MUJERES y ESFERA PÚBLICA

Share Embed


Descripción

Índice Agradecimientos.............................................................................................

9

SIGLAS Y ABREVIATURAS MÁS FRECUENTES....................................

11

PRÓLOGO......................................................................................................

13

INTRODUCCIÓN..........................................................................................

17

CAPÍTULO I Las escenas políticas y sociales de un mundo en cambio...............................

31

CAPÍTULO II El espacio de estudio......................................................................................

43

CAPÍTULO III Las mujeres notables en la esfera pública local: beneficencia y sociabilidad.............................................................................

55

CAPÍTULO IV La dinámica de las instituciones y las notables en el conflicto entre católicos y liberales........................................................................

79

CAPÍTULO V La justicia en sociedades de campaña............................................................ 101 CAPÍTULO VI Actores, estrategias y conflictos familiares ante los juzgados de paz............. 129 CONCLUSIONES.......................................................................................... 159 BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES ..................................................................... 165 FUENTES INÉDITAS....................................................................................

*

FUENTES PUBLICADAS.............................................................................

*

BIBLIOGRAFÍA GENERAL.........................................................................

*

8

Yolanda De Paz Trueba



Mujeres y esfera pública

9

Agradecimientos

E

ste libro es el resultado de varios años de trabajo que se plasmaron en mi tesis doctoral y en los cuales me he beneficiado con la ayuda, la lectura crítica y el afecto de muchas personas. Espero aquí hacer justicia a todas ellas. Mi directora de tesis, Lucía Lionetti, ha sabido escucharme, alentarme y hacer que mis intereses e inquietudes intelectuales y académicos fructificaran. Los investigadores del Instituto de Estudios Histórico-Sociales de la Universidad Nacional del Centro, y en particular los miembros del programa Actores, Ideas y Proyectos Políticos en la Argentina Contemporánea, dirigido por Estela Spinelli, me han brindado su apoyo y la posibilidad de exponer resultados parciales de esta investigación. Agradezco a los responsables de los archivos consultados por abrirme sus puertas, así como a Darío Barriera y al equipo de Prohistoria Ediciones por acompañarme en la grata tarea de transformar en libro un trabajo de largo aliento. Aquellos que en diversos seminarios, congresos, encuentros y publicaciones, han hecho comentarios, sugerencias y críticas, contribuyeron mucho a este estudio. Sandra Gayol, Dora Barrancos, Osvaldo Barreneche, Marta Bonaudo, Mirta Lobato, Eduardo Miguez, María Luisa Mujica, Norberto Álvarez, Fernando Remedi, Alicia Civera Cerecedo, Carolina Zapiola, Carla Villalta, Leandro Stagno, Isabella Cosse y José Daniel Cesano me beneficiaron con el diálogo y el intercambio de ideas. También así lo han hecho los evaluadores anónimos de los avances que han sido publicados en diferentes revistas académicas. A Valeria Pita, gracias por su atenta lectura de siempre. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, al financiar mi posgrado, me brindó la posibilidad de iniciar el camino para concretar la investigación que el lector tiene entre sus manos. La familia y los afectos más cercanos son aquellos con los que he contraído la deuda de gratitud más significativa. Para mi amiga y compañera, Gisela Sedeillan, no tengo palabras de agradecimiento que den cuenta de lo que su estímulo y su compañía significan para mí. A mis padres, quienes me han dado todo; a mi querida tía Rene que tanto apuntaló mi carrera de grado, a mi hermano Fernando y a mi familia política, simplemente gracias. A Gustavo Azzerini, le debo el equilibrio con que reemprendemos el camino juntos cada día. A ellos, dedico este libro.

10

Yolanda De Paz Trueba



Mujeres y esfera pública

11

SIGLAS Y ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS AHMT ASCJT BRT BC-UNICEN AMA ACDA MEAHES HBRA ASCJA ASPNPA AHMO AJDPTA BN AHPBA

Archivo Histórico Municipal de Tandil Archivo Asilo Sagrado Corazón de Jesús de Tandil Biblioteca Rivadavia de Tandil Biblioteca Central de la UNICEN, Tandil Archivo Municipal de Azul Archivo del Concejo Deliberante de Azul Museo Etnográfico y Archivo Histórico Enrique Squirru de Azul Hemeroteca Bartolomé Ronco de Azul Archivo Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Azul Archivo Sociedad Protectora de Niños Pobres de Azul Archivo Histórico Municipal de Olavarría Archivo Juzgado de Paz de Tres Arroyos, Museo Mulazzi, Tres Arroyos Biblioteca Nacional de Buenos Aires Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, La Plata

12

Yolanda De Paz Trueba



Mujeres y esfera pública

13

Prólogo

A

veces la lectura de un libro tiene la fortuna de parecerse a un viaje cuyo recorrido nos acerca a nuevos y antiguos paisajes, situaciones, experiencias y personajes. En ocasiones, también vuelve posible el reencuentro con viejos conocidos, con interrogantes no contestados en el pasado y con sensaciones que una cotidianeidad sin viajes nos hace perder. Pero más aún, a veces, los viajes y los libros, cuando llegan a su fin acaban transformando en parte al viajero. Cuando emprendí la travesía por la obra de Yolanda de Paz Trueba, sabía que iría hacia la campaña bonaerense, al sur del río Salado y aun más allá. El pasaje anunciaba el destino y el camino a seguir: la esfera pública y las mujeres. A primera vista, como para tantos otros historiadores locales en las últimas décadas, el camino me era conocido. No sólo había andado por él sino que también lo había desandado a la luz de un conjunto de lecturas provenientes de la filosofía feminista y de mi propia investigación empírica. Sin embargo, a poco de iniciado el viaje, reconocí con sorpresa que el recorrido propuesto por De Paz Trueba estaba lleno de senderos y bifurcaciones en las cuales el trecho se tornaba menos reconocible y más intrigante. En primer lugar, porque su comprensión sobre la conceptualización habermasiana de la esfera pública resultó ser más un puente a atravesar que un plafón rígido a partir del cual interpretar el pasado. Así, la esfera pública es simplemente una herramienta analítica y como tal, capaz de arrojar luz o no sobre el accionar de diversos sujetos y sus capacidades. Tal distancia le permite también a la autora dudar de las tajantes escisiones que se han realizado entre lo público y lo privado. Mas al asumirlas como interrelacionadas, da entidad a un argumento menos explorado que señala que a lo largo del siglo XIX ciertos temas o cuestiones rotuladas como afines al ámbito privado, y por lo tanto también asociadas a lo femenino como la educación, el lujo o el matrimonio, fueron centro de debates públicos y, asimismo, parte de las preocupaciones y de las acciones del poder político. Desde este prisma entonces, comprende que las mujeres no quedaron exclusivamente confinadas al mundo privado y tampoco su participación anidó sólo en la esfera literaria como se ha sostenido. En segundo lugar, el viaje propuesto en esta obra implica otro descentramiento, el de alejarse de los lugares y experiencias más profusamente estudiadas como las de los centros urbanos de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, para enfocarse en esa próspera y también conflictiva campaña bonaerense y su gente. Es en ese escenario que la institución familia, la educación de los niños y niñas pobres, la atención de la salud se transforman en elementos claves para, por un lado, hacer evidente cómo ciertos sectores de la elite bonaerense pensaron la estabilidad social

14

Yolanda de Paz Trueba

y política. Pero también, para repensar los lugares en los cuales aquellas mujeres de esas sociedades de campaña alcanzaron a ejercer una influencia y un lugar de relevancia colectiva. En este tramo, el recorrido de Yolanda de Paz Trueba retoma otros que han analizado desde la historia social, la historia política y la perspectiva de género el modo en que los repertorios de las prácticas de beneficencia, caridad y filantropía resultaron ser vías de inclusión para ciertas mujeres, en su mayoría pertenecientes a las elites, cuando la letra de la ley las excluía abiertamente de la ciudadanía. En dicha senda, pero con un conjunto de evidencias novedosas, la autora invita a seguir el viaje repensando la experiencia de participación pública de las notables de diversas localidades de la campaña del centro y del sur de la provincia a cargo de un conjunto de establecimientos de caridad. Y, así como se pregunta por las singulares características de estas experiencias y cómo esas mujeres se vincularon a la política, también inquiere acerca de cómo tales empresas devenidas del espacio asociativo colaboraron con los mandatos moralizadores y civilizadores que el proyecto estatal buscaba instalar en los sectores subalternos. No obstante, el itinerario no finaliza en las acciones, características y conflictos de esas mujeres o en las tensiones que resultaron al ocupar un vacío institucional en un período en el cual las aspiraciones de la clase gobernante liberal chocaban con un entramado estatal aún en construcción. Por el contrario, el viaje toma una nueva bifurcación. La misma aproxima al lector otro universo problemático, el de otras mujeres sin recursos, redes y vínculos políticos, rastreando sus voces y en ellas, indicios que permitan comprender cómo se adaptaron, impugnaron y entendieron los montajes ideológicos y las prácticas institucionales que el estado y las asociaciones civiles intentaban imponer sobre sus vidas. Para ello la autora ofrece recorrer los archivos de los Juzgados de Paz, entendiendo que estos estuvieron estrechamente vinculados a la vida social y económica de esos pueblos y que, como tales, desarrollaron un papel central pues fue allí donde mujeres y varones de la campaña asentaron sus demandas, fueron oídos por un vecino y funcionario encargado de dirimir conflictos, de llegar a acuerdos y de mantener cierta armonía social. Tal como revela su análisis, fue en esa justicia lega donde las mujeres de los sectores subalternos hicieron públicas variadas situaciones domésticas conflictivas o violentas, resignificando nociones tan caras a esa sociedad como el honor y los deberes incumplidos de parte de quienes, supuestamente, debían protegerlas a ellas y a sus crías. Así, más allá de las sentencias y sus lógicas que, como señala la autora, en muchos casos asumieron un marcado acento patriarcal, esta última estación permite situar en el centro del escenario a mujeres y varones en disputa. El acento está puesto en las mujeres, a quienes, como recalca la autora, la historiografía definió, frecuentemente, como pasivas y hasta indefensas frente a los dispositivos de control y disciplinamiento diseñados o rediseñados en las últimas décadas del siglo XIX. En tal sentido, al tomar distancia de esas interpretaciones,



Mujeres y esfera pública

15

Mujeres y esfera pública. La campaña bonaerense entre 1880 y 1910, permite restituir históricamente los marcos de diversas experiencias y vivencias de las mujeres de los sectores subalternos, vislumbrando tanto su agencia histórica como sus expectativas; las cuales en definitiva, fueron las que las llevaron ante la Justicia local buscando la restauración de un orden que consideraban alterado. En suma, la travesía por esta obra pone en evidencia un complejo mapa de rutas historiográficas que permiten un fructífero intercambio entre diversas perspectivas y problemas que recorren a la comunidad de historiadores de la región. Yolanda de Paz Trueba ofrece un vehículo privilegiado, anclado en una diversidad de evidencias, claves analíticas e interpretaciones para otear un paisaje que aunque cartografiado, aún no ha sido escrutado totalmente. Se trata entonces de no perder la oportunidad no sólo de viajar, sino también de encontrarse con viejos y nuevos conocidos, de abandonar a medio camino aquello que ocupa parte de nuestra maleta, pero que ya se ha vuelto innecesario, para dejar espacio a lo nuevo y aún más, a los desafíos a futuro que este tipo de trayecto seguramente invitarán a realizar. Valeria Silvina Pita, septiembre 2010

16

Yolanda De Paz Trueba



Mujeres y esfera pública

17

INTRODUCCIÓN

L

a renovación de la historia política en la Argentina durante los últimos años ha propiciado una producción muy sugerente que estimuló la revisión de ciertos lugares comunes a la hora de analizar el régimen de los años 1880 y la política de los notables.1 Al colocar el foco de atención en otras formas de participación de la sociedad civil y poniendo el énfasis en los mecanismos informales, más allá de lo estrictamente electoral, no sólo ha permitido revisar la conformación del orden republicano sino también comprender la dinámica de una cultura política de la que no sólo participaban estos sectores definidos por su notabilidad. Si bien el ejercicio de la ciudadanía estaba reducido estrictamente a lo electoral, fue posible reconocer que en ese escenario político también tuvieron lugar otras estrategias y formas de participación.2 Así, la mirada se desplazó de la política y se orientó a comprender la complejidad de lo político. Frente a este panorama historiográfico resulta inadmisible pensar la constitución de la ciudadanía sin tener en cuenta la combinación de ambos mecanismos: el formal electoral, especie de maquillaje de un sistema excluyente pero con visos de modernidad democrática; y el informal, aquel que permitía la cimentación de opiniones que participaban de los asuntos políticos. Cuestión que nos lleva, una vez más, a recuperar la noción de Habermas de la esfera pública. De acuerdo con este autor, en la sociedad europea durante el tránsito del Antiguo Régimen a la sociedad moderna, se generó una nueva esfera de discusión y vida política independiente, sustraída a la esfera de opinión controlada por el poder absoluto.3 Si bien el modelo habermasiano ha sido 1

2 3

Entre los textos que ocuparon un espacio central en tal renovación pueden señalarse, entre otros, los de CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias y estados. Los orígenes de la Nación Argentina. 1800-1846, Ariel, Buenos Aires, 1997; LETTIERI, Alberto La república de la opinión. Política y opinión pública en Buenos Aires entre 1852 y 1862, Biblos, Buenos Aires, 1998; ALONSO, Paula Entre la revolución y las urnas. Los orígenes de la Unión Cívica Radical y la política argentina en los años 90, Sudamericana, Buenos Aires, 2000; GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina, Las sociabilidades en Buenos Aires,1829-1862, FCE, Buenos Aires, 2000; BERTONI, Lilia Ana Patriotas cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad argentina a fines del siglo XIX, FCE, Buenos Aires, 2001; CANSANELLO, Carlos De súbditos a ciudadanos. Ensayos sobre las libertades en los orígenes republicanos. Buenos Aires, 1810-1852, Imago Mundi, Buenos Aires, 2003; SABATO, Hilda y LETTIERI, Alberto –compiladores– La vida política en la Argentina del siglo XIX. Armas, votos y voces, FCE, Buenos Aires, 2003; PALACIOS, Guillermo –coordinador– Ensayos sobre la nueva historia política de América Latina, siglo XIX, El Colegio de México, 2007. Al respecto el trabajo de Sabato se cuenta entre los pioneros. Véase: SABATO, Hilda La política en las calles. Entre el voto y la movilización. Buenos Aires, 1862-1880, Sudamericana, Buenos Aires, 1998. Ver HABERMAS, Jürgen Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública, Gili, México, 1981.

18

Yolanda de Paz Trueba

blanco de numerosas críticas, sigue siendo útil como herramienta de análisis para pensar a los sujetos sociales en tanto ciudadanos con capacidad para protagonizar los sucesos sociales e históricos. Entre los múltiples cuestionamientos que ha recibido, se destaca el de Nancy Fraser quien ha criticado la diferenciación que este autor había hecho del concepto en función del género. Puntualmente, en el planteo de que para los hombres la participación en la esfera pública significaba entender en los asuntos políticos; mientras que para las mujeres tenía que ver con discutir, por ejemplo desde la prensa, sobre temas considerados exclusivamente femeninos como el matrimonio, la familia, etc. Se puso en cuestión aquella interpretación acerca de que las mujeres, si bien intervinieron en la construcción de un ámbito público vinculado a las prácticas literarias, quedaban excluidas de los debates políticos concernientes a los hombres. En este sentido, no podemos plantear lo público y lo privado como dos esferas totalmente separadas sino, por el contrario, íntimamente interrelacionadas. Y es aquí que resultan oportunas las expresiones de Rocío de la Nogal Fernández cuando plantea que, aquellas temáticas etiquetadas de privadas –como la educación, el lujo o el matrimonio– fueron también objeto de debates que trascendieron a otros escenarios y provocaron respuestas desde el poder político, adquiriendo así la participación femenina un sentido más amplio que lo meramente literario. La preocupación por cuestiones que en apariencia atañían sólo al mundo privado de la familia y su traducción en discursos y políticas públicas es otra clave para entender esa interrelación de esferas.4 Estos antecedentes, han permitido reflexionar más tardíamente sobre la participación de ese universo excluido de la política formal, acorde al modelo de sociedad patriarcal de aquel contexto, como es el de las mujeres. De hecho, gracias a esas reformulaciones, podemos interrogarnos sobre los lugares que ocuparon las no-ciudadanas en ese proceso de conformación del Estado Liberal. Ese marco político e institucional, tal como se ha analizado profusamente, fue acompañado por un proceso de modernización económica y de diversificación del mapa social. Producto de esa dinámica, se aceleró el crecimiento urbano acompañado por una marcada presencia de los hombres y mujeres que abrazaron la esperanza de un horizonte de progreso en estas geografías. Ante la conformación de esta atmósfera social que tenía distancias con aquello que se había esperado concretar, brotaron los primeros síntomas de incertidumbre. La dinámica del cambio ponía en riesgo el orden que se proclamaba, malestar que puso en duda esa utopía modernizadora. Surgió, entonces, lo que se ha denominado la cuestión social. Esto es, un conjunto de preocupaciones centradas en diseñar estrategias y acciones 4

FRASER, Nancy “Rethinking the public sphere: a contribution to the critique of actually existing democracy”, en Social Text núm. 25-26, 1990, pp. 56-80; DE LA NOGAL FERNÁNDEZ, Rocío “La redefinición de la esfera pública en la Ilustración española”, en PÉREZ CANTO, Pilar y BANDIERI, Susana –compiladoras– Educación, género y ciudadanía. Las mujeres argentinas: 1700-1943, Miño y Dávila, Buenos Aires, 2005, pp. 49-113.



Mujeres y esfera pública

19

dirigidas a esos nuevos actores sociales –particularmente los pertenecientes a los sectores populares– que parecían poner en jaque el modelo productivo, político y social que se intentaba instalar.5 Entre las estrategias utilizadas para disciplinar los comportamientos6 se recurrió insistentemente a asociar el orden a un modelo de familia. La familia nuclear devino una alegoría de la unidad nacional que se suponía amenazada por las prácticas y hábitos culturales y políticos de la masa inmigratoria. Pero ese modelo de convivencia doméstica, no dejaba de plantear contradicciones con el ideal liberal que se pregonaba como base de la organización política. Tributaria de aquella familia patriarcal más antigua que ni siquiera la Ilustración se había atrevido a modificar, se suponía que la mujer debía ocuparse de lo que era su función natural: ser madre y esposa. A partir de todo lo expuesto, y aunque pueda parecer una paradoja con lo que se viene señalando, el propósito de esta investigación es estudiar el lugar de las mujeres en el espacio público. En tal sentido, se trata de repensar ese largo camino hacia la conquista de la ciudadanía, en pueblos de campaña de la provincia de Buenos Aires a fines del siglo XIX y principios del XX.7 El período de estudio abarca desde los años 1880, cuando el Estado de alcance nacional comenzó a dar muestras de estar transitando hacia su consolidación, 5

6

7

Este contemplaba un sistema político republicano y liberal que descansaba en una elite gobernante que, además, detentaba el poder económico basado principalmente en la explotación agrícola ganadera y en la excelente posición que Argentina tenía en el mercado mundial como exportadora de bienes primarios. Los miembros de esa elite también concentraban el prestigio social y hacia fines del siglo XIX se generalizó en ellos –si bien no podemos desconocer las discrepancias en el interior del grupo– la decepción respecto de las características que la sociedad presentaba, de allí su intención de encauzar y moralizar a los sectores considerados más peligrosos para el orden social. La construcción de la autoridad y políticas de control social a través de biopolíticas, que buscaron la moralización de la sociedad y su disciplinamiento a lo largo del siglo XVIII y XIX, han sido analizadas por Foucault. De acuerdo con su planteo, en el siglo XIX surgió lo que llama la sociedad disciplinaria en la que una serie de instituciones de diversa índole, no necesariamente estatales, se ocupaban de controlar a los individuos en sus comportamientos, en su moral y en su psicología. Desde su óptica, el poder no es omnipresente porque se produce constantemente en cada parte, en cada relación. FOUCAULT, Michel Historia de la Sexualidad, Siglo XXI, Madrid, 1984; Historia de la Locura en la Época Clásica, Tomos I y II, FCE, Buenos Aires, 1990; La verdad y las formas jurídicas, Gedisa, Barcelona, 1998; Vigilar y Castigar, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002. Cabe aclarar que en el texto nos referimos a los espacios objeto de este análisis, indistintamente, como frontera o campaña. Si bien no desconocemos las diferencias entre estos conceptos, en el período analizado, los pueblos que nos ocupan estaban en proceso de modernización y se encontraban en el ocaso de la frontera; razón por la cual, no podemos obviar el carácter híbrido de algunos de ellos. Por ejemplo Tres Arroyos, de más tardía población, donde las rémoras del pasado reciente estaban más presentes que en otros lugares como Tandil o Azul. Para la correcta conceptualización de estos términos remitimos a la generosa bibliografía existente sobre el tema citada, en parte, en los capítulos correspondientes.

20

Yolanda de Paz Trueba

hasta 1910, año del Centenario de la Revolución de Mayo que dio origen a la organización de vida independiente del territorio; cenit del crecimiento y la expansión, pero también, un momento de gran conflictividad social y circulación de discursos que pretendían diagnosticar y buscar soluciones a los problemas que el progreso parecía poner de manifiesto. Creemos que este es un momento privilegiado de la historia para poner sobre el tapete las preocupaciones que nos convocan, cuando el llamado Estado Liberal moderno mostraba no sólo su expansión sino también sus debilidades y contradicciones. Si bien como adelantamos, algunas de estas cuestiones han comenzado a ser trabajadas por algunos historiadores,8 éstos han centrando sus análisis en ciudades como Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Aquí desplazamos nuestra mirada hacia la campaña bonaerense donde también se asistió a ese proceso de cambio económico, cultural y social, aunque con particularidades, matices y una dinámica propia que nuestro estudio intenta rescatar. Buscamos así indagar de qué manera, en este contexto donde la familia se transformó en un elemento central desde el que se pensaba la estabilidad social y política, la mujer consiguió tener una presencia pública en apariencia contradictoria con los roles sociales pretendidamente naturales que les asignaban los discursos dominantes. Una proyección pública que, según lo percibían algunos, ponía en riesgo las relaciones familiares y, con ello, la estabilidad de la sociedad. Esa inquietud fue un motivo para reforzar aquellas políticas de Estado que intentaban mantener a la mujer en su papel tradicional. El análisis hace foco en el problema de la conformación de la ciudadanía y de las relaciones entre la sociedad civil y el Estado, en pueblos del centro y sur de la provincia de Buenos Aires a fines del siglo XIX y principios del XX. Se trata, en síntesis, de comunidades en las que comenzaban a aparecer rasgos de una sociedad moderna aunque esto no implicara el abandono de su condición de pueblos de campaña. La forma en que los actores sociales se adaptaron, cuestionaron o resignificaron en la práctica el modelo que se intentaba imponer, será el punto central 8

Sobre la cuestión de la ciudadanía en general y centrados en las prácticas de participación política, pueden consultarse SABATO, Hilda La política en las calles…, cit.; “La política argentina en el siglo XIX: notas sobre una historia renovada” en PALACIOS, Guillermo –coordinador– Ensayos sobre la nueva historia política de América Latina…, cit., pp. 83-94; SABATO, Hilda –coordinadora– Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina, FCE, México, 1997. Sobre la ciudadanía femenina en particular consultar BARRANCOS, Dora “Inferioridad jurídica y encierro doméstico”, en GIL LOZANO, Fernanda et al. Historia de las mujeres en la Argentina, Tomo I, Taurus, Buenos Aires, 2000, pp. 111-129; BONAUDO, Marta “Cuando las tuteladas tutelan y participan. La Sociedad Damas de Caridad. 1869-1894”, en Revista Signos Históricos núm. 15, México, UAM, Departamento de Filosofía, Unidad Iztapalapa, enero-junio de 2006, pp. 70-97. Para la cuestión latinoamericana y europea ver DORE, Elizabeth y MOLYNEUX, Maxine –editoras– Hidden Histories of Gender and the state in Latin America, N. C. and London Durham, Duke University Press, 2000; ORTEGA, Margarita et al. Género y Ciudadanía. Revisiones desde el ámbito privado, UAM, 1998, entre otros.



Mujeres y esfera pública

21

a tener en cuenta, atendiendo además, a la particular conformación social y a las especificidades de estos pueblos que, aun en el ocaso de la frontera, presentaban a fines del siglo XIX características híbridas, a mitad de camino entre esos espacios fronterizos y pueblos en proceso de crecimiento, de la mano de la modernización que los iría alcanzando paulatinamente. Las formas alternativas de participación sobre las que ha trabajado Hilda Sabato son centrales en esta investigación a los efectos de recuperar a las mujeres en la escena pública. Según esta autora, la participación electoral no ha sido siempre la única forma de intervenir en los asuntos de interés público y los grupos excluidos de la ciudadanía política encontraron en el contexto de la conformación del Estado Nacional otras formas de participar.9 En las décadas finales del siglo XIX y principios del XX el llamado sexo débil carecía de derechos políticos. Su función por excelencia era el cuidado de sus hijos y esposo.10 Estos impedimentos quedaron plasmados en el Código Civil elaborado por Vélez Sarsfield que entró en vigencia en 1871.11 La pregunta que se impone, teniendo en cuenta las exclusiones a las que fueron sometidas las mujeres, tiene que ver con el tipo de Estado que los liberales que encabezaban el proyecto de construcción del Estado nacional buscaron instalar. La intención de renovación que planteaban los contemporáneos ponía en evidencia sus límites. Tal como se ha estudiado para Europa, el liberalismo quedó a medio camino cuando se trataba de las libertades individuales de la mujer y de su igualdad jurídica.12 En este punto, el codificador argentino no pretendía entrar en conflicto con la legislación y las costumbres anteriores, y la tradición colonial 9

Acerca de las propuestas sobre esa forma más amplia de entender la participación y la política en la Argentina de finales del siglo XIX: SABATO, Hilda La política en las calles…, cit.; “La política argentina en el siglo XIX…”, cit. Resultan también muy ilustrativos algunos trabajos anteriores de la misma autora, “Elecciones y prácticas electorales en Buenos Aires, 1860-1880. Sufragio universal sin ciudadanía política”, en ANNINO, Antonio –coordinador– Historia de las elecciones en Iberoamérica. Siglo XIX, FCE, México-Buenos Aires, 1995, pp.107-142 y SABATO, Hilda –coordinadora– Ciudadanía política y formación de las naciones…, cit. Maurice Agulhon había incursionado, anteriormente, en esta área de estudios a través del análisis de los medios alternativos a la forma electoral. Según ha planteado este autor, variados tipos de sociabilidad informal de los que participaban distintos sectores sociales (fiestas, cabarets, quermese, círculos, etc.) fueron un modo central para el aprendizaje de la democracia en el ámbito francés. Ver entre otros, AGULHON, Maurice La République au village, Plon, Paris, 1971; El círculo burgués, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009 [1° edición original en francés, Armand Collin, 1977]. 10 Para estos temas se sugiere la lectura de trabajos representativos del avance de los estudios de historia de las mujeres: PÉREZ ACOSTA, María Ángeles “Poder, género y espacio doméstico”, en ORTEGA, Margarita et al. Género y Ciudadanía…, cit. pp.127-134; ORTEGA LÓPEZ, Margarita “Huérfanas de ciudadanía, pero guardianas de la casa”, en Género y ciudadanía…, cit., pp.163195. 11 BARRANCOS, Dora “Inferioridad jurídica y encierro doméstico…”, cit. 12 Entre otros, ROSANVALLON, Pierre La consagración del ciudadano. Historia del sufragio universal en Francia, Instituto Mora, México, 1999.

22

Yolanda de Paz Trueba

pervivió en la letra de las leyes de esta nueva etapa de vida política. La matriz legal y política de la época compartía esa visión de exaltación de la familia legítima como herramienta de estabilización y control social en un marco de cambios políticos, económicos y sociales. Hasta qué punto esto se logró, es una cuestión central a tener en cuenta. En la década de 1880, en el contexto de desarrollo y consolidación del Estado, se crearon algunas oportunidades para que las mujeres pudieran hacerse presentes en la arena pública, en un momento en que se insistía en su papel de utilidad para la sociedad como madres y esposas de ciudadanos que, en tanto mujeres virtuosas, debían entregar a la Nación.13 En este sentido es importante desmitificar las acciones de los diferentes movimientos de mujeres. Esas imágenes han contribuido a formar una idea de la presencia pública de la mujer que si bien no es equivocada, han opacado otras formas de acción que quizá tuvieron más influencia, al menos en el corto plazo. Resulta fundamental analizar cómo esta participación les permitió vincularse a la política e influir en cuestiones de interés público, la mayoría de las veces desde el seno del hogar o fuera de él, en actividades compatibles con su condición de mujer tales como la beneficencia. Podríamos entonces plantear que, el mayor desafío a ese orden establecido fue aquel, más silencioso y constante, que venía desde la sociedad civil a través de la participación de las mujeres en las diversas instituciones que fueron surgiendo sin llegar a plantearse abiertamente como un estruendoso conflicto con el orden que se buscaba imponer. Es más, en muchos sentidos colaboró con sus estrategias de imposición. Por eso, sus iniciativas y acciones no despertaron la desconfianza que procedía tanto de la presencia en el mercado laboral como de las incipientes acciones de las anarquistas y socialistas. En parte, porque en esas instituciones las mujeres cumplían con tareas consideradas propias de su sexo y también porque desde los sectores dominantes no se cuestionaba, al menos en términos generales, aquellas actividades femeninas que se ajustaban a los roles que el Estado aun no podía tomar en sus manos. Así, en la construcción de la estatalidad, la beneficencia cumplió un importante papel como elemento moralizador y civilizador sobre aquellos sectores que manifestaban conductas perjudiciales, pero también desde el punto de vista asistencialista. La beneficencia fue una prerrogativa que el Estado, indirectamente, tomó en sus manos; a mitad de camino entre la práctica privada y la pública, logró avanzar sobre antiguos territorios de competencia de la Iglesia católica aunque, para el sostenimiento de los asilos de huérfanos, hospitales, etc., se recurrió 13 Por otro lado, algunas de ellas se convirtieron para la elite gobernante en un problema que había que controlar. SALESSI, Jorge Médicos, maleantes y maricas. Higiene, criminología y homosexualidad en la construcción de la Nación Argentina. Buenos Aires: 1871-1914, Beatriz Viterbo, Rosario, 1995.



Mujeres y esfera pública

23

a congregaciones religiosas. Este fue un patrón redundante en ciudades de gran magnitud como Buenos Aires o Rosario y también se repitió en los pueblos del interior bonaerense aunque con una dinámica propia. En esta práctica las mujeres notables fueron llamadas al centro de la escena. Como afirma Marta Bonaudo, las elites gobernantes asumieron –frente al problema social– formas tutelares desde una dimensión política no estatal. Las mujeres de la elite, cumplieron con ese rol de fuerte tinte político, aunque tal vez, ni ellas ni las autoridades se lo plantearan abiertamente.14 Tal como observan Gabriela Dalla Corte y Paola Piacenza, los estudios en torno a la construcción de la Nación argentina y las relaciones de género se han abordado sólo tangencialmente, sin tomar en cuenta el papel relevante que las mujeres desempeñaron en el diseño estatal, económico y social. Tal es así que su participación en actividades asistenciales se ha interpretado como la extensión a la esfera pública de su función natural: la maternidad, dejando la referencia a las mujeres limitada al mundo privado, a la intimidad del hogar. En realidad, las damas de beneficencia cumplieron con tareas que el Estado dejó en sus manos, a mitad de camino, entre la delegación y la asunción de una atribución pública.15 A partir de estas consideraciones generales, planteamos como hipótesis central que la modernización y el progreso que la elite gobernante y la intelectualidad de la época programaban a nivel nacional y regional en aquellos años, favoreció –de forma indirecta porque no se encontraba entre sus objetivos más explícitos– la presencia de la mujer en el ámbito público. El proceso modernizador que promovieron generó para ellas algunas posibilidades de participación desde el ámbito civil de la sociedad que supieron capitalizar a su favor en el largo tránsito hacia la consecución de la ciudadanía. Esto supone partir de algunos presupuestos. En primer lugar, creemos que si bien la mujer adquirió sus derechos políticos casi a mediados del siglo XX el camino hacia la adquisición de su ciudadanía política se inició mucho tiempo antes. En segundo lugar, puede advertirse que en esa senda no siempre el objetivo fue la obtención del derecho al voto. Si bien éste se consiguió más tardíamente, las mujeres encontraron varias décadas antes, otras formas alternativas de participar. En este sentido, consideramos que las instituciones de la sociedad civil, en particular las orientadas al ejercicio de la beneficencia y la salud, fueron un medio fundamental que permitió a la mujer aparecer en la plaza pública y ejercer la ciudadanía, entendida de forma más amplia, como la pertenencia a una comunidad y el involucrarse en sus problemas. Finalmente, podemos plantear que en la participación de las mujeres en esta esfera pueden detectarse matices discursivos y diferentes 14 BONAUDO, Marta “Cuando las tuteladas tutelan y participan…”, cit. 15 DALLA CORTE, Gabriela y PIACENZA, Paola A las puertas del Hogar. Madres, niños y damas de caridad en el Hogar del Huérfano de Rosario.1870-1920, Prohistoria, Rosario, 2006.

24

Yolanda de Paz Trueba

estrategias de acción, que iban desde el cuestionamiento a la negociación y resignificación del orden discursivo patriarcal. Sin embargo, se impone tener en cuenta que hasta aquí nos hemos referido a algunas mujeres, aquellas que por su capital sociocultural o su posición económica, pudieron hacer uso de esos beneficios o intersticios que dejaba el sistema. Aquellas que formaron parte de las instituciones de beneficencia no eran mujeres comunes sino las notables16 locales que, por sus redes familiares y personales, pudieron hacerse presentes en la esfera pública. La pregunta que se impone, es qué sucedía con las mujeres de los sectores populares que quedaban en una doble condición de subordinación: por su procedencia social y por su condición de mujeres. Tal como ha sido señalado, en aquel contexto existió una profusión discursiva en torno a la necesidad de introducir elementos normalizadores y disciplinadores en los individuos que parecían poner en peligro el modelo que intentaba instalarse. Nuevas investigaciones nos ponen sobre la pista de cierta desconfianza acerca de la unanimidad de dichos elementos17 y, aún más, es posible reconocer no sólo las formas de resistencia, desplazamiento o negociación entre aquello que se prescribía y las prácticas sociales sino también, que la búsqueda de ese imperio del orden, con sus baterías discursivas, pudo tener predicamento en tanto era compartida por los propios sujetos sociales objeto de control. Es decir, a partir de lo que las propias fuentes revelan, se puede dar cuenta una vez más que no es posible pensar el control como una instancia de dominación ejercida sin más, desde arriba hacia abajo. Se trata en todo caso de mantener una actitud de vigilancia epistemológica que permita mostrarse un tanto escépticos ante la univocidad con la que ha sido presentado no pocas veces el dispositivo moralizador. En este sentido, consideramos que, a través de su participación y demandas ante los estrados de la justicia de paz, las mujeres de los sectores populares manifestaron un tipo de presencia que también era pública y que las revela como agentes ante los actores estatales, en este caso aquellos que representaban a la justicia. Debemos tener en cuenta la dimensión que debió tener la exposición de sus problemáticas personales y familiares frente a la autoridad del pueblo, en aquellas 16 Al referirnos a las notables, estamos aludiendo a aquellas que en estos pequeños espacios ocupaban los lugares de prestigio y obtenían reconocimiento social a partir de sus vinculaciones con los hombres que detentaban los espacios destacados en la economía y la política local; y tenían una posición social, entendida en términos amplios, diferente a la del resto del conjunto social local. Pensamos en las esposas, hermanas, hijas, etc. de comandantes militares, intendentes, jueces de paz, jueces de menores, comerciantes, profesionales y estancieros. Pero también con el transcurso del tiempo y a medida que avanzamos en el período de estudio, estas mujeres adquirieron notabilidad a partir de un capital cultural y relacional propio, es decir aquello que fueron construyendo desde sus ámbitos de actuación en la sociedad civil. Para el concepto de campo ver BOURDIEU, Pierre Campos del poder y campo intelectual, Folios, Buenos Aires, 1983 y Capital cultural, escuela y espacio social, Siglo XXI, México, 1997. 17 DI LISCIA, María Silvia y BOHOSLAVSKY, Ernesto –editores– Instituciones y formas de control social en América Latina, 1840-1940. Una revisión, Prometeo, Buenos Aires, 2005.



Mujeres y esfera pública

25

pequeñas comunidades, donde la recurrencia de las mujeres al juzgado, recuerda que estaban dispuestas a hacerse oír. Como sabemos, en la preocupación central de estas políticas modernizadoras había una voluntad de control social orientada a moralizar las costumbres privadas para proyectarlas en público, de allí el papel adjudicado a las mujeres como guardianas y custodias del hogar. Lo que aquí nos interesa es también mostrar a las mujeres de los sectores populares no como elementales receptoras de esas medidas sino como auténticas agentes que fueron capaces de generar estrategias y acciones de negociación contribuyendo, incluso, a configurar esa estatalidad sustentada en el orden liberal. Es decir, se trata de escuchar sus voces para comprender los límites que se les impusieron pero también las estrategias que generaron ya sea para impugnar o para buscar puntos de acuerdo. Estas cuestiones serán revisadas a partir de un análisis cualitativo que prevé la combinación de diversas fuentes, partiendo de la documentación municipal, judicial, periodística e institucional de los espacios sometidos a análisis, sin perder de vista las dimensiones provincial y nacional. En tal sentido, para analizar las fuentes y recuperar las voces y acciones de las no-ciudadanas, se buscará indagar en las palabras de quienes hablaron sobre ellas pero también, y sobre todo, reconstruir su propio acto del habla. Esa red discursiva con sus matices, puntos de encuentro y de disenso fue la expresión de un determinado vocabulario político de época. Habrá que atender a la dimensión pragmática de los discursos en tanto, como explica Palti, un texto no es sólo un mero conjunto de ideas, enunciados o contenidos, tampoco exclusivamente un dispositivo para producirlos, una forma.18 Un texto implica una intervención concreta sobre la realidad donde el contexto deja de aparecer como una referencia externa a los discursos para pasar a formar parte integral de su sentido. De lo que trata, es de reconstruir contextos de debate y cómo éstos, eventualmente, se van alterando. En este sentido, nuestro análisis será básicamente cualitativo, centrando la atención en las acciones de los sujetos sociales, como respuesta al entramado discursivo que proliferó en la época. Así, se tendrán en cuenta, por un lado, las acciones de las mujeres en general, que llegaron a discutir con su presencia pública los roles que se suponía debían cumplir en la sociedad. En este punto, no discriminaremos entre clases sociales en razón de que todas, en tanto mujeres, eran llamadas a ser madres y esposas de ciudadanos. Sin embargo, prestaremos especial atención a las diferencias socioculturales en el momento de considerar sus acciones cotidianas ya que, si aquellas que eran parte de los sectores notables estuvieron llamadas al centro de la escena para llevar adelante, en muchos casos sin sospecharlo, estas 18 PALTI, Elías “La historia intelectual latinoamericana y el malestar de nuestro tiempo”, en Anuario IEHS, núm. 18, Tandil, 2003, pp. 233-249.

26

Yolanda de Paz Trueba

políticas normalizadoras por medio de las instituciones caritativas que organizaron y de las que formaron parte, debemos tener en cuenta sus redes personales que les permitieron instalarse como agentes en este sentido. Aquí, el capital cultural y social adquirió una importancia fundamental, más aun que la posición económica. Además se prestará especial atención a las acciones de estas mujeres en el interior de esas instituciones de la sociedad civil, a las que esas redes personales les permitieron el acceso. La última parte del trabajo, descentrada del interés estrictamente jurídico o de la pretensión de hacer una historia de la justicia, pone en escena a las mujeres de los sectores populares a partir de los archivos judiciales. Cabe subrayar que pretendemos referirnos a estas cuestiones en un marco espacial que no ha sido aun explorado, especialmente con relación a la presencia de las mujeres ante la justicia, pensándolo como una forma más de acción fuera del ámbito doméstico al que las condenaba el discurso patriarcal reformulado en el período. Si bien recurrir al rescate de los actores subalternos y su paso por la justicia no es un recurso nuevo a la hora de la reconstrucción de la trama histórica, en este trabajo pretendemos hacerlo desde una perspectiva no tan frecuente: incorporar el ámbito de la justicia de paz y el tránsito de los actores sociales, especialmente de las mujeres por esta instancia, sosteniendo una idea más amplia de lo público. El Juzgado deviene así otra variante de esa esfera pública donde podemos observar la forma en que las mujeres se relacionaron con los agentes estatales y el concepto del orden que pusieron de manifiesto a la hora de presentarse ante las autoridades locales. El cruce de información contenida en documentos alojados en diferentes tipos de archivos –prensa independiente y masónica, correspondencia municipal, actas de sesiones de las corporaciones municipales primero y de los consejos deliberantes después, archivos de las instituciones benéficas lideradas por mujeres y documentos judiciales, especialmente denuncias y sumarios sustanciados ante la justicia de paz– nos permitirá tener una visión más acabada de los roles jugados por estos actores sociales, si bien no puede perderse de vista la especificidad narrativa de cada una de estas fuentes. Finalmente, este análisis cualitativo será complementado con una visión cuantitativa, teniendo en cuenta los tres primeros censos nacionales de 1869, 1895 y 1914 a fin de cruzar datos a nivel nacional, provincial y local para tener una aproximación a la presencia de ese universo femenino dentro de las comunidades que se estudian y, a partir de allí, evaluar la representatividad de esas mujeres que nuestras fuentes nos muestran como auténticas protagonistas de la plaza pública. En los primeros capítulos de este libro, nuestro interés reside en mostrar, en primer lugar, ese dinámico escenario político y social a nivel nacional a fin de reflejar de qué modo también en la región del centro-sur de la Provincia de Buenos Aires se asistió a un cambiante cuadro social con un crecimiento en la economía



Mujeres y esfera pública

27

que fue acompañado por una mutación cultural de la vida de los hombres, mujeres y niños de estos pueblos de la campaña. Así, mientras que en el primer capítulo, hacemos un breve repaso por el contexto nacional de la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en las décadas finales del mismo; en el segundo nos centramos en el espacio geográfico específicamente abordado, buscando dar cuenta de sus características, sus similitudes y diferencias en el marco de crecimiento y desarrollo comentado. Se procede a presentar ese escenario social de los pueblos de frontera, con la particularidad de ser un mundo de contactos interétnicos y, a lo largo de nuestro período de estudio, en pleno proceso de diversificación económica y social. Se trata, entonces, de introducir algunas cuestiones generales acerca de la frontera y de esos poblados que fueron surgiendo en las inmediaciones de las estaciones del ferrocarril, de las grandes estancias o de algún almacén de ramos generales instalados en los cruces de caminos. A fines del siglo XIX, éstos se transformaron en comunidades donde ese proceso de cambio social y económico fue necesariamente acompañado por una complejización de las redes institucionales estatales y civiles. Un escenario que, como se busca mostrar y según lo revelan las fuentes, contó con una significativa presencia de las mujeres. En los capítulos tres y cuatro se busca analizar en una nueva clave, la participación de la mujer en la esfera pública en el centro y sur de la Provincia de Buenos Aires, en el marco de espacios en transición a la modernización y a la construcción de la estatalidad. Se recupera así, la cuestión de la participación de las mujeres en la beneficencia, buscando dar cuenta cómo y de qué manera las mujeres devinieron, a través de las acciones que emprendieron en las instituciones que crearon y lideraron, en agentes de moralización, quedando involucradas en las disputas políticas e ideológicas entre sectores católicos y liberales masones de las comunidades de nuestro estudio. Con este fin, en el tercer capítulo buscamos hacer visibles a estas mujeres en el marco de las instituciones que surgieron en la sociedad civil, en especial las relacionadas con la beneficencia en las que tuvieron un marcado protagonismo, teniendo en cuenta que fue un ámbito de central importancia para el desarrollo de la sociabilidad local y de los asuntos políticos, así como un espacio de poder y prestigio para quienes participaban en ellas. En el cuarto capítulo, nos proponemos, teniendo en cuenta este contexto más amplio, retomar los conflictos que las instituciones asistenciales y educativas confesionales mantuvieron en estas comunidades con diversos actores sociales. Las mujeres que participaron de estas instituciones, se vieron involucradas en disputas más amplias, aquéllas que históricamente habían mantenido liberales y católicos, pero que se nos revelan fundamentales para ser tenidas en cuenta, especialmente a la luz de la importancia que el accionar femenino desde tales instituciones adquirió para el Estado en formación.

28

Yolanda de Paz Trueba

Se busca así, mostrar la arista problemática que para las damas de la beneficencia pudo significar la ayuda al menesteroso que, si por un lado significó una actividad que daba prestigio a quienes la practicaban, por otro, permitió una fuerte presencia de ellas en la esfera pública, que las sumergió en muchas oportunidades en esas disputas que venían manteniendo liberales y católicos. De hecho, esas problemáticas se nos revelan fundamentales para ser tenidas en cuenta, dada la importancia que el despliegue de acciones de las notables dentro de estas instituciones tuvo incluso para las propias autoridades municipales. En los últimos capítulos nos adentraremos en el universo de las mujeres de los sectores populares, intentando recuperar los registros de sus voces y de su presencia en la arena pública.19 Si hasta aquí hemos hecho referencia a las mujeres fuera del ámbito doméstico y, en particular, a aquellas de los sectores notables de las comunidades que nos ocupan, no podemos perder de vista la importancia que adquirieron las peticiones de las pertenecientes a aquellos sectores pasibles de ser moralizados. Al entablar una amplia gama de reclamos, creemos que también ellas demostraron una intención de generar un orden. Así, a través del análisis de los documentos de la justicia de paz, aquellas que desde los discursos aparecían como las que debían ser controladas, y sobre quienes se desplegaron las acciones de las 19 La indagación sobre los sectores populares, que ha repercutido tiempo después en el estudio de las mujeres en general y en las de los sectores populares en particular, es tributaria de un desarrollo historiográfico de unas cinco décadas atrás que, de la mano de los historiadores marxistas británicos, recalaron su atención en las clases populares en diversos tiempos y espacios. Así, variadas corrientes han surgido y han nutrido el campo de estudio, en particular la Microhistoria italiana y los Estudios Subalternos de la India. Éstos, han iniciado un camino de búsqueda que los ha llevado a descubrir los archivos judiciales como elemento central no sólo para mostrar a estos actores sociales sino también para explicar de qué manera buscaban establecer un orden, dentro del aparente desorden con el que irrumpían en el espacio público. Asimismo, destacamos como trabajos de referencia obligada a RUDE, George La multitud en la historia. Los disturbios populares en Francia e Inglaterra, 1730-1848, Siglo XXI, Madrid, 1979; HOBSBAWM, Eric Rebeldes primitivos, Ariel, Barcelona, 1983; SOBOUL, Albert Los Sans-Culottes. Movimiento popular y gobierno revolucionario, Alianza, Madrid, 1987; THOMPSON, Edward La formación histórica de la clase obrera. Inglaterra: 1780-1832, Crítica, Barcelona, 1989; LEVI, Giovanni La herencia inmaterial, Narea, Madrid, 1989. En cuanto a la racionalidad en las multitudes y sus acciones, ver particularmente FARGE, Arlette La vida frágil. Violencia, poderes y solidaridades en el París del siglo XVIII, Instituto Mora, México, 1994; FARGE, Arlette y REVEL, Jacques Lógica de las multitudes. Secuestro infantil en París, 1750, Homo Sapiens, Rosario, 1998. En cuanto al Grupo de Estudios Subalternos –Ranajit Guha, Partha Chatterjee, Gayatri Chakravorty Spivak, Shahid Amin y Dipesh Chakrabarty— podemos destacar AMIN, Shahid “Testimonio de cargo y discurso judicial. El Caso de Chauri Chaura,” en RIVERA CUSICANQUI, Silvia y BARRAGÁN, Rossana Debates postcoloniales: una introducción a los estudios de la subalternidad, Sierpe, La Paz, 1997, pp.119-156, CHAKRABARTY, Dipesh “Sindicalismo en una cultura jerárquica, los trabajadores del Yute en Calcuta, 1920-1950” en RIVERA CUSICANQUI, Silvia y BARRAGÁN, Rossana Debates postcoloniales…, cit. pp.157-194. Ver también MALLON, Florencia “Promesa y dilema de los estudios subalternos: perspectivas a partir de la historia latinoamericana”, Boletín del Instituto Ravignani, núm. 12, 1995, pp. 87-116.



Mujeres y esfera pública

29

damas de beneficencia locales, se nos revelan con una capacidad de agencia que hasta el momento no ha sido recuperado. De modo que en el quinto capítulo, nos proponemos analizar las presentaciones de las mujeres ante los estrados de la justicia de paz, y las motivaciones que las llevaban allí, evidenciando los desplazamientos que la realidad social y su complejidad implicaron en relación a los discursos moralizadores y que las damas de la beneficencia intentaron poner en práctica tal como se describe en la segunda parte. En tal sentido, el ideal de familia y madre proclamado se encontró en la práctica con una variedad de tipos familiares que nos obliga a hablar de las familias en plural, para referirnos a esa diversidad social y a las formas de convivencia doméstica que las mujeres de los sectores populares pusieron de manifiesto en los estrados de la Justicia local al momento de entablar sus reclamos, tal como se refiere en el sexto capítulo, en el que además, se hará referencia a las estrategias utilizadas por quienes se presentaban allí, a la hora de asumir una defensa o acusación. El objetivo de estos últimos capítulos, en síntesis, es analizar las motivaciones que originaban las presentaciones de las mujeres ante los estrados de la justicia de paz, entendiendo esta última como un aspecto más del espacio público a ser indagado, en el que las mujeres a través de una serie de denuncias y desde su particular situación de exposición, se hicieron presentes para reclamar frente a las situaciones de violencia que les tocaba vivir. Pero lejos de ver en ellas a las víctimas, preferimos tomar distancia con una postura de este tipo y buscamos rescatar a las mujeres en acción, como sujetos con capacidad de agencia y reclamo, desde que nos resistimos a pensar en los estratos populares y a las mujeres en su doble condición de subalternas –en tanto mujeres y como miembros del bajo pueblo–20 como fieles acatadoras de normas y medidas impuestas o que se intentaban imponer desde los sectores dominantes de la sociedad.21 20 Tomamos este concepto de Gabriel Di Meglio. Si bien el autor usa este término en relación a un período y proceso político diferentes al nuestro, nos resulta útil para referirnos al conjunto social que nos ocupa. De esta manera, sectores subalternos, sectores populares o bajo pueblo, sirven a nuestro propósito para dar cuenta de una parte de la población a la que se destinaron los instrumentos y discursos normalizadores. DI MEGLIO, Gabriel ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de mayo y el Rosismo, Prometeo, Buenos Aires, 2006. 21 En tal sentido, este abordaje es en parte tributario de la renovación de la historiografía de las últimas décadas del siglo XX, la que ha permitido pensar en la Justicia como ámbito de represión y castigo que pretendió, efectivamente, regular ciertas prácticas y conductas, pero también como espacio para la salvaguardia de determinados derechos. Resultan sugerentes las apreciaciones de algunos autores al respecto, ya que nos permiten pensar en la presencia y acción en este ámbito de las mujeres producto de nuestra atención: SALVATORE, Ricardo y AGUIRRE, Carlos The Birth of the Penitentiary in Latin America 1830-1940, Texas University Press, Austin, 1996; ZIMMERMANN, Eduardo –compilador– Law, Justice, and State Building. Essays in the History of Judicial Institutions in Nineteenth Century Latin America, London, Institute of Latin American Studies and University of London Press, 1999; SALVATORE, Ricardo et al. Crime and Punishment in Latin America. Law and society Since Colonial Times, Duke University Press, Durham, 2001. Esta renova-

30

Yolanda de Paz Trueba

En síntesis, este libro se propone presentar a las mujeres en escena a fines del siglo XIX y la primera década del XX, desde una cotidianeidad que busca recuperarlas en las múltiples interacciones con otros actores sociales y, especialmente, con la masculinidad. Tal como nos interesa mostrar, muchas de ellas, alcanzaron un llamativo protagonismo hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estas mujeres en cuyas acciones no ha reparado la historiografía hasta el momento, desarrollaron en sus comunidades papeles de central importancia para la instalación de un orden social que coadyuvaba con el objetivo más abarcador perseguido desde el ámbito nacional de constituir la gobernabilidad, necesidad reactualizada en el marco conflictivo que se abría a la vuelta del siglo.

ción también tuvo su correlato en la producción argentina: BARRENECHE, Osvaldo Dentro de la ley, todo. La justicia criminal de Buenos Aires en la etapa formativa del sistema penal moderno de la Argentina, Al Margen, La Plata, 2001; GAYOL, Sandra y KESSLER, Gabriel –compiladores– Violencias, delitos y justicias en la Argentina, Manantial-UNGS, Buenos Aires, 2002; PALACIO, Juan Manuel y CANDIOTI, Magdalena –compiladores– Justicia, política y derechos en América Latina, Prometeo, Buenos Aires, 2007; CAIMARI, Lila –compiladora– La ley de los profanos. Delitos, justicia y cultura en Buenos Aires, 1870-1940, FCE-Universidad de San Andrés, Buenos Aires, 2007. Los nuevos enfoques han alcanzado también a la antropología jurídica: LLORENTE, Marta De justicia de Jueces a Justicia de leyes: hacia la España de 1870, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2007.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.