Musica y Ciencia para aldea 21

May 23, 2017 | Autor: Aldo Rodriguez | Categoría: Education, Performing Arts, Musica
Share Embed


Descripción



Música, Cerebro, Educación y Vida

Por Aldo Rodríguez


Filosofía y música "tienen un origen común, en cuanto significaban búsqueda de la verdad, aunque una, la música, es una búsqueda que arranca del deseo irracional del ánimo, que encuentra en la armonía su perfecto equilibrio, mientras la otra, la filosofía, es una búsqueda que realiza la inteligencia y se traduce en una vida prudente. Ambas buscan el equilibrio, ambas tienden a la justicia"(1).

Aunque tradicionalmente se mete dentro de las artes, la música engloba filosofía, matemáticas, psicología, neurología y la forma misma en que las personas sienten, expresan y viven sus vidas. Las formas musicales están asociadas al hombre desde su aparición como tal sobre la faz de la Tierra, y desde ese mismo momento nos ha acompañado en la celebración de la vida, en los duelos, en rituales y ceremonias, cuando amamos y cuando sufrimos, nos acompaña en nuestra soledad y nos hace sentir parte de un grupo humano.


La música y el cerebro

Según en neurólogo y neurocientífico argentino Facundo Manes, una de las teorías que apuntan al por qué del comienzo de la música estaría en que el ritmo nos hace movernos juntos, bailar juntos, y de alguna manera eso supondría un beneficio evolutivo al hacernos actuar de forma más altruista y unida. Manes explica también que la música es uno de los elementos más placenteros de la vida, y se desarrolla en un circuito cerebral que gestiona las respuestas físicas ante estímulos emocionales.

Hablamos realmente de placer físico, además de emocional. Según el neurocientífico Robert Zatorre, la música estimula la liberación de dopamina directamente desde las zonas del cerebro asociadas a la generación del placer. La reacción que produce se percibe fisicamente como un escalofrío o una conmoción. Al mismo tiempo, el cerebro almacena en un archivo todas las melodías que conoce, y eso le permite desarrollar también la capacidad de anticipar acciones.

Aunque ambos hemisferios cerebrales son complementarios, hay algunas funciones que se gestionan específicamente por uno de ellos. Así, en el hemisferio derecho encontramos la integración de las funciones asociadas a los sentimientos, las sensaciones y las habilidades artísticas. Es el responsable de informarnos de nuestra orientación espacial y de cómo percibimos los colores, las formas y los lugares. Es, en definitiva, el integrador de las distintas informaciones que recibe a través de sentidos y emociones, englobándolos en una sola cosa. Por su parte, el hemisferio izquierdo gestiona el habla, la escritura, la lógica, las matemáticas y la numeración. Lo interesante es que la música se procesa en ambos hemisferios, y se vincula tanto a lo artístico como a la capacidad integradora, al desarrollo del habla y a las matemáticas, entre otras cosas.


Los bebés son capaces de responder antes a determinadas melodías que a la voz de sus padres. La razón podría estar en que la música permite establecer una comunicación más emocional que la meramente semántica, justamente por su capacidad para activar simultáneamente distintas áreas del cerebro. La música puede transmitir emociones de forma mucho más eficaz que las palabras. El sistema límbico, responsable de las emociones, está fuertemente vinculado a las áreas del cerebro donde se reconocen el ritmo y la melodía.

Petri Laukka es un especialista en psicología musical de la Universidad de Estocolmo. Para él y sus colegas es un misterio cómo, a pesar de que todo el mundo evita las cosas tristes, existe cierto disfrute en escuchar música triste, porque aunque es un sentimiento que nos produce dolor, a través de la música el sentimiento no se asocia a un dolor real y traumático, sino que de alguna manera potencia los sentimientos positivos de las personas. La conclusión de los investigadores en este caso es que cuando escuchamos música triste lo hacemos para sentirnos mejor (2).


No deja de ser significativo de la importancia de la música que sea el área del cerebro donde se alojan los recuerdos musicales, la menos dañada por la el Alzheimer, según estudios del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana. Las canciones que emocionaron a los enfermos en otros tiempos se siguen recordando aunque la persona no sea capaz de reconocer a sus hijos o de recordar su nombre. Según los científicos eso se debe a que los recuerdos más perdurables son los que vivimos relacionados con una emoción intensa, y ese papel lo cumple a la perfección la música.

Pero la cosa llega mucho más allá. El cerebro de los músicos es diferente (3). La materia gris en las áreas auditivas, motoras y de visión espacial es mucho mayor en tamaño y cantidad en los músicos que en el resto de la gente. De hecho después de pasar más de 20 años estudiando las imágenes de resonancia magnética del cerebro en distintas profesiones, los científicos quizá no podrían diferenciar el cerebro de un matemático del de un escritor, pero el cerebro de los músicos es inconfundible. Además de un aumento en las áreas mencionadas, la memoria musical y la verbal también es más potente. Y ni siquiera es necesario que se trate de profesionales de la música, el cambio ya es evidente en las personas que han recibido algún tipo de formación musical durante su infancia o juventud.

Básicamente la formación musical reorganiza el cerebro y multiplica las interconexiones neuronales entre áreas diferentes del cerebro. Hasta tal punto es así que los científicos empiezan a pensar que el virtuosismo y la genialidad es fruto de una exposición temprana a la música, y no necesariamente algo innato. Evidentemente se puede nacer con predisposición, pero el papel del aprendizaje musical en la modificación del cerebro empezaría a verse como algo mucho más relevante de lo que hasta ahora se pensaba.

De alguna manera la música actúa como unificadora y armonizadora, ya sea entre los dos hemisferios o como vínculo entre las distintas áreas cerebrales, pero también es capaz de vincular entre sí el cerebro de otras personas. Investigaciones del Instituto Max Planck (4) han descubierto que cuando varios músicos ejecutan una pieza musical en conjunto, sus cerebros se sincronizan entre sí, creando una especie de red de cerebros, aparte de las propias redes interneuronales que generan en sí cada uno de los intérpretes.

No es fácil conocer el grado de emoción que surge en las personas al escuchar música. Tampoco hasta qué punto esas emociones conmueven las fibras profundas del ser. La ciencia es capaz de medir y analizar lo que se ve, pero la música no se ve, vive gracias al aire, e influye en otras partes no tangibles del ser humano.

Si antes asociábamos la música con el sentirse mejor, incluso con canciones tristes, y veíamos que es uno de los pocos recuerdos que se resisten a desaparecer de la memoria de los enfermos de Alzheimer, es porque también está asociada a la salud y el bienestar. La base de la musicoterapia, cuando se aborda desde el punto de vista científico, es una herramienta muy útil para trabajar a mantener o recuperar las funciones cognitivas de las personas, así como su equilibrio emocional y físico.

Se ha probado también con éxito el uso de la música en el tratamiento de lesiones y trastornos cerebrales. La música es capaz de activar prácticamente todas las regiones del cerebro, por esta razón incide positivamente en la recuperación de la función del habla, de la comprensión lingüística, las habilidades motoras y el propio movimiento.

El ritmo musical ayuda al físico a encontrar su propio ritmo y a moverlo. Cuanto más marcado es el ritmo, mejor y con más fuerza se mueve el cuerpo. A la hora de trabajar la rehabilitación psicomotriz es mucho más eficaz usar música con ritmos bien definidos, para que los pacientes se introduzcan más fácilmente en el hábito rítmico y recuperen poco a poco la normalidad del movimiento. Hasta el mero hecho de asistir a espectáculos de música y danza se ha demostrado que es bueno para la salud.

Las investigaciones que se han realizado sobre neuroimagen han mostrado que la música estimula las conexiones neuronales en diversas áreas del cerebro vinculadas a las emociones, a lo cognitivo, la sensación, el movimiento y la recompensa. Esto último hace que se perciba como una experiencia satisfactoria, junto con las actividades que se realizan al son de la música. Ni que decir tiene que la actividad física ya es en sí un importante factor para mantener y mejorar la salud, y si va asociada a las emociones positivas de la música, mucho mejor.

También mencionábamos en el apartado anterior que la formación musical reorganiza el cerebro. Aparte de los conocimientos aportados en ese estudio sobre el efecto del estudio de la música, apoya sin duda la vía del poder rehabilitador de la música en el sistema nervioso central. En las resonancias magnéticas funcionales se observa que ante una experiencia musical intensa, prácticamente todo el cerebro se "enciende". Por eso, cuando existen áreas dañadas o menos desarrolladas, la exposición a la música puede ayuda a que recuperen parte de su actividad.

Asimismo, en estudios sobre el uso terapéutico de la música se investiga hasta qué punto puede beneficiar a los enfermos con depresión, precisamente por su acción sobre el hipocampo, la amígdala o en nucleus accumbens. Todavía se están recogiendo evidencias científicas que apoyen esta tesis, pero donde no parece haber dudas es en caso de las lesiones cerebrales, y donde sigue sorprendiendo es en casos como el de Matt Giordano, que padece síndrome de Tourette, pero que toda la sintomatología desaparece cuando toca la batería.

La música y ciencia

Hace más de 2500 años Pitágoras de Samos habló de la música de las esferas. El filósofo y científico creía que las distancias entre los planetas o esferas se correspondía en proporción con la escala musical. Los planetas más cercanos a nosotros se ejecutaban en los tonos más graves, mientras que los más alejados producían tonos más agudos, y todos juntos, combinando sus movimientos, producían una armonía musical a la que denominó, precisamente, música de las esferas. Como heredero del testigo pitagórico, Platón hablaba también las armonías y sonidos del Universo, considerando además esas esferas como seres vivos con alma y conciencia propias, y el alma del del mundo se correspondía con las proporciones musicales de Pitágoras.


Esto no sería más que una bella (y fantástica) teoría de no ser porque hace unos pocos años la NASA captó la música de las esferas. El satélite TRACE (Transition Region and Coronal Explorer) de la agencia americana descubrió que la atmósfera del Sol emitía sonidos. Eran sonidos ultrasónicos en ondas 300 veces más graves que los que es capaz de captar el oído humano.

Pitágoras y Platón no fueron los únicos en creer en esta armonía musical del Universo. Kepler ya hablaba de que a mayor rapidez de movimiento, más agudo era el sonido de un cuerpo celeste, y llegó a describir seis melodías correspondientes a los seis planetas conocidos entonces en el Sistema Solar. También Newton y Einstein hablaron de las armonías del Universo y de los planetas.

La ciencia ha tratado también de desarrollar una Teoría de campos unificada o "Teoría del todo", que pruebe que las leyes universales son, efectivamente, universales, y deben ser las mismas que rigen el movimiento de los astros las que ordenan la acción de los átomos. De estas ideas es de donde surge la teoría de cuerdas, que deja de concebir las partículas elementales como corpúsculos y las entiende como cuerdas que vibras y "suenan", por lo que la formación del Universo estaría más cerca de entenderlo desde las longitudes de onda que desde la agregación de partículas (5).

La música es ciencia y arte, son dos cosas fundamentales. Es lo más limpio que transmite el aire ahora mismo, o que transporta el aire. Es el arte más completo, el que puede unir la Tierra con el Cielo, los ángeles también hacen música. La música es aire y también se respira

Scientia sine Ars nihil est...
Ars sine Scientia nihil est....
Jean Vignot, 1392



(1) "Lo que Platón nos enseñó sobre la música", Sebastián Pérez. Boletín 11 del Instituto Tristán de España. Octubre 2014.

(2) "Sube la música, dame dopamina", Marta Palomo. Agencia Sinc – Junio 2012

(3) "Do musicians have different brains?", Susan R. Barry. Psycology Today – Junio 2010

(4) "Making music togetner connects brains", Johanna Sänger, Viktor Müller y Ulman Lindenberger. Max-Planck-Gesellschaft – Noviembre 2012

(5) "Si la teoría de cuerdas es correcta, podríamos hablar de una especie de "sinfonía" del universo", Eva Rodríguez Nieto. Agencia Sinc – Junio 2015





Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.