Negrín, el desconocido

Share Embed


Descripción

NEGRÍN, EL DESCONOCIDO

NEGRÍN

Al socialista Juan Negrín se lo tildó de todo. Aún hoy sigue siendo uno de los políticos más incomprendidos de la República. ENRIQUE MORADIELLOS, CATEDRÁTICO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA EN LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

NEGRÍN, presidente del gobierno (a la izqda.), con el

general Vicente Rojo en una foto de Robert Capa. 54  H I STO R I A Y V I DA

H I STO R I A Y V I DA   55

NEGRÍN

J

uan Negrín López es probablemente la gran figura política más desconocida u olvidada de la guerra civil librada entre julio de 1936 y abril de 1939. Muy pocas personas recuerdan hoy que ese prestigioso médico fisiólogo de convicciones socialistas llegó a personificar el espíritu de resistencia del bando republicano con tanto fervor como el general Francisco Franco encarnaría al bando nacionalista vencedor en la contienda. Porque no fueron otras figuras más conocidas y homenajeadas en la actualidad (como Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto o Dolores Ibárruri) quienes encarnaron la representación interna e internacional del esfuerzo bélico de la República durante la mayor parte de la guerra. Fue el doctor Negrín, que asumió el cargo de presidente del gobierno desde mayo de 1937 y acuñó la consigna emblemática “Resistir es vencer”, asociada para siempre desde entonces a la estrategia política y militar desplegada por la República en guerra. También fue él, por voluntad popular anónima, quien bautizó incluso a las lentejas, pieza esencial de la magra dieta alimenticia imperante en la zona republicana, como “las píldoras del doctor Negrín”. Al margen de ese grado de desconocimiento popular que afecta al personaje, también es relevante el hecho de que su figura sea, para los historiadores, quizá la más enigmática y controvertida de todo el conflicto. No en vano, muchos testigos contemporáneos y analistas posteriores lo consideran un mero “hombre de paja” de los comunistas cuyo ascenso político fue obra directa de Moscú: “El servil discípulo de los sóviets”, diría Franco sobre él en julio de 1938. Sin embargo, muchos otros testigos y analistas lo perciben como el auténtico estadista de la República, un verdadero “Churchill español” injustamente apreciado: “Posiblemente sea el hombre del destino de España”, opinaría de él reservadamente un diplomático británico ese mismo año de 1938. El desconocimiento público de Negrín puede atribuirse a la peculiar amnesia histórica colectiva sobre la Guerra Civil impuesta por el llamado “pacto del olvido” sellado durante la transición política del franquismo a la democracia: una prudente medida

56  H I STO R I A Y V I DA

NEGRÍN CON SUS COLEGAS en el Instituto de Fisiología de Leipzig, Alemania. ABAJO, en la adolescencia.

“POSIBLEMENTE SEA EL HOMBRE DEL DESTINO DE ESPAÑA”, OPINÓ DE ÉL UN DIPLOMÁTICO BRITÁNICO EN PLENA GUERRA CIVIL de afasia pública destinada a no dificultar la reconciliación nacional (inexcusable para el éxito de la empresa) con la búsqueda y atribución de responsabilidades por los crímenes del pasado. Sin embargo, la prolongada controversia sobre su significado histórico solo cabe explicarla por las profundas divisiones políticas que afectaron al bando republicano durante la contienda y luego en el exilio. No en vano, identificado con una agotadora política de resistencia a ultranza (que coincidía, pero no se identificaba, con la del Partido Comunista), Negrín concitó la hostilidad de amplios sectores políticos republicanos favorables a lograr la paz a casi cualquier precio. De este modo, acusado de promover el ascenso político y militar de los comunistas y de sabotear las posibilidades de una mediación en el conflicto, Negrín sufrió en los últimos meses de la guerra y en el exilio la crítica acerba de muchas fuerzas re-

LA RESIDENCIA de Estudiantes, fundada en

1910, fue un centro de modernización cultural.

publicanas, anarquistas y aun socialistas. Por ese motivo, ninguna organización política trató de mantener el recuerdo de su figura y su línea política con posterioridad. Por eso mismo, el socialismo español optó por el silencio vergonzante sobre su incómodo correligionario hasta su rehabilitación oficial en julio de 2008, cuando el congreso federal del PSOE restableció la militancia partidista del personaje a título póstumo.

La huella alemana

Juan Negrín López había nacido el 3 de febrero de 1892 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia muy acomodada y hondamente católica. Gra-

cias a la sólida posición económica familiar, el joven Negrín tuvo desde el principio una educación muy esmerada, que incluyó la realización de estudios universitarios en Alemania a partir de 1906. Permaneció en ese país durante un decenio, estudiando primero medicina, luego química y parcialmente ciencias económicas. Y, en virtud de sus dotes para la investigación científica, hizo el doctorado y se convirtió en profesor del Instituto de Fisiología de Leipzig, uno de los centros mundiales de referencia de esa disciplina. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Negrín tuvo que regresar a España con su mujer, una acaudalada estudiante de música rusa, con la que tendría tres hi-

jos varones. En Madrid recibió el apoyo de Santiago Ramón y Cajal para fundar y dirigir el Laboratorio de Fisiología General en la Residencia de Estudiantes, financiado por la Junta para Ampliación de Estudios. Tras revalidar su título de Medicina y su doctorado, Negrín se convirtió en 1922 en catedrático de Fisiología en la Universidad de Madrid, a los 30 años. Y se erigió en promotor de una escuela de formación científica excepcional. Figuras como Severo Ochoa, Francisco Grande Covián y Blas Cabrera Sánchez se contaron entre sus discípulos. Todos guardaron siempre un especial afecto por quien consideraban su maestro, con independencia de sus respectivas orientaciones políticas, y sus testi­

H I STO R I A Y V I DA   57

NEGRÍN

JUAN NEGRÍN (primero por la dcha., sentado)

asiste a la celebración de un congreso científico.

monios acreditan tanto la talla intelectual como la generosidad de Negrín. Durante su estancia en Alemania, Negrín había madurado inquietudes políticas alejadas de su tradición familiar conservadora y muy próximas a la socialdemocracia germana, entonces en su máximo

ra como investigador científico para ostentar crecientes responsabilidades políticas  a partir de la proclamación de la Segunda República en abril de 1931. Primeramente, durante el quinquenio de 1931-36, Negrín se reveló como un activo diputado socialista durante las tres legis-

SUS CONVICCIONES IDEOLÓGICAS LE EMPUJARON A DEJAR SU BRILLANTE CARRERA COMO INVESTIGADOR apogeo sociopolítico y cultural. Esas inquietudes progresistas llevaron a Negrín a ingresar en el PSOE en la primavera del año 1929, en plena crisis de la dictadura del general Primo de Rivera y de la monarquía de Alfonso XIII. Y muy poco después, sus convicciones ideológicas de­ mocráticas, republicanas y socialistas le empujaron a abandonar su brillante carre-

58  H I STO R I A Y V I DA

laturas republicanas, representando a Las Palmas, Madrid y Las Palmas en cada ocasión. Ya iniciada la Guerra Civil en julio de 1936, destacó como eficaz titular del Ministerio de Hacienda en el gobierno de Frente Popular presidido por Francisco Largo Caballero (entre septiembre de 1936 y mayo de 1937). A continuación, alcanzó la cumbre de su carrera política en calidad

de presidente del gobierno republicano durante el resto de la contienda (de mayo de 1937 a marzo de 1939). Y, finalmente, retuvo contra viento y marea esa condición en las amargas circunstancias del exilio en los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Gravemente enfermo y retirado de la política, pasó el resto de su vida en París hasta su fallecimiento el 12 de noviembre de 1956, a los 64 años.

Resistencia numantina

El momento culminante de la carrera política de Negrín llegó tras la crisis de mayo de 1937, que conllevó la caída del gobierno de Largo Caballero. Una vez elevado a la jefatura del gobierno, la gestión enérgica y voluntariosa de Negrín estimuló por algún tiempo la abatida retaguardia republicana y reactivó las exiguas fuerzas del Ejército Popular de la República con el

¿UNA PRESIDENCIA USURPADA? Negrín al frente del gobierno, ¿conspiración de la URSS y el PCE? TRAS LA CRISIS de mayo de 1937, Negrín asumió la presidencia del gobierno cuando todo el mundo esperaba que fuera Indalecio Prieto el sucesor de Francisco Largo Caballero. Tuvo a favor de su elección el gran cometido desempeñado en la cartera de Hacienda y su creciente prestigio internacional, en un momento en que era evidente que la suerte de la guerra dependía del contexto exterior. Prieto decidió renunciar a presidir el gabinete para no

exacerbar la oposición largo-caballerista y dejar abierta la vía a su reincorporación al ejecutivo, al margen de sus pésimas relaciones con otras fuerzas políticas y de sus desplomes de moral ocasionales. POR OTRO LADO, Negrín era el candidato deseado por los comunistas y la Unión Soviética con preferencia a Prieto, y esa opinión pesaba cada vez más en la vida política republicana, porque la defensa

dependía totalmente de los suministros bélicos soviéticos y porque la fuerza del PCE había crecido mucho, como resultado de ese apoyo y de su demostrada eficacia organizativa y disciplina paramilitar. SIN EMBARGO, la teoría conspirativa del origen comunista del nombramiento de Negrín tropieza con un obstáculo: su legalidad procesal y constitucional. La decisión última de entregar a Negrín el encargo de formar gobierno recayó enteramente en el presidente Azaña, que no fue forzado por nadie y que dejó anotadas en su diario las razones de su elección: “Aprovechar en la presidencia la tranquila energía de Negrín”.

H I STO R I A Y V I DA   59

NEGRÍN

concurso inestimable de su colaborador más estrecho: el general Vicente Rojo, nombrado Jefe del Estado Mayor Central nada más tomar posesión de su cargo. La política de resistencia formulada por Negrín y aplicada por Rojo era una estrategia diplomática y militar básicamente defensiva y vertebrada sobre dos expectativas de horizonte alternativas. En el mejor de los casos, había que resistir el avance enemigo hasta que estallase en Europa el inevitable conflicto entre las democracias occidentales y el Eje germano-italiano, sumándose entonces a la entente franco-británica y obligando a ambas potencias a acudir en ayuda de la causa republicana y a prestarle su apoyo vital, hasta entonces negado en virtud de la política neutralista de “No Intervención”. En el peor de los casos, si ese conflicto continental no llegaba a estallar, había que resistir para conservar una posición de fuerza disuasoria que pudiera arrancar al enemigo los mejores términos posibles en la negociación de la capitulación y la rendición condicionada. En todo caso, la lógica de esa estrategia de proclamada resistencia numantina no estaba lejana

60  H I STO R I A Y V I DA

DESPEDIDA de las Brigadas Internacionales, 1938. ABAJO, Negrín visita el frente en la Guerra Civil. EN LA PÁG. SIGUIENTE, sesión de las Cortes republicanas celebrada en Montserrat, Barcelona, en 1938.

de la que prescribía san Pablo en el texto bíblico para tiempos de combate: “Y si la trompeta da un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla?”. En ambas contingencias hipotéticas, la estrategia de resistencia negrinista implicaba dos exigencias correlativas y conec-

tadas. En el plano exterior, presuponía la conservación intacta del único y vital apoyo militar, financiero y diplomático disponible para la República: el de la Unión Soviética. En el plano interno, imponía la colaboración con el Partido Comunista de España y su integración como pilar im-

NADIE, NI PRIETO NI AZAÑA, PUDO OFRECER UNA ALTERNATIVA A LA POLÍTICA DE RESISTENCIA A ULTRANZA DE NEGRÍN prescindible del Estado republicano, habida cuenta de su disciplina y fortaleza, sobre todo ante el contraste ofrecido por la persistente división socialista, el desconcierto anarquista y el letargo de los partidos republicanos burgueses. Sin embargo, el acierto general de esa estrategia política acabaría naufragando en ese crucial ámbito interno a lo largo del año 1938, por la incapacidad de cortar la continua presión del avance franquista, el persistente abandono de las democracias occidentales y el consecuente deterioro de la posición militar y situación material y moral del bando republicano. En esa coyuntura de progresivo menoscabo, la tensión latente entre partidarios de la resistencia a ultranza y partidarios de capitular con o sin condiciones alcanzó puntos de

ruptura crítica. Dicha tensión no solo enfrentaba a los comunistas con las restantes fuerzas políticas republicanas, aunque todas ellas compartieran un mayor o menor recelo frente a sus expeditivos mé­ todos, su sectarismo y sus fines políticos últimos (puestos de manifiesto en mayo de 1937 con el secuestro y asesinato por agentes soviéticos de Andreu Nin, líder del POUM). Era una tensión que también fracturaba internamente a todas las fuerzas políticas en sectores negrinistas y antinegrinistas, en particular al ya muy de­ bilitado movimiento socialista. Fue precisamente durante ese difícil año de 1938 cuando tuvo lugar en el PSOE la transcendental quiebra de la amistad política y personal entre Negrín y Prieto. Este fue cesado por su derrotismo como ministro de Defensa y pasó a sumarse a Largo Caballero en su denuncia de la po­ lítica gubernamental, por considerarla favorable a los comunistas y opuesta a la idea de mediación internacional. En marzo, en ese contexto de fractura interna, Negrín ofreció ante la Comisión Ejecutiva del PSOE las razones que alentaban su línea política si se descartaba la alter-

nativa de una rendición incondicional ante Franco: “No puedo prescindir de los comunistas, porque representan un factor muy considerable dentro de la política internacional y porque tenerlos alejados del poder sería, en el orden interior, un grave inconveniente; no puedo prescindir de ellos, porque sus correligionarios son en el extranjero los únicos que eficazmente nos ayudan, y porque podríamos poner en peligro el auxilio de la URSS, único apoyo efectivo que tenemos en cuanto a material de guerra”.

El derrumbe republicano

Efectivamente, esas eran las razones de la política de resistencia a ultranza alentada por Negrín. Y nadie, ni Prieto ni Aza­ ña, menos aún Largo Caballero o la CNT (Confederación Nacional del Trabajo, una alianza de sindicatos de ideología anarcosindicalista), pudo ofrecer una alternativa política viable a la misma si no era la rendición incondicional, totalmente descartada por el temor a las represalias anunciadas para los vencidos y por el conocimiento de la dura represión ejercida contra los desafectos en la retaguardia

H I STO R I A Y V I DA   61

NEGRÍN UNA ACUSACIÓN FALSA

La actuación de Negrín y el bulo sobre el famoso oro de Moscú LA MAYOR CRÍTICA contra Negrín, compartida tanto por enemigos franquistas como por adversarios republicanos, fue la acusación de haber dispuesto de las reservas de oro del Banco de España (abajo), incluyendo su venta a la Unión Soviética, sin aval legal, para sus fines personales y sin consulta por parte de otros órganos del Estado. Es una acusación infundada que las pruebas documentales y la historiografía más solvente han desmentido hace ya tiempo por tres razones. EN PRIMER LUGAR, el recurso a la venta del oro en el extranjero para su conversión en divisas aplicables a gastos bélicos comenzó ya el 21 de julio de 1936, con

enemiga. Así lo reconoció amargamente Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes y partidario de la mediación inmediata, al propio Azaña en septiembre de 1938: “Negrín es insustituible ahora”. Pero el acierto general del análisis político de Negrín acabó estrellándose contra el hecho evidente del cansancio popular, debido a las privaciones ocasionadas por la guerra, al desánimo por la falta de ayuda de las democracias occidentales y a la consiguiente descomposición de la moral política de resistencia en amplios sectores republicanos. De este modo, después de la catástrofe diplomática de los Acuerdos de Múnich

62  H I STO R I A Y V I DA

el azañista Enrique Ramos como ministro de Hacienda. En segundo lugar, Franco trató de frustrar la operación con medidas de interdicción legal ante los tribunales franceses sin éxito por una cuestión inapelable: la venta era una facultad legal del gobierno reconocido, y por eso “el oro de París” (una cuarta parte del total de las reservas) nunca fue utilizado como motivo de agitación propagandística. En tercer lugar, la decisión de movilizar el oro a través de la URSS fue objeto de una decisión del consejo de ministros reunido el 6 de octubre de 1936, como demuestra el acta ministerial que se conserva en el archivo personal del doctor Negrín (hoy custodiado en Las Palmas de Gran Canaria).

en septiembre de 1938, que dio a Hitler los Sudetes (Checoslovaquia), seguida de la triunfal ofensiva franquista que acabaría con la ocupación de Cataluña en enero de 1939, se reactivó el proceso de desintegración en lo que restaba de territorio leal a la República. Y ese desplome institucional alentó a las heterogéneas fuerzas partidarias de pedir la paz y eliminar la influencia comunista del aparato republicano (que incluían a militares profesionales, republicanos, anarquistas y socialistas caballeristas y prietistas). Su último episodio fue la sublevación contra el gobierno de Negrín encabezada por el coronel Casado en Madrid a principios de marzo de 1939, que

provocó una breve pero sangrienta guerra civil entre negrinistas y antinegrinistas. Con el triunfo de las fuerzas de Casado y la proscripción del PCE, quedó barrida la viabilidad de una estrategia política que ya no tenía apoyos internos suficientes ni aparentes horizontes de apoyos externos inmediatos. Pero dicho triunfo también reveló ilusoria la alternativa de negociar con Franco otra cosa que no fuera la mera rendición incondicional y sin garantías, con su hipoteca de represión cruenta e inclemente.

Enemigo para todos

La amarga tragedia de la derrota y el exilio no aminoró en absoluto la intensidad de las divisiones políticas entre los republicanos. Al contrario, acentuó la creciente soledad política del doctor Negrín, dada la negativa de la mayoría de las fuerzas republicanas a reconocerle como jefe del gobierno en el exilio. A pesar de ello, Negrín permaneció en Europa durante todo el transcurso de la guerra mundial, residiendo en París (hasta la ocupación alemana en mayo de 1940) y Londres (desde entonces y hasta la terminación del conflicto), en vez de partir hacia México, co­ mo la mayoría de líderes republicanos. Lo hizo convencido de que su deber era permanecer allí donde residían los gobiernos aliados exiliados, para subrayar la continuidad del combate republicano en España y la lucha en curso de las democracias contra el Eje en esos mismos años. En vísperas de la victoria aliada, en el primer semestre de 1945, Negrín intentó concitar el apoyo de todas las fuerzas políticas del exilio para ofrecer un frente unitario republicano que pudiera recabar la ayuda de las potencias vencedoras, aprovechando el desprestigio internacional de Franco y el rechazo que provocaba su reciente auxilio soterrado al esfuerzo bélico germano-italiano. En opinión de Negrín, solo ese frente unido serviría como garantía ante Washington y Londres de la presencia de una alternativa de recambio al régimen franquista que no incurriría en el riesgo de reanudar los horrores de la Guerra Civil. Sin embargo, ante la imposibilidad de recabar el concurso unitario de todas las fuerzas del exilio, Negrín dimitió de su cargo de jefe del gobierno de la República

NEGRÍN (a la izqda.) espera para saludar al

mariscal Tito (a la dcha.), líder de Yugoslavia.

LA FRIALDAD COMUNISTA HACIA NEGRÍN SE SUMÓ A LA HOSTILIDAD DEL FRANQUISMO Y A LA DE LOS REPUBLICANOS ante la sesión plenaria de las Cortes reunidas en México el 17 de agosto de 1945. Lograba así un último triunfo frente a sus adversarios: el reconocimiento retrospectivo de su ininterrumpida legitimidad co­ mo presidente del gobierno. Pero era una victoria pírrica, porque, para entonces, el expresidente abrigaba la amarga sospecha de que los aliados occidentales victoriosos no iban a tratar de derribar a Franco mediante sanciones militares, económicas o diplomáticas, por temor a desatar una nueva guerra civil en España y a favorecer la expansión del comunismo en Europa occidental. En ese contexto de frustración de las esperanzas republicanas y gestación

del clima de guerra fría entre la URSS y el bloque occidental, la escasa actividad política de Negrín acentuó aún más su carácter independiente y cosechó mayores incomprensiones entre los exiliados. Ni siquiera sus coyunturales aliados comunistas se mantuvieron fieles al legado de Negrín. Sobre todo porque su conducta en el exilio demostró una clara independencia respecto de Moscú: apoyó el esfuerzo bélico franco-británico durante la vigencia del pacto de no agresión germano-soviético (1939-41); defendió la incorporación de la España de Franco al Plan Marshall de reconstrucción europea en 1948 contra la opinión de la Unión Soviética; y dispuso la entrega a las autoridades franquistas, tras su muerte, de la documentación probatoria de que el oro remitido a Moscú había sido gastado íntegramente en aras del esfuerzo de guerra republicano. De esta azarosa manera, la frialdad comunista hacia Juan Negrín fue sumándose a la enconada hostilidad franquista y a la patente animadversión republicana.

Y así fue tejiéndose la espesa malla de silencio, olvido e incomprensión que todavía hoy, en gran medida, rodea la figura humana y política del doctor Negrín. Había sido, en esencia, un gran científico devenido en político por sus propias convicciones y por la fuerza de la coyuntura histórica de su atribulado país.

PARA SABER MÁS BIOGRAFÍA

Gabriel. Juan Negrín. Barcelona: Crítica, 2008. MIRALLES PALENCIA, Ricardo. Juan Negrín: la República en guerra. Madrid: Temas de Hoy, 2003. — (ed.). Juan Negrín: médico y jefe de gobierno, 1892-1956. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2006. MILLARES CANTERO, Sergio (ed.). Juan Negrín, el estadista. Las Palmas: El Museo Canario-Fundación Juan Negrín, 2005. MORADIELLOS, Enrique. Negrín, una biografía de la figura más difamada de la España del siglo xx. Barcelona: Península, 2015. JACKSON,

H I STO R I A Y V I DA   63

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.