Mundo en red. El estudio histórico de los procesos globales en la sociedad de la información

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EL ESTUDIO HISTÓRICO DE LOS PROCESOS GLOBALES

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JUANANDRÉS ANDRÉS BRESCIANO JUAN ANDRÉS BRESCIANO JUAN BRESCIANO

ISBN 978-9974-694-86-6

JUAN ANDRÉS BRESCIANO

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EL ESTUDIO HISTÓRICO DE LOS PROCESOS GLOBALES EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

EDICIONES CRUZ DEL SUR

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ISBN: 978–9974–694–79–8 MUNDO EN RED. EL ESTUDIO HISTÓRICO DE LOS PROCESOS GLOBALES EN LA SOCIEDAD DE LA INFOMACIÓN © Diciembre de 2014, Juan Andrés Bresciano Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro, por medio de cualquier proceso reprográfico o fónico, especialmente por fotocopia, microfilme, offset o mimeógrafo o cualquier otro medio mecánico o electrónico, total o parcial del presente ejemplar, con o sin finalidad de lucro, sin la autorización del autor.

ÍNDICE

1. Introducción ............................................................................................ 13 1.1. El mundo como red ............................................................................. 13 1.2. La globalización en la sociedad de la información .......................... 14 1.3. La Historiografía de un nuevo tiempo .............................................. 17

I LOS PROCESOS GLOBALES EN LA HISTORIOGRAFÍA ACTUAL

2. Unidad de objeto y diversidad de enfoques ..................................... 25 3. La World History el abordaje de los sistemas macrohistóricos ..... 31 3.1. Innovaciones historiográficas de una corriente plural ................... 31 3.2. Los sistemas macrohistóricos como objeto de estudio ................... 33 3.2.1. Las civilizaciones ...................................................................... 34 3.2.2. Los sistemas geopolíticos ......................................................... 38 3.2.3. Los espacios de intercambio .................................................... 44 3.2.4. Los sistemas mundiales ........................................................... 48 3.3. Conclusiones......................................................................................... 51 4. La Global History el estudio de las interdependencias planetarias ............................................................................................... 55 4.1. Perfiles de una nueva especialización disciplinaria ........................ 55 4.2. Las interdependencias macrohistóricas como objeto de estudio .................................................................................................. 56 4.2.1.Las redes...................................................................................... 57 4.2.2. Las sincronías y las discronías ................................................ 61 4.2.3. Las dinámicas ............................................................................ 63 4.3. Conclusiones......................................................................................... 65

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5. La Big History el retorno de las metanarrativas ............................... 67 5.1.Los metarrelatos del siglo XXI ............................................................. 67 5.2. La génesis de la Big History ................................................................ 69 5.3.La imbricación de escalas como objeto de estudio........................... 73 5.3.1. David Christian: los mapas del tiempo ................................. 74 5.3.2. Johan Goudsblom: los regímenes socioecológicos ............... 81 5.3.3. Fred Spier: los regímenes de complejidad ............................ 86 5.3.4. William H. McNeill: la centralidad de las redes sociales .... 91 5.4. Conclusiones ........................................................................................ 95 6. La Big Theory y los nuevos modelos nomológicos .......................... 99 6.1. Las regularidades macrohistóricas en debate .................................. 99 6.2. Los ciclos y las tendencias como objeto de análisis ...................... 101 6.2.1.Modelos generales: enfoques materialistas del siglo XXI .... 103 6.2.1.1. Stephen K. Sanderson: las lógicas evolutivas y el materialismo sintético ........................................ 103 6.2.1.2. Donald G. Snooks: las estrategias colectivas y el materialismo dinámico ...................................... 108 6.2.1.3. Christopher Chase—Dunn: los sistemas mundiales y el materialismo institucional ............ 115 6.2.2. Modelos específicos: confluencias transdisciplinarias en la sociedad global ..... 120 6.2.2.1. Jared Diamond: la Biogeografía y las trayectorias civilizatorias divergentes ................... 121 6.2.1.2. Peter Turchin: la Cliodinámica y los ciclos de expansión y colapso de los imperios agrarios ....... 128 6.2.1.3. Emmanuel Todd: la Antropología del parentesco y los sistemas ideológicos contemporáneos ........... 135 6.3. Conclusiones ...................................................................................... 141

6

El estudio histórico de los procesos de globalización II. PROCESOS GLOBALES Y SISTEMAS DE PERIODIZACIÓN

7. Discusiones sobre la temporalidad en perspectiva macrohistórica ..................................................................................... 147 7.1. El tiempo histórico en la Historiografía acontecimental .............. 149 7.2. Tiempos fragmentados, yuxtapuestos y discontinuos: las taxonomías de George Gurvitch ............................................... 152 7.3. Tiempos integrados en continuidades de larga duración: las propuestas de Fernand Braudel ................................................ 157 7.4. Espacio—tiempos múltiples articulados en el sistema mundial: el modelo de Immanuel Wallerstein ............................. 162 7.4.1. El espacio—tiempo episódico ............................................... 163 7.4.2. El espacio—tiempo cíclico ..................................................... 165 7.4.3. El espacio—tiempo estructural ............................................ 166 7.4.4. El espacio—tiempo transformacional ................................. 169 7.4.5. El espacio— tiempo «eterno» ............................................... 170 8. Discusiones sobre la epocalidad como categoría historiográfica....................................................................................... 177 8.1. El sistema tradicional de periodización histórico—mundial ....... 177 8.2. Cuestionamientos al modelo clásico y surgimiento de sistemas alternativos ......................................................................... 181 9. Periodizaciones basadas en la sucesión de transformaciones estructurales .......................................................................................... 191 9.1. Transformaciones tecnológicas ........................................................ 192 9.2. Transformaciones socioeconómicas ................................................ 200 9.3. Transformaciones sociopolíticas ...................................................... 209 9.4. Transformaciones socioculturales ................................................... 211

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10. Periodizaciones basadas en la sucesión de sistemas—mundo.. 219 10.1. Immanuel Wallerstein: el moderno sistema—mundo capitalista .......................................................................................... 220 10.2. Janet Abu Lughod: el sistema—mundo afroeuroasiático durante la Edad Media ................................................................... 221 10.3. Samir Amín: los sistemas—mundo desde la Antigüedad ......... 222 10.4. André Gunder Frank: los sistemas—mundo desde la Prehistoria........................................................................................ 224 11. Periodizaciones basadas en procesos de integración global ..... 227 11.1. El despliegue de redes de interdependencia en escalas de complejidad reciente ...................................................................... 227 11.2. La alternancia de fases de divergencias regionales y de convergencias planetarias ............................................................. 230

III PROCESOS GLOBALES Y SISTEMAS HISTÓRICOS

12. La articulación espacial de sistemas interdependientes de complejidad acumulativa ................................................................ 239 12.1. Los sistemas históricos y los regímenes de espacialidad .......... 239 12.2. Los niveles de complejidad social y las escalas de análisis....... 241 13. Dispersión e itinerancia ................................................................... 247 13.1. Los grupos de recolectores y cazadores ...................................... 248 13.2. Las primeras redes de reciprocidad ............................................. 250 13.3. La segmentación de la antropósfera ............................................ 251

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El estudio histórico de los procesos de globalización

14. Circunscripción y sedentarismo ...................................................... 253 14.1. Las aldeas neolíticas ....................................................................... 254 14.2. Los grupos pastoriles ..................................................................... 259 14.3. La diversificación de la antropósfera ........................................... 261 15. Territorialización y centralismo ...................................................... 267 15.1. Las protociudades ........................................................................... 268 15.2. Las jefaturas territoriales................................................................ 270 15.3. La complejidad social en la antropósfera .................................... 273 16. Urbanización y estatalidad............................................................... 275 16.1. Las ciudades—Estado .................................................................... 276 16.2. Los primeros Estados territoriales ................................................ 277 16.2.1. Los Estados monárquicos ................................................. 279 16.2.2. Los Estados poliárquicos .................................................. 285 17. Convergencias regionales (I) ............................................................ 291 17.1. Los Estados expansivos .................................................................. 291 17.2. Los sistemas interestatales antiguos ............................................. 292 17.3. Las civilizaciones matrices............................................................. 294 17.4. Las antiguas economías—mundo ................................................. 297 18. Convergencias regionales (II) .......................................................... 303 18.1. Los imperios tributarios clásicos................................................... 303 18.1.1. Los imperios agrarios ........................................................ 303 18.1.2. Los imperios pastoriles ..................................................... 309 18.1.3. Los imperios mercantiles .................................................. 310 18.2. Las civilizaciones filiales ................................................................ 312

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Mundo en red 18.3. Génesis del sistema—mundo afroeuroasiático ......................... 315 18.3.1. Redes confluyentes ............................................................ 316 18.3.2. Dinámicas múltiples.......................................................... 318 19. Convergencias continentales ........................................................... 325 19.1. Desarrollos periféricos: fragmentación feudal y renacimiento urbano en la Europa occidental ............................ 326 19.2. Transformaciones en el centro del Viejo Mundo: los imperios tributarios posclásicos ............................................ 328 19.3. Apogeo del sistema—mundo afroeuroasiático ......................... 331 20. Convergencias interhemisféricas (I) ............................................... 337 20.1. Los Estados dinásticos modernos ................................................ 340 20.2. Los imperios mercantiles ultramarinos ....................................... 345 20.3. La economía—mundo capitalista y el nacimiento de la red interhemisférica ............................................................................ 348 20.3.1. El comercio triangular del Atlántico y el Intercambio mercantil entre Europa y Asia ................ 352 20.3.2. La configuración de la red en sus escalas geohistóricas .................................................................... 355 20.3.3. Las ciudades dominantes y los ciclos de acumulación de capital .................................................. 359 20.4. Declive del sistema—mundo afroeuroasiático ........................... 363 21. Convergencias interhemisféricas (II) ............................................. 367 21.1. Desarrollos divergentes en la red interhemisférica: la primera revolución industrial ................................................. 367 21.2. Sincronías en la red interhemisférica: el ciclo de las revoluciones atlánticas y el nacimiento

10

El estudio histórico de los procesos de globalización de los Estados nacionales oligárquicos ...................................... 369 21.3. El nacimiento de la geocultura: las ideologías seculares .......... 377 22. Convergencia mundial (I) ................................................................. 381 22.1. Caminos confluyentes, caminos paralelos: la segunda revolución industrial ................................................ 381 22.2. El sistema interestatal, los imperios multiétnicos y los imperios coloniales ............................................................... 383 22.3. La red mundial: génesis y configuración.................................... 388 22.4. La red mundial: transformaciones estructurales ....................... 388 22.5

La red mundial: ciclos y tendencias ............................................ 390

22.6. La diversificación de la geocultura: «las metafísicas sociales» .............................................................. 393 23. Convergencia mundial (II)................................................................ 399 23.1. Repliegues y fracturas en la red: la mundialización de guerras, crisis y revoluciones ................ 399 23.2. Transformaciones en la estatalidad: democracias y totalitarismos ....................................................... 402 24. Convergencia mundial (III) .............................................................. 409 24.1. Estado, mercado, ciencia y tecnología: la tercera revolución industrial ................................................... 409 24.2. Las potencias de escala continental .............................................. 412 24.3. Desintegración imperial y reorganización estatal ..................... 414 24.4. Las compañías transnacionales .................................................... 419 24.5

La red mundial: nodos y flujos .................................................... 421

24.6. La red mundial: economía—mundo, capitalismo y socialismo. ....................................................................................... 423

11

Mundo en red 24.7. La red mundial: dinámicas de una confrontación bipolar ....... 426 25. Convergencia global (I)..................................................................... 433 25.1. La sociedad posindustrial y la revolución informacional ........ 433 25.2. El impacto de las nuevas tecnologías en los sistemas políticos .................................................................... 436 25.3. La economía—mundo y el capitalismo de acumulación flexible ................................................................ 440 25.4. La sociedad red y la civilidad cosmopolita ................................ 442 25.5.

La cultura digital y el nacimiento de un imaginario global.... 445

26. Convergencia global (II) ................................................................... 451 26.1. La red planetaria: nodos y flujos .................................................. 451 26.2. La red planetaria: asimetrías y discronías ................................... 454 27. Las escalas de interacción colectiva en la sociedad de la información .................................................... 461 27.1. El Estado—red y las uniones regionales ..................................... 461 27.2. Las nuevas centralidades urbanas ............................................... 465 28. Conclusión: horizontes de una Historiografía sobre los procesos globales.............................................................. 471 Bibliografía ............................................................................................... 477

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1

Introducción

1.1. El mundo como red Desde fines del siglo pasado las expresiones Historia mundial e Historia global alternan en ciertos espacios académicos como si se tratase de términos equivalentes. Constituyen, sin embargo, denominaciones que aluden a corrientes que persiguen objetivos distintos1. Quienes estudian los procesos históricos mundiales se interesan por los grandes sistemas macrohistóricos (regiones, economías, civilizaciones), así como por el modo en que surgen, se transforman y gravitan sobre el resto. En contraste, quienes analizan los procesos globales se preocupan por las interrelaciones sincrónicas que mantienen estos sistemas en todas las dimensiones de la vida colectiva2. En otros términos, mientras unos investigan las trayectorias de los macrosistemas, otros indagan las redes que los unen en un todo indisoluble durante un período dado, revelando la configuración siempre cambiante de un mundo en red. Desde esa perspectiva, la globalización actual se presenta como la manifestación más reciente de esos procesos globales que interesan a los estudiosos de las dinámicas macrohistóricas. Conviene definir, entonces, qué se entiende por globalización y cómo se vincula con los procesos globales, en general. MAZLISH, Bruce. The New Global History. Nueva York: Routledge, 2006. 1

2

Ibídem.

Mundo en red

1.2. La globalización en la sociedad de la información Independientemente de los aspectos que de ella se destaquen o del modo en que se los valore, la globalización se presenta como una red de interdependencias multidimensionales (porque involucran todos los ámbitos de la vida social), multívocas (porque generan vínculos plurales entre actores históricos que se relacionan simultáneamente), asimétricas (porque la gravitación de esos actores resulta profundamente desigual), fluctuantes (porque esas gravitaciones varían de manera regular) y profundamente dinámicas (porque las interdependencias también se transforman).3 Así definida, la globalización se manifiesta, a principios del siglo XXI, en cuatro planos diferentes. En el plano económico, lo hace a través de la tendencia a la conformación de un mercado mundial, mediante un capitalismo de acumulación flexible que impulsa las grandes fusiones corporativas, la subcontratación de servicios, la flexibilización laboral y la deslocalización industrial4. En el ámbito político, esos cambios se reflejan en el debilitamiento relativo del Estado contemporáneo como resultado de la transnacionalización

3

IANNI, Octavio. Teorías de la globalización. México: Siglo XXI, 1996.

4

O’BRIEN Robert; WILLIAMS, Marc. Global Political Economy. Evolution and Dynamics. Nueva York: Mc Millam, 2004.

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El estudio histórico de los procesos de globalización de las economías5. En el contexto social, la globalización se plasma en la desterritorialización acelerada de numerosas formas de interacción humana, en la mediatización de los intercambios personales e institucionales, en la transitoriedad de los vínculos y en la imbricación de las identidades6. En el espacio cultural, la globalización se sustancia en lo que Manuel Castells denomina el autoconsumo de masas y en la espectacularización de la vida corriente7. Las interdependencias que definen a la globalización como proceso histórico en curso obedecen, en buena medida, a un conjunto de innovaciones tecnológicas estrechamente vinculadas, aunque de ningún modo se reducen exclusivamente a ellas. Si fuera preciso jerarquizas esas innovaciones habría que referir por lo menos cuatro: (i) La informatización de las actividades humanas. A partir de la invención del ordenador personal, los utilitarios informáticos contribuyen a automatizar la gestión de un sinnúmero de actividades, en todos los ámbitos concebibles.

FAZIO, Hugo. «Globalización y relaciones internacionales en el entramado de un naciente tiempo global » en Análisis Político, n° 53, enero—abril de 2006. 5

CASTELLS, Manuel. La Era de la información. Economía, sociedad y cultura. Madrid: Alianza, 1998, 3 vols. 6

THOMPSON, John. Los media y la modernidad: Barcelona, Paidós, 1998; TOMLINSON, John. Globalización y cultura, México: Oxford University Press, 2000. 7

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Mundo en red (ii)

La virtualización progresiva de los vínculos interpersonales y colectivos. Gracias a las redes telemáticas, numerosas interacciones sociales se procesan exclusivamente en el ciberespacio, ya que facilitan el acceso a recursos materiales y simbólicos en una escala nunca antes conocida. (iii) La conectividad omnipresente de los sujetos históricos. Las tecnologías de la comunicación satelital permiten que Internet se consulte desde un teléfono móvil, con todas las aplicaciones y utilidades que ese acceso garantiza8. (iv) La audiovisualización de los procesos comunicativos. Las tecnologías multimediáticas, por su parte, fomentan la transmisión del conocimiento a través de sistemas audiovisuales que adquieren un protagonismo inédito. No es casual, entonces, que la frase sociedad de la información se incorpore al lenguaje cotidiano asociada al término globalización, ya que en el mundo actual la información y la comunicación ocupan un papel preponderante en los modos en que se ejerce el poder, en las formas en que se crea riqueza, en las maneras en que se relacionan individuos y colectivos, y en los estilos en los que se manifiestan las culturas9. Sin lugar a dudas, el conjunto de estos cambios tiene un efecto acumulativo en los modos en que el 8

CASTELLS, Manuel. Comunicación y poder. Madrid: Alianza, 2009.

MATTELART, Armand. Histoire de la société de l'information. París: Éditions La Découverte, 2001. 9

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El estudio histórico de los procesos de globalización conocimiento se crea y se difunde, y la Historia, como saber disciplinario, no se sustrae a ese efecto. 1.3. La Historiografía de un nuevo tiempo Transformaciones tan notorias como las referidas en los apartados previos no dejan indiferentes a los historiadores, que en su condición de cientistas sociales se interesan en los cambios y en las continuidades de los grupos humanos. La globalización y las nuevas tecnologías generan, a su vez, el contexto propicio para el nacimiento de una Historiografía que se centre en el estudio de los procesos globales, ya que las interdependencias que vinculan a países, regiones y civilizaciones dentro del sistema mundial resultan cada vez más perceptibles. A partir de los temas y problemas surgidos en el ámbito de la sociedad de la información, se plantea, además, una nueva posibilidad: la de descubrir procesos de interdependencias macrohistóricas previos a los de la globalización actual10. Ante esta posibilidad, algunos podrían considerar que la Historiografía global debería limitarse al estudio de la globalización, en razón de la especificidad de las formas actuales de interdependencia que se expresan en su indiscutible proyección planetaria, en los modos en que

Véase GIOVAGNOLI, Agostino. Storia e globalizzazione. Bari: Laterza, 2005; FAZIO, Hugo. «De la globalización a la Historia global: hacia otra representación del mundo contemporáneo » en Análisis político, nº 61, septiembre—diciembre, 2007, pp. 28—44. 10

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Mundo en red permean en todos y cada uno de los grupos que conforman las sociedades y en la profundidad con la que se manifiestan. Sin embargo, hay quienes concluyen que la Historiografía global no debe circunscribe a los procesos globales del presente, sino que motivada por ellos puede descubrir formas de interdependencia en fases anteriores del desarrollo histórico11. De acuerdo a esta segunda posición, no se trata de desconocer ni la especificidad ni la visibilidad de las interdependencias actuales, ni la magnitud de su proyección ni de su influencia, sino de identificar, en otros contextos temporales, interdependencias muchos menos visibles, con menor grado de proyección geohistórica, con una gravitación limitada sobre determinados grupos sociales, mucho más superficial en cuanto a su incidencia, pero no por ello menos relevante para el análisis de las dinámicas históricas de los conglomerados humanos. Basándose en estos argumentos, algunos investigadores entienden que existen formas básicas de globalización en la etapa expansiva del capitalismo industrial, ya desde fines del siglo XVIII. Otros autores sostienen que los procesos globales surgen a fines del siglo XV, con la consolidación de un capitalismo mercantil que partiendo de Europa occidental conquista América y somete a diversas regiones del África, de la India, del Asia oriental y del Asia sudoriental. También hay historiadores aseguran que las redes de intercambio del Medioevo y del mundo antiguo WIESNER, Merry et al. Discovering the Global Past. A Look at the Evidence. s.l., Houghton Miffin College, 1997, 2 vols. 11

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El estudio histórico de los procesos de globalización pueden considerarse tempranas formas de globalización. Finalmente, se encuentran aquellos que postulan que los procesos globales se remontan a los tiempos prehistóricos, basándose en la existencia de redes de intercambio de bienes de prestigio entre las comunidades paleolíticas y neolíticas12. Visiones tan diferentes demuestran que la delimitación espacio–temporal de las interdependencias globales se encuentra en plena discusión, y que las alternativas que cada posición plantea abren vastos campos a la investigación científico–social. En respuesta a esos desafíos, resulta pertinente reflexionar sobre el estudio histórico de los procesos globales desde el contexto de la sociedad de la información, sin limitarse a los procesos actuales, sino abordándolos en su totalidad, a partir de las perspectivas y de las incertidumbres que nacen del influjo de las nuevas tecnologías en la vida colectiva. El presente libro se propone cumplir con ese objetivo y para ello reúne tres trabajos que su autor ha elaborado en circunstancias diferentes. Organizados en una publicación conjunta, estos trabajos constituyen las tres partes del texto. La primera parte plantea el análisis de un mundo en red, mediante la presentación de los aportes teórico– metodológicos de cuatro corrientes teórico—metodológicas contemporáneas: la World History, la Global History, la Big History y la Big Theory. (Se utilizan las denominaciones originales de esas corrientes, sin traducirlas, no solo para subrayar que constituyen expresiones específicas del 12

Véase capítulo 8.

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Mundo en red universo académico anglosajón, sino por la dificultad que plantea una adecuada traducción al español de los nombres de algunas de ellas). En la segunda parte del libro se analizan los modelos de periodización del desarrollo histórico mundial, con el fin de ponderar la incidencia de los procesos globales en la caracterización de las principales épocas y en las transiciones epocales. En base a esa relación, en la tercera parte se propone un estudio más detallado del despliegue de las interdependencias globales, en un proceso convergente de creciente complejidad. De ese modo, para cada fase relevante de la historia mundial se definen los sistemas históricos que surgen o que prevalecen, los vínculos que se entablan entre ellos y la forma en que estas relaciones se materializan en una red macrohistórica propia de cada tiempo, especialmente, en el contexto del mundo actual. En la elaboración de cada una de las partes del libro se consultó una selección de fuentes bibliográficas que presenta algunas características peculiares. Publicadas por editoriales universitarias de Estados Unidos y Gran Bretaña, solo un porcentaje modesto de estas obras se han traducido al español. De esa cifra, una proporción reducida circula en las librerías locales. Antes de la aparición de Internet, proponerse una consulta de fuentes bibliográficas no disponibles en el medio requería de un traslado a las principales bibliotecas otros países, a lo que se sumaba una estadía de investigación prolongada para efectuar el relevamiento de los textos. Sin embargo, con la aparición de los recursos telemáticos, el acceso a materiales disponibles en medios bibliográficos extranjeros se simplifica. Quince o

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El estudio histórico de los procesos de globalización veinte años atrás, ya era posible identificar publicaciones que circulaban en circuitos académicos específicos y que podía obtenerse mediante su adquisición por Internet o mediante la consulta gratuita en línea. A pesar de esas ventajas, el acceso a un volumen significativo de bibliografía extranjera resultaba impráctico por los costos que implicaban tanto la adquisición como el envío de esas publicaciones. Con la aparición reciente de repositorios telemáticos que permiten la consulta y descarga de cientos de miles de títulos en versión electrónica, la consulta de esa bibliografía se simplifica sustancialmente, al punto de posibilitar un trabajo como el que aquí se presenta. La referencia a este hecho, no constituye una mera advertencia metodológica dirigida al lector, sino una constatación que ilustra, de manera práctica, uno de los procesos globales que se abordará en el desarrollo del texto: la democratización acelerada en el acceso a la información que se produce a lo largo y ancho del mundo. Finalmente, cabe efectuar algunas precisiones sobre los alcances y límites de este libro. Los tres trabajos que reúne aspiran a introducir al lector en el estudio histórico de los procesos globales desde la perspectiva que brinda el mundo actual. Constituyen, por lo tanto, una presentación general de temas, problemas y enfoques que no pretende ser exhaustiva sino ilustrativa y que no se afana en profundizar sobre cada aspecto mencionado, sino en ofrecer una visión primaria del conjunto. Impera en las tres partes del libro el propósito de informar ordenadamente al lector sobre las discusiones actuales que suscitan los tópicos que se abordan, de modo tal que con las referencias bibliográficas

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Mundo en red pertinentes, quienes tengan interés puedan ahondar en ellos, con la profundidad deseada.

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I. LOS PROCESOS GLOBALES EN LA HISTORIOGRAFÍA ACTUAL

2 Unidad de objeto y diversidad de enfoques

El desarrollo histórico mundial se despliega en múltiples escalas espacio–temporales y se desagrega en diversos procesos multilineales de convergencias y divergencias, locales regionales y globales. Su abordaje por parte de la Historiografía, en cuanto saber disciplinario, ha dado origen a expresiones consideradas hoy tradicionales, antes de alentar las manifestaciones renovadoras de las últimas décadas. Entre las expresiones más tradicionales se destaca la que recibe el nombre de Historia universal. Este término, acuñado por Jacques Benigne Bossuet, conocido providencialista y teórico del absolutismo, refiere a una historia del hombre desde la creación del mundo hasta los tiempos modernos, razonada a partir de la fe. Dentro del marco del pensamiento ilustrado, la Historia universal se seculariza, dando origen a un estudio sobre el desarrollo de la humanidad, con el propósito de inferir leyes que expliquen los cambios sucesivos por los que atraviesan los pueblos que la integran13. Esa idea laica de una Historia universal se consolida con las grandes metanarrativas del siglo XIX, como la hegeliana, la positivista, la marxista y la evolucionista. A pesar de ello, mucho dista de ocupar un MOORE, R. I., «World History» en BENTLEY, Michael (ed.). Companion to Historiography. Londres; Nueva York: Routledge, 1997, pp. 918—936. 13

Mundo en red lugar central en la Historiografía decimonónica, que hace del Estado nacional su unidad primaria de análisis. De hecho, en la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del xx, la Historia universal ya no se cultiva como un relato filosófico–histórico, sino como una yuxtaposición –en muchos casos, inconexa– de las historias de los Estados nacionales del presente, y de las entidades políticas que lo antecedieron, aunque no siempre existan continuidades demostrables entre unos y otras. Las Historias universales que se publican entonces responden mayoritariamente a ese modelo. En términos generales, se trata de obras organizadas en decenas de volúmenes que compendian, en orden diacrónico y con criterios eurocéntricos, las historias de las civilizaciones, los imperios y los Estados más influyentes que han existido, siempre desde una perspectiva occidental. Nacen, con frecuencia, de proyectos editoriales que conjugan aportes heterogéneos –y en muchos casos contradictorios– de autores que no comparten necesariamente los mismos supuestos teórico– metodológicos14. Ante estas expresiones tradicionales, en el último tercio del siglo XX se constituye la World History, una corriente de la Sociología histórica estadounidense que aspira a superar algunos esfuerzos inconducentes de la Historia universal clásica, y a dejar atrás las perspectivas estrechas de las Historias nacionales. Rechaza, en consecuencia, los relatos BENTLEY, Jerry H., Shapes of World History in Twentieth—Century Scholarship. American Historical Association, 1995. 14

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El estudio histórico de los procesos de globalización totalizadores de la Filosofía de la historia, así como los compendios enciclopédicos y no adopta al Estado nacional como unidad de análisis, sino a las civilizaciones o a los sistemas mundiales. Asimismo, descarta cualquier presentación del desarrollo histórico como un único proceso encaminado a la consecución de un orden ideal, del cual las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales de Occidente se convierten en modelo. Por el contrario, enfatiza la pluralidad de experiencias civilizatorias y la diversidad de trayectorias evolutivas. Finalmente, la World History no pretende implementar un análisis exhaustivo de todas las unidades históricas posibles, sino que considera los pesos diferenciales que tiene determinadas civilizaciones en los períodos específicos en adquieren proyección regional o mundial15. En la década del noventa emerge una nueva corriente que se diferencia de la World History, aunque mantiene estrechos vínculos con ella. Se trata de la Global History, especialización disciplinaria que no sustituye a la anterior, sino que la complementa en diversos aspectos. Sus unidades de análisis no son los Estados nacionales, ni las regiones, ni las civilizaciones, sino los procesos de convergencia regional, continental o planetaria que afectan a esos Estados, regiones y civilizaciones. Por lo tanto, la Global History se centra en la dinámica de las interrelaciones entre unidades altamente diversas que operan en amplias escalas espacio–temporales, MANNING, Patrick. Navigating World History. (Historians create a Global Past). Nueva York: Palgrave Macmillan, 2003. 15

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Mundo en red y estudia, de manera selectiva, aquellos cambios que mayor incidencia ejercen en las interrelaciones propiamente dichas. Se interesa, entonces, por las formas complejas en que unas sociedades inciden, afectan o transforman a otras, y se preocupa por dilucidar las regularidades causales que explican los sistemas de interdependencia, así como los patrones que rigen la sucesión de unos sistemas por otros16. En tiempos recientes, surge una tercera corriente –la Big History– definida como una nueva forma de conceptualizar el desarrollo humano diferente al de la Global History. Comparte con esta última el análisis de las redes de intersocietales, así como el interés por la dinámica de los procesos de integración y de convergencia histórica, en amplias escalas de espacio y de tiempo. Sin embargo, la Big History elabora un metarrelato mucho más amplio que se inicia con el comienzo del universo y que se proyecta hacia futuros posibles. Aplica, por lo tanto, un enfoque holístico que describe regularidades evolutivas comunes, presentes en los sistemas astrofísicos, en los geológicos, en los biológicos, y en los histórico–culturales. La cuarta corriente que se perfila a fines del siglo pasado y comienzos del presente recibe el nombre de Big Theory, ya que a agrupa a algunos autores que aspiran comprender el desarrollo histórico mediante el descubrimiento de leyes generales. Bien es sabido que los discursos nomológicos no son novedosos, sino que se encuentran ya presentes en las MAZLISH, Bruce; BUULTJENS, Ralph [dirs.] Conceptualizing Global History. Boulder: Westview Press, 1993. 16

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El estudio histórico de los procesos de globalización obras de filósofos de la historia y de historiadores de los siglos XIX y XX17. La originalidad de la Big Theory radica en que, gracias a su formulación actual, estos modelos procuran despojarse de cualquier resabio especulativo y constituirse en un sistema científico–social de postulados generales y de hipótesis específicas. De lo expuesto, surge que las cuatro corrientes referidas no constituyen escuelas historiográficas sino enfoques metodológicos, dado que se diferencian entre sí en razón de los objetos que estudian y de las perspectivas que adoptan, y no por las adscripciones de sus autores ni por las estructuras institucionales que crean, ni por las tradiciones académicas que siguen. Prueba de ello es que varios de los autores que se mencionarán en este libro se identifican con más de una de las corrientes referidas, ya que en el desarrollo de sus respectivas producciones académicas transitan de un enfoque a otro, o emplean, simultáneamente, enfoques complementarios. Debe señalarse, por otra parte, que dentro de estas cuatro corrientes no existe un único sistema teórico, sino que coexisten varios modelos a los que los une un mismo objeto: el estudio de los procesos globales, abordados desde un ángulo en particular. Por tal motivo, la especificidad de las contribuciones de cada una de esas perspectivas amerita un análisis detenido de sus semejanzas y diferencias.

BENAVÍDES, Manuel. Filosofía de la historia. Madrid: Síntesis, 1994, capítulo 27. 17

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3 La World History y el abordaje de los sistemas macrohistóricos

3.1. Innovaciones historiográficas de una corriente plural La paternidad de la World History se le atribuye a William Hardy McNeill, historiador estadounidense nacido en Canadá, cuya obra pionera El ascenso de Occidente18 (1963), resulta emblemática para quienes se interesan por los intercambios civilizatorios y las confluencias culturales. Tributario de los aportes del antropólogo estadounidense Ralph Linton y del historiador británico Arnold Joseph Toynbee, en su segunda obra de relevancia, Plagas y pueblos19 (1976), McNeill ofrece un amplio panorama de los encuentros intersocietales que afectan el curso de la historia de la humanidad. En libros posteriores, La condición humana20 (1980), En búsqueda del poder21 (1982) o La condición global22 (1992), MCNEILL, William H. The Rise of the West. A History of the Human Community. Chicago: University of Chicago Press, 1963. 18

MCNEILL, William H. Plagues and Peoples. Garden City, NY: Anchor Press/Doubleday, 1976. 19

MCNEILL, William H. The Human Condition: An Ecological and Historical View. Princeton: Princeton University Press, 1980. 20

MCNEILL, William H. The Pursuit of Power: Technology, Armed Force, and Society since A.D. 1000. Chicago: University of Chicago Press, 1982. 21

MCNEILL, William H. The Global Condition: Conquerors, Catastrophes, & Community. Princeton: Princeton University Press, 1992. 22

Mundo en red explora el tema de esos encuentros no solo desde la perspectiva política, económica, demográfica o cultural, sino desde el punto de vista de sus impactos ecológicos, en la larga duración. En 2003 publica Redes humanas23, un voluminoso y erudito aporte que por trascender los límites de la World History se analizará más adelante. De la enumeración de estas obras aparecidas en cuatro décadas de labor fecunda, surge un conjunto de temas que, novedosos en el tiempo en que se plantean, definen algunas líneas de investigación muy influyentes en ciertas propuestas institucionales renovadoras. El estudio de las dinámicas macrohistóricas que inspira la producción de McNeill se convierte en uno de los objetivos primordiales de la World History Association (WHA)24. Fundada en 1982, esta organización promueve la adopción de una perspectiva trasnacional y transcultural, con un especial énfasis en la aplicación del método comparativo en amplias escalas espacio–temporales.25 A partir de los años noventa, en una nueva fase de la implementación de su proyecto, la WHA

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MCNEILL, William H., op. cit.

WORLD HISTORY ASSOCIATION. [En línea]. Disponible en Internet en http://www.thewha.org. Citado el 30 de enero de 2011]. 24

«History, Vision and Mission of the WHA» en WORLD HISTORY ASSOCIATION. [En línea]. Disponible en Internet en http://www.thewha.org/about—wha/history—mission—and— vision—of—the—wha/. [Citado el 30/10/2014]. 25

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El estudio histórico de los procesos de globalización edita Journal of World History26, revista que difunde numerosos trabajos sobre la dinámica de los procesos históricos mundiales. Más recientemente, se constituyen dos centros universitarios que profundizan en ese cauce temático. Se trata del Centro de Historia Mundial de la Universidad de Pittsburgh27 y del Centro de Historia Mundial de la Universidad de California en Santa Cruz28. La suma de esfuerzos institucionales de esta índole, revela la proyección que adquiere el interés por la World History, proyección que se explica, en buena medida, por la diversidad de enfoques que la nutren. 3.2. Los sistemas macrohistóricos como objeto de estudio La World History alienta, al menos, cuatro enfoques, en razón de la clase de sistema macrohistóricos que se escojan como objetos de estudio: las civilizaciones, los sistemas geopolíticos, los espacios de intercambio y los sistemas– mundo. De este modo, los enfoques civilizacionistas abordan las dinámicas macrohistóricas a partir de la sucesión de un tipo específico de sistemas geoculturales –las civilizaciones–, articuladas en torno un conjunto de creencias, valores y

Journal of World History. World History Association, University of Hawai’i Press, 1990—. 26

WORLD HISTORY CENTER. [En línea]. Disponible en Internet en http://www.worldhistory.pitt.edu. [Citado el 30 de enero de 2011]. 27

CENTER FOR WORLD HISTORY. [En línea]. Disponible en Internet en http://cwh.ucsc.edu. [Citado el 30 de enero de 2011]. 28

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Mundo en red hábitos que son compartidos por sociedades que reconocen un origen común. Los enfoques geopolíticos, por su parte, se preocupan por sistemas que trascienden las fronteras civilizatorias, ya que vinculan a entidades político– territoriales variadas que coexisten en un mismo espacio subcontinental. Su objetivo consiste en identificar los factores que conducen al ascenso y al declive de las grandes potencias, en la medida en que estas últimas integran, subordinan o dominan a amplios conjuntos societales. A su vez, los enfoques centrados en los espacios de intercambio analizan aquellos corredores geográficos que crean las condiciones propicias para que comunidades históricas heterogéneas se relacionen entre sí, hasta configurar un complejo entramado de interdependencias, alimentadas por una combinatoria cambiante de cooperación y de conflicto. Por último, los enfoques que se interesan por los sistemas– mundo estudian vastas zonas del planeta que constituyen espacios geohistóricos relativamente autónomos de los restantes, y que integran a sociedades diversas mediante el intercambio económico y cultural, o a través del sometimiento político y militar. Por la relevancia que revisten estos cuatro enfoques es preciso considerarlos detenidamente en secciones independientes. 3.2.1. Las civilizaciones De todos los sistemas macrohistóricos, son las civilizaciones las que captan el interés de los precursores más destacados de la World History. Cabe recordar que Arnold Joseph

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El estudio histórico de los procesos de globalización Toynbee, en quien se inspira McNeill, elabora en la primera mitad del siglo XX un modelo sobre la dinámica civilizatoria que, por su influencia en corrientes posteriores, conviene referir sucintamente. Según Toynbee29, las civilizaciones surgen como respuesta creativa a diversas clases de desafíos medioambientales o histórico–sociales. Luego, esas civilizaciones crecen y se transforman ya que las respuestas exitosas introducen nuevos desafíos, que llevan a las minorías creadoras a buscar nuevas soluciones. Si estas minorías dejan de responder con eficacia a los retos, se transforman en grupos dominantes que subyugan a las mayorías y encauzan las energías colectivas a la expansión militarista y a la construcción de un Estado universal, como forma de superar –sin éxito– las contradicciones internas irresueltas. Finalmente, las civilizaciones se desintegran cuando las mayorías subyugadas del Estado universal y de su proletariado externo («los pueblos bárbaros») ponen fin a su existencia, por rebelión o por conquista. Un discípulo de Toynbee, Carroll Quigley30, brinda un segundo modelo de análisis que difiere parcialmente del anterior. De acuerdo con Quigley, las civilizaciones nacen de la mixtura de diferentes sociedades que comienzan a relacionarse entre sí. Posteriormente, crecen mediante cuatro formas de expansión: económica, demográfica, geográfica e TOYNBEE, Arnold J. A Study of History. Oxford: Oxford University Press, 1933—1961, 12 tomos. 29

QUIGLEY, Carroll. The Evolution of Civilizations. An Introduction to Historical Analysis. Nueva York: Macmillan, 1961. 30

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Mundo en red ideológica. En algunos casos, ingresan en una fase de crisis en el momento en que su crecimiento se desacelera y se desatan luchas de clase y guerras imperialistas. Surgen, entonces, los imperios universales como resultado de esas guerras expansivas. Finalmente, las civilizaciones decaen cuando se agotan sus fuentes de crecimiento y expansión, y son conquistadas por otras culturas. A diferencia de los modelos de Toynbee y Quigley, articulados en torno a la noción de procesos cíclicos que generan efectos acumulativos, Fernand Braudel31 caracteriza a las civilizaciones a partir de las estructuras que las constituyen y del modo en que funcionan. Ante todo, sostiene que las civilizaciones son espacios que presentan características singulares en lo relativo al clima, a la orografía, a la distribución de los recursos hídricos y a la distribución de las especies vegetales y animales. Circunscriptas a las fronteras de un espacio original, las civilizaciones constituyen sociedades, pero de un tipo particular, ya que son sedentarias, urbanas y con división de clases. Al mismo tiempo, las civilizaciones son economías. Las prácticas económicas que las definen, en un principio, reflejan las posibilidades materiales de sus espacios geográficos matrices, pero a medida que las civilizaciones se complejizan adquieren autonomía con respecto a esos espacios, al punto de que son capaces de transformarlos. Por último, pero no por ello menos importante, las civilizaciones BRAUDEL, Fernand. Le Monde actuel, Histoire et civilisation. París: Belin, 1966. 31

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El estudio histórico de los procesos de globalización son mentalidades colectivas. Braudel sostiene que en la mayoría de las civilizaciones conocidas, la religión conforma un factor diferenciador de identidad colectiva. Si bien las civilizaciones se presentan como una articulación de estructuras geográficas, sociales, económicas y mentales, no por ello deben entenderse como sistemas estáticos. Braudel considera que se transforman de manera gradual ya que, una vez constituidas, se resisten a la integración de elementos novedosos que no resulten compatibles con sus más profundas raíces. Esas transformaciones graduales suponen una suma de aceptaciones y de rechazos de aquellas innovaciones que proceden de otras civilizaciones o que surgen en su propio seno. Por ello, las civilizaciones se distancian muy lentamente de los fundamentos de su propio pasado. En síntesis, una civilización «no es, pues, ni una determinada economía, ni una determinada sociedad, sino lo que persiste a través de una serie de economías y de sociedades y lo que se deja desviar a duras penas»32. Un cuarto modelo entiende a las civilizaciones a partir de premisas distintas a las de tres los autores anteriores. Su creador, Samuel Huntington, en una obra que se titula Choque de civilizaciones33 sostiene que las civilizaciones configuran sistemas geohistóricos de fronteras flexibles que albergan a numerosas culturas, articuladas en múltiples escalas. Según su criterio, la pertenencia civilizatoria se 32

Ibídem, p. 42.

HUNTINGTON, Samuel. The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, Nueva York, Simon & Schuster, 1996 33

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Mundo en red constituye en la identidad colectiva más abarcadora, a excepción de la identidad humana. La obra de Huntington resulta controversial porque sostiene que la culminación del enfrentamiento ideológico de la Guerra Fría, lejos de conducir a la conformación de una civilización planetaria, propicia el fortalecimiento de las identidades civilizatorias que habían sido opacadas por la confrontación entre los grandes bloques de poder durante la segunda mitad del siglo XX. El resurgimiento de esas identidades, facilitado por la globalización, suscita conflictos en las fronteras civilizatorias. Huntington afirma, a su vez, que las formas de desarrollo político, económico y social de la civilización occidental no pueden extenderse al resto del mundo, ni concebirse como expresiones evolutivas de la humanidad en su conjunto. Vaticina, por lo tanto, un siglo XXI signado por el choque de civilizaciones. Estas ideas que aparentemente combaten el eurocentrismo tradicional y demuestran que la globalización no uniformiza culturalmente a la humanidad, en realidad reafirman las teorías sobre la excepcionalidad de Occidente y alimentan las posturas beligerantes contra aquellas potencias no occidentales que disputan la hegemonía mundial que ejerce Estados Unidos. 3.2.2. Los sistemas geopolíticos En décadas recientes, diversos cientistas sociales se interesan por las formas en el que poder político y la espacialidad histórica se vinculan en diferentes épocas. Así, por ejemplo,

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El estudio histórico de los procesos de globalización John Agnew34, en una obra de reflexión teórica sobre la producción académica de los últimos treinta años, define cuatro clases de sistemas geopolíticos que se despliegan desde mediados del segundo milenio a.C. hasta el presente: el sistema de imperios, el sistema de Estados nacionales, el sistema de redes jerárquicas y el sistema de una sociedad mundial integrada. El estudio del sistema de imperios reviste gran relevancia en lo que atañe al mundo premoderno, ya que los imperios unifican vastos espacios que vinculan a sociedades y culturas, dentro de fronteras relativamente estables. La autonomía geohistórica de la que gozan, los ciclos por los que atraviesan (de expansión o de contracción, de unificación o de fragmentación) así como los vínculos que desarrollan con el exterior, concitan el interés de varios investigadores. A modo de ejemplo, David Wilkinson35 analiza el sistema geopolítico imperial del Próximo Oriente desde el 1500 al 700 a. C. Wilkinson diferencia siete configuraciones políticas posibles, en función del grado de concentración de poder: ausencia de polaridad, multipolaridad, tripolaridad, bipolaridad, unipolaridad, hegemonía e imperio. La presencia de alguna de estas

AGNEW, John. Geopolitcs. Revisioning World Politics. Londes; Nueva York: 1998. 34

WILKINSON, David. «The Character of the Power Configuration Sequence of the Central World system/Civilization, 1500—700 BC». Ponencia presentada en el encuentro anual de la International Studies Association, Montreal, 17/03/2004. 35

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Mundo en red configuraciones en intervalos regulares durante el período de referencia permite cuantificar la propensión del sistema a adoptar algunas de ellas. Wilkinson identifica sucesivos ciclos de alternancia entre la unipolaridad y la multipolaridad en sistema geopolítico del Próximo Oriente, en un contexto en el que ciertas potencias se mantienen (Egipto, Babilonia), otras surgen (Asiria) y otras colapsan (Elam, el Imperio hitita, etc.)36. Un trabajo más ambicioso, como el de André Gunder Frank y Barry Gills37, vincula las dinámicas de los sistemas geopolíticos premodernos con fases de expansión y contracción económica, basándose en evidencia que procede de fuentes arqueológicas y documentos tradicionales. A partir de la información que recaban, estos autores diferencian ocho ciclos en los que alternan períodos de crecimiento y recesión, desde el 1700 a.C. hasta el 1500 d.C. Concluyen, al respecto, que aquellas potencias que alcanzan la hegemonía tienden a hacerlo durante la fase de expansión económica del sistema geopolítico que integran, como sucede con el Imperio aqueménida en el siglo V a. C., con el Imperio chino bajo la dinastía Tang en el siglo VII, o con el Imperio chino bajo la dinastía Song en los siglos XI y XII.

Véase cuadro 3.1. FRANK, André Gunder; GILLS, Barry K. [dirs.]. The World System: Five Hundred Years or Five Thousand? Londres; Nueva York: Routledge 1993. 36 37

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El estudio histórico de los procesos de globalización Cuadro 3.1. Ciclos del sistema geopolítico del Próximo Oriente (1500–700 a.C.) Años 1500 a. C. 1460 a. C. 1440 a. C. 1420 a. C. 1400 a. C. 1390 a. C. 1380 a. C. 1350 a. C. 1340 a. C. 1330 a. C. 1310 a. C. 1300 a. C. 1290 a. C. 1270 a. C. 1200 a. C. 1190 a. C. 1180 a. C. 1130 a. C. 1110 a. C. 1050 a. C. 1020 a. C. 990 a C. 960 a. C. 940 a. C. 920 a. C. 890 a. C. 880 a. C. 820 a. C. 780 a. C. 750 a. C. 740 a. C. 720 a. C. 710 a. C.

Configuración Multipolar Multipolar Unipolar Bipolar Unipolar Multipolar Hegemonía Unipolar Bipolar Multipolar Unipolar Multipolar Bipolar Tripolar Multipolar Bipolar Tripolar Multipolar Unipolar Multipolar Multipolar Multipolar Multipolar Multipolar Tripolar Multipolar Unipolar Multipolar Multipolar Multipolar Unipolar Multipolar Unipolar

Potencias

Egipto, Hatti, Mitania, Babilonia y Kizzuwadna. Egipto, Hatti, Mitania y Babilonia Egipto Egipto, Mitania Egipto Egipto, Mitania, Hatti, Babilonia y Elam. Egipto Egipto Egipto y Hatti. Egipto, Mitania, Hatti, Babilonia, Elam. Hatti. Egipto, Mitania, Hatti, Babilonia, Elam. Egipto–Hatti Egipto, Hatti y Asiria. Egipto, Hatti, Asiria y Babilonia Egipto y Babilonia. Egipto, Babilonia y Elam Egipto, Asiria, Babilonia y Elam Asiria Alto Egipto, Bajo Egipto, Asiria y Babilonia Alto Egipto, Bajo Egipto, Filistea, Asiria y Babilonia Alto Egipto, Bajo Egipto, Filistea, Tiro/Sidón, Asir. y Bab. Egipto, Filistea, Tiro/Sidón, Israel, Asiria y Babilonia Egipto, Tiro/Sidón, Israel y Asiria Egipto, Israel y Asiria Egipto, Tiro/Sidón, Asiria y Babilonia Asiria Alto Egipto, Bajo Egipto, Bab., Aram, Urartu, Tiro/Sidón. Reinos egipcios, Urartu, Asiria. Reinos egipcios, Urartu, Israel, Asiria, Asiria Reinos egip., Frigia, Urartu, Tiro/Sidón, Asir., Bab., Elam Asiria

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Mundo en red

Algunas potencias, sin embargo, emergen en la fase de contracción económica de sus respectivos sistemas, como acontece con el Imperio persa bajo la dinastía sasánida en el siglo III, con la India de los gupta en el siglo VI, con el Califato de los abásidas en los siglos VII y VIII, y con el Imperio mogol en los siglos XIII y XIV. Ese ascenso en una fase de recesión responde, en parte, a un debilitamiento acelerado de potencias ya declinantes que crea la oportunidad para que surja una nueva potencia. Pero al ascender en un período de estancamiento económico, cada potencia emergente goza de un breve apogeo, comparado con el que disfrutan aquellas otras que alcanzan la hegemonía en una fase de expansión económica. En lo que respecta a la Época Moderna y Contemporánea, las investigaciones se encuentran indisolublemente ligadas al segundo sistema geopolítico que propone Agnew en su clasificación: el sistema interestatal europeo. Este sistema se remonta a 1648, cuando la conclusión de la Guerra de los Treinta Años pone fin a cualquier intento de unificación imperial en Occidente. A partir de entonces, se suceden dos formas básicas de Estados: los dinásticos (hasta 1789–1848) y los nacionales (desde 1848). Si bien es cierto que este sistema se encuentra integrado por entidades plenamente soberanas, las relaciones interestatales distan mucho de ser simétricas. Por ello, la tercera modalidad de análisis que plantea Agnew refiere a las redes jerárquicas que existen entre los Estados. En relación a estas

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El estudio histórico de los procesos de globalización últimas, George Modelski y William R. Thompson38 vinculan el desarrollo del sistema geopolítico interestatal con la sucesión de cuatro hegemonías históricas: la de Portugal (siglos XV y XVI), la de Holanda (siglos XVII y XVIII), la de Gran Bretaña (siglos XIX) y la de Estados Unidos (siglo XX). En una misma secuencia diacrónica, estos autores articulan diversos ciclos de hegemonía económica y política, en las que los factores tecnológicos cumplen un papel relevante. Introduciendo matices significativos en el concepto de ciclo hegemónico, cientistas sociales contemporáneos arriban a periodizaciones más complejas y sutiles. Para Paul Kennedy39, las fases de hegemonía resultan bastante acotadas, ya que alternan con períodos de clara bipolaridad o de equilibrio entre las potencias mundiales, durante los últimos cinco siglos. En atención a este hecho, Joachim Rennstich40 sienta las bases de un modelo sobre las transiciones en el liderazgo del poder regional y mundial, a MODELSKI, George; THOMPSON, William R. Leading Sectors and World Powers. The Coevolution of Global Economics and Politics. Columbia: University of South Carolina Press, 1996; M ODELSKI, George. Long Cycles in World Politics. Seattle: University of Washington Press, 1987. 38

KENNEDY, Paul. The rise and fall of the great powers: economic change and military conflict from 1500 to 2000. Nueva York: Random House, c1987. 39

RENNSTICH, Joachim. «The Phoenix—Cycle: Global Leadership Transition in a Long—Wave Perspective.en REIFER, Thomas (ed.) Hegemony, Globalization and Antisystemic Movements. Boulder, CO: Paradigm, 2004, pp. 35—53. 40

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Mundo en red partir de un análisis de larga duración de las hegemonías sucesivas de Génova, Venecia, Holanda, Gran Bretaña y Estados Unidos. Rennstich plantea las condiciones en que una nueva potencia hegemónica surge, se expande y consolida su posición en el sistema interestatal. Describe, también cómo el mismo proceso de su expansión engendra una futura inestabilidad, cambiando las condiciones iniciales de su ascenso y conduciéndola a su declive. La cuarta y última variante de los sistemas geopolíticos consiste en el sistema de una sociedad mundial integrada. En ella, adquieren un protagonismo creciente actores sociopolíticos que no actúan a partir de redes jerárquicas, sino de asociaciones descentralizadas y cambiantes. Estos actores ya no perciben los problemas mundiales desde la perspectiva del Estado nacional, sino que lo hacen desde una escala global y actúan en consecuencia. En este sentido, los estudios actuales de la acción política en el ciberespacio y del ciberpoder41 parecen delinear el campo de posibilidades de una modalidad investigativa de carácter netamente interdisciplinario. 3.2.3. Los espacios de intercambio En el mundo premoderno, los sistemas geopolíticos más extensos –como los que integran a imperios y Estados dentro de una región histórica del planeta– alcanzan sus fronteras JORDAN, Tim. Cyberpower. An Introduction to the Policts of the Cyberspace. Londres: Routledge, 1999. 41

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El estudio histórico de los procesos de globalización naturales cuando se encuentran con mares, estepas o desiertos que los separan geográficamente de otros espacios continentales. Los mares, las estepas y los desiertos, lejos de constituir un obstáculo para la comunicación entre sociedades distantes, propician, en determinados contextos, los intercambios económicos y culturales, y estimulan formas complejas de convergencia histórica. El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II de Fernand Braudel42 se presenta como la obra precursora en el estudio de esta clase de espacios. El Mediterráneo integra paisajes heterogéneos que por sus características ecológicas imponen constricciones de diversa índole a comunidades históricas distintas, al tiempo que permiten la comunicación entre ellas. La identificación de las formas en que se procesan los intercambios entre sociedades heterogéneas vinculadas por un espacio comunicante que las une y las diferencia, motiva una perspectiva analítica original que otros historiadores y cientistas sociales adaptan para abordar contextos geohistóricos diversos. Así, por ejemplo, el historiador polaco Marian Malowist analiza el sistema de comercio desarrollado en torno al mar Báltico, entre los siglos XIV y XVII43; por su parte, el historiador indio K. N. Chaudury se centra en la red intercambios económicos y

BRAUDEL, Fernand. La Méditerranée et le monde méditerraneén à l’époche de Philippe II. París : Armand Colin, 1949 (1ra. edición) y 1966 (2da. edición). 42

MALOWIST, Marian, Croissance et régression en Europe: XIVe—XVIIe siècles; recueil d’articles, París, Armand Colin, 1972. 43

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Mundo en red culturales del Océano Índico44; el historiador estadounidense John Thornton estudia, a su vez, la red de intercambios mercantiles que despliegan los europeos en torno al Océano Atlántico y que incorpora al África desde el 1400 al 180045; finalmente, Yasar Eyüp Özveren46 –historiador y economista turco– presenta a la cuenca del Mar Negro durante el siglo XIX como un sistema geohistórico coherente, con ciudades portuarias que contribuyen a la transformación comercial, social y política de la región, a partir de su incorporación a la economía capitalista. La diversidad de procedencias de los autores citados y de los espacios geohistóricos que investigan pone de manifiesto la pertinencia de un enfoque que encuentra en el Mediterráneo de Braudel su primera expresión. Ello no significa que los historiadores referidos apliquen mecánicamente el modelo braudeliano a sus trabajos, aunque resulta claro que algunos se inspiren en él. Simplemente, descubren que algunas regiones, especialmente aquellas articuladas a partir de vastas cuencas marítimas u oceánicas, constituyen sistemas

CHAUDHURY, K, N., Asia before Europe. Economy and Civilisation of the Indian Ocean from the Rise of Islam to 1750, Cambridge, Cambridge University Press, 1990. 44

THORNTON, John K. Africa and Africans in the Making of the Atlantic World, 1400—1680. Cambridge; Nueva York: Cambridge University Press, 2a ed., 1998. 45

ÖZVEREN, Yasar E. «A Framework for the Study of the Black Sea World, 1789—1915» en Review. A Journal of the Fernand Braudel Center, XX, 1, 1997, pp. 77—113. 46

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El estudio histórico de los procesos de globalización dinámicos en los que la comunicación marítima genera una red de vínculos entre espacios heterogéneos y discontinuos, de modo tal que estimula la confluencia de trayectorias múltiples en un cauce común. Lo mismo puede afirmarse de las grandes estepas y desiertos de Afroeurasia. La historiadora estadounidense Xinru Liu47 estudia, en una perspectiva geohistórica de larga duración, las rutas del comercio que, a través del espacio articulador de las estepas del Asia central generan intercambios estables entre diferentes regiones de Eurasia. Por su parte, el historiador también estadounidense Ralph A. Austen48 analiza las rutas de comercio transaharianos que hacen del desierto no tanto un espacio despoblado que obstaculiza las comunicaciones, sino el centro dinámico en el que confluyen diversas regiones del África y del mundo mediterráneo. Los corredores geográficos, en su condición de espacios de intercambio que facilitan el despliegue de redes económicas y culturales entre sistemas geohistóricos independientes, establecen las bases para una integración mayor, si esas redes tienen la capacidad de desarrollar verdaderos sistemas mundiales.

LIU, Xinru. The Silk Road in World History.Nueva York: Oxford University Press, 2010. 48 AUSTEN, Ralph A. Trans—Saharan Africa in Wolrd History. Nueva York: Oxford Universtiy Press, 2010. 47

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Mundo en red 3.2.4. Los sistemas–mundo El concepto de sistema–mundo tiene como antecedente más lejano la categoría de economía–mundo, esbozada por Fernand Braudel en El Mediterráneo…49 y ampliada en el tercer volumen de Civilización material, economía y capitalismo50. Para Braudel, una economía–mundo es un sistema geohistórico económicamente autónomo, cuya unidad reposa en sus vínculos e intercambios interiores. Immanuel Wallerstein teoriza sobre esta categoría en el primer tomo de su obra pionera, El moderno sistema–mundo51 y la amplía introduciendo la noción de sistema mundial, al que define como una extensa región del planeta, relativamente aislada de las restantes, en la que un conjunto variado de sociedades mantienen estrechos vínculos de interdependencia. Wallerstein distingue entre dos clases de sistemas: los imperios–mundo (unificados políticamente a partir de la expansión de una gran potencia territorial) y las economías– mundo (organizadas a partir de redes productivas interestatales que fomentan un intercambio desigual). Ambos sistemas comparten características comunes. Entre ellas, cabría señalar que todo sistema–mundo supone una división extensiva del trabajo, según la cual funciones 49

BRAUDEL, Fernand, op. cit.

BRAUDEL, Fernand. Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe—XVIIIe siècles. París: Armand Colin, 1979, vol. 3. 50

WALLERSTEIN, Immanuel M. The Modern World—System. Nueva York & Londres: Academic Press, l974, vol 1. 51

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El estudio histórico de los procesos de globalización económicas distintas se realizan en espacios geográficos diferenciados. Aunque en un principio pudiera haber alguna base ecológica para esta distribución geográfica de las actividades económicas, en los hechos responde a una organización social del trabajo –hasta cierto punto impuesta– que potencia la capacidad de ciertos grupos emplazados en determinadas áreas del sistema para explotar a otros, apropiándose de una porción mayor del excedente productivo que el sistema genera.52 En lo que corresponde a las diferencias, Wallerstein afirma que los imperios–mundo tienden a asociar funciones económicas con grupos culturales, mientras que en las economías–mundo esas funciones económicas se relacionan con áreas geográficas. Por ello, en estas últimas los grupos económicamente dominantes ejercen una presión sobre el Estado para estimular la homogenización cultural, mediante la imposición de sus valores, al resto de la población.53 Por otra parte, en una economía–mundo, aquellas tareas productivas que demandan una mayor cualificación y una mejor retribución quedan relegadas a las áreas centrales del sistema. En la economía–mundo capitalista propiamente dicha, la fuerza de trabajo con alto grado de cualificación, recibe las mayores recompensas. La distribución geográfica asimétrica de esa cualificación, que en un principio pudo haber sido mínima, tiende a acrecentarse a medida que el sistema se desarrolla, ya que la ausencia de un mecanismo

52 53

Ibídem. Ibídem.

49

Mundo en red central de regulación –característico de los imperios– mundo– impide contrarrestar y atenuar las diferencias. De este modo, el sistema–mundo resultante se organiza en tres áreas diferenciadas: (i) el centro, que impulsa los procesos que dinamizan al sistema y concentra los beneficios de su crecimiento; la semiperiferia, que recibe parcialmente algunos de esos beneficios pero que se supedita política y económicamente al centro del sistema; (iii) la periferia, que concentra los procesos productivos de menor cualificación y retribución, en una relación de dependencia plena con el centro. Sostiene Wallerstein que la estructuración política de la economía–mundo capitalista a partir de un sistema de Estados nacionales resulta esencial para el mantenimiento de estas asimetrías.54 En el mercado internacional que el capitalismo crea, los Estados, aunque se presentan como unidades geopolíticas independientes, no constituyen sistemas en sí mismos, sino componentes de una única economía, articulada mediante cadenas productivas que atraviesan las fronteras políticas. En tal sentido, el cuestionamiento al Estado nacional como unidad autónoma del análisis configura uno de los aportes teóricos principales del paradigma (y el más controvertido, si se lo postula en forma radical). 55 El modelo de Wallerstein inspira no solo la producción del Centro Fernand Braudel –del que fue su director durante

54 55

Ibídem. Ibídem.

50

El estudio histórico de los procesos de globalización décadas– sino que influye en algunos autores que reelaboran el concepto de economía–mundo y de sistema–mundo, planteando nuevos temas y nuevos problemas. En capítulos posteriores, se profundizará en las contribuciones más significativas de algunos de ellos. 3.3. Conclusiones En la medida en que la World History se distancia del plano acontecimental, no adopta al Estado nacional como marco geohistórico primario y no apela a las fuentes que se asocian con los repositorios clásicos, despierta los reparos de aquellos investigadores que aunque cultivan una Historiografía renovada entienden que la especialización profesional solo resulta factible indagando objetos que existen en estrechos marcos espacio– temporales, ya que posibilitan un análisis exhaustivo basado en referencias documentales sistemáticas, preferentemente inéditas. Objetos de tales características se desarrollan casi siempre dentro del contexto de un Estado nacional, el mismo al que suele pertenecer el historiador que los indaga. Desde esta perspectiva, los procesos y las tendencias que impulsan a los sistemas macrohistóricos resultan demasiado generales para comprender las dinámicas del acontecer político, económico, social y cultural de los Estados nacionales, a los que en última instancia pertenecen los historiadores, las instituciones académicas de las que forman parte y los públicos lectores para los que escriben sus trabajos.

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Mundo en red Estas objeciones ameritan tres puntualizaciones: (i) Las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales de los Estados nacionales se hallan condicionadas –pero no determinadas– por su integración presente y pasada a sistemas macrohistóricos más amplios. Esas estructuras no se reducen a ellos, pero tampoco existirían sin ellos. (ii) La gravitación de los condicionamientos macroestructurales varía, según sea la clase de hechos que se considere y los períodos históricos que se analicen. Difícilmente las macroestructuras expliquen la razón de que un evento específico acontezca, pero delimitan el campo de situaciones posibles dentro de los que ese hecho se produce y ofrecen un marco explicativo adecuado para comprenderlo desde una amplia perspectiva. (iii) Los procesos de largo duración y los sistemas macrohistóricos no constituyen meras abstracciones, frente al carácter tangible de los acontecimientos que discurren en el contexto de los Estados nacionales. Los acontecimientos son tan problemáticos, en su definición, como los procesos, y la existencia de los Estados nacionales no resulta menos abstracta que la de las civilizaciones. La diferencia radica en que los Estados configuran construcciones intersubjetivas que se imponen objetivamente sobre las conciencias y las voluntades de los sujetos

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El estudio histórico de los procesos de globalización históricos, y nada de eso acontece con las civilizaciones. Hechas estas puntualizaciones, cabe señalar que la World History presenta una limitación notoria: sus aportes se centran en la configuración y las dinámicas de los sistemas macrohistóricos, y no consideran con igual detenimiento las redes sincrónicas que los unen. Por ello, el análisis específico de los vínculos intersocietales se convierte en la contribución característica de una segunda corriente historiográfica, complementaria a la anterior, la Global History, cuyo desarrollo se analizará en el capítulo siguiente.

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4 La Global History y el estudio de las interdependencias planetarias

4.1. Perfiles de una nueva especialización disciplinaria Según Bruce Mazlish56, la Global History se propone comprender los procesos globales de épocas anteriores a partir de ciertas claves interpretativas que proporciona el estudio de la globalización actual. Profundizando en este planteo, Pamela Crossley57 identifica cuatro perspectivas específicas a la hora de conceptualizar los procesos globales. La primera enfatiza las divergencias de larga duración, es decir, las diferencias progresivas que experimentan determinados grupos humanos que comparten un origen común. La segunda se centra en las convergencias macrohistóricas, entendidas como aquellos procesos por los que trayectorias distintas confluyen en un cauce común. La tercera se interesa por la proyección y difusión de estructuras que habiendo surgido en una sociedad y un espacio determinados, se expanden hacia otros. La cuarta y última, privilegia el análisis de los sistemas históricos propiamente dichos, y en este punto se aproxima, aunque no se confunde, con la World History. En un esfuerzo por definir la especificidad de la Global History, Hugo Fazio reúne algunas de las ideas que anticipan MAZLISH, Bruce. The New Global History. Nueva York: Routledge, 2006. 56

CROSSLEY, Pamela. What is Global History? Cambridge: Polity Press, 2008. 57

Mundo en red Mazlish y Crossley, y las conjuga en una definición extensa pero precisa: «< la Historia global es una matriz, pero no un sistema en el sentido en que sus diferentes flujos no constituyen un todo rígido. Es una Historia que se representa barrocamente ya que integra la existencia de una pluralidad de temporalidades, con diferentes ritmos e intensidades, resalta los encadenamientos, que simbolizan la convergencia de disímiles trayectorias de modernidad y que, como producto de los entrelazamientos, rompen con la secuencialidad de las causas y los efectos; destaca la sincronización, a través de la cual se articula la diacronía (los disímiles itinerarios históricos) con la sincronía (la convergencia de experiencias que producen nuevas síntesis); por último, se realiza en las resonancias, es decir, en las réplicas, cuyas ondas penetran y transforman las viejas fronteras entre los distintos ámbitos sociales y entre los diferentes colectivos humanos. En suma, la historia global es una nueva cartografía topológica de un mundo que se globaliza»58.

4.2. Las interdependencias macrohistóricas como objeto de estudio Los tres autores mencionados en la sección anterior concuerdan en una constatación básica: al estudiar el entramado que une progresivamente a las sociedades FAZIO, Hugo. «De la globalización a la Historia global: hacia otra representación del mundo contemporáneo» en Análisis Político, nº 61, Bogotá, septiembre—diciembre, 2007, p. 44. 58

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El estudio histórico de los procesos de globalización humanas en un único sistema mundial, la Global History rechaza los planteos reduccionistas que explican los procesos locales o sectoriales como si se tratasen de epifenómenos de tendencias mundiales. Por ello, para evitar los reduccionismos, la Global History se interesa no solo en las redes intersocietales, sino en sus sincronías y discronías, y en sus dinámicas particulares. 4.2.1. Las redes Los intercambios que vinculan a las comunidades humanas en complejos lazos de interdependencia inspiran una nutrida producción historiográfica, centrada en al menos cinco variantes: (i) Las redes de interacciones político–militares. Fruto de la alternancia de procesos de cooperación y de conflicto entre formas de poder territorial coexistentes, estas redes concitan la atención de diversos representantes de la Sociología histórica, como Christopher Chase– Dunn, Thomas Hall59, Peter Turchin y Serguéi Nefedov60.

CHASE—DUNN, Christopher; HALL, Thomas. Rise and Demise. Comparing World Systems. Boulder, Colorado: Westview Press, 1997. 59

TURCHIN, Peter; NEFEDOV, Serguéi. Secular Cycles. Princeton, Nueva Jersey: Princeton Universithy Press, 2009. 60

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Mundo en red (ii)

(iii)

Las redes de intercambio de bienes de materiales. Sobre ellas existen trabajos de gran interés, entre ellos, los de Richard W. Bulliet61, Philip D. Curtin62, Rodrerich Ptak y D. Rothermund63. También figuran obras más específicas sobre las rutas de intercambio que vinculan a las primeras civilizaciones, o las que relacionan a los grandes imperios de la Antigüedad. Algunas investigaciones se centran en temáticas más acotadas aún, como el comercio entre el Islam y el Asia Oriental durante la Edad Media, o los impactos que tienen las rutas intercontinentales sobre determinadas regiones o culturas. Las redes de intercambio de bienes simbólicos. La difusión de conocimientos técnicos, de ideas filosóficas y de creencias religiosas suele seguir las rutas del comercio interregional. Sus efectos globalizadores (y en algunos casos, revolucionarios) resultan indiscutibles, como lo

BULLIET, Richard W. The Camel and the Wheel. Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1975. 61

CURTIN, Philip D. Cross—Cultural Trade in World History. Cambridge [Cambridgeshire]; Nueva York: Cambridge University Press, 1984. 62

PTAK, Rodrerich; ROTHERMUND, Dietmar (dirs.). Emporia, Commodities, and Entrepreneurs in Asian Maritime Trade c. 1400— 1750. Stuttgar: Steiner Verlag, 1991. 63

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El estudio histórico de los procesos de globalización

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demuestran los aportes de Jerry H. Bentley64 y Richard C. Foltz,65 entre otros. Las redes de flujos migratorios. Con relación a ellas, se destacan algunas obras de sistematización historiográfica: la de Robin Cohen66 (que aborda las diásporas globales desde el mundo antiguo hasta el presente), la de Dirk Hoerder67 (que analiza las diásporas del segundo milenio d.C.), la de J. P. Mallory (que indaga sobre las migraciones indoeuropeas y sus consecuencias en distintas regiones mundiales68), la de P. C. Emmer (que estudia los vínculos entre el colonialismo europeo y las grandes migraciones del siglo XIX69), o la de Adam

BENTLEY, Jerry H., Old World Encounters: Cross—Cultural Contacts and Exchanges in Premodern times, Oxford, Oxford University Press, 1993. 64

FOLTZ, Richard. Religions of the Silk Road. Overland Trade an Cultural Exchange from the Antiquity to the Fifteenth century. Nueva York: San Martin`s Press, 1999. 65

COHEN, Robin. Gobal Diasporas. An Introduction. Seattle: Washington University Press, 1997. 66

HOERDER, Dirk. Cultures in Contact. World Migrations in the Second Millennium. Durham: Duke University Press, 2002. 67

MALLORY, J. P. In Search of the Indo—Europeans. Language, Archealogy and Myth. Nueva York: Times and Hudson, 1989. 68

EMMER, Pieter C. [dir.], Colonialism and migration: indentured labour before and after slavery, Dordrecht, M. Nijhoff; Higham, MA, USA, Kluwer Boston, 1986. 69

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Mundo en red

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McKeown (que describe las cadenas migratorias chinas y sus efectos en el plano sociocultural70). Las redes de intercambios biológicos. Asociadas con las transformaciones globales producidas por la traslación humana de cientos de especies animales y vegetales a nuevas regiones, estas redes motivan planteos innovadores por parte de Clive Ponting,71 Jared Diamond,72 o William Cronon.73. Igualmente innovadores son los estudios de Sheldon Watts74 sobre los flujos interhemisféricos de agentes patógenos y sus efectos mundiales, o los trabajos de Alfred W. Crosby75 y de Charles L. Redman76 sobre los

MCKEOWN, Adam. Chinese Migrant Networks and Cultural Change. Peru, Chicago, Hawaii, 1900—1936. Chicago: The Chicago University Press, 2001. 70

PONTING, Clive. A New Green History of the World. The Enviroment and the Collapse of Great Civilizations. Londres: Vintage, 2007. 71

DIAMOND, Jared M. Guns, Germs, and Steel. The Fates of Human Societies. Nueva York: W. W. Norton, 1997. 72

CRONON, William. Changes in the Land. Indians, Colonists and the Ecology of New England. Nueva York: Hill and Wang, 1985. 73

WATTS, Sheldon J. Epidemics and History. Disease, Power and Imperialism. New Haven: Yale University Press, 1997. 74

CROSBY, Alfred W. Ecological Imperialism; The Columbian Exchange. Biological Expansion of Europe, 900—1900. Cambridge: Cambridge University Press, 1996. 75

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El estudio histórico de los procesos de globalización efectos ambientales de las especies introducidas por el hombre en ciertos espacios geohistóricos. 4.2.2. Las sincronías y las discronías Las redes de intercambio mencionadas producen, en ciertas ocasiones, efectos que resultan análogos en sociedades distantes. Las investigaciones de Christopher Chase–Dunn, Alexis Álvarez y Daniel Pasciuti77 comprueban la existencia de procesos sincrónicos de expansión y retracción económica y política que involucran a China, al Asia central, a la Media Luna de las Tierras Fértiles y al mundo mediterráneo, desde el 1000 a.C. hasta el 1500 d.C. Basándose en cambios climáticos, ciclos demográficos y pandemias que afectan al continente euroasiático, estos autores demuestran las conexiones que vinculan a los grandes imperios de esas regiones, durante la Antigüedad clásica y el Medioevo. André Gunder Frank y Barry Gills78 sostienen, por su parte, que sincronías similares ya existen desde el 1700 a.C., según

REDMAN, Charles L. Human Impact on Ancient Environments. Tucson: University of Arizona Press, 1999. 76

CHASE—DUNN, Christopher; ÁLVAREZ, Alexis; PASCIUTI, Daniel. World Systems in the Biogeosphere. Three thousand years of urbanization, empire formation and climate change. Edición en línea: 77

http://repositories.cdlib.org/irows/irows11/ FRANK, André Gunder; GILLS, Barry [eds.] The World System. Five Hundred Years or Five Thousands? Londres; Nueva York: Routledge, 1993. 78

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Mundo en red lo demuestran los procesos de expansión y declive que afectan de manera sincrónica a Egipto y Mesopotamia, y que involucran luego a regiones más amplias. Ambos autores consideran que esas fluctuaciones análogas que se perciben en la larga duración, constituyen efectos locales de factores globales. De hecho, en la última década del siglo pasado, un conjunto de investigadores preocupados por las sincronías entre sistemas históricos distantes, incluyen en sus pesquisas a las primeras comunidades agrarias.79 Las discronías también concitan el interés de quienes cultivan los enfoques macrohistóricos. En 2007 Peter Watson publica una obra que se titula La gran divergencia. Cómo y por qué llegaron a ser diferentes el Viejo Mundo y el Nuevo. Tal como se planteará en un capítulo posterior, sus teorías sobre las diferencias acumulativas entre las sociedades de ambos mundos pueden resultar polémicas, pero demuestran la relevancia de esta clase de discusiones. Algo semejante acontece con las polémicas sobre el desarrollo económico y social de Europa occidental a partir de la Época Moderna, comparado con el del resto del mundo. La explicación de la excepcionalidad transitoria del desarrollo europeo genera una abundante literatura en el seno de la Global History, que se expresa en algunos estudios comparativos de las

HOMBORG, Alf; CUMBREY, Carole L. The World System and the Earth System. Global Socio—Enviromental Change and Sustaintability since the Neolithic. Walnut Creek, CA: Left Coast Press, 2006. 79

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El estudio histórico de los procesos de globalización trayectorias de China y de Europa, dentro de los que sobresale el de Kenneth Pomeranz80. 4.2.3. Las dinámicas Entre sus objetivos fundamentales, la Global History se propone caracterizar el desarrollo humano como una secuencia acumulativa de procesos convergentes que tienden a ampliar las escalas de las interacciones sociales, fruto de la diferenciación de factores de creciente complejidad. En tal sentido, los enfoques que le conceden una mayor gravitación a los factores geopolíticos se interesan en el despliegue progresivo de formas de concentración y estructuración del poder. Se preocupan, por lo tanto, en establecer la secuencia según la cual unas formas sustituyen y superan a otras, e investigan las condiciones específicas que posibilitan esas transformaciones. De este modo, para el mundo premoderno perfilan un esquema evolutivo que se inicia con la ciudad–Estado y que culmina con la consolidación de los grandes imperios tributarios. Para el mundo moderno y contemporáneo identifican una secuencia que comienza con el sistema de Estados nacionales y termina con la gestación de las uniones regionales, al tiempo que estudian detenidamente los ciclos de auge y caída de las grandes potencias.

POMERANZ, Kenneth. The Great Divergence. China, Europe and the Making of the Modern World Economy. Princeton: Princeton University Press, 2000. 80

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Mundo en red Quienes adoptan el enfoque de los sistemas–mundo no se preocupan tanto por esas potencias, sino por los centros hegemónicos de la economía–mundo capitalista. Así, por ejemplo, Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi81 explican los procesos globales de los últimos quinientos años a partir de la sucesión de ciclos de acumulación capitalista, en los que el centro del sistema se transforma cualitativamente, al tiempo que se desplaza de un espacio geohistórico a otro. (Referencias más específicas de estas alternancias se presentarán en el capítulo 9). Para los enfoques socioculturales, los procesos globales obedecen a una dinámica civilizatoria. Por lo tanto, la globalización contemporánea se interpretaría como la proyección mundial de la civilización occidental (en su versión norteamericana), así como de sus valores característicos. Sin embargo, los que comparten este enfoque, como Samuel Huntington, diferencian la modernización de la occidentalización y reconocen que algunas civilizaciones atraviesan por procesos de modernización –en lo tecnológico, en lo económico, e inclusive en lo político– pero, al mismo tiempo, rechazan los valores de Occidente, reafirmando su propia identidad cultural. Desde una óptica distinta, Jeremy H. Bentley plantea un esquema basado exclusivamente en la dinámica de los contactos intercivilizatorios. Según lo explicita en sus obras, los encuentros entre civilizaciones, pacíficos en algunos ARRIGHI, Giovanni, The Long Twentieth Century. Money, Power, and the Origins of Our Times, Londres, Verso, 1994. 81

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El estudio histórico de los procesos de globalización casos, violentos en otros, sientan las bases de una universalización del acontecer histórico que encuentra su expresión más acabada en la sociedad planetaria actual.82 4.3. Conclusiones En la medida en que se centra en las interdependencias que vinculan a diversos sistemas macrohistóricos en un período determinado, la Global History ofrece una perspectiva que no se contrapone a otras posibles, sino que las complementa. Para comprender cómo esos sistemas surgen, se estabilizan o se transforman, el estudio de las relaciones sincrónicas que desarrollan entre sí se convierte en un factor imprescindible. La necesidad de incluir esta perspectiva en el análisis de los procesos globales se constata en el hecho de que algunos de los autores referidos en este capítulo y en otros próximos, pueden considerarse representantes –sucesivos o simultáneos– de la World History y de la Global History, ya que según se señaló anteriormente, estas corrientes no deben entenderse como escuelas historiográficas, en un sentido estricto, sino como corrientes teórico–metodológicas. Los temas que se indagan, al tiempo que resultan originales, revelan la incidencia que las realidades del presente ejercen en las preocupaciones historiográficas. La identificación y caracterización de los objetos específicos que orientan las

BENTLEY, Jerry H., «Cross—Cultural Interaction and Periodization in World History» en American Historical Review, vol. 101, n° 3, 1996, pp. 749—770 82

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Mundo en red investigaciones no resultaría tan sencilla sin la experiencia histórica que proporciona la globalización contemporánea. Lo mismo puede afirmarse, en el plano heurístico y metodológico, con respecto a los aportes de la sociedad de la información, ya que la clase de datos que utiliza la Global History, el modo en que los obtiene y la forma en que los correlaciona ponen de manifiesto un influjo incuestionable del mundo actual.

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5 La Big History y el retorno de las metanarrativas

Según se estableció en los dos capítulos previos, la Historiografía del último tercio del siglo XX aborda los procesos globales desde una doble perspectiva: una se centra en los sistemas macrohistóricos que adquieren proyección mundial, mientras que la otra se interesa por las redes transversales que los vincula en escala planetaria. A partir de los años noventa, a estas dos perspectivas se suma una tercera que entiende los procesos globales como un caso específico de procesos más abarcadores. Esta perspectiva presenta a la historia global como un desarrollo en el que la humanidad transforma el planeta y se transforma a sí misma en su relación con él. Por lo tanto, establece vínculos entre la historia humana, la historia biológica, la historia geológica (e inclusive, la historia cósmica) en una explicación omnicomprensiva que asume la forma de una metarrelato. La Big History supone, entonces, el resurgimiento de modalidades discursivas que se pensaba que estaban desacreditadas o recluidas a la especulación inconducente. 5.1. Los metarrelatos en el siglo XXI Las metanarrativas, en cuanto manifestaciones propias de la reflexión historiosófica, buscan discernir el sentido último del devenir colectivo de los hombres. Ya sea en sus formulaciones premodernas de corte religioso (providencialismo judeo–cristiano) o en sus expresiones más clásicas de carácter filosófico (idealismo dialéctico,

Mundo en red materialismo histórico, positivismo y evolucionismo), las metanarrativas motivan la crítica y el debate de manera recurrente, aun cuando algunas de ellas adopten una formulación historiográfica de carácter científico. Jean–François Lyotard, en su obra La condición postmoderna, constata la pérdida de credibilidad de los metarrelatos en el último tercio del siglo XX: «Se puede ver en esta decadencia de los relatos un efecto del auge de las técnicas y tecnologías a partir de la Segunda Guerra Mundial, que ha puesto el acento sobre los medios de la acción más que sobre sus fines; o bien el del redespliegue del capitalismo liberal avanzado tras su repliegue bajo la protección del keynesianismo durante los años 1930–1960; auge que ha eliminado la alternativa comunista y que ha revalorizado el disfrute individual de bienes y servicios»83.

A esta pérdida de credibilidad en el ámbito social, se agrega la desconfianza que generan las metanarrativas entre buena parte de los historiadores académicos, ya que las consideran meras expresiones de una especulación carente de base empírica. Sin embargo, el propósito de producir un relato totalizador a partir de un modelo teórico de carácter científico, subsiste en algunos autores y corrientes, y renace, curiosamente, en la última década del siglo pasado. A partir de 1989 –año que parece marcar el fin de la credibilidad de varios metarrelatos– se publica un conjunto de obras que esbozan algunos modelos explicativos del desarrollo histórico global. Se trata de una temática que LYOTARD, Jean—François. La condición postmoderna. Cátedra: Madrid, 2000, p. 73. 83

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El estudio histórico de los procesos de globalización algunos considerarían inabordable; sin embargo, los autores que implementan esta clase de trabajos definen con precisión el objeto que estudia y los objetivos que persiguen. Aunque algunos autores del período señalado tienen un contacto estrecho con la World y la Global History, intentan implementar un enfoque novedoso. Parten, para ello, de supuestos teóricos que explicitan progresivamente a medida que presentan una narración explicativa de las fases del desarrollo histórico universal. 5.2. La génesis de la Big History El nacimiento de esta corriente historiográfica responde a una iniciativa particular de David Christian, autor de origen norteamericano que posee una extensa trayectoria como docente e investigador. Luego de doctorarse en la Universidad de Oxford en 1974, Christian se desempeña durante un cuarto de siglo como docente en la Universidad Macquaire en Sidney; en 2001 se traslada a la Universidad de San Diego (California), en la cual permanece hasta el presente. En su condición de especialista en la Historia de Rusia y de la Unión Soviética, Christian publica varias obras durante la década del ochenta, relacionadas con la vida social y material del campesinado ruso en el siglo XIX. En 1998 da a conocer una historia del Asia central que constituye un estudio sinóptico de regiones geoculturales diversas. Sin embargo, su proyección en el ámbito académico internacional no se debe a sus trabajos monográficos, sino a

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Mundo en red un curso universitario que implementa por primera vez en 1989 y que se convierte en el primer modelo de la Big History.84 En 2004 Christian publica su obra de mayor relevancia, Mapas del Tiempo. En ella, profundiza los contenidos de la materia que imparte, y recibe, en reconocimiento a su labor, el premio anual 2005 de la World Historical Association. A pesar de su carácter vanguardista, el curso universitario de Christian no es el único en su género. Al fin de la década del ochenta, John Mears, docente de la Universidad Metodista del Sur, en Texas, dicta una asignatura de similar contenido. Lo mismo hace, posteriormente, el historiador norteamericano Edmund Burke III, en la Universidad de Santa Cruz, en California. En la década del noventa, los cursos sobre la Big History se multiplican en las universidades australianas, particularmente en las de Melbourne, Camberra y Perth.85 A pesar de ello, la recepción

84

Al respecto, el propio Christian señala: «Empezó siendo un ciclo de charlas en un curso experimental de historia en la Universidad Macquaire de Sidney. El objetivo del curso era comprobar si se podía y más en el mundo moderno, contar una historia coherente sobre el pasado a distintas escalas, que empezara literalmente por el origen del universo y terminara en la actualidad. Dadas las convenciones imperantes en los departamentos de historia, era una auténtica impertinencia. Pero la idea resultó sorprendentemente factible, incluso más interesante de lo que había supuesto al principio». `

[CHRISTIAN, David, op. cit., p. 21] 85

Ibídem, pp. 16—18.

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El estudio histórico de los procesos de globalización más significativa de la propuesta de Christian tiene lugar en la Universidad de Ámsterdam. En 1992, Johan Goudsblom, investigador y docente de dicha institución, viaja a Sidney y se familiariza con los contenidos de la nueva asignatura de Christian. A su regreso a Holanda, decide implementar un curso análogo, pero lo organiza a partir de un modelo explicativo propio, fruto de décadas de trabajo. Goudsblom, que no procede del campo de la Historia sino de la Sociología, realiza sus primeros estudios académicos en la Universidad Wesleyan, en Estados Unidos. Se doctora en Holanda, en 1960, y en los años siguientes, transita por Princeton y por Berkeley, hasta que en 1968 se convierte en profesor titular en la Universidad de Ámsterdam. Influido por la obra de Norbert Elías, Goudsblom cultiva la Sociología histórica como integrante de Instituto de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Ámsterdam. El mismo año que visita a Christian (1992), aparece uno de sus libros más afamados: Fuego y civilización. A partir de entonces, implementa, junto con Fred Spier, un curso sobre la Big History que tiene una exitosa acogida tanto en el ámbito docente como en el estudiantil. Sus ideas sobre el tema se plasman en dos obras mayores, publicadas en coautoría: El curso de la historia humana. Crecimiento económico, proceso social y civilización (1996) y Mappae Mundi. Los humanos y sus hábitats en una perspectiva socioecológica de larga duración (2002). En 1996 Goudsblom se retira de la docencia y se hace cargo del curso su colaborador, Fred Spier, quien había contribuido significativamente en el diseño del programa,

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Mundo en red así como en la implementación de la nueva materia.86 La trayectoria de Spier difiere significativamente de la de Christian o la de Goudsblom. Así lo demuestra su carrera académica: en 1970, Spier finaliza una maestría en bioquímica, especializándose en ingeniería genética; posteriormente, preocupado por cuestiones ambientales, trabaja en una granja ecológica y viaja por el Medio Oriente, la India y África. A comienzos de los años ochenta, inicia sus estudios doctorales en el campo de la Antropología y se dedica a investigar las relaciones entre religión y ecología, en una comunidad de campesinos de los Andes peruanos. De regreso en Ámsterdam, se vincula con Goudsblom, y como se indicó anteriormente, juntos trabajan en la organización de un curso sobre la Big History.87 En 1997, cuando asume plenamente el dictado de la esa materia, Spier publica un texto que recibe una amplia difusión: La estructura de la Big History. Del Big Bang a nuestros días. Dado que Mapas del tiempo de Christian recién aparece en el 2004, el libro de Spier se convierte, durante algunos años en un referente ineludible para los interesados en la temática, ya que expone con detalle los contenidos del curso que dicta y teoriza sobre sus fundamentos.

SPIER, Fred. «The Small History of Big History Course at the University of Amsterdam» en World History Connected, vol 2, nº 2, mayo de 2005. 86

87

Ibídem.

72

El estudio histórico de los procesos de globalización Los respaldos académicos que recibe la Big History se multiplican en el segundo lustro de la década del noventa.88 Uno de los apoyos de mayor relevancia procede de William H. McNeill, quien luego de recibir el Premio Erasmo en 1996, decide donar la mitad de dinero al proyecto impulsado por Goudsblom y Spier. De hecho, el libro Las redes humanas (2003) de McNeill (citado previamente) responde, en cierta medida, al enfoque de la Big History.89 5.3. La imbricación de escalas como objeto de estudio Las obras de Christian, Goudsblom, Spier y McNeill constituyen ejemplos novedosos de metanarrativas que se desarrollan a fines del siglo XX y comienzos del XXI. No son los únicos ejemplos, pero sí los más significativos. Si bien las formaciones de estos autores resultan diversas, sus trayectorias confluyen en un momento histórico determinando para generar un enfoque macrohistórico

88

Ibídem.

Es el propio McNeill quien prologa el libro más reciente de Christian, con expresiones elogiosas: 89

«Mapas del tiempo reúne la historia natural y la historia humana en una narración única, grandiosa y comprensible. Es una gran hazaña, semejante a la que protagonizó Isaac Newton en el siglo XVII cuando unió los cielos y la tierra bajo las leyes uniformes del movimiento; incluso diría que se parece más a la que realizó Darwin en el siglo XIX al agrupar a la especie humana y otras formas de vida en un único proceso evolutivo». [CHRISTIAN,

David, op. cit., p. 9.]

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Mundo en red original. Por tal motivo, el análisis que aquí se propone se centrará en la producción reciente de estos cuatro autores, a fin de identificar sus aportes específicos. 5.3.1. David Christian: los mapas del tiempo Desde que comienza a impartir sus cursos sobre la Big History, Christian enfrenta el desafío de fundamentar una propuesta que resulta innovadora en varios aspectos. La utilización de escalas que superan los límites espacio– temporales clásicos, y el análisis de la historia humana como una continuación de la historia biológica, geológica y cósmica, suscitan cuestionamientos a los que el autor intenta responder en diversos textos. En un verdadero ejercicio de reflexión historiográfica, Christian enumera las objeciones que se formulan con respecto a su proyecto. En primer término, los críticos señalan que quienes cultivan la Macrohistoria tienden a enunciar generalizaciones vacías, y descuidan singularidades que pueden ser relevantes. En segundo lugar, sostienen que la información que deberían utilizar para poder generalizar a partir de un sólido fundamento empírico, supera toda capacidad de asimilación crítica. Si los macrohistoriadores trabajan en forma independiente, deben recurrir a un número elevado de fuentes secundarias, y aun así las posibilidades de relevar exhaustivamente el universo heurístico que sus generalizaciones requieren, resultan

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El estudio histórico de los procesos de globalización bastante reducidas.90 En tercer término, esos mismos críticos afirman que el enfoque que propone Christian opera en escalas temporales que trascienden las fronteras de la historia humana e incursionan en la historia natural. Se precisa, los críticos, una integración de saberes que trasciende las posibilidades del investigador individual, ya que un historiador no puede ser experto en Biología, Geología y Astrofísica.91 También se objeta que la Big History, en cuanto metanarrativa, tiende a marginar las historias alternativas y fragmentarias, de minorías, de grupos, de etnias, de regiones y de naciones. Tales historias dan cuenta de la riqueza y de la complejidad de la experiencia humana.92 Finalmente, se señala que los metarrelatos como los que formula Christian aunque pretenden ser universales, responden a una visión de la historia que se construye desde el presente, a partir un análisis del desarrollo humano que se formula como el único posible93. Antes estas observaciones, Christian expone sus propios argumentos. Afirma que los análisis macrohistóricos no descuidan las singularidades significativas, sino que solo consideran las que se desarrollan en amplias escalas espacio– temporales. Las singularidades que pueden resultar decisivas desde una perspectiva microhistórica, suelen tener CHRISTIAN, David. « The Case for Big History» en Journal of World History, vol. 2, nº 2, otoño de 1991, pp. 223—238. 90

91

CHRISTIAN, David. Mapas del tiempo, op. cit., p. 28.

92

Ibídem, p. 29.

93

Ibídem, pp. 30—31.

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Mundo en red menor relevancia desde un plano macrohistórico. Las generalizaciones que se plantean, entonces, no carecen del adecuado fundamento empírico: los datos probatorios son siempre una construcción metodológica–técnica que parte de un modelo interpretativo específico. Si este modelo utiliza macroescalas, las clases de datos que demanda son esencialmente diferentes a los que emplearía si recurriera a la microescalas. Por otra parte, la observación macrohistórica permite identificar objetos y fenómenos que no resultan perceptibles si se reducen las escalas.94 Christian sostiene, por otra parte, que la adopción de perspectivas interdisciplinarias no constituye una práctica extraña al historiador: el diálogo fecundo con otras Ciencias Sociales configura una característica incuestionable del desarrollo de la Historiografía, particularmente en la segunda mitad del siglo XX. Por ello, la apertura a los aportes que podrían brindar las Ciencias Naturales profundiza una tradición que ya existe.95 Christian considera que la Big History no pretende constituirse en una metanarrativa tradicional, puesto que no ofrece una explicación trascendente de la totalidad de la experiencia humana en la que se integren las historias desagregadas. Tan solo crea una percepción de dicha experiencia, a partir de escalas espacio–temporales que la trascienden, dando lugar a una nueva clase de relato.96 Por último, este autor sostiene que, a diferencia de las 94

Ibídem, pp. 27—28.

95

Ibídem, p. 28.

96

Ibídem, pp. 29—30.

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El estudio histórico de los procesos de globalización metanarrativas clásicas que pretendían alcanzar una explicación omnicomprensiva y definitiva de la historia (en algunos casos, a partir de leyes científicas), el metarrelato que propone ofrece una visión posible de la historia, que no excluye otras. Aunque se basa en un modelo científico, no cae por ello en el culto cientificista.97 Luego de fundamentar la pertinencia de su propuesta, Christian explicita los objetivos que persigue. El propio título de su obra más conocida, Mapas del tiempo, pone de manifiesto su propósito primario: cartografiar el cambio en diversas escalas, con el fin de comprender las reglas específicas que rigen a cada una de ellas.98 Su metarrelato se constituye, entonces, como una sucesión acumulativa de fases que deben representarse con instrumentos distintos, ya que en cada fase prevalecen escalas espacio–temporales específicas. En cada una de ellas, surgen objetos característicos que no podrían haberse originado en fases previas, y existe un conjunto de determinaciones iniciales que hacen posible la aparición de dichos objetos, al tiempo que establecen el grado de complejidad que los procesos pueden alcanzar. A modo de ejemplo, se transcriben en las páginas siguientes tres citas que ilustran la forma en que el autor presenta escalas, objetos y regularidades, en períodos distintos. La primera cita99 involucra a la historia cósmica; la

97

Ibídem, p. 31.

98

Ibídem, p. 27.

99

Véase Texto 1.

77

Mundo en red segunda100 se vincula con una de las etapas de la historia biológica, mientras que la tercera101 da cuenta de la conjugación de escalas, objetos y «reglas de transformación» cuando se constituye, dentro del marco de la historia humana, la primera red global de intercambios. Texto 1 «Hace 13.000 millones de años no había nada. Ni siquiera había vacío. No existían el tiempo y el espacio. En esa nada se produjo de pronto una explosión y en una fracción de segundo aparecieron cosas. [
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