Multiples Formas de habitar Popayan

June 16, 2017 | Autor: Fabian Monsalve | Categoría: Patrimonio Cultural, Antropología Urbana, Memória social
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Descripción

ÍNDICE










MÚLTIPLES FORMAS DE HABITAR POPAYÁN 1

SOBRE LOS IMAGINARIOS SOCIALES LOCALES 3

MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN EN POPAYÁN 5

LA POPAYÁN RURAL 7

LA CANCHA DE FUTBOL Y LAS IDENTIDADES DE JOVENES EN POPAYÁN 9

LOS PROBLEMAS DE LA CIUDAD EN EL IMAGINARIO SOCIAL 11

UNA FRONTERA CULTURAL: EL BARRIO EL EMPEDRADO 12

MEMORIA ORAL DEL BARRIO EL EMPEDRADO 14

PUNTO DE PARTIDA 14

LAS FRONTERAS DEL BARRIO EN EL RECUERDO 17

LUGARES EMBLEMÁTICOS DEL BARRIO 19

RITOS DEL LUGAR 19

MOMENTOS DE RUPTURA EN LA MEMORIA 21

EL BARRIO VIVIDO POR LOS JÓVENES 22

BIBLIOGRAFIA 27














Abstract. Múltiples formas de habitar Popayán es un ejercicio etnográfico
que trata de mostrar la interpretación de la memoria e identidad dominante
de la ciudad, definida como letrada, hidalga, de espíritu hispanizado,
representada en la arquitectura de su "sector histórico". Estos
significados no dominantes de la ciudad son referentes de sentido donde
gravita la vida cotidiana de estos segmentos identitarios de Popayán.

Palabras claves: Popayán, identidad, memoria, hegemonía, sentido;
patrimonio.

Multiples ways of dwell Popayan is an ethnographic exercise about how
different segments of citizens understand the hegemonic memory and identity
of the city. This memory and identity is defined like noble, scholars, and
with Spanish spirit. This is represented on architecture from downtown
historic. These meanings not dominant in the city are the axis where daily
life revolves.

Keywords: Popayan, identity, memory, hegemonic, sense; heritage.





MÚLTIPLES FORMAS DE HABITAR POPAYÁN


El siguiente texto llamado: múltiples formas de habitar Popayán, inicia
mostrando un conjunto de enunciaciones derivadas de los imaginarios
sociales locales de un segmento de ciudadanos sobre la interpretación y el
sentido del pasado de la memoria dominante de la capital caucana, la cual,
define su imagen e identidad oficial como hidalga, letrada y de espíritu
hispanizado. Hay elementos constituidos como patrimonio en arquitectura,
museos, discursos y servicios turísticos, escolares, gastronómicos, entre
otros mecanismos de difusión de la memoria social.

Las múltiples maneras de absorber, asimilar y re-significar el patrimonio
local que representa el "sector histórico" y la memoria oficial que de esta
materialidad se percibe; fue el motor para dibujar imágenes orales sobre
las que se escapan de los territorios visibles del patrimonio, significados
que están por fuera de la identidad oficial. Significados no dominantes de
las prácticas urbanas de Popayán que hacen parte del conjunto de imágenes
que definen la identidad de la localidad, por ser matrices de sentido y
donde gravita la vida cotidiana de algunos de sus ciudadanos.

La información etnográfica que se examina en el texto no se enmarca en un
proyecto sobre antropología de la cuidad de Popayán (a pesar que rastreo
significados que nacen en contextos urbanos pero estos contextos no están
interrelacionados entre ellos y en su estructura macro-social en la
narrativa de este escrito). Presento fragmentos de la cultura local,
imágenes colectivas, trozos de inter-subjetividades sobre la vida cotidiana
en la memoria social local, por medio de una metodología de investigación
de antropología urbana llamada "la imaginabilidad del territorio a partir
de la oralidad y el dibujo". Mi motivación fue mostrar algunos elementos de
las dinámicas de la memoria social a partir de operaciones culturales que
re-significan el lugar desde la percepción del estatuto patrimonial del
"sector histórico".

Popayán con un imaginario de culto a la nostalgia, como la cuidad pre-
terremoto de 1983 que se perdió y evoca con resabios de incertidumbre para
algunas generaciones de patojos, payaneses o popayanejos y foráneos;
presentó un inventario de cultura muerta o viva, prácticas territoriales en
el recuerdo, la cual postulo como patrimonio por ser matrices de sentido de
ciertos colectivos locales. Los imaginarios sociales, la memoria, el
territorio y la vida cotidiana, son las variables para entrar en los
entramados de cierta parte de la cultura patoja y las prácticas urbanas
vivida desde la categoría de Jóvenes.
Estos imaginarios sociales sobre la significación de algunas de las
prácticas urbanas locales, fueron examinados a través de un modulo de un
diplomado e investigación llamado "Cátedra Popayán", dirigido a los
profesores de los colegios de la cuidad. Estos son algunos fragmentos de
los significados de la experiencia sobre estos diálogos.


SOBRE LOS IMAGINARIOS SOCIALES LOCALES

Los asistentes al diplomado se aglutinaron en mesas de trabajo
caracterizadas por la heterogeneidad de sus participantes. En otras
palabras, se agruparon docentes de distintos lugares, memorias y prácticas.
Distintas instituciones educativas para compartir y discutir las memorias
no dominantes de su vida cotidiana como ciudadanos de Popayán. Además, de
la percepción que ellos tienen sobre los niños y jóvenes que educan y
habitan nuestro lugar de las certidumbres para algunos, de las angustias
para otros, o parte de la naciente multitud de múltiples miradas que
habitan aquí.

El primer punto que se trabajó fue sobre la interpretación que tienen los
ciudadanos de la memoria dominante de la ciudad. Los docentes discutieron
en torno al sentido del pasado de ese tipo de memoria que constituye la
imagen identitaria oficial de Popayán. Esta memoria se
caracteriza por circular discursos y la performance de la ciudad hidalga de
espíritu hispanizado y letrado; un ejemplo nítido de este acontecimiento se
encuentra en la celebración de la "Semana Santa".

Según la autora Elizabeth Jelin el sentido del pasado y su marco de
interpretación es construido en el presente y en la disputa de diversos
intereses por parte de algunos grupos sociales (2002: 22). Encontramos en
las enunciaciones consignadas en las memorias derivadas de los talleres, un
conjunto de operaciones culturales que narran el sentido del pasado de la
memoria dominante de Popayán y su posible uso: la ciudad hidalga es
importante para los docentes porque es un medio de conocimiento de una
versión de los procesos socio-culturales padecidos en la localidad, es el
vehículo para reconocernos y comprender el presente de la urbe.

Los participantes identificaron la invisibilización de otras formas de
habitar Popayán y sus retos frente al futuro por parte del imaginario que
narra la ciudad blanca y universitaria. Se presentaron enunciaciones como
las siguientes: "la ciudad blanca tanto metal como material no permite
analizar el presente y es un obstáculo para la modernización". El
significado de modernización es diverso como los distintos sujetos que
poseen un imaginario sobre lo que significa esta palabra. Se puede pensar
como "un ponerse al día" (Monsiváis, 2000), o actualizarse con el momento
contemporáneo, o distinto a lo tradicional, entre otros significados e
imaginarios. En síntesis, los participantes del taller encontraron
debilidades y fortalezas en el sentido del pasado de la memoria dominante
que se materializa y representa en el contemporáneo "sector histórico".
Este tipo de memoria es parte de los insumos de las identidades de las
comunas, ejemplo de liderazgo en el imaginario según las enunciaciones,
vehiculo de transmisión generacional de la identidad.

Es importante resaltar que los participantes dialogaron con firmeza sobre
el tema debido a que este tipo de memoria es postulada y percibida como
patrimonio colectivo. En las discusiones nunca se negó esta tradición de
hidalguía urbana, se postuló esta memoria como escenario de discusión sobre
las problemáticas actuales como el déficit de vivienda para grupos
populares marginales, el mototaxismo, el desempleo, los problemas de
infraestructura, educación, salud, etc.

Se encuentran un conjunto de arquetipos identitarios en los imaginarios de
los habitantes de Popayán con las siguientes características: ser culto,
lucido, ilustre y honesto. Por otro lado, las personas tiene una
significación emocional en torno a este tipo de relato, todas las personas
que trabajaron el taller sintieron orgullo, admiración y curiosidad por ser
herederos de la ciudad hidalga, pero a la vez sienten nostalgia, tristeza y
angustia por percibir la falta de liderazgo y compromiso de los distintos
gobernantes para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Los
docentes concertaron que la manera de comunicar esta memoria de la ciudad a
sus estudiantes, es de manera crítica, que los invite la reflexión.

MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN EN POPAYÁN


La modernidad surge en un momento de diáspora europea, en la búsqueda de
materias primas y mano de obra en las nuevas colonias del viejo continente.
Estas regiones fueron constituidas a partir de la interpretación de los
discursos y valores culturales universalistas en las sociedades locales de
la América andina (Schlusbereg, 2004: 78), Por otro lado, Arturo Escobar
postula la modernidad de la siguiente manera:

"La modernidad es una forma de organización social que surge en Europa en
el siglo XVII, caracterizada por ciertas instituciones, especialmente el
estado-nación, los aparatos del estado,…, la modernidad es la
racionalización completa del mundo vida de las culturas, el hecho de que
cada vez más los contenidos culturales son objeto de sistemas de
conocimientos expertos vinculados al aparato estatal y económico, formando
una sociedad organizada, racional, dirigida por el logocentrismo,
entendiendo este como el deseo de constituir un mundo perfectamente
ordenado, racional y predecible" (2002:55).

Popayán en su proceso histórico ha constituido la representación de este
proyecto universalista a partir de las interpretaciones y ejecuciones de
los grupos sociales dominantes que agencian la cuidad desde la colonia
hasta nuestros días.

Algunos de estos payaneses se educaron en la Europa del siglo XVII, otros
importaron los productos culturales de la escuela Quiteña desde el siglo
XVI hasta el XVII, en obras de arte religioso y arquitectura, además se
erigió la cuidad a partir de mixturas de las visiones locales de
construcción y las materias primas del entorno, en algunas ocasiones se usó
el barroco hispánico.

Los estilos arquitectónicos del "Sector histórico" de Popayán simbolizan el
proyecto de sociedad moderna en la arquitectura estatal, los símbolos
cristianos, republicanos, la estatuario de próceres, estadistas,
científicos, y los edificios de la universidad del Cauca y otras
instituciones educativas, instaurados por medio de ritos fundadores
oficiales. Sin embargo, en el transito de la colonia a la republica, las
élites coloniales entran a continuar siendo las élites republicanas, los
caminos y redes económicas de la colonia se debilitan con el nuevo orden
republicano, Popayán y las regiones que regula institucionalmente quedan
ancladas en un archipiélago regional económico, una autarquía cultural y
económica (Barona: 1995:72-73). No se incorporó a los cambios de los grupos
sociales exportadores de materias primas por el río Magdalena a finales del
siglo XIX y principios del XX, y la interpretación de estéticas francesas,
la ciudad jardín norteamericana, entre otros. Actualmente (2010), la gente
experimenta cambios urbanísticos en Popayán, percibidos como
modernizaciones, en la reactualización de la infraestructura en
alcantarillado, redes telefónicas, mantenimiento de la malla vial, en la
peatonalización del Parque Caldas, y su nuevo relieve arquitectónico; o
como se vivió en 1957 cuando nace la plaza de mercado del Barrio Bolívar,
explotan la estación del tren, edificio que fue orgullo y es nostalgia de
los patojos de antaño.

Existen imaginarios sociales locales que hablan de una cuidad deseada que
se resiste a perder la tranquilidad de los modos de vida de la ciudad
colonial, esta perdida se deriva de la percepción que produce un tipo de
modernización representada en el tráfico vehicular, la invasión del espacio
público, la contaminación ambiental. Desean una ciudad planificada, con
bibliotecas, racionalizada, ecológica, con alternativas de empleo,
turística, con museos, segura, con un "sector histórico" peatonal, con
industrias no contaminantes. Posteriormente los docentes describieron las
prácticas, lugares, matrices de sentido, significaciones, elementos de las
identidades que perciben en la ciudad vivida y se encuentran en imágenes en
las memorias que habitan en la "geografía del imaginario".



LA POPAYÁN RURAL


Los "lugares de la memoria" según Pierre Nora, son cualquier entidad
significativa producto de la voluntad humana o el transcurso del tiempo,
que configura elementos simbólicos de la herencia memorial de una comunidad
(1996: 6-19). Conoceremos algunos de los lugares de la memoria en los
imaginarios sociales de algunos pobladores de las veredas de Popayán,
lugares constituidos como escenario de prácticas generadoras de
territorialidad, sentido, e identidades. Los habitantes de la Vereda de
Torres, identificaron este tipo de lugares como el colegio, la iglesia, las
dos cruces, sitios de recreación como la Playa y los distintos restaurantes
del sector. En Cajete, nominaron La Lajita, el colegio agropecuario, la
capilla, los sitios donde se elaboran alimentos como las arepas, envueltos,
la carantanta y los sitios de pesca. Se identificó una ciudad gastronómica
popular, los días domingos en todas las veredas de Popayán se venden y
consumen en puntos de encuentro, alimentos como los sancochos de gallina,
la denominada fritanga, el guarapo, el masato, entre otros insumos en la
invención de la tradición culinaria patoja. La vereda Poblazón resguardo
indígena urbano, territorializado en la colonia como "pueblo de indios",
tiene unas prácticas identitarias que muestran una tradición indígena
urbana, algunas de estas prácticas están orientadas hacia el trabajo
agrario como la siembra y recolección, su eje central es la tierra. Otro
barrio de la ciudad que inicialmente se territorializó como "pueblo de
indios" es Yanaconas, donde sus prácticas giran en torno a los galpones y
el río Molino. Las personas del barrio los Sauces tienen prácticas de
cohesión social como visitar los ríos y una persistente comunicación oral a
través de cuentos, anécdotas y compartir comidas. El barrio Toez en el
nororiente de Popayán, construido a partir de las migraciones detonadas por
avalancha del río Páez, reproduce carnavales de las regiones del sur
occidente colombiano, donde son procedentes la gran mayoría de los primeros
pobladores del barrio, este rito popular urbano es la fiesta de "Sanpedro",
enunciado como "Sanpedro pequeño", en esta fecundación reproducen una
semana Santa pequeña incorporándose en la tradición local oficial, perciben
su barrio como un modelo de aseo, la mayoría de sus habitantes son
recicladores y trabajadores informales.

Un elemento identitario a resaltar que atraviesa las identidades de las
veredas, es el culto y ritos a los patronos religiosos populares de las
comunidades como el eche homo, entre otros. Los lugares de un fragmento
de la ciudad popular como la comuna ocho fueron el centro comercial la
Esmeralda, el templo del Carmen y el Perpetuo Socorro, la calle 5, el
Polideportivo la Esmeralda, el parque del Obando y la parisién. El barrio
Lomas de Granada identificó a sus identidades como trabajadores y obreros,
familias raspachines y pobladores de todos los municipios del departamento.



LA CANCHA DE FUTBOL Y LAS IDENTIDADES DE JOVENES EN POPAYÁN


En todos los diálogos de las mesas de trabajo se encontró el fútbol y su
cancha, como el mayor punto de encuentro y cohesión social, por lo tanto,
lugar patrimonial de los jóvenes y otros habitantes de lo distintos
sectores de Popayán. Se encontraron ritos como celebrar parte de las
exequias de un funeral, al darle vuelta a la cancha en conmemoración del
finado. Los torneos de fútbol barrial son reanimadores de la identidad por
medio de relaciones sociales en torno a un deporte. Los jóvenes con
representaciones simbólicas y prácticas de socialización, que no se
incorporan a los modelos o arquetipos tradicionales de ser joven en
Popayán, son excluidos de los lugares patrimoniales de la identidad de la
cuidad, su sector histórico (Hurtado, 2011).

Los jóvenes que los maestros educan tienen prácticas identitarias que
giran en torno al juego, y arquetipos culturales de ser joven, generados en
cierta parte de la dinámica social por multinacionales de diversas
mercancías, movimientos estéticos y de pensamiento, enunciados en medios
masivos de comunicación y virtuales, los cuales, son interpretados,
asimilados, traducidos, re-semantizados por los jóvenes de Popayán; y a
partir de ello constituyen ciertos elementos que hacen parte de sus
identidades juveniles, vehículos para socializar y territorializar Popayán.
Sus memorias urbanas e identidades marcadas en sus cuerpos y trajes
-elementos de sus universos simbólicos, con los cuales comprenden y se
sitúan en el mundo y el sistema social instituido- (Reguillo, 2000) que
encontré en las narraciones son: los Emos, personalidades depresivas,
melancólicas, con tendencias suicidas, andrógenas, estéticas góticas, los
cuales corporan su visión de mundo a través de ropa oscura ceñida al cuerpo
delgado, mechones que tapan sus rostros. Este tipo de significados han
generado malestar y preocupación en algunos padres de familia, en otras
identidades juveniles urbanas rechazo y golpes. Esta tendencia identitaria
visible como mercancía, como comunidad de sentido y parte de la
heterogeneidad urbana, nace en el 2005 e hipotéticamente es una respuesta
de desidentificación y desencanto, al sistema de valores del sistema
neoliberal global, el cual gira en torno al dinero y la inhumanidad. Muchos
de estos jóvenes son resignificación del existencialismo a pesar que entre
ellos se debate la autenticidad como identidad. Kandys, jóvenes decorados
por medio de colores rosa, púrpura, sicodélica en vestuario, accesorios
como gafas, calzado. Metaleros, identidad contracultural a partir de la
música rock de ese genero. Blogger, comunidades de jóvenes que socializan
la cuidad a través de redes sociales virtuales donde suben fotos de sus
fiestas, trajes, e historias. Estos Jóvenes territorializan la cuidad de
una manera táctica, construyendo lugares encantados que están por fuera del
panóptico moderno local. Estos lugares encantados se encuentran en el lugar
patrimonial de la memoria oficial como el Morro, el Barrio Caldas, el
parque Caldas noctámbulo, el Banco de la República, entre otros.

Por otro lado, nuestros jóvenes tienen juegos y prácticas como el trompo,
las canicas, el fútbol, el fuchi, los juegos electrónicos, callejear;
muchos usan gorras en distintas posiciones, siguen las modas, van a
conciertos, muchos tienen que trabajar. Algunas de sus prácticas culturales
giran entorno a la danza, la poesía, los juegos, la lectura, entre otros.
Los estudiantes de estratos socio-económicos altos, sus padres tratan de
ocupar todo el tiempo de sus hijos alrededor de actividades como el
aprendizaje de música, de lenguas extranjeras y su lugar predilecto de ocio
es el centro comercial Catay. Viven una ciudad modernizante en su
imaginario por medio del uso de sus juegos y tecnologías electrónicas como
cámaras digitales, celulares, memorias usb, juegos de video portátiles, los
café Internet y el computador familiar, entre otros.

LOS PROBLEMAS DE LA CIUDAD EN EL IMAGINARIO SOCIAL

Un elemento persistente en los imaginarios sociales que se enunciaron en la
memoria oral de los participantes en las percepciones y visiones sobre
prácticas urbanas compartidas, es la aceptación de un proceso de
modernización en la ciudad pero de manera "ordenada", "planificada",
modernidad con modernización desafortunadamente. Una visión e
interpretación de la modernización proviene de las memorias del
posterremoto y los cambios urbanos son los tugurios, las invasiones,
colonias y nuevas identidades según los docentes. Sin embargo, este tipo de
modernidad y modernización de Popayán tiene su constitución singular como
todas las demás. Desean una Popayán rural de agroindustrias no
contaminantes, más espacio público, zonas de encuentro y una ciudad
peatonal. Los problemas más comunes en la percepción de los docentes y
participantes en sus enunciaciones fueron el alto numero del parque
automotor, desorganización del transito, la invasión del espacio público,
las problemáticas de los desplazados, la inseguridad, los suicidios, el
consumo de drogas, las deficiencias en la atención al público en el
comercio y distintos servicios e instituciones públicas.

Algunos de Los habitantes de Popayán desean una ciudad en su imaginario con
mixturas de la modernización y el carácter tranquilo de la vida cotidiana
colonial y provinciana. Desean una persistencia de la ciudad blanca y
universitaria pero con más oportunidades laborales, sin perder la identidad
cultural dominante, una modernidad y modernización que no afecte el
patrimonio cultural material de la ciudad. ¿Qué pasa con los lugares no
patrimoniales? Por otro lado, encontramos en los imaginarios unos valores
culturales relacionados con la envidia, el egoísmo y la conformación de
grupos cerrados, según algunos participantes. Los maestros proponen
procesos en fortalecimiento de cultura ciudadana como el conocimiento y
respeto a las normas de transito por medio de sensibilizaciones masivas, a
los conductores de transporte público y privado, etc. Fortalecer la memoria
oral de la ciudad para comunicar los referentes de sentido de la comunidad,
campañas para el consumo de drogas, asesorías sicológicas, educar para los
proyectos de vida, el fortalecimiento de las redes de apoyo social,
reubicación de los invasores del espacio público, entre otras iniciativas
desean los maestros.






UNA FRONTERA CULTURAL: EL BARRIO EL EMPEDRADO


El barrio El Empedrado y Alfonso López desde finales del siglo XVIII hacen
parte del centro popular junto a la frontera cultural de la ciudad hidalga.
Estos barrios se ubicaron en las partes bajas que descienden desde la
plaza central, debido a la jerarquía y tradición de la sociedad Payanesa
representada en el espacio urbano. Fue una de las entradas a la ciudad en
la colonia, por la calle del empedrado actualmente la calle 5, entraban los
múltiples viajeros provenientes de Quito rumbo a Santa Fe de Bogotá y
Cartagena. En ese periodo histórico fue una de las calles principales,
después de las vías en torno a la plaza central, actual parque Caldas.
Esta entrada a la ciudad se caracterizó por agrestes caminos de herradura
donde transitaban las cargas y andariegos transportados por caballos. Las
torrenciales lluvias y las condiciones del suelo, generó en estas vías, un
efecto en la superficie llamado por la gente "casirones", formaciones de
barro blando y sólido ocasionando el atascamiento de los equinos. La
solución a este problema se realizó después de la reconstrucción de la
ciudad debido al terremoto de 1736, introduciendo el primer cambio material
marcando un momento de ruptura urbanística en la ciudad desde su
fundación.[1] Una interpretación de los estilos arquitectónicos del viejo
mundo, empedrando las calles principales y construyendo un puente calicanto
en los ejidos. Del anterior episodio proviene el significado del topónimo
del barrio el Empedrado. Esta zona del sur oriente de la ciudad fue
configurada como los primeros terrenos públicos de la corona en las partes
bajas donde fueron ubicados los artesanos o el grupo social "mestizo" que
vislumbraban en las partes altas de la plaza central, las casas de las
familias pudientes o nobles de origen español, posteriormente lo "criollo",
el poder regional y las cúpulas vigilantes de Belén y la catedral.



El objetivo de este fragmento del texto es mostrar un conjunto de imágenes
de la memoria de las prácticas cotidianas de los pobladores del centro
popular, en distintas temporalidades de la memoria social en el siglo XX
que significan el territorio a través del uso social del espacio, generando
referentes identitarios y de sentido para estas personas. Junto a las
memorias hegemónicas pueden encontrarse los ritos y significados inter-
subjetivos, que dependen de la voluntad y emoción, distintas formas de
vivir el "sector histórico" reflejan los mapas cognitivos de cada
colectividad de la estructura social de la actual Popayán. Centros
configurados por recuerdos y prácticas cotidianas, centro límite de la
imagen identitaria de la ciudad de Popayán en el siglo XXI, memorias que a
pesar de ser múltiples y heterogéneas perciben los genes de Popayán, su
"sector histórico", creando nuevos significados que se suman a los sentidos
institucionales sin reemplazarlos.

MEMORIA ORAL DEL BARRIO EL EMPEDRADO.


La siguiente reconstrucción y clasificación de la memoria oral a partir del
uso social del espacio, fue escrita por medio de los relatos de seis
historias de vida relacionadas con las formas de habitar el barrio. Los
entrevistados, tres mujeres adultas mayores llevan más de cuatro décadas
habitando el lugar y otros tres nos narran la percepción de los jóvenes de
la actual vida del Empedrado.



PUNTO DE PARTIDA

Cuando las tres mujeres llegaron al barrio el Empedrado eran niñas de diez,
quince y ocho años. Las características comunes y permanentes en la
percepción de la imagen ambiental del lugar de los narradores; la imagen
fundadora o el punto de partida en el proceso de territorialización,
configurando las cualidades y marcas del lugar habitado, fueron las calles
sin pavimentar, de balastro y tierra; conocido en la ciudad como el barrio
de los Loceros. Además, recuerdan las historias de sus padres que
describían el lugar como zona de cultivos de maíz y tabaco junto a pequeñas
casas. El barrio vecino o la frontera del territorio fueron y son el
Alfonso López según los relatos, tenia pocos "ranchitos" de paja dispersos.
Las viviendas del sector en el cuarto decenio del siglo XX, se erigieron
con materiales como la paja y el adobe, parcelados con cerquitos de caña
brava, marcando el territorio familiar. Estos cercos se encontraban en la
fachada exterior y en los solares traseros, característica común en la
arquitectura del área. Estos solares los recuerdan y disfrutan actualmente
con cualidades como la amplitud y una pluralidad de funciones centrales,
permanentes en la memoria de distintas generaciones habitantes de esta
parte del centro de Popayán.

Los narradores enunciaron reiterativamente que el barrio se pobló con gente
buena, se establecieron relaciones sociales sobre la convivencia y la
fraternidad, recuerdos evocados con nostalgia actualmente. "Las casitas
casi eran, unas de paja y cerquitos pero así de caña brava, se cerraban
todo esto, con esos cerquitos, y se dividía también con eso, con las cercas
y mire que gente tan buena, que nadie robaba, a pesar de que eran cercas,
pues así, nadie robaba, nadie, nadie robaba, pero esto actualmente esta muy
horrible, no se puede soportar eso, da miedo desde que ya se oscurece,
tienes que asegurar la puertica, pues no se sabe que pueda pasar"[2]

Las familias fundadoras del barrio según los recuerdos de los tres adultos
mayores fueron los Arboleda, los Valverde, los villota, los López, los
Torres, entre otras. Muchos pobladores del lugar tenían y tienen una
relación directa con las prácticas económicas rurales relacionadas con la
ciudad como la agricultura, el comercio de alimentos, la extracción de
recursos. Existía en la Popayán de mitad de siglo XX una distinción de las
prácticas masculinas y femeninas en el sistema cultural local, no
exclusivas de cada genero y con cambios en determinadas circunstancias y en
distintos grupos sociales, pero fueron reiterativas estas distinciones de
prácticas en los relatos.
Las mujeres se dedicaban a labores domesticas, cocinar pandebonos, tamales,
empanadas de pipian, envueltos, champús, pan de maíz, rosquillas,
alimentos tradicionales de la región, en muchas esquinas del barrio se
encontraba venta de champús y carucho (papas con achote). Este lugar fue
un centro de abastecimiento y aprendizaje de la gastronomía "autóctona" de
la ciudad según estos discursos.

"Yo trabaje con la señora Bermúdez la dueña de la esquina, las arepas y los
tamales cuando era niña, eso lo preparaban desde las tres de la mañana, la
gente no dormía como dormimos ahora, hasta las ocho o las nueve, no, desde
temprano era moliendo en piedra, dele, dele, para moler el maíz para la
mazamorra y todo eso"[3]



El grupo social que habitaba tradicionalmente este sector del centro fue el
de los artesanos en sus distintas facetas, fueron los encargados de
producir diferentes objetos de uso domestico elaborados en barro,
consumidos en casi toda la región, además, de extraer y comercializar las
materias primas para la construcción de Popayán, nominando esta identidad
por parte del resto de la población como los ceramistas o loceros. Algunas
mujeres de la época eran reconocidas por su trabajo culinario, en la
elaboración de vestidos, los hombres como talladores de madera,
constructores de instrumentos musicales, zapateros, orfebres y otros
oficios.

"Los hombres tenían actividades muy buenas, esa gente quemaba mucho
ladrillo, alfareros por acá por calicanto, allí se conseguía el material
que usted quisiera, habían muchas carpinterías, sastres, la gente era muy
activa al trabajo, ahora nadie hace nada"[4]


La gente que vivió en el sector incorporó su memoria indentitaria por medio
de su vestuario caracterizado en los hombres por el uso cotidiano de
sombreros, ruanas, trajes y alpargatas de cabuya en su calzado. Las
mujeres usaron vestidos largos, de manga larga, con encajes, pañolones y
alpargata.

"Los hombres usaban la alpargata o estaban descalzos, los jovencitos usaban
pantalón corto y los hombres trajes de paño bien planchados con almidón de
yuca y achiras y sombrero, trajes de corbata y chaleco, mi esposo tenia
catorce trajes"[5]




LAS FRONTERAS DEL BARRIO EN EL RECUERDO


El barrio empieza según la memoria oral y la manera de percibir el
territorio en el recuerdo: "Desde la trece para acá hasta el centro", "Pues
el barrio el Empedrado consiste desde la trece para acá hasta el barrio
Bolívar". Enuncian los narradores refiriéndose a los límites del lugar en
sentido sur-norte por medio de signos lingüísticos como la deixis espacial.
Son las fronteras que se configuran desde el territorio dominado y vivido
desde las prácticas cotidianas, no desde las fragmentaciones y limites
creados por quienes piensan la ciudad en un plano cartesiano y la
planifican, sino desde la ciudad experimentada, apropiada y significada por
una pluralidad de ciudadanos que otorgan sentidos al espacio urbano
distintos de los significados impuestos por la estrategia urbana, un tipo
de signos barrocos en territorios encantados. La otra frontera en sentido
occidente - oriente era y es el barrio Alfonso López y la desaparecida zona
de tolerancia en las calles 12 y 11 entre carrera 7 y 9 junto a San
Vicente, la cual fue un fenómeno urbano característico de casi todas las
ciudades latinoamericanas en el curso del siglo XX, lugar de punto de
encuentros de todos los grupos sociales de Popayán en las décadas del
cuarenta y cincuenta del siglo anterior, donde se fundaron estéticas y
normas distintas a las tradicionales e hidalgas, representaron expresiones
de la cultura popular, lugar de la segunda vía, su población flotante eran
hombres y mujeres usuario(a)s de los bares y prostíbulos imitando las
estéticas de Guayaquil (zona de tolerancia) en Medellín según las
narraciones. Región moral prohibida y excluida pero usada y recordada en
la memoria colectiva de esa generación de habitantes de la ciudad. Hasta
el mercado libre o abierto, llamado Lora, ubicado donde actualmente se
encuentra el barrio Santa Inés, antes que existiera la plaza de mercado de
Alfonso López. La frontera donde empieza el centro y termina el empedrado
en sentido norte- sur, "cuando se baja", "el barrio viene desde allá
arriba", era la antigua galería central limite del centro en la percepción
de los usuarios, "por dentro era el mercado y por fuera las tiendas"
actualmente conocido como el centro comercial y la sede del partido liberal
se ubicaba donde actualmente se ubica el almacén "Éxito". Estos fueron los
referentes configurados por distintos criterios en imágenes publicas,
imágenes que comparten colectivos que marcan fronteras por medio de
prácticas territoriales.



LUGARES EMBLEMÁTICOS DEL BARRIO


Los lugares emblemáticos son configurados desde los sistemas cognitivos o
las maneras de hacer que habitan en la memoria de los narradores, variable
a través de la cual se configura se territorio en el uso social del
espacio. Este tipo de lugares fueron el mercado libre o Lora que
posteriormente se desplaza y transforma en la actual plaza de mercado de
Alfonso López. La tienda de los Arboledas actualmente el "kumis" de don
"Sebitas". La pequeña parroquia de "Jesús obrero", erigida por Hermanos
Franciscanos y la comunidad. El "palo" o árbol donde se amarraba los
columpios de vuelo para los jóvenes los fines de semana donde actualmente
se encuentra la plaza de Alfonso López. La casa de la señora Simona Gómez
en la carrera cuarta con calle novena, quien educó los jóvenes del barrio
mientras llegaban las instituciones religiosas encargadas de esa labor. La
casa del pueblo y calicanto. Son lugares configurados por su uso social,
transformados en emblemas por usarse como lugar de encuentros y puntos
tácticos sociales, con cualidades en su imagen ambiental, otorgando
referentes que hacen distinción con otros lugares, en la consolidación de
las relaciones sociales.



RITOS DEL LUGAR


Los ritos repetitivos y reanimadores vividos por los habitantes del barrio
el Empedrado y los barrios alrededor del "sector histórico", cuya función
es la integración y la emancipación del sentimiento que tiene de sí mismo
un grupo, como lo enuncia Maffesoli "mecanismos de contagio del
sentimiento" (1990:40), generando en determinados momentos un nosotros y
desvaneciendo la atomización individual cuando el territorio toma forma de
cuerpo social. Fueron las actividades de la época de Navidad, como la
fiesta del "niño Dios", realizada por la señora Rebeca Bermúdez y su
familia. La cual era representada por medio de pequeñas obras de teatro
donde se narraba la historia del pesebre, acompañada de chirimías y bailes
típicos, además las familias aristócratas prestaban sus mejores caballos y
joyas, todo el barrio se vestía con sus mejores trajes. Para la ocasión
reinaba un ambiente de integración donde las diferencias sociales se
desvanecían por unos momentos, era el lugar de la fraternidad. Antes de la
hora de la noche buena era común compartir los platos navideños entre
vecinos para terminar en una integración dominada por el baile, la alegría
y las prácticas del carnaval.



La fiesta de reyes fue integradora de casi toda la ciudad en lugares del
"centro histórico" como el parque Caldas, la plaza San francisco y el
palacio Municipal. Cada barrio aledaño del centro tenía la función de
representar parte de la historia de los reyes magos. Para después
reproducirse el rito en los barrios como el Empedrado y el Bolívar. La
tradición de la celebración de los días de negros y blancos el 5 y 6 de
enero se caracterizó por marcar la gente sutilmente con corchos de betún,
"Eso era supongamos tenía una cosita como un frasquito, entonces con el
corcho le untaban allí y le decían por favor un lunarcito" y jugar con
perfumes y talcos el día de blancos. La fiesta del Corpus Cristi celebrada
en el mes de junio se recuerda por la preparación esmerada de los altares
en cada esquina donde se encontraban niños disfrazados de ángeles y santos
esperando la procesión del padre y sus monaguillos, para que los
bendecirían, junto con la procesión de los fieles, dejaban un rastro de
pétalos de flores.


MOMENTOS DE RUPTURA EN LA MEMORIA

Cuando la aglutinación de continuidades y regularidades en la vida
cotidiana y la manera de recordarla cambia por otras imágenes en el
imaginario y la forma de interiorizar el territorio, por azares o
coyunturas, emergen los momentos de ruptura. Cambios, nuevas
significaciones, persistencias, se enquistan en la memoria en imágenes, las
cuales dan cuenta de cierta parte de la significación de la experiencia del
lugar y sus cambios parciales dentro de una formación de memoria social.

En las narraciones encontré dos momentos de ruptura donde se empiezan a
percibir cambios en el territorio por dos acontecimientos que marcan
temporalidades en la manera de ordenar los sucesos y procesos en la
narración de este tipo de memoria. El primero fue el del 9 de abril de
1948 cuando asesinaron al líder político Jorge Eliécer Gaitán, en todos los
rincones de la nación hubo una reacción colectiva y revuelta. Muchos de
los habitantes del Empedrado se identificaban con las ideas liberales y con
los valores de los grupos obreros. La ciudad fue un bullicio y las calles
del centro escenario de la masa enfurecida, nos cuentan los recuerdos que
después de un fuerte aguacero, la gente empezó a subir hacia la plaza de
mercado (actual centro comercial), hubo saqueos, incendios y
enfrentamientos en el parque Caldas, en todas las entrevistas se hace
referencia sobre este acontecimiento, cómo después del 9 de abril empezaron
a percibir cambios en el territorio, la ciudad quedo destrozada, su
reconstrucción generó transformaciones en la estética del lugar, las
relaciones sociales cambiaron, ya que muchos de los primeros pobladores se
fueron y llegaron otros, fue el final de los recuerdos de la comunidad
integrada.

El terremoto ocurrido en Popayán el 31 de marzo de 1983, fue un momento de
ruptura en la historia urbana de Popayán y su estructura social-cultural,
por que los modos de vida de sus habitantes cambiaron bruscamente. La
ciudad queda destruida y nuevos flujos migratorios llega a ella buscando
ayudas auto proclamándose víctimas del fenómeno natural. La ciudad crece
aceleradamente y se gestan un conjunto de nuevas identidades, los cambios
detonados por el desastre, superan los cambios gestados en el transcurso
del siglo XX tanto en su demografía, en su crecimiento urbanístico y las
relaciones económicas. Una nueva Popayán nace. El protagonista en la
historia del terremoto en los recuerdos de los habitantes del centro,
fueron los solares de las viviendas por sus características espaciales,
estos sirvieron de albergue seguro para las familias en medio de los
destrozos del sismo, las ayudas fueron mínimas para los habitantes del
barrio.



EL BARRIO VIVIDO POR LOS JÓVENES


Los tres jóvenes tienen 20, 25 y 24 años, de los cuales dos llevan 20 y 13
años habitando el lugar. Las primeras imágenes en los recuerdos sobre las
características del territorio coinciden en evocarlo como casas frías y
grandes, sencillas de tipo colonial, de color blanco, construidas en
bareque. Las calles las narran construidas en tierra y piedra, con poco
flujo de tráfico y de personas. Cuando indague sobre el conocimiento de
las historias del barrio, de los orígenes del lugar o de la tradición que
caracteriza esta zona del centro de Popayán como centro artesanal y
popular. Las respuestas fueron el desconocimiento de esa tradición, sin
embargo, la única historia del barrio que encontré fue la de un caballo
descabezado que recorre el lugar en las horas de la noche en los días de
semana santa. Además, configuran el lugar con la cualidad de una antigüedad
que lentamente desaparece por el incremento del comercio y sus respectivas
transformaciones materiales.

La auto percepción de las identidades de los habitantes del barrio por
parte de los jóvenes; fue la nominación de gente normal, conformada por
mayoría de gente adulta y ancianos, amas de casa y empleados, los jóvenes
ya crecieron. El lugar es habitado por las mismas familias en el
transcurso de la vida de los narradores. Las actividades principales de
los jóvenes fueron estudiar y en pocos casos trabajar según su narración.
Sin embargo, ellos perciben y nominan en sus relatos una alteridad que no
pertenece al barrio, una movilidad continua de diversas identidades.



Las prácticas generadoras de sentido en los jóvenes entrevistados fueron
los partidos de microfutbol cerrando las calles, las charlas en las
esquinas y en las casas de los amigos, las comitivas, el deporte, las
fiestas de cumpleaños y por acontecimientos especiales, junto a los saludos
cotidianos y barrer las calles. Los ritos emancipadores de la conciencia
de un grupo y la integración del mismo fue Las fiestas de Pubenza los días
5 y 6 de enero, las novenas entre cuadras en diciembre y la vaca loca
incendiaria que ahuyenta a los espectadores cuando intentan alcanzar
regalos en las calles, las alboradas de los barrios Santa Inés y el
Empedrado.



Los lugares emblemáticos de los jóvenes configurados en las maneras de
hacer en el territorio y usarlo, fueron el Idema, el antiguo Ley, pero el
parque de Santa Catalina fue el mas reiterativo en las entrevistas cuando
se dialogó sobre el lugar de la juventud, el cual pertenece al barrio
vecino de Santa Inés pero usado por los habitantes del Empedrado para
practicar deporte debido a la ausencia de espacios públicos en el lugar y
por la inseguridad del parque de Cristo Rey. La "calle mocha" también fue
un elemento común en los relatos evocando una pluralidad de acontecimientos
significativos en la memoria en distintas etapas de la vida de los
narradores y por ser la imagen identitaria del lugar dando como ejemplo en
los relatos, aparecer la imagen del lugar en la carátula del directorio
telefónico de la ciudad, el "Kumis" fue configurado como un punto de
encuentros en especial por la pantalla de gigante para observar el fútbol.



La antigua comunidad urbana de Popayán, tiene una imagen identitaria y
memoria dominante de cuidad y región, constituida por la tradición
civilizatoria de la cultura occidental con rasgos barrocos, su religión
oficial, las memorias del proyecto moderno del estado- nación colombiano,
junto con las particularidades y diferencias del encuentro de ese proyecto
universalista con lo local. Estas representaciones culturales de la
identidad, excluyen imágenes de identidades populares, indígenas,
afrodescendientes, de jóvenes, sin embargo, la imagen y memoria dominante
no se niega, ni se reemplaza, se interpreta y comunica según las
necesidades de las diversas emergencias de sujetos sociales. Estas
imágenes de las identidad oficial local, esta siendo re-significada a
través de discursos y prácticas patrimoniales postuladas desde poderes
gubernamentales internacionales. Popayán ciudad contemplativa donde el ser
humano no se sacrifica de la manera como se maneja las alteridades en otras
urbes, tiene múltiples formas de habitar, muchas de ellas en emergencia
social.



Mostré algunos fragmentos de la manera de interpretar la memoria dominante
de la localidad que es postulada como patrimonio, invisibiliza otras formas
de habitar el lugar, es el insumo de las identidades locales, y es
percibido como un discurso que tiene que ser complementado con los signos
populares, otras alteridades y necesidades sociales de la región. El texto
buscó dibujar algunas representaciones generadas en los mecanismos donde
gravita la vida cotidiana de los diversos habitantes de Popayán, que se
encuentran en las imágenes narradas por medio de la memoria oral examinada
en el trabajo de campo. No como un proyecto de antropología urbana que
examina los diversos actores urbanos interrelacionados en una estructura
macrosocial, sino desde algunos fenómenos de la formación de memorias
urbanas postuladas como patrimonio y algunas recuerdos de escenas
culturales que están por fuera del canon oficial del patrimonio al ser la
cultura del otro. El discurso de la ciudad hidalga es interiorizado en los
imaginarios de sus habitantes como un legado, una herramienta para la
concertación social, para la transmisión generacional de la memoria por
medio del discurso arquitectónico y como punto de partida para las nuevas
ciudades que se gestan. El tipo de modernidad instaurada en la localidad
permite la persistencia del estatuto colonial, unas elites dominantes en la
ciudad con un imaginario de resistencia a factores externos modernizantes y
sus respectivos capitales, una tradición moderna que se mezcla con la
tradición provinciana en los hábitos urbanos, imagen urbana constituida
como educadora, institucional, religiosa, a pesar que en la ciudad
contemporánea empiezan a crecer pequeñas fisuras que fracturan esta imagen
tradicional. Mostramos varias imágenes de las memorias y los elementos
constituyentes de las heterogéneas identidades de la ciudad en la vida
cotidiana de algunos segmentos de su población. Todavía es invisible la
ciudad afrodescendiente, la ciudad indígena, pero encontramos la ciudad en
moratoria ósea la ciudad de los jóvenes que se están formando y en su
mayoría habitan y dominaran Popayán. También encontramos una ciudad
gastronomía popular, lugares de culto religioso popular, recreativo,
referentes de los mapas cognitivos de la cotidianidad y las identidades de
las comunas.

Encontramos otros puntos de encuentro y de las identidades en las distintas
canchas de fútbol, barrios que reproducen los ritos oficiales y regionales,
distintas prácticas generadoras de sentido como la agricultura, los ritos
religiosos, las visitas a los ríos, el juego, la calle, los juegos
electrónicos. Estas son parte del conjunto de la significación no dominante
que no se incorporan en la imagen identitaria de la ciudad, por lo tanto,
patrimonio alternativo.

Desde el imaginario y las domesticadas memorias de la ciudad, el barrio el
Empedrado ha sido configurado como el lugar de los primeros terrenos
públicos o ejidos, zona de humedales y de materias primas para la
producción artesanal, albergue de movimientos sociales urbanos, lugar
identitario de los grupos de obreros y artesanos, escenario de las
prácticas invisibles, silenciadas, centro popular; frontera cultural de la
ciudad blanca, letrada e hidalga que narra el discurso arquitectónico del
"Sector Histórico". Frontera cultural que in visibiliza este barrio por el
imaginario hegemónico de la ciudad blanca y la zona comercial, significado
por sus pobladores desde sus prácticas cotidianas generadores de sentido y
certidumbre. La tradición artesanal sustrato identitario del grupo social
poblador del barrio en el transcurso del siglo XX no permanece en la
memoria de los jóvenes de la actualidad del Empedrado, pero comparten los
mismos ritos con sus respectivos cambios en el tiempo que unieron
generaciones de personas habitantes del lugar.



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Reflexiones para una diversidad epistémico en el capitalismo global..




Esta falta.


DEIBAR RENE HURTADO HERRERA, "Imaginarios de juventud y ciudad en maestros
y maestras de la ciudad de Popayán" Jóvenes, Culturas Y Poderes . En:
Colombia ISBN: 978-958-665-195-0 ed: Siglo Del Hombre Editores , v. ,
p.125 - 144 0 ,2011
-----------------------
[1] Entrevista con el maestro Diego Castrillón
[2] Doña Petronila.
[3] Doña Petronila.
[4] Doña Petronila.
[5] Doña Petronila.
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