Nueva redaccion

July 12, 2017 | Autor: Print Monkey | Categoría: Criminologia, Esquizofrenia
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Descripción














INTRODUCCIÓN
Las relaciones existentes entre criminología, criminalística, derecho y psiquiatría se manifiestan por lo regular en situaciones de fuertes controversias, porque el sujeto de estudio y su actuar antisocial es el mismo en todas. El sujeto en su actuar antisocial en la criminología y la criminalística es el que de forma imputable trasgrede el código jurídico establecido para el mantenimiento y regulación del orden social, en tanto que para el derecho y la psiquiatría, ciertas actuaciones de esos sujetos producen consecuencias que merecen la atención de dichos discursos, especialmente cuando las acciones trascienden del ámbito privado para situarse en el terreno del delito y el crimen. Mientras que para la criminología como herramienta metodológica sitúa el accionar del responsable del hecho delictivo en la reconstrucción de su proceder antes de la realización del mismo, la criminalística de acuerdo a las evidencias de análisis del lugar de hechos permite reconstruir la manera como el hecho delictivo se realizó, el presunto culpable, la consciencia del sujeto en su accionar y los grados o agravantes de la ley respecto de su accionar, en tanto que para el derecho el inconsciente no existe en el momento de juzgar un acto, la psiquiatría no concibe al sujeto sino como sujeto del inconsciente, con las consiguientes diferencias en cuanto al criterio de responsabilidad.
Cierto es que existen diversas fuentes que hablan acerca de la antisocialidad del ser humano, desde el tipo de sujeto, su incurrencia e incidencia delictiva, hasta las desviaciones conductuales, que son temáticas desarrolladas dentro de la perspectiva de la ciencia criminológica, esto es, a fin de, determinar el objeto de estudio de la misma y hacer objeto de interés a la esquizofrenia como provocadora de la conducta antisocialidad, concebida dentro de la misma como una desviación antijurídica del ser humano. Este mismo ser por tener el derecho de vivir no quiere decir que tendrá o que tiene el derecho de igual manera de afectar a la sociedad, dañando una fracción de esta o al total de sus miembros.
El hombre, se proyecta a través de sus acciones, sus conflictos psicológicos, ya que la conducta manifiesta y subyacente tiene siempre ese sentido de conflicto o ambivalencia, desconocimiento de nuestra propia personalidad, necesidades, afectos y valoración de nuestra persona; muchas veces la aceptación de nosotros mismos gira en torno de la aceptación de los demás .esta es el resultado de un vínculo interactivo, en referencia siempre con el otro. Resulta de una experiencia relacionada con otros seres humanos: aprendemos hablar como resultado de escuchar hablar a otros, aprendemos a caminar por imitar a otros, también tenemos conductas aprendidas por el instinto de supervivencia. Y es propicio decir que cuando no está uno mental y físicamente sano y apto, presenta anomalías de sus facultades a este respecto, por lo que se dice que tiene esquizofrenia.
Reflexionar acerca de las condiciones mentales y físicas en las que se encuentra el presunto culpable en el momento de incurrir en un delito, resulta de vital importancia para la criminología como ciencia, hasta trastocar el terreno de la determinación jurídica del presunto culpable, es el propósito principal de la realización del presente trabajo, es decir como la esquizofrenia es provocadora de una conducta antisocial; de igual manera he aquí la forma de demostrar una panorámica de los diferentes tipos de esquizofrenia existentes, desde el punto de vista criminológico en el cual se reflexionara que éste trastorno es de forma obsesiva el estado porque algunas personas cometen actos o conductas antisociales, los cuales los marcan y los estigmatizan dejándolos como personas incapaces de llevar una relación normal con la sociedad. Se ha procurado huir de los tecnicismos para que su lectura resulte útil y agradable no solo para los estudiantes de criminología y a los profesionales, sino a todo el público interesado en este tema, esto es, para que se familiaricen con la conducta delictiva y las condiciones mentales de los sujetos calificados como presuntos culpables y las conductas que conllevan cada una de ellas. Estas personas esquizofrénicas calificadas en el código jurídico como inimputables bajo un tratamiento y ambiente adecuado o controlado pueden llevar una vida normal como toda persona de la sociedad.
Antecedentes
La lucha contra el delito y el estudio de los delincuentes, sus condiciones mentales, y del castigo a que se hacían acreedores data desde la antigüedad, filósofos como Sócrates, Platón o Aristóteles hablaron sobre este tema, atribuyendo los delitos a deficiencias físicas o mentales e incluso a la herencia.
A mediados del siglo xiii, Tomás de Aquino intentó también sentar las bases de la filosofía del derecho penal en su obra escolástica, y en la edad media se realizaron algunos estudios médicos para investigar crímenes aislados.
En el siglo XVIII, el jurista italiano Cesare Beccaria comprendió en su obra Trattato dei Delitti e Delle Pene (de los delitos y las penas) las leyes existentes, tratando de encontrar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y evitar una interpretación desviada por conceptos morales de los jueces.
En el siglo XIX, se empiezan a aplicar los métodos de observación científica al crimen, con el fin de determinar las causas de la criminalidad. Son esos momentos cuando la escuela Italiana (Lombroso, Rafael Garófalo, Enrico Ferri) pretende encontrar la causa profunda de la delincuencia en las anomalías corporales y mentales de los individuos y de la escuela Francobelga (Durkheim, Guerry, Lacassagne, Quételet, Tarde), la cual denuncia la influencia del medio social, verdadero como «caldo de cultivo de la criminalidad.
En el siglo XX, los criminólogos se esfuerzan en hacer una síntesis de los descubrimientos precedentes. En diferentes países comienza a manifestarse una tendencia a ampliar el campo de la actividad criminológica: unos incluyen en ella la criminalística (Alemania); otros, la penología; hay otros que preconizan el estudio conjunto de la ciencia del crimen y de la ciencia de la reacción social suscitada por él (Estados Unidos). En este siglo, la criminología ha influido notablemente en la evolución del derecho penal.
Pero hallar antecedentes del trastorno de la esquizofrenia, es remontarse de siglos atrás, para saber cómo trataban esta enfermedad mental que perturba a personas de la sociedad, pero es difícil encontrar en los libros de historia de la psiquiatría los inicios de la esquizofrenia como una enfermedad. La nomenclatura y descripción empleadas, solo nos permiten encontrar síntomas que en la actualidad podrían corresponderse a esta enfermedad.
Las enfermedades mentales graves eran los procesos atribuidos a la influencia de demonios malévolos. Estas enfermedades debían atajarse mediante conjuros, danzas, efectos mágicos, hechizos, talismanes y otras medidas. Si al final el demonio entraba dentro del cuerpo todos los esfuerzos se centraban en convertir en inhabitable el cuerpo al demonio con apaleamientos, torturas o haciendo morir de hambre al paciente. El espíritu ajeno se podía echar con brebajes que provocaban un vómito violento o se expulsaba a través de un agujero realizado en el cráneo.
Durante siglos, la sociedad hizo pagar a los enfermos mentales un precio muy caro por su mal. Su extraño comportamiento ha provocado la cruel hostilidad de la ignorancia. En los primeros tiempos del cristianismo se creía que estaban poseídos por el demonio, y se les abandonaba a su suerte, aunque los monasterios daban albergue a algunos. En el siglo xv, el abandono se convirtió en persecución activa: se les torturaba y se les quemaba vivos.
Pese a que en la etapa del renacimiento, se empezó a achacar la locura a causas físicas, todavía se la consideraba un justo castigo, quizá por una vida inicua. Los locos eran encarcelados, y se les encadenaba al suelo. Sólo al iniciar el siglo pasado, los nuevos médicos y el descubrimiento del inconsciente abrieron la puerta para comprender estas dolencias. El tratamiento compasivo que dan hoy muchos hospitales es un tardío reconocimiento de que las fuerzas que los acosan, nos atañen a todos.
La edad media heredó de los griegos y romanos la creencia de que los enfermos mentales estaban poseídos por los demonios, pero los antiguos los trataban con bondad y ceremonias religiosas. Con la caída del imperio romano, ocurrió la ruina de las instituciones sociales, por lo que no se tuvo ningún cuidado de los locos, que con frecuencia tenían que esconderse en los bosques. Los monasterios eran su único refugio, y la oración su principal tratamiento curativo, y en esta época de fe vigorosa, el exorcismo y la curación por la fe, que se consideraban como eficaces.
Pero el siglo xv, la fe, acosada, se había puesto a la defensiva. Las guerras, el caos y la peste negra provocaron epidemias de locura (danzas, delirios colectivos) que, a su vez, llevaron a cacerías de brujas en masa. La inquisición sostenía que locos y locas eran brujos peligrosos. Si la tortura no expulsaba al diablo, se recurriría al fuego.
En el renacimiento, la autoridad secular sustituyó a la eclesiástica en muchos aspectos de la vida. Los monasterios dejaron el cuidado de los enfermos mentales a la sociedad, que se limitó a encarcelarlos en hospicios u hospitales destinados para este fin.
En 1911, Eugen Bleuler publicó su voluminoso estudio sobre el grupo de las esquizofrenias. A decir verdad, Dementia Praecox Oder Gruppe der Schizophrenien supuso una fuerte conmoción en la psicopatología de la época, dominada esencialmente por las ideas de Emil Kraepelin. No se trataba sólo de una variación terminológica (sustitución de Dementia Praecox por Schizophrenie) sino de una nueva mirada más penetrante de la locura en la que la evolución y la sintomatología más evidente pasaban ambas a un segundo plano respecto a ciertos trastornos o síntomas «fundamentales»; además, el espectro nosográfico era aún mayor que el atribuido a la demencia precoz; finalmente, la concepción bleuleriana permitía una visión menos trágica y aciaga de las consecuencias de tal patología. Es preciso recordar, no obstante, que las teorías expresadas en 1911 por Bleuler sobre la esquizofrenia fueron posteriormente matizadas, o, para decirlo con más propiedad, exageradas. (Consejo de redacción j. M. A.).
Planteamiento del problema
Es por lo anterior que el presente trabajo desde el punto de vista de la criminología pretende describir como los aspectos y características de la esquizofrenia causa la antisocialidad. En este sentido la catalogación de los delitos y la propia jurisprudencia solamente se avocan a castigar al delincuente sin precisar de forma exhaustiva si en realidad existen factores endógenos, como las deficiencias mentales que lo conllevaron a cometer dicha conducta antisocial, la cual es tipificado como crimen en los códigos penales, para el caso que nos confiere la esquizofrenia, por tratarse de una deficiencia mental que influye la acción de cometer un delito.
Justificación
Las deficiencias mentales denominadas como anomalías y esquizofrenias, han conllevado a las personas que las padecen y a sus familiares a modificar sus estilos de vida, por padecer dichos trastornos. En contraposición la criminología sostiene que se debe buscar que la persona que comete una infracción no solo se concientice del daño a la sociedad, sino que también debe procurar que sea una persona capaz de incorporarse a la misma, de manera positiva y de provecho, que sea un individuo con las herramientas necesarias para reintegrarse al campo laboral, social y moral adecuado de manera que supere lo pasado.
La condición de ser humano implica que se está sujeto a múltiples adversidades, en las que en ocasiones se toman decisiones erróneas; es por ello que se considera que todo ser humano está expuesto a caer en errores, dado lo anterior, es apropiado darle una oportunidad para que se incorpore a la vida comunitaria; toda persona se merece la oportunidad de volver a intentar algo en lo que ha fallado, donde ha cometido un error, con el fin de que en esta ocasión todo salga bien.
Cuando una persona comete un acto antijurídico que el derecho o sistema legal de un estado califica como delito se le considera delincuente, lo cual lo hace merecedor de una sanción, que puede ser la prisión, cumpliendo una pena de determinado tiempo, pero para estas personas esquizofrénicas se tiene que tomar una determinación que conlleve a su tratamiento de su salud, dado que ellos no pueden ser considerados imputables de un delito, ya que por dicho trastorno les ocasiona un deterioro mental y la necesidad de la impotencia e irresponsabilidad jurídica de sus actos.
Reflexionar acerca del desarrollo histórico de esta situación, así como la situación social que desde la perspectiva criminológica abarca el que un esquizofrénico sea juzgado como tal y reinsertado de nuevo a la sociedad, son algunas de las cuestiones que se circunscriben en el presente trabajo; saber si se puede lograr o no y en dónde se está fallando; es por lo anterior que el desarrollo del presente trabajo resulta de vital importancia y utilidad para la consideración de lo establecido.
Y en este sentido la importancia de este tema radica en que se debe de entender que las personas que padecen del trastorno de esquizofrenia, jurídicamente se les califica como inimputables de sus conductas antisociales, por lo cual solo actúan en su defensa al no tener en el momento la capacidad de entender la realidad y por el trastorno sufrir de alucinaciones, los cuales los conllevan a cometer delitos. Se debe de entender el lado humano de estas personas las cuales no tienen la culpa de padecer algo tan grave y por ese motivo causarle daño a la sociedad y a las personas cercanas a ellos como la familia y amistades cercanas; quienes en primera instancia tal vez ignoren la realidad de dicha deficiencia mental, pero con una mejor información acerca de este trastorno, la sociedad podrá comprender y entender a estas personas, que también tienen el derecho de vivir con las mismas condiciones que todos y las mismas atenciones, las cuales pueden llevar a una vida integral como todos, siempre que estén bajo el tratamiento adecuado y su diagnóstico sea el correcto.
Debido a la situación actual por la que está pasando la sociedad mexicana, es importante dar a conocer este tipo de programas, puesto que aún existen personas en la sociedad que tienen prejuicios respecto a individuos esquizofrénicos, pensando que no merecen la oportunidad de corregir su conducta y que solo deben ser castigados por lo que cometieron. Por lo tanto, es importante que la gente se mantenga notificada mediante este tipo de trabajos para que se creen un criterio propio fundamentado en una información certera, porque el padecer alguna enfermedad no es delito, pero si, el no tener el conocimiento necesario para lo expuesto.

Hipótesis
La ley, que representa el orden simbólico por excelencia, manda y censura, ordena y prohíbe, marca los límites que no deben ser traspasados. Pero mientras que, en el campo jurídico, la vulneración del orden normativo acarrea un castigo –no hay derecho si no va acompañado de poder coactivo- ejecutado por un juez en función del grado de culpa imputable al transgresor y a la responsabilidad que se le atribuya, la psiquiatría asigna al sujeto el rol de juez de sí mismo. Y en tanto que un juez puede desresponsabilizar a un sujeto -incluso siendo culpable - para la psiquiatría aquel siempre es culpable desde su ingreso en la lengua. La responsabilidad es decir el castigo, bien que referida al ámbito jurídico, no es automática: una declaración legal de responsabilidad no conlleva necesariamente al castigo.
Para el derecho, el esquizofrénico no es responsable. No puede, por lo tanto, responder, hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Para la psiquiatría, negar a un sujeto la posibilidad de asumir el resultado de sus acciones equivale a expulsarlo del mundo, de la cultura, de la sociedad misma: convertirlo en un no-sujeto. Un juez puede absolver a un acusado aun siendo culpable por falta de pruebas que le incriminen –o bien porque no ha cometido realmente el delito-, declarándole inocente, porque no es tarea de los jueces pronunciarse acerca de la condición estructural de la culpa, sobre la que los psiquiatras y los sujetos concernidos si saben, o pueden saber.
Es por ello que la hipótesis del presente trabajo de tipo causal bivariada pretende describir como la esquizofrenia provoca la antisocialidad. Y en este sentido se puede decir que imputabilidad y responsabilidad son expresiones comunes al derecho y a la psiquiatría -como culpa, demanda, represión, prohibición, forclusión, preclusión, entre otros- cuya homofonía puede inducir a error pero que tienen distintos significados según el contexto. El derecho penal y la criminología de un lado, y la psiquiatría del otro, están necesariamente embonados al interés por las llamadas patologías del acto, aunque sus respectivas miradas se orientan en diferentes direcciones. Sin embargo parece pertinente interrogarse acerca de la posible intersección donde coexistan espacios de intervención en relación con los antiguos y nuevos malestares. Hay que preguntarse si, además de aquellas situaciones límites en las que emergen la violencia y los diferentes modos de pasaje al acto, opera en el discurso jurídico el plus de goce propio del fracaso de las exigencias que se manifiestan cotidianamente, en la conflictiva relación de los sujetos con la ley. En una realidad social como la actual en la que se evidencia una tendencia a la irresponsabilidad e infantilización del sujeto, y a dejar en manos de los especialistas (psiquiatras, psicólogos, criminólogos, criminalísticas, médicos) el tratamiento de la enfermedad mental como un desajuste que coincide con el acto criminal, a este respecto la psiquiatría debe encontrase legitimada para dejarse oír.

Objetivos
Objetivo general
Como consecuencia de lo anterior el presente trabajo tiene como objetivo principal establecer la guía que delinea el camino, la concientización de la sociedad y el actuar de autoridades encargadas de impartir justicia a seguir en el desarrollo del presente trabajo; a este respecto se pretende analizar la conducta antisocial en personas con trastorno de esquizofrenia, cuya conducta tipificada como tal los ha conducido a cometer delitos sin la conciencia jurídica de sus formas de actuar. Ya que ellos al padecerlo carecen de la interpretación lógica, real adecuada de la realidad y se ven afectados por alucinaciones o delirios mentales, causados por deficiencias neurológicas, o un desequilibrio químico cerebral.
Objetivo especifico
Describir que es la conducta antisocial.
Mencionar los tipos de conductas antisociales y tipos de sujetos.
Describir que es la esquizofrenia.
Caracterizar los tipos de esquizofrenia.
Investigar cuales son las causas que provocan la esquizofrenia.
Precisar las repercusiones familiares y sociales de la esquizofrenia.
Indagar las determinaciones jurídicas ante la esquizofrenia.
Proponer las pautas de tratamiento de la esquizofrenia.

Metodología
El presente trabajo basado en lo fundamental en fuentes bibliográficas y en la fundamentación adecuada que habla de la temática en cuestión pretende ofrecer las pautas que permitan describir como la esquizofrenia como factor causante de la conducta antisocial; de la misma manera el desarrollo del documento realizado en el periodo de Septiembre del 2014 a Junio de 2015, incluye consideraciones como producto de las observaciones realizadas en el CISAME de Valladolid, Yucatán, el cual es una unidad de tratamiento para enfermos de este tipo, así como también se refuerza por las consideraciones que como producto de los datos de las entrevistas aplicadas a doctores, enfermeras, personal de apoyo médico, pacientes y a los familiares de cada uno de los enfermos, mismos que tuvieron como finalidad establecer las pautas que dentro de su tipología presentan problemas mentales, por lo cual la catalogación de antisociales establecida en el código jurídico los convierte de forma excluyente como inimputables de los delitos que por su demencia cometan.














LA CONDUCTA ANTISOCIAL
Para poder explicar si una persona con el trastorno de esquizofrenia puede llegar a ser un sujeto con una conducta antisocial, se debe de entender si al realizar un acto delictivo el sujeto ya presentaba unos de los síntomas o tipos del trastorno; si realizó estando sin indicios de esta misma y al ejecutar este hecho pudo producirle un shock de emociones y perspectiva de la realidad, afectando el trabajo que realiza nuestro cerebro ocasionándole un desequilibrio que lo llevo a presentar uno de los síntomas de este trastorno; o saber si el ambiente en el que se desarrolla es participante para la presencia de esta.
Entender que es una conducta antisocial, se deberá de analizar por partes cada una de estas palabras que lo conforman:
Conducta: es toda aquella acción que realizamos los seres vivos para poder expresarnos en un ambiente social y ser aceptados, todo dependerá de que si nuestras conductas son las adecuadas buenas o malas, son aptitudes y representaciones de nuestra propia personalidad.
Antisocial: es el que agrede y causa daño al ambiente que lo rodea, no participa en la construcción de una mejor sociedad, hace todo lo contrario a lo bueno, no sigue ni respeta leyes y reglas busca la manera de quebrantarlas, es la representación de la maldad.
Desde hace algunas décadas, algunos criminólogos han manifestado su deseo vehemente de incursionar en el peritaje criminológica de la imputación de la culpabilidad antes de emitir una sentencia en un juicio, no solo en algunos casos, sino en los se requiera la determinación científica, para que el especialista obtenga el conocimiento adecuado e integral de la personalidad del probable autor de un delito y la confiabilidad de las partes que deponen en un proceso, ya que como presunto culpable de la autoría del delito, esta no es atribuible a una edad, dado que no es sólo el que tiene mayoría de edad es el único que comete delitos, también se encuentran menores de edad quienes por causas desconocidas comienzan una vida antisocial, afectando al seno familiar, amigos y sociedad. Esto es para los efectos de dictar la sentencia pertinente que en verdad merece, no caer en lo de siempre, de sólo atribuir una presunta autoría y no hacer nada para esclarecer la verdad, como dice el artículo 18 párrafo I - IV de nuestra Constitución Política Mexicana (última reforma 07/07/2014):
"Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las penas y estarán completamente separados.
El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto.
La federación, los estados y el distrito federal podrán celebrar convenios para que los sentenciados por delitos del ámbito de su competencia extingan las penas en establecimientos penitenciarios dependientes de una jurisdicción diversa.
La federación, los estados y el distrito federal establecerán, en el ámbito de sus respectivas competencias, un sistema integral de justicia que será aplicable a quienes se atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes penales y tengan entre doce años cumplidos y menos de dieciocho años de edad, en el que se garanticen los derechos fundamentales que reconoce esta constitución para todo individuo, así como aquellos derechos específicos que por su condición de personas en desarrollo les han sido reconocidos. Las personas menores de doce años que hayan realizado una conducta prevista como delito en la ley, solo serán sujetos a rehabilitación y asistencia social.
La operación del sistema en cada orden de gobierno estará a cargo de instituciones, tribunales y autoridades especializados en la procuración e impartición de justicia para adolescentes. Se podrán aplicar las medidas de orientación, protección y tratamiento que amerite cada caso, atendiendo a la protección integral y el interés superior del adolescente.
Las formas alternativas de justicia deberán observarse en la aplicación de este sistema, siempre que resulte procedente. En todos los procedimientos seguidos se observará la garantía del debido proceso legal, así como la independencia entre las autoridades que efectúen la remisión y las que impongan las medidas. Éstas deberán ser proporcionales a la conducta realizada y tendrán como fin la reintegración social y familiar del presunto culpable de un delito, así como el pleno desarrollo de su persona y capacidades. El internamiento se utilizará solo como medida extrema y por el tiempo más breve que proceda, y podrá aplicarse únicamente a los adolescentes mayores de catorce años de edad, por la comisión de conductas antisociales calificadas como graves.
Hay que entender que es personalidad y conducta antisocial, para que no se llegue a un significado igual, porque la personalidad es la que determinara el tipo de conducta que la persona presentara ante cualquier situación que se le presente, ya sea ante la sociedad, la familia, los amigos o cualquier otro ambiente.
Algunas fuentes señalan que: "para determinar el campo de estudio de la criminología es necesario profundizar un poco al respecto. No todos los estudiosos de esta materia; cuya sistematización es muy reciente, están totalmente convencidos de que la criminología deba ocuparse exclusivamente del estudio de las conductas delictuosas, o sea de aquéllas que realizan los individuos y que quedan perfectamente encuadradas o tipificadas en las descripciones que la ley penal contiene; o si, por el contrario, pueda abarcar un campo todavía más extenso, como serían los llamados estados criminógenos, que sin encontrarse tipificados como delitos, constituyen una predisposición, un riesgo, una inclinación más o menos acentuada, que inducen al individuo a delinquir, como son el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, la vagancia, etc." (Orellana, 2008).
Para profundizar un poco en ese campo de la criminología es necesario conocer lo siguiente: la característica esencial de la personalidad antisocial es un comportamiento general de desprecio y violación a los derechos de los demás, comúnmente comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta. La personalidad antisocial también ha sido denominada: "psicopatía, sociópata o trastorno antisocial de la personalidad"; en general, es todo comportamiento que va contra del orden social, dado que destruye todo sentido racional humanitario.
Para que un individuo adopte la personalidad antisocial existen factores tanto endógenos (los que nacen con el sujeto y actúan hacia el medio exterior produciendo ciertos resultados, existe relación entre la actividad del organismo con las conductas antisociales), como exógenos y explicaciones para su desajuste, pero entender lo que pasa por su mente para realizar una conducta antisocial esto es estudio del criminólogo, trabajando en conjunto y organizadamente con otros expertos en esta materia y que en realidad le den el interés necesario al estudio de este tipo de personas antisociales; quienes podrían apoyar a los afectados en este sentido serian profesionistas tales como: psicólogos, psiquiatras, médicos, neurólogos, juristas, entre otros interesados en estos sujetos.
Los factores causales de la antisocialidad comprenden los factores endógenos y exógenos, que se pueden considerar como mecanismos de presión criminógena y tienen las siguientes subdivisiones: los endógenos pueden ser somáticos y psíquicos, y se refieren a las características constitucionales y de personalidad que tienen los individuos; los exógenos pueden ser físicos, familiares y sociales, y se refieren al ambiente por el que se ve rodeado el sujeto.
Estos dos factores no se forman por separado, uno es parte de su estructura hereditaria y mental, que lo forma desde adentro y de la estructura de su ambiente, que lo forma desde fuera. Es importante descubrir uno a uno de estos factores que llevan al desorden mental.
Para entender el porqué de la conducta antisocial del individuo hay que conocer de normalidad y anormalidad del sujeto, pero estos conceptos son difíciles de determinar porque se encuentran fuertemente influenciados por la sociedad, la cultura, el grupo, el sexo, la religión, estado económico, ya que lo normal se encuentra definido por la moda que en cada sociedad se vive e impera, y su tipo de vivencia de un lugar a la de otro; en una ciudad y sus municipios puede ser que el mantener una relación de pareja con una menor no se vea mal o de mal gusto, o no se tenga esa cultura y conocimiento de que es un delito tipificado por las leyes penales, pero pueda darse el caso que en otros estados si se tenga el conocimiento y por consiguiente se proceda a levantar denuncia ante esta situación, pero los afectados en sí son los mismos ciudadanos quienes han evolucionado de esta manera. Somos nosotros quienes ponemos las reglas, quienes causamos que las desviaciones de la personalidad y formas de vivir cambien, y se tengan que sean influenciadas a cambiar para poder ser aceptado por la sociedad y nuestro ambiente en el cual crecemos y nos vinculamos.
Hay conceptualizaciones en fuentes sobre la conducta antisocial, los cuales han desarrollado a partir de sus estudios clínicos penitenciarios sostienen en torno a esta lo siguiente:
Es una persona con una marcada por la inestabilidad en todas sus conductas que proyecta una personalidad con una grave conflictiva que se traduce especialmente en la relación interpersonal agresiva y autodestructiva;
El antisocial presenta dificultades en el pensamiento, en especial en relación a un pensamiento lógico debido a que se mueve en un plano bastante inmaduro e infantil;
El juicio está en desconexión con la realidad y esto posibilita las fantasías y ansiedades persecutorias.
Las características están dadas por la permanente hostilidad y los juicios que hace están en función de esa hostilidad;
La comunicación es inestable y predomina un contenido verbal sádico e infantil, tiende a una manipulación y burla de las personas. El lenguaje por lo general es autoritario; y
En la afectividad, el sentimiento de culpa está muy disminuido, con escasa capacidad para experimentar emociones.
Frente a los demás, el antisocial parece frío, rígido, pero es una protección a sus sentimientos infantiles. Existen fuertes sentimientos internos de inferioridad, de ahí la necesidad del comportamiento agresivo. (Marchiori, 2005.)
Atendiendo a esta consideración se puede decir que tanto un factor u otro se manifiesta ante los demás miembros de la sociedad como violencia o agresión.
La violencia o agresión parecen ser palabras sinónimas. Sin embargo, la violencia se distingue de la agresión en que esta última cumple una importante y prehistórica función biológica en adquisición y defensa del territorio.
Filósofos y psiquiatras distinguen entre una agresión benigna y una agresión maligna, también llamada violencia. La agresión es una reacción espontánea y breve para protegernos del peligro que nos acecha, en tanto que agresión maligna implica el deseo de dañar a los demás por un placer puramente sadista (Ostrosky, 2011).
De qué manera surge la personalidad que despliega la agresión maligna. Normalmente, las personas sienten la necesidad de ajustarse a las reglas de la sociedad, del trabajo y, en general, de la autoridad. Pero, la falta de libertad para tomar decisiones, así como la incapacidad para encontrar un significado y un verdadero sentido de la vida, en ocasiones pueden derivar en resentimientos y de ahí en agresión sadista y maligna.
¿Cómo se manifiesta esta hostilidad? Algunas personas, bajo estas circunstancias negativas, encuentran placentero dañar, matar y destruir. Por lo que dicha conducta se manifiesta en forma de violencia o agresión.
La violencia es una conducta agresiva que tiene como fin causar daño físico o psicológico. En esta definición, la palabra intención es central, ya que el daño físico o psicológico que ocurre por accidente o sin intención, no es ni debe ser considerado violencia. Esto es: hay agresión sin violencia, por ejemplo, cuando nos defendemos de un ataque físico, pero no existe la violencia sin agresión, está siempre será ejercida con el propósito de causar daño.
La agresión en el ser humana no es innata, sino aprendida, imbuida con la cultura. En particular, los antropólogos sostienen que muchas sociedades humanas son pacíficas y que cuanto más primitivas son, menos agresividad muestran y más valoran ciertos atributos como la compasión y la solidaridad (Ostrosky, 2011).
No opinan lo mismo etólogos – científicos dedicados al estudio del comportamiento animal – ni los genetistas, para ellos, en la agresión existe una tendencia filogenética (adaptación evolutiva) y neuroquímica. De acuerdo con Konrad Lorenz, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1973, todos somos portadores de un animal que quiere manifestarse, pero que siempre logra ser reprimido gracias a un enérgico sistema de control. Para Lorenz es precisamente esta represión la que nos hace libres, la nos convierte en seres humano. En este sistema el cerebro es el órgano que rige nuestra conducta y, por tanto, el objeto de estudio fundamental para conocer el origen de este comportamiento (Ostrosky, 2011).
Todos estos factores dados por la naturaleza del hombre o la participación de en la sociedad, o mejor dicho su antisocialidad es una conducta que se ha ido degradando, que su fin es ir en contra del orden social, no se lleva tomado de la mano con el bien común, no sigue reglas ni ordenes, siempre destruirá lo que este a su alrededor. Una de las manifestaciones más palpables que subyacen en la mente del individuo resentido con el orden social y el grupo en cuestión, es la esquizofrenia.
Un análisis completo y exhaustivo del hombre delincuente requiere de por si un trabajo interdisciplinario, es decir, la participación de profesionistas en diversas disciplinas que nos van a brindar un apoyo sustancial en el conocimiento de la conducta y la personalidad del individuo como un ser social con problemas de adaptación; esto resulta una paradoja, en virtud de que si el hombre es considerado como un ser totalmente social, toda vez que no puede vivir fuera de la sociedad, asuma actos o conductas que resultan contraproducentes a la sociedad en que se desenvuelve.
El sociedad se adapta al mundo a través de las conductas aprendidas en el hogar, en la escuela, en la sociedad, y la significación e intencionalidad de las mismas constituyen un todo organizado que se dirige a un fin determinado. El ser humano por esencia propia es considerado como un sujeto con un potencial criminológico determinado, ya que dentro de nuestro aprendizaje desarrollamos diversas patologías que en un momento establecido se desencadenan, ¿quién no desarrolla una conducta agresiva? La expresión de la psicopatología particular del delincuente se halla manifiesta en cada una de los individuos pero algunos no la desarrollan como una conducta que transgreda las normas de la sociedad a la que pertenece.
El hombre se proyecta a través de sus conductas, sus conflictos psicológicos, ya que esta siempre implica conflicto o ambivalencia, desconocimiento de nuestra propia personalidad, necesidades, afectos y valoración de nuestra persona, muchas veces la valoración y aceptación de nosotros mismos gira en torno de la aceptación de los demás.
Las características criminales o antisociales parten del estudio de los elementos constitutivos de la predisposición antisocial; el sexo, la edad, el ambiente social, los daños cerebrales, etc. El estudio de estos elementos permite conocer la predisposición individual, a la que hay que agregar el estudio de las condiciones ambientales como la familia, la condición económica, trabajo, vínculos sociales, etc. Todo esto para entender como un individuo se convierte en un ser humano que va en contra de todo bien y se transforma en un ente antisocial.
Es de vital importancia conocer la manera en que la madre cuido de esta persona, saber desde el momento en que está su vientre hasta su nacimiento del individuo, de conocer cuáles fueron los cuidados que siguió o que omitió, o por ignorancia o en arranque de odio no continuo, también es importante saber de las emociones y vicios de la madre sobre él bebé. Los médicos, criminólogos y psicólogos saben que el ambiente prenatal afecta profundamente al feto. La placenta lo une con la madre, permite que pasen los alimentos y a través de ella se expulsan los desechos; sin embargo, no puede impedir el paso de sustancias nocivas para la salud de ambos, de modo que la embarazada deberá seguir una dieta sana y no tomar cualquier tipo de fármacos, y evitar el consumo de cualquier tipo de droga, entre ellas el alcohol y el cigarro, o cualquier otro psicotrópico sin la supervisión de su doctor de confianza, evitar en lo posible las enfermedades contagiosas y los ambientes que le pudieran causar estrés. Esto tendrá consecuencias de estrés fetal, causando un desorden psicobiológico; por ejemplo podemos ver como hay niños y niñas que nacen con alcoholismo fetal.
Por otro lado se distinguen los enfermos mentales con tendencias a las conductas antisociales a los que desde muy pequeños presentan cierto defecto mental permanente unido a una fuerte tendencia al vicio o al acto antisocial.
Para ayudar a estas personas se necesita la colaboración del trabajo social el cual tiene como objetivo fundamental el tratamiento (con medios individualizados o técnicas de grupo) de seres humanos afligidos por problemas, ayudándolos a adquirir una visión realista, a asumir la responsabilidad y a alcanzar la solución gracias a sus propios recursos y a los de la colectividad.



Niveles de interpretación de la Criminología
Comprender el como un delincuente actúa, hay que entender tres aspectos que a mi parecer son de gran importancia, son los tres distintos niveles de interpretación de la criminología; el criminal, el crimen y la criminalidad, no dejando apartado del tema alguna de estas por la gran importancia que tienen y su relación que existe entre las mismas. Si no se explicara cada uno de estos niveles de interpretación, no lograríamos comprender su razón de cada una de ellas. La precisión en estos nos evitara la inconsistencia semántica, es decir, la utilización de un lenguaje ambiguo.
No haciendo a un lado descripciones de otros autores sobre estos tres niveles quienes si tenían en cuenta estas interpretaciones de lo que conlleva las conductas.
Ruiz Funes (1952) dice que: "el delincuente puede ser un ser inferior, biológica y socialmente considerado. El delito; un síntoma o una enfermedad. La delincuencia; en su morfología, el residuo de una moral superada o el anticipo de una moral futura: lo atávico o lo evolutivo. El delito, la obra de la fuerza o un fraude, de la violencia o de la astucia, de lo muscular o de la intelectual. La personalidad del delincuente, normal o patológica. Su moral antitética con la moral social o parcelaria. Todas estas variedades conducen a interpretaciones distintas del criminal y de su acción."
Lavastigne y Stanciu distinguen los niveles de la forma siguiente: "el crimen, que es el acto del individuo, por un lado su libertad, las anomalías de la personalidad y por otro con los intereses de la sociedad el cual pone siempre en discusión, su defensa, al libre albedrio y al determinismo, de la pena y el tratamiento del delincuente."



Niveles de interpretación
Nivel conductual (el crimen)
Es la acción que agrede a un individuo o a la sociedad en sus bienes, afecta la integridad mental, física y material de las personas", en donde se estudia la conducta antisocial propiamente dicha, aquí el método a estudiar es múltiple, y pueden ser de gran utilidad los métodos de la criminalística para conocer las peculiaridades del hecho concreto, y de ahí pasar a explicaciones antropológicas, sociológicas etc., hasta llegar a la síntesis criminológica.
Para Pinatel (1960) este nivel constituye el enfoque criminológico por excelencia, ya que en él debe realizarse el máximo esfuerzo por aprehender la convergencia de factores y de mecanismos biológicos, sociales y psicológicos que conducen al paso al acto.
Para la explicación total del crimen es necesario llegar a la síntesis criminológica, en este campo la victima toma un papel de gran importancia, así como los testigos y todos los que toman parte en el drama del hecho antisocial. Dentro de este nivel es necesario distinguir a su vez dos formas de análisis: un crimen concreto, realizado en un momento y lugar determinado, y una forma criminal en particular.

Nivel de interpretación individual o personal (el criminal)
Es el sujeto que comete un crimen o un quebrantamiento a las reglas sociales", en el que se analiza el autor de la conducta antisocial, aquí el método es indudablemente el clínico, y se busca llegar al diagnóstico, pronóstico y proposición de tratamiento.
En este nivel el hecho cometido es tan solo un indicador de la personalidad y características del sujeto antisocial. En realidad debe de hacerse un esfuerzo por separar el autor del hecho, para no estar dispuestos al elaborar el dictamen criminológico.
Lo anterior no implica, desde luego, que no debe tomarse en cuenta la conducta, sino tan solo debe de concentrarse el criminólogo en lo que el sujeto es, y no en lo que ha hecho. La interpretación de este nivel es individual, y no puede tenerse conclusiones generales; es decir, que los resultados solo tienen aplicación para el caso concreto y no puede extenderse a la generalidad.

Nivel de interpretación general (la criminalidad)
Es el conjunto de hechos antisociales cometidos contra la colectividad, jurídicamente es el conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas contra el orden público y tipificados en una ley penal", en que se estudia en conjunto las conductas antisociales y sus características en un lugar y tiempo determinado. A este nivel la metodología debe ser básicamente estadística, y las interpretaciones genéricas, manejando posibilidades, es decir no es válido el deducir consecuencias sobre casos particulares.
Una vez entendido los niveles de interpretación pasaremos a describir los tipos de conductas y posteriormente los tipos de sujetos para poder entender que estas dos se relacionan y se llevan tomadas de la mano.

Conducta de la Criminología
Para entenderlas aclarare que existen diversas que para la criminología el objeto de estudio es el hombre delincuente y sus conductas que perturban la paz y tranquilidad de la sociedad, de entender la razón y clasificarlos en cuanto su comportamiento hacia esta.
Un aspecto en general es que la humanidad ha reaccionado casi siempre con miedo y asombro ante la locura. Pero un sujeto con conductas antisociales puede o no estar loco, pero es necesario hacer menciones de otros tipos de conductas como las siguientes:
Tipos de conducta
Conducta social
Es la que presenta el sujeto que está bien ubicado y se lleva de buena manera con la sociedad sin causarles daño. Es la que cumple con todas las normas de convivencia, la que no agrede en forma alguna la colectividad, es la que cumple con el bien común. La mayoría de las conductas en la humana son de esta clase, nuestra relación con los semejantes sigue determinadas normas.

Conducta asocial
No daña la sociedad pero tampoco forma parte de la misma no le interesa los demás se mantiene mayormente aislado. Es la que carece de contenido social, no tiene relación con las normas de convivencia ni con el bien común.

Conducta parasocial
El que perjudica pero no agrede a la sociedad, es la no aceptación de los valores adoptados por la colectividad, pero sin destruirlos, no realiza el bien, común pero no la agrede.

Conducta antisocial
Este lesiona, daña, agrede, perjudica a la sociedad siempre yendo en contra de todo, sin aportar beneficios para la misma solo busca el mal. Va contra el bien común atenta contra la estructura básica de la sociedad, destruye sus valores fundamentales, lesiona las normas elementales de convivencia.

Sujetos de la criminología
Cualquier persona puede cometer actos sociales, asociales, parasociales o antisociales, pero cuando prevalece determinado tipo de conducta, podemos utilizar otro nivel de interpretación, y así distinguir sujetos, estos son de gran interés de la criminología ya que son el modelo de estudio con los que se trabaja y actúa para determinar los tipos de conducta, es una forma más de catalogar a estas personas.

Tipos de sujetos
Sujeto social
Por lo común el concepto de sociabilidad se interpreta como facilidad de interrelación, de comunicación humana.

Sujeto asocial
Se aparta de la sociedad, no convive con ella, vive independientemente, no tiene nada que ver con el bien común, pero sin agredir a la comunidad.

Sujeto parasocial
Se da paralelamente, al lado de la sociedad, no cree en sus valores, pero no se aparta de ella, sino que comparte sus beneficios, en mucho depende de ella para sobrevivir. El sujeto perteneciente a estos grupos no acepta las normas jurídicas o sociales, pero las cumple en el mínimo suficiente para evitar ser molestado.

Sujeto antisocial
Agrede al bien común, destruye los valores básicos de la sociedad, no respeta las leyes elementales de convivencia, no vive en sociedad sino en contra de ella.

LA ESQUIZOFRENIA
Es una enfermedad mental grave. Se trata de un desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas en muy diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones, la voluntad o el comportamiento de quien lo padece, es la forma más frecuente de enfermedad mental y afecta al 1% de la población en general, el 10% para los familiares de primer grado con pacientes con esquizofrenia y de 48% para aquellos con dos familiares enfermos, mismo caso que sucedería en familiares con gemelos. Es una anomalía y desorganización bioquímica del cerebro, producida por factores endógenos, es una defunción de las funciones psíquicas,
Esta deficiencia mental ha dejado al margen de la victimización a las personas que lo padecen porque sufren la indiferencia de las demás personas, es porque ellas no saben de esta clase de trastorno y sus afectaciones a su persona, haciendo muy difícil su desenvolvimiento con la sociedad, el relacionarse con otro y poder mantener una vida normal, pero para lograr esto todas estas personas lo ocultan y evitan la conversación acerca de la enfermedad mental. Es la sociedad la que vive en un estado de ignorancia en el cual es víctima de la misma, ocasiona muchas veces su propia victimización por no saber o conocer de la mejor manera la información correcta para el beneficio de esta, pero hay quienes si conocen e investigan a fondo y aun así hacen poco por ayudar a su semejante, -¿porque él no ayudarnos unos a otros?-, es porque todos tenemos miedo de sufrir un rechazo o ser señalado por quienes ven la forma de hacerlo como lo incorrecto, quien puede decir si lo que hace una persona u otra es la forma correcta o incorrecta, en cada cultura de las sociedades existentes es diferente el ayudar, el relacionarse y convivir, siempre nos dejamos influenciar por lo que vemos, e imaginamos miles de probables hechos declarando así, un suceso que favorece a nuestra opinión y nuestra persona, sin saber, qué pudieron llevar a la persona a su deterioro o su estigmatización ante el ambiente en el que convive. Tal vez sabemos o no que sucede en realidad con la sociedad, porque hay signos de maldad en todas partes, pero nosotros somos quienes los creamos, muchas veces la moldeamos demasiado en el camino incorrecto que creamos lo que queremos inconscientemente para sentirnos vivos, y poder sentir los sentimientos de culpa, miedo, ira, rencor, odio, desprecio, es la necesidad de crear "un monstruo", para que se sienta viva la sociedad, -¿se necesita esto para creer que necesitamos ayuda en realidad?-, al final lo dejamos correr por nuestro ambiente para después destruirlo, sin la concientización de que lo podemos en algunas veces curar, pero si esto llega a ocurrir, las personas que conforman la sociedad posteriormente demuestra los sentimientos contrarios a los anteriores siendo estos los de responsabilidad, igualdad, amor, cariño por los demás, gusto por ayudar, siendo esto un circulo que nunca tendrá un inicio o un fin, todo se repetirá nuevamente cuando cada sentimiento se extinga en nuestro ser, nos pasa como en la comida, cuando tenemos hambre suplicamos por ella y cuando nos sentimos satisfecho ya no lo queremos y lo empezamos hacer a un lado, pero cuando ese gusto se acabó necesitamos recargar nuevamente esos niveles, esos parámetros que nos hacen ser parte de la realidad. Es poco frecuente que se haga caso de la realidad de las cosas, nadie es curioso en esta época, nadie busca y los que lo hacen poco encuentran y lo dejan así, en lugar de tomar la iniciativa de investigar y aportar conocimientos para futuras generaciones, que probablemente pudieran eliminar parte de la ignorancia que existe.
Todos actuamos indiferentes ante casos nuevos, siguen con su vida cotidiana que ya han establecido, pocos ayudan a erradicar la ignorancia del mundo, y cuando lo están logrando son olvidados al momento de su muerte, observar como la sociedad le teme a lo nuevo, a las enfermedades, a ella misma es interesante. Se conoce y tiene conciencia de que muchas veces se deja de convivir con personas enfermas, por miedo de ser infectados y dejar de ser parte de la sociedad, no se quieren convertir en una más de la estigma social. Le temen a lo extraño y a lo nuevo.
Por otro lado esquizofrenia es un trastorno mental que ha existido siglos atrás, los que la padecían, se creía que era una forma de manifestación de los demonios de la persona, o que era poseído por ellos, también se creía que era un castigo divino dictado por dios, los trataban con el encierro permanente o destierro, también eran tratados con torturas corporales para que pudiesen ser liberados de dicho mal, al paso de los años hubieron personas que se dieron a la tarea de encontrar una explicación a tal comportamiento y estado de la persona que la padecía.
Precisamente por su carácter deteriorante, y porque se observó que se iniciaba en edades muy tempranas, se la denominó "demencia precoz" durante un tiempo estudiado por Emil Kraepelin y Sigmund Freud. Luego se sustituyó esta denominación por la de Esquizofrenia, como la llamamos actualmente, y que etimológicamente significa "mente escindida", el cual es acuñado por el psiquiatra suizo Eugen Bleuer, otro personaje interesado en esta deficiencia mental era Kurt Schneider, Weinberger propuso la esquizofrenia como "un trastorno del neurodesarrollo en el cual una lesión cerebral de edades muy tempranas de la vida interactúa con ciertos factores madurativos que ocurren más tarde". Hablaríamos pues, de una lesión que permanece clínicamente "silente" hasta que el proceso de desarrollo y maduración normal "conecta" las estructuras cerebrales afectadas por la lesión (Weinberger, 1987).
Con este término, se quería subrayar las alteraciones en el pensamiento que presentan estos pacientes, la ciencia ha avanzado en un grado significativo para esta enfermedad mental que causa molestia a quien la padece, existiendo ya los medicamentos que logran controlarla pero no erradicarla, en esa cuestión aún existe un gran debate y preocupación ya que se ignora aun en que parte del organismo humano se desarrolla o se encuentra, se han realizado estudios con personas que la padecen y quienes han cooperado para poder hallar una cura más confiable.
Este trastorno aparece antes de la pubertad y es más probable que comience entre los 15 y los 35 años. Esta enfermedad con frecuencia dura toda la vida. Tiende a aparecer en familias. Un niño que tiene un padre con esquizofrenia tiene un 10% de probabilidad de desarrollar esquizofrenia y si dos de sus familiares lo padeciera la probabilidad aumenta hasta en un 48%, esto prueba que la enfermedad puede ser hereditario y de factor genético.
La esquizofrenia afecta a diferentes personas de formas diferentes. Existen dos grupos: "positivos" y "negativos". Las personas que sufren la enfermedad normalmente tienen una mezcla de los dos.
Las características esenciales de la esquizofrenia son una mezcla de signos y síntomas peculiares (tanto positivos como negativos) que han estado presentes una parte significativa de tiempo durante un período de 1 mes (o durante un tiempo más breve si ha habido tratamiento con éxito) y con algunos signos del trastorno que han persistido durante al menos 6 meses.
Estos signos y síntomas están asociados a una marcada disfunción social o laboral. La alteración no es explicable por un trastorno esquizoafectivo o un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia o a una enfermedad médica. En sujetos con un diagnóstico previo de trastorno autista (u otro trastorno generalizado del desarrollo) el diagnóstico adicional de esquizofrenia sólo es pertinente si hay ideas delirantes o claras alucinaciones presentes durante al menos 1 mes.
Los síntomas característicos de la esquizofrenia implican un abanico de disfunciones cognoscitivas y emocionales que incluyen la percepción, el pensamiento inferencial, el lenguaje y la comunicación, la organización comportamental, la afectividad, la fluidez, productividad del pensamiento y el habla, la capacidad hedónica, la voluntad y la motivación y la atención. Ningún síntoma aislado es patognomónico de la esquizofrenia; el diagnóstico implica el reconocimiento de una constelación de signos y síntomas asociados a un deterioro de la actividad laboral o social. Los síntomas característicos pueden conceptualizarse como pertenecientes a dos amplias categorías: los positivos y los negativos.
Esta enfermedad que habitualmente es de tipo crónico, puede caracterizarse por tres fases (fase aguda, fase de estabilización y fase estable) que se fusionan unas con otras sin que existan unos límites claros y absolutos entre ellas.
Primer episodio. La aparición del primer episodio puede ser brusca o insidiosa, pero la mayor parte de sujetos presentan algún tipo de fase prodrómica que se manifiesta por el desarrollo lento y gradual de diversos signos y síntomas (retraimiento social, pérdida de intereses en la escuela o el trabajo, deterioro de la higiene y cuidado personal, enfado e irritabilidad) tras los cuales puede aparecer un síntoma característico de la fase activa que define el trastorno como esquizofrenia. También puede darse un periodo prodrómico antes de presentar una recidiva. Este periodo puede durar entre varios días y unas semanas y en ocasiones puede persistir durante varios meses.

Fase aguda
Durante esta fase los pacientes presentan síntomas psicóticos graves, como delirios y/o alucinaciones, y un pensamiento gravemente desorganizado; y generalmente, no son capaces de cuidar de sí mismos de forma apropiada. Con frecuencia, los síntomas negativos pasan a ser más intensos.

Fase de estabilización
Durante esta fase se reduce la intensidad de los síntomas psicóticos agudos. La duración de la fase puede ser de 6 meses o más después del inicio de un episodio agudo.

Fase estable
Los síntomas son relativamente estables y, en el caso de que los haya, casi siempre son menos graves que en la fase aguda. Los pacientes pueden estar asintomáticos; otros pueden presentar síntomas no psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio.
Antes de que un paciente que se encuentra en la fase estable presente una recidiva, habitualmente se produce un periodo prodrómico en el que puede haber síntomas disfórico no psicóticos, formas atenuadas de síntomas positivos o conductas idiosincrásicas. Este periodo prodrómico dura generalmente entre varios días y unas semanas, pero en ocasiones puede persistir durante varios meses.
La mayor parte de los estudios longitudinales de la esquizofrenia sugieren que su curso es variable: en algunos pacientes no se presentan nuevos episodios, en la mayoría se producen exacerbaciones y remisiones, y en una pequeña parte persiste un estado psicótico grave de forma crónica. La remisión completa (es decir, el restablecimiento de la función previa a la aparición del trastorno) no es frecuente en esta enfermedad.
Los síntomas positivos parecen reflejar un exceso o distorsión de las funciones normales, mientras que los síntomas negativos parecen reflejar una disminución o pérdida de las funciones normales. Incluyen distorsiones o exageraciones del pensamiento inferencial (ideas delirantes), la percepción (alucinaciones), el lenguaje y la comunicación (lenguaje desorganizado), y la organización comportamental (comportamiento gravemente desorganizado o catatónico).



Síntomas positivos
Delirios
Esto significa mantener creencias que no sólo no son ciertas sino que pueden parecer incluso bastante extrañas. Si intentas discutir estas creencias, encontrarás que el que las tiene las mantendrá a pesar de que exista mucha evidencia en su contra.
Las ideas delirantes son creencias erróneas que habitualmente implican una mala interpretación de las percepciones o las experiencias. Su contenido puede incluir diversos temas (p. ej., de persecución, de autorreferencia, somáticos, religiosos o grandiosos). Las ideas delirantes de persecución son las más frecuentes; la persona cree que está siendo molestada, seguida, engaña, espiada o ridiculizada. Las ideas delirantes autorreferenciales también son corrientes: la persona cree que ciertos gestos, comentarios, pasajes de libros, periódicos, canciones u otros elementos del entorno están especialmente dirigidos a ella. La distinción entre una idea delirante y una idea sostenida tenazmente resulta a veces difícil de establecer, y depende del grado de convicción con la que se mantiene la creencia, a pesar de las claras evidencias en sentido contrario.
Si bien las ideas delirantes extrañas son consideradas especialmente típicas de la esquizofrenia, la rareza puede ser difícil de juzgar, especialmente a través de diferentes culturas. Las ideas delirantes se califican como extrañas si son claramente improbables e incomprensibles y si no derivan de las experiencias corrientes de la vida. Un ejemplo de una idea delirante extraña es la creencia de que un ser extraño ha robado los órganos internos y los ha reemplazado por los de otra persona sin dejar ninguna herida o cicatriz. Un ejemplo de una idea delirante no extraña es la falsa creencia de ser vigilado por la policía.
Generalmente, se consideran extrañas las ideas delirantes que expresan una pérdida del control sobre la mente o el cuerpo; éstas incluyen la creencia de que los pensamientos han sido captados por alguna fuerza exterior (robo del pensamiento), que pensamientos externos han sido introducidos en la propia mente (inserción del pensamiento) o que el cuerpo o los actos son controlados o manipulados por alguna fuerza exterior (ideas delirantes de control). Si las ideas delirantes son juzgadas como extrañas, sólo se necesita este único síntoma para satisfacer la esquizofrenia.

Alucinaciones
Estas son cuando ves, oyes, hueles o sientes algo que no está ahí. Por ejemplo, la alucinación más común que la gente experimenta es la de oír voces. Estas voces parecen absolutamente reales, pueden asustar y hacer creer que la gente te está observando, escuchando o molestando. La gente joven que tiene estas experiencias puede parecer suspicaz y actuar de una forma extraña. Por ejemplo, hablar o reír para sí misma como si estuviera hablando con alguien que no está. Esto es bastante diferente del habla o las risas de los niños pequeños cuando están realizando un juego imaginativo o en su mundo imaginario.
Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial (p. ej., auditivas, visuales, olfativas, gustativas y táctiles), pero las alucinaciones auditivas son, con mucho, las más habituales y características de la esquizofrenia. Las alucinaciones auditivas son experimentadas generalmente como voces, ya sean conocidas o desconocidas, que son percibidas como distintas de los pensamientos de la propia persona. El contenido puede ser bastante variable, aunque son especialmente frecuentes las voces peyorativas o amenazantes.
Algunos tipos de alucinaciones auditivas (p. ej., dos o más voces conversando entre ellas, o voces que mantienen comentarios continuos sobre los pensamientos o el comportamiento del sujeto) han sido considerados especialmente característicos de la esquizofrenia y fueron incluidos en la lista de síntomas de primer rango de Schneider.
Las alucinaciones deben producirse en un contexto de claridad sensorial; las que ocurren mientras se concilia el sueño (hipnagógicas) o al despertar (hipnopómpicas) se consideran dentro del abanico de las experiencias normales. Las experiencias aisladas de oírse llamado por el nombre o las experiencias que carecen de la cualidad de una percepción externa (p. ej., zumbidos en la cabeza) tampoco son consideradas como alucinaciones típicas de la esquizofrenia. Las alucinaciones también pueden ser una parte normal de las experiencias religiosas en ciertos contextos culturales.

Trastorno del pensamiento
Esto es una dificultad para pensar con claridad. Será difícil entenderlos porque sus frases parecen no tener sentido: pueden saltar de una idea a otra, perdiendo el tema del que están intentando hablar.
El pensamiento desorganizado (trastorno formal del pensamiento, pérdida de las asociaciones ha sido considerado por algunos autores en particular Bleuer) como la característica simple más importante de la esquizofrenia. Debido a la dificultad intrínseca para establecer una definición objetiva del trastorno del pensamiento y puesto que en el contexto clínico las inferencias acerca del pensamiento se basan principalmente en el lenguaje del sujeto, en la definición de esquizofrenia utilizada en este manual se ha puesto énfasis en el concepto de lenguaje desorganizado.
El lenguaje de los sujetos con esquizofrenia puede presentar diversas formas de desorganización. El sujeto puede perder el hilo, saltando de un tema a otro (descarrilamiento o pérdida de las asociaciones); las respuestas pueden tener una relación oblicua o no tener relación alguna con las preguntas; y, en raras ocasiones, el lenguaje puede estar tan gravemente desorganizado que es casi incomprensible y se parece a la afasia receptiva en su desorganización lingüística (incoherencia o ensalada de palabras).
Puesto que la desorganización leve del habla es frecuente e inespecífica, el síntoma debe ser suficientemente grave como para deteriorar la efectividad de la comunicación. Durante los períodos prodrómico y residual de la esquizofrenia puede presentarse una desorganización del pensamiento o el lenguaje menos grave.
El comportamiento gravemente desorganizado puede manifestarse en varias formas, que comprenden desde las tonterías infantiloides hasta la agitación impredecible. Cabe observar problemas en cualquier forma de comportamiento dirigido a un fin, ocasionando dificultades en la realización de actividades de la vida cotidiana como organizar las comidas o mantener la higiene. El sujeto puede presentarse exageradamente despeinado, vestir de una forma poco corriente (p. ej., llevando varios abrigos, bufandas y guantes en un día caluroso) o presentar un comportamiento sexual claramente inapropiado (p. ej., masturbarse en público), o una agitación impredecible e inmotivada (p. ej., gritar o insultar). Hay que tener cuidado de no aplicar este criterio con demasiada amplitud.
El comportamiento gravemente desorganizado debe distinguirse del comportamiento simplemente carente de sentido o, en general, sin un propósito concreto y del comportamiento organizado que está motivado por creencias delirantes. Igualmente, unos pocos episodios de inquietud, ira o comportamiento agitado no deben considerarse una prueba de esquizofrenia, especialmente si existe una motivación comprensible.
Los comportamientos motores catatónicos incluyen una importante disminución de la reactividad al entorno que, algunas veces, alcanza un grado extremo de falta de atención (estupor catatónico), manteniendo una postura rígida y resistiendo la fuerza ejercida para ser movido (rigidez catatónica), la resistencia activa a las órdenes o los intentos de ser movido (negativismo catatónico), el asumir posturas inapropiadas o extrañas (posturas catatónicas) o una actividad motora excesiva sin propósito ni estímulo provocador (agitación catatónica).
Aunque la catatonía ha sido asociada históricamente con la esquizofrenia, el clínico debe tener presente que los síntomas catatónicos no son específicos y pueden ocurrir en otros trastornos mentales (trastornos del estado de ánimo con síntomas catatónicos), en enfermedades médicas (trastorno catatónico debido a enfermedad médica) y en los trastornos del movimiento inducidos por medicamentos (parkinsonismo inducido por neurolépticos).
Los síntomas positivos incluyen dos dimensiones distintas, que, a su vez, pueden estar relacionadas con mecanismos neurales subyacentes y correlaciones clínicas diferentes: la dimensión psicótica incluye ideas delirantes y alucinaciones, mientras que la dimensión de desorganización incluye el comportamiento y el lenguaje desorganizados. Los síntomas negativos comprenden restricciones del ámbito y la intensidad de la expresión emocional (aplanamiento afectivo), de la fluidez y la productividad del pensamiento y el lenguaje (alogia), y del inicio del comportamiento dirigido a un objetivo (abulia).

Síntomas negativos
Las personas jóvenes que padecen esquizofrenia puede volverse muy inactivas, solitarias y parecer desmotivadas. Parecen perder interés y motivación y pueden dejar de lavarse regularmente o cuidarse de una forma apropiada.
Normalmente no pueden concentrase en un trabajo o en el estudio. Generalmente los síntomas son de una gravedad suficiente como para causar preocupación, tanto en casa como en la escuela. Los síntomas positivos o negativos por sí solos no necesariamente causan esquizofrenia. Síntomas parecidos pueden ocurrir en otras enfermedades, como en una depresiva o como parte de una reacción severa al estrés. Síntomas como estos significan que deberías pedir consejo médico.
Los síntomas negativos de la esquizofrenia constituyen una parte sustancial de la morbididad asociada con el trastorno. Tres síntomas negativos —aplanamiento afectivo, alogia y abulia— están incluidos en la definición de esquizofrenia; otros síntomas negativos (p.ej., la anhedonía). El aplanamiento afectivo es especialmente frecuente y está caracterizado por la inmovilidad y falta de respuesta en la expresión facial del sujeto, contacto visual pobre y reducción del lenguaje corporal.

Aplanamiento afectivo
Si bien, en ocasiones, una persona con aplanamiento afectivo puede sonreír y mostrarse cálida, la mayoría del tiempo el abanico de su expresividad emocional está claramente disminuido. Para determinar si el aplanamiento afectivo es suficientemente persistente para cumplir el criterio, es útil observar al sujeto interactuando con sus prójimos. La alogia (pobreza del habla) se manifiesta por las réplicas breves, lacónicas y vacías. El sujeto con alogia parece tener una disminución de los pensamientos que se refleja en un descenso de la fluidez y la productividad del habla. Esto hay que diferenciarlo de la falta de ganas de hablar, un juicio clínico que puede requerir la observación a lo largo del tiempo y de situaciones diferentes. La abulia está caracterizada por una incapacidad para iniciar y persistir en actividades dirigidas a un fin. La persona puede permanecer sentada durante largo tiempo y mostrar poco interés en participar en el trabajo o las actividades sociales.
A pesar de su ubicuidad en la esquizofrenia, los síntomas negativos pueden ser difíciles de evaluar porque ocurren en continuidad con la normalidad, son inespecíficos y pueden ser debidos a varios otros factores (p. ej., ser consecuencia de los síntomas positivos, efectos secundarios de la medicación, un trastorno del estado de ánimo, hipoestimulación ambiental o desmoralización).
El aislamiento social o el lenguaje empobrecido pueden no considerarse síntomas negativos cuando son consecuencia de un síntoma positivo (p.ej., una idea delirante paranoide o una alucinación importante). Por ejemplo, el comportamiento de un sujeto que tiene la creencia delirante de que va a estar en peligro si sale de su habitación o si habla con alguien puede simular la alogia y la abulia. Los medicamentos neurolépticos producen frecuentemente síntomas extrapiramidales que se parecen mucho al aplanamiento afectivo o la abulia.
La distinción entre los síntomas negativos verdaderos y los efectos secundarios de la medicación dependen del juicio clínico que toma en consideración la gravedad de los síntomas negativos, la naturaleza y el tipo de medicamentos neurolépticos, los efectos del ajuste de la dosificación y los efectos de la terapéutica anticolinérgica.
La difícil distinción entre los síntomas negativos y los síntomas depresivos puede resolverse a través de los demás síntomas acompañantes y por el hecho de que los sujetos con síntomas de depresión experimentan un estado de ánimo intensamente penoso, mientras que los sujetos con esquizofrenia tienen una afectividad pobre o vacío afectivo. Finalmente, la hipoestimulación ambiental crónica o la desmoralización pueden ocasionar una apatía y abulia aprendidas. Quizá la mejor prueba para establecer la presencia de los síntomas negativos es su persistencia durante un período de tiempo considerable, a pesar de los esfuerzos dirigidos a resolver cada una de las causas potenciales descritas anteriormente. Se ha sugerido que los síntomas negativos persistentes deben denominarse síntomas "deficitarios".
La esquizofrenia requiere que al menos dos de los cinco síntomas estén presentes de forma simultánea durante como mínimo 1 mes. Sin embargo, si las ideas delirantes son extrañas o las alucinaciones implican voces que comentan o voces que conversan, entonces sólo se requiere un único síntoma.
La presencia de esta agrupación relativamente grave de signos y síntomas se denomina fase activa. En aquellas situaciones en las que los síntomas de la fase activa remiten antes de 1 mes en respuesta al tratamiento, aún puede considerarse que se ha cumplido si el clínico juzga que los síntomas habrían persistido durante 1 mes en ausencia de un tratamiento eficaz. En los niños, la evaluación de los síntomas característicos debe tener en cuenta la presencia de otros trastornos o de dificultades del desarrollo. Por ejemplo, el lenguaje desorganizado de un niño con un trastorno de la comunicación no debe servir para el diagnóstico de esquizofrenia a menos que el grado de desorganización sea significativamente mayor del que sería esperable sólo en el trastorno de la comunicación.
Algunos signos de la alteración deben persistir durante un período continuo de por lo menos 6 meses. A lo largo de este período de tiempo, debe haber al menos 1 mes (o menos de 1 mes si los síntomas han sido tratados con éxito) de síntomas de esquizofrenia. Los síntomas prodrómicos suelen estar presentes antes de la fase activa y los síntomas residuales aparecen a continuación.
Algunos síntomas prodrómicos y residuales son formas relativamente leves o subumbrales de los síntomas positivos especificados. Los sujetos pueden expresar diversas creencias inhabituales o raras que no alcanzan una proporción delirante (p. ej., ideas de autorreferencia o pensamiento mágico); pueden tener experiencias perceptivas poco habituales (p. ej., sentir la presencia de una persona o fuerza invisible en ausencia de verdaderas alucinaciones; su lenguaje puede ser generalmente comprensible, pero disgresivo, vago o excesivamente abstracto o concretista; y su comportamiento puede ser peculiar, pero no gravemente desorganizado (p. ej., murmurar para uno mismo, almacenar objetos extraños y sin valor aparente).
Tipos de esquizofrenia
Los tipos de esquizofrenia tienen que estar vinculados con algunos de los síntomas del cuadro de esquizofrenia que a continuación se mencionan:

Criterios para el diagnóstico de esquizofrenia
Síntomas característicos: dos (o más) de los siguientes, cada uno de ellos presente durante una parte significativa de un período de 1 mes (o menos si ha sido tratado con éxito):
Ideas delirantes
Alucinaciones
Lenguaje desorganizado (p. ej., descarrilamiento frecuente o incoherencia)
Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado
Síntomas negativos, por ejemplo, aplanamiento afectivo, alogia o abulia.
Disfunción social/laboral: durante una parte significativa del tiempo desde el inicio de la alteración, una o más áreas importantes de actividad, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno (o, cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal, académico o laboral).
Duración: persisten signos continuos de la alteración durante al menos 6 meses. Este período de 6 meses debe incluir al menos 1 mes de síntomas que cumplan el criterio a (o menos si se ha tratado con éxito) y puede incluir los períodos de síntomas prodrómicos y residuales. Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos de la alteración pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de la lista del criterio a, presentes de forma atenuada (p. ej., creencias raras, experiencias perceptivas no habituales).
Exclusión de los trastornos esquizoafectivo y del estado de ánimo: el trastorno esquizoafectivo y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos se han descartado debido a:
no ha habido ningún episodio depresivo mayor, maníaco o mixto concurrente con los síntomas de la fase activa; o
si los episodios de alteración anímica han aparecido durante los síntomas de la fase activa, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los períodos activo y residual.
Exclusión de consumo de sustancias y de enfermedad médica: el trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., una droga de abuso, un medicamento) o de una enfermedad médica.
Relación con un trastorno generalizado del desarrollo: si hay historia de trastorno autista o de otro trastorno generalizado del desarrollo, el diagnóstico adicional de esquizofrenia sólo se realizará si las ideas delirantes o las alucinaciones también se mantienen durante al menos 1 mes (o menos si se han tratado con éxito).
Nota: sólo se requiere un síntoma del criterio A si las ideas delirantes son extrañas, o si las ideas delirantes consisten en una voz que comenta continuamente los pensamientos o el comportamiento del sujeto, o si dos o más voces conversan entre ellas.

Tipo paranoide

La característica principal del tipo paranoide de esquizofrenia consiste en la presencia de claras ideas delirantes o alucinaciones auditivas, en el contexto de una conservación relativa de la capacidad cognoscitiva y de la afectividad. Los síntomas característicos de los tipos desorganizado y catatónico (p. ej., lenguaje desorganizado, afectividad aplanada o inapropiada, comportamiento catatónico o desorganizado) no son muy acusados. Fundamentalmente, las ideas delirantes son de persecución, de grandeza o ambas, pero también puede presentarse ideas delirantes con otra temática (p. ej., celos, religión o somatización). Las ideas delirantes pueden ser múltiples, pero suelen estar organizadas alrededor de un tema coherente. También es habitual que las alucinaciones estén relacionadas con el contenido de la temática delirante. Los síntomas asociados incluyen ansiedad, ira, retraimiento y tendencia a discutir.
El sujeto puede presentar un aire de superioridad y condescendencia y también pomposidad, atildamiento, falta de naturalidad o vehemencia extrema en las interacciones interpersonales. Los temas persecutorios pueden predisponer al sujeto al comportamiento suicida, y la combinación de las ideas delirantes de persecución y de grandeza con las reacciones de ira puede predisponerle a la violencia. El inicio tiende a ser más tardío que en otros tipos de esquizofrenia y las características distintivas pueden ser más estables en el tiempo. Habitualmente, estos sujetos muestran un deterioro mínimo o nulo en las pruebas neuropsicológicas y en los test cognoscitivos. Algunos datos sugieren que el pronóstico para el tipo paranoide puede ser considerablemente mejor que para otros tipos de esquizofrenia, especialmente en lo que respecta a la actividad laboral y a la capacidad para llevar una vida independiente.


Tipo desorganizado

Las características principales del tipo desorganizado de esquizofrenia son el lenguaje desorganizado, el comportamiento desorganizado y la afectividad aplanada o inapropiada. El lenguaje desorganizado puede ir acompañado de tonterías y risas que no tienen una clara conexión con el contenido del discurso. La desorganización comportamental (p. ej., falta de orientación hacia un objetivo) puede acarrear una grave disrupción de la capacidad para llevar a cabo actividades de la vida cotidiana (p. ej., ducharse, vestirse o preparar la comida). No se cumplen los criterios para el tipo catatónico de esquizofrenia y, si hay ideas delirantes y alucinaciones, son fragmentadas y no están organizadas en torno a un tema coherente. Las características asociadas incluyen muecas, manierismos y otras rarezas del comportamiento. El deterioro del rendimiento puede apreciarse por medio de diversas pruebas neuropsicológicas y test cognoscitivos. Habitualmente, este subtipo también está asociado a una personalidad premórbida, empobrecida, a un inicio temprano e insidioso y a un curso continuo sin remisiones significativas. Históricamente, y en otros sistemas clasificatorios, este tipo se denomina hebefrénico.

Tipo catatónico

La característica principal del tipo catatónico de esquizofrenia es una marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad, actividad motora excesiva, negativismo extremo, mutismo, peculiaridades del movimiento voluntario, ecolalia o ecopraxia. La inmovilidad puede manifestarse por catalepsia (flexibilidad cérea) o estupor. Aparentemente, la actividad motora excesiva carece de propósito y no está influida por estímulos externos. Puede haber un negativismo extremo que se manifiesta por el mantenimiento de una postura rígida en contra de cualquier intento de ser movido o por la resistencia a todas las órdenes que se den. Las peculiaridades del movimiento voluntario se manifiestan por la adopción voluntaria de posturas raras o inapropiadas, o por realizar muecas llamativas. Otras características serían las estereotipias, manierismos y la obediencia automática o la imitación burlona. Durante el estupor o la agitación catatónica graves, el sujeto puede requerir una cuidadosa supervisión para evitar que se cause daño a sí mismo o a otras personas. Hay riesgo potencial de malnutrición, agotamiento, hiperpirexia o autolesiones. Para diagnosticar este subtipo, el cuadro debe cumplir en primer lugar todos los criterios para la esquizofrenia y no ser más explicable por otras presuntas etiologías: inducción por sustancias (p. ej., parkinsonismo inducido por neurolépticos,), enfermedad médica, o episodio maníaco o depresivo mayor.


Tipo indiferenciado

La característica esencial del tipo indiferenciado de esquizofrenia es la presencia de síntomas que cumplen el criterio de esquizofrenia (síntomas característicos: dos o más de los siguientes, cada uno de ellos presente durante una parte significativa de un período de 1 mes (o menos si ha sido tratado con éxito):
ideas delirantes;
alucinaciones;
lenguaje desorganizado (p. ej., descarrilamiento frecuente o incoherencia);
comportamiento catatónico o gravemente desorganizado;
síntomas negativos, por ejemplo, aplanamiento afectivo, alogia o abulia, pero que no cumplen los criterios para los tipos paranoide, desorganizado o catatónico.)


Tipo residual

El tipo residual de esquizofrenia debe utilizarse cuando ha habido al menos un episodio de esquizofrenia, pero en el cuadro clínico actual no es patente la existencia de síntomas psicóticos positivos (p. ej., ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o lenguaje desorganizados). Hay manifestaciones continuas de la alteración como lo indica la presencia de síntomas negativos (p. ej., afectividad aplanada, pobreza del lenguaje o abulia) o dos o más síntomas positivos atenuados (p. ej., comportamiento excéntrico, lenguaje levemente desorganizado o creencias raras). Si existen ideas delirantes o alucinaciones, no son muy acusadas y no se acompañan de una carga afectiva fuerte. El curso del tipo residual puede ser limitado en el tiempo y representar una transición entre un episodio florido y la remisión completa. No obstante, también puede persistir durante muchos años, con o sin exacerbaciones agudas.


Causas que provocan la esquizofrenia

Las infecciones virales durante el embarazo, complicaciones en el parto, crecer en el centro de grandes ciudades y el uso de drogas también parecen jugar un papel en el desarrollo de esta enfermedad. La estructura y química del cerebro pueden estar afectadas, pero no existe una prueba simple para su diagnóstico hasta el momento.
Las familias no causan esquizofrenia (como algunas personas piensan). La evidencia de la investigación sugiere que los acontecimientos estresantes, o dificultades de relación dentro de la familia, pueden algunas veces desencadenar un episodio de esquizofrenia en alguien que es ya vulnerable a desarrollarla debido a la genética y a otros factores.

Síntomas y trastornos asociados

Características descriptivas y trastornos mentales asociados. El sujeto con esquizofrenia puede presentar afecto inapropiado (p. ej., sonrisa, risa o expresión facial tonta en ausencia de estímulos apropiados), que es una de las características definitorias del tipo desorganizado. La anhedonía es frecuente y se manifiesta por una pérdida de interés o de placer.
El humor disfórico puede tomar la forma de depresión, ansiedad o ira. Puede haber alteraciones del patrón de sueño (p. ej., dormir durante el día y actividad o intranquilidad nocturna). El sujeto puede mostrar una falta de interés en comer o rechazar los alimentos como consecuencia de sus creencias delirantes. A menudo se observan alteraciones de la actividad psicomotora (p. ej., alteración de la marcha, balanceo o inmovilidad apática).
Con frecuencia, las dificultades para concentrarse son evidentes y pueden reflejar problemas en la focalización de la atención o distracción debida a la preocupación por estímulos internos. Si bien las funciones intelectuales básicas se consideran clásicamente indemnes en la esquizofrenia, es frecuente que se encuentren indicadores de disfunción cognoscitiva. El sujeto puede estar confuso o desorientado, o presentar un deterioro de la memoria durante un período de exacerbación de los síntomas activos o en presencia de síntomas negativos muy graves.
La falta de conciencia de enfermedad es habitual y puede ser uno de los mejores predictores de mala evolución, quizá porque predispone al sujeto a un mal cumplimiento del tratamiento. Pueden presentarse despersonalización, desrealización y preocupaciones somáticas, que alcanzan a veces proporciones delirantes. En ocasiones se dan anormalidades motoras (p. ej., muecas, posturas o manierismos raros, comportamientos rituales o estereotipados). La esperanza de vida de los sujetos con esquizofrenia es más corta que la de la población general por diversas razones. El suicidio es un factor importante, porque aproximadamente el 10 % de los sujetos con esquizofrenia se suicidan.
Los factores de riesgo para el suicidio incluyen el sexo masculino, edad inferior a 30 años, síntomas depresivos, desempleo y alta hospitalaria reciente. Es frecuente la comorbilidad con los trastornos relacionados con sustancias (incluida la dependencia de nicotina). Los trastornos esquizotípicos, esquizoides o paranoides de la personalidad preceden algunas veces al inicio de la esquizofrenia. No está claro si estos trastornos de la personalidad son simples pródromos de la esquizofrenia o si constituyen un trastorno distinto previo.
Mes de nacimiento
Son numerosos los estudios epidemiológicos que han replicado la observación que, comparado con la población general, la esquizofrenia se asocia con un incremento del 5-8% de nacimientos en los meses de invierno y primavera (Watson, 1984; D'amato, 1991 Torrey, 1997; Mortsensen, 1999).
Parece claro que esta observación refleja la acción de un factor intrauterino que varía según la estación. Sin embargo no se ha especificado aún cual es este factor (infecciones virales respiratorias, tratamiento farmacológico para estas infecciones, hábitos de apareamiento de los individuos portadores de genes de riesgo para la esquizofrenia).


Urbanidad

Se ha observado una mayor prevalencia de esquizofrenia en grandes áreas urbanas (Pedersen y Mortensen, 2001). Algunos autores incluso hallan un mayor número de gestaciones y nacimientos de pacientes esquizofrénicos en áreas urbanas (Mortsensen, 1999). En el caso de la estacionalidad, tampoco está claro si este dato refleja una mayor exposición a otros factores como malnutrición, toxinas, infecciones, etc., son más comunes en áreas urbanas.


Malnutrición maternal

A finales de la segunda guerra mundial los aliados consiguieron abrir dos brechas en el río rin, sin embargo no pudieron capturar los puentes claves que conectaban Holanda con Alemania. Cuando los trabajadores holandeses del ferrocarril se posicionaron a favor de los aliados, el gobierno alemán respondió imponiendo un severo bloqueo en el oeste de Holanda. El resultado fue el conocido "invierno del hambre" holandés, una severa hambruna en la región.
Susser (1992 - 1996), utilizaron este desgraciado incidente para llevar a cabo un original estudio: el seguimiento de los descendientes de las mujeres embarazadas durante este período de hambruna para determinar el riesgo a desarrollar posteriores patologías mentales. Hallaron un mayor número de hospitalizaciones por esquizofrenia entre los descendientes de las mujeres que estaban en el primer trimestre de gestación durante dicha hambruna.
Sin embargo, el estudio no permite descartar la existencia de otros factores de riesgo prenatales en estos individuos. Obviamente es muy difícil la réplica de este, puesto que se dio debido a unas circunstancias especiales. Infecciones virales ¿es posible que la exposición a un virus durante el embarazo pueda incrementar el riesgo para la esquizofrenia en la descendencia? Mednick (1988) buscaron la respuesta a esta pregunta. Para ello partieron de la epidemia de gripe A2 que barrió la ciudad de Helsinki en 1957. Se calcula que sufrieron la infección vírica unas dos terceras partes de la población y determinaron el porcentaje de pacientes esquizofrénicos entre la población que se hallaba en el útero durante la epidemia y lo compararon con el de un grupo control. El estudio pretendía, además, observar si ciertos periodos del desarrollo fetal eran más críticos que otros y para ello se dividió la muestra en trimestres. Los resultados fueron que el riesgo para desarrollar esquizofrenia aumentaba significativamente en los descendientes de madres infectadas durante el segundo trimestre del embarazo.


Anomalías físicas menores

Las Alteraciones Físicas Menores (AFM) son pequeñas alteraciones de las características físicas externas (paladar muy arqueado, baja implantación de las orejas, macroglosia, lóbulos de las orejas pegados). Se considera que las AFM son consecuencia de una alteración prenatal en el desarrollo del tubo ectodérmico. Puesto que el sistema nervioso central también se desarrolla a partir éste, podemos deducir que la AFM estará asociadas a un neurodesarrollo anómalo. Si la esquizofrenia tiene su origen en una alteración del neurodesarrollo, entonces los pacientes esquizofrénicos tendrán una mayor cantidad de AFM. Y así es, los estudios que comparan las AFM en pacientes esquizofrénicos y en sujetos sanos han hallado un mayor número de éstas en los primeros.

Complicaciones obstétricas

La esquizofrenia se ha asociado frecuentemente con un aumento de las Complicaciones Obstétricas (CO). Así, encontramos estos problemas en aproximadamente el 20% de las historias clínicas de los sujetos esquizofrénicos (Cannon, 1997; McNeil, 2000). También se ha demostrado que los sujetos que han sufrido CO tienen un 50% más de probabilidad de desarrollar un trastorno del espectro esquizofrénico que los que no han sufrido dichas alteraciones (Geddes, 1995; 1999).
El impacto de las CO también ha sido evaluado en los estudios de gemelos discordantes para la esquizofrenia, donde se ha hallado mayor incidencia de CO en el gemelo afectado (McNeil, 2000). Sin embargo, el nexo fisiopatológico subyacente entre la historia de complicaciones obstétricas y la aparición de esquizofrenia constituye un misterio todavía. Una de las dudas planteadas es si se trata de complicaciones del parto secundarias a una anormalidad ya existente (Fearon, 1998). Es posible que aquellos fetos que están predispuestos, bien genéticamente, bien por presencia de daño prenatal, a padecer esquizofrenia en edad adulta, sufran mayor número de CO. Así pues, las CO podrían ser una consecuencia de los mismos factores que causan esquizofrenia, puesto que la existencia de asociación entre dos variables no demuestra causalidad.


Alteraciones motoras

En un ingenioso estudio Walker (1993) utilizaron grabaciones de video caseras en familias con hijos esquizofrénicos como medio para observar la presencia de marcadores en la infancia de esquizofrenia. Esta serie de estudios mostró que los niños pre-esquizofrénicos presentaban un mayor número de alteraciones neuromotoras comparado con los sujetos control.
Esta motricidad anómala de los individuos pre-esquizofrénicos durante la infancia, principalmente movimientos coreiformes y poca destreza motora, también se han relacionado con un aumento del tamaño ventricular en la edad adulta. En la misma línea, se ha descrito el retraso en el desarrollo de ciertas habilidades motoras como el control postural, sentarse y caminar en individuos con alto riesgo para la esquizofrenia (sujetos cuyos padres están afectos de esquizofrenia).

Alteraciones neuropsicológicas

La presencia de alteraciones neurocognitivas en pacientes esquizofrénicos está muy bien documentada, ya sea en pacientes crónicos (Blanchard, 1994; Saykin, 1991; Sullivan, 1994), de primer episodio (Addington, 2000; Bilder, 2000), e incluso en pacientes que nunca han tomado antipsicóticos (Mohamed, 1999; Saykin, 1994). Sin embargo, aunque parece poco probable, estos estudios no descartan la posibilidad de que la existencia de disfunciones cognitivas no esté determinada por la presencia de síntomas clínicos como trastornos formales del pensamiento.
Los únicos estudios que permiten demostrar que el trastorno neuropsicológico antecede a las manifestaciones psicopatológicas son los estudios retrospectivos y los estudios longitudinales prospectivos. En conjunto, los estudios retrospectivos y prospectivos, convergen en demostrar que existe un descenso en la capacidad intelectual y funciones neurocognitivas, especialmente en el procesamiento de la información.


Alteraciones en las relaciones sociales

Jones (1994) en su cohorte de sujetos nacidos en 1946, observó que aquellos sujetos que posteriormente desarrollarían esquizofrenia presentaron las siguientes características: a la edad de 4-6 años les gustaba más jugar solos; a la de 13 años eran más introvertidos y sin amigos íntimos; a la edad de 15 años los profesores informaban que se mostraban más ansiosos en situaciones sociales. Igualmente, Olin (1996) y Done (1994) encontraron que los profesores describen a los niños "pre-esquizofrénicos" como más tímidos y nerviosos en las situaciones sociales.
Otro estudio con una muestra de 100.000 reclutas del ejército israelí mostró pobres relaciones sociales, a la edad de 16 años en los chicos que más tarde desarrollarían esquizofrenia (Davidson, 1999). Estas anormalidades en los factores sociales podrían ser etiquetadas como simples características prodrómicas, aunque el hecho de que algunas de ellas estén presentes durante más de 10 años lo hace improbable. Sin embargo, aún no está claro si estas alteraciones sociales son debidas a otros factores de riesgo (alteraciones en el procesamiento de la información).




Repercusiones familiares y sociales de la esquizofrenia

La esquizofrenia implica una disfunción en una o más de las principales áreas de actividad, las relaciones interpersonales, el trabajo, los estudios o el cuidado de uno mismo. Típicamente, el funcionamiento es claramente inferior al que se habría alcanzado antes del inicio de los síntomas. Sin embargo, si la alteración empieza en la infancia o la adolescencia, más que un deterioro de la actividad puede existir un fracaso en la consecución de lo que sería esperable para el sujeto. Para llegar a esta conclusión puede ser útil comparar al sujeto con sus hermanos no afectados. El progreso educativo está frecuentemente alterado y el sujeto puede ser incapaz de finalizar la escolaridad. Muchos sujetos son incapaces de mantener un trabajo durante períodos largos de tiempo y sus empleos tienen un nivel inferior al de sus padres (van a menos). La mayoría (60-70 %) de los sujetos con esquizofrenia no se casan y tienen contactos sociales relativamente limitados. La disfunción persiste durante una parte sustancial del curso del trastorno y no parece ser resultado directo de un síntoma en particular.
Por ejemplo, si una mujer abandona su trabajo debido a la idea delirante concreta de que su jefe está tratando de matarla, esto solo no es prueba suficiente para que se cumpla este criterio, a menos que se dé un patrón más general de dificultades (habitualmente en varias áreas de actividad).
Una persona joven que padece de esquizofrenia, tendrá dificultades para realizar un buen trabajo en la escuela o mantener los amigos. Sufrirá una severa pérdida de confianza y puede sentir que ha perdido el control de su vida. Posiblemente, se formará una visión innecesariamente pesimista del futuro. Será más vulnerables a desarrollar una depresión o intentar suicidarse.
Sujetos que habían sido socialmente activos pueden volverse como ausentes; pierden interés en actividades previamente placenteras; pueden volverse menos habladores y no hacer nunca preguntas, y pueden pasar la mayor parte del tiempo en la cama. Estos síntomas negativos a menudo son los primeros signos que nota la familia de que algo va mal; finalmente, los familiares pueden explicar que observaron que el sujeto se alejaba gradualmente.
Los clínicos que evalúan los síntomas de la esquizofrenia en contextos socioeconómicos o culturales que son distintos del suyo propio deben tener en cuenta las diferencias culturales. Ideas que pueden parecer delirantes en una cultura (p. ej., brujería, sortilegios) son de uso corriente en otra. En algunas culturas las alucinaciones visuales o auditivas de contenido religioso son una parte normal de la experiencia religiosa (p. ej., ver a la virgen maría u oír la voz de dios). Además, la evaluación del lenguaje desorganizado puede hacerse difícil debido a variaciones lingüísticas en los estilos narrativos de diferentes culturas, lo que afecta la forma lógica de presentación verbal. La evaluación de la afectividad requiere sensibilidad hacia los diferentes estilos de expresión emocional, contacto ocular y lenguaje corporal, que varían de unas culturas a otras.

Hallazgos de laboratorio

No se han identificado hallazgos de laboratorio que sirvan para el diagnóstico de esquizofrenia. Sin embargo, hay datos de laboratorio que son anormales en grupos de sujetos con esquizofrenia en relación con sujetos normales. En los sujetos con esquizofrenia como grupo se ha demostrado consistentemente la existencia de anormalidades estructurales del cerebro; las anormalidades estructurales más frecuentes son el ensanchamiento del sistema ventricular y el aumento de los surcos de la corteza.
También se han citado varias anormalidades más, utilizando técnicas de imaginería estructural (p. ej., disminución del tamaño del lóbulo temporal y el hipocampo, aumento del tamaño de los ganglios basales, disminución del tamaño cerebral). Las técnicas por imagen funcional han indicado que algunos sujetos pueden tener un flujo sanguíneo cerebral anormal o una anormal utilización de la glucosa en áreas específicas del cerebro (p. ej., la corteza prefrontal).
Las evaluaciones neuropsicológicas pueden mostrar un amplio espectro de disfunciones (p. ej., dificultad para cambiar las pautas de respuesta, focalizar la atención o formular conceptos abstractos). Los hallazgos neuropsicológicos incluyen un enlentecimiento de los tiempos de reacción, anormalidades en el seguimiento ocular o deterioro de la transmisión sensorial. También se encuentran datos anormales de laboratorio tanto por complicaciones de la esquizofrenia como de su tratamiento. Algunos sujetos con esquizofrenia beben cantidades excesivas de líquidos (intoxicación acuosa) y desarrollan alteraciones de la densidad de la orina o del equilibrio electrolítico. Una elevación de la Creatinfosfocinasa (CPK) puede ser consecuencia del síndrome neuroléptico maligno.
Las mayoría de personas se sienten mejor al no hacer comentario de su enfermedad ante la sociedad, vínculos de amistad y entre la misma familia, no quieren que sean parte de este tormento como ellos dicen, pero los familiares se adentran y forman parte de su recuperación, ellos son un medio de apoyo más para su sano desarrollo e integridad a la sociedad, otros dicen que una pequeña parte de la sociedad ha apoyado para su rehabilitación.
Pero porqué solo ser una pequeña parte de la sociedad quien apoye, ¿porque no pueden ser todos? Esta respuesta está en todos y hacer lo posible por cambiar la mentalidad de las personas para un bien común.


Determinaciones Jurídicas ante la Esquizofrenia

El trastorno de la esquizofrenia tiene notable relación con el ámbito legal en cuanto los enfermos mentales cruzan la raya cometiendo delitos tipificados en contra de la sociedad, pero esto se da porque ellos al momento de su ataque esquizofrénico, dejan de ver la realidad e inicia lo que son sus alucinaciones o delirios apartándolos de esta manera de lo que sucede realmente, escuchando cosas que no son, observando a los que lo rodean como sujetos que les quieren ocasionar lesiones, actuando en defensa propia muchas veces, pero en cuanto a los que están en tratamiento y hacen caso omiso de lo que deben de dejar de hacer y se involucran en el consumo de alguna droga, el alcohol o se encuentran involucrados en alguna riña también se les debe de ejecutar sentencia.
Para llegar a una ejecución de sentencia se tiene que tomar en cuenta lo sucedido, las declaraciones de las partes acusatorias y defensoras, los informes o dictámenes de expertos de las materias intervenidas como lo serán la criminología, la criminalística (que llevara a cabo la función de dar a conocer cómo sucedieron los hechos, con la participación de sus otras ramas, dactiloscopia, balística en caso que se haya utilizado algún arma de fuego, química forense para dar informe de las sustancias que tenga el organismo de los involucrados si se presume el consumo de algún estupefaciente o fármaco, entre otras que se llegaran a requerir), la medicina forense quien dictaminara el estado de salud de las personas involucradas, la psiquiatría, la psicología, entre otras que sean necesarias.
Como regla general, la sociedad considera a la gente como responsable y por ende, culpable de su comportamiento. Sin embargo, algunas personas no son juzgadas como criminales por el sistema de justicia, debido a su condición mental. Esta condición constituye una defensa contra los cargos que se les imputa.
La firmeza de los defensores que alegan enfermedad, parece derivarse de dos fuerzas médico–legales; la primera, es la fuerza imperativa de la moral. Esta va más allá de los aspectos clínicos o legales, ya que rechaza la culpabilidad de aquellas personas que no ameritan la clasificación de criminales debido a sus condiciones psicológicas y neurológicas. La ley designa esta circunstancia como "defecto o enfermedad mental". La segunda fuerza es la forma en que la sociedad percibe la justicia y la manera en que las cortes clasifican a las personas no culpables, tanto en la teoría como en la práctica, al basar su defensa en la presencia de enfermedad.
Un hecho significativo de cómo ha evolucionado la locura en la práctica penal, según el código francés de 1810, no se planteaba de buena manera, pero hasta el final del artículo 64 este dice que no hay ni crimen ni delito, si el infractor se hallaba en estado de demencia en el momento del acto. La posibilidad de asignar la locura era, por lo tanto, exclusiva de la calificación de un acto como delito: si el autor estaba loco, no era la gravedad de su acción la que se modificaba, ni su pena la que debía atenuarse, era el delito mismo el que desaparecía. Era imposible pues, declarar a alguien a la vez culpable y loco, el diagnostico de locura, si se planteaba, no podía integrarse en el juicio, interrumpía el procedimiento, y deshacía la presa de la justicia sobre el autor del acto. (Foucault, 2008)
Para hablar de inimputabilidad es necesario primero definir lo que es la imputabilidad, con el fin de realizar una diferencia objetiva ya que estos dos términos a tienden a la causales de justificación penal. El término imputabilidad es un concepto de base psicológica, el cual comprende el conjunto de facultades psíquicas mínimas que debe reunir un sujeto autor de un delito con objeto a ser declarado culpable. (Bernat-Noël Tiffon, 2008)
Según Gisbert Calabuig, (2000), los aspectos psiquiátrico-forenses de la imputabilidad que abría considerar según la comisión de un delito sería: 
Un estado de madurez mínimo, fisiológico y psíquico.
Existencia de plena conciencia de los actos que se realizan.
Capacidad de voluntariedad o volitiva.
Capacidad de libertad de acción o cognitivas.
Para Gisbert estas condiciones estarían determinadas por:
Que en el momento de la acción el sujeto posea la inteligencia y el discernimiento de sus actos (= capacidad cognitiva).
Que el sujeto goce de la libertad de su voluntad o de su libre albedrío personal (= capacidad volitiva).
Para mesa, (2007) considera que para que exista la imputabilidad, el actor del delito es capaz y que voluntariamente incurre en alguna causal de invalidación de un acto entre civiles y de interés jurídico. A sí mismo, el ejecutor de una conducta típica, antijurídica y realizada con culpabilidad. Por consiguiente, para la comisión de un delito debe haber comprensión cognitiva del mismo, es decir, que la capacidad cognoscitiva debe estar proporcionalmente y direccionada en la realización de la conducta punible.
Al respecto mesa, (2007) considera: "el imputable (a criterio del juez) cuando incurre en la conducta típica y antijurídica, goza del sano uso de sus facultades mentales superiores, es decir, tiene pleno conocimientos de causas y libre capacidad de volición. En otras palabras, sabia a total conciencia y consciencia porqué y para qué actuaba, era capaz de medir las consecuencias de sus actos, y dichos actos fueron determinados libremente, siendo, por consiguiente, también culpable.
Lo anterior señala que la imputabilidad es la capacidad que tiene el agente del delito, de valorar el comportamiento o el hecho que se realiza y de dirigir la conducta según las exigencias del derecho. La doctrina jurídica define la imputabilidad como la capacidad de conocimiento y comprensión que al tiempo de la comisión del hecho típico tiene el ejecutor sobre la antijuridicidad de su acción u omisión y la de dirigir su conducta de conformidad con esa comprensión (Reyes, 1982).
El primer elemento del fenómeno se refiere al necesario entendimiento que ha de tener el sujeto de que está vulnerando con su conducta y sin justificación legítima el bien jurídico penalmente protegido. El segundo aspecto se refiere al humano albedrío para actuar en sentido contrario a la ley, pudiendo y debiendo obrar conforme a derecho. La capacidad de entender, como facultad intelectiva perteneciente a la esfera cognoscitiva, es la posibilidad de conocer, comprender, discernir, discutir y criticar los motivos de la propia conducta y, por lo tanto, de apreciarla en sus relaciones con el mundo externo, en su dimensión y en sus consecuencias. La capacidad de querer, como facultad perteneciente a la esfera volitiva, es la posibilidad de determinarse basándose en motivos optativos y seleccionados, la de elegir la conducta más apropiada entre diversas alternativas y, por consiguiente, de abstenerse frente a los estímulos externos o de refrenar los impulsos internos e inhibir la actuación.
En México, el código penal establece que un sujeto que comete un delito es sancionado o castigado por el estado, para ello se requiere la comprobación de su culpabilidad.
Según Vidaurri (1997), son tres los elementos de la culpabilidad:
Imputabilidad o capacidad de culpabilidad,
Conocimiento de la antijuridicidad y
Exigibilidad de un comportamiento distinto.
El primer elemento se refiere a las características psíquicas que posee el autor del delito, y/o aquéllas que la ley específica para que se acredite la imputabilidad o la capacidad de culpabilidad. Si un sujeto carece de la madurez y las facultades psíquicas necesarias para el reconocimiento del delito, no se le considerará culpable, y, por ende, será declarado inimputable. Esto es una excluyente de responsabilidad del delito, como ocurre en el caso de algunos trastornos mentales. De este modo el individuo no se verá sujeto a una "sanción", sino que se le remitirá para su tratamiento, pues la inimputabilidad es una "excluyente de responsabilidad", según marca el Artículo 15, Fracción VII del Código Penal.
La alteración del juicio de realidad, es uno de los factores asociados a la "inimputabilidad". Dicha alteración puede presentarse en diversos trastornos mentales transitorios o permanentes. La presencia de ciertos trastornos mentales tiene por resultado que un individuo sea considerado inimputable, dado que no posee la capacidad para comprender el carácter ilícito del acto delictivo, ni la de conducirse de acuerdo a un entendimiento de la situación, en virtud de que padece un trastorno mental.
Sin embargo, cuando se habla de exclusión de causa legal del delito, se deben incluir tres criterios que son:
Psicopatológico (en el que se incluye la alteración del juicio de realidad),
Cronológico (permanencia de la enfermedad en el tiempo) y
Jurídico (incapacidad para gobernarse), por lo que la alteración en el juicio de realidad es tan sólo una atenuante de responsabilidad penal, pero no exime de ésta.
En nuestro medio, es necesaria una mejor descripción legal de los trastornos mentales enumerados dentro del concepto de inimputabilidad, en específico, de la esquizofrenia y de otros trastornos psicóticos. Lo anterior se debe a que los resultados obtenidos en diversas investigaciones en el área de la psiquiatría han sido contradictorios en cuanto a la asociación de esquizofrenia y criminalidad. Algunos autores consideran que la esquizofrenia es uno de los principales diagnósticos asociados con la criminalidad, mientras que otros indican que esta asociación se halla limitada a diversos factores de riesgo que se presentan en determinadas etapas del padecimiento de estos pacientes; factores tales como la severidad de los síntomas psicóticos y el abuso de sustancias.
A pesar de que la "responsabilidad criminal" se asocia con conceptos como libre voluntad o libre elección, en la práctica se refiere al riesgo de ser castigado o bien a la imputabilidad o inimputabilidad. Sin embargo, uno de los principales problemas en la coincidencia de los puntos de vista legal y psiquiátrico, radica en la diferencia de conceptos que definen la inimputabilidad como consecuencia de algún trastorno mental, dado que la responsabilidad desde el punto de vista legal se establece a partir de los criterios mencionados anteriormente, en los que existen atenuantes de responsabilidad. Desde el punto de vista psiquiátrico, no obstante, es importante considerar la relación entre la severidad de los síntomas y la responsabilidad de una conducta, relación que, a veces, no implica una atenuante de responsabilidad.
Este problema se complica debido a la carencia de una definición de enfermedad, legal y precisa, aceptada en general. La jurisprudencia estadounidense señala 4 elementos básicos que la defensa debe tomar en cuenta:
Presencia de trastorno mental,
Presencia de distorsión de la razón,
Ausencia de conocimiento sobre la naturaleza de la malignidad de la conducta (agudeza cognoscitiva) e
Incapacidad de retractarse del acto (agudeza volitiva).

La interacción existente entre la psiquiatría y la ley es compleja. El sistema legal acude al psiquiatra con muchos propósitos:
Para identificar la presencia y naturaleza de la enfermedad mental,
Para explicar cómo la enfermedad obstaculiza las capacidades del inculpado en un momento dado y,
Para que se evalúe el estado emocional y cognoscitivo del sujeto, y se esclarezca, asimismo, el crimen alegado.
El papel del psiquiatra dentro del ámbito legal es motivo de controversia y prejuicio en la sociedad, especialmente por la mitificación de su figura en los medios masivos de comunicación o por casos específicos de inadecuada actuación profesional. Por lo anterior, existe la creencia de que muchos criminales recurren a "la enfermedad mental" para evitar ser castigados, y es común que la sociedad imagine que la defensa permite que los psiquiatras liberen a los criminales del castigo, "disculpándolos" por sus acciones. Sin embargo, la defensa por enfermedad mental sólo se utiliza en situaciones muy específicas en las que se requiere la opinión de dos peritos psiquiatras, uno de cada parte, y si hay discrepancia entre ambos, el juzgado nombra un tercer perito psiquiatra que da una opinión final. Además, el psiquiatra no es quien toma la decisión final en torno a la imputabilidad o inimputabilidad del sujeto, sino el jurado o el juez, quienes determinan la responsabilidad del autor.
En caso de que el autor del delito tan sólo presente una disminución de su capacidad para comprender el carácter ilícito del delito, a juicio del juzgador, se le podrá imponer hasta dos terceras partes de la sanción penal que correspondería al delito o a la medida de tratamiento aplicable, o bien ambas, de acuerdo al grado en que se encuentre afectada la imputabilidad del autor.
La comisión de actos violentos y agresivos por pacientes que padecen algún trastorno mental ha sido un punto de interés para criminalistas, psiquiatras y público en general. Se ha sugerido que el principal problema que se suscita al establecer una asociación entre la conducta criminal y los trastornos mentales, es que entre ambos conceptos no hay una relación inherente, ya que la conducta criminal no es exclusiva de aquéllos que padecen algún trastorno mental.
En forma general, se asume que los factores relacionados con el crimen son los mismos entre la población general y la población psiquiátrica. De ahí que las pruebas de que la prevalencia de conductas criminales entre enfermos mentales exceda a la que se observa en la población general, se encuentren fundamentadas en que la mayoría de los estudios sobre criminalidad se centran en sujetos que residen en prisiones o en aquéllos que han cometido delitos graves, especialmente en los que son violentos. Por ello, de acuerdo a esta selección, son comprensibles los resultados de los estudios; sin embargo, debe recordarse que dicha selección excluye a la mayoría de los enfermos mentales y a la mayoría de los criminales.
El supuesto incremento en el índice de criminalidad en la población psiquiátrica, se considera como una consecuencia de la desinstitucionalización y de la criminalización del enfermo mental, el cual es transferido a un sistema penitenciario en lugar de referirlo para su atención al sistema de salud. Sin embargo, hay información en el sentido de que la prevalencia de los trastornos mentales en los sistemas penitenciarios es mucho mayor que la encontrada en la población general, en la que, por ejemplo, la prevalencia a lo largo de la vida es del 10% para esquizofrenia, cifra que supera con mucho a la prevalencia del 1% encontrada en la población general.
Por otro lado, los resultados de diversos estudios han demostrado que la prevalencia de conductas criminales en pacientes psiquiátricos es superior a la señalada en la población general, en la que los pacientes con algún trastorno psicótico muestran un riesgo del 5%-18% mayor que el 3.7% encontrado en la población general. Se ha encontrado que la frecuencia de los delitos contra la propiedad, delitos sexuales, adicciones y otras faltas, es mayor entre los sujetos con trastornos mentales, con antecedentes penales registrados, que entre aquellas personas con antecedentes penales pero que no acusan ningún trastorno mental.
Se considera que el diagnóstico de esquizofrenia juega un rol sustancial en la historia del criminal con trastorno mental Modestin y Ammann (1996), informaron sobre ciertas características que, si bien no son generalizables, son relevantes para el estudio de la asociación entre la esquizofrenia y el crimen, y que además, pueden predecir conductas violentas en pacientes internos o reclusos:
Los pacientes con esquizofrenia son más jóvenes que la población criminal sin esquizofrenia (edad promedio 39 años vs. 43),
La mayoría son solteros y
Comienzan su actividad criminal a una edad significativamente más temprana.
Aun cuando no se ha podido establecer una relación causal entre la esquizofrenia y el homicidio, hay informes de que existe un incremento en los índices de homicidio entre las personas con esquizofrenia en una proporción 10 veces mayor que la que se registra en la población general (hombres y mujeres).
Existe considerable evidencia que sugiere que la comisión de crímenes observada en los pacientes con esquizofrenia no es un fenómeno originado por el diagnóstico, sino que los delitos se cometen debido a un incremento en la agresividad de los pacientes, secundaria a la presencia de síntomas psicóticos específicos. Los pacientes con síntomas psicóticos, tienen más propensión a ser más agresivos y a involucrarse en conductas ilegales y/o violentas.
Las conductas agresivas se asocian de manera clara a las alucinaciones y delirios de contenido persecutorio o de comando, primordialmente en la fase activa de la esquizofrenia.
Se ha propuesto que la aparición de conductas violentas en el esquizofrénico es una respuesta racional a creencias irracionales (delirios), de forma similar, las alucinaciones de comando pueden ser responsables por la conducta agresiva, al ordenarle al paciente lo que debe hacer y por ende, responsables del curso que tomará dicha conducta, la que puede también, transformarse en un delito.
Los síntomas psicóticos, así como la agresividad, pueden reducirse significativamente si el paciente recibe el tratamiento especializado que requiere. De manera constante, se ha observado que dentro de los sujetos criminales que se rehúsan a tomar fármacos como alternativa de tratamiento, predominan aquéllos con diagnóstico de esquizofrenia.
El abuso de sustancias se ha considerado factor de riesgo para la criminalidad en los pacientes con esquizofrenia. En estudios epidemiológicos se indica que al 47% de los pacientes con esquizofrenia se les diagnosticó abuso de sustancias, lo que ha mostrado ser una variable que permite diferenciar a los esquizofrénicos con antecedentes criminales de aquéllos sin dichos antecedentes.
Existe información respecto a que los pacientes esquizofrénicos sin comorbilidad, con el abuso de alcohol no reinciden en la comisión de crímenes, mientras que aquéllos con comorbilidad presentan un riesgo 10 veces mayor de reincidencia en comparación con la población general.
Se presume que en ciertos individuos, el alcohol produce un efecto desinhibitorio y relajo al sujeto, además de que reduce la tolerancia a la frustración. La cocaína, por su lado, provoca comportamientos agresivos inducidos por creencias paranoicas, probablemente debido a su impacto en los sistemas de neurotransmisores en lugares clave del cerebro.
Hasta el momento, la evidencia existente muestra que el abuso de sustancias es un factor de riesgo importante para la agresividad y para la comisión de actos delictivos en la esquizofrenia. La asociación teórica entre el abuso de sustancias, la esquizofrenia y la agresividad, refleja por un lado una relación causal entre el uso de sustancias y la criminalidad, y por el otro que la presencia o incremento de los actos delictivos se debe a la exacerbación de los síntomas psicóticos derivados a su vez del uso de sustancias, y, finalmente, a que las personas con esquizofrenia que son propensas a cometer actos delictivos también lo son al uso de sustancias.
Cabe mencionar que los actos violentos o los crímenes cometidos por los pacientes, por lo general se dirigen hacia algún miembro del entorno familiar y no hacia personas que el paciente desconoce, lo cual podría ser una de las razones por las que estas conductas no aparecen en registros oficiales ni dan origen a que el paciente ingrese a un medio penitenciario.



Pautas de Tratamiento de la Esquizofrenia
Diagnóstico
En todo paciente ha de realizarse un estudio diagnóstico completo que incluya:
Historia clínica psiquiátrica y médica general
Historia psicosocial e historia psiquiátrica familiar
Examen del estado mental
Evaluación física que incluya exploración neurológica cuando esté indicada.
Exploraciones complementarias necesarias: en un paciente que presente una primera crisis: análisis de laboratorio básicos, análisis para descartar presencia de sustancias tóxicas, bioquímica general, hemograma completo y análisis de orina.
En función de las circunstancias de cada paciente: Test de embarazo, Electrocardiograma, TAC o Resonancia Magnética, Electroencefalograma (EEG).
Estudios neuropsicológicos y psicometría general.
Tratamiento específico por uso de alcohol u otras drogas.
Valoración del riesgo de auto o hetero-agresión (acceso a medios con finalidad suicida u homicida).
Evaluación de la presencia de alucinaciones de contenido imperativo.
Para el diagnóstico se emplean tanto los criterios del DSM-IV-TR como los del CIE-10 (anexo I). Además los síntomas de la esquizofrenia se agrupan en tres tipos de categorías:
Síntomas positivos: delirios y alucinaciones.
Síntomas negativos: afecto aplanado, alogia, abulia/apatía y dificultades de atención.
Desorganización: habla desorganizada (trastornos del pensamiento), conducta desorganizada y falta de atención.
Los síntomas negativos y los déficits cognitivos son extremadamente importantes tanto clínicamente como en términos de rehabilitación, pues afectan a la capacidad de trabajo, las relaciones con los otros y los lazos emocionales, es decir, a la capacidad del paciente para llevar una vida normal.
El tratamiento de los trastornos esquizofrénicos debe abordarse de modo global con una amplia variedad de recursos asistenciales. Los recursos han de ser:
Médicos.
Farmacológicos.
Psicoterapéuticos.
Rehabilitadores (rehabilitación psicosocial, ocupacional y laboral).
Familiares (apoyo emocional, control de tratamiento).

Ninguno de estos aspectos por sí solo constituye una respuesta terapéutica suficiente y excluyente. La prescripción de medicación antipsicótica es el acto terapéutico básico y fundamental pero debe ser seguido de la atención a los problemas psicológicos, como la autoestima y la educación para la adherencia al tratamiento, orientación para la convivencia familiar y las necesidades de ocupación y desarrollo personal que tiene la persona afectada. Hay personas que si son tratadas de modo precoz al inicio de la enfermedad pueden realizar una vida normal. En otros casos, la enfermedad con un impacto más devastador, requiere todos los recursos del sistema para alcanzar la normalización.

Tratamiento psicofarmacológico

Para mayor claridad del abordaje, se describe la intervención farmacológica en los siguientes estadios o fases de la esquizofrenia:
Primer episodio
Fase aguda
Fase de estabilización
Fase de estabilidad

Primer episodio

Objetivos: actualmente se están llevando a cabo dos grandes líneas de investigación en relación con la intervención precoz:
Fase de pródromos: implica una intervención a nivel de prevención primaria y va dirigida a disminuir la incidencia del trastorno.
Fase inicial: pretende acortar el periodo sin tratamiento una vez se ha iniciado la clínica psicótica y cuyo objetivo es la disminución de la prevalencia, que sería una actuación de prevención secundaria.

Generalmente los primeros síntomas preceden al primer diagnóstico en algunos años, siendo los síntomas iniciales poco específicos, a menudo de tipo depresivo o negativo.

Recomendaciones: Es fundamental tratar el primer episodio esquizofrénico con la mayor precocidad posible.
Hay que observar y documentar detalladamente los signos, síntomas y la evolución para tratar de diferenciarlos de otros trastornos (esquizoafectivo, esquizofreniforme, bipolar).
Se recomiendan de primera elección los fármacos antipsicóticos atípicos como Amisulpride, Quetiapina, Risperidona y Olanzapina, Aripiprazol y Ziprasidona para los primeros episodios de esquizofrenia.
Los antipsicóticos deben pautarse a la mínima dosis eficaz para el primer episodio de la esquizofrenia.
Se aconseja un mínimo de un año continuado de tratamiento con medicación antipsicótica para los pacientes en remisión completa de un primer episodio.


Fase aguda

Objetivos:
Controlar síntomas agudos.
Prevenir posibles daños.
Intervenir en los trastornos de conducta.
Recuperar el mayor grado de funcionalidad posible.
Establecer una buena alianza terapéutica con el paciente y su familia.
Desarrollar un programa terapéutico individualizado a corto y largo plazo.

Recomendaciones:
En la medida de lo posible elegir el antipsicótico conjuntamente entre el paciente y el médico, teniendo en cuenta la información disponible respecto a los beneficios y posibles efectos secundarios de cada fármaco.
La terapia farmacológica debe formar parte de un programa integral de cuidados dirigido a las necesidades clínicas, emocionales y sociales del paciente.
A la hora de elegir un fármaco antipsicótico hay que tener en cuenta: respuestas anteriores, efectos secundarios, preferencias del paciente por un medicamento, la vía de administración, enfermedades concomitantes, interacciones.
Se debe realizar un seguimiento para valorar la respuesta clínica y también la tolerancia al psicofármaco, sobre todo cuando se está realizando un cambio de fármaco.
La dosis recomendada es la que resulta eficaz y no provoca efectos secundarios difíciles de tolerar por el paciente, ya que la experiencia con efectos secundarios condiciona el cumplimiento futuro.
En función de la tolerancia hay que ir ajustando la dosis terapéutica final y seguir de 2 a 4 semanas el estado clínico del paciente para valorar la respuesta al tratamiento.
Durante estas semanas es necesario que el médico tenga paciencia y no se precipite y aumente de forma prematura la dosis en pacientes que responden lentamente.
No están recomendadas en el tratamiento de la fase aguda de la esquizofrenia dosis masivas de antipsicótico, la denominada "neuroleptización rápida".


Fase de estabilización (postcrisis)

Objetivos:
Reducir al mínimo el estrés sufrido por el paciente.
Disminuir la probabilidad de recidivas.
Minimizar los síntomas para alcanzar lo antes posible la fase de estabilidad.

Recomendaciones: si el paciente mejora en la fase aguda con una pauta de medicación, se recomienda continuar con la misma pauta y hacer un seguimiento durante 6 meses.
La reducción de la dosis o la suspensión de forma prematura pueden provocar la reaparición de los síntomas y una posible recaída.
Es imprescindible evaluar los efectos secundarios desde la fase aguda y ajustar las dosis para minimizar los efectos adversos y evitar una posible causa de incumplimiento y por tanto de recaída.

Fase estable

Objetivos:
Comprobar que se mantiene la remisión o el control de los síntomas.
Mantener o mejorar su nivel de funcionalidad y calidad de vida.
Continuar la vigilancia de efectos adversos.
Recomendaciones: En esta fase las intervenciones psicosociales están indicadas como complemento terapéutico eficaz al tratamiento farmacológico.
Los medicamentos antipsicóticos reducen de forma considerable el riesgo de recaída en la fase de estabilidad, por lo que se recomienda enérgicamente su utilización.
En esta fase lo fundamental es prevenir las recaídas y mantener la estabilidad del paciente. Por ello se recomienda un seguimiento de los signos y síntomas de recaída inminente a los pacientes con antipsicóticos.
Se recomienda llevar a cabo un seguimiento regular de los efectos secundarios.
En esta fase las dosis altas no son efectivas. Hay que buscar la mínima dosis eficaz. No hay reglas para establecerla, excepto el umbral de efectos secundarios.
Mantener contacto con los familiares, contando con el paciente, si es posible, para facilitar la detección de síntomas indicadores de recaída.
Es recomendable enseñar al paciente y a los miembros de la familia a reconocer los primeros signos de una recaída, y elaborar un plan de actuación para estar preparados si aparecen estos signos.
En caso de recaída por falta de adherencia al tratamiento, hay que investigar los motivos de la misma y reiniciar la medicación oral.
Hay que alentar al paciente para que asista a las visitas ambulatorias de forma regular y controlar de forma periódica el peso y el índice de masa corporal. Hay que controlar la glucemia en ayunas de forma regular para detectar diabetes emergente, en especial en pacientes obesos.
En esta fase puede ser necesario el uso de medicamentos complementarios para enfermedades comórbidas, sobre todo antidepresivos. Las benzodiacepinas son útiles para tratar la ansiedad y el insomnio durante esta fase.
En pacientes que no presentan síntomas negativos puede estar indicada una reducción de la dosis, que deberá efectuarse de forma gradual, hasta llegar como mínimo a una quinta parte de la dosis de mantenimiento habitual.
Los pacientes que están en tratamiento con antipsicóticos convencionales, que presenten síntomas positivos o negativos persistentes, o que padezcan efectos secundarios, se les debe sustituir el tratamiento por antipsicóticos atípicos, bajo una estrecha supervisión del psiquiatra.
A los pacientes que recaen, a pesar de una buena adherencia al tratamiento con antipsicóticos convencionales, se les debe sustituir el tratamiento por antipsicóticos atípicos.
Si se producen problemas de efectos secundarios con antipsicóticos atípicos, especialmente ganancia de peso, síndrome metabólico, se debe sustituir por otro atípico o convencional.
La clozapina debe introducirse a la primera oportunidad, si hay evidencia de resistencia al tratamiento. Esquizofrenia refractaria al tratamiento se define como la falta de remisión completa de síntomas positivos o la falta de mejoría satisfactoria, a pesar del uso secuencial a dosis terapéuticas, de dos o más antipsicóticos durante 6 a 8 semanas.
Debe considerarse el tratamiento con clozapina y terapia cognitivo conductual intensiva, cuando la recuperación es lenta y no hay remisión a pesar de la adherencia a dos antipsicóticos (al menos uno de ellos debe ser atípico), durante 6 semanas cada uno de ellos.
Debe considerarse el empleo de clozapina si hay riesgo de suicidio importante o persistente, a pesar del tratamiento antidepresivo, cuando este no es efectivo o la depresión es intensa.
Si se requiere medicación inyectable de acción retardada, se debe considerar la menor dosis posible y al mayor intervalo posible. Los antipsicóticos de acción retardada deben emplearse siempre junto con intervenciones psicosociales.
El tratamiento de mantenimiento con antipsicóticos por un tiempo indefinido está recomendado para pacientes que hayan sufrido diversos episodios previos o dos episodios en los últimos 5 años.
Cuando se toma la decisión de interrumpir la administración de antipsicóticos es imprescindible tomar precauciones suplementarias para minimizar el riesgo de recaídas psicóticas, como reducción gradual de la dosis durante varios meses, visitas más frecuentes, y empleo de estrategias de intervención precoz.
En un paciente que haya presentado un solo episodio de sintomatología positiva y no haya sufrido ningún síntoma durante el año siguiente de tratamiento de mantenimiento puede plantearse un periodo de prueba sin medicación.
También se puede plantear una supresión de la medicación en pacientes con múltiples episodios previos que se hayan mantenido estables durante 5 años sin síntomas positivos y que cumplan bien el tratamiento.
Se recomienda tratamiento indefinido en pacientes con antecedentes de intentos de suicidio graves o de conductas violentas y agresivas.

Intervenciones psicológicas

La intervención psicológica, como parte de los tratamientos en la esquizofrenia, pretende los siguientes objetivos:
Reducir la vulnerabilidad del paciente.
Disminuir el impacto de las situaciones y eventos estresantes.
Aumentar la adherencia al tratamiento.
Disminuir el estrés y la discapacidad para minimizar los síntomas.
Reducir el riesgo de recaídas.
Mejorar la comunicación y las habilidades de afrontamiento.
Acoger a la familia y atender las situaciones emocionales que se producen en el desarrollo de la enfermedad.
Estas intervenciones presuponen que el paciente está tomando la medicación adecuada. Hay intervenciones psicológicas contrastadas que deberían formar parte del tratamiento integral de la esquizofrenia y otras que son de eficacia dudosa o incluso perjudicial en una primera fase de la enfermedad, por lo que vamos a revisar el estado actual de los conocimientos en este campo.

Intervenciones familiares

Se entiende por intervención familiar las sesiones realizadas con el paciente y su familia, bien individualmente (formato uni-familiar) bien en grupo (formato multi-familiar) con un terapeuta entrenado en intervención familiar. La intervención incluye psico-educación para el paciente y la familia, detección de síntomas de alerta e intervención en crisis, comunicación y resolución de problemas.

Objetivos
Aumentar la adherencia al tratamiento.
Disminuir el impacto de las situaciones y eventos estresantes.
Mejorar la información y la comunicación dentro de la familia del paciente.
Potenciar los recursos personales y familiares.
Reducir el riesgo de recaídas y las hospitalizaciones.
Mejorar las habilidades de afrontamiento y resolución de problemas.
Disminuir el estrés del cuidador.





Terapia cognitivo-conductual de síntomas positivos

Es una intervención psicológica en la que el paciente establece relaciones entre sus pensamientos, sentimientos y acciones con respecto a los síntomas actuales o pasados. La re-evaluación de sus percepciones, creencias o razonamientos se relaciona con los síntomas diana.
La intervención debe implicar registro de pensamientos, sentimientos y conductas respecto de sus síntomas; promoción de formas alternativas de enfrentarlos y/o reducción del estrés.

Objetivos
Reducir la vulnerabilidad del paciente.
Disminuir el impacto de las situaciones y eventos estresantes.
Aumentar la conciencia de enfermedad y la adherencia al tratamiento.
Disminuir el estrés y el deterioro en las habilidades personales para minimizar los síntomas.
Reducir el riesgo de recaídas.


Entrenamiento en habilidades sociales (EHS)

Es una intervención estructurada, individual o preferentemente grupal, cuyo fin es mejorar la competencia social y reducir el estrés y la ansiedad que puedan provocar las situaciones sociales.
Sus componentes principales son:
Evaluación conductual de habilidades sociales;
Importancia de la comunicación verbal y no verbal;
Entrenamiento centrado en la percepción y el procesamiento de señales sociales por un lado y por otro,
Habilidad para proporcionar reforzamiento social,

Énfasis en las tareas fuera de la consulta.
Objetivos
Mejorar la competencia social.
Reducir el estrés y la ansiedad que puedan provocar las situaciones sociales.
Mejorar la comunicación y las relaciones.
Fomentar la autonomía personal.


Terapia psicodinámica

Se define como sesiones regulares de terapia individual con un terapeuta entrenado o bajo supervisión. Las sesiones deben basarse en el modelo psicodinámico y utilizan diversas estrategias, incluyendo actividades exploratorias orientadas al insight, sean de apoyo o directivas, aplicadas flexiblemente, trabajando con la transferencia, pero usando técnicas menos estrictas que las utilizadas en el psicoanálisis.

Psicoterapia de apoyo y consejo

Se define como una intervención psicológica facilitadora, no directiva y/o centrada en la relación, en la que el contenido de las sesiones está determinado principalmente por el usuario. Además no reúne criterios para incluirse en ninguna de las psicoterapias comentadas. No hay evidencia que la psicoterapia de apoyo y consejo produzca resultados superiores al del "tratamiento estándar". Aunque se considera fundamental mantener una relación empática con el paciente y que una buena escucha juega un papel central en la alianza terapéutica, estos elementos son parte esencial de la buena práctica.



Intervención motivacional

Es una forma de ayudar a las personas para que reconozcan y se ocupen de sus problemas potenciales y presentes. Está indicado para pacientes reticentes o ambivalentes con el cambio (Miller y Rollnick, 1999). Su objetivo es aumentar la motivación intrínseca del paciente de forma que el cambio surja de dentro, más que se imponga desde el exterior.

Psico-educación

Es un programa individual o grupal en el que se da información sobre la enfermedad desde una perspectiva multidimensional (biológica, farmacológica, psicológica, familiar y social). La finalidad es educar al paciente sobre su trastorno, aunque muchos programas psicoeducativos incluyen diferentes estrategias de afrontamiento.

Objetivos:
Educar al paciente sobre su trastorno.
Mejorar el afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente y de su familia.
Hacer frente a conductas problemáticas como hétero o auto-agresión.

Rehabilitación cognitiva

Sería cualquier programa centrado en la mejora de una o más funciones cognitivas específicas (atención, percepción, memoria). Puesta en práctica con la intención de mejorar el nivel de esa/s función/es especifica/s.




Rehabilitación socio-laboral.

Algunas guías distinguen el apoyo al empleo de la rehabilitación laboral. En el apoyo al empleo, se intenta conseguir que el paciente se incorpore a un puesto de trabajo normalizado. Podría incluir un breve periodo de preparación, pero de menos de un mes de duración. Presupone normalmente un nivel de funcionamiento previo alto y un deterioro mínimo.
La rehabilitación laboral es el proceso que pretende disminuir y compensar las dificultades que los pacientes tienen para su integración laboral, permitiéndoles adquirir hábitos, habilidades y conocimientos. Los ámbitos de actuación donde se pretende incidir, en la medida de lo posible, desde los centros de salud mental serían: orientación vocacional, adquisición de hábitos básicos para el trabajo, apoyo a la formación profesional, mejora de las habilidades sociales y de búsqueda de empleo y la derivación a recursos específicos socio-terapéuticos de inserción socio-laboral. Desde aquí se desarrollarán los itinerarios individualizados de integración laboral. Se recomienda ofertar terapia de apoyo laboral a los pacientes moderada o ligeramente discapacitados y que estén en fase estable o de mantenimiento.
Este programa será normalmente aplicado en las unidades de rehabilitación pero, en función de los recursos existentes en el área y de las necesidades de cada paciente, podrá contar con la colaboración de los centros de salud mental.

Objetivos
Mantener al paciente en un entorno normalizado.
Propiciar la reinserción socio-laboral.
Disminuir el estigma.




Tratamiento comunitario asertivo

Es un modelo bien definido de provisión de servicios con objetivos claramente establecidos, como son: mantener a los pacientes con trastorno mental severo en contacto con los servicios; reducir las hospitalizaciones; mejorar los resultados (especialmente la calidad de vida y el funcionamiento social). Incluye un equipo multidisciplinar (con un psiquiatra dedicado de lleno); los miembros del equipo comparten responsabilidad hacia los pacientes (a diferencia del manejo de casos); los miembros del equipo proporcionan los cuidados psiquiátricos y sociales necesarios siempre que sea posible en la casa o lugar de trabajo del paciente; el tratamiento se ofrece "asertivamente" a usuarios no cooperadores y se enfatiza la concordancia de la medicación.

Objetivos
Mantener a los pacientes con trastorno mental severo en contacto con los servicios.
Reducir las hospitalizaciones.
Mejorar los resultados (especialmente la calidad de vida y el funcionamiento social).


DISEÑO DE LA MUESTRA DE LA HIPOTESIS.

Formulación y Operacionalización de las Hipotesis
La investigación científica pretende encontrar respuestas a los problemas trascendentes que el ser humano se plantea y lograr hallazgos significativos que aumenten su acervo de conocimiento. Sin embargo, para que los hallazgos sean consistentes y confiables deben de obtenerse mediante un proceso que implica la concatenación lógica de una serie de pasos.
Uno de los objetivos básicos que hacen significativa la investigación científica es el de identificar problemas y descubrir las interrelaciones entre fenómeno y variable para hacer predicciones que permitan estructurar estrategias de acción para contribuir al desarrollo del cuadro teórico.
La investigación es un proceso que se inicia con el planteamiento del problema que requiere solución, y para encontrarla se tiene que construir un diseño de investigación que permita llegar a descubrir, explicar y, si es posible , predecir probabilísticamente determinadas situaciones, así como los efectos que va a tener la solución aportada.
Un paso fundamental en la investigación es la comprobación de la hipótesis, pues constituye el paso final de todo proceso de indagación científica. Ya que luego de haber planteado el problema, haber estructurado el marco teórico y de haber postulado la hipótesis, lo que procede es determinar la verdad o falsedad de la explicación hipotética propuesta.
Comprobar una hipótesis significa someterla a prueba a contrastación de la realidad. Es decir, el investigador tiene que someter a prueba aquello que ha enunciado tentativamente y para ello ha de establecer, mediante algunas técnicas si la hipótesis concuerda o no con los datos empíricos.
La comprobación de la hipótesis constituye un verdadero reto para el que la realiza, ya que a veces existen una serie de obstáculos que deben superarse para poder ejercer dominio en el campo de la investigación y poder conocer los resultados explicativos de la variable.
Para obtener información sobre un mismo problema pueden emplearse métodos y técnicas distintas, ya que son las herramientas metodológicas de investigación, que permiten implementar las distintas etapas de está dirigiendo los procesos mentales y las actividades prácticas hacia la consecución de los objetivos formulados; sin embargo, lo relevante en la investigación científica radica en relacionar los adecuados, dependiendo de la naturaleza del fenómeno, los objetivos del estudios y la perspectiva de los análisis. Así mismo se diseñan los instrumentos que permitan recolectar información valida y confiable para comprobar la hipótesis, y obtener un conocimiento objetivo y completo del fenómeno que se investiga.
Obedeciendo su origen la información se clasifica en primaria y secundaria; la primera es aquella que el investigador obtiene directamente mediante cuestionarios, cedulas de entrevistas, guías de investigación, observación ordinaria y participante, etc. La segunda se refiere a la que se extrae de las fuentes documentales, empleando fichas de trabajo o mediante cuadros estadísticos. La información secundaria, según el caso, puede complementar a la primera o servir de base para efectuar el análisis del problema.
Para el caso de la investigación que nos confiere se trabajó con una población determinada de 16 enfermos dictaminados como esquezofrénicos en el módulo psiquiátrico del CISAME, de Valladolid, Yucatán. De estos 11 son mujeres (distribuidas de la siguiente manera en cuanto a su origen habitacional 6 son de Valladolid, 2 de Cuncunul, 1 de Chemax, 1 de Popola y 1 de Temozón) y 5 son hombres (distribuidos de la siguiente manera en cuanto a su origen habitacional 3 son de Valladolid, 1 de Uayma y 1 de Ticimul, comisaría de Chankom); de estos se tomó una muestra de 11, de los cuales 3 son hombres y 8 son mujeres, mismos que se consideraron como tales dada la disposición de los familiares de colaborar y por el horario de aplicación de las entrevistas y observación, así como de la disponibilidad de contribuir a la investigación. En este sentido cabría decir que por declaraciones de la doctora y la psiquiatra, que existen muchos de estos pacientes de la región a quienes no se les da tratamiento de ningún tipo, aunque si tienen la sintomatología y otros a quienes no se les trae a este sitio para tratamiento, sino que se les envía al neuropsiquiatrico de la ciudad de Mérida.
Tomando en cuenta el tipo de problema planteado en la investigación y la enunciación hipotética se seleccionaron las técnicas e instrumentos que más se adecuaron a su comprobación, entre estos se encuentran:
La observación
El cuestionario
La entrevista
Diario de campo
Cuaderno de notas

La observación
Es la facultad de mirar detalladamente hechos o fenómenos de los cuales se obtienen datos o sucesos que interesan al observador. En el campo de la investigación existen dos tipos de observación: la ordinaria y la participante.
La técnica de la participación ya sea ordinaria o participante permite proporcionar información del comportamiento de los individuos.

La observación ordinaria
Se realiza al margen de las actividades y las actitudes de los que integran el área de estudio. Es de suma utilidad cuando existen dificultades para penetrar en el grupo social. En este caso, debe evitarse en lo posible de que el grupo se percate que está siendo observada, pues si es así puede que deje de actuar con espontaneidad o adopte una actitud de rechazo hacia el investigador.
Su desventaja reside en que el investigador no siempre está en posibilidad de observar todos los hechos y manifestaciones de la vida del grupo que resulte de interés para el estudio. Para el caso de esta observación y respecto de la problemática los esquizofrénicos llegan al Cisame y pasan con la recepcionista acompañados de sus familiares y esperan que les toque turno para pasar con la doctora primero, quien de acuerdo a su historial clínico, al mismo tiempo que los ausculta les pregunta cómo se han sentido y si el medicamento que se les tiene recetado les está haciendo efecto o en caso contrario le aumenta la dosis o le suministra otro de mayor eficacia, terminada la consulta pasan con la psicóloga quien los revisa de sus estados emocionales y la participación de los familiares respecto del enfermo, así como orientaciones acerca del tratado y cuidado del mismo. De acuerdo a su evolución los pacientes son programados para su próxima cita. En caso de conductas radicales o violentas se les suministra inyecciones para su control y calma.

La observación participante
Permite en cambio, adentrarse en las tareas cotidianas que los individuos desarrollan; conocer más de cerca las expectativas de la gente; sus actitudes y conductas ante determinados estímulos; las situaciones que lo llevan actuar de uno u otro modo; la manera de resolver los problemas familiares o de la comunidad. En este caso el investigador se desenvuelve con naturalidad dentro del grupo, es decir, se integra de lleno a las actividades que realizan sus componentes.
Para emplear la técnica de observación es necesario contar con una guía de observación con el objeto de recopilar información útil y suficiente sobre la problemática que se estudia.
Para registrar la información de dicha observación se emplea un diario de campo para anotarse al instante sin que la gente se dé cuenta de ello; si esta no es posible por las circunstancias que rodean al investigador, se registraran inmediatamente después de acaecer el fenómeno o suceso ya de lo contrario se corre el riesgo de distorsionar la información o que se olviden datos valiosos. Las notas que se tienen deben revisarse con cuidado y a la brevedad posible a fin de eliminar aquellas que se juzguen intrascendentes. Cuando se realiza la técnica de observación debe tenerse siempre que la conducta del individuo puede ser alterada por el medio ambiente (exceso de calor o de frio, falta de ventilación, etc.), lo cual puede dar una imagen distorsionada del comportamiento de las personas que se observan, así como también sucesos imprevistos. Para el caso que nos confiere del total de 11 pacientes de esquizofrenia observados 3 son hombres (pertenecen y viven de forma originaria en Valladolid), en tanto que las 8 son mujeres (estas pertenecen y viven de forma originaria a, 4 son de Valladolid, 2 son de Cuncunul 1 es de Chemax y 1 es de Popola).
El cuestionario
Es una técnica de investigación, un sistema de preguntas que tiene como finalidad obtener datos para una investigación. Se determina el objetivo general de la investigación que información o que comprobación se pretende obtener.

La entrevista
Es otra de las técnicas de la investigación la cual es una conversación generalmente oral entre dos o más seres humanos, de los cuales uno es el entrevistador y otro es el entrevistado. El papel de ambos puede variar según el tipo de entrevista. Todas las entrevistas tiene alguna finalidad y esta el que da el carácter de entrevista, obtener la información que desea.
Se debe de realizar dentro de un ambiente de confianza para que las preguntas previamente elaboradas tengan una respuesta a la que se pretende llegar.
Para la contrastación de la hipótesis se saca una muestra, por lo que la forma de seleccionarla fue a través del muestreo propositivo. Este tipo se emplea cuando no es necesario que la muestra realmente represente a toda la población, sino realmente a los que presentan las características del problema planteado en esta investigación.
Tomando en consideración lo anterior, se estudió la población total de pacientes con algún trastorno mental que acuden al CISAME en Valladolid, Yuc., lo cual lo pudo haber inducido a realizar alguna conducta antisocial, seleccionando a los de interés del problema planteado, los esquizofrénicos que pueden cometer delitos consciente o inconscientemente, resultando 16 paciente esquizofrénicos, siendo estos 11 mujeres y 5 hombres.
Corresponde a este momento del trabajo, dar a conocer los resultados de las técnicas utilizadas para aprobar o desaprobar la hipótesis formulada como respuesta tentativa al problema planteado en esta investigación.


INSTRUMENTACIÓN DE LAS HIPOTESIS
Entrevista, Análisis e Interpretación de los Datos


Resultados de los Datos
A continuación se presentan las entrevistas y tablas respectivamente, que se les han realizado a doctores, pacientes y sus familiares, quienes tienen una alta participación en este tema, son quienes nos demostraron lo cierto de toda esta investigación que ha rendido frutos para que se conozca el trastorno de la esquizofrenia que estigmatiza a quienes lo padecen y a sus seres queridos, que la sociedad ignora la realidad de estos hechos y por tratarse de un caso raro le temen o prefieren no ser unos más de ellos.
Las respuestas de diversos médicos que atienden a pacientes mentales, nos mencionan que los esquizofrénicos son personas que pueden llevar una vida normal llevando el tratamiento tal como se los dictan.

Entrevista a Doctores
Nombre: ____________________________________________________
Cargo: _________________________
¿Qué significa las iniciales de la prueba BPRS?
¿Por qué no existe el número 8 en la prueba del BPRS?
¿Por qué en algunas preguntas del BPRS solamente se califica hasta el número 7?
¿Qué otras pruebas le pueden permitir clínicamente saber si la persona padece en realidad esquizofrenia?
¿Qué síntomas permiten tener la certeza de que el paciente es un esquizofrénico?
¿Qué tipos de medicamentos aplica para el control de la conducta de los esquizofrénicos de tal manera, que estos, no constituyan una evasión de la realidad?
¿De qué manera trabaja la valoración psiquiátrica en los casos referentes a los presuntos culpables de un delito?
¿Qué opina de la necesidad de las valoraciones psiquiátricas a los esquizofrénicos que son presuntos responsables de un delito sobre todo antes del dictamen jurídico del juez o sentencia?
¿Cree que sean culpables por los delitos cometidos, producidos por la esquizofrenia?
¿En dado caso, como determinaría que la persona es realmente esquizofrénico y no alguien que está tratando de padecerlo para librarse de la acción penal?
Los doctores hacen mención de que algunos pacientes son personas necias a la hora de aceptar su realidad en la que tendrán que vivir con la enfermedad, a continuación se muestran.
Para empezar tenemos que la prueba BPRS es una escala de evaluación psiquiátrica, The Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS) fue diseñada por Overall y Gorham y estaba basada en la Multidimensional Scale for Rating Psychiatric Patients de Lorr.
Se diseñó con el objetivo de valorar la respuesta al tratamiento farmacológico en pacientes psicóticos, aunque también se ha utilizado para el diagnóstico y para la clasificación sindrómica de este cuadro. Se trata de una de las escalas más ampliamente utilizada para valorar la respuesta al tratamiento. Resulta especialmente útil en casos moderados y severos, disminuyendo su rendimiento cuando los síntomas son más leves. Es una de las escalas más referenciadas en ensayos clínicos farmacológicos.
También es apropiada como clasificación de la sintomatología predominante (positiva o negativa), con la importancia que esto conlleva respecto a la distinta respuesta al tratamiento en unos y otros casos.
La inexistencia del número ocho se debe para alcanzar el puntaje necesario diferencial, en el test algunas de las preguntas solo se califican hasta el número siete por que hace referencia a intensidad de síntomas otras saltan de este al nueve por estandarización para hacer notar que ante el caso, la intensidad, no se puede evaluar.
Otra prueba que se les puede realizar a los esquizofrénicos es la Escala Breve de Padecimientos Psiquiátricos. Los síntomas que presentan los pacientes son alucinaciones, delirios, apatía, falta de relaciones afectivas, descuido de su higiene, todo esto por su inicio de la esquizofrenia. A continuación se presenta un cuadro de medicamentos que se les suministra a los pacientes:
Presentación
Antipsicóticos
Psicotrópicos
Solución inyectable, tabletas
Haloperidol
Haloperidol
Tabletas, solución
Risperidona
Alprazolam
Tabletas, solución
Olanzapina
Carbamazepina
Tabletas
Quetiapina
Fenobarbital
Tabletas
Leptopsique
Amitriptilina
Tabletas
Biperideno

Tabletas, solución inyectable
Clonazepam











Tabla 1. Medicamentos suministrados.
Las valoraciones de los médicos que trabajan depende de las entrevistas que realizan, estas pudieran ser de manera directa o indirecta. Opinan que las valoraciones psiquiátricas a los esquizofrénicos que son presuntos responsables de conductas delictivas son necesarias para inicio de su tratamiento y con esto prevenir la ocurrencia de menos ataques aun estando preso o antes de que se dictamine la sentencia. De alguna manera si creen que sean responsables de sus actos ya ellos como la familia saben que son capaces de saber que necesitan de sus medicamentos para no tener las alucinaciones, ni ideas delirantes que les lleve a actos delictivos.
Para determinar que realmente es una persona esquizofrénica y no un farsante los médicos deducen que se tienen que realizar varias entrevistas a ellos y a los familiares o conocidos, así como las pruebas terapéuticas.

Entrevista a Familiares
Nombre: ____________________________________________________
Parentesco: __________________________________________________
¿Cómo comenzó su familiar con el trastorno?
¿Conocía del trastorno de la esquizofrenia?
¿Tiene conocimiento del diagnóstico de la esquizofrenia de su familiar?
¿Tiene conocimiento del tratamiento para la esquizofrenia?
¿Habla de la enfermedad con su familiar, para conocer de su estado por el que está pasando?
¿Se sienten victimizados por la sociedad?
¿Sabía que el trastorno es de nivel mundial y que no importa el sexo, el trastorno se manifiesta por igual pero de diferente manera?
¿Sigue todas las indicaciones que el médico ha proporcionado para el control del trastorno?
¿Sabía que los síntomas de la esquizofrenia pueden orillar a los que la padecen a cometer actos delictivos?
¿El carácter social beneficia a la rehabilitación de su familiar, y poder conllevar una vida saludable?
El siguiente cuadro representa la información dada por los familiares de los pacientes esquizofrénicos quienes explican que el paciente dio inicio al trastorno con ideas fuera de la realidad y que no concuerdan con los hechos que ocurrían en ese momento, que todo comenzó como un "flasheo" en la visión - comentan todos por igual - , otra parte menciona que no estaban presentes en el momento, otros que no les gustaría tratar de platicar de lo sucedido y por ultimo quienes no aceptaron la entrevista.







Tabla 2. Conocimiento de inicio del trastorno.
Esta tabla representa el interés de los familiares hacia sus pacientes que tratan de luchar contra el trastorno que los persigue en la trayectoria de sus vidas, durante su relación social y demás ambiente.







Tabla 3. Interés familiar hacia su paciente.
Estas es la entrevista realizada a pacientes, se trabajó ciertas características que nos dieron lo que realmente esperábamos obtener de esta investigación.
Entrevista a Pacientes Esquizofrénicos
Nombre: ____________________________________________________
Dirección: ___________________________________________________
¿Cuál es su sexo?








Tabla 4. Sexo dominante.
¿Le ha sido fácil relacionarse con la sociedad?







Tabla 5. Relación social
¿Ha estado consciente de la realidad que vive actualmente?







Tabla 6. Conciencia
¿El formar parte de la familia le resulta difícil?
En esta parte aunque muchos dicen no tener dificultad para integrarse a la familia, esta misma no les demuestra participación por su recuperación, y ellos mismos no tratan sobre el tema.







Tabla 7. Integración familiar.


¿Su educación cultural ha sido satisfactorio?







Tabla 8. Cultura educacional.
¿Sus síntomas le han causado problemas legales?
Aunque la mayoría comenta que no tuvieron problemas legales, de otra forma las familias han sido las perjudicadas quienes tienen que soportar sus ataques que causan violencia hacia los seres cercanos a ellos.







Tabla 9. Conductas delictivas.


¿Su diagnóstico ha sido el adecuando?
¿Su tratamiento ha sido el adecuando?







Tabla 10. Funcionamiento de las consultas.
¿Cada cuando asiste al CISAME?
Las consultas de los pacientes varían de acuerdo al grado de su enfermedad, no será la misma cita y medicación de un paciente que tendrá que ir a consultas cada mes y la medicación sea de dosis altas para controlar sus alucinaciones e ideas delirantes, que de otros que tendrán que ir una vez cada dos o tres meses.







Tabla 11. Citas CISAME.
¿Con los resultados de las consultas y terapias ha logrado controlar la enfermedad?
Los resultados de ir al CISAME dan positivo al respecto de que los pacientes tomen sus medicamentos adecuadamente, como los receta el médico.







Tabla 12. Control del trastorno.


CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Se requieren trabajar las siguientes áreas:

Psico-educación del paciente y de la familia
Proveer de una información actualizada y comprensible acerca de la enfermedad mental, enseñando a discriminar los síntomas, pródromos, importancia de la medicación antipsicótica, tomar conciencia de enfermedad, aceptándola y aprendiendo a vivir con ella.

Habilidades sociales
Trabajar mediante actividades en grupo técnicas gratificantes y educativas del trato social. Su escalonamiento progresivo va desde la configuración de pequeños grupos para jugar o realizar tareas cooperativas hasta el entrenamiento en habilidades sociales específicas, como pedir favores, aceptar críticas, habilidades conversacionales.

Educación para la salud
Fomentar la salud como un bien que se puede obtener activamente. Se trabaja mediante módulos, los cuales son: sexualidad, alimentación, sueño, prevención de la ansiedad, autoestima y autoimagen, capacidades cognitivas.

Orientación y tutoría
Orientar y aconsejar acerca de cualquier duda problema que presente el usuario y no pueda ser tratado desde los programas elaborados en el ámbito grupal, evaluar la consecución de los objetivos previamente marcados para usuario.

Actividades de la vida diaria
La intervención se refiere a provocar la adquisición y mantenimiento de una amplia gama de habilidades necesarias para la vida cotidiana, esto se realiza mediante programas como cuidado personal, actividades domésticas y orientación cultural

Desenvolvimiento personal
Desenvolvimiento del paciente en su ambiente comunitario: realizar trámites de la vida diaria, favorecer su orientación a la realidad social, cultural, deportiva, política, enseñar recursos para buscar empleo.

Actividades deportivas
Estimular físicamente al usuario mediante técnicas deportivas al mismo tiempo que se trabajan técnicas de coordinación, trabajo en grupo, aseo e higiene.

Conclusión
Por lo tanto, no sólo hace falta realizar estudios que asocien la esquizofrenia con la criminalidad en nuestro medio, sino que indiquen también, la presencia y severidad de la agresividad, ya que esta variable es la que conduce a la comisión de actos violentos o criminales.
El estudio de la relación existente entre la esquizofrenia y la criminalidad ha sido ampliamente documentado en diversos países, sin embargo, esta asociación ha sido poco estudiada en nuestro país, por lo que en primera instancia, es inminente la necesidad de una mejor descripción legal en materia Federal de los trastornos mentales, en específico de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, para la realización de estas investigaciones. Por otro lado, no sólo es necesario hacer estudios que evalúen la asociación de esquizofrenia y criminalidad en nuestro medio, sino que, además, deben tomarse en cuenta variables como la presencia y severidad de la agresividad durante el curso del padecimiento, ya que esta variable, de forma inminente, es la que conlleva la comisión de actos violentos o crímenes por parte de las personas que padecen este trastorno.
Asimismo, en el estudio de la agresividad y los factores asociados a su manifestación, es necesario evaluar variables tales como severidad de la sintomatología psicótica, vulnerabilidad genética, personalidad y ajuste premórbido, lo que permitirá tener un mayor conocimiento del rol de los trastornos mentales, en especial de la esquizofrenia, en los índices de criminalidad en nuestro medio.


Glosario
Abulia. (Del gr. ἀβουλία). 1. f. Psicol. Falta de voluntad o disminución notable de la energía que impide al sujeto emprender una tarea.

AFM. Alteraciones Físicas Menores.

Afasia. (Del gr. ἀφασία, imposibilidad de hablar). 1. f. Med. Pérdida de la capacidad de comunicarse a través del lenguaje o de entenderlo causada por una lesión en las áreas cerebrales responsables de la comunicación verbal o por un trastorno mental de causa no orgánica.

Afasia receptiva. El enfermo no entiende lo que se le dice.

Alogia. (Del gr. α, sin, y del lat. logĭca, y este del gr. λογική, lógico). 1. f. Med. En psiquiatría, perturbación del pensamiento que se infiere de la observación del lenguaje del enfermo, que puede ser pobre, excesivamente concreto o demasiado abstracto, repetitivo o estereotipado.

Alteraciones neurocognitivas.

Alucinaciones. (Del lat. allucinatĭo, -ōnis). 1. f. Efecto de alucinar. 2. f. Med. En psiquiatría, percepción de un objeto inexistente o que no está presente en el campo perceptivo, que el sujeto puede o no considerar real o que percibe claramente a pesar de no creer en su presencia.

Anhedonia. (Del gr. α, sin, y ἡδονή, placer). 1. f. Med. En psiquiatría, incapacidad para experimentar placer y pérdida de interés o satisfacción en las actividades que antes interesaban al enfermo; se observa en la depresión.
Anticolinérgica.
Atildamiento.
Capacidad hedónica.
Catatónico.
Catalepsia.
CKP. Creatinfosfocinasa.
Comorbilidad. Trastorno que acompaña a una enfermedad primaria. Implica la coexistencia de dos o más patologías medicas no relacionadas.
Coreiforme.
Deficitario.
Delirio.
disforico
Disgresivo.
Ecolalia.
Ecopraxia.
Ecolalia.- es la repetición patológica, como lo haría un loro o aparentemente sin sentido, de una palabra o frase que acaba de decir otra persona.
Ecopraxia.- consiste en la imitación repetitiva de los movimientos de otra persona.
Estupor.
Esquizofrenia.
Exacerbaciones.
Forclución.
Gripe A2.
Hebefrenico.
Hemograma.
Hiperpirexia.
Hipnagógicas. Alucinaciones al despertar.
Hipnopompicas. Alucinaciones durante el sueño.
Homofonía.
Inserción.
Intrínseca.
Lacónicas.
Macroglosia.
Manierismo.
Morbididad.
Neurolépticos.
Neuroleptización.
Nosografico.
Oblicua.
Pensamiento inferencial.
Pomposidad.
Preclusión.
Premorbida.
Síntomas Prodrómico.
Pródromo.
Recidiva.
Síntomas prodrómicos.
Somático.
Subumbral.
Subumbrales.
Vehemencia.













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