MUJERES DE PAZ EN LA NEGOCIACION DE CONFLICTOS

Share Embed


Descripción

Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero” SEMINARIO-TALLER MUJERES DE PAZ EN LA NEGOCIACION DE CONFLICTOS / Mérida, 13 marzo 2015.

Las Mujeres en la Negociación de Conflictos Por Msc. Nathalie Carrillo Gómez1 Resumen El artículo que se presenta a continuación es el resultado de una serie de reflexiones acerca del papel de la mujer en la solución/transformación de conflictos en general. Siendo que la socialización femenina se ha visto caracterizada por acentuarse en valores asociados al cuidado, protección, armonización, cooperación, afectividad e intermediación en situaciones domésticas, donde lo esperado reside en la convivencia pacífica dentro del hogar. Diversas son las tendencias y enfoques acuñados a este tema, sin embargo se aprecia cierto consenso a exaltar estas cualidades desarrolladas en la mujer no para menospreciarlas como tradicionalmente ha ocurrido, sino para emplearlas como bastión para la construcción de la cultura de paz y como virtudes a profundizar en el hombre. Para algunos, estos valores representan los pilares que garantizan negociaciones del tipo ganar - ganar.

Palabras claves: mujer, conflictos y negociación.

1

Nathalie Carrillo Gómez, Criminólogo y Magister en Ciencias Políticas ambas de la Universidad de Los Andes. Coordinadora Académica del Diplomado Nacional en Cultura de Paz (Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero”) y Coordinadora Educativa del Programa Venezolano de Formación en Derechos Humanos en la Frontera Colombo – Venezolana (UNIANDES). Facilitadora de temas como Resolución Pacífica de Conflictos, Negociación, Democracia, Participación Ciudadana, entre otros.

Presentación La vida cotidiana se encuentra transversalizada por conflictos de diversa índole y naturaleza, sea que se mire desde una perspectiva individual, familiar, comunitaria, institucional, colectiva, otros; los conflictos están presentes y en espera de soluciones. Estando en manos de las/los involucrados los medios a emplear para dirimir tales situaciones. Estos métodos que facilitan la resolución de conflictos, no necesariamente viene precedidos de procesos de formación o de un entrenamiento expedito para ello. En general, las formas que asume cada parte de un conflicto más que consciente y pensado son intuitivas, reactivas de acuerdo a su personalidad y a la experticia derivada de su historia de vida. No obstante, ello no significa que “intuitivamente2” los humanos nos pleguemos a la violencia y no ejercitemos medios pacíficos para alcanzar acuerdos. De hecho, participar activamente en negociaciones es más natural que cualquier otra forma de solventar diferencias, solo que básicamente no le otorgamos el rango y denominación adecuada. En el presente documento se pretende compilar algunos aspectos importantes de la Negociación, en tanto medio alternativo de tipo no adversarial para resolver conflictos. Se hará énfasis en los estilos, aspectos a considerar y brevemente los pasos para lograr negociaciones ganar – ganar. Por último, se hará referencia al rol de la mujer en procesos de negociación y su reconocimiento internacional a través de resoluciones, las cuales la incluyen como actor imprescindible para coadyuvar en la consecución de la paz.

2

Resaltado propio.

Negociación: Acto de Vida La negociación es un acto de la vida, de hecho las personas negocian aún cuando no se enteran de que lo están haciendo. Es algo cotidiano, habitual y consiste en llegar a un acuerdo con alguien acerca de algo de interés común. Técnicamente hablando, es un proceso mediante el cual dos o más partes llegan a una resolución aceptable de un conflicto mutuamente reconocido por ellas, y es de ellas de donde nacen las posibles soluciones, compromisos y acuerdos (Cátedra de la Paz, 2005). Así pues, la negociación implica el uso del diálogo abierto y franco entre las partes para persuadir y lograr el compromiso. Considerada como la forma más efectiva para resolver conflictos, la negociación es simplemente una comunicación mutua diseñada para llegar a un acuerdo cuando dos o más personas tienen algunos intereses en común y otros que son opuestos. Siendo además, el medio más democrático para la búsqueda de soluciones en casos de divergencia.

¿Por qué y para qué negociamos? Las personas negocian porque y sólo cuando sus metas personales dependen de la cooperación de otras personas. Así que negocian para tener la oportunidad de mejorar su situación actual. Otra finalidad intrínseca de negociar es que las/los involucrados satisfagan sus necesidades de ser escuchados/as, haciendo del conocimiento de la otra parte todos sus argumentos y propuestas de solución. Se trata de una suerte de catarsis, reconocimiento y aceptación de responsabilidades, razonamientos que posteriormente se verían reflejados en los acuerdos suscritos. La negociación es interdependencia, la consecución de las metas de uno/a depende del éxito que la/el otro haya alcanzado. Las metas en una negociación no son mutuamente exclusivas de una u otra parte. A pesar de que la negociación se lleva a cabo todos los días no es fácil realizarla de manera óptima. Las estrategias comunes para negociar con frecuencia dejan a las/los involucrados insatisfechos, fatigados o enemistados, y a menudo, experimentan las tres cosas a la vez.

Cuando de negociar se trata, especialistas en el área consideran que existen tres opciones básicas de negociación: una dura, otra blanda y una tercera, por principios. Ésta última, propuesta por Fisher, R.; Ury, W.; y Patton, B. (en Lederach, 1995) de la escuela de Harvard la cual “… mejora la relación entre las partes y previene posibles resentimientos fruto de un abuso de posición”.

Estilos de Negociación a) Negociación Dura: su lema es “duro con el problema, duro con las personas” (ANUV, S/F). En esta modalidad la/el negociador percibe cualquier situación como una disputa de voluntades, en donde la parte que toma las posiciones más extremas y las mantiene firme durante más tiempo, obtiene más. No obstante, con frecuencia termina produciendo una respuesta igualmente dura que lo agota a ella/él y a sus recursos, además de dañar la relación con la otra parte. En resumen este negociador/a se caracteriza por ser: agresivo, negligente, intransigente, presiona, intimida, agrede, manipula e impone; su meta es ganar a toda costa y del asunto a negociar aspira la porción más ventajosa. b) Negociación Blanda: su lema es “suave con el problema, suave con las personas” (ANUV, S/F). La/el negociador suave desea evitar los conflictos personales, lo cual lo lleva de inmediato a hacer concesiones para llegar a un acuerdo. Desea una resolución amigable y con frecuencia termina explotado y sintiéndose amargado. En general, la/el negociador blando se caracteriza por mostrarse sumiso, sacrifica los propios intereses, cede ante la presión y ante las exigencias de la otra parte. Su meta es lograr un acuerdo y por tanto desiste de su posición ante la primera señal de rechazo, no le interesa si es justo y/o beneficioso el acuerdo logrado. c) Negociación por Principios: su lema es “duro con el problema, suave con las personas” (ANUV, S/F). En este caso, las partes en conflicto distinguen claramente qué es lo que van a negociar independientemente de las/los involucrados. En este sentido, la negociación implica un proceso de empatía entre las partes donde el ponerse en el lugar del

otro/a es vital. No se trata de imponer opiniones o posiciones sino exponer los intereses y plantear soluciones en base a principios o criterios de legitimidad. Las características de este negociador/a es que le otorga importancia al otro/a, no se impone ni cede, su objetivo es alcanzar un acuerdo eficiente, negocia por intereses no por posiciones. Hay de por medio un resultado satisfactorio para ambas partes y la generación de relaciones a mediano o largo plazo entre las/los negociadores en base a una solución bajo el paradigma ganar – ganar. Importante es destacar que cada proceso de negociación es diferente, sea por la naturaleza del conflicto, el paradigma seleccionado para resolver, el estilo del negociador/a o cualesquiera otras variables que definitivamente estarán presentes. No obstante, hay cinco (05) claves que deben tenerse en cuenta para optimizar las probabilidades de éxito compartido.

Claves para Negociar 1. Separar a las Personas del Problema: es natural que las personas tengan percepciones diferentes y/u opuestas sobre el asunto en conflicto; también lo es el hecho de que las emociones se confundan con los objetivos a alcanzar. El tomar posiciones simplemente empeora el conflicto e impide llegar a acuerdos, por ello es necesario que antes de dar inicio a la negociación se deslinde de forma objetiva el conflicto de las personas. La idea es que las partes sientan que están trabajando cooperativamente en el ataque al conflicto y, no en el ataque a la otra parte. 2. Enfocar los Intereses, No las Posiciones: generalmente las posiciones que toman las partes en conflicto no son el reflejo de sus intereses, sino de deseos ocultos que poco tienen que ver con la situación conflictiva; es decir, la posición es lo que cada parte anhela alcanzar y puede ser en sí misma la causa del conflicto. Por su parte, el interés es la razón por la cual se desea satisfacer la posición y resolver el conflicto. Entonces, es importante realizar este deslinde y dejar claro los intereses alusivos al

conflicto, donde se consideren los sentimientos mutuos y se persiga el beneficio común. 3. Generar Soluciones Alternativas antes de Tomar Decisiones: dada la dificultad para construir soluciones asertivas bajo presión y en presencia de terceros, conviene meditar sobre una amplia gama de soluciones posibles que promuevan intereses compartidos y reconcilien en forma creativa los diferentes intereses, o sea, generar alternativas para beneficio común. 4. Insistir en que los Resultados se apoyen en Objetivos Comunes: exponer los puntos de vista de todas las partes en conflicto, pues la decisión no recae en una persona en particular. Además, el acuerdo debe reflejar los intereses de cada uno de los implicados. 5. Comunicación: decir las cosas en forma clara, sin esconder la verdadera intención de las palabras y ser abierto ante las expresiones del otro/a. Escuchar el planteamiento o demanda de la otra parte y tratar de buscar la mejor solución. Alcanzar una negociación más eficaz implica tener claro: el establecimiento de las metas, objetivos y los límites a los que se quiere llegar. Así como los valores que van a guiar la acción; lo que se va a pedir; la forma en que se va a hacer; y tener alternativas para evitar el cierre en una sola acción y dar otra propuesta en caso que la que se presente no sea aceptada o la más correcta. Si bien, en el transcurso del día realizamos infinidad de negociaciones muchas de ellas (por su dinámica y naturaleza) no siguen un plan de acciones o agenda, aunque es una buena idea tener una agenda en negociaciones formales. No obstante, existen una serie de pasos que pueden guiar y asegurar una negociación exitosa.

Pasos para Negociar Esquemáticamente la negociación debe contener los siguientes pasos (Cátedra de la Paz, 2005):

1. Planteamiento: etapa de planificación, se basará previamente en la recolección de información, fijación de forma clara los objetivos, planteamiento de las estrategias y determinación de las técnicas. 2. Inicio: propiciar el clima de confianza, y la exposición de los intereses en la negociación. 3. Posicionamiento: caracterizar todas las expresiones de las partes, y observar si se está tomando un posicionamiento negativo (egoísmo, ofensivo, defensivo), o si por el contrario es positivo. Determinar y dejar claro que estamos dispuestos a ceder y a dar concesiones. 4. Pre-oferta: ofrecimientos que a modo de solución presenta cada parte involucrada. 5. Oferta: posición avanzada, discutida y madura, más cercana a la posibilidad de acuerdo. 6. Equilibrio: cada una de las partes aportan y reciben concesiones, siendo necesario encontrar el equilibrio entre ellas. 7. Preacuerdo: llegar a acuerdos más claros, lo que se logra mediante: evitar presiones, equilibrar las conclusiones entre los planteamientos de las partes, debe ser asumido por las partes y debe cumplir con los objetivos iniciales. 8. Firma o acuerdo: etapa de cierre, momento hasta el cual debe mantenerse la objetividad y la concentración en la firma del acuerdo. 9. Seguimiento: poner en marcha todos los procedimientos necesarios para comprobar la realización efectiva de lo pautado. Lo anterior, hace referencia a los requerimientos y pasos básicos que implica la negociación como medio pacífico para resolver conflictos de forma no adversarial. Existen ciertos principios aplicables a negociaciones en grupo e internacionales, que no serán abordadas dado que no son el objetivo de este texto, más es responsable dejarlo en evidencia para la/el lector que desee continuar investigando profundice al respecto.

Mujer y Negociación: Rol para la Construcción de la Paz El reconocimiento de la mujer como pieza activa, participativa y propositiva dentro de la sociedad, ha sido un proceso de vieja data que hasta los días presentes se mantiene vigente. Si bien, ha habido logros y avances significativos lo que refiere a la igualdad de oportunidades/trato en la variedad de escenarios sociales, laborales, comunitarios, colectivos, familiares, otros; no se ha logrado palpar con la determinación que merece y esto, obedece (entre otras variables) a que este tema se interrelaciona con la estructura social y la cultura de cada sociedad. “Se dice que las mujeres somos más dadas a la reconciliación, pero la verdad es que hemos estado más dadas a la resignación” (PNUD, 2010), Al indagar acerca de la mujer y su rol dentro de la sociedad se encuentra suficiente literatura que apoya la segregación de la que ha sido víctima en los procesos de construcción de la paz. En lo abstracto se reconocen cualidades, tradicionalmente adjudicadas al sexo femenino, que facilitan condiciones para la negociación y alcanzar acuerdos, más no se trasciende al ejercicio explícito. Si bien, la mujer ha sido considerada tácitamente como conciliadora por “nuestra poca implicación en las guerras, por el rol de género que nos ha tocado vivir en la procreación y en el sostenimiento de la vida, por nuestro rol de madres, por ser las supervivientes, por nuestra cultura y ética de negociación, y por muchas otras razones” (Zabala en Lugo, 2009) esta consideración tiene pobre aplicación en la práctica como tal. Profundizando la participación activa de mujeres en la construcción de la paz, encontramos avances jurídicos que han abierto (al menos en teoría) las puertas y han puesto en la palestra el reconocimiento de la mujer:

Año

Organismo

1979

1982

Resolución / Acuerdo Convención sobre la eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Ratificada por 165 países

Asamblea General Naciones Unidas

Resolución 37/63 Declaración sobre la participación de las mujeres en la promoción de la paz y la

seguridad internacional. 1985

Tercera Conferencia Mundial sobre las Mujeres (Nairobi)

Reconocimiento explícito del rol de las mujeres para la paz y el desarrollo.

1995

Cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres (Pekín)

Reconocimiento de que los derechos de las mujeres son derechos humanos.

Varios

Consejo de Seguridad Naciones Unidas

Resoluciones sobre las mujeres en situaciones de conflicto y paz: 918, 1076, 1193, 1208, 1214, 1231, 1265.

1999

Consejo de Seguridad Naciones Unidas

Resolución 1265 sobre la Protección de Civiles en los Conflictos Armados. Incluye la perspectiva de género en la asistencia humanitaria.

2000

Consejo de Seguridad Naciones Unidas

Resolución 1325, sobre la inclusión de las mujeres en los procesos de paz. Fuente: Magallón, 2004.

El apoyo y visibilidad internacional es fundamental, más se precisa de la voluntad local para hacer tangibles los avances. Esto, permitiría aterrizarlo y ejercerlo desde lo cotidiano, recordemos que lo macro es un reflejo de lo micro y viceversa. Al respecto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) propone una agenda de ocho puntos para promover el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género en la prevención y recuperación de crisis: 1. Fortalecer la seguridad de las mujeres en situaciones de crisis. 2. Promover la justicia en materia de género. 3. Fomentar la ciudadanía, la participación y el liderazgo de las mujeres. 4. Construir la paz con y para las mujeres. 5. Promover la igualdad de género en la reducción de riesgos de desastres. 6. Asegurar que los procesos de recuperación tomen en cuenta los asuntos de género. 7. Transformar los Gobiernos para que ofrezcan soluciones para las mujeres.

8. Desarrollar capacidades para el cambio social. Estas indicaciones las realiza el PNUD para que los gobiernos locales asuman los compromisos suscritos y logren garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Con ello, se ofrecerían las condiciones necesarias para promover participación activa y justa de la mujer en la construcción de la paz. “El principal argumento para defender la participación de las mujeres en los procesos de paz sigue siendo la equidad, el derecho que tenemos a participar (…) A lo que puede añadirse el hecho constatado de que las mujeres llevan a la mesa de negociación temas y asuntos que ningún otro actor suele llevar (…) no basta con estar, para influir efectivamente en los acuerdos, es preciso articular agendas de consenso y una fuerza social y política que las respalde” (Magallón, 2004). Más allá de pretender establecer que las mujeres son mejores que los hombres conforme a sus habilidades para negociar y resolver conflictos, la finalidad es retomar ese resultado de la socialización que en otrora los ha diferenciado y promover la reconstrucción de valores que promuevan la inclusión. Donde las/los actores involucrados en conflictos se vean beneficiados de los acuerdos, apuntando al lema ganar – ganar.

Paradigma de la Ética del Cuidado Esta corriente del pensamiento permite analizar la relación entre género y conflicto, la cual se ajusta a los estereotipos tradicionales que han acuñado determinados roles, oficios, profesiones y responsabilidades en hombres y mujeres. No obstante, no significa que las mujeres sean menos violentas o que los hombres definitivamente no sepan manejar conflictos, más bien surge del “… análisis de la experiencia moral de mujeres y en el reconocimiento de rasgos diferenciadores con respecto a la experiencia moral de los hombres” (Comins, 2007). De manera que, esta tendencia indica que “las mujeres parecen dar mayor importancia a las relaciones interpersonales y a los individuos concretos, mientras que los hombres dan mayor importancia al cumplimiento de las normas y a ideales de carácter más abstracto” (Comins, 2007). Esta tendencia,

agrega la autora, no indica que por razones biológicas la mujer posea este don; al contrario, es consecuencia de su proceso de socialización y es lo que la sociedad espera de ella. Sara Ruddick (en Comins, 2007), lo explica de la siguiente forma: “el conflicto es una parte de la vida maternal diaria. Una madre se encuentra a sí misma enfrentada con sus hijos, con un mundo exterior indiferente con ella y sus intereses, con un hombre u otros adultos en su hogar, con los enemigos de sus hijos. Ella es espectadora y árbitra de las batallas de sus hijos entre sí y sus compañeros”. Frente a esta realidad, no sorprende entonces que tal percepción sobre el comportamiento femenino se haya articulado a “una teoría del conflicto concordante objetivos de la práctica maternal” (Cumins, 2007). Tampoco sorprende el hecho de que sean menospreciadas dichas prácticas, por la simple razón de ser asociada a la familia y en tanto esfera privada, resulta no aplicable a lo público y, por ende, otra razón más para apartar a la mujer de la esfera política. No es intención de este documento criminalizar al hombre y menos seguir victimizando a la mujer, por el contrario se trata de retomar estos puntos favorables y reconstruirlos a favor de promover la paz. El objetivo es, como lo afirma Cumins (2007) “educarnos en él tanto hombres como mujeres (…) Conseguir que el cuidado sea un valor y una responsabilidad de todos los seres humanos y no meramente el rol de género atribuido a las mujeres”.

Contribuciones del Paradigma “La Ética del Cuidado” al tema del Conflicto 1. La atención a la multiplicidad, considerar todo lo que se pueda: según esta perspectiva, las situaciones obedecen a diversidad de variables y pretender definirlas como buenas, malas, blancas, negras no es adecuado ni suficiente. “Las situaciones son generalmente complejas y multicausales, no tener en consideración todos los aspectos y la mayor parte de voces posibles puede conducir a una penosa acción” (Comins, 2007). 2. No existencia de ganadores o perdedores: “La historia nos ha demostrado y sigue demostrando que la aparición de perdedores o culpables en la

regulación de conflictos es una fuente de nuevos conflictos (…) [por tanto] Desde la perspectiva de la ética del cuidado no tiene porqué existir siempre algún perdedor. El deseo de no dañar a nadie y la esperanza de que en la moral se encuentre una manera de resolver conflictos, en que nadie salga dañado caracteriza el razonamiento moral desde el cuidado” (Cumins, 2007). 3. Prioridad en la atención a las necesidades y no en la aplicación de castigos: “el principal interés o foco de atención es satisfacer la necesidad [no ejercer castigo] (…) La ciega disposición a sacrificar personas en aras de la verdad siempre ha sido el peligro de la ética apartada de la vida”. (Cumins, 2007). Los principios antes descritos, encuentran plena vigencia y concuerdan ampliamente con el espíritu de la negociación en tanto mecanismo pacifico para resolver conflictos. Es cierto que surgieron de analizar la moral femenina y su modo para dirimir controversias, más como lo demuestran los autores representan elementos presentes en todos nosotros/as que claman por ser ejercitados en pro de una cultura de paz.

Consideraciones Finales Todos podemos ser negociadores, hemos visto que no es un rol exclusivo de los hombres. Aunque a las mujeres pocos les gusten, es una condición que posee gracias a su proceso de socialización y que vista como un proceso pedagógico tiene el deber/responsabilidad de ampliar a otros contextos. Es cierto que a veces pensemos que negociar una situación en particular puede acarrear más tensión y división, pero pensar así no resolverá nada y contrariamente acrecentará el conflicto. Ponga en práctica los siguientes tips cada vez que deba negociar y mejorará tanto su disposición como los resultados de la misma: o La negociación no es una competencia. o Usted tiene más poder del que cree.

o Escriba un plan, nunca decida en ningún punto a menos que esté preparado para hacerlo. o Sin importar qué tan grandes sean las diferencias, nunca tenga miedo de negociar. o No hable. Escuche sin criticar. o No se sienta limitado/a por la posición o la autoridad. o No se sienta limitado/a por la oferta final, por un precio firme, o un tómelo o déjelo, todos son negociables. o Si en una negociación ha empujado demasiado lejos a la otra parte, tenga la indulgencia y la buena voluntad de volver a negociar. Por lo menos asegúrese de que escucha sus problemas y los comprende. o Esté preparado/a para trabajar duro y sea paciente, tómese el tiempo necesario y sea persistente.

Fuentes Consultadas Asociación de las Naciones Unidas para Venezuela (S/F) Diplomado Internacional en Negociación y Resolución de Conflictos. ANUV. Mimeo: Carabobo, Venezuela. Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero” (2005) Mediación Comunitaria y Otras Técnicas Alternativas de Resolución de Conflictos. Universidad de Los Andes, Dirección de Cultura y Extensión. Mimeo: Mérida, Venezuela.

Comins,

I.

(2007)

La

Ética

del

Cuidado:

Contribuciones

a

una

Transformación Pacífica de los Conflictos [Documento en línea] Disponible http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/3643/1/Feminismos_09_07.pdf [Consultado, febrero 2015]. Covey, Stephen (1989) Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva. Ediciones Paidós Ibérica: Barcelona, España.

Lederach, J. y Chupp, M. (1995) ¿Conflicto y Violencia? ¡Busquemos Alternativas Creativas! Guatemala: Ediciones Semilla.

Lugo, B. (2009) Mujeres Negociadoras: Cultura y género en la solución de conflictos.

[Documento

en

línea]

Disponible

http://www.gestiopolis.com/economia/mujeres-negociadoras-solucion-deconflictos.htm [Consultado, febrero 2015]. Magallón, C. (2004) Mujeres en los procesos de paz: la Resolución 1325 del

Consejo

de

Seguridad

[Documento

en

línea]

Disponible

http://www.ceipaz.org/images/contenido/Mujeres%20en%20los%20procesos%2 0de%20paz_%20la%20Resoluci%C3%B3n%201325%20del%20Consejo%20d e%20Seguridad.pdf [Consultado, febrero 2015]. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo - NPUD (2010) Las mujeres y la construcción de la Paz [Documento en línea] Disponible http://www.pnud.org.co/hechosdepaz/echos/pdf/51.pdf 2015].

[Consultado,

febrero

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.