denominamos como tiempo libre. Actualmente la sociología muestra un creciente interés por el lugar que ocupa el ocio en la Sobre esto se puede consultar la exhaustiva reseña que hace Ruiz Olabuénaga en el segundo apartado del capítulo sobre ocio del último informe Foessa, El Ocio en la Sociedad Española (1994: 1984-1910). 9

Trabajo Trabajo

Trabajo Ocupaciones

NO DISPONIBLE Obligaciones no laborales

Necesidades

biológicas

Obligaciones Obligaciones Actividades religiosas

Ocupaciones

Act. voluntarias de carácter social Act. institucionalizadas

de formación

DISPONIBLE Ocupaciones Tiempo

Ocio

Fuente: Elaboración propia con datos de

TRJLLA

(Cfr. en

CALVO:

ersonales no aUlOtélicas

Tiempo estéril o desocupado

5).

352

--,

vida cotidiana de los jóvenes, sobre todo desde el momento en que se reconoce que la cultura juvenil está fuertemente perfilada por su alejamiento de los ámbitos formalizados del trabajo y, en buena parte, del estudio. Que la juventud está alejada del ámbito laboral se entiende bien con los datos empíricos de participación laboral en la mano. En cambio, el alejamiento del ámbito educativo es algo más difícil de explicar; los ámbitos del estudio formalizado son en gran medida vividos por los jóvenes como una «imposición» del mundo de los adultos, a lo cual se suma la rigidez inherente a las instituciones educativas, orientadas por el interés en reproducir un orden establecido con el que no siempre han de sentirse identificados los jóvenes 10. Otro aspecto de interés es el estudio del proceso por el cual los conceptos de juventud y ocio tienen asociados valores altamente preciados en la sociedad actual; juven tud se asocia con belleza, vitalidad, creatividad, innovación, rebeldía; ocio se sigue asociando con calidad de vida, con estatus socioeconómico medio-alto, con salud. Por otro lado, la imagen de la juventud que difunden los medios de comunicación y la publicidad nos presenta una juventud por un lado «idealizada» y por otro «distorsionadapor el vínculo del concepto de juventud a determinados ámbitos del mercado; ámbitos en los que no necesariamente son principales consumidores los jóvenes. La «juvenilización del mundo adulto» de la que se hablaba en los ÚlOS 80 (Beltrán, 1984: 160), probablemente se ha intensificado entre los noventa yel momento actual. Los adultos hoy en día hacen cosas que unas generaciones atrás hubiesen resultado impensables, por ejemplo las referidas a la manera de vestir y a determinados comportamientos que antes eran reservados casi en exclusiva para los jóvenes, como hacer deporte, ir a conciertos de pop o rack, cambiar de imagen de acuerdo a modas estéticas y otras de tipo me10 La exposición en profundidad sobre este tema se puede encontrar en la obra de Bordieu, así como en otra bibliagrafia citada en el capítulo sobre Educación de este Informe.

353

nos superficial que no es el caso describir. Es bastante frecuente encontrar a personas con edades maduras queriendo «parecer» jóvenes, para lo cual cuidan y transforman su imagen exterior hasta el punto de someterse a cirugías estéticas o a otros tratamientos costosos y especializados, con tal de prolongar su apariencia juvenil. Al igual que en estos aspectos de «imitación» de lo juvenil en estos aspectos externos, también se imitan determinados comportamientos juveniles, sobre todo en lo relacionado con las modas y el OCIO.

Por lo dicho anteriormente, no es de extrañar que los jóvenes no quieran dejar de parecer jóvenes tampoco, pero ellos al mismo tiempo necesitan y quieren distinguirse de los adultos con comportamientos determinantes de su identidad; entre los que se cuentan su ocio y el uso del tiempo libre. Mientras que en tiempos históricos pasados los jóvenes se apresuraban en parecer mayores, en la sociedad decimonónica y hasta mediados del siglo xx en España los jóvenes de 15 o 16 años ya vestían casi igual que sus padres e imitaban en gran medida sus costumbres. La tendencia ahora, por el lado de los jóvenes, es más a resistirse a esto y prolongar al máximo su vivencia de la juventud, y por parte de algunos adultos se produce una cierta imitación del mundo ju\'enil. Es conocido que los jóvenes quieren prolongar sus formas de vida juveniles cada vez más: n.ores

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