Música en prisión: modelos de intervención didáctica.

September 21, 2017 | Autor: C. Rodríguez Yagüe | Categoría: Music, Music Education, Prisons, Educación, Derecho Penitenciario, Música en prisión
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Descripción

Juan José Pastor Comín Cristina Rodríguez Yagüe

Música en prisión: modelos de intervención didáctica SEPARATA DE LA REVISTA:

MÚSICA Y EDUCACIÓN Núm. 93 Año XXVI, 1 Marzo 2013 (ISSN 0214-4786)

Editorial Musicalis S.A. www.musicalis.es www.facebook.com/musicayeducacion MADRID 2013

SUMARIO

Núm. 93

Entrevista con Andrés Ruiz Tarazona por María Soledad Rodrigo

6

Artículos •฀฀Música฀y฀valores:฀una฀relación฀educativa฀ineludible,฀ por฀Gregorio฀Vicente฀Nicolás฀y฀Cecilia฀María฀Azorín฀Abellán฀

16

•฀฀฀La฀Rítmica฀Dalcroze฀como฀vivencia฀del฀lenguaje฀musical,฀ por฀Pilar฀Lago฀Castro฀y฀Julia฀González฀Belmonte

26

•฀฀฀Percusión฀corporal฀en฀Indonesia฀y฀Sudáfrica.฀Recursos฀para฀el฀aula,฀ por฀Francisco฀Javier฀Romero฀Naranjo฀

38

•฀฀฀Música฀en฀prisión:฀modelos฀de฀intervención฀didáctica,฀ por฀Juan฀José฀Pastor฀Comín฀y฀Cristina฀Rodríguez฀Yagüe฀

48

•฀฀Fisioterapia฀de฀la฀mano฀en฀la฀música,฀ por฀Amaya฀Díaz฀Molinera฀

63

•฀฀Formación฀didáctica฀en฀enseñanzas฀elementales฀de฀clarinete,฀ por฀María฀del฀Mar฀Bernabé฀Villodre

70

•฀฀L฀ a฀música฀en฀el฀Café-Teatro฀“Recreo”:฀Córdoba฀1865-1874,฀ por฀Antonio฀Fernández฀Moreno,฀Rosario฀Ortega฀Ruiz,฀Eva฀Vicente฀Galán฀

92

Documentos •฀฀฀Dos฀importantes฀encuentros฀en฀la฀Comunidad฀Valenciana,฀ por฀José฀Luis฀Miralles฀Bono฀

104

•฀฀฀Centros฀de฀enseñanzas฀musicales:฀ Conservatorio฀Superior฀de฀Música฀“Rafael฀Orozco”฀de฀Córdoba

112

Noticias •฀฀฀Investigación฀musical,฀por฀Ana฀Lucía฀Frega฀

116

•฀฀฀bandArt:฀una฀orquesta฀comprometida฀y฀solidaria,฀por฀bandArt฀

118

•฀฀฀La฀Biblioteca฀Nacional฀descubre฀dos฀valiosos฀cantorales฀ de฀la฀época฀de฀los฀Reyes฀Católicos,฀por฀Biblioteca฀Nacional฀de฀España฀

120

•฀฀฀Noticias฀breves

122

SUMARIO (continuación)

Recensión de libros, partituras y discos •฀฀Didáctica฀y฀pedagogía฀

162

•฀฀Musicología฀y฀ensayos฀

166

•฀฀Partituras฀y฀otros฀materiales฀

171

•฀฀Discos฀y฀audiovisuales฀

174

•฀฀Obras฀recibidas฀

184

Revista de revistas •฀฀Clases฀de฀las฀Escuelas฀Municipales฀de฀Música฀pasan฀de฀50฀a฀140฀euros. ฀El฀Gobierno฀dice฀que฀son฀“básicas฀pero฀no฀necesarias”

186

•฀฀El฀espectáculo฀de฀la฀Ley฀de฀Espectáculos

187

•฀฀El฀ministro฀se฀siente฀espléndido฀

188

•฀฀฀FAPAC฀reivindica฀que฀se฀reconozca฀el฀título฀de฀músico฀

189

•฀฀฀Las฀escuelas฀artísticas฀superiores฀urgen฀el฀estatus฀universitario฀para฀sus฀alumnos฀฀

190

•฀฀“Se฀debe฀erradicar฀a฀gente฀como฀Rodríguez฀Suso฀del฀sistema฀educativo”฀

191

Cursos y concursos •฀฀Cursos

192

฀฀Cursos฀en฀España฀

192

฀฀Cursos฀en฀Europa฀

197

฀฀Cursos฀en฀otros฀países฀

200

•฀Concursos

201

฀฀Concursos฀en฀España฀

201

฀฀Concursos฀en฀Europa฀

203

฀฀Concursos฀en฀otros฀países฀

204

•฀Becas

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ARTÍCULOS

Música en prisión: modelos de intervención didáctica RESUMEN: Este trabajo –que surge de la reflexión compartida sobre prisión y derecho a la educación dada entre las áreas de Derecho penal y Música dentro del Aula Penitenciaria de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)– examinará, con el fin de analizar los sesgos y prejuicios presentes en distintos modelos, los diferentes planteamientos teóricos e históricos dados en proyectos educativos de naturaleza musical en contextos penitenciarios. Analizaremos, pues, distintos programas de intervención musical desarrollados en prisión que han demostrado su eficacia tanto en su dimensión terapéutica como en el ámbito de la resocialización del individuo. PALABRAS CLAVE: Musicoterapia, reinserción, educación de adultos, socialización, cooperación, acción social, educación musical.

Music in prison: models of educational intervention

ABSTRACT:฀This฀paper฀–that฀emerges฀from฀the฀shared฀relection฀about฀prison฀and฀education฀rights฀between฀ the฀ields฀of฀Criminal฀Law฀and฀Music฀within฀the฀penitentiary฀classroom฀of฀the฀University฀of฀Castilla-La฀ Mancha฀(UCLM)–฀will฀examine,฀with฀the฀aim฀to฀analyse฀the฀bias฀and฀prejudices฀present฀in฀different models,฀the฀different฀theoretical฀and฀historical฀approaches฀given฀in฀educational฀projects฀of฀a฀musical฀ nature฀in฀penitentiary฀contexts.฀Thus,฀we฀will฀analyse฀different฀programs฀of฀musical฀intervention฀ developed฀in฀prison฀that฀have฀shown฀their฀effectiveness฀both฀in฀their฀therapeutic฀ dimension฀as฀well฀as฀in฀the฀ield฀of฀resocialization฀of฀the฀individuals. KEYWORDS: Musictherapy, rehabilitation, adult education, social integration, cooperation, social action, music education.

Juan฀José฀Pastor฀Comín1 Cristina฀Rodríguez฀Yagüe2 1. Música en prisión: de su dimensión terapéutica a la reinserción social Los programas de intervención artística en prisión han sido valorados por

las instituciones penitenciarias de los diferentes estados como una herramienta útil encauzada hacia los fines de la resocialización o reinserción. En nuestro país contamos con algunas experiencias y estudios relevantes que nos aproximan hacia el trabajo por mediación de la expresión plástica (Villamarín, 2004), pero apenas han sido publi-

1. Juan José Pastor Comín es Profesor Titular en la Facultad de Educación de Ciudad Real. Universidad de Castilla-La Mancha, Ronda de Calatrava 3. 13071 Ciudad Real (España). 2. Cristina Rodríguez Yagüe es Profesora Contratada Doctora en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad de Castilla-La Mancha, Ronda de Toledo s/n. 13071 Ciudad Real (España). El artículo fue recibido el 05.03.12 y aceptado el 08.06.12. Música y Educación Núm. 93 Año XXVI, 1 Marzo 2013

Música y Educación Núm. 93 Año XXVI, 1 Marzo 2013

cadas reflexiones sobre proyectos de estas características que profundicen sobre el ámbito musical3. Una primera aproximación debe tener en cuenta las especiales condiciones de un centro penitenciario, contexto que nos obliga a situarnos frente a una comunidad exclusiva, privada del derecho fundamental de la libertad, cuya vivencia del hecho musical alcanza una mayor significación si cabe que la que habitualmente se le concede. Tal y como indica Romanowski: La música y la experiencia musical son hechos esenciales de la cultura humana. Ésta se encuentra entre sus formas más antiguas de cultura que conocemos. Sirve para los fines propios del bienestar mental y la integración social. La música es la llave técnica que asegura el contacto y la sincronización de distintos individuos en un grupo. Está integrada en las relaciones sociales y realiza sus funciones en todo tipo de contextos (Romanowski, 2007:469)4.

Parte de la literatura científica ha incidido no solo en los beneficios educativos que la expresión artística posee, sino en el valor de sus posibilidades “terapéuticas” (Wang, 2010:20), subrayando muy especialmente los aspectos

positivos que desde una perspectiva individual-expresiva y socializadora la práctica artística tiene sobre los reclusos. Más allá, pues, de las satisfacciones que toda práctica musical propicia, existe un acuerdo general sobre su valor en la reinserción en lo que concierne a cuatro aspectos básicos: facilita una base propicia para que los internos puedan integrarse en otros procesos de aprendizaje y modelos de enseñanza formal; procura una mayor sensibilidad en la aceptación del otro como principio de convivencia; mejora los comportamientos dentro de prisión y facilita nuevos vínculos entre la población penitenciaria; y, finalmente, contribuye a reducir los factores de reincidencia (McNeill et al., 2011: 80-101). Esta dimensión socializadora ha contribuido sin duda a superar en los últimos años paradigmas responsables de un sesgo exclusivamente “terapéutico” en la concepción de toda intervención artística en prisión, y, especialmente, en la acción musical, sesgo al que sin embargo hay que reconocerle, tal y como hemos visto, su condición de base fundacional para un programa educativo más amplio no limitado a la base semántica y correccional que implica el

3. Una lectura detallada del monográfico “Educación y Centros Penitenciarios “dedicado por la revista Notas (2001) nos da una imagen clara de los escasos estudios centrados en nuestro país sobre las posibilidades de intervención a través de la Educación Musical. En España contamos, además, con el trabajo de la profesora de la UNED Pilar Lago, quien ha desarrollado intervenciones desde hace ya algún tiempo a través de la ONG Punto Cero. También hay que destacar el festival “Ellas crean”, desarrollado en el Centro Penitenciario Madrid VI de la mano de las hermanas Katia y Marielle Labèque con el fin de acercar la música a las familias. En este centro hay un módulo familiar, el único de España. Por otro lado, gracias al convenio firmado entre el Teatro Real e Instituciones Penitenciarias distintas prisiones han podido proyectar conciertos, ópera y realizar talleres para los internos Dicho convenio fue presentado en la cárcel de Soto del Real, en Madrid, el 14 de julio de 2008. 4. Texto traducido. Todas las traducciones incorporadas a este artículo son responsabilidad de los autores.

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ARTÍCULOS Música en prisión: modelos de intervención didáctica

concepto terapia, tratamiento5. Actualmente existe una seria contestación a las terapias musicales que se centran a través del uso de músicas modernas –ligeras– y tradicionales– en proyectos individuales limitados únicamente al ámbito personal priorizando los beneficios dentro de una esfera psíquica necesaria –como instrumentos que canalizan la ansiedad generada por la reclusión en la esfera de un tratamiento confidencial y privado –apoyados en el mejor de los casos en una escucha activa y dirigida (Pavlicevic y Ansdall, 2004: 13 y ss.)– y desestiman el perfil performativo y sociocultural del fenómeno musical. En este sentido son bien conocidas las propuestas que en países como en Australia primero, después en Estados Unidos e Inglaterra, se han formulado bajo el concepto de Arts in Health, donde las terapias musicales realizadas en centros hospitalarios o vinculados a la atención sanitaria tienen un efecto social manifiesto siempre que sus integrantes participen performativamente en el módulo musical propuesto (Ansdell, 2010: 178). En este sentido conviene recordar con Stige que los beneficios comunitarios de un proyecto musical en prisión ...ayudan a la gente a encontrar su propia voz –literal y metafóricamente hablando–; a sentirse bienvenido y a saber acoger a

otros; a ser aceptado y a aceptar, a estar juntos en diferentes contextos; a proyectar mensajes alternativos sobre sí mismos o sobre la comunidad; a sentirse respetado y a respetar; a conectar con los otros más allá de un medio físico inmediato; a establecer relaciones de amistad y a crear redes de confianza y puentes sociales; y, finalmente, y de forma esencial, ayuda a generar alegría, entusiasmo, compañerismo y convivencia para sí mismos y sus comunidades (Stige, Ansdell, Elefant & Pavlicevic, 2010: 277).

Este nuevo enfoque dirigido hacia la dimensión social del fenómeno musical en prisión no significa que estos proyectos releguen a un segundo plano al individuo frente al interés de la comunidad educativa, sino, antes bien, que orienten la construcción de los procesos interiores hacia la edificación de una sociedad –tras los muros– que permita vivir la libertad –y todos los valores que su ejercicio implica– en prisión (O’Grady, 2011: 127).

2. Intervenciones musicales en prisión: pasado, presente y futuro de una práctica socializadora La carga emocional que el ejercicio musical conlleva nos permite comprender mejor cuál fue el lugar que la música ocupó –promovida por el brazo institu-

5. No olvidemos que el concepto de terapia es extraordinariamente problemático en contextos de resocialización y reinserción. Recogemos aquí la discusión que sobre el mismo propone O’Grady en su artículo “The therapeutic potentials of creating and performing music with women in prison: a qualitative case study”: “Therapeutic–To define therapy is a courageous enterprise, since it is a culturally embedded construct that is utilised in a variety of ways […]. To define therapeutic is perhaps a little easier and certainly of more relevance to the present examination of the therapeutic potentials of music. For the purposes of this study, therapeutic is used as an adjective to describe that which changes or transforms in a positive, healthy, or healing way. Unlike therapy, the use of the word therapeutic does not predicate the involvement of a therapist, a specific agenda, or a particular set of procedures». (O’Grady, 2011: 124.).

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cional– dentro de las raíces del sistema penitenciario moderno. En este sentido, salvo muy discretos estudios, hay que subrayar que la atención dispuesta más allá del Atlántico a este asunto hace prácticamente insignificante la contribución europea considerada desde una perspectiva histórica. Conocemos así la existencia de coros en prisiones que participaban en los servicios religiosos en el penal de Sing Sing de Nueva York entre los años 1866-1897, y hasta nosotros han llegado testimonios de la existencia de una pequeña orquesta en esa misma prisión (Lee, 2010:8). Si bien estas noticias hoy pudieran parecer excepcionales consideradas y contrastadas con las condiciones de reclusión actual, son sin embargo un indicador relevante del caldo de cultivo que permitió construir una serie de propuestas musicales educativas en prisión durante todo el siglo XX y que tuvieron en Estados Unidos su principal foco originario. No podemos, pues, ignorar las bases propuestas por Willem Van de Wall y después continuadas por Carl D. Hess, William J. Litell y D. L. R. Walker (Lee, 2010: 9 y ss.), cuyos trabajos han constituido un pilar inexcusable para los estudios desarrollados en los últimos veinte años. Vinculado todavía al concepto terapéutico, Van de Wall trató de bascular la focalización sobre el fin retributivo de la pena hacia la “rehabilitación” a través de las artes en su trabajo The Utilization of Music in Prisons and Mental Hospitals (1924), en cuyas primeras páginas reivindica así el lugar de la música: La música es, en consecuencia, el agente disciplinar y moral más eficaz en la reso-

lución de conflictos en prisión, capaz de transformar los sentimientos adversos en positivos […] de sustituir los hábitos destructivos por otros constructivos […]. El bienestar social y la unidad de la comunidad deben asegurarse antes de que deba aplicarse cualquier sanción disciplinaria (Van de Wall 1924: 17).

Van de Wall recogía en su estudio, entre otras, las experiencias propiciadas por la creación de una banda de música y las rutinas que ésta conlleva. Un segundo trabajo, publicado en colaboración con Clara Marie Liepmann, Music in Institutions (1936) –probablemente un trabajo ejemplar tanto por la bibliografía que incorporaba como por su meticulosa estructuración sin parangón alguno en este área hasta el presente– procuraba las bases sociológicas para desarrollar el trabajo educativo en prisión, articulaba métodos para la integración de un programa específicamente musical en los centros penitenciarios y desarrollaba las competencias necesarias del educador musical. La obra de Willem Van de Wall, bien analizada y desarrollada por Clair y Heller (1989:165-178) confiere a la música una función resocializadora, así recogida en Music in Institutions: Un interno no es miembro del coro porque pueda tener una voz de tenor, le guste cantar, o porque el coro simplemente necesite una voz más para sus cuerdas, sino por el desarrollo psicológico y social que hace que la participación de este individuo en el coro sea deseable. Todo director musical en instituciones penitenciarias debe reconocer que su trabajo será única y exclusivamente provechoso cuando las actividades musicales estén orientadas hacia el 51

ARTÍCULOS Música en prisión: modelos de intervención didáctica

tratamiento de los individuos. Estas actividades están concebidas y programadas como formas de trabajo que requieren un esfuerzo de concentración, y no como un pasatiempo que pueda dar la oportunidad de un día de evasión o descanso (Van de Wall 1936: 143-44).

Tras esta piedra fundacional durante los veinte años siguientes se sucedieron diferentes informes6, algunos de los cuales proponían programas de intervención musical extremadamente intensivos (Hess, 1956: 205). Sin embargo, será en los años ochenta cuando estudios como los de D. L. R. Walker vuelvan a concitar la atención sobre la relevancia de la educación musical en prisión7. La tesis de Walker –cuyo título es lo suficientemente significativo, A study of music education in community development, continuing education, and correctional programming as reported by state arts agency directors in the United States–, orientada sobre las bases de una fundamentación artística de la educa-

ción (1980:2), extendía más allá del ámbito académico formal el horizonte de la educación musical y situaba frente a las responsabilidades del docente contextos educativos por lo general ignorados. Desde entonces hasta ahora se ha concitado una atención creciente hacia los distintos aspectos que intervienen en la práctica pedagógica musical en prisión, cuyo estudio merece una reflexión sistemática que vaya más allá del voluntarismo bienintencionado8. En la actualidad son muchas las intervenciones no definidas y ocasionales que desde la práctica musical se dan en los centros penitenciarios. Buena parte de ellas surgen como acciones esporádicas no estructuradas organizadas por ONGs de carácter asistencial o por grupos de pastorales diocesanas. Sin embargo son menos conocidos los proyectos sistemáticos que trabajan desde la música el fin de la reinserción. Examinemos en primer lugar la experiencia de Romanowski (2007) –ya citado en este traba-

6. En los años cincuenta aparecieron los siguientes trabajos: A Survey of Music Education Programs in State Prisons, de Raymond Hodson (1951); Music in the Correction of Juvenile Delinquency de Florence Ross McKay (1956); y Comparative Study of the Uses of Music at the Montana State Prison with Prisons of the Northwest Area, de Donald Landreville (1956). Vid. Lee (2010: 11). En los años sesenta William J. Littell examinó cerca de doscientos centros penitenciarios en Estados Unidos llegando a la conclusión de que los programas de intervención musical no eran bien valorados por la falta de medios y cualificación de los profesores responsables de dichos programas. Vid. Littell (1961:22-27). 7. Lee subraya como causa esencial de la falta de publicaciones relevantes en esta materia durante veinte años (1960-1980), la falta de profesorado cualificado para la intervención musical durante todo ese periodo: «by 1961, music in prisons was widespread and in demand but that there was a shortage of educators able or willing to serve in prisons. This shortage of educators able or willing to serve in prisons might help to explain why a nineteen-year gap in research on the topic of music education in prisons exists after 1961. Littell speculates that the higher number of prison music directors with applied music degrees was because of their lack of qualification in the area of music education for public school positions. However, this fails to explain why it would be harder for an institution to recruit a better trained person. More likely, it seems that music educators and music therapists were preoccupied with positions outside of prisons. It is also possible that candidates were simply not aware of the possibility of working in a prison. In any case, the lack of interest during these nineteen years is interesting to note» (Lee, 2010: 11-12). 8. La naturaleza de este trabajo nos impide centrarnos en autores que fueron expuestos con detalle a los alumnos del Aula Penitenciaria y de cuya relación pueden consultarse los siguientes trabajos: Anderson (2010: 47-64), Cohen (2012:45-56), Rodrigues (2010:77-89) y Shieh (2010:19-32).

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jo–, quien durante más de diez años ha sido terapeuta musical en el Departamento Psiquiátrico de la prisión BerlínCharlottenburng en Alemania. Su planteamiento –de raíces psicoterapéuticas y no muy alejado de un paradigma cognitivo-conductual– es, sin embargo, pertinente para la realidad de nuestro país, dada la existencia en España de un único centro psiquiátrico penitenciario –Fontcalent– y el número significativo de reclusos con problemas de salud mental en las prisiones españolas. Romanowski entiende la intervención musical como una herramienta psicoterapéutica fundada en las profundas raíces del ser cultural y orientada hacia el bienestar mental y la integración social como mecanismo óptimo de sincronización entre individuos que conviven en grupo (Romanowski, 2007: 467). La descripción de su comunidad –específica dentro de la prisión por los problemas que a continuación referiremos– no difiere de aquellas otras también presentes en cualquier centro penitenciario español: personas procedentes de los límites sociales, con pocos recursos para mejorar su status, no escolarizados, sin una formación profesional cualificada y sin acceso a una renta mínima o subsidio. Debe destacarse además que en ocasiones están afectados por limitaciones mentales –no estrictamente cognitivas–, dificultades de comunicación lingüística y emocional, y que con frecuencia desarrollan un comportamiento antisocial y agresivo, en ocasiones agravado por los problemas de drogodependencia y politoxicomanía (Romanowsky, 2007:467). Estas condiciones exigieron en su centro su tratamiento específico en el hospital peniten-

Javier del Real

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Actuación del grupo bandArt en la cárcel de Soto del Real, en el marco del proyecto social del Teatro Real

ciario. Romanowski planificó seis sesiones a la semana de 45 a 65 minutos, con grupos de entre cuatro y seis pacientes, sobre esta base: Este es el planteamiento que hago a mis pacientes. Yo les sugiero: ven hacia mí, toma contacto, introdúcete en un espacio prelingüístico, hagamos esto juntos. Más tarde, les planteo las siguientes cuestiones: ¿qué es exactamente lo que has experimentado? La premisa esencial es que es importante para nosotros expresar en palabras aquello que experimentamos, encontrar términos para describir, ubicar, evaluar, cambiar o adaptar nuestro comportamiento. Esto es esencial en una aproximación terapéutica (2007: 470).

Estas sesiones contaron con tres fases rutinarias: una bienvenida e introducción para los nuevos participantes; una 53

ARTÍCULOS Música en prisión: modelos de intervención didáctica

parte central sostenida sobre una intervención musical activa que promoviera la mayor espontaneidad posible; una parte final de discusión, evaluación y anuncio del trabajo para el próximo encuentro. Su trabajo, en consecuencia, se articuló sobre nueve aspectos fundamentales: escuchar música (reflexión sobre la experiencia del sonido y discusión terapéutica); reunir el canto y la expresión instrumental en la música popular; desarrollar improvisaciones instrumentales dentro de standars, atendiendo a pequeña percusión indeterminada; aprovechar el canto para potenciar la capacidad lingüística; trabajar la percusión rítmica con instrumentos de membranas; vincular música y movimiento; realizar sesiones individuales de guitarra; crear situaciones abiertas y espontáneas propiciadas por la creatividad del interno; y dialogar y reflexionar de forma individual con el recluso sobre la propia intervención (2007: 472). El grado satisfactorio de recuperación de los internos que siguieron este programa le conduce a reivindicar no solo la necesidad de una cualificada supervisión del proceso –aspecto fundamental e irrenunciable en la línea de la propuesta años atrás de Littell (1961:26)– sino a confirmar la pertinencia resocializadora del mismo:

La supervisión es una parte esencial del éxito del trabajo terapéutico, pero no ha sido integrada en la institución de un modo deseable […]. La terapia musical y otras terapias creativas pueden ayudar porque promueven una comprensión de la convivencia productiva y un empleo deliberado de los recursos personales en situaciones de conflicto (Romanowski, 2007: 475).

Junto a esta propuesta hay que citar otros programas cuya sistemática aplicación ha dado resultados más allá de nuestras fronteras. Centrémonos, en primer lugar, en el Holyoake Drumbeat program, sostenido por el Safe & Sober support service en Australia9 –como ya indicamos, pionera en programas como Arts in Health y cuyo informe del año 2010 ofrece una exhaustiva evaluación de su actividad. Su nombre, Drumbeat, es un acrónimo que procede de su ideario fundamental: Discovering Relationships Using Music – Beliefs, Emotions, Attitudes & Thoughts. Desarrollado en la prisión de Alice Springs, la actividad –una sesión semanal de dos horas prolongada durante diez semanas– se centró sobre dos grupos diferenciados de hombres y mujeres, la mayoría de ellos aborígenes, con edades comprendidas entre los veinticuatro y cincuenta y dos años10. Dirigido, pues, hacia una comunidad especial de exclusión, el programa con-

9. El proyecto tiene su origen en el Central Australian Aboriginal Congress. Consúltese la página oficial de Australian Labor, responsable del programa, (9 de febrero de 2012). Drumbeat Report subraya las condiciones de criminalidad y estancia en prisión de la comunidad aborigen (2010:13-14). 10. “The prison in-reach program at the Alice Springs Correctional Facility was put in place to assist prisoners with their rehabilitation from the use of drugs and alcohol. The introduction of the DRUMBEAT program came out of a combined Federal and Northern Territory Government strategy to enhance Social Support Services in and around the Alice Springs region, to make fundamental and lasting improvement to the lives and opportunities of the residents of the Alice Springs town camps, and for homeless Aboriginal people in, and visitors to Alice Springs» (Drumbeat Report, 2010: 5-6).

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templó los factores de discriminación cultural, los bajos niveles de empleabilidad, las tasas de alcoholismo y reincidencia, los casos de violencia familiar y los niveles de baja integración social de este colectivo con el fin de conocer las bases sociales vinculadas al índice de criminalidad. En este sentido el diseño de la intervención musical contempló otros condicionantes individuales manifestados durante un previo seguimiento individualizado de los internos: alienación, escasa autoestima, ambiente familiar desestructurado, contextos de delincuencia, falta de habilidades sociales y de regulación emocional, agresividad, hiperactividad, escaso aprovechamiento del tiempo de ocio, etc… Examinados ambos tipos de factores, el proyecto pone de manifiesto su confianza en una propuesta musical programada: Un ambiente de grupo permite a los participantes practicar conductas pro-sociales, entender las perspectivas del otro, incrementar la empatía, mejorar la comunicación y las habilidades interpersonales, así como aumentar la confianza en sí mismos. La música en sí misma satisface la curiosidad y la necesidad de explorar los valores de la vida y la dimensión de cualquier relación, y ofrece la oportunidad de compartir experiencias con otras personas que han tenido éxito, son creativas y motivadoras –experiencias que los internos necesitan con urgencia, dada la negatividad en la que sus vidas han estado imbuidas durante largo tiempo (Drumbeat Report, 2010: 9).

Comienza así un trabajo que sitúa como piedra angular el tejido de relaciones sociales instituidas como eje funda-

Nube de palabras con buenas vibraciones (Good vibrations)

mental para la futura reinserción del individuo: Las relaciones sociales son fundamentales en un amplio espectro de áreas que permiten el desarrollo personal saludable y que incluyen la prestación del apoyo necesario para los momentos de estrés emocional o de dificultades en general. Estas relaciones son de vital importancia para nuestra necesidad de mantener un sentido de comunidad y pertenencia, para mejorar o mantener la autoestima y nuestro sentido de identidad. Las relaciones también nos procuran un contexto en el que ejercitamos nuestros juicios morales y valores sociales, al tiempo que promueven las competencias interpersonales. Este énfasis en las relaciones se extiende directamente a una mejor calidad de la vida del individuo, así como al éxito o al fracaso de cualquier comunidad, sea ésta grande o pequeña (Drumbeat Report, 2010: 14).

La cooperación musical es así trasunto de la cooperación social y espejo del rendimiento de las habilidades sociales necesarias para la integración, evitando deliberadamente cualquier fisura de competitividad y fomentando la idea de que siempre es posible conseguir en grupo aquello que es inalcanzable de forma individual. Los objetivos propuestos tratan de incrementar los niveles de coope55

ARTÍCULOS Música en prisión: modelos de intervención didáctica

ración y colaboración; afianzar la responsabilidad individual sobre el propio comportamiento; mejorar la regulación emocional; extender los niveles de tolerancia y empatía; mejorar las habilidades comunicativas; enfatizar los hábitos saludables y su importancia para una vida sana; desvelar el grado de implicación en el desarrollo personal de las relaciones sociales y los estilos de vida elegidos; incrementar los niveles de concentración, perseverancia y resolución; así como mejorar la vinculación y el sentido de pertenecer a una comunidad (Drumbeat Report, 2010: 16). En este contexto, el hecho de trabajar con instrumentos de percusión de membrana se relaciona con el vínculo que su uso establece con el control emocional y la posibilidad de permitir y canalizar pequeños actos de violencia controlada, ayudando a gestionar los conflictos y frustraciones subyacentes. Sobre esta base, el proyecto se plantea desarrollar ritmos básicos capaces de estimular las habilidades de trabajo en equipo, la focalización y la capacidad de concentración; juegos rítmicos que faciliten la cooperación y conduzcan a reflexionar sobre el grado de comunicación colectiva, así como sobre la demanda y responsabilidad social adquirida dentro del grupo de intérpretes. Las sesiones buscan establecer discusiones sobre las experiencias vitales surgidas en la relación con los instrumentos de membrana así como fomentar interpretacio-

nes que permitan evaluar el grado de consecución grupal al tiempo que consolidan la autoestima y los vínculos de cada participante con su comunidad de aprendizaje. Los resultados evaluados tras la intervención confirman que para un 80% de los participantes habían mejorado las relaciones con sus compañeros de prisión y para un 45% su trato con el personal penitenciario. Al mismo tiempo, en todos ellos hubo un aumento medio cualitativo del control emocional (en un 40%); de la participación en actividades en grupo (75%); en la autoestima (65%); en la capacidad de concentración (65%) y en el estado general de ánimo (55%) (vid. Drumbeat Report, 2010:21). Destaquemos finalmente de este programa dos aspectos esenciales. Por un lado, que se convirtiera en puerta de acceso para otro tipo de talleres sobre lectoescritura y comunicación oral que los internos previamente habían rechazado; por otro, como resultado de su aplicación se ha descubierto el impacto que una adecuada gestión del tiempo de ocio tiene sobre la reincidencia, hecho que obliga a plantearse extender más allá de prisión la continuidad del programa en contextos marginales susceptibles de una mayor actividad delictiva11. Regresando nuevamente a Europa, damos con uno de los programas más extendidos en Inglaterra, Good Vibrations –Gamelan in Prisons, de carácter no institucional, cuya evaluación sobre el

11. “Finally the Drumbeat program introduces music as a positive social and recreational pastime. For many people the potential to play music is limited, but Drumbeat provides them with a medium and the efficacy to do so. The poor use of recreational time is a significant ‘risk factor’ for recidivism. Holyoake, in conjunction with other agencies, is supporting the use of music making to strengthen community. It is significant that several participants commented that they would like to take the Drumbeat program back to their communities and there are plans to provide pathways for that to happen in the future”. (Drumbeat Report, 2010: 27).

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Conjunto gamelán y músicos ejercitándose en su manejo

impacto a largo plazo de su modelo revela algunos datos significativos (Digard, Grafin y Liebling, 2007). Fundado por Cathy Eastburn en el año 2003 bajo la tutela de la asociación sin ánimo de lucro Firebird Trust y en cooperación con el Arts Council England y un buen número de organizaciones no gubernamentales, el programa se ha extendido en más de treinta centros, tanto en unidades de máxima seguridad como en centros psiquiátricos penitenciarios (vid. Arts Council England, 2012)12. Su intervención se proyecta menos en el tiempo –una semana de trabajo durante la mañana y la tarde que puede prolongarse ocasionalmente– si bien contempla una intensa actividad musical con excelentes resultados desarrollada a través de la manipulación de instrumentos del gamelán indonesio en grupos de ocho a veinte participantes. Al final de la intervención se entrega a cada interno

un certificado de aprovechamiento –en algunos casos es el primero que reciben en toda su vida–, así como un CD en el que se registran sus interpretaciones y que es enviado además a la familia El material sonoro empleado no requiere un aprendizaje musical previo: se trabaja así con instrumentos de percusión modelados en bronce, metalófonos, gongs, campanas y membranófonos. Estos instrumentos desempeñan una función –tal y como dicta la tradición–, asociada a las diferentes piezas de repertorio. Encontramos así instrumentos melódicos, de acentuación, de articulación formal, de desarrollo y conductores del tempo. La existencia de miles de gamelans diferentes hace de cada uno algo único en cuanto a su construcción y su capacidad para expresar una rasa específica, esto es, un sentimiento emocional creado por el sonido (Wang, 2010: 29). Al tiempo que se aprenden algunas obras

12. Good Vibrations es una organización benéfica registrada (número 1126493) que ayuda a los presos, pacientes de hospitales penitenciarios, ex presos y otros al desarrollo en comunidad de aspectos cruciales de la vida y de habilidades de trabajo, a través de la participación intensiva en grupos de gamelán (intrumento indonesio de percusión de bronce). Desde 2003, Good Vibrations ha trabajado con más de 2400 personas en 33 instituciones penitenciarias diferentes. (Good Vibrations, 2012:13). Vid. también Wang (2010: 27-28).

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tradicionales de extrema sencillez, se promueven las composiciones en grupo y se trata de aproximar a los participantes a otros aspectos de la cultura en la que se gestaron estos instrumentos –el teatro de sombras, la danza javanesa– con el fin de trabajar competencias más allá de las específicas musicales. Al final de la semana se ofrece un concierto al que familias, personal laboral de la prisión y compañeros de reclusión son invitados. Próximo al material sonoro Orff empleado en las escuelas, el uso del gamelán difiere de su metodología y significación, y entre las distintas ventajas que su utilización ofrece podemos destacar su carácter étnico no marcado –su expansión no está vinculada a un movimiento social migratorio, no conlleva el sesgo de una comunidad marcada (como podría serlo la guitarra flamenca) y dada la común falta de familiaridad con su música es inclusivo al compartir todos los participantes la misma extrañeza frente a su lenguaje musical específico. Por otro lado, el gamelán es técnicamente accesible al no requerir una alfabetización musical previa y ser transmitido en su cultura a través del cauce oral: de hecho una pieza tradicional puede ser repentizada con buenos resultados por un pequeño grupo en una sesión de dos horas. La condición comunitaria de la agrupación difiere de la occidental –donde hay un director– y los cambios de dinámica o tempo son discutidos y acordados por los

participantes. Esto permite una gran flexibilidad en la interpretación de la misma pieza, cuyo producto es el resultado de un esfuerzo negociado y compartido. Esto puede apreciarse especialmente en el nuevo juego de acentos que el gamelán propone, alejado de las determinaciones tónicas, dinámicas o agógicas de nuestra cultura y fluctuante según el curso de la variación propuesta sobre un tema modular (Good Vibrations Report, 2011: 2; Basset, 1999: 13 y ss.). La naturaleza, pues, de cada interpretación obliga a la concentración de los intérpretes, sensibles a la actitud de los demás, escrupulosamente atentos a las entradas de cada instrumento, disciplinados y coordinados físicamente, todo esto bajo una resonancia envolvente cuya compleja textura armónica interviene terapéuticamente en la reducción de la ansiedad y violencia13. En este sentido algunos participantes confieren a la actividad musical un valor similar al de ciertas sustancias consumidas en el sentido en el que les permite percibir sus problemas desde una perspectiva distinta y sin dañarse a sí mismos. La participación musical conjunta se les representa como una conversación en la que se exponen acuerdos, frustraciones, disidencias e incluso agresiones “musicalmente” controladas (Wang, 2010: 33). En consecuencia, actitudes y comportamientos tales como observar y enjuiciar la participación propia y ajena, liderar el grupo en unas ocasiones y saber ser guia-

13. “One participant commented that playing the Gamelan was similar to taking drugs because it gave her a similar high and ceased her worrying about her problems for the period of time she was engaged with the music. In addition to self-reflections, it was also a springboard for one’s own and others’ personalities. The ensemble was able to verbally communicate that playing music was very much like a spoken, lively conversation with a large variety of agreements, frustrations, backing down when necessary, disagreements and at times aggression”. (Wang, 2010: 33).

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do en otras, así como saber oponerse al grupo para llevar la pieza en una nueva dirección tienen como finalidad desarticular los problemas de orden social presentes en la comunidad de trabajo elegida (Digard, Sponeck y Leibling, 2007: 4-5). Algunos testimonios subrayan la eficacia de este programa: Mi propia experiencia en prisión fue difícil, me sentí perdido, pero el equipo de Good Vibrations me ayudó a ver que podía transformarla en algo positivo y cambiar así mi vida para mejor. Al cabo de cinco días de programa, el curso de Good Vibrations no se limitaba exclusivamente a mi relación con la música, sino a un buen número de factores: salir de la celda, conocer gente nueva, aprender sobre algo diferente. He aprendido mucho más de lo que jamás pensé que haría, escuchando las opiniones de los demás y sus sugerencias y ser capaz de utilizar los instrumentos para expresar lo que sentía era algo extraordinariamente positivo que no podía hacer en cualquier otro lugar de la cárcel. Mi confianza creció y de pronto sentí que quería aprender más. La universidad me ha ayudado a entender completamente los beneficios de la música en la cárcel, en particular la del gamelán. (Good Vibrations, 2012).

En la actualidad el proyecto ha evaluado el impacto de su implantación a medio-largo plazo y son evidentes los progresos constatados a los seis meses de realizar el programa en lo que concierne al índice de autoconfianza, habilidades

El gamelán permite expresarse musicalmente y repentizar sencillas piezas tradicionales

comunicativas y sociales14, contribuyendo así a incrementar los niveles de participación en otros programas educativos (Wilson, Caulf ield & Wilkinson, 2010:34); a mejorar las competencias expresivas y capacidad de escucha de los participantes, a desbloquear sociopatías importantes y fomentar cauces positivos de relación con el personal laboral de la prisión, así como a paliar los niveles de ansiedad y violencia manifestados previamente en acciones autolíticas. La evaluación en distintas prisiones del mismo programa con instrumentos dirigidos tanto a los internos –considerando un subgrupo de análisis pormenorizado con las mujeres reclusas– y personal de prisión como aquellos que ya gozaban de la condición libre, y la convergencia hacia unos resultados aproximados les ha permitido proyectar sobre el conjunto del sistema penitenciario las ventajas de esta intervención: En general, lo que este informe nos dice es que la participación en Good Vibrations puede proporcionar el punto de partida para un cambio positivo en la población pe-

14. “Participants reported an increased empathy and bond with other participants and staff, which translated into a willingness to communicate with a wider variety of inmates. Allied to this, of those reporting any level of shyness on the emotion scale, all but one considered they felt less shy by the end of the project and that this feeling had –o some extent– continued up to the point of being interviewed for this research some six months later”. (Wilson, Caulfield & Atherton, 2009: 30).

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nitenciaria. Muchos de los participantes del proyecto son capaces de aprovechar el impulso del mismo y usarlo para alcanzar una realización práctica y personal. Los participantes experimentan mejoras constantes y sostenidas en el ámbito emocional, psicológico y conductual. Sin embargo, también está claro que esta población que participa en un programa de tratamiento son más capaces de aprovechar los efectos positivos experimentados a través de Good Vibrations y, en consecuencia, aunque cambien las necesidades dadas en el sistema penitenciario, aprovechar éstas de forma positiva y continua. Los hallazgos sugieren que los resultados de nuestra investigación anterior se pueden aplicar de modo más general, pero esta es la primera vez que estos efectos han sido identificados como permanentes a largo plazo, tanto en el ámbito institucional como en el comunitario (Wilson, Caulfield & Wilkinson, 2010:6).

La extensión, pues, del programa Good Vibrations contribuye, en consecuencia, tal y como indican Wilson & Logan (2006:12), a derribar los muros que permiten una mayor socialización del individuo15, aumentar su confianza16 y arrumbar sus prejuicios sobre el futu-

ro aprendizaje17. El reconocimiento y apoyo que esta iniciativa ha tenido en Inglaterra le permite actualmente afrontar nuevos horizontes, entre los que contemplan abordar a población penitenciaria específica tales como mujeres y reclusos de mayor edad o introducir el programa en los centros de detención de inmigrantes.

3. Reflexión final Sirva, pues, este trabajo para situar algunos aspectos relevantes que han de ser considerados antes de planificar una intervención musical en prisión. Subrayemos, en primer lugar, que el diseño de propuestas de un marcado carácter terapéutico focalizadas en el desarrollo de la persona –a través de un instrumental de perfil psicodinámico– es insuficiente si deseamos que respondan también a las exigencias de resocialización y reinserción marcadas entre los fines de la pena. Es imprescindible, pues, conciliar las ventajas ofrecidas por estos programas con los resultados objetivados por otras intervenciones centradas esta vez sobre las dinámicas de grupo, desde las cuales –sin abandonar los factores motivacionales e individuales de los internos– se tra-

15. “[Being] a part of something and building bridges gave the individuals a sense of belonging and encouraged them to develop social and group working skills. By making friends and gaining a social network, individuals obtained a supportive group to help them overcome the various pressures and difficulties associated with being in a correctional facility”. (Wilson, Logan, 2006:13). 16. Para Wang “Through the creative process of playing Gamelan, learning instruments together with participants that have also never played a musical instrument before allowed the group to explore with this new experience and make mistakes without feeling as disadvantaged or vulnerable as they might have in a more traditional learning setting”. (2010: 38). 17. Según indica Wang, “Many associated fears or negative feelings remained present in the classrooms that impeded further interest in learning. However, the project still introduced a gateway to more formal education courses. Several participants continued to other courses in the education programs within the correctional facilities, which can be seen as the first step to opening themselves to the possibility of change through education”. (Wang, 2010: 39).

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bajan las habilidades y competencias sociales que, a su vez, revierten beneficiosamente sobre posibles afecciones psicopatológicas asociadas a la privación de libertad. Los paradigmas de intervención cognitivo-conductuales se presentan al auxilio de esta otra perspectiva de índole social como posible argamasa para la concepción, diseño y aplicación de programas sistemáticos de educación musical, donde los factores psicopatológicos o meramente diferenciales son considerados bajo el control de una estricta evaluación de los resultados manifestados en los cambios de actitud y comportamiento. Si bien es cierto que el énfasis final sobre el aspecto conductual puede constituir un sesgo en el juicio sobre la resocialización del individuo, no es menos cierto que las evidencias de esta transformación son a su vez una condición imprescindible para sancionar su posible reinserción. En esta dirección, algunos programas educativos musicales aquí examinados –tales como Drumbeat

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