Neuropolítica: un enfoque para el análisis del comportamiento administrativo y diseño de políticas

August 20, 2017 | Autor: M. Sanchez Ramos | Categoría: Public Administration, Political Science, Public Administration and Policy
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Descripción

Neuropolítica: un enfoque para el análisis del comportamiento administrativo y diseño de políticas Miguel Ángel Sánchez Ramos [email protected] Mtro. Ricardo Cortés Padilla [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México Centro Universitario UAEM Amecameca

Eje temático

Work prepared to be presented at the “2nd International Congress of the Mexican Association of Political Science (AMECIP), organized in collaboration with the Autonomous University of the State of Mexico, in the City of Toluca on September 11th, 12th and 13th, 2014

Key words: Neuropolitics, constructivism, public policy, administrative behavior

Neuropolítica: un enfoque para el análisis del comportamiento administrativo y diseño de políticas Dr. Miguel Ángel Sánchez Ramos Mtro. Ricardo Cortés Padilla

Resumen La neuropolítica como disciplina de las neurociencias considera que el comportamiento humano está definido por interacciones que pueden ser producidas por las emociones o por la racionalidad y que los procesos cognitivos incorporan ambas manifestaciones. Así la neuropolítica ofrece un modelo de comprensión de las instituciones y de los aprendizajes sociales considerados estos como históricamente transmitidos de generación en generación y legitimadores de procesos sociales, como si se tratara de una programación de comportamiento. La interacción intersubjetiva establece la construcción de conocimientos sociales que pueden establecer la explicación y, a su vez, la modificación de los comportamientos administrativos que impacten en el diseño de políticas públicas consensadas desde el constructivismo social, alentando la toma de decisiones y las acciones con interpretaciones compartidas. Así, la política pública es comprendida como aprendizaje colectivo, reflejo de un comportamiento administrativo que comprende la racionalidad y la interacción intersubjetiva como elementos que propician la construcción del conocimiento social. El objetivo de la ponencia pretende demostrar que en el proceso de interacción social, los mapas mentales se socializan para construir las interpretaciones del contexto y de esa manera se generan comportamientos administrativos adaptados y se diseñan políticas públicas acordes a los problemas sociales construidos como públicos.

Para lograr esto, la exposición de la ponencia se estructura en cuatro partes, la primera consiste en la exposición de los principios de la neuropolítica; la segunda ubica a esta en la psicología cognitiva y, en específico, en el constructivismo social; la tercera parte presenta la explicación de un enfoque alterno para comprender el comportamiento administrativo; y por último, la estrategia de diseñar políticas públicas desde la perspectiva de la neuropolítica y el constructivismo social. Los aportes que se pretenden desde la argumentación y con los referentes empíricos que se compartan es posicionar al constructivismo como paradigma y la neuropolítica como enfoque, alternos a la explicación del comportamiento administrativo y al diseño de políticas públicas con un proceso de mejor comprensión del funcionamiento de las instituciones. Palabras clave: Neuropolítica,

constructivismo,

políticas

públicas,

comportamiento

administrativo.

1. Principios de la Neuropolítica

En los últimos años el tema de la neuropolítica ha venido tomando cada vez más fuerza como disciplina de las neurociencias, en la que se estudia el funcionamiento del cerebro humano en relación con la toma de decisiones y el comportamiento del hombre, en su papel de ciudadano en el marco de las relaciones del poder político. Esto es, el análisis del comportamiento del ser humano en respuesta a los estímulos de la comunicación política, en donde la comunicación a través del lenguaje se convierte en la herramienta fundamental para transmitir valores y sentimientos de empatía o rechazo en pos de una relación de convivencia y cohesión social, que influyen de manera directa en la toma de decisiones de los ciudadanos frente al ejercicio del poder político (Gutiérrez-Rubí, 2012).

De tal manera que la comunicación política ha venido tomando cada vez más relevancia en el contexto del proceso de democratización de nuestras sociedades, en el que la competencia por los puestos de dirección entre los partidos políticos ha conducido a desarrollar cada vez más las herramientas y los mecanismos de persuasión político-ideológica para la conquista del poder, y para ello, ha sido necesario estudiar con mayor profundidad los estímulosrespuesta del cerebro humano, poniendo énfasis en el papel que cumplen las emociones, sentimientos y valores en la construcción de la identidad y participación política. Uno de los descubrimientos más importantes a que ha arribado la neuropolítica es el hecho irrefutable de que la conducta de los ciudadanos en términos de empatía o rechazo, participación o apatía política, es el resultado de la configuración de las emociones y sentimientos que se generan en el cerebro humano por medio de la comunicación a través del lenguaje hablado y no hablado. En tal sentido, el gran reto de los partidos políticos es desarrollar el sistema político democrático con base en la empatía que puedan generar con los ciudadanos. De acuerdo con Frans de Waal (2011) la empatía es un proceso social de relación, imitación e integración en comunidad, que se encuentra de manera natural en las neuronas del ser humano, en donde el pensamiento es el resultado de un proceso de introyección e imitación que permite la unidad y la cohesión social. En este tenor Cristina Sáez (2014) sostiene que la empatía es una habilidad instintiva de los individuos para ponerse en el lugar de los otros, enarbolando una actitud de solidaridad para compartir alegrías y sufrimientos con las personas que se relacionan, por tanto, la empatía hace posible que los seres humanos seamos capaces de establecer relaciones mediadas por los sentimientos de solidaridad, de unidad y de convivencia social, sin lo cual la especie humana difícilmente hubiera sobrevivido. A partir de los estudios de neurociencia por parte de Christian Keysers (2011), autor del libro El cerebro empático, descubrió que la clave para entender la empatía se encuentra en las “neuronas espejo” dado que el estudio de éstas permiten leer la mente de los demás y contagiarse de sus emociones, así como

entender el comportamiento humano. Debido a que las neuronas espejo conectan a las personas emocionalmente de manera natural. Por otro lado, se ha descubierto que la toma de decisiones de los seres humanos se realiza utilizando únicamente el 20% de información que almacenamos en la parte consciente del cerebro, y en cambio utilizamos aproximadamente el 80% de información guardada en el inconsciente, lo cual ha llevado a los investigadores de la neurociencia a establecer que la inteligencia creadora de los ciudadanos trabaja fuera de la conciencia, y en consecuencia, la libertad para actuar está potenciada por el conocimiento inconsciente, a través de las percepciones, emociones, valores, razonamientos. Así pues, hay que advertir que incluso si la empatía tiene sus raíces en la naturaleza, las personas no se guiarán por ella a menos que tengan un cierto tipo de experiencias vitales que dirijan su orientación hacia otros seres humanos y hacia sí mismos. Y por consiguiente, el modo en que se nos educa y se nos entretiene evita que nos enteremos, o que entendamos, el dolor de los demás. Las circunstancias pueden bloquear o abrumar nuestras percepciones, volviéndonos incapaces de reconocer y dar expresión a nuestros sentimientos morales. Por ejemplo, si se infunde temor de una escasez creada artificialmente, esto puede atenuar la respuesta empática (Olson, 2008). En este sentido, la cultura es un elemento de primer orden que fomentará o inhibirá nuestros lazos de comunicación empática, y por ende la comunicación se constituye como determinante para fomentar o bloquear la respuesta empática. En consecuencia, la neuropolítica puede ser utilizada para seguir manteniendo una hegemonía política, en términos gramscianos, como dirección intelectual y moral, acorde con los intereses y valores de la clase en el poder, o puede ser la gran herramienta que potencie el desarrollo de las instituciones democráticas y en consecuencia el desarrollo libre de los ciudadanos, así como de sus condiciones de vida. Es decir, la neuropolítica se debate entre estas dos caras de la moneda. Por un lado, puede ser utilizada perversamente como un modo de control del

pensamiento, a partir de propiciar la ignorancia e indiferencia de los individuos, acordes con los intereses de las elites políticas y económicas, en la construcción de una identidad basada en los valores del mercado; razón por la cual en muchas sociedades la relación empática de los ciudadanos lejos de avanzar en una mejor convivencia social, estrechando lazos de solidaridad, cooperación y confianza, la violencia abierta y estructural sigue ganando terreno, bloqueando los circuitos de relación empática que debería unir a la gente. No obstante, por otro lado, los orígenes biológicos de la empatía aportan pruebas empíricas sólidas a favor de la construcción de sociedades mucho mejores, a través del afecto, esfuerzo, responsabilidad, valentía y respeto, generando las condiciones en el que puede prosperar y desarrollarse cada individuo, poniendo fin a la explotación y opresión. En esta línea de argumentación podemos concluir que la naturaleza humana tiene la capacidad de establecer relaciones de altruismo, cooperación, apoyo y solidaridad. En este sentido, la cuestión crítica consiste en fomentar el aspecto empático de la naturaleza humana a través de la inteligencia emocional que se puede generar por medio de lo que Gramsci llamaba los aparatos ideológicos del Estado, como la escuela, la religión y las organizaciones sociales, para fomentar la reflexión comprensiva entre los ciudadanos, así como la pasión por los cambios, entusiasmo por las ideas e ilusión por los retos y proyectos a mediado y largo plazo. Al respecto, Gutiérrez-Rubí (2009) expresa que la emoción de la esperanza es capaz de generar una ilusión o compromiso colectivo, como elementos indispensables para generar confianza en la ciudadanía, a fin de creer que hay futuro y nuevas oportunidades de desarrollo personal y colectivo. Cabe mencionar que a lo largo de la historia diferentes autores de la política han hablado de la relación que existe entre el pensamiento, la ideología, la conciencia y el ejercicio del poder político, baste con mencionar a Marx, Webber, Mosca, Pareto, Michels, Gramsci, Marcuse, Habermas, entre otros. Por ejemplo para Marx las relaciones de dominación y explotación que prevalecen en el modo de producción capitalista entre la burguesía y el proletariado, es el resultado de un proceso de enajenación de la conciencia de

los obreros, reducidos a una mera herramienta más del proceso productivo perpetrando la explotación de la clase trabajadora subordinada a la lógica del mercado. De ahí que Marx planteara como condición necesaria, que el proletariado adquiriera conciencia de clase para poder emanciparse de la explotación de la burguesía. Consciencia de clase que se alcanzaría cuando los obreros se dieran cuenta del papel que juegan en la estructura del proceso de producción y de explotación del que son sujetos dentro del modo de producción capitalista. Por su parte Max Webber cuando nos habla de los tipos de dominación: tradicional, carismático y racional-legal, expone que la evolución y desarrollo de las sociedades pasa por estos tipos ideales de dominación, el primero fundado en la tradición y el culto basado en el pasado histórico; el segundo sustentado en las cualidades carismáticas del caudillo, como resultado de la necesidad de creer en la figura mesiánica de un líder, y el tercero responde a una dominación basada en el razonamiento crítico instrumental de los individuos y con apego a las normas, característico de sociedades más avanzadas y desarrolladas. De tal manera, que para Webber el ejercicio del poder político está sustentado en el grado de desarrollo del pensamiento político de las sociedades. Para los autores clásicos de la teoría de las elites: Gaetano Mosca, Vilfredo Pareto y Robert Michels, un fenómeno político que siempre ha estado presente a lo largo de la historia en toda sociedad con un cierto grado de desarrollo político, es la conformación y persistencia de un pequeño grupo de individuos que ostentan el poder político, denominados, clase, elite, grupo o camarilla política, quienes comparten la función de tomar las decisiones a través de medios públicos con carácter vinculatorio para la sociedad. Empero de acuerdo con estos autores, la configuración de estos grupos es el resultado tanto de la cualidades cognitivas de sus integrantes como de las necesidades psíquicas de la sociedad, ya sean conscientes o inconscientemente. Finalmente otra corriente del pensamiento político muy importante que atribuye un papel relevante a la inteligencia e ideología de los individuos en el ejercicio del poder político es la teoría crítica, la cual encuentra en Herbert Marcuse y Jurgen Habermas a dos de sus autores más representativos en esta línea de

argumentación, quienes abrevando de Antonio Gramsci, sostienen que en la democracia de masas, propia del Estado capitalista, el rasgo principal es la integración de la clase dominada en un terreno muy material, esto es, en el terreno de la necesidades dirigidas y satisfechas reproducidas por el capitalismo en el marco de una conciencia dirigida y oprimida de los ciudadanos. Aunque habría que hacer mención que para Marcuse la democracia es un instrumento al servicio de la burguesía en aras de perpetuar su dominación y explotación de la clase trabajadora, y en cambio para Habermas las instituciones democráticas, cuando funcionan correctamente, pueden propiciar el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos y por ende convertirse en factor primordial de emancipación, es decir para este autor ni el Estado ni la democracia son meros instrumentos al servicio de la burguesía, ya que dentro de estas instituciones los ciudadanos son parte de estas instituciones y por consiguiente son actores que tienen que ser tomados en cuenta. De acuerdo con Habermas la sociedad civil es la esfera en la que se forma la identidad, la integración social y la reproducción cultural, mediante la formación democrática de la opinión pública dentro de la espacio público, para defender y mantener un equilibrio frente a la esfera política y la esfera económica. En tal sentido, en la esfera pública es el espacio en el que la sociedad civil manifiesta sus posiciones, necesidades e intereses a través de la expresión oral o escrita; lo cual, en términos políticos y sociales es de la mayor importancia porque se privilegia el entendimiento a través del diálogo en lugar de la confrontación, privilegiando la convergencia dialógica como fórmula para resolver conflictos. Por tanto, para Habermas la democratización implica abrir canales de comunicación entre el gobierno y la sociedad, dotando a los individuos de información veraz sobre asuntos que para ellos son relevantes, y los faculte para pedir transparencia y rendición de cuentas. De hecho, la sociedad civil alcanza su autonomía frente a las otras esferas cuando se convierte en la arena en la que se ejerce la democracia deliberativa y la comunicación reflexiva (Fernández, 2012).

2. Psicología cognitiva: constructivismo social

3. Enfoque alterno para comprender el comportamiento administrativo Tanto en la ciencia política como en la ciencia de la administración o administración pública ha ido tomando fuerza la teoría de la elección racional como andamiaje metodológico que auxilia en el análisis y explicación de los fenómenos político administrativos. Desde esa arena teórica la conducta individual es la que precisa el análisis ya que es la definitoria de la máxima ganancia o beneficio, misma que se logra a partir de contar con información suficiente que permite establecer una serie de opciones jerarquizadas en términos de restricciones que relacionen el costo beneficio, de tal suerte que en primer lugar se ubique aquella opción que reditúe la mayor ventaja: máxima ganancia. Además de que esta jerarquización bajo condiciones similares se hará de la misma manera. El modelo de elección racional estriba en supuestos sobre la maximización como condición natural de las preferencias individuales; sin embargo, desde la misma argumentación del modelo, se requiere información completa para este proceso de toma de decisiones, condición en donde reside la misma contradicción del paradigma, dado que el proceso de toma de decisiones se ve influido por contextos en donde se mezclan creencias y experiencias y no son resultado mecánico de una relación de costo-beneficio como desea sostener la elección racional. Ya el mismo Herbert Simon apuntaba sobre la convergencia de algunos factores en la toma de decisiones, entre los que se destaca: atención, emoción, hábitos y memoria, elementos estos que distancian el mecanismo de jerarquización de opciones a partir de la limitación de beneficios. Lo que está señalando el mismo Herbert Simon es que existe en la búsqueda de esa supuesta maximización un proceso de hallazgo de satisfacción lo que lleva a

definir, entonces, secuencias de internalización que construyen cultura a la vez que son construidos por la cultura. Claudia Maldonado (2009) agrupa en cinco clases las contravenciones al modelo racional: 1) Efectos marco o llamados framing effects 2) Preferencias no lineales 3) Sensibilidad a la fuente de incertidumbre 4) Propensión al riesgo 5) Aversión a la pérdida El análisis para toma de decisiones desde este campo de la elección racional supone una serie de elementos y cálculos inclusive probabilísticos, muy lejanos de realización en la realidad por un individuo bajo condiciones ordinarias de vida, que es la mayoría de ellos En esta tesitura la toma de decisiones se constriñe en un seno cognitivo del individuo, mismo que está condicionado por elementos emocionales y racionales, los primeros de reacción casi automática mientras que los segundos responden a un proceso de control deliberación de significados de esos mismos estímulos. Este ámbito corresponde a las neurociencias y no está en la economía u optimización maximizadora de alternativas. Es así que desde la psicología cognitiva o desde más específicamente el constructivismo social como puede entenderse la toma de decisiones, dado que pondera la interacción intersubjetiva como elemento de legitimación que produce sistema de cultura que coadyuvan a la toma de decisiones. Desde este espacio del saber y la ciencia, se considera que el individuo es un ser biológico antes que social y, por lo tanto, responde en sus procesos mentales a un lógica de configuración genética, producto de la selección natural, comportamiento programado y adaptativo como legitimaciones producidas en procesos de reconocimiento a ciertos significados que se simbolizan socialmente.

En esta dimensión la neurociencia y el constructivismo social se erigen como marcos referenciales idóneos para el estudio del comportamiento del individuo y de las organizaciones mismas, pues estas son construidas por aquél y, en consecuencia,

traslada

y

reproduce

esquemas

del

comportamiento

programado. La conducta individual que implica una serie de adaptaciones entre medios y fines, interacciones de significados y símbolos, es producto de un aprendizaje socialmente construido. En esta construcción social la intersubjetividad juega un papel relevante porque es en ella y a través del lenguaje que se definen interpretaciones de mi yo con el tu tuyo, mi ahorita con tu ahorita, y de esa forma se establecen el compartimiento de significados que construyen símbolos. La moral y lo jurídico es ejemplo de estos símbolos, adoptados en la convivencia intersubjetiva del ser social. Así los hechos sociales como expresiones externas del individuo encuentran su comprensión y son resultado en el aprendizaje que es endógeno. De esta manera, el constructivismo y la neurociencia establecen un vínculo analítico en los procesos de aprendizaje social e institucional. . 4. Estrategia

para

el

diseño

de

políticas

públicas

desde

la

neuropolítica y el constructivismo social

Bibliografía: De Waal, Frans (2007). a edad de la e pat a e iones de la nat rale a para na so iedad s sta solidaria, España, Editorial Tusquets (Metatemas). Fernández Santillán, José (2012). Política, Gobierno y Sociedad Civil, México, Fontamara.

Gutiérrez-Rubí, Antoni (2012) Neuropolítica www.gutierrezrubi.es/2012/02/14/neuropolitica/ Publicado el 14.02.2012, Consultado el 01 de agosto de 2014. Keysers, Christian (2011). The Empathic Brain, Amsterdam, Holanda, Institute for Brain Research. Marina, José Antonio (2014). “La revolución del inconsciente”, en Periódico El Mundo, España, Actualizado: 25/06/2014, (En línea: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/06/25/53a9c00222601dba718b45a 4.html) Olson
 , Gary (2008). “De las neuronas espejo a la neuropolítica moral”, en Revista Polis, Chile, Universidad Bolivariana
 de Chile, núm. 20. Sáez, Cristina (2014) “El poder de la empatía”, en La Vanguardia-Magazine | 04/07/2014 - 12:40h | Última actualización: 07/07/2014 - 10:58h (http://www.lavanguardia.com/magazine/20140704/54410571719/empa tia-poder-magazine-reportaje-psicologia.html#ixzz39G5neE3j)

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