Obras de Alejandro Tapia: Ensayo historiografico

July 25, 2017 | Autor: Maria C Blas-Perez | Categoría: Puerto Rican History, Historiografía
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Descripción

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Alejandro Tapia y Rivera, Obras Completas, Vol. III, Biblioteca Histórica de Puerto Rico, por Alejandro Tapia y Rivera. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970, p. 4.
Alejandro Tapia y Rivera, Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo (Río Piedras: Editorial Edil, Inc., 1979), 83.
Ejemplo de esto es la mención de la impresión que causaba en personas mayores por su creatividad desde pequeño y el hecho de que no tuvo un maestro oficial, sino que fue la naturaleza su maestra principal. La utilización de las biografías renacentistas confirmarse ya que en la página 15 Tapia discute los artistas del renacimiento reseñados en la reconocida obra del biógrafo y artista Giorgio Vasari.
Alejandro Tapia y Rivera, Vida del pintor puertorriqueño José Campeche y Noticia Histórica de Ramón Power (Barcelona: Ediciones Rumbos, 1967), 12.
Alejandro Tapia y Rivera, Vida del pintor puertorriqueño José Campeche…,13.
Lamentablemente Tapia no indica las fuentes que al parecer le aseguraron que hubo una amistad entre ambos artistas. Las únicas fuentes que le aseguraron a Tapia que debió existir esta amistad e influencia en la obra son los conocedores de arte consultados por el historiador.
Alejandro Tapia y Rivera, Vida del pintor puertorriqueño José Campeche…,15.
Alejandro Tapia y Rivera, Vida del pintor puertorriqueño José Campeche…,16.
Alejandro Tapia y Rivera, Obras Completas, Vol. III, Biblioteca Histórica de Puerto Rico..., 3.
Alejandro Tapia y Rivera, Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré…, 57.

La obra histórica de Alejandro Tapia y Rivera:
¿exaltación de la nación, de lo criollo o de la patria?

Alejandro Tapia y Rivera es recordado por las múltiples producciones y funciones que aportaron significativamente a la actividad intelectual de Puerto Rico durante el siglo diecinueve. Tapia y Rivera fue dramaturgo, escritor, poeta, ensayista, historiador e historiógrafo. Sus años de infancia y juventud transcurrieron en Puerto Rico, pero por haber entrado en un duelo a los veintitrés años de edad, es desterrado a Madrid en 1849. A pesar de que fue un suceso inesperado, este destierro tuvo un gran impacto en la vida de Tapia pues allí se reúne con estudiantes puertorriqueños que se encontraban en Madrid y funda la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos de Puerto Rico. De la Sociedad y sus esfuerzos surge la Biblioteca Histórica de Puerto Rico, cuyo historiógrafo y recopilador principal lo fue el propio Tapia, e indudablemente de la Sociedad surgen los intereses de Tapia por aportar a la actividad intelectual de su país natal tanto en literatura como en historia. Debido a la existencia de la Biblioteca Histórica y a su producción literaria sobre temas y problemáticas de Puerto Rico, se relaciona la figura de Tapia como aquel firme defensor de la identidad puertorriqueña del siglo diecinueve frente a la metrópoli. Si se estudia a fondo su producción histórica puede apreciarse que Tapia sí honró lo de su país o lo que se denominaría como criollo, al recopilar fuentes que trataran a Puerto Rico y que formaban parte de colecciones españolas, al publicar éstas en la Biblioteca Histórica y al escribir sobre aquellas personas que consideró importantes en la historia de Puerto Rico. Desde la perspectiva de su tiempo, Tapia se interesó en darle a Puerto Rico la tradición histórica que tenían las metrópolis europeas, por lo tanto, su aportación puede considerarse a su vez como una exaltación a su país natal y como un deseo por ubicar a Puerto Rico en el mapa de creación intelectual del diecinueve. Sin embargo, no puede argumentarse que Tapia se consideraba únicamente parte de Puerto Rico y que hablaba de Puerto Rico como su única patria. En la obra histórica de Tapia puede apreciarse un criollo que amante de su país natal se identificaba también con la metrópoli, viendo en ésta el progreso y el desarrollo intelectual, y viendo en Puerto Rico el atraso intelectual que pretendía remediar al recopilar documentos y escribir algunas partes de su historia. En el presente trabajo analizaré la obra histórica de Alejandro Tapia y señalaré cómo al realizar sus contribuciones al quehacer histórico de Puerto Rico, Tapia exalta a su país pero a través de la comparación con España y la tradición europea, comparaciones que en ocasiones terminan minimizando a Puerto Rico en términos de desarrollo intelectual. A pesar de que a simple vista estas ideas pueden verse como simples contradicciones de un individuo, el caso de Tapia junto a otros intelectuales criollos de la época, debe de verse desde la perspectiva adecuada y en contexto; como ilustrado del diecinueve la creación intelectual y las ideas reformistas eran símbolo de una nación en progreso y al ver que Puerto Rico no contaba con tradiciones tan extensas le urgió comenzar a desarrollarla. Otro aspecto que puede señalarse es que la situación colonial de la isla resultaba en que ilustrados como Tapia consideraran el legado español como suyo también. Puerto Rico era su país natal, pero la Patria era España. Para propósitos del presente trabajo se discutirán las siguientes obras: La Biblioteca Histórica de Puerto Rico, Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo, Vida del pintor José Campeche y Noticia Histórica de Ramón Power.
La Biblioteca Histórica de Puerto Rico (1854) es un proyecto que puede describirse como un archivo histórico que llega a Puerto Rico y es indudablemente una de las aportaciones más significativas a la historiografía puertorriqueña que se producen en el siglo diecinueve. Desde la introducción del proyecto, Tapia lamenta que Puerto Rico ha sufrido lo que él llama "la pobreza histórica". Por lo tanto, ya desde la introducción Tapia ha comenzado a comparar el estado de producción intelectual de Puerto Rico con el de la metrópoli. Sin embargo, el autor no simplemente critica, sino que respalda sus argumentos y deja claro el por qué Puerto Rico no posee una tradición histórica. Por ejemplo, Tapia señala que los primeros conquistadores no dejaron abundantes escritos "de la raza de Agüeybaná", y que por lo tanto no hay detalles precisos sobre la cultura indígena y de lo que encuentran por primera vez los invasores del Viejo Mundo. Otro obstáculo mencionado por Tapia que contribuye al mal de "la pobreza histórica de Puerto Rico" lo es el hecho de que los únicos escritos disponibles provienen de una perspectiva posterior europea. Nada más en la introducción puede apreciarse a Tapia realizando sus labores de historiador al criticar, respaldar y contextualizar para que se entienda el estado intelectual actual de la isla.
Al lamentar la falta de una tradición histórica en Puerto Rico, Tapia prepara el terreno para argumentar a favor de su proyecto y establece las razones por las cuáles su recopilación es imprescindible. Entre sus propósitos para recopilar la Biblioteca Histórica lo está el ya antes mencionado mal de "la pobreza histórica"; el unir documentos que se encuentran en archivos de España y por lo tanto son de difícil acceso a los investigadores de Puerto Rico y otros lugares; y por último, el hacer una aportación a futuras investigaciones a través de la disponibilidad de los documentos. Aunque sus razones se relacionan de alguna manera, el último aspecto es de destacarse ya que en este se presenta abiertamente su interés por que se escriba la historia de Puerto Rico y realiza una cordial invitación a historiadores para que lo hagan realidad a través de la consulta de los documentos recopilados en su Biblioteca. Desde esta perspectiva puede apreciarse la exaltación a su país natal pues considera urgente el que Puerto Rico se ubique en la tradición histórica y la producción intelectual. En palabras de Tapia: "El trabajo es de bastante interés para la nación y la provincia, porque abre camino a nuevas investigaciones, que acaben de ilustrar en todos sus puntos la historia de Puerto Rico." Cabe señalar que en esta frase, Tapia hace mención de "la nación y la provincia". Contrario a lo que se pensaría, cuando Tapia habla de nación en sus escritos, éste se refiere a España; la situación política hacía de estos conceptos muy distintos a lo que son en la actualidad. Por otra parte, su país natal queda reducido a
"la provincia" y su proyecto tenía el propósito de ser de interés para ambas.
Aun así considere a Puerto Rico "la provincia", Tapia contribuye con su Biblioteca Histórica a la historia de la misma pues recopila sólo aquellos documentos que están relacionados con Puerto Rico. El autor le presenta al investigador una selección de los escritos de los testigos oculares o cronistas que dejaron plasmados sus impresiones de Puerto Rico o los intereses para los cuáles trabajaban al momento de documentar. También incluye a otros escritores que con intención de realizar una historia del Nuevo Mundo se refieren a Puerto Rico. Luego de la recopilación de los cronistas, el también dramaturgo incluye una serie de documentos inéditos organizados por épocas y en orden cronológico. Estos documentos comienzan a finales del siglo quince y terminan en el dieciocho y son un extracto de la obra del español Juan Bautista Muñoz, quien en 1793 había publicado la Historia del Nuevo Mundo, una colección de documentos relacionados a las posesiones españolas de América. Tapia se da a la tarea de extraer de esta colección todo lo relacionado a Puerto Rico para incluirlo en su Biblioteca. Sin embargo, la importancia de la Biblioteca Histórica de Alejandro Tapia no sólo recae en su recopilación e introducción sino que, además de esta tarea exhaustiva, el autor ofrece al lector con breves reseñas críticas de los escritos que incluye. Tapia sitúa a los cronistas en su contexto para que el lector entienda la perspectiva del cronista en su tiempo y no lo tome como verdad absoluta ni las juzgue por ideas de pensamiento retrógrada. Con el carácter minucioso y crítico del proyecto, ciertamente Tapia esperaba atraer atención del intelectual en España o conocedor de la tradición europea a la historia de su país, ya que sería una recopilación que podrían consultar, entender y que inclusive serían guiados a través de las introducciones y descripciones de documentos, hasta aquellos que no estuviesen familiarizados con Puerto Rico.
A pesar de que el autor y recopilador de la Biblioteca Histórica de Puerto Rico es Alejandro Tapia, como mencioné anteriormente la recopilación surge a partir de los intereses de la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos, una organización estudiantil fundada en 1851 en la Universidad Central de Madrid por Tapia junto a Ramón Baldorioty de Castro y otros puertorriqueños. Sin embargo, los intereses de la Sociedad Recolectora y el proyecto de Tapia no fueron hechos aislados. El siglo diecinueve fue crucial para el desarrollo de la disciplina histórica en distintas partes de Europa. El desarrollo de las escuelas de pensamiento positivista e historicista trajo consigo el surgimiento de cátedras de historia en las universidades europeas, la apertura de más archivos y el traslado de la investigación histórica a estos archivos. Además de las corrientes positivistas e historicistas que sin duda alguna influyeron en el nacimiento del proyecto, puede mencionarse de igual manera el nacionalismo romántico, corriente que motivó el desarrollo de la historiografía nacional en distintos países europeos. Sin embargo, a pesar de que para Tapia, la "nación" era España, sus esfuerzos de recopilador e historiador son dirigidos hacia la construcción histórica de la provincia de Puerto Rico, su país natal, aspecto que expone nuevamente la complejidad que presenta el pertenecer a un territorio dominado por una metrópoli. No es un nacionalismo que alabe la patria, ya que este no es el discurso del momento, sino que la mera decisión de buscar, recopilar, transcribir y publicar los documentos coloniales relacionados a Puerto Rico y su preocupación por "la pobreza histórica" vinculan a Tapia y Rivera y a la Sociedad Recolectora a este nacionalismo romántico de la disciplina.
En la Biblioteca Histórica de Tapia la exaltación de su país natal ocurre desde una actividad intelectual que pretendía ubicar a Puerto Rico dentro de la producción histórica del siglo diecinueve. Por otra parte, se encuentran las Memorias o en su título completo Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo, obra que nos acerca al autor pero de un tono más personal. Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo fue comenzada en 1880 y publicada décadas después de su muerte en 1927. Su título deja establecido que no se trata de una obra que aportará a la disciplina histórica como su Biblioteca sino que presentará su perspectiva personal en torno a los temas tratados. Independientemente del carácter personal que insiste tener la narrativa por su informalidad y al ser categorizada como memoria por el propio autor, hay que tomar en cuenta que como historiador, Tapia y Rivera estaba consciente de que una memoria escrita y publicada es una fuente de gran valor histórico. Por consiguiente, Tapia debió suponer que sus Memorias se transformarían inevitablemente en un documento histórico al publicarse y en una fuente relevante para entender no tan sólo el Puerto Rico que describe sino también al propio Tapia como figura histórica en su contexto. En este sentido Tapia se suma a los cronistas que él mismo contextualizó y discutió en su Biblioteca Histórica.
Debido a que Tapia escribe sus vivencias en el Puerto Rico del siglo diecinueve, el lector tiene la oportunidad de conocer al ser humano que siente, que se irrita y que le cuenta diversos aspectos de su vida utilizando un tono informal. Desde el comienzo de las Memorias el lector se encuentra con un Tapia poético y sentimental que describe su amor por Puerto Rico, descripciones que conectan al lector con el carácter subjetivo de las Memorias y que le recuerda que no se encuentra frente al historiador que proclama objetividad. Debido a la naturaleza de la Biblioteca Histórica es lógico que el vocabulario y el objetivo estén dirigidos hacia un norte específico y hacia un público investigador sediento de quehacer histórico e historiográfico. Las Memorias, por otra parte, son de una naturaleza muy distinta, sin embargo, no por esto Tapia deja a un lado aquellas nociones que lo definen como el defensor de Puerto Rico y a su vez el amante de la metrópoli. Ejemplo de esto lo son sus expresiones de admiración a España y de amor a Puerto Rico. Desde el comienzo de sus Memorias, Tapia expresa su amor por Puerto Rico pero no describe su amor como "patriótico". El amor por Puerto Rico simplemente obedece a la ley natural de amar el país de procedencia, como se ama a la madre, expresa Tapia. Para el autor, Puerto Rico está aún muy atrasado en muchos aspectos. Describe a Puerto Rico como "virgen", "desvalida" y "desorganizada" y constantemente le cuenta al lector los deseos por contribuir a su país, como hizo con la Biblioteca. Cuando Tapia describe a España y a Europa, se refiere al progreso y a las ideas de la Ilustración y es en este punto donde puede debatirse su perspectiva como la de un natural de Puerto Rico únicamente. Al haber pasado parte de su juventud en la metrópoli y formar parte de un círculo de intelectuales puertorriqueños y estar rodeado de un ambiente intelectual europeo, no es de sorprender una descripción de la situación en Puerto Rico como la de un extranjero educado. Se lamenta por el atraso y empequeñece su país natal al señalar todo aquello que le falta frente a otros países, nociones que perduraron por mucho tiempo en la historiografía puertorriqueña.
La defensa de España como "nación" puede apreciarse en el relato de Tapia sobre los sucesos del Grito de Lares. Tapia se refiere al Grito de Lares como "un motín desesperado por obtener reformas" y describe la corriente separatista como "la ilusa y desesperada tendencia separatista." Con estas expresiones queda claro que Tapia no simpatizaba con esta tendencia. Según Tapia, los "motines" separatistas pudieron haberse evitado si la metrópoli hubiese apresurado a implantar reformas y asegura que la causa de la vuelta del absolutismo al gobierno de las colonias lo era la queja de los separatistas. Para Tapia ser separatista era atentar contra la "integridad nacional", refiriéndose nuevamente a España. En sus propias palabras, España era "la nación o la patria política". Por lo tanto, como deja explícito, el término de nación en este contexto tenía una connotación política y no una sentimental como la que se desarrolla posteriormente.
Con las obras antes discutidas, Tapia intenta reconstruir la historia de Puerto Rico, al proveer los documentos de las colecciones españolas, y también su propia historia en su autobiografía. No obstante, su labor como historiador también se extendió hacia figuras puertorriqueñas del siglo dieciocho y diecinueve al escribir las biografías de José Campeche y Ramón Power y Giralt. En ambas obras Tapia da importancia a figuras criollas y a su país natal al escribir sobre éstas en su contexto histórico, pero manteniendo su postura en cuanto al progreso que representaba España en relación con Puerto Rico. Sin embargo, estas obras no pueden reducirse a esta discusión porque dentro de su crítica y constante queja por las condiciones de la isla que vivieron Campeche y Power, Tapia escribe sobre ellos como personas admirables y grandiosas de la época en el contexto puertorriqueño. A continuación presento un análisis de las biografías y cómo puede apreciarse la intención de Alejandro Tapia en reconstruir las vidas de estos puertorriqueños, sin dejar a un lado su alabanza a la "patria política".
En la Vida del pintor José Campeche Alejandro Tapia reconstruye la vida del pintor sanjuanero desde su infancia hasta su muerte. La obra fue encomendada por la Junta de Fomento de Puerto Rico a la memoria de Campeche y Tapia se creyó capaz de realizarla posiblemente por su acceso a documentación y por su espíritu investigador. Al igual que en su Biblioteca Histórica, donde Tapia se da a la tarea de incluir variedad de documentos para el quehacer histórico, y en sus Memorias donde discute muchísimos aspectos sobre la vida puertorriqueña y su vida, en la Vida del pintor José Campeche Tapia intenta de presentar al lector una biografía que abarque todos los aspectos de la vida del pintor dieciochesco. Por lo tanto, Tapia ofrece detalles de su infancia, formación intelectual, personalidad, su carácter devoto, su manera de vestir, sus costumbres y pasatiempos, detalles de su familia, testimonios de personas que lo conocieron y descripciones sobre sus obras y estilo. Sin embargo, la biografía puede presentar problemas de credibilidad para el historiador contemporáneo ya que ofrece en ocasiones datos muy específicos de la infancia de Campeche sin indicar las fuentes. El problema se complica cuando en ocasiones parece emular la tradición de biografías de artistas que se origina en la Italia renacentista. Tapia utiliza un vocabulario y expresiones similares al de esta tradición biográfica para discutir a Campeche, su formación e ingenio artístico. Aun así no puede menoscabarse su obra como una gran aportación para conocer sobre el pintor ya que Tapia investigó, realizó entrevistas, e inclusive, como parte de la biografía añadió un apéndice de documentos.
Ciertamente, Tapia debió encontrarse con poca información sobre el contexto de Campeche en el San Juan del dieciocho y principios del diecinueve, sin embargo, esto no detuvo al hábil investigador. Para contextualizar a Campeche en la población que presenció y cuyos miembros pintó, Tapia se refiere a los datos de la población de las Memorias de Alejandro O'Reilly, haciendo énfasis en la educación que pudo haber recibido Campeche según lo que había en Puerto Rico durante los años formativos del artista. Es en estos detalles donde pueden encontrarse las nociones de Tapia sobre la Europa progresista y el Puerto Rico atrasado, pero siempre exaltando a la figura del artista en este contexto. Cuenta Tapia que en Puerto Rico no habían museos y escuelas de arte donde Campeche pudiera desarrollarse como artista y que lo que aprendió en sus comienzos lo obtuvo de los libros y de las enseñanzas de su padre quien tenía un taller y era adornista y dorador de altares. Describiendo "el estado intelectual" de Puerto Rico, escribe Tapia: "Que en todo el territorio no había más que dos escuelas de primeras letras, teniéndose además como raro, los que sabían leer fuera de la capital y la villa de San Germán, poblaciones principales." Tapia inclusive menciona lo superficial de los currículos en las escuelas, por lo tanto, lleva al lector a deducir que la educación que debió recibir Campeche era incompleta. Seguido de la descripción del estado intelectual de Puerto Rico, Tapia comienza a elevar a la figura de Campeche en este contexto. Dice el historiador:
Y con todo, a pesar del corto estímulo con que podía brindar semejante estado a la juventud, vemos al pintor asistir en sus mocedades a las cátedras superiores, y abarcar lleno de avidez el poco alimento que podía ofrecerle la instrucción pública.
Según Tapia, a pesar de que Puerto Rico estaba atrasado en términos de educación y desarrollo intelectual y Campeche no obtuvo la mejor formación académica, este pudo triunfar como artista y ser un hombre muy solicitado por sus obras en la ciudad de San Juan. Sin embargo, a pesar de que eleva a la figura del criollo con estos comentarios los triunfos de Campeche no sólo se dieron debido a su propio ingenio. Cuenta Tapia que el estilo de Campeche presenció una mejoría con la llegada del pintor español Luis Paret y Alcázar a San Juan debido a un destierro. Aunque no se han encontrado documentos que demuestren que existió una amistad entre el pintor criollo y el de la metrópoli, se acepta generalmente por lo estudiosos del tema que Paret tuvo influencia en la producción artística de Campeche, sospechas que se justifican por los cambios drásticos en su obra que coinciden con la llegada del español a Puerto Rico. Para Tapia el contacto de José Campeche con un artista español representaba la civilización llegando al arte de Puerto Rico; en palabras de Tapia: "¡Feliz momento para nuestra isla aquel en que el monarca deportó a sus playas al hombre cuyo consejo, erudición y gusto ya formado, habían de traerle la influencia benigna del progreso!" Para Tapia la influencia de Paret era luz, era conocimiento y progreso: "De cuanto auxilio e importancia no debió ser (…) el auxilio de un celoso lapidario que diese hermosas luces al diamante condenado a la oscuridad." Como en las demás obras históricas, en la biografía de Campeche Tapia y Rivera enaltece lo criollo al darle la merecida importancia histórica pero nuevamente alaba la presencia española en la isla como aquella que traía el progreso y el conocimiento, palabras que no sorprenden de un hombre ilustrado puertorriqueño formado en la metrópoli.
Por otra parte en la Noticia Histórica de Ramón Power, Tapia y Rivera no reconstruye todos los aspectos de la vida personal como lo hizo con Campeche, sino que se concentra en discutir directamente la carrera política y militar de Ramón Power, enfatizando ante todo las aportaciones que hizo a la Provincia de Puerto Rico con sus funciones políticas. De todas maneras, Tapia comienza con una breve biografía sobre Power para introducir esta figura al lector. Según Tapia, Power no corrió la suerte de muchos jóvenes de Puerto Rico quienes no tenían la oportunidad de viajar para estudiar. Esta formación en el extranjero hace de Power un hombre exitoso y con nuevas ideas que eventualmente favorecieron a Puerto Rico, quedando la formación académica en España engrandecida frente a la poca que se podía obtener en la isla. Para Tapia, el año 1812, fecha en que España establece un sistema de gobierno regido por la Constitución, fue el año de "regeneración nacional", refiriéndose nuevamente a España y en este caso al sistema de gobierno que se implantaba en la ausencia de un monarca y que extendía privilegios a las provincias americanas. Tapia contextualiza a Power en este momento crucial en la política española en la isla; lo alaba como aquel que buscaba lo mejor para el Estado y la Provincia pues no tan sólo solicitaba más privilegios para Puerto Rico, pero también participó en campañas militares contra otras potencias europeas en la recuperación de territorios de la nación española. Otro aspecto que puede mencionarse es que Tapia enfatiza en varias ocasiones que Ramón Power sí era español, a pesar de su conexión con Puerto Rico. Al mencionar que Power venía de una familia privilegiada de ascendencia española, Tapia provee los nombres hasta de sus abuelos y ancestros y plantea que todos eran españoles. En otro comentario discute a Power como un "español puertorriqueño", ya que era amante y fiel a España pero que también amaba a Puerto Rico pues hacía lo que podía por la provincia. Otro ejemplo de esto lo es al momento de describir un discurso de Power, Tapia asegura que el discurso "respira su acendrado españolismo y su amor al rey Fernando (…)". La "Noticia Histórica" es, por lo tanto, un informe de la relevancia de Ramón Power y Giralt para los puertorriqueños, para que no olvidaran las labores que éste realizó por Puerto Rico, sin dejar a un lado la idea de que el diputado era también un símbolo del progreso traído a Puerto Rico a través de figuras locales como Power, quienes necesariamente se formaron en el extranjero para traer cambios e ideas nuevas. Podría argumentarse que en esto de ser un "español puertorriqueño" Tapia debió identificarse con la figura de Power.
Aunque las obras históricas de Tapia son de diversa naturaleza y propósito, ya que hay desde historiografía, historia, biografías y hasta autobiografías, en todas sus obras es evidente la escuela de pensamiento a la que pertenece. Como intelectual del siglo diecinueve, Tapia es producto de las corrientes positivistas e historicistas del momento. La corriente positivista enfatizaba el escrutinio del documento como pieza de evidencia para la construcción histórica y en los comentarios puede apreciarse cómo se guía por estos preceptos recién estrenados en la disciplina. En su Biblioteca Histórica, por ejemplo, una de las características que lo ata al positivismo es que la obra de Tapia en sí es una exposición de documentos y no un relato histórico coherente. Se percibe también un interés por resaltar a aquellos autores que fueron testigos oculares como aquellos que pueden proveer una evidencia más cercana a los hechos. Pueden encontrarse, además, las ideas historicistas sobre cómo un documento puede contener la verdad y la noción del historiador cómo el medio para revelar esa verdad. Ejemplo de esto es la introducción general a la obra y sus propósitos cuando dice:
Para llenarlos [los vacíos en la historia de los indígenas de Borinquen] ocurre el historiador a las fuentes originales, busca en el laberinto de su oficio y en la correspondencia particular de la época el hilo que cortado a trechos, puede guiarle con trabajo, si bien con seguridad, al término de sus investigaciones.
Por otra parte, a pesar de que las Memorias no fue una recopilación histórica como su Biblioteca, no puede obviarse su perspectiva de historiador que se encuentra presente en la narración. Como en la Biblioteca Histórica, Tapia hace mención de la "verdad" en varias ocasiones, aspecto que lo delata como historicista y positivista. Dice Tapia: "En cuanto digo ahora, creo que no debo omitir nada de lo que pienso, porque siempre amé la verdad y esta nunca deja de ser útil." Desde este punto de vista, sus memorias pasan a ser una "verdad" como obra autobiográfica de un historiador, y eventualmente como documento histórico del siglo diecinueve.
En la Vida del pintor José Campeche y la Noticia Histórica de Ramón Power puede apreciarse su labor como investigador para acercarse a estas figuras históricas. Para llevar a cabo estas biografías, Tapia y Rivera hizo entrevistas, revisó los archivos y de estos recopiló documentos. En ambas obras su perspectiva positivista e historicista es evidente ya que en ambos ensayos incluye documentos a modo de apéndice para que el lector tenga algún tipo de evidencia cuando consulte las biografías. Es una manera también de mostrar de dónde él obtiene muchos datos sobre estas figuras. En el caso de Campeche, a pesar de que no incluye la procedencia de ciertos detalles, el historiador incluye informes protagonizados por abogados en representación de las hermanas de Campeche quienes solicitaban ayuda económica. En estos informes se alude a la personalidad de Campeche, su carácter devoto y lo bien querido que era en la capital. En el caso de la Noticia Histórica de Ramón Power, Tapia provee los discursos de Power donde se evidencian sus ideas políticas, que fueron precisamente las que discute Tapia en su investigación y que sin su inclusión como apéndice en esta investigación se podría pensar en la atribución de Tapia de estas ideas al personaje histórico, ya que el autor compartía una visión política reformista igual que Power.
Independientemente de las connotaciones que tuviesen los conceptos de nación y patria para Tapia en el siglo diecinueve y que ninguno de estos se relacionara a su país natal, no puede menoscabarse su gran aportación histórica a la "provincia" de Puerto Rico. Aunque la descripción de su amor por Puerto Rico puede estar atada al nacionalismo romántico de la época, ciertamente lo demuestra al comenzar la historiografía de Puerto Rico y una tradición histórica para su país natal. Es momento de concluir de qué manera cada una de las obras expuestas en el presente trabajo, contribuyeron al quehacer histórico de Puerto Rico. La Biblioteca Histórica, por ejemplo, presenta los intereses de su tiempo y de un grupo de personas quienes consideraron importante que Puerto Rico comenzara a tener una tradición histórica e historiográfica. Su recopilador y antólogo se preocupó no solamente por agrupar y transcribir estos documentos sino también por ofrecer su perspectiva de historiador y escudriñador de los mismos. Puede que sus ideas en torno al fin de la historia y del historiador no sean las mismas de la actualidad, sin embargo, la Biblioteca Histórica de Puerto Rico sigue siendo una colección de documentos consultada y que facilitó y aun facilita el desarrollo de la disciplina histórica. Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo es una autobiografía que no tan sólo nos acerca a la vida personal de Alejandro Tapia al proveer imágenes de su familia, viajes y experiencias en Puerto Rico y la metrópoli. Más allá de esto, las Memorias presentan al lector a un Alejandro Tapia con deseos de contribuir al quehacer historiográfico de Puerto Rico jugando el doble rol de espectador e investigador de su época con el fin de ofrecer una parte de la verdad del siglo diecinueve, la suya. En la Biblioteca Histórica, Tapia es el recopilador e historiógrafo, en las Memorias Tapia es el ser humano subjetivo, pero también el cronista e investigador de su época. Por último en las biografías de Campeche y Power el lector se encuentra con el hábil investigador que se mueve por distintos sectores tanto institucionales, privados y públicos para recopilar información oral y escrita para darle forma a estos personajes que tanto hicieron por Puerto Rico y para que no fueran olvidados. Alejandro Tapia y Rivera siempre será considerado como el defensor de la cultura puertorriqueña, independientemente de sus ideas que en ocasiones minimizaran a Puerto Rico. Para entender la obra pionera de figuras como Tapia no debe olvidarse su contexto, experiencias personales y su formación intelectual. Tapia se consideraba de dos mundos, políticamente español pero sentimentalmente de Puerto Rico y gracias a esto se comenzó la historia e historiografía puertorriqueña.









Bibliografía
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Moradiellos, Enrique. "La evolución de la historiografía desde los orígenes hasta la actualidad." En El oficio del historiador. Madrid: Siglo XXI, 2008. pp. 41-87.
Tapia y Rivera, Alejandro. Obras Completas. Vol. III, Biblioteca Histórica de Puerto Rico, por Alejandro Tapia y Rivera. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970.
_____. Mis memorias o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo. Río Piedras: Editorial Edil, Inc., 1979.
_____. Vida del pintor puertorriqueño José Campeche y Noticia Histórica de Ramón Power. Barcelona: Ediciones Rumbos, 1967.





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