No me conecto, luego existo [citado en \'Mujer Hoy\' 24/10/2015]

June 19, 2017 | Autor: Javier Serrano-Puche | Categoría: Mobile Technology, Celebrity Culture, Redes sociales, EDUCACIÓN MEDIÁTICA
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Warhol tenía razón: todos podemos ser microfamosos. La paradoja es que ahora la única vía de hacerse notar es desconectarse. ¿Borrar los perfiles sociales y desaparecer de la plaza pública 3.0. es posible? ¿Cuál es el precio? Por Elena de los Ríos

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Foto: Florian Sommet / folio-id.com

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“Lo chic de lo chic será no aparecer en Google”, ha afirmado hace no tanto Philo, elaborando una categoría absolutamente imposible para cualquiera que haya nacido después del 75. ¿Un ejemplo? Lena Dunham (creadora y protagonista de Girls) acaba de dejar Twitter por los insultos que recibe cada vez que cuelga una foto suya ligera de ropa. En realidad, su deserción tiene trampa: simplemente se desentiende de su cuenta y la deja en manos de un community manager. Con el grueso de su público entre la generación millenial (menores de 35) desaparecer de las redes sería un suicidio profesional, pero dice que está harta “y no quiero que las adolescentes que entran en mi perfil lean que mi cuerpo es obeso y repugnante”. George Clooney es el odiador oficial de Twitter y ha dicho en más de una ocasión que hace falta mucho aguante para soportar el nivel de escrutinio y críticas a las que se somete a las celebrities: “Casi el de un maestro Zen”.

ener o no tener Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest. Esa es la cuestión. Algo que puede parecer un poco banal en primera instancia, pero que lleva a reflexionar sobre cuestiones vitales en este confuso siglo XXI. Propongo que las recorramos de lo superficial a lo personal: de la lógica de la moda y el marketing personal que impera en las redes, a lo que atañe a nuesPero más allá de lo vulnerables que nos hace el exhibicionistras relaciones personales con colegas, mo, este asunto de la mayor o menor visibilidad tiene reperfamilia y amigos. Porque, nos guste o no, cusiones incluso en el símbolo sagrado del imperio del lujo: son las reglas del mercado las que, de los logos. En franco retroceso desde hace años debido a su alguna manera, aceptamos cuando navulgarización en el mundo de la copia y la manta, hoy se los vegamos por los distintos planetas del cuestiona por un cierto sentimiento de culpa en el huracán de mundo digital. Y probablemente sean la crisis. Goyo Fernández, propietario de la tienda de lujo maesas mismas reglas las que terminan drileña Just One, explica que “el nuevo lujo es llevar calidad, molestándonos cuando hemos de aplino marcas”. La discreción, qué paradoja, aumenta conforme lo hace la desigualdad. Si existe un argumento de lo exclusicarlas a seres de carne y hueso. A novo, ese es incontestable: ni los elusivos Rothschild escapan al sotros mismos. Aunque las firmas de moda escrutinio de la red de redes. En esa misma clave, no pueden, hoy por hoy, sorpresumir de tropecientos seguidores en cualquier tear la red social, es cierto que Desaparecer red resulta vulgar. algunos de los más grandes Por hache (el deseo de ser exclusivo) o por be (el puede ser un diseñadores optan por evitar disimulo de los que tienen), la discreción se conesnobismo o vierte en un valor en alza. Pasar inadvertido es sínel culto a la personalidad que una liberación, toma de buen gusto, equilibrio y privilegio, mienconlleva su prestigio. Impopero no estar tras que hacerse notar pertenece al imperio de lo sible conocer si ese impulso nace de un rechazo real a tiene un precio. popular, lo masivo y lo vulgar. Proliferan los libros que ensalzan la bondad de los silentes, los tímidos, convertirse ellos mismos en otro producto o de una volos callados. El poder de los introvertidos (RBA), de luntad de llamar la atención por la vía Susan Cain, expone cómo el mundo está fabricado a la medide la desaparición. Phoebe Philo, el ceda de la extroversión y saca del cajón de los bichos raros a los rebro de Céline, parece ser de las piopoco dados a compartir. Pero es La discreción (no publicado neras, mientras que Nicolas Ghesquière, en España), de Pierre Zaoui, el que apuesta por esta cualidad en las antípodas de la visibilidad de su como renuncia a la expresión de poderío personal, contenpredecesor en Louis Vuitton, Marc Jación de la vanidad y repulsa al narcisismo implícito en el uso cobs, se niega a considerar una fuerza de las redes. No bombardear con selfies, no opinar de todo. del mal a Twitter y compañía: “Son una Dar un paso atrás par encontrar “el bienestar del niño al que no llaman a la pizarra y que puede quedarse en el fondo de la herramienta que juega a nuestro favor, pero hay que usarlas moderadamente, clase y soñar mientras contempla a sus compañeros”. porque son adictivas. Lo que me gusta de ellas es que funcionan como un collage del estado mental de todos”.

El arte de pasar desapercibido

24 de octubre de 2015 | mujerhoy

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Tendencias KRISTEN STEWART

muy bien con el smartphone”, ha confesado en más de una ocasión.

Helen Mirren La actriz confesó que borró su perfil de Facebook al día siguiente de abrirlo: “No quiero saber nada de desconocidos que quieren ser mis amigos”.

GEORGE CLOONEY

HELEN MIRREN

Rebelión unplugged Kristen Stewart Se niega a aparecer en las redes, ni siquiera en Instagram: “Para mí no tiene ningún sentido hablar con gente que no conozco”.

Jennifer fer ce Lawrence

JONATHAN FRANZEN

El hackeo de e su ordenador no e la ayudó a que ra actriz abriera sus brazos a la red social. o “No me llevo

George Clooney El odiador oficial de Twitter declaró que “los famosos que usan las redes son idiotas”.

Jonathan Franzen El novelista puede permitirse no mantener perfiles personales en la red social, pero internet es permanente argumento de sus polémicas socio-literarias. Opina que es una distracción tonta y un medio d de vigilancia. Resulta logra que se hable Resultado: de él, a aunque sea para ataca atacarle.

Lena Dunham Aca de dejar Twitter Acaba po por los insultos, pero en rea realidad, su deserción tien tiene trampa: deja su cu cuenta en manos de un co community manager.

Phoebe Philo

LENA DUNHAM 20 | mujerhoy | 24 de octubre de 2015

PHOEBE PHILO

La diseñadora es una de las abanderadas del movim movimiento antiinternet. De hecho, le encantaría ser una de esas personas a las que no se pued puede googlear.

El placer de esfumarse Javier Serrano Puche, profesor de Comunicación Pública de la Universidad de Navarra, defiende la “dieta digital” para evitar el enganche psicológico que conduce a muchas personas a la nomofobia, una dependencia tal del móvil que hasta hace que escuchemos alertas inexistentes. “Estamos ante una de las paradojas de nuestro tiempo. Por un lado nos gusta estar conectados. Estar conectado es estar visible. Sin embargo, eso mismo se experimenta a menudo como una tiranía. Hay que estar siempre disponible. Desconectarse es, en ese sentido, un acto contracultural”, explica Serrano Puche. Efectivamente: existe cierta mística de la desaparición, un impulso pocas ve-

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Fotos: Corbis / Cordonpress / Gettyimages / GTres.

JENNIFER LAWRENCE

Hay, sin embargo, argumentos más inmediatos que coinciden en la conveniencia de esfumarse. Está, en primer lugar, la problemática de la adicción, ese impulso irrefrenable de compartir o de vigilar que nos lleva a preferir lo que sucede tras la pantalla a las potenciales actividades en el mundo material. Un estado de conexión permanente “provoca inquietud, falta de concentración y alteraciones del ánimo”, asegura la psicóloga Begoña Carbelo. Cuando llegamos a este extremo, es más que probable que tengamos un problema. “Si una persona no es capaz de renunciar y centrarse en otras cosas, puede verse afectada su capacidad para disfrutar”, considera la psicóloga, que también advierte sobre cómo puede deteriorase nuestra capacidad para estar con otras personas y relacionarnos. Otra situación extrema: la imposibilidad de cortar relaciones. Antes de las redes, cuando se perdía la relación con un amigo o se terminaba un noviazgo, se cumplía un período de duelo, sin contacto, que favorecía la reconstrucción de la propia vida. “Actualmente, siempre existe la posibilidad de saber algo de la otra persona, espiar su Facebook, revisar su última conexión a Whatsapp o mirar sus fotos de las últimas vacaciones”, explica la psicóloga clínica Rosa Fernández Marcote, miembro de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD). En esas condiciones, pasar página resulta casi imposible. Mejor desconectarse.

ces seguido de quemar todos los puenimperfectos en la más estricta intimidad, como si se censurara tes digitales, de decir: “Ahí os quedáis”. o nos lo autocensuráramos por intuir que no le viene bien al ¿De dónde procede ese hartazgo sordo sujeto-producto en el que nos convierten las redes. ¿Se puede ser sin demasiada producción en la red social? pero tan común? Desaparecer puede ser una liberación Se puede, pero tendríamos que aprender a convertir nuesde las expectativas que nos acetra casa digital en eso mismo, en una casa a la que chan en los ojos de los otros, invitamos a amigos y familia, ante los que podeexpresadas por el número de mos mostrarnos tal y como somos. U optar por lo likes que logra cada manifesQuerer estar contrario, por enfocarla como escaparate profetación de nuestra subjetividad. como persona sional, y aprender a construir la imagen de nosoEstá, además, la presión extra y producto a tros mismos que más nos conviene a los ojos de que supone contemplar el inla vez genera los empleadores. Lo que es complicado es querer genio, felicidad o belleza proestar como producto y como persona a la vez: esa confusión. ducida por otros en la red soesquizofrenia provoca muchas frustraciones y macial. No es ya que nos asombre los entendidos. Lo que quizá no sirve de mucho es la perfección de todo lo ajeno, desaparecer completamente. En lo personal, porsino que sentimos que, de alguna maneque la renuncia solo se lo pone más difícil a los que quieren ra, hemos de estar al nivel. Confrontados saber de ti y no tienen otra vía más fácil para hacerlo. En lo con nuestra propia imposibilidad y/o desprofesional, porque va en contra de la visibilidad y de la pogana para competir en este mercado de sibilidad de construir la propia reputación. Alfonso Alcántara, las ilusiones, hacer mutis se convierte en experto en búsqueda de trabajo en internet, define las redes una salida deseable. Parece que solo nos como las nuevas páginas amarillas. Y concluye: “Estar en las atrevemos a mostrarnos vulnerables e redes es muy barato, pero no estar puede salir muy caro”. ●

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