Montes y Territorios: Comunidad, Sostenibilidad y Subjetividad

May 23, 2017 | Autor: Daniel Fernández | Categoría: Commons, Los Bienes Comunes (the Commons), Galiza, Ecopolitical Justice
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Descripción

Montes y Territorios: Comunidad, Sostenibilidad y Subjetividad1 Más allá del propósito de desmantelar el modelo económico dominante, se trata de destejer la racionalidad económica entretejiendo nuevas matrices de racionalidad y abonando el suelo de la racionalidad ambiental. Esto lleva a una estrategia de desconstrucción y reconstrucción; no a hacer estallar el sistema, sino a re-organizar la producción, a desengancharse de los engranajes de los mecanismos del mercado, a restaurar la materia desgranada para reciclarla y reordenarla en nuevos ciclos ecológicos. Mas esta reconstrucción no está guiada simplemente por una “racionalidad ecológica”, sino por las formas y procesos culturales de resignificación de la naturaleza. En este sentido la construcción de una racionalidad ambiental capaz de desconstruir la racionalidad económica, implica procesos de reapropiación de la naturaleza y de reterritorialización de las culturas. Enrique Leff. Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo sustentable

0. Paradigma del commons. Como objeto originario en la reflexión sobre los commos, el espacio ordenado por el así llamado monte comunal representa una oportunidad única para comprender su importancia -la de los bienes comunes-, y experienciar la magnitud de los impactos que produce su desaparición vueltos en forma de conflictos. Pese a que hablamos de una extensión que todavía hoy abarca el 20 % del territorio gallego, los montes comunales han sufrido una transformación radical a raíz de los cambios acaecidos en el mundo rural con la industrialización primero, la “modernización” que supone la entrada de España en la lógica capitalística2 a partir de los 60, y la descomposición que acompañó la segunda migración laboral a las zonas urbanas en la era postindustrial. El abandono del rural, su pérdida de relevancia en tanto que espacio de desarrollo por causas materiales, aunque también impulsado por la producción biopolítica de una cierta conciencia de pauperización de las condiciones de vida en parangón con las “espléndidas” promesas de la ciudad, crea las condiciones idóneas para el desplazamiento del espacio del oikos y la caída en desuso -económico- del territorio. “El aire de la ciudad os hará libres”. Para compilar un poco los dos ámbitos de incidencia que esta transformación genera en lo que se refiere a los montes comunales, vamos a señalar dos procesos simultáneos que se estarían desarrollando todavía en la fase actual del capitalismo en occidente, y que desde 1 Este texto es el resultado de algunas notas tomadas a partir de la visita al Monte Comunal de San Antón, con Login_Madrid y el Laboratorio del Procomún de Medialab-Prado. Más info en http://medialab-prado.es/article/login_galicia 2 Entendemos con F. Guattari, Capitalístico referido al momento de desarrollo del capitalismo que tiene lugar con la preeminencia de la bioeconomía en la producción de valor, en la etapa post-fordista.

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luego permean las mutaciones que observamos en la Galiza rural: uno, el repliegue de toda forma de gestión de los “bienes” no mercantilizada y las reglas de funcionamiento impuestas por el CMI3; dos, el desencadenamiento de una serie de conflictos correlativos, que amenazan “formas de vida” a la vez que homogeneizan la gestión del oikos y sus consecuentes formas culturales. Así, la fase de desterritorialización capitalista se caracteriza por una disolución de las estructuras y dispositivos diferenciales -e identitarios- de cada organización sociocultural -relaciones humanas, creencias, ritos, taxonomías, etc- que no se pueden ensamblar en el Capital como “CsO del ser capitalista”, toda vez que es sucedida por un movimiento contrario de reterritorialización que homogeneiza las conductas para adaptarlas a la hegemonía de producción de sentido del Imperio. El Capitalismo, así entendido, se vuelve Mundial e Integrado en la medida en que expande sus prácticas (de privatización) e integra la totalidad del tiempo de vida en la actividad-producción. “La desterritorialización debe ser considerada como una fuerza perfectamente positiva, que posee sus grados y sus umbrales (epistratos), y que siempre es relativa, que tiene un reverso, que tiene una complementaridad en la reterritorialización” 4. El desmantelamiento de la gestión comunal del espacio -como contenedor de recursos comunes- se inscribe en la línea de ataques que la dinámica interna del sistema actual lleva a cabo contra aquello que ha convertido en marginal, imponiendo la ideológica necesidad de cercar -enclosure- todo elemento cohesionador que sostenga una comunidad, bajo el manido pretexto del free rider5. Esta estrategia de cercamiento de los comunes se ha visto acelerada en los últimos tiempos en la medida en que las formas de acumulación de plus-valor, de valorización de valor6, han ido agotando sus posibilidades reclamando nuevas formas de mercantilización. Bajo el riesgo de colapso sistémico al que se enfrentan las sociedades capitalistas en la actualidad, la huida hacia adelante del sistema amenaza con continuar la lógica de la expropiación para la reproducción del capital. De ahí que quizás, en los tiempos venideros, nos tocará afrontar recurrentes ataques contra todo aquello que no se haya aún incorporado a las dos formas de propiedad que dominan la gestión del mundo desde las revoluciones burguesas: lo público y lo privado, en clara prioridad de lo segundo. “El curso de las tres grandes revoluciones burguesas -la inglesa, la estadounidense y la francesa- demuestra el surgimiento y la consolidación de la república de la propiedad. En cada uno de los casos, el establecimiento del orden constitucional y el imperio de la ley sirvieron para defender y legitimar la propiedad privada 7”. 3 Capitalismo Mundial Integrado. 4 DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006. pág 60 5 G. HARDIN. La Tragedia de los Comunes. Disponible en línea http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jonate/Eco_Rec/Intro/La_tragedia_de_los_comunes.pdf Consulta 24/10/2012. 6 Robert Kurz, La era del capitalismo pasó: la izquierda y la dialéctica sujeto-objeto del fetichismo moderno. Disponible en línea. Entrevista en Sin Permiso. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5201 Consulta 24/10/2012.

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La posibilidad de procomún, entonces, ha de entenderse enfrentado al sistema capitalista que organiza el mundo desde la Modernidad, fuera de la episteme clásica8 que significa la moneda como representación del valor y anula toda posibilidad de regulación comunitaria de la realidad. Bensaïd: La cuestión central de la desmercantilización es, por consiguiente, la de las formas de apropiación y de las relaciones de propiedad, cuya gratuidad (de acceso a los servicios públicos o a los bienes comunes) no es más que un aspecto. Es la privatización generalizada del mundo -es decir, no solamente de los productos y los servicios, sino de los conocimientos, de lo vivo, del espacio, de la violencia- lo que hace de todo una mercancía vendible. Se asiste así, a mayor escala, a un fenómeno comparable a lo que se produjo a principios del siglo XIX con una ofensiva en toda regla contra los derechos consuetudinarios de los pobres: privatización y mercantilización de bienes comunes y destrucción metódica de las solidaridades tradicionales (familiares y aldeanas ayer, de los sistemas de protección social hoy) 9 En los conflictos derivados del desmantelamiento de un “sistema cultural” siempre intervienen las peculiaridades del contexto. Procomún aquí es la gestión heredada del territorio con arreglo a garantizar la sostenibilidad de una comunidad, la colaboración entre agentes a tal fin y la estructura cultural que este ecosistema garantiza. Esto se despliega en sociabilidad, como proceso de gestión de la vida en común y como ámbito de resolución de conflictos, y economía ecológica, como correcta gestión del oikos. El desmantelamiento de los campos comunales, en estos sentidos, visibilizan la tragedia de la priva(tiza)ción abriendo sendas heridas en cada uno de estos ámbitos del habitar.

1. Comunidad, reglas, gestión, conflictos… Mirando a la especificidad de la distribución poblacional en Galiza, con la mitad de núcleos habitados de todo el Estado organizados entre sus fronteras, podemos intuir que la desaparición de los comunes, como herramienta vinculante, se convierte en la tragedia del abandono y en la propia desaparición de la habitabilidad del espacio, otrora sustentable. Los comuneros representan las subjetividades que conviven; la comunidad entonces, solo puede darse a través de ese procomún que vincula sus destinos. Lejos de buscar la utopía de la comunidad celestial, comprendemos que en toda interacción se arriesga conflicto, que es inherente a la comunidad el desajuste, las tensiones, los desencuentros. El problema entonces, no está en el conflicto; el problema está en la desaparición del espacio común que 7 NEGRI, HARDT. Common Wealth. Akal, 2011. pág 25 8 FOUCAULT, M. Las Palabras y las cosas. Fsiglo XXI, 2002. 9 Daniel Bensaïd. ¿La salud tiene un precio? ¿Y el conocimiento? ¿Existe un derecho incondicional al alojamiento, a la educación?. Disponible en línea http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90941 Consulta 24/10/2012.

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exige la resolución del conflicto. Las reglas de uso no son solo articulaciones de poder, sino -y sobre todo- elementos mediales para una gestión sostenible y para la resolución de las fricciones que se dan en el encuentro de las subjetividades -deseos encontrados-; la diferencia está en que las reglas de uso se consensúan en la asamblea -plano molecular-, mientras que las leyes se imponen desde el parlamento -plano molar-. Se trata de imaginar las estructuras comunales como dispositivos de agenciamiento, como “grupos sujeto autorreferentes que se abren ampliamente sobre el socius y el cosmos” 10. Al mismo tiempo, no desdeñar la lucha micropolítica contra formas de dominación que subsisten inercialmente a partir de órdenes socioculturales anteriores. Evolucionar desde el procomún. La tarea que cumple el capitalismo alisando espacios estriados debería ser suplantada por un desarrollo desde el dispositivo de enunciación colectiva -asamblea-, para evitar la mercantilización de la vida. Potenciar, desde los espacios comunes, la autoinstitución imaginaria que sostenga las instituciones del futuro de Galiza. El monte comunal es, en este sentido, la articulación institucionalizada de un imaginario que ha sido traspasado por un proceso de mundialización, pero que persiste como resto y que, por tanto, puede ser reactivado con otro horizonte de sentido. La sociedad como tal es autocreación; y cada sociedad particular es una creación específica, la emergencia de otro eidos en el seno del eidos genérico “sociedad” […] Como no son producibles causalmente, ni deductibles racionalmente, las instituciones y las significaciones imaginarias sociales de cada sociedad son creaciones libres e inmotivadas del colectivo anónimo concernido. 11 2. Cerco al comunal y sostenibilidad: sobreexplotación, fuego, clima, … En términos ambientales, el comunal se muestra como forma de gestión sostenible de los ecosistemas. En la medida en que su bienestar depende de la perdurabilidad del comunal, pone especial cuidado en evitar su degradación, en proteger el espacio de las agresiones externas, en mantener una relación metabólica perdurable con su entorno. En este sentido, la distribución del territorio bajo principio de diversidad de especies (autóctonas), rotación de cultivos, cortafuegos de utilidad para pasto … La cesión de comunales para plantación intensiva de determinadas especies -sean cuales sean, pero más si son exógenas- destruye ecosistemas por sobreexplotación y amenaza la viabilidad económica y biológica en el territorio. El comunero comprende la agotabilidad del recurso, es consciente del límite del ecosistema que gestiona y, en tanto que apuesta por el comunal, no osa convertirse en free rider -pan para hoy, hambre para mañana-. No es solo la regla que coarta, es la conciencia de que su beneficio está en la relación metabólica con el entorno en el que interactúa. Devenir comunero. Recuperar la gestión de los montes 10 F. GUATTARI. Las Tres Ecologías. PRE-TEXTOS, 2000, pág, 63 11 C. CASTORIADIS. El Imaginario Social Instituyente. Zona Erógena. No 35. 1997.

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comunales que han pasado a gestión privada, es clave para garantizar la pervivencia del territorio en particular y de la biosfera en general. Esto implica abandonar las dinámicas desarrollistas que devoran recursos e impiden la regeneración de los ecosistemas, y evolucionar las formas de gestión de los comunes a partir de la conciencia del límite y del impacto de nuestra interacción metabólica con el medio físico. Se pueden rastrear en el territorio las porciones del espacio que han sufrido mayor degradación desde las transformaciones del rural a partir de los 60. Habría que preguntarse entonces, qué relación guardan los conflictos más evidentes -incendios, sobreexplotación de la tierra, desabastecimiento de agua,...- con la desaparición de un modelo de gestión que, hasta la entrada salvaje de la modernidad, demostró ser garantía de subsistencia y desde la autogestión. O, como se planteaba Guattari, cuál es la relación entre deseo individual, organización política como articulación de las subjetividades en el cuerpo social y degradación/sostenibilidad ambiental. La verdadera respuesta a la crisis ecológica sólo podrá hacerse a escala planetaria y a condición de que se realice una auténtica revolución política, social y cultural que reoriente los objetivos de la producción de los bienes materiales e inmateriales. Así pues, esta revolución no sólo deberá concernir a las relaciones de fuerzas visibles a gran escala, sino también a los campos moleculares de sensibilidad, de inteligencia y de deseo. Una finalización del trabajo social regulado de forma unívoca por una economía del beneficio y por relaciones de poder sólo conduciría, en el presente, a dramáticos callejones sin salida.12

3. Estructura de sociabilidad & subjetivación: fracturas simbólicas. En términos de constitución política entonces, vemos cómo la comunidad es fuente de construcción discursiva y a través de la asamblea -órgano soberano-. Política en sentido de Arendt, se rescata de la polis13, y aquí el espacio es ágora y ekklesía: la esfera de lo público/privado, en forma de intercambio económico; la esfera de lo público/público, como organización política del territorio -una casa, un/a comunerx, un voto-. La libertad de decir y opinar qué es lo mejor para la comunidad que se reúne en torno al recurso común. Horizontalidad en la asamblea. Empoderamiento directo del comunero, cuya voz toma parte en la decisión final de aquello que lo determina. A la vez, construcción de un sujeto político que asume la responsabilidad de participar en la asamblea. Pese a que se da la representatividad, en la figura del presidente de la comunidad, en la praxis éste funge como administrativo y somete cada decisión de trascendencia al colectivo. Se da en este entramado micropolítico una convivencialidad ya 12 F. GUATTARI. Las Tres Ecologías. PRE-TEXTOS, 2000. 13 A. ARENDT. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997.

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desaparecida en las formas de organización de mayor representación -ayuntamiento, autonomías, Estado-. Sugiere, tal vez, una posibilidad abierta constituyente de formas políticas que fluyen de abajo a arriba, de la asamblea al representante encargado únicamente de ejecutar las decisiones soberanas.

4. Gestión comunal del agua en San Xiao de Vigo: límites Público (estatal) vs Procomún. Del visionado del documental La mujer y la comunidad rural (1969)14, que muestra la acción comunitaria de construcción de canalizaciones para disponer de agua en los domicilios de Vilarmaior, dos análisis quizás contrapuestos: En primer lugar, el que se presume del contexto de visionado -nuestra presencia aquí y ahora, con nuestra intencionalidad en la mochila-. Por ahí entendemos la capacidad comunitaria de emprender obras de infraestructura ingentes, sin apoyo de las instituciones que, teóricamente, debieran encargarse de estas tareas -o al menos con eso justifican su existencia-. El documental muestra cómo este proyecto sirve de motor para una serie de iniciativas de bien común, que se ejecutan con la contribución -en tiempo, dinero, y trabajode los “afectados”. En este caso, podemos hablar de un repliegue del Estado -administrativo-, y una emergencia de la política -comunitaria-15. En una aproximación más semiótica, no dejan de provocarnos desconfianza los elementos narrativos del documental, el discurso marcadamente mitificador de una población visiblemente abandonada a su suerte y en un momento de la historia del Estado Español en la que entramos en la corriente capitalista que nos acercan los nuevos tiempos del Opus Dei. Así, se nos ocurre aventurar que el discurso audiovisual convierte el abandono de las instituciones en glorificación de los abandonados/mártires, como estrategia de descarga de sus obligaciones -mismas que garantizan su posición de poder-. Desplazamiento de la responsabilidad sobre las condiciones de vida de la población, hacia un cierto heroísmo nacional-populista. Aquí la grieta Público Vs Común. La conversación de vuelta se anima y Luis 16 nos cuenta de la existencia de los teleclubes, y del fomento de la actitud emprendedora que los nuevos tiempos del capitalismo traen a las españas. Ya tenemos todos los cabos: el contexto político, el discurso folklórico y el dispositivo de enunciación.

14 La mujer y la comunidad rural. 1969. Color 16 mm. 19 minutos. http://www.ruralmedia.eu/musicvideo.php? vid=7236765de 15 Podemos pensar los acontecimientos que siguieron al naufragio del Prestige en los mismos términos. 16 Luis Moreno-Caballud (@luisunos) es profesor e investigador en la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia (EE.UU.), y uno de los viajeros en esta excursión a Galiza. En el viaje de vuelta tuvimos una interesante conversación acerca de los clubs de televisión que proliferaron por estas fechas en varias zonas del Estado Español. El papel de los mass media como dispositivo de subjetivación parece evidente aquí.

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5. Soberanía alimentaria Lidia Senra17 es una leyenda viva; histórica dirigente del Sindicato Labrego Galego, nos contagia una agridulce sensación con sus palabras. Habla del acuciante problema de la soberanía alimentaria, la contaminación transgénica de las multinacionales, que arruinan el capital cultural acumulado en siglos de selección artesanal de las semillas, de un nuevo y silencioso cercamiento que poco a poco se apodera de lo más necesario. Lidia combate la entrada de transgénicos en Galiza, los métodos agroquímicos de la industria alimentaria y la explotación intensiva del territorio que está acelerando la degradación y amenazando biodiversidad y ecosistemas -esenciales para una vida humana digna-. Para Lidia hay dos posturas ante la agroproducción: bien considerar la tierra como fuente de obtención de beneficio -y entonces el beneficio llega en formas diversas-, bien entender la tierra como fuente de obtención de alimentos -y el beneficio es la vida-. La decisión por una u otra nos lleva a dos políticas y dos formas de gestión radicalmente diferentes. La apuesta por la agricultura industrial -primera vía- introduce en Galiza las plantaciones intensivas de pino y eucalipto con el fin de obtención de rentas a corto plazo, pero que desestabilizan los ecosistemas a medio y largo plazo. Así, esta “modernización del campo” encubre, en realidad, la destrucción de la fuente de alimentación por corrosión del suelo, exterminio de las semillas autóctonas -procomún- y el olvido paulatino de las técnicas tradicionales de cultivo -conocimiento-. La industrialización del campo prometió un aumento de las tasas de producción para garantizar la alimentación de la creciente población mundial. Andado el tiempo, cada vez hay más voces críticas contra esa supuesta evidencia científica, y cada vez más evidencias de que el hambre no es un problema de obsolescencia tecnológica, sino eminentemente político. Esta mala tecnificación de la producción aboca a la destrucción, por olvido, del know-how tradicional. La agricultura ecológica está cobrando fuerza, y lucha por recuperar con urgencia un conocimiento que había sido acumulado por generaciones. La agricultura como procomún, se privatiza con la entrada de la agroquímica que, a la vez que transforma la metodología, privatiza el conocimiento a través de las patentes que intervendrán ahora en el proceso de producción: nuevas variedades de planta que producen semillas estériles condenan al agricultor a la dependencia del código fuente propietario que toma la forma del ADN en las nuevas semillas; nuevas sustancias cuya codificación química permanece en la oscuridad de las patentes a fin de evitar que sean reproducidas al margen de las empresas que financian sus desarrollos en costosos laboratorios. Y a la vez, toda la gestión del conocimiento se adapta a los nuevos tiempos: las facultades de ingeniería agrónoma modifican sus currículos para adaptar a los nuevos profesionales al cultivo industrial. Lidia nos habla de los impactos negativos de la agricultura intensiva y los fines a los que se dedica: impactos sobre el clima, sobre la biodiversidad, sobre el territorio; impactos sociales 17 Durante la visita al monte comunal de San Antón, tuvimos la inmensa fortuna de contar con el testimonio de Lidia Senra acerca del problema de la soberanía alimentaria y su relación con la gestión industrial del territorio.

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con la emigración masiva y el empobrecimiento generalizado del campesinado gallego, que ya no puede afrontar los costes de producción o competir con la industria pesada mecanizada de las multinacionales; impactos sobre el precio de los alimentos, cuando se especula con cultivos destinados a fármacos o combustibles. “Quien tiene el poder de controlar la alimentación, tiene el poder de controlar un país”. El cercamiento de los comunes alcanza la tierra y con ella la supervivencia de los pueblos. Se trata de aumentar el control sobre la producción del suelo en la medida en que se ha visto una vía de generar beneficio en la producción de mercancías con alta valorización en los mercados globales. Multinacionales controlan toda la cadena productiva, desde el diseño de la planta en el laboratorio, hasta las cadenas de distribución de alimentos transgénicos a nivel internacional, o la comercialización de los cultivos para usos industriales ajenos a la alimentación. La mercantilización de la vida como nueva -y última- forma de valorización que alcanza agua, alimentos, salud, educación. Se trata de conquistar los (hasta ahora) márgenes del sistema, integrar en la dinámica del Capital las escasas fuentes de valor, aunque para ello fuere necesario llevarse por delante a la propia humanidad. @danhauser | culturambiente.es | proxectoderriba.org

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Bibliografía ARENDT, H. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997. BENSAÏD, D. ¿La salud tiene un precio? ¿Y el conocimiento? ¿Existe un derecho incondicional al alojamiento, a la educación?. Disponible en línea http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90941 Consultado 24/10/2012. CASTORIADIS, C. El Imaginario Social Instituyente. Zona Erógena. No 35. 1997. DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006. FOUCAULT, M. Las Palabras y las cosas. Siglo XXI, 2002. GUATTARI, F. Las Tres Ecologías. PRE-TEXTOS, 2000 HARDIN, G. La Tragedia de los Comunes. Disponible en línea: http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jonate/Eco_Rec/Intro/La_tragedia_de_los_com unes.pdf Consultado 24/10/2012. KURZ, R. La era del capitalismo pasó: la izquierda y la dialéctica sujeto-objeto del fetichismo moderno. Entrevista en Sin Permiso. Disponible en línea: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5201 Consultado 24/10/2012. LEFF, E. Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo sustentable. Disponible en línea: www.scielo.cl/pdf/polis/v7n21/art05.pdf Consultado 24/10/2012. NEGRI, HARDT. Common Wealth. Akal, 2011.

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