NUEVAS PERSPECTIVAS DE LOS HALLAZGOS DE CARCARAÑÁ

May 23, 2017 | Autor: Fernando Oliva | Categoría: Archaeology, Arqueología, Hunter-Gatherer Archaeology, Arqueología de cazadores-recolectores
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Descripción

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NUEVAS PERSPECTIVAS DE LOS HALLAZGOS DE CARCARAÑÁ Fernando Oliva y Guillermo Frittegotto

El punto de partida de nuestro trabajo estuvo centrado en el análisis y comparación de la denominada “Industria Carcarañense”. Considerando hallazgos similares en otras regiones y mediante nuevos cuerpos teóricos, se discuten distintas estrategias de aprovisionamiento de materias primas líticas. El estudio de este “Cache” se compara con otros contextos geográficos, fundamentalmente con hallazgos similares registrados recientemente en otros sectores de la Región Pampeana. Desde el punto de vista geográfico, cabe destacar que Carcarañá, lugar de los hallazgos, se localiza en un ambiente ecotonal en la porción norte de la Región Pampeana, área caracterizada por la ausencia de recursos minerales. Esta particularidad, junto con las características petrológicas de los elementos analizados, permite abordar un análisis bajo esferas regionales y proponer distintas alternativas vinculadas con los reservorios de materias primas o “caches”. Una primera interpretación estaría relacionada con aspectos estrictamente funcionales en cuanto al aprovechamiento, uso y conservación de materias primas. Otra posibilidad consiste en la vinculación con explicaciones simbólicas. Una tercera interpretación estaría vinculada con contextos integrales en donde aspectos simbólicos sociales y funcionales sean parte del todo complejo de las sociedades de cazadores recolectores pampeanos. INTRODUCCIÓN La denominada industria Carcarañense estudiada por González y Lorandi (1959) ha sido identificada a partir del estudio de un conjunto de artefactos líticos hallados en las cercanías del río Carcarañá, en la Provincia de Santa Fe por parte de un poblador local. El objetivo de esta presentación, radica en vincular este conjunto de artefactos dentro de nuevas perspectivas arqueológicas regionales y su relación con hallazgos similares registrados recientemente en otros sectores de la Región Pampeana. Desde el punto de vista geográfico, el hallazgo de Carcaraflá se localiza en la porción norte de la Región Pampeana, área caracterizada por la ausencia de recursos minerales (Figura 1), lo cual permite abordar un análisis bajo esferas macro-regionales. Desde el punto de vista del hallazgo, un aspecto singular que se destaca, es la disposición en que fueron recuperados los artefactos; “todos apilados uno encima de otro, formando un núcleo compacto” (González y Lorandi, 1959). Estas dos particularidades son interpretadas arqueológicamente considerando ambos aspectos, como rasgos relevantes de movilidad humana y que pueden vincularse con el empleo de los recursos y su relación con el medio ambiente, implicando estrategias culturales específicas.

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EL “CARCARAÑENSE” Siguiendo con lo expresado por González y Lorandi (op. cit.) se presentan aquí algunas consideraciones entorno a dicho hallazgo al que estos autores denominaron Industria Carcarañense. Los instrumentos que componen este conjunto fueron descubiertos por un agricultor a unos 2.000 m del río Carcarañá (Figura 2) cerca de la ciudad homónima, mientras se realizaban tareas agrícolas. De los instrumentos estudiados por estos autores se destacan dos clases de rocas utilizadas para su elaboración: cuarcita (grano fino) y calcedonia. Dentro del primero, se identifican un tipo de mineral de color blanco lechoso, algunos intercalados por vetas amarillas. Desde el punto de vista tipológico, han sido diferenciadas dos

Figura 1: Región Pampeana, Ubicación de los diferentes sistemas serranos y localización de los principales caches pampeanos.

Figura 2: Vista del Río Carcarañá, próximo a la localización del Cache de artefactos líticos

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clases de artefactos: piezas bifaciales, algunas de las cuales presentan formas amigdaloides con retallaen los bordes, predominando piezas más largas que anchas, pero registrándose también artefactos con formas ovales. Por otro lado, se encuentran piezas monofaciales, confeccionadas a partir de una lámina. Según estos autores, algunos de estos instrumentos pudieron ser núcleos a juzgar por su considerable peso y por la evidencia de corteza que presentan. Los instrumentos unifaciales fueron confeccionados utilizando una sola cara, aunque se observan golpes en ambos lados yen el contorno de algunas de estas piezas también es notoria la evidencia de trabajos de retalla (González y Lorandi, 1959). Por su parte, los instrumentos confeccionados en calcedonia representan un conjunto de doce piezas de tamaños menores a los anteriores. En general, éstos han sido elaborados sobre láminas por percusión o presión, presentando formas irregulares lo cual dificultó, según los investigadores, su ubicación funcional. El “Carcarañense” está caracterizado por la presencia de fragmentos de ocre hematíticos de formas irregulares, que según su descubridor se hallaban encima de los demás instrumentos. Desde el punto de vista tipológico, estos autores han señalado ciertas similitudes vinculadas con otros instrumentos localizados en diferentes áreas. Entre ellas, remarcan la analogía con aquellos artefactos procedentes de la Provincia de Buenos Aires como por ejemplo, los que componen la colección de Tres Arroyos, y de otras piezas recuperadas en Laguna Mar Chiquita (Partido de Junín). Además, en lo que concierne a la disposición del hallazgo, se determinó que existiría cierto grado de semejanza con ciertos conjuntos de la Región Patagónica. En este sentido, las piezas procedentes de los ríos Chico y Chubut, Punta Casamayor Río Seco y San Julián descriptos por Outes en 1905 (en González y Lorandi, 1959) presentarían parecidos significativos con los del Carcarañense, dada la forma en que fueron descubiertos (cachette). Asimismo, las comparaciones efectuadas por estos autores se centran no sólo en el aspecto tecno-tipológico de este conjunto, sino en las materias primas líticas. En resumen, esta industria lítica ha sido descripta sobre la base de rasgos morfológicos y tecnotipológicos, y puesta en comparación con otros conjuntos de instrumentos similares, localizados en áreas y regiones distantes. ASPECTOS MEDIOAMBIENTALES Dentro de lo que puede considerarse el sector norte de la Región Pampeana, este hallazgo se sitúa dentro de la cuenca central del río Carcarañá. El rasgo geomorfológico que caracteriza esta región, es el predominio de bajo relieve (Iriondo, 1994) sobre una cobertura de finos sedimentos. Sobre esta cuenca sedimentaria en continua subsidencia, existen reducidas pendientes hacia el este, pero con mayor acentuación topográfica en algunos sectores (Pasotti y Castellanos, 1963). En general, la región se apoya sobre una serie de bloques tectónicos dispuestos en forma transversal que modelan la llanura. En territorio santafesino el río Carcarañá se asienta sobre el final de la Pampa Hundida caracterizada por su plana horizontalidad, con amplias curvas en su trazado y con una pendiente sudoeste-noreste, produciendo un avenamiento difuso y con un poder erosivo débil (Pasotti y Albert op. cit.). En algunos tramos y a causa de las dislocaciones de los bloques tectónicos, el río se manifiesta en sucesivos meandros divagantes. Siguiendo con estos autores, existen diferentes condiciones de escurrimiento con diferentes morfologías por lo cual el río habría

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tenido otros recorridos, más hacia el sur en su cuenca superior, próximos a su desembocadura. Desde el punto de vista estratigráfico, la cuenca central del Carcarañá esta configurada por sedimentos eólicos y palustres intercalándose fajas fluviales transportadas por vientos del sudoeste durante el Pleistoceno Final, formando un loess de espesor variable (Iriondo, 1987). CONSIDERACIONES GENERALES Un aspecto particular dentro del análisis de los sistemas de producción lítica (Ericson, 1982) y de las cadenas operativas (Collins, 1975) es que cualquier estudio realizado sobre estos recursos minerales presenta una ventaja comparativa respecto a otros recursos: prevalecen en el tiempo en forma casi inalterable ante cualquier cambio producido en el medio ambiente (Schiffer, 1987). Cabe destacar que el área de la cuenca central del Carcarañá carece de afloramientos rocosos, por lo que su disponibilidad en regiones adyacentes hubiese significado considerables desplazamientos y movimientos por parte de los antiguos grupos humanos. Por lo tanto, desde el punto de vista de los recursos líticos, éstos deben ser considerados como recursos críticos puesto que no solo están ausentes en el área, sino que se localizan mucho más allá de ella: si bien a unos 160 km al noreste se encuentran las areniscas-cuarcíticas del Paraná Medio (Gonzalez Bonorino y Teruggi, 1952), los afloramientos de buena calidad para la talla conocidos más cercanos, se hallan a distancias que oscilan entre los 250 km hacia el oeste (Sierras Centrales) y 500km hacia el sur (Sistemas Serranos de Ventania y Tandilia, en la Provincia de Buenos Aires) (Figura 1). Dadas las características expuestas, este rasgo de ausencia de afloramientos rocosos, en un área de aproximadamente 50.000 km2, permite considerar a estos recursos como materiales aloctonos al sector norte de la Región Pampeana o, siguiendo a Gamble (1992), como artefactos de origen exótico. De esta manera, el arco espacial de potenciales recursos para la manufactura de instrumentos examinados bajo este contexto geográfico y ambiental, admite establecer un análisis sobre escalas macro-regionales de grandes espacios y distancias, y que puede ser configurado en un gran radio espacial de estudio. Esta observación expresada mediante la relación entre la distancia de este hallazgo y las potenciales fuentes de aprovisionamiento pone al descubierto algunos aspectos interesantes respecto a la movilidad de los grupos humanos y al trayecto de estos instrumentos en la circulación con regiones vecinas. Estas consideraciones, a partir de las características ambientales permiten hacer una diferenciación con aquellas regiones donde la estructura de los recursos es diferente, y que podrían tener implicancias en las pautas de comportamientos culturales. En este sentido, y siguiendo a lo propuesto por Ericson (1982). el uso de los recursos líticos se halla en relación con el aprovechamiento de minerales, ya sea por las cercanías a las fuentes de aprovisionamiento, calidad y cantidad que ese recurso puede otorgar, como así también por el acceso para llegar a las mismas cuando la topografía es muy accidentada. Un factor que se relaciona con la dispersión en de los recursos líticos, para este autor, es el inherente al transporte y peso de los instrumentos, lo que se traduce en un gasto energético de importancia. Pueden establecerse algunos enunciados en términos de la explotación y utilización de los recursos líticos. El conjunto de artefactos líticos es interpretado como un “Cache” constituido por tres materias primas cuarcita, calcedonia y arenisca ferruginosa. Si bien el mismo sufrió la pérdida de un “bifaz” elaborado en cuarcita y un artefacto elaborado en calcedonia según nos informo el señor Alejandro Maggi, director de la Peña el Chingolo, logar depositario de ésta colección, se considera que el conjunto lítico en términos generales se encuentra en condiciones similares a las informadas en el año 1959 por González y Lorandi.

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Se analizaron 16 artefactos elaborados en cuarcita estudiados y particularmente cabe mencionar que: • En su mayor parte están elaborados por cuarcita de grano medio con 12 casos (75%). Los otros 4 artefactos están confeccionados en cuarcita de grano fino y grueso (2 casos por tipo de materia prima). • El peso total de este conjunto es de 7905 g, que puede subdividir en artefactos plenamente formatizados (raeduras, raspadores y cuchillos) con 4.123 g (52,15%) y aquellos que han servido de forma base o no han sido plenamente formalizados (núcleos y artefactos de formalización sumaria) con 3782 g (47,84%). • El 31,25 % de los artefactos elaborados en cuarcita no presentan corteza y el 62,5 % de los mismos presentan un índice muy bajo de corteza hasta el 25 % del total de la pieza. Solo un núcleo presenta un índice alto de corteza con porcentajes próximos al 75%. • La totalidad de los artefactos es de grandes dimensiones estando representada con el 81,25 % en Super Grandes (Oliva y Moirano, e. p.) y Muy Grandes con el 18,75%. • Los artefactos están asimismo equitativamente distribuidos con relación a las posibles actividades. En este sentido el 50% de los mismos son artefactos vinculados con actividades de corte y trozamiento de animales (7 raeduras, 1 unifaz con filo) y el otro 50% se encuentra representado por núcleos en 3 casos y 5 artefactos de formatización sumaria. • Específicamente los instrumentos asignados como raederas presentan dimensiones que varían entre 191 mm y 88 mm de diámetro, siendo el diámetro promedio del conjunto de los artefactos de 136,42 mm. Con relación al ancho de estos instrumentos los mismos varían entre 85 mm y 52 mm, con un promedio de 71,42 mm. Por último el espesor de las mismas varía entre 27 mm y 11 mm y el promedio de 21,85 mm (Figuras 3,4 y 5). Con relación a los instrumentos elaborados en calcedonia caben las siguientes consideraciones: • El conjunto elaborado en calcedonia está compuesto por 11 artefactos de color gris blanquecino.

Figura 3; Cache de Carcaraña. Núcleos elaborados en cuarcita.

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• El peso total de este conjunto es de 249 g distribuidos en porcentajes semejantes entre artefactos formatizados (raederas, raspadores y cuchillos) con 136 g (54,61%) y, por otra parte, el grupo de los artefactos de formatización sumaria y desechos de talla con un total de 113 g (45,38%). • Los artefactos corresponden en su mayoría a tamaño Grande con un 81,81% de los mismos, correspondiendo el 18,18 a artefactos de tamaño Mediano. • Los artefactos están asimismo equitativamente distribuidos. En este sentido el 54,54% de los mismos son artefactos vinculados con actividades de corte y trozamiento de animales (1 raederas, 3 raspadores, 2 cuchillos) y el 45,46% se encuentra representado por 4 artefactos de formatización sumaria y 1 desecho de talla. • Específicamente los instrumentos asignados como raspadores, varían entre 69 mm y48 mm de diámetro, siendo el diámetro promedio del conjunto de los artefactos de 57,33 mm. Con relación al ancho de estos instrumentos los mismos varían entre 36 mm y 29 mm, siendo el promedio de 32 mm. Por último el espesor de las mismas varían entre 16 mm y

Figura 4: Cache de Carcarañá. Artefacto trabajado bifacialmente elaborado en cuarcita de muy buena calidad.

Figura 5: Cache de Carcarañá. Raederas en cuarcita

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9 mm, siendo el promedio del mismo de 13,66 mm. Con relación al conjunto elaborado en arenisca ferruginosa cabe mencionar que se encuentra limitado a dos artefactos de forma globular. El peso en conjunto de esta materia prima es de 852 g. El índice de corteza de los artefactos presentan valores que no superan el 25 % del total de la pieza y el restante, el artefacto de formatización sumaria presenta un índice alto de corteza con porcentajes próximos al 75%. En cuanto a los tamaños corresponden en un caso tamaño Grande y otro Super Grande. Los dos artefactos no presentan evidencias de talla aunque presenta un leve pulido (Figura 6). Por lo cual se considera que su uso estaría vinculado en primer lugar como reservorio de pigmentos o bien como “indicadores del cache”. DISCUSIÓN En el estudio de sociedades cazadoras-recolectoras, si se tiene en cuenta la relación entre los recursos y el registro arqueológico en un contexto de considerable alejamiento de las fuentes de aprovisionamiento, cualquiera sea la distancia estimada (Binford, 1980; Kelly, 1983), la incorporación de variables tales como tiempo, transporte y peso de los instrumentos inciden de manera relevante a medida que las distancias se incrementan desde los potenciales lugares de obtención de materia prima. En este sentido, las observaciones que se obtienen en áreas con predominio de recursos líticos, tienden a circunscribir el análisis a partir de la evidencia del registro arqueológico, fundamentalmente desde el punto de vista morfológico de sus instrumentos. Franco (1990 y 1991), Oliva y Barrientos (1988), Oliva y Moirano (e. p.), Oliva et al. (1991) entre otros, han observado la significativa disminución del tamaño de los artefactos, a medida que aumenta la distancia desde, el sitio arqueológico a la fuente de aprovisionamiento. Esta pérdida de volumen refleja una relación inversamente proporcional cuando tiende a ser más amplias las distancias recorridas (Escola, 1990/1992), denotando de esta manera determinado comportamiento en términos de conducta humana, con relación al medio, el tratamiento de los recursos (tecnología) y el uso

Figura 6: Cache de Carcarañá. Nódulos de areniscas ferruginosas.

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del espacio. Flegenheimer (1994) ha propuesto que en el Área Interserrana Bonaerense no se encontraron evidencia de materias primas cuyo abastecimiento provenga de fuentes localizadas fuera del área, aunque le resulta improbable que la obtención de tales recursos sea reducida a ese espacio exclusivamente. De modo que si las poblaciones estuviesen desplazándose sobre regiones distantes, la impronta dejada en el registro arqueológico debería reflejar ese comportamiento en contextos geográficos distintos. No obstante, bajo este análisis regional, culmina sugiriendo que “hasta el momento, en el cono sur no se ha identificado materias primas traídas desde puntos muy distantes” —más de 100 km- (Flegenheimer, 1994: 18). En el sur de la Provincia de Buenos Aires, las incongruencias en la disponibilidad de los recursos líticos podrían estar subsanadas debido a que las distancias a cualquiera de los sistemas serranos vecinos (Ventania y Tandilia) no son importantes. La oferta de minerales en ellos, con predominancia de cuarcitas entre otras materias primas (Politis, 1984), y teniendo en cuenta las distancias más cortas y la observación de un determinado número de ellas con mayor representatividad y frecuencia reflejada en el registro arqueológico de estos sitios. podría responder y obedecer al circuito y movimiento por el cual el grupo esta sujeto en un momento dado. La variabilidad observada en el registro arqueológico podría estar sujeta por otro lado, a la selección de determinados minerales para ser empleados en la confección de los artefactos. Así se observa que en el sitio Laguna de Puan (Oliva y Barrientos, 1988; Oliva et al., 1991) ubicado en el último afloramiento rocoso (cuarcita) del sistema de Ventania (Borde Occidental), el registro arqueológico esta representado en más del cincuenta por ciento, por instrumentos de cuarcita de grano grueso, mientras que la riolita, en segundo lugar de importancia, puede ser considerada un recurso exótico (Gamble, 1992) debido a que la distancia a la fuente de aprovisionamiento se localiza a unos 45 km (Oliva et al., 1991). En este sitio, se halló en posición estratigráfica un “Cache” u escondrijo o reservorio de riolita, el que esta compuesto de grandes nódulos de riolita con arenisca ferruginosa e instrumentos de dimensiones y volúmenes considerables de riolita cuyo peso total supera los 9 kilogramos (Oliva y Moirano, e. p). La disposición en el que fue recuperado este hallazgo es similar a lo observado en los artefactos del Carcarañense, y como tal constituiría un rasgo de las estrategias de los grupos cazadoresrecolectores pampeanos. Tal similitud, podría estar reflejando en primer lugar que en el caso del escondrijo de Laguna de Puan, la selección de un determinado mineral, podría ser interpretada y vinculada con la calidad de ciertos minerales para la confección de los artefactos (por ejemplo Ratto y Kligmann, 1992). En este sitio del sudeste de la Región Pampeana, ambas concentraciones de materias primas reflejarían una diversidad artefactual que puede ser tratada diferencialmente y asimismo, obedecer a distintas estrategias de aprovechamiento, fundamentalmente si se atiene a la disposición del hallazgo de los instrumentos confeccionados en riolita. Binford (1980), ha sostenido que la utilización de determinada tecnología está en relación con la manipulación y contacto con el entorno; en otras palabras, la tecnología puede ser vista como la síntesis de determinados comportamientos sociales que configuran vínculos con el medio en que se encuentran y con respecto a ello. Gamble (1990) ha expresado que los grupos advierten sobre la escasez de determinados recursos, por lo que podrían traducirse en comportamientos tecnológicos específicos. Ericson (1982) por su parte, ha sugerido, que existe un balance entre costos de producción y transporte, estableciendo una correlación entre el tamaño de los instrumentos y las distancias en que son llevadas. Estas discusiones vinculadas con la discontinuidad espacial de los recursos, permiten

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considerar una primera observación sobre las denominadas tecnologías expeditivas y conservadas postuladas por Binford (1979) y posteriormente retomadas por otros autores (i. e. Bamforth, 1986, entre otros) puesto que los artefactos podrían ser tratados diferencialmente ante la advertencia de escasez de determinados recursos, implicando estrategias tecnológicas distintivas y reflejándose en los aspectos morfológicos de los instrumentos. Mientras que a grandes rasgos, una tecnología expeditiva estaría representada por piezas elaboradas con materias primas locales, escaso trabajo sobre el artefacto y poca inversión de tiempo en la manufactura del mismo, y un consiguiente descarte en las adyacencias de la fuente de obtención entre otros aspectos. Los instrumentos conservados por su parte, estarían fabricados con materia prima no locales, empleando tiempo y gasto energético considerable con vista a usos prolongados luego del transporte hacia otros emplazamientos, generalmente en radios alejados a la fuente de origen (Binford, 1979; Bamforth, 1986). Uno de los principales factores que recobraría atención estaría dado por las grandes distancias entre, las fuentes de materia prima y su relación con la localización de estos hallazgos, por lo que estos instrumentos tenderían a ser afectados en su aspecto morfológico de una determinada manera. Al mismo tiempo, una diferenciación entre ambas tecnologías, estaría condicionada por la inversión de tiempo y esfuerzo involucrado en la confección de los artefactos (Gamble, 1990). De acuerdo al modelo propuesto por Binford (1979) sobre los dos tipos de tecnología, conservada y expeditiva, algunas premisas pueden enunciarse respecto de la denominada Industria Carcarañense (González y Lorandi, 1959) puesto que tales evidencias en este punto de la región están relacionadas con los movimientos que un grupo efectúa y que pueden incidir en la variabilidad artefactual, fundamentalmente en contextos ambientales con ausencia de recursos líticos. Algunos de los artefactos de los hallazgos de Carcarañá están representados por piezas bifaciales (González y Lorandi, 1959) y como señala Kelly (1992) éstos constituyen instrumentos de larga vida, reactivando los filos cada vez que sea necesario, sobre todo cuando la escasez de materia prima predomina. Este tipo de conducta conservada llevaría a suponer que donde la evidencia arqueológica se encuentra distribuida espacialmente en forma acotada, las diferentes estrategias de supervivencia de los grupos hubiesen estado condicionadas a disponer de criterios alternativos en cuanto a las pautas de comportamiento tecnológico y en la forma de preservación futura de un recurso crítico, sobre todo para contextos arqueológicos como podrían ser para los grupos cazadores-recolectores. Los reservorios de materia prima lítica, o “cache”, como formas de representación de conducta conservada, implicarían una forma particular de disposición y almacenamiento de artefactos y recursos minerales alternativos (Oliva et al., 1991; Oliva y Moirano, e.p.). Los recursos líticos, como parte de esa estructura de recursos, forman parte del contexto arqueológico de un sitio y como tal, son predecibles en tiempo y espacio, y carecen de mayores dificultades en cuanto a su conservación. Esto permite asumir pues, algún tipo de comportamiento que intente posibilitar su preservación futura mediante el almacenamiento, evitando el riesgo de la escasez e inseguridad en aquellos casos en que el grupo dispusiera trasladarse a ambientes distintos y ante la falta de materia prima lítica (Binford, 1979). Desde este punto de vista, ciertos artefactos como raspadores y raederas, podrían ser confeccionados con o sin un objetivo específico, dependiendo su utilidad de las pautas de comportamientos oportunísticos (Nelson, 1991), y por lo tanto el diseño empleado no responder a los requerimientos establecidos con anterioridad. De esta manera, algunos de estos instrumentos podrían prestarse a la exaptación en el sentido propuesto por Gamble (Gamble, 1990).

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Para superar la limitación o déficit de recursos ambiente, una de las alternativas es acarrear cierta cantidad de herramientas, formatizadas o bien grandes núcleos con el fin de disponer del recurso lítico en aquellos lugares alejado de los afloramientos. Los ejemplos mencionados de la Región Pampeana así lo demuestran (Oliva et al., 1991; Sanguinetti de Bórmida, 1966) considerados en todos los casos como recursos aloctonos al área, así como también, desde el punto de vista del aprovechamiento diferencial de recursos para el primer caso (Oliva et al. op. cit.; Oliva y Moirano, op. cit.). Con el objetivo de establecer los diferentes aspectos del “problema arqueológico” según Mithen (1990) se propuso establecer la vinculación entre las escalas espaciales y el o los posibles significados de estos particulares tipos de hallazgos. Considerando que el abordaje del estudio de la circulación de recursos e información en el área y hacia áreas y regiones vecinas, actuaría como un vehículo importante para la identificación de las escalas en los sistemas sociales que interactuaron en el pasado, se propone que en principio estos reservorios o “Cache” de materias primas habrían funcionado como marcadores territoriales funcionales del paisaje. En este sentido, en la Laguna de Puan, se registra iguales condiciones de hallazgos que en Carcarañá. Sobre un conjunto de artefactos confeccionados en riolita se registro nódulos riolíticos con arenisca ferruginosa dispuestos por encima de los artefactos formatizados en forma de cruz (Oliva et al., 1991) lo cual estaría indicando recurrencia a niveles macro-regionales en la utilización diferencial de particulares recursos críticos. Dado los potenciales lugares donde se pudieron obtuvieron la materia prima de los artefactos de Carcarañá, i.e. Sistema de Tandilia o Ventania, indican que fue necesario para la obtención de estos recursos transitar al menos 300 km, lo cual permite considerar una movilidad y manejo de recursos e información considerables, adquiriendo relevancia sobre todo cuando de escasez se prolonga en el espacio, convirtiendo a determinados recursos líticos como críticos en el norte de la Región Pampeana. A menudo, las observaciones efectuadas en los sitios arqueológicos ubicados en contextos similares al acotado en este estudio, presupone la idea de crear potenciales vínculos con aquellas áreas donde el recurso esta disponible. Las observaciones registradas por Gould (1978) en su intento por resolver los reiterados movimientos de poblaciones nómadas con distancias superiores a 200 y 300 millas en el desierto australiano, parecerían ser útiles, puesto que se encuentra vinculado el registro arqueológico dentro de contextos geográficos similares al descrito aquí, y con recursos localizados sobre grandes distancias. Este tipo de discusiones contribuye a establecer interrogantes semejantes a los propuestos recientemente (Bayón et al., 1995). Tales presunciones puede quedar enmarcadas respecto a las distancias recorridas, de redes sociales de intercambio, o examinar bajo qué mecanismo es lo que circula; o es el recurso, o son los grupos humanos los que viajan hacia él, fundamentalmente cuando de distancias considerables se trata (Bayón el al. op cit.). El intercambio o transferencia de bienes, implica que sea una relación entre dos partes, lo cual crea vínculos entre grupos sociales, a veces de contextos geográficos diferentes cuando el mismo se realiza a grandes distancias, implicando de esta manera, contactos culturales distintos. Así, es una relación simétrica entre dos. En este sentido, cabría la posibilidad de considerar que los instrumentos hubiesen ingresado al área de Carcarañá bajo este mecanismo. Se podría sugerir que una diferencia entre los recursos líticos y otros recursos (vegetal y faunístico). Mientras que, para los recursos de vegetales y de fauna, la falta de predictibilidad estaría afectada más a condiciones de variabilidad temporal (estacionales o anuales) que, a factores de distribución espacial (Binford, 1980). En esta situación de adversidad en un hábitat, la opción de una población podría estar subsanada por acudir a regiones ecotonales adyacentes; en este caso la franja litoral del Paraná hacia el este, o bien hacia el oeste hacia las Sierras

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Centrales. En relación a los recursos líticos, el riesgo de no predecir una futura disponibilidad estaría afectada por la discontinuidad espacial entre ambientes con diversidad de recursos, donde la utilidad (en términos de cantidad de un recurso específico) (Borrero y Lanata, 1994) podría provocar situaciones desfavorables en su adquisición y aprovechamiento. Esta advertencia de escasez en un área, derivaría en una estrategia determinada fijada para solventar tal situación y que presupone anticipadamente la necesidad del mantenimiento de esos instrumentos; este requerimiento podría quedar supeditado al transporte de la materia prima a esas zonas, subsanando las incongruencias de disponibilidad. CONSIDERACIONES FINALES Considerando todo lo expresado anteriormente, y atendiendo al desarrollo de una perspectiva arqueológica regional, los artefactos de la Industria Carcarañense pueden ser estimados desde el punto de vista tecnológico, como instrumentos del tipo conservado (sensu Binford, 1979). A su vez, ello puede ser estimado de esa manera por: • la variabilidad observada en general, de los estadios de reducción (fundamentalmente los grandes núcleos pueden ser reutilizables para la confección de instrumentos); • el contexto ambiental en que se recuperaron (escasez de minerales); • el considerable peso y volumen de los instrumentos. Teniendo en cuenta el contexto de aislamiento ambiental desde el punto de vista de los recursos minerales, este hallazgo constituiría un “Cache” de materia prima lítica, y el conjunto podría ser interpretado como reservorio de tres clases diferentes de recursos críticos: uno, de artefactos elaborados en cuarcita, otro de arenisca ferruginosa y el otro compuesto de instrumentos confeccionados en calcedonia, recursos todos registrados en radios muy lejanos al área donde se localizaron los hallazgos del Carcarañá. Asumiendo que este conjunto artefactual podría representar formas similares de almacenamiento, diferenciados por las materias primas (cuarcita, calcedonia y arenisca ferruginosa), esta situación podría implicar cierta variabilidad respecto al lugar de procedencia de las materias primas y por ende de los grupos humanos, dependiendo de la localización de cada recurso específico. Esto permite diferenciar un aspecto que deriva en consideraciones inherentes a la movilidad de los grupos produciendo variabilidad en los movimientos, con diferentes direcciones. Finalmente se considera relevante discutir sobre la presencia de artefactos de pigmentos minerales elaborados en arenisca ferruginosa que se encuentran caracterizados por ausencia de talla y localizados por encima de un conjunto de artefactos tallados elaborados en cuarcita y calcedonia. A mediados del siglo XX cuando se publica el trabajo de González y Lorandi (1959), las referencias bibliográficas de comparación con hallazgos similares estaba limitado a ejemplos alejados y con contextos poco claros. Los autores citados propusieron que, en relación de los ocres hematíticos, “su carácter de indudable que el uso de este mineral debió tener un significado simbólico y ritual muy grande, ya que para proveerse de materia prima, los indígenas de la pampa debieron realizar grandes travesías” (González y Lorandi, 1959:193). En la actualidad, este tipo de registro, cuenta con información comparativa de otro

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Economía y manejo de los recursos

reservorio, el ya mencionado conjunto de artefactos localizado en Laguna de Puan. En este sentido hay que mencionar que ambos conjuntos se localizan entre sí a varios cientos de kilómetros, y los mismos recurren por estar integrados con artefactos de grandes dimensiones confeccionados en materias primas de muy buena calidad. Una particularidad significativa es que los mismos están “demarcados” por nódulos pulidos de pigmentos minerales localizados por encima de los paquetes de artefactos de tallados en materia prima de buena calidad. Otra característica es que ambos se ubican en ambientes ecotonales de la región pampeana, ya que en los dos lugares donde se ubican los casos mencionados -Laguna de Puan y Carcarañá- se emplazan en los extremos norte y sur del ecotono entre las provincias del Espinal y Pampeana (Cabrera, 1971) En este sentido cabe mencionar que existen otros reservorios o “Cache” localizados en distintos puntos del borde occidental de la Pampa Húmeda como en el caso de la colección Ybarra (Moirano, e.p.) o Trenque Lauquen (Sanguinetti de Bórmida, 1961-1963), que aportarían evidencias de estrategias comunes en distintos puntos ecotonales entre Pampa Húmeda y seca. Toda esta evidencia permite en principio proponer distintas alternativas vinculadas con los reservorios de materias primas o “Caches” localizados en el extremo occidental de la Pampa Húmeda. Una primera interpretación estaría relacionada con aspectos estrictamente funcional en cuanto al aprovechamiento uso y conservación de materias primas. Otra explicación se vincularía con posibles explicaciones simbólicas tal como lo insinúan González y Lorandi (1959) de al menos parte del material constituyente del reservorio de materias primas. Una tercera explicación podría estar vinculado con contextos integrales en donde aspectos simbólicos sociales y funcionales sean parte del todo complejo de las sociedades de cazadores recolectores pampeanos. El uso del espacio por parte de las antiguas poblaciones, pudo estar vinculada a los amplios movimientos por la que estas sociedades estaban transitando al menos en el momento dado en que este reservorio era utilizado por las sociedades cazadoras-recolectoras pampeanas tal interpretación puede desprenderse del estudio del “Cache” en este trabajo, y su vinculación espacial con otros hallazgos similares de la región Pampeana. ABSTRACT In this paper the lithic assemblage called «Industria Carcarañense» is analized and compared in light of new evidence. Similar findings from other regions are considered, and through new theorethical approaches, several raw material procurement strategies are discussed. Environmentally characterized as an ecotone, Carcarañá, in the North part of the Pampean Region, is in a territoiy which lacks natural stone sources. Therefore petrological characterization of archaeological materials combined with a regional scope enable us to propose different hypotesis upon lithic raw material reservoirs or «caches». In first place a functional hypotesis could be sustained, related with aspects of raw material procurement, use and conservation. A second explanation could focus the linkage of this particular archaeological record with symbolic matters. Finally, a third possible interpretation might be integrating symbolic, social and functional aspects as a whole complex inherent to these hunter gatherer societies of the Pampas. AGRADECIMIENTOS Este trabajo fue posible gracias al interés brindado por Alejandro Maggi y familia, cediéndonos gentilmente la oportunidad de analizar, en reiteradas ocasiones estas piezas que se depositan en la Peña El Chingolo de la ciudad de Carcarañá. Al evaluador que ayudó a mejorar este trabajo.

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