Nuestra Señora del Socorro, titular del Recogimiento de Doncellas de Ceuta, mantenida por su Santa y Real Casa de la Misericordia, Córdoba 2003

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CÓRDOBA. 2003

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NUESTRA SEÑORA DEL SOCORRO, TITULAR DEL RECOGIMIENTO DE DONCELLAS DE CEUTA, MANTENIDA POR SU SANTA Y REAL CASA DE LA MISERICORDIA JOSÉ LUIS GÓMEZ BARCELÓ A Correspondieme de la Real Aradell1ia de la Historia

Durante tres cumplidas centurias, la ciudad de Ceuta contó con un pequeño templo dedicado a Nuestra Señora del Socorro. El mismo formaba parte del Beaterio de Recogidas fundado por Da Juana Arráez de Mendoza en 1612 y desaparecido definitivamente entrado el siglo XVIII. Seguramente, si la devoción hubiera tenido su nacimiento dentro de otro templo, su rastro hubiera sido mínimo. Sin embargo, la magnitud de la edificación y su Patronato Real dieron lugar a la transfe­ rencia de la Capilla e institución anexa a la misma a la Santa y Real Casa de la Misericordia, en 1710. Esta noble institución se hizo cargo no sólo de las dependencias, sino también de mantener imágenes y devociones, entre las cuales se hallaba Nuestra Señora del Socorro. La titular del Beaterio e Iglesia se mantuvo en su retablo hasta finales del siglo XIX, cuando el Estado se hizo cargo de la Santa y Real Casa de la Misericordia, sufriendo sus bienes un lamentable peregrinar en el que muchos, entre ellos esta imagen, desaparecieron. La presente comunicación pretende rescatar del olvido la historia del Recogimiento de Doncellas, su fundadora y continuadoras, así como de la imagen y devoción de Nuestra Señora del Socorro hasta su pérdida, ya entrado el siglo XX. 1. Estructura religiosa y benéfica de la Ciudad

Reconquistada Ceuta en 1415 por la Armada de D. Juan I de Portugal, tanto la Santa Sede como la Corona lusa harán un esfuerzo por dotar a la población de una estructura religiosa digna de una pose­ sión que pretendía ser cabeza de la expansión ultramarina del Reino. Designado como Prelado septense fray Amaro de Aurillac, hasta entonces Obispo in partiuils in jidelillln de Marruecos y confesor de la Reina Felipa de Lancaster, inmediatamente se procede a la bendición de la mezquita aljama como Catedral, la conversión de distintos recintos como iglesias y capillas, y la fundación de dos conventos de frailes, encomendados a franciscanos y dominicos. Inclu­ sive se ordenó la instauración de templos de las diferentes órdenes de caballería del Reino, aunque solamente la Orden de Cristo cumplió la disposición regia. en parte por decisión del Infante D. Enrique, generalmente considerado como entusiasta propulsor de la conquista y Gran Maestre de la misma desde 1418.

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Las distintas Visitas Pastorales realizadas por los Prelados septenses nos permiten conocer la pronta fundación de hermandades y cofradías, muchas de ellas filiales de sus matrices lisboetas, que no sólo pretendían agrupar a nobles y artesanos, sino también ofrecerles consuelo espiritual y asistencial. Entre ellas podríamos destacar -como ejemplo de cada una de las mencionadas tipologías- la Cofradía del Santísimo Sacramento del Altar. la Cofradía de Nuestra Señora de Africa o la Santa y Real Casa de la M iseri cord ia.

Diego de Sousa la ~ la hizo escribir.

Sin embargo, a comienzos del siglo XVII la Ciudad carecía de un convento donde las jóvenes locales pudieran profesar y hacer sus votos, como tampoco contaba con una institución donde recoger y educar a las huérfanas que la Corona protegía económicamente y dotaba para contraer matrimonio.

2. D". Juana Arráez de Mendoza y su fundación Doña Juana Arráez de Mendoza penenecía a una de las familias nobles más distinguidas de la población. Su padre, Hector de Andrade de Afranca. fue pagador de la Coronelía del Gobernador Mi­ guel de Noroña, quien quedó huérfano por muerte en la batalla de Cunatalle, en la India, de Juan de Andrade. El historiador Alejandro Correa de Franca, no obstante, destacará preferentemente el linaje materno de la fundadora, ya que Si mona Arráez de Mendoza entroncaba en el árbol genealógico del propio escritor, que él remontaba a la monarquía visigótica. Además, su matrimonio y posterior viudedad del Almojarife y Comendador de la Orden de Cristo Manuel de Acosta Alburquerque, le proporcionaron una posición privilegiada, tanto social como eco­ nómica. que ella quiso enfocar a hacer una buena obra que perpetuase su memoria. La voluntad de la fundadora era. sin duda. crear un convento en el que pudiesen profesar. como ya se ha dicho, las jóvenes locales. pero la Real Orden de autorización no pasó de un colegio o beaterio para doncellas nobles. Dicho documento se recoge en la obra de Correa de Franca: lo el Rei. Hago saber a los que esta cédula vieren que, hauiendo yo consideración a vn papel que se me embió sobre la fundación que Iuana Arráez de Mendoza quiere hazer en Ceuta de vna casa de recogimiento para doncellas. hijas de cavalleros pobres. las quales puedan salir de ella para casar o tomar estado de vida que Dios les inspirase, dotando la dicha casa con su hacienda, tengo por bien dar licencia que la dicha fundación se haga en la forma referida. y no combento. para recogimiento de quince doncellas solamente, y de la yo dar por limosna cien mili reis cada año de mi hacienda. asenta­ dos en la al fondega de dicha ciudad. y vna fanega de trigo cada mes a cada vna de las dichas recogidas, con declaración que se hará cuenta de lo que puede ser necesario para sustentación de cada vna. Y que todo lo que faltare de lo que rindiese la hacienda de dicha Iuana Arráez se les ha de dar por cuenta de la mía, otorgándose la dote de manera que tengan lo necesario sin lo buscar de otra parte; la qual cuenta tendrá cuidado de hazer la persona que corriere con la administración de la dicha casa. Por lo que mando al almojarife del almojarifazgo de dicha ciudad de Ceuta, que aora es yen adelante fuere. que de seis de iullio del año pasado de seiscientos y once, en que hice esta limosna, pague cada año del rendimiento de dicha alfondega los dichos cien mili reis y más vna fanega de trigo cada mes. para que cada vna de las dichas quince doncellas la aia solamente; que todo entregará a dicha Iuana Arráez o a la persona que fuere regente de la dicha casa. con certificación suia de cómo están en ella recojidas las dichas quince doncellas y son vivas. para que conforme a las que fuesen hasta el dicho número se les dar las dichas fanegas. Y por el traslado de ésta. que será registrada en el libro del descargo de dicho almoja­ rife por el escribano de su cargo, y recibo de la dicha rejente le será llevado en cuenta lo que él por la dicha manera así pagare con [a dicha ceJ1ificación arriba referida. Y ésta valdrá como carta y no pasará por la chancillería sin embargo de las ordenaciones del segundo libro en contrmio.

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