MODERNIZAR LA UNIVERSIDAD…POR ELLOS

August 14, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Universidad
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Descripción

MODERNIZAR LA UNIVERSIDAD…POR ELLOS

Cuando la lucha de un hombre
comienza dentro de sí, ese hombre vale algo.


Robert Browning

Es difícil explicar, en pocas palabras, como debe de instrumentarse un
programa de modernización de una Universidad. Esto, por cierto, no es
enteramente nuevo. Ya Andrés Bello* escribía sobre "la necesidad de
acomodar las universidades a los incesantes avances del conocimiento y a
las variables necesidades del desarrollo nacional". Lo que hace distinta la
situación a inicios del siglo XXI, ha sido la radicalidad de los cambios
del contexto, la intensidad y profundidad de los avances en todos los
saberes, y el largo periodo de inestabilidad y trastornos que la
Universidad ha venido sufriendo a lo largo de su existencia.

Se puede definir modernización como los "cambios e innovaciones necesarios
de introducir en la institución universitaria para adaptarla a las nuevas
circunstancias y a las que se esperan en un futuro próximo, manteniendo
estable su misión fundamental". Esto significa que al enfrentar la
modernización universitaria es necesario preocuparse, por lo menos, de tres
aspectos:
1. La misión fundamental de la institución.
2. Los cambios externos e internos que dificultan o facilitan la
realización de la misión fundamental.
3. Las influencias del quehacer universitario deben aplicarse
principalmente a la modernización requerida por las modificaciones
propias y del contexto.
Muchas de las discusiones sobre "la situación" de la Universidad resultan
difíciles porque se refieren a supuestos distintos. A veces la propuesta
requiere de un análisis estadístico muy positivo –aumento de estudiantes,
de presupuestos, de remuneraciones, de cursos y carreras de pregrado y
postgrado, mejoramiento de indicadores de calidad, etc.

Dicho análisis puede ser desechado por algún otro grupo que, a pesar de
conocer las estadísticas, sostiene que la Universidad está en un "deterioro
irreversible". El problema consiste en que los supuestos sobre la "misión"
de unos y otros analistas son distintos. En un caso se está mirando
fundamentalmente al fortalecimiento académico e institucional. En el otro,
a la significación política de los quehaceres universitarios. Esta
diferencia de concepto sobre la misión genera dificultades muy difíciles de
resolver.


Por una parte, el concepto de misión implica afirmar pro activamente la
orientación y sentido de las tareas consideradas como propias, pero por
otra, significa considerar como ajenas a su misión otras tareas que
competen al Estado, al municipio, la empresa, entre otros actores.
Esta diferenciación es muy difícil particularmente por la variedad de áreas
y problemas que cubre la actividad universitaria y la dificultad de limitar
el conocer, proponer, enseñar –función académica– del decidir y determinar
–función política pública–, la universidad actual, por ejemplo, no puede
menos que investigar, enseñar, señalar y proponer soluciones al problema
energético. No está llamada a actuar para solucionarlo en la práctica.
Muchas universidades tienen hospitales clínicos destinados a lo que son las
funciones universitarias permanentes: investigación biomédica, enseñanza en
ciencias de la salud, transferencia de tecnología avanzada,
perfeccionamiento y otras. Su función no es la solución directa de los
problemas de la pobreza y sus efectos sobre la salud, por lo cual la
atención gratuita de pacientes de escasos recursos es responsabilidad del
Estado y no de la Universidad por lo que esta debería recibir de aquel el
costo de esa atención. En la misma situación se encuentra un centro de
extensionismo agropecuario, una estación de radio o un canal de televisión
que para sostenerse en el mercado, no puede transmitir programas académicos
o culturales.
La definición de "misión" no es fácil aun cuando es la primera tarea de una
institución que emprende estrategias modernizadoras. El hecho es que la
"misión" de una institución universitaria, particularmente la más
tradicional y con larga experiencia, es un producto histórico, por lo tanto
social, que no puede imponerse a una comunidad especialmente cuando se debe
cambiar paradigmas largamente asentados en ella. Cuando se dice "comunidad"
no solo nos referimos a sus miembros, también al mundo externo que por
diversas razones mira o siente a esa institución como propia. Este podría
ser el caso de la UNACH y su papel visto por políticos, las ONG´s, los
padres de familia, los medios de comunicación, las otras instituciones de
educación superior y la sociedad en general.
La Universidad Autónoma de Chiapas, entidad compleja y múltiple, se definió
desde su integración en el periodo 1970-1976 por tres características que
debían aplicarse en todos los ámbitos de acción.
1. Servicio público desde, y solo desde la actividad académica.
2. Pluralismo en sus diversas modalidades (religiosas, étnicas,
políticas, etc.).
3. Excelencia como factor decisivo y no negociable para cumplir la
misión.
En conjunto estos propósitos debieran lograr tres fines: calidad, equidad y
pertinencia. Esta definición que parece simple y, en realidad lo es,
significa volver a la tradición de la Universidad y permitirá superar, no
sin dificultades, los extremos de visiones muy discordantes que existen en
su interior. Recuérdese que algunos sostenían que su papel era "encabezar
el cambio revolucionario". Otros creían que "la Universidad de Chiapas solo
servía para enseñar, otros la ubicaban exclusivamente para formar
profesionistas al servicio del estado, algunos para formar deportistas,
otros mas para hacer investigación etc. La actual situación chiapaneca en
educación superior ha sido determinada en parte por nuestra propia historia
y tradiciones, pero también y en una cuantía significativa por la
particular respuesta de las autoridades educativas a tendencias actuales
que se manifiestan no solo en México y América Latina, sino también en el
resto del mundo, como ha quedado claro después de la ultima Conferencia
Mundial de Educación Superior de la UNESCO.

La modernización, consiste, en primer lugar, en "poner al día", "asumir",
"tener presente", "adoptar y adaptar" los cambios producidos en los
diversos ámbitos en los que trabaja la universidad, el entorno en que se
mueve y su situación interna. Para construir una estrategia de desarrollo
que logre la triple finalidad de calidad, equidad y pertinencia, las
autoridades de la Universidad Autónoma de Chiapas seguramente consideraran
la conveniencia de:

a) Incrementar los recursos públicos o de otro origen –donaciones, fuentes
internacionales, etc. (Solamente el Colegio Indígena Federado de
Saskatchewan, Canadá, ha aportado desde 1998 cerca de un millón de dólares
canadienses a la Unach).
b) Incrementar los recursos para créditos y becas, de modo de lograr mayor
equidad. (Particularmente ser otorgados como un estimulo académico
solamente para docentes y estudiantes destacados).
c) Incrementar los ingresos propios a través de fuertes incentivos a los
académicos y áreas para realizar actividades de vinculación. (Recursos hay,
pero se requiere una buena gestión para obtenerlos).
d) Liberar a la universidad de regulaciones que le impiden competir en
igualdad de condiciones con entidades que también reciben recursos públicos
y no tienen tales restricciones. Modernizar significa, desde el punto de
vista académico, mirar el futuro considerando la evolución probable de cada
una de esas áreas (conocimiento, tecnologías, necesidades regionales,
entorno sociopolítico y económico) y los ajustes y desarrollos internos
indispensables y deseables.

Aquí nos seguimos debatiendo frente a una realidad a la cual podría definir
como compleja, aunque creo que esta definición nos quita la responsabilidad
que tenemos cada uno de nosotros. Me estoy refiriendo al hecho que tal vez
no es la realidad la compleja, sino que somos nosotros quien la
complicamos. En la era de las comunicaciones, en el cual técnicamente
debería existir mayor dialogo, vivimos cada vez más cerrados y encerrados,
desconfiando de todo aquel que intenta acercarse a nosotros. Cada vez son
mayores los miedos. En algún lugar del mundo es miedo al terrorismo, en
otros, miedo al secuestro o al robo, y en casi todos, miedo al engaño y a
que te quieran sacar alguna ventaja en este planeta de competencia salvaje.
 
Hoy me desafío a mi mismo y a todos los universitarios a seguir
construyendo algo mejor entre todos, y ese es el espíritu que pretendo a
que pese a todos y a todo, se convierta en el mensaje central de y para los
que diariamente impartimos clases a las nuevas generaciones de jóvenes
chiapanecos, quienes ansiosos por conocimientos buscan una oportunidad para
ser mejores. Educando hacia el compromiso, no con versos retóricos, ni
frases hechas, sino a partir del trabajo desde el mismo terreno y desde la
mas modesta de las actividades. Es sobre esta hipótesis que se debe
instrumentar un proyecto académico y los programas, estrategias y líneas de
acción de las todas las áreas universitarias. Es un buen momento para
devolverle la vigencia tan necesaria, a nuestro lema "POR LA CONCIENCIA DE
LA NECESIDAD DE SERVIR"



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* Andrés Bello (1781-1865) Humanista, político y diplomático nacido en
Caracas y fundador de la Universidad de Chile
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