Narco-realidades y ficción nacional

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Descripción

Narco-realidades y ficción nacional
Por Florencia Guillén
8 de septiembre de 2010

Vigente el tan aclamado Bicentenario de la Independencia de México, me
piden que colabore con un texto para el proyecto Sala en Espera. Coincide
con que recién fui al cine y al El Infierno, la nueva cinta de Luis
Estrada. Un guión excelente en su naturalidad populachera, el tinte
humorístico inserto en las escenas violentas y absurdas. La carcajada
colectiva. Confieso que aún no entiendo cómo la tortura de un ser humano,
por más narco que sea, pueda resultar graciosa: la única esperanza es que
el humor nos invita a la reflexión.

Esto es un texto sobre paridades.

El Infierno presenta a Benny García, un inmigrante mexicano que 20 años
atrás cruzó hacia Estados Unidos buscando oportunidades. Regresa a su lugar
natal ignorando lo mucho que el norte del país ha cambiado. Sus intenciones
de mantenerse en el camino recto se ven destruidas por el deseo y por sus
instintos paternales: se enamora de su cuñada viuda y decide criar a su
sobrino. Para salvar a éste que en malos pasos queda preso, Benny necesita
una cantidad de dinero para una "fianza" que sólo el narcotráfico le puede
aportar. Todo concluye en una historia de violencia excesivamente retratada
en los últimos años por el cine mexicano.
Si de barbaridades se trata, la escena política y social del México
contemporáneo tiene mucho que ofrecer: este escrito es más una construcción
lúdica de una cotidianidad mexicana que un ensayo: las escenas de El
Infierno frente a ciertos párrafos de la nota de Ignacio Alzaga, "Abate el
Ejército a Nacho Coronel", publicada en Milenio el 30 de julio de 2010.
Sin crítica directa al periodista ni al cineasta, más allá de los tipos de
lenguajes de cada disciplina: al leer la nota parece que estoy leyendo una
ficción y al ver la película creo estar como espectadora de un documental.
Intercalaremos dos historias, probablemente tan ficticias como la realidad.
Primero El Infierno. Sentada en la parte de atrás de la sala,
comienzan los previos. Un promocional del gobierno federal: un informe al
mexicano sobre las nuevas carreteras construidas durante este periodo. Al
final, el presidente Felipe Calderón sostiene que éste es el sexenio de la
infraestructura de carreteras. Espera… ¿qué no había prometido que sería el
del empleo? Luego, pues la película. Benny García cruza la frontera
deportado y regresa a casa de su madre en la afueras de un pueblo llamado
San Miguel Arcángel. El lugar es la típica localidad decrépita perdida en
medio de la nada, con el acostumbrado camino polvoriento para llegar a
ella. Flash back: ¿las carreteras del sexenio?
Resulta que el Benny trabaja para el capo Don José Reyes, que pelea
por el poder de la "plaza" contra su hermano Pancho Reyes. El Benny, su
amigo de la infancia el Cochiloco y otros dos ayudantes se encargan de los
trabajos sucios de venganza contra los Panchos y la distribución de drogas
al menudeo.
La transformación de Benny es un recurso puntual en la película. Poco
a poco deja sus camisas de franela por las Wrangler con estampados,
adquiere joyas, botas lujosas, una camionetota decorada y pasa de la
pistola anónima a la incrustada con iniciales de oro. Se convierte en el
cliché del narco de pe a pa, concuerda con la realidad promovida del
narcotraficante… pero no es el caso de la muerte de Nacho Coronel:

Los efectivos castrenses repelieron la agresión y abatieron de dos disparos
a Nacho
Coronel, quien vestía ropa deportiva… La pistola que utilizó para intentar
escapar no tenía sus iniciales ni cachas doradas, como las que en ocasiones
utilizan los narcotraficantes mexicanos.

¿Qué habrá sentido Nacho de morir sin dignidad, vestido como que venía del
gym del San Javier, y con una pistola tan regular?

Según la nota de Ignacio Alzaga, en una entrevista en 2005, el titular de
la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia
Organizada (SIEDO), José Luis Santiago Vasconcelos, dijo que Ignacio
Coronel era:

un hombre de muy bajo perfil y sabemos que en la mayoría de los casos se
conduce como gente honorable, como profesionista, como empresario…eso le
proporciona una impunidad absoluta en la forma de actuar y respecto de su
libertad de ambular.

Por el contrario, en El Infierno, Don José Reyes viste como un clásico
narco-fashion que se comporta como benefactor del pueblo, abriendo
escuelas, involucrándose políticamente y siempre con un obispo a su lado.
¿Cómo se conduce la gente honorable? ¿Como empresarios, profesionistas o
creyentes? ¿Basta un buen look para obtener impunidad absoluta y libertad
de ambular? Suena bien.

Dentro de un lote de venta de coches detienen al Benny junto a tres
ayudantes: aparece el alcalde diciendo que habían capturado a cuatro de los
más peligrosos capos del país. Un funcionario trajeado los salva al hacer
evidente que ellos no son más que empleados y les ofrece protección del
gobierno a cambio de información sobre Don José Reyes. Regreso al primer
párrafo de la nota periodística:

Ignacio Nacho Coronel Villarreal, tercer hombre más importante del cártel
de Sinaloa después de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada,
murió ayer al enfrentar a elementos del Ejército que intentaron capturarlo
en un exclusivo fraccionamiento de Guadalajara, Jalisco, donde se refugiaba
sin su equipo de
seguridad.

Dos capturas: Benny y sus secuaces no son los capos (sólo fue una mentira
del alcalde para taparle el ojo al macho sobre la dominación del narco en
su municipalidad), son rescatados por el funcionario y continúan sus
actividades ilícitas como antes. En el caso de Nacho Coronel sí era un capo
buscado, sí estaba sin seguridad, y sí lo mató el ejército mexicano.

La nota periodística cierra con la afirmación de Felipe Calderón de que:

apoyará con todo a Jalisco porque sólo la legalidad puede consolidar la
inversión productiva en el país y la generación de empleos.

El Infierno cierra con el sobrino adolescente de Benny, convertido en
narcotraficante, disparando violentamente en un enfrentamiento. Al morir
los protagonistas, él es el afortunado heredero de la "plaza", con lo que
asegura una ocupación lucrativa y de renombre en un momento de crisis.

Si de generación de empleos se trata, después de todo me quedo con las
carreteras.


COPETE
Si todo cine es también una experiencia de concentración, los ánimos que
cargas al llegar a la sala, el puñado de avances, los promocionales del
gobierno, entonces este texto de Florencia Guillén sobre paralelos y
coincidencias, sobre realidad ficcionada y ficción naturalista, bien puede
representar la idea de que no sólo se exhibe una película, sino una
conexión permanente que necesita ser reflexionada, sobre todo cuando el
relato de lo cotidiano no te permite concentrarte en la historia
representada.

Narcotráfico, Chapo Guzmán, EL Infierno, Luis Estrada, México, violencia,
Guillén, Felipe Calderón
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