Movimientos no convencionales para la reconstrucción de las instituciones políticas en Michoacán: el caso de Cherán

July 23, 2017 | Autor: Janis Cervantes | Categoría: Instituciones Políticas, Ciudadanía, Indígenas, Movimientos sociales. América Latina
Share Embed


Descripción

Movimientos no convencionales para la reconstrucción de las instituciones políticas en Michoacán: el caso de Cherán

Autor: Roy A. Marín Rivera, [email protected], UNAM Coautora: Silvia Janet Ramírez Cervantes, [email protected], COLSAN, AC.

Eje temático

Trabajo preparado para ser presentado en el Segundo Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Ciencia Política, organizado en colaboración con la Universidad Autónoma del Estado de México, en la Ciudad de Toluca el 11, 12 y 13 de septiembre del 2014

Palabras clave: Instituciones, movimientos sociales, indígenas, ciudadanía.

1. Introducción México ha transitado un difícil camino en torno a la construcción de las instituciones políticas. El siglo XIX fue para nuestro país el siglo de la lucha por afianzar la autoridad del Estado. Sólo gracias a la dictadura de facto de Porfirio Díaz fue posible pacificar al país y mantener el orden político, a costa de la explotación del grueso de la población. Medio siglo después, el sistema corporativo del PRI logró aglutinar a las principales fuerzas sociales en torno al partido de la revolución, y así mantuvo el control hegemónico durante poco más de cuatro décadas. No obstante, el despertar político y social de la población levantó la voz en 1968: el modelo político priísta tenía grietas. El advenimiento de la economía de mercado erosionó las relaciones corporativas entre partido y sectores, situación que ha sido uno de los factores principales para que México tenga avances en torno a transparencia y procesos electorales. Sin embargo, el proceso de consolidación de las instituciones ha tenido serias dificultades en algunas regiones del país. El caso del estado de Michoacán es particularmente ilustrativo de estas dificultades. Desde los años 30’s se volvió una práctica normal el que los inconformes ocuparan las instalaciones de gobierno, y hasta crearan gobiernos paralelos al del candidato formalmente electo. Hasta hace poco, las fuentes de conflicto siempre habían sido las mismas: la reproducción de procedimientos político-electorales poco confiables. No obstante, recientemente un par de factores se suman a la desconfianza hacia los partidos políticos en Michoacán. El primero de ellos descansa en los movimientos indígenas que comenzaron en el último cuarto del siglo XX, los cuales han logrado renovar los lazos identitarios indígenas, y construir hacia adentro un frente común que defiende hacia afuera su carácter autónomo. Este fenómeno lo entendemos como un proceso de empoderamiento y contrucción de ciudadanía. El segundo elemento para explicar el conflicto político en Michoacán aparece producto de los vínculos entre gobierno y crimen organizado. El vacío de poder que han dejado las autoridades estatales ha sido tomado por todo tipo de fuerzas rurales. Para el caso que nos interesa, el de Cherán, la comunidad ha tomado las riendas del gobierno de una manera que requiere un análisis profundo. El fenómeno que ocurre en Cherán es diferente a otras experiencias

de autogestión indígena como el EZLN, pero también guarda mucha distancia del funcionamiento tradicional del municipio. La tesis principal de esta ponencia, es delinear algunas de las características de la organización política en Cherán, que, sobre la base de su legado histórico y étnico, la convierten en una nueva forma de organización política legítima, sólida y democrática.

2. Aproximación histórica al problema 2.1. Las instituciones políticas en México En el periodo precolombino, los indígenas vivían bajo organizaciones sociales relativamente complejas que poseían construcciones políticas elaboradas. La comunidad agraria (el calpulli en el caso mexica) fue la célula socioeconómica sobre la que se levantaron los imperios (Bagú, 1992, 16). La tierra, aunque de propiedad comunal y periódicamente redistribuida, era dividida en familias de acuerdo a sus necesidades. No existía venta de la fuerza de trabajo ni excedentes económicos, por lo que el comercio estaba constituido por el trueque de productos que se necesitaban y que una determinada familia no podía producir. La habitual redistribución de la tierra, la exigencia de tributos por parte de los gobernantes y los aparatos religiosos fueron los más importantes factores de cohesión política y social. Toda la compleja red social agraria fue retomada por los conquistadores, quienes cimentaron su organización política sobre la base del calpulli. Aunque al principio la labor de los conquistadores consistió en la depredación de mesoamérica debido al descubrimiento súbito de gran cantidad de metales preciosos, después se logró organizar a los indígenas utilizando dos mecanismos que continuarían más o menos iguales durante toda la colonia: el repartimiento y la encomienda, que se constituirían como las bases sobre las que descansaría el orden político y económico de la Nueva España. El afianzamiento del poder colonial tuvo lugar gracias a dos factores económicos. El primero de ellos es el repartimiento, que obligó a los indígenas a trabajar en haciendas o en pueblos controlados desde la ciudad criolla más cercana. El segundo, la encomienda, tuvo la función de institucionalizar la concesión de tierra al encomendero, el cual tenía la obligación de pagar tributo a la corona. El repartimiento y la encomienda constituyeron la nueva célula de

organización social y de extracción de riqueza durante la colonia (Martínez, 1998, 66-74). En gran parte gracias al decreto de comercio libre de 1778, el cual permitía el comercio entre las colonias, dos grandes grupos económicos se perfilaron como dominantes en la Nueva España: el grupo comerciante exportador y el grupo de los grandes propietarios de minas y tierras (Villoro, 2000, 594). Estos dos grupos se enfrentarían durante todo el primer siglo del México independiente. Para los fines de este texto los podemos sintetizar de la siguiente manera: comerciantes-liberales-federalistas y terratenientes-conservadorescentralistas. Estos dos grupos proponían proyectos civilizatorios opuestos. Uno, el de los terratenientes, representaba al viejo modelo agrario, y el otro, el de los comerciantes, representaba el asenso del capitalismo liberal. Durante el siglo XIX, la carencia del Estado provocó la emergencia de poderes locales que no se sentían parte de un programa político nacional (Zepeda, 1992, 501). López Cámara sintetiza la realidad insitucional del México del siglo XIX de la siguiente forma: «La extensión considerable de su territorio, la escasa población, la carencia de comunicaciones y transportes, el retraso económico y los violentos contrastes sociales, así como la formación natural de estrictos intereses locales, muy alejados los unos de los otros, hacían de México una entidad política que tenía mucho de ficción. El país se dividía en zonas de actividad económica prácticamente aisladas, de carácter consuntivo, donde el escaso comercio era el único vínculo interno. La vida giraba en torno a ciertos puertos, verdaderos huecos de entrada y salida de esas zonas, y acaso se extendía el eje a algunas ciudades del interior que operaban como centros de distribución de productos. La comunicación interior entre esas zonas representaba una verdadera aventura, tanto para personas como para mercancías: inexistencia de caminos, asaltantes, obstáculos naturales, impidieron durante mucho tiempo lo que hoy llamaríamos una auténtica “integración nacional”. En esas zonas aisladas subsistían sociedades inconexas, tanto con el resto del país como dentro de ellas mismas, por razón de la distancia abrumadora que separaba a unas clases sociales de otras. Era normal que proliferaran allí los cacicazgos políticos y sociales, sin ningún vínculo ni subordinación con las autoridades del ‘centro’, cuyo poder, más allá de las regiones controladas por la Capital, era meramente simbólico» (López, 77)

El desarrollo de la agricultura comercial, el creciente número de trabajadores asalariados y los deseos de capitales extranjeros de invertir en el país, crearon las condiciones para el despliegue del capitalismo en México. Sin embargo, se necesitaba una organización política fuerte capaz de garantizar la producción. Porfirio Díaz fue quien encabezó la creación de instituciones políticas sólidas, aunque muy lejos de ser democráticas. Díaz aglutinó bajo sus órdenes a grupos importantes provenientes de varias regiones del país, y colocó a hombres de confianza en regiones estratégicas que en última instancia acataban sus designios. Además, la profesionalización del ejército y la conformación de un aparato burocrático devolvían el poder al Estado. La conformación de las instituciones mexicanas durante el Porfiriato tuvo tres grandes bases: 1) la política de privilegios, estímulos y concesiones que garantizaba la sumisión, 2) la concepción de desarrollo convertida en política económica y 3) la personalización del poder (Córdova, 1972, 15). No obstante, el sistema porfirista excluía a la mayoría de la población. Los elementos sociales más explosivos fueron por un lado, los campesinos sin tierra, obligados a trabajar en haciendas, y los empresarios norteños, frenados por obstáculos legales del porfirismo. No es casual que la lucha revolucionaria sucediera en ciertas regiones del centro y norte del país. Una vez comenzada la Revolución Mexicana, Carranza fue el único con la visión de construir un gobierno fuerte primero, y de carácter social después 1. Los movimientos armados destruyeron las redes de articulación y atomizaron las estructuras locales, que ya no respondían al poder central del Estado. Al término de la Revolución, el desafío consistió en destruir el caudillismo y entrar en una etapa de institucionalización del poder. El primero en hacer tener una idea más o menos clara fue Calles, quien trató de unir a “la familia revolucionaria” bajo un mismo partido, sin darse cuenta que el fundamento de la unión nacional residía en las masas (León, 1990, 91-94).

1

*El carácter de reforma social que quedó registrado en los artículos 3, 27 y 123 de la Constitución de 1917 fue más una estrategia política de Carranza, que buscaba ampliar el control de las masas y con eso vencer a Villa y Zapata, todo esto en para fomentar el desarrollo de instituciones que facilitaran la inserción de México al mercado mundial. (Córdova, 1973, 23)

Durante los años 40’s fue Lázaro Cárdenas quien cimentó las bases del exitoso modelo corporativista del PRI. Su política de masas consistió en: 1) la construcción de una compleja red corporativista que institucionalizaba el conflicto y despolitizaba tanto a sectores como regiones, 2) la fundación de un sistema de gobierno que, apoyado en las reformas sociales, fue paternalista y autoritario, dándole un poder extraordinario al ejecutivo y 3) El dominio del Estado sobre las relaciones de propiedad (art. 27), pero siempre promocionando a la clase empresarial (y el principio de propiedad privada) y dependiendo de ella para el desarrollo (Córdova, 1972, 33-34). El Cardenismo significó una alianza entre Estado y sociedad. Los mecanismos de control del Estado sobre la economía y la sociedad civil, el poder indiscutido del presidente, la integración corporativa de amplios e importantes sectores de la sociedad en el partido oficial y una ideología unificadora fueron un modelo funcional durante cuarenta años (Cansino, 1991, 8). El año de 1968 es clave para entender el rebasamiento de los mecanismos de control del Estado: el uso del ejército desenmascaró un régimen autoritario que ya no respondía a las necesidades sociales. La “transición democrática” llega entonces por la incapacidad del régimen de absorber el conflicto social. Cansino (1991) nos dice que la crisis del régimen es derivada de una fractura entre las coaliciones dominantes (crisis en el mecanismo autoritario) y la pérdida de eficacia de decisiones del gobierno (crisis de legitimidad) (Cansino, 1991, 11-12) La apertura política iniciada a finales de los 70’s y la implementación de políticas neoliberales en los 80’s, dan lugar a un nuevo escenario en donde nuevos actores adquieren protagonismo mientras que otros quedan en la oscuridad. En la actualidad, el Estado administra las demandas de diversos grupos, aunque favoreciendo casi siempre a las élites económicas. En primer lugar, las medidas de austeridad generan reclamos entre los diversos grupos populares que el mismo gobierno alentó años atrás. En segundo lugar, los sectores medios exigen representación política y transparencia, y finalmente, las élites económicas piden liberalización de la economía, pero apoyo público si es que ésta llega a fallar. Las instituciones del México del siglo XXI están lejos de consolidarse, ya que los desafíos que enfrentan aun son muchos. La existencia de grupos

empresariales poderosos aliados a la habitual corrupción nacional, junto con la emergencia del narcotráfico hacen que el gobierno no pueda garantizar la seguridad de sus miembros en muchas regiones. Tal es el caso que expondremos más adelante, a saber, el de Michoacán.

2.2. Relación Estado-indígenas En el siglo XVI, Bartolomé de las Casas y Juan de Sepúlveda discutieron si los indios tenían o no alma, y por tanto, si merecían ser tratados como personas. Aunque la discusión fue ganada por Bartolomé de las Casas, los indígenas continuaron siendo por siglos un grupo étnico abusado y despojado. Desde el México colonial hasta los grandes procesos del México moderno, los indígenas siempre han jugado pasivamente el rol del explotado. En principio, la conquista de Europa a América tuvo la intención de borrar cualquier vestigio de la cultura y creencias de los nativos, sin embargo, lo que sucedió en realidad fue un proceso hibridación cultural. A pesar de este hecho, los intentos de asimilación de los grupos indígenas nunca se detuvieron. Tales políticas llevaron a una sola forma institucional de acercarse al indígena que perduró hasta el último cuarto del siglo XX. Las políticas de asimilación de los grupos indígenas se conocen como indigenismo y se pueden identificar tres etapas: 1) el indigenismo pre institucional, que va de la conquista a la Revolución, 2) el indigenismo institucionalizado, que comprende del periodo pos revolucionario hasta los 80’s, pasando por el importante congreso de Pátzcuaro en 1940, y 3) el neoindigenismo, de los 80’s hasta el día de hoy (Koirbaesc y Sámano, 2007, 196). La primera gran oleada de asimilación de los indígenas sucedió durante la conquista y continúo durante la colonia y el primer siglo del México independiente. Primero de manera violenta y después ideológica, los españoles impusieron su cultura, religión y creencias a los nativos. Además, un importante proceso de mestizaje racial tuvo lugar gracias a los procesos de la encomienda y el repartimiento (Martínez, 1998, 66 y ss). Aunque durante toda la colonia y el primer siglo del México independiente hubo resistencias de muchos grupos indígenas (Bastián, 1992), la yuxtaposición cultural fue un hecho para la gran mayoría de los pobladores originarios.

El indígena durante la colonia fue la base para el desarrollo económico y por ende político y cultural de la Nueva España, sin él, la producción minera y agrícola no hubiera sido tan vigorosa. Es en el siglo XIX, durante el proceso de Independencia, que el indígena adquiere relevancia nuevamente, al constituir el grueso de los ejércitos insurgentes. No obstante, de nuevo el indígena sólo jugó el papel de subordinado en un movimiento coordinado por los criollos. Como es de esperarse, una vez terminado el proceso de Independencia, el indígena volvió a quedar relegado. Como explica Warman (1978), en México ningún proyecto político decimonónico tuvo en cuenta a los grupos indígenas. Peor aun, durante la segunda mitad del siglo XIX prevaleció la idea de blanquear el país, cuya base era la superioridad del europeo. Tal idea llegó a ser tan generalizada, que los propios científicos –apoyados en el positivismo y el darwinismo social- de la época pregonaban el olvido de las culturas indígenas y la asimilación de ideas europeas (Sierra, 1977). Durante el porfiriato, otra vez los indígenas fueron la base explotada que ponía en movimiento la economía. Las precarias condiciones de vida de los indígenas fueron la razón factor principal para que éstos se unieran a los distintos levantamientos a lo largo de todo el país. Esta vez, muchas de las demandas de los campesinos y obreros fueron incluidas en el nuevo régimen revolucionario: fue principalmente en el artículo 123 de la constitución de 1917 donde finalmente quedaron institucionalizados los beneficios para los grupos explotados. Además, dentro de la política del gobierno pos revolucionario, se enalteció la imagen del indígena como parte de una política nacionalista. A mediados del siglo XX, más de dos décadas después de las modificaciones constitucionales que tuvieron lugar gracias a la Revolución Mexicana, se comenzaron a crear instituciones gubernamentales enfocadas en los grupos indígenas, a fin de elaborar políticas orientadas a sus necesidades. No obstante, en la práctica el impacto fue muy por debajo de las expectativas de los indígenas, ya que se impulsaron políticas con el objetivo de “mexicanizar a los indios” (González, 2009). Sin embargo, sería un error pensar que este fue el único tipo de acercamiento. Manuel Gamio, antropólogo mexicano, pensaba que era necesario acercarse a los indígenas para recolectar sus saberes y de este modo

identificar sus necesidades y legislar en torno a ellas (Gamio, 1927). De las enseñanzas de Gamio, otros intelectuales indigenistas como Vasconcelos vincularon la labor antropológica de conocimiento del indígena con el proyecto nacional revolucionario. Para Vasconcelos, el país atravesaba un proceso de evolución, y el indígena podía ser un obstálculo si no se asimilaba. Muchas políticas educativas se desprenden de estas ideas. En los años 40’s, el gobierno de Lázaro Cárdenas implementó diversos programas educativos, agrarios y de salud en regiones de alta población indígena. El congreso de Pátzcuaro fue importante para la recopilación de las poblaciones indígenas del continente, así como para la difusión de materiales para la mejora de los niveles de vida de esos grupos. En 1948 se funda en Instituto Nacional Indigenista, organismo federal encargado de diseñar e instrumentar las políticas nacionales hacia los pueblos indígenas. Las funciones concretas del INI se basaron en la enseñanza a los grupos indígenas del idioma español y de un conjunto de herramientas para la integración a la sociedad moderna. Esta tarea la realizó durante poco más de 50 años. Si bien el indigenismo institucional se extiende hasta comienzos del siglo XXI, durante la década de los 80’s las transiciones a la democracia en América Latina abrieron la puerta para la creación de movimientos indígenas que reclamaban el derecho a la diferencia. Al mismo tiempo, en México comienzó la implementación de medidas económicas neoliberales, que significaron el inicio del debacle del indigenismo institucional. A finales de 1993 aparece en Chiapas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el cual resultó ser un parteaguas en la cuestión de la marginación indígena. En la primera declaración de la selva lacandona publicada en 1993, ellos dicen: “Se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin inmortales que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos” .

Se trató en sus inicios de un movimiento armado, compuesto por indígenas chiapanecos, el cual alzaba la voz con el objetivo de hacer escuchar

sus demandas a la clase política y la sociedad en general. Este movimiento se mostró como una forma de rechazó al indigenismo institucional y al modelo de Estado y economía neoliberal que se estaba desarrollando. Quizá el mérito más importante del EZLN fue posicionar al indígena como un actor importante en la arena política, ya que hasta los 90’s, el indígena siempre había jugado pasivamente el rol del explotado. Según González (2009) “dicho movimiento cambia la posición estructural de los indígenas”. La última etapa de indigenismo mexicano aparece dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, correspondiente al gobierno de Vicente Fox. De acuerdo a la nueva visión, el Estado reconoce el pluralismo étnico y cultural y al mismo tiempo respecta las diferencias. No intenta asimilar al indígena a un modelo específico de lo mexicano, sino que acepta que lo mexicano es algo más amplio de lo que el indígena ya forma parte. Entre los cambios instituciones están las reformas a los artículos constitucionales 1, 2, 4, 18 y 115, además de la desaparición del INI y su reemplazo por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Esta institución tiene como objeto orientar, coordinar, promover, apoyar, fomentar, dar seguimiento y evaluar los programas, proyectos, estrategias y acciones públicas para el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y comunidades indígenas de conformidad con el artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

2.3. Las instituciones políticas en Michoacán En Michoacán permean situaciones que son comunes a otras regiones del país pero con matices históricos específicos. Como se precisó antes, el Estado mexicano adquiere el pleno control del territorio hasta principios del siglo XX. Es por eso que nos enfocaremos en las instituciones políticas del siglo pasado en Michoacán. No es posible explicar de manera homogénea el funcionamiento político en Michoacán, debido a las diferencias entre campo y ciudad, entre empresarios rurales y peones asalariados, y entre las actividades productivas de cada región. Nos centraremos por tanto en las relaciones políticas entre los campesinos y el Estado nacional.

Dos son los mecanismos de dominación empleados por el Estado mexicano para el control de Michoacán. El primero de ellos fue la política agrarista oficial, emanada de las exigencias de la Revolución. En Michocán tuvo un impacto especial, ya que fue una de las bases del programa político de Lázaro Cárdenas. Como explica Vargas (1992), durante las décadas de los 30’s y los 40’s, se llevó a cabo una sistemática destrucción de la gran propiedad y con ello la disolución de la estructura de poder hacendaria. De 1936 a 1938, las haciendas de la región quedaron repartidas en setenta ejidos. El segundo mecanismo de dominación fue el corporativismo, aunque no siempre bajo la forma de grandes centrales nacionales. Hasta 1965, la forma predominante de vinculación entre la sociedad rural y el Estado fue la presencia de estructuras caciquistas y ejidales. El ejido nació simultáneamente como órgano de representación popular y como aparato de control del Estado (Zepeda, 1992) Los caciques rara vez eran producto de la participación, ya que las más de las veces se autodesignaban o eran elegidos por las relaciones que tenían con grupos de poder. De este hecho se ha heredado una cultura política fundada en la no participación, la desconfianza y la resignación. La ciudadanía rural fue durante mucho tiempo una ficción en Michoacán. El caciquismo fue una forma de explotación económica y dominación política durante casi cuatro décadas. El cacique tenía las características: 1) era el dueño o tomaba el control de los medios de producción, 2) tomados los medios de producción, se hacía de los canales de comunicación entre la comunidad y el sistema político central, 3) ejercía el poder de manera informal, y por tanto, personalizada, 4) poseía estatus social y los valores socialmente aceptados de la región (Vargas, 1992). Por tanto, su función era la de articular la esfera local con la nacional, eliminar otros poderes independientes locales y estableciendo una relación de dependencia al mediar los flujos de recursos del Estado a la comunidad (Salmerón, 1992). De acuerdo con Leyva (1992) los caciques estaban lejos de conformarse como agentes paralelos o confrontados con el Estado. Al contrario, éstos fueron un elemento fundamental para la constitución del Estado. Su función de regulación de las demandas de la base para que éstas no desbordaran la

capacidad de la cúspide fue vital para el mantenimiento del orden y el fortalecimiento de las instituciones nacionales. En 1965 comenzaron transformaciones en torno a la institucionalización del poder que produjeron la lucha contra los cacicazgos dentro del partido oficial. Las instituciones corporativas no desaparecieron, simplemente dejaron de estar en manos del cacique. El poder basado en relaciones personales y lealtades dejó de ser predominante frente a la nueva dominación política de las corporaciones. Este proceso detonó la actividad partidista y los procesos electorales. Las regiones de Michoacán se transformaron en espacios donde los actores locales, regionales y nacionales se disputaban los espacios de poder. Durante los 70’s y años posteriores, se volvió una práctica normal el hecho de que los inconformes ocuparan las sedes de gobierno en repudio al candidato formalmente electo (Calderón, 1993). La toma de las instalaciones, el impedimento de que los presidentes municipales tomaran posesión, la utilización de edificios alternos al municipal y hasta la creación de gobiernos paralelos han sido las cuatro formas de conflicto post-electoral en Michoacán. Encontramos en total cinco elementos que han modificado por completo las relaciones entre Estado y sociedad rural en Michoacán, tres de ellos externos a las comunidades y dos internos a ellas. Entre los externos tenemos: 1) la erosión del sistema corporativo oficial, 2) la incapacidad política de representar las fuerzas sociales y 3) la aparición abrumadora del crimen organizado. Por otro lado, en los elementos internos encontramos: 1) la herencia relativamente independiente del caciquismo, que durante mucho tiempo ejerció un poder relativamente autónomo, tanto en la distribución de los recursos como en la impartición de justicia y 2) la presencia de una fuerte idea de comunidad en las zonas rurales. Tales elementos han puesto en movimiento procesos de reivindicación étnica como forma de confrontación política. A continuación nos ocuparemos de uno de ellos.

2.4. El movimiento indígena en Cherán Para propósito de este trabajo de investigación hemos seleccionado la movilización de los Purépechas en el municipio de Cherán, estado de Michoacán, ocurridas en abril de 2011. Este movimiento es relevante ya que

ganó un proceso legal para gobernarse a través de sus usos y costumbres, dejando fuera a los partidos políticos y al ayuntamiento tradicional. La meseta purépecha posee abundante riqueza boscosa, por lo que la tala clandestina siempre había sido una constante en la región. Sin embargo, con la aparición del crimen organizado y con ello la depredación del bosque, la normalidad se vió trastocada. De acuerdo a nuestro informante A, diariamente transitaban 200 camionetas llenas de madera conducidas por personas armadas. El clima de inseguridad no se limitaba a la tala. La extorsión, el secuestro y la amenaza se conviertieron en situaciones permanentes. Ante tal situación, el gobierno municipal nunca se hizo cargo. El 15 de abril de 2011 aparece el primer conflicto entre comuneras y miembros del crimen organizado. Un grupo de mujeres detuvieron una camioneta cargada de madera, y con el apoyo de otros miembros de la comunidad, capturaron a 2 criminales. Aunque la población local logró momentáneamente que los talamontes se retiraran, horas más tarde regresaron por los hombres capturados, y nuevamente fueron repelidos por el uso de cohetes pirotécnicos, uno de los cuales logró impactar en un talamonte. Ese mismo día la comunidad organizó un sistema de barricadas en cada entrada al pueblo, acompañadas por puestos de vigilancia (fogatas) en cada cuadra (Ventura Patiño, 2012, La Jornada, 2011; Entrevistas, 2014). Las fogatas tuvieron una permanencia de más de un año. Su funcionamiento consistía en la toma de turnos para la vigilancia por parte de los vecinos. Los primeros tres meses, estaban encendidas las 24 horas. Andrade (2013: 41) explica que las causas del conflicto fueron: 1) El problema del incremento de la explotación ilegal de la madera por la aparición de un “nuevo” actor en la región como el crimen organizado; 2) el incremento de la inseguridad al interior de la comunidad a consecuencia precisamente del creciente poder del crimen organizado; 3) la corrupción e ineptitud de la autoridad municipal y también de las autoridades estatales; 4) la profunda división entre los cheranenses ocasionada por el último proceso electoral en el municipio.

Pronto surgió una coordinación general que encabezó el movimiento. La coordinación estuvo integrada por ocho comuneros elegidos popularmente, dos por cada uno de los cuatro barrios de Cherán. A la par, se constituyeron comisiones encargadas de proveer los servicios que antiguamente el municipio

ofrecía. Para este momento, el ayuntamiento había sido tomado y poca gente reconocía ya al presidente municipal Roberto Bautista Chapina. Estas nuevas instituciones de base comunal iniciaron el proceso legal para regirse de acuerdo con sus usos y costumbres. Tras un primer rechazo del Instituto Electoral de Michoacán, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación presentó el el 2 de noviembre de 2011 una resolución a favor del municipio indígena de Cherán. “Por primera vez en la historia el Estado mexicano reconoció el derecho de un municipio indígena para elegir a una autoridad municipal conformada de acuerdo a sus usos y costumbres” (Andrade, 2013: 1). La nueva organización política de Cherán está constituida por un Concejo Mayor, formado por 12 miembros de la comunidad (K’eris), los cuales son elegidos cada tres años y pueden ser removidos si es que la comunidad así lo desea. Junto al Concejo Mayor se encuentra la Tesorería Comunal y un Concejo operativo principal. A su vez existen seis concejos operativos especializados en distintos servicios: 1) Concejo de Administración Local, 2) Concejo de bienes comunales, 3) Concejo Coordinador de los Barrios, 4) Concejo de Procuración, Vigilancia y mediación de Justicia, 5) Concejo de los Asuntos Civiles y 6) Concejo de los programas sociales, económicos y culturales. Cada Concejo tiene funciones concretas que responden a las funciones que el gobierno tradicional ejercía, la diferencia radica en que no existe un solo representante de la comunidad, y que en el proceso de toma de decisiones se involucra a la población. Podemos decir que se trata de una democracia directa en vías de consolidación.

3. Aproximación teórica al problema 3.1. Procesos de democratización, legitimidad y solidez institucional La democracia, es por mucho, el régimen político mayormente aceptado y deseable en muchos países debido a la falla de otros modelos de regímenes como lo han sido las dictaduras y los autoritarismos. Para Charles Tilly la democracia es una clase de relaciones entre Estado y ciudadanos. Dicha relación implica cuatro dimensiones: amplitud, igualdad, protección y consultas mutuamente vinculantes. La democratización es entendida como la modificación de estas relaciones de forma positiva, es decir, en la medida en que se aumentan

las dimensiones mencionadas puede hablarse de transición hacia la democracia mientras que la desdemocratización indica un deterioro en las características mencionadas anteriormente (Tilly, 2010, 31-46). Podemos diferenciar dos dimensiones muy amplias, por un lado una dimensión estructural, referida al Estado y por otro una dimensión de la acción colectiva, referida a los ciudadanos. La democracia más allá de los lineamientos procedimentales busca la participación política de los ciudadanos, entendida ésta como tomar parte en la argumentación y deliberación de problemas públicos, si lo pensamos ¿cómo podría legitimarse la democracia sin la participación ciudadana? La participación es clave en el entramado democrático por su dimensión política (soberanía), su dimensión legal (derecho) y su dimensión administrativa (mejorar la gestión gubernamental), aportando al sistema democrático dos elementos fundamentales: legitimidad en la toma de decisiones y efectividad en la operación de políticas públicas. La participación como resultado se centra en la construcción de ciudadanía, el fortalecimiento de prácticas participativas, fortalecimiento de estados más responsables y transparentes y el desarrollo de sociedades más inclusivas y cohesionadas (Ciesas-Indesol 2011, 9-42). La legitimidad es esencial para el funcionamiento de la vida política de los regímenes democráticos ya que se busca justificar el poder y la obediencia, es decir, hay gobernados (Estado) y gobernantes (ciudadanos). El consentimiento juega un papel relevante, éste funda el sentimiento de obligación, haciendo de la vida política la búsqueda de reglas y procedimientos en torno a los cuales los miembros de una comunidad se ponen de acuerdo a fin de obligarse (Coicaud, 2000, 13-15). En sus orígenes lo legítimo era lo legal, lo conforme a la ley. La reducción de la legitimidad a la legalidad es limitar los procesos de evaluación de las leyes al análisis de sus caracteres formales, lo que vacía el proceso de toda significación. Basta con el rotulo de legalidad para que ningún recurso sea apto para juzgar una ley de ilegitima o arbitraria. Afirmar la ley no hace obligatoriamente a la legitimidad sinónimo de legalidad. El funcionamiento de la ley reposa en la creencia de que la legalidad expresa los valores de la sociedad. La ley contribuye al estado de Derecho pero no puede inventarlo por sí mismo (Coicaud, 2000, 45-47).

Las instituciones políticas por las decisiones que de ellas resultan, comprometen al conjunto de la sociedad, garantizan el espacio público. La búsqueda de la legitimidad, que en palabras concretas es el reconocimiento social no se encuentra en la mayoría de votos, sino en el desarrollo de un buen gobierno, con resultados concretos en la solución de problemáticas de la ciudadanía y muestras claras de ser trasparentes en la gestión. Para ello es necesario contar con instituciones políticas sólidas y fortalecidas y actores políticos con muchas capacidades en política y políticas y ciudadanos participando activamente Las instituciones son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana y estructuran incentivos en el intercambio, sea político, social o económico, las instituciones definen y limitan el conjunto de elecciones de los individuos. Una parte esencial del funcionamiento de las instituciones es lo costoso que resulta conocer las violaciones y aplicar el castigo (North, 1993, 14-19). Existen tres maneras básicas en las que las instituciones sociales pueden surgir y transformarse: a) Por accidente (coyunturas históricas); b) por evolución; c) por intervención intencional (en búsqueda de un objetivo). Quizá el elemento más importante de una institución sea que es un rasgo estructural de la sociedad y/o la forma de gobierno:  Esa estructura puede ser formal o informal  Las instituciones son estables a través del tiempo  Las instituciones deben afectar el comportamiento individual  Entre los miembros de la institución debe haber cierto sentido de valores compartidos. La principal función de las instituciones es reducir la incertidumbre pero ello no significa que sean estáticas, al contrario, se encuentran en constante evolución, alterando el marco de referencia para las elecciones. Generalmente lo hacen de un modo incremental, son cambios de comportamiento que responden a cambios culturales.

¿De qué depende esta evolución? De la

interacción entre instituciones y organizaciones: (i) las organizaciones surgen en función de los incentivos que generan las instituciones, (ii) las organizaciones actúan para modificar las instituciones en función de sus intereses. En última instancia el cambio depende de “empresarios” (entreprenneurs) que perciben

que un cambio en las reglas del juego los beneficiará, pero esta percepción depende tanto de la información que reciben como de la forma en que la procesan. El procesamiento se realiza con visiones ideológicas que pueden favorecer o frenar el cambio institucional. El cambio institucional delinea la forma en la que la sociedad evoluciona en el tiempo y es, a la vez, la clave para entender el cambio histórico. Los modelos que la mente crea y las instituciones que los individuos crean son esenciales en la manera en que los seres humanos estructuran su medio e interactúan con él. En ese orden de ideas, las instituciones dotan de certidumbre a la acción humana, se actúa bajo ciertos parámetros que constriñen dicha acción, sin embargo, estos parámetros pueden ser modificados, a pesar de la estabilidad de las instituciones éstas sufren cambios y una de las causas podría ubicarse en la legitimidad y funcionalidad que se tiene de ellas.

3.2. Movimientos sociales Los movimientos sociales (MS) son una forma de participación que se suscribe al ámbito de la política, porque una de sus características principales es que buscan la transformación del orden social y político existente. Son definidos como un proyecto cultural ligado a un conflicto social (Touraine, 2000: 110). A su vez los MS forman parte de los actores que dan paso a la democratización de sus naciones. La economía, las relaciones sociales y las formas de poder político son tres elementos que se entremezclan para dar paso al surgimiento de un MS, ya que a partir de la forma en que se establecen las relaciones entre estos elementos, el conflicto emerge o se presenta de manera latente. Un punto a resaltar respecto de este marco de referencia es el pensamiento dicotómico, es decir, la dominación conlleva la existencia de dos actores: el que tiene el don de mando y aquel que obedece. Por su parte Melucci (1999: 12-18, 37) plantea que los movimientos sociales “son sistemas de acción, redes complejas entre los distintos niveles y significados de la acción social, y son el resultado de intercambios, negociaciones, decisiones y conflictos entre diversos actores”. Los movimientos sociales se originan en torno a un conflicto que se vuelve visible a través de los

nuevos patrones de desigualdad y las formas de poder que recrea la sociedad. Un punto interesante que formula Melucci (1999: 17-20), refiere al sistema político: la democracia es el sistema político donde la forma en que se ejerce el poder puede ser cuestionada y negociada para así elaborar nuevas normas y criterios de inclusión. Para Melucci los conflictos no se solucionan de una vez y para siempre. Como se dijo, los MS refieren a un sistema de acción, donde los participantes no poseen exclusivamente una visión de costo-beneficio. Melucci (1999: 46) incluye las categorías de identidad y solidaridad que responden a la lógica del sistema en el campo cultural y en la vida cotidiana de las personas. Entiende a la solidaridad como la capacidad de los actores para compartir una identidad colectiva, en otras palabras, reconocerse como miembros del mismo sistema de relaciones sociales. En ese sentido, el conflicto es definido como una relación entre actores opuestos luchando por los mismos recursos a los cuales ambos dan valor.

3.3. Ciudadanía sustantiva Existen distintas formas de pensar a la ciudadanía, desde aquellas en las cuales se trata de una cuestión constitucional/formal de derechos y obligaciones; y aquellas que perciben a la ciudadanía como una lucha por la dignidad y el respeto, una lucha por el derecho a tener derechos. Estas formas de pensar a la ciudadanía buscan responder cuestiones básicas como ¿a quién debe incluirse y bajo qué términos debe establecerse la ciudadanía? En ese sentido, nosotros partimos de la ciudadanía sustantiva, teoría que reconoce los marcos institucionales y los controles sociales que determinan el comportamiento social y jurídico de los individuos, empero, hace hincapié en las experiencias concretas de carácter colectivo que se expresan de modo desigual y combinado, aludiendo a que estas son prácticas de ciudadanía (Tamayo, 2012: 23). Es decir, existe un carácter institucional de la ciudadanía, pero además hay patrones de interacción social que se pueden expresar en luchas sociales por visiones particulares de los involucrados las cuales se desarrollan en contextos específicos. La ciudadanía se construye con base en prácticas y experiencias sociales, es decir, no existe un carácter inamovible y funcional de ésta. “La existencia de

relaciones desiguales y la distribución diferencial de los recursos y del poder así como la evidencia de una heterogeneidad cultural al interior de una nación promueven prácticas diferenciadas de ciudadanía”. Estas prácticas pueden ubicarse en los movimientos sociales que vindican o reivindican derechos y prácticas sociales. La ciudadanía es pues dinámica, formada y transformada históricamente por diversos actores sociales Tamayo (2010: 2, 2012: 15). Con base en lo anterior es pertinente señalar que la participación es esencial para la construcción de prácticas ciudadanas ya que es necesario que, “los miembros de la comunidad participen activamente en la argumentación y solución de problemas públicos” (Tamayo, 2010: 58-59). Se trata de una lucha social continúa de interpretación del ejercicio ciudadano, por la inclusión o exclusión de algunos. Es también un medio para empoderar a los ciudadanos con el fin de que éstos tengan voz dentro de sus comunidades, un sentimiento de pertenencia a la sociedad en la que viven, la valoración por la democracia y el entendimiento de las diferencias. Sin la participación de los ciudadanos en el proceso político la democracia carece de sentido y legitimidad. Hablar entonces de ciudadanía, es hablar de libertades individuales y colectivas de los pueblos, que se constituyen y ejercen mediante la participación libre de los ciudadanos, que tiene lugar dentro de un contexto socio-histórico particular y que además reconoce los marcos institucionales existentes que garantizan el orden social. No obstante, las diversas formas de participación social y política, entre éstas los movimientos sociales, pueden rechazar estos marcos institucionales y generar argumentaciones y acciones simbólicas o no para modificar tales estructuras. El ejercicio de la participación en los espacios públicos, es un tipo de poder que ejercen los ciudadanos, ya sea individual o colectivamente, para incidir en decisiones fundamentales como la distribución y apropiación de recursos públicos. Resumiendo, la postura de la ciudadanía sustantiva niega el carácter inamovible de la ciudadanía y además, encontramos tres elementos clave: 1), los marcos institucionales donde se reconoce la membrecía a una comunidad política así como la relación que existe entre ciudadanos y Estado; 2), el ejercicio de los derechos; y 3), la participación de los ciudadanos que se da en contextos particulares por lo que la ciudadanía es una construcción condicionada por las prácticas sociales (ejercicio de derechos y participación) y experiencias histórico-

culturales. La imbricación de estos elementos da cuenta de una definición sustantiva que trasciende el aspecto funcional y nos lleva a pensar espacios de ciudadanía como lo sugiere Tamayo (2012: 14). Espacios donde se generan conflictos que dan cuenta de la resistencia a la dominación, la desigualdad y la injusticia. Se trata de un espacio político, real y metafórico, donde se sitúa la lucha social. La ciudadanía implica en principio la lucha por la creación y expansión de derechos así como la reglamentación de la participación política y la independencia política, en otras palabras, de procesos de democratización

4. Datos recolectados y análisis 4.1. Método La información que se presenta en el siguiente apartado fue recopilada utilizando la técnica de la entrevista semi-estructurada (Vega, 2009) a actores clave dentro del movimiento social ocurrido en Cherán en abril del 2011. Las preguntas estuvieron diseñas de manera que los entrevistados mostraran su percepción positiva o negativa del movimiento, así como de los resultados de mismo. Las entrevistas se llevaron a cabo en marzo del presente año. También se utilizaron diversas fuentes documentales y hemerográficas. El análisis de los datos fue realizado bajo el método del análisis estructural de contenido propuesto por Hiernaux y retomado por Suárez. El objetivo de esta estrategia es encontrar las representaciones y sistemas de sentido del locutor en cuestión, es decir, sus “modelos culturales” (Suárez, 2008). Específicamente, el método funciona analizando pequeños pasajes del documento de interés que concentren tensiones fundamentales que se llamarán “unidades mínimas de sentido”. Estos fragmentos se ordenarán de manera binaria siguiente los principios de asociación y oposición (Suárez, 2008) Finalmente, para dar validez a los datos hallados, se recurrió a la triangulación como herramienta de confrontación y comparación de diferentes tipos de datos (Denzin, 1978). Concretamente, las fuentes documentales fueron contrastadas con la información recopilada por las entrevistas.

4.2. Análisis2 4.2.1. Material comunidad-pertenencia La percepción de comunidad y pertenencia está compuesta por dos pares de códigos: 1) lo propio/lo extraño y 2) comunidad, bosque/crimen, corrupción, empresas. Abordaremos cada uno de estos códigos de manera separada. 4.2.1.1. Lo propio vs lo extraño Las relaciones entre miembros de una comunidad se articulan en sistemas simbólicos propios, generados dentro de la misma localidad: la dinámica social interna producirá normas que regularán la vida social de ese grupo. El rol del vecino, por tanto, girará en torno al cumplimiento de las expectativas que se tengan en la determinada cultura, grupo o clase. En este sentido, en la comunidad de Cherán se reconoce como distante, egoísta y antipático lo que en las grandes y medianas ciudades se entiende por normal. Si bien las relaciones privadas cotidianas han diluido la cohesión social (en comparación con el momento cúspide del movimiento, tres años atrás), el sentido de pertenencia y cohesión continúan siendo fuertes. Lo anterior puede explicarse si consideramos el reforzamiento identitario que significó ser agredidos por el crimen organizado. En otras palabras, la agresión sufrida por los talamontes ilegales delimitó a la comunidad de Cherán, indicándole lo que no era y debía ser rechazado como ajeno y peligroso. El temor a perder la vida agudizó la conciencia de su propia existencia como unidad social organizada. Durkheim llama “sociedades mecánicas” a aquellas que, por oposición a las sociedades modernas, poseen una carente división del trabajo que las lleva a tener una fuerte cohesión normativa, que siempre o casi siempre va acompañada de habilidades intelectuales pobres por parte de sus miembros. En Cherán esto no sucede: a pesar de que observamos la presencia de un sistema normativo fuerte, este convive con la presencia de conciencias individuales reflexivas propias del mundo moderno. Esta situación se puede explicar como lo hicimos antes: la falta de protección por parte del Estado llevó a la comunidad a cerrarse en sí misma ante el peligro del crimen organizado.

2

Por motivos de extensión, no hemos incluido las tablas en donde aparecen los fragmentos. Sin embargo cualquier interesado en estos datos puede pedirlos al correo electrónico de cualquiera de los autores.

En los fragmentos organizados en este primer apartado de la tabla observamos como los entrevistados ponen énfasis en lo de “fuera” como algo desconocido de lo que hay que desconfiar. La experiencia histórica de los pobladores de Cherán les ha enseñado que los actores ajenos a la comunidad rara vez se comprometen con su desarrollo. Asimismo, los distintos grupos externos se caracterizan por apropiarse de los recursos locales. En oposición a esto, encontramos una fuerte identidad local, basada en parte en el conocimiento mutuo y la confianza que de esto deriva. Claramente hay una connotación negativa hacia los actores externos y una percepción positiva hacia los miembros de la comunidad de Cherán.

4.2.1.2. Comunidad, bosque vs crimen, corrupción, empresas no sustentables La cultura e identidad locales se manifiestan de manera vivencial en el día a día mediante representaciones compartidas, concretizadas por contextos espaciales y temporales específicos, que en el caso que nos ocupa se materializa en el bosque. Históricamente, el bosque (y su defensa) ha sido un elemento constitutivo muy importante de la identidad de los pobladores de la meseta purépecha. La población de Cherán se ocupa fundamentalmente en actividades primarias relacionadas a la explotación de la tierra. Aunque el comercio está presente, la agricultura y la tala de madera son las actividades productivas principales de la localidad. Por tanto, la vida social de la comunidad está íntimamente ligada al bosque y la tierra. Durante mucho tiempo la población local explotó la madera de manera artesanal, para consumo interno y venta a pequeña escala, sin embargo, a principios del siglo XX arrivaron los primeros aserraderos de tipo industrial a la región. Las empresas privadas, en alianza con gobiernos corruptos, tuvieron desde aquel entonces una actitud depredadora hacia los recursos forestales. La ausencia de programas de explotación sustentable, las consesiones desmedidas y las malas condiciones de trabajo produjeron la aparición de un primer movimiento en defensa de la tierra: el liderado por Federico Hernández Tapia y sobre todo por Casimiro Leco López. Estos dos personajes se opusieron a la explotación del empresario Inés Chávez.

Más recientemente, los vacíos de poder que el Estado disfuncional mexicano ha dejado, han dado entrada a que organizaciones criminales tomen el control de algunas regiones. Durante casi un año y medio, en el municipio de Cherán se mantuvo la presencia de grupos de talamontes que redujeron considerablemente los recursos forestales de la región. Sólo la comunidad organizada (sin ayuda del Estado) logró expulsar a los invasores, reforzando el sentido de pertenencia y cuidado del bosque. Podemos ver entre los fragmentos del segundo apartado que la población local tiene conocimiento de los hechos históricos de despojo de las tierras, además de los movimientos de la comunidad que han surgido para defender el bosque. También es posible dar cuenta de la conciencia que existe respecto a la presencia de grupos criminales, y el riesgo de que puedan reaparecer si no se mantiene la vigilancia. Finalmente, la desconfianza en las autoridades está siempre presente, por oposición a la certidumbre que dan los miembros de la comunidad.

4.2.2. Material participación-ciudadanía Dentro de la comunidad de Cherán tienen lugar diversas prácticas que hemos entendido como prácticas que construyen ciudadanía. Algunas de estas prácticas están específicamente ligadas a la participación en la toma de decisiones de la comunidad. Hemos compuesto este apartado por tres pares de códigos: 1) interés comunal, unidad/interés individual, 2) ausencia de líderes, organización horizontal/gobierno tradicional, presidencia municipal y 3) prácticas de ciudadanía, participación activa/pasividad. De manera semejante al material 1, trataremos cada código de manera separada.

4.2.2.1. Interés comunal, unidad vs interés individual En el apartado anterior dedicamos varias líneas al modo en que los cheranenses identifican lo propio y lo extraño, dicotomía que a su vez se encuentra ligada estrechamente con la idea de comunidad. En este apartado nuestro interés principal es mostrar cómo existe una apreciación positiva de cierto tipo de relaciones vecinales, a saber, aquellas que están encaminadas al cuidado del bosque y el apoyo mutuo.

Usualmente, las relaciones vecinales están condicionadas por algunas variables tales como la densidad de población, la condición urbana o rural o el nivel económico, sin embargo existe un cuarto elemento que en el caso de Cherán es alto: el grado de cooperación permitida entre miebros de una comunidad. En Cherán existe una percepción negativa en torno al egoísmo y la ausencia de interés en las decisiones públicas de la comunidad. Luego de la agresión externa al pueblo, las relaciones entre vecinos se estrecharon y esto se manifiesta de tres maneras. La primera de ellas es la participación en fogatas y asambleas. Durante casi un año y medio, los pobladores de Cherán se organizaron en 180 fogatas que cubrían cada esquina del pueblo. Las fogatas no sólo eran trincheras desde donde se vigilaba, sino también centros de socialización. Esta forma de organización permitió el acercamiento de los participantes. La segunda y tercera formas son consecuencias de la primera, pero éstas resultan ser de mayor impacto y estabilidad en el tiempo. Se trata de las visitas informales y la petición de consejos, las cuales ya estaban presentes, pero se reforzaron por las fogatas. Entre los fragmentos escogidos para este código, observamos que existen elementos que causan división en la comunidad: por un lado el crimen organizado y los recursos que de este se derivan vía la tala ilegal, y por otro lado la corrupción de los partidos políticos y los recursos que de estos se derivan vía el presupuesto. Del otro lado tenemos la idea de unidad, que recae en la organización local que se manifiesta en las fogatas, las asambleas de barrio y las asambleas generales.

4.2.2.2. Ausencia de líderes, organización horizontal vs gobierno tradicional, presidencia municipal Los partidos políticos suelen tener un mayor nivel de institucionalización y profesionalización que hacen que no dependan de la movilización de sus simpatizantes o miembros para conseguir sus objetivos, hecho que sí sucede en los movimientos sociales. Sin embargo, en Cherán los partidos políticos han perdido arraigo en la gente. La explicación de esto se puede hayar en el abandono por parte del gobierno y la exitosa organización comunal de las fogatas.

Al existir relaciones desiguales y distribución inequitativa de los recursos, derechos y servicios, en este caso en concreto, la ausencia de seguridad por parte de las autoridades municipales frente a las situaciones de inseguridad y abuso que vivían los comuneros de Cherán por parte del crimen organizado, dio como resultado la movilización de las y los comuneros, creando con ello espacios de conflicto que como menciona Tamayo (2010, 2012), son espacios de construcción de ciudadanía porque dan cuenta de prácticas diferenciadas de ciudadanía, es decir, trascienden el aspecto legal y muestran diversas acciones que llevan a cabo los involucrados. El rechazo a la forma tradicional de gobierno, permitió la posibilidad de repensar y concretizar formas alternativas para la toma decisiones y acciones. Las instituciones políticas y administrativas de la comunidad de Cherán expusieron que la idea básica de la ciudadanía tradicional “la igualdad de derechos” para todos los ciudadanos de un espacio territorial determinado no podía traducirse en oportunidades sociales iguales para todos los miembros de la comunidad; es decir, en el momento en que no hubo respuestas eficaces a las demandas de seguridad y protección de las y los comuneros así como de sus bosques, la comunidad posterior a una situación realizada sin un plan previo, ejecutó una serie de acciones que los llevó a auto organizarse, implicando con ellos procesos de reflexión y deliberación constantes sobre sus instituciones políticas y administrativas. Entre los fragmentos escogidos podemos ver una clara hostilidad hacia el gobierno, los partidos políticos y la presidencia municipal. Al mismo tiempo se puede dar cuenta del apoyo al autogobierno basado en una consulta. Vemos también la existencia de horizontalidad en la toma de decisiones, la creencia en la democracia y el empoderamiento de los ciudadanos.

4.2.2.3. Prácticas de ciudadanía, participación activa/pasividad Tras la agresión del crimen organizado a la comunidad de Cherán y la indiferencia de las autoridades, el pueblo se organizó en una red de vigilancia con nodos que se podían ubicar por la presencia de fogatas. Aproximadamente 180 puestos de vigilancia fueron montados durante casi año y medio. Las fogatas, además de ser puestos de guardia, también se convirtieron en centros de planeación y toma de decisiones.

Esta organización tuvo al menos tres consecuencias directas: detuvo a los talamontes; acercó a la comunidad de Cherán bajo un mismo objetivo, el de proteger el bosque y por último autonomía política, lo que se tradujo en una forma alternativa de gobierno. Las fogatas expresaron una forma de participación horizontal, no ubicada dentro de los canales institucionales, donde cada comunera y comunero podía expresar de manera abierta sus ideas, incertidumbres y propuestas sobre lo que consideraban viable para las situaciones a las que se enfrentaban. En otras palabras, “los miembros de la comunidad participaron y participan activamente en la argumentación y solución de problemas públicos”, alejándose de los marcos institucionales prestablecidos y creando con base en la argumentación y estudio nuevos marcos institucionales de acción. Sobre la base de la experiencia de las fogatas, los cheranenses rechazaron a los partidos políticos y formaron un Consejo Comunitario, el cual fue elegido por usos y costumbres. La falta de representatividad de la autoridad para con la comunidad gestó el deseo de autogestión. El desconocimiento de la policía y demás autoridades municipales llevó al establecimiento de facto de un autogobierno. Dentro de la estructura política de Cherán encontramos tres niveles: 1) el de las fogatas, que en su origen fue el más amplio pero que ahora se ha especializado sólo en la seguridad, 2) el de las asambleas de barrios, en donde se tratan problemáticas de cada barrio, y 3) el de la asamblea general, donde se toman las decisiones de toda la comunidad. Además de estos tres niveles operativos de participación directa, existen comisiones cuya estructura es más representativa (están compuestas por miembros de los cuatro barrios). En los fragmentos escogidos se puede dar cuenta de que antes de la explosión del movimiento, había pasividad en la comunidad. Aunque el conflicto estuviera latente desde antes de la confrontación directa, la gente permitía el saqueo del bosque, el tráfico y producción de drogas y la extorsión. Sin embargo, después de abril del 2011, sucede un cambio diametral en la actitud política de los cheranenses. La primera reacción fue ofensiva, ya que quemaron las camionetas que los talamontes usaban. De ahí, se organizaron en fogatas en donde tomaron la decisión de expulsar a los partidos políticos y conformarse como comunidad autónoma. Encontramos una ligitimidad fortalecida en la

organización política de Cherán, ya que está conformada por elección directa, toma decisiones en asambleas y rinde cuentas de sus acciones.

4.2.3. Relación Cherán-Estado En Cherán hubo un radical rechazo de los partidos políticos, la policía y cualquier otra autoridad del Estado. No obstante, el rechazo no se extiende a los recursos que puedan ayudar al desarrollo de la comunidad. No hay contradicción en esto: los recursos no provienen de los bolsillos de los políticos, sino de impuestos de ciudadanos y riquezas del territorio nacional. En este apartado sólo encontramos un sólo código, que, sin embargo, tiene varias aristas.

4.2.3.1. Obtención de recursos, exigencia de justicia vs partidos políticos, policía, gobierno municipal y estatal Como se ha mencionado anteriormente, durante y después del movimiento los cheranenses se alejaron de las autoridades legales. La complicidad de la policía, la indiferencia del gobierno y la corrupción de los partidos políticos fueron los factores clave para optar por un gobierno autónomo. Sin embargo, se sabe que sin los recursos administrados por el gobierno poco se puede hacer. Por lo tanto, una de las aristas de la relación Cherán-Estado es la obtención de recursos. Los distintos planes de reforestación y la aplicación de los programas sociales significan para la región recursos que de otro modo no estarían disponibles. El objetivo de los cheranenses no es aíslarse de la política, sino ubicarse como igual en la arena política. La otra vertiente de la relación entre Estado y comunidad autónoma es la de exigencia de justicia. Diesciocho muertos y cinco desaparecidos fue el saldo del enfrentamiento con los talamontes, de los cuales hasta el momento no hay ninguna sentencia. La exigencia de justicia ha empoderado al consejo local, ya que los ha colocado en una relación de iguales con sus interlocutores en otras áreas del Estado, lo cual los consolida como una comunidad gobernada por sus usos y costumbres y abona a su legitimidad. En los fragmentos escogidos notamos que los entrevistados valoran la autonomía política, pero tienen presente la importancia de la autonomía económica. Tanto en el momento de crisis como en los subsecuentes, los cheranenses tuvieron una actitud de apertura hacia la ayuda del gobierno y la

aplicación de sus distintos programas. Un elemento importante a destacar de lo anterior es que los programas sociales y de reforestación son administrados por las comisiones creadas dentro de la comunidad. Entre los entrevistados también está presente la posibilidad de un retorno de los partidos políticos, los cuales se mantienen atentos a cualquier oportunidad de regresar a la vida pública de la comunidad. Finalmente, la exigencia de justicia es una deuda pendiente, ya que hasta el momento continua la impunidad.

4.2.4. Resultados del conflicto, logros y retos Mucho hay que decir sobre las consecuencias del movimiento, tanto de los logros consumados como de los objetivos que están en proceso. En este último material desprendemos dos pares de códigos: presente, futuro/pasado y auto organización/estabilidad en riesgo por falta de cohesión. Podemos observar dentro de lo general que existe una percepción negativa del pasado y un optimismo respecto a lo que se vive hoy y el futuro, aunque tieniendo en cuenta la posibilidad de un retroceso.

4.2.4.1. Presente, futuro/Pasado Las ideologías políticas siempre tienen posiciones negativas o positivas en relación al pasado y al futuro. Algunas ensalzan un pasado glorioso, al que se debe volver (por ejemplo el fascismo) y otras anhelan un ideal futuro al que se tiene que llegar (por ejemplo el socialismo). En la comunidad de Cherán vemos una clara preferencia por el presente y la esperanza del futuro que por volver al antiguo estado de cosas. Vemos que hay una percepción negativa en torno al regreso de los talamontes o de los partidos políticos, mientras que se ve positivamente la continuación de la reforestación y el gobierno autónomo. En los fragmentos escogidos vemos como en 2009 y 2010 la población vivía con mucha impotencia, por un lado veían cómo criminales saqueaban los bosques y por otro podían perder la vida si protestaban. El acto de protesta de abril de 2011 por parte de un grupo de mujeres hacia los talamontes resultaría ser un parteaguas. De ahí en adelante la comunidad progresivamente se fortaleció hasta el punto de establecerse como autónoma. Los logros son muchos: una comunidad segura, reforestación en proceso y la concientización de la población de su carácter de ciudadanos.

4.2.4.2. Auto-organización/Estabilidad en riesgo por falta de cohesión La desorganización y la división al interior son los mayores problemas que enfrenta el proyecto político de Cherán. Si bien tanto el crimen organizado como los partidos políticos se encuentran debilitados, la presencia de recursos hace posible su reaparición. Aunque no a gran escala, la tala clandestina continúa, y los partidos esperan su oportunidad para ofrecer a la gente volver al pasado. A pesar de que el gobierno regido por usos y costumbres fue decisión del pueblo mediante una consulta vigilada por el IEM, mucha gente duda de las posibilidades de esta alternativa de gobierno. Además, muchos de los actores que años atrás saquearon el bosque siguen presentes en comunidades cercanas a Cherán, como la de Casimiro Leco.

5. Conclusiones Ante la crisis de gobernabilidad y representación en América Latina y el inicio de la transición a la democracia, los movimientos sociales aparecieron como un medio de expresión y canalización de demandas. Aunque queda mucho camino por recorrer, los movimientos sociales que comenzaron en el último cuarto del siglo XX, han logrado renovar sus lazos identitarios y construir hacia adentro un frente común. Diversos grupos a lo largo de todo el subcontinente latinoamericano están reivindicando su carácter autónomo, al punto de lograr el estátus constitucional de naciones multiculturales, e incluso en algunos casos, de naciones indígenas. Todos

estos

fenómenos

los

entendemos

como

procesos

de

empoderamiento y contrucción de ciudadanía, que en muchos casos logran trastocar las instituciones formales del Estado, y hasta reemplazarlas en cierta medida. Sin embargo, las organizaciones como la de Cherán aún tienen un largo camino por recorrer en cuanto a profesionalización y consolidación de sus instituciones. Una de las tesis de este trabajo es que las comunidades políticas desbordan al Estado, siendo este tan solo una forma más de manifestación de la política. Queda claro que aquello que delinea a las comunidades políticas como tales, es su carácter identitario. Es por eso que para las comunidades indígenas y su unidad política es de vital importancia su base histórica y étnica.

6. Bibliografía  ANDRADE Aragón, Orlando (2013) “El derecho en insurrección. El uso contra-hegemónico del derecho en el movimiento purépecha de Cherán”. Revista de Estudos & Pesquisas sobre las Américas. Vol. 7 No 2.  BAGÚ, Sergio (1992), Economía de la sociedad colonial, México, FCE  BASTIAN, Jean-pierre (2002) “América Latina 1492-1992, Conquista, Resistencia

Y

Emancipación”

Cuadernos

Constitucionales

México-

Centroamérica, Número 4.  CALDERÓN, Molgora Antonio (1993) “Poder y autoridad: elecciones municipales en Michoacán”. REVISTA Relaciones, vol. XIV, número 53, pp 197-218  CANSINO, César (1991). “La transición política en México: dinámica y perspectivas”, Estudios Políticos, Número 8, pp. 7-47  CIESAS-INDESOL (2011). “¿Cómo medir la participación? Creación, validación y aplicación del cuestionario de conductas de participación”. México. Pp. 9-42.  COICAUD, Jean-Marc (2000). “Legitimidad y política. Contribución al estudio del derecho y de la responsabilidad política.” Homo Sapiens Ed, Santa Fe. Pp. 13-54.  CÓRDOVA, Arnaldo (1972), “La formación del poder político en México”, México, Ediciones Era. 

-----------------------

(1973). La ideología de la Revolución Mexicana. La

formación de un nuevo régimen, México, Ediciones Era.  DENZIN, N. K. (1970). The Research Act in Sociology. Chicago: Aldine.  GAMIO, Manuel (1927). Forjando patria, México, Porrúa.  GONZÁLEZ Gómez, Perla Xochitl (2009) “La política indigenista: la relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas durante el sexenio 20002006”. Tesis de licenciatura. México. Universidad Nacional Autónoma de México.  KOIRBAESC, Leif y SÁMANO Rentería, Ángel (2007) “El indigenismo en México: antecedentes y actualidad”, Revista Ra-himay. Volumen 3, número 1, trimestral, pp 195-224.

 LEÓN, Samuel (1990), “El partido en el poder”, en Carmen Corona (ed.), El partido en el poder. Seis ensayos, México, PRI.  LEYVA Solano, Xóchitl (1992), “La intermediación política en el medio rural. Un estudio de caso en el noroeste michoacano”, en Jesús Tapia Santamaría (comp.), Intermediación política y procesos políticos en Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán, pp. 155-184.  MARTÍNEZ, Severo (1998), La patria del criollo. Ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca. México, FCE.  NORTH, Douglas C. (1993) “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico”. México, FCE. Pp. 9-35.  PETERS, B. Guy (2003) “El nuevo institucionalismo. Teoría institucional en ciencia política”. Gedisa, Barcelona.  SALMERÓN, Fernando (1992), “Movilización, mediación y control políticos. La escuela agrícola de La Huerta y la CRMDT en el proceso posrevolucionario de centralización política”, en Jesús Tapia Santamaría (comp.), Intermediación política y procesos políticos en Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán, 85-105.  SIERRA, Justo (1977), Evolución política del pueblo mexicano, México, UNAM.  SUÁREZ, Hugo José (2008), “El método de análisis estructural de contenido”, en Hugo José Suárez (coord), El sentido y la sociología. Sociología de la cultura y análisis de contenido, Zamora, El Colegio de Michoacán, 119-142.  TAMAYO, Sergio (2006) “Espacios de ciudadanía, espacios de conflicto”. Sociológica, año 21, número 61, mayo-agosto de 2006, pp. 11-40. 

--------------------- (2009) “Participación ciudadana y movimientos sociales”, en Francis Mestries, Geoffrey Pleyers, Sergio Zermeño (coordinadores). Los movimientos sociales: de lo local a lo global. México, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco.



--------------------- (2010) “Crítica de la Ciudadanía”. México, Siglo XXI, Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco.

 VARGAS, Pablo (1992), “El caciquismo, una red de poder político reginonal en la Ciénega de Chapala. 1940-1980”. en Jesús Tapia Santamaría (comp.),

Intermediación política y procesos políticos en Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán, 115-144.  VENTURA Patiño, María del Carmen (2012) “Proceso de autonomía en Cherán. Movilizar el derecho”. Revista Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, Vol. XIX No. 55.  VILLORO Luis (2000) “La revolución de independencia”, en Historia General de México, México, El Colegio de México.  WARMAN, Arturo (1978) “Indios Y Naciones Del Indigenismo”, Nexos.  ZEPEDA Patterson, Jorge (1992b) Intermediarios políticos y caciques en Michoacán. en Jesús Tapia Santamaría (comp.), Intermediación política y procesos políticos en Michoacán, Zamora, El Colegio de Michoacán, 55-70  --------------------- (1992) “La nación vs las regiones” en Cecilia Noriega (coord...), El nacionalismo en México, Zamora, El Colegio de Michoacán.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.