Nota a Poeta en Nueva York de Federico García Lorca

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Descripción

Entre 1929 y 1930, Federico García Lorca pasó nueve meses en Nueva York y tres en La Habana. Durante su estancia en América, compuso muchos poemas que no se preocupó de reunir en un mismo libro hasta 1935. Solo entonces volvió a pensar en José Bergamín para publicar Poeta en Nueva York hasta que en algún momento del verano de 1936 le entregó el poemario original. Pero la guerra era inminente y los dos amigos no volvieron a verse. Tras el levantamiento militar contra el go bierno democrático y la toma de Granada, la Guardia Civil, escoltada por algunos derechistas sublevados, arrestó a Federico con el beneplácito del general Queipo de Llano. Lo fusilaron en medio de un camino, de madrugada. Acusado de trabajar para la República y ser homosexual. Acabada la guerra, Bergamín marchó al exilio y se llevó consigo el poemario origi nal. La primera edición de Poeta en Nueva York vio la luz en el México de 1940. Fue el testamento poético de alguien que quiso romper los límites de su voz y su sexualidad, una ametralladora de imágenes surrealistas, una desasosegante fusión de folclore y vanguardia, un grito contra el poder (económico, político o religio so), una mirada que buscaba la del oprimido y empatiza con los animales y la tie rra. Un poemario total. Testigo de excepción del Crac del 29, del hundimiento de la Bolsa de Wall Street, de las consecuencias de la desregulación del capital, el duende del poeta se alza contra la deshumanización de la ciudad desmedida. Y le canta a una época que, en definitiva, sigue siendo la nuestra. Pero a la primera edición de Poeta en Nueva York le faltaban algunos poemas. Hasta que en 2003 reapareció el original que Lorca legó a Bergamín, tras varias dé cadas en paradero desconocido, y supimos que aquellos textos eran “Amantes ase sinados por una perdiz” y “Crucifixión”. Esta es la primera edición dig i tal de Poeta en Nueva York que incluye los dos poemas que faltaban. Entonces también supimos que la intención del granadino siempre fue ilustrar su poemario: con fotos, postales, dibujos propios y fotomontajes. Pero ni Bergamín ni ningún otro editor posterior se atrevieron a recoger el guante. Esta es la primera edi ción de Poeta en Nueva York que sigue la última voluntad documentada de Lorca e ilustra el libro con fotografías de la época, dibujos del autor y collages di gitales de la artista Rocío Vicente.

Poeta en Nueva York como a Lorca le hubiera gustado. Como nunca lo has leído.

«Solo cuando leí las obras de Lorca comprendí que había una voz. Lorca me dio permiso para encontrar mi propia voz, mi propio yo». LEONARD COHEN «La expresión de Lorca tiene música, como toda la buena poesía». ENRIQUE MORENTE

FEDERICO GARCÍA LORCA (Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – camino de Víznar a Alfacar, Granada, Espa ña, 1936) fue uno de los grandes renovadores de la poesía y el teatro en español del siglo XX. Hijo de un terrate niente y una maestra de escuela, estudió piano y llevó una vida sin apuros económicos. Tras encauzar su voca ción en obras como Poema del cante jondo , se trasladó a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde forjó una apasionada amistad con Salvador Dalí y conoció a algu nos de los artistas más destacados de la época. De hecho, puede decirse que la poética de Lorca transita entre dos polos: el marcado por su educación en Granada y la pro vincia, influida por el folclore andaluz de un Antonio Ma chado o un Manuel de Falla, y el activado por su mudanza a la capital y su toma de contacto con rupturistas como Juan Ramón Jiménez o sus amigos vanguardistas de la Residencia. Entre 1929 y 1930, después del éxito de Romancero gitano , viajó a Nueva York y La Habana. Allí, cada vez más influido por el surrealismo, escribió Poeta en Nueva York , el guión de cine Viaje a la luna y los «dramas irrepresentables» Así que pasen cinco años y El público , una indagación, este último, sobre la homosexualidad y sus máscaras. Con la llegada a España de la democracia, el Mi nisterio de Instrucción Pública y Bellas Artes, dirigido por su amigo Fernando de los Ríos, le confió la codirección de La Barraca, la compañía de teatro universita rio que, en el marco de las Misiones Pedagógicas, representó por pueblos y ciuda des los clásicos del Siglo de Oro. Al mismo tiempo, contribuyó a modernizar el pa norama teatral con piezas como Yerma y Bodas de sangre y realizó largas estancias en Buenos Aires y Montevideo. Si no llegó a ver impreso Diván del Tamarit , su sensual homenaje a la poesía árabe granadina, la publicación de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y el estreno de La casa de Bernarda Alba confirmaron su consagración internacional. Se refugió en Granada antes del alzamiento militar contra la república de julio de 1936. Apenas un mes más tarde, los sublevados lo arresta ron y lo fusilaron en medio de un camino. Imagen: © Fundación Federico García Lorca. Huerta de San Vicente, Granada, 1932.

ROCÍO VICENTE (Almendralejo, Badajoz, España, 1981) es diseñadora gráfica e ilustradora. Virtuosa del collage, también practica el dibujo y el grabado. Tra bajó como escaparatista para una conocida cadena de venta de ropa durante casi siete años. En la actualidad, realiza un curso de ilustración editorial en la Es cuela Superior de Dibujo Profesional (ESDIP) de Madrid mientras customiza ropa y complementos para Odio Mistura.

Imagen: © Rocío Vicente, 2015.

Federico García Lorca

Poeta en Nueva York Con dibujos del autor y fotomontajes de Rocío Vicente

Versión 1.0: febrero de 2017 Edición, maquetación y notas de David Matías

© de la ilustración de portada y los fotomontajes, Rocío Vicente, 2017 © de las fotografías, sus autores © de esta edición, La Moderna. Librería digital, 2017 Madre Remedios Rodrigo, 8-1ºB 06800 Mérida (Badajoz, España) [email protected] www.librerialamoderna.com

ISBN: 978-84-946757-0-6

El editor autoriza la reproducción total o parcial de este libro siempre que sea para uso personal y nunca con fines comerciales. Siéntete libre de imprimir o prestar este libro. Lo que no puedes hacer es subirlo a un blog, una web o cualquier otro medio digital con el fin de difundirlo masivamente a través de Internet. De ti depende la continuidad de nuestro proyecto editorial.

Lista de fotografías y nota del editor

El 26 de junio de 1929 Federico García Lorca desembarcaba en Nueva York. Tenía treinta y un años y era la primera vez que salía de España. Llegó a la ciudad acompañando al político socialista Fernando de los Ríos y se hos pedó en las dependencias de la Columbia University, donde recibió algunas clases de inglés e impartió varias conferencias, y en el piso de un amigo. En total, pasó en Nueva York cerca de nueve meses. El 4 de marzo de 1930 par tió en dirección a La Habana y permaneció allí hasta que el 30 de junio otro barco lo devolvió a las costas de Cádiz. Había estado fuera algo más de un año. La experiencia y la imaginación de Federico en ambas ciudades cristaliza ron en una buena cantidad de poemas que, a fuego lento y tras no pocas re formulaciones, fue conformando un libro autónomo. Lo anunció en algunas entrevistas y lo dio a probar en varios recitales, pero no se preocupó de pre pararlo para su publicación hasta 1935, cuando inició un proceso de localiza ción de poemas, organización de secciones, revisión y corrección que solo culminó en julio de 1936, muy poco antes de su muerte. Para terminar de dar a luz Poeta en Nueva York , Lorca volvió a confiar en su amigo José Bergamín, con quien en aquellos mismos años ya había dado a la imprenta dos obras, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y Bodas de sangre . Ambas aparecieron en las Ediciones del Árbol, el servicio de publica ción de libros de la revista Cruz y Raya que reunía a los poetas más destacados de su generación. A lo largo de aquel 1936, Federico visitó varias veces a su editor en la sede de la revista para arreglar la forma final de Poeta en Nueva York . En algún momento del verano, cuando Bergamín estaba ausente, le dejó el original preparado para su publicación y una nota que decía: «Querido Pepe: He estado a verte y creo que volveré mañana. Abrazos de Fe derico». Pero todo apunta a que los dos amigos no volvieron a verse antes de

que el poeta saliera para la finca familiar de la Huerta de San Vicente la no che del 13 de julio. La guerra era inminente. Tras la sublevación militar contra el gobierno democrático y la toma de Granada, Lorca buscó refugio en la casa de los Rosales. Varios miembros de la familia, amigos suyos, eran destacados falangistas. Sin embargo, el 16 de agosto de 1936 la Guardia Civil, acompañada por algunos derechistas suble vados, se presentó en la casa para arrestarlo. Fue puesto a disposición del Gobierno Civil y condenado a muerte con el beneplácito del Jefe del Ejército del Sur, el sanguinario general Queipo de Llano. Federico fue fusilado en medio de un camino, de madrugada. Se le acusaba de trabajar para la República y ser homosexual. El original que Lorca le dejó a Bergamín, su testamento poético, era un compendio de hojas de distinta procedencia: en su mayoría mecanografiadas por varias manos, pero también incluía algunos autógrafos y pruebas de im prenta. Su autor preparó además seis notas recordatorias con los títulos de los poemas cuyos originales no había podido reunir (a menudo solía regalar los a sus amigos), en qué sección del libro debían insertarse y dónde podían conseguirse. Tras la guerra, Bergamín se exilió en México y se llevó el origi nal consigo. Allí fundó la Editorial Séneca para dar continuidad a la labor de las Ediciones del Árbol. En junio de 1940, por fin, el nuevo sello alumbró la primera edición de Poeta en Nueva York . Apenas un mes antes, en un lanzamiento simultáneo orquestado por Bergamín, había aparecido en pleno Manhattan la primera edición en inglés, traducida por Rolfe Humphries y publicada por W. W. Norton. El equipo de la Editorial Séneca logró localizar tres de los poemas que faltaban en el original (el propio Lorca adjuntó uno de ellos antes de entre garlo todo) y los incluyó en su edición, pero no consiguió encontrar otros dos. Se trata de “Amantes asesinados por una perdiz” y “Crucifixión”, que tampoco figuran en versiones posteriores. Esta es la primera vez que una edición digital recoge ambos poemas, tal como quería Lorca. Tras su publi cación, el original de Poeta en Nueva York pasó por varias manos, siempre en paradero desconocido, hasta que reapareció en 1999. La Fundación Fede rico García Lorca lo adquirió en 2003. Esta es, de nuevo, la primera edición digital preparada siguiendo el original de 1935-1936 o, lo que es lo mismo, la última voluntad documentada del poeta. La primera versión en papel que si guió tan de cerca el texto del original, más incluso que la del propio Berga -

mín, fue la que el profesor Andrew A. Anderson confeccionó para Galaxia Gutenberg en 2013. Federico anunció en varias entrevistas y a algunos amigos su intención de ilustrar Poeta en Nueva York . Con fotografías, postales que se había traído de América (algunas de ellas en color), fotomontajes e incluso sus propios dibujos. Aunque el original que Lorca dejó en la sede de la revista Cruz y Raya contenía una lista de ilustraciones, p. 117, Bergamín cuenta que logró convencerle de que unas imágenes tan feas estropearían la versión definitiva. La primera edición mexicana salió solo con cuatro dibujos del poeta. En cualquier caso, diga la verdad o no Bergamín, en el primer Poeta en Nueva York prevaleció la voluntad del editor sobre la del autor. Al parecer, lo tópico y turístico de la lista de fotografías contrastaba demasiado con lo rompedor y vanguardista de los versos. Pero ¿qué era Federico sino un joven de provin cias recién llegado a la capital del mundo tras dejar atrás su tierra por prime ra vez? Ningún editor se ha atrevido nunca a contradecir a Bergamín e ilus trar Poeta en Nueva York con las imágenes que el poeta dejó indicadas. Somos los primeros en recoger el guante y publicar el libro tal como quería su autor. Por supuesto, las fotografías originales se perdieron y ya solo hay lu gar para la interpretación. He aquí la nuestra. El orden de los elementos de la lista permite entrever la equivalencia de algunas imágenes con cada sección del poemario, mientras otras muchas pa recen directamente inspiradas por algún poema en concreto. Hemos intenta do reunir fotografías y postales de la época con la esperanza de que se parez can a las que pudo ver y elegir Federico, vate y turista: 1. “Estatua de la Libertad”, p. 8. La fotografía elegida lleva por título “Graf Zeppelin sobre la Estatua de la Libertad” y la publicó The New York Journal-American el 31 de diciembre de 1929, mientras el poeta se encontraba en la ciudad. 2. “Estudiantes bailando vestidos de mujer”, p. 14. En algunos momen tos de la lista, Lorca sugiere el empleo del fotomontaje. En tales casos, hemos recurrido a los collages digitales de la artista Rocío Vicente para ilustrarlos. De acuerdo con las indicaciones del autor, la imagen que nos ocupa no es uno de ellos, pero, dadas las dificultades para encontrar una fotografía de la época afín al título, así como, por otra parte, su capacidad de sugerencia, también en este caso hemos

considerado adecuado (y respetuoso con el plan general del poemario) abundar en la técnica del fotomontaje. Como puede apreciarse, las yuxtaposiciones de Vicente ponen en marcha sentidos nuevos de un modo similar al de la poética surrealista del propio Lorca. 3. “Negro quemado”, p. 20. En la primavera o el verano de 1936, Rafael Sánchez Ventura, que tres años antes había sido ayudante de dirección de Buñuel en Las Hurdes. Tierra sin pan , acompañó a su amigo Federico, al que había conocido en la Residencia de Estudiantes, a ojear li bros sobre los Estados Unidos de los que extraer algunas fotografías para ilustrar Poeta en Nueva York . A los dos les impresionó mucho la foto de un negro al que una turba de blancos había prendido fuego. Algunos años antes, en 1919, habían tenido lugar los disturbios racia les de Omaha (Nebraska). En medio de la espiral de violencia que re corrió la ciudad, un grupo de blancos se reunió para linchar al obrero Will Brown. La imagen de su cadáver en la hoguera que presentamos aquí, o una muy parecida, bien pudo ser la que tanto impactó a los dos amigos. 4. “Negro de frac”, p. 23. En contraste con la anterior, Lorca pensó en la siguiente imagen, símbolo del éxito de la entonces minoría afroameri cana o, por el contrario, de su adecuación a los códigos y costumbres de la mayoría procedente de Europa. Hemos elegido una foto promocional del músico de jazz neoyorquino Cab Calloway. Es una de las que le tomó James Kriegsmann para celebrar su firma con el sello dis cográfico Variety, recién creado por su manager, Irving Mills, en 1937. 5. “Wall Street”, p. 31. Nuestra interpretación de la quinta fotografía lle va por título “Manhattan: Wall Street-Nassau Street”. La tomó Ewing Galloway en 1929 y ahora se encuentra en la New York Public Library. 6. “Broadway 1830”, p. 34. Los estudiosos de la obra de Lorca suelen aceptar que se trata de una errata y que, en realidad, el poeta quería una foto del famoso bulevar en 1930. Proponemos una imagen de la fachada del también célebre Teatro Rivoli de Broadway, de autor y fe cha desconocidos (pero presumiblemente cercana). Puede consultarse una copia en la New York Public Library.

7. “Multitud”, p. 40. Miles de bañistas en la playa de Coney Island retra tados por Ewing Galloway alrededor de 1925 en una instantánea ahora custodiada por la New York Public Library. 8. “Desierto”, p. 42. Recién llegado a la ciudad, Lorca visitó la playa de Coney Island durante el fin de semana del 4 de julio y pudo contemplar a alrededor de un millón de personas celebrando el Día de la In dependencia de los Estados Unidos. Al poeta le causó una triste impre sión la enorme cantidad de basura que generaba la multitud y lo solo que podía llegar a sentirse entre ella un español del sur. Es por estas palabras por las que hemos decidido asociar la imagen del “Desierto” con el poema “Paisaje de la multitud que orina”, con el fin de que for men un díptico con la composición anterior (y una antítesis entre el paisaje exterior al poeta y el de su interior). Para ilustrar esta segunda dimensión hemos encontrado una postal del desierto de Maine, estado vecino del de Vermont, donde Lorca pasó unos días en casa de unos amigos. Dibujada entre 1930 y 1945, puede disponerse de una copia en la Boston Public Library. 9. “Máscaras africanas”, p. 46. Miembros de la sociedad secreta de los Kuosi o guerreros del elefante posan ante el objetivo de un misionero francés en el mercado de Bandjoun (Camerún) en 1930. La fotografía puede verse hoy en el Musée du Quai Branly – Jacques Chirac de Pa rís. 10. “Fotomontaje de calle con sierpes y fieras”, p. 49. Collage digital de Rocío Vicente. 11. “Pinos y lago”, p. 55. Postal del monte Norris y el lago Eden (Ver mont) impresa por The Townview Card co. de Portland (Maine) entre 1915 y 1930. En agosto de 1929, Federico posó junto a la familia Cum mings frente al mismo lago, en una foto muy parecida a dicha postal. 12. “Foto rural americana”, p. 61. La ilustración “Vista de Newburgh” for mó parte de la memoria editada por William L. Stone y Cadwallader D. Colden en 1826 para celebrar el fin de las obras de canalización de las aguas de Nueva York.

13. A pesar de su posición en la lista, el título de esta fotografía parece inspirado por la pieza “New York (Oficina y denuncia)”, p. 87. En 1929, el mismo año que Lorca paseaba por las calles de la urbe, Eli Lo tar, que poco después se uniría a Buñuel y Sánchez Ventura como di rector de fotografía de Tierra sin pan , aceptaba el encargo de ilustrar la entrada correspondiente a “Abattoir” en el diccionario que acompañaba al magazine de George Bataille. El resultado fue una serie de inquietantes instantáneas sobre un matadero parisién de la que forma parte nuestra elegida. 14. “Foto de la Bolsa”, p. 85. De autor desconocido, la imagen condensa la incertidumbre que se apoderó de Wall Street tras el hundimiento de la bolsa aquel Jueves Negro de 1929. La fotografía apareció al día siguiente, el 25 de octubre, en la portada del London Herald. 15. “Foto del Papa con plumas”, p. 97. Pío XI con tiara y plumas de aves truz al fondo. Sumo pontífice entre 1922 y 1939, hoy se le recuerda es pecialmente por su anticomunismo y sus pactos con la Italia fascista, primero, y la Alemania nazi, después. 16. “Fotomontaje de la cabeza de Walt Whitman con la barba llena de mariposas”, p. 101. Collage digital de Rocío Vicente. 17. “Foto de mar”, p. 107. Esta fotografía, titulada “East River – Costa y skyline de Lower Manhattan – Ferry sur – Puente de Williamsburg”, la tomó Edwin Levick alrededor de 1915 y hoy se conserva en la New York Public Library. 18. “Paisaje de La Habana”, p. 113. La postal “Habana: Avenida de Maceo o Malecón” muestra el famoso Malecón habanero a su paso por la Ca leta de San Lázaro en la década de 1930. La primera edición de Poeta en Nueva York , publicada en México por la Editorial Séneca (1940), salió de imprenta ilustrada con cuatro dibujos de Lorca, no sabemos si seleccionados por Bergamín o por el propio autor. Mientras la pertenencia al período americano del titulado (como el resto, por convención crítica) “Autorretrato en Nueva York” está fuera de toda dis cusión (por la presencia de elementos como el rostro, los rascacielos o los

animales fantásticos), algunos estudiosos ponen en duda la fecha de compo sición (y, por tanto, la pertinencia) de los otros tres. En “Autorretrato en Nueva York”, p. 10, Lorca usó tinta china sobre papel. Pertenece a la colec ción familiar de los herederos del músico Juan Vicente Lecuna, amigo de Bergamín. Realizado entre 1929 y 1930, el dibujo conocido como “Joven y pi rámides o “Sueño de las ciudades” (tinta china y lápices de colores sobre pa pel), p. 38, forma parte de la colección Luis Cardoza y Aragón. Federico se encontraba en pleno Wall Street el mismo día que se produjo el Crac del 29. Cuando logró escapar del caos y el pánico, encontró la Sexta Avenida corta da al tráfico. Un banquero, un altísimo pelirrojo, se había tirado por la ven tana de su habitación en la decimosexta planta de un hotel. Desde entonces, explicó en una carta a su familia, el poeta no pudo quitarse de la cabeza el contraste de las enormes manos blancas del suicida contra el cemento gris de la calle. Otros elementos que figuran en el dibujo y apuntalan su vincula ción con el suceso de aquel día son las pirámides y el ojo sobre una de ellas (que parecen remitir al reverso de los billetes de un dólar), la tumba abierta, el uso del color rojo y las manos del personaje en primer plano. Actualmen te, los originales de “Busto de hombre muerto”, p. 69, y “Bosque sexual”, p. 110, se encuentran en paradero desconocido. Como hemos dicho más arriba, el original que Lorca legó a Bergamín para que se lo publicara estaba formado por páginas mecanoscritas, manus critas e impresas, de modo que hemos considerado oportuno incluir una reproducción digital de algunas de ellas para ilustrar su diversidad. Es más, aunque es claro que el poeta no tenía ninguna intención de publicar los bo rradores de sus poemas, su incorporación a esta edición da buena muestra de su forma de trabajar: volviendo una y otra vez sobre sus versos para ta char y corregir. Manuscritos son los originales de “Vuelta de paseo”, p. 12, y “Niña ahogada en el pozo”, p. 66. Ambos datan, respectivamente, de 1929 y 1930, mientras el mecanoscrito de “Nacimiento de Cristo”, p. 52, procede de la primavera de 1936. Por su parte, la copia de “Ruina”, p. 76, es una hoja im presa como prueba del número de enero de 1931 de Revista de Occidente . Las cinco piezas listadas forman parte del original de 1935-1936 que obra en poder de la Fundación Federico García Lorca. No forma parte de él, sin embargo, el mecanoscrito de “Amantes asesinados por una perdiz”, p. 81, que esta edición adjunta al poema. Como el equipo de Bergamín en México no tuvo éxito en localizar una copia del mismo, hasta una fecha tan tardía como

2013 no apareció en ninguna de las versiones de Poeta en Nueva York . Lorca lo compuso antes de su viaje a América, pero, tras revisarlo durante su es tancia en La Habana, decidió añadirlo al boceto definitivo. Se cree que exis ten (o existieron) tres variantes del poema. Esta que reproducimos aquí per teneció a Miguel Benítez Inglott, amigo y frecuente mecanógrafo de Federi co, hasta que se la regaló a Rafael Roca Suárez, administrador de la revista Planas de Poesía , en cuyo número XI se publicó transcrita. Era 1950. Por úl timo, adjuntamos como colofón la nota que Lorca dejó a Bergamín cuando no lo encontró en la sede de Cruz y Raya /Ediciones del Árbol. El original puede consultarse también en la sede en Madrid de la Fundación dedicada al poeta. No estará de más, para terminar, recordar las palabras que dejó escri tas en ella: «Querido Pepe: He estado a verte y creo que volveré mañana. Abrazos de Federico».

Índice I. POEMAS DE LA SOLEDAD EN COLUMBIA UNIVERSITY . . . . . . . . . Vuelta de paseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1910 (Intermedio) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fábula y rueda de los tres amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tu infancia en Menton . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

8 11 13 15 18

II. LOS NEGROS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Norma y paraíso de los negros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El rey de Harlem . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Iglesia abandonada (Balada de la Gran Guerra) . . . . . . . . . . . . . . . . . .

20 22 24 29

III. CALLES Y SUEÑOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Danza de la muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Paisaje de la multitud que vomita (Anochecer de Coney Island) . . . . . Paisaje de la multitud que orina (Nocturno de Battery Place) . . . . . . . Asesinato (Dos voces de madrugada en Riverside Drive) . . . . . . . . . . Navidad en el Hudson . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge) . . . . . . . . . . . . . . . Panorama ciego de Nueva York . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nacimiento de Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La aurora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

31 35 39 41 43 44 47 50 53 54

IV. POEMAS DEL LAGO EDEN MILLS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Poema doble del Lago Eden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 Cielo vivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 V. EN LA CABAÑA DEL FARMER (CAMPO DE NEWBURGH) . . . . . . . El niño Stanton . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Niña ahogada en el pozo (Granada y Newburgh) . . . . . . . . . . . . . . . . .

61 63 65 67

VI. INTRODUCCIÓN A LA MUERTE (POEMAS DE LA SOLEDAD EN VERMONT) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nocturno del hueco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Paisaje con dos tumbas y un perro asirio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ruina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Amantes asesinados por una perdiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Luna y panorama de los insectos (Poema de amor) . . . . . . . . . . . . . .

69 71 72 75 77 79 82

VII. VUELTA A LA CIUDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . New York (Oficina y denuncia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cementerio judío . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Crucifixión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

85 88 91 93

VIII. DOS ODAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Grito hacia Roma (Desde la torre del Chrysler Building) . . . . . . . . . . 98 Oda a Walt Whitman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 IX. HUIDA DE NUEVA YORK (DOS VALSES HACIA LA CIVILIZACIÓN) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Pequeño vals vienés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Vals en las ramas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111 X. EL POETA LLEGA A LA HABANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Son de negros en Cuba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 LISTA DE FOTOGRAFÍAS Y NOTA DEL EDITOR . . . . . . . . . . . . . . . .

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