Montajes represion y muerte en la dictadura chilena en los anos 80

June 15, 2017 | Autor: C. López García | Categoría: History, Popular Education, Politics, Dictaduras En El Cono Sur
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Descripción



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"Baleo en Las Rejas: Un carabinero herido y dos delincuentes muertos"

Asesinatos como método represivo, montajes como legitimación de la dictadura durante la década de los 80.














Carla Rubio Gómez
Catalina López García




Santiago, Chile
4 de Julio de 2014

Introducción

El súbito cambio de las formas de vida que ocurre con el Golpe de Estado acaecido en nuestro país en septiembre de 1973 y el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende y la unidad popular, supone una profunda transformación en todos los ámbitos de la vida y el quehacer de los chilenos. Uno de los cambios más evidentes fue en el ámbito de la organización social.

Desde el mismo 12 de septiembre el Partido Socialista y el Partido comunista, junto con las demás organizaciones políticas y sociales de izquierda partícipes de la Unidad Popular fueron declaradas ilegales y así permanecieron hasta el regreso a la "democracia". También son suspendidos aquellos partidos de la centro-derecha política, una vez que se disuelve el congreso. "El Decreto Ley N° 1.697, expedido el 11 de marzo de 1977, declaró disueltos a los partidos políticos en receso, prohibió la existencia de partidos y agrupaciones, facciones o movimientos de carácter político, proscribió toda acción de índole político-partidista y suspendió indefinidamente los derechos políticos a que se refería el artículo 9° de la Constitución de 1925."

En este contexto, es que la concepción de organización política y social arraigada en una buena parte de la sociedad chilena, se empieza a desarticular y es puesta, al igual que los partidos, en la ilegalidad a los ojos del nuevo régimen. Para hacer cumplir las nuevas reglas del juego político en el país, la Junta Militar crea en junio de 1974 la Dirección Nacional de Inteligencia bajo el mandato directo de la Junta Militar, aunque ya venía funcionando de facto desde finales de 1973. La DINA era un "organismo militar de carácter técnico profesional, dependiente directamente de la Junta de Gobierno y cuya misión será la de reunir toda la información a nivel nacional, provenientes de los diferentes campos de acción con el propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formulación de políticas, planificación y para la adopción de medidas que procuren el resguardo de la seguridad nacional y el desarrollo del país."

La tarea principal de la DINA fue básicamente hacer una labor de inteligencia para desarticular la acción política del enemigo interno, concepto muy arraigado en el nuevo régimen político sobre todo bajo el estado de guerra. El resultado de esto, fue el asesinato de los dirigentes más relevantes de los partidos de la UP y junto con eso el exterminio de casi toda la cúpula del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. En 1978 se declara terminado el estado de guerra en el país, dando paso a un proceso de "fortificación de vínculos" en la sociedad chilena, dejando atrás las odiosidades. En este contexto nace la Central Nacional de Inteligencia en 1977 con la misma misión de la DINA en términos reales.


Es en aquel contexto donde ubicamos los casos que estudiaremos en éste trabajo de investigación. Lo sucedido en Janequeo y Fuenteovejuna, el Caso Quemados o el asesinato de los hermanos Vergara Toledo, son sólo caso que ejemplifican que las formas represivas en la década de los 80 eran diversas, pero el fin era el mismo; Exterminar a la oposición y tener luz verde para poder hacer todos los cambios que quisieran en la sociedad con el consentimiento o ignorancia muchas veces de la población chilena, motivo por el cual se generarían los montajes políticos que intentaremos comprobar.


Objetivos generales y específicos.

Objetivo General 1
Comprender los métodos represivos de la dictadura militar y cómo fueron usados para legitimar la imagen interna y externa de la Junta Militar Chilena.

Objetivo específico 1.1
Conocer y analizar los diversos casos de muertos en dictadura, que fueron conocidos por el trato que les dio la prensa, destacando la militancia política de los involucrados en los montajes.

Objetivo específico 1.2
Conocer y analizar los discursos detrás de los montajes puestos en marcha a través de los distintos medios de comunicación.

Planteamiento del Problema.

La dictadura, mediante los medios de comunicación que controlaba después del Golpe de Estado de 1973, difundió la idea de la existencia de una guerra interna contra el marxismo (el enemigo a vencer), adscribiendo a la Doctrina de Seguridad nacional, que caracterizó los primeros 7 años de dictadura hasta el comienzo del proceso de institucionalización vivido a nuestro país en la década de de los 80. A través de ella justificaron, no sólo el Golpe de Estado, sino que también lo que le seguiría: el Estado de Sitio, la represión y la persecución política.

Siguiendo estos parámetros, la CNI y los medios de comunicación, en la década de los 80 se divulgó la idea de una guerra contra un objetivo mucho más real: los "subversivos" y "violentistas" de izquierda, que habían regresado al país solamente para regresar al "desastre" del marxismo de los setenta. En contexto se llevan a cabo diversos asesinatos contra civiles de izquierda, disfrazados de delitos comunes o enfrentamientos con la policía, que terminan con la muerte de los "terroristas". Sin embargo, las células armadas de la izquierda fueron las menos, y las que existieron no tenían ni armas, ni el contingente preparado necesario para hacerle frente a las Fuerzas Armadas y su arsenal de guerra. Además se desarrollaron diversas discusiones teóricas que llevaron a la base amplia de la izquierda a alejarse de la idea de la guerrilla.

Es así como muchos de los casos de enfrentamientos armados que se conocieron a través de la prensa fueron montajes desde el Estado para justificar la persecución y aniquilamiento de los militantes de izquierda. Estos casos se repiten en muchos momentos de la dictadura, como el caso de los cinco muertos en las calles Janequeo y Fuente Ovejuna, el caso quemados, con resultados fatales para Rodrigo Rojas de Negri, y el caso de los hermanos Vergara Toledo, relacionados, además, con las jornadas de protesta iniciadas en esos años en Chile, contra la dictadura militar. Sin embargo todos estos casos tienen un denominador común: supuestos enfrentamientos armados que terminan con la muerte de los opositores.

Nuestro objetivo es comprender los métodos represivos de la dictadura militar y cómo fueron usados para legitimar la imagen interna y externa de la Junta Militar Chilena.

Así mismo conocer y analizar los diversos casos de muertos en dictadura, que fueron conocidos por el trato que les dio la prensa, destacando la militancia política de los involucrados en los montajes. Por último, queremos conocer y analizar los discursos detrás de los montajes puestos en marcha a través de los distintos medios de comunicación.

Hipótesis

Existió una gran estrategia, una política estatal, que intentó justificar cada asesinato de una forma distinta, es así como el discurso construido ayudó a otorgar una capa de legitimación frente a la ciudadanía sobre la defensa contra el enemigo interno y el traidor a la patria. En cada caso analizado establecimos la tesis del montaje considerando que las condiciones políticas y su trascendencia comunicacional es, de forma general, muy parecida en los tres casos analizados y es a través de este tipo de acciones que la Junta Militar establecería su estrategia. Considerando lo anterior, intentaremos dilucidar el discurso, como soporte de un proceso de legitimación que empezaría el mismo 11 de septiembre de 1973 y que no termina hasta nuestros días.



Discusión Bibliográfica

Para llevar a cabo nuestra investigación, consideramos el contexto general del país, sin embargo, llevaremos a cabo un estudio de caso, en que consideraremos cada uno de ellos (el caso de Janequeo y Fuenteovejuna, el caso de los hermanos Vergara y el Caso Quemados) en su singularidad, con sus especificidades y circunstancias particulares. Así, tendremos una visión global, en que tendremos en cuenta las características de cada una de las situaciones de represión, abuso y asesinato, en un contexto de política represiva y de persecución en el país.

Aunque podemos considerar que la investigación y teorización sobre los distintos procesos y acontecimientos acaecidos en la dictadura cívico-militar en Chile, está siempre sucediendo, debemos tomar en cuenta que siempre quedan temas pendientes, de los cuales poco y nada se ha hablado en el quehacer historiográfico e incluso literario.
Cuándo nos proponemos a esclarecer la situación de montaje en cada uno de estos casos emblemáticos de represión, nos topamos con mucha bibliografía que nos llevaba a comprender sobre los concerniente a lo que fue llamado, por gran parte de la sociedad organizada, "falsos enfrentamientos", que es el calificativo que han recibido muchas de las ejecuciones y asesinatos en dictadura.
Sin embargo no encontramos ni siquiera una sola definición teórica de montaje, no al menos en el sentido útil para la investigación. Es por esto que rebuscando conceptos más bien técnicos y otros pudimos establecer una definición teórica aplicable a la investigación aquí desarrollada.

Entenderemos como montaje, todas aquellas acciones destinadas a acusar a inocentes de crímenes que no han cometido, falsificando o creando pruebas y testimonios inculpatorios, con el objetivo de que parezca real. Con este fin se utilizarían los aparatos del Estado, para generar "verdad", esto es, manipulación tanto de pruebas como de información oficial, para generar un discurso concordante con la línea de gobierno. Siguiendo esta línea, los consideraremos como montajes políticos, ya que fueron ejecutados y generaron un discurso que tenía fines políticos, como perpetuar el régimen, generar miedo en la población y en las organizaciones sociales opositoras.

Haciendo uso de lo anterior, podemos decir que un tipo de montaje es el método de falso enfrentamiento, el cual entenderemos como el encubrimiento de asesinatos por parte de los organismos represivos, mediante la falsificación de pruebas, la invención de coartadas y situaciones, y la culpabilización de terceros, haciendo énfasis en la militancia política de izquierda de los acribillados. En ellos se ven ejecutados opositores políticos bajo el pretexto de enfrentamientos armados con las fuerzas de orden, militares y de inteligencia del gobierno, en un contexto de "guerra". Así, "el Muerto es el Responsable de su Propia Muerte [...] Con esta técnica no sólo se consigue la muerte del opositor, sino que además ella se Justifica: son 'terroristas', 'subversivos', 'violentistas.'

Si bien es cierto que la persecución y aniquilamiento de los opositores al régimen se dio desde el primer momento, como ya mencionamos, los mecanismos de represión cambian en el contexto de la década de los 80, no siendo ya posible recurrir a los métodos de desaparición de personas y ejecución sumaria pues como no se daba habitualmente con las dictaduras en el mundo, los ojos internacionales estaban puestos sobre Chile, siendo cada vez más difícil llevar a cabo este método de represión de forma discreta.
Su objetivo era mantener aterrorizada a la población, como también a los miembros pertenecientes a los organismos represivos, en una suerte de auto convencimiento frente a la muerte de los adversarios, la represión, y a la mantención de la "guerra antisubversiva". Estos falsos enfrentamientos son ampliamente difundidos por los medios de comunicación, dando sustento al discurso represivo de la autoridad, dejando siempre en claro que los muertos en ellos eran "traidores", "terroristas", "subversivos" o "violentistas".

El Informe Rettig considera a los muertos en falsos enfrentamientos como ejecutados. La ejecución, en este caso, es extrajudicial, y consiste en el homicidio de una persona, efectuado por personal de las fuerzas armadas o de orden, sin una orden judicial que la avale, sustentándose sólo en la autoridad del Estado, al cual están ligados. La ejecución es una violación a los derechos humanos, según el mismo informe, siendo las víctimas más cuidadosamente seleccionadas, perteneciendo principalmente al FPMR, al MIR y al PC.

Habiendo aclarado de manera general el panorama teórico con el cual se aborda el tema y definiendo así los conceptos claves, es que pasamos a explicar de qué forma vemos cada caso y porqué comprendemos que forman parte de una misma clasificación en términos de política represiva.

En el caso de Janequeo y Fuenteovejuna, creemos, que aunque es un caso que puede asociarse mejor a un "falso enfrentamiento" por las versiones oficiales de las autoridades e incluso por la respuesta que obtiene la CNI por parte de Lucía en el caso ocurrido en la calle Fuenteovejuna de la comuna de Las Condes. Sin embargo también estamos frente al intento que hizo el gobierno militar para que la gente creyera que la CNI o las fuerzas represivas no habían tenido intervención en el caso o que ésta estaba justificada. El montaje se produce porque intentan justificar la intervención y asesinato con el argumento de portes de un gran arsenal, manuales de armamentos e incluso explosivos, cosa que luego es desestimada como también las distintas versiones donde intentan levantar un enfrentamiento y montar una escena favorable a la versión contada por la CNI.

En el caso de los hermanos Vergara Toledo, podemos establecer que es un montaje porque aunque se dijo que los hermanos respondieron el ataque con armas, de lo cual habría salido herido el cabo Muñoz, lo cierto es que eso no se produjo pues el ataque fue súbito y por la espalda, cosa que no da espacio para ningún tipo de reacciones. De la misma forma en que desde el primer momento se dice que estaban asaltando la panadería de Av. 5 de abril, de lo cual no existe aún prueba más que relatos, pues la panadería nunca puso una denuncia o antecedente judicial a disposición de la justicia. Sin embargo el trabajo del montaje resulta mucho mejor en torno a la opinión pública, pues la manipulación de la verdad se produce para encontrar aprobación silenciosa de la población hacia la acción completamente justificada y necesaria de las fuerzas de orden.

En el Caso Quemados sucede algo similar y es el mismo Pinochet quién en declaraciones televisivas dice que aunque él no quiere decir que los jóvenes anduviesen en algo malo, la chaqueta estaba quemada por dentro lo que indicaría que las quemaduras serían producto del porte de cierto tipo de arma o explosivo. Además luego de las declaraciones de los mismos protagonistas de que los militares habían sido los responsables, el Ejército emite un comunicado descartándose de cualquier participación y el ministro del interior reafirma la tesis de un porte de artefactos incendiarios por parte de los jóvenes. En este caso aunque no existe mayor falseamiento de pruebas, sí podemos establecer con claridad que se trata de un montaje comunicacional.


Desarrollo

"Cayó comando que mató al General"

El caso de Janequeo y Fuenteovejuna, en particular, es un operativo llevado a cabo el 7 de septiembre de 1983, el cual consta de dos partes, y en el que se da muerte a 5 personas, clandestinos militantes del MIR, que se encontraban en dos puntos distintos de la capital. En calle Fuenteovejuna, en la comuna de Las Condes, se encontraban Lucía Vergara Valenzuela, Arturo Villavela Araujo y Sergio Peña Díaz. En Janequeo, en Quinta Normal, se encontraban Alejandro Salgado Troquian y Hugo Ratier Noguera.

Hasta aquí, no existen discordancias en el relato versado por los distintos medios de comunicación y lo relatado por diversos testigos, sin embargo, a partir de este punto, los hechos comienzan a relatarse de diversas formas en los pasquines capitalinos. Todos concuerdan en un punto: los muertos en este "enfrentamiento" son, sin haber mediado investigación o juicio, los responsables de la muerte del General Carol Urzúa, y por esto eran buscados por la CNI.

En el caso de Fuenteovejuna, el relato oficialista tiene varias discordancias. En primera instancias, en la versión entregada por la CNI a los principales periódicos nacionales, la historia parte con una inspección de rutina a Lucía, Arturo y Sergio, en calles de Las Condes, con la cual se habrían sentido en evidencia, habrían empuñado sus armas y se habrían abatido con personal de CNI, lo que provocó un tiroteo y la huida de los tres hacia la casa que habitaban en Fuenteovejuna. Ahí habría continuado el enfrentamiento en el cual habrían muerto dos de los habitantes del inmueble, y en una explosión en el interior, habría fallecido el tercero. Sin embargo, según la declaración jurada dada por Andrés Valenzuela Morales, ex agente de la CNI, y transcrita en la revista Mensaje, les fue ordenado llegar directamente a la calle Fuenteovejuna, y "Se preguntó por el oficial al mando: "¿Lista la base de fuego?", y, ante la respuesta afirmativa, se dio la orden de hacer fuego".
En el mercurio se dice que posteriormente "se sintió una voz que decía: 'Están rodeados, ríndanse, salgan con las manos en alto". Según la declaración de Valenzuela, pese a que desde adentro dio la voz de rendición, al acercarse uno de los hombres al antejardín, se le habría disparado sin aviso, matándolo al instante con una rafaga de ametralladora, lo que dio como resultado que desde dentro, "la mujer" comenzara a disparar, y que en ese instante se iniciara un tiroteo. De acuerdo al testimonio de una vecina, "la balacera fue infernal. Pareció interminable, pero y debe haber durado algunos minutos". Finalmente en el relato del ex agente, se dice que los agentes lanzaron una bengala al interior del inmueble, lo que habría provocado el incendio, que dio como resultado la muerte del último habitante de la casa. En el testimonio también se mencionaba la llegada de la brigada de homicidios "para hacerse cargo de la parte legal". En el posterior allanamiento efectuado con motivo de estos mismos operativos, se habría encontrado "'un completo arsenal, además de manuales de armas, explosivos y cerca de diez cédulas de identidad falsificadas".

Todos esto habría ocurrido faltado pocos minutos para las ocho de la noche, y posteriormente el grupo de la Central Nacional de Inteligencia se traslada hacia Quinta Norma, a calle Janequeo, donde "según personal de la CNI que participó en el allanamiento de Quinta Normal, el sector fue ocupado también por tres frentes". "José", nombre político de Hugo Ratier, habría muerto al interior de la casa, alcanzado por las balas, y Alejandro, según la versión oficial, huye a una plaza donde es alcanzado por los tiros de los agentes.

A nuestro entender, ambos hechos son represalias en contra estas cinco integrantes del MIR, llevadas a cabo deliberadamente como represalias frente a la muerte del General Urzúa (con el fin implícito de amedrentar otras personas que retornaran sin permiso del gobierno). Podemos ver que las culpabilidad ya estaban establecidas, sin mediar juicio ni investigación, ya que "la intención y la orden de ambos hechos que he relatado, era simplemente liquidar a los moradores, pues ya se sabía que los autores directos de la muerte de Carol Urzúa". La premeditación, además, se confirma con el hecho de que en ambos casos, las casas vecinas fueron desalojadas con anticipación a los sucesos. En este caso, podemos ver el montaje llevado a cabo por la el gobierno, a través de la CNI, debido a la insistencia, por parte de los medios de comunicación, de presentar esto como un enfrentamiento entre los agentes de la central y los miristas muertos, presentados como terroristas, y que discrepan con los testimonios y declaraciones dadas por testigos claves en el caso.
En el testimonio de Miguel, hijo de Alejandro Salgado y sobreviviente del ataque en Quinta Normal, se narra lo sucedido en la noche del asesinato de los miristas, en el cual él acusa un ataque unilateral por parte de los agentes y ensañamiento. Además, niega la existencia de armas en la casa.

Según la declaración de Andrés Valenzuela, el montaje es llevado a cabo directamente por la CNI, relatando que "mientras cayó asesinado el que iba corriendo por la calle, se acercó un agente de la CNI, que tenía una mano con guante, y le pasó por la mano un arma y la dejó botada cerca de ella para simular que la llevaba él, pero iba desarmado". Vemos en este acto la clara intención de generar pruebas que inculparan del enfrentamiento a los muertos, y avalaran la versión oficial. Podemos deducir, por lo mismo, que el allanamiento y hallazgo de armas en la casa de Fuenteovejuna pudo ser parte de la puesta en escena elaborada por la central de inteligencia para generar ese imaginario del subversivo peligroso que intentaban generalizar.


"Dos delincuentes mueren en espectacular tiroteo con Carabineros"

El caso de los hermanos Vergara Toledo es uno de los más emblemáticos asesinatos ocurridos en plena dictadura cívico-militar chilena, tanto por su historia como por su envergadura, situación que ocasionó una identificación de la toda la juventud que luchaba contra la dictadura en la década de los 80. De ésta identificación nace la conmemoración año a año del Día del Joven Combatiente, 29 de marzo que recordamos no sólo con memoria activa sino también con lucha y compañerismo.

Para el día 29 de marzo de 1985, la familia Vergara Toledo tenía acumulados más allanamientos que cualquier otra casa en Villa Francia y sabían bien contra quién luchaban. Eduardo y Rafael eran del MIR y hace un tiempo estaban clandestinos. Eduardo ya no vivía en la casa familiar sino que con su polola Jenny en un departamento y tampoco estaba estudiando en el pedagógico, pues había sido expulsado por una intervención conmemorativa en nombre de los trabajadores muertos en un día de protesta nacional.

Para el 29 de Marzo, ya estaba todo preparado. Eduardo y Rafael más su primo y dos mujeres, una de ellas, Jenny, polola de Eduardo, estaban preparados para hacer agitación armada en Villa Francia por el primer aniversario de la muerte del mirista Mauricio Maigret de 17 años. Para financiar al partido harían un asalto en la panadería ubicada en Av. 5 de Abril con Las Rejas en Estación Central.

En la misma comuna, el Subteniente Alex Ambler sale de ronda esa noche con tres hombres con un armamento, que podemos decir, era poco usual para una ronda común y corriente. "Después supimos que la tenencia Alessandri recibió una llamada telefónica a las 7:15 de la tarde sobre la presencia de los sospechosos del sector."

Cuándo se dirigían a hacer la "recuperación" como ellos le llamaban, se topan con Carabineros por lo que se ponen a correr dividiéndose y desarmando la formación que llevaban. Jenny se esconde en un negocio, el primo y la otra mujer se pierden. Eduardo y Rafael corren juntos y son alcanzados por Ambler, Jorge Marín y Marcelo Muñoz.

"Eran aproximadamente las 19:30 horas del día Viernes 29 de Marzo de 1985… Eduardo y Rafael corrían desesperadamente… Carabineros los perseguía de muy cerca… La emboscada ya estaba hecha… La orden era matarlos… Cuando estuvieron en la mira de sus ejecutores les dispararon sin misericordia… Las balas rompieron el corazón de Eduardo quién cayó muerto de inmediato. Rafael corría adelante… al ver que su hermano caía abatido se devolvió para ayudarlo pero una ráfaga detuvo sus pasos; había sido herido a la altura de los glúteos… su cuerpo se derrumbó, pero estaba consciente… trataba de llegar a su hermano… siendo brutalmente golpeado por sus captores con sus botas y las culatas de sus armas… Entre cuatro lo arrastraron hasta un vehículo policial y allí fue rematado cobardemente… luego tirado, ya muerto, junto a su hermano…" En el asesinato resulta herido Muñoz, quién es trasladado al hospital para recibir atención. Dos horas después de lo ocurrido, hombres de civil allanan la casa de la familia Vergara Toledo. Luisa, la madre, supone que algo malo ha pasado llegando a pensar que uno de sus hijos pudo haber muerto, "llegaron a allanarme la casa me hicieron pedazo toda la casa de nuevo, muy violento… civiles, eran todos civiles… mi esposo insistía en saber quiénes eran y por qué estaban haciendo eso, a mi me preguntaron cuántos hijos tenía, le dije cuatro, pero me acababan de matar uno, y uno de los tipos se puso a reír, yo no sabía que eran dos."

En el Informe Rettig de la Comisión de Verdad y Reconciliación se establece claramente que: "ambos hermanos murieron a causa de politraumatismo por balas y que el cuerpo de Rafael Vergara registra un disparo en la nuca a corta distancia, que fue el que en definitiva le causó la muerte. La Comisión ha llegado a la convicción de que Rafael Vergara fue ejecutado por agentes estatales, estando ya herido y en poder de quienes lo mataron, en violación de sus derechos humanos. Respecto de su hermano, Eduardo Vergara, no pudieron la comisión determinar las circunstancias precisas en que se produjo el enfrentamiento ni la participación que él hubiera tenido, considera que pereció victima de la situación de violencia política."

La familia se ve destrozada por la pérdida de dos de sus integrantes y comprenden desde el primer momento que se trata de un asesinato por motivos políticos, jamás lo dudan e incluso son los primeros en emitir declaraciones en contra de la versión oficial de carabineros y así mismo buscar justicia y verdad para sus hijos y hermanos.
Ana y Pablo, los hermanos mayores deben salir al exilio por el revuelo causado por la muerte de sus hermanos y con dolor dejan a sus padres en Chile.
Pablo y Ana también eran del MIR, y su exilio en España significó que pudiesen llevar a cabo acciones internacionales de solidaridad con Chile. Renuncian al asilo político en España y viajan a Argentina en 1986 para estar más cerca de sus padres. Pablo en 1988 ingresa de forma clandestina al país. El 5 de noviembre de 1988 muere por la manipulación de una bomba junto a Araceli Romo en el Cerro Mariposas de Temuco.

Las versiones de Carabineros sobre el caso fueron siempre distorsionadas e incongruentes. Y de la misma forma la prensa oficialista tomaba la noticia como vemos en el siguiente extracto. "Dos civiles murieron, en tanto que un cabo de Carabineros resultó herido de gravedad, en un enfrentamiento registrado anoche, en un sector de la Villa Robert Kennedy, ubicada en la comuna de Estación Central (…) se supo que efectivos de seguridad allanaron las viviendas de los dos sujetos abatidos encontrando una gran cantidad de literatura subversiva y que ambos pertenecían al proscrito partido comunista. También trascendió que los dos habrían participado en robos a mano armada en sectores de Las Rejas, y que habían sido procesados por infracción a la Ley de Seguridad Interior. De acuerdo a la información oficial proporcionada por la policía uniformada, los dos sujetos muertos eran delincuentes políticos subversivos, los que fueron identificados como los hermanos Rafael Mauricio y Eduardo Antonio Vergara Toledo de 19 y 18 años de edad, respectivamente…"

En este relato noticioso de El Mercurio podemos apreciar lo ínfima de la seriedad periodística, al ni siquiera averiguar bien en qué partido político militaban los hermanos Vergara Toledo, pero que finalmente es solo un ápice de las mentiras que guarda o los énfasis dados a datos como que guardaban literatura subversiva y que tenían un gran prontuario delictual, cosa que por cierto era falsa. Aunque hoy en día se reconoce la tesis del robo a la panadería, los motivos indican que lo hacían para poder mantenerse en la clandestinidad, pues muchas veces pasaron incluso hambre. Sin embargo se descarta que el hecho se perpetrase, pues no existen denuncian del propio local por el delito de asalto ni por ningún otro.

La familia Vergara Toledo, hasta hoy, indica que fue una emboscada y que ya estaban en la "lista negra", por lo cual, otras teorías y versiones sobre un posible enfrentamiento se desestiman de facto, pues, por ejemplo, ambos fueron atacados por la espalda y el disparo que recibe el cabo Muñoz es efectuado por un tipo de arma utilizada por Carabineros. No está de más señalar, como anteriormente hicimos, que la propia Luisa Toledo relata cómo sus hijos habían sido amenazados de muerte por Carabineros y agentes de la CNI luego de variadas acciones de agitación y propaganda en contra del régimen. La voluntad férrea de Carabineros, del gobierno, de los medios y la justicia civil en esconder y manipular la realidad respecto a lo que ocurrió esa noche del 29 de Marzo de 1985 es lo que nos hace considerar ampliamente la tesis de que estamos frente a un caso de montaje político, o más bien por motivos políticos, pues no se trató nunca en la prensa oficial como un caso de enfrentamiento entre miembros del mismo grupo u organización política por lo que no califica como falso enfrentamiento.
"Rodrigo rojas dijo al juez: me quemaron los militares"

Los días dos y tres de julio de 1986 son días intensos en la agenda política de los opositores al régimen de Pinochet, debido al llamado a paro nacional y jornada de protesta. Frente a esto, era de esperar que el régimen actuara con la brutalidad que lo caracterizaba desde sus inicios, llenando las ciudades de contingente policial y militar, con el fin de reprimir a los manifestantes y dirigentes, y cualquiera que no tuviera la suerte de correr lo suficientemente rápido, o de equivocarse de calle. Este fue el caso de Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana. Estos dos jóvenes que fueron detenidos, golpeados, y posteriormente quemados vivos, sufrieron el escarmiento de las fuerzas de orden en un operativo por lo demás irregular. Según dos testigos clave, que en la revista APSI dan sus declaraciones bajo nombres clave (Mimi y Luis), describen los sucesos con terror; fueron detenidos junto a Carmen y Rodrigo, logrando escapar gracias al carnet de reservista del ejército de Luis.

Ambos relatan en conjunto lo sucedido: ellos, y varias personas más, se encontraban caminando en General Velásquez, cuando el grito de "vienen los milicos" deben correr para no ser apresados y sufrir un destino indeterminado. Todos corren, lamentablemente, algunos (Carmen y Rodrigo) hacia dirección a calle Yungue, donde son detenidos y golpeados por los efectivo militares que se encontraban armados para la guerra y llevaban su cara pintada con camuflaje diurno. Los siguieron golpeando, y pese a los contratiempos que tuvo Mimi, la habían liberado, y se encontraba camino a la parroquia, para poner un recurso de amparo.

Por su parte Luis fue retenido durante más tiempo, y vio como seguían golpeando a los otros dos muchachos. Entonces, la orden fue clara; correr sin mirar atrás 10 tiempos, y desaparecer, y así lo hizo. Luis finaliza su relato comentando que "fue horrible, cuando poco después, supimos que ahí mismo, en ese lugar los habían quemado vivos". Este relato concuerda con lo dicho por Pedro Martínez, otra de las personas que iba caminando por la General Velásquez ese día, quién vio también el momento en que los militares prendían fuego a los jóvenes.


Según su relato, "Rociaron al joven y le prendieron fuego. El gritaba y se revolcaba. Luego se desmayó y quedó humeando. Estaba descalzo y sólo le quedaban unos pedazos de camisa pegados a la piel. Lo cubrieron con unas frazadas. El que mandaba dijo que lo tiraran a la camioneta. Entonces vi a Carmen Gloria. A ella sí la conocía porque vivo cerca de su casa. Estaba toda quemada. La cubrieron con unas frazadas y la arrojaron a la parte trasera de la camioneta. Todavía echaban humo. Los uniformados se sentaron encima de ellos. La camioneta partió". Luego de esto, el testimonio de C.G.L., en La Segunda, da cuenta de lo sucedido a posteriori con los jóvenes.
Fueron llevados a Quilicura, y abandonados, siendo encontrados por el hombre, y auxiliados en el policlínico de la comuna. Según su testimonio, el dolor de la muchacha era tanto que "pedía que la mataran". Al momento de hacerse público el caso, el ejército desmiente mediante un comunicado público, la relación con el hecho, y así mismo el Ministerio del interior solicitó a la corte de apelaciones la designación de un ministro en visita para que investigue la situación de Rodrigo y Carmen; "ellos [los hechos], a juicio del ministro del interior, son de extrema gravedad, revelan un ensañamiento brutal, producto del clima de violencia a que han conducido a la ciudadanía los promotores de la jornada del día de hoy". Mientras tanto, se da la información, desde la posta central de que los jóvenes se encuentran graves y que tienen el 62% de su cuerpo quemado, Y aunque Carmen se mantiene estable en su gravedad, día 6 de julio fallece Rodrigo Rojas.

Este caso fue especialmente mediático debido a que Rodrigo, quien era fotógrafo, había retornado al país, luego de vivir en Estados Unidos debido al exilio de su madre, por lo que desde la embajada de Estados unidos se hicieron diversos llamados a una investigación y búsqueda de la verdad. El régimen se veía desprestigiado nuevamente por la violencia de su actuar, llegando a declarar el Subsecretario del Interior, Alberto Cardemil, en conferencia de prensa, que existe una campaña destinada a "utilizar políticamente esta desgracia lamentable". Los medios de comunicación comienzan a avalar la coartada oficialistas, en la cual los jóvenes se encontraban manipulando artefactos explosivos (como bombas molotov) y que debido a esto habían ardido en llamas. Por lo tanto, comenzaron una campaña de desprestigio contra los jóvenes, filtrando, por ejemplo, un supuesto video filmado por Televisión Nacional el 12 de junio de ese año, en que se vinculaba a los jóvenes afectados, con desórdenes en el frontis de la Universidad de Santiago. "Añade la información que en las fotos aparece Carmen Gloria transportando material incendiario hasta la línea en que actúan otros estudiantes activistas", lo cual es desmentido tajantemente, tanto por el padre de la joven, como por su federación de estudiantes, ya que las características físicas de la joven, no concuerdan con las de la mujer de las imágenes.

Además de esto, el mismo día Pinochet declara que "es muy curioso que la parka que tenía el joven que murió quemado, no estaba quemada por fuera, sino por dentro. No quiero pensar mal, pero me da la impresión que llevaba, a lo mejor, algo oculto, lo que le provocó la quemazón por dentro". Vemos como se intenta configurar un discurso que culpe a los jóvenes de los sucesos ocurridos, intentando culparlos de porte de aparatos explosivos, y eximiendo de responsabilidad al ejército.

El Ministro de Defensa nacional, Patricio Carvajal, expresó sobre el hecho ocurrido en Quilicura, que obedece a una "mentalidad malsana" y desmintió "absolutamente la posibilidad de que los presuntos culpables de esta situación pudieran ser militares". Y sobre su actitud de no decir lo que les había pasado, dijo que "puede inferirse que pudieran haber estado manipulando objetos incendiarios, bombas molotov o de otro tipo y que hayan sufrido algún accidente".

Pese a los esfuerzos por convencer a la opinión pública de su historia, mediante el montaje mediático de los días previos, y de no responsabilizar al ejército de los hechos, el día 18 de julio el Ejército de Chile reconoció la participación de 25 de sus miembros en los hechos del día 2 del mismo mes, contradiciendo su propia historia, y lo que sus propias autoridades habían afirmado, reconociendo el Comandante de la Guarnición de Santiago se ha visto obligado a aceptar esta verdad "ante algunas aseveraciones publicadas en determinados medios de prensa".

Finalmente, debemos mencionar que el caso de Rodrigo y Carmen, no era dirigido hacia ellos en particular, sino que responde a la lógica de los servicios de seguridad con el fin de amedrentar a la población mediante la represión injustificada a cualquiera que participara de las movilizaciones de los días 2 y de julio, no existiendo, en este caso, un plan previo de ataque contra los dos jóvenes.


Conclusión

Como ya mencionamos, cada caso estudiado tiene características particulares, y a nuestro parecer, pueden ser evaluados de manera muy diferente, debido a la singularidad que los rodea.

En el primer de los casos trabajados, Fuente ovejuna y Janequeo, en el que mueren 5 miristas de altos mandos, retornados desde el exilio con el fin de seguir en la lucha contra el régimen, es para nosotras un caso efectivo de falso enfrentamiento, en que se el trabajo comunicacional llevado a cabo, tanto por la CNI, como por la televisión y periódicos de la época, apunta a culpabilizar a los caídos de un enfrentamiento armado, que como constatamos en las declaraciones transcritas, nunca existieron. Sumemos a esto la reiteratividad con que se les tildaba de "terroristas" o "violentistas", que de manera muy parcial utilizaban los medios, con el fin de que la opinión pública fuera favorable a acusarlos del asesinato del General Urzúa. Así mismo, no abandonamos la tesis del montaje, tanto comunicacional como de la escena del enfrentamiento, pues como señalamos anteriormente, la central de inteligencia se ocupaba de generar pruebas que sustentaran sus actos.


Finalmente, debemos decir que, a nuestro parecer, todos los fallecidos en este caso son ejecutados políticos, a los que rastrearon, siguieron y asesinaron por su militancia política, y como represalia por la muerte del General, siendo atacados sin previo aviso, y sin la posibilidad de rendirse y vivir.

El caso de los hermanos Vergara Toledo se nos presenta de otra manera pues no se insiste tanto en la tesis de falso enfrentamiento aunque sí se utiliza la posibilidad de una reacción armada de los hermanos para justificar el ensañamiento desmedido contra los jóvenes por parte de Carabineros. La posibilidad de montaje es comprobada no sólo en los discursos públicos de las autoridades y el cómo los medios los tildan de delincuentes sino también en el vergonzoso actuar de agentes de la CNI y Carabineros en el hostigamiento desmedido que cometieron contra la familia Vergara Toledo, desde el primer momento en que Eduardo y Rafael son amenazados por su incansable lucha contra la tiranía, hasta hoy, tiempos en que la casa familiar aún es vigilada y hostigada por los aparatos represores y de inteligencia de los gobiernos democráticos.

Finalmente el caso de Rodrigo Rojas y Carmen Quintana, es a nuestro parecer, un acto injustificado de ensañamiento, violencia y brutalidad por parte del ejército, en que en el contexto de las movilizaciones del día 2 y 3 de julio se les atacó sin motivos, se cometiéndose un crimen en su contra. Además, existió en primera instancia, un montaje comunicacional, que pretendía culparlos de los hechos, acusándolos de porte de artefactos incendiarios, y presentando falsas pruebas que catalogaban a Carmen de "violentista".

Todos los casos estudiados se encuentran inmersos en un contexto que les da un denominador común: la dictadura y la represión que esta ejercía contra sus opositores. Esta, ejercida como política de Estado, no sólo de ataque, sino de exterminio, con el objetivo de generar terror en la organización social opositora.
La información se configura, entonces, como un factor de poder, mediante el cual se intenta generar un discurso que sustentara las acciones del régimen en la "guerra antisubversiva". Así, el montaje responde a este discurso pre fabricado, que intenta legitimar acciones e ideas del gobierno dictatorial, y como fin último, la institucionalización de la violencia como un aparato del Estado y, por tanto, de la dictadura misma.











"Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacer la, más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos. Ella, desde el aire, nos respira. Es contradictoria, como nosotros. Nunca está quieta.
Con nosotros, cambia. A medida que van pasando los años,
y los años nos van cambiando, va cambiando también
nuestro recuerdo de lo vivido, lo visto y lo escuchado.
Y a menudo ocurre que ponemos en la memoria lo que en ella queremos
encontrar, como suele hacer la policía con los allanamientos.
La nostalgia, por ejemplo, que tan gustosa es,
y que tan generosamente nos brinda el calorcito
de su refugio, es también tramposa:
¿Cuántas veces preferimos el pasado que inventamos
al presente que nos desafía y al futuro que nos da miedo?
La memoria viva no nació para ancla.
Tiene, más bien, vocación de catapulta.
Quiere ser puerto de partida, no de llegada.
Ella no reniega de la nostalgia, pero prefiere la esperanza,
su peligro, su intemperie.
Creyeron los griegos que la memoria es hermana del tiempo y de la mar,
y no se equivocaron."

 

EDUARDO GALEANO 



Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, [En línea] Volumen I http://www.ddhh.gov.cl/ddhh_rettig.html [Consulta: 3 Julio 2014] P. 57
Ibídem. P. 55.
Sobarzo, Patricio. Los muertos en Falsos Enfrentamientos, CODEPU, [En línea], , [Consulta: 03 Julio 2014]

Muertos en Falsos Enfrentamientos, Janequeo y Fuenteovejuna, CODEPU. P. 6. Recurso Electrónico.
Revista Mensaje N° 336, Enero-Febrero de 1985.
El Mercurio, 9 de Septiembre de 1983.
Revista Mensaje N° 336, Enero-Febrero de 1985.
La Tercera, 9 de Septiembre de 1983.
La Tercera, 8 de Septiembre de 1983.
La Tercera, 9 de Septiembre de 1983.
Revista Mensaje N° 336, Enero-Febrero de 1985.
"luego dice que llegaron otras personas y carabineros, quienes sacaron a los dos niños. Contaron que había que rescatarlos 'porque estaba a punto de suceder algo'. En ese instante fue cuando se los llevaron a la casa de algún vecino que desconocemos, pero gracias a lo cual los niños no sufrieron ningún daño". La Segunda, 8 de Septiembre de 1983.
Punto Final, N°576 desde el 16 al 30 de Septiembre de 2004.
Muertos en Falsos Enfrentamientos, Op. Cit. p. 12.
Para ver un registro audiviosual del montaje revisar,
La Tercera, Santiago, 30 de marzo de 1985.
Díaz, Nicolás. ¡Pablo, Eduardo y Rafael: Presente! De la memoria popular a la acción colectiva. Reconstrucción histórica del caso de la familia Vergara Toledo. Santiago 1982 – 2008. Ediciones Escaparate, Santiago, 2010P. 121
Ibídem P. 122
Ibídem. P. 123
Informe de la Comisión… Op. Cit. P. 1000
Díaz, Nicolás. Op. Cit. P. 124
Revista APSI, n° 183, del 14 al 27 de julio, 1986.
Revista Cauce, N° 82, semana del 7 al 13 de Julio de 1986
La segunda, 10 de julio de 1986.
El caso de Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana: el límite del horror, Federación de Colegios Profesionales Universitarios de Chile, P. 4.
Ibídem. P. 6.
La segunda, 10 de Julio de 1986.
Henríquez, Patricio. Chile, imágenes de una dictadura, parte 3, min 7.40 https://www.youtube.com/watch?v=a8bAejOPyaY
El caso de Rodrigo Rojas, Op. Cit. P. 9.
Ibídem, p. 17.

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