Notas sobre las adargas de la Real Armería: de Al-Andalus a America (2005)

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Descripción

111 Painel: As técnicas do lempo 148

Algunas piezas orientales y el problema del origen de la técnica de cuerda seca (I¡ire D ~ I*ry· univerSlte de loulouse·le·MlJail Susana Gómel Mullnn - Campo ArQueológlw de Merlola

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Nueva lectura arqueológica del Aljibe y la Alcazaba de Mérida h nliago ffijoo I Miguel Alba Callado - d l re(IOr~S del proyecto de la Alcazaba

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Urna forja islámica em palmela Isabel ',¡stina frutira Felnindes - Museu MUnlopal de Palmela

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Quelques observations sur une question controversée: la diffusion des galeries drainantes (narrara-s) au Maroc pré-saharien. , ¡trict (/tssi" - UM115648-(N115, lyon

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Las llaves islámicas del Museo de Segovia Alonso lamof. Canellada - Mus~ de segovia

195

Testemunhos do consumo de frutos no periodo islámico, em Lisboa. jacinla Bugalhao I Paula Quei rOI -Instlluto POrlugues de ArQueologla

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Pour un inventaire des moyens de production de terre-cuite dans la péninsule ibérique sur la longue durée Jaeques Thiriol - Unlverslte de Alx-en-Provenc!'

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Notas sobre las adargas de la Real Armeria: de AI -Andalus a América. A1VIIIOSoler del Cimpo - Real Armería

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Música através dos ossoS? .. Propostas para o re(on hecimento de instrumentos musi(ais no AI·Andalus. Maria Moreno Garda I (arios , imenla - LabOlat611o de ArQueozoologra; Instituto Portuguh de Arqueologla

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Un tesoro Almohade mallorquin parcialmente localizado en el Museo Benaki de Atenas Mlquel Angel (apell' Galmt s IM. Magdalena Riela flau

Al -ANOAlUS E SPA~D DE MU OA N ~A_ BAlAN~O OE 2S ANOS O[ HI5r6RIA E ARQUEOlOGIA MEO IEVAI5_ Homenagem a Juan ZOlaya Slabcl -Hansen semmário inlemaClonal. Mérf ola 16, 17 e 18 de Maro de 2005

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Notas sobre las adargas de la Real Armería: de AI-Andalus a América. Alvaro Soler En la historia del armamento la panoplia andalusí ocupa un lugar destacado por del Campo su originalidad y por represen tar en algunos casos una particular simbiosis en'eal Armería tre elementos orienta les y occidentales. Las armas conservadas son muy escasas, pero entre ellas sobresalen tres tipos propios, las espadas llamadas Jinetas, las dagas de orejas y las adargas. En este homenaje a mi Querido Juan Zozaya, en gran parte "culpa ble" de Que me dedicara al estudio del armamento, me he inclinado por las últimas dada su peculiar historia, gracias a la cual estos objetos andalusíes continuaron siendo usados hasta el siglo XIX bajo diversas circunstancias'. Traspasaron el marco cronológico anda lusí, fueron adoptadas en la corte de los Austrias y lerminaron sus días de servicio en la América borbónica. Aquí sólo nos proponemos trazar las di rec trices de su historia y re flexionar sobre algunos aspectos de este largo viaje, Que al fin y al cabo mantuvo en cierta manera vivo el recuerdo de al -Andalus. Para ello recurriré a la colección de la Real Armería de Madrid, cuyas adargas constituyen un conjunto único por su número y por contar con tres ejemplos excepcionales Que servirán de hilo conductor. La Real Armería conserva en la actualidad veintisiete adargas datadas entre la segunda mi tad del siglo XV y la primera mitad del siglo XVII, conjunto no valorado aún por la historiografía. Por razones de espacio, no es éste el lugar para presentar su catalogación completa, pero sí podemos ofrecer una lectura ilustrativa de la importancia del conjunto, rico en connotaciones históricas y artísticas. Tra dicionalmente algunas de ellas sólo habian sido tratadas de manera aislada como materiales de confrontación, o como objeto de un análisis somero por su participación en exposiciones temporales. La primera referencia como tal conjunto data del catálogo de la Real Armería de Juan Bautista Crooke y Navarrot, Conde Viudo de valencia de Don Juan, publicado en 1898'. En él se señala la existencia de veinte adargas, número Que en la actualidad se cifra en veintisiete. La diferencia entre ambos momentos se debe probablemente a un error en el recuento efectuado para la re dacción de dicho catálogo. Debemos tener en cuenta Que fue escrito tras el incendio Que en 1884 destruyó la sede fundacional de la colección, erigida frente al alcázar de Madrid por Felipe 11. En este incendio se perdió un número indeterminado de adargas, resultando dañadas gran parte de ellas. En el ca tálogo de la colección de 1849 se señalaba la existencia de entre cuatro y ocho adargas decoradas con sedas de colores entre las que se podian haber encontrado otras andalusíes' . 1 Para enmarcar el lema ver: Bultin. 1960; Soler del Campo. 1992,89·92 2 ValenCia de Don Juan. 1898: pp. 161-164.

1 Marlífl('1 del l?omero, 1849: p7, n 155. p.25, nOS3Z. pl7. n0556; pJ2, n"742; 1> 35, n"837. 85 1, 868; P 63, nOl.582 Q

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Al-ANDA lUS ESPA~O DE MUDAN~A. BAlAN~O DE 2S ANOS DE HISTÓRIA E ARQUEOlOG1A MEOIEVAIS. Homenagem a Juan ZOlaya 5tabel"Hansen. 5emmário InternaCional. Mérl ola 16, 17 e 18 de Maio de 2005

Como es sabido, las adargas fueron escudos de cuero introducidos en al-Andalus por contingentes norteafricanos hacia el segundo tercio del siglo Xtll. Estaban construidos con dos o más piezas de cuero plegadas y cosidas adaptándose a su forma. En el centro tenian una manija para ser asidas, no embrazadas, sobre una base ob longa festoneada en su extremo inferior y aco lchada. Por lo general eran lisas en el anverso, reservando la decoración en el reverso para disfrute de su propietario. La primera representación conocida procede del Códice Rico de los Cantigas de Santo Moría de Alfonso X el Sabio', ilustrado hacia 128",284. En ellas aparecen siendo utilizadas por caballería ligera que practica combate de tarna -ruye segú n la trad ición orienta l y anda lusí. Hasta entonces eran desconocidas en la Península, por lo que se le supone un origen norteafricano. Las Cantigas muestran dos tipos, acorazonadas y biva lvas, siendo este último el que perduró hasta su desaparición. Esta es la variante a la que responden las dos únicas adargas nazaríes conocidas, conservadas en la Hofjagd und Rüstkammare n del Kunsthistorisches Museum de Viena (inv . (,195) y en la Real Armería de Madrid (cal. n' 0.86). Es probable que su presencia en las dos grandes colecciones de la Casa de Austria se deba a que fueran parte de las armería de los Reyes Católicos, de Felipe el Hermoso o de Carlos V, pero no hay ningún documen to concluyen te al respecto. La colección imperia l española conservaba diez adargas entre 1544 y 1558 según el llamado Inventario iluminado de Carlos V, libro de acuare las conservado en la Real Armería de Madrid donde se reflejaron las armas de l emperador. Las adargas de Viena y Madrid son dos extraordinarias armas de parada que comparten unas características comunes, a pesar de la mayor riqueza del ejemplar vienés. En ambos el campo del reverso, donde se emplaza la decoraCión, está delimi tado por bandas de desigual envergadura que pueden contener meda llones circulares y ovalados alternos. En su decoración recurren a motivos vegetales y epigráficos, cuyo uso se documenta en las fuentes cristianas y musu lmanas de los siglos XI II y XIV . Para ello se utilizó una rica paleta de hilos de seda bordados de color rojo, amarillo, verde, blanco, negro y azul que rem ite a la apl icada en la azulejería contemporánea. El repertorio de asuntos es el recurrente en la tradición andalusí, flores de loto, la mano de Fátima, profesiones de Fe, jacu latorias etc. En la adarga de la Real Armería destaca la presencia del lema dinástico nazarí señalando su orrgen real. En los siglos XIV y XV las adargas fueron muy estimadas por los castellanos fronterizos que las incorporaron a sus equipos. Tras la conquista incluso fueron utilizadas en las campañas caste llanas en Italia. La táctica anda lu sí del "torna-fuye" dio lugar a su vez a los juegos de cañas, convertidos en el pasatiempo cabal leresco por excelencia de la cor te de los Austrias en los siglos XVI y XVII. En los Juegos de cañas se enfren taban dos equipos de caba ll eros, uno cristiano y otro musulmán, armados con cañas arrojadizas y adargas, dando lugar a una importa nte producción para satisfacer las necesidades de la corte. Estos juegos fueron un elemento hispano diferenciador fren te a la cultura cabal leresca borgoñona y los diferentes tipos de torneos practicados en Europa bajo su influjo. Por eso Cervantes armó a Don Qu ijote con una "adarga antigua", probablemente nazarí, en su primera salida, pero en la segunda la sustit uyó por una rodela . Si n duda su primer escudo sólo tenía como propósito subrayar la procedencia hispana del hida lgo. 4 Biblioteca del Real Monasteri o de San Lorenzo de El ES
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