Obama y el ajedrez. El Universal. Tech Bit. Columna Proyecto Internet, 20 de enero de 2017

Obama y el ajedrez
Octavio Islas

El jueves 12 de enero a las 14:20 horas, WikiLeaks publicó el siguiente mensaje en su cuenta en Twitter: "Si Obama concede el indulto a Manning, Assange aceptará una extradición a Estados Unidos a pesar de que un caso claramente inconstitucional por parte del DoJ (Departamento de Justicia de Estados Unidos".

El referido Twitter incluía una liga hacia una carta dirigida a la fiscal estadounidense Loretta Lynch, en la cual Barry Pollack, abogado de Assange, argumenta que no existe ninguna base jurídica para seguir investigando al fundador de WikiLeaks.

La exsoldado estadounidense Chelsea Manning (nacida Bradley Edward Manning) cumplía una sentencia de 35 años de prisión en aislamiento y fue expulsada del ejército con deshonor, por haber filtrado a WikiLeaks miles de documentos clasificados sobre las guerras de Afganistán –conocidos como los Diarios de Guerra de Afganistán-, y de Irak, incluyendo cables diplomáticos de varias embajadas estadounidenses, y el video Collateral Murder –en castellano, Asesinato Colateral-, que consigna imágenes del tiroteo realizado en Bagdad el 12 de julio de 2007 por dos helicópteros estadounidenses AH-64 Apache, contra un grupo de iraquíes. De tal operación 12 iraquíes fueron asesinados (10 adultos y 2 niños, además de 2 reporteros de Reuters.

El referido video, de 17 minutos y 46 segundos de duración, se encuentra disponible en YouTube [https://www.youtube.com/watch?v=5rXPrfnU3G0], y el jueves 19 de enero casi alcanzaba 16 millones de visitas.

El australiano Julian Paul Assange, fundador, editor y vocero de WikiLeaks, permanece refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde el martes 19 de junio de 2012, donde pidió asilo político para evitar su posible extradición a Suecia donde enfrenta dos órdenes de arresto por los presuntos delitos de violación, en el caso de Anna Ardin, y acoso sexual de Sofia Wilen.

El martes 17 de enero, en uno de sus últimos actos como presidente de Estados Unidos y tres días antes de entregar el poder a Donald Trump, Barack Obama conmuto lo que resta de la condena penal de Chelsea Manning, quien el 17 de mayo podrá dejar la prisión de Fort Leavenworth, Kansas. Manning ya había cumplido 7 de los 35 años de sus condena.

Debemos tener presente la intervención de WikiLeaks en las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos. El 16 de marzo de 2016, WikiLeaks filtró más de 30 mil correos electrónicos y archivos adjuntos que fueron enviados desde el servidor de correo electrónico de Hillary Clinton cuando ella se desempeñaba como secretaria de Estado.

De acuerdo con lo asentado en el sitio web de WikiLeaks [https://wikileaks.org/clinton-emails/] las 50.547 páginas de documentos comprendían correspondencia generada y recibida del 30 de junio de 2010 al 12 de agosto de 2014. 7,570 de los documentos fueron enviados por Hillary Clinton.

Posteriormente WikiLeaks dio a conocer mensajes de correo electrónico que fueron hackeados de la cuenta de John Podesta, quien se desempeñó como jefe de la campaña presidencial de Hillary Clinton. Los documentos que fueron hackeados de la cuenta de Podesta pueden ser consultados en el sitio web de WikiLeaks [https://wikileaks.org/podesta-emails/]

La Federal Bureau of Investigation (FBI), convertida en ariete electoral por su director, James Comey, optó por lucrar con las filtraciones realizadas por WikiLeaks. Días antes de las votaciones, el FBI anunció la intención de reabrir una investigación sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton, cuyo equipo de campaña no fue capaz de diseñar la estrategia idónea para contener los daños. Hillary Clinton ha afirmado que las declaraciones realizadas por el FBI fueron un factor determinante en su derrota.

Me parece que Obama no resolvió conmutar la condena de Manning por generosidad. Obama es un conocedor del ajedrez. En algunas partidas resulta indispensable sacrificar alguna pieza para obtener del contrincante una de mayor valor. La apuesta es tomarle la palabra a Assange, quien enfrenta el dilema de cumplirla o retractarse, con el gran costo en términos de credibilidad y congruencia que ello supondría.