Nuevos puentes: Menéndez Pidal en América, 1914

August 21, 2017 | Autor: A. Cid | Categoría: Menendez Pidal, Cultura España
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Descripción

REDES INTERNACIONALES DE LA CULTURA ESPAÑOLA

1914-1939

Edición de José García-Velasco .

PUBLICACIONES DE LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES

Nuevos puentes: Menéndez Pidal en América, 1914 Jesús Antonio Cid

Retrato de Ramón Menéndez Pidal reproducido en los Anales de la Institución Cultural Española de Buenos Aires en 1947.

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En su tercer viaje a América, muy en vísperas del estallido de la Gran Guerra Europea, Menéndez Pidal tuvo una experiencia muy distinta a la de sus visitas anteriores: Ecuador y Perú en 1904, como comisionado regio para un arbitraje de límites fronterizos, con prolongaciones en Chile y Argentina; Estados Unidos en 1904 y, de nuevo, en 1909. Aunque los objetivos políticos o académicos de estos viajes tuvieran importantes derivaciones culturales, tales derivaciones lo fueron a título privado y no propiamente «institucionales». En 1914, don Ramón viajaba a Argentina con un objetivo principal y otro muy secundario. Este último consistía en un encargo de la Real Academia de la Lengua para intentar la misión imposible de revitalizar las llamadas «academias correspondientes». Menéndez Pidal hizo sus deberes; se entrevistó con todas las personas de algún relieve que podían considerarse favorables, indiferentes o más bien hostiles a mantener o reforzar los vínculos académicos; tomó sabrosas, y a veces cáusticas, notas sobre los prohombres y escritores con quienes habló o de los que le llegaron noticias (José Ingenieros, Leopoldo Lugones, Paul Groussac, Ricardo Rojas, Octavio Bunge...); asistió a recepciones y banquetes; pronunció discursos; y se supone que a su regreso informaría a la Academia Española de las perspectivas nada halagüeñas y de los pocos mimbres con que podía contarse. La finalidad primera del viaje, y a la que dedicó muy superiores atención y energías, era atender la invitación de la recién creada Institución Cultural Española de Buenos MENÉNDEZ PInAL EN AMÉRICA, 191411

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Aires para impartir dos ciclos de conferencias. Menéndez .Pidal era bien consciente de que, al margen de las conferencias, estaba ante una oportunidad única de cara a establecer las bases para una actividad cultural exterior española, con mayor eficacia que lo hecho hasta entonces, casi siempre limitado a exaltaciones retóricas, a pesar de los precedentes valiosos que supusieron las estancias de Adolfo Posada y Rafael Altamira. En Argentina se daban circunstancias más favorables para la difusión de la cultura española que,las que el propio Menéndez Pidal había observado en Roma, cuando en 1912 intentó con poco fruto poner algún orden en una recién creada Escuela Española de Arqueología e Historia, bajo la peculiar gestión inicial de un personaje, Josep Pijoan, tan genial e hip'eractivo como caótico o imprevisible. Menéndez Pidal viajaba a Argentina con el aval de ser vicepresidente de la Junta para Ampliación de Estudios y director del Centro de Estudios Históricos. Pero no fueron, sin embargo, esos organismos los que propiciaron su viaje americano. El mérito de organizarlo y su éxito deben atribuirse exclusivamente a la Institución Cultural Española de Buenos Aires, y así conviene señalarlo. No siempre se ha valorado justamente que la iniciativa, y el mecenazgo, de lo que se convirtió pronto en una fructífera y duradera colaboración fueron obra de los residentes españoles y de algunos argentinos que en muy buena medida luchaban contra corriente. Varios emigrados españoles en Argentina que habían prosperado en el campo profesional y económico deseaban 31211

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dignificar el papel, muy devaluado, de su comunidad (es bien sabido lo que representaba el «gallego» en la estimativa social argentina), en una república en plena expansión económica y que había convertido en señas de identidad una mayoritaria hostilidad nacionalista a la herencia hispánica, y un filoeuropeísmo que excluía lo español. Partiendo de asociaciones ·preexistentes y, sobre todo, de una comisión establecida en 1912 para celebrar un homenaje a la memoria de Menéndez Pelayo, se constituyó en 1914 la Institución Cultural Española. Entre otras iniciativas, la Institución creó una cátedra de Cultura Española en la universidad porteña y, asumiendo acuerdos previos, se decidió que la primera actividad fuera org~nizar un ciclo de conferencias sobre la obra de Menéndez Pelayo, que se encomendó a Menéndez Pidal. Puede resultar hoy paradójico el hecho de que los inspiradores de la Institución Cultural Española, liberales y simpatizantes del krausismo (Avelino Gutiérrez, Luis Méndez Calzada) o abiertamente republicanos (Rafael Calzada), pusieran desde el principio su asociación bajo la «advocación» de Menéndez Pelayo, pero los orígenes cántabros y asturianos de varios de ellos, la fama internacional de que gozaba don Marcelino y, sin duda, la apertura mental de los fundadores hicieron que no se viera contradicción ninguna y que Menéndez Pelayo fuera considerado simplemente como un símbolo de la mejor cultura española que se quería difundir en Argentina. En palabras del doctor Avelino Gutiérrez: «Por nuestra cátedra habrán de desfilar las más preclaras mentalidades que haya en España, lo mismo librepensadores que neocatólicos, socialistas que MENÉNDEZ PInAL EN AMÉRICA, 191411

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liberales y conservadores, republicanos que monárquicos. Nuestra tribuna será libre y en ella todos serán uno por la Patria, por la Ciencia y por el Verbo, bastándonos que se mantengan dentro de su campo con serenidad y abstención de prejuicios sectarios»l. El médico y profesor universitario Avelino Gutiérrez del Arroyo y el abogado Rafael Calzada, tan determinantes en la creación y sostenimiento de la Cultural argentina, son personalidades excepcionales. Por fortuna se reconoce ya su papel central en las relaciones culturales hispanoamericanas en unos momentos decisivos, y su eficacia material y ética al servicio, nunca mejor dicho, de la internacionalización de la cultura española. Gracias a ellos fue' posible «explotar en beneficio del americanismo ·españolla coyuntura de los años 1909-1916 en Argentina, extraordinariamente favorable para la revisión de los tópicos cultura~es hostiles a España y su legado»2. De Avelino Gutiérrez afirmaba Altamira: «lo estimo de modo especial y lo considero el más desinteresadamente español de todos los nuestros»3. De Calzada extractó María Goyri un resumen personal, para uso de don Ramón, de la biografía de Martín Dedeu, de 1913 4 : 1. Institución Cultural Española. Anales. Tomo primero, 1912-1920, Buenos Aires, 1947, págs. 48-49. 2. Sobre Avelino Gutiérrez y Rafael Calzada contamos ahora con los excelentes estudios de Marta Campomar, Javier Zamora Bonilla y Gustavo Prado en el volumen colectivo Patriotas entre naciones. Elites emigrantes españolas en Argentina (1870-1940), Marcela García Sebastiani (dir.), Madrid, Editorial Complutense, 2010. El texto citado es de Prado, pág. 227. 3. Carta de Rafael Altamira a Ramón Menéndez Pidal, 2 de septiembre de 1914. Archivo de la Fundación Ramón Menéndez Pidal. 4. Martín Dedeu, Nuestros hombres de la Argentina. Doctor Rafael Calzada, Buenos Aires, Editorial Herrando, 1913.

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Rafael Calzada. A los 21 años fue a América. Ejerció la abogacía. Alentador de prin1era obra patriótica española. Republicano furibundo. Confía en que España se redimirá por la República, y que ésta vendrá cuando menos se pien-. se, como en el Brasil, como en Portugal, como en China.. Con fines republicanos inició una suscripción con 50.000 pesos. Ha dado a manos llenas. Fue diputado por Madrid en 1907. Dotaciones a su villa natal de Navia, donativos a la Universidad de Oviedo. Propietario y director de El Correo Español, de Buenos Aires. Ha gastado en él mucho dinero. Ahora, apartado de todo, se dedica a poblar. Ya que no deja hijos, quiere dejar pueblos que perpetúen su nombre. Un sindicato fundó Villa Calzada, y él favorece su desarrollo y vive gran parte del año en esa población, que es ya estación ferroviaria. ' Tres barrios en Rosario (segunda ciudad de la Argentina) le deben su fundación. En la provincia de San Luis fundó la Colonia Calzada. A tres leguas de esta colonia fundó el pueblo Navia. Casó con la hija del Presidente de Paraguay, oriunda de Llanes. Le gusta la vida del campo. Prepara «Apellidos patronímicos españoles». 5

Calzada podría ser un excéntrico, en la óptica de María Goyri, pero ello no restaba nada a su capacidad de influencia en la política argentina y en el tejido social de la comunidad española. Con sus apoyos a la Cultural de Buenos Aires, presidida por Avelino Gutiérrez y con una sólida base 5. Original manuscrito de María Goyri (Fundación Ramón Menéndez Pidal).

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económica, cumplió con creces el objetivo de hacer «desfilar las más preclaras mentalidades que haya en España». La exhibición de nostalgia regionalista de los emigrados españoles, que tan poco interés tenía para el país de adopción, fue sustituida en alguna medida por una modernidad cultural y científica de la que se beneficiaron españoles y argentinos. Desde 1914 hasta la década de 1930 el papel de la Cultural fue mucho más decisivo para el éxito de lo que después se llamó la «acción cultural española en el exterior» que las iniciativas oficiales realizadas desde la propia España, más tardías y siempre sin continuidad. La Cultural patrocinó en años sucesivos los viajes y cursos de Ortega y Gasset, Rey Pastor, BIas Cabrera, Adolfo Posada, Eugenio d'Ors, Gómez-Moreno, Rodríguez Lafora, Américo Castro, Agustín Millares, Manuel de Montoliú, Luis de Olariaga, María de Maeztu, Sainz Rodríguez, Enrique Moles, Jiménez de Asúa, etc.; «desfilaron» también artistas, dramaturgos, músicos; estudiantes argentinos vinieron a España; y, sobre todo, se estableció un modelo de colaboración con instituciones españolas que en alguna medida se siguió en Uruguay, Chile y Puerto Rico. Volviendo a 1914, Menéndez Pidal impartió en agosto y septiembre algo más que un «cursillo». Fueron catorce conferencias sobre Menéndez Pelayo, completadas con una segunda serie de lecciones sobre Lope de Vega, también en la Universidad de Buenos Aires; y otras conferencias, en el Club Español y en la Asociación Nacional del Profesorado, sobre la lírica primitiva, la epopeya como documento histórico y la evolución intelectual de la España contemporánea. 316 11

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En los intereses más directos de Menéndez Pidal, la lengua y la literatura hispánicas, Argentina no era ciertamente un país de misión, pero se aproximaba a ello en cuanto a estricta filología del español. Para don Ramón, la estancia en Argentina supuso una inmersión en la realidad americana y una toma de conciencia de su importancia para España, que intentó trasladar a sus colaboradores del Centro de Estudios Históricos. Uno de ellos, América Castro, sentó las bases del Instituto de Filología en la Universidad de Buenos Aires, en el que se formarían estudiosos de la talla de María Rosa Lida o Ángel Rosenblat, y que tuvo espléndida continuidad con Amado AlonSo. Continuidad no eterna: los intentos gubernamentales españoles de realizar una política cultural y crear organismos prescindiendo de la Institución cultural y de la comunidad española se tradujeron, ya en la década de 1930, en desencuentros que no resultaron precisamente beneficiosos para los objetivos de ambas partes. Posteriormente, la guerra civil, el peronismo y la propia decadencia de la Institución Cultural Española desbarataron casi del todo lo que se había construido tan trabajosamente. Pero los puentes, si existen, igual que se derriban pueden también reconstruirse. El hispanismo de Argentina es hoy uno de los más vigorosos, y no cabe duda de que algo tienen que ver con ello los cimientos que se asentaron en 1914.

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