Monarquias compuestas o policentricas

May 27, 2017 | Autor: P. Ortiz Gutierrez | Categoría: Colonialism, Historia, histoy
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Descripción

Pablo Andrés Ortiz Gutiérrez – 2532696
Seminario teórico sobre el Estado Colonial – Heraclio Bonilla Mayta.
Universidad Nacional de Colombia

EL ESTADO EN ESPAÑA COLONIAL: De monarquías compuestas a policentricas.
La instauración de colonias por parte de los reinos de España en territorios de ultramar, representa ciertas dificultades de carácter teórico para explicar el ejercicio del poder. Tomando en cuenta las dificultades físicas y conceptuales que represento el descubrimiento de un continente nuevo que desencadeno un verdadero cambio técnico en la manera en que se conectaba el mundo, con la creación de rutas comerciales alternas ante la evidencia del océano pacifico, con esto, la aparición de nuevos habitantes, denominados bajo el apelativo de indios, que poseían sin lugar a dudas formas diferentes de concebir el mundo, llegaron a generar confusiones dialécticas sobre si debían ser interpretados como seres humanos o como bestias; estas dificultades ontológicas, derivaron en interpretaciones en el terreno religioso sobre la necesidad de aplicar la práctica kerigmatica o no, y se enlazaron estrechamente con los intereses económicos que buscaban apropiar mano de obra para suplir las necesidades que las nuevas colonias representaban.
Ante este cambio en las estructuras mentales de los seres humanos, y la expansión tan extensa de un imperio español que se extendía mas allá de los limites mismos del "Mar océano" como consecuencia progresiva a la expulsión de los moros en 1492 del último bastión en Granada resultado de la unión de las coronas de Aragón y Castilla, surge la pregunta de cómo se estructura un Estado en este sentido y que categorías teóricas pueden aplicársele. Teniendo la idea consensualmente aceptada por la historiografía del Estado Colonial que establece la jerarquía de los centros y las periferias, el presente ensayo pretende analizar por medio de un breve esbozo, las teorías académicas que viene surgiendo en los últimos años y que han dinamizado las perspectivas en relación a este proceso, que conllevo al abandono parcial de la idea inicial de una historia consensuada de España y que empezó a generar interpretaciones del surgimiento del imperio de ultramar a raíz de las subdivisiones políticas de las cortes que se presentaron.
Planteamos entonces las dos ideas enfrentadas, que han predominado hasta el momento en las interpretaciones derivadas de esta coyuntura: En primer lugar, una corriente encabezada por el historiador inglés John Elliot (que a su vez se apoya en el teórico alemán, Helmut Koenigsberger) menciona el concepto de monarquía compuesta, que interpreta a las diferentes coronas como unificadas en torno a la figura política de un soberano; en este sentido, pese a no poderse constituir como un Estado uniformemente administrado bajo un dominio central, si evidencia un proceso vinculatorio entre los diferentes poderes, basado en lo que podríamos denominar como un contrato acordado entre el rey y las elites locales. Esto abre la discusión a diferentes cuestiones anexas que pretendemos desarrollar más adelante, relacionadas con el ejercicio real o no de la soberanía, argumentada sobre la legitimación que tiene el soberano sobre los territorios en cuestión.
En un segundo aspecto se encuentra la teoría de las monarquías policentricas (reciente todavía, dado que se aventuró al mundo académico en el 2012 por medio de una compilación de ensayos, presentados en el libro Polycentrics Monarquies, planteando nuevos enfoques que se han ido fortaleciendo, avanzando en sus cuestiones metodológicas y teóricas de aplicación en el campo de la historia del periodo colonial) que presenta como precursores a importantes autores como el historiador francés Jean – Frédéric Schaub o el académico español Enrique Soria, que plantean la necesidad de abandonar la idea de un poder centralizado y entender las relaciones políticas del mundo moderno entorno a un ajedrez multicentrico desde donde derivan relaciones complejas de mando distando considerablemente de la tendencia hacia la interpretación de Centro – Periferia.
Antes de ahondar en estas cuestiones es necesario aclarar que, dada las dimensiones del presente texto, este solo se centrará en el desarrollo histórico hispano durante el periodo comprendido por los tres siglos de dominación colonial, y pese a que se mencionará levemente algunas referencias al Brasil, no se extenderá hacia los territorios británicos, portugueses o franceses. Es necesario mencionar también que el presente esbozo no podrá verse limitado a la mera descripción o encasillamiento en lo que podemos considerar como historia colonial americana, sino que tendrá que recurrir necesariamente a los procesos que se desencadenan durante el periodo de la edad moderna en los territorios de la península ibérica como consecuencia histórica de la edad media a raíz de la extensión del dominio Islámico en el mar mediterráneo. Es evidente, que la necesidad de comprender las cuestiones aquí planteadas en la reconstrucción y comprensión de lo que fue el periodo colonial, nos conducirán a profundizar en estas cuestiones, en disertaciones posteriores.
Monarquía Compuesta: La teoría de la unificación política de las cortes.
Antes de la llegada de Colon al nuevo mundo en 1492, la península ibérica se encontraba configurada políticamente entorno a la unión de diferentes coronas dado el proceso de reconquista como consecuencia de la expulsión paulatina de los moros. Es necesario en este punto recalcar la diferenciación que hace Matthias Gloël del concepto de corona y reino, por su parte, dirá que la definición de Corona no puede limitarse sencillamente a un título nobiliario, sino que debe entenderse como una conjunción de reinos que son conferidos por herencia aun rey y que como tal debe transferir en su unidad inalterada a su sucesor.
En torno a este aspecto podemos analizar la consolidación de las tres coronas peninsulares más importantes previas a la unión matrimonial de Fernando e Isabel (Mejor conocidos como los reyes católicos). Las victorias consecutivas que la empresa de la expulsión de los moros se iba agendando permitió consolidar la unificación de los diferentes territorios de la península Ibérica. Así la corona de Aragón se constituyó bajo los territorios de Mallorca, Ibiza, Menorca, Valencia y Barcelona, mientras que la corona de Castilla quedo configurada en las regiones de León, Navarra, Granada, Toledo, Galicia, Murcia, Jaén, Córdoba, Sevilla, una parte de los Algarves, Algeciras, Gibraltar, las islas de Canaria, Vizcaya y Molina, y a su vez, finalmente, la corona de Portugal, que se organiza en torno a la unificación de Portugal la zona restante de los Algarves, algunas regiones de Etiopia, Arabia, Persia, India y las costas Africanas.
En contraste con lo mencionado anteriormente con la distinción entre corona y reino, Gloël mencionara en referencia a Sánchez Prieto, y su texto "La infibulación diplomática de los Reyes Católicos: un programa político y una lección histórica", que los contemporáneos del siglo XIV anunciaban claramente que los reinos "en ningún tiempo sean ni puedan separarse […] ni enajenarse ni ser dad(o)s a feudo, ni en propiedad con título de renta perpetua, ni por absolución, ni por hijo, ni por hija, ni por alguna otra manera, antes al contrario sean para siempre junt(o)s y queden para el Señor Rey". Es fácil intuir entonces, que la unión de reinos entorno a las diferentes coronas pretendía ser legitimada en la posición centralizada del monarca y que se buscaba la permanencia de esta dinámica. Este manejo político, tendrá su continuidad cuando a finales del siglo XV se de la unión de las coronas de Aragón y Castilla, y que terminaran configurando el ajedrez político que vendría a implantarse en el nuevo mundo y que derivara incluso en territorios tan extensos que llegaran a incluir a Nápoles, Cerdeña y Sicilia.
En este orden de ideas podemos introducirnos en las dinámicas propias de las colonias americanas, aquí nos interesa analizar la manera en la que el dominio del rey ubicado al otro lado del Atlántico se hacía efectivo. Las diversas instituciones que se estructuraron como mecanismo de representación del monarca en territorios de ultramar, basaron su funcionamiento de acuerdo a los niveles de complejidad de las sociedades nativas aquí encontradas; así en los territorios del imperio Tenochca (Descrito por Pedro Carrasco en su libro Estructura político-territorial del Imperio Tenochca como el pacto entre Tenochtitlán, Tetzcoco y Tlacopan) o el Tahuantiunsuyo (Conocido popularmente como Imperio Inca) se implanto rápidamente un virreinato que supo aprovechar la complejidad de las estructuras indígenas precolombinas. Por su parte en cambio, las regiones de relativa complejidad menor como la Nueva Granada o el Rio de la Plata, no vieron la aplicación efectiva de estas dinámicas sino hasta inicios del siglo XVIII.
Es menester reconocer que el cargo de virrey no representaba un poder absoluto, sino que respondía a ordenes legislativas desde la metrópoli. Así, en cierta manera, pese a que el soberano era un rey ausente como lo menciona Elliot, las dinámicas mismas de la sociedad permitían que esto no fuera un obstáculo para establecer un dominio efectivo de España que contribuyera materialmente al acrecentamiento de sus arcas, aunque fuera parcialmente. A pesar del asiduo fenómeno del contrabando y el corso que desviaron la gran parte la riqueza americana hacia manos de otras potencias imperiales, podemos evidenciar que la defensa del territorio se hacía en nombre de la figura del rey y en función clara del ejercicio de su soberanía. Recordemos las veces que fue sitiada Cartagena a manos de piratas y filibusteros franceses e ingleses, es claro que la construcción ideológica de la población, reclamaba el dominio legitimo para el monarca y su derecho natural de gobernarlo, en función de la ya mencionada característica de las coronas de no ser expropiadas por ningún motivo, sino por el contrario conferidas en carácter hereditario, de generación a generación.
Podemos observar que en teoría se daba una centralización tal y como Elliot menciona en su ensayo Una Europa de Monarquías Compuestas (Titulo de la traducción al español, originalmente en ingles este mismo texto se denomina A Europe of Composite Monarchies), sin embargo, al contrastar estas categorías con lo que en la práctica sucedía, podemos encontrar una relación mucho más dinámica y compleja entre los intereses de las elites locales y los planteamientos desde la corona ubicada lejos de tierras americanas, atravesando el "Mar océano".
Monarquía Policentrica: La teoría de la independencia política de las cortes
Al analizar a profundidad las practicas legislativas de los diferentes reinos podemos evidenciar una desarticulación entre las concepciones teóricas que mencionamos anteriormente y lo que sucedía en realidad. Es necesario entender que si bien una corona es entendida como la unión de varios reinos, lo que se configuro como la monarquía española se dio a través de la unión de varias coronas articuladas entorno a la figura de las cortes. En este sentido, si bien para Gloël en la corona el soberano que centraliza el poder, debe mediar con los intereses de las diversas elites locales, al unificar las diferentes coronas, este pacto se hacía mucho más complejo y frágil. El reconocimiento entonces de personalidades como Fernando e Isabel como cabezas unificadoras de las diversas coronas peninsulares y de ultramar se daba solo si no interfería con los diversos intereses de los reinos y territorios particulares.
Esto lo podemos evidenciar claramente en el intento fallido de unir la corona de Portugal en una alianza con castilla y Aragón dados los relevos dinásticos que terminaron por consolidar en Felipe II de Castilla en 1580 el derecho a las tres coronas de la península. Sin embargo, quien se convertiría en Felipe I de Portugal aseguraría su legitimidad al jurar ante las cortes de Tomat mantener a Portugal independiente de los funcionamientos legislativos de Castilla y Aragón, promesa que en efecto cumplió, afirmando además a sus vasallos portugueses que su procedencia no era extranjera, y que por lo tanto mantendría intactos los intereses de la corona. En este sentido entra en discusión el problema de la legitimidad, recordemos el proceso gestado a inicios del siglo XIX, que garantizo la independencia definitiva de las tierras americanas con relación a España. Esta coyuntura que estalla como resultado de un complejo proceso previo derivado la subida al trono de la casa de los borbones tras la guerra de sucesión española, conllevo a una serie de reformas decretadas para asegurar un mayor control sobre los territorios americanos. Estas decisiones legislativas enrarecerían el ambiente social y gestarían una serie de levantamientos en contra del dominio español que pese a ser paulatinamente aplastados demostrarían el inicio del proceso de emancipación. Mencionamos este hecho de carácter al parecer anecdótico por la razón, de que su desarrollo se complejiza cuando notamos que lo que gritan las turbas enardecidas es "Arriba el rey y abajo el mal gobierno". ¿Qué significaba entonces este lema que parece representar una dicotomía entre la petición del pueblo y la realidad política que atravesaban? Para responder a este interrogante debemos analizar la manera en la que se concebían los americanos y el papel que pensaban jugaban en relación con el funcionamiento de la monarquía.
En los documentos, podemos ver representada la metáfora de la monarquía como un cuerpo de partes esenciales aglutinadas en torno a un centro específico. Así, por ejemplo, el virreinato de Nueva España podía concebirse como los pulmones, mientras que Castilla seria el corazón o la cabeza. Esta concepción intrínseca en el imaginario no se refería por tanto a Castilla como una corte sostenida en diferentes estamentos, sino a la figura particular del rey. La dominación colonial no se da entonces por medio del ejercicio de la fuerza, sino por medio de la inclusión pactada de los intereses de las diversas colonias, ya que como mencionara Elliot: "El mantenimiento de un ejército de ocupación era no sólo un asunto costoso, como descubrieron en Irlanda los ingleses, sino que además podía ir en contra de la misma política de integración que trataba de seguir la corona". La legitimación del poder monárquico se estructura así entorno a un poderoso constructo ideológico que ignorara el dominio de la corona como orden Estatal, y lo fijara en el rey como poder individual. En este sentido, en el momento en el que las reformas borbónicas quiebran el frágil pacto con las elites locales, todo el edificio colonial se desmorona hasta su completa erradicación en 1810.
La famosa frase "Se acata, pero no se cumple" evidencia la desarticulación que las ordenes legales emitidas desde un aparente centro en Madrid, tienen con las políticas aplicadas en la práctica del nuevo mundo. La decisión de los virreinatos además de estar contrastadas con las opiniones de múltiples poderes vinculados en la escena (como la iglesia o el creciente valor de los mestizos), evidencia así la presencia de focos de poder representados en las coronas que lidian con intereses locales y que se articulan finalmente entorno a la figura del rey, pero que a fin de cuentas tienden a tener relativa autonomía política dado además el ausentismo del monarca y la dificultad de comunicar una orden expedita. Vemos cómo, pese a que la corona de castilla enviaba visitadores para hacer cumplir una orden central; en territorio americano carecían de legitimidad y perdían autoridad, siendo estos, muchas veces encarcelados o devueltos a España con el mensaje de que la orden no era beneficiosa para los dominios del Virrey o de la Real Audiencia, que mejor conocimiento tenían del terreno político.
En ese orden de ideas, es claro que el Estado Colonial, no correspondía a una unificación centralizada de coronas entorno a una monarquía compuesta, que respondía al manejo de castilla, sino que se trata de una articulación de coronas con relativa autonomía en las decisiones políticas y que tratan bajo la figura del rey, de mediar con los diversos intereses de las elites locales, en función de legitimar la soberanía de un imperio de ultramar. En otras palabras, la monarquía española durante el periodo central no representa un poder centralizado sino la articulación de múltiples focos de mando. Es esta entonces la teoría de la monarquía policentrica, que plantea la metáfora de entender a la monarquía Hispana como una Hidra con varias cabezas que se extienden en el terreno político, en contraposición de la idea de Hobbes del Leviatán como un monstruo poderoso y soberano.
Conclusiones
Por medio de las diferentes teorías planteadas en este breve ensayo hemos podido entender las relaciones políticas que derivan del dominio colonial Hispano en las diversas colonias en territorio americano. Pese a que nos inclinamos más hacia la teoría de monarquías policéntricas, es necesario mencionar que se trata de una teoría aun en desarrollo que en cuestiones profundas en cuanto a los vínculos de legitimidad entre las diferentes coronas tiene aún mucho que desarrollar. Es inevitable pensar aun, que el hecho de que las diferentes conglomeraciones de reinos se legitimen entorno a la figura del rey como soberano contiene una compleja carga ideológica que sin lugar a dudas trastoca los parámetros materiales de la realidad. En este orden de ideas la teoría de una monarquía compuesta no puede ser descartada completamente, dado que aún puede ser aplicados en los esquemas mentales de la sociedad. Es entonces, el mayor aporte de estas concepciones, la idea de la necesaria comprensión del periodo colonial como un complejo de relaciones que conjugan la legitimación en función del manejo de intereses establecidos en las dinámicas materiales que resultan del descubrimiento de un nuevo continente con riquezas jamás previstas por un Castellano del siglo XIV. Como mencionamos al iniciar las disertaciones aquí expuestas, estas son solo un acercamiento de lo que en la historiografía se ha planteado al respecto, y conllevara a investigaciones más profundas en nuestras investigaciones próximas, con respecto al periodo colonial. Temporalidad que sin lugar a dudas constituye un factor importante en la conformación de la época republicana y finalmente de nuestra realidad contemporánea, como consecuencia de los diferentes desencadenamientos procesuales en el transcurrir de la historia.
Bibliografía
Ruiz Ibáñez. José Javier. Comprender una Monarquía Policéntrica desde una historiografía posnacional. Retos y realidades del estudio de las fronteras en las Monarquías Ibérica. Ministerio de ciencia e innovación. 2012
Elliot. John. "Una Europa de Monarquías Compuestas" en España Europa y el mundo de Ultramar Madrid: Santillana. 2010.
Gloël. Matthias. La formación de la monarquía hispánica como monarquía compuesta. Revista Chilena de Estudios Medievales. 2014
Pedro Cardim, Tamar Herzog, José Javier Ruiz Ibáñez y Gaetano Sabatini. Polycentric Monarchies. How did Early Modern Spain and Portugal Achieve and Maintain a Global Hegemony. Eastbourne, Sussex Academic Press, 2012.





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