MUR SABIO, Miguel, 2015: Las cerámicas del Bronce Final y el Hierro Antiguo en el Sistema Ibérico Central. Un estado de la cuestión. La aportación de los yacimientos de Rodenas (Teruel).

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LAS CERÁMICAS DEL BRONCE FINAL Y EL HIERRO ANTIGUO EN EL SISTEMA IBÉRICO CENTRAL. UN ESTADO DE LA CUESTIÓN. LA APORTACIÓN DE LOS YACIMIENTOS DE RODENAS (TERUEL).

Miguel Mur Sabio

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RESUMEN. Este trabajo estudia las cerámicas del Bronce Final y Hierro Antiguo de una zona serrana de España, el Sistema Ibérico Central. Supone un estado de la cuestión de los estudios comarcales, y de las distintas periodizaciones que se han propuesto para estas épocas. La novedad de este estudio son las cerámicas (dibujadas en el anexo láminas) halladas en dos yacimientos de Rodenas (Teruel): Peña Molina y el Castillo. Se ha realizado un intento de periodización, a contrastar con estudios posteriores, que se resume en diez horizontes o fases (que se muestra gráficamente en el anexo planos), que son: 1: 1400/1300-1100 a.C.. 2: 1100-1000 a.C.. 3: 1000-850 a.C.. 4: 850-800 a.C.. 5: 800-750 a.C.. 6: 750-700 a.C.. 7: 700-650 a.C.. 8: 650-620 a.C.. 9: 620-575 a.C.. 10: 575-525 a.C.. ABSTRACT This paper studies the ceramic Late Bronze and Early Iron Age in a mountainous area of Spain, the “Sistema Ibérico Central”. Means a state of affairs of the regional studies, and the different periodization have been proposed for these times. The novelty of this study are the ceramics (drawn in Annex “láminas”) found in two sites of Rodenas (Teruel): Peña Molina and El Castillo. It has made an attempt periodization, to be tested later, summarized in ten horizons or phases (shown graphically in Annex "planos"), which are: 1.400/1300-1100 BC 2: 1100-1000 BC . 3: 1000-850 BC. 4: 850-800 BC. 5: 800-750 BC. 6: 750-700 BC. 7: 700-650 BC. 8: 650-620 BC. 9: 620-575 BC. 10: 575-525 BC.. PALABRAS CLAVE. Arqueología, Cerámica, Cerámica arqueológica, Bronce Tardïo, Bronce Final, Hierro Antiguo, Sistena Ibérico Central, Rodenas, periodización, horizontes cronológicos

KEYWORDS. Archaeology, Pottery, Ceramics, Archaeological ceramics, Late Bronze, Early Iron Age, “Sistema Ibérico Central”, Rodenas, periodization, chronological horizons.

INTRODUCCIÓN. LA ELECCIÓN DEL TEMA. El tema del trabajo de este año es el estudio de las cerámicas del Bronce Final y Hierro Antiguo de un área geográfica determinada, estudiando, además qué significan esas cerámicas en sus respectivas culturas He escogido el Sistema ibérico Central, porque encaja perfectamente dentro de mi trabajo DEA, dedicado al estudio de un Paisaje Cultural, las Sierras de San Ginés y Almohaja en Teruel, a lo largo de más de dos milenios, desde inicios del Bronce Final, hasta inicios de la Alta Edad Media. Pero además, cuento con el estudio iniciado hace tiempo, sobre las cerámicas del Bronce Final de Peña Molina (Rodenas); realicé láminas con sus dibujos, parte de las cuales forman ahora el añexo I del trabajo. 2

En 2011 se ha encontrado (en labores codirigidas por Raquel Sánchez Cifuentes), en un sondeo del Castillo de Rodenas, una estructura de piedra a la que están asociados dos cuencos barrocamente decorados, y otras cerámicas de fines del Bronce, contamos además con una datación de carbono 14. Y en prospección hemos localizado otras dos zonas cercanas, con similares materiales, así como cerámicas a mano testimoniales en otro sondeo cerca de la Peña del Castillo, en niveles islámicos.

LOS LÍMITES GEOGRÁFICOS Y CRONOLÓGICOS. Los límites cronológicos escogidos son amplios, desde el Bronce tardío, hasta los momentos finales de Hierro Antiguo/inicios del Hierro II, entre los siglos XIV-VI a.C.. La geografía escogida, denominada “Sistema Ibérico Central”, coincide en buena parte con lo que luego se llamará “Celtiberia Citerior”, es decir la más cercana a Roma y al “Mare Nostrum”. La geografía incluye sierras algunas de gran altura, y valles de ríos, así como el nacimiento de muchos de ellos, como el Tajo, el Júcar, el Turia. Es una zona relativamente húmeda, propicia para pastos que han supuesto buena parte de su riqueza. Los recursos agrícolas no faltan, pero tampoco sobran; los mineros abundan, y a eso hay que añadir la sal de las zonas endorreicas. Se ha escogido preferentemente comarcas completas; la tendencia de las últimas décadas son los estudios comarcales. En la comarca de Teruel se ha escogido solo dos pueblos (Almohaja, Alba), pertenecientes a las Sierras de Almohaja y San Ginés, con yacimientos interesantes publicados, y que constituyen un “continuo” con la zona estudiada.

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Fig. 1. Área de estudio

Fig. 2. Localización de Rodenas (arriba)

UN ESTADO DE LA CUESTIÓN. En este capítulo se analizaran los estudios realizados hasta ahora, divididos por comarcas, y las periodizaciones del amplio arco cronológico que hemos recogido, referidas a nuestra zona. A continuación se detalla, en un capítulo, la aportación de las cerámicas de Rodenas, aún inéditas. UN INTENTO DE PERIODIZACIÓN. La parte fundamental será el establecimiento de una nueva periodización, en base a “horizontes” de relativa corta duración, de manera hipotética y como un nuevo elemento de discusión. Y aquí cabe hacer ciertas observaciones; las cronologías usadas serán, en todo el estudio, no las “arqueológicas convencionales”, sino las calibradas del carbono 14, o las derivadas de estudios recientes, y de materiales bien datados como cerámicas griegas, fenicias, etc., escogiendo las más acordes con datos históricos y arqueológicos. Así se prefiere una fundación de Cartago a fines del IX a.C., como dicen las fuentes históricas, y las fechas derivadas del radiocarbono, a las usadas convencionalmente de hacia 760 a.C.; en caso de usar las cifras convencionales, de los autores, así se citará. 4

ESTADO DE LA CUESTIÓN.

ESTUDIOS COMARCALES. COMARCA DE MOLINA DE ARAGÓN (GUADALAJARA). Los estudios de esta época en Molina vienen de la mano de los trabajos de Jesús Alberto Arenas Esteban, que comienza prospecciones sistemáticas en la comarca en 1989. A partir de 1990 codirige excavaciones en El Palomar y La Cerrada de los Santos (que sería su necrópolis), y realiza sondeos arqueológicos en el poblado de El Turmielo, y La Torre de Codes. Su monografía (Arenas 1999), estudia el Bronce Final y el Hierro de la comarca con detenimiento. Establece una evolución de la cultura material, y del poblamiento, que explicaremos más adelante, y de la misma manera, sus yacimientos aparecen en la explicación de los horizontes que provisionalmente he establecido, a algunos de los cuales les ha dado nombre. Arenas establece la posibilidad de que, previamente al Bronce Final/Hierro tipo Campos de Urnas, la comarca estuviera deshabitada, debido a la falta de cerámicas de tipo Cogotas, ausencia que se extendería a zonas de Soria, y a buena parte de las provincias de Madrid y Guadalajara, a excepción de los valles de los ríos Jarama y Henares. La zona se poblaría progresivamente por una colonización desde el Ebro. Cabe la posibilidad de que en realidad no se hayan sabido detectar cerámicas del Bronce, que no necesariamente respondan a las halladas en otras zonas, como pasa en el caso del Jiloca y Daroca, como veremos más adelante.

LAS SERRANÍAS DE CUENCA. Las primeras investigaciones sobre el Bronce se realizan a fines del siglo XIX y principios del XX., seguidas de noticias sueltas. La creación del Museo de Cuenca en los años setenta supone un impulso a la investigación, como en los trabajos de Almagro Gorbea, Osuna y Valiente Cánovas. Se retoman las excavaciones, a fines de los 70, y durante los 80 se prodigan los trabajos de campo. Se excavan, entre otros muchos, Las Hoyas del Castillo (Pajaroncillo), con una potentísima estratigrafía, a partir de época campaniforme, muchos de sus niveles cuentan con cerámicas decoradas, que han servido para datarlos bastante precisamente con la ayuda del carbono 14. 5

Los enfoques de la investigación se encuadran, en general, en la escuela histórico-cultural, aunque Martínez Navarrete reclama (1988) replantear los presupuesto metodológicos y empíricos. El trabajo de Margarita Díaz-Andreu García, una tesis doctoral elaborada a fines de los 80, y publicada en 1994, aporta una síntesis de la zona, llena de contenido teórico. Su trabajo comienza con prospecciones sistemáticas, intentando revisar las periodizaciones de la zona, ayudada por fechas de carbono 14. Sus esquemas sobre el origen y la evolución de la Edad del Bronce se basan en las hipótesis de Gilman y Vicent, dentro del mundo teórico del materialismo cultural. Algo similar, pero menos rígido, podemos verlo en los trabajos de Burillo y Picazo relativos a la provincia de Teruel.

COMARCA SIERRA DE ALBARRACÍN (TERUEL). La época anterior a la estudiada está bien representada por El Castillo, de Frías de Albarracín. Excavado por Purificación Atrián entre 1970-1973, localizó una potente y rica estratigrafía, aunque perteneciente a un mismo periodo. Los trabajos continuaron con Moreno, Harrison y Andrés (1988), y fueron publicados en una monografía en 1998. Las dataciones por carbono 14 apuntan a un momento entre 2200-1900 a.C., conforme con sus materiales del Bronce Antiguo Ibérico-Levantino (Picazo 1993), semejante a otros cercanos (Valle del Alfambra). Más recientes son los materiales localizados en La Tajada Bajera de Bezas. Pertenecen a distintas épocas, pero no se conoce ninguna estratigrafía. Los trabajos de Teógenes Ortego encontraron el nivel arqueológico desplazado. Los materiales más antiguos corresponden a la cultura Cogotas I, en una fase reciente (siglos XII-X a.C.), muy similares a los del Castillo de Peracense (ver plano del horizonte 2). Se caracterizan por la decoración de “boquique” (punto y raya), excisa e incisa, como la cazuela de la fig. 3.

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Fig. 3. Cazuela “Cogotas I” de la Tajada Bajera (Bezas). Fotografía del Museo de Teruel.

Materiales más recientes son, probablemente, los acanalados, y con más seguridad, las incisas del Bronce Final/Hierro, y algunas grafitadas. Atrián, en 1986, menciona la falta de conocimiento del poblamiento en la zona en esta época. Los yacimientos localizados en Rodenas pueden, entre otros, ayudar a sistematizar el Bronce Final/Hierro en la comarca. En 1986 Octavio Collado Villalba presentó su tesis de licenciatura, publicada más tarde (Collado 1990) sobre el poblamiento de época ibérica en el noroeste de la Sierra de Albarracín, que incluía yacimientos del Bronce Final/Hierro, así como Moricantada, yacimiento celtibérico de Rodenas junto a Peña Molina. COMARCA DE TERUEL. Para la comarca de Teruel existen estudios sistemáticos del Bronce por Picazo, con una evolución de los tipos de población y de la cultura material, en distintas fases que son las siguientes: - Bronce Antiguo: 2400-1900 a.C.; poblamiento consolidado en poblados bien estructurados. Socioeconómicamente se supone una “revolución de los productos secundarios”, y nuevos componentes en el sistema sociocultural. - Bronce Medio: 1900-1400 a.C.; población relativamente densa. Transformación tendente a la estratificación social y fragmentación territorial, surgimiento de yacimiento más grandes supuestos “cabecera de comarca”. - Bronce Tardío: 1400-1200 a.C.; síntomas de crisis, destrucciones y abandonos, o reocupaciones en peores condiciones, la cabañas sustituyen a las casas. Supuesto descenso poblacional. Se ocupan de nuevo cuevas. Sin embargo, el Bronce Final está menos estudiado, estaría en muchos sitios marcado por la aparición de acanalados de “Campos de Urnas”. Los yacimientos que he escogido para este estudio, son los siguientes:

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El Cabezo de la Cisterna de Alba. Destruido por obras, como el siguiente. En el Cabezo, José Luis Peña recogió cerámicas (1977). Los materiales fueron estudiados por Purificación Atrián (Atrián 1986). Entre las cerámicas destaca una urna bitroncocónica incisa, excisa e impresa, de estrecha afinidad con materiales del Bajo Aragón del Bronce Final IIIB (940-800 a.C.). En el conjunto hay piezas de aire “indígena”, junto a otras “Campos de Urnas”. Atrián lo data en el siglo VIII a.C. o algo antes (Atrián 1986: 418), en fechas convencionales. A mediados del siglo XX Ortego localizó la Acacia Gorda del Molino (Almohaja). Los sondeos de urgencia de los años 70 rescataron una parte de los materiales, distribuidos en tres bolsadas, solo una con abundantes materiales. Se identificaron niveles cenicientos, no estructuras, aunque sí adobes. Entre las cerámicas destacan las espatuladas negruzcas, algunas de aspecto metálico, y dentro de éstas las pintadas en amarillo y rojo, algunas espectaculares (ver fig. 4, y plano de su horizonte, nº 7) (fotografia y dibujos del cuenco de la fig. 4, del Museo de Teruel).

Fig. 4. Cerámica pintada de la Acacia Gorda del Molino, Almohaja (Teruel).

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COMARCAS DEL JILOCA Y DAROCA (TERUEL Y ZARAGOZA). La sistematización del Bronce de la zona empieza con los trabajos de Angel Aranda Marco, con su obra “El poblamiento prerromano en el suroeste de la comarca de Daroca”, publicado en 1986. La realización del Inventario Arqueológico de Aragón supuso la realización de prospecciones sistemáticas, y se han publicado las dos comarcas. Picazo y Burillo han observado, para ambas comarcas, tanto para el Bronce Pleno como para esta época, un comportamiento divergente con zonas vecinas: frente al Bronce Pleno de fondos redondeados de la zona ibérica-levantina, hay aquí fondos planos, e incluso con talón; frente a las cerámicas “Cogotas” del Bronce tardío/Final de zonas vecinas, aquí apenas están representadas en El Castillo (Piedrahita), y las cerámicas del Bronce Final/Hierro, acanaladas, incisas, excisas, impresas están ausentes, a excepción de alguna acanalada en Peñatajada (El Colladico). Para ellos sería una “isla cultural”, aislada por ramas del Sistema Ibérico. Éste, y otros comportamientos diferentes como el de la Comarca de Molina, impide hablar de culturas homogéneas en toda la zona. En la comarca del Jiloca está incluido también el Castillo de Peracense, pero está enclavado en las Sierras de Almohaja/San Ginés. El Castillo cuenta con cerámicas “Cogotas I” como las de Bezas, y cerámicas asignadas al Bronce. También en Peracense contamos con el poblado del Hierro Antiguo de Los Castillejos, y yacimientos del siglo VI a.C. como San Ginés y Peña del Tormo.

PERIODIZACIONES. No se mencionarán los periodos que caigan fuera de nuestra época de estudio, es decir, los posteriores al siglo VI a.C.. - Modelo de Alberto Lorrio (para toda Celtiberia): - Fase protoceltibérica. Desde mediados del siglo IX del carbono 14 sin calibrar. Las influencias de Campos de Urnas se harían notar en poblados como Fuente Estaca (Embid, Guadalajara). - Fase celtibérica I. Correspondería básicamente al siglo VI a.C., y supondría la aparición de las primeras armas de hierro. - Modelo de Jesús A. Arenas: - Protoceltibérico A: El protoceltibérico sería un Bronce Final tipo Campos de Urnas. Esta etapa concreta (siglos IX-VIII a.C. convencionales, según él), estaría caracterizada por el yacimiento de Fuente Estaca, con abundantes acanalados, cerámicas incisas, excisas e impresas. 9

- Protoceltibérico B: Las cerámicas decoradas van disminuyendo con el tiempo. Comenzaría a mediados del siglo VIII (fecha convencional), y continuaría hasta algún momento del siglo VII a.C.. - Celtibérico Antiguo A: Cubriría, al menos, la primera mitad del siglo VI a.C.; aparecen las murallas y las casas rectangulares, que sustituyen a las cabañas. Hay cerámicas protoibéricas. - Celtibérico Antiguo B: En la segunda mitad del siglo VI a.C.. - Modelo de Octavio Collado (Albarracín y alto valle del Júcar): - Fase I. (Bezas/Reillo), coincide con el Bronce Final, y reúne materiales Cogotas I, junto a los de Campos de Urnas, sería el caso del yacimiento de La Tajada Bajera (Bezas). - Fase II. (Carrascosa I/Almohaja), caracterizado por las cerámicas de la Acacia Gorda del Molino de Almohaja, con sus cerámicas bícromas, etc. Los materiales se datarían a partir del siglo VII a.C.. - Fase III. (Montón de Tierra/Villar del Horno) datable a partir de los siglos VI-V a.C., y ya con cerámicas a torno pintadas de tipo ibérico.

-Modelo de Rosa Mª Barroso para el Tajo superior: - Bronce Medio/protocogotas, o cogotas inicial: desde 1600 a.C. aprox.; sucedería a un Bronce Medio de cerámicas lisas. - Cogotas I: con un inicio hacia el siglo XIII, y un final hacia el 1000 a.C., aunque admitiendo diversas pervivencias. Sería un Bronce Final. - Bronce Final de Transición a la Edad del Hierro: desde los siglos X a VII a.C. - Hierro Inicial, inmediatamente después.

LA APORTACIÓN DE LAS CERÁMICAS DE RODENAS (TERUEL). PEÑA MOLINA Este yacimiento fue localizado como parte de la elaboración del Inventario Arqueológico de Aragón, tarea en la que colaboré realizando prospecciones en Rodenas entre 1990-1991, bajo la dirección de José Luis Ona González, que entonces excavaba en el Castillo de Peracense. Peña Molina es un yacimiento con restos de distintas épocas: Bronce Final, siglos IX-VIII a.C., aprox., Celtibérico Antiguo, hacia fines del siglo VII-primeras décadas del VI a.C. (probable necrópolis), época altoimperial romana, con 10

sigillatas datables entre 70-130 d.C., cerámicas medievales, y grabados rupestres cuya cronología está por definir. Es una zona en llano, al abrigo de los vientos del norte, especialmente en la zona protegida por el alto de Moricantada, que contiene un yacimiento celtibérico, y una ocupación de época altomedieval. Contiguo a Peña Molina se encuentra la Cerrada de la Mina, que debe su nombre a una explotación minera de principios del siglo XX, quizá de galena argentífera. Se encuentra en una zona de afloramientos acuíferos, “lavajos” con aguas a veces salinas de origen endorreico, por lo que quizá se usaron en el pasado para la obtención de sal. Y en su inmediata proximidad, El Barranco, un poblado celtíbero-romano, con materiales desde el siglo I a.C., hasta principios del II d.C., con sigillatas hispánicas regionales e importadas. Hay claramente explotación metalúrgica, con un importante escorial del trabajo del hierro, y un lingote de plomo. Los restos de cerámicas del Bronce Final/Hierro se extienden en un área muy grande, aunque tienden a aparecer en ciertas concentraciones.. Las cerámicas de esa época de Peña Molina responden a varias tradiciones: - Cerámicas incisas con sus mejores paralelos en el sureste de la Península Ibérica, como el motivo “almenado” (lám. 10, abajo, en el centro) que aparece en Peña Negra I (850-750 a.C.), o en urnas del siglo X a.C. (ver plano 3). - Cerámicas incisas, excisas e impresas, con semejanzas tanto en el Bajo Aragón, como en el Alto Ebro. - Cerámicas acanaladas con paralelos en los Campos de Urnas del Noreste de la Península Ibérica en general. Pero también en el enclave alicantino de La Mola de Agres, donde coinciden también con incisas y excisas. - Y muy especialmente yacimientos cercanos, como Fuente Estaca en Embid (Guadalajara), o Cabezo de la Cisterna en Alba (Teruel); y otros algo más distantes, como los de la facies Pico Buitre en el Henares, en Guadalajara. Si comprobamos el comportamiento de las cerámicas incisas en la mitad oriental de la Península Ibérica, observamos cierta concentración en grupos regionales, y la unión de estos parece indicar ciertas rutas a través de las cuales circularían estas, y otros bienes. Hemos empleado como base el mapa de distribución de Lucía Soria y Consuelo Mata (Soria y Mata 2001-2002), y le hemos añadido algunos nuevos yacimientos. Faltan los yacimientos del Bajo Aragón, aunque esa zona debió tener un vínculo directo con la que estudiamos. Las rutas las he supuesto en base a las relaciones entre las zonas, no indican recorridos concretos, sino “vectores” de circulación.

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Fig. 5. Cerámicas incisas. Yacimientos: puntos. Grupos (líneas verdes). Posibles rutas (líneas amarillas). Calzada romana Cartago Nova-Caesaraugusta (línea roja).

Peña Molina cuenta también con arte rupestre (grabados), de cronología indefinida, aunque algunos motivos pueden ser realmente antiguos, quizá contemporáneos del poblado del Bronce Final, como los de la figura 7. Además, en las cercanías (Cerrada de la Mina), Florencio Mur localizó en 1991 una estela (figura 6), fuera de contexto, apoyada en una pared de la cerrada. No se puede asegurar que tenga relación con la fase del Bronce Final de Peña Molina, y su decoración es bastante atípica; existe la posibilidad de que pueda relacionarse con las llamadas Estelas de Suroeste, que por la Meseta llegan al Ebro Medio. A esas estelas se le han dado múltiples explicaciones, desde señalar pasos de ganado, marcar tumbas destacadas, etc..

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Fig. 6. Estela de Rodenas (calcos J.I. Royo Guillén). Fig. 7. Grabados rupestres de Peña Molina.

CASTILLO DE RODENAS. El Castillo de Rodenas, como fortaleza medieval, aparece frecuentemente en la bibliografía. Ya el geógrafo El-Idrisi lo recoge en su geografía, dentro de una ruta de Medinaceli (Soria) a Santa Maria (Albarracín, Teruel), a mediados del siglo XII d.C.; recientemente se ha recordado (Ortega 1997) el carácter de hisn (fortaleza de cierta importancia), que le otorga el autor árabe. Forma parte de la literatura de la corte de Alfonso X el Sabio, pues protagoniza la Cantiga 191. Fue un punto importante en las disputas fronterizas medievales, perteneció al señorío independiente de Albarracín, y cuando este fue tomado por Aragón, se rindieron los castillo de Albarracín y Rodenas (según el cronista Zurita). Pero la localización de contextos del Bronce Final/Hierro es una novedad de la actuación arqueológica de 2011, en que se ha realizado una prospección intensiva y unas catas arqueológicas, codirigidas por Raquel Sánchez Cifuentes, y por el autor de estas líneas. Se han localizado dos zonas en la ladera, en altura, pero al abrigo por las peñas, con cerámicas a mano de la transición Bronce Final/Hierro; la presencia 13

de morillos, cerámicas en general lisas pero con alguna decoración, acanalada, etc., parece situarnos en un momento de hacia los siglos IX/VIII a.C.. En otra zona, justo debajo de la peña del Castillo, hemos realizado una cata de 3X3 metros (sondeo 2), donde hemos tenido la suerte de localizar una estructura de piedra, aún por definir, encima de la cual aparece un importante conjunto de cerámicas a mano, de todos los tamaños, y con distintas decoraciones, aunque predominan las lisas. Pero las cerámicas más llamativas son dos cuencos decorados, con composiciones muy distintas, pero complejas: -Un cuenco con decoración incisa e impresa, decorado por ambas caras, y con fondo umbilicado. Por la parte interna está decorado con un soliforme que rodea el umbo, con decoración de punto impreso y raya, tipo Cogotas. (fig. 8). -Un cuenco hemisférico con decoración acanalada múltiple, en horizontal y vertical, y excisa (a punta de espátula) de un triángulo (fig. 11a, b). El cuenco inciso tiene una decoración por la mayor parte de la pieza, consistente sobre todo en retículas de malla fina, formada por triángulos en el borde, tanto exterior como exterior, y en el exterior una composición cruciforme, dividida en cuartos, cada uno reticulado, y una cruz exenta cuyo centro es el umbo. Una decoración incisa múltiple de líneas paralelas divide la orla exterior de motivos triangulares, de la composición reticulada inferior.

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Fig. 8. Cuenco inciso del Castillo de Rodenas, y abajo a su dcha, paralelo en Peña Negra I.

El soliforme recuerda motivos solares y estelares de épocas más antiguas, y aparece en cerámicas de la Cultura Cogotas Pleno (siglos XV-XII a.C.) (Abarquero Moras 2005), con el mismo uso de “punto y raya”, aunque aquí los puntos son impresos.

Fig. 9. Cerámica pintada del estilo Cabezo de San Pedro II. Siglo VIII a. C..

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Fig. 10. Cerámicas del Cerro San Pelayo de Martinamor, Salamanca. Hacia 800 a.C.

La decoración recuerda, sobre todo a cerámicas del Bronce Final: - Cerámicas con decoración de Retícula Bruñida del ámbito tartésico, entre los siglos XI-VII a.C. Ahí tenemos retículas y composiciones similares. - Cerámicas incisas de sureste, como las de la fase Peña Negra I (850-750 a.C.) (ver fig. 8) (González 1985: 28), donde además encontramos triángulos reticulados, y composiciones muy semejantes. - Cerámicas pintadas, especialmente del estilo Cabezo de San Pedro II (800-700 a.C.) (fig. 9), con proyección en la Meseta (Martinamor, hacia 800 a.C., por el carbono 14, fig. 10). Se trata en definitiva de unas cerámicas que siguen unas modas decorativas, que pueden estar inspiradas en telas pintadas, quizá llegadas con el comercio fenicio o mediterráneo, desde el siglo X a.C. (Cáceres 1997). Así pues podemos de momento encuadrar este cuenco con las cerámicas incisas de los siglos IX-VIII a.C., con influencias mediterráneas. El cuenco acanalado tiene sus mejores paralelos en el mundo de los Campos de Urnas del Noreste, especialmente en la costa más cercana, del Palancia al Bajo Ebro, donde hay ejemplos, datables todos, antes de la llegada de las cerámicas fenicias, es decir, antes de 725/700 a.C..

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a

b

d

c

e f Fig. 11. Cuenco acanalado del Castillo de Rodenas (a,b), y sus paralelos.

En El Pic dels Corbs (Sagunto) (fig. 11c), aparecen en el poblado IV (Barrachina 1999), más reciente, caracterizado precisamente por sus cerámicas acanaladas, y datable al final de su secuencia, hacia los siglos IX-VIII a.C.. En El Barranc de Gàfols I (fig. 11d), y en El Barranc de Sant Antoni (fig. 11e) se datan también antes de las cerámicas torneadas. Un ejemplo muy lejano lo tenemos en el sureste, en la Mola de Agres (Alicante) (fig. 11f), donde un conjunto de cerámicas incisas, acanaladas, excisas, no desentonan con las que se encuentran en el Bajo Aragón, Sistema Ibérico Central, etc.. El tipo de cuenco (aunque sin decoración), lo encontramos igual en la fases I y II. El poblado cuenta con cuatro fases, datables entre 900-700 a.C. aprox., en fechas convencionales; tampoco se encuentran cerámicas fenicias, pesentes en La Fonteta (Guardamar del Segura, Alicante) desde 760 a.C. (según González Prats) o 725 a.C. (según Rouillard). Los contextos examinados parecen, pues muy cercanos cronológicamente, desde el siglo IX a.C., a mediados/finales del VIII a.C. Pues bien, una vez comprobada la similar cronología de los cuencos del Castillo de Rodenas, haremos dos observaciones: 17

- Los conjuntos hallados en El Castillo, se encuadrarían bien a principios de la Edad del Hierro, tal como se ha sistematizado en el Valle Medio del Ebro: morillos aparecen desde 800 a.C. aprox., mientras en el sureste caracterizan a Peña Negra I (850-750 a.C.), allí Bronce Final, pero con hierro en toda su secuencia. En cambio, en la zona que rodea a Rodenas, está por demostrar el trabajo del hierro antes del siglo VII a.C.. - Aunque se ha localizado una estructura (de función desconocida de momento), al abrigo de la Peña del Castillo, este lugar se encuentra en toda la cima, y parece un lugar muy desapacible como hábitat, especialmente durante el “mínimo” de temperatura que suele datarse entre 850-760 a.C. (Rodanés y Picazo 2002). Solo una política “protoestatal”, o la protección de determinadas rutas podría explicar la presencia de un “encastillamiento” en esa época, y no es descartable; es posible también la ocupación durante un episodio más cálido dentro del periodo frío. A los argumentos cronológicos de tipo arqueológico se ha unido (julio de 2012) una datación de carbono 14 realizada con pequeños carboncillos de ese sondeo 2 de 2011, en el nivel (2003) que contiene sólo cerámicas a mano, y que dataría por tanto los cuencos barrocamente decorados que hemos estudiado. La muestra es la Beta 324559, del laboratorio de Miami Beta Analytic. Se ha realizado con financiación propia. Las fechas calibradas son, al 68%, 890-880 a.C., 850-810 a.C.; intersección de las fechas de carbono 14 y la curva de calibración en 830 a.C.; al 95%, 900800 a.C.. No puede descartarse una fecha al principio del abanico, hacia 890-880 a.C., que entonaría mejor con una decoración cerámica cercana al mundo Cogotas, y podría suponer unas condiciones climáticas más favorables, aunque la curva de calibración, en 830 a.C., apuntaría a un momento en el último tercio del siglo IX a.C.. Faltan los porcentajes de probabilidad de cada fecha que puedan afinar mejor la datación.

PEÑA MOLINA Y CASTILLO DE RODENAS: CONCLUSIONES PROVISIONALES. - El Castillo puede responder a un momento de abandono del poblado en llano de Peña Molina, o puede que se trate de un emplazamiento defensivo contemporáneo de Peña Molina. Las cerámicas de Peña Molina parecen pertenecer a un momento de transición de dos fases distintas dentro del Bronce Final, muy similares, pero con claros elementos distintivos. Estas serían las que hemos denominado: - Peña Molina (850-800 a.C.) (horizonte 4). Formas cerradas bicónicas; incisas, acanaladas, excisas, abundantes. 18

- Torre de Codes sector II (800-750 a.C.) (horizonte 5). Formas cerradas globulares con cuellos cilíndricos, cuencos hemisféricos y morillos, disminución de las decoraciones, cerámicas grafitadas. Algunos elementos, como posibles cuencos carenados, parecen pertenecer a un momento posterior del horizonte 6 de Los Almacenes (750-700 a.C.), en cualquier caso no se han encontrado las típicas cerámicas pintadas del horizonte 7 de Almohaja (700-650 a.C.). Por tanto, proponemos datar así, provisionalmente los yacimientos: - Peña Molina 850-700 a.C. Posible necrópolis con elementos de las primeras décadas del siglo VI a.C. - Castillo de Rodenas: centrado a fines del siglo IX a.C/principios del VIII a.C..

UN INTENTO DE PERIODIZACIÓN. “La realidad se muestra mucho más plural y diversa que los rígidos esquemas que empleamos”, estas palabras (que asumimos) empleadas por Rodanés y Picazo (2002) en su síntesis del Bronce Final y Primera Edad del Hierro en Aragón, se refieren concretamente a la simple trasposición de esquemas centroeuropeos o del sur de Francia a realidades distintas en la Península Ibérica. Por otra parte las periodizaciones chocan con serios problemas al calibrar fechas, pues a menudo las dataciones se solapan. Este último problema se plantea con más agudeza en ciertas épocas: el “desastre de Hallsttatt”, aquí una fecha entre 760-410 a.C. resulta imprecisa. Hemos podido ver antes que distintos complejos culturales pueden ser vecinos, y tener unas mínimas influencias mutuas. Partiendo de estas premisas, puede parecer arriesgado proponer una periodización con fases cortas y supuestamente bien definidas. Pero se trata de una hipótesis de trabajo, a contrastar con los hechos, especialmente con los nuevos conocimientos. Se trata de horizontes cronológicos, culturales en algunas zonas. Está claro que en ciertos sitios aparecen acanalados y en otros no, etc.. Ahora bien, lo que define esos horizontes son ciertas presencias y ausencias en algunos conjuntos, yacimientos emblemáticos que dan nombre a los horizontes, y su información no es necesariamente extrapolable. Las cronologías que voy a usar no siempre dependen necesariamente de dataciones absolutas, y especialmente en la época problemática de que hablamos, está basada en importaciones fenicias, griegas, mediterráneas en 19

general, normalmente bien fechadas, pero que no es habitual que aparezcan en esta zona, a excepción de cerámicas protoibéricas-ibéricas antiguas; aunque siendo también consciente del peligro de las dataciones cruzadas, especialmente en regiones como esta, sin unas cronologías bien asentadas, y con pocas estrafigrafías. En este punto toca romper una lanza por un método de datación “absoluta” bastante preciso, (con mucha suerte al año) pero apenas empleado en la zona (aunque comenzó a usarse en los años 80 por Richter, Burillo y Picazo, en la provincia de Teruel), y especialmente indicado para épocas y zonas como esta; se trata de la dendrocronología, cuya única dificultad es conseguir largas series de anillos regionales, lo que supone una inversión muy seria; por tratarse de una región con una climatología bastante homogénea, estas series serían posiblemente válidas en toda la zona. Las fechas que aparecen delimitando los horizontes son aproximadas y provisionales. Aún en el caso de que el esquema funcione, hay un fuerte grado de incertidumbre, que en las primeras fases puede ser 100 años, en las demás de 50, y en las dos más recientes de 25, en cifras redondas, y con suerte. Una observación. La referencia en el texto (ver plano), significa que el paralelo se encuentra en una imagen del plano del horizonte que se está explicando (anexo II). A continuación se desarrollan, uno a uno, los horizontes.

HORIZONTE 1: HOYAS DEL CASTILLO (PAJARONCILLO, CUENCA), 1400/1300-1100 a.C.. Se trata de una época de transición, que enlaza el llamado “Bronce Tardío” con el “Bronce Final”. Se caracteriza por la máxima expansión de las cerámicas de tipo “Cogotas I”, aunque este “fósil director” “enmascara” distintas épocas y también diversas zonas culturales. Por ejemplo, en el valle del Jiloca en el bronce pleno-tardío, no encontramos los típicos fondos redondeados (Bronce Ibérico o Levantino), sino planos, (fig. 12). Las cerámicas Cogotas apenas están representadas en el Jiloca, y aún menos las de “Campos de Urnas” posteriores. Se ha propuesta para el Jiloca una “isla cultural”, “aislada” por las ramas “castellana” y “aragonesa” del Sistema Ibérico. Es difícil pronunciarse por el origen del comportamiento distinto, pero es altamente llamativo.

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Fig. 12 . Facies Jiloca (azul) e Ibérica (rojo).

Fig. 13 . Hoyas del Castillo, nivel 9; siglo XIV a.C..

En la comarca de Molina, se desconoce el poblamiento durante el momento anterior al Protoceltibérico A (en fechas convencionales, siglos IX/VIII a.C.), según Arenas Esteban. De hecho propone que está despoblada, y será ocupada por gentes con cultura “Campos de Urnas”; la falta de cerámicas de Cogotas I, una cultura “meseteña”, en un ámbito “meseteño”, establecería una ausencia significativa. El proyecto arqueológico de Herrería, en esa comarca, nos está dando nuevos datos; la necrópolis celtibérica, que ahora cuenta con buen número de dataciones de carbono 14 ha aportado cuatro fases. La incineración (típica de Campos de Urnas) existe desde el principio. La fase I tiene fechas muy antiguas, siglos XIII-XI a.C., pero desgraciadamente faltan ajuares cerámicos, por lo que no se sabe en realidad a que cultura pertenece. La fase II, con dataciones en los siglos X-IX a.C., tiene las típicas cerámicas que vamos a estudiar después: incisas, acanaladas, etc.; se simultanean los ritos de inhumación e incineración. La fase III pertenece ya a una típica necrópolis celtibérica de los siglos VII-VI a.C.. Las Hoyas del Castillo (Pajaroncillo, Cuenca) es un poblado con una magnífica estratigrafía, llena de cerámicas decoradas. El nivel 9, datado a fines del siglo XIV a.C. por el carbono 14, tiene unas cerámicas de decoración muy “barroca”, y pertenece a una época en que el sur de la Península Ibérica está abierto al mundo mediterráneo, así encontramos cerámicas griegas micénicas en Montoro (Córdoba), cerámica a torno en la 21

Cuesta del Negro (Purullena, Granada), y en Villena su famoso tesoro (ver plano: horizonte 1) con cuencos de oro que recuerdan las cerámicas de tipo Cogotas I. Sin embargo, inmediatamente después, este mundo colapsa (posible fecha del ocultamiento del tesoro de Villena), hacia las primeras décadas del siglo XIII a.C.. En el Mediterráneo Oriental es también un periodo crítico, pues los “Pueblos del Mar” asolan en distintos momentos entre 1290/1280-1180 a.C., provocando la desaparición de estados e imperios. Picazo y Burillo hablan de momentos de “crisis”, uno hacia 1500/1400 a.C., cuando las casas son sustituidos por cabañas (separación bronce medio-tardío en el sistema ibérico turolense), y se vuelven a ocupar las cuevas. Y otro en la época de la que hablamos, que separaría el Bronce Tardío del Final. Es pues esta época compleja, y hemos establecido el horizonte en base a una presencia (cerámica de la cultura Cogotas), y una ausencia (cerámicas acanaladas). En el Pic dels Corbs (Sagunto), el fin de las cerámicas Cogotas se produce hacia 1100/1050 a.C., o hacia 1050 a.C. (Barrachina 2009), si bien las cerámicas Campos de Urnas (acanaladas) son atribuidas a un momento posterior, del Bronce Final III. No se pueden descartar fechas antiguas para la zona estudiada.

HORIZONTE 2: TAJADA BAJERA (BEZAS, TERUEL), 1100-1000 a.C.. Estaría definido por la convivencia e influencia mutua de los Campos de Urnas y Cogotas I, con distintos resultados locales/regionales. Es una época poco estudiada aquí; el hallazgo en la Tajada Bajera de cerámicas Cogotas, y también acanaladas e incisas, está falto de estratigrafía que pueda definir si ambos mundos conviven. Las cerámicas Cogotas del Castillo de Peracense están inéditas, (ver las que están expuestas en su Museo, en el plano del horizonte 2), aunque se cita que estarían acompañadas de cerámicas del Bronce, y no de Campos de Urnas. Esta época corresponde a la primera donde los elementos típicos del Bronce Final son reconocibles, aunque en el Bajo Aragón está solidamente asentada la cultura de los Campos de Urnas desde fines del siglo XIII a.C.. Al norte del Ebro encontramos una cultura peculiar, apenas toma elementos de Campos de Urnas, como los perfiles bicónicos, y faltan las cerámicas acanaladas (ver en el plano, el ejemplo de la Masada del Ratón, Fraga); se encuentran sin embargo ciertas influencias, seguramente indirectas, desde el norte de Italia, como las asas con apéndice de botón. Esta cultura continúa “impermeable” hasta 975/950 a.C..

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En Madrid tenemos una cultura de Cogotas I final, datable (ABARQUERO 2005) entre los siglos XII-X a.C., las cerámicas que aparecen allí son las mismas que encontramos en Bezas y en el Castillo de Peracense. En la Fábrica de Getafe, con fechas de termoluminiscencia y carbono 14 centradas entre los siglos XI-X a.C., las cerámicas “Cogotas” tienen influencias de “Campos de Urnas”, como los fondos umbilicados, y posible rito de incineración; la facies “Pico del Buitre” del Henares, con cerámicas “Campos de Urnas” y sin cerámicas “Cogotas”, existe ya en estos momentos, según el carbono 14. En la “isla cultural” del Jiloca, continúan las tradiciones locales, pero existe un cuenco de carena alta, en Peñatejada (El Colladico) similar a los tipos “Cogotas”, decorado con acanalados horizontales y verticales (“Campos de Urnas”) en el borde. Pero es difícil saber si pertenece a este u otro horizonte. Nos encontramos pues, también en el Sistema Ibérico Central, con un mosaico de culturas, con influencias mutuas, pero con distintos decantados.

HORIZONTE 3: FUENTE ESTACA (EMBID, GUADALAJARA). 1000-850 a.C.. Se caracteriza por las cerámicas incisas, excisas, acanaladas e impresas, y por una mezcla de influencias, desde el sureste (comercio con el Mediterráneo), y el noreste (“Campos de Urnas”). A la Meseta llegan ya, desde principios del siglo X a.C., fíbulas, probablemente telas, y otros elementos del Mediterráneo Oriental y Central, así como elementos metálicos relacionados con el Bronce Atlántico. También en el Sistema Ibérico Central se hacen presentes ahora las fíbulas, como la de pivote de Fuente Estaca (Embid, Guadalajara), yacimiento que da nombre a este horizonte. Fuente Estaca sirve para caracterizar el Protoceltibérico A (Arenas 1999). En la comarca de Albarracín, en la Tajada de Bezas, aparecen también cerámicas incisas, con perfiles bitroncocónicos, pero es difícil definir su cronología. En la sierra de Almohaja, el Cabezo de la Cisterna de Alba (Atrián 1986) muestra unas cerámicas bellamente decoradas, con incisiones, excisiones, acanalados e impresiones. La influencia de los Campos de Urnas del Bajo Aragón (ver plano) es clara en perfiles y decoraciones. También hay cerámicas de aire indígena.

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HORIZONTE 4: PEÑA MOLINA (RODENAS, TERUEL), 850-800 a.C.. Este horizonte puede precisar su cronología, entre otros motivos por: - La presencia de claras influencias de las cerámicas incisas del sureste, bien datadas en Peña Negra I (850-750 a.C.), Los Saladares (850-725 a.C.), y otros sitios desde el siglo X a.C. (ver planos de los horizontes 3 y 4). - La correspondencia con cerámicas del poblado IIIB del Alto de la Cruz (Cortes), con datación de carbono 14 de 865-800, 814-760 a.C., y otros del Alto y Medio Ebro, también con dataciones similares de carbono 14, que data un momento posterior, Hierro Inicial, a principios del siglo VIII a.C.. - Los claros paralelos que puede establecerse con producciones del poblado de las Camas (Villaverde, Madrid) (Urbina et al. 2007), datado por carbono 14 entre el siglo X, y principios del VIII a.C.. - Las relaciones con las cerámicas del Bajo Aragón del Bronce Final IIIB (940-800 a.C.). - La coincidencia con un periodo extremadamente frío (850-760 a.C.), que implicaría ciertos cambios en la situación de los hábitats en las serranías, sería el caso de Peña Molina, en llano y al abrigo de los vientos del norte. Hemos escogido Peña Molina (Rodenas), como nombre del horizonte, debido a que recoge las influencias y condiciones que hemos enumerado.

HORIZONTE 5: LA TORRE II (CODES, GUADALAJARA), 800-750 a. C. Muchas de las decoraciones, perfiles, influencias, condiciones climáticas, continúa. Pero para distinguir los horizontes, voy a señalar lo que lo caracteriza: - Aparecen ahora las cerámicas cerradas globulares, con cuello cilíndrico, y también los grafitados. Unos y otros pueden datarse en Alto y Medio Ebro, en base a dataciones de carbono 14, a partir de 800 a.C. aprox.. - En el sureste aparecen cerámicas panzudas con cuellos cilíndricos desde 850-800/775 a.C. (Los Saladares I A-1); también los morillos, que aparecen tanto en Peña Negra I (850-750), como en el Cabezo de la Cruz II (800-650 a.C.), ya en el Ebro, aparecen ahora en la zona, como en el Castillo de Rodenas. - La aparición de encastillamientos, murallas, etc., caracteriza poblados del Ebro, como Els Vilars (Arbeca, Lleida), o el Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), datados ambos a principios del siglo VIII a.C. por carbono 14. Pero eso está por averiguar en el ámbito del estudio; no extrañaría, sin embargo, en sitios como La Torre de Codes, o Los Castillejos (Peracense), amurallado y con materiales bastante antiguos. Existe, desde luego, una utilización de tipo desconocido en el Castillo de Rodenas (probablemente un poblado), y el estudio de los dos cuencos (este tipo 24

parece típico del horizonte, y también aparece después) nos ha llevado a un momento entre esta época y la anterior. Las cerámicas de las Hoyas del Castillo (Pajaroncillo, Cuenca), nivel 12, tienen unas decoraciones incisas muy semejante a las de Peña Molina y El Castillo de Rodenas. Este estrato no cuenta con datación de carbono 14. Aquí hay incisas rellenas de pasta clara (como en Peña Molina, y en Fuente Estaca), pero faltan acanalados y grafitados, y los perfiles son bitroncocónicos, con excepciones. Una forma tiene un perfil más redondeado (fig. 14, 12), el mismo de una cerámica localizada este año en el Castillo de Rodenas en prospección. Perfil y decoración son recientes, pues se encuentran en cerámicas incisas de La Manchuela en Albacete (Soria y Mata 2001-2002: 98), Los Villares (Caudete de las Fuentes, Valencia), Cerro de San Antonio (Madrid), etc., con similares cronologías de los siglos VIII-VII a.C.. El perfil aparece en la Torre de Codes (ver plano), y también en el sureste, en el tipo que hemos mencionado de Los Saladares I A-1 (850-800/775 a.C.) (Arteaga y Serna 1979-1980). Un cuenco de Las Hoyas del Castillo (fig. 14, 9), aunque sin decoración, tiene un perfil similar al cuenco acanalado del Castillo de Rodenas.

Fig. 14. Cerámicas decoradas del nivel 12 de Hoyas del Castillo (Pajaroncillo, Cuenca).

También en Peña Molina parece haber un uso en esta época, pues aparecen grafitados (ver lámina 7) sobre cerámicas que reunen perfiles “nuevos” como las formas cerradas globulares, frente a “antiguos”, como la forma abierta de borde grueso cuya decoración recuerda a las fuentes de borde lobulado del sureste (En Los Saladares entre 850-725 a.C., ver Arteaga y Serna 1979-1980).

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HORIZONTE 6: LOS ALMACENES (MOLINA, GUADALAJARA), 750-700 a.C.. En esta época se producen novedades que apuntan a un cambio en las rutas de influencia, y a una intensificación de las corrientes comerciales. Los elementos que sirven para caracterizar el horizonte aparecen en Los Almacenes, y son los siguientes: - Grafitados en cerámicas con perfiles de origen sureño: cuencos y vasos ovoides de carena alta. - Cerámicas lisas en su inmensa mayoría. - Grandes fuentes de tendencia hemisférica, con borde recto. - Copas troncocónicas con pie, presentes en el Ebro desde 800-650 a.C.. Esta etapa coincide con una fuerte influencia mutua entre el sureste y el reborde oriental de la Meseta/Sistema Ibérico Central, y como ejemplos: - En un contexto de santuario de Castulo (Linares, Jaén) (ver plano 6) (Beltrán y García-Gelabert 1992) del siglo VIII a.C., se encuentran cerámicas grafitadas (técnica norteña) sobre los mismos tipos de soportes que aparecen en Los Almacenes. Se trata de un contexto plenamente del Hierro, con siderurgia. Puede que la Edad del Hierro haya viajado también hacia el norte. - En Arroyo Culebro (Leganés, Madrid) (ver plano 6), una necrópolis de incineración, cerámicas lisas muy semejantes a las de Los Almacenes, acompañan a importaciones mediterráneas, incluidos cuchillos de hierro. Dos tumbas han dado la misma fecha de termoluminiscencia, de mediados del VIII a.C.. - La tumba de Casa del Carpio (Belvís de la Jara, Toledo), datada por termoluminiscencia a fines del VIII, con elementos fenicios, hierro, y los mismos cuencos de carena alta, pintados.

HORIZONTE 7: ALMOHAJA (TERUEL), 700-650 a.C.. Si algo caracteriza a esta época son las espectaculares cerámicas pintadas en rojo y amarillo, sobre fondos negros, de la Acacia Gorda del Molino (Almohaja, Teruel), como el cuenco de la figura 4. Estas cerámicas tienen sus precedentes en el sureste, donde las cerámicas pintadas en rojo y amarillo aparecen en Peña Negra I (850-750 a.C.), y en el contexto de Castulo citado (décadas recientes del siglo VIII a.C., con cerámicas grafitadas), hay cuencos pintados en rojo y amarillo; también en la Casa del Carpio (Belvís de la Jara, Toledo) a fines del VIII; y en la Meseta Occidental, las cerámicas pintadas del estilo Medellín, a todo lo largo del siglo VII a.C. son probablemente contemporáneas de las bícromas de la Meseta Oriental-Sistema Ibérico Central. 26

Las cerámicas pintadas bícromas caracterizan la fase IIB de el Alto de la Cruz de Cortes (Navarra), datada por Maluquer entre 650-550, con fechas de carbono 14 de: 648-543 AC y 616-516 AC.. En la Meseta están datadas por termoluminiscencia, desde principios del siglo VII hasta mediados del siglo VI a.C (Cerro de San Antonio, etc.). De nuevo parece conveniente hacer referencia a las semejanzas con los tejidos pintados (Cáceres 1997), se puede ver claramente en la figura 4. Las formas cerámicas son similares a las del periodo anterior, de momento lo que define la fase es la existencia o no de las pintadas bícromas. Los motivos decorativos de las pintadas pueden rastrearse, no solo entre las pintadas contemporáneas, sino también entre las incisas levantinas (ver plano 7), como las de Los Villares I (Caudete de las Fuentes, Valencia), desde 700 a.C. (Mata 1991: 189,202). Los escasos datos derivados de los sondeos de Atrián podrían indicar que la Acacia Gorda del Molino es un poblado previo al momento de la aparición de poblados con murallas y casas rectangulares con zócalos de piedra. Pero la información conseguida es pobre, y el poblado ha desaparecido por las obras. Por ese indicio hemos datado este horizonte antes que el posterior, con el riesgo de sistematizar un horizonte basado en la información parcial de un solo yacimiento.

HORIZONTE 8: EL TURMIELO (ARAGONCILLO, GUADALAJARA), 650-620 a.C.. Esta fase supone un cambio visible con la época anterior, para algunos ahora empezaría la Edad del Hierro propiamente dicha en la zona. Sería el inicio del “Celtibérico Antiguo A” del Alto Tajo (ARENAS 1999). El Turmielo sería el ejemplo, aunque solo representaría a los materiales más antiguos en él encontrados, porque el resto encajarían mejor en el siguiente horizonte, Herrería III. El momento estaría representado también, en base a las asociaciones, en la fase inicial de la necrópolis de Molina, con cerámicas pintadas y sin objetos de hierro. Aparecen ahora los poblados amurallados en la comarca de Molina, y las casas de piedra rectangulares. Este fenómeno parece fácil datarlo a mediados del siglo VII a.C., pues hay abundantes ejemplos, muy distantes, pero sincrónicos: - Muralla de la fase IV (635-625 a.C.) de la colonia fenicia de La Fonteta. - Nueva muralla en el poblado del Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), hacia mediados del siglo VII a.C.. - Reforzamiento defensivo en el poblado de Vilars (Arbeca, Lérida), en Vilars I, a partir de 650 a.C.. 27

Parece ser un momento en que cristalizan ciertos hechos socioeconómicos y políticos, y a partir de ahora se puede hablar de “protoibérico” (con sus características cerámicas torneadas y pintadas, etc.), y de un “protoceltibérico” como su equivalente, con su propia personalidad, aunque en la zona protoceltibérico suele emplearse para denominar una época más antigua, y se usa celtibérico antiguo. Entre las características de las cerámicas de este horizonte, podemos citar: - Faltan las cerámicas a torno. - Alguna forma de perfil en ese (el Turmielo, ver plano 8) tiene un paralelo exacto en la necrópolis de Les Moreres (Crevillent, Alicante), antes del 625 a.C. (ver plano). - Se caracteriza también por sus cerámicas pintadas, que aparecen en el Turmielo. - Los acanalados parecen restringirse a los platos (Turmielo). De la misma manera, en la costa aparecen sólo en las tapas. - Se generalizan las necrópolis de incineración (aunque ya existían desde muchos siglos atrás: Herrería), en esta zona, y en otras cercanas como la Carpetania (Las Madrigueras, estudiada por Almagro Gorbea).

HORIZONTE 9. HERRERÍA III (PROV. DE GUADALARA), 620-575 a.C.. Lo más distintivo de este horizonte es la aparición de cerámicas protoibéricas, las primeras finas a torno que aparecen en la zona. Son típicas en Los Villares II (650-575/550 a.C) y Peña Negra o Penya Negra IIB, datable hacia 625-580 a.C. (González 2001, 376)). En la fase VI de la colonia fenicia de La Fonteta (Guardamar, Alicante) (600/580-560 a.C.), hay una facies con cerámicas entre lo protoibérico (“orientalizante”) y lo ibérico antiguo (según González Prats). La urna de orejetas de El Turmielo tiene una forma y decoración típicos de Peña Negra IIB, 625-580 a.C.), aunque un ejemplo de asa perforada como el ejemplar de El Turmielo puede verse en La Fonteta VI , hacia 580-560 a.C. (González Prats 2011, págs 98,100), cronología que otros elevan a 600-560 a.C., en base a las diversas fases de importaciones griegas (García 2011). En las necrópolis de esta época (Herrería III, Molina, etc.) aparecen los primeros utensilios (o al menos se hacen más frecuentes) de hierro, como lanzas y cuchillos de hoja curva. Las características de las cerámicas de esta fase son: - La citada presencia de cerámicas a torno, aún minoritarias (en torno al 3 % en El Turmielo). - La ausencia de cerámicas a mano pintadas en los sitios mejor estudiados: en la necrópolis de Molina, a una fase con cerámicas pintadas y sin torno ni armas de hierro, sucede otra sin pintadas y con elementos férreos. En Herrería 28

III (Cerdeño y Sagardoy 2007), en un primer momento, con materiales de las últimas décadas del VII a.C. (Mur 2011), no hay cerámicas pintadas ni a torno, pero sí objetos de hierro (lanzas, cuchillos). Las cerámicas torneadas aparecen después, quizá hacia 600 a.C. (Mur 2011). En cualquier caso no parecen coincidir torno y pintadas bícromas del tipo “Almohaja”, tampoco en la Carpetania: el nivel II de Las Madrigueras (Carrrascosa del Campo, Cuenca), con cerámicas a torno ibéricas antiguas, quizá desde mediados del siglo VI, al V a.C., carece de las cerámicas pintadas bícromas, y sucede al III donde sí aparecen (ver planos 9 y 10). Faltan las cerámicas acanaladas, como en el nivel inicial (IV) de Las Madrigueras (Carpetania), pero continúan las incisas (Herrería III) (Mur 2011).

HORIZONTE 10: EL CEREMEÑO I/ VILLAR DEL HORNO I; 575-525 a.C.. Tanto El Ceremeño, en la provincia de Guadalajara, como El Villar del Horno, en la de Cuenca, sirven para caracterizar este Horizonte, de una fase avanzada del Hierro. Las mismas cerámicas, con perfiles y decoraciones del Ibérico Antiguo, y algunos elementos metálicos que reclaman incluso más antigüedad, como un broche de cinturón de un garfio orientalizante (Villar del Horno), y una fíbula de pivote, y otra “Acebuchal” (El Ceremeño) datable hacia 620-570/560 a.C. (Torres 2002: 200). Las fechas de carbono 14 sorprendieron por su antigüedad: 640 +-100 a.C., en Villar del Horno, y 530 +- 80 a.C. en El Ceremeño, ambas sin calibrar. La calibración de las fechas resulta confusa, pues pertenecen a una época, la del “desastre de Hallsttatt”, en que es difícil distinguir fechas entre 760/410 a.C.; aquí mostramos las fechas calibradas mediante el programa CALPAL, al 68%: - La de Villar del Horno: 694 +-139 AC, 833-555 AC. - La de El Ceremeño: 603 +- 137 AC, 740-466 AC. Sin embargo apuntan a un momento relativamente antiguo. Quizá este momento empiece inmediatamente después del fin de Turmielo II, en la primera mitad del siglo VI a.C., en cualquier caso, las cerámicas ibéricas antiguas que aparecen ahora, surgen en la costa en torno a 580 a.C., y así se encuentran en Ampurias, sustituyendo a las protoibéricas en 580-560 a.C. (Palaiapolis IIIa). Peña Negra IIb, con sus cerámicas protoibéricas (“orientalizantes”) terminaría no más tarde de 580 a.C.; posterior sería el horizonte de La Fonteta VI (600/580-560), con cerámicas entre lo protoibérico y lo ibérico antiguo, como ya se ha dicho. Este horizonte se caracteriza en la costa por las copas griegas B2 (575-500 a.C.) (ver DICOCER en internet, categoría GREC-OR, tipo KyB2)), que a veces penetran ligeramente en el interior (Los Villares III) (Mata 1991). 29

En esta época, las cerámicas a torno son posiblemente fabricadas en la zona, como parece indicar su frecuencia en los poblados: el 46 % en El Ceremeño I, y el 41 % en Villar del Horno I; de ser así se trataría de cerámicas celtibéricas, en el sentido de locales, aunque aparentemente indistinguibles de las ibéricas. Es interesante la común cultura material mediterránea de gentes probablemente de lengua celta del interior, y de pueblos de lengua ibérica de la costa, señalando algo más que relaciones comerciales. Esta época sería ya un Hierro II, debido a la importancia de las cerámicas a torno, y al fuerte desarrollo de la metalurgia del hierro, con la que se fabricarían objetos habituales, ya no solo de “lujo”. Estos poblados desaparecen en un momento no bien determinado, pero quizá coincidiendo con lo que Francisco Burillo ha llamado “crisis del Ibérico Antiguo” hacia 540/530 a.C.. Tras este horizonte 10, la facies en la costa ibérica se individualiza por el primer “boom” de las importaciones griegas áticas, como las copas de tipo C (525-475 a.C.) y las Vicup (475-450 a.C). Esta facies termina previa a la llegada de las copas Cástulo, hacia 450 a.C., o quizá algo antes. El yacimiento más representativo en la costa es El Oral, sus cerámicas se parecen a las del periodo anterior, y sus perfiles y decoraciones se encuentran en El Ceremeño II y Villar del Horno II, reocupados tras décadas de abandono. Las cerámicas a torno son ahora (hacia 500/475-450 a.C.) mayoritarias, en El Ceremeño son el 72 %, y el 64 % en Villar del Horno.

CONCLUSIONES Se ha escogido el estudio de los conjuntos cerámicos de un área regional con muchas similitudes geográficas (altas sierras del Sistema Ibérico Central), e históricas (pertenencia a la Celtiberia Citerior, zona preferentemente ganadera con buenas posiblidades mineras, etc.), que incluye básicamente las comarcas de Molina de Aragón, Sierra de Albarracín (incluidas las Sierras de San Ginés y Almohaja), Jiloca, Daroca y Serranías de Cuenca. La época escogida es amplia, del Bronce Tardío al Hierro Antiguo, ambos incluidos, entre los siglos XIV-VI a.C.. Tras las lecturas escogidas, y realizar un estado de la cuestión, hay algunas conclusiones que me parecen interesantes: En esta zona, en la época que tratamos no hay conjuntos culturales que se extiendan por todo el territorio de forma homogénea, especialmente antes del siglo VII a.C.; las facies locales son a veces bien contrastadas. Los estudios en las distintas comarcas son desiguales, y salvo meritorias excepciones (como Hoyas del Castillo, o la necrópolis de Herrería), faltan buenas 30

estratigrafías con dataciones absolutas. Esta es en general una asignatura pendiente en la zona. Y de la misma manera, la búsqueda de dataciones adecuadas para épocas difíciles para el carbono 14 (o la termoluminiscencia, con su fuerte desviación), puede pasar por el desarrollo de series de anillos de los árboles para los estudios dendrocronológicos, aunque esto requiere mucha inversión. Pese a las dificultades que hemos expuesto, hemos intentado un esquema de periodización para la zona, bien entendido que sus premisas rara vez se extienden por toda la geografía. Pero como se trata de un estudio sobre cerámicas, éstas son la base de la clasificación, en base al conocimiento de yacimientos con buenos conjuntos, situados en rutas de comunicación a media y larga distancia, que siguen unas modas bastante generalizadas, y que son comunes, al menos, a parte de estas sierras. Este esquema es provisional, un elemento de discusión, que pueda variar, o ser invalidado, pero que tomo como una hipótesis de trabajo; habrá que contrastarlo con el resto de la información, y en especial con las nuevas aportaciones; en la medida que sea válido, al menos en parte, supone una aportación a los estudios de la zona.

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LAS CERÁMICAS DEL BRONCE FINAL Y EL HIERRO ANTIGUO EN EL SISTEMA IBÉRICO CENTRAL. UN ESTADO DE LA CUESTIÓN. LA APORTACIÓN DE LOS YACIMIENTOS DE RODENAS (TERUEL). Miguel Mur Sabio

ANEXO I: LÁMINAS

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Lámina 1: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas y cerradas.

Lámina 2: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas.

35

Lámina 3: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas.

Lámina 4: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas.

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Lámina 5: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas y cerradas.

Lámina 6: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas y cerradas.

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7: Peña Molina (Rodenas). Formas abiertas y cerradas. Decoraciones grafitadas.

Lámina 8: Peña Molina (Rodenas). Decoraciones incisas y acanaladas.

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Lámina 9: Peña Molina (Rodenas). Decoraciones incisas y excisas.

Lámina 10: Peña Molina (Rodenas). Decoraciones acanaladas, incisas e impresas.

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Lámina 11: Peña Molina (Rodenas). Decoraciones acanaladas, incisas e impresas.

Lámina 12: Peña Molina (Rodenas). Cordones digitados.

40

Lámina 13: Peña Molina (Rodenas). Fondos.

Lámina 14: Peña Molina (Rodenas). Fondos.

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Lámina 15: Peña Molina (Rodenas). Suspensiones.

Lámina 16: El Castillo (Rodenas). Cuencos decorados.

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LAS CERÁMICAS DEL BRONCE FINAL Y EL HIERRO ANTIGUO EN EL SISTEMA IBÉRICO CENTRAL. UN ESTADO DE LA CUESTIÓN. LA APORTACIÓN DE LOS YACIMIENTOS DE RODENAS (TERUEL). Miguel Mur Sabio

ANEXO II: PLANOS

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Horizonte 1: “Hoyas del Castillo”. 1400/1300-1100 a.C. 44

Horizonte 2: “Tajada Bajera”. 1100-1000 a.C. 45

Horizonte 3: “Fuente Estaca”. 1000-850 a.C. 46

Horizonte 4: “Peña Molina”. 850-800 a.C. 47

Horizonte 5: “Torre de Codes”. 800-750 a.C. 48

Horizonte 6: “Los Almacenes”. 750-700 a.C. 49

Horizonte 7: “Almohaja”. 700-650 a.C. 50

Horizonte 8: “Turmielo”. 650-620 a.C. 51

Horizonte 9: “Herrería III”.620-575 a.C. 52

Horizonte 10: “El Ceremeño I”-“Villar del Horno I”. 575-525 a.C. 53

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