Nuevas esculturas del yacimiento de las Eras de San Martín-Graccurris.

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Descripción

Nuevas esculturas del yacimiento de la Eras de San Martín-Graccurris

José Manuel Martínez Torrecilla Antonio Aguirre Martínez Pablo Del Fresno Bernal

Los restos de escultura de época romana en La Rioja son muy escasos y se concentran fundamentalmente en Calagurris, una de las principales ciudades de esta época. Por una parte debido a la importancia de este municipio, por otra por la falta de investigaciones arqueológicas en otros asentamientos romanos de esta Comunidad Autónoma. También existen algunos restos escultóricos, en otras ciudades romanas de importancia, como Vareia y Libia, donde los ejemplos son escasos pero de singular importancia. Únicamente Tritium, el gran centro alfarero hispánico de los primeros siglos de nuestra era, carece de restos escultóricos, aunque sin duda debieron existir, como muestra, por ejemplo, la magnitud y naturaleza de los restos arquitectónicos reutilizados en Santa María de los Arcos. Graccurris, la ciudad que se emplazaba en las Eras de San Martín de Alfaro, es el asentamiento romano de cierta entidad que presenta una mayor escasez de restos escultóricos reduciéndose, hasta los últimos hallazgos que vamos a presentar, a solo dos piezas: una pequeña cabeza femenina de mármol1 y una estatuilla de bronce representando a Mercurio, recogida en la Historia del Arte en La Rioja2, ambas procedentes del entorno rural y no de la propia ciudad. Este artículo presenta cuatro nuevos ejemplares escultóricos procedentes de las excavaciones realizadas en los sectores 15 y 16, localizados en el cerro occidental del yacimiento de las Eras de San Martín, durante las excavaciones que se realizaron entre los años 1993 y 2011.

La escultura romana en La Rioja Como señalamos antes, en La Rioja solamente se encuentran documentados restos escultóricos de época romana en cuatro de los asentamientos de esta época de mayor entidad, Calagurris, Vareia, Libia y Graccurris, destacando especialmente la falta de restos de este tipo en Tritium. Realizaremos a continuación un breve repaso, del que excluimos intencionalmente las lápidas funerarias, pese a que algunos ejemplares son importantes casos de retratos romanos, no lo son las riojanas, y las terracotas arquitectónicas, fundamentalmente antefijas.

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ESPINOSA, U. e IRIBARREN, B. (1983): “Cabeza femenina de época romana descubierta en Alfaro (La Rioja), Museos, 2, pp. 85-88. 2 HERNÁNDEZ VERA, J. A., NÚÑEZ MARCÉN, J. y MARTÍNEZ TORRECILLA, J.M. (2005). “La Romanización”. Historia del Arte en La Rioja T. I. pp. 101-173.

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La mayor concentración de restos escultóricos se encuentra en Calagurris, siendo un dato más que avala la importancia que esta ciudad alcanzó en el periodo romano. Existen varias piezas de mármol correspondientes a estatuas de bulto, entre las cuales destacan la cabeza conocida como “Dama de Calahorra”3, los cuerpos de una Afrodita o “musa de la tragedia”, un Cupido, una cabeza colosal de Júpiter4, un brazo procedente de la Clínica, un pie del polígono Tejerías, una mano5, un dedo6, un brazo y un codo procedentes del Solar Torres7. A estas se añade la parte posterior de una cabeza de soldado en arenisca. En los últimos años se han realizado dos nuevas aportaciones al conjunto de esculturas romanas de Calahorra. En primer lugar un fragmento de escultura de mármol correspondiente a la parte superior de un muslo de una pierna izquierda, en este caso procedente de uno de los asentamientos rurales asociados a Calagurris8. Y el que hasta el momento el hallazgo más reciente, un busto de bronce9 correspondiente a un herma10 con una representación de Dionisos localizado en la zona urbana. En cuanto a estatuaria menor, se cuenta con una estatuilla de bronce, un pasarriendas con una pantera atacando a un toro y un ponderal en bronce en forma de cabeza de una persona de raza negra. El segundo asentamiento romano que posee piezas escultóricas es Vareia, núcleo muy importante por ser el último punto navegable del río Ebro, ruta comercial y de comunicación clave en este periodo. Se localizan aquí una cabeza de Silano, de mármol,

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LUEZAS, R. A. (2010), “La Dama de Calahorra: setenta y cinco años después”, Kalakorikos, 15, pp. 11-35. 4 Estas esculturas se recogen en ELORZA, J. C. (1975), Esculturas romanas en La Rioja, Logroño. Y en ESPINOSA, U. (1984), Calagurris Iulia, Calahorra y más recientemente en VV.AA. (2011), “Edad Antigua” en CINCA, J. L. y GONZÁLEZ, R. (coord), Historia de Calahorra, Calahorra, pp. 115-118. 5 TIRADO, J. A. (1993), “Excavación en el solar de la antigua fábrica de Torres. Calahorra”, Estrato, 5, pp. 48-55. 6 TIRADO, J. A. (1994), “Segunda campaña de excavaciones en el solar Torres. Calahorra”, Estrato, 6, pp. 31-36. 7 TIRADO, J. A. (2000), El yacimiento del Solar Torres: Niveles de ocupación prerromano y romano, Calahorra, pp. 141-142. 8 RODÀ, I., ÁLVAREZ, A. (2003), “Fragmento de escultura romana hallado en la zona de Calahorra”, Kalakorikos, 8, pp. 269-274. 9 TUDANCA, J.M. (2014), Al encuentro de Dionisos: la muerte dulce de Calagurris Iulia Nassica, Logroño. 10 Caracterizadas por la representación de un busto con ausencia de hombros y brazos sobre un estípite.

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una estatuilla de león, un amuleto fálico en bronce y, en terracota de terra sigilata, un Cucullatus y una Venus11. Finalmente, correspondiente a la ciudad de Libia, se encuentra la conocida como “Venus de Herramélluri”. Este núcleo de población con restos romanos muy poco conocidos, por falta de intervenciones arqueológicas, presenta sin embargo una pieza única en La Rioja y muy bien conservada. Se trata de una figura de 19,5 cm en la que la diosa aparece semidesnuda, de pie y apoyando el peso del cuerpo en la pierna derecha. Se cubre con una hymation12, que le llega hasta los tobillos. Mantiene una mirada ausente, hacia la lejanía, propia de la dignidad de una diosa. El rostro es ovalado, con una nariz larga y afilada, boca cerrada y ojos con pupila e iris bien diferenciados. El cabello, peinado con raya en medios, rodea la cara con grandes mechones ondulados, recogidos en una larga trenza doble13. En las esculturas pétreas hay un predominio del uso del mármol, representado en once piezas de Calahorra, una de Varea y otra de Alfaro, con un solo ejemplar en arenisca, lo que parece responder, al menos para la mayor parte de los ejemplares, a un uso en un ámbito público. El bronce aparece en diversas piezas pero siempre de menor tamaño, como un Mercurio de Graccurris, la Venus de Herramélluri o el busto del herma Dionisos de Calahorra, respondiendo a un uso doméstico y privado. La cronología que se asigna a las piezas comentadas se sitúa siempre en los siglos I-II d. C. La Afrodita y el Cupido de Calagurris se asignan al siglo I, el fragmento de muslo de esta misma ciudad entre mediados del siglo I y mediados del siglo II, mientras que la cabeza de Júpiter y la Dama de Calahorra, la cabecita femenina de Graccurris, la Cabeza de Silvano de Vareia y la Venus de Herramélluri se han asignado al siglo II. Incluso el busto de Dionisos, para el que se propone una cronología más antigua, aparece en un contexto del siglo II. Vemos que todas corresponden a los dos primeros siglos de nuestra era, los siglos de mayor esplendor y desarrollo de las ciudades de Hispania y, en concreto, del Valle del Ebro. No es casualidad que los restos de escultura hallados en La Rioja pertenezcan a este periodo.

Las esculturas romanas de Graccurris 11

HERNÁNDEZ, J. A., NÚÑEZ, J., MARTÍNEZ, J. M., (2005) “La romanización” en MOYA J. G., Historia del Arte en La Rioja. De la Prehistoria a la Antigüedad Tardía, Logroño, pp. 132-139. 12 Recogida por debajo de las caderas a la altura del pubis, cuyos extremos no se anudan, sino que se doblan en la parte delantera, cayendo en una cascada de pliegues hasta los pies. 13 ERICE, R. (2006), “La Venus de Herramélluri”, Libia: la mirada de Venus. Centenario del descubrimiento de la Venus de Herramélluri (1905-2005), Logroño. pp. 283-301.

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La importancia de Graccurris, ciudad identificada con el yacimiento de las Eras de San Martín de Alfaro, tanto en el momento de su fundación, en 179 a.C., como lugar estratégico para la conquista romana de la Meseta, como posteriormente, cuando con Tiberio ostenta el estatuto jurídico de municipio latino y acuña moneda, se conciliaría bien con la presencia de elementos escultóricos de cierta entidad. Sin embargo hay que tener en cuenta varias circunstancias que nos explican su escasez. Por una parte la continuidad del poblamiento en el mismo lugar hasta los inicios del siglo IX d. C., lo que llevó al desmantelamiento progresivo de los edificios de mayor entidad de la ciudad romana, y al aprovechamiento de los materiales escultóricos, y también de los epigráficos y las decoraciones arquitectónicas realizadas en mármol, para la producción de cal, como ha podido documentarse en las excavaciones realizadas entre 1993 y 2011 en los sectores 15 y 16 del yacimiento14. Por otro lado, la mayor parte de las excavaciones realizadas por José Antonio Hernández Vera hasta 1992 se centraron en sectores del yacimiento ocupados por edificios privados, de carácter doméstico, en los que la presencia de escultura suele resultar más escasa que en ámbitos públicos, sectores que además habían sido profundamente afectados por la construcción de una trilladora y por los vertidos de escombros, que habían destruido algunos de los mejores edificios hasta sus cimentaciones, un proceso de destrucción que aunque no ha sido tan profundo en otras partes del yacimiento, todavía no podemos dar por terminado. La excavación en extensión realizada en la ladera del cerro occidental del yacimiento y en la vaguada que lo separa de la parte central del mismo, ha permitido documentar un amplio edificio público, con un templo en su lado norte en posición axial, con pórticos a los lados en los que se abre un templo menor en cada uno de ellos. Sólo conservamos el pórtico y el templo menor del lado occidental. Delante de estos pórticos, hacia el sur, destaca la presencia de una gran piscina de argamasa encofrada, revestida, en su fase constructiva final, por siete escalones de arenisca. La piscina tiene un uso ritual y en ella se depositan, o más bien se arrojan, ofrendas, fundamentalmente monetarias, que han permitido establecer su uso final entre mediados del siglo II y finales del siglo III d. C.

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MARTÍNEZ, J. M., DEL FRESNO, P. (2006), “Evolución de poblamiento de las Eras de San Martín. Avance de los resultados de las campañas de 2000 a 2005”, Graccrurris, nº 17. Ayuntamiento de Alfaro (La Rioja), pp 87-129.

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Pese a que el edificio fue objeto de saqueo de los materiales pétreos para su reutilización y especialmente los marmóreos para la fabricación de cal, desde el periodo tardorromano, y posteriormente en el periodo altomedieval, reocupado por las viviendas de un poblado, entre los siglos VII-IX, en los rellenos que colmatan la piscina se han localizado tres fragmentos de escultura de mármol y una pequeña figura de plomo. Se trata de un importante número de esculturas en mármol, sobre todo en el contexto de la escultura romana en La Rioja, con un conjunto realmente escaso.

Las esculturas publicadas Antes de las intervenciones en ese conjunto, únicamente se conocían dos esculturas procedentes de Graccurris, si bien ninguna de ellas corresponde a la zona urbana, sino a los asentamientos rurales del entorno. La primera de las piezas es una pequeña cabeza femenina de mármol, publicada en el momento de su ingreso en el Museo de La Rioja15. Procede de un asentamiento rural que se sitúa aproximadamente a dos kilómetros hacia el este de las Eras de San Martín, en una zona en la que se encuentran varios asentamientos rurales cercanos al río Ebro. Se trata de una pieza en mármol, de 6,5 cm de altura, que se encuentra en regular estado de conservación y que debía pertenecer a una escultura de cuerpo entero. Representa a una mujer con el rostro redondo, la nariz chata y los párpados marcados con perforación en las pupilas. Aparecen talladas también las orejas, con cierta perfección. El peinado, formado por un mechón en espiral o trenza recogido en un moño elevado, cuyo paralelo

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Ver nota 1.

Foto 1: Vista lateral de la cabeza femenina 6

inmediato está en las primeras representaciones de Faustina la Joven, mujer de Marco Aurelio, nos indica su datación a mediados del siglo II. Por su pequeño tamaño, Espinosa e Iribarren, le asignan una finalidad ornamental o de culto a los antepasados, dudando que represente a una divinidad o tenga un carácter oficial. El contexto del hallazgo, en una instalación rural de carácter privado avala esta interpretación. El segundo de los elementos es una pequeña estatuilla de bronce, que fue publicada en la Historia del Arte en La Rioja16 representando a Mercurio, de 8 cm de altura. El contexto del hallazgo es una explotación rural en el entorno de la Fuente de los Cantares, una de las pocas surgencias naturales de agua que encontramos en la vertiente este del monte Yerga, lo que hace que en torno a ella se hallan concentrado asentamientos humanos en diversas épocas, y con gran intensidad en época romana. El material, el tamaño y el contexto arqueológico en el que se inscribe el hallazgo indican que debe relacionarse con un culto privado a Mercurio, situado en el ámbito de la religiosidad doméstica.

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HERNÁNDEZ, J. A., NÚÑEZ, J., MARTÍNEZ, J. M., (2005) “La romanización” en MOYA J. G., Historia del Arte en La Rioja. De la Prehistoria a la Antigüedad Tardía, Logroño, p. 138.

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Foto 2: Mercurio de bronce procedente del ámbito rural de Graccurris

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Los nuevos hallazgos Como hemos indicado, todas las nuevas esculturas que presentamos corresponden no solo a un mismo sector del yacimiento sino al mismo conjunto arquitectónico y dentro de él, al mismo elemento arquitectónico, la piscina que se sitúa delante de los pórticos y los templos que presiden el extremo norte del mismo.

El contexto estratigráfico de todos los elementos es similar, correspondiendo a rellenos de colmatación de la piscina una vez abandonado su uso, a finales del siglo III d. C., iniciándose tras el abandono, mientras la piscina funciona como vertedero de nuevas actividades que se desarrollan en su entorno y continuando hasta que se encontró completamente rellena y se niveló para la construcción del poblado altomedieval. La funcionalidad de los elementos sin embargo es diferente. Mientras que los fragmentos marmóreos son parte de la ornamentación y del programa escultórico del edificio, la pequeña figurilla de plomo corresponde a un exvoto, una de las ofrendas lanzadas a la piscina. Comenzaremos por esta última. Se trata de una pequeña figura de plomo, plana con un relieve muy poco marcado, de 5,5 cm de altura, 3,3 cm de ancho y en torno a 3 mm de grosor, y que fue encontrada en mal estado de conservación, durante la excavación de 1999. Fue restaurada y actualmente se encuentra expuesta en la Sala de Exposición Museográfica Graccurris de Alfaro. 9

En ella se representa a un soldado romano con su vestimenta, conservado de la cabeza a los muslos. Puede diferenciarse un casco con visera, la coraza anatómica en la que se distinguen unas acanaladuras que marcan el cuello y los brazos, y una faldilla de cuero a tiras. El soldado tiene ambos brazos flexionados y dirigidos hacia la cabeza, llegando el derecho a tocar el casco, mientras que al izquierdo le falta la mano. El contexto estratigráfico en que se encontró, la unidad estratigráfica 15712, responde ya a la colmatación de la piscina, pero esta formado fundamentalmente por arcillas rojizas, similares a las que responden a la decantación del agua de la piscina durante su uso. De hecho se trata de rellenos formados por las primeras actividades que se dan sobre los estratos claramente correspondientes a esa decantación, por lo que la mayor parte del material pertenece a estos rellenos subyacentes. En todo caso nos encontramos ante un estrato tardorromano, formación

no

pero

el

implica

momento que

no

de

su

contenga

materiales anteriores.

Foto 3: Pequeño soldado de plomo En el caso de la figurita de plomo, hasta un estudio más exhaustivo de la misma, hemos de conformarnos con situarla en un momento anterior a fines del siglo III d. C., cuando el conjunto deja de cumplir su función original y por lo tanto deja de tener sentido la presencia de ofrendas o exvotos. No es tan claro cual sería la fecha más antigua de su horquilla cronológica, pues aunque la remodelación del conjunto parece producirse a mediados del siglo II, no son extrañas las ofrendas de materiales más antiguos, fundamentalmente monetales.

También es correspondiente a la excavación de 1999 un fragmento de vestimenta realizado en mármol blanco con la superficie algo ocre, quizás teñida por el el contexto arcilloso en el que se encontraba. Se trata de una pieza de 9,8 cm de altura, 12,9 de anchura y 6,8 cm de grosor, correspondiente a la parte baja de una prenda, de la que se conservan dos pliegues planos, con alguna ligera concavidad, con la separación entre ellos muy profunda y 1

marcada. El extremo de la tela es redondeado, grueso, y separado por un canal que sigue el contorno de la tela en la parte baja del bloque marmóreo, que está labrado para unir con otro bloque. La parte trasera también se encuentra labrada, y con una caja para una grapa, por lo que nos encontramos ante un altorrelieve o una escultura realizada en varios fragmentos.

Foto 4: Fragmento de vestimenta Su estado de conservación era bueno, sin roturas recientes con las superficies bastante compactas. Actualmente se encuentra restaurado y forma parte de la Sala de Exposición Museográfica Graccurris de Alfaro. El contexto en el que se encontraba, la unidad estratigráfica 15721, corresponde a una serie de materiales arrastrados por la erosión y que se depositan en la piscina, procedentes del edificio que la circunda. Ese proceso erosivo intenso parece responder a un periodo de completo abandono, en el que quizás ya había sido saqueado para reutilizar los materiales, quedando el interior de los muros expuesto a la intemperie,

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favoreciendo la ruina. El saqueo previo explicaría la escasez de materiales decorativos que se recuperaron en estos rellenos. El modo en el que se ha formado esta unidad hace que tengamos una muy amplia secuencia cronológica en sus materiales arqueológicos, ya que no solo se erosionaron los rellenos de uso del edificio, también los rellenos constructivos y estratos subyacentes, con lo que contiene desde materiales cerámicos a mano correspondientes a la Primera Edad del Hierro hasta Terra Sigillata Hispánica Tardía que nos llevaría al menos al siglo IV d. C., fecha en la que creemos que deben acumularse los materiales que forman este estrato. De nuevo, como en el caso de la figurilla de plomo, con seguridad estamos ante una pieza anterior, en este caso de la ornamentación o de las esculturas de culto del conjunto, pero dado el pequeño porcentaje de la escultura que se ha conservado, consideramos que no es posible aventurar una cronología precisa.

El siguiente fragmento escultórico, recuperado durante las excavaciones de 2008, corresponde a la parte derecha de la cara de un personaje femenino, de la que se conserva el peinado más cercano a la cara, el ojo y la comisura de los labios. La parte superior presenta una superficie plana labrada para unirla con otra pieza. Esta realizado en mármol blanco, de grano grueso y muy arenizado en las roturas recientes, por lo que fue inmediatamente restaurado después de su hallazgo. Sus dimensiones son 12,5 cm de altura, 14, 5 cm de ancho y 9 cm de grosor. Actualmente esta expuesto en la Sala de Exposición Museográfica Graccurris de Alfaro. El contexto en el que fue hallado, la unidad estratigráfica 17000, es un potente estrato formado por el arrastre de materiales en la ladera del cerro, con una naturaleza arenosa, que alcanza en algunos puntos más de un metro de grosor rellenando gran parte de la piscina y cubriendo algunas estructuras adyacentes. En su composición es muy similar al estrato 15721, en el que se halló el anterior fragmento escultórico descrito, pero su extensión y potencia, junto con la presencia en su interior de grandes bloques del muro de argamasa que rodeaba el conjunto, hace pensar en una formación más brusca, relacionada con el robo y hundimiento de estructuras de contención de las terrazas que conformarían el urbanismo romano de la ladera situada al oeste del conjunto, lo que permitiría el arrastre de grandes cantidades de rellenos constructivos y escombros relativamente limpios, que sepultarían los restos de vertidos cenicientos de época tardía que hasta el momento se habían arrojado en la antigua piscina. Sobre este relleno ya no 1

se encuentran actividades de época tardorromana, sino el poblado altomedieval, por lo que tiene que representar un periodo de abandono de la zona, al menos del entorno del edificio. Nuevamente la cronología del estrato nada tiene que ver con la de la escultura que estamos tratando, aunque en este caso las partes conservadas de la misma permiten alguna precisión cronológica basada en elementos estilísticos.

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Foto 5: Fragmento de cabeza femenina tras su restauración

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Se observa en el pelo una linea de rizos circulares, caracolillos, enmarcando la cara, que continúa con una serie de mechones suavemente ondulados, todo ello con un relieve muy marcado y con uso profuso del trépano. Otro elemento de interés es el ojo, en el que observamos un parpado superior bien delineado y el globo ocular liso, sin la pupila marcada. Estas características corresponden a esculturas de al menos mediados del siglo I, ya que el abundante uso del trépano no parece conveniente a fechas más tempranas, pero ni la disposición del peinado ni la falta de perforación en las pupilas nos permitiría llevar la pieza hasta el siglo II. Su peinado presenta un gran parecido con algunas de las representaciones de Agripina la Menor, esposa de Claudio y madre de Nerón.

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Foto 6: Vista frontal de la mano El último fragmento escultórico pertenece a una mano de mármol blanco, de 21, 5 cm del altura, 15 cm de ancho y 13 de grosor, de una escala doble del natural, recuperada

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durante las excavaciones de 2009. Se encuentra en regular estado de conservación, con importantes arenizaciones en las fracturas, por lo que fue inmediatamente restaurada. Actualmente se encuentra en la Sala de Exposición Museográfica Graccurris de Alfaro.

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Foto 7: Vista posterior de la mano

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Se trata de una mano derecha que conserva dos dedos, el meñique y el anular, prácticamente enteros -falta la parte final del meñique y un trozo de uña y final de dedo del anular- y otro, el pulgar, con su superficie casi desapararecida, pero que llega a tocar sobre el dedo anular. La palma de la mano aparece casi en su totalidad y sólo le falta la zona que la uniría a la extremidad superior derecha. Los dedos se encuentran flexionados, agarrando un vástago con una perforación circular en su parte inferior donde probablemente se insertaba una pieza de otro material dando continuidad al citado vástago. No se puede definir cual sería el tamaño real del vástago. Por la parte superior presenta una punta redondeada, separada del resto de la pieza con un surco labrado. También puede ser un volumen que representa la faceta de legislador y administrador del emperador. Esta tipología es muy característica sobre todo del siglo I, apareciendo en representaciones de emperadores como Claudio, Domiciano y Nerva, y del siglo II, con el emperador Trajano como ejemplo.

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Foto 8: Vista superior de la mano La pieza presenta una cuidada representación de las venas y pliegues de la mano, un acabado pulido y uso de trépano para las zonas de agarre del vastago. El contexto de su hallazgo, la unidad estratigráfica 17032, nuevamente corresponde a rellenos de la piscina , en este caso a una zona afectada por abarrancamientos mientras se esta utilizando como vertedero, y que proporcionó una datación radiocarbónica de 430-610 d.C. 2

Foto 9: Vista lateral de la mano

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Evidentemente la escultura pertenece a un momento más antiguo, difícil de determinar por el estado de conservación y el escaso porcentaje de la figura que se conserva. Pero su mayor interés es la tipología, que indudablemente pertenece a una escultura oficial y su escala, que solamente puede conciliarse con la representación de una divinidad o de un emperador divinizado, que debía ocupar el templo que se sitúa en el eje del conjunto monumental. Aunque escasos, los restos escultóricos recuperados permiten realizar varias propuestas para la interpretación del conjunto: La primera sería el carácter oficial del mismo, con la presencia de una escultura de gran tamaño correspondiente a una deidad o un emperador divinizado. La segunda es la existencia de varias esculturas o relieves en el resto del conjunto, algunos de ellos posiblemente correspondientes a un momento anterior a la última remodelación, de mediados del siglo II, que supone la monumentalización de la piscina con el añadido de los peldaños al interior, en función de la propuesta del datación en el siglo I del fragmento correspondiente a una cabeza femenina. Finalmente el exvoto de plomo nos confirma, junto con numerosos hallazgos numismáticos, el uso ritual de la piscina.

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