Nación, Caudillismo y Conflicto étnico en Guatemala (1821-1854)

July 9, 2017 | Autor: J. Pinto Soria | Categoría: Historia de Centroamérica
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Descripción

Julio César Pinto Soria Resumen Este artículo se ocupa del marco ideológico y los proyectos políticos de liberales y conservadores respecto al lugar que debían ocupar indígenas y ladinos en el Esta&/nación que se construía en Guatemala durante el período de 1821 a 1854. Se expone el proyecto reformista del liberal Masiano Gálvez (18311838)y sus implicaciones políticas y sociales con el levantamiento de la Montaña y la instauración del régimen conservador de los treinta años (1840-1871), así como el papel que jugó el líder campesino Rafael Carrera. Se analiza el papel del caudillismo, la religión y el predominio de mentalidades racistas con el consiguiente conflicto étnico de esos años.

Abstract The article deals with the ideological framework and political projects of Liberals and Conservatives regarding the place iridigenous arid Ladino people should occupy in the State-Nation constructed in Guatemala from 1821 to 1854. The author describes the reform program of Liberal Mariano Gálvez (1831-1838) and its political and social significance for the Montaiia revolt and the establishment of a thirty-year Conservative c le (1840-1871), as well as the role of peasant leader Rafael Carrera. He also shows the effects caudtilimo, religion, and prevalent racist attitudes had on the subsequent ethnic conflict of this period.

Julio C. Pinto Soria es historiador guatemalteco y obtuvo un doctorado e n la Universidad de Leipzig. Es investigador en el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (GEUR) de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Parte considerable del material en que descansa este trabajo se recopiló en 1330 e n la TuIane University d e Nueva Orleans, con una beca de investigación Fulbright. Agradecemos aquí al profesor Thomas Niehaus, en ese entonces director de la Biblioteca, así como a su personal administrativo por el trato deferente que nos prestaron. Igualmente agradecemos las orientaciones y apoyo que recibimos de parte del profesar Ralph Lee Woodward, Jr. Una primera versión de este trabajo fue publicada por el Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales (IIPS) de la Universidad d e San Carlos de Guatemala. Este artículo constituye una versión corre@& y aumentada y se publica aquí con la autorización del 1iPS. Lnicialmente, este trabajo fue pensado como introducción a la publicación de un texto de Alejandro Mamre poco conocido considerado de mucho valor para entender los acontecimientos políticos centroamericanos de aquella época, texto que incluimos en el anexo documental. Esa motivación original explica la mención especial que se hace de Manire a lo largo de la exposición. Este trabajo fue discutido e n el seno del IIPS d e la Universidad d e San Carlos de Guatemala y las observaciones críticas recibidas enriquecieron indudablemente su contenido. 8 MESOAM~WCA34 (DXCIEMBBE DE 19971, PP.

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Jmo CÉSARPINTOCORZA

1 21 de marzo d e 1847, Rafael Carrera emitió su famoso decreto que

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convertía al Estado d e Guatemala en república independiente. En 1848, en un informe d e renuncia que alejaría al caudillo del poder por un año, se refirió al acto proclamatorio como la lógica - culminación d e los últimos años; pues sin las &bas del pacto fedetal,' el país se habíí desarrollado considerablemente, mostrando las ventajas del separatismo: Palpable ha sido el desarrollo que desde entonces comenzó a tener el comercio y la prosperidad de todos los demás ramos; se sintió el beneficio de una administración libre de embarazos y de complicaciones que turbaban frecuentemente la paz; las rentas, mejor administradas, se aumentaron prodigiosamente y el bienestar que se gozaba fue generalizando de día en día la opinión por la erección de Guatemala en República inde~endiente.~ Así, el decreto del 21 d e marzo fue calificado por Carrera como: "...el acto más importante de mi Gobierno y el más útil y grandioso pafa Guatemala". En corto tiempo, la nueva república había sido reconocida por importantes países d e Europa y América: "En dos años... ha &do lograr Guatemala lo que infructuosamente se había procurado bajo el régúnen federal, en los veinticinco años que precedieron desde la Independencia hasta 1847.'

' La República Federal de Centroamérica surgió a la vida política en 1824,con la prcmufgacidn de la constitución federal del 22 de noviembre de ese año. Abarcaba, adexnhs de Belice y los hoy territorios mexicanos de Chiapas y Soconusco, a los actuales cinco países centroamericanos. Producto de las guerras civiles, dejó de existir en febrero de 1839, cuando concluyó el segundo período de Francisco Morazán como Presidente centroamericano. Posteriormente ya no se realizaron nuevas elecciones y uno a uno los distintos Estados asumieron su soberanía, declarando roto el pacto federal de 1824. Rafael Cama, Informe que dirigió elpresidentede [a república de Guatemala al C~derpo Repreentatirm en su instalación el día 15de agosto de 1848(Guatemala:Imprenta

de la Paz, 1848), publicado por: Federico Hernández de León, El libro de las Efemérides. Capítulos de a ¡ bistona de la América Central,8 tomos (Guatemala: TipogmfÍa Nacional, 19651, VII, pp. 349-369. Carrera, Informe que dirigió el presidente.

Es cierto. Se trataba de la culminación de tendencias políticas recientes, en este caso, conducidas por fuerzas separatistas locales con el apoyo de intereses ingleses que, aplicando en el Istmo la vieja política de "divide y vencerás", se habían unido a los grupos oligarcas y coadyuvado a la proclamación de la repúbli~a.~ Lo que sucedía entonces internamente era inseparable de intereses externos. Desde el principio, como aves de rapiña, representantes diplomáticos y comerciales de Europa y Estados Unidos empezaron a pulular por la región, en búsqueda de la mejor tajada de los escombros del antiguo imperio español. Su función era crear nuevos lazos de dependencia y vasallaje que aseguraran la hegemonía de esos países sobre un territorio especialmente codiciado por su importancia estratégica para la construcción de un canal que comunicara los dos océano^.^ El decreto del 21 de marzo de 1847 constituyó sin duda el golpe de gracia a la antigua Federación Centroamericana. A partir de entonces, el localismo político estatal cobró carta de ley en la región; como su antípoda, uno trasotro, los a d e s países del Istmo se fueron transformando igualmente en flamantes repúblicas soberanas e independientes. Costa Rica lo hizo un año después y los otros países en el transcurso de los años ~iguientes.~ En la entronización localista coincidirían liberales y conservadores, ya que el decreto de Carrera fue puesto en vigor un año más tarde por la admhistración liberal liderada por Francisco Banundia. El historiador klejandro Marure, antiguo liberal, convertido después en uno de los principales intelectuales orgánicos del conservadurismo, jugó un papel decisivo en aquellos acontecimientos. Desde 1839, fungía como miembro del Consejo Consultivo del Gobierno: "...que era como el cerebro de la nación".' A Mamre se le atribuye también el texto de renuncia de Carrera en 1848, así como el largo manifiesto que justificó el decreto de

Mario Rodríguez, Cbarfieid, CÓnst;l británico en C a t r o América (Tegucigalpa: Banco Central de Honduras, 19701, pp. 385 y siguientes. Charles Lee Stansifer, Epbraim George Squia: D i m o s aspectos de su carrera en Centroamátca (Managua: Libro del Mes, Reyista Conservadora del Pazsamtento Centroamedcano 20, No. 98, noviembre 1968). Arturo Taracena Arriola, "Nación y república en Centroamérica (1821-1865Y, en Identidades nacionales y Estado modano en Centroamérica, Arturo Taracena y Jean Riel, compiladores (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 19951, pág. 56. Rafael Arévalo Martínez, "El centenario de una obra histórica. 'El bosquejo histórico de las revoluciones de Centro América (1811-1834)', por Alejandro Mmre", en Anales de la Sociedad de Geografa e Hisroria de Guatemala 13: 4 (1936-1937), pp. 395-404. La cita es de la pág. 395.

1847.8 El estilo y contenido de los textos no lo desmienten, reflejan plenamente el pensamiento cambiante de Marure. El mismo año, junto con José María Urruela y Pedro Molina, el gobierno conservador le encomendó la elaboración del proyecto de constitución para la nueva república guatemalteca. El documento que comentamos y publicamos en esta oportunidad, que en alguna forma sirve de hilo conductor a estas reflexiones, es precisamente el Voto Particular presentado por Marure sobre el proyecto constitucional. Su publicación se justifica por varios motivos. En primer lugar, se trata de un escrito difícil de localizar en las bibliotecas y archivos de Guatemala. Se tuvo acceso a él en la Biblioteca del Congreso de Washington, en la sección Miscellaneous Monographs & PampNets, gracias a la gentileza del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA). Pero, sobre todo, es un documento sumamente importante para entender la historia guatemalteca. No sólo permite conocer la evolución ideológica y política de Alejandro Marure, un testigo y actor de acontecimientos trascendentales en la construcción del Estado-nación en la Centroamérica de la primera mitad del siglo pasado, sino que también constituye una reflexión interesante sobre las vicisitudes institucionales de implantar formas de vida democrática en Guatemala, preocupación que aún hoy mantenemos. Maiure es, indiscutiblemente, uno de los principales intelectuales guaternaltecos del siglo m,con una amplia producción bibliográfica? Como la mayor parte de políticos e intelectuales de esa época, plena de cambios e n el afán de implantar un nuevo tipo de sociedad y Estado, Marure es un personaje bastante polémico. Por encargo del gobierno liberal de Mariano Gálvez, escribió la primera historia guatemalteca de los años independentistas." Las simpatías republicanas las traía desde el hogar, pues su padre, Mateo Antonio Marure, fue luchador incansable por la Independencia centroamericana, lo que le costó la vida en una de las mazmorras de la

Rafael Carrera, iManifiesto del excmo Señor Presidente delEstado de G?hatemafa. en que se exponen los fundamentos del decreto expedido el 21 de marzo del presente año, erigiendo dicho Estado en Reptiblica independiente (Guatemala: Imprenta de la Paz, 1847). El decreto y el manifiesto fueron publicados en Anales de la Sociedad de Geografía eHistotia de Guatemala 13: 3 (marzo de 19371, pp. 331-343. AL respecto ver también: Julio César Pinto Soria,"Guatemaia: de la historiografía tradicional a la historiografía moderna", en Política y Sociedad (jiilio 1989ijunio 19911, pp. 159-3836. Oscar Peláez hlmengor, "Alejandro Mamre, su itinerario intelectual", en Reznsta de Antropología, Arqueología eiiistotia, época 3: 1 (1%3), pp. 29-53. 'O hlejandro Mamre, Bosqtlejo histórico de las revolt~cionesde Centroamérica desde 1811 hasta 1834,2 tomos (Guatemala: Imprenta de la Nueva Academia de Estudios, 1837-1839).

Cuba colonial. Pero, poco a poco, Marure se fue distanciando del partido liberal, sobre todo a partir de la agudización del movimiento social campesino de finales de 1837 que, como muchos otros, él atribuyó a la política y reformismo de Mariano Gálvez," Jefe de Estado de Guatemala entre 1831y 1838. Fue así como se acercó a los conservadores, grupo político, según él, con una visión mucho más realista sobre la conflictiva sociedad guatemalteca de aquellos años. Desde entonces, Marure se vinculó a los conservadores, a cuyo gobierno sirvió hasta su muerte, el 23 de junio de 1851. Pocos días después, apareció en la Gaceta de Guatemaia una noticia necrológica donde se decía, justificando su cambio ideológico del liberalismo al conservadurismo, que había escrito el Besquejo Histórico: "...bajolas impresiones del momento, y que se resiente de1 innujo de las ideas y de las pasiones dominantes en aquella ~azón".'~ Según la nota, la versión liberal de Marure sostenida entonces sobre la Independencia,había sido también refutada de inmediato desde México por Manuel Montúfar y Coronado, político conservador cuyo libro sobre la gesta independentista y hechos posteri~res'~ había motivado la respuesta de Marure a través del Bosquejo Histórico. No nos interesa en este momento la polémica entre Warure y Montúfar, sino la versión oficial de la Gaceta cuando agregaba que el propio Marure, en acto de contrición y confirmación del pensamiento conservador, había sacado de circulación su BosquejoHtitórico: "...calmadas las pasiones y rectificados sus principios de política, se apresuró a dar una rueba de imparcialidad, recogiendo cuantos ejemplares pudo del primer mo de su Historia".'* El VotoParticular testifica claramente el viraje de Marure del liberalismo conservadurismo. El cambio resalta si se compara sobre todo con el Boso Histórico, donde se había puesto la meta de historiar los hechos de la lución" independentista de 1821, la cual habría traído: "...la regeneración los centroamericanos", permitiendo poner en práctica, "...algunas de las nas más liberales del ~iglo".'~ El abandono del ideario liberal se había ya de manifiesto en los escritos surgidos en los momentos más difíciles Weaver, "Liberal Historian or Conservative Thinker? Alejandro Marure History, 1821-1851" (tesis inédita de maestría, New Orieans, Tulane ersity, 1975), pp. &i y siguientes. 'I

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Gaceta de Guatemala (4 de julio de 1851). Manuel Montúfar y Coronado, Memoriaspam la hutoria de la rmlución de (Jalapa, Mbxico: Blanco y Aburto, 1832).

ht América

' V a c e t a de Guatemala (4 de julio de 1851). lS Alejandro Marure, Bosquejo bistó~co,2 tomos. Usamos aquí la edición temalteca (Guatemala: Ministerio de Educación Pública, 19601, 1, pág. 33.

de la guerra civii; en ef que se ocupa del levantamiento de CarreraE6y el dedicado a la actuaci6n política de Francisco Moraz?n.17 En el Voto Particufar destaca no solamente el distanciamiento de la doctrina liberal y del hecho revolucionario, que había dado origen al propio título del Bosquejo, sino tambign la confirmación y maduración del producto de la experiencia pIítica de esos años pensamiento consefcefcador, y de las lecturas que cita en el documento que a n a h o s . Se evidencia en las concepciones que utiliza para referhe a la problemática del desarrolio y cambio social, como en el fugar que le asigna a la actividad reformista y a la praxis revolucionaría, a las masas populares, las &es, la reiigi6n y a los ejecutiuasfuertes. Resafta claramente una visíon evolucionista, la toma de partido por las ~anshrmacionesgraduales, en contraposici6n a los movimientos revolucionarios y al reformismo radical: "...y no cedo a los amantes de1 progreso en mis convicciones, acerca de la necesidad y deber en que estamos de mejorar la actual condición de nuestros pueblos; pero esto nunca podrá obtenerse sino lenta y p d u a h e n t e . Toda innovación debe seguir una marcha sucesiva e insensible para no producir trastornos". E/lás adelante volveremos a este asunto. No se tíata aquí de juzgar a Marure. Se comprometi6 con el tiempo que 1e tocó vivir y su trabajo intelectual lo refleja fielmente. Panicip6 en e1 hecho hdepende~tis~a y ocupó posteriormente varios cargos en el nuevo Estado, Eungiendo como diputado en la asamblea guatemalteca de 1831. A la vez, encontr6 tiempo para rescatar ía gesta independentista como historiador. Se i n t e r d igualmente por la del ami i n t e m f o en Nicaragua, eomo obra que debía engrandecer a Centroamkrica, y &bi6 un ensayo al respecto.I8 M momento de su mueíte, se encontraba ocupado en una recopilación de las leyes de Guatemala emitidas a partir de la Independencia, trabajo que culminaría más tarde Manuel Pineda de M ~ n t . ' ~

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Alejandro Marure, Memoea sobre fa insumección de Santa Rosa y Mataqlaetlcintfa, en Gen& A W m , computada con la que esta116 a Fmwin e! año de 2 7% a los depattantentos de la Ven& tGuatemah: imprenta del G o b ' i o , 18% Alejandro Mature, Obsavaciones sobre la i i n ~ f ó que n ba tesido el exPresúiaate de Gen& Amá-ica, General Francko Morazdn, en los q&poliNcm de Guatanafa,durante [as conuuMones que ha sufniio esre EstadoOde media& de 183J aprincy>iosde 1839 (Guatemala: fmprenta de la Academia de Estudios, 1839). I7

@' Alejandro Marure, Mmofia hhróricu sobre el catuzi de Nfcamgua.sgiluídus de & u m 0 b . b inéd&?s ~ &ME J Bai&sok el mismo asufifo( G m W : h-ta de La Paz, 18451. Manuel Pineda de Mont, Recopikrcidn de krs leys de Gmmala, 3 tomos (Guatemala: Imprenta de la Paz, 1869-1872). l9

NACI~N, C A U D ~ S M OY

C O ~ C T OÉTNICO EN

GUATEMALA 363

Según informó, el proyecto de recopilación lo venía planteando desde 1831.= Es decir, como hombre público, desplegó una amplia actividad y su reflexión intelectual está fundamentada en el saber más reciente de la época, como lo testifica el tratamiento que hace de la problemática de la democracia y Ia formación del Estado en el Voto Particular. Tampoco fue poiítico de ocasión, algo que empezaba a ser común en ese tiempo. El cambio en sus concepciones políticas e ideológicas, como se dijo, se remonta al movimiento agrarista de 1837,el cual lo impactó seriamente por la forma abmpta en que puso a prueba las estructuras de poder. Lo reconoce también en el Voto Particular, cuando dice que lo acusarán de "retfógrado" por oponerse a la presencia popular en las instituciones del En la difícil transición de la Colonia al Estado nacional, Marure, como legislador, ayudaba a consuuir un nuevo orden político que debía asegurar ia permanencia de la sociedad en la que él, también de vieja raigambre aioila, había crecido y que ahora defendía como país independiente. En otras palabras, actuó como hombre público acorde a lo que le pareció lo más apropiado, en la meta harto difícil de crear la nación moderna a partir de una matriz colonial sumamente compleja, atravesada por contradicciones que parecían llevar la balcanización del antiguo Reyno de Guatemala hasta el extremo de imposibilitar la propia "patria chica", que él defendió en su nifiesto de 1847. Como se dijo, no buscamos juzgar a Marure, magnificar enterezas o iarle debilidades. Más bien, tratamos de comprender el marco histórico que le tocó actuar a él y a los hombres de la época, la realidad que entaron y su capacidad o limitaciones para encontrar las respuestas uadas debido al lastre de los intereses particulares y el encegamiento ologías, las divergencias y los enfrentarnientos a que dio lugar el o político que defendían unos y otros, regularmente, de espaldas al

decreto del 24 de septiembre de 1847, que mandaba llevar a cabo la ación, emitido a sugerencia de Marure, éste ya había hecho una propuesta desde 1831. Pineda de Mont, Recoprfación de las Ityes, tomo 1, pag. 725. En vuelve a sugerir a la Asamblea Constituyente el proyecto, proponiendo como un catálogo que tenía ya elaborado: "Para faciiitar la ejecución de este proyecto, ngo anticipados algunos trabajos que podrían ser de alguna utilidad... He formado íálogo en que aparecen distribuidas por orden alfabético, cronológico y de materias, las disposiciones que con diferentes títulos, han expedido las legislaturas del do, así mismo las que se han expedido por el Ejecutivo en diversas épocas y en de las faculiades extraordinarias". Proposición presentada a la Asamblea Consnte por Alejandro hlanire en la sesión pública del 29 de octubre de 1840. El (Guatemala, 12 de octubre de 1841).

LOS CONFLICTOS DE

LA MODERNIZACI~N

Con la Lndependencia de 1821 se inició en Guatemala una era de duros enfrentamientos políticos, lo que provocó ulflexibüidad y endurecimiento de posiciones partidistas, reflejadas principaímente en torno al confücto entre liberales y conservadores. Según los primeros, con el retorno al poder d e los conservadores hacia 1838, Guatemala habría vuelto prácticamente a tiempos coloniales, lo que pareció justiF1carse por el peso que asumió entonces la Iglesia y la vieja élite d e famüias criollas, con la reimplantación de instituciones como los corregímientos. Es decir, los conservadores venían a ser los responsables directos de la restauración del peor oscurantismo coloniaLzl Para los conservadores, por el contrario, el origen de todos los males que se enfrentaron desde la Independencia se encontraba en el liberalismo y su reformismo radical, su afrancesamiento político, en el trasplante de instituciones no apropiadas para Guatemala. En realidad, el virus revolucionario francés se habría trasplantado a la América española con la instalación de las Cortes de Cádiz y la constitución de 1812. Es decir, aún antes de ser proclamada la Independencia de 1821: Algunos años antes de que se verificara la separación de la España y sus provincias de este lado del Atlántico, las doctrinas políticas y filosóficas que en 1789 hablan proclamado en Francia hombres que después regaron con su sangre el árbol llamado de la libertad, fueron convertidas en ley del país, por medio de la Constitución de 1812. Desde entonces comenzaron a germinar en las colonias españolas las ideas revolucionarias, que después han producido trastornos incesantes y una continua agitación." Y también era cierto, pues la constitución de Cádiz de 1812 se inspiraba en la francesa d e 1791.= Según aigunos autores, el verdadero origen de las agrupaciones de conservadores y liberales vendría de los tiempos de las

"Treinta años han mandado en Guatemala y durante ese datado periodo no se hizo ninguna preparación para las reformas; por el contrario, sistemaron la ignorancia como un principio gubernativo y se puede asegurar que estos treinta anos han perjudicado más a Guatemala, bajo el punto de vista de la civilización popular, que 10s tres sidos de régimen colonial". Lorenzo Montúfar, Reseña bistMca de Calro América, 6 tomos (Guatemala: Tipografía "El Progreso", 1878-1888), 111, pág. 73. "

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Pmtectomdo de Espa?ia. Artículos publicados en la Gaceta ak Guatemala desde el número 65 hasta el 74 en los meses de agosto hasta octubre de 1853. "

Francois-Xavier Guem, Modanidad e inakpkfatciasiarEnsayos so& kzr rmful;ioner hip&nicas (México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993), pág. 48. Z3

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NACI~N, CAUDILLISMO Y

CONFLIG~O ÉTNICO

EN

GUATEMALA365

Cortes de Cádiz, en la oposición o apoyo al movimiento de cambio y reforma que se inició entonces en la monarquía española y sus colonias, bajo e1 impacto de la ocupación napoleónica de la península." Según los conservadores, e1 sistema político federal implantado con la constitución de 1824 fue totalmente inapropiado para Centroamérica, pero sobre todo la serie de reformas puestas en vigor durante el gobierno de Mariano Gálvez, verdaderas causantes del caos político y social que se vivió entonces. Este sería el caso, por ejemplo, de los cambios que se hicieron en el sistema municipal, la impIantaciOn de los códigos de Livingston, la politica agraria y ovas reforma~,2~ a las que debemos referirnos para entender mejor el texto de Marure.

LA COMUNIDAD

LOCAL Y EL

ESTADOLIBERAL

Los libedes, en la meta de construir el Estado nacional, se preocuparon sobre todo por fortalecer sus atribuciones como poder central, buscando extender su influencia sobre la población de las áreas más remotas del mundo local. Punto clave era entonces el orden municipal vigente; por su origen colonial, para los liberales era totalmente ineficaz, por no decir inexistente: "...comouna sonlbra sin realidad.2bLa creación o reestructuración del régimen municipal, una reforma planteada desde la constitución de Cádiz de 1812, era para los liberales guatemaltecos la forma de Ilevar la presencia del Estado moderno a los lugares más apartados: "...para que de esta manera descienda hasta el último de ellos ...las aplicaciones prácticas del sistema representativo y de1 federal, bajo el que felizmente estamos constituidos"." Se buscaba, en realidad, extender la capacidad centralizante del Estado, restringir los márgenes de autonomía de las comunidades, requisito indispensable para implantar muchos de los cambios del liberalismo, como el , El experimento de G d i z e n Cazfmam&ca, 1808-1826CMPxlCultura Económica, 1984), pág. 47. Adoífo Bonilla Bonifla, "The tral American Enlightenment. 1770-1838: An Interpretation of Political Ideas and tical History" (tesis doctoral inédita, Inglaterra, University of Manchester, Faculty of nomic and Social Studies, 1996). La problemática ha sido tratada ampliamente por Ralph Lee Woodward Jr., Carrera and ?heEineqptce of &e Repilblic of Ctcata?zala,1821-2871(hthens y n: The Universiiy of Georgia Press, 1993).

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Decreto de la Asamblea Legislativa del 28 d e septiembre de 1836, organizando amentando las municipalidades del Estado. Pineda de Mont, Recopilación de las

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Pineda de Mont, Recopilación de las leyes, tomo 1 , p5g. 493.

vinculado con la reorganización del sistema de justicia, la política tributaria, e t ~ . ~

Fortalecer el control del Estado a nivel local había sido ya preocupación de las autoridades coloniales, principalmente en Ias zonas mestizas del norte y suroriente de Guatemala. Se trataba de lugares con predominio del asentamiento informaí, en extensos valles donde pequeñas mmpesinos habían buscado la sobrevivencía, principalmente ocupando tierras, sin cumplir con los requisitos de la ley. En su visita de 1770, el arzobispo Cortés y Larmz los menciona constantemente, señalando como principal característica la débil presencia de un orden administrativo de la Corona, civil o eclesiástico." La política colonial de establecer autoridades peááneas o municipales, de reunir a esta población dispersa en pueblos nucleares, como lo sugirió el arzobispo y se llevo a cabo en algunos lugares, provocó siempre aversibn, pues lo que se buscaba era fortalecer íos mecanismos de control, principalmente con la estrategia de tener más fácil acceso a la mano de obra. Por el contrario, en las regiones del occidente, en el centro y el norte, se había fortalecido una amplia red de pueblos indígenas, con un Sistema de cabildos que representaba en lo fundamental los intereses de las comunidades. Las espec%icidades del desarrollo económico social guatemalteco y la debilidad del aparato administrativo estatal, habían llevado aquí al régimen colonial a mantener frente al indígena una política de viuiry dejar yiyi7: Es decir, se permitían cuotas de autogobierno local a cambio de que se respetara el orden impuesto por la Corona y que las comunidades cumplieran con sus obligaciones tributarias y de trabajo." Por supuesto, tal sihiacíón no había sido resultado de una concesión gratuita. Fue obra del tesón indígena, la ganaron soportando todo tipo de abusos y arbitrariedades. Con altas cuotas de explotación que a veces ponían en serio peligro su propia existencia y reproducción, lo que lievó más de

"La parte administrativa que respecta al Gobierno de los pueblos y a la justicia,

: se recaudan con exactitud los fondos necesita con urgencia d e un remedio e f ~ a z no municipales, o se mal emplean los recaudados; se descuida la policía: la flojedad y a veces la conveniencia dan lugar a la repetición de los crúnenes". "Mensaje del Jefe del Estado d e Estado d e Guatemala, Dr. Mariano Gálvez (1835Y', en Anafes de Ir, Sociedad de Geogmfia e Historia de Gualanafa3 (Guatemala: Sociedad de GeoBsafi e Witoria de Guatemala, mano de 1926), 11, pág. 185. Pedro Coft6s y Larraz, Descripción Geográ&o-Momi de la Diócesis de Guatemala, 17G8-1770 Biblioteca "Goathemala", vol. 20, 2 tomos (Guatemala: Sociedad d e G e o M a e Historia d e Guatemala, 1958). 9 Julio César Pinto Soria, El r6gfnetl colonial y la formación de i d e n W e s indigenas en Guatemala (1524-1821) (Guatemala: Centro d e Estudios Urbanos y Regionales d e la USAC, BoletÍn No. 29. 1996).

una vez d levantamiento que tanto se temía y que era precisamente la razón de esa política de oiufrydqar vivir. Pero, en ese orden de oprobio y miseria impuesto a partir de la conquista española, los indígenas iniciaron al mismo tiempo la construcción de un propio mundo, la lucha por el derecho a la especificidad y sobrevivencia como grupos étnicos. El sistema de reducciones y sus tierras constituyeron la base, la tierra indispensable para el sostenimiento de la vida diaria, pero también como parte central de concepciones religiosas y culturales que formaban la identidad indígena. En esa lucha de resistencia y sobrevivencia, se usaron y combinaron sabiamente instancias organizativas propias en torno al parentesco, la religión y jerarquías de poder, con las estructuras jurídicas y administrativas que utilizaba e1 régimen colonial para mantener su dominación. De esa manera surgió el mundo de las reducciones -origen del actual pueblo indígena guatemalteco-. con formas de gobierno como los principales, la cofradía y los cabildos, y toda una gama de prácticas y creencias religiosas -dentro o al margen del orden oficial de la Coloniaque les daban estabilidad, cohesión y continuidad hi~tórica.~' De ahí nació en parte la aversión entre la población indígena a reformas liberales como el nuevo sistema de cabildos, pues con ello se recortaban espacios de autogestión local ganados en dura lucha de sobrevivencia y forjamiento de formas propias de vida. El Estado iiberal, profundamente racista y de un centralismo dictatorial, no sólo ahogaba cualquier tipo de autonomía local, sino que abría las puertas a su control por grupos ladinos, cuyas consecuencias eran pérdida de tierras y la imposición del trabajo forzoso. Esto lo había frenado parcialmente la legislación de la Corona con Ia separación territorial que imponía a los dos p p o s . Por un lado, el sistema de reducciones como la reptZblica de los indios, y por el otro, la de ios españoles, es decir, la población blanca y mestiza de valles, caseríos, viilas y ciudades. La separación tuvo en parte su origen en una política colonial proteccionista indígena, la minoría & e&& un medio que debía facilitar la colonización y la enajenación cristiana. A la vez, una forma jurídica que justificaba su utilización como mano de obra servil, pero que también debía preservarlo del exterminio a través del pillaje y explotación desmedida de conquistadores, encomenderos y hacendados, situación que por momentos llegó a amenazar la existencia misma de los territorios conquistado^.^^

' Julio César Pinto Soria, El indrgena guufemaltPcoy su Iucba de ~ t e n c i a durante la colonia: la zeligión, lafamilia y el idioma (Guatemala: Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la USAC, Boletín No. 27, 1995).

"

Magnus Morner, La Corona españolay losforáneos en lospueblos de indios de América. Instituto de Estudios Ibero-Americanos, Serie de publicaciones A, No. 1 (Stockholm: Almqvist y Wisell, 1970).

Los liberales, dueños del poder, vieron en el municipio el vehículo que debía ayudar a terminar con ese dualismo, utiüzándolo como medio de lacünización indígena, con el acceso de mestizos y criollos a las comunidades y sus tierras." La institución, reestntcnirada desde 1812 por las Cortes de Cádiz con la implantación del cabildo constitucional, negaba en sí misma ya esa dualidad de indígenas y no indígenas. La creación del individuo-ciudadano, punto referencia1 de una población homogeneizada bajo el prototipo de lo español o ladino, negaba no sólo el viejo sistema de castas, sino también todas sus organizaciones representantivas en la forma de cabildos, cofradías, cajas de comunidad, etc. España, con el objetivo de preservar su imperio, lo modernizaba con las nuevas modalidades de control y dominio político introúucidos por la Revofución Francesa, sobre todo asimilando a la monarquía a todas aquellos sectores poblacionales hasta entonces marginados o reacios a aceptar su dominación. Tres décadas atrás, harta de sufrii maltrato y explotación, esta población había dado origen a la sublevaci6n de Tupac Amaru en el Perú. En ese tiempo, la política integracionista española buscaba contrarrestar movimientos reivindicativos como el encabezado por el cura Miguel y Costilla en e1 virreinato mexicano en 1811.j4 Así Fue como las Cortes de Cádiz crearon el "indio ciudadano español" y le otorgaron a indígenas y mestizos pobres el derecho a elegir, pero no a ser electos, tal y como lo propuso en las Cortes el representante guatemalteco Antonio Larrazabal.35 Un manipule0 de masa electoral que se mantendrá a lo largo del siglo XiX y después. Para los liberales, la homogeneización que introducía el cabildo a partir de lo español, convertía a Ia institución en el vehículo idóneo para implantar la ladinización indígena. Ello implicaba que debía abandonar sus valores y formas de vida, aceptar los del grupo dominante, empezando por el uso de1 idioma español. Así lo planteó Jos6 Cecilio del Valle en 1820, cuando comentaba la instalación de un ayuntamiento constitucional en Cobán: "La ley municipal prohibía que 10s españoles y ladinos se estableciesen en pueblos de indios; y órdenes posteriores mandaban el cumplimiento de la ley. Todas, dictadas con el objeto de que el indio no fuese vejado u oprímido por los demás ciudadanos levantaban, sin embargo, un muro de separación entre el primero y los segundos. Las luces no podían pasar de una clase a otra: la marcha de La civilización era detenida... reúnanse en los ayuntamientos de Jean Piel, Sajcabajd. Muetley resurreccldn de unpuebfode Gwtemafa 15001970(Méuico y Guatemala: Centre d'Études Mexicaines et Cencroaméricaines y Seminario de Integración Social Guatemalteca, 19891, pag. 294. 33

Rodríguez, El ezpa'mento de Cá-

pág. 84.

Rodríguez, EI experimento de C m , pág. 89.

NACIÓN, CAUDILLISMO Y CONFLICTO ÉTMCO EN

GUATEMALA369

los pueblos los indios y los ladinos; y entonces la porción más grande de estas provincias, la que tiene más derechos a nuestra protección avanzará en cultura, aprenderá el idioma que debe unirnos a todos y será más feliz".% En el lenguaje de José Cecilio del Valle, la ladinización era un proceso a partir de armonías y entendimientos entre indígenas y no indígenas. Pero la realidad fue otra, pues el cambio buscó imponerse a través de la fuerza y la autoridad, lo que contribuyó también al fracaso del proyecto. De ahí en adelante, por ejemplo, para poder ocupar cualquier cargo en el municipio, el indígena debía calzar y vestir a "la española" y todo aquel que abandonara tal vestimenta, no sólo no podía optar a ningún cargo edilicio, sino que se le la multaba con pagar el doble de impuesto personal de ~apitación,~' contribución que había sustituido al antiguo tributo. La introducción del nuevo cabildo sólo se dio en forma irregular y en medio de conFlictos. En San Juan Sacatepéquez el proceso de formación de un cabildo único para indígenas y ladinos se inició en 1820, pero en 1830 los primeros todavía se mostraban reacios a aceptar el cambio, optando por ~ fue finalmente una de las tendencias mantener un cabildo p r ~ p i o .Esta predominantes: la lucha por mantener ei derecho a la diferencia a que había dado lugar la implantación de las repúblicas indígena y española. En aquellas comunidades con creciente presencia de población mestiza, la estrategia fue preservar el derecho a un propio ayuntamiento, a la par del formado por ladinos, un fenómeno que se había iniciado ya durante la Colonia. Así se fue generalizando la alcaldía dual o la existencia de alcaldías paralelas. San ; ~Patzún, ~ Juan Ostuncalco es mencionado en 1830 como alcaldía d ~ a len Chimaltenango, existían, en 1847, un cabildo indígena y otro ladino.40 En la realidad, la modernización municipal liberal no constituía una alternativa para una mejor organización y convivencia de los sectores populares. Al contrario, socavaba formas institucionales y consuetudinarias que José Cecilio del Valle, Escritos del Licenciado... ElAmr'go de la Patria, 2 tomos (Guatemaia: Editorial uJosé de Pineda Ibarra", 1%9), 1, pp. 30-31. 37

Pineda de Mont, Recopilación de las leyes, tomo 111, pág. 33.

Héctor Aurelio Concoha Ch'et, "Aspectos sociodemográficos e n la historia de San Juan Sacatepéquez (1524-1850)" (tesis d e licenciatura, Guatemala, Universidad d e San Carlos, Escuela de Historia, 1997).

"

Rainer Hostnig, Monografia del hfunicipio de Ostrrncalco (Quetzaltenango: Centro de Capacitación e Investigación Campesina, 1991), pág. 27. Por decreto del 29 de septiembre de 1841, el régimen conservador sancionó en lugares de población ta: "...la costumbre... de elegir un alcalde ladino y otro indio". Pineda de Mont, copilación de las leyes, tomo 1, pág. 571.

"

Gaceta Oficial (Guatemala, 29 de enero de 1847).

habían permitido hasta entonces organizar la vida social, religiosa, cultural y económica d e las comunidades y, en cierta forma, hasta enfrentar las arbitrariedades del orden imperante.41 La población pobre, indígenas o mestizos, se había organizado durante la Colonia en una amplia red de "pueblos", cuya principal fuente de vida era la agricultura y la ganadería, complementada con actividades artesanales Buena parte de estos pueblos o localidades contaba con existencia formalizada y reconocida por la ley colonial desde la conquista. Otros, de manera más informal, como los famosos "valles" y "pajuides", de población mestiza e indígena respectivamente, pero todos con algún nivel de organización y sentido de pertenencia al lugar. Las descripciones del Reyno de Guatemala lo presentan formado por una serie de ciudades cabeceras, con un total de más de setecientos pueblos. Santiago de Guatemala, además de capital colonial, tenía jurisdicción ínmediata cobre los aproximadamente setenta pueblos del Corregimiento del Valle Central; Chiquimula de la Sierra era cabecera de treinta pueblos y varios valles y pajuides, esparcidos en un extenso territorio que se extendía desde el Mar Caribe al Pacífico. En los años de guerra civil del siglo XM, los caudiilos plantean sus reivindicaciones como representativos de los intereses de tales o cuales "pueblos", como lo señalan las proclamas y pronunciamientos políticos. El conflicto entre estas comuniclades y e1 Estado liberal centralizante se dio también constantemente. En 1835 Gálvez informó que, para poder combatir el bandolerismo, había tenido que suprimir algunas municipalidades . ~ levantamiento ~ de Carrera de 1837 constituye en la región del ~ u r o r i e n t e El ouo ejemplo. Pueblos de Santa Rosa, como Jalpatagua, Moyuta, Conguaco y otros, habían preparado con anterioridad la sublevación que terminó encabezando Carrera, a partir del momento en que Mataquescuintla decide también participar:

...hasta el 20 de junio que fueron dos comisionados de Santa Rosa a Mataquescuintla á invitar á aquella Municipalidad para que los auxiliase, pues todos aquellos Pueblos estaban ya listos pan levantarse... Los dos comisionados tuvieron una larga conferencia con la Municipalidad y sus Carlos Ochoa García, Los Ma.yas de Gt~aternalafrente a1 infenio de erigir un Estado en t pág. 92. Véase tanibién Amiro Taracena, "El desarrollo económico y las Fronteras d e Guatemala: el Estado d e Los Ntcs, 1770-?838", en Trm':o~o,ySociedad e?¿Gtiatemala (Guatemala: Centro d e Estudios Urbanos y Regionales d e la USAC, 1991).

'(

Marure, Efemérides pág 120

!"

ívlontúfar, Reseña hirtórica, tomo 11, pág. 380.

CIÓN, CAUDILLISMO Y CONFLICTO ÉTNICO EN

GUATE,^

405

plantaron. La constitución del Estado de Los Altos sacó así definitivamente nfrentamiento étnico que tanto se temía y, según los n toda claridad la unión de indígenas y conservadores 1840, aquellos le dieron el apoyo a las fuerzas militares Carrera en su aplastamiento: "El triunfo quienes lo hicieron fueron las S salvajes", Fue la observación que hizo un testigo de Por lo regular, los indígenas sólo intervenían en las contiendas de la cuando en alguna forma sus intereses se veían directamente afectados. 29, debido a su componarniento arbitrario, las comunidades de San nservador José Antonio de Irisarri y lo entregaron al liberal que luchaba entonces por recuperar las riendas del Gobierno l. En 1839 las cosas sucedieron al revés. Para sostener el nuevo Estado y su lucha contra los conservadores, los nses actuaron en su acostumbrada forma discriminatoria, e imponiendo todo tipo de exacciones. Asimismo, implangrarias que afectaban peligrosamente los intereses de las cciones, como sucedió con el decreto del 25 de mayo de 1839, que rdenaba revalidar todos los títulos de propiedad extendidos anteriormente G~atemala.'~~ Por todo ello hubo oposición al nuevo rque para el indígena era preferible el poder central ivamente lejano, en comparación al control político diel grupo criollo ladino de Los Altos, por lo regular con ales o mayores ambiciones centralizantes.'" Además, como en el caso de las relaciones comerciales, las comunidades del occidente y la capital guatemalteca se vinculaban a través de una amplia red administrativa que, en su función de control y dominación, regulaba muchos aspectos de su vida diaria, determinando límites territoriales y zanjando rivalidades, o bien poniendo coto a abusos y a la usurpación de tierras. Joyabaj, por ejemplo justificó su adhesión a Guatemala con el siguiente

'" "...más si deberé decir con franqueza, que las tropas de Carrera no han sido las que han triunfado, por su valor sino por el auxilio que tuvieron de los indios ... E1 mismo día que Carrera lleg6 al pueblo d e San Andres los animó para que se levantasen en masa contra tos ladinos, y que asesinaran a cuantos encontrasen en los caminos, como lo verificaron los pueblos de Santa Catafina. Naguala, Santa Lucía, San José y Panajachel". Sinforoso Rivera, Los manuscritos de un patriota (Quetzaltenango, Establecimiento Tipográfico "La Industria", 18931, pp. 9-10. Arturo Taracena, "Estado de Los Altos. Indígenas y régimen conservador. Guatemala, 1838-1851", e n Anwrrio de Estudios Cenhoamaicanos 19: 1 (1993), pág. Ochoa García, Los mayas de Guatemala, pp. 90-91.

Algunos ladinos del pueblo convinieron [en la incorporación altense]; pero los indíjenas todos unánimes manisfestamos nuestra decidida voluntad d e permanecer unidos a Guatemala, tanto por ser nuestra antigua capital cuanto por sernos gravoso ocurrir hasta Quetzaltenango para nuestros Esa función d e Guatemala c o m o capital colonial, q u e había asegurado la subordinación indígena del occidente p o r 300 años y q u e evidenciaba la debilidad de la élite altense para mantener su dominación sin la ayuda d e u n a p o y o externo, fue el argumento q u e se esgrimió en 1848 frente a otro movimiento separatista. Se vivía entonces bajo el temor d e u n levantamiento indígena, como el sucedido el a ñ o anterior en Y~icatán. Por ello, la proclamación altense f u e calificada d e insensata, pues abría las puertas a u n a "guerra de castas", q u e fácilmente podía extenderse a toda Guaterna1a.I" Es decir, la capital guatemalteca, c o m o centro tradicional d e poder, se consideraba imprescindible para el mantenimiento d e l o r d e n e n Los Altos:

...por sus escasas luces n o pueden alcanzar las dificultades, o impractibilidad d e la empresa e n q u e se mezclan, ni los riesgos e n q u e ponen su propia existencia q u e se vería amenazada, cuanto ha sucedido en Yucatán, el día mismo en q u e faltara el prestigio y respetabilidad, q u e desde la capiiai, iiiariiic~ierici orclcri á íos nurrierosos puebios cie inciíjenas q u e componen más d e las cuatro quintas partes d e la población d e aquellos

departamento^.'^^

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Montúfar, Reseña histórica, tomo 111, pig. 153.

"Que tengan presente los pronunciados que su pertinacia en el clesórden y la violencia, si Guatemala abandonase i aquellos pueblos, terminaría en una guerra de castas, que después de aniquilarlos, llegaría probablemente á ser una cuestión de existencia para toda la República...", en Gaceta de Gttatemala (Guatemala, 5 de octubre de 18481.

'" 7 f e n s a de Giiatemalay si~políticrr.1Ljun. 2. Rrew exposición con motimm del manifiesto pirblicado @nfebrero ~íltimo,a nombre del Slipremo Gobierno de Los Altos (Guatemala: Imprenta de la Paz. 20 tle abril de 1849). Los derectios de la capital guatemalteca frente a la población de 1.0s Altos y su obligación de salvaguardarlos se justificaban así mis adelante: "Si Guatemala por algún accidente de los que pueden sobrevenir en los Altos, en el caso de que se haga insoportal-ile el gobierno de los pocos ladinos y eclesiásticos que se imajinnn domin:irlo todo alli, se ve (como es probable) espuesta a sufrir los efectos de una confiagración general de la clase indígena, ¿deberá o no precaverse de esto con tiempo?... A más del derecho, hay, si se quiere, una obligación; fundada no sólo en su propio bienestar, sinen el de los indígen2s y demás habitantes que en los departamentos referidos no quieren tal separ~ción,y antes bien la repugnan de mil modos. ¿Deberá o no Guatemala protejerlos? Aquí estjn los tribunales civiles y eclesiisricos clonde ocurren en última instancia para sus negocios judiciales. Aquí se encuentran los archivos, los protocolos y rejistros de pro-

Como en el levantamiento del oriente, los liberales atribuyeron el confücto a maquinaciones oligarcas: "Se conmos~íanlos salvajes, se conmovían los indios bárbaros y aun, para que las conmociones estallaran, era preciso que Carrera enviara ajentes como Mazariegos á levantar a los indíjenas de Algo que era parcialnlente cierto,'@Montúfar Santa Catarina I~taguaeán".'~~ lo absolutizaba, como se dijo, para justif'tcar una visión liberal de los hechos. Según Lorenzo Montúfar, el punto d e unión entre indígenas y conservadores venía a ser el apego a lo viejo, la aversión a toda innovación:

...se ha visto un fenómeno extraordinario; se han visto dos elementos opuestos, enteramente opuestos, el partido aristocrático (que después se ha llamado conservador) unido a las poblaciones indígenas por un punto de apoyo. iCuál es el punto de apoyo? Es el odio a todo lo nuevo, es el amor a todo lo viejo, es la resistencia á toda innovación; y por esos dos elementos se unieron y unidos los vimos entrar á la plaza el año de 1839,"O

Y, ciertamente, en ese tiempo se dio la paradoja de una alianza entre indígenas y conservadores, sobre la base de preservar estructuras que permitían a los primeros la lucha de la sobrevivencia, como lo eran las reducciones, tierras comunales y cuotas de autogobierno a través del sistema de principales, cabildos y cofradías. En los segundos, porque de dichas estructuras partían su poder y todo un sistema de valores políticos, sociales, culturales y económicos, que tenazmente se trató de conservar después de 1821. Característica primordial de la élite conservadora de la época era entonces su total identificación con el orden instaurado en 1524, con un pensamiento de castas que creaba profunda distancia frente al indígena y el sector mestizo pobre en general. Cronistas como Fuentes y Gumán, al hacer referencia a la conquista, se identificaron siempre con el conquistador y no con los

piedades y de tierras, que continuamente vienen a consultar. Aquí reside el Superior Eclesiástico que provee los curatos y debe velar sobre la buena conducta de los Párrocos. Aquí están la Universidad y colejios a donde se viene a aprender lo necesario para las diferentes carreras". blontúfar, Reseña histórica, tomo 111, pág. 437,

'@Rodríguez, Chapeid, pág. 305 y siguientes. "O

Del discurso de Lorenzo Montúfar ante la Asamblea Constituyente de 1879, en

Libros de Premio 3 (San Francisco y Nueva York, 18951, pp. 250-251.

indígenas, quienes venían a ser: "...fieras indómitas y traydoras". Domingo Juarros, hacia 1800, es también portador de ese pensamiento. Para él, los conquistadores son simplemente: "...nuestros soldados".'" José Milla y Vidaurre, a finales del siglo XM, mantiene una visión irn ni lar.''^ En un brindis de 1827, conmemorando la Independencia de 1821,Juan José de Aycinena es exponente de tal pensamiento. Con el sentido pragmático que lo caracterizó, llama la atención de que los indígenas, "...son una considerable parte de nuestra República..."173 Pero también advierte: "...viven oscurecidos, todavía entre las tinieblas de la ignorancia. Muchos ni conocen la dignidad de su propio ser, ni los derechos del hombre en sociedad".'" Aigo similar planteó José Francisco Córdova en 1824, asegurando que el atraso en que vivía el indígena lo llevaba hasta inclinarse por la implantación de sistemas monárquicos:

...debemos reconocer que en toda la nación apenas habrá una docena de indígenas medianamente instruidos, y que ocupados en las carreras eclesiástica y literaria, han salido del estado de idíotéz en que por desgracia se halla toda su clase...; ellos no quieren que se les ocupe con elecciones populares, con milicias cívicas, ni con nada que sea sacarlos de sus usos y costumbres;y en una palabra, puede decirse que en materia de gobierno, los indígenas, si quieren algo, es lo que hasta ahora han podido conocer: el gobierno m~nárquico."~ Los hechos sucedidos en la región altense entre 1838 y 1839 y el control cada vez más firme del poder por los conservadores en Guatemala, que se reflejaba precisamente en el desmantelamiento de una a una de todas las fueron las bases de la intensa legislación indigenista de reformas galvi~tas,"~ esos años. En julio de 1839, por ejemplo, se formó una Comzkíón de organización provisional, para establecer un régimen de protección y fomento en favor de los indios, compuesta entre otros, por Alejandro Mamre y Manuel

"' Juarros, Compendio de la historia, pág. 352. José Milla, Historia de la América Central (Guatemala: Centro Editorial "osé de Pineda Ibarra", 19631, 11. Citado por Batres Jaúregui, La América Central, tomo 111, pág. 129.

'"

Batres Jaúregui, L a América Central, tomo 111, pág. 129.

"' Córdova, Voto del ciudadano Los códigos de Livingston fueron promulgados en enero de 1837 y abolidos en marzo de 1838, al igual que la ley municipal de 1836; la ley del n~atrimoniocivil se instauró en 1837 y se siispendió a mediados de ese año. Mamre, Efemérides, pág. 93.

NACI~N, CAUDILLlSFXO Y

CONFLICTO ÉThlICO EN

GUATEMALA409

ncisco Pavón.'" Es importante detenerse un poco en la actuación de esta omisión, pues ayuda a entender los hechos de entonces. El dictamen rendido por la Comisión, destaca una visión bastante realista de la crisis política y la manera como había afectado al indígena. Informa sobre el desmoronamiento de las comunidades, "...antes en buen orden y con regular policía, y relativamente florecientes, hoy están disminuidas ~onsiderablemente".~ Según el dictamen, tal situación era producto del orden liberal impuesto con la Independencia y más concretamente de la proclamación de la ciudadanía en el indígena, pues ella había venido a significar "una igualdad malentendida".'79 El reproche de la "igualdad mal entendida" se dirigió entonces a los sectores populares en general, un haber nFundido la igualdad ante la ley con una igualdad en lo social y económico. n el dictamen, sin embargo, se estaba aludiendo directamente a la vieja ndición colonial de la minoridad ind&na que lo incapacitaba a vivir en iedad, en la nueva condición de ciudadano libre de iguales derechos y ligaciones, tal y como lo había señalado Aycinena. Pero, lo más grave, ra que tambien se habían deteriorado los vúlculos de obediencia: "...se observa que los indios gradualmente van perdiendo los hábitos de respeto hacia las autoridades que tanto conducen al buen orden". Esto era lo que realmente preocupaba, sobre lo que había alertado Marure en más de una No se trataba tampoco de simple agudeza política. En la base se ncontraba el pensamiento que venimos subrayando, de profunda raíz cooniai y que constituía la espina dorsal de la ideología del grupo conservador. omo tal, había sido expuesto ya en varias oportunidades, mucho antes de ue estallara la crisis galvista. Así sucedió durante las Cortes de Cádiz de 12 o hacia 1821, es decir, en momentos de cambio y crisis política, cuando les y conservadores se enfrentaron al papel que debía ocupar el indígena que construían. A pesar de ser el grupo mayoritario y de constituir la base económica de la sociedad colonial, el predominio de la ideología que lo desvalorizaba y su minoridad en las estructuras sociales, habían tenido como resultado una especie de ocultamiento de su existencia, un olvidarse

'"

Diario El Tiemp (Guatemala, 2 d e agosto de 1839).

"Dictamen de la Comisión de organización provisional, sobre establecer un régimen de protección y fomenta en favor de los indios". Guatemala: Sala de la Comisión, 29 de julio d e 1839 (Diario El Tiempo, del 2 de agosto de 1839). En la comparación que hizo entre la Wndée francesa y el levantamiento guatemalteco, Marure expresó un pensamiento similar: "...allá no existían las diferencias de color; aquí una igualdad ilimitada ha despertado hiertes antipatías entre una población eminentemente heterogénea". Marure, Memoria sobre la insuwección.

del indígena como por "encantamiento",tal y como se señaló en una gaceta de principios del sig10.'~ Con la crisis independentista todo ello cambió y el indígena se convirtió en uno de los puntos centrales de la polémica y del enfrentamientopolítico. Como se dijo, para los liberales, el indígena como tal no tenía cabida en la nueva nación. Se buscó resolver el problema recurriendo a la impIantación forzada de la ciudadanía, algo similar a lo que hizo más tarde Justo Rufiio Barrios, cuando por decreto ordenó la ladinización de aldeas enteras, un proyecto que al Final Fracasó. Por el contrario, la posición conservadora, partidaria del mantenimiento de la minoridad indígena,tuvo hacia 1839 una coyuntura favorable para hacerse realidad como política que permitiría enfrentar un orden subvertido, lo que le daría a este grupo nuevamente su función dirigente en el país. Como solución, la Comisión de 1839 recomendó un retorno a la situación anterior a 1821. El argumento central era, que si bien entonces se obligaba al indígena al trabajo forzoso y otras obligaciones, la minoria de edad contrarrestaba ese estado de desventaja, con medios jurídicos y consuetudinarios que le permitían enfrentar situaciones adversas como la pérdida de tierras comunales, lo que parcialmente era cierto. Decisivo era, entonces, reimplantar el antiguo sistema de organización indígena, "...una autoridad que defienda sus derechos". Se restablecían así antiguos vínculos, pero sobre todo el control del Estado sobre las comunidades, dándole más atención a sus problemas."' En esta forma, la crisis empezaría también a encontrar una salida: "conduciendoa que las cosas se restablezcan a un orden regular".1sz Es decir, se recuperaba el poder centralizante del Estado, reviviendo instancias locales de control y estableciendo funcionarios que sirvieran como nexo. En otras palabras, el papel que asumirían después los corregidores como intermediarios entre la población indígena y el régimen conservador. Al contrario de las tendencias centralizantes del Estado liberal, la opción conservadora dejaba por el momento margen al autogobierno indígena. Como parte de la efervescencia anticolonial, a principios del siglo la minoría de edad había ya sido cuestionada por distintos sectores. Una propuesta para acabar con tal situación, fue la españolización o iadinización del indígena, tal y como lo hizo García Redondo. Las Cortes de Cádiz de

Gaceta de Guatemala (Guatemala, 22 de octubre de 1801).

lBC

18'

'La necesidad más urgente es que los comunes de indígenas tengan un funcionario que deba por ley, dirigir sus solicitudes ante el gobierno o los tribunales". Dictamen de la Comisión.

Dictamen de ia Comisión

1812 hicieron parcialmente suya la reivindicación y al indígena se le concedió la ciudadanía, creándose el ctz~dadarzoandgo espaliol."' Las Cortes, no obstante, mantuvieron la antigua legislación proteccionista "...por causas jusrísimas que aún subsistían".lffl A partir de entonces se formarían dos corrientes, una por la concesión total de la ciudadanía al indígena como forma de integrarlo definitivamente a la sociedad, es decir, la que sería la posición liberal:

No entrando en el ejercicio de sus derechos, la ciudadanía será una palabra política. No conocerá 1% artes ni el comercio. No saludará los colegios y universidades. No tomará asiento en 10s tribunales. No se armará de bayonetas para defender la patria, ni su voz será respetada en los ejércitos nacionales. En una palabra: la Espafia americana quedará privada de las grandes ventajas de la ciudadanía; y el indio volverá a ser confundido con los salvajes. ¿Deberá pues darse oídos a la piadosa voz de tutela? ' 8 5 La corriente conservadora estaba por el mantenimiento del tutelaje sobre el indígena, asumiendo las enormes dficultades que seguía enfrentando para vivir en la sociedad "civilizada" instaurada a partir de la conquista. El argumento central era que el indígena aún no podía valerse por sí misnio, algo que sólo aprendería a través de un largo proceso de enseñanza e integración paternalista: "Y si las Cortes no pudieron darles la civilización que es obra del tiempo y de las disposiciones que dicta el gobierno para su enseñanza, y por esta causa se hallan todavía en estado de no poder deducir sus más claras acciones, como no las conocen, e ignoran hasta el castellano...''*86 En realidad, después de trescientos años de coloniaje se habían formado en Guatemala dos mundos diferentes y excluyentes entre sí. En muchos aspectos, uno totalmente desconocido respecto del otro, aunque el indígena había tenido que conocer el español colonial en sus interioridades para poder crear y afianzar su propio mundo, sobre todo los marcos jurídicos y legales, así como las exigencias e intereses del sector dominante. La lucha de resistencia en uno y los prejuicios raciales del otro venían a completar esa barrera que los separaba. Producto de una misma matriz de conquista y subyugación, el uno vinculado al otro por los lazos de la explotación y la dominación, pero separados por un universo distinto de valores y estrategias de vida. Ia3

Molina, El editor consrátucional, tomo 1, pp. 128-129.

'" Molina, El editor constitucional, tomo 1, pág. 131

'"' Molina, El editor conitittccional, tomo 1, pág. 121 " Molina, El editor constitucional, tomo 1, pp. 129-130.

La senalada incapacidad del indígena era otra falacia más, un subterfugio para justificar su subyugación. Desde la conquista había emprendido una lucha difícil d e resistencia y sobrevivencia, creando propias instancias administrativas y utilizando al máximo los márgenes que dejaba el sistema para defender e imponer sus dereclios. El indígena desarrolló e n ello tal habilidad, que dejó asombrados a hombres como el arzobispo Cortés y Larraz, entre otros. En realidad, esta corriente defendía formas arcaicas de dominación, la permanencia del trabajo forzado y relaciones sociales patriarcales d e control indígena que debían continuar después d e 1821. Traemos a colación lo anterior, porque ayuda a comprender la situación imperante e n 1839. La relación entre minonu de edad y trabajo forzoso, como política colonial, había sido ya denunciada e n 1820:

...una política que ... le dispensase [al indígena] alguna proporción, análoga a su estado de abatimiento, por la necesidad de sus brazos para la agricultura y por la utilidad de sus oficios serviles, que para degradación de la humanidad le transformaban en animal de otra especie. Tal es el origen de la declaración de minoridad, de la creación de Protecturías y de otros privilegios que le concedieron las leyes sin perjuicio del azote en casos determinados.18' !gi-ial crítica Ir hicieron los liberales a las medidas implantadas por los conservadores a partir de las propuestas hechas por la Comisión integrada por Marure.188 Así surgió el decreto del 17 d e agosto a que se hace alusión e n la nota anterior, una transcripción casi literal del dictamen e n cuya elaboración participó Marure. Como primer paso, se creaba una Comisión permanente que debía velar por la protección y fomento d e los indígenas: "Siendo un objeto de interés público no sólo proteger a esta clase numerosa d e la sociedad, sino también fomentarla mejorando sus costumbres y civilización". Seguidamente, se ponían en vigor las antiguas Leyes d e Indias que regían aspectos

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Molina, El editor constitucional, tomo 1, pág. 65.

"Si los libres erraron en igualarlos [a los indígenas]en derechos y en reconocerlos como hombres libres; nunca esto puede ser un error de la ambición y de la tiranía, nunca el cálculo del interés privado; más vosotros desdeñándoos de ellos y abatiéndolos después de serviros de sus espaldas y de sus preocupaciones jno mereceis que ellos os conozcan alguna vez y os aprecien en vuestro debido valor? El decreto que se ha dado es digno de la Asamblea Constituyente, está en todo su espíritu retrogrado, en todas sus miras de dominación exclusiva, y sobre todo en su odiosidad a la independencia y en su amor a la servidumbre colonial. Es consecuencia de tal régimen el restablecimiento de los azotes, el de los trabajos forzados por los que ya anhela la comisión, y es consiguiente todo el rigor del despotismo antiguo bajo los corregidores, alcaldes mayores y sátrapas españoles, inquisidores y frayles". Cita del Populardel 4 de diciembre de 1839, periódico publicado en Quetzaltenango. Rodríguez, The Lidngston Codes, pág.

30.

C I ~ N ,CAUDILLISMO Y CONFLICTO

ETNICO

EN

GUATEMALA413

trales de la vida de las con~unidades,restableciéndose el puesto de intérretede indgenas. El decreto debía ser traducido de inmediato a los idiomas nas y dado a conocer en todas las poblaciones.'" La medida anterior completó con el decreto del 2 de octubre, que reimplantaba el régimen nicipal bajo el tutelaje de corregidores: "Las municipalidades de los pueos de indios, se renovarán anualmente en la forma y manera que por ostumbre lo hayan practicado, ocurriendo a los corregidores para la codirmación de vara^".'^ El 5 de diciembre de ese mismo ano de 1839, se proclamaba la famosa de Garantías, donde se sostenía que, "para fundar y mantener el equiiibrio ial", se debía amparar al débil frente al fuerte, pues, haciendo alusión directa al indígena, por su "...falta de capacidad actual, carecen de ilustración suficiente para conocer y defender sus propios derecho^".'^' Es decir, se le restituía la condición de menor de edad, con una legislación que diferenciaba a la población del país en dos sectores, uno culto y civiiizado, el otro bárbaro y atrasado, en una palabra, inFerior. Por lo mismo, subordinado el uno al otro, en los fines específicos de su dominación y control económico, político y social y para poder continuar, bajo un velo proteccionista patriarcal, el proceso colonizacior que se había interrumpido con la Independencia de Juan José de Aycinena pertenecía precisamente al tipo de criollo que caracterizábamos más atrás, ardiente defensor del orden de cosas que se había establecido durante la Colonia y sumamente cauto en su posición frente al indígena. Se había ordenado como sacerdote en 1817 y fungió como tal toda su vida, pero fue profundamente fanático en su catoli~ismo'~~ y un enemigo acénimo del sistema federal.'93 Pero, al mismo tiempo, mostró

'"

Pineda de Mont, Recopilación de las l v s , tomo 1, pág. 848.

Decreto del 2 de octubre de 1839, reglamentando el gobierno político de los depammentos. Pineda de Mont, Recopilación de las ltyes, tomo 1, pág. 504. 'IB

19'

Pineda de Mont, Recopilación de las leyes, tonto 1, pág. 232.

"Me preguntareis ¿cuál es ese fundamento inalterable del orden social? Y YO sin vacilar, os contestaré, que es la religión de Jesu-Cristo". I*u- causas que destnryen a ias naciones, 1858(discurso religioso pronunciado en la Santa Iglesia Catedral el 15 de septiembre de 1858, aniversario XXXWI de la Independencia de Guatemala. Impreso de orden del gobierno) (Guatemala: Imprenta de la Paz, 18581, citado por Chandler, Juan José de Aycinena, pág. 158. '92

Fue el principal ideológo del antifederalismo. En 1834 escribió: "Centroamericanos: cuando desaparezca el poder que hoy os oprime con el nombre de gobierno federal, habréis dado el primer paso para dejar de ser miserables esclavos; cuando hubieren recobrado la soberanía que corresponde a cada Estado, seréis libres ... Juan José Aycinena, El toro amarillo. Biblioteca de Cultura Popular "20 de octubre", tomo 54 (Guatemala: Editorial 'yosé de Pineda Ibarra", 1980), pág. 163. '93

un alto grado de realismo político, supo reconocer la complejidad étnica del país como principal escollo en cualquier intento homogeneizador como el que planteaba el liberalismo:"...peroel hecho es que hay veinticuatro lenguas o idiomas".'" Asimismo, percibió la trascendencia del derecho consuetudinario y del régimen miinicipal en la organización del mundo indígena, que constituía a la fecha cerca del setenta por ciento de la población guatemalteca: "...el régimen municipal ... este resto único de libertad política que los conquistadores dejaron a las poblaciones que sujetaron a su dominación; este resto de su antigua digniclad que ha pasado por la tradición a través de tres centurias; este resto de orden es el único que entre la mayor parte de los aborígenes mantiene alguna regularidad y preserva entre ellos los visos de civilización".'" Así defendía en 1846 JuanJosé de Aycinena el régimen municipal indígena, restablecido, como se dijo, desde finales de 1839. De esa manera, los conservadores implantaron un sistema de control y dominación de carácter patriarcal, recurriendo a las Leyes de Indias y sus instituciones, al derecho consuetudinario, a la Iglesia y al caudillismo de Carrera. Se restablecía, en lo fundamental, la vieja sociedad colonial en su estructura estamental de comunidades indígenas, clero, corregimientos,bajo el mando directo de las familias criollas de comerciantes y terratenientes. La opción conservadora surgía como sustituto del Estado y sociedad cuya constmcción quedaría interrumpida hasta 1871, en que se retoma la tarea de crear un nuevo orden social y estatal para Guatemala,de carácter dictatorial oligárquico, desde luego. Parte importante de ese orden, fue la figura proverbial del Tutupresidente guatemalteco, con poder personal ilimitado, quien a la par que impartía justicia por su propia mano, cometía también las peores atrocidades. Sin otras formas para defenderseo hacer valer sus intereses,los scctorcs humildes, principalmente los indígenas, se veían obligados a recurrir al Tutupre.sidente, al Padre de lo.spuehlos, como también se le conoció. Crosby, diplomático norteamericano en Guatemala por esos años, fue testigo de ello: "...a veces venían éstos por centenares en delegaciones, desde provincias distantes, a exponer sus quejas ante él; Carrera por su parte, se sentaba y escuchaba pacientemente todas sus quejas, las estudiaba y luego enmendaba y remediaba los motivos de las q~erellas".'~~ Las comunitiades indígenas enfrentaban

19' "Informe d e Juan José d e Aycinena al gobierno sobre el regimen municipal, 17 d e enero d e 1846". Gaceta Oficial (Guatemala, 31 d e mayo d e 1846).

'" '7lnorme d e Juan José d e Aycinena a1 gobierno sobre e1 régimen municipal, 17 d e enero d e 1846". Gaceta Oficial(Guatemala, 31 d e mayo d e 1846). '"

Crosby, Giratemala en la diplomacia, p5g. 236.

NACIÓN, CAUDILLISMO Y CONFLICTO ÉTNICO EN

GUATEMALA415

sobre todo problemas serios por cuestiones de tierras, que buscaban resolver ganándose la voluntad de Carrera, por ejemplo, haciéndole regalos. Así sucedió con una comunidad de Sololá, cuyas tierras pretendía la poderosa familia criolla de los Batres. Carrera debía mediar en favor de los primeros, pero el caudillo terminó apropiándose é1 mismo las tierras para dedicarlas al cultivo del café.I9' El Tatapresidentepermanecería en'la historia guatemalteca, donde se destaca por sus atrocidades, especialmente en las figuras de Justo Rufino Barrios, a la par de Estrada Cabrera y Jorge Ubico. La historia oficial guatemalteca lo trata de rescatar como una figura rodeada de cierta aureola de romanticismo, benéfica, que en forma safomónica atendía las quejas de los desposeídos, visión que ha encontrado resonancia en algunos histoOtra medida de los conservadores que debía devolver la paz al país fue el freno que se puso a la ocupación desmedida de tierras. En un informe de 1851se decía claramente al respecto: "...el Gobierno ha procurado no admitir denuncias de terrenos, cuya venta pueda ocasionar algún disgusto a los indios y colocar al ejecutivo en el enojoso confiicto de sostener la enajenación decretada".19 Esta medida de los conservadores se vio favorecida por el cultivo de la época, la grana, que además de no precisar de grandes extensiones de tierra, se circunscribió sobre todo a las zonas mestizas de la región central: Guatemala, Antigua, Villa Nueva y Amatitlán. Ello significó un respiro para las comunidades, hasta el aparecimiento del latifundio cafetalero, devorador insaciable de tierras comunales. De todos modos, durante el período conservador continuó el proceso en una intensidad menor. En ese tiempo, concentrador de la tierra,2"0aunque Julio Castellanos Cambranes, Aspectos del desarrollo económico y social de Guatemala, a la IuzdeJuentes históricas alemanas, 1868-1885(Guatemala: Universidad de San Carlos/ IIES, 1975). pág. 11. '91

Caro1 A. Smirh, "Origins of the National Question in Guatemala: A Nypothesis", en Guatemalan Indians and tbe State: 1540-1988, Caro1 A. Smith, editora (Austin: University of Texas, 19901, pp. 73-95.

'"

Manuel Francisco Pavón, Informes de las Secretar7as del Gobierno en los ramos de gobernación, hacienda, guerra y relaciones extedores; a la Asamblea Consh'tuyent~de la República, agosto de 1851(Guatemala: Imprenta d e La Paz, 1851). Ese año se emitió también el decreto siguiente: "Que los indios no sean despojados, ni á pretexto de ventas, de sus tierras comunes, no habiéndose hecho aquellas con las formalidades d e almoneda, como lo previene la ley 2 7 , títuio lo, libro 6" d e la de Indias. Decreto del 8 de noviembre de 1851, Pineda de Mont, tomo 1, m

Julio Castellanos Cambranes, Café y campesinos en Guafemala(Guatemala:

la principal forma de ocupación de tierras indígenas fue a través del censo editéutico, una forma de arrendamiento -implantada desde 1829- por medio de la cual el indígena cedía parte de sus tierras en usufmcto. Aunque legalmente seguían perteneciendo a la comunidad, su otorgamiento era por tiempo indefinido, pudiendo el usufruauario trasladar sus derechos a terceras personas. El indígena en general se opuso a este arrendamiento, porque conllevaba a la pérdida de las tierras; sin embargo, durante el régimen conservador era forzado a ello por los mismos corregidores. Hacia 1860 amplios territorios de la bocacosta del Pacíftco se encontraban ya ocupados con café, utilizando esta modalidad de arrendamiento. Los indígenas se quejaron ante Carrera por la creciente ocupación de sus tierras, pero sin ningún resultado."' Es decir, para el indígena el régimen conservador Fue de todos modos un orden de dominación, explotación y discriminación. El sistema de corregimientos que se implantó no se diferenciaba en mucho al de la Colonia, atenuado solamente en sus peores arbitrariedades por la experiencia reciente de 1837. Como antes y después, se recurrió al trabajo forzoso, en menores proporciones porque el cultivo de la grana no lo requería, pues se seguía realizando sobre la base de una economía familiar, cuya comercialización monopolizaba el grupo de familias criollas. Así, una circular de 1847,ordenaba a los corregidores la implantación del trabajo forzoso, estableciendo mecanismos de control, certificaciones de patrones y de alcaldes indígenas, lo que a quienes se comprometia en la distribución de la mano de obra,20z vino a ser un antecedente del Reglamento de Jornaleros de 1877.203Obras públicas como la construcción de caminos, se seguían realizando con trabajo forzado indígena. En 1845, un corregidor de la Verapaz informó que se había construido un camino que comunicaba con el Petén, agregando que había utilizado: "...más de trescientos indígenas, cuyo trabajo Fue gratis,

Editorial Universitaria, 1985); y Antonio Vásquez Ramúez, "Consideraciones sobre la destrucción de la propiedad comunal en Guatemala (1840-1871)" (tesis de licenciatura, Guatemala, Universidad de San Carlos, Escuela de Historia, 1980). 'O'

Castellanos Cambranes, Caféy campesinos, pp. 89 y siguientes

"2 "Los que quieran mudar de amo deberán recabar del primero una ce&icación de su conducta, y con ella presentarse con quien quieran acomodarse". Circular a los Corregidores de los deparfamentar. Gaceia Oficial del 21 de agosto de 1847 (Guatemala, 13 de agosto & 1847).

Chester L. Jones, "Del mandamiento a la ley contra la vagancia", en Economú? de Guatemala. 1750-1940,Jorge Lujan Muñoz, editor, 11, pág. 71. *Oi

haciéndose únicamente un gasto corto en sus alimentos, de fondos municipales, á fin de no gravar á la hacienda pública",2" Hacia 1863, los indígenas de Chimaltenango denunciaron la existencia de caporales encargados de organizar el trabajo forzado, a través del sistema de endeudamiento. Cuando se dejaba de cancelar las deudas se arrestaba a los indígenas, incluyendo a las autoridades que habían recibido los adelantos.*5 Según el citado decreto de 1851, al igual que en tiempos coloniales, una de las principales obligaciones de tales funcionarios era perseguir: "...la embriaguez y holgazanería en los indios; cuidando al mismo tiempo de que los destinados por mandamientos a los trabajos de particulares, sean bien tratados, pagados con p~ntualidad".~"

Las políticas implantadas a partir de la caída de Gálvez, han dado lugar a que cierta historiografía sostenga la hipótesis de un populismo y proteccionismo conservador indígena, donde la figura del caudillo Rafael Carrera vendría a ser el principal artífice.207Sin embargo, desde la década del setenta existen trabajos históricos que muestran la verdadera naturaleza del régimen.2m Además, hay suficiente evidencia para demostrar que el grupo consenrador mantenía igual actitud y prejuicios frente a1 indígena que los liberales. Como se dijo, los dos grupos plantearon la inmigración extranjera como factor d e blanqueamiento y civilización, sólo que los conservadores se inclinaron por aquella procedente de países católicos, como lo ilustra el proyecto de colonización belga de Santo Tomás de Castilla, realizado en ese tiempo.*@' En 1847 se formó también una comisión gubernamental, que debía ocuparse de los mecanismos que facilitaran la llegada de extranjeros:

Gaceta Oficial(Guatemala, 13 de junio de 1845). Daniele Pompejano, Irz crisi dell'ancien régime in America Centrale. Guatemala 1839-1871(Milano: Francoangeli, 1993, pp. 202 y siguientes. 206

Pineda de Mont, Recopilación de las leyes, tomo 1, pág. 649.

'O7 E. Braciford Burns, The Poyerty of Pmgress: Irztzn America in the Nineteazth C e n t t ~ (Berkeley: y University of Calibrnia Press, 1980), pp. 97 y siguientes.

.'ea Rodríguez,

The Livirzgston Codes.

'@ Griffith, "a4ttitudestoward, pág. 86.

Ver el decreto del 29 de febrero d e 1868, sobre inmigración de famüias extranjeras que ingresen al territorio de esta República. Pineda de Mont, Recopilación de las leyes, tomo 1, pág. 841.

"...que difundan sus conocimientos en la agricultura y en las artes, y con el Fin de aumentar la población del país, como uno de los medios más indispensables para lograr la riqueza y poder a que está llamado por sus felices elemento^".^'^ SegúnJuan José de Aycinena, la construcción de un canal en Nicaragua atraería población extranjera, con la ventaja de que, "...mezclándose la raza indígena con ella, la generación mixta será más bella y mejor educada".*" Esa visión sobre la existencia de razas superiores e inferiores determinó sin duda la política integracionista de los conservadores. En un artículo escrito en 1862, se sostenía que el orden de razas lo encabezaba la blanca europea: " ...a la cabeza de la escala antropológica [está] la raza blanca jaf6ti~a..."~l~ El último escalón lo ocupaba la población negra, el intermedio la mongólica o americana. Son interesantes las observaciones sobre los procesos de integracidn o civilización. Según el articulista, el traslado de un africano hotetonte a un medio civilizado tenla como consecuencia su uansformación en una persona ladina,"...pero dejadle abandonado a sus propias inclinaciones, y nunca dejará de ser un verdadero hotetonte". Igual parangón se hacía con el indígena: "Dejad a la América abandonada a sus razas indígenas y la vieréis estacionarse o retrogradar a los tiempos de Colón, mientras la Europa progresa día en día". Para los conservadores, la preferencia por el modelo español civiüzatorio al anglosajón lo justificaba el hecho de que permitía la convivencia y sobrevivencia del indígena, mientras que el último llevaba a su exterminio, como lo ejemplicaba los Estados Unidos de América. Pero esa sobrevivencia indígena sólo era posible por la existencia, "...de un gran número de hispanoamericanos que aman extrafiablemente a los nobles e inofensivos indios..." El objetivo era entonces que, "...cultivando esmeradamente ese espíritu de unión a la sombra de instituciones libres, puede aspirarse a la civiiización futura, a la transformación moral de la raza c0briza".*~3 En esa perspectiva, los conservadores continuaron con los proyectos integracionistas de tiempos coloniales; con la imposición del español como idioma único, como fue propuesto por José María Castilla en 1845: "Es indispensable que la mayor parte de los ciudadanos sepa leer y escribir, los

La Gaceta de Guatemala (Guatemala, 20 de julio de 1847)

Memoria sobre el canal proyectado en el Istmo de Nicaragua. Guatemala, 1844. Citado en Chandler,JuanJosé deA.ycinma, pág. 198. ""El antagonismo de razas". Artículo publicado en el diario El Noticioso (Guatemala, 26 de septiembre de 1862). IZ3

"Elantagonismo de razas"

rudimentos de aritmética, ia moral cristiana y su constitución civil, y entenderse en un solo idioma... Hablando un mismo idioma el indígena que el español, poseyendo los mismos rudimentos de civilización..."2'4 En comparación con el régimen liberal, la diferencia radicó en que estas políticas se dieron en menor intensidad, acorde con el poco dinamismo de las actividades productivas y sociales de la época, en el marco de la reimplantación de la vieja política colonial de viviry dejar vivzr a la par del indígena. Sin un fuerte aparato estatal administrativo como el que surgiría en 1871, la Iglesia católica fue sobre todo la portadora del proyecto integracionista c o n s e ~ a d o r . ~A' ~ ella se le exigió, por ejemplo, la utilización del eso argumentos esgrimidos pañol en Ia indoctrinación r e l i g i ~ s a . ~ ' ~den los en 1843 para promover el retorno de los jesuitas, era precisamente retomar el trabajo de evangelización y civilización en el indígena."' El decreto de 1851-año del retorno de los jesuitas a Guatemala- se refiere claramente a la importancia que le daba el régimen a la política misionera: "El Gobierno, poniéndose de acuerdo con el Ordinario eclesiástico, podrá, con el objeto de civilizar y reformar las costumbres de los indios, restablecer las pensiones Así, a diferencia de religiosos misioneros como existían antes con igual de los liberales, deslun~bradospor el mundo anglosajón, el prototipo conservador venía a ser lo colonial español, lo que aportaba lógicamente puntos de convergencia con el indígena y su lucha de resistencia y sobrevivencia a partir de las reducciones creadas durante la Colonia. Como se dijo, el origen colonial del grupo dominante mermó en él bases genuinas de identidad con el país, lo cual lo llevó, en mayor o menor medida, a buscar en el exterior símbolos y parámetros para el tipo de estado/ nación que debía legitimar su dominación de ahí en adelante. En la búsqueda de parámetros externos, los conse~adoresdirigieron la vista al ejemplo inglés, país también desarrollado económicamente y sin haber vivido

Memoria de la Junta General de la Sociedad Económica del Estado de Guatemala, celebrada el 14 de septiembre de 1845 (Guatemala: Imprenta d e la Paz, 1845). "5

Pavón, Informes de las Secretarku

2'6

Pineda d e Mont, Recopilación de las leyes, tomo 1, pág. 648.

Exposición sobre la llamada de losjesuitas, 1843 (Exposición que hace alptíblico el Presb. Juan José de Aycrnena sobre el asunto de la ilamada de !os Pt) De la Compania de Jesw por la interurnción que en ella tuvo como Ministro de relaciones, justicia y negocios eclesiásticos del Gobiernodel Estado de Guatemala en el ano de 1843 (Guatemala: Imprenta Nueva de la Paz, 1845). Véase cambien en Chandler, juanjosé de Aycinena, pp. 225-245. 2'8

Pineda d e Mont, Recopilación de las leyes, tomo 1, pag. 853

peligrosas transformaciones revolucionarias, con fuerte apego a sus tradiciones y con instituciones sólidas que garantizaban su estabilidad como sociedad. La íntima vinculación entre el cóns~ilChatfield y el grupo conservador propagaba lógicamente este pensamiento afín a lo inglés. En un momento en que pareció tambalear la ciominación conservadora, a principios de 1848, se llego hasta pensar en un protectorado británico sobre Guatemala: "...en las mismas condiciones que los mi~quitos".~" Hasta liberales moderados como Miguel García Granados --con Barrios el Iiombre fuerte de la revolución de 1871- se pronunciaron por el ejemplo inglés: Inglaterra, de dos siglos a esta parte, ha hecho inmensas reformas en sli organización política y aún en la religiosa. Puede decirse que ha habido, en aquella nación, una transformación completa en sus instituciones y en el espíritu de su legislación; pero esta transformación se ha verificado paso a paso ... Así es como se ha ido efectuando ese cambio pacífico que causa la admiración de los e~tranjeros...~'~ Por todo ello, Inglaterra ocuparía un lugar especial en las relaciones del régimen conservador, pero también porque era el principal cliente comercial, el que absorbía casi la totalidad de la producción de cochinilla. Les conspna",sres, sin p.&argo, hgscaron siemnre n2rimptrnc r- raíces 77 1 en lo español, lo que aportaba, según ellos, las bases de la nacionalidad guatematteca: "...sería imposible olvidar que nuestra civilización es, por decirlo así, española, por lo que debemos recurrir a la misma España para nutrirla y reforzarla en lo esencial, si es que deseamos ser independientes y conservar nuestra nacionalidad"."' Pero no se trataba de la defensa de la hispanidad en sí, sino más propiamente de lo español colonial, que tenía como prototipo al conquistador Pedro de Alvarado. No existía, por ejemplo, la menor duda de que la nación que se constmía y defendía se iniciaba con la conquista: "Nuestra fiistoria, podemos decir que se divide en dos períodos distintos: el primero data de 1524, en que Don Pedro de Alvarado conquistó estos reinos á los indios, hasta 1821 en que se hizo la Independencia; el segundo cle 1821 en adelante..."222 La nación consewadora venía a ser así la continuación de lo iniciado por los conquistadores en 1524. hecfio que hombres como Fuentes y Guzmán o Domingo Jiiarros legitimaban y apuntalaban como realidad histórica que

"' Rodríguez, ChalJield,pág. 405. 2"'

García Grnnados, M e r n t ~ r i adel ~ Genera! totiio IV, pág. 27

" V a v ó n , Informes de las Secretarias ".'

El mr
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