Música e identidades sociales geopolíticas en el Chiapas de hoy

May 24, 2017 | Autor: M. De La Garza | Categoría: Jóvenes, Música Popular, Identidad nacional, Identidad Regional
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Descripción

Actas del X Congreso de la Rama Latinoamericana de la IASPM Córdoba, Argentina, 1-22 de abril de 2012

Enfoques interdisciplinarios sobre músicas populares en Latinoamérica: Retrospectivas, perspectivas, críticas y propuestas

Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular

Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas del Litoral Noroeste

Editor general: Herom Vargas Editores: Claudia Neiva de Matos Claudio Díaz Heloisa de Araujo Duarte Valente Herom Vargas Pablo Alabarces Institución editora: IASPM-AL y CIAMEN

Actas del X Congreso de la Rama Latinoamericana de la IASPM Córdoba, Argentina, 1-22 de abril de 2012

Enfoques interdisciplinarios sobre músicas populares en Latinoamérica: Retrospectivas, perspectivas, críticas y propuestas

Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular

Centro de Investigación en Artes Musicales y Escénicas del Litoral Noroeste

Editor general: Herom Vargas Editores: Claudia Neiva de Matos Claudio Díaz Heloisa de Araujo Duarte Valente Herom Vargas Pablo Alabarces Institución editora: IASPM-AL y CIAMEN

Coordinación de edición en Montevideo: Marita Fornaro Diseño gráfico: Patricia Kramer Sebastián Pereira Cómo citar el libro/Como citar o livro: Vargas, Herom, et al. (eds.). 2013 - ¿Enfoques interdisciplinarios sobre músicas populares en Latinoamérica: retrospectivas, perspectivas, críticas y propuestas. Actas del X Congreso de la IASPM-AL. Montevideo: IASPM-AL/CIAMEN (UdelaR). ISBN

ISBN 978-9974-0-1055-0

Enfoques interdisciplinarios sobre músicas populares en Latinoamérica

Comisión Directiva IASPM-AL (2012-2014) Julio Mendívil – Presidente Felipe Trorra – Vicepresidente Marita Fornaro – Secretario Berenice Corti – Tesorera Herom Vargas – Editor Organización del X Congreso IASPM-AL Comité Académico Claudio Díaz Marita Fornaro Julio Medívil Federico Sammartino Leonardo Waisman Comité de lectura Pablo Alabarces Liliana González Adalberto Paranhos Illa Carrillo Rodríguez Christian Spencer Felipe Trotta Comité Organizador Silvina Argüello Lucio Carnicer Claudio Díaz Marisa Restiffo Federico Sammartino Leonardo Waisman Sede: Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

Sumário Apresentação geral / pag. 13 Simpósio 1: Originales, versiones, reciclaje, poliestilismo-pastiche y autenticidade / pag. 15 - Apresentação dos coordenadores Carlos Bonfim e Ruben Lopes Cano

Trabalhos apresentados 1. La práctica de la versión como juego de la cultura: el caso de “Gracias a la vida” de Violeta Parra / pag. 18 Cristián Guerra Rojas 2. Las resignificaciones sociales de la Cantata Popular Santa María de Iquique a partir de sus distintas versiones / pag. 31 Eileen Karmy 3. La copia feliz del edén ¿De quién es la canción en la cumbia chilena? /pag. 43 Eileen Karmy, Alejandra Vargas, Antonia Mardones, Lorena Ardito 4. Poéticas de la relación: sobre las versiones en la murga y en una orquesta de tango / pag. 51 María Eugenia Domínguez 5. El tratamiento de versiones en grupos de la ciudad de Santa Fe (Argentina) en la década del `80 /pag. 62 María Inés López

Simpósio 2: Estudos interdisciplinares sobre rock e metal na América Latina / pag. 75

- Apresentação dos coordenadores Cláudia Azevedo, Jorge Cardoso Filho e Liliana González Trabalhos apresentados 6. Por uma história social do heavy metal na Amazônia: o caso de Belém do Pará / pag. 78 Bernard Arthur Silva da Silva, Franknaldo Silva de Oliveira 7. Scum. Agenciamentos midiáticos na conformação do metal extremo / pag. 89 Fabrício Silveira

Simpósio 7: Música e identidades regionales: transformaciones, contraposiciones / pag. 513 y desafíos a las identidades nacionales latino-americanas Apresentação das coordenadoras Ana Romaniuk e Maria Luisa De La Garza

Trabalhos apresentados 48. Prácticas musicales e identidades regionales : entramados y tensiones en torno a la música de la Provincia de La Pampa (Argentina) / pag. 515 Ana María Romaniuk 49. Himnos cumbiancheros: repensando mitos y paradojas de lo nacional, lo local y lo festivo en Chile / pag. 521 Antonia Mardones, Eileen Karmy, Lorena Ardito, Alejandra Vargas 50. Samba carioca e identidade nacional: o que pensam os sambistas de São Paulo / pag. 533 Bruna Queiroz Prado 51. Representaciones de lo latino y lo latinoamericano em la producción de músicas populares: el caso del Pop Latino / pag. 545 Claudia Bibiana Castro Gallego 52. Discursos identitarios en el folklore moderno argentino: las producciones de Gustavo “Cuchi” Leguizamón y José Juan Botelli / pag. 556 Irene Noemí López 53. Más allá y más acá de las fronteras nacionales en la cultura popular: la autoafirmación de un sujeto latinoamericano en las propuestas poético-musicales de Cordel do Fogo Encantado y Arbolito / pag. 567 Julieta Kabalin Campos 54. Movimento Black Rio: música e identidade negra nos Bailes black brasileiros / pag. 578 Luciana Xavier de Oliveira 55. Música e identidades sociales geopolíticas en el Chiapas de hoy / pag. 589 María Luisa de la Garza 56. “Eu canto samba”: a redescoberta e a recriação do samba e da identidade nacional por jovens músicos / pag. 599 Marina Bay Frydberg 57. El tango: su construcción como género urbano rio-platense – desde su consolidación en la década del ´20 a su resurgimiento en la década del ´80 / pag. 609 Paula Mesa

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Presentación del Simposio 7: Música y identidades regionales - transformaciones, contraposiciones y desafíos a las identidades nacionales latinoamericanas Coordinación: María Luisa de la Garza1 y Ana Romaniuk2 1 _ Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México. E-mail: [email protected] 2 _ Universidad de Buenos Aires, Universidad nacional de La Pampa. E-mail: [email protected]

En estas actas se publican once de los trabajos presentados en el simposio “Música e identidades regionales: transformaciones, contraposiciones y desafíos a las identidades nacionales latinoamericanas” cuya propuesta se orientó a establecer relaciones, en el ámbito de lo musical, entre construcciones identitarias regionales y su vinculación con la construcción de las ideas de nación en los diferentes países de Latinoamérica. Partimos del supuesto de que muchos Estados han legitimado su organización política y social utilizando estrategias de homogeneización que, en el imaginario cultural, construyen la representación oficial de la na-

bros, Buenos Aires, 2007) llama “la formación nacional de la diversidad” en cada uno de nuestros países y, específicamente, las formas de resistencia –tanto de viejo como de nuevo cuño– de las “alteridades históricas”, es decir, de aquellos grupos sociales que se mantuvieron “otros” a pesar de las estrategias de unificación.

ción. Dentro de este marco, en el que suponemos diversos grados de tensión entre representaciones hegemónicas y periféricas, propusimos pensar lo que Rita Segato, en la Introducción a La nación y sus otros: raza, etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de políticas de la identidad (Prometeo Li-

territoriales, políticas o étnicas, ya sea en barrios periféricos de grandes ciudades o en localidades “del interior”, bien sea entre jóvenes que redescubren ritmos “ancestrales” u otros que hacen suyas sonoridades “del exterior”. No sólo se muestra un abanico interesante de estudios de caso puntuales

La riqueza de los trabajos presentados suscita, desde variados abordajes disciplinares, reflexiones sobre músicas de diversos géneros, estilos, modos de producción y circulación, así como sobre diversas estrategias en la construcción de identidades

de distintos lugares de la América Latina (Argentina, Brasil, Chile, México), sino un conjunto de perspectivas para abordar géneros y músicas tradicionales –a veces de reivindicación local, otras como apropiaciones unificadoras de lo nacional–, nuevas construcciones y formas de apropiación de músicas masivas, y miradas que ponen en primer plano lo latinoamericano como categoría desde donde pensar las músicas, en tensión con un Otro internacional. Invitamos a los lectores a entrar en diálogo con estas propuestas, a reflexionar y discutirlas con la intención de comprender un poco mejor el complejísimo papel que ha jugado, y juega, lo musical en procesos de construcción de identidades sociales que se oponen –en el doble sentido de diferenciarse y de enfrentarse– a las identidades regionales, nacionales y supranacionales en América Latina.

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Música e identidades sociales geopolíticas en el Chiapas de hoy María Luisa de la Garza1 1 _ Doctora en filosofía, es investigadora del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, dependencia de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Principal línea de investigación: ética y cultura popular. E-mail: [email protected]

Resumen: Este trabajo presenta una primera aproximación a los resultados de un sondeo aplicado a casi 2 mil estudiantes chiapanecos de los niveles medio superior y superior sobre la música que consideran representativa de su estado y del país. Se presentan algunos datos sobre la fuerza o debilidad de los discursos tradicionalmente hegemónicos y se muestra la emergencia de nuevas filiaciones, pero sobre todo se describen cuestiones relativas al tratamiento de la información.

Palabras clave: jóvenes, música, identidad nacional, identidad regional

1. Introducción La investigación marco de este trabajo es el proyecto “Geografías sonoras: transformaciones recientes del gusto musical en Chiapas”2, desarrollado en el área de “Globalización y culturas urbanas” del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas) durante 2010 y 2011, y dentro del cual se aplicó un amplio sondeo a casi 2 mil estudiantes (1955 exactamente) de los niveles medio superior y superior (preuniversitario y universitario) en cinco de las nueve regiones en que, hasta 2011, estaba dividido Chiapas.3 Ese sondeo indaga principalmente acer2 _ Este proyecto se benefició del apoyo del Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), de la Secretaría de Educación Pública, al establecimiento de redes temáticas de colaboración académica. La red apoyada fue la Red de Investigaciones Teórico-Literarias, que entre 2009 y 2012 desarrolló el proyecto “Migraciones y fronteras en la literatura”, del cual formó parte la investigación relativa a la percepción de los corridos norteños en el sur de México. Asimismo, recibió financiamiento del Programa de Investigación Institucional 2010. 3 _ El decreto 210, publicado en el Diario Oficial No. 299, con fecha 11 de mayo del 2011, estableció una nueva regionalización en el estado de Chiapas, y se pasó de 9 a 15 regiones sociodemográficas

ca de la música que estos jóvenes escuchan y los imaginarios vinculados a algunos géneros como la llamada “música de banda”, el reguetón y los “corridos”; indaga también acerca de lo que les gusta bailar y de lo que piensan que el baile aporta a quienes, en grupo o de modo más independiente, practican habitualmente el baile, e indaga también acerca de las músicas que identifican como representativas de la entidad política donde se realizó el estudio (el estado federado de Chiapas) y del Estado-nación: México. Así pues, lo que aquí se presenta surge de 4 preguntas incluidas en el sondeo: La primera: “¿Cuál consideras que es hoy la música representativa de Chiapas?”; la segunda: “¿Crees que debería ser otra la música representativa de Chiapas? Di cuál”; la tercera: “¿Cuál consideras que es hoy la música representativa de México?”, y, la cuarta: “¿Crees y económicas. Puesto que la mayor parte del trabajo de campo se realizó en 2010 y principios del 2011, conservamos las denominaciones válidas entonces, de manera que las cinco regiones en que se aplicaron las encuestas fueron las regiones Altos, Centro, Soconusco, Selva y Sierra.

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que debería ser otra la música representativa de México? Di cuál”. Lo primero que sorprendió al analizar los datos fue la diversidad de respuestas: 75 respuestas diferentes para la música que consideran representativa de Chiapas, y 103 para la que creen que debería ser representativa del estado; y 74 respuestas diferentes para la música que consideran representativa del país, y 86 propuestas distintas de música que debería ser representativa de México. No pocos autores –y la propia experiencia cotidiana– nos han enseñado que la heterogeneidad en los gustos, especialmente de los jóvenes, “supera la capacidad de imaginarse combinaciones” (Yúdice 2007: 51), pero suponíamos que las prácticas institucionales de construcción de la identidad regional y nacional –prácticas principalmente escolares, pero también propiciadas en Chiapas por los medios masivos públicos y privados– mantendrían una cohesión grande en cuanto a lo que hasta hace muy poco se entendía como “la música de Chiapas” y “la música típicamente mexicana”, si bien esperábamos que entraran en disputa los géneros asociados a lo que Juan Carlos Ramírez Pimienta llama la fronterización de la identidad nacional, es decir, el “fenómeno mediante el cual el locus simbólico de la mexicanidad se desplaza del centro de México –la región del Bajío– a los estados fronterizos norte-

ños, así como a las poblaciones mexicanas de los Estados Unidos” (Ramírez-Pimienta 2011: 20). Todo esto ocurre, pero unido –como se verá– a una interesante apertura en la forma de comprender la relación entre la música y la identidad local o nacional, pues géneros musicales que algunos leemos (¿leíamos?) como claramente asociados a otras latitudes aparecen reterritorializados y formando parte de lo que se concibe como el acervo cultural “nuestro”. La forma de tratar la diversidad de respuestas a estas cuatro preguntas fue un desafío de consideración, ya que lo mismo se referían a una composición en concreto (el “Himno Nacional”, por ejemplo), como a un género musical (el duranguense, la ranchera o el rap, fueron tres de ellos); lo mismo utilizaban categorías del mercado (como “música urbana”), que otras caracterizaciones como “la antigua” o “la instrumental”; lo mismo aludían a un intérprete en concreto (Vicente Fernández o el grupo Bakté, para la música de México y de Chiapas respectivamente), que a una formación musical (el mariachi, la estudiantina) o al contenido (música romántica, música cristiana). Después de ensayar diversas posibilidades de agrupamiento, terminamos recodificando todas las respuestas en 19 variables, a saber: “música de marimba”, “música de banda”, “folclóricas”, “tropicales”, “ranchera”, “reguetón”, “pop”, “du-

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ranguense”, “rockeras”, “electrónicas”, “norteña”, “grupera”, “reggae”, “hiphoperas” (o de la cultura hip hop, donde incluíamos el rap y el ska), “románticas”, “corridos”, “clasicistas”, “himnos” y “otras”. Como se observa, algunas categorías son más abarcadoras (“tropicales” y “rockeras”, por ejemplo), mientras que otras prácticamente tienen un contenido de correspondencia unívoca (caso del “reguetón” y el “duranguense”). La razón es que nos interesaba tratar de forma desagregada los géneros vinculados a la frontera norte de México y a la migración de mexicanos en Estados Unidos (caso de la música de banda, el duranguense, la música norteña y la música grupera), así como otros cuya expansión genera polémica (como ocurre con los corridos y con el reguetón). Para mostrar la riqueza contenida incluso en categorías con un peso relativo muy menor, diré que el conjunto de músicas “electrónicas” –que apenas alcanzaron el 2.0% en la región donde más personas las señalaron como propuesta de música representativa de Chiapas–, abarcó la siguiente diversidad: electrohouse, psycho, psychotrance, dance, tecktonik y electrónica propiamente dicha.

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2. La música representativa de Chiapas A pesar de lo señalado en el parágrafo anterior, la música de marimba sigue siendo ampliamente identificada como “la música de Chiapas”4. Así lo consideró el 61.3% de la población que respondió a las preguntas sobre cuál es la música representativa de Chiapas y cuál debería ser, en caso de pensar que ésta yo no es la más apropiada.5 Es una categoría que suele aparecer sola, aunque en unas pocas ocasiones (44 del total, es decir, apenas 2.5%) aparece en combinación con otras músicas, entre las cuales destacan tres: la “música de banda” –esa tradición del noroeste del país revitalizada, masificada y nacionalizada en los años 90 después de haberse legitimado en el “mercado hispano” de Estados Unidos (Simonett 2001 y 2007)–; música de 4 _ La marimba es el “instrumento nacional” en Guatemala, pero también tiene una presencia histórica importante en Chiapas, región que durante la Colonia formó parte de la Capitanía General de Guatemala y que, tras un plebiscito, se anexó a México en 1824. Sobre la historia y el papel que ha tenido la marimba en Guatemala hay numerosos escritos; menos lo hay respecto de la marimba en México. Un amplio trabajo reciente es el de Helmut Brenner, Marimbas in Lateinamerika, que compara el desarrollo histórico y la situación actual de este instrumento en ocho países: México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Ecuador y Brasil (Editorial Georg Olms, 2007). 5 _ Aunque, como se dijo, el sondeo se aplicó a 1955 estudiantes, a estas dos preguntas –o a una de ellas– respondieron 1780 personas. Esta cifra es la que nos sirve de base para todas las afirmaciones que aquí se hacen. A las preguntas relativas a la música representativa de México respondieron 1692 personas.

corte tropical como la salsa, el merengue, la cumbia y, sobre todo, la así llamada “música tropical” –que desde mediados del siglo pasado ha sido la sonoridad festiva por excelencia en todo el país y en Chiapas también–, y géneros que en nuestra recodificación quedaron aglutinados en la etiqueta de “folclóricas” –o folclorizadas–, donde puede aludirse a instrumentos que utilizan en ceremonias tradicionales los grupos indígenas –como “el tambor y el carrizo” o “el arpa”–, pero que sobre todo incluye lo que se ha construido como “música regional” y “música folclórica”, donde por cierto ocupan un lugar que no es menor los “sones chiapanecos”, que se tocan con marimba. Interesante ha sido ver cuán distinta es la percepción de la representatividad de la marimba en los distintos grupos de edad, pues si observamos los datos de la región Altos –en la que se aplicó el sondeo también a 21 estudiantes de maestría y de doctorado– el consenso total (de 100%) registrado en el nivel de posgrado bajó a 72.30% entre los estudiantes de nivel licenciatura y fue de “sólo” 61.7% entre los estudiantes de nivel medio superior. Esto podría indicar que los discursos oficiales sobre la identidad regional han calado menos entre los más jóvenes, o bien que su forma de comprender el territorio –ese “espacio representado y apropiado”

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(Segato 2007: 71)– y la vinculación entre éste y la música es muy diferente. También resulta notable que cuando dejamos el plano de lo que es y pasamos al plano de lo que creen que debería ser, en los tres niveles educativos parece haber deseos de cambio, pues los índices de elección de la marimba como música ideal para representar a Chiapas bajan a 58.8, 54.2 y 46.6 por ciento, respectivamente. Ahora bien, es a los más jóvenes a los que resulta más fácil proponer alternativas, según se deduce del número de ocasiones en que sólo se respondió a la primera pregunta, dejándose en blanco la respuesta de la segunda. Asimismo, lo que es posible pensar como alternativa a la marimba es mucho más diverso entre los más jóvenes que entre los más mayores. En este sentido, cabe destacar que los y las estudiantes de posgrado que propusieron otra música en lugar de –o además de– la marimba, eligieron prácticamente siempre alguna sonoridad relacionada con los grupos originarios: la música de tambor y carrizo, o bien, en términos más generales y con mayor preponderancia que la recién señalada, “la música indígena”.6 6 _ Es posible que esto se deba a que todos los estudiantes de posgrado son del área de Ciencias Sociales. En caso de ampliar algún día la muestra, no hay duda de que convendría aplicar el sondeo a estudiantes de posgrado de diversas áreas. No obstante, el dato nos sigue pareciendo relevante.

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Aunque en las cinco regiones del estudio hay coincidencias sobre las músicas que, aparte de la marimba, son –o deberían ser– representativas de Chiapas, hay variaciones significativas producto de las formaciones culturales históricas7, pero también del índice de urbanización o ruralidad, de circunstancias sociodemográficas más recientes tales como la existencia o no de destacamentos militares –cuya tropa muchas veces viene de otras zonas del país–, así como de la migración económica tanto de salida –hacia otros estados de la república o a los Estados Unidos– como de llegada, pues Chiapas no es sólo paso obligado para los centroamericanos que se dirigen al norte y que hacen escalas más o menos largas aquí, sino que también recibe trabajadores que realizan las labores de los mexicanos que se han ido. Esto explicaría no sólo el peso simbólico que se otorga a la marimba como música representativa del estado, sino la diversidad y el peso relativo de las otras músicas que aparecen con ella. Por ejemplo, si vemos qué música ocupa el 2° en cada una de las regiones, ya decíamos que la música de banda era la que ocupaba este puesto en los Altos, y también lo hace en la región Selva 7 _ Recuérdese que Chiapas tiene algunas áreas con amplia población indígena; también, que en los años 70 fue objeto de políticas de poblamiento con personas procedentes de otras zonas del país, y que en los años 80 fue receptor de miles de refugiados guatemaltecos, muchos de los cuales finalmente se quedaron a vivir aquí.

–si bien en los Altos la distancia entre ambas músicas es, globalmente, de 54 puntos, mientras que en la Selva esa distancia se recorta a 33 puntos. En la región Soconusco, que es la parte costera fronteriza con Guatemala, la música señalada en 2° lugar como representativa del estado fueron las músicas “folclóricas” –a una distancia de prácticamente 50 puntos–, las cuales también aparecen en ese puesto en la región Centro, donde está ubicada Tuxtla Gutiérrez, la capital, y donde comparten lugar con el reguetón –ambos a una distancia de poco más de 70 puntos de la marimba, que tiene ahí la mayor supremacía. Finalmente, en la zona Sierra el género mencionado en 2° lugar como representativo del estado fue el reguetón –distante de la marimba “sólo” 57 puntos. Ciertamente, la música de banda, el reguetón y las músicas que hemos dado en denominar folclóricas aparecen prácticamente en todas las regiones, pero, si analizamos qué otras músicas señalan como representativas de Chiapas los jóvenes de nivel medio superior, vemos que en la región Sierra tiene un peso relativo importante la música ranchera; en la región Soconusco, la música pop; en la región Altos, el rock, y en la región Centro, los himnos: el “Himno a Chiapas”, de 19138, pero, sobre todo, 8 _ Con letra de José Emilio Grajales y música de Miguel L. Vasallo, es una “composición poético-musical, un canto cívico

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la canción “Yo soy Chiapas”, compuesta en 2008 como parte de una amplia campaña promocional del estado y la cual se escuchó en prácticamente todo acto oficial hasta que concluyó el periodo de gobierno de Juan Sabines Guerrero (2006-2012), por cuyo encargo se hizo. Es muy importante tratar de forma diferenciada los datos arrojados por los jóvenes del nivel medio superior de los datos que proceden de los universitarios, ya que su percepción de la relación entre música y territorio no es necesariamente similar. Podemos decir que en las distintas regiones se observa un mayor disenso generacional –es decir, menor coincidencia entre lo que afirman los estudiantes de nivel medio superior y lo que indican los del nivel superior– cuando se trata de lo que consideran que es representativo del estado, y un mayor consenso cuando se trata de lo que consideran que debería ser representativo de Chiapas. En la zona Altos, por ejemplo, si tomamos las seis categorías que–aparte de la música de marimba– más mencionan los jóvenes de nivel medio superior y superior, tenemos que perciben de forma bastante desigual regional de hondo sentimiento popular y pacifista, que desde 1913 entonan los chiapanecos con fervor cívico y patriótico; un canto de amor y esperanza, de unión y trabajo”, según se lee en la página web del gobierno del estado, de donde se puede descargar “con voz” y “sin voz”. La dirección electrónica es: http://www.chiapas. gob.mx/himno-a-chiapas.

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su valor como músicas representativas del estado (Gráfica 1). En cambio, cuando se les pregunta qué músicas piensan que deberían ser consideradas representativas de Chiapas, las curvas que dibujan sus respuestas corren más parejas (Gráfica 2). Si, en lugar de comparar entre niveles educativos miramos cómo se relacionan las respuestas de “lo real” y “lo ideal”9 en cada uno de estos niveles, vemos que los más jóvenes muestran poca distancia entre lo que perciben que existe y aquello a lo que aspiran (Gráfica 3), a diferencia de los de nivel universitario, cuyas respuestas dibujan cruces que muestran divergencias entre estos dos planos (Gráfica 4). Si esto se debe a que unos y otros tienen criterios de legitimidad distintos, o a que los de nivel superior son más conscientes de que hay espacios, voces y discursos que establecen lo que es por encima de las preferencias personales, o a algún otro tipo de razón, es algo que tendremos que averiguar, pero no deja de ser sugerente la disonancia que, al menos en el caso de la región Altos, aparece tan marcada entre los universitarios en relación con la música de su entidad federativa. 9 _ Nos referimos a “lo real” y “lo ideal” en el sentido de que lo primero, lo “real”, designa lo que los y las jóvenes consideran que es hoy la música representativa de Chiapas, mientras que lo “ideal” es aquello que consideran que debería ser la música representativa de Chiapas. El mismo criterio utilizamos al abordar las respuestas referidas a lo nacional.

3. La música representativa de México Al comparar las respuestas recogidas sobre la música que se considera representativa de Chiapas y la que se considera representativa de México, salta de inmediato a la vista que en el extremo sur del país no son tan sólidos los discursos tradicionalmente hegemónicos sobre la identidad musical nacional, ya que si bien la “música ranchera” fue señalada con el mayor énfasis en cuatro de las cinco regiones de estudio, en una de ellas –en la región Selva–, se sitúa detrás de la música de banda, que ahí tiene preeminencia. Además, la distancia que la separa de la categoría mencionada en segundo lugar no alcanza ni de lejos los más de 30 puntos que separaban a la marimba de su competidor más cercano como música representativa del estado de Chiapas.10

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invierte el orden. Pero esto no es todo: igualmente hay sintonía en relación con los lugares tercero y cuarto, que corresponden en general a la música pop y al reguetón –salvo en el Soconusco, donde el duranguense se sitúa por encima del reguetón, y, una vez más, en la región Selva, donde aunque tenemos las mismas categorías el orden es un poco distinto: 1°, banda; 2°, ranchera; 3°, duranguense; 4°, reguetón, y, 5°, pop. Gráficas muy similares resultan de estos datos, donde la única variación destacable sería resultado del desplazamiento –en la región Altos– de la música duranguense hasta el lugar número 7, dejando que el rock asome y ocupe, en esta región, el 5° lugar.11

chera y, por otro, la música de banda. En todos los casos, como se ha dicho, la música ranchera en primer término, salvo en la región Selva, donde se

A nadie sorprenderá que la música ranchera ocupe mayoritariamente el primer lugar como música representativa de México, ni, en último caso, que sólo la música de banda esté en condiciones de disputarle este puesto, si al principio hemos dicho que esta música sería uno de los componentes principales del nuevo estereotipo de “mexicano/a” –al que se vincularía también, por cierto, la llamada “música duranguense”, creada o, al menos, renovada e impulsada en Estados Unidos por migrantes mexicanos originarios de ese estado y que

10 _ Entre 10 y 20 puntos separan a la música ranchera de la música de banda en todas las regiones, salvo, como decimos, en la región Selva, donde ésta está casi 2 puntos por encima de aquella.

11 _ La distribución de los primeros lugares en la región Altos quedaría como sigue: 1°, ranchera; 2°, banda; 3°, pop; 4°, reguetón; 5°, rock; 6°, música norteña y 7°, música duranguense.

Resulta notable también el grado de consenso que, a nivel global, muestran las regiones, ya que las dos categorías musicales que mayormente representarían al país son, por un lado, la música ran-

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luego llega a México con toda la legitimidad y el prestigio de una música “internacional” (Hutchinson: 2007). Lo que sí amerita unas palabras son las otras categorías presentes, y alguna ausencia que nos parece destacable. Para comenzar, diremos que en la categoría de “música pop” se incluyó precisa y principalmente eso: lo que los y las jóvenes designaron así: “pop”. Porque si bien otras categorías están formadas por una amalgama de diversos nombres o subcategorías, en ésta la denominación “pop” es abrumadora (con 242 menciones), frente a 2 (sí, dos) de “pop latino” y 1 (una) de “pop rock”. E igualmente residuales son otras menciones como “Maná” (2), añejo grupo al que se une una cantante y actriz jovencísima en el momento de la encuesta: “Danna Paola”, quien tuvo una mención. Maná y Danna Paola son mexicanos, pero, ¿lo es el “pop latino”? Por lo visto sí, incluso si el artista en quien se piensa es Shakira (mencionada una vez), o los venezolanos Chino y Nacho (que cantaban aquello de Mi niña bonita), mencionados también una ocasión (es decir, sólo una vez menos que el grupo Maná). Lo que hace esto posible es sin duda lo mismo que permite que se diga que “el reguetón” es también una música representativa de México, aun cuando los intérpretes que más se escuchan –ninguno

mencionado en específico, por cierto– son principalmente de países como Puerto Rico y Panamá. Aunque la categoría “rock” no tiene un lugar tan predominante como música representativa de México, el hecho de aparecer entre las primeras cinco en la región Altos podría dar lugar a pensar –en una interpretación sin duda apresurada– que se estaría reivindicando la producción, bastante notable, de rock indígena que hay en la zona (López y Ascencio, 2010), y la mención específica del grupo Sak Tzevul apoyaría esta idea. Sin embargo, el ya legendario grupo Sak Tzevul aparece mencionado una sola vez, lo mismo que “Caifanes”, lo mismo que el “rock en inglés”, la mitad de veces que “rock pesado”, una tercera parte que “metal” y cuatro veces menos que “rock and roll”. Al igual que la categoría “pop”, la categoría “rock” está principalmente determinada por lo que los y las jóvenes entienden por ese mismo nombre: rock – mencionado así en 72 ocasiones. Antes que señalar una recuperación de la creatividad artística de los jóvenes músicos indígenas de la zona, más bien vemos un desvanecimiento de esta intención, o al menos una restricción al espacio de lo local, pues al mismo tiempo que en la pregunta por la música que es representativa de Chiapas el “rock indígena” aparecía mencionado en seis oca-

siones, después sólo aparece tres veces cuando se pregunta por al música que debería ser representativa de Chiapas, no aparece ninguna en la música representativa de México (salvo Sak Tzevul), y, en el plano ideal de lo nacional, encontramos entonces, como categorías nuevas, el “rock nacional” y el “rock en español”. Este difuminarse de lo indígena nos lleva a lo último que aquí querríamos destacar: la radical disminución de las músicas folclóricas (incluidas la “tradicional”, la “regional” y la propiamente “folclórica”) como posibles músicas representativas de México. Es interesante que, salvo una mención ocasional al “arpa”, desaparecen el “tambor y carrizo” y la “guitarra y violín”, dos formaciones habituales entre los indígenas, y también desaparece la “música indígena” así mencionada; en su lugar, aparece algo como la música “de los naturales de México”, o la música “prehispánica”. Son respuestas residuales, pero la combinación de presencias y ausencias no deja de ser –nos parece– significativa.

4. Cierre Los datos que arroja este sondeo deben, ciertamente, ser analizados en profundidad, viendo qué nos dice, por ejemplo, su revisión por sexo o por lugar de origen de los jóvenes, además de por

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edad. El tipo de escuela y su ubicación en zona rural o urbana también será importante, así como las dinámicas poblacionales históricas y recientes que han vivido las distintas regiones. Mientras eso llega, este trabajo ha querido mostrar algunas dificultades que se han presentado en el proceso de tratamiento de la información, el modo en que se han resuelto, así como algunos aspectos de ese manejo, y unos primerísimos resultados, que nos parecen relevantes.

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