Modernidad y religión en la sociedad vasca de los años treinta. Una experiencia de sociología cristiana: Idearium

Share Embed


Descripción

Modernidad y religión en la sociedad vasca de los años treinta. (Una experiencia de sociología cristiana: Idearium)

Antonio Rivera y Javier de la Fuente Publicado por Universidad del País Vasco, Bilbao, 2000, 316 pp. ISBN 84-8373-268-8

INTRODUCCIÓN “... si el sacerdote no sale de la Iglesia para ir en busca del pueblo, éste se aleja de ella ...”.

Desde su constitución en 1862, la Diócesis Vascongada, con sede en Vitoria, fue una de las entidades eclesiásticas más fuertes en cuanto a recursos materiales y humanos y en cuanto a penetración en la realidad social del país. A partir del desgajamiento de los anteriores obispados de Calahorra, Burgos, Pamplona y Santander, los territorios de las tres provincias vascongadas conformaron la primera realidad institucional vasca que conoce la historia contemporánea, con los consiguientes recelos que ello provocó entre quienes veían en la experiencia una ocasión para “formar en España una nacionalidad distinta, y una base de separación política para los que más adelante quisiesen invocar el principio de las nacionalidades” 1. Ya desde 1870, por su marcado carácter antiliberal, la Diócesis Vascongada comenzó a ser objeto de tensiones hacia dentro y hacia fuera del país. Estas tensiones rebrotarían hasta hacerse motivo de conflicto abierto durante la Segunda República, en el instante en que se hacía manifiesta la presencia de una nueva generación de sacerdotes notablemente influida por el nacionalismo vasco. Las sucesivas expulsiones del obispo Múgica, en 1931 y 1936, son exponente de esos conflictos entre el poder político y el poder de la Iglesia vasca. Pero lo importante es que, tras la edificación en 1930 de un imponente Seminario, el de Vitoria se consolidó como uno de los primeros y más prestigiosos centros docentes católicos en la España de aquel tiempo 2. Una buena muestra de esta potencialidad, originalidad e, incluso, contradictoria modernidad 3, es la revista que nos ocupa. Idearium salió * Agradecemos a nuestro colega y amigo Santiago de Pablo la lectura que hizo de este texto, así como sus recomendaciones que, oportunamente, hemos integrado en el mismo. También queremos dejar constancia de las consideraciones que posteriormente nos hizo Maitane Ostolaza. 1 Carta del Abad de Santo Domingo de la Calzada al Ministro de Gracia y Justicia, agosto de 1861(Archivo Ministerio de Justicia, nº4.027, citado en Scriptorium victoriense, vol.XXV, 1978), recogida en F. García de Cortázar y M. Montero, Historia Contemporánea del País Vasco. De las Cortes de Cádiz al Estatuto de Guernica, San Sebastián 1984, págs.119-120. 2 F. García de Cortázar, “Iglesia vasca, religión y nacionalismo en el siglo XX”, en IIº Congreso Mundial Vasco. Congreso de Historia de Euskal Herria, San Sebastián 1988, vol.VI, págs.221-249. Ver también la obra que este autor tiene junto con J.P. Fusi, Política, nacionalidad e Iglesia en el País Vasco, San Sebastián 1988. 3 Reseñando los actos de consagración de Echeguren como Obispo de Oviedo, celebrados en el Seminario de Vitoria, un asistente asturiano lo define como un “Seminario moderno” en razón

como publicación bimensual entre 1934 y 1935, dirigida por el prestigioso prehistoriador y etnógrafo José Miguel de Barandiarán, y con un plantel de profesores de primera fila, todos ellos miembros del claustro del Seminario Diocesano de Vitoria. La importancia que tuvo radica en que a lo largo de once números trató de desarrollar la esencia de lo que por entonces se llamaba “sociología cristiana”, consistente en descender a la realidad -una realidad agresiva y difícil para el pensamiento religioso y para la Iglesia como institución-, conocerla y desde su conocimiento intervenir activamente para adecuarla a los intereses eclesiales. A través de Idearium, el sector más dinámico de la Iglesia vasca en el periodo republicano pasó revista a la realidad social y política y elaboró una serie de estudios o trabajos de campo sobre el estado de las fuerzas propias y ajenas (laicistas) en diversos pueblos y comarcas. La importancia de su labor no radica tanto en el valor de las informaciones -que lo tiene, como veremos- como en la propia iniciativa, en la disposición novedosa que adoptaba esa parte del clero, radicalmente contraria a la descalificación pasiva de “las novedades” que había caracterizado a la Iglesia, por lo menos, desde los tiempos del Syllabus y la Quanta Cura. Antecedentes Idearium venía a dar continuidad y, posiblemente, a culminar, de no haber visto truncada su trayectoria, la tradición editorial de la Diócesis vasca a través de publicaciones destinadas a los párrocos y sacerdotes y, desde éstos, a la comunidad de fieles. Sus precedentes directos en el Seminario fueron El Cooperador del Clero y Gymnasium. El primero de ellos era ante todo -y a pesar de su subtítulo: Doctrina filosófica, dogmática y moral- el órgano de los asuntos propios del Montepío Diocesano, la entidad editora de todas estas publicaciones. Apareció como boletín en 1909 y acabó convertido en revista. En la década de los veinte, Antonio Pildain, presidente del Montepío, se propuso mejorar su calidad en los aspectos científico y literario, pero por diversos motivos el proyecto se vio entorpecido y acabó cerrando en 1928. A pesar de su talante conservador, El Cooperador ya incluía una sección en la que se trataba ampliamente sobre todo lo relacionado con la llamada "cuestión social", tan en boga en el mundo intraeclesial desde la publicación de la Rerum Novarum de León XIII. Fue ante todo una revista de y para el clero de la de la preparación de sus sacerdotes “para satisfacer las necesidades del momento, las únicas importantes”. Como muestra, señala que en la biblioteca hay dos grandes secciones: en una están los volúmenes de teología, pero la otra la forman libros nuevos y revistas especializadas en temas contemporáneos (Idearium, nº8, mayo-junio 1935).

diócesis, sin que tengamos noticia de la existencia de ninguna otra de estas características4. Pero la inmediata antecesora de Idearium fue Gymnasium, una revista bimensual de “iniciación científico-literaria”, editada también en el Seminario Diocesano entre enero-febrero de 1927 y junio de 1932. Publicaban en ella los seminaristas de la diócesis de Vitoria, bajo la atenta supervisión de sus superiores. La idea de los seminaristas era crear una revista más ambiciosa que el pequeño boletín que con el nombre de El Eco Misional habían tirado entre 1923 y 1926. El obispo Zacarías Martínez consintió la iniciativa, encargando la dirección de la misma al “Lyceum Cassiciacum”, un activísimo cuarteto de profesores del Seminario que habría de marcar la pauta en las publicaciones de la diócesis5. El citado grupo lo componían Barandiarán, como director, Pildain, Lecuona y Aravio-Torre6. Barandiarán no quiso que Gymnasium fuera otra revista colegial al uso. Propugnó un proyecto que, de una parte, formase a los alumnos en la escritura y la síntesis de conocimientos y, de otra, les pertrechase contra futuros enemigos dándoles a conocer el ambiente intelectual y las diversas corrientes de pensamiento de su tiempo7. Con ello se pretendía superar la grave 4

Sí que hay alguna de los católicos sociales, de las misiones o de antiguos alumnos de centros religiosos (A. Rivera, “La prensa alavesa en el primer tercio del siglo XX”, en M. Tuñón de Lara (dir.), La prensa de los siglos XIX y XX. Metodología, ideología e información. Aspectos económicos y tecnológicos, Bilbao 1986, págs.551-570). 5 Según García de Cortázar (“Iglesia vasca, religión y nacionalismo ...”, págs.231-232), el obispo “puso todo su empeño en dar una orientación más pastoral a los estudios sacerdotales y empujó decidido el cambio promovido por eclesiásticos como José Miguel de Barandiarán y Manuel Lecuona, que centraban sus investigaciones en la antropología y cultura vascas”. Una referencia directa a la trayectoria del grupo fundacional, en J.M. de Barandiarán, “La etnografía vasca y otros estudios en el Seminario de Vitoria en la década que precedió a la guerra de 1936”, Obras Completas, Bilbao 1974, tomo V, págs.413-418. 6 Antonio Pildain era canónigo de la catedral y profesor del Seminario, apologeta brillante y elegido Diputado en Cortes por la Minoría Vasco-navarra en 1931. Años más tarde, desde el verano de 1936, sería Obispo de Canarias. Sobre su actuación posterior a la guerra, ver J. Sánchez Erauskin, Por Dios hacia el Imperio. Nacionalcatolicismo en las Vascongadas durante el primer franquismo, 1936-1945, San Sebastián 1994, págs.202-203. Manuel Lecuona también era profesor del Seminario, lingüista y presidente de la Academia de la Lengua Vasca. José Miguel de Barandiarán fue rector del Seminario de Aguirre, profesor y vicerrector del Seminario Conciliar, y prehistoriador y etnógrafo de fama internacional. Por último, Leoncio Aravio-Torre era biólogo y profesor del Seminario. Este grupo de reflexión y trabajo se había creado en la década de los veinte. Su nombre deriva del monasterio que fundara San Benito en Cassiciaco. Las reuniones distendidas y libres de toda censura conformaron un grupo de una actividad y una influencia máximas en la diócesis, sobre todo en lo que hacía a las publicaciones. Discípulos suyos serían J. Goicoecheaundía y las nuevas generaciones de profesores hasta la guerra civil. 7 L. de Barandiarán, José Miguel de Barandiarán, patriarca de la cultura vasca, Madrid 1992. Barandiarán dice en Gymnasium: “Aspiramos también a tener una visión exacta de las corrien-

deficiencia formativa de los seminarios de entonces: la distancia que separaba a los seminaristas de la realidad sociopolítica que les esperaba una vez ordenados. La extremada rigidez de los reglamentos aislaba a los alumnos en un idílico retiro falto de prensa, de estudios seculares, de playa, de teatro... Les hurtaba, en suma, una buena parte de la realidad. Y serían precisamente -en palabras de esos renovadores- ese distanciamiento del mundo real y la permanente censura interna dos razones poderosas para explicar cómo cuando se instauró la República “los alumnos no (estaban) preparados para hacer frente a las críticas a la iglesia y a los ataques a la religión” 8. La preocupación por elevar el nivel literario y científico en el Seminario, y la necesidad de acercarse a toda la realidad para actuar después con conocimiento de causa, llevó a la constitución de los “Laboratorios Gymnasium”, formados por alumnos escogidos y divididos en cuatro secciones: filosofía, psicología colectiva, etnología y sociología. Barandiarán analizaba la prensa local y nacional con los alumnos, que después se encargaban de escribir pequeños artículos de síntesis. Los laboratorios surtían a la revista de abundante material: literatura en euskera y castellano, proporcionada por las academias “Kardaberaz” y “Santa Teresa”; artículos que tenían que ver con la cuestión social y con la doctrina social de la iglesia; una especie de diario intimista de la vida y actividades cotidianas de los futuros sacerdotes; y una “sección postescolar” donde colaboraban ocasionalmente sus mentores 9. La calidad de los artículos está muy por debajo de lo que luego será Idearium, pero, en cualquier caso, sorprende por la actualidad de los temas, por la bibliografía manejada y por el propio nivel de la revista si se compara con lo que por aquel entonces se hacía en otros seminarios españoles. La iniciativa suponía una apertura a la modernidad y una renovación pedagógica de tal naturaleza que necesariamente habría de encontrar seria –y exitosa- resistencia en el Seminario, hasta dar al traste con el proyecto en el verano de 193210. En todo caso, Gymnasium sirvió para que se foguearan tes ideológicas actuales. A conocerlas en su ser y en su ritmo. Y a superarlas, para no ser inconscientemente, gregariamente, arrollados por ellas” (Gymnasium, setiembre-octubre 1929, tomo 3, pág.405. 8 J. Goicoecheaundía, Antecedentes históricos del movimiento sacerdotal de Vitoria, Vitoria 1983, pág.55. 9 J.M. de Barandiarán, “La etnografía vasca y otros estudios en el Seminario de Vitoria”, págs.415-417. 10 Joaquín Goicoecheaundía (Op. cit. pág.114) considera que “... su desaparición a los cinco años de existencia fue un error que lo cometieron con buena voluntad aquellos profesores que hicieron llegar al obispo de la diócesis la queja de que estos afanes ‘marginales’ restaban la atención debida a los estudios fundamentales del dogma y la moral”. Por su parte, Luis de Barandiarán (Op. cit. pág.149) solo señala que la revista “... terminó por desaparecer. Repetida-

varias de las futuras firmas de Idearium y para dar primera forma y expresión a unas nuevas generaciones de seminaristas que dejarían plasmadas sus inquietudes en la revista objeto de nuestro estudio. Los jóvenes profesores de Idearium Ya desde finales del siglo XIX, el triunfo del pensamiento liberal y la presencia cada vez más patente de comportamientos laicos, el progresivo avance de la sindicación obrera, y las actuaciones de republicanos, socialistas y anarquistas habían supuesto un duro golpe -o, por lo menos, mucho más que una amenaza- para una Iglesia española con serios problemas de adaptación a los nuevos tiempos. La reacción eclesial no fue en positivo. Por ejemplo, en el terreno estrictamente social, no respondió afirmando los valores evangélicos y contraponiéndolos a las nefastas consecuencias que para importantes contingentes de población estaba teniendo la Revolución Industrial. Muy al contrario, acabó reaccionando en negativo, creando círculos, sindicatos y otro tipo de organizaciones con el solo objeto de combatir el avance de socialistas, anarquistas y liberales, y protegerse de los mismos11. Así las cosas, la Iglesia no podía dejar de acoger con temor y prevención la llegada de la Segunda República; no en vano se había aliado tanto con la Monarquía como con la Dictadura, que le habían asegurado un claro apoyo institucional. Confirmando sus temores, la República se caracterizó en esta cuestión por su opción laicista. En adelante, la Iglesia adquiriría la categoría de institución cultural, sin status especial, ni subvención estatal. Se instituyeron el matrimonio civil y el divorcio, y el polémico artículo 26 prohibió la dedicación de los religiosos a la enseñanza12. El activismo de socialistas, anarquistas, republicanos y liberales, a caballo entre el laicismo y el anticlericalismo, junto a la pérdida de apoyo instimente se había acusado a sus colaboradores de vivir al margen del reglamento del Seminario, por la sencilla razón de que sus reuniones de Laboratorio se realizaban durante las horas de paseo de la comunidad. No me consta si ésta fue la exclusiva acusación, pero sí sé que esta excusa se barajó para clausurar la revista”. 11 El resultado de esta política en su aplicación española es de sobra conocida. Félix Montero García lo resume perfectamente en El primer catolicismo social y la Rerum Novarum en España (1889-1902) (Madrid 1983, pág.15), poniendo de relieve “el ‘amarillismo’ del sindicalismo católico, el significado contrarrevolucionario y eminentemente defensivo del catolicismo social como especialmente antisocialista, el retraso y la ambigüedad de la preocupación social católica que supone incluso la Rerum Novarum, en comparación con denuncias socialistas y humanistas anteriores”. 12 F. Lannon, Privilegio, persecución y profecía. La Iglesia católica en España 1875-1975, Madrid 1987, pág.216 y ss. En todo caso, a través de diversos subterfugios legales, los religiosos siguieron con dedicación educativa en sus colegios.

tucional y los propios errores eclesiales, provocaron ya antes, pero sobre todo a la altura de los años treinta, una apostasía importante en las filas del proletariado urbano, y más relativa en el medio rural. No cabe duda de que los tiempos no eran los mejores que cupiera esperar para la Iglesia, pero, al cabo, siquiera en negativo y tardíamente, hubo de reaccionar, de agrupar fuerzas en torno a organismos especializados que como Acción Católica darían un gran impulso al apostolado seglar. Supuso la respuesta de la Iglesia a una situación que los católicos observaban con creciente preocupación, cuando no se convertía en manifiesta hostilidad contra el régimen republicano. Fue en estos tiempos de aguas agitadas, concretamente entre los años 1929 y 1934, año de nacimiento de Idearium, cuando toda una generación de brillantes seminaristas, apenas ordenados, fue ingresando en el claustro de profesores. La salud de la diócesis vasca en cuanto a número de vocaciones13 y el nuevo edificio del Seminario, recientemente inaugurado por el propio monarca (1930), así lo permitían. La renovación de los cuadros directivos y la incorporación de jóvenes y dinámicos profesores habrían de insuflar aires nuevos al Seminario y, por extensión, a toda la Diócesis. Eduardo Escarzaga, el nuevo rector, se había propuesto elevar el nivel científico y cultural del Seminario y del clero. El nuevo reglamento, puesto en vigor en 1934, fue en ese sentido su gran obra personal14. No pareciéndole adecuada la línea curricular de los estudios eclesiásticos en Vitoria, llevó a cabo unos cambios más acordes a los nuevos tiempos. Se pensaba en un Seminario abierto a la cultura y a las corrientes modernas del pensamiento cristiano. Al tiempo, se subrayaban la importancia de la formación profana, científica y literaria, así como de la vinculación a la realidad diocesana y del conocimiento del movimiento pedagógico más actual. Con la intención de superar la imagen clásica del cura rural sin preparación, la formación intelectual y el estudio habían pasado a ser fundamentales en el buen sacerdote. “La intensificación de la cultura -escribía Joaquín Goicoecheaundía en sus apuntes de estudiante- tiene como fin inmediato rodear de máximo prestigio al clero y prestar una mayor eficacia a los medios del apostolado que ha de emplear15”. Pero los avances metodológicos y la gran preocupación por elevar el nivel literario y científico tenían mucho 13

En el curso 1928-1929 había cerca de 400 alumnos en el Seminario. La capacidad del nuevo edificio era de 600 alumnos internos. 14 Sustituía al de 1880, sucesivamente adaptado a las prescripciones de la Santa Sede. Joaquín Perea hace un amplio análisis de él en El modelo de Iglesia subyacente en la pastoral del clero vasco (1918-1936), Bilbao 1990, págs.134-142. 15 J. Goicoecheaundía, Op. cit., pág.114.

que ver con los acelerados cambios sociales y políticos que traía consigo la República. Se dio, en efecto, un notable impulso a la formación del clero, alcanzando el Seminario un nivel reconocido por la misma Roma, que lo tenía por un centro puntero y de una influencia que sobrepasaba el espacio de la diócesis. Florecieron bajo su amparo toda clase de publicaciones. Por lo pronto, surgió Idearium, impulsado por un grupo de profesores encabezado por el vicerrector Barandiarán y entre los que figuraban algunos de los ayer entusiastas participantes en los “Laboratorios Gymnasium”. Pero habría otras muchas iniciativas. Pensando en “la difusión de las doctrinas sanas entre el pueblo”, siete profesores fundaron la Editorial “Gamblet”, de vida efímera, acrónimo compuesto por las iniciales de los miembros del grupo (Goicoecheaundía, Aravio-Torre, Manchola, Barandiarán, Lecuona, Enciso y Thalamas). Otra original iniciativa fue la hoja parroquial Rayos de Luz (19251932?)16, distribuida a domicilio por colaboradores voluntarios. Ideada inicialmente por los cuatro párrocos de Vitoria, su difusión se amplió a toda la diócesis bajo la dirección del Lyceum Cassiciacum. Constituía otra moderna y original iniciativa más, que esta vez tenía por objeto el que la predicación llegase al mayor número de parroquianos. Aparte de sobre materias estrictamente eclesiales, aleccionaba sobre temas que tenían que ver con la apologética o la cuestión social, y advertía sobre otros tales como las modas femeninas, la blasfemia o los espectáculos públicos. En resumen, la ingente labor pedagógica, científica y apologética del Liceo se vio reforzada por las inquietudes que en la misma línea encarnaban los noveles profesores, antaño firmas de Gymnasium y ahora rectores de los futuros sacerdotes. El nuevo reglamento venía a codificar de alguna manera las nuevas formas de pensar y de actuar que se habían hecho camino en el Seminario desde finales de los años veinte. Una mentalidad que superaba la intransigencia de la Iglesia y de la Diócesis con respecto a la ciencia y a la cultura modernas. El diálogo con la modernidad no carecía de enemigos, y de hecho sería la guerra civil la que impidiese la aplicación de estos criterios al plan de estudios. Después de ella, nada sería igual. Idearium No es difícil establecer el nexo de unión entre Gymnasium e Idearium. La diferencia principal radica en que si aquella publicación se dirigía a los seminaristas, ésta tenía como destinatario principal al clero diocesano, a quien estaba llamado a orientar. La idea de lo que habría de ser Idea16

J. Perea, Op. cit., pág.417 y ss.

rium surgió de una de las habituales reuniones del Liceum. Según extrae Luis de Barandiarán del diario de su tío, “fue en la reunión del diecisiete de enero de 1925 donde se discutió tal propósito, concluyendo en la necesidad de publicar una revista destinada a orientar al clero en las modernas transformaciones de los pueblos y que habría de sustituir a El Cooperador del Clero”17. Esta publicación había desaparecido en 1928, y no sería hasta seis años más tarde cuando un grupo de profesores revitalizase el proyecto, efectuando el recambio. Para entonces se había producido el cambio generacional. De los diez profesores que escribieron en Idearium, solamente dos eran veteranos, el vicerrector y director de la revista, José Miguel de Barandiarán, y Leoncio Aravio-Torre, profesor desde 1921. El resto era savia nueva: Fernando Arsuaga, profesor desde 1929, Jesús Enciso, Joaquín Goicoecheaundía y Luis E. Pinedo, profesores desde 1930, Juan Thalamas Labandibar y José Martínez de Marigorta, desde 1932, y Jaime de Arámburu, desde 1933. Firmó un artículo José Zunzunegui, alumno que se doctoró en el tiempo de la revista y que pasó a ser profesor en 193718. Además de esas firmas habituales, contaba Idearium con colaboradores ocasionales, entre los que destacaban el jesuita Joaquín Azpiazu y el sacerdote Alberto de Onaindía, uno de los principales propagandistas del pensamiento socialcristiano en el País Vasco 19. Ambos eran miembros de la Asociación Vasca de Acción Social Cristiana, A.V.A.S.C., y representantes de las dos líneas antagónicas que surgieron en dicha organización20. La A.V.A.S.C., nacida en 1931, constituyó un notable proyecto de carácter interclasista, el más ambicioso que alimentaran los propagandistas vascos. Apoyaba la idea de éstos de responder a la revolución socialista con la reforma social cristiana, que colmaría las legítimas aspiraciones del proletariado conciliando los intereses de las diferentes clases y trayendo la paz social. A tal efecto se crearon diversos círculos obreros, así como la novedosa Universidad Social Obrera Vasca (U.S.O.V.), que desarrollarían una intensa labor de formación de dirigentes y de concienciación patronal, antes de fraca17

L. de Barandiarán, Op. cit., pág.129 Enciso había nacido en 1906 y alcanzó el título de doctor en 1928; Goicoecheaundía en 1905 y 1927, respectivamente; Thalamas Labandibar en 1905 y 1931 (en este caso, el título de licenciado); Arámburu, en 1909 y 1932; Arsuaga en 1897 y 1929 (licenciado); Pinedo en 1908 y 1930 (licenciado); y Martínez de Marigorta en 1903 y 1926. 19 Onaindía, “Egizale”, era canónigo de la catedral de Valladolid desde 1929 y, junto con Policarpo Larrañaga y José de Ariztimuño, “Aitzol”, el máximo representante del nacionalismo vasco en las filas del sindicalismo cristiano. 20 A. Elorza, Ideologías del nacionalismo vasco, 1876-1937 (De los “euskaros” a Jagi Jagi), San Sebastián 1978, págs.303 y ss. 18

sar presa de insuperables contradicciones, divisiones internas, y controles patronales y del obispado21. Idearium se hizo eco de la labor de A.V.A.S.C., a la que apoyó publicando amplios resúmenes de sus actividades y hasta un número monográfico en octubre de 1934. En todo caso, un apoyo que con el tiempo se demostraría peligroso. Coincidía básicamente con sus preocupaciones y con la utilización de las últimas tendencias europeas en catolicismo social. Completaban el cuadro de autores de la revista los encuestadores, encargados de recoger la información sobre la realidad sociorreligiosa de sus poblaciones, uno de los cometidos más importantes que asumiría la publicación. Un somero repaso a los nombres parece desechar una posible elección al azar. Encontramos de nuevo a los mentados Onaindía y Azpiazu, al hermano de aquél, Domingo de Onaindía, que había sido profesor en el Seminario Menor de Castillo Elejabeitia entre 1927 y 1929, así como a miembros de los antiguos “Laboratorios Gymnasium”, como Bernardino García de Albéniz o Jesús Romero. A ellos se añadían otros tantos ecónomos y coadjutores de las zonas estudiadas, de distintas edades y talantes. La mayoría de los encuestadores coincidía con los impulsores del giro pedagógico en la necesidad de conocer la realidad a través de la sociología, y de actuar sobre ella en sentido social, extremo este último discutido por una parte del clero. Buen ejemplo de estas diferencias lo tenemos en el hecho de que a esas alturas de siglo, publicada ya incluso la Quadragessimo Anno conmemorando los cuarenta años de aquel espaldarazo al catolicismo social que supusiera la Rerum Novarum, Joaquín Azpiazu se viese obligado a defender la tesis del intervencionismo sacerdotal en la cuestión social en un artículo que titulaba “El sacerdote social”. Y es que -concluía- los sacerdotes ancianos o anticuados no estaban por esa labor22. 21

A. Elorza, Op. cit., págs.259-315. “El sacerdote social” , Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934. En ese texto aparece la sentencia: “... si el sacerdote no sale de la Iglesia para ir en busca del pueblo, éste se aleja de ella ...”. Azpiazu divide a los curas en tres categorías: “los que trabajan en este orden social a medida de sus fuerzas”, el grupo que “sestea” y “el de quienes ni trabajan ni dejan trabajar”. Floren Unzueta, en “Condiciones socioculturales de la pastoral en el clero vasco” (Surge, nº316, abril 1973 (Ediciones Seminario de Vitoria), pág.173), tratando las tensiones sacerdotales en ese tiempo, apunta esas tres mismas líneas y resalta la posición intervencionista de Azpiazu y de AVASC que aquel mismo recogía en Idearium. Dice Azpiazu sobre ‘táctica pontificia’ de los curas: “...no ansiando cogerlo todo de golpe, cosa hoy en día imposible en muchas partes donde el pueblo por un nuevo neopaganismo ha vuelto las espaldas a la Iglesia, sino buscando en él las minorías selectas y formando élites de formación cristiana y cultural obrera o patronal -según convenga-, a fin de que una vez formadas éstas en sólida cultura cristiana y social lleguen a ser cabezas dirigentes de la vida del pueblo, apóstoles de sus respectivos grupos y clases sociales ...”. En el mismo artículo apunta una idea recurrente en los análisis de este momento: “La salvación no ha de venir de la ciudad al campo sino del campo a la ciudad. (...) La revolución espiritual ha de formarse en la marcha del pueblo sobre la ciudad”. 22

Nunca había sido única la visión política y religiosa en el Seminario y no lo había de ser en la revista. Durante las dos primeras décadas del siglo las simpatías políticas en el claustro se habían polarizado en torno al integrismo, en tanto que el estudiantado se decantaba por la tradición carlista de sus familias. A su vez, integristas y nacionalistas eran poco numerosos entre los alumnos. Presidía el ambiente un cierto antivasquismo y nada hacía presagiar la acusación de separatismo que pesaría sobre el Seminario en los años treinta23. A medida que la opción política nacionalista fue creciendo en importancia en el País Vasco, su presencia se fue reflejando con naturalidad entre el alumnado y entre los propios cuadros directivos. En puridad, fue el vasquismo, y no el nacionalismo en sí, lo que ganó adeptos en el Seminario 24, pero nada podría evitar las continuas acusaciones que arreciaron contra el centro acusándolo de nido de separatistas. Célebre en este sentido fue el discurso de Calvo Sotelo, reprobando al Seminario el que fuera un batzoki donde se hacía política nacionalista vasca. La polémica mereció una carta de protesta firmada por todos los profesores y por el obispo Múgica, quien a su vez hizo jurar al rector Escarzaga que en el Seminario conciliar de Vitoria “no se hacía política, ni nacionalista, ni otra alguna”. Lo cierto es que a la altura de 1935 se había resuelto en el Seminario la pugna entre tradicionalismo-carlismo y vasquismo en favor de este último 25, aunque no sin seria resistencia por parte de aquél, que de hecho conseguiría la orden de clausura de Idearium. El libro que profesores y alumnos dedicaran a Escarzaga en conmemoración de los veinticinco años de su primera misa supuso la consagración de la opción vasquista y de los nuevos modos de hacer. En él, diversos autores se preocuparon por fundamentar histórica y jurídicamente la propia identidad como pueblo, como paso previo a las demandas autonomistas. No en vano, una buena parte del clero vasco veía en el ideal autonómico la soñada recuperación de la tradición religiosa y de los auténticos valores morales de los vascos26; una visión que no por

23

Seguimos la descripción que Barandiarán hizo para su sobrino Luis en José Miguel de Barandiarán, patriarca de la cultura vasca, pág.171 y ss. 24 En la misma exposición de motivos que dan origen a la revista, se destaca -lo hace Barandiarán- el de “vulgarizar los conocimientos de la ciencia religiosa, escanciándolos en el habla popular, en los idiomas populares. Es Dios quien otorga liberalmente el don de lenguas a sus Apóstoles; no vayamos nosotros a cercenárselo” (Idearium, nº1, marzo-abril 1934). Con todo, por ejemplo, el número de artículos en euskera es testimonial. 25 Damos por supuesto que en amplios de sus sectores, el carlismo vasco había ido evolucionando culturalmente del vasquismo al españolismo. 26 Analizando los artículos del libro homenaje, Joaquín Perea concluye que “la lucha en favor del Estatuto de autonomía era una lucha de recuperación de la propia alma del pueblo, de su peculiaridad social y política. En estos esfuerzos se sentía también implicado una buena parte

ahistórica dejaba de encerrar un claro compromiso político, cuando menos con la República como forma de Estado, con la legalidad y con la vía parlamentaria. Al fin, tan cierto era que la política estaba oficialmente prohibida como que ésta permeaba entonces, como siempre, el Seminario, la Diócesis y la Iglesia. De hecho, la opción política (pero apartidista) de Idearium fue fustigada por quienes interpretaban la presencia de lo vasco en la revista como un resabio más de separatismo nacionalista27. En la revista se dejaba sentir la nueva mayoría vasquista-autonomista, abanderada por buena parte de los profesores noveles; en el otro lado, excepciones notables como Jesús Enciso, que se ocultaba detrás de temas estricta y ortodoxamente teológicos, o Leoncio Aravio-Torre, personaje camaleónico de la vieja guardia al que primero encontramos en el Liceo, ahora en Gymnasium e Idearium, mañana en el profesorado de postguerra28. Fue el sector mayoritario el que orientó la revista hacia el diálogo con la sociedad contemporánea en la idea de transformarla. En cuanto a su distribución interna, Idearium se podría dividir en cinco grandes bloques. El primero de ellos recogía los artículos que atienden a la religión en sí (cristología, apologética, Exégesis, etc.). Muy destacable es la sección fija que firmaba José Miguel de Barandiarán (“Ideas y hechos de nuestro ambiente”), en la que entresacaba y replicaba informaciones de publicaciones mayormente opositoras y laicas29. Con ello retomaba en persona su trayectoria anterior en Gymnasium, persuadido del peligro potencial de la del clero que los veía unidos a la recuperación de su tradición religiosa y sus auténticos valores morales” (J. Perea, Op. cit., pág.274). 27 “El estudio del pueblo vasco en varios de sus aspectos constituía el contenido de muchos artículos que allí se publicaron. (...) la insuficiencia mental y, sobre todo, los entusiastas afanes políticos de dos señores, que, como dos pedazos de materia cósmica, cayeron pesadamente sobre la benemérita Institución del Montepío del Clero vitoriano, se atravesaron en el camino que seguía Idearium y suspendieron su curso pocos meses antes de que estallara la guerra civil. Las pasiones políticas hicieron que muchas personas vieran conatos de separatismo en todo lo que era afán de estudiar la raza, el pueblo y el suelo vasco. (...) Dando, pues, al traste con el ridículo prejuicio de quienes veían o querían ver política separatista en todo estudio que rozase con los Pirineos occidentales, hice de los vascos y de su país materia de mis trabajos científicos y de los de mis discípulos” (J.M. de Barandiarán, “La etnografía vasca y otros estudios en el Seminario de Vitoria”, págs.417-418 y 416). 28 El primero como profesor de teología; el segundo, de filosofía. Los dos en el Seminario de Vitoria de 1939. Enciso, también, como Rector del Seminario en 1936, del de Vergara al año siguiente y obispo de Ciudad Rodrigo (1949) y Mallorca (1955) posteriormente (J. Sánchez Erauskin, Op. cit., págs.215 y 249). 29 Barandiarán no solo corregía con argumentos lo que decía la “prensa anticatólica”, sino que también denunciaba las luchas protagonizadas por y entre periódicos católicos, las descalificaciones fuertes en esos medios y la postura adoptada por la derecha no nacionalista después del plebiscito sobre el Estatuto Vasco de noviembre de 1933. Bien es cierto que esta última crítica se hacía de manera más velada.

prensa y de los medios de comunicación en general. “El periódico -escribíacrea opinión y encauza la conducta de los lectores, alecciona según una doctrina y orienta hacia un fin”. Por eso era tan necesario, a su juicio, “establecer contactos con el espíritu de vida rural, con las nuevas fermentaciones sociales, con las corrientes de opinión, con los problemas de orden religioso y moral que la prensa, los medios de comunicación y la compleja industrialización del país plantean a diario”30. Un tercer tipo de artículos lo constituían aquéllos que tenían que ver con el análisis de la realidad, con especial incidencia en la cuestión social. En el “noticiario” se recogían breves informaciones sobre congresos, concursos, liturgia, espiritualidad, derecho, etcétera. Pero, sin duda, la sección más notoria, y desde luego la más ilustrativa cara a conocer el espíritu que guiaba la revista, era la titulada “Nuestras encuestas”. Mediante la distribución y posterior respuesta de una serie de cuestionarios “De psicología colectiva del fenómeno religioso”, se trataba de averiguar el estado del pensamiento religioso en la Diócesis de Vitoria. La encuesta era un método de vanguardia del catolicismo social europeo del tiempo. La utilización de ésta y de la nueva pedagogía distanciaba a Idearium de la anquilosada Iglesia española. Los temas a tratar eran los siguientes: “El estado actual de las creencias religiosas entre los vascos. Las luchas entabladas alrededor de ciertos problemas, como el de la enseñanza religiosa y el de la aplicación de la justicia social. Cómo se cumplen las enseñanzas de los Papas en materia social. El grado de influencia que la religión ejerce hoy en las ocupaciones y los pensamientos de nuestros contemporáneos. Las fuerzas que actúan por la conservación y el fomento de la vida religiosa. Los agentes que pugnan por destruirla. Los errores y prejuicios antirreligiosos y los instrumentos de su propagación”31. 30

Gymnasium, setiembre-octubre 1929. 31 El cuestionario completo y concreto que se enviaba a los párrocos de los pueblos para su cumplimentación incluía las siguientes preguntas y temas: “1.- Nombre del pueblo y número de sus vecinos. 2.- Los modos de vida (agricultura, pastoreo, industria, comercio y otras profesiones) practicados en el pueblo, y cuántos se dedican a cada uno de ellos. 3.- Investíguese qué grado de influencia ejerce la religión en las ocupaciones y en los pensamientos de sus moradores, determinando: a) Cuántos practican la religión cristiana, y en qué grado (cumplimiento pascual, misa y descanso dominical, frecuencia de sacramentos, práctica de la justicia y el respeto a Dios y al prójimo, etc.); b) Qué motivos (intelectuales, sentimentales, rutinarios) sostienen la actitud religiosa en los individuos; c) Qué asociaciones religiosas existen en la localidad, y con qué celo y éxito trabajan; d) Qué periódicos se leen y cuántos números de cada uno; e) Por qué otros modos o vías se ponen los moradores en contacto espiritual con otros pueblos (mercados, mítines, romerías, juegos y diversiones, etc.); f) Qué se enseña, en materia religiosa, en las escuelas; g) En qué profesiones abundan más los no cristianos o los que no practican la religión cristiana; h) Qué tópicos movilizan los adversarios de la religión, o qué juicios forman su conciencia religiosa; i) Cuánto se falta públicamente a los mandamientos de la ley de Dios; j) Qué asociaciones y centros de carácter religioso funcionan en el pueblo, y qué procedimientos emplean y qué éxitos obtienen; k) Los factores que actúan por la conservación y fomento de

Como se desprende del sentido de las cuestiones, lo que se perseguía era un diagnóstico de situación y, más en concreto, una identificación de las causas que apartaban a los fieles de la Iglesia, de los procedimientos usados para ello por el laicismo y de la realidad de la acción pastoral de los sacerdotes. Conocer con rigor, sin miedo a la crítica y, sobre todo, sin ningún tipo de conmiseración, para desde ahí proceder a una terapia, a una intervención ajustada al origen de los males. Pura ciencia sociológica32. Las encuestas se convertirán así en un verdadero termómetro de la fe y de las buenas costumbres y en un indicador sintomático de la situación religiosa de la diócesis. Pero, ¿de dónde nacía ese interés por averiguar el estado de salud de la diócesis vascongada? Para esos sacerdotes jóvenes, era evidente que los tiempos estaban cambiando. Sin afirmarlo taxativamente, pero mostrándolo evidente con el tono de las preguntas y, sobre todo, de las respuestas, estaba claro que un proceso general de modernización, que incluía la descristianización o, simplemente, la laicización de la sociedad, se extendía desde las ciudades hasta casi llegar al más alejado de los caseríos33. Además, estamos en la Segunda República y la Iglesia se ve a sí misma atacada por el régimen y superada por una realidad amenazante en materia social, educativa y de hábitos públicos y privados. Incluso en un sentido más general, esa parte de la Iglesia vasca, esos profesores del Seminario, asumían que el terreno del debate, también para la religión, lo marcaba la racionalidad y el cientificismo34. Buena muestra de esa posición defensiva la tenemos en la ingente cantidad de obras recogidas en la librería del Montepío Diocesano dedicadas a temas de apologética o bien a la cuestión social. Veamos algunos títulos en torno a dos temáticas diferentes: la religión, ¿corresponden a las inquietudes dominantes y a la actitud del pueblo frente a los problemas de orden religioso?” (Idearium, nº2, mayo-junio 1934). Este era el cuestionario, lo que no quiere decir que en todos los informes los párrocos respondieran punto por punto a lo que se les inquiría. 32 Ese mismo espíritu lo resumirá con dos frases José Ignacio Alcorta, en un artículo titulado “Factores positivos en la formación de la conciencia católica” (Idearium, nº10, setiembreoctubre 1935), y que es un alegato en favor de la ciencia o, al menos, del uso de la misma: “No basta la fe tradicional. Es necesaria una cultura más intensa” (la frase es de Angel Herrera Oria) y “La conciencia católica tiene que abrirse paso sobre una base científica, porque únicamente los conocimientos científicos son reputados como valores legítimos de la cultura” [El subrayado es nuestro: Nota de los A.]. 33 Dos trabajos, distintos en sus metodologías y enfoques, ilustran desde la perspectiva de la historia de la vida cotidiana esa profunda transformación que venía produciéndose en la sociedad vasca, así como el cada vez más fuerte contraste entre el mundo rural y el urbano: L. Castells y A. Rivera, “Vida cotidiana y nuevos comportamientos sociales (El País Vasco, 18761923)”, en Ayer, nº19, 1995, págs.135-163, y S. de Pablo, Trabajo, diversión y vida cotidiana. El País Vasco en los años treinta, Vitoria 1995. 34 Insistimos en la contundencia de las frases de Alcorta recogidas dos notas atrás.

La Iglesia atacada: ¿Puede creer un hombre razonable?; La iglesia de Jesús ante la razón; Jesús ante la crítica; La religión demostrada; En torno a la existencia de Dios; Respuestas a las objeciones contra la religión; ¿Hay Dios?; Jesucristo ante la ciencia. La cuestión social y otros temas sociales: La crisis económica mundial y el problema obrero; La jornada de ocho horas; La escuela única; Maternidad consciente; La limitación de la natalidad; La conquista de la juventud obrera; Socialismo y catolicismo; Patronos y obreros.

Bajo la dirección de Barandiarán, Idearium se puso a la cabeza de la investigación en sociología religiosa en España, al ser la primera revista que intentó investigar la situación socio-religiosa de una diócesis. Esto dice mucho de la modernidad del proyecto pero, además, más allá del nivel de la sociología aplicada, se obtiene de los resultados un caudal de datos de primera mano sobre distintas comarcas y poblaciones vascas, quizá solo parangonable a los informes que para las visitas ad limina hacían los arciprestes a los obispos. Estos informes respondían a cuestionarios del mismo estilo que el que Barandiarán confeccionara para Idearium. La revista sabía de su existencia, y no sería descabellado que se hubiese pensado en dar publicidad a unos informes que tan bien servían al conocimiento real de la diócesis, haciéndolos accesibles a todo el clero. ¿A qué venimos? Las encuestas eran un instrumento más para tratar de poner coto a esa situación de retroceso de la anterior e indiscutible hegemonía de la Iglesia. En realidad, la revista entera tenía en su horizonte conocer y superar los problemas diocesanos, y de hecho esta iniciativa ejemplificaba toda una nueva actitud encaminada a descender hasta el interior de la diócesis y, conociendo sus problemas desde dentro, tomar las medidas pertinentes para superarlos. Pero nadie mejor que la propia revista, en su número inaugural de marzoabril de 1934, para explicar la razón de ser de Idearium: “¿A qué venimos? (...) a afirmar y propagar la vida cristiana, y, sobre todo, ser medio expresivo del pensamiento y de la actuación religiosa en la diócesis de Vitoria (...) dialogar con el ambiente y orientarlo, si es posible, con la palabra y con el ejemplo (...) ninguna energía debe desperdiciarse en el noble empeño de cristianizar los pueblos o de cultivar el ideal cristiano en las almas (...) quiere, desde luego, contribuir a despejar el camino, mediante el estudio de los problemas que el agnosticismo, la impiedad y las concupiscencias de los hombres plantean en nuestro país (...) hallar y proponer soluciones adecuadas, movilizando todo género de vehículos e instrumentos: la palabra, el ejemplo y las adquisiciones científicas. Vulgarizar los conocimientos de la ciencia religiosa, escanciándolos en el habla popular, en los

idiomas populares (...) e incorporando a nuestros estudios las inquietudes y las preocupaciones de la época”35.

No cabe duda de que el empeño de Idearium era el mismo que el de toda la actuación católico-social en España y en Europa; esto es, “cristianizar al pueblo”, “cultivar el ideal cristiano en las almas” y plantar dura batalla a los hijos de la propaganda impía. El propósito era el mismo en el fondo, pero no en la forma; el talante era muy otro, inteligente, moderno, racional, alejado por completo de las maneras de actuar de la vieja Iglesia española. Se pretendía “dialogar con el ambiente y orientarlo”, “despejar el camino mediante el estudio de los problemas”, y “hallar y proponer las soluciones adecuadas”, valiéndose de todo instrumento útil, ya fuese la palabra, el ejemplo o la ciencia; “vulgarizar los conocimientos” para que éstos llegasen al pueblo, e incorporar en dirección contraria las inquietudes y preocupaciones de éste. Se trataba, en definitiva, de descender a la realidad, conocerla, y actuar en consecuencia y positivamente para cambiarla en el sentido de los intereses eclesiales. La nueva generación de profesores que dio a luz Idearium comprendía perfectamente cómo las circunstancias estaban variando y cómo había llegado la hora de adaptarse a ellas. Muchos de éstos (por ejemplo, los jóvenes que viéramos madurar en Gymnasium) eran hijos de los nuevos tiempos, y por ello encarnaban con naturalidad este nuevo espíritu. La percepción de que el monopolio de la cosmovisión por parte de la Iglesia había acabado era patente. Incluso en un lugar como el País Vasco, de tan acendradas costumbres religiosas y con una Iglesia tan potente, se era consciente de que ésta había de competir con otras ideologías y discursos. Para ello, nada como conocer y litigar en el mismo terreno del debate de ideas 36. Idearium pretendía además ser guía para un clero diocesano golpeado en sus seguridades por los acontecimientos del primer bienio republicano37. Esta pretensión se veía facilitada por el hecho de que el 67% de los ordenados eran socios del Montepío 38. De hecho, la revista tuvo una acogida muy favorable en la diócesis.

35

Idearium, nº1, marzo-abril 1934. Explicando el “¿a qué venimos?”, la revista afirma también que “a registrar los azares de la competencia de ideas tan numerosa, tan varia de direcciones en este país, de exiguo territorio, pero de vida espiritual intensa”. 37 En el primer número de la revista también se dice que nacían “ante la indiferencia de muchos que viven tumbados en la tumbona del pesimismo enervante y estéril”. 38 El número de sacerdotes, según la estadística diocesana de 1935, era de 2.082. Los socios del Montepío eran 1.388 (J. Perea, Op. cit., pág.207). 36

Nuestras encuestas Los corresponsales de la revista, sacerdotes de los pueblos en su mayoría, realizaron una docena de encuestas en otras tantas localidades y zonas del País Vasco. Los lugares fueron los siguientes: Ataun (Guipúzcoa), zona industrial y minera de Vizcaya, Ullívarri-Arana (Alava), Cigoitia (Alava), Yurre (Vizcaya), Llanada Alavesa oriental (de Vitoria al Castillo de Guevara), valle de Barrundia (Alava), Arciprestazgo de Portugalete, Marquina (Vizcaya), zona minera vizcaína, Eibar e Irún39. A falta de informes sobre las capitales de provincia, empeño demasiado ambicioso para las posibilidades de los encuestadores, las localidades seleccionadas proporcionan una imagen equilibrada del país y permiten apreciar las notables diferencias territoriales que se podían contemplar ya en él. Perfectamente se pueden localizar tres ámbitos muy caracterizados: el de los pequeños y aislados pueblos, el de las localidades intermedias y el de las ciudades y pueblos fabriles, mineros o de tamaño importante. La situación social y religiosa era, a la altura de la Segunda República, radicalmente distinta en cada una de esas tres zonas, aunque el proceso de modernización y laicización se iba extendiendo, con diferentes ritmos, por todo el espacio vasco. Pequeños y aislados pueblos y comarcas: El ejemplo paradigmático sería Ataun, cuna de Barandiarán que, casualmente, es el primer pueblo en responder a la encuesta. Del mismo carácter que este tranquilo lugar guipuzcoano serían las comarcas alavesas de las que se informa. Se trata de localidades alejadas de las ciudades, de la industria y de las nuevas costumbres. Zonas ajenas a la modernidad que en gran parte mantenían su ritmo de vida inalterado, pero que aun y todo no podían dejar de sentir un cierto influjo de los nuevos tiempos a través de “la contaminación exterior”. Ataun era el tipo de pueblo enclaustrado y atávico. En opinión del encuestador, la situación del pensamiento religioso era aquí satisfactoria. La frecuencia en la recepción de sacramentos en cada una de las tres iglesias de la villa era altísima, así como las vocaciones. En los comicios de 1931, cuando “una ola de impiedad parecía iba a invadirlo todo, (...) los campos se definen en derechas e izquierdas, en católicos y no católicos. ¿Resultado?, las derechas 614 votos, las izquierdas 0”. El informante se atreve a señalar las causas de tan bonancible situación. Por orden de importancia son: 1. Que la ciudad está lejos; 2. La importancia del hogar doméstico (apoyada en el hecho de que la gente vive diseminada en caseríos); 3. La ausencia de gente 39

Los firmantes de los informes fueron respectivamente: J. de Arín, A. de Onaindía, B.G. de Albéniz, A.P., X.X., Uno de tantos, Jesús Romero, Joaquín Azpiazu, Domingo de Onaindía, José Iñigo, Mateo de Uriarte y X.X.

maleante y extraña al país; y 4. La inexistencia de cines y de bailes. El peligro únicamente radicaba en la comunicación: pueblos vecinos, muchachas que van a servir a la capital, el servicio militar, los transportes que facilitan el acceso a festejos y espectáculos, así como la circulación de la “mala prensa”. En todo caso, hay que decir que el cura era optimista. Lo mismo se podría decir de Ullívarri-Arana, un pueblo de 200 labradores, en la Montaña alavesa en el límite con Navarra. Los peligros acechaban por los mismos frentes, y la confianza en el ascendiente del sacerdote era todavía suficiente, aunque se reconocía su debilitamiento progresivo, igual que ocurría con la autoridad de los padres de familia. Por supuesto, ningún voto no católico y exclusiva lectura del Diario de Navarra o del Euzkadi, en este caso solo cuando se repartía como propaganda. En el cerrado valle de Barrundia, en el límite alavés con Guipúzcoa, el informante comienza lamentándose de que “no se puede hablar en nuestros días de pueblos murados (...) inaccesibles a influencias malsanas”. Efectivamente, los pocos contactos de los campesinos con las costumbres urbanas ejercían pésima influencia en ellos, ya que debilitados y “estigmatizados por el ruralismo” tendían a hacerlas propias sin crítica alguna. Esto era patente en el caso de la prensa que, cuando llega a manos del lugareño, lo hace presentando los sucesos de tal manera que “sin más que ir leyendo, parécele a éste discurrir por cuenta propia, siendo así que es el escritor quien discurre por él”. A pesar de todo, el peligro estaba sobredimensionado puesto que el propio cura reconocía que no llegaban a la docena los lectores de prensa izquierdista. En las otras dos comarcas alavesas de las que se informa, Cigoitia y la Llanada oriental, también se reconoce la gran religiosidad de sus habitantes y cómo quedan todavía lejos algunos de los peligros -los mismos ya señalados- que se apuntan. Pero en todos los casos, como para dar la razón al espíritu de Idearium, se comenta el hecho de que esa buena situación es precaria ya que la formación de los creyentes es débil y no se trabaja, lo que augura un pésimo futuro cuando éstos reciban inevitablemente otras ideas diferentes a las del cura. Localidades intermedias: Yurre estaría en el límite entre este grupo y el anterior. El ejemplo en este caso es otra población vizcaína: Marquina. La situación de la Iglesia sigue siendo buena, pero aquí los peligros y los cambios ya se hacen evidentes. Las fuerzas antirreligiosas, cuando se identifican con la izquierda política, tienen una escasísima influencia. El problema radica en la división entre dos partidos católicos (tradicionalismo y nacionalismo vasco) y en el intento de instrumentalizar al clero por parte de éstos. La fe tiene mucho arraigo, pero poca instrucción. La emergencia de otros comportamientos, si no va surgiendo del propio pueblo, sí que se nutre de sus

particulares transformaciones. Así, Marquina ha visto asentarse alguna industria de mediano tamaño, y no es casual que el 3% de no cumplidores con los preceptos se reclute entre comerciantes e industriales, así como entre gente ajena al país o a la parroquia. Pero lo más sintomático de los cambios tiene que ver con un personaje local: el pelotari. Entre sus 2.400 habitantes hay un centenar de ellos dedicados profesionalmente a la pelota vasca. Su influencia es tremendamente negativa, por las siguientes razones: viven mucho tiempo fuera; tienen dinero y muy poca cultura religiosa; no tienen ideales; son ociosos; influyen perniciosamente en la feligresía, “en los niños, que no creen que pueda haber otra profesión más lucrativa y menos penosa”, y en las jóvenes, que ven en ellos el único partido posible. El pelotari, entonces, se convertía en una seria amenaza por su capacidad para trasladar al pueblo comportamientos ajenos al mismo, por su potencial alterador de la rutina. Zona minera e industrial y áreas urbanas40: Fueron éstos los lugares que más duramente sufrieron la secularización, el abandono del cumplimiento de los preceptos religiosos y el imparable progreso de ideologías opositoras. En concreto, el más difícil y duro para el ministerio, según cuenta Joaquín Azpiazu, sería el Arciprestazgo de Portugalete, en el cual estaba inserto la casi totalidad del territorio minero y una gran parte de la margen izquierda del Nervión. Este arciprestazgo era causa de especial preocupación en la diócesis, como lo demuestra el hecho de que se le dedicaran hasta tres encuestas. El panorama que se nos dibujaba en ellas es desolador. Entresacamos algunas cifras que así lo atestiguan: en la zona minera se constataba un 15% de cumplimiento del precepto dominical, y proporción semejante de cumplimiento pascual. Los entierros civiles alcanzaban los dos tercios del total y los niños sin bautizar el 54%. Si se incluyen Baracaldo, Sestao, Portugalete, Santurce y, en general, la margen izquierda del Nervión, las cifras resultaban más consoladoras. La asistencia a la misa dominical se elevaba entonces al 28’1%, los no bautizados se reducían al 27’6% y los entierros civiles al 27’5%41. Se observaba asimismo un fuerte descenso de la religiosidad al salir de la infancia, abandonada ya la catequesis, y un escasísimo -por no decir nulo- nivel de vocaciones. 40

Consideramos por tales Eibar e Irún. La primer localidad tenía entonces en torno a 14.000 habitantes e Irún unos 18.000. 41 Hablamos siempre en términos aproximativos ya que las encuestas no se refieren en todos los casos a las mismas localidades y tienen un nivel de fiabilidad relativo. Así, M. Aizpuru, en uno de los escasos trabajos que han utilizado hasta ahora Idearium como fuente (“Un ejemplo de anticlericalismo, irreligiosidad y práctica religiosa en la Margen Izquierda, 1900-1937”, en L. Castells (ed.), El rumor de lo cotidiano. Estudios sobre el País Vasco contemporáneo, Bilbao 1999, págs.259-281), señala cómo las cifras de bautismos de Baracaldo que da el párroco encuestador estarían en un tercio de las reales.

De otra parte, se destacaba la mala situación y la falta de medios y dotaciones para unas iglesias que, además, eran a todas luces insuficientes para atender la avalancha inmigratoria producida por la industrialización y por la explotación minera42. La población se había cuadruplicado y, en cambio, se mantenía el mismo número de iglesias. De este modo, los nuevos barrios se encontraban muy aislados de la parroquia y estaban catalogados de peligrosos. Se daba cuenta de atentados contra la vida de sacerdotes en Gallarta, Lamiaco y La Arboleda. Unos sacerdotes que “viven en medio de un pueblo que les mira con indiferencia y aun con odio en general; están casi siempre impedidos de salir de su casa, si no es a plena luz y con cuidado; sienten las amenazas de comunistas y socialistas. En los infaustos días de octubre (de 1934) vivieron en manos de quienes mandaban en el pueblo”. Y por si fuera poco, eran muy escasos los colegios católicos (“pena da ver todo un Sestao de 16.000 habitantes sin instrucción religiosa”). Entre las causas de la irreligiosidad dominante dos son omnipresentes: la una, la invasión de la mala prensa (“salvo Euzkadi, no se vocea ningún periódico católico”, dice de la zona minera el nacionalista Onaindía); la otra, la propaganda del comunismo, el socialismo y la CNT y de sus organizaciones de juventudes y de niños (Juventud Infantil Socialista y Pioneros de Lenin). La oleada inmigratoria, las paupérrimas condiciones de vida y las once o doce horas de trabajo diarias “preparaban el terreno para la propaganda marxista y antirreligiosa, que cundió como la yesca". La situación no era muy distinta en dos núcleos urbanos como Eibar e Irún. Aquí los cambios tenían todavía más consistencia, se debían menos a un reflejo de las penosas condiciones de vida. Cuando el informante comienza a hablar de la primera localidad, señala la existencia de dos pueblos distintos, “con fronteras morales y casi geográficas bastante definidas: el Eibar creyente y el Eibar anticlerical”. La razón de ser de este último no era puntual, sino el producto de varias generaciones: del anterior Eibar liberal, falto de tradición religiosa, al presente Eibar socialista y anticlerical. Como decimos, la profundidad de los comportamientos laicos es clara. Aquí no hay una crisis económica como en el entorno industrial. A pesar de eso, la natalidad está por los suelos. La razón se atribuye a la eugenesia o, en definitiva, a prácticas de control de la natalidad, en la mejor tradición del neomalthusianismo practicado por amplios sectores de la izquierda. La asistencia a los espectáculos es muy alta. Incluso las campañas de recogida de fondos para presos o para huelguistas de otros lugares sigue siendo abrumadora42 Para una zona de más de 30.000 habitantes se disponía tan solo de 20 sacerdotes, cuando lo normal en la época era una proporción de 2 ó 3 por cada 1.000 habitantes.

mente superior -así se reconoce- a la capacidad recaudatoria de la Iglesia. Las causas del abandono religioso están perfectamente detalladas: 1. La influencia de la Casa del Pueblo, “que controla la ciudad”; 2. La presión del pasado liberal y ahora socialista; 3. La ausencia de vida familiar (“más de fonda que de hogar”, “la democracia y la igualdad han llegado a lo más íntimo del hogar”); 4. El carácter urbano y de capitalidad de Eibar; 5. Los vicios que trae el dinero; y 6. La autosuficiencia del eibarrés, que no es óbice para que conviva con su incultura. En cuanto a Irún, su cercanía a San Sebastián, las playas, los bailes y los cines, la gran difusión de la prensa, el paro que lleva a los obreros católicos a afiliarse a la CNT o, contradictoriamente, el dinero que disipa las costumbres de quienes debieran fijarlas (se refiere a los burgueses que se van asentando en este lugar), se señalan como factores explicativos de su menguante religiosidad. En cualquier caso, un 50% de respuesta a los preceptos religiosos y una buena cobertura eclesiástica (colegios, asociaciones, cofradías, conferencias cuaresmales...) permitían al informador no caer en la depresión. Sin embargo, señala para terminar, “resulta imposible estudiar a fondo las fuentes de inmoralidad que penetran en Irún sin estudiar la situación religioso-moral de la capital guipuzcoana”. Las ciudades grandes, de las que no pudieron hablarnos las encuestas, aparecen siempre como el origen de todos los males que acechaban a la religión y a la Iglesia. Termómetro de la fe En general, las diversas encuestas abundaban en ciertos temas comunes siguiendo el cuestionario de “psicología colectiva”. Estos pueden encuadrarse en cuatro grandes bloques: 1. la frecuencia en la recepción de sacramentos y el cumplimiento de los preceptos; 2. los comicios y las fuerzas políticas en liza; 3. las fuerzas que actuaban por la conservación del nivel religioso y los agentes que pugnaban por destruir la religión; y 4. el grave problema que suponían el descenso de la religiosidad al salir de la infancia, la falta de instrucción o la dejación y descenso del fervor religioso. Analizaremos ahora cada uno de estos bloques: a) Frecuencia en la recepción de sacramentos y cumplimiento de preceptos Esta información se consideraba esencial para conocer el estado de salud de la diócesis. En Cigoitia, Ullívarri-Arana, Ataun y otros pequeños y aislados pueblos, el cumplimiento de los preceptos era muy alto, lo que no impedía que el fervor religioso fuese reduciéndose y manifestándose exclu-

sivamente en un cumplimiento limitado a lo estrictamente necesario. En las zonas intermedias, más abiertas, éste seguía siendo notable. En cuanto a las zonas industriales o mineras y en las urbanas, la situación cambiaba radicalmente. En Irún aún se mantenía un nivel de cumplimiento del 50% o superior, pero no hay que perder de vista que la población rural del municipio casi alcanzaba esa mitad. En Eibar, el cumplimiento pascual estaba entre un 40 y un 60% para los varones y entre un 70 y un 75% para las mujeres. La zona minera era un caso perdido: “hablar del estado religioso en la zona minera vizcaína vale tanto como hablar de las corrientes de agua en el desierto, (...) los que venidos de cualquier otra región de la diócesis entren en esta típica comarca de la minería vizcaína, han de experimentar forzosamente el desolador contraste de un definitivo paso de frontera”. Como ya hemos señalado, el cumplimiento en esta zona no sobrepasaba el 15%. Por último, aunque no hay encuesta de ese lugar, sí que tenemos informaciones paralelas. Nos referimos a espacios como la Rioja Alavesa, poblada por jornaleros sin tierra, trashumantes muchas veces, a la que se identifica como absolutamente descristianizada. Incluso se dice que “hoy, pueblos como Samaniego, Labastida y otros, constituyen zonas de misiones más difíciles de evangelizar que las de Asia o Africa, por la cantidad de prejuicios estúpidos que a esos campesinos les han metido en la cabeza”. En cuanto a la Ribera navarra, se constata el alejamiento del cristianismo entre los más de “veinticinco mil campesinos ribereños afiliados al socialismo”43. b) Comicios y fuerzas políticas en liza Las zonas pequeñas y cerradas se preciaban, como veíamos en el caso de Ataun, de tener un voto totalmente conservador y, por tanto, identificado como católico. La República fue vista como una caja de Pandora que había desatado todos los males, dando como resultado una ola de impiedad que lo invadía todo. No obstante, los encuestadores más cabales eran conscientes de que el proceso de laicización en la enseñanza y las nuevas libertades, habían destapado un problema que ya existía: “la revolución del catorce de abril patentizó que no era oro todo lo que relucía, colocando a cada cual en el puesto que en realidad ocupaba. Debemos, pues, a la revolución un conocimiento más exacto del estado religioso de nuestra feligresía”. En las áreas mineras, industriales y urbanas, el diagnóstico era el inverso. Aquí campaban por sus respetos las fuerzas obreras, incluidas las más extremistas. Los informantes reconocen la incontestable fuerza de los socialistas y señalan la presencia de grupos radicalizados: comunistas y anarcosindicalistas. El consuelo, vano, es que ninguna de esas fuerzas gozaba de 43

Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934.

una superioridad tal que le permitiera monopolizar el ambiente, quizás con la excepción de Eibar, donde la Casa del Pueblo guiaba los pasos de la vida ciudadana. En cuanto al mundo sindical, otro espacio donde se jugaba el futuro de la religiosidad obrera, en estas últimas zonas la primacía de los grupos de izquierda era absoluta. A pesar de los esfuerzos, Solidaridad de Obreros Vascos no cuajaba en la zona minera, al ser los obreros -se dice- ajenos al país. En Eibar contaba con 935 asociados, pero solo los metalúrgicos de la UGT ya sumaban 1.400. En Irún, por último, los 350 solidarios y los poco más de 250 católicos eran minoría frente a los 1.400 ugetistas y los 220 activísimos socios de la CNT. En el terreno político, la encuesta señala un equilibrio entre los socios que republicanos, socialistas y comunistas tenían en la capital bidasotarra, en relación con la suma de nacionalistas vascos, Derecha Vasca Autónoma y tradicionalistas44. c) Fuerzas que actuaban por la conservación del nivel religioso y agen-

tes que pugnaban por destruir la religión En el primer caso, se hace referencia a cofradías, congregaciones de Luises e Hijas de María, catequesis, acción pastoral, círculos de estudios (minoritarios), colegios católicos, clero, ambiente religioso familiar y educación de los padres. En general, la apreciación de la acción del clero es buena, considerándose en ocasiones heroica por la hostilidad del ambiente en que se realiza y la precariedad de medios con que cuenta en algunas zonas. Los curas hacen lo que pueden, o más, y solicitan a instancias superiores la ayuda necesaria para incrementar el número de colegios, el propio número de sacerdotes o la formación del clero. En lo que hace a las fuerzas que cuestionaban el dominio eclesiástico, el peligro más importante se localizaba en la ciudad. Las urbes eran importantes focos de contaminación. Al incrementarse las facilidades de comunicación por el desarrollo de la modernización del país, se multiplicaba el contacto entre las capitales o núcleos principales y los pequeños pueblos, ya fuera por causa de trabajo, asueto o por acudir a mercados o al servicio militar. Los encuestadores detectaban el peligro que para la salvaguarda de los modos tradicionales significaba ese continuo trasiego de personas e ideas. En Eibar, por ejemplo, se hacían eco del carácter de capitalidad de este lugar 44

Se señalan 408 socios de la Eusko Etxea, 229 de la Derecha Vasca, 300 en la suma de Tradicionalistas y Carlistas, frente a 500 del Centro Republicano, 220 de las Juventudes Socialistas, 225 del Centro Socialista y 18 del Comunista, aunque en este último caso se dice que son muchos más los simpatizantes.

respecto a su entorno, que atraía a “la juventud libertina de otras localidades”, juventud que se desahogaba en espectáculos, bailes y casas de lenocinio. Hasta al tranquilo valle de Barrundia llegaban los grandes movimientos de opinión, “que encuentran en muchos casos la más franca y entusiasta acogida en estos pueblerinos, que considerando su ruralismo como un estigma de inferioridad, creen ser más guapos y ponerse a tono con el ambiente de las grandes poblaciones adoptando posturas estridentes e iconoclastas”. En Ataun se lamentaba la “proximidad de pueblos constituidos en focos algo contaminados en materia religiosa” y las facilidades de comunicación que permitían a los jóvenes acudir a festejos y espectáculos. En Cigoitia se consideraba peligroso el creciente contacto con Vitoria, sobre todo a través del mercado semanal. El aislamiento, no ya de las grandes urbes, sino de los mismos pueblos vecinos era visto como un factor que actuaba a favor de la conservación del nivel religioso. Las propias fiestas patronales se constituían así en fuente de inmoralidad. La encuesta acerca del valle de Barrundia habla de “escenas escabrosas”; en Cigoitia se catalogaba como una de las mayores fuentes de inmoralidad el que “los hijos hacen caso omiso a la autoridad o los consejos de los padres, y se nota especialmente en la retirada a casa en las noches del día de fiesta”. En cuanto a esa juventud -se nos decía en otra encuesta-, “es frecuente ver por nuestras carreteras grupos de jóvenes aldeanas, con los mismos escotes que lamentamos en las ciudades y con algo o nada de manga, dirigirse a la aldea vecina a la, por desgracia, única diversión que tienen a su alcance: el baile”. El “agarrao” es denunciado como quintaesencia de la inmoralidad. En sus antípodas estaría el baile regional, “al suelto”, símbolo de tradición y costumbre sencilla y vasca, que venía a ser lo mismo que costumbre cristiana. En Cigoitia se consideraba “imposible moralmente de extirpar”. Además, se dolían en Marquina, “ni los padres ni las autoridades locales ponen nada de su parte para desterrar de su pueblo estas inmorales diversiones”. En resumen, “comienzan a notarse salpicaduras del espíritu sensual que en modas y costumbres invade como oleada ingente y perniciosa la sociedad cristiana de hoy”. Lo foráneo es etiquetado de pernicioso para la moral y los buenos usos cristianos. Por ello, si peligroso era el baile, tanto o más lo era el hecho de que los jóvenes cumpliesen el servicio militar en lejanos destinos o que las muchachas acudieran a la ciudad como sirvientas. Unos y otros -como en su extremo pasaba con los pelotaris de Marquinaregresaban al pueblo imbuidos del espíritu y de las costumbres ciudadanas. Las encuestas hacían referencia en numerosas ocasiones a las “costumbres que traían las que han estado sirviendo en capitales”: “se lanzan a la ciudad

con el alma abierta a todas sus frivolidades, para luego tornar a la aldea, con un caudal de modas atrevidas y amaneramientos que se extienden, como el aceite, en la impresionable masa femenina”. La comunicación constituye un peligro de irradiación de irreligiosidad y de costumbres nocivas. Esto se denuncia solo en los pueblos pequeños y medianos. En los grandes núcleos, la batalla en torno al baile y las nuevas costumbres, o en relación con la presencia de ideologías opositoras, estaba perdida. En Irún ya no se quejaban de la existencia de bailes, sino de la competencia entre ellos; en Eibar era tan solo uno de tantos espectáculos. Perdida esta batalla, la preocupación giraba en los núcleos grandes y medianos en torno a esas ideologías que entraban en competencia con la eclesial, llegando hasta el último hogar gracias a la “mala prensa”. Los medios de comunicación La importancia que se les otorgaba queda reflejada en el hecho de que Barandiarán les dedicase una sección fija en la revista. No se subestimaba su capacidad de influencia, ya que “el periódico es el maestro de los que ya no van a la escuela”. La “mala prensa” siempre aparecía citada entre las causas del descenso del espíritu religioso, y cuando no, en los pequeños pueblos se proclamaba con orgullo que “apenas hay prensa y propaganda oral de extraños” (Ullívarri-Arana), o que la que había era “muy poca y católica” (Cigoitia). Como mucho, en este último lugar se señalaba algún envío aislado de ejemplares de Tierra y Libertad y de CNT, aunque el hecho de que esto se denuncie en una zona tan apartada indica hasta qué punto se extendía la propaganda de esas fuerzas. Esto quedaba claro en comarcas más abiertas y comunicadas, donde se advertía contra “el peligro de la prensa atea o indiferente, que llega ya hasta el último de los caseríos” (Yurre). Comoquiera que la prensa es muy indicativa de la ideología de los lectores y fácilmente cuantificable y controlable, en algunos lugares se estudiaba este aspecto con minuciosidad. En Marquina -informa la encuesta- se leían 47 periódicos de izquierdas y 240 de derechas45 (los lectores de izquierdas se correspondían en un 90% con familias no cumplidoras). En la zona minera vizcaína predominaba la prensa de Bilbao, contando con una cuota del 70% El Liberal, y repartiéndose el resto entre La Gaceta del Norte, 45

Exactamente: de izquierdas se vendían 12 ejemplares de El Liberal de Bilbao, 25 de La Voz de Guipúzcoa, 5 de El Sol, y 5 de La Voz de Madrid; de derechas, 70 de Euzkadi, 40 de La Gaceta del Norte, 34 de El Pueblo Vasco, 10 de El Día y 12 de La Constancia. Del mismo signo, Excelsius (deportivo, nacionalista), Pueblo Vasco de San Sebastián y El Noticiero Bilbaíno, sumaban 74 números.

Euzkadi y El Noticiero Bilbaíno. De Madrid se leían bastantes números de El Socialista, Heraldo de Madrid o La Voz. Entre las revistas que compraban los mineros destacaban Crónica y Estampa. En Eibar e Irún se detallaba incluso el número de ejemplares vendidos. En la villa armera, un 21 de agosto cualquiera, El Liberal de Bilbao y La Voz de Guipúzcoa de San Sebastián se disputaban la primacía, a gran distancia del resto. Eibar constataba con ello su condición fronteriza (un periódico de cada capital) y de izquierdas (las dos cabeceras lo eran). Aparte de la prensa vasca46, se vendía también la madrileña: La Voz, El Sol, Heraldo y unos pocos números de Informaciones, El Debate y Ahora. En Irún dominaba La Voz de Guipúzcoa y destacaba la importante venta de la prensa madrileña, tanto Heraldo como El Socialista, ABC o El Debate. La encuesta pone de relieve la cantidad y variedad de prensa que se leía: en Irún se nombran hasta 22 periódicos y 5 revistas diferentes47. Otra preocupación constante era la lectura de novelas y pequeñas obras literarias. La percepción de que en ese campo también se jugaba algo fundamental es clara. José Ignacio Alcorta, en su artículo “Factores positivos en la formación de la conciencia católica”48, se planteaba cómo “embalar ideas en el mercado intelectual”, y acertaba a proponer “la conquista del medio literario publicando, no solo libros, sino sobre todo folletos y revistas”. Esto es de hecho lo que hacía la competencia. Hay una denuncia constante de la venta por parte de cenetistas (sobre todo en Irún) de “prensa pornográfica”. Es obvio que por tal no hay que entender estrictamente lo que dice el término, sino que se refería a novelitas de temática abierta y muy alejadas de los cánones literarios eclesiásticos 49. Del mismo modo, los folletos tenían una venta extraordinaria. En su sección de comentario periodístico, Barandiarán se refería a artículos y trabajos del doctor Isaac Puente, autor de aquel best seller que fue El Comunismo Libertario. La revista Estudios se repartía 46

El listado completo es el siguiente: 540 El Liberal, 510 La Voz de Guipúzcoa, 165 Euzkadi, 125 Excelsius, 115 El Pueblo Vasco de Bilbao, 85 El Día, 60 La Gaceta del Norte, 45 El Pueblo Vasco de San Sebastián, 24 La Constancia, 20 El Noticiero y 18 Diario Vasco. 47 El número total de ejemplares -4.914 de periódicos y 1.176 de revistas- parece muy exagerado; sobre todo si se le compara con las cifras de Eibar. El desglose de la venta es el siguiente: La Voz de Guipúzcoa 850, Noticia 665, Bidasoa 500, Pueblo Vasco 450, Heraldo de Madrid 325, El Socialista 300, ABC 270, Diario Vasco 225, El Día 225, Ahora 200, Linterna 130, El Debate 125, El Liberal de Madrid 100, La Voz de Madrid 95, La Constancia 90, Diario de Madrid 90, Ya 70, Argia 61, Euzkadi 58, El Sol 30, Excelsius 30 y La Nación 25. En cuanto a revistas: 750 de Estampa, 210 de Crónica, 100 de Blanco y Negro, 81 de Mundo Gráfico y 35 de Esto. 48 Idearium, nº10, setiembre-octubre 1935. 49 En el valle de Barrundia se denunciaba: “Hay jóvenes en nuestras aldeas que mezclan la comunión devota con la novela naturalista. Hay que hacerles ver que el espíritu de Cristo es irreconciliable con las máximas del mundo, porque hay dilemas que no se resuelven con amalgamas y emplastos por más elegantes que éstos sean”.

con profusión en la zona minera, y autores y libros como Kropotkin (La conquista del pan) o Eliseo Reclus (El hombre y la tierra) eran leídos con cierto hábito. En la Biblioteca Pública Unamuno de Bilbao, en 1932, los autores más solicitados fueron Galdós, Pereda, Blasco Ibáñez, Palacio Valdés, Concha Espina, Emilio Zola y Anatole France. Se pedía mucho a Pérez de Ayala, “no pudiéndose servir por escasear obras de este autor”. Por el contrario, Benavente era poco leído. La conclusión del comentarista de Idearium era una obviedad: “dime con quién andas...”50. Las Casas del Pueblo, el comunismo, el socialismo y la CNT Todo el espectro de ideologías excluyentes o alternativas a lo más estrictamente tradicional, desde el socialismo hasta el propio liberalismo, se erigía en un peligro que azotaba a la diócesis y a la misma religión. Hay que volver a distinguir zonas diversas. En comarcas aisladas y en los pequeños pueblos no se tenía por un gran problema la existencia de estas ideologías opuestas. Su presencia directa era mínima, testimonial, al punto de que en las encuestas ni se nombraba ese problema. Se mencionaba, eso sí, su presencia indirecta a través de la prensa atea, de octavillas o de alguna otra clase de propaganda. En cambio, en las zonas industriales y, sobre todo, en las mineras, la Iglesia se sentía “tiranizada” por estas organizaciones. En Eibar, el informante se quejaba de “la influencia tiránica que ejerce la casa del pueblo, que es la que controla aún la vida de esta ciudad”. En la zona minera se nos mostraba una situación caótica: imperaban el comunismo, el socialismo y la CNT; las antiguas casas del pueblo se habrían desbordado; La Arboleda era la Meca del socialismo, Ortuella y Gallarta del comunismo, y Santurce del anarcosindicalismo. Se constataba la labor de las organizaciones sindicales y de las organizaciones de juventudes y de niños, y se distinguía incluso las diversas formas que adoptaba la propaganda roja: sindical, irreligiosa, pornográfica o en forma de”obritas sobre el espiritismo, la magia, y en general las ciencias ocultas”. En algún caso se fue más allá de la constatación de una situación nada halagüeña para la diócesis, en un intento de conocer el porqué de la radicalización proletaria en la zona minero-industrial. En Irún se concluyó entonces que el paro obrero había conducido a la radicalización de unos trabajadores, a veces cristianos, que caían fácilmente en la propaganda anarcosindicalista. En el Arciprestazgo de Portugalete se hablaba de la miserable vida de los inmigrantes y de las muchas horas de trabajo que soportaban, las cuales como ya citábamos- preparaban el terreno para que la propaganda roja ardiera como la yesca. 50

“Círculo de Estudios Sociales (AVASC)”, número especial de Idearium, octubre 1934.

La consciencia del daño que la propaganda atea estaba haciendo a la religión hizo que se construyera una curiosa asociación entre lo maligno -en especial, lo concupiscente- y esta clase de ideologías. Así, como veíamos más arriba, la propaganda roja no era solo sindical e irreligiosa sino además pornográfica. En Irún se había entablado una batalla entre librerías católicas y librerías desviadas, denunciándose la existencia de un “kiosco pornográfico” patrocinado por la CNT. La acción reparadora en el terreno obrero debiera haber venido de la mano del sindicalismo cristiano, ya de los sindicatos católicos, ya de Solidaridad de Obreros Vascos. Los primeros casi no llegan a ser citados por las encuestas. De los segundos se dice en ocasiones, como en la zona minera, que no prosperan por ser los obreros ajenos al país. Sin embargo, en otras informaciones, en las de Eibar e Irún, aparecen con una presencia importante, aunque sin llegar a poner en peligro la primacía izquierdista. La cuestión preocupó enormemente a los redactores de Idearium, implicados en experiencias como AVASC o en el impulso de agrupaciones de SOV. Al tema se le dedicaron muchas páginas, pero destacaremos un artículo de Juan Thalamas Labandibar sobre “La cuestión social en el País Vasco”51. Interesan las citas de autoridad: Joaquín Azpiazu, colaborador de Idearium (El socialismo en su aspecto vasco, Bilbao 1932), Jacques Valdour (L’ouvrier espagnol. Observations vecues, Lille 1919), Posse y Villelga (La vida social en el País Vasco, Durango 1914) y Th. Lefebvre (Les modes de vie dans les Pyrénées Atlantiques Orientales, París 1933). El cine, las nuevas costumbres, las nuevas realidades Los comportamientos colectivos habían evolucionado de tal forma que los encuestadores reflejaban constantemente en sus informes cómo la moralidad y las costumbres tradicionales sufrían a cada paso unos impactos que, pareciera, amenazaban con acabar definitivamente con su anterior reinado espiritual. Los redactores de Idearium tuvieron una buena percepción de las nuevas y cambiantes circunstancias, de cómo nuevas costumbres y nuevas realidades se estaban imponiendo, y de cómo la Iglesia vivía ajena a ellas. Por el contrario, los curas o párrocos que respondían a las encuestas se limitaban, salvo contadas excepciones, a dar cuenta de estos cambios, satanizándolos y colocándolos en los primeros lugares en el ranking de agentes que pugnaban por destruir la religión. A lo sumo se analizaba en negativo el da51

Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934.

ño que estas nuevas maneras causaban; esto es, hasta qué punto propiciaban no ya solo el abrazo de lo nuevo, sino también el abandono o la dejación de costumbres y tradiciones inmemoriales que tenían que ver con la religión o con la buena moral. Expresiones o agentes de ese fatal cambio eran el debilitamiento de la autoridad de los padres, el cine y el control y descenso de la natalidad. El progresivo arraigo de los nuevos modos de vida había de ser sancionado en el ámbito familiar. Una institución familiar autoritaria habría sido un freno eficaz para el avance de los nuevos e "impíos" modos. Pero esto no sucedió así, o no lo hizo en la medida deseada por la Iglesia. Todo ello fue causa de lamento. Así se recoge en el informe acerca de la Llanada Alavesa oriental, una de las zonas menos alteradas: “Esto, naturalmente, había de chocar con el ambiente religioso de las familias y de ahí que dentro de las mismas, había que reñir batalla cuando el padre, o más frecuentemente la madre, manifestaba su enojo ante tanto atrevimiento. Todos los indicios son de que la juventud ha ganado la batalla. Y lo que citábamos con el nombre de costumbres sencillas, que venía a ser lo mismo que costumbres cristianas, lleva camino de desaparecer ante la amargura del sacerdote y la indiferencia del pueblo cristiano, siendo quizá esta indiferencia el peor aspecto de este problema que se impone remediar con urgencia”.

El caso de Eibar era más preocupante y expresión directa de los cambios habidos en su realidad social. El hecho de que el acceso al mercado laboral no estuviera férreamente limitado al cabeza de familia daba lugar a profundas alteraciones. El rol interno y externo de la familia tradicional se cuarteaba, y las funciones de control de sus miembros se veían peligrosamente aminoradas: “La ausencia total de vida familiar; en Eibar apenas existe autoridad paterna, ‘la democracia y la igualdad’ han llegado hasta lo íntimo del hogar; en él, cada cual vive su vida, más de fonda que de hogar. La casa sólo para la satisfacción de las necesidades físicas; fuera de eso todos se lanzan a la calle, a la taberna, al café, al centro político o al cine; así diariamente, en turbia promiscuidad de sexos hasta muy avanzadas horas de la noche, con funestas consecuencias para la moralidad y religiosidad”.

Lo del cine era ya materia aparte. Desde su aparición había suscitado controversia sobre su influencia en la moralidad y las costumbres. Y no solo en los medios eclesiásticos 52. Si la prensa expandía argumentos en contra de 52

Como algo más que una anécdota puede citarse la coincidencia de socialistas y carlistas en el Ayuntamiento vitoriano de 1916 en una moción conjunta solicitando el control y censura de las proyecciones cinematográficas (lo recoge S. de Pablo en Cien años de cine en el País Vasco

la religión, el cine, sobre todo, acercaba mundos y modas desde muy lejos y, progresivamente, amenazaba con trasladarlos hasta el más inaccesible de los espectadores. El cine era un incontrolable ojo abierto al mundo: “... es este un elemento altamente desmoralizador y descristianizador; (...) elemento que está haciendo verdaderos estragos en nuestra juventud y no hay dique posible a contener la desbordada pasión con que hoy arrastra este espectáculo. Por necesidad hay que darle un derivativo”. Esto lo decía un párroco eibarrés, pero enseguida veremos qué proponía. El tema era lo suficientemente importante como para que instancias más altas hubieran hecho análisis y propuestas. El propio Obispo Múgica suscribía la doctrina oficial a este respecto, aparecida en el Boletín del Obispado de marzo de 1935. En su Carta Pastoral previa a la Cuaresma identificaba el mundo, el demonio y la carne con la (mala) prensa, la literatura “pornográfica” y la liviandad de las costumbres (baile agarrado o enlazado). Pero como novedad, el Obispo anunciaba la existencia de “una batería de más grueso calibre (...) para destruir todos los baluartes que sostienen al hombre en el cumplimiento de sus deberes cristianos, en la observancia del sexto y demás Mandamientos del Decálogo: (...) el cine inmoral”53. Después de desgranar casi una tesis en consideraciones acerca de lo que pudo ser y no es el cine, las consecuencias de lo observado en los comportamientos de los espectadores o la doctrina de Su Santidad al respecto, terminaba brevemente proponiendo el “derivativo” que ya formulara el párroco eibarrés: oponer al cine inmoral el cine honesto y dedicar una sección en la prensa católica “para ensalzar las buenas películas y censurar las malas”54. La encargada de semejante tarea sería la OCIC, Oficina Católica Internacional del Cinematógrafo. Pero a pesar de tan loables objetivos, los tres cines de Irún, pugnando en cerrada competencia, se veían forzados a “la exhibi(1896-1995), Vitoria 1996, págs.23 y ss.). Otro ejemplo: el texto de un cartel de las Juventudes Libertarias madrileñas durante la guerra civil. Decía: “Guerra a la inmoralidad. Consignas libertarias. El bar anquilosa, es el vivero de la chulería. Cerrémosle. La taberna atrofia y degenera el espíritu combativo. Cerrémosla. El baile es la antesala del prostíbulo, matando las energías del joven luchador. Cerrémosle. Cines y teatros, una misión: labor antifascista. De lo contrario, cerrémoslos”. 53 Boletín Oficial del Obispado de Vitoria, nº extraordinario, 12 de marzo de 1935. La negrita es del Obispo. . El propio Barandiarán fue un entusiasta del cine, como se acaba de saber recientemente: en el desván de su caserío de Ataun se encontraron una serie de películas rodadas por él entre 1928 y 1934. Las imágenes se centran todas en la vida eclesiástica del seminario de Aguirre y la edificación del nuevo seminario de Vitoria, incluidos unos minutos sobre su inauguración por Alfonso XIII. 54

Mateo de Uriarte, el cura de Eibar, lo decía así: “Si se pudiera contar con un salón amplio, adecuado y con un confort ventajoso respecto a los demás, donde se dieran programas atrayentes y de altura, pero controlados por personas de probada solvencia moral, se podría conseguir mucho” (Idearium, nº10, setiembre-octubre 1935).

ción pública de imágenes inmorales para hacer la propaganda cinematográfica”. Donde el cine no lo había subvertido todo, en esos pequeños pueblos a los que todavía no llegaba, la queja del encuestador se dirigía hacia costumbres que a primera vista parecen inmemoriales, como acudir a la taberna, al café y demás sitios de diversión “ajenos a la inspección del sacerdote”. Dentro de la estrechez de miras de algunos de los rancios encuestadores, casi cualquier actividad, como beber y jugar, que no tuviese que ver con lo estrictamente religioso, era causa de irreligiosidad. Por último, el control y consiguiente descenso de la natalidad era otra preocupación importante. Se denunciaba que semejante costumbre era difundida desde las páginas de la literatura inmoral o desde las imágenes del cine. Las cifras de Eibar eran las más preocupantes: en números brutos nacían tantos niños como en la cercana Ondárroa, pero en esa localidad costera vivía casi la mitad de población. Ello venía a ser indicativo del estado de la moralidad y de la religiosidad en la villa armera: los espectáculos y bares siempre estaban llenos; las recaudaciones para los presos de octubre eran cuantiosas y la taquilla de la estación en domingo hablaba bien a las claras del éxodo poblacional en los días de asueto. Por tanto, no eran problemas económicos los que habrían llevado a una disminución de la natalidad, como sí se señalaba en la deprimida zona minera e industrial vizcaína55, sino “que el egoísmo sensualista, manifestado en las prácticas anticoncepcionistas, están corroyendo las entrañas morales de este pueblo”. d) El gran problema: dejación y descenso del fervor religioso Pero el gran problema, la causa última de que la revista hubiese decidido hacer uso del termómetro de la fe que suponía la encuesta, fue la dejación y el descenso del fervor religioso. Se trataba precisamente de conocer sus causas para poder aplicar los remedios adecuados. El primer gran escollo que se encontraba era el descenso de la religiosidad al salir de la infancia. La situación era descrita perfectamente por el analista de la Llanada oriental, una zona donde las cosas le iban muy bien a la Iglesia: “(...) se organizan catecismos por todas las parroquias con el fruto práctico que todos palpamos puesto que los niños nos pertenecen. Y después abandonamos al enemigo todo el campo, dejando que agentes contrarios esterilicen los sudores sa55

El informe del Arciprestazgo de Portugalete dice que “la perversión avanza en la clase obrera. Basta fijarse en los nacimientos. Escasean de manera alarmante. La población, a seguir por este camino, se verá menguada pronto por el doble azote de la falta de trabajo y de natalidad”.

cerdotales. Se impone, pues, una orientación sacerdotal colectiva y decidida hacia esa juventud que por tantos títulos nos debe pertenecer y a la que por ahora sólo nos liga un temor reverencial frío y estéril”.

Ya desde inicios de siglo, Pío X, “el Papa del catecismo”, había dado un gran impulso a la catequesis a través de la encíclica Acerbo Nimis (1905) en el convencimiento de que ante las persecuciones y las malas costumbres había un único remedio: la enseñanza de la doctrina cristiana. En esa misma línea se reaccionó durante la Segunda República, potenciando la catequesis en las parroquias y la creación de escuelas católicas diocesanas. La educación en la fe desde la infancia era el modo de hacer frente a los males de la sociedad, una panacea que ignoraba una vez más el devenir de las cosas; en suma, la modernidad. El hecho es que la catequesis funcionaba con notable eficacia incluso en las zonas más difíciles. Pero entre la niñez y la adolescencia, los jóvenes se perdían para la Iglesia en gran número, y ni siquiera las mutualidades catequísticas detenían la sangría. El segundo escollo se encontraba en la falta de instrucción religiosa, sobre todo en las zonas mineras. La educación, se insiste, era vista como un arma poderosa para frenar la expansión de la irreligión y la dejación de costumbres. De ahí que hicieran suya la máxima del cardenal Mercier -“la vulgaridad de la enseñanza religiosa es el factor principal de la decadencia religiosa”-, y de ahí las urgentes peticiones de dotación de colegios religiosos. La batalla por la educación se había empezado a perder con la laicización de la enseñanza en la República, dato éste que apenas se menciona en las encuestas, posiblemente porque bajo subterfugios legales los colegios seguían siendo católicos, a pesar de estar formalmente prohibidos. No obstante, se intentaba reaccionar con la creación de escuelas católicas, “colegios religiosos bien dotados y situados estratégicamente”. En Eibar se proponía incluso la creación de una escuela de artes y oficios para contrarrestar la actividad de la escuela de armería. Una última expresión de este gran problema era la dejación y descenso del fervor religioso. Hemos venido comprobando cómo ganaba terreno a pasos agigantados el indiferentismo religioso, una dejadez que hacía que se cumpliese lo estrictamente necesario con los ritos, y cómo ello era causa de preocupación. La dejación y el indiferentismo dieron al traste con toda esa vida tan íntimamente ligada al culto: “(...) todo ello es causa de la desaparición de tantas costumbres parroquiales y familiares: rosarios de la aurora, comuniones mensuales, asistencia completa a las Vísperas, rosario diario en familia, bendición de la mesa, rezo del Angelus, examen de catecismo de adultos en Cuaresma. La vida parroquial va reduciéndose al

mínimum y ello influenciado por la rutina, causa motriz de muchas prácticas religiosas”.

Hemos planteado tres aspectos de un mismo problema. Pero, ¿qué solución se daba a éste? Los analistas más cabales no tenían otro remedio que reconocer que las costumbres y la manera de vivir habían evolucionado, y por ello no es raro leer afirmaciones del tipo “hay que encauzar las pasiones por el sendero de la religión antes que ir a contracorriente”. Hasta ahora tres venían siendo los medios por los cuales se encauzaba a la juventud por el buen camino: las congregaciones, las cofradías y los círculos de estudios. Las dos primeras venían a ser un instrumento para la propaganda y la defensa de la fe. Entre sus fines, “hacer a los jóvenes no sólo cristianos de verdad, sino también católicos de acción que trabajen en salvar a los demás y defender la iglesia de Cristo”56. Las congregaciones marianas y de “luises” estaban presentes en la práctica totalidad de las encuestas. En 1929 se nos informa de que en Guipúzcoa había 15.000 congregantes marianos repartidos en 90 congregaciones de luises, lo que reflejaba el peso y la extensión de estas organizaciones. Con todo, sus fines meramente piadosos y catequéticopropagandísticos no buscaban una formación integral del joven, y lo que es peor, sus reglamentos no encajaban con las nuevas costumbres: “(...) no hemos de creernos que el pueblo volverá a adaptarse a los moldes antiguos. (...) (hay que) adaptar las congregaciones y cofradías a las nuevas necesidades. Se ha de procurar que las asociaciones piadosas antiguas satisfagan a todas las necesidades actuales. Si los jóvenes huyen de las funciones vespertinas, hemos de procurar algo que supla los actos que antes se celebraban a esas horas...”.

Instrumento más eficaz cara a la lucha contra el ateísmo eran los círculos de estudios, que tenían por finalidad principal la formación de una élite entre los propios trabajadores que propagase las ideas socialcristianas. El fin de Idearium y la suerte de sus autores Idearium terminó con un ejemplar más, sin dar ningún tipo de explicaciones. No es difícil suponer que la inestabilidad de los últimos tiempos de la Segunda República tendría mucho que ver con la orden del obispado de clausurar prematuramente la revista. Eso, y la constatada oposición de carlistas e integristas, que minó de nuevo la publicación hasta conseguir su des56

En Idearium se nos ofrece el ejemplo de la Congregación Mariana y de San Luis Gonzaga de Zumárraga. Entre sus actividades destacaban las peregrinaciones piadosas, comuniones generales y otros actos religiosos. En lo cultural funcionaban dos secciones del círculo de estudios (temas de apologética y sociología), una biblioteca y locales, y se ofrecían conferencias públicas y veladas recreativas.

aparición. La vida de la revista fue corta, y la guerra truncaría definitivamente la trayectoria de sus autores. En ese sentido, hay que entender el fin de Idearium en el marco de la derrota de una manera de ver y hacer de reinado efímero en la diócesis: la que comenzara con el Lyceum, se asentara con la República y se cercenara con la guerra. Una guerra que tendría fatales consecuencias para nuestros protagonistas. El estallido del conflicto civil y la utilización del Seminario como hospital de sangre motivaron oficialmente el retraso indefinido de la apertura del curso 1936-1937. En realidad, se pretendía impedir la apertura de un Seminario a cuyos profesores se acusaba de extender la semilla del nacionalismo vasco. Fue el primer paso de la brusca “renacionalización” del Seminario decidida por la curia española y por la Junta de Defensa de Burgos, y llevada a cabo concienzudamente por el nuevo rector, Jesús Enciso, y por el Vicario General, Pérez Ormazábal, en tanto se nombraba al nuevo Administrador Apostólico57. El Obispo Múgica nada pudo hacer por evitar una purga sin precedentes. Antes bien, hubo de renunciar a la mitra en favor de Monseñor Lauzurica, un prelado a la medida del nuevo régimen. El nuevo prelado tomó posesión de su cargo, relevando a Pérez Ormazábal, que había regido los destinos de la diócesis durante el exilio de Mateo Múgica. Terminaba así su provisorio destino al frente de la diócesis un hombre que se había demostrado un juguete en manos de los militares, que ni quiso ni supo defender la independencia eclesiástica y que, lejos de ayudar a su propio clero, ejerció de “inquisidor general” para con él. El rector Enciso anunció el feliz acontecimiento de la llegada de Lauzurica en la editorial del boletín Seminario, terciando en tono apocalíptico y anunciando sin ambages las intenciones del nuevo Administrador Eclesiástico: “Hacía falta una persona que a su amor acendrado a la Iglesia y a España y a sus grandes virtudes intelectuales y morales uniese la plenitud de poderes para arrancar, y destruir, y dispersar, y disipar y edificar, y plantar, como en otro tiempo el profeta Jeremías en Jerusalén. (…) Una de las tareas inaplazables, que a los ojos del sr. Administrador apostólico se ofrecen, es la reorganización del Seminario. Encuentra elementos desconectados, fuertemente sacudidos por la tormenta, y se verá precisado a ir reuniendo todo lo aprovechable e infundir en el nuevo organismo nueva vida”58. 57

Para esta cuestión, remitimos de nuevo al trabajo de J. Sánchez Erauskin, Por Dios hacia el Imperio, págs.149 y ss. Antes que Ormazábal fue Vicario por poco tiempo Jaime Verástegui, quien por no ser del gusto de los militares fue sustituido y confinado en Miranda de Ebro. El obispo Múgica dirá en su Informe a la Santa Sede de 21 de octubre de 1936: “¡Y a ese hombre le arrancan de su puesto, contra la voluntad del prelado a quien privan de la persona de mayor confianza!” (El Clero vasco frente a la Cruzada franquista, Toulouse 1966, pág.373). 58 Seminario, nº9, 25 de setiembre de 1937.

Tras un periodo de incertidumbre y de negociaciones, el obispo abrió el curso 1937-1938 en el Real Seminario de Vergara. En la noble villa se refrendó en toda su extensión el anuncio del rector. Lauzurica acometió sin más la completa renovación del claustro, explicando que “(...) al trasladar de Vitoria, siquiera sea con carácter provisional, nuestro Seminario Diocesano, uno de los problemas que se nos plantea es el del acoplamiento del profesorado. Por ello nos vemos en la precisión de disponer el cese de todos cuantos desempeñaban cargos de dirección, disciplina y enseñanza en los tres Seminarios de nuestra diócesis, no sin lamentar el que hayamos de prescindir de elementos, que habían dedicado gran parte de sus actividades a la formación de los futuros sacerdotes. (…) más adelante (…) procuraremos escoger para nuestros Seminarios Mayor y Menor aquellos sacerdotes que más se distingan por sus dotes de profunda piedad, sólida ciencia y acendrado amor a España, a fin de encomendarles, bajo nuestra dirección, la delicadísima obra de la formación de los sacerdotes de mañana, que aspiramos a que sean santos, finos y cultos”59.

Barandiarán y el rector Escarzaga habían marchado camino del exilio. El resto del profesorado que no comulgaba con el sector que tradicionalmente había copado el poder en la Diócesis fue depurado convenientemente. Especialmente se echaba en falta en el nuevo Claustro de Superiores del Seminario de Vergara a la gran mayoría de los jóvenes profesores que dieran vida a Idearium. Thalamas Labandibar, Jaime de Arámburu, Fernando Arsuaga, Luis E. Pinedo y José Martínez de Marigorta fueron excluidos en el corte del 37. Les fue retirada su tarea docente, para ser dispersados después en puestos oscuros de la diócesis e incluso fuera de ella, perdiendo para siempre cualquier tipo de protagonismo en la formación sacerdotal60. Fue el resultado de su inclusión en las listas negras, denunciados entre otros por su propio compañero Jesús Enciso, que afirmara abiertamente la relación del Seminario con el separatismo, aun cuando un año antes suscribió la declaración jurada del rector de que allí no se hacía política. Enciso, como en otra parte se señaló, fue elevado al rectorado en Vergara y más tarde premiado con el obispado de Mallorca. Mención aparte merece el caso de Joaquín Goicoecheaundía, sacerdote pío y nada sospechoso de nacionalismo vasco, que pagó las consecuencias de la inercia de la postguerra española. Goicoecheaundía logró superar el corte de Vergara como consecuencia de su radical 59

Boletín Oficial del Obispado de Vitoria, año LXXIII, nº21, 1 de noviembre de 1937. Según los datos de las Guías Diocesanas, a Pinedo y a Marigorta se les asignó a sendas preceptorías provisionales -en Vitoria y Bergüenda- creadas en 1937. El primero acabaría de ecónomo arcipreste de Biáñez, aunque el segundo lo hiciera como canónigo de la Catedral vitoriana. Thalamas no volvió a vivir en el territorio de la diócesis hasta después de 1953 (en 1957 se le localiza en Irún). Arsuaga fue nombrado sucesivamente como ecónomo en Amorebieta y en Guernica. Arámburu fue adscrito a Cestona en 1940 y luego pasó a residir en Salamanca. 60

rechazo a la intromisión del clero en la política, y que resumía en el lema “sacerdote siempre; siempre y en todo sacerdote”61. En Logroño, todavía formó parte del trío de formadores con Jesús Enciso como rector y Roberto Aguirre como prefecto. Después, a la vuelta de Logroño, Lauzurica le cesó junto con Aguirre y le nombró párroco de Ortuella62, pero años más tarde fue rehabilitado y nombrado nada menos que Director espiritual del seminario de Vitoria63. A partir de ahí se abrió una etapa de rígida ortodoxia en la diócesis. El miedo imperaría por unos años. Pero algún poso había quedado de la fugaz, por mutilada, generación de Idearium. José Zunzunegui trató en el curso 1937-1938, todavía en Vergara, de resucitar Gymnasium. Fracasó. Lo volvió a intentar en el 45 y en el 47, pero nadie accedió a sus deseos64. Eran años de oscurantismo, pero durante el tiempo de la República se había incubado una preocupación social que calaría en muchos seminaristas. Los mismos que en la postguerra impulsarían las escuelas de formación profesional. Epílogo: Idearium y la caja de Pandora Tanto la Iglesia española, en general, como los mentores de Idearium, en particular, venían sintiendo el debilitamiento de unas tradiciones que mantenían acompasada la vida de los españoles al ritmo que marcaba la religión. Era todo un proceso de descomposición durante el cual esa vida tan íntimamente ligada al culto desembocaba en un indiferentismo creciente, cuando no en la caída de los antaño fieles en brazos de la propaganda impía. El problema era insoslayable, no se podía obviar; había que actuar prontamente y de ahí las iniciativas del catolicismo social, como el sindicalismo católico o los círculos de estudios. A los jóvenes profesores que llevaban a cabo Idearium les separaba un abismo mental respecto de una iglesia oficial que actuaba siempre en negativo, con esquemas de actuación impropios de 61

Goicoecheaundía. Op. cit., pág.113. El autor rechaza las acusaciones de politización. Para él nunca existió: “Nunca como en este período de la República hubiera sido más fácil cultivar en el Seminario y airear la bandera del nacionalismo vasco. Sin embargo, ni el obispo Don Mateo Múgica ni los profesores más significados abrieron puertas a esos ideales” (pág.111). 62 Goicoecheaundía, Op. cit., págs.206 y 211. “Después fuimos despedidos del seminario D. Roberto de Aguirre y servidor en premio a los muchos trabajos y sinsabores que nos tocó padecer en favor de nuestros queridos seminaristas. Así nos sumamos a los otros muchos que antes de nosotros desaparecieron del seminario, a pesar de su competencia y limpia ejecutoria de sus vidas. Incomprensión, ... ceguera, ... pasión, ... ingratitud”. 63 De todos modos, no se pierda de vista el detalle importante de cómo en 1983 se publicó un libro, en parte autobiográfico, de Goicoecheaundía, tremendamente crítico con aquellas nuevas autoridades eclesiásticas. 64 Zunzunegui comenzó como profesor, precisamente, ese año de 1937. Años más tarde fue prefecto de estudios del Seminario.

la época. La nueva hornada de profesores del Seminario hacía gala de un talante mucho más moderno: luchaba contra la descristianización valiéndose de las últimas tendencias en Europa. Empero, tropezaban con un muro infranqueable del que apenas tenían consciencia: la modernidad. Respecto a las ideologías opuestas, el socialismo, el anarquismo o el liberalismo, algo se podía hacer, alguna medida se podía tomar. En cambio, no se podía detener el discurrir de los tiempos. El desarrollo de las comunicaciones y el consiguiente trasiego de ideas y personas debían trastornar necesariamente unas zonas hasta entonces muy encerradas en sí mismas y en sus tradiciones. El impacto que supusieron la industrialización y la avalancha inmigratoria que la acompañaba no fue menor. El propio desarrollo tecnológico conllevaba novedades como el cine, y facilitaba otras tales como los períodos de asueto o las vacaciones. Y todo ello en un marco de nuevas libertades que sacaba a la luz un substrato laico cierto, aunque semioculto hasta entonces por la coerción. Dadas estas circunstancias, era impensable que, en una atmósfera de cambio continuo, los aspectos ligados al culto o a la propia forma de vivir lo religioso fuesen a permanecer incólumes. También ellos fueron arrastrados por el vendaval de los nuevos tiempos. No se pone en duda que los sectores más dinámicos de la diócesis vasca realizaron un formidable esfuerzo, que niega de alguna forma la pasividad que se achaca a la iglesia en cuestión social. Pero hemos de insistir en que la línea que ejemplificaban Gymnasium, Idearium, el nuevo reglamento o los propagandistas sociales, ni era general, ni careció de enemigos en el propio catolicismo. De hecho, hemos constatado cómo una tras otra, desde la AVASC hasta Idearium, de las iniciativas sociales a las publicaciones, todas en general fracasaron. La derrota, inapelable, atraviesa de parte a parte nuestro relato. Resultado de ello fue que toda una generación de profesores pasara de puntillas por el Seminario y por la historia misma. Y sin embargo, hubo un corto espacio en el que el talante de los autores del viraje pedagógico se impuso, siquiera maniatado, siquiera recurrentemente vencido. No es otro que “el tiempo de la caja de Pandora”: la Segunda República. Esa república laica y avasalladora que tanto daño había hecho y contra la que tanto se despotricaba. Esa república fue, paradojas de la historia, la que permitió con sus aires de libertad la inoculación del nuevo espíritu. Con ser inteligente y moderna la mentalidad de aquellos sacerdotes, no dejaba de tener sus limitaciones. El conocimiento de la realidad y el espíritu de diálogo con la modernidad casaban mal con la consideración que la Iglesia tenía de sí misma como única poseedora de la verdad. Todo ello se reflejaba en la “distancia astronómica entre el pensamiento moderno y la ma-

la escolástica de las clases de teología65”. De alguna forma, el diálogo con la realidad no era tal desde el momento en que, sospechamos, no se pretendía tanto un verdadero intercambio de pareceres, cuanto una fórmula más para conducir a aquélla por el sendero de los intereses eclesiales. La propuesta de Idearium era claramente defensiva, y su punto de partida no era tanto “entender la realidad” para aceptar la diversidad y pluralidad de manifestaciones en ésta, como acudir a su conocimiento real para reconducirla o encauzarla a continuación por el único sendero posible: el de la Iglesia. De alguna forma, la contradictoria modernidad de Idearium y de los profesores del Seminario radica más en la metodología que en la intención. En ese sentido -y la afirmación no es novedosa conociendo las trayectorias vitales de sus mentores-, Idearium era expresión de otro tradicionalismo cultural pujante en la sociedad y en la Iglesia vasca de aquellos años. Un tradicionalismo menos rocoso que el que identifica a carlistas, integristas o, en general, a la extrema derecha del tiempo, más conectado con el exterior y con las novedades “científicas” del cristianismo social, obligado a la controversia y a la pugna con otras opciones sociales, políticas e ideológicas, más moderno que aquél, pero, en el fondo, también tradicionalista en su origen y en su trasfondo cultural. Aquellos sacerdotes que en "¿a qué venimos?" apostaban por descender a la realidad, conocerla e incorporar las inquietudes y hablar el lenguaje de la época, dictaminaban una buena teoría, pero ignoraban que actuando sobre la realidad, la Diócesis no conseguiría conducir a ésta en el sentido de los intereses eclesiales. Antes bien, sería la misma realidad la que haría girar a la Iglesia del lado de la modernidad. La institución debía adaptarse a los tiempos, porque los tiempos nunca se adaptarían a ella. Claro que durante el régimen franquista pareciera que así hubiese sucedido en parte. Era otro el caso: no eran tiempos de libertades.

65

J. Perea, Op. cit., págs.274-277. En opinión de este autor, el contenido teológico con que se había de hacer frente a la modernidad era pobre, en la línea del resto de los Seminarios de la época. Culpables de ello eran los profesores de materias filosóficas, que daban una visión rudimentaria y maniquea de la disciplina de su competencia, pero también las cortapisas de una teología oficial que no avanzaría hasta el Concilio Vaticano II.

Razones de una elección Los textos que vienen a continuación constituyen una selección de lo que fueron los once números de la revista Idearium. * Reproducimos en su integridad las doce contestaciones a la encuesta “de psicología colectiva” que respondieron otros tantos curas o párrocos. Además, incluimos algunos otros textos sin los cuales resulta difícil contextualizar la tarea de Idearium y de sus mentores. Textos que hacen referencia explícita a las intenciones de aquéllos y que, a la vez, dan cuenta de los antecedentes de la revista y del destino final de sus promotores. Con el primer texto, “¿A qué venimos?”, se presenta la revista, se da cuenta de los antecedentes de ésta y se señalan los objetivos de sus creadores. El “Cuestionario de psicología colectiva del fenómeno religioso” es el que se remitía a párrocos y sacerdotes para su cumplimentación. A continuación, hasta llegar a la docena, se incluyen las respuestas que publicó la revista en ese tiempo. El artículo de Thalamas Labandíbar, “La cuestión social en el País Vasco”, es un buen ejemplo del tipo de literatura socialcristiana que se elaboraba en el país, y que incluía tanto informaciones sobre la realidad social como reflexiones al respecto. “El sacerdote social” supone un auténtico programa de intervención por parte del grupo de Barandiarán, y recoge las ideas que éstos formulaban y que ensayaron en Idearium con la intención de formar un nuevo tipo de sacerdote que no renunciara a actuar en ningún espacio. “Ideas y hechos de nuestro ambiente” era una sección fija de Barandiarán. Aquí reproducimos uno de los artículos, interesante en lo que supone de conocimiento de la literatura, argumentos y prensa de sus opositores laicos. En otros ejemplos, Barandiarán terció en las controversias mantenidas por diversos y enfrentados portavoces de prensa católicos. En todos ellos se constata la gran formación que tenía el vicerrector, así como su categoría como polemista y su puesta al día en lo que era la lectura de los textos, propios y ajenos, más actuales. “Algo sobre juventudes católicas” es un pequeño apunte sobre el estado de las fuerzas propias en la provincia de Guipúzcoa, y aunque su autor prometió profundizar en ese conocimiento y ampliarlo a toda la diócesis, quedó solo en intención. “Uno + dos años de Gymnasium” es una recapitulación y reflexión sobre los tres primeros años de aquella revista precursora de Idearium, a cargo del director de ambas, José Miguel de Barandiarán. “Carta Pastoral sobre la prensa, las diversiones y el cine” es un ejemplo de cómo la jerarquía de la Diócesis asistía al fenómeno de la modernidad y de cómo combinaba en partes desiguales una actitud de temor y rechazo con otra tendente a reconducir en provecho propio esas novedades. “El Semi*

Hemos respetado la ortografía original de los textos.

nario durante la guerra civil” incluye dos textos del boletín Seminario altamente expresivos del ambiente bélico. En el primero se anuncia la llegada del nuevo Administrador Apostólico y la purga que se preparaba, y en el segundo, él mismo, confirmaba ésta de puño y letra. Por último, en “Claustros del Seminario antes y después de la guerra” se ha tratado de reflejar gráficamente la relación de poderes y de inquietudes dentro de ese centro durante aquellos años, acudiendo a las Guías Diocesanas de 1935, 1937 y 1940.

III

Nuestra encuestas El pensamiento religioso en la villa de Ataun *

Estado actual de las creencias religiosas Indicaré tres hechos que ponen de manifiesto algo del nivel religioso de Ataun. 1. º Frecuencia de recepción de sacramentos.- Ataun está dividido en tres parroquias bastante distantes entre sí: la de San Martín, la de San Gregorio y la de Aya. La de San Martín tiene unas mil personas de comunión, y en el año 1926 se distribuyeron en ella más de 20.000 comuniones. Lo que da un término medio de 20 comuniones anuales por persona. 2. º Los comicios.- Era el año de 1931. Los acontecimientos políticos cautivaron la atención de los pueblos. Una ola de impiedad parecía iba a invadirlo todo. Se presenta la lucha electoral para la designación de representantes en las Cortes Constituyentes. Los campos se definen en derechas e izquierdas, en católicos y no católicos. ¿Resultado? Las derechas 614 votos; las izquierdas, cero. 3. º Vocaciones religiosas.- El pueblo de Ataun da un contingente muy grande a las comunidades religiosas. No puedo precisar por el momento el número exacto de religiosos y religiosas que hay de Ataun; pero creo que sí puedo afirmar que difícilmente se encontrará otro pueblo de su categoría en el que abunden tanto las vocaciones religiosas. Fuerzas que actúan por la conservación del nivel religioso Principalmente son dos: el clero y el magisterio. El buen o mal ejemplo de los clérigos ejerce marcadísima influencia en el estado religioso de los pueblos. Tengo para mí que ésta es la primera y principal causa. No creo prudente excederme en apreciaciones concretas sobre el particular *

Idearium, nº2, mayo-junio 1934.

por razones fáciles de comprender. Al buen ejemplo debe acompañar la actividad, prestando especial atención a la formación y encauzamiento de la juventud dentro de las normas de la Iglesia. A este fin se encaminan varias Congregaciones y Cofradías establecidas en Ataun. La Congregación de Hijas de María, establecida en las tres parroquias, da muy buenos resultados. La de San Luis establecida con gran acierto en la parroquia de San Gregorio. La Adoración Nocturna, en la parroquia de San Martín. Hermosísima devoción ésta; pero muchos jóvenes no pertenecen a ella, y bajo el punto de vista de la formación de la juventud puede que no sea de resultados tan positivos como la Congregación de Luises. La Cofradía del Rosario o de Nuestra Señora de la Natividad instituida en Ataun el año 1566. La Cofradía del Sagrado Corazón de Jesús fundada a raíz de la misión que en Junio de 1742 dieron en Ataun el R.P. Agustín de Cardaveraz y su compañero D. Ignacio de Arízaga. Hay también establecidas otras varias Cofradías. Las funciones del mes de mayo, de octubre, novena y triduo de la Purísima, novenas de San José, de Ánimas, de la Dolorosa, etc. Se celebran con mucha devoción y concurso de gente. Formación del niño.- La catequización de los niños está encomendada a los clérigos y a esta labor dedican tres días cada semana y en cuaresma todos los días. Uno de los pedestales firmes para la formación de los niños y de la juventud en la escuela. Es pues problema muy importante el referente a la selección de personal del magisterio, que por desgracia en la actualidad no está al alcance de los pueblos. En Ataun hasta ahora tenemos la suerte de contar con personal muy selecto en su doble aspecto científico y religioso. Hay también otras causas que influyen en la conservación del espíritu religioso en el pueblo de Ataun. El alejamiento de las aglomeraciones de las grandes urbes, la diseminación de sus moradores en caseríos desparramados, lo cual contribuye a la intensificación de la vida cristiana en el hogar doméstico, a la ausencia de gente maleante y extraña al país y carencia en el pueblo de teatros, cines, bailes y espectáculos corruptores. Parecía que podían plantear un problema para la juventud las preocupaciones políticas; pero este peligro se ha salvado con facilidad ingresando la juventud de Ataun, casi en masa, en partidos políticos de orientación marcadamente católica.

Agentes que actúan por destruir la religión La proximidad de pueblos constituidos en focos algo contaminados en materia religiosa. El que las muchachas vayan a San Sebastián a prestar allí servicios de criada en ambiente religioso quizás muy mediano. El servicio militar. Las grandes facilidades de comunicación que hay hoy en día, lo que hace que la juventud muy inquieta, acuda con frecuencia a festejos y espectáculos no muy edificantes que no faltan en las grandes ciudades. En Ataun apenas se lee la mala prensa. ¿La juventud de Ataun ha retrocedido en materia religiosa? Desde luego, en las costumbres y manera de vivir ha evolucionado, incorporándose al ambiente del siglo. El joven de hoy no es el que describen los ancianos en aquellos sanados tiempos de su niñez. Existe, pues, una fuerte corriente. Es más: no se puede oponer a la corriente. Lo práctico no es el cortar la corriente, sino el encauzarla por el sendero de la religión. En la lectura de documentos de hace 200 y 300 años se observan huellas de la existencia de fe religiosa mucho más firme que la de ahora; pero la juventud, sea cual fuere la cultura y ambiente del siglo, tropieza siempre con unas mismas pasiones y escollos, y en esos pasados siglos, tan envidiables por la fe, existieron debilidades y caídas tan lamentables que es posible escandalizaran hoy más que entonces. J. de Arín.

IV

Nuestras encuestas Estado religioso de la zona industrial y minas de Vizcaya* Hemos de felicitarnos por la aparición de IDEARIUM, redactado en su casi totalidad por ilustres profesores del Seminario Diocesano de Vitoria y destinado, sin duda alguna, al uso casi exclusivo también del Clero vasco. Es hasta ahora un modesto ensayo que recoge la vibración emocional, la inquietud noble, el afán idealista de gran parte del sacerdocio de nuestra tierra que busca una segura orientación en los múltiples y complejos problemas de que se ve rodeado actualmente el sacerdote. Prestigio intelectual, juicio certero de la realidad, enfoque de los modernos problemas a través de la luz serena y auténtica del magisterio eclesiástico es lo que debe de robustecer la actividad clerical. Bastantes años han pesado sobre su historial la calumnia, la burla, la compasión que deprime y deshonra, y sobre todo, la indiferencia que en los tiempos presentes va asfixiando el ambiente en que trabaja y se mueve el sacerdote. Ráfagas de profunda espiritualidad y de sentido idealismo, y sobre todo, corrientes de sano sobrenaturalismo basado en el amor al prójimo y en un ensanchamiento del corazón hacia horizontes de caridad deben de caracterizar nuestro apostolado. Vamos a romper ese caperuzo impermeable que envolvía antaño a nuestro cerebro, que es el Seminario, a entablar relaciones constantes e intensas con el mismo, que, lejos de ser un compartimento estanco en nuestra vida, la inspire, la fecunde y la oriente con el calor que parte de todo remanso espiritual, de esos silencios fecundos de donde brota la luz que marca la ruta y el calor que sostiene en el camino de la vida. En estos últimos años han surgido nuevos brotes de esa savia vital que encerraba el corazón dilatado y tenso de nuestro Centro Superior de *

Idearium, nº3, julio-agosto 1934.

estudios eclesiásticos. Las Misiones, el Folk-lore, la Música han despertado más de una vocación. Eran modestos ensayos que acababan por morir. No importa. Servían de roturación del campo, de siembra del mismo, de patrimonio a legar a la posteridad. Ondas misteriosas que sorprendían a veces un alma y a ella se adherían. Como uno de esos sueños cobijados bajo las hojas del álamo de que habla el poeta, y que a su sazón saben parir realidades que antes semejaban ilusiones. Así ahora nace IDEARIUM, con plétora de proyectos, con ansias de grandes realizaciones, y se pasea frecuentemente ante la sonrisa de compasión de tal cual dogmatizante, y lo que es peor, ante la indiferencia de muchos que viven tumbados en la tumbona del pesimismo enervante y estéril. Poco a poco el arado abre el surco. Una nueva tentativa que -¿quién lo sabe?- tal vez irá a morir como una de esas olas calladas, sin testigos, en el rincón de un arenal. Son las naturales e imprescindibles etapas de toda obra. Mucho ha de influir esta revista si sus dignos directores aciertan a enfocarla debidamente. Ante todo, viene indudablemente a llenar un abismo: el que nos separa a los sacerdotes de nuestro Seminario. Nuestra vida sacerdotal está truncada y falta de continuidad vital. Al lanzarnos a la lucha del apostolado rompimos amarras con el pasado. Y quien dice el pasado se refiere a la actual generación del clero con relación a los actuales seminaristas. No hay correspondencia. Nada sabemos del Seminario, ni en el Seminario se conoce por lo regular la actividad de sus antiguos alumnos. Y son aquéllos precisamente quienes están llamados a infundir realismo a los estudios de la carrera sacerdotal. Nada tan estéril como los esfuerzos de formación cultural y de piedad de un seminarista que no contraste esos estudios con la realidad que más tarde ha de animar y vivificar. En los Seminarios de Misiones se estudia la geografía, las costumbres, el estado actual de las tierras paganas, mientras que durante los prolongados años de nuestros estudios jamás tal vez hemos escuchado una estadística sobre ideologías, prensa, estado religioso y dificultades prácticas que ofrecen las diversas zonas de la diócesis. ¿A qué atribuir tamaña aberración? A la falta de relación del Seminario con el Clero, benemérito, que tanto tiene que enseñar, aunque no lo crea, a sus futuros colaboradores. ¿De qué sirven las elucubraciones científicas su no las sabemos aplicar a la vida real, auténtica y perfilada por los hechos diarios de nuestras relaciones sociales? IDEARIUM puede llenar algún tanto ese vacío reanudando las relaciones rotas. Sus páginas graves por la profundidad del pensamiento, serenas por pasearse a veces por las amplias avenidas de los principios, sabrán

también bajarse a recoger la palpitación de la vida pulsando el corazón de nuestra sociedad. Las encuestas, las crónicas, los artículos de colaboración completarán a la larga un rico fichero imprescindible para toda segura orientación en el apostolado sacerdotal. De esta suerte se despertarán vocaciones para las varias actuaciones. Habrá catequistas, apóstoles sociales, misioneros en las minas que en nada desmerecen de un mapa religioso del mundo pagano; unos aplicarán su ciencia para el logro de sus aspiraciones, aquéllos su elocuencia, los sacerdotes de los mineros y del obrero la caridad y la catequesis. Y en esta noble y mutua emulación dispondríamos de estampas vivas de heroísmo para llevarlas al conocimiento de sus hermanos los sacerdotes. ¡¡Tantísimos ejemplos de subida y recia contextura de apóstol que se han ido a la tumba sin dejar una huella siquiera en los archivos del Seminario como modelo de las siguientes generaciones!! *** Habrá notado el lector que las precedentes líneas que bien podían haber constituido un prólogo a mi modesto artículo, van resultando casi el artículo que tan amablemente han tenido la atención de pedírmelo los ilustres directivos de la nueva publicación. Y vamos ya de estudio. Responderemos sencillamente a la pregunta que se nos ha hecho: ¿Cuál es el estado religioso de la zona industrial y minas de Bizkaya? Comprenderán todos que no me es fácil detallar debidamente ni concretar a modo de estadística, por la sencilla razón de no convivir permanentemente con el mundo del trabajo en esos sectores. Sin embargo, trataremos de indicar algunos índices para que otros los completen. *** Ante todo bien podemos afirmar, sin temor a duda, que el estado religioso de nuestra amada diócesis ocupa un lugar preeminente si la consideramos en sus diversas facetas. Las costumbres, la familia, la vida social y política, la prensa, el ahorro y otros mil factores determinantes del nivel espiritual de una colectividad ofrecen un perfil destacado que abre nuestro pecho al optimismo. El cumplimiento religioso tampoco tiene en general motivos de alarma. Otra cosa sería si fuéramos a hurgar en los móviles del mismo, en la raigambre de convicción, etc. Pero mirando en conjunto el problema, somos optimistas, y no por cierto orgullo racial, sino firmemente persuadidos de la realidad.

En otros países están haciendo los estudiosos sus encuestas para detallar el estado religioso de los mismos, y en verdad sus notas ofrecen un negro horizonte pesado y lúgubre. Viena, donde sólo cumple un 15% de los católicos; Alemania, donde los abandonos de religión desde el año 1925 ascienden a más del millón y medio; Francia, donde, entre otros factores, podemos aportar el hecho de la crisis de vocaciones sacerdotales. Al año mueren 1.300 sacerdotes y se ordenan 800; Bélgica con un índice de natalidad ínfimo y aterrador según testimonio del padre P. Valerio Fallón, s.j.; Cataluña, cuya juventud –nos lo dice Albert Bonet-, sólo cumple con la iglesia en un 5%. Podríamos aportar más datos, pero tendremos ocasión de hacerlo otra vez. En estos países se organizan las fuerzas católicas para detener la avalancha de la irreligión y de la impiedad estudiando las causas de esas deserciones en masa y se aprestan a la defensa. Este ejemplo ha de servirnos también a nosotros para preparar nuestros cuadros. El ilustre profesor y publicista belga, sacerdote Leclerque nos decía hace unos meses: “Vuestro pueblo es algo admirable por las estadísticas que voy viendo, pero deben ustedes prepararse con nuevos métodos de acción acomodados a los tiempos actuales para que no se pierda ese noble y rico patrimonio. La misión del sacerdote en esta hora será decisiva para el porvenir. Acordes con este consejo tenemos que descorrer el velo para conocer al detalle la realidad. Es de advertir que la zona minera de Bizkaya padece de inmigración tan acentuada que el 90% de sus habitantes procede de fuera del País vasco. Recorriendo la misma hemos podido ir apreciando algo de la negra actualidad religiosa. Hay localidad de unos 4.000 habitantes cuyo cumplimiento religioso es aproximadamente el siguiente: Hombres ...................................................................... 66 Mujeres ........................................................................ 130 Muchachos .................................................................. 15 Niños ........................................................................... 150 Entierros civiles ............................................................. 2/3 Niños sin bautizar en estos últimos años ....................... 54% Personas sin bautizar, más de ....................................... 250 Por estos datos se observa que hay un descenso de religiosidad al salir de la adolescencia. Al abandonar el niño sus estudios primarios se ve

abandonado a mil peligros que poco a poco acaban por secar su espiritualidad. En general creemos no pasará el cumplimiento del 15% de los habitantes. Hay localidades donde esa cifra es menester rebajarla, pero afortunadamente existen honrosas excepciones. Como dato elocuente basta citar el hecho de los atentados contra la vida de los sacerdotes en La Arboleda, Gallarta y hasta en la zona industrial de la ribera de enfrente, en Lamiaco, la ausencia casi total de vocaciones religiosas y sacerdotales, la invasión de la mala prensa en proporciones aterradoras. Es raro oír vocear un periódico católico fuera del “Euzkadi”. En toda la zona imperan las fuerzas sociales revolucionarias bajo la etiqueta marxista cruda del comunismo, del socialismo o de la C.N.T. Gracias a Dios, ninguna de estas organizaciones cuenta con monopolio. Las antiguas Casas del Pueblo se han desbandado, pero ha sido para ir a engrosar las filas rojas de la revolución en cuadros más extremistas. Tal vez La Arboleda será la meca del socialismo en las minas. Ortuella y Gallarta cuentan con un buen contingente de comunistas. Santurce, a su vera, lleva en su seno intensas corrientes de anarcosindicalismo. Los Solidarios Vascos han logrado penetrar en estos antiguos feudos rojos, aunque hasta el presente sus fuerzas son contadísimas por la razón antes indicada de la enorme proporción de gente extraña al país que habita en esa parte vasca. Existen organizaciones sindicales respaldadas por sus cooperativas y mutualidades que crean intereses entre la masa obrera. Además, en varias localidades esos centros de sindicación animan y sostienen organizaciones de Juventudes y de niños para inculcarles el ideal de sus respectivas ideologías. En La Arboleda tiene bastante vida la “Juventud infantil socialista” con más de 200 socios que cotizan 0,10 hasta los diez años, y 0,25 hasta los 15. En otras partes se han formado los “Pioneros de Lenin” de los cuales nos ocuparemos en algún otro número. La propaganda roja puede reducirse a tres clases: a) sindical, b) irreligiosa y c) pornográfica. En este campo se distinguen los anarcosindicalistas que aunque pocos en número – en Bizkaya no pasarán de 2.500- sienten su ideal con un fervor extraordinario. También se propagan obritas sobre el espiritismo, la magia, y en general de las ciencias ocultas. Hoy no hacemos más que indicar algunos datos para irlos desarrollando en otros números. Como nota confortante para el creyente están las catequesis que se desarrollan con una pujanza y un entusiasmo que hace concebir ideas de optimismo para un porvenir no lejano si es que se acierta más tarde a fo-

mentar esa buena semilla depositada en esta hora en los surcos abiertos en los corazones tiernos y sin doblez de los niños. Por hoy damos fin a este trabajito que esperamos continuarlo en algún número posterior para colaborar en alguna manera a los grandes proyectos que abrigan los beneméritos directores de IDEARIUM. A. de Onaindía.

V

Nuestras encuestas El ambiente religioso de Ullívarri-Arana *

En las estribaciones meridionales de la sierra Enzia se abre, como surco gigantesco, el valle Arana, donde tienen su asiento cuatro pueblos alaveses fronterizos con Navarra: San Vicente-Arana, Alda, UllívarriArana y Contrasta. Hoy vamos a fijarnos un poco en el de Ullívarri-Arana. Visto de lejos, parece un nido colocado en medio del valle. Sus calles y edificios rodean la magnífica fábrica de la Iglesia parroquial que parece dominar y custodiar el pueblo. Sus doscientos y pico de habitantes son, casi todos, labradores que cultivan con afán sus heredades cuyos términos conservan todavía el nombre euskérico primitivo. En las vertientes del valle –suave y llena de verdor la una, peñascosa y atrevida la otra- encuentran su pasto y entretenimiento diversas clases de ganado, que aún continúa siendo una fuente de ingresos importante y casi imprescindible. Los habitantes del pueblo salen poco a otras localidades, siendo los principales centros de mercado Santa Cruz de Campezo y Salvatierra. Observancia de la Religión. – Se puede decir que casi todos los actos de estos labriegos están influenciados por la religión: en la vida fami*

Idearium, nº3, julio-agosto 1934.

liar, en el trabajo, en las fiestas. La residencia del sacerdote entre ellos la hacen imprescindible, y depositan en él todavía gran confianza, aun en sus negocios particulares. En las últimas elecciones de diputados a Cortes no hubo un solo voto favorable a quienes enarbolan bandera laica o antirreligiosa. El precepto de oír misa y descanso dominical en los días festivos es bien observado en general. Las sanas costumbres y el honesto vestir de la mujer se conservan satisfactoriamente, gracias sin duda al recio sentimiento cristiano de muchas familias y al aislamiento y poca comunicación con otros pueblos de nivel religioso más bajo. Quizá dentro de poco no podrá decirse lo mismo, ya que comienzan a notarse, en alguna que otra familia de menos apego a lo tradicional, filtraciones y salpicaduras del espíritu frívolo y sensual que en modas y costumbres invade como oleada ingente y perniciosa la sociedad cristiana de hoy. ¿Es consciente la religión, o se profesa rutinariamente? La mayoría profesa la religión por propio sentimiento y convicción. No sería extraño, sin embargo, fuese la rutina el móvil principal, sobre todo en algunos jóvenes u otras personas pertenecientes a familias donde van amortiguándose las prácticas devotas al par que se introduce el espíritu del mundo. Existe también, como en casi todas partes, harta ignorancia sobre religión, aun de sus dogmas principales a veces, y además poca hambre y afán de instruirse en estas cosas. Asociaciones religiosas. – Existe en el pueblo la asociación de Hijas de María. Los principales frutos de esta asociación son estimular a las jóvenes a la frecuencia de los Sacramentos y realizar, por medio del canto, las solemnidades litúrgicas, como Misas cantadas, Exposición del Santísimo, Novenas, etc. Por el mes de mayo hacen ellas un sacrificio pecuniario para adornar el trono de la Virgen, y gracias a su colaboración el año pasado, en una rifa, pudo adquirirse una hermosa imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

Todos los días festivos, después de los oficios de la tarde en que se reza el Rosario, rezan ellas otro rosario, ya ante la Virgen de la Parroquia, ya en la ermita de Andra María que está a la salida del pueblo. Pero la organización más arraigada en el pueblo es la Cofradía de San Cristóbal, que es antiquísima. Pertenecen a ella 60 cofrades, que de ordinario ingresan al contraer matrimonio. Gracias a esta cofradía, los entierros conservan cierto esplendor, y la muerte de los cofrades se halla perfumada por las plegarias de sus hermanos. Además, gracias también a esta cofradía, se celebran misas por los vivos y difuntos desde la Cruz de Mayo hasta la Cruz de Septiembre. Veamos los principales artículos de sus estatutos que, aunque reformados en lo accidental, conservan en lo esencial todo el espíritu primitivo. “Art. 1.º Ordenamos: que desde la Cruz de Mayo hasta la Cruz del mes de Septiembre, se celebre cada semana una misa a intención de todos los cofrades vivos y difuntos, como también las tres misas de rogativas de la Ascensión, la de rogativa de San Marcos y la de San Cristóbal y que tengan obligación de asistir a las cinco misas últimas, a lo menos una persona de cada casa”. “Art. 2.º Ordenamos: que cuando falleciere algún hermano cofrade, estén encendidas las velas del hachero en la misa de entierro, en la de la Cofradía, y en los oficios religiosos del Aniversario de la citada Cofradía y cuatro velas en el altar”. “Art. 3.º Ordenamos: que por cada cofrade que muera se celebre al día siguiente del entierro una misa cantada de Réquiem, si las rúbricas lo permiten, a la que asistirán todos los hermanos cofrades, y si alguno emprendiere un viaje sin necesidad o marchare al campo a trabajar en desprecio de esta ordenanza, pagará una peseta de multa por la primera vez y por la segunda será excluido de la Cofradía”. “Art.12.º Ordenamos: que cuando muriere algún hermano cofrade tenga obligación de acudir un hermano de cada casa, a rezar los rosarios de costumbre por el alma del hermano difunto, no estando forastero o imposibilitado”. “Art. 13.º Ordenamos: que todos los hermanos cofrades difuntos tengan la obligación de acudir a la puerta del difunto para acompañar al

cadáver cuando se lleva a la iglesia para hacer en sufragio de su alma los divinos oficios”. “Art. 14.º Ordenamos: que todos los cofrades asistan al Responso que se reza en la puerta del difunto, según costumbre, después de la misa de entierro y de la Cofradía”. Factores que actúan en pro de la religión. – Los factores que actúan para conservar la religión pueden enumerarse así: la acción pastoral del sacerdote en el templo e influjo del mismo en sus relaciones familiares con los feligreses; el ambiente familiar religioso; la educación, ejemplo y represión constante de los padres, y finalmente las asociaciones y cofradías. La prensa y propaganda oral de personas ajenas al pueblo y que expresamente traten de eso, apenas tiene influencia ni en pro ni en contra de la religión. Hay dos suscripciones a Diario de Navarra. También se lee Euzkadi en números de propaganda. No hay que olvidar que la catequesis es una fuente de irradiación religiosa. El ascendiente del sacerdote y de los padres va debilitándose cada día más en la sociedad, por eso podemos decir que las exigencias e inquietudes de nuestros días piden imperiosamente actuar y organizar la parroquia según las orientaciones de la Acción Católica. Factores contra la religión. – Cada vez se filtra más el malsano ambiente del mundo que tiene sus primeros ecos en la taberna y sitios de diversión, lugares ajenos a la influencia e inspección del sacerdote. Hijas del pueblo que han estado sirviendo en capitales hacen perniciosas importaciones en modas y costumbres, que primero imponen a sus hermanas menores, al parecer con el beneplácito de sus padres. Pero estos casos, rarísimos todavía, engendran el menosprecio y repulsa de las demás jóvenes del pueblo. Las fiestas patronales en que elementos circunvecinos y familiares de fuera arriban al pueblo, ejercen fuerte impresión en el espíritu de los jóvenes que les incita a imitar las corrientes del mundo. B.G. de Albéniz. Junio, 1934

VI

Nuestras encuestas El ambiente religioso de Cigoitia (Álava) *

Si nos paramos a observar el fenómeno religioso en esta comarca de Cigoitia, veremos que no difiere gran cosa del resto de nuestra provincia: conservación del espíritu tradicional con ciertas concesiones a las “exigencias” de nuestros tiempos. Esta porción alavesa, situada en las estribaciones o proximidades del Gorbea, no es ciertamente de vida económica próspera. Pues su suelo (base de la misma), pedregoso y sin fondo, poco puede dar de sí. Componen este municipio diecisiete pueblos, de los que ninguno destaca, ya que no se encuentra alguno que rebase los treinta vecinos. La lengua vasca ya no se habla, si no es por los ancianos. Los modos de vida son: la agricultura, el pastoreo (con sus pequeñas industrias derivadas, como los quesos) y la venta de leña, en la medida y con la parsimonia autorizadas por la Diputación mediante las guías ad hoc. Es, pues, la agricultura, mediante la propiedad muy repartida (como en casi toda la provincia), la ocupación principal y fuente de ingresos más fuerte. Ahora bien ¿qué influencia ejerce la religión y en qué grado en las ocupaciones y pensamientos de sus moradores? La contestación –que a mi juicio podría generalizarse a toda la provincia- es que nuestros labradores son de fondo providencialista, si bien éste no actúa sensiblemente sino en circunstancias extraordinarias, algo apuradas. Entonces levantan los ojos al Cielo, y privada y colectivamente dirigen a Dios su oración. Hasta 1931 la comarca asistía a una rogativa anual que, solicitada y subvencionada por el Ayuntamiento se celebraba en Ondátegui entre abril y mayo con la asistencia de dicha corporación. Los pueblos de la parte baja de nuestro municipio solían asistir a la que en idéntica forma se celebraba en Mendiguren. Esta rogativa anual cesó, a partir del año indicado, a causa de la legislación vigente. Pero subsiste todavía la costumbre comarcal de celebrar rogativa extra*

Idearium, nº4, setiembre-octubre 1934.

ordinaria, en casos apurados de peligro de la cosecha, v. gr. exceso de agua, sequía, etc., con mucha concurrencia, en el Santo Cristo de Manurga. El sentido de la justicia de estos moradores es bastante recto. La religión católica, al menos en su grado elemental (audición de misa y descanso dominical) la practican casi la totalidad de sus habitantes. Asimismo se siente y practica el espíritu de solidaridad cristiana. Si de aquí pasamos a examinar los motivos (intelectuales, sentimentales, rutinarios) que sostienen esta actitud religiosa, creo que son motivos de tradición y sentido cristiano que viene de padres a hijos. Y respecto a la instrucción religiosa, aparte de la recibida en Misa por la homilía, es un hecho incontrovertible el paulatino abandono (cada vez mayor) de la función vespertina dominical. O los asuntos de su profesión, juntas, subastas, rebusca de ganados, o la sobremesa y café alargados desmesuradamente o empalmados con el naipe, o el ver que van pocos de su edad y sexo, o no decidirse a levantarse de la mesa para venir por temor a singularizarse, etc. Y los hombres por sus asuntos y los jóvenes por sus cosas faltan bastante a esa hora. No es este el lugar de apuntar sus posibles remedios: sólo notamos el hecho y sus causas. En todas las parroquias hay algunas asociaciones religiosas, pero su influencia en la vida individual y social es escasa. En estos pueblos se lee poca prensa todavía. Casi la totalidad de los periódicos que se leen (ya por suscripción o recibidos de propaganda) son católicos. Como hecho aislado podría anotar el envío de propaganda de C.N.T. y “Tierra” y “Libertad” en cierta época del año pasado. Para asistir a mítines apenas si salen de la comarca. Pero sí se ponen en contacto con la ciudad (Vitoria) nuestros campesinos por medios cada vez más crecientes. El mercado semanal y el servicio militar son los principales. En las escuelas no se enseña, hoy por hoy, nada contra la Religión y costumbres cristianas. Pero la supresión de la enseñanza religiosa en ellas, esa sí, ha sido absoluta. El temor a una denuncia o sanción, más que el gusto de los maestros en general, ha sido su causa. Como ya se ha indicado, la agricultura es casi la única profesión de la comarca. Apenas se ataca públicamente a la religión en su doctrina. Para con el Clero, en general son muy respetuosos; alguna que otra vez se critica al Cura, a pretexto casi siempre de un roce personal. Tampoco en su moral es atacada la Religión, en principio; pero de hecho más de una vez se traspasan los Mandamientos. La blasfemia, no está generalizada ni mucho menos, gracias a Dios, aunque de vez en cuan-

do se oiga alguna. En el descanso dominical hay buena observancia y es muy raro el caso de transgresión. En el IV hay algo dejación de autoridad de parte de los padres. Y viendo algunos hijos lo que otros compañeros hacen y la debilidad paterna, más de una vez hacen caso omiso de su autoridad y consejos. Y se nota acentuadamente esto en lo que respecta a la retirada a casa en las noches del día de fiesta. Quizás sea ésta una de las mayores o la mayor falta de moralidad de nuestra juventud rural. Bien se advierte que este afán inmoderado de reunión y diversiones es fuente u ocasión de otros males. Y los que llevamos cierto tiempo en la comarca hemos tenido que lamentar más de una caída. El juego les gusta como es natural, pero casi siempre moderado, sin arriesgar los bienes de fortuna. La bebida no hace estragos, ni se ven cacos notorios; sólo alguna vez se extralimitan algo. Sin embargo, si nuestra juventud fuera más contenida aún, ganaría más la moralidad. En punto a diversiones, desaparecidos los bailes regionales tiempo ha, han sido substituidos por el generalizado del “agarrao”, hoy, en Álava, imposible moralmente de extirpar, como ley general. El instrumento es, invariablemente, el acordeón. La propiedad individual es respetada, parte por la conciencia pública y parte porque, aunque no faltan estrecheces económicas, apenas hay miseria. Así resulta que nuestra comarca es socialmente muy pacífica; y las inquietudes y luchas y crisis propias de la época apenas si aquí se notan. No existen ni colegios ni centros de carácter religioso o político. Así pues, conservándose, en su conjunto, sanos estos pueblos, sólo resta que nosotros estemos vigilantes, y antes que sientan nocivas influencias, cada vez más próximas, del ambiente de la época, actuemos nosotros consolidando su instrucción de mil maneras, intensificando la vida cristiana y echando las bases de esa nueva y potente organización, también aquí aplicable, de la Acción Católica. A. P.

VII

Nuestras encuestas El ambiente religioso de Yurre (Vizcaya) *

Al intentar hacer una corta reseña del estado religioso actual de este pueblo, me limitaré a hablar en general de lo que durante mi corta estancia en él he podido observar. Si damos fe a quienes tienen motivos más que suficientes para conocer esta comarca y a sus moradores, podemos atestiguar –sin que se nos pueda tachar de pesimistas- que de hace muy pocos años a esta parte, ha descendido notablemente el nivel religioso de la masa en general. Es lamentable observar que muchos de los que antes, sin distinción de matices, acudían como en procesión a todos los actos religiosos más insignificantes –si así pueden llamarse-, se contenten ahora con cumplir lo estrictamente necesario para poder ser considerados como católicos. Aquellos sentimientos piadosos que heredaron de sus antepasados, si bien han echado hondas raíces en los corazones, hanse visto contrariados por este medio ambiente frío reinante en la sociedad actual y no han podido menos de perder mucho de aquella lozanía que producía frutos tan sabrosos como los que daban nuestros pueblos cuando se alimentaban de la religión tan sinceramente profesada por quienes con tanto esmero supieron practicar y enseñar cuanto se relacionara con la vida del espíritu. El sentimiento, si no de rebeldía, de frialdad e indiferencia con que muchos reciben las amonestaciones, avisos y consejos del pastor que ve a sus ovejas alimentarse de pastos malsanos o peligrosos, indica el poco fervor religioso que reina en sus corazones. *

Idearium, nº4, setiembre-octubre 1934.

Si a lo dicho añadimos la división de ánimos ocasionada por ideas de orden político, división que a veces llega a provocar odios personales, con el consiguiente ver y juzgar los actos del prójimo a través del propio ideario apasionado, podremos formarnos idea, siquiera sea somera, del estado a que ha descendido la masa en general en estos últimos años que podemos calificar de liberalismo, o mejor, de indiferencia religiosa. ¿Causas de esta enfermedad? No es preciso indagar mucho para dar con el origen del mal que lamentamos. Aunque la fe de nuestros pueblos ha estado muy arraigada, no podremos decir otro tanto de la instrucción en que aquélla tiene que basarse si ha de ser duradera, máxime cuando su profesión franca encuentra obstáculos que vencer para manifestarse en un ambiente saturado de ideas y sentimientos adversos. Y esto es lo que ha ocurrido a nuestros simpáticos campesinos al ponerse en contacto con las grandes poblaciones donde han tenido que relacionarse con gente de diversos sentimientos e ideologías que, precisamente por venir a parar en unos corazones poco basados en la doctrina religiosa, han abierto grandes surcos que, en vez de atenuarse, siquiera al calor de los buenos ejemplos que ven y del buen fondo que, gracias a Dios, aún conservan bastante bien, van ahondándose debido a la prensa no siempre muy pía. Esta va minando lentamente la débil capa de resistencia que encuentra la irreligión en la mayor parte de nuestros hermanos. El mayor peligro, pues, de nuestra masa, sobre todo joven, está en la prensa, con frecuencia indiferente o atea, que llega ya hasta los últimos caseríos. Este es, a mi ver, el panorama que se presenta a nuestros ojos, que en vez de hacernos decaer de ánimo y llevarnos a pesimismos estériles, nos ha de mover a salvar a nuestros hermanos, antes que se vean completamente envenenados. ¡Y vaya si se los puede salvar todavía! Muy honda llevan aún la fe que heredaron de sus padres. Guerra al mal. Y ahora a “Omnia instaurare in Christo”. X. X. Yurre, 8-10-34

VIII

Nuestras encuestas De Vitoria al Castillo de Guevara Ambiente religioso *

“La fe de nuestros padres, -te alzó esplendente trono.- Luzbel con recio encono, -lo quiso derribar.- Pasaron diez centurias- después de lucha tanta: -más fuerte se levantatu trono secular”. (Del Hymno a Santa María de Estíbaliz).

Devoto amante de Santa María de Estíbaliz, que una vez al menos habrás subido al bendito cerro, donde tus antepasados te legaron tu primer templo mariano y allí a sus pies gozó tu alma la dulce presencia de su Imagen y sentiste tu fe cristiana más pura y transparente que nunca. Tengo la certeza de que, cumplido tu deber cristiano y de alavés, diste a tu cuerpo solaz esparcimiento por los bellos contornos del Santuario, y deleitó tu espíritu el encanto suave de esa llanada que en su parte norte semeja una hermosa alfombra de mil colores que la naturaleza ha dispuesto a los pies de la “Tota pulchra”, como la cantan los cristianos. En dicha alfombra forman sus puntos claros esa multitud de aldeas, que parecen mirarse como en un espejo en el histórico lugar: todo parece paz, alegría. Estás pensando en sus costumbres sencillas, patriarcales y cristianas, que parecen llegar a tu espíritu mezcladas con las brisas puras de sus campos. No enloquezcan tus fibras y cantes como el poeta las bellezas un tanto imaginarias que admiras, no te suceda lo que a aquel, a quien, después de hacer un poema de eso que embarga tu alma, se le impuso la *

Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934.

justicia y en su honor escribe al final: “Debo advertir que todo lo que yo canté no reza para nada con la aldea que yo habito”. Quizá también venías descorazonado por esas luchas fratricidas que amenazan anegar en su corriente toda la civilización cristiana o hacerla desaparecer envuelta en los escombros de nuestros hermosos templos, y tu espíritu ha reaccionado, y caldeado por las notas del Hymno Mariano, has dicho: ... por lo menos aquí “más fuerte se levanta tu trono secular”. El espejismo del desierto, dicen, es causa muchas veces de extravíos y pérdidas irreparables. ¡Cuántos espejismos no nos formamos a menudo frente a la sociedad actual, creyéndola ligada en un todo a las generaciones pretéritas! Sus pasadas glorias religiosas juzgamos, de buena fe, siguen influyendo decisivamente en la actual generación. Sin embargo, un análisis del ambiente religioso de nuestro querido pueblo nos haría, indudablemente, temblar de espanto por el porvenir de esta nueva generación que tenemos entre manos. Volviendo al cuadro que el devoto mariano está contemplando, en él os ruego fijéis vuestra atención y entrambos hagamos un análisis religioso rápido de esas veinticinco o treinta aldeas, a las que fácilmente alcanza la vista, limitadas al Este por el antiguo Castillo de los Guevaras y al Oeste por la Capital de provincia. Entregados todos sus moradores a las labores agrícolas, es grande la influencia que la religión ejerce en todas sus ocupaciones. Sobran los dedos de la mano para señalar a aquellos que no cumplen con el precepto dominical. En las principales festividades del año son muchos, aun hombres, los que reciben la Eucaristía, y en los dichos días es frecuente, antes de amanecer, ver concurridos los senderos del Santuario por gente que se dirige a lo mismo, aprovechando la hospitalidad de los Rvdos. P.P. Benedictinos. Las cofradías donde tan admirablemente supieron plasmar la piedad cristiana nuestros mayores, manifiestan aún vida pujante; siendo en muchos casos el mayor apoyo de la vida parroquial. La del sacratísimo Rosario, extendida por todas las parroquias con reglamento casi análogo, contribuye a la vida de las mismas en la medida de la situación más o menos floreciente en que se encuentre. A ella tienen dados sus nombres casi todos los habitantes de la comarca y algunos salidos de ella. Prácticas reglamentarias de la misma son las Misas-sufragio de las cuatro o cinco festividades de la Santísima Virgen y las tres o cuatro misas aplicadas por los difuntos cofrades. La asistencia a las mismas va amortiguándose. No hace mucho era costumbre pasar lista el Sr. Mayordomo, siendo

obligatoria la asistencia de una persona mayor por cada familia, castigando con multa a los ausentes. Lo de pasar lista todavía se conserva en Cerio. Sus estatutos siguen cumpliéndose regularmente en todas las parroquias. No se puede decir otro tanto de las modernas congregaciones de Luises (que ya no existen) o de Hijas de María que, por su vida lánguida, son la pesadilla de no pocos párrocos. Sus reglamentos no encajan bien en las modernas costumbres, bailes, etc. Influenciadas enormemente las jóvenes por la vida ciudadana, que con frecuencia viven: circunstancialmente en ciertos días de mercado y temporalmente (lo que es de peores consecuencias para su formación religiosa) cuando, o por servir o por imponerse en las labores de costura, se lanzan a la ciudad con el alma abierta a todas sus frivolidades, para luego tornar a la aldea, con un caudal de modas atrevidas y amaneramientos que se extienden, como el aceite, en la impresionable masa femenina. Esto hace que su único pensamiento y preocupación de los días festivos sea el vestirse según lo hacen en la ciudad, en su misma forma y calidad, para, por la tarde, llegarse a la aldea donde se organiza el baile, aun cuando para ello tengan necesidad de andar una hora o más de camino con la circunstancia de nocturnidad para la vuelta. En los días estivales, es frecuente ver por nuestras carreteras grupos de jóvenes aldeanas, con los mismos escotes que lamentamos en las ciudades y con algo o nada de manga, dirigirse a la aldea vecina a la, por desgracia, única diversión que tienen a su alcance: el baile. Esto, naturalmente, había de chocar con el ambiente religioso de las familias y de ahí que dentro de las mismas, había de reñir la batalla cuando el padre, o más frecuentemente la madre, manifestaba su enojo ante tanto atrevimiento. Todos los indicios son de que la juventud ha ganado la batalla. Y lo que citábamos con el nombre de costumbres sencillas, que venía a ser lo mismo que costumbres cristianas, lleva camino de desaparecer ante la amargura del sacerdote y la indiferencia del pueblo cristiano, siendo quizá esta indiferencia el peor aspecto de este problema que se impone remediar con urgencia. Todo ello es causa de la desaparición de tantas costumbres parroquiales y familiares: rosarios de la aurora, comuniones mensuales, asistencia completa a las Vísperas, rosario diario en familia, bendición de la mesa, rezo del Ángelus, examen del catecismo de adultos en Cuaresma. La vida parroquial va reduciéndose al mínimum y ello influenciado por la rutina, causa motriz de muchas prácticas religiosas. Si es cierto lo anterior, en lo que se refiere al “devoto femíneo sexu”, qué deberemos decir de los jóvenes, siempre más alejados de la Parroquia y del sacerdote por una costumbre irracional que se debe desterrar? No debemos, sin embargo, olvidarnos del fondo noble de nuestra población ru-

ral; de esa nobleza serena y generosa que constituye un don precioso de nuestra tierra y que no han conseguido hacerla desaparecer todas las injusticias, desprecios y malos quereres cometidos con esta clase labradora, por los que se dicen custodios del pueblo; cualidad apreciable de la que nosotros no sabemos o no queremos sacar partido para la religión. Se organizan catecismos por todas las parroquias con el fruto práctico que todos palpamos puesto que los niños nos pertenecen. Y después abandonamos al enemigo todo el campo, dejando que agentes contrarios esterilicen los sudores sacerdotales. Se impone, pues, una orientación sacerdotal colectiva y decidida hacia esa juventud que por tantos títulos nos debe pertenecer y a la que por ahora sólo nos liga un temor reverencial frío y estéril. No es raro, que los días de las elecciones, cuando la política roza el altar, aparezcan grupos algo numerosos que dan sin titubear su voto al ateo, con una sonrisa hiriente para el sacerdote y para lo que éste representa: ni tampoco ver, al regreso del mercado, a más de un aldeano con Heraldo de Madrid, La Voz de lo mismo, etc. Aislados todos por ese individualismo propio de la región, que, en otras ocasiones, tanto perjuicio nos causa; sin una norma parroquial unánime; sin el apoyo moral ni económico de nadie (sólo hay raras y honrosísimas excepciones) con harta frecuencia confiamos todo en el “A Dios rogando”, olvidando la segunda parte, muy interesante, del refrán. Para concluir y como nota que hace ensanchar el alma y abrigar cumplidas esperanzas de un verdadero resurgimiento religioso del elemento masculino es la implantación de la Adoración Nocturna en la Parroquia de Ilárraza, debido al cariño por la Obra de un grupo selecto de seglares y también al apoyo personal desinteresado de los sacerdotes circunvecinos. Sus socios activos, que se acercan a 40, pertenecen a las parroquias de Ascarza, Cerio, Matauco, Arbulo, Lubiano, Ullíbarri-Arrazua, Junguitu e Ilárraza. Cerca de la mitad son jóvenes, decididos a ser el día de mañana el sostén más fuerte de sus respectivas parroquias. Esperamos de ella y sobre todo de esa moderna corriente de la Acción Católica, cuyas normas y espíritu deben llegar pronto a la última aldea, la elevación moral y religiosa de todas estas Parroquias. Uno de tantos

IX

Nuestras encuestas Estado religioso del Valle de Barrundia *

No somos pesimistas ni propensos a cargar los cuadros con tintas rojo-obscuras por el solo placer de producir un efecto dramático en los lectores. Antes nos complace suscitar en sus ánimos suaves emociones, presentándoles el lado bello y agradable de las cosas; pero, en el caso presente se impone la realidad un tanto sombría. *** No se puede, en efecto, hablar, en nuestros días, de pueblos murados, de rígida contextura estatuaria, inaccesibles a influencias malsanas. Las vastas olas de indiferentismo religioso han batido los recios sillares que sostenían el alcázar donde vivía una conciencia rica en tesoro de sublimes virtudes y aun entre sus ruinas no es raro ver, en nuestras aldeas, jirones de aquella admirable conciencia pública de que nos habla Balmes “que sobrevive al naufragio de la moral privada y que no consiente que el descaro de la corrupción llegue al exceso de los antiguos”. Desgraciadamente los grandes movimientos de opinión, el turbión de ideas que el periódico y el folleto escenifican a su gusto o según el imperativo de la moda, encuentran, en muchos casos, más franca y entusiasta acogida en estos pueblerinos que, considerando su ruralismo como un estigma de inferioridad, creen ser más guapos y ponerse a tono de las grandes poblaciones adoptando posturas estridentes e iconoclastas. *

Idearium, nº6, enero-febrero 1935.

La falta de sentido de ponderación, se observa asimismo, en las jóvenes que prestaron, por algún tiempo, sus servicios en las grandes urbes y que vienen a ser los figurines del descoco y de la frivolidad. Escenas escabrosas, que se observan, principalmente, en las fiestas patronales, son concreciones sensibles de lo que acabamos de decir. La irreligión, como toda forma social, sigue aquí las vías ordinarias que, en su difusión, recorren los demás fenómenos sociales. Los medios de comunicación son los más poderosos agentes que por vía espacial contribuyen a ello. El periódico, claro está, lleva la primacía en ese sentido. El trabajo, casi exclusivamente muscular, que predomina entre los labradores, condiciona de tal modo su vida intelectual que reduce su actividad a mínimo esfuerzo. Son casi siempre nuestros labradores recitadores de monólogos. El trabajo discursivo en busca de la verdad ofrece siempre sus dificultades, sobre todo, si el investigador no tiene un hilo de que asirse para andar por su cuenta. El periódico todo lo da hecho. Sucesos, comentarios, artículos y crónicas los presenta ante el lector, con tan buena maña, que, sin más que ir leyendo, parécele a éste discurrir por cuenta propia siendo así que es el escritor quien discurre por él. Tampoco debemos olvidar que el periódico es el maestro de los que ya no van a la escuela. De ahí su poder de sugestión. Lectores asiduos de diarios de marcada tendencia izquierdista quizá no lleguen a una docena en este valle. No podemos decir otro tanto de los que, en números sueltos, empapan su espíritu en sus perniciosas doctrinas. Ni falta, tampoco, la labor destructiva o negativa de algunos elementos que emplean sus actividades en afanes contrarios a su nobilísima misión. Todo lo cual tiene, naturalmente, repercusión en la vida religiosa de estos pueblos. Los hechos se desarrollan en la realidad de los espíritus para actuar después en el escenario de la historia. La vida del hombre, como la de los pueblos, es un organismo jerárquico en el que hay una justa correspondencia entre lo que pasa en las cimas de la vida espiritual y en el fondo material de la sociedad. Cuando el hombre se desconecta del centro de su vida espiritual surgen en la periferia de su ser centros engañosos llegando, en consecuencia, el hombre a ser cada vez más superficial. De ahí el espíritu de frivolidad de nuestra época. Se contemporiza más que antaño. En

cambio llevamos ventaja sólo en las virtudes pasivas y en la potencia de aguante. La debilitación del carácter de los padres en el cumplimiento de su deber y la ausencia de una fe viva ardorosa y operativa que se observa en la actitud que adoptan los más en las solemnidades religiosas y que revelan síntomas perentorios de sentirse vagamente aburridos e impacientes, son signos alarmantes del marasmo espiritual que atosiga la fe de estos pueblos. ¿No tendremos en ello una partecita de culpa los que debemos ser la sal de la tierra? ¿No sentimos muchas veces horror a toda especulación dogmática y huimos de ella como de grave daño? Sin embargo las ideas regirán siempre el mundo. “Vivir honestamente, asistir a la misa del domingo, tener un contingente más o menos elevado de prácticas religiosas, etc. etc., ¿no es esto por ventura –pregunta el cardenal Mercier, en su “Vida interior”- todo el ideal religioso de una gran multitud? Pues bien – continúa el mismo Prelado- la vulgaridad de la enseñanza religiosa es el factor principal de la decadencia religiosa”. Fustigamos mucho los vicios, relegamos a segundo plano la virtud que, por ser siempre de origen divino, por ser fruto del misterio de Cristo vivido en nosotros, no tiene sentido cristiano sino en unión con el dogma sobrenatural. Procurando, pues, que las verdades del catecismo no sean letra muerta para la gran multitud de cristianos, desterraremos de una vez para siempre el concepto humano de la virtud al alcance de las fuerzas del hombre. Con ello evitaremos ciertas ridículas mescolanzas de la virtud con el vicio. Hay jóvenes en nuestras aldeas que mezclan la comunión devota con la novela naturalista. Hay que hacerles ver que el espíritu de Cristo es irreconciliable con las máximas del mundo, porque hay dilemas que no se resuelven con amalgamas y emplastos por más elegantes que éstos sean. Jesús Romero

X

Nuestras encuestas La religiosidad del Arciprestazgo de Portugalete *

Resulta interesante de vez en cuando aplicar a la vida social y religiosa del pueblo el procedimiento de encuesta y aun anotar francamente los resultados que ella arroja. La herida abierta y contemplada anima al enfermo a empeñarse en su curación; como este artículo animará a todos a reparar los daños causados por el abandono y negligencia propios, y por el ambiente cada vez más mefítico que en todas partes se respira. El Arciprestazgo de Portugalete es el objetivo de esta encuesta y el rincón elegido para este trabajo. El sacerdote que me lee seguramente quedará asombrado de los resultados que voy a dar: sobre todo si vive en algún poblado retirado de Guipúzcoa lleno de fervor, o algún pueblecillo de Álava donde todavía vive más o menos la fe de los antepasados. *** Hay que empezar por reconocer la verdad tal cual es: el Arciprestazgo de Portugalete es, sin duda, el más difícil y duro para el ministerio sacerdotal. Comprende toda una gran parte de la margen izquierda del Nervión hasta su desembocadura: Baracaldo, Sestao, Portugalete y Santurce: abarca casi íntegro el territorio minero de Vizcaya: Ortuella, Gallarta, El Valle, La Arboleda, El Regato, Musques, Somorrostro ...

*

Idearium, nº7, marzo-abril 1935.

Todos estos nombres suenan a lucha. Fueron ellos los primeros que cobijaron, apenas nacido, al socialismo vizcaíno, en 1887; fueron ellos los que más sufrieron el hambre de los salarios bajos, y de la inmundicia de los barracones; fueron ellos los que en su pobreza dieron a otras grandes riquezas. En ese Arciprestazgo surgen las chimeneas de los Altos Hornos de Vizcaya, San Francisco, Iberia, Aurrerá, Constructora Naval, Babcok Wilcox, Cementos Ziurrena y otras más pequeñas factorías; en él han yacido abandonadas más que en ningún otro las normas fundamentales de la vida civil y social. ¿Cuáles son las consecuencias? Vamos a verlo. *** Puédese medir la religiosidad del pueblo por dos medidas: la primera es asistencia a la misa del domingo; la segunda el bautismo de los niños, los matrimonios y entierros católicos. La familia ha de ser mucho más irreligiosa para dejar de bautizar a los niños o de acompañar a sus difuntos con cruz alzada, que para dejar los preceptos pascuales y dominicales; y efectivamente la disparidad aparece clarísima. *** ¿Cuántos oyen misa en el Arciprestazgo de Portugalete? Los datos se refieren a 1934 y están tomados con escrupulosidad. Los que faltan no alteran sensiblemente el resultado. He aquí el cuadro:

Parroquia Baracaldo 66 Sestao Portugalete Las Carreras Gallarta Ortuella Santurce El Valle 66

Habitantes 30.000 16.000 13.000 3.250 4.000 5.900 9.200 2.760

Incluídos Burceña y Luchana.

OYEN Adultos 5.000 ? 4.000 3.500 ? 350 600 650 1.800 350

MISA Niños 2.500? 1.300 1.000? 175 360 470 300 1.360 160

La Arboleda 67 Ugarte 68 El Regato 69 Ciérvana Somorrostro Musques Pobeña

4.247 1.008 2.000 1.280 3.500 700? 300?

400 250 300 140 540 ? ?

220 201 250 75 150 ? ? 70

Los datos son exactos. Algunas de las cifras están tomadas, en cuanto a la asistencia dominical, en varios domingos seguidos y computada la media de asistencia. Aproximadamente, pues, sólo un 28’1% cumplen con el precepto de la misa computados adultos y niños; apenas la cuarta parte. La proporción es horrible. Si suponemos que de los 97.145 habitantes del Arciprestazgo, 20.000 son niños, hallaremos que la proporción de personas mayores que oyen misa es de 23% (menos de la cuarta parte), y de niños un 45’8%, proporción algo más consoladora, y que indica a la vez lo que el Clero del Arciprestazgo trabaja con los catecismos. *** La segunda serie de religiosidad la dan los cuadros de nacidos, casados y difuntos. La estadística es más consoladora. Hay multitud de católicos inobservantes, que sin embargo tocados por Dios a última hora vuelven a Él; que a pesar de las intensas campañas que en contra de la recepción del bautismo se hacen entre obreros después de venida la República, sobre todo con los Ayuntamientos socialistas que en la totalidad de esos pueblos ha habido; bautizan a sus criaturas , y a su hora se casan cristianamente.

67

Aneja de San Salvador del Valle. Aneja de San Salvador del Valle. 69 Aneja de San Vicente de Baracaldo. 70 Los datos que faltan no alteran el resultado. 68

He aquí los datos de 1934: Parroquias Baracaldo Sestao Portugalete Las Carreras Ciérvana Gallarta Ortuella Santurce El Valle La Arboleda Ugarte El Regato Somorrostro Musques Pobeña

NACI Bautizados 233

DOS MATRI No bautiza- Canónicos dos 32 99

MONIOS Civiles

ENTI Eclesiástcs.

ERROS Civiles

17

129

43

39

17

8

8

27

10

81

50

25

20

45

25

87 171 104

43 11 74

14 39 21

16 10 24

30 110 46

4 16 17

42 72 ? ?

2 9 ? ?

9 12 ? ?

0 4 ? ?

15 21 ? ?

1 1 ? ?

Arrojan estas cifras un tanto por ciento más consolador a favor de la Iglesia. No bautizados 27’6%; matrimonios civiles 45’6%; entierros civiles 27’5%. *** Acudamos a otro índice que indica también cuál es el apego del feligrés a la Iglesia, y cuál la realidad de su vida cristiana. Es la obligación que en justicia tienen los fieles de sostener el culto y clero. ¿Cuál es la suma de donantes para tan sagrado y necesario misterio? Según los datos que poseo -casi completos- sólo un 15% de familias contribuyen para el culto. En Somorrostro de 725 familias concurren al culto y clero, 110; en El Regato de 2.000 fieles hay 26 inscritos; en El Valle, computados los tres centros de que consta la parroquia (San Salvador, La Arboleda y Ugarte), de un total de 8.015 habitantes, contribuyen 230; en Ortuella 150; en Santurce 330; en Gallarta 194; en Las Carreras 75; en Sestao 531; en Portugalete (?); Baracaldo (?); Musques (?); en Ciérvana 26; en Pobeña (?). Exiguas y tristes cifras, pero que requieren en justicia aclaraciones importantes.

Se puede decir que en el Arciprestazgo de Portugalete no hay ricos. Salvo algunas familias veraneantes en Portugalete o Santurce, y alguna otra suelta, la población del Arciprestazgo es de clase media y predominantemente obrera. Y es ella precisamente la más azotada por la crisis de trabajo. De los 26.000 parados que aproximadamente hay hoy en Vizcaya, se podrán calcular en casi 10.000 los desocupados en el territorio del Arciprestazgo en cuestión. ¿Qué se puede esperar de estos pobres hogares en que se ha perdido con la fe, lo necesario para la vida material? *** La perversión de costumbres avanza en la clase obrera. Basta fijarse en los nacimientos. Escasean de manera alarmante. La población, a seguir por este camino, se verá menguada pronto por el doble azote de la falta de trabajo y de natalidad. Dos datos que valen por muchos. En Sestao el año último hubo 265 nacimientos, los de los años anteriores casi doblaban la cifra; en Portugalete en 1929 nacieron 276; en 1934 nacieron sólo 154 (!). Es la labor nefasta y el influjo brutal de los folletos repugnantes, que envueltos en literatura comunista y sindicalista se deslizan contra la natalidad. *** Basten estos datos para dar idea del ambiente religioso del Arciprestazgo. Y ¿sus sacerdotes? A decir verdad no merecen más que un nombre: el de héroes. Viven en medio de un pueblo que los mira con indiferencia y aun con odio en general; están casi impedidos de salir de su casa, si no es a plena luz y con cuidado; sienten las amenazas de socialistas y comunistas; en los infaustos días de octubre vivieron en manos de quienes mandaban en el pueblo –La Arboleda, Gallarta, Ortuella, Las Carreras ... no tenían un solo guardia civil ...-; y, sin embargo, Dios veló por ellos y los reservó para producir más copioso fruto en el campo tan ingrato, que les tiene reservado. Y de octubre aquí el sacerdote en toda esa región, es aún más querido: prudentemente no ha intervenido en acusaciones ni juicios: se ha limitado a su ministerio religioso, y en su pobreza ha tenido que acudir al racionamiento como los más auténticos hijos del pueblo. La situación del clero, en casi toda la región, es la manifestada valientemente por un sacerdote que sirve uno de los pueblos más difíciles:

“Encantado de servir a Dios donde tanto se puede hacer en el orden espiritual, pero arruinado, sin dinero, ni saber de dónde venga ...” No ha llegado aún, para ese clero, joven en su mayoría, la hora de las alabanzas, pero quizá no hay Arciprestazgo en la Diócesis en que el retiro mensual sea más fervoroso; en que los Círculos de estudio entre jóvenes tengan más desarrollo; en que el catecismo esté mejor llevado (sólo el Catecismo del Patronato de Sestao, dirigido por su Capellán D. José González Lasa, tiene –inscritos- muy cerca de 1.300 niños, con más de cuarenta instructores y sesenta instructoras); en que, en una palabra, el ansia de trabajo sea más intensa. *** ¿Cuáles son las causas generales de esta frialdad? Recuérdese el aumento rápido de población de este Arciprestazgo. Baracaldo, que en 1887 no tenía sino 8.000 habitantes, tiene ahora 30.000; Sestao, que en 1887 tenía 4.347, tiene ahora 16.000; El Valle, que tenía 5.000, tiene ahora más de 8.000; Portugalete pasa en los últimos cuarenta años de 3.492 a 13.000; Santurce, de 5.000 a 9.200. Y así, en menor proporción absoluta, pero no relativa, sucede con las demás parroquias del Arciprestazgo. Pero ... en cuanto a iglesias, Baracaldo sigue con una parroquia –como antes (!)- y ella enclavada en las alturas de San Vicente -a dos kilómetros largos del casco del pueblo, que ha ido desplazándose hacia Altos Hornos-; Sestao sigue con una parroquia, situada también en lo más alto y alejado del pueblo; no varían el número de parroquias de los demás pueblos; y aun cuando se aprovechan algunas nuevas capillas para el culto –la capilla de Altos Hornos, Landaburu y los Salesianos para Baracaldo; la del Patronato y El Carmen para Sestao-; se queman otras –San Pedro de Abanto, Sanfuentes-; y en general el culto que se multiplica, ha de hacerse en ermitas pobrísimas –testigos Ugarte, Nocedal, Las Carreras y tantos otros pueblos-. En cuarenta años la feligresía se ha cuadruplicado; las parroquias no han variado, aun cuando algo ha aumentado el personal. La consecuencia es fatal. Por otra parte sabe todo el mundo que la inmigración fue en esta zona fortísima, y resultó la mejor materia para el socialismo que ya en 1887 (!) tenía sindicatos en La Arboleda, Ortuella, Sestao, etc.; sabe todo el mundo que el minero estuvo pésimamente cuidado, viviendo de hambre con once y doce horas de trabajo; que estos y otros antecedentes prepararon maravillosamente el terreno para una propaganda marxista y antirreli-

giosa que naturalmente cundió como la yesca. De ahí el grosero materialismo que ahogó la fe de los mineros y trabajadores de la zona que hay que reconquistar palmo a palmo. A su vez, esta parte de la Diócesis ha sido la cenicienta para las Órdenes religiosas. Fuera de algunos colegios de religiosos y religiosas en Baracaldo, Santurce, La Arboleda y Gallarta, no hay nada. Pena da ver un Sestao de 16.000 habitantes sin instrucción religiosa. A quién la culpa? No ciertamente al sacerdote que abnegadamente ha vivido y vive en tierra casi de misión. *** La encuesta podría desmenuzarse más, pero la juzgo suficiente para que el clero diocesano al que han cabido en suerte tierras más feraces sepa agradecer a Dios su ventura, ayudar a sus hermanos de tierras mineras vizcaínas, ofrecerse valientemente para la dura y áspera tarea de reconquista espiritual y social que se presenta; admirar a los héroes que allí viven acaso olvidados, y estudiar con otra buena encuesta la situación religiosa de nuestra diócesis, que aun en otras tierras que parecen mejores, dará seguramente sorpresas bien desagradables. Mientras tanto pedir al Señor que envíe operarios a su viña... Joaquín Azpiazu

XI

Nuestras encuestas Estado religioso de Marquina *

Observaciones generales Marquina, situada en el centro de la merindad del mismo nombre, es una pequeña villa, que aislada de todo centro de población, y rodeada de montañas que hacen difícil el acceso a la misma, conserva el aspecto de villa serena y tranquila en donde reina la paz apenas turbada más que por acontecimientos políticos, que con ocasión de elecciones generales o municipales, revuelven a toda la feligresía. El presente ensayo sobre el estado religioso de Marquina abarcará la feligresía de la parroquia de Santa María de la Asunción de Marquina y Jemein. Pertenecen a esta feligresía los vecinos de los dos términos municipales señalados, aunque no en su totalidad, puesto que las parroquias de Barinaga y Amalloa enclavadas en los mismos pueblos, y las de Echebarría, Bolibar y Berriatúa cuentan entre sus feligreses a numerosos vecinos de la villa de Marquina y anteiglesia de Jemein. La feligresía de la parroquia de Santa María de la Asunción de Marquina tiene alrededor de 2.400 almas, que cumplen sus deberes religiosos en los cuatro templos enclavados en la villa: la iglesia parroquial situada fuera del casco de la población, y los conventos de P.P. Carmelitas, M.M. Mercedarias y M.M. Carmelitas erigidos en el centro de la villa misma. Por la circunstancia apuntada del emplazamiento de las iglesias conocerá el lector la grandísima dificultad con que en Marquina tropieza la vida parroquial, ya que la proximidad de los conventos y el gran número de misas que en ellos se celebran proporcionan a los fieles ocasión de cumplir sus deberes religiosos sin necesidad de llegar hasta el templo parroquial. La mitad aproximadamente de los feligreses, vive de la agricultura, y los restantes, del pequeño comercio, la industria y el pelotarismo. Los vecinos de los pueblos colindantes llegan a Marquina para la venta de sus *

Idearium, nº8, mayo-junio 1935.

productos agrícolas así como también para comprar todo lo que en sus hogares necesiten además de lo que producen en sus labores. Este pequeño intercambio es la fuente principal de ingresos para los moradores de la villa, aunque hoy en las próximas anteiglesias se van abriendo pequeños comercios que restan vida a los de la localidad. Hasta la reciente instalación en Marquina de la fábrica de Esperanza y C.ª en la que trabajan de sesenta a ochenta hombres, apenas había industria. Fuera de los pequeños talleres de carpintería y ebanistería no se conocía otra industria que la latonería en que se emplean unos cincuenta o sesenta hombres. Las referidas circunstancias han contribuido a dar a Marquina ese carácter de tranquila y pacífica que hemos hecho notar más arriba, y alejar de la misma todo movimiento por cuestiones de carácter social. Allá por el año 1766 hubo un levantamiento comunista que fue inmediatamente sofocado; pero no ha vuelto a reaparecer en la feligresía de Marquina tal movimiento. Los problemas de menuda política local han llegado a veces a interesar extraordinariamente a los pacíficos moradores de la villa, y hoy en día se encuentran en la parte urbana divididos en dos bandos de partidos políticos, pues los partidos de izquierdas no cuentan con suficiente número de socios para hacer pesar su influencia. Estado religioso Hasta el advenimiento de la actual República española todos los feligreses de Marquina se llamaban católicos y eran muy contados los que no cumplían sus deberes religiosos. Llegó la revolución del 14 de abril, a tiempo para remover los fondos de ciertas conciencias y sentimientos que se ocultaban como avergonzados ante la pública confesión de catolicismo de todo el pueblo, y patentizó que no todo lo que relucía era oro, colocando a cada cual en el puesto que en realidad ocupaba. Debemos, pues, a la revolución un conocimiento más exacto del estado religioso de nuestra feligresía. Actualmente hay en la parroquia un 3’50% que no cumple el precepto dominical y un 3% que hace caso omiso del pascual. Los incumplidores de ambos preceptos pertenecen a las profesiones de pelotaris, industriales y comerciantes. En la parte rural no llega al uno por mil el que no cumple con los citados preceptos. De este 3’50% de infractores de los referidos preceptos una tercera parte son gente extraña al país, y casi otra tercera parte extraños a la parroquia. Para el presente cómputo tomamos como ba-

se la conducta de los que habitualmente residen en la feligresía y la vida de los pelotaris mientras residen en sus hogares. La asistencia a las comuniones generales y funciones religiosas vespertinas desciende visiblemente cada año. La frecuencia de sacramentos es grande en general en el sexo femenino. No puede afirmarse otro tanto de los hombres, que en la parte urbana en un 30 ó 35% se limitan a la comunión pascual. Los baserritarras (hombres) dan un tanto por ciento más elevado de comuniones, además de la pascual. Pelotarismo Quien desee conocer el estado religioso de la parroquia de Marquina no puede prescindir de lo que pudiéramos llamar el pelotarismo. Hay en la feligresía aproximadamente 100 jóvenes dedicados a la pelota, que residen durante la mayor parte del año fuera de sus hogares. Pelotaris marquineses se encuentran en el Brasil y Guatemala, en Cuba y México, en Estados Unidos y Australia, en distintos puntos de la inmensa China, en Egipto y Marruecos, en Italia y Turquía, en varias poblaciones del Estado español, como Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Vigo, etc. Todos estos jóvenes de 18 a 40 años no tienen más profesión que la pelota, y los largos ratos de descanso, y los días en que no juegan partidos los dedican a “matar el tiempo”. El lector deducirá el ambiente religioso que reina entre los pelotaris y el nivel de vida cristiana que existe entre los mismos por los siguientes datos: jóvenes en la época en que las pasiones están en todo su vigor ... lejos, muy lejos de sus hogares ... con bastante dinero y poca cultura religiosa ... solicitados por toda clase de peligros y alejados de toda práctica religiosa, sin ideales aun humanos (pues es raro encontrar entre ellos quien sirva un ideal) y en la ociosidad ... De todo ello no es difícil deducir una conclusión que no dice nada bien del estado religioso de los pelotaris. Los pelotaris ejercen en la feligresía una influencia muy grande: porque son muchos; por su posición económica (al menos cuando están jugando a la pelota); por las dotes de infalibilidad de que se creen revestidos para resolver cualquier cuestión, consecuencia de la libertad económica de que gozan; porque para muchas jóvenes de la localidad el único partido posible es ser esposa de un pelotari, si ellos llegan a convencerse de que deben tomar estado; por la enorme influencia que ejercen en los niños y jovencitos que no creen pueda haber otra profesión más lucrativa y menos penosa, etc., y porque en muchas familias son ellos los poseedores de

las llaves de la despensa, y todo ha de ser ordenado a la mayor honra y gloria del “chico”. Las lecturas favoritas de los pelotaris son diarios y revistas de deportes, revistas gráficas las más “ilustradas” y alguna novela lo más corta posible. Dados los anteriores datos hemos de concluir que la influencia que en el orden religioso de los individuos, familias y pueblo en general ejercen los pelotaris es de una eficacia enorme, que difícilmente se contrarresta. Escuelas Podemos decir que actualmente hay en Marquina dos centros de instrucción netamente católica. El colegio dirigido por las M.M. Mercedarias, con una asistencia muy limitada y la escuela de párvulos dirigida por las Hermanas de la Caridad. Los maestros y maestras, tanto de las escuelas nacionales como las de la barriada, son católicos prácticos, que, además de no enseñar nada contra la fe y buenas costumbres, procuran compaginar las horas de clase con las horas de la catequesis, y facilitar de esa manera el que los niños puedan ser instruidos en religión. Causas del descenso del espíritu religioso a) La mala prensa. Llegan a Marquina los siguientes números de prensa izquierdista: Liberal de Bilbao, 12; La voz de Guipúzcoa, 25; El Sol de Madrid, 5; y La Voz de Madrid, 5. Un total de 47 números diarios. Hace un año se recibían estos mismos diarios en número total de 72. Ha disminuido por lo tanto el número de prensa izquierdista que se lee en Marquina. La prensa de derecha se lee en una proporción mucho mayor. Se venden: Euzkadi, 70; La Gaceta del Norte, 40; El Pueblo Vasco de Bilbao, 34; El Día, 10; La Constancia, 12. Además, entre el Excelsius, Pueblo Vasco de Donostia y El Noticiero Bilbaíno dan un total de 74 números. La influencia de la mala prensa en el ambiente religioso de la feligresía es evidente. De las familias que no cumplen los deberes religiosos un 90% son lectores de la mala prensa. Hay algún elemento izquierdista que procura números de revistas pornográficas y novelas obscenas que luego hace corre entre algunos jóvenes de conciencia poco escrupulosa.

b) Marquina fue durante bastante tiempo la meca de Señores liberales que hacían profesión pública de Liberalismo. Con su influencia en los diversos sectores de la villa sobre todo, consiguieron infundir en los espíritus una cantidad no despreciable de liberalismo, que hoy han heredado sus hijos y sucesores, y se manifiesta en una intencionada repulsa a ser adoctrinados en cuestiones religiosas. Por eso los liberales de Marquina, aunque se llamen católicos, huyen de escuchar la palabra de Dios y tienen a menos el asistir a funciones religiosas en que se predica, aunque sea con ocasión de los más extraordinarios acontecimientos religiosos. Este desprecio estudiado a la palabra de Dios es uno de los grandes obstáculos que tiene la religión para insinuarse en sus almas y producir los frutos que todos deseamos. c) Otra de las causas que contribuyen al descenso del nivel religioso en Marquina es lo que pudiéramos llamar espíritu de población, resumible en esta frase que va abriéndose campo y consiguiendo muchos y acérrimos defensores: Los seis días de la semana son para trabajar y el séptimo para divertirse. Creen que oída una sencilla misa rezada, cumplen con todos los deberes que tienen para con Dios y sus almas. Por esta circunstancia disminuye de año en año el número de fieles que acuden a las comuniones generales y a las solemnidades religiosas vespertinas. d) El baile agarrado contribuye también eficazmente al descenso de la moralidad y vida religiosa en nuestra parroquia. Ni los padres ni las autoridades locales ponen nada de su parte para desterrar de nuestro pueblo esas inmorales diversiones, cuando no son las mismas autoridades las que organizan verbenas y otras expansiones en que sufre no poco el pudor cristiano. Parece que el ideal de muchas autoridades suele ser la recaudación de unas pesetas, y esta recaudación se constituye en norma para todo, sometiendo todos los intereses, aun los espirituales, a las arcas municipales. e) Ya que tratamos del estado religioso actual de la parroquia de Marquina, anotaremos otro de los motivos de por qué no surten hoy los frutos apetecidos los esfuerzos del clero por cristianizar la feligresía. Hay personas de influencia en la villa monopolizadoras del catolicismo, que se creen con suficiente autoridad para dar normas de conducta a los eclesiásticos, y con derecho absoluto a hipotecar su modo de pensar y obrar. Pero como el clero ve que tal camino desprestigiaría completamente su autoridad, se niega a ser juguete de nadie, procurando guardar la santa independencia y libertad que deben ser los caracteres de los ministros de Cristo.

Esta firme resolución del clero es motivo suficiente para que se desate contra ellos una continuada lucha, en la que se usan toda clase de armas, hasta la vil calumnia, para restar autoridad a los sacerdotes ante el pueblo. El lector calculará los efectos de estas campañas aunque no logren los promotores de tales movimientos lo que desean con tanto empeño. f) Como causa negativa del decaimiento del espíritu cristiano podemos aducir la deficiente instrucción religiosa. Podemos señalar dos grupos en la feligresía: uno formado por los que pasan de los 50 años y el segundo por los que no llegan a tal edad. En el segundo grupo se nota una falta de instrucción en general mucho más notable que en el primero. Tal vez sea consecuencia de las deficiencias en la enseñanza del catecismo, y ahora porque no tienen muchísimas personas ocasión de oír una sencilla explicación de catecismo que les renueve las ideas aprendidas en su niñez. En Marquina, fuera de la iglesia parroquial, se celebran en los días de fiesta más de diez misas ordinariamente, y no se predica o explica el catecismo más que en dos de ellas. Parte muy importante de la feligresía acude a estas misas y nunca oye la palabra de Dios, puesto que luego no asiste a otras solemnidades religiosas. La labor del clero parroquial se limita en Marquina frecuentemente a hacer lo que hace una gallina que está criando patos. Los patitos se meten en el agua y van a donde quieran, y la gallina no los puede seguir ni cuidar. Medios de conservación 1) La Congregación de la Doctrina Cristiana, que organiza la catequesis diaria en la iglesia de las M.M. Mercedarias para los niños de la villa, en la ermita de San Miguel de Arrechinaga para los de Jemein, y en Urberoaga para los de la barriada de Amalloa. Además, por temporadas asisten los sacerdotes de la parroquia a la barriada de Iturreta, a una hora de distancia, donde hay algunos feligreses de Marquina. El clero parroquial es ayudado en esta labor por los capellanes de los conventos de religiosas de la localidad y por las jóvenes de la Juventud Católica Femenina, que, además de asistir a la catequesis al frente de sus correspondientes secciones, llegan a los hogares de los niños que faltan a la catequesis, para interesar de los padres más esmero en la instrucción religiosa de sus hijos. 2) Las Congregaciones: El Apostolado de la Oración, que, además de la función mensual, organiza otras solemnidades en honor al Sagrado Corazón de Jesús, como triduos, etc.

Las congregaciones de Luises e Hijas de María. Celebran sus actos mensuales los cuartos domingos de cada mes, y periódicamente procuran para sus socios tandas de ejercicios espirituales de una semana. La Congregación de las Servitas de la Santísima Virgen de los Dolores. En el convento de los PP. Carmelitas existen la Cofradía de la Semana Devota y la Archicofradía del Niño Jesús de Praga, que tienen sus funciones mensuales los terceros y segundos domingos de mes respectivamente. 3) Existe un Círculo de Estudios para catequistas y jóvenes de la J.F. de A.C. que semanalmente tiene su día de estudio, con una asistencia cada año más nutrida. Estas jóvenes asisten también a los días de retiro espiritual que mensualmente organiza la Asociación de Hijas de María. Labor futura En nuestro humilde pensar personal creemos que se debe intensificar la instrucción religiosa por todos los medios: catequesis, círculos de estudios, para jóvenes de ambos sexos, y si se puede para mayores también; explicación de catecismo los domingos en todas las misas para que ningún fiel que asista a misa quede sin escuchar la palabra de Dios, etc. En Marquina no hay posibilidades para la fundación de escuelas católicas nuevas, pero ¿no podría la Junta Diocesana de Escuelas Católicas destinar parte de lo que en la localidad se recauda con tal fin a la catequesis parroquial, ya que en ella se suple la instrucción religiosa que no se da en las escuelas y frecuentemente carece la Congregación de la Doctrina Cristiana de medios económicos para premios, material, etc.? Adaptar las congregaciones y cofradías a las actuales necesidades. Hoy los fieles ni piensan ni obran, ni trabajan ni se divierten como hace 50 años. No hemos de creer que el pueblo volverá a adaptarse a los moldes antiguos. Por lo cual se ha de procurar que las asociaciones piadosas satisfagan a todas las necesidades actuales. Si los jóvenes huyen de las funciones vespertinas, hemos de procurar algo que supla los actos que antes se celebraban a esas horas, etc. Hemos de ensayar nuevas formas de apostolado para conseguir infundir en todas las capas sociales el espíritu cristiano.

Llegar a la formación de grupos selectos, sin dejar a la masa. Selección en cultura religiosa y, sobre todo, selección en piedad. ¡Cuánta rutina y cuánto egoísmo se encuentra entre personas que se tienen por piadosas! Hemos de entonar el mea culpa los eclesiásticos, porque no hemos ni tal vez intentado formar al pueblo en la verdadera piedad y enseñar practicas y devociones que en siglos de más cristianismo eran conocidas por los fieles en general y hoy son ignoradas hasta por personas buenas, que no pasan de eso de “buenas personas” por falta de los directores. En la aplicación de estos medios indicados o de otros que personas más autorizadas juzguen más oportunas y eficaces, hemos de ser sobre todo constantes. Constantes, cuando el éxito corone nuestros esfuerzos, y constantes también, cuando surjan dificultades y cuando parezca que la semilla que sembramos cae sobre piedra y no puede producir fruto ninguno. Trabajaremos con la gracia de Dios, pero no abandonemos la labor emprendida. ¡Cómo se intensificaría la vida cristiana de los pueblos, si los sacerdotes no nos cruzáramos de brazos ante la primera dificultad que se nos presenta en el camino, y dejando a un lado las rutinas intentáramos hacer probar al pueblo cristiano las dulzuras de la vida interior, que con tanto empeño predicaron los apóstoles y todos los grandes predicadores de la doctrina cristiana! Marquina, Abril de 1935 Domingo de Onaindía

XII

Nuestras encuestas La situación religiosa en la zona minera vizcaína *

Hablar del estado religioso en la zona minera vizcaína vale tanto como hablar de las corrientes de agua en el desierto. En nuestra zona minera las corrientes religiosas son breves y superficiales, promiscuadas con todas las taras que el ambiente pagano ha ido dejando caer en los cauces de lo sobrenatural. Los que, venidos de cualquier otra región de la diócesis, entren en esta típica comarca de la minería vizcaína, han de experimentar forzosamente el desolador contraste de un definitivo paso de frontera. Fuera de aquí, quizá el aspecto externo de las costumbres sea poco diferente de lo que aquí aparece; pero sondeando a alguna profundidad se descubre bien pronto la fundamental diferencia que hay entre el medio moral de la llanada alavesa, del Duranguesado, de Arratia o de la Encartación no minera y esta Encartación minera que abarca los ayuntamientos de San Julián de Musques, Abanto y Ciérvana, Ortuella y San Salvador del Valle. Dejando un amplio margen de excepción para que a él se acojan los muchos que pueden acogerse, padecemos aquí la enorme laxitud de los empresarios de cine, que han proyectado las cintas más atrevidas; en esas mismas salas de cine se han exhibido procacidades del género ínfimo que habían sido prohibidas en otras poblaciones; la blasfemia llega a los límites insuperables; los noviazgos dejan de serlo a los dos meses para comenzar a ser ... otra cosa; todos estos pueblos cuentan con un buen número de trotamundos que, a ciencia y paciencia de sus padres, corren todas las rutas de la delincuencia y conocen todas las cárceles; preparándose a seguir los pa*

Idearium, nº9, julio-agosto 1935.

sos de estos “caballeros de la Briva”, hay cuadrillas de mozalbetes, terror de vendedores ambulantes y de interventores de trenes. Los expendedores de novelones por entregas tienen aquí un buen mercado, así como los de novelas rojas y verdes y libros de eugenesia. Este pequeño índice nos dispensa de más detalladas enumeraciones. La prensa que leen estas gentes es preferentemente la de Bilbao, y en esta proporción: 70% “El Liberal”, y el 30% restante se lo reparten “Euzkadi”, “La Gaceta del Norte” y “El Noticiero Bilbaíno”. De Madrid llegan bastantes números de “El Socialista” (cuando se publica), “Heraldo de Madrid” y “La Voz”. También las revistas “Crónica” y “Estampa” tienen buena venta. Y como donde escasea la moralidad y abunda la mala lectura no puede haber sana religiosidad, fácil de deducir es que esta zona es irreligiosa como pocas. Oyen Misa un 15% y en proporción semejante cumplen con el precepto pascual. La mitad de los que mueren se van al otro mundo sin Sacramentos y en los barrios alejados de la parroquia muere así casi la totalidad. Ello no significa en todos los casos aversión al sacerdote ni desprecio de los auxilios de la Iglesia sino ignorancia, aunque tal ignorancia parezca incomprensible. Para que se vea hasta dónde llega esa ignorancia voy a referir un hecho del que fui protagonista. Eran las siete de la mañana. La fecha no hace al caso. En la iglesia parroquial de Ortuella hacía yo mi preparación para decir Misa, cuando entraron dos hombres en el templo: eran de un barrio lejano, perdido en los montes. Se me acercaron y después de saludarme me dijeron: - Pues ... veníamos a decirle que toquen las campanas, porque ha muerto X. X. - Pero, hombre; ¿ha estado mucho tiempo enfermo?- les pregunté. - Sí -respondieron-; ya “llevaba” unos días.

- Y ¿cómo no me habían avisado? Yo hubiera subido a visitarle. - Usted dispense; pero no sabíamos que era usted amigo del difunto ... ¡¡¡!!! Les hice notar bien que mi visita no hubiera sido de amigo que hacía un cumplido, sino de sacerdote que hubiera quizá salvado un alma, y despedí a mis comunicantes, que se fueron con cara de extrañeza. Aparte casos de verdaderos recalcitrantes, se recibe bien al sacerdote. Pero no se le llama. Ha de partir de él la iniciativa. Y es tan difícil saber cuándo hay enfermos en estos barrios distantes y extraviados, de los que ninguna persona baja a la iglesia, y a los que, desde la implantación de la república, no se puede subir sin peligro ... Antes era un buen medio para informarnos de los enfermos que hubiere en las barriadas mineras la visita a las escuelas. Ahora nos quedan los médicos y los farmacéuticos; pero no se puede contar con todos ellos. *** En el fondo de estas gentes hay un sedimento religioso, que puede ser aprovechado como punto de apoyo para una reconstrucción, que habrá de ser laboriosa, pero que la creo realizable. Tanto los oriundos del país vasco como los venidos de otras tierras han sido, en sus tiempos, católicos observantes. Ellos mismos lo confiesan y, por cierto, con dejos de tristeza, como quien echa de menos algo con lo que estuvo muy a bien. Esa religiosidad pasada se ha visto muy sacudida por propagandas ateas y por el ambiente adverso. No ha desaparecido, pero sí ha sufrido deformaciones fundamentales. Inteligencias mal formadas han ido dejando, año tras año, a un lado las verdades dogmáticas, que líderes y periódicos idolatrados combatían. Pero como el roce con lo divino es manifiesto en la vida, no han podido despojarse del sentimiento de lo sobrenatural y los buenos católicos de antaño son hoy supersticiosos en grado sumo.

Son muchas las echadoras de cartas que viven espléndidamente a costa de la credulidad reinante en esta zona, por cierto no muy extensa. Muchos los que darían el oro y el moro por una herradura vieja de cinco agujeros y que clavada en la puerta les pondría a salvo de cualquier maleficio. Ramas de árboles, que nada tienen que ver con lo que se bendicen el Domingo de Ramos, se ostentan en balcones y ventanas de las casas; y al socaire de tales amuletos respiran tranquilos los moradores. Para muchos no hay enfermedad que no haya producido alguna bruja diestra en las artes del “mal ojo”; ni se muere una vaca sin intervención del “mal querer” de alguna persona. En cierta ocasión, paseando yo en el pórtico, se me vino una mujer rogándome que fuera a su casa y que llevara “mucha agua bendita”, porque allí estaban todos los demonios del infierno: el marido enfermo; los dos hijitos enfermos; la vaca muriéndose, y ella a punto de caer; porque, quien tan mal les quería no había de contentarse con lo hecho ... Pregunté a la atribulada mujer cuál era su médico y le prometí, por darle ánimos, que iría a su casa bien provisto de agua bendita. Me fui a casa del médico, al cual nada se le había comunicado de tales enfermedades. Decidimos ir los dos a visitar a la malaventurada familia. Escalamos unas cuestas hasta llegar a la casa invadida de demonios. En el huerto marido y mujer trabajaban afanosamente ... En una habitación oscurísima pudimos ver, encendiendo cerillas, dos niños rollizos y sanotes. Los auscultó el médico e inmediatamente dispuso que saltaran de la cama y salieran al monte a darse un hartazgo de bortos en el suelo y ... y de oxígeno ... En la cuadra había una vaca macilenta, hundida en un fangal de estiércol y atada a un pesebre vacío ... Dictaminó también el médico: menos estiércol y más pienso en el pesebre. En cuanto al jefe de la casa no hubo necesidad de intervención facultativa; pues todos sus males no pasaban de una fuerte melancolía, que se disipó luego que vio a sus dos retoños triscar lo mismo que cabritos y morder el pan como convenía después de dos días de infundada dieta.

Mi libro de exorcismos y el frasco de agua bendita no salieron del bolsillo. *** Es fácil que a formar la pintoresca credulidad de estas gentes haya contribuido, además de su extraviada religiosidad, la configuración del suelo en que viven, mutilado y atormentado por la invasión de la dinamita. Han desaparecido montes, de los que sólo queda la armazón esquelética de descarnados calizales hendidos de precipicios y cavernas. En aquellas alturas no anidan águilas, pero abundan los agoreros pajarracos nocturnos. Se han abierto caminos inverosímiles propicios a la sorpresa y al susto. Túneles retorcidos y puentes que dan vértigo enlazan barriadas cimentadas en el terreno movedizo de escombreras y rellenos. Y los crímenes ocultos y los suicidios misteriosos y las contiendas sangrientas, sin duda más frecuentes que en otras tierras, al ocurrir en estos parajes, que de día son horribles y de noche espeluznantes, no han podido menos que excitar la fantasía de los habitantes y despertar en ellos la obsesión de las maquinaciones supraterrenas y de los influjos satánicos. *** Al leer lo que antecede el lector habrá hecho sus deducciones y creerá que piensa con rigor lógico al atribuir la ignorancia religiosa a la poca labor realizada por el clero de los pueblos mineros. Quien piense así, se equivoca. Los sacerdotes en estas tierras son escasos. Para más de 30.000 habitantes, dispersos en un terreno quebradísimo, hay sólo 20 sacerdotes. Parroquia con una feligresía de más de 6.000 almas como Ortuella cuenta sólo con tres sacerdotes. En Gallarta hay cuatro sacerdotes y 7.000 habitantes. En Somorrostro 4.000 habitantes y tres sacerdotes. San Salvador del Valle con 9.000 habitantes, de ellos 4.000 en La Arboleda, dispone de seis sacerdotes. Compárense estas cifras con las de otras regiones, en las que cada millar de habitantes están atendidos por dos, tres o más sacerdotes. No se crea que estos datos, que señalo únicamente para destacar la desproporción entre el número de habitantes y de eclesiásticos, va a servirme para justificar inactividades y abandonos del clero.

Contrariamente a esto afirmo que el clero minero trabaja con celo incansable, multiplica sus esfuerzos y que estos abnegados sacerdotes son, como ninguno, beneméritos de la diócesis y de la Iglesia. Este clero, que cuenta ya con un mártir: don Francisco Incháurraga (q. e. p. d.), y con dos marcados por las heridas de la persecución: don Félix Zamalloa y don Jesús Salútregui, no ha dado un paso atrás, a pesar de los malos tiempos que han caído sobre él. Siempre en su puesto, con tenacidad y fortaleza de apóstoles, no ha desertado nunca, ni siquiera cuando la revolución de octubre lo señaló en sus listas negras como víctima primera de sus rencores. Invito a mis lectores a visitar las parroquias mineras. Verán que los cultos, en lo que de los sacerdotes depende, son aquí tan frecuentes y densos como donde más lo sean. Las cofradías y congregaciones son pobres, pero de gran espíritu. La predicación oportuna e importuna, como quería San Pablo. Las obras de catequesis abundantes y con gran asistencia de niños; pero, aunque existen núcleos de juventud católica perfectamente organizados, apenas si se logra el ingreso en ellos de los niños del catecismo cuya precocidad se ve fatalmente explotada por el ambiente callejero y por la incomprensión paterna. *** La cristianísima diócesis de Vitoria no puede darse por satisfecha mientras, a las puertas de Bilbao, tenga esta mancha negra de la zona minera. Iniciativas y generosidades, que hasta ahora se han orientado hacia otros lugares menos necesitados, deben encauzarse hacia aquí. Hace escasamente dos años llegó a mis oídos el proyecto, que alguien concibió, de financiar una intensa cruzada religiosa y social por los pueblos mineros. Tal campaña sería utilísima y Dios había de bendecirla. Pero cuanto se intente debe hacerse con carácter permanente, bien pensado y buscando la eficacia más que el relumbrón. Que nadie sueñe hacer evolucionar a los mineros con una siembra a voleo de regalos y donativos. Bastante se ha hecho en este sentido y los resultados han sido nulos, cuando no contraproducentes; porque se fomentaron hipocresías y se dio pie a sacrilegios, pues se especulaba con los bautismos, las comuniones y con las legitimaciones de matrimonios.

El completo conocimiento que tengo de las tierras mineras, por los muchos años que en ellas fui sacerdote me induce a señalar como lo más efectivo, la fundación de colegios religiosos, bien dotados y situados estratégicamente. Después generosidad con estas parroquias y catequesis que trabajan bien, pero con penuria absoluta. En último término, y como complemento de lo anterior, caridad; pero sólo en casos extremos y siempre por mano de los sacerdotes, que verían así aumentados su prestigio e influencia. José Iñigo Vitoria, 4 julio 1935

XIII

Nuestras encuestas Estado religioso de Eibar *

Al exponer el estado religioso y moral de este pueblo, su verdadera fisonomía espiritual, quisiera proceder con máxima objetividad, sin recargar el cuadro de tonos excesivamente sombríos, pero tampoco de optimismos exagerados y desplazados enteramente de nuestra realidad. Así es posible que esta semblanza religioso-moral choque acaso con juicios prematuramente formados y expuestos; excesivamente favorables, sacados tal vez de lo que parecían dar de sí ciertos días y actos de exaltación religiosa. Y para que el lector no se sorprenda ante ciertos contrastes que irá viendo, bueno será advertirle que en Eibar viven dos pueblos con fronteras morales y aun casi geográficas bastante definidas: el Eibar creyente y el Eibar anticlerical. Y así, quien vive aquí, verá una solemnidad religiosa con gran concurrencia, y al poco tiempo una manifestación roja con asistencia imponente. A estos dos pueblos, pues, ha de ir viendo a través de esta crónica, el que tenga la paciencia de leerla, a quien también quiero advertir que si una especie de inconsecuencia y falta de virilidad religiosa es hoy general, adquiere mayor proporción en este pueblo, tal vez por la presión que ejerce aún sobre el sector católico la falta de tradición religiosa, el pasado abolengo liberal y el presente tono izquierdista y anticlerical que aún predomina. *

Idearium, nº10, septiembre-octubre 1935.

He comenzado por afirmar que quiero proceder con toda objetividad; para ello, he procurado documentarme con toda escrupulosidad, y por los datos que voy a exponer han de ver los lectores de esta crónica el reflejo de un realidad a la que no debemos cerrar los ojos, aunque no nos sea del todo halagadora; porque cuanto más certero el diagnóstico más eficaz será el tratamiento. Como índice harto elocuente para señalar el nivel de moralidad y religiosidad de un pueblo, comenzaré por el de la natalidad en estos últimos años. Años

Nacidos

Bautizados Sin bautizar

1931 1932 1933 1934

201 202 198 158

198 192 190 157

3 10 8 1

He aquí un cuadro que marca por sí sólo la descomposición moral de un pueblo: Eibar, una población que cuenta alrededor de 14.000 habitantes, con sólo 158 nacimientos, sin que las perspectivas que ofrece este año sean más halagüeñas, ya que hasta la fecha a que se refieren mis comprobaciones, 10 de agosto, el número de nacidos sólo llegaba a la cifra de cien, lo que hace suponer que los cuatro meses que restan del año posiblemente no alcanzarán la cifra del año anterior. Como explicación de este hecho se invocará seguramente la crisis económica, la situación apurada de muchos hogares. Influirá todo esto desde luego, pero tengo la convicción de que no está ahí la verdadera explicación, y quien viva en Eibar y pueda auscultar un poco su vida familiar y social, señalará sin duda alguna otra causa a esta cifra vergonzosa. En Eibar existe desde luego el problema del paro obrero y de la crisis industrial; pero será sin duda alguna uno de los pueblos menos afectados por la misma, ya que por la modalidad especial de la industria de este pueblo serán raras las familias en la que todos sus miembros se hallen en paro forzoso; si no es el padre, será el hijo o la hija quien estará ganando su salario. La prueba de esto la dan los espectáculos, bares y establecimientos de bebidas siempre llenos; el éxodo de una verdadera masa humana los días festivos. Un dato: el 15 de agosto hubo en la estación de Eibar seis mil y pico pesetas de ingreso; el domingo siguiente, cuatro mil y pico, aparte de autocars y coches de turismo. Otro dato, bien aleccionador por

cierto: en los últimos diez meses el partido socialista ha recaudado en Eibar 75.000 pesetas para los presos de la revolución de octubre. Por esto repito que no me satisface la explicación que quiera buscarse en los apuros del vivir. Crisis, estrecheces más que agudas y con carácter endémico desde hace años vienen padeciendo los pueblos de la costa, y puedo ofrecer el dato de Ondárroa con una población que no llega a la mitad de Eibar y con un movimiento de natalidad que oscila entre 160 a 180 al año. Descartada esa explicación, sólo queda esta otra en toda su realidad descarnada: que el egoísmo sensualista, manifestado en las prácticas anticoncepcionistas, están corroyendo las entrañas morales de este pueblo. DEFUNCIONES Años

Muertos

Entierros ecos

1931 1932 1933 1934

164 156 142 142

155 145 140 123

id. Civiles 9 11 2 19

Observará el lector cierta desproporción en los entierros civiles de un año a otro; pero tenga presente la advertencia ya hecha de que dentro de Eibar existen dos pueblos, y según que la mortalidad haya caído más en uno que en otro, varía también el número de entierros civiles. Además, y como explicación del número correspondiente a 1934, téngase en cuenta la revolución de octubre en que murieron cinco jóvenes socialistas. Prensa Respecto a la prensa que se lee en este pueblo he hecho el recuento exacto de un día, el 21 de agosto, ya que él reflejará, con ligeras variaciones, el balance general. En ese día se vendieron en Eibar: 540 ejemplares de “El Liberal” de Bilbao. 510 ,, de “La Voz de Guipúzcoa”. 165 ,, de “Euzkadi”. 125 ,, de “Excelsius”. 115 ,, de “El Pueblo Vasco” de Bilbao. 85 ,, de “El Día”. 60 ,, de “La Gaceta del Norte”. 45 ,, de “El Pueblo Vasco” de San Sebastián.

24 20 18

,, ,, ,,

de “La Constancia”. de “El Noticiero”. de “Diario Vasco”.

Aparte de estos diarios se venden también “Heraldo”, “El Sol” y “La Voz” de Madrid; algunos pocos números de “El Debate”, “Informaciones” y “Ahora”; muy abundantes las novelas y publicaciones pornográficas, repartidas muchas de ellas a domicilio. ORGANIZACIONES SINDICALES.- El Sindicato metalúrgico (U.G.T.) con 1.400 sindicados; Solidaridad de Trabajadores Vascos con 935; Sindicato Católico con 87. Vida parroquial La actividad de la parroquia de Eibar no es que sea de una vitalidad anquilosada precisamente. Esta parroquia recoge con frecuencia dentro de sus amplias naves una gran concurrencia de fieles. Viajeros que pasan por Eibar los días festivos y asisten a ciertas misas quedan muchas veces sorprendidos de lo que ven, y aquí está tal vez la explicación de ciertos juicios halagüeños en exceso, porque el espejismo que ejerce la visión de una muchedumbre nos hace olvidar la otra masa que queda fuera. Esta parroquia, además de tener un año bien poblado de novenas, triduos y distintas solemnidades que mantienen en constante actividad al núcleo piadoso de la feligresía, organiza anualmente distintas semanas de ejercicios espirituales para todas las edades y sexos (ejercicios muy concurridos por cierto); semana para niños y jóvenes de ambos sexos y semana para casados con horas y actos distintos para cada condición y estado. Esta vitalidad parroquial se refleja en el número de comuniones que el año pasado –por citar alguno- llegó a 99.200 sólo en la parroquia; en la generosidad tan admirable de esta tan “saqueada” feligresía que, con su óbolo pequeño pero constante, ha contribuido a la obra de las Escuelas Católicas con 4.063,95 pesetas hasta la fecha; a la obra de las misiones con 1.975 el último año; a la restauración del Santuario de Arrate con 39.000 pesetas y para la educación cristiana de la juventud entre el colegio viejo y nuevo en estos doce años con 127.508 pesetas; en que cubrió con creces la primitiva asignación de la cantidad correspondiente al dinero del culto y clero de 15.000 pesetas y sigue cubriéndolo la actual de 19.000 pesetas. Todo esto refleja indudablemente generosidad e inquietud religiosa; ello revela sin duda un importante aspecto de la vida cristiana en este pueblo

donde no todo ha de ser sombras; vitalidad que podemos ir viendo a través de sus organizaciones parroquiales. Al hablar de éstas, comenzaré por la que es base y fundamento de la vida cristiana, por la del catecismo. Durante el curso pasado han recibido instrucción catequística en diversos centros (Parroquia, colegios y Málzaga), unos 1.105 entre niños y niñas. El catecismo es diario alternando los días entre niños y niñas, siendo ayudados en esta ardua labor los sacerdotes, por un plantel de 62 señoritas catequistas, a las que es de justicia rendir desde estas líneas, ante toda la Diócesis, el agradecimiento profundo de la parroquia de Eibar por su benemérita y desinteresada ayuda y abnegación. El censo escolar, y por lo tanto el que debiera ser censo catequístico, es de unos 2.000; si sólo se mira, pues, a esta cifra, el número de niños que viven alejados del catecismo es grande. Pero creo que este número no es el verdadero por lo que voy a decir. A pesar de cuanto se insiste y de la campaña que se hace anualmente en pro del catecismo, existe una gran desidia en muchas familias y padres en este punto; sólo muestran alguna preocupación el año en que sus hijos han de hacer la comunión solemne, que en esta parroquia tiene lugar a los once años. Para muchos, por lo tanto, el estudio del catecismo se reduce justamente a ese año. La cifra de los que cada año hacen su comunión solemne es de 180 a 190. Partiendo, pues, de esta cifra, se puede afirmar que el número de los que se quedan sin instrucción religiosa en absoluto será un 28%. A la sombra del catecismo funciona la Mutualidad Catequística que, fundada hace dieciséis años, cuenta ya con 1.484 mutualistas con un capital de ahorro hasta junio último de 448.979 pesetas. Congregaciones Existen la de Hijas de María (950), Jóvenes de la Inmaculada (350), ambas con su sección de aspirantes para menores de quince años, bajo el patrocinio de la Santísima Virgen de Arrate, con sus cultos mensuales; Apostolado, Adoración, Tarsicios, Madres Cristianas con su sección de beneficencia domiciliaria que lleva repartidas desde su fundación (abril de 1924) 27.121 pesetas a familias pobres y niños del catecismo. Tal vez parezca exigua esta cifra, pero advertiré que en Eibar no existen “socios ilustres”, no hay grandes donativos, toda la actividad parroquial tiene que moverse premiosamente a base del simple perro chico.

Cumplimiento pascual No es fácil establecer una proporción exacta del cumplimiento pascual. El eibarrés es por temperamento hostil y reacio a toda ordenación y disciplina. Aun en el orden material este individualismo, una verdadera anarquía industrial y comercial, causa en parte de las dificultades por que ha atravesado a menudo su economía, ha sido siempre la característica de este pueblo. Aunque se ruega y se encarece que entreguen todos la cédula del cumplimiento, son bastantes los que no llenan este requisito que nos podría servir de índice exacto. Sin embargo, compulsando y estudiando todos los datos a este efecto, se puede afirmar que el cumplimiento pascual en Eibar se acerca en conjunto a un 60%: 40% de varones y 70-5% de mujeres. Como se ve, de las cifras de asistencia al catecismo a las del cumplimiento pascual existe bastante diferencia, y es que la edad postescolar es el gran escollo en que naufraga la juventud eibarresa, abandonando poco a poco las prácticas religiosas y hasta sus mismas creencias. Causas de este abandono religioso Aparte de las generales y que concurren en todas partes, citaré algunas que particularmente influyen en este pueblo. 1.ª La influencia verdaderamente tiránica que ejerce la Casa del pueblo que es la que controla aún la vida de esta ciudad; el socialismo eibarrés es casi exclusivamente anticlericalismo y sectarismo: su propaganda, que ha sido intensa, sus mítines, conferencias, hojas, etc., rezuman siempre ataques a la Iglesia y sobre todo a su Jerarquía. 2.ª Esa especie de influencia atávica que es el lastre del que aún no se desprende definitivamente el eibarrés, aunque habrá que reconocer que en ello se ha avanzado bastante; me refiero a la presión que ejerce el pasado liberal que ha venido a desembocar en el actual socialismo. 3.ª La ausencia total de vida familiar; en Eibar apenas existe autoridad paterna, “la democracia y la igualdad” han llegado hasta lo íntimo del hogar; en él, cada cual vive su vida, más de fonda que de hogar. La casa sólo para la satisfacción de las necesidades físicas; fuera de eso todos se lanzan a la calle, a la taberna, al café, al centro político o al cine; así diariamente, en turbia promiscuidad de sexos hasta muy avanzadas horas de la noche, con funestas consecuencias para la moralidad y religiosidad. 4.ª El carácter de capitalidad que tiene este pueblo respecto a los de su contorno, por el que atrae a sí la juventud libertina de otras lo-

calidades que aquí, libre de la presión del ambiente de sus pueblos, viene a dar rienda suelta a sus desahogos en espectáculos, bailes y casas de lenocinio. Además de éstas, para resumir: el rendimiento abundantemente lucrativo durante muchos años de la industria armera que trajo consigo un aumento de vicios: la auto-suficiencia característica del eibarrés, lo que se denomina gráficamente “satisfacción”, que reúne en sí el alto concepto de propia suficiencia con el bajo nivel general cultural de este pueblo. Un dato bien elocuente: en los últimos 25 años escasamente llegan a una docena los hombres que han hecho una carrera, y Eibar cuenta alrededor de los 14.000 habitantes: ignorancia, presunción, inmoralidad, campo abonado a la propaganda antirreligiosa. Ahora bien, ¿qué podría hacerse para dar más eficacia a la labor de su recuperación espiritual? Contando con medios para ello, combatir en su mismo terreno los resortes en que apoya su eficacia la propaganda anti-religiosa: la ignorancia religiosa y la inmoralidad ambiente, dotando a este pueblo de centros de enseñanza católica y de un cine moral. Existen dos colegios: uno para niños y otro para niñas con una matrícula de 250 el de niños y 150 el de niñas, donde se da desde la enseñanza elemental hasta el bachillerato y comercio, cuya influencia se viene notando en la juventud eibarresa, a pesar, claro está, de las inevitables defecciones. El colegio de niños es un hermoso edificio de nueva planta, admirablemente orientado y distribuido; edificado sabe Dios a costa de qué sacrificios, esfuerzos y combinaciones, desenvolviéndose siempre dentro del estrecho marco de las posibilidades económicas de las familias de los colegiales: mediante suscripción de obligaciones amortizables de 250 pesetas sin interés; recurriendo a hipotecas sobre el mismo edificio escolar, gracias al esfuerzo, tenacidad y celo nunca suficientemente agradecidos del Sr. Párroco y Junta Propulsora de la Enseñanza en favor de la educación religiosa de nuestra juventud. Porque Eibar, habrá que decirlo, no es tan afortunado como otros pueblos de menores necesidades en este aspecto, que, sin embargo, han encontrado Mecenas generosos que los han dotado espléndidamente de escuelas católicas; aquí todo se ha de hacer merced a propios recursos, merced al constante desembolso de la perra chica.

Por eso, si se contara con medios de dotar a este pueblo de varias escuelas católicas y sobre todo de poder ampliar el colegio actual en forma que pudiera acoplarse a él una especie de escuela de Artes y Oficios al estilo salesiano, donde se pudiera enseñar la mecánica y ajustaje que hoy lleva tantos jóvenes a la Escuela de Armería, creo que sería de gran utilidad para la conservación de nuestra juventud. Digo otro tanto respecto al cine: es este un elemento altamente desmoralizador y descristianizador en Eibar; elemento que está haciendo verdaderos estragos en nuestra juventud y no hay dique posible a contener la desbordada pasión con que hoy arrastra este espectáculo. Por necesidad hay que darle un derivativo. Si se pudiera contar con un salón amplio, adecuado y con un confort ventajoso respecto a los demás, donde se dieran programas atrayentes y de altura, pero controlados por personas de probada solvencia moral, se podría conseguir mucho. He aquí expuesto a grandes rasgos el panorama religioso eibarrés. ¿Sombrío? ¿más despejado de lo que se creía? Lector amable: yo me he limitado a ser mero cronista de la realidad. Mateo de Uriarte

XIV

Nuestras encuestas Estado religioso de Irún *

Vida parroquial Para adquirir un punto de vista objetivo de la situación religiosomoral de nuestro pueblo, nos situaremos en el centro de la vida parroquial para enfocar de ahí el panorama espiritual de nuestra ciudad bidasotarra. Según el censo oficial del año presente, cuenta Irún con 18.165 habitantes: casco, 10.818; parte rural, 7.347. De esta cantidad son: Varones

Mujeres

3.938

5.611

Jóvenes v. 4.484

Jóvenes h. 4.532

Niños 1.838

Niñas 1.752

Pues bien. De la cantidad indicada, excluidos 1.700 entre niños, ancianos e imposibilitados, tenemos en Irún un porcentaje de 50% de personas que oyen misa los días de precepto. Varones

Mujeres

Jóvenes v.

Jóvenes h.

Niños

28 %

73 %

22 %

45 %

79 %

Lo cual supone un total de 8.342 personas prácticamente católicas.

*

Idearium, nº11, noviembre-diciembre 1935.

Los domingos se reparten alrededor de dos mil comuniones en la parroquia y demás capillas de la ciudad. Diariamente asisten a misa alrededor de 150 hombres, 750 mujeres y 120 niños. Las comuniones, en días laborables, ascienden a 550 aproximadamente. Cumplen con el precepto pascual alrededor de 1.900 hombres, 4.100 mujeres y 2.000 niños. La enseñanza religiosa del catecismo parroquial cuenta con 300 niños y 400 niñas. La dirección superior de la catequesis corre por cuenta de un secretariado dirigido por sacerdotes y seglares. Las catequistas, entre señoritas y religiosas, ascienden a treinta, las cuales se preparan a su labor siguiendo un curso superior de religión explanado por un sacerdote en el “Centro de Cultura Femenina”. La enseñanza del catecismo se efectúa en diversos centros, no lejos de las escuelas municipales o estatales, con el fin de que los niños acudan con la mayor facilidad. Existe también el catecismo dominical que consiste en una explicación catequística de media hora, más la asistencia a una misa que se celebra en la capilla del Patronato exclusivamente para los niños. Acuden a esta misa alrededor de 500 niños. El curso preparatorio para la comunión solemne es de ocho meses con tres exámenes alternos. Las escuelas del casco de la población pertenecen al Municipio y acuden a ellas 741 niños. Las escuelas rurales son del Estado y los niños que acuden cifran alrededor de 800. Las escuelas católicas son las siguientes: la de San Marcial y la de los Ángeles Custodios, dirigidas por los Hermanos de las Escuelas Cristianas para niños; la del Pilar, dirigida por las Madres de la Compañía de María, para niñas, y la del Dispensario, dirigida por las Hijas de San Vicente de Paúl. Hay también varias otras escuelas particulares dirigidas por maestras que se encargan a la vez de la instrucción catequística. El total de niños que reciben instrucción cristiana en estas escuelas es de 1.409. La enseñanza religiosa para adultos existe en forma de círculos de estudios en la Sociedad de los Buenos Amigos, al que asisten unos 40 jóvenes de más de veinte años. Tienen, además, las diversas secciones del Patronato sus conferencias semanales, dadas por los consiliarios respectivos. También se dan con frecuencia conferencias morales y religiosas en el Centro de Cultura Femenina, a la que pertenecen unas ochenta señoritas.

Las Conferencias cuaresmales atraen un contingente muy elevado de personas. Se dan por separado a las señoras y a los caballeros. Estos últimos años la asistencia de los hombres ha sido imponente debido a los temas de candente actualidad desarrollados por ilustres oradores sagrados. En el culto y clero cotiza el 18 % de las familias. Hay que tener presente que la crisis actual repercute dolorosamente en nuestro pueblo y que el 80 % de las familias proletarias se ven en la imposibilidad de cotizar. Las recaudaciones de los últimos años han ascendido a las cifras siguientes: 1932 1933 1934

32.884’05 32.260’50 29.437’75

Referente a los nacimientos, matrimonios y entierros, poseemos los siguientes datos como expresión de la situación moral del pueblo:

Años 1931 1932 1933 1934

NACIDOS MATRIMS. ENTIERROS Bauti- No baut. Hij. nat. Ecles. Civiles Ecles. zados 400 8 10 151 1 357 18 14 123 13 366 18 13 89 14 212 312 12 9 116 13 180

Civiles

15 23

Entre las asociaciones religiosas que mayor contingente de personas reúne se halla la de las Hijas de María que cuenta con 1.100 afiliadas. La Archicofradía del Apostolado de la Oración cuenta con 700 cofrades. Los Luises ascienden a 650 asociados. La Adoración Nocturna consta de cuatro coros con un número de 60 socios activos. La Adoración Diurna cuenta con 14 coros. La Conferencia de San Vicente de Paúl está compuesta por 33 miembros del sexo femenino. La Archicofradía de la Pasión, en la Iglesia de los Pasionistas, aunque de reciente fundación, cuenta con más de cien cofrades. Vida social Fijándonos ahora en el aspecto social de la ciudad, poseemos los siguientes datos respecto a las asociaciones que reflejan la ideología de los vecinos del pueblo:

Eusko-Etxea ......................................... 188 hombres, 220 mujeres. Derecha Vasca Autónoma ................... 109 “ 120 “ Centro “Tradicionalista” y “Carlista” sumados .............................. 180 “ 120 “ Centro Republicano (comprende radicales, radicales-socialistas, republicanos federales e independientes) .............................. 500 afiliados de ambos sexos. Juventud Socialista ........................... 220 afiliados. Centro Socialista ................................. 225 “ Centro Comunista ............................... 18 “ , pero con gran número de simpatizantes. El número de periódicos de distintos matices que entran en el pueblo es el siguiente: La Voz de Guipúzcoa Heraldo de Madrid Ahora La Voz de Madrid El Liberal de Madrid El Sol Linterna El Socialista Excelsius Noticia Bidasoa

850 325 200 95 100 30 130 300 30 665 500

Diario de Madrid 90 Euzkadi 58 Pueblo Vasco 450 Día 225 Argia 61 Constancia 90 Diario Vasco 225 Ya 70 Debate 125 Nación 25 ABC 270

Revistas que se leen: Estampa 750 Crónica 210 Blanco y Negro 100 Mundo Gráfico 81 Esto 35 Las entidades sociales irunesas son las siguientes: Solidarios Vascos ....................... 290 hombres, 60 mujeres. Casa Social Católica ................... 139 “ 100 “ U.G.T. .................................... 1.400 socios entre h. y m. C.N.T. ..................................... 220 socios.

Causas de irreligiosidad Diversas son las causas que actúan como factor disolvente de la vida religiosa de nuestra ciudad. En el orden económico la causa que más directamente influye es el paro obrero que atañe a más de cuatrocientos trabajadores. Conocemos muchachos que en los tiempos que tenían trabajo eran buenos católicos, hoy totalmente alejados de las prácticas católicas y entregados de lleno a la propaganda anarco-sindicalista. También la crisis repercute cada vez más duramente en el tráfico aduanero que es el modo de vida principal de los vecinos de Irún. Por otra parte, el ejemplo de la clase adinerada no es el más indicado para promover la fe y las buenas costumbres en los de abajo. Hoy, San Sebastián tiene una fuerza de atracción enorme para los que disponen de pesetas para gastarlas alegremente. Cada vez más Irún se va convirtiendo en un barrio de San Sebastián, sobre todo para la gente aburguesada que sólo se preocupa de ir aumentando en la vida, no la dignidad de su ser de hombres, sino las comodidades y refinamientos. Efecto de esta manera errónea de enfocar la vida es la situación de tantos muchachos que nunca se deciden a fundar una familia, porque prefieren la libertad que les permite desplazarse constantemente a la capital a participar en tantas diversiones explotadas por el capitalismo moderno, para degenerar al hombre y a la sociedad. Pero los peligros de inmoralidad no existen sólo fuera del pueblo, sino que en su vida interna los cines, los bailes, las bibliotecas pornográficas y otros centros de perdición actúan como otros tantos fermentos de muerte para las almas. Hay tres cines que en su pugna comercial para conquistar espectadores, emplean la concurrencia de dibujos y fotografías a cual más indecentes; esta exhibición pública de imágenes inmorales para hacer la propaganda cinematográfica, es un mal que la autoridad municipal debería atajar con energía y prontitud, pues es un hecho muy lamentable que los que tienen interés especial en no ir a los cines, se vean obligados a presenciar en plena calle lo peor de lo que se exhibe en ellos. El baile público más concurrido en la temporada estival es el de la Alameda de Fuenterrabía, los domingos por la tarde, a donde acuden muchos jóvenes iruneses de las clases inferiores; también en verano, los domingos por la noche y varias veces en los días laborables al atardecer, hay baile público en la plaza de Pi y Margall, de Irún. En invierno los bailes cerrados atraen gran muchedumbre de jóvenes: el “Fantasio”, situado en el casco de la población, se ve cada vez menos concurrido por la competencia que le hace el baile organizado en el antiguo frontón de Ventas. En el ba-

rrio de Behobia, a orillas del Bidasoa, acaba de abrirse otro baile con miras a competir con el de Ventas, pero su éxito es muy problemático, por lo distante que resulta del casco de Irún. Hay dos kioskos pornográficos que son la vergüenza del pueblo; uno de ellos situado en lo más céntrico de la población y patrocinado por la C.N.T. Otro en la estación del tranvía eléctrico Irún-San Sebastián, donde en los estantes y mesas se exhibe lo peor de las peores revistas. Gracias a Dios, hay varias librerías católicas cuyas propietarias actúan con verdadero espíritu de apostolado, convencidas de que el apostolado del libro es el más penetrante y necesario en los tiempos actuales. Inútil hablar de la fuente de inmoralidad que suponen las playas. Irún, entre Ondarrabi y Ondarraitz, tiene más de lo que puede apetecer para gozar del encanto del mar. Las clases humildes saben apreciarlo en su justo valor, acudiendo en masa al Faro de Ondarabi los domingos y días festivos por la tarde; las clases pudientes acuden por la mañana a Ondarraitz con el fin de tener las tardes libres para lanzarse hacia Donostia. Hoy resulta imposible estudiar a fondo las fuentes de inmoralidad que penetran en Irún sin estudiar la situación religioso-moral de la capital guipuzcoana. Para ello, otros tiene la palabra... XX.

XV

La cuestión social en el País Vasco *

Para abarcar en su totalidad la cuestión social en el País Vasco, es preciso fijarse en la variedad de los modos de vida, los cuales son de tres clases en nuestro país: el del obrero industrial, el del labrador y el del pescador. Debido a ello, nuestro trabajo constará de tres partes, una para cada modo de vida. El problema obrero se planteó en nuestro país, particularmente en Vizcaya, desde el primer momento del desarrollo industrial moderno, en que masas enormes de obreros forasteros llegaron a nuestra tierra oriundos de Palencia, León, Asturias, Galicia, etc., para llevar una vida de miseria, sin otro albergue que los barracones y sin otro género de alimentación que el que les proporcionaban las cantinas de los capataces. Además, entre el trabajador de fuera y el indígena se manifestó una verdadera oposición debido a que el de fuera se contentaba con jornales reducidos y por ahí quitaba su medio de vida a nuestro langile. Al obrero ambulante y desarraigado se le estimaba más que al nuestro, porque su empleo suponía mayores beneficios, tanto para las empresas, como para los capataces: las empresas les pagaban menos que al obrero vasco, dueño de un hogar y defensor de sus intereses, y los capataces conseguían sus beneficios dándoles alojamiento en los barracones y alimento en las cantinas. Los informes referentes a las minas de Vizcaya del año 1904 nos dicen que “el obrero ambulante está dispuesto a contentarse con menos; como no tiene casa, ingresa en los alojamientos de los capataces, razón por la cual éstos le consideran más, por el beneficio que les produce, que al que por tener hogar y familia no puede reportarles, bajo este aspecto, ganancia alguna” 1. * 1

Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934. Texto citado en la conferencia del P. Azpiazu El socialismo en su aspecto vasco. Bilbao 1932.

En 1910 trabajaban en la región minera de Vizcaya 13.000 obreros entre los cuales no había más que 3.000 vascos. En el momento actual, debido a la crisis que tan fuertemente repercute en la zona minera, ese número ha bajado a 4.500 obreros. En 1910 se extrajeron de las minas vizcaínas 3.800.000 toneladas de mineral; en 1929 ese número se redujo a 1.896.006 tons.; en 1932 no pasó de 770.293 tons. Por estas cifras puede verse la importancia de la crisis por que atraviesa la industria minera vizcaína. Vizcaya que en 1875 contaba con unos 150.000 habitantes, alcanza hoy los 450.000; la capital y sus prolongaciones hasta la desembocadura del río Nervión han pasado en igual tiempo desde 20.000 a 220.000 habitantes. En 1876 el número de habitantes de las actuales zonas de explotación minera era de poco más de 5.000; veintidós años después, en 1899 había alrededor de 60.000 almas en esas mismas zonas. El proletariado vizcaíno supone en el momento actual un número alrededor de 80.000 personas. El número de obreros parados se aproxima en Vizcaya a unos 26.000. La población guipuzcoana que en 1887 era de 181.530 habitantes ha subido a 304.126 en 1930, siendo los puntos de concentración las villas y ciudades que se extienden a lo largo del ferrocarril del Norte, desde Zumárraga hasta Irún. El elemento forastero es también muy crecido en Guipúzcoa, particularmente en San Sebastián, Tolosa, Irún, Beasain, Rentería, Pasajes, Villafranca y Hernani. El número de proletarios es en la actualidad el de 47.303, siendo el número de parados unos tres mil aproximadamente. Álava y Navarra son regiones donde predomina por mucho la agricultura sobre la vida industrial. El proletariado alavés no pasa de ocho mil trabajadores; en Navarra el número de obreros es algo más elevado, pero no pasa de los quince mil. El coste de la mano de obra, en 1910, era el siguiente en la zona minera de Vizcaya: los capataces ganaban alrededor de 5 ptas. diarias; los vieros también ganaban 5 ptas., pero los barrenadores, peones y carreteros no pasaban de las 3’30; las mujeres y los niños que se empleaban en trabajos adecuados a sus fuerzas, percibían un jornal medio de 1’60. Teniendo en cuenta los días que un peón puede trabajar, resulta un jornal anual, para el que trabajaba dentro de la mina 313 días, de 1032’90; en cambio para el peón que se quedaba fuera de la mina el número de días laborables se reducía a 175 al año, con lo cual resultaba un jornal anual de 577’50. En estas condiciones era forzoso que la mujer e hijos de los mineros se dedica-

ran al trabajo para completar con su jornal el del padre de familia. En el momento actual el peón minero gana un jornal diario de 7’50. Si se tiene en cuenta el costo actual de la vida y el hecho de que la mitad del invierno se ve obligado a suspender su trabajo, hay que convenir que el nivel de vida del minero vizcaíno continúa siendo muy bajo. Esta situación de miseria ha provocado en más de una ocasión huelgas y revueltas por parte de la clase proletaria vizcaína. La primera tuvo lugar en 1890, con el fin de exigir en favor de los mineros la facultad de poder comer fuera de las cantinas y no verse obligados a dormir en los barracones; también se pedía una reducción de la jornada de trabajo a diez horas. El general Loma resolvió la huelga reconociendo a los obreros el derecho de alojarse y alimentarse donde les pareciese y fijando la jornada de trabajo en once horas para el verano y nueve horas para el invierno. En 1903 estalló otra huelga que por momentos adquirió caracteres de verdadera violencia. El general Zapino tuvo que intervenir para solucionar el conflicto determinando el pago de los salarios por semanas vencidas y reconociendo el derecho que asiste al obrero asalariado de poder alojarse donde quisiere. También se declararon otras huelgas en 1906 y 1910 con el fi de pedir reducciones en la jornada de trabajo; la de 1910 duró desde el 15 de julio hasta el 1 de setiembre y terminó con la fijación de una jornada de nueve horas y media, y la promesa de que las Cortes determinarían de una manera fija y estable la jornada minera. Pasaron diez años sin que se cumpliera esa promesa, ya que la jornada de ocho horas sólo se fijó en 1920. El año 1920 se lanzaron a la huelga más de 20.000 metalúrgicos vizcaínos para pedir un aumento de jornal; se fijaron jornales de 6 y 8 pesetas y terminó la huelga. Huelgas semejantes para pedir aumento de jornal se han sucedido sin interrupción en casi todas las localidades industriales, desde el fin de la guerra. Hoy, gracias a los contratos colectivos de trabajo, mediante los cuales los jornales se fijan por medio de representantes del capital y del trabajo, resulta fácil evitar estos conflictos callejeros que a nadie aprovechan, ni al trabajador ni al empresario, y mucho menos a la paz social pues esos momentos son sabiamente aprovechados por los agitadores de profesión para realizar su obra de conquista y de perdición. Acerca de este último extremo tenemos casos típicos en nuestro país. A principios de este siglo se dio en Tolosa el caso de una huelga provocada por los obreros de la Papelera española; al empezar la huelga, sólo había

70 afiliados en la casa del pueblo, pero al concluir la huelga ese número había subido a 500. Otro tanto ocurrió en Irún hace cinco años con las trescientas obreras de la fábrica de cerillas; al empezar una huelga que declararon para pedir aumento de jornal, muy pocas obreras pertenecían a la casa del pueblo, en cambio un gran número de ellas estaban alistadas en el sindicato de Nazaret; pero al terminar la huelga se vio el hecho bochornoso de que la inmensa mayoría de las obreras ingresaran en bloque en el sindicato socialista. Acerca del desarrollo del marxismo en nuestro país, no podemos entrar en los detalles y pormenores pues nos exigiría mucho espacio; nos contentaremos con transcribir las impresiones de un observador que vivió en medio de nuestros obreros hacia el año 1910. Se trata de Jacques Valdour, gran observador e historiador de la vida de los obreros. Hablando de los de Vizcaya escribe lo siguiente: “A lo largo de la ría se suceden las fábricas; vivo en medio de los obreros metalúrgicos; tomo mis comidas en medio de ellos; su alimento consiste en un plato de sopa y otro de alubias con un pequeño pedazo de tocino y otro de cocido. Basta mirarles para reconstituir la historia industrial de nuestros días. Se abre una fábrica. Llegan obreros oriundos del campo para ganar tres o cuatro pesetas diarias. Son resistentes y hacen valer todas sus fuerzas. Pero muy pronto se dan cuenta de que ganan lo justo para vivir pobremente y alimentar sus pasiones en el juego, el baile y las fiestas. Nadie les ha enseñado a dirigir su actividad o a preparar su porvenir: aislados, perdidos en el mare-magum de una masa informe, se convierten en prez de sus instintos, de sus pasiones y de sus ensueños agitadores. Viven una vida material y animal: no tardan en desenfrenarse en ellos sentimientos e ideas correspondientes a esa vida rastrera. Ven que sus patronos se enriquecen y que su condición de asalariados permanece siempre precaria. Los enfermos, los inútiles y los ancianos son eliminados y sustituidos por obreros jóvenes que se suceden sin interrupción. Muy pronto el primer sentimiento de extrañeza se convierte en rabia y odio; surgen entonces los que se encargan de aprovechar los desórdenes, no ya para remediarlos, sino para agudizarlos y agravarlos. Un grito sube reclamando justicia, vociferando contra la Iglesia y aclamando la Revolución. “Toda esta región tan profundamente cristiana –continúa Valdour- se ha convertido en teatro de una propaganda ferozmente anti-católica; los medios utilizados para ello son la prensa, la reunión pública y las pasiones político-sociales. La festividad de San Ignacio continúa siendo la fiesta nacional de todo el pueblo vasco, universalmente respetada y celebrada

con iluminaciones y colgaduras. Uno de mis compañeros de fábrica dice a otro: “ese día no trabajamos porque no queremos”. El mismo Valdour nos indica los periódicos que leían esos pobres obreros, víctimas de todo cuanto para los hombres es causa de degradación: Adelante, diario de los socialistas de Valladolid; La lucha de clases, órgano de la federación socialista vasca; La Justicia Social, órgano de la federación socialista catalana; La Barredera, periódico local, anticlerical y pornográfico; por último el diario de Madrid El Socialista, que cada obrero compraba por las tardes al salir de la fábrica. Valdour nos habla también de la mentalidad desviada de los obreros eibarreses. En 1910 había ya en la casa del pueblo de Eibar alrededor de mil afiliados. “Esos socialistas exaltados –escribe Valdour- son hombres satisfechos de su suerte: nunca se han lanzado a la huelga, pero se entusiasman a la vista de las huelgas y revueltas de los trabajadores de otras localidades. Su socialismo es ante todo antirreligioso. Casi todos los patronos, antiguos obreros, han conservado las ideas y los hábitos de su vida de asalariados; tratan a sus obreros familiarmente y los acompañan al café” 1. Detalles acerca de la penetración del socialismo en las zonas industriales de nuestro país, los hallamos en las interesantes lecciones pronunciadas en la VI semana social de Pamplona por José de Posse y Villelga 1, así como en la no menos interesante conferencia del P. Azpiazu pronunciada el 13 de Febrero de 1932 en Bilbao. No podemos entrar en esos detalles, por no hacer excesivamente largo nuestro trabajo. Basta indicar que el número de obreros socialistas en nuestro país es de unos sesenta y cinco mil. II El problema social propio del agro vasco si bien no presenta la gravedad propia de muchas regiones españolas, con todo, no deja de tener planteados sus problemas, siendo el principal no ya la división de la propiedad, ya de por sí suficientemente fraccionada, sino el acceso a la propiedad por parte del colono o del arrendatario. En Guipúzcoa y Vizcaya, el número de campesinos propietarios es muy reducido: no llega a la tercera parte en Guipúzcoa, y en Vizcaya, aun1

Jacques Valdour; L’ouvrier espagnol, t. II; págs. 300-389 (l’ouvrier basque). Paris. Las conferencias de Posse y Villelga fueron publicadas en forma de opúsculo con el título de La Vida Social en el País Vasco; Durango 1914. 1

que algo más elevado, ese número no llega a la mitad. Se dan también ciertas concentraciones de propiedades cuyo origen no es más que la conversión del antiguo censo en renta, el paso de la defensa guerrera a la propiedad económica. En las zonas más elevadas de Vizcaya y Guipúzcoa donde presenta alguna importancia el antiguo régimen pastoril, la aparcería y el arrendamiento se extienden en proporciones aproximadamente iguales; en cambio en los valles bajos de esas regiones, donde la agricultura y la ganadería predominan sobre el pastoreo, el arrendamiento supera por mucho a la aparcería, con la salvedad del reparto de los beneficios proporcionados por la manzana, los cuales se reparten por mitad entre el propietario y el arrendatario. Las rentas dependen de la importancia del caserío y del espíritu del propietario. No son raros los propietarios que por amor y apego a la vivienda tradicional de los vascos, no han aumentado el precio de la renta; pero muchos, sin preocuparse de lo que puede proporcionar la propiedad tan exigua del caserío vizcaíno y guipuzcoano, no han tenido reparo en elevar el precio de la renta a sus caseros; estos últimos propietarios no quieren caer en la cuenta de que si el caserío y sus tierras han mejorado, es exclusivamente gracias al trabajo tenaz, a los sudores y cuidados de sus arrendatarios, cuyas familias de generación en generación en muchísimos casos se suceden sin interrupción en la misma vivienda. Hay caseros que no pagan más de trescientas pesetas anuales, pero los hay también quienes pagan hasta mil, y esto no por una diferencia existente entre los diversos caseríos, sino pro una oposición de mentalidad y de espíritu entre los propietarios. En Navarra existe un grave problema agrario en la zona ribereña, donde gran parte de los antiguos bienes comunales, a raíz de las antiguas leyes desamortizadoras, fueron convertidos en latifundios de propiedad particular. Hay cinco villas ducales cuyos propietarios poseen un promedio de mil hect. de terreno cada uno. Las Corralizas, antiguos terrenos comunales dedicados en el pasado a la pasturación invernal de los rebaños, a raíz de los mismos hechos fueron también convertidos en terrenos de propiedad particular. Los ribereños nunca se han conformado con la pérdida de esos terrenos comunales y miran con hostilidad a sus actuales poseedores. Por desgracia, la única manera de poder defender sus tradicionales derechos a la colectividad de la tierra, la han creído hallar, los ribereños, ingresando en las filas marxistas y alejándose del espíritu cristiano, el único

que sabe fundamentar los derechos legítimos en la verdadera justicia. Pasan de veinticinco mil los campesinos ribereños afiliados al socialismo 1. Las Bardenas, que suponen la décima parte de la superficie de Navarra, continúan siendo propiedad colectiva de veintidós pueblos. Aunque la finalidad principal de estos terrenos haya sido en todo tiempo la pasturación de los rebaños, se han roturado y puesto en cultivo en la actualidad más de diez mil hectáreas, pero existe en estas tierras un grave problema de regadío. En las zonas montañosas de Navarra nos encontramos con un fenómeno curioso, digno de tenerse en consideración. En los valles de estas zonas donde predomina el antiguo modo de vida pastoril, no hay colonos ni arrendatarios; todos los vecinos tienen derechos iguales al aprovechamiento de los terrenos comunales y todos tienen también su parte de propiedad individual; es el caso de los valles de Erro, Orozbetelu, Baztan y Ronkal 1. Pero ya en los valles inmediatos a Pamplona cambia totalmente este aspecto tan risueño; en el valle de Ezkabarte hay 80 colonos al lado de 120 campesinos propietarios y en el de Longida los colonos suben a 82, mientras que los campesinos propietarios no pasan de 39; en este último valle aparece también la grande propiedad individual; unos cuantos aristócratas son propietarios de 100 hectáreas de terreno, cada uno, y uno de ellos posee más de 600 hectáreas. En Álava no existen latifundios, aunque en la Rioja alavesa, país de los afamados viñedos, se ven algunas propiedades de bastante extensión. Álava es la región vasca donde existe el mayor número de campesinos propietarios; incluso los braceros de la Rioja tienen su pequeña fracción de tierra, desde luego insuficiente para poder vivir, por lo cual deben arrendar su esfuerzo a particulares que son propietarios de más extensos terrenos. La descristianización de muchos pueblos de la Rioja alavesa es, por desgracia, un hecho muy lamentable. Ignoramos las causas de ese mal tan grave, pero hoy pueblos como Samaniego, Labastida y otros, constituyen zonas de misiones más difíciles de evangelizar que las de Asia o África, por la cantidad de prejuicios estúpidos que a esos campesinos les han metido en la cabeza. 1

Detalles sobre el problema agrario en la Ribera Navarra pueden verse en la Conferencia de D. Félix Amorena, pronunciada sobre este tema en el congreso de la Sociedad de Estudios vascos del año 1920. 1 Acerca del régimen de la propiedad en la montaña de Navarra, puede verse la conferencia de D. Rafael Aizpún pronunciada en el Congreso de secretarios de Navarra el 16 de Junio de 1933, y publicada, en los días sucesivos en el Diario de Navarra.

En Álava existe el problema de la despoblación del agro en proporciones muy crecidas, ya que representa una desproporción del 20 por 100 en estos cincuenta últimos años: en 1860 había en Álava 79.266 agricultores, en cambio en 1930 ese número se había reducido a 63.000. Es frecuente en Vizcaya y Guipúzcoa el que muchos obreros se dediquen al trabajo industrial sin abandonar el caserío donde han nacido; pero a pesar de ello, también en estas regiones se ha dado el caso bochornoso de la despoblación, de 11 a 17 p. 100 según las zonas; en 1920 había en Guipúzcoa 360 caseríos de una vivienda abandonados; 26 de dos o más viviendas también abandonados, y 311 caseríos de dos viviendas reducidos a una sola vivienda. En diversas ocasiones las Diputaciones vascas se han preocupado por este problema de la despoblación de la vivienda rural. Firmada por los diputados señores D. Federico de Zabala, D. Ramón de la Sota y D. Ceferino de Urién, se presentó el 7 de febrero de 1922 una moción sobre “La protección del caserío y adquisición de la propiedad por el inquilino”, la cual fue aprobada por la Diputación de Vizcaya y sirvió de base al reglamento para la confección de auxilios a la nueva construcción de caseríos, higienización de los existentes y adquisición de su propiedad por los arrendatarios. Proyecto semejante fue elaborado por la Comisión de agricultura de la Diputación de Guipúzcoa el 6 de septiembre de 1929. En este proyecto se tiene muy en cuenta las prácticas consuetudinarias observadas desde remotos tiempos en nuestro país. El caserío es considerado como una unidad orgánica e indivisible, y queda implicada la libertad testamentaria precisa para que el patrimonio se transmita en condiciones que no sufra merma esa unidad: también se establece en este proyecto el derecho del colono a adquirir por compra, con preferencia a cualquiera persona que no ostente esa condición, la finca arrendada, cuando el dueño se proponga venderla y a rescatarla por igual título de un extraño a quien aquélla hubiese sido transmitida, por compra también sin conocimiento del arrendatario 1. Hasta el momento presente, por desgracia, estas inquietudes tan bien fundadas en las exigencias del agro vasco, no han producido el efecto que era de esperar y de desear. La agrupación Euzko Nekazarien Bazkuna lleva en su programa social el acceso a la propiedad en favor del colono y del arrendatario, siguiendo para ello el cauce cristiano abierto por las enseñanzas de la jerarquía católica. En este sentido es digno de ser mencionado y 1

El texto íntegro de ese proyecto se halla en el Boletín de la Sociedad de Estudios Vascos. 1929; nº 44.

aplaudido el proyecto de ley sobre acceso de los colonos a la propiedad, presentado al Gobierno de Madrid por el ministro de Agricultura el 4 de diciembre de 1934, en el cual se determina que los colonos podrán pasar a ser propietarios a los doce años de cultivar las fincas; este derecho afecta a la tierra llevada directamente por el colono y a las plantaciones y edificios que en ella existan, si han sido objeto del contrato de arriendo; el precio de venta de la finca arrendada será fijado por acuerdo entre el arrendatario y el propietario, y, en defecto de acuerdo, podrá intervenir el Tribunal arbitral de arriendos; el pago podrá efectuarse al contado o en quince plazos como máximo. Es de temer que el apartado 5º del art. 7, donde se determinan las fincas no traspasables, prive de una buena parte de eficacia y virtualidad al proyecto en su aplicación a nuestro país; y es que en nuestra tierra hay muchos propietarios que no satisfacen por todos sus bienes rústicos más de quinientas pesetas al año de cuota al Tesoro por contribución territorial, debido a lo cual no se verán afectados por la ley ni sus arrendatarios beneficiados por ella. III El número de pescadores asciende en el litoral vasco a unos siete mil, hallándose a la cabeza de los puertos pesqueros Bermeo con sus 1.600 pescadores y Ondárroa con 1.025. El promedio de personas que componen cada familia de pescador es de 5 a 6 miembros. Contadas son las familias que viven en casa propia; la inmensa mayoría viven en unas casitas típicas, estrechas, bajas y obscuras, pero en general muy limpias y bien aseadas; la renta que pagan por el alquiler es de 15 a 30 pesetas mensuales. La condición de pescador tradicional no es la del asalariado, sino que percibe una cantidad proporcional al importe de la pesca. El reparto entre los armadores y la tripulación no se hace de una manera idéntica en todos los casos. En la pesca a vapor intervienen 12 tripulantes con el patrón, y el reparto se hace de la siguiente manera según el género de pesca: para el bonito y el cimarrón el reparto se hace por mitad entre el armador y la tripulación; pero de la parte correspondiente a la tripulación se deduce el 3’45 % para el patrón, el 6’84 % que se paga al armador en concepto de comidas y jornal del maquinista y el 1’72 % para retribuir a las dos chicas encargadas de la limpieza de la embarcación, arreglo de las redes, etc. En el caso de la anchoa “man-jua” el 66’67 % corresponde al armador, el 27’15 % a la tripulación, al patrono 2’46 %, y a las chicas el 1’24 %. En la pesca del besugo y de la anchoa (malla) el 52’78 % es para el armador, para la tripulación el 40’73 %, el 6’3 % para el patrón y el 1’86 % para las chicas. En la pesca de bajura el 58’59 % pertenece al armador,

el 34’38 % a la tripulación, al patrón el 3’91 %, a las chicas el 1'56 % y al bote el 1’56%. En las motoras, la tripulación con patrón es de 10 hombres y para toda clase de pesca, excepto para la anchoa “manjua”, corresponde al armador el 57’15 %, lo restante para la tripulación, patrón y chicas; en el caso de la anchoa “manjua” pertenece al armador el 60’38 %. En la pesca a vela, si se trata de una bonitera, corresponde al armador el 26’22 %, el 65’57 % para la tripulación, para la reserva el 6’56 % y la chica el 1’65 %; si interviene una trainera, al armador corresponde el 54’45 %, a la tripulación el 44’44 % y a la chica el 1’11 %. Si se trata de un simple bote con cinco tripulantes, queda para el armado el 16’67 %, para la tripulación el 83’33 %. Es de hacer notar que el 6 % del importe total de la pesca pertenece a la Cofradía, asociación económico-social que desempeña funciones mutualistas y profesionales 1. La venta del pescado se efectúa en las lonjas de las cofradías en pública subasta. En su compra intervienen los fabricantes de escabeches, filetes y salazón si se trata de atún, bonito, anchoa; los intermediarios y las sardineras o fresqueras si se trata del pescado puesto inmediatamente a la venta: los intermediarios se encargan de enviar el pescado a las poblaciones de la península empleando para ello servicios especiales de autocamiones, y las sardineras se encargan de la venta local por las mañanas en los mercados y por las tardes recorriendo las calles con el cesto en la cabeza. En el momento actual, San Sebastián viene a ser el centro distribuidor de la pesca de nuestra costa que se vende a las principales poblaciones, en particular a Madrid y Barcelona. San Juan de Luz desempeña la misma función en el comercio de pescado fresco con las villas del mediodía de Francia. El desarrollo de la producción pesquera ha favorecido la creación progresiva de fábricas de escabeches, salazones y filetes, a lo largo de la costa vasca. La mayoría de los centros conserveros de nuestro litoral se dedican al salazón y son en general casas italianas que trabajan para el mercado italiano; pasa en la actualidad de doscientos el número de estas casas. Para salazón se emplea preferentemente la anchoa, y también en menor grado el relanzón o aguja. La conservación de la anchoa se consigue con la simple utilización de la salmuera. Durante la costera de la anchoa se 1

Amplia información sobre la vida del pescador puede adquirirse en la Recopilación de Trabajos de la Asamblea de Pesca marítima, que tuvo lugar en San Sebastián el año 1925. - También existe una reseña general de la vida del pescador vasco en la obra de Th. Lefebvre: Les modes de vie dans les Pyrénées Atlantiquees Orientales; págs. 255-268 y 357-370. París 1933.

interrumpen las otras labores conserveras y se concentra todo el trabajo de mujeres y niños alrededor del salazón de estos peces, los cuales, después de salados, son descabezados, limpiados y por último envasados en latas de diferentes tamaños, desde las de medio kilo hasta las de treinta, y en barriles de setenta kilos. Una parte de la producción de la anchoa se reserva para la fabricación de filetes. Esta labor se verifica en invierno, lo cual resulta sumamente ventajoso para las familias de los pescadores, pues de sobra es conocida la crisis de miseria y de hambre por que atraviesan nuestros arrantzales durante esa época del año. Durante la guerra se trabajó en salazón la sardina: si en el momento actual no ocurre tal cosa, es porque no abunda lo suficiente ese pescado para emplearlo en salazones; lo que se pesca se destina al fresco y también a la fabricación de conservas en aceite y en escabeche. Para la variedad de trabajo de las fábricas de conservas, el pescado preferido es el bonito, secundariamente la sardina, el chicharro y el verdel. El bonito, por su rápida descomposición, requiere ser trabajado inmediatamente después de ser pescado; por eso durante la costera del bonito se trabaja en las conserveras no sólo de día sino también de noche. El bonito, lo mismo que las sardinas, se prepara en aceite, en escabeche y también en tomate. Las casas que poseen más extensa clientela se dedican también a fabricar diferentes conservas de besugos, merluza, calamares, bacalao, verdeles, chicharrillos y mariscos. Ya se ha dicho que el mercado más importante para la anchoa en salazón es Italia, cuyo centro de contratación es su puerto de Génova; en este puerto tiene una Delegación, con el fin de defender sus intereses económicos, la Federación de Fabricantes de Conservas del Litoral Cantábrico. Norteamérica constituye otro mercado importante de la industria salazonera vasca, ya que consume unas 40.000 cajas anuales. La misma Federación tiene otra Delegación en Nueva York, la cual puede llegar a adquirir una importancia semejante o superior a la de Génova si se intensifica la publicidad y se consigue por ahí extender el mercado. Otros mercados que merecen ser mencionados son Sud-América, Holanda, Norte de África y los Balcanes. Las mujeres y chicas que trabajan en las fábricas de conservas tienen un jornal desigual, según las épocas del año. El mejor período es para ellas el del salazón de anchoas; entonces llegan a ganar 6 ó 7 pesetas diarias y

los niños que se dedican a descabezar los pescados consigue un jornal de 3 pesetas. Durante el resto del año el jornal de las operarias es de 2’50 ó 3 pesetas diarias. Los beneficios de los pescadores son también desiguales según las temporadas. La mejor de todas es la del bonito y cimarrón; los ondarroanos, por ejemplo, desde el día de San Pedro hasta el 15 de Agosto, consiguen un jornal de 80 a 100 duros; en primavera llegan a ganar jornales de 6, 7 y 8 pesetas diarias. Pero el otoño y el invierno es para ellos la larga época del calvario y del sacrificio: de Octubre a Marzo cuando más consiguen es ocho reales diarios; algunos años, como el actual de 1934, la miseria invernal llega hasta su último extremo; la ausencia de los peces de invierno hace que, desde principios de Octubre hasta principios de Diciembre, la mayoría de los pescadores no hayan ganado más de diez duros; están al acecho de un milagro, pero entretanto el hambre y la miseria se prolongan demasiado. La condición del pescador que se ve obligado a vivir únicamente con el producto de la pesca es francamente deficiente y mala. Hay casos de pescadores que a la vez son cultivadores, y esto es posible que sea un remedio deseable para la totalidad de los pescadores de nuestro litoral. De 437 pescadores que hay en Bayona, 320 son además de pescadores, cultivadores y carpinteros: cuando no pueden salir al mar, se dedican a sus faenas del campo o del taller. Todos los pescadores de Guetary -Laburdi- tienen un trozo de tierra con su huerta y terreno suficiente para hacer vivir a una o dos vacas. Otro tanto ocurre con el 20 por 100 de los pescadores de Orio, Zarauz, Guetaria, Zumaya y Lequeitio. La ventaja de poseer un trozo de tierra es enorme para el pescador, no sólo para que pueda evitar la vagancia y la miseria durante los numerosos “etxe-egunek” del invierno, sino también porque su mujer e hijos pueden dedicarse a la labranza mientras él trabaja en el mar y llevar un régimen de vida más sano que el de esas mujeres y niños que agotan sus fuerzas en muchas fábricas, donde, por exigencias y apremios de ciertos trabajos, se ven obligados a trabajar diez y más horas diarias. Cierto es que existen Cofradías de pescadores que desempeñan funciones profesionales y mutualistas, pero en el momento actual no se puede esperar que en su soledad y aislamiento solucionen la situación de nuestro pescador. Es probable que tal cosa fuese factible si las cofradías todas se federasen con miras a constituir una Caja de Compensación que beneficiase de subvenciones por parte de las autoridades públicas y de suscripciones particulares. Esta Caja estaría llamada a funcionar durante la larga época

de necesidad por falta de pesca. La misma caja se encargaría de la organización mutualista y cooperativista, y de todo cuanto está llamado a proporcionar consistencia económica a las Cofradías y bienestar a los arrantzales. Creemos que lo que antecede es realizable en nuestro país entre 7.000 pescadores, cuando en muchos países europeos esas Cajas funcionan en beneficio de cientos de miles de obreros. Lo esencial es que los técnicos y los hombres de buena voluntad se asocien para salir de esa inercia pecaminosa del liberalismo económico, del cual distamos mucho de habernos desprendido todavía. Juan Thalamas Labandíbar

XVI

El sacerdote social *

TODAVÍA, por campos y ciudades, aparecen de vez en cuando sacerdotes que, creyéndose animados por excelente espíritu, rechazan toda intervención del clero en el ordenamiento social. Por ancianidad algunos, por retraimiento otros, por mal entendida doctrina quizá los más –por mala voluntad ninguno-, defienden con tesón la conveniencia de que el sacerdote se mantenga alejado de cuanto, de cerca o de lejos, tenga relación con la cuestión social. No es que todavía se siga diciendo que el sacerdote debe estar sólo en la Iglesia, porque el más recalcitrante va comprendiendo que si el sacerdote no sale de la Iglesia para ir en busca del pueblo, éste se aleja de ella; pero es que quedan aún restos de prejuicios arcaicos que detienen a quienes más debían estar libres de ellos. Tales sacerdotes no viven al día. Todo lo cruda que se quiera, ésta es la verdad. A los tales que piensan con retraso hemos de tratar de convencer con textos y citas del mismo Pontífice reinante de cuán urgente es la actuación del sacerdote en el campo social, rebatiendo de paso, los prejuicios que a ella pueden oponer. ***

*

Idearium, nº5, noviembre-diciembre 1934.

Distingamos ante todo dos clases de sacerdotes: los que por su ciencia –aun en el orden social, profesional y técnico- pueden prestar grandes servicios al bienestar social con su actuación y su consejo; y los carentes de esa formación especial, y que, sin embargo, tienen que actuar en la vida social, por ser sacerdotes. Entre los primeros entran aquellos que ya Pío XI llama Misioneros del Trabajo, que han de formarse específicamente para ese magnífico fin de cooperar con su ciencia al restablecimiento social cristiano; los que han de estudiar en Universidades y Centros especiales para levantar con su ciencia el prestigio de la Iglesia, y para ejercer con la misma un gran acto de caridad social haciendo de palanca para el restablecimiento social cristiano por Pío XI tan deseado y buscado. *** Nos referimos, pues, tan sólo a los sacerdotes como tales; no a los especialistas precisamente. Y estableciendo de antemano, a manera de principio estable y fundamental, que cuantas veces el sacerdote ha de influir en algo que al orden social se refiera, ha de hacerlo como sacerdote, no de otro modo; y que la norma, por consiguiente, de toda su intervención en lo que a la vida social ataña, ha de encuadrar en el orden puramente sacerdotal; vamos a defender nuestra tesis del INTERVENCIONISMO SACERDOTAL EN LA CUESTIÓN. *** Para demostrarla no nos vamos a salir apenas de la Encíclica “Quadragessimo anno”, la llamada por antonomasia encíclica social. Habla el Papa: “El camino por donde se debe marchar, Venerables Hermanos, está señalado por las presentes circunstancias. Como en otras épocas de la historia de la Iglesia, hemos de enfrentarnos con un mundo que en gran parte ha recaído casi en el paganismo. Si han de volver a Cristo esas clases de hombres que le han negado, es necesario escoger de entre ellos mismos y formar los soldados auxiliares de la Iglesia que los conozcan bien y entiendan sus pensamientos y deseos, y puedan penetrar en sus corazones suavemente con una caridad fraternal. Los primeros e inmediatos apóstoles de los obreros han de ser obreros; los apóstoles del mundo industrial y comercial, industriales y comerciantes”.

*** Comprendo la admiración del sacerdote que lee atentamente estas líneas, y oigo su pregunta rápida: - Y cómo prueba esto la tesis? El argumento va por cauces completamente ajenos a la cuestión. Vayamos despacio; que latet anguis in herba. En las últimas palabras citadas hay algo muy significativo. Porque sigue hablando el Pontífice: “Buscar con afán estos apóstoles seglares, tanto obreros como patronos, elegirlos prudentemente, educarlos e instruirlos convenientemente, os toca principalmente a Vosotros, Venerables Hermanos (Los Obispos) y a vuestro clero”. De manera que buscar con afán esos apóstoles, elegirlos, instruirlos y educarlos -fijémonos en las palabras, que todas y cada una de ellas son harto expresivas- toca principalmente al sacerdote. Cabe labor más social? Elegir la sal del mundo –obrero, industrial, patronal-, ponerla en sazón y derramarla allí precisamente donde haya de ejercer su fuerza de mejorar la humanidad, es labor del sacerdote. La cual, según Pío XI, es distinta de la ordinaria de la predicación, es trabajo para el cual hay que ir al mismo pueblo, entrar dentro de su corazón, conocer y visitar a patronos y obreros, estudiarlos para ver si tienen las dotes de apóstol necesarias a quienes han de consagrarse a la dificilísima tarea de mejorar la sociedad. A eso obedece, sin duda, que comprendiendo el Pontífice la enorme fuerza de esta intervención y la responsabilidad de tan delicado ministerio, exclame, no quitando ni aminorando la carga echada a los sacerdotes, sino recalcándola con energía: “A los sacerdotes les aguarda un delicado oficio: que se preparen, pues, con un estudio profundo de la cuestión social, los que forman la esperanza de la Iglesia” (los seminaristas que se preparan al sacerdocio). ¡Delicado oficio! Mejor quizá estaría decir ardua empresa, difícil cometido; y desde luego respondería mejor a la mente e idea pontificia: difficilis sane provincia! ***

-Y ¿cómo va ser esto posible -exclama el sacerdote- si no nos han enseñado en nuestra carrera nada de las complejidades y arcanos en que la sociedad vive y de los que la ciencia sociológica se nutre? - Es cierto. Pero resulta que así como en tal cual ocasión, es el miedo a la complejidad asombrosa de los hechos sociales y de su eficaz resolución, el que aparta al sacerdote de cuanto se refiere al orden social; así como a menudo, es la falta de ciencias en esta disciplina la que le aleja de una actuación a la que se siente acaso inclinado por su modo de ser, por la gracia de su ordenación y por su celo apostólico; así otras veces –acaso muchas- es su falta de orientación en cuanto al modo de trabajar lo que le detiene en el camino. Prudente es el retraimiento fundado en verdaderos motivos y no en apariencias de propio engaño, cuando se trata de asuntos de orden técnico y puramente profesional ajenos de suyo a la actuación del sacerdote; prudentísimo –y obligado por el derecho- el retraimiento en la esfera social administrativa y de gerencia, prohibida al sacerdote sin especial permiso; pero ¿es siempre prudente todo retraimiento en el orden social? No hay otro campo más amplio en el que no sólo cabe, sino DEBE estar, como en el suyo propio, el sacerdote. *** Pero vuelve de nuevo la objeción antes apuntada. - Es que no basta ser bueno! ¿Cómo sin ciencia especial, sin estudios previos y hondos puede el sacerdote trabajar por el ordenamiento cristiano de la sociedad e influir en la cuestión social rápida y eficazmente? Va a contestar el Papa y va a comprenderlo el sacerdote; ya que supuesta la misión de cristianizar al pueblo que le incumbe; y supuesta también la norma propia de su actuación; sabe que para tal fin, todos los medios lícitos y lógicos conducentes han de aprovecharse. No sale de estos límites y de su precioso marco la idea pontificia cuando habla de estas cuestiones y trata de materias tan delicadas. Habla el Papa: “A nuestros muy amados Hijos elegidos para tan grande obra les recomendamos con todo ahincó en el Señor que se entreguen totalmente a educar a los hombres que les han confiado, y que en ese

oficio verdaderamente sacerdotal y apostólico usen oportunamente de todos los medios más eficaces de la educación cristiana: enseñar a los jóvenes, instituir asociaciones cristianas, fundar círculos de estudios conforme a las enseñanzas de la fe”. Esto no lo puede hacer el sacerdote? *** ¡La ciencia! Es verdad que es necesarísima la ciencia. Pero al sacerdote social, que no tiene por qué meterse en cuestiones técnicas sino fundamentales, más que la ciencia –que para lo que se le pide tiene bastante- exige el Papa otras cualidades. Habla el Papa: “Aquellos a quienes especialmente vais a confiar este oficio, es del todo necesario que revelen ciertas cualidades: que tengan tan exquisito sentido de la justicia, que se opongan con constancia completamente varonil a las peticiones exorbitantes y a las injusticias, de dondequiera que vengan –que se distingan por su discreción y prudencia, alejada de cualquier exageración; y sobre todo estén íntimamente penetrados de la caridad de Cristo, porque es la única que puede reducir con suavidad y fortaleza las voluntades y corazones de los hombres a las leyes de la justicia y de la equidad”. ¿Está claro? *** ¡La ciencia! ¡La ciencia! Si la gran base de la sociología, la principal piedra en que tropieza precisamente gran parte de la sociología positivista, durkheiniana y modernista, es la filosofía moral, son los principios de ética, son las bases del derecho natural; las nociones de justicia, el acoplamiento en la vida de virtudes individuales y sociales; ciencia que precisamente es la piedra angular de la carrera en el sacerdote; ciencia y saber cuyas ampliaciones le ofrecen materia más que suficientísima para el comienzo y prosecución de sus trabajos sociales.

Recuerdo perfectamente una anécdota de Pío XI. En cierta ocasión se le presentó un joven que deseaba precisamente estudiar estas cuestiones. El Pontífice sabio y prudente le pregunta: - Ha leído usted a Tapparelli? - Sí, Beatísimo Padre, lo he leído. - Pues vuélvalo a leer de nuevo, porque enseña mucho ...! Es toda una respuesta. Tapparelli no es ningún tratado de sociología ni menos de economía; es simplemente un buen texto de derecho natural; Taparelli no es de ayer sino de mediados del siglo XIX; y sin embargo el Pontífice sabio recuerda a Tapparelli ... Es que en torno a la filosofía y la moral qué magnífico edificio se puede levantar, y qué grandísima obra se puede construir ... con POCO COSTE INTELECTUAL, para intervenir en el ordenamiento social, no como especialista –hay que machacar la idea- sino como sacerdote y por sacerdote. ¿O se va a decir que un sacerdote de larga carrera, no podrá, sin especialísimos estudios, ayudado de los que ya posee, enseñar a obreros o campesinos o pescadores –que nada o casi nada saben?- ¿No podrá dirigirlos; no podrá fundar Círculos de estudios en que se den tales enseñanzas y llamando a cooperar en otro orden algo más técnico a más especializados feligreses, actuar valientemente por su medio? O es que se cree incapacitado al sacerdote para explicar lo que TIENE OBLIGACIÓN de enseñar –la doctrina de la Iglesia en punto a la cuestión social-, las doctrinas del Papa –que por lo mismo lo son de la Iglesiaa obreros y pueblo que tienen bastante menos capacidad y ciencia que el último de los sacerdotes? Menguada ciencia la suya! Y en estos tiempos en que la sed de ciencia acucia a los trabajadores hacia las fuentes del saber ... Porque si estas fuentes son fuentes sacerdotales, de manantial puro; el agua que van a beber los pobres no llevará en su seno ni microbios de tifus socialista ni gérmenes de violencias. ***

Más se adentra aun el Pontífice en la explicación de esta materia cuando, cumpliendo su obligación primordial de Vicario de Cristo, trata, aun por medio de estas enseñanzas, de cristianizar sobre todo y ante todo al mundo, y como a parte importantísima de él -y por cierto la más numerosa y la menos protegida- al pueblo. “En primer lugar estimen mucho y apliquen frecuentemente (los sacerdotes) para bien de sus alumnos aquel instrumento preciosísimo de renovación privada y social, que son los Ejercicios espirituales, como dijimos en nuestra Encíclica “Mens Nostra”. En ella hemos recordados explícitamente y recomendado con insistencia, además de los Ejercicios para todos los seglares, los Retiros de especial utilidad para los obreros. En esa escuela del espíritu no sólo se forman óptimos cristianos, sino también verdaderos apóstoles para todas las condiciones de la vida, inflamados en el Fuego del Corazón de Cristo. De esa escuela saldrán, como los apóstoles del Cenáculo de Jerusalén, fortísimos en la fe, armados de una constancia invencible en medio de las persecuciones, abrasados en el celo, sin otro ideal para propagar por doquiera el Reino de Cristo”. Elevada es la misión espiritual del sacerdote. Pero combinada con la otra de orden más social, a fin de que ésta se espiritualice más y más, deja aun destacada más su elevación y dignidad. *** La táctica pontificia en orden al sacerdote es en este punto clarísima. A parte de exigirle el cumplimiento de sus propios deberes bien determinados en el Código canónico, le impele a la formación y enseñanza espiritual y aun social al pueblo; no ansiando cogerlo todo de golpe, cosa hoy en día imposible en muchas partes donde el pueblo por un nuevo neopaganismo ha vuelto las espaldas a la Iglesia, sino buscando en él las minorías selectas y formando élites de formación cristiana y cultural obrera o patronal –según convenga-, a fin de que una vez formadas éstas en sólida cultura cristiana y social lleguen a ser cabezas dirigentes de la vida del pueblo, apóstoles de sus respectivos grupos y clases sociales; y cumplan el deseo pontificio: “los primeros inmediatos apóstoles de los obreros han de ser los obreros; los apóstoles del mundo industrial y comercial, industriales y comerciantes” (Quadragessimo anno). Pero el motor principal es ... el sacerdote.

*** Mi gente es muy buena. No necesita nada de eso. ¡Pobre grey aquella para la cual estas o semejantes palabras son en el sacerdote excusa para no trabajar! Es buena e ignorante? En tal caso está clara la obligación del sacerdote; porque nada hay como la ignorancia para dejar al pueblo a merced de los primeros engañadores que en prensa y propaganda se lancen a conquistarlo. ¡Pobre pueblo aquel de quien diga eso el sacerdote y nada haga ...! Pero aunque la gente sea buena ..., la masa hay que cuidarla para que no se pierda; hay que fermentarla espiritual y científicamente para que conserve su condición de buena ... No es nuestro pueblo el de peor masa ni muchísimo menos –quizá sea el mejor- pero socialmente, hay que decirlo con honda pena, ¡qué poco trabajado está y cómo se pierde! *** - Pero en el pueblo, en la aldea qué voy a hacer yo? Es el último reducto de la objeción, del desaliento y aun de la pereza. Precisamente es el pueblo y la aldea, y el casero y el pescador y el obrero modesto los que han de trabajarse. La salvación no ha de venir de la ciudad al campo sino del campo a la ciudad. La previa formación de núcleos en pueblos y aldeas son la señal de la victoria. Esos núcleos dominarán en el sindicato y en la cooperativa del pueblo; esos informarán social y cristianamente la vida del mismo; y ellos, a la larga, llegarán a dominar en la provincia ... No es que los sacerdotes de ciudad no hayan de hacer lo propio; no. Pero es que los de los pueblos no pueden abandonar lo suyo pensando erróneamente que la salvación les ha de venir de la ciudad. La revolución espiritual ha de formarse en la marcha del pueblo sobre la ciudad.

Las palabras del Pontífice son urgentísimas: “Nada debe quedar por hacer para apartar a la sociedad de tan graves males; tiendan a eso nuestros trabajos, nuestros esfuerzos, nuestras continuas y fervorosas oraciones a Dios. Puesto que, con el auxilio de la gracia divina, en nuestras manos está la suerte de la familia humana”. *** Los sacerdotes nos dividimos en tres grupos –seamos una vez sinceros-. En el primero entran los que trabajan en este orden social a medida de sus fuerzas: se enteran de lo que se publica, preguntan donde saben que se les puede contestar; ... trabajan ... A ellos las palabras del Papa: “Merecéis toda alabanza, así como todos esos valiosos cooperadores, clérigos o seglares, que Nos alegran al verlos participar con vosotros en los afanes cotidianos de esta gran obra”. Otro grupo sestea. Se cubre casi todo él con un manto de excusa, que, por tupido que sea, deja entrever la fea realidad que es una veces la ignorancia; otras la excusa de la política; otras ... que “el pueblo es un pueblo imposible” ... Ninguna de las tres excusas se borra con la inacción. La ignorancia desaparece con el estudio; la excusa política afirmando a voz en cuello que como ni lo religioso ni lo social –y por consiguiente ni la formación religiosa ni la social del pueblo- tienen que ver nada con ella; y que por lo tanto el sacerdote de buena intención, así como predica a todos prescindiendo de ideas políticas; así tiene la obligación de enseñar socialmente al pueblo prescindiendo de las mismas. No hace otra cosa Pío XI. ¿O es que Pío XI de cuyas encíclicas se ha tomado cuanto va dicho, también se mete en política? Aparte de que en general quienes tal hablan son por lo común los más políticos ... Tercer grupo: es el de quienes ni trabajan ni dejan trabajar. Enorme responsabilidad la suya. Como hermanos hemos de pedir por ellos; pero como hermanos también rasgarles las cataratas de sus ojos para que vean la enorme responsabilidad que con su conducta se acarrean sobre todo si por su situación prominente impiden que trabajen quienes con gusto lo harían.

*** - Y esto..., ¿resultará? Contestar a ello no es deber nuestro. Desde luego Pío XI lo afirma explícitamente: “No dudemos en marchar con todo ardor por este camino, más de una vez comprobado por el éxito feliz” (Quadragessimo anno). Pero aunque no lo dijera, nuestra labor no es mirar el éxito; bástanos, sabiendo que es este el camino prescrito, marchar por él con vigor y energía, con ansia y con decisión; conocedores de que ni el que planta ni el que riega es nada, sino el que da el incremento Cristo Jesús; sabedores que a nosotros sólo toca decir en nuestra actuación: siervos inútiles somos; lo que nos estaba mandado, eso hicimos. *** Al sacerdote le está mandado trabajar en el orden social cristiano.

Joaquín Azpiazu

XVII

Ideas y hechos de nuestro ambiente *

Decíamos en otra ocasión: el conocimiento del hombre y de su destino constituye la norma para orientar nuestra actuación. Sin ese conocimiento y sin esa norma la vida queda encomendada al azar, y es inevitable su extravío 71. Saber qué hacemos y hacia dónde vamos; obrar conscientemente: he ahí un rasgo que debe caracterizar nuestra conducta como hombres. Si procedemos de otra suerte, nos deshumanizamos y no nos distinguimos de los irracionales. La contemplación del mundo que nos hace conocer la existencia de Dios, y nos obliga a profesar la religión, nos plantea el problema del destino y del puesto del hombre en la naturaleza. Y es la religión quien nos ha proporcionado la solución buscada. Ella mantiene viva en nosotros la idea de nuestro fin, despertando y cultivando nuestra conciencia en este asunto trascendental. Tenemos, pues, conciencia de nuestro destino y sabemos dar sentido a nuestra vida, gracias a la religión. A ella nos conduce la ciencia natural. Así como nos conduce a Cristo y al Cristianismo la ciencia cultural, es decir, el estudio de la Iglesia y de la historia. ***

*

Idearium, nº7, marzo-abril 1935. Idearium, núm. 6, pág. 54.

71

Pero la visión del Universo y del hombre no ha conducido a todos a la misma conclusión. Las interpretaciones que los hombres dan de unos mismos fenómenos son diversas según la diversidad de los factores – individuales y sociales- que contribuyen a elaborarlas. He aquí una de esas interpretaciones que hallamos en un escrito del conocido comunista libertario D. Isaac Puente: “La naturaleza, ni es catastrófica ni deja de serlo. Tiene argumentos para todos los gustos. Para el pesimista y para el optimista, para el misántropo y para el filántropo (misos, odio y filos, amor; antropos, hombre), para el creyente y para el que no lo es. Un mismo hecho, cada hombre lo ve de distinto modo “conforme al color del cristal con que lo mira”. El hombre es dentro de ella un ser más de los muchos que la pueblan. El más evolucionado, pero nada más. Un terremoto, igual destruye una ciudad que mata a sus habitantes. Con la misma insensibilidad y la misma ceguera destruye mil hombres que mil ratones. Un volcán esparce la muerte a su alrededor en los kilómetros que alcanza su erupción de fuego, sin ser más clemente con los humanos que con las bestias o las plantas. Una tormenta arrasa en un minuto las más espléndidas cosechas que el hombre pudo preparar con su trabajo y fecundar con su sudor, sin demostrar la menor atención para las lágrimas y los lamentos de los damnificados. Hace explosión el grisú de una mina al contacto de una llama, sin reparar en que acarrea la muerte de los 300 explotados que en ella consumen su salud, en tanto el burgués se enriquece con las ganancias, libre de peligros. Ninguno de estos hechos tiene finalidad en sí mismo. Ocurren, porque tiene que ocurrir, en virtud de un ciego determinismo. El creyente supone que son manifestaciones de la voluntad divina. El ateo piensa que ello es una prueba de que la divinidad no existe”. La naturaleza es inconsciente. Sus fuerzas son ciegas y actúan necesariamente, no libremente. El hombre, en cambio, es libre y tiene conciencia de sus actos. El hombre sabe desafiar las fuerzas de la naturaleza y “vencerlas también”, como dice el mismo Sr. Puente. “Regulariza el cauce de los ríos; asegura el riego de la tierra; consigue duplicar el rendimiento de los cultivos; desvía la amenaza de una nube; predice un cataclismo; anuncia al pescador la inminencia de una galerna. Domina el aire y el mar”. “Maneja la electricidad y la hace servir a su antojo. Acrece sin cesar las comodidades y las ventajas y las satisfacciones, elevando de nivel los pla-

ceres de la vida. Hace tener a raya a las enfermedades que han dejado de ser plagas desoladoras”. “En suma, el hombre lleva en sí una fuerza poderosa de progreso, de dominio sobre la Naturaleza y de perfeccionamiento a cuanto se aplica. Aún apenas ha empezado a desarrollarse y puede esperarse con fundamento que nos dé más de lo que nos ha dado”. Es decir, en los fenómenos que forman nuestro campo visual existe una dualidad profunda. Por un lado el mundo físico con sus tendencias y fuerzas ciegas, necesarias, inconscientes. Por el otro el ser humano consciente, previsor, libre. Este contraste y esta oposición demuestran que el hombre no puede ser un mero resultado de la convergencia fortuita de elementos cósmicos. ¿Cómo es posible concebir la conciencia, la previsión y la libertad surgiendo de una confabulación de energías mecánicas que obran fatalmente conforme a las leyes rígidas y necesarias? Podemos, pues, decir que el mundo no contiene en sí su explicación. Se precisa un ser inteligente y libre, anterior y superior al hombre y a la naturaleza para explicar razonablemente nuestra existencia. Del mismo modo que para formarnos una representación racional de los fenómenos eléctricos hemos de recurrir a un agente (electricidad), de cuya existencia por lo mismo no cabe dudar. El hecho de que en la naturaleza reina un determinismo rígido, lejos de oponerse a la existencia de Dios, contribuye a probarla, puesto que en un mundo de tales condiciones fuera imposible la aparición del hombre – persona, no cosa-, sin la intervención de un ser personal dotado de inteligencia y libertad. Esta idea palpita también en el escrito del Sr. Puente y aun en toda la literatura comunista y socialista, siquiera se llame de “los sin Dios”. Los mismos programas de acción y las mismas teorías anticristianas llevan reflejos de Cristianismo. La pretensión de fundar un estado social o un sistema de relaciones humanas sin resabios cristianos tan sólo cabe en cerebros ingenuos que creen posible suprimir la historia por un decreto de olvido. Así, cuando en el artículo que comentamos se dice: “la injusticia social no es efecto de la Naturaleza”, se confiesa paladinamente que el hombre no tiene su origen en el mundo físico, pues si lo tuviese, sería un mero apéndice, una prolongación de la Naturaleza, y, por lo tanto, necesario e irresponsable, y las llamadas injusticias serían efecto de la Naturaleza, no serían propiamente injusticias.

*** En la conducta del hombre influyen los apetitos o tendencias, como también las sugerencias de la razón. Es decir, lo instintivo y lo consciente. El factor “conciencia” es un resultado de cultivo: su génesis y su conservación requieren esfuerzos continuados. El factor “tendencia” es espontáneo. El primero, que a ratos actúa en cualquier hombre, sólo es permanente en espíritus selectos. Representa el nivel propiamente humano. Es el segundo, sin embargo, el plano donde los más parecen encontrarse at home, como en su propia casa, constituyendo la masa o material humano que colabora a la historia como el pólipo a la formación de los continentes. Y así, una obra –lecturas, novela, cine- que tienda a inclinar la balanza hacia el lado de las tendencias, triunfa fácilmente. Por eso se le asocia el dinero en cantidades fabulosas buscando su proliferación. Y la mima, la explota y la fomenta. Este maridaje del dinero y de las tendencias infrahumanas, juntamente con la ausencia de todo freno moral, es sin duda, en el sistema capitalista de nuestros días, uno de los agentes más poderosos del desequilibrio económico. ¡Cuántas escenas de escándalo, cuántos espectáculos monstruosos, cuantas publicaciones lúbricas –libros, folletos, periódicos- habrían de desaparecer, si no estuviese de por medio un interés económico! Y el nebel de existencia fuera muy otro, si tantos capitales y tanta energía humana no buscaran esa viciosa derivación. Veamos qué actitud adoptan la “tendencia” y el capital, cuando pugnan por asociarse y triunfar. Aludiendo al turismo y a los medios de fomentarlo en España, dice así HERALDO DE MADRID (nº 15.327) de 15 de abril de 1935: “¿Es el turismo una fuente de riqueza? ¿Puede ser un medio para demostrar a los ignorantes lo que es España y lo que representa? ¿Le conviene a la economía del país? Tres preguntas con fáciles contestaciones: tres “síes” enérgicos y concretos. A España le conviene el turismo.

Parece lógico, pues, que el esfuerzo de todos los españoles se dirija a procurar que cada día venga a la península un número mayor de extranjeros. ¡Pues sí, sí! Excepto dos o tres familias madrileñas que escriben a unos amigos de Budapest y de Riga que España tiene un sol muy claro y una Telefónica muy grande, los demás no hacen –o hacemos- más que desacreditar lo poco acreditado que nos queda. Ni siquiera los organismos oficiales sirven para otra cosa. Prueba al canto: Funciona en Madrid una Comisión Central por la Moralidad de las Playas (Mor-Playa). Al parecer, esta entidad, organismo o lo que sea, pretende demostrar al Mundo entero que nuestras playas son las mejores y que deben ser visitadas. Con este fin ha hecho unos folletos que se están repartiendo por todas partes y en los que se dan normas y reglas para los turistas. ¡Y qué normas! “¡Vosotras y vosotros –dice-, seres conscientes todos! No olvidad al resolver. El corte ignoto del hilo de la vida. Y el inmediato Juicio inesperado”. ¿Y con esto quieren que vengan los turistas a España? Vamos, hombre. Ni que fueran idiotas. Y, por si fuera poco, en el mismo folleto se dan instrucciones a los visitantes de cómo deben ser sus trajes de baño: “Normas para el traje de baño 1ª El traje de baño será, moralmente, tanto más recomendable cuanto más cubierto deje el cuerpo y menos se ciña a las sinuosidades de éste, siendo de advertir que dicho traje es exclusivamente para el baño, no para la playa, debiendo tanto las señoras como los caballeros cubrirse con la capa o albornoz al entrar y al salir del agua. 2ª En consecuencia, el descote, lo mismo en los trajes de señora que en los de caballero, no deberá separarse mucho del arranque del cuello. 3ª En los trajes de mujer, el pantalón y la falda deben llegar, como mínimum a la rodilla, y los varones han de llevar doble pantalón, o faja-volante sobre el pantalón, y cubierta la mayor parte del muslo, como suelen hacerlo las personas elegantes y de buen gusto. 4ª Es completamente reprobable que el traje de la mujer carezca de manga en absoluto, siendo muy de recomendar que llegue ésta hasta la mitad del brazo, aproximadamente; y que sea ceñida en su terminación.

También son reprobables los trajes de varón que dejen al descubierto la mayor parte del hombro o de los costados. -La Comisión Central (con aprobación de la autoridad eclesiástica)”. Seriamente: ¿son ustedes frailes, caballeros de la Mor-Playa? ¿En qué gruta hedionda viven? ¿En nombre de qué estética recetan ustedes semejante traje de baño? ¡A la cueva! ¡Ala cueva! ¡Y a ponerse la cota de malla! ¡Largo de aquí!” Así hablan los traficantes de la “tendencia”. Buscan gente, mucha clientela. Aunque sea a costa de lo más preciado de la cultura y de la personalidad humana. La moralidad al servicio del dinero. *** La Constitución española permite el divorcio y el casamiento civil. Fundándose en esto, opinan algunos que la Iglesia no puede prohibir a sus fieles que se divorcien o que se casen civilmente. Los tales discurrirían así: “la Constitución permite a los niños jugar al hinque; luego el maestro no puede prohibírselo en la escuela ni a la hora de clase”. HERALDO DE MADRID (nº 15.312) nos brinda, en los párrafos siguientes, un ejemplo de este modo de razonar: “Los sermones cuaresmales del famoso P. Laburu.- Más que sermones son reiterados ataques a las leyes fundamentales del régimen”. “Como quizá sepan ustedes –se ha anunciado por la radio y todo- el contumaz jesuita padre Laburu está dando en la catedral una serie de conferencias cuaresmales. A esto nada tendríamos que oponer, como no hallamos nada que objetar a otros tantos espectáculos. ”Pero acontece que el padre Laburu –a quien se ha otorgado, sin que acertemos a explicárnoslo, la primacía de la oratoria eclesiástica-, el padre Laburu, decimos, ha olvidado o ha hecho que olvidaba que estamos en 1935. Esto es, que han pasado tres años desde que en España se proclamó un régimen que tiene sus leyes fundamentales. Tales son, por ejemplo, el matrimonio civil y el divorcio. Pues bien: contra ambos despotrica a diario el reverendo sacerdote. Y sus sermones son radiados a España entera.

”Este “divo” del púlpito se permite emitir conceptos como éstos: “La mujer que se casa civilmente es –duro de decirlo- una concubina. Dolerá, dolerá; pero así es". Y también: “la mujer que se divorcia para casarse con otro se convierte en su barragana”. O esto otro: “El hombre que deja a su mujer para contraer nuevo matrimonio comete adulterio”. ”¿Es lícito, es tolerable que públicamente –con toda la facilidad que da la difusión radiante- se digan estas cosas? ¿Se puede permitir que así se “fantasee”, valiéndose de la inmunidad o impunidad que dan, por lo visto, los hábitos? ”En España hay infinidad de damas respetabilísimas y cuya virtud no puede poner en duda ningún hombre bien nacido, y que están casadas civilmente o divorciadas y unidas en nuevas nupcias a otros hombres. Hay muchísimos caballeros de irreprochable honorabilidad en las mismas circunstancias. Nadie, sacerdote o seglar, puede lanzarles, amparándose en una situación de privilegio, palabras tan injustas. ”Nos asombra que autoridades tan celosas en impedir propagandas que estiman dañinas para el orden social permitan holgadamente esta que realiza desde el púlpito, y profanando el nombre de Cristo, un jesuita, a los tres años de disuelta en España la Compañía de Jesús”. He aquí ahora cómo un escritor de LA VOZ DE GUIPÚZCOA (nº 17.515) contesta a quienes razonan al dictado de “Heraldo de Madrid”. “Algunos lectores de los periódicos que me dispensan la merced de aceptar mi firma, me escriben lamentándose de que el señor Laburu se ha destacado en denuestos e injurias contra las señoras que han contraído matrimonio civil, llamándolas mancebas y calificando al matrimonio que contrajeron con arreglo a las leyes, de concubinato. Y me dicen que no tiene derecho un señor, por altos que sean los poderes que pretende ostentar, para insultar a persona alguna, y que no es propio de quien predica una doctrina de caridad y de misericordia denostar a las mujeres que no piensan como él, por el hecho de creer que ningún nacido es dueño de toda la verdad y por no necesitar para contraer un vínculo honrado que un fraile le haga una señal en el aire y recite una epístola escrita hace dos mil años, quedándose él célibe y en libertad de absolver o condenar a las auténticas pecadoras a quienes Jesucristo no injurió sino que perdonó, por el solo hecho de haber amado mucho.

”Me parece que quienes protestan de las palabras del orador a la moda, hacen muy mal en indignarse. El señor Laburu, según se me dice, no es precisamente un monseñor Ireland, ni un Bohurs; pero tampoco es un Fray Gerundio de Campazas, ni menos un parlanchín chabacano al modo del legendario “Cura de Chaorna”. Es un sacerdote, respetable como tal, que ve las cosas desde su punto de vista, más o menos sectario. A los fieles devotos toca seguir sus consejos y a los que no lo somos no escuchar sus homilías y si no tenemos más remedio que oírlas, hacerlo como quien ve, a través de los cristales de una habitación confortable, caer un copioso aguacero. ”Insisto en que debemos respetar las ajenas creencias y en nuestros prójimos hasta los exabruptos, y hasta en los gansos los graznidos. Item es contradictorio hacer una cosa contraria a la opinión de toda una doctrina y pedir luego a quienes la predican les parezca bien. Es notorio que no solamente para el señor Laburu, sino para todo el catolicismo, el matrimonio civil es un concubinato. “Quod Deus conjunxit homo non separet”. Atado será en el cielo lo que la Iglesia atare en la tierra. No hay más que un matrimonio, que es el llamado sacramento, el que de modo indisoluble establecen los cánones. Hay que atenerse al Dogma y al Concilio de Trento. Llamarse católico, apostólico y romano, y casarse civilmente es dejar de serlo. Hay que apechugar con todo o incurrir en duro anatema. ¿No se es creyente? Entonces puede uno casarse con arreglo a las leyes civiles o no casarse y hacer lo que le parezca justo y el código permita. Pero ser católico y enojarse con el sacerdote que recuerda el Dogma aunque sea con las frases violentas del Padre Claret, es falto de lógica. Es como si un hombre se colgase de una cuerda retorcida, se pusiese a dar vueltas y se quejase luego de haberse mareado. Y perdonen los entusiastas de los sermones apasionados el símil acrobático. ”Hay que ser católico o no serlo. ¿Se es de todo corazón? En tal caso el matrimonio civil es un concubinato. No hay otra autoridad sobre la tierra que la de la Iglesia. Quien no está con ella, está contra ella. Hay que bajar la cabeza y creer en todos los Misterios y milagros, por sobrecogedores que sean. Hay que olvidar al padre y a la madre, coger un leño, echárselo a cuestas y seguir al señor Laburu. ¿No se es católico? Se dice valientemente y sin ambages y entonces se deja a todos los laburus del mundo que digan lo que les parezca y se hace de sus palabras el mismo caso que de las coplas de Calainos. ”Lo que no puede ser es estar con San Miguel y con el Diablo, con Santo Tomás y con Jansenio, y, como dice el vulgo, “al caldo y a las taja-

das”. Si yo fuera el Buen Dios dejaría entrar en el cielo a todos los nacidos incluso a los herejes, menos a los que juegan con dos barajas. Al vado o a la puente. Hay que saber lo que se quiere y a dónde se va y en este sentido cuando se dirige a los creyentes y les hable desde el punto de vista del dogma, hay que reconocer que el señor Laburu tiene razón”. *** En un artículo de EL LIBERAL de Bilbao (nº 11.403) leemos estas sentencias: “Los Códigos sirven para crear terrores y las religiones para suscitar remordimientos; pero ni unos evitan los crímenes ni las otras los pecados, y después de todas las predicaciones continúa cada cual obrando en el momento de la acción conforme a los impulsos del instinto y rara vez con arreglo a los dictados de la inteligencia. ”Las causas que modelan la Historia y la vida de los pueblos son las mismas que modelaron la Historia y la vida del planeta. ”Los imperativos de la realidad van poco a poco modelando las nuevas formas de convivencia civil. ”Durante dos mil años nada sustancial había cambiado en el mundo. ”Todo se transformó desde el advenimiento del maquinismo, que modificó la técnica de la producción, de la circulación, del crédito y del transporte. ”Los hechos conducen el proceso histórico. ”Recientemente la invención de los motores de combustión interna trastornó todas las relaciones nacionales e internacionales. La difusión del automóvil ha promovido cambios de mentalidad incomparablemente más trascendentales que los de la Reforma luterana. ”Cada adelanto en el progreso técnico equivale a un avance en el progreso moral. ”El mayor respeto a las prerrogativas de la personalidad humana en la época moderna no es consecuencia de la revolución política, sino de la evolución industrial”.

“Ni unos evitan los crímenes, ni las otras los pecados, y después de todas las predicaciones continúa cada cual obrando en el momento de la acción conforme a los impulsos del instinto ...” Este párrafo y los siguientes son reflejo de la teoría del Materialismo histórico de Marx, teoría que surgió como una reacción contra el idealismo que pretendía explicar la evolución social como consecuencia del esfuerzo progresivo de la humanidad para realizar la justicia y la felicidad común. Según Marx, esto es confundir la causa con el efecto. Nuestras ideas son resultado de nuestras ocupaciones materiales. Cada uno contempla la vida a través de su oficio. Las instituciones económicas, el derecho, la vida política, las costumbres, la moral, la ciencia y la religión son funciones de la producción. Si ésta evoluciona, lo demás evoluciona también, aunque no con la misma rapidez; lo cual viene a constituir una desarmonía, causa de crisis sociales. Son, pues, las transformaciones de la vida material las que orientan la vida intelectual y moral, y es una ilusión creer que las ideas, por nobles que parezcan, gobiernan el mundo 1 . Es innegable la influencia que los factores económicos ejercen en la marcha general del mundo y en la dirección de las ideas. Los hombres tienden generalmente a elaborar teorías filosóficas y sistemas científicos que concuerden con sus conveniencias económicas. La justicia que proclaman coincide casi siempre con sus intereses. Es insuficiente, pues, el idealismo para explicar los fenómenos sociales. Pero también lo es el marxismo. Ambas hipótesis han luchado en casi un siglo entero. Entre tanto la evolución social y económica de los pueblos ha seguido su rumbo sin ser explicada ni comprendida por la mayoría de a los que a tales cuestiones dedican sus afanes. Ahora, como siempre, junto a las ideologías abstractas caminan silenciosas las realidades concretas. Tanto el idealismo como el marxismo rebasan lo que el examen imparcial y objetivo de los hechos nos permite afirmar. Contrayéndonos ahora al marxismo, podemos sentar, frente a sus afirmaciones, que las concepciones religiosas, metafísicas, científicas y morales han repercutido profundamente en la vida económica. La historia del Cristianismo se halla repleta de ejemplos que confirman esta aserción. Díganlo, si no, tantos millones de fieles que, por móviles religiosos, se han 1

A. Hesse y A. Gleyze: Notions de Sociologie, pág. 63. París, 1927.

abstenido y se abstienen de trabajar el domingo, aun cuando ello les ocasione un quebranto económico. Ninguna revolución fuera posible, si la evolución de las ideas y de las instituciones siguiera la pauta de las transformaciones económicas. Toda revolución económica y social supone estímulos de orden ideológico, formación de una conciencia. El esclavo que considera las cadenas como algo natural o no tiene conciencia de ellas, no se emancipa. En una revolución que intente romperlas o que acabe con la esclavitud, las ideas de emancipación no son posteriores a la emancipación misma. “Y después de todas las predicaciones continúa cada cual obrando ... conforme a los impulsos del instinto”. La historia del Cristianismo nos muestra innumerables casos que desmienten esta afirmación. El mismo Voltaire escribía: “El estoicismo no nos ha dado más que un solo Epícteto, y la filosofía cristiana forma millares de Epíctetos, quienes ignoran serlo, y cuya libertad llega hasta el punto de ignorar su propia virtud”. Y Proudhon decía de la religión cristiana: “¡Cuántas virtudes hizo que se abrieran!; ¡cuántos desprendimientos suscitó!; ¡qué torrentes de amor derramó en los corazones de las Teresas, de los Franciscos de Sales, de los Vicentes de Paúl, de los Fenelón, y con qué lazo tan fraternal estrechó a los pueblos! ... La religión ha creado tipos a los cuales la ciencia nada podrá añadir; ¡dichosos nosotros si aprendemos de la ciencia a realizar el ideal que la religión nos ha presentado!” 1. “Durante dos mil años nada sustancial había cambiado ... Todo se transformó desde el advenimiento del maquinismo ... Los hechos conducen el proceso histórico ... La difusión del automóvil ha promovido cambios de mentalidad ... Cada adelanto en el progreso técnico equivale a un avance en el progreso moral ...”. Esto se nos dice desde EL LIBERAL. Pero no se demuestra. Esas afirmaciones merecían ser justificadas con pruebas, con ejemplos. ¡Ejemplos! Los han recogido en abundancia para demostrar lo contrario quienes militan en el campo de EL LIBERAL. Nosotros los hemos leído estos días en su homónimo de Madrid. Es bien sabido que todo el siglo pasado se llenó de un gran optimismo, de un idealismo romántico en lo que se refiere al avance de la ciencia, de la técnica y de la personalidad. Optimismo y confianza en el progreso material, desde luego. De esta idea se hace 1

Juan Corts Peyret: El Catolicismo, el Paganismo y la Revolución, pág. 64. Barcelona, 1914.

eco el escritor del diario madrileño, y a propósito recuerda un episodio que cuenta Arago. “Era el primer día que iba a elevarse el primer globo inventado y construido por los Mongolfiers; la mariscala de Villeroi, octogenaria y enferma, no creía en los globos; se la condujo casi a la fuerza a una de las ventanas de las Tullerías y desde allí vio cómo Carlos, sentado en la barquilla, saludaba alegremente al público y se lanzaba a los aires. De un golpe, pasando sin transición de la más completa incredulidad a una confianza sin límites en el progreso, la vieja mariscala cayó de rodillas, y bañados los ojos en lagrimas exclamó: “Sí, decididamente es cierto; los hombres encontrarán el secreto de no morirse; pero será cuando yo me habré ya muerto”. Este optimismo entusiasma al articulista, y le hace exclamar: “¡Qué noble pasión por la Humanidad y por la verdad! ¡Y qué diferencia entre la inquietud generosa de aquellos días y la pereza espiritual y la cobardía de éstos de ahora!”. “Aun recordamos aquellas lecturas de nuestra infancia: Spencer, Buckle, Mill, exponían como credo del hombre la fe en el progreso... Spencer identificaba el progreso con la evolución y lo consideraba inevitable. Entretanto las invenciones y los descubrimientos salían de los laboratorios por millares; la riqueza crecía a simple vista; nada parecía imposible para la ciencia. Ella había prolongado la vida, mitigado el dolor, curado las enfermedades, fecundizado la tierra, protegido al navegante, echado sobre temerosos precipicios atrevidos y sólidos puentes, iluminado la noche, multiplicado la fuerza, acortado las distancias; ella permitía al hombre elevarse en el espacio y sumergirse en el fondo de los mares ... Y no era más que el principio. ¿Qué no podría, pues, creerse y esperarse del hombre en aquellos felices días? A pesar de todo, algunas dudas filosóficas acerca del progreso habían sido expuestas. En un diálogo de Fontenelle, Sócrates y Montaigne discuten la cuestión ... Sócrates quiere saber lo que ha avanzado la humanidad desde que él bebió la cicuta, y se asombra cuando Montaigne le dice que los hombres son aún unos pobres brutos incapaces de morir sin metafísica. El filósofo francés le asegura que el mundo ha degenerado, que ya no hay figuras tan grandes como Pericles, Arístides, o el mismo Sócrates. Entonces el viejo filósofo se encoge de hombros. “En nuestros días – dice- estimábamos a nuestros antepasados más de lo que merecían, y ahora nuestra posteridad nos estima a nosotros más de lo que merecemos.

Realmente, no hay diferencia entre nuestros antepasados, nosotros y nuestra posteridad. Siempre es lo mismo”. “El desarrollo de la humanidad –dice Eckermann en sus conversaciones con Goethe- parece ser una cuestión de miles de años. “¡Quién sabe! –replica Goethe-. Quizá de millones”. “La humanidad no progresa – decía Nietzsche-, ni siquiera existe, o no es más que un vasto laboratorio fisiológico donde una ruda Naturaleza hace constantes experimentos”. Arturo Balfour en 1890 decía que la conducta humana y la organización social están fundadas, no en el pensamiento, el cual progresa, sino en el sentimiento y en el instinto, los cuales permanecen casi estacionarios”. “La crítica socialista de la industria moderna también ha dañado nuestra fe en el progreso humano. Todos los esfuerzos hechos para exhibir palpables a la vista del pueblo las injusticias del presente tomaban la forma apologética de las edades olvidadas. Krotpokin, Carlyle, Pi y Margall, Morris, han trazado cuadros de la Edad Media, de sugestión romántica y subyugadora, que casi le hacen a uno envidiar la felicidad del siervo encorvado sobre la tierra ... Un escritor del diario LA LIBERTAD de Madrid se esfuerza también en demostrar que a las transformaciones de la industria en ningún modo corresponde una evolución moral. Frecuentemente oímos decir: “Este invento ha de cambiar la faz del Mundo”. Y esperan tranquilos una transformación total, íntima, orgánica. “En este sentido –dice el aludido periodista- hay motivos para mostrarse un tanto escéptico”. “Es seguro que cuando se inventó el martillo y se dio forma a la palanca y a la rueda, estas tres nuevas maravillas debieron dejar atónitos a los pensadores de entonces, si es que entonces los hubo, cual la radiodifusión los deja estupefactos a los actuales, si es que los hay. Las fuerzas del hombre aparecieron centuplicadas; los medios de producción de energías fueron elevados a la segunda potencia; los transportes se hicieron más rápidos. Ninguna de las anteriores conquistas de los hombres debió parecer tan fundamental ... “Y no cambió la faz del Mundo. Siguió habiendo señores y esclavos, hambre y dolor, luchas fratricidas y explotaciones del débil por el fuerte. Durante muchos siglos las costumbres parecieron variar a cada nuevo descubrimiento; pero, poco a poco, los que parecieron instrumentos de liberación concluyeron por ser nuevas armas, que utilizaron los poderosos para aumentar su fuerza y sostener su preponderancia.

”Lo mismo ocurrió cuando, casi simultáneamente, aparecieron las tres inmensas maravillas que señalaron el paso de la Edad Media a la Moderna. La pólvora iba a dar armas de defensa a los miserables; la imprenta, a educarlos y a hacer el pensamiento invencible; la brújula, facilitando el intercambio de hombres y de manufacturas entre los pueblos separados por el océano, iba a hacer imposibles la guerra y la tiranía. Al principio una gran conmoción se hizo sentir en las conciencias y en las costumbres. Luego, más pronto que lo que se creyó, después de perseguir a los impresores y a los fabricantes de armas de fuego, la faz del Mundo, la verdadera faz, tornó a ser la misma. Se murieron los hombres como antes; las enfermedades fueron análogas y acaso algunas más; las injusticias fueron las que combatieron los grandes filósofos antiguos, y los vicios los mismos fustigados por Juvenal. Leed ahora mismo lo que el ironista celta dijo de los parástos en la “Sátira V”, de la mala fe en la XIII o de las botas ferradas en la XVI, y veréis que parecen escritas para ser leídas en radiofonía por Medina o por Toreski a los oyentes de sobremesa. La famosa faz del Mundo es la misma que en los tiempos de Mesalina, del Renacimiento, de la Reforma, de la formación de las nacionalidades, de la Revolución, de la gran guerra y de la propaganda soviética, ni más ni menos que las moscas encontradas muertas en los sepulcros de los Faraones son idénticas a las que nos atormentan en los estivales balnearios. La faz del Mundo iba a cambiar cuando se inventó el arcabuz, cuando se puso en explotación el primer ferrocarril y cuando el telégrafo llevó las ideas de un extremo a otro del planeta con la celeridad del rayo. Y la faz del Mundo ha cambiado, porque todo cambia; pero sigue pareciéndose a la faz inicial, de tal suerte que no es posible desconocerla en sus rasgos, en sus líneas y en sus lastimosas asimetrías. “¿Es que cabe negar el progreso? De ninguna manera. El progreso es notorio todos los días y a todas horas; pero es el progreso material. En cuanto al mora l... El Mundo sigue con su faz impertérrita, y es muy de temer que ella no se altere, ni siquiera con las gigantescas convulsiones del próximo y temido milenario”. “El mayor respeto a las prerrogativas de la personalidad humana en la época moderna no es consecuencia de la revolución política, sino de la evolución industrial”. Tal asegura el articulista de EL LIBERAL. No deberá, sin embargo, alejarse mucho de su campo para tropezar con ideas adversas que le hablen del rebajamiento de la personalidad humana a consecuencia del maquinismo. También hemos de recoger aquí el eco de

esas ideas, si queremos representarnos fielmente el ambiente en que vivimos. En el diario madrileño EL SOL leemos: “La sociedad moderna hizo al pensamiento del hombre dueño de las fuerzas naturales y multiplicó en grado increíble las riquezas materiales ... La sociedad moderna, con la libertad, rompió todas las trabas jurídicas que se oponían al espontáneo ejercicio del pensamiento y de la voluntad individuales y dio rienda suelta al hombre para que desenvolviera impetuosamente todas sus actividades. La sociedad moderna reconoció con la democracia la soberanía popular, el derecho del hombre a regir sus propios destinos, en un plan de absoluta igualdad y sin privilegios para nadie. Y con la gran industria, la sociedad moderna sustituyó la energía muscular humana por la máquina y multiplicó el rendimiento del trabajo en inverosímiles proporciones. ”Pero todas esas extraordinarias ventajas que la sociedad moderna puede atribuirse, todas esas invocaciones a la personalidad del hombre y esos atributos a su poder tuvieron por precio, ¡paradoja cruel!, el sacrificio de todo cuanto era íntimo, vital y entrañable en el hombre ... Y hoy, al vernos rodeados de frías abstracciones y de rígidos mecanismos, al percatarnos de que en la convivencia social se halla ausente toda cordialidad, toda simpatía humana, nos preguntamos: ¿Dónde está el hombre? ¿Es que la sociedad no ha de ser un conglomerado de hombres, de hombres completos, en toda su integridad y con todas sus potencias espirituales y corporales?” Se ve, pues, que no todos están conformes en admitir que la personalidad humana ha salido ganando con el desarrollo de la industria. ¿Qué entendemos por personalidad? Personalidad es lo más íntimo y lo más importante de un hombre, inaccesible a los demás hombres. A este respecto podemos distinguir en nuestro ser tres zonas: lo natural, lo social y lo personal. Lo natural (somático, fisiológico, psico-físico) nos sitúa en el plano del mundo material y orgánico, y nos relaciona con los tres clásicos reinos de la Naturaleza. Pesamos, vegetamos, sentimos.

Lo social o público, que adquirimos mediante la educación, nos incorpora al ambiente colectivo de nuestro pueblo y de nuestra época. Nuestros pensamientos, nuestras querencias y nuestro lenguaje van generalmente cargados de historia y nos articulan con ella 1. Lo personal –primaria y típicamente humano- se edifica sobre el bagaje natural y social que llevamos, y su actuación más importante consiste en escrutar lo que somos y en confrontar nuestro ser actual y pretérito con un ideal. Reavivando así en nuestra intimidad la conciencia de este ideal o plan de vida, estimulamos nuestra actividad hacia una labor de cultivo o de elaboración de la propia cultura, con que logremos superar en nosotros la naturaleza y las inferencias colectivas. Por las dimensiones de este ejercicio puede, en cierto modo, apreciarse la cuantía de nuestra vida personal. Muchos hombres apenas poseen una tenue e ingrávida personalidad. Su conducta está determinada por las influencias del mundo material y del ambiente público. Nada crean. Siempre marchan a la deriva, impulsados por los acontecimientos, como deslizándose cómodamente río abajo en su piragua. En muchos casos puede afirmarse de ellos que son puramente cosas, puesto que su vida personal es casi imperceptible. Hay diversos grados y modos de corresponder a las sugestiones del ámbito social, como ya lo dije en otra ocasión. “Personas hay que prontamente mudan de rumbo, y envolutan su conducta bajo la influencia de la colectividad. Les gusta ir en la vanguardia de toda empresa nueva, atentos sólo a las sugestiones de la última hora sin detenerse a pensar si su conducta va a ser razonable o desatinada”. “Otros, en cambio, obedecen perezosamente a las excitaciones del ambiente, y en ciertos aspectos de la cultura viven enquistados en formas sociales anticuadas. Los tales perpetúan entre nosotros los modos de ser y de pensar propios de épocas remotas, matizando su vida de un tono paleolítico, a ratos excesivamente sombrío” 1. Unos y otros actualizan sus potencias en función de los estímulos que reciben del exterior. En nuestros días asistimos a una fuerte invasión de lo social en el ámbito de la vida personal con la consiguiente debilitación de ésta. Ejemplo: la sustitución de las industrias privadas por la gran industria donde se forjan en serie los artefactos y los moldes en que se troquelan los esti1

J. M. de Barandiarán: Nacimiento y expansión de los fenómenos sociales, págs. 45-48. Vitoria, 1925. 1 Idearium, nº I, págs. 20-21.

los y los gustos; la de las relaciones personales entre el obrero y el patrono por las de una colectividad (patronal) con otra (sindical obrera), etc. Leemos finalmente en EL LIBERAL: “Cada pueblo –dice Gustavo Le Bon-, cualquiera que sea su nivel cultural, posee una constitución mental tan fija como la anatómica y un conjunto indestructible de ideas, tradiciones, sentimientos y modos de opinar que son la herencia inconsciente de sus antepasados, sobre la cual no hace mella el argumento más incontestable”. Esto, en efecto, decía poco más o menos Le Bon en la página 23 de su obra Lois psychologiques de l’évolution des peuples 17 (Paris, Alcan, 1922) que el articulista de EL LIBERAL no cita. Pero en otra obra (Psychologie des foules 31, pág.75. Paris, 1925), dijo también Le Bon estas palabras: “Ninguno ha sostenido jamás que la instrucción bien dirigida no pueda dar resultados muy útiles”. Y en algún otro lugar del mismo libro (pág. 82) decía así: “La enseñanza dada a la juventud de un país permite prever los destinos de este país ... Con la instrucción y la educación mejora en parte o se altera el alma de las multitudes ... La escuela forma hoy en día los descontentos y los anarquistas y prepara para los pueblos latinos las horas de decadencia”. Es decir, que la constitución mental de un pueblo no es tan fija e indestructible que no le hagan mella los argumentos que proporcionan la instrucción y la educación. ¿Por qué el articulista de EL LIBERAL recordó las palabras de la primera obra de Le Bon que favorecían su teoría, y no citó las de la segunda que la desmentían? J.M. de B.

XVIII

Algo sobre juventudes católicas *

Vamos a ensayar unos apuntes sobre el problema de los jóvenes en nuestra diócesis. Veamos, ante todo, el campo de las juventudes, el panorama del mundo de los jóvenes. Es un mundo moral, que da la sensación de que se está haciendo, masa blanda, que aún no ha adoptado una forma definitiva, que bulle, que exige, que grita y que va hacia la edad mayor, en la que ya es posible ver formas más definidas. Después podremos intentar estudiar la función del sacerdote en medio de este campo de los jóvenes. El éxito mayor de estas notas sería el haber excitado intervenciones y opiniones de otros compañeros, que trabajan en este sector y cuyas opiniones veríamos con mucho agrado en IDEARIUM. *** El mundo de los jóvenes. No achiquemos la visión. Que no se nos escape parcela alguna del paisaje moral: todos los jóvenes de nuestra diócesis y no sólo algunos, como en una labor, un poco primeriza, ingenua, de hace 20 ó 25 años se abarcaron ... Grandes comuniones generales y algunas peregrinaciones demostraban que también se atendía a este ministerio de los jóvenes ... Pulsación y tacto, como aconseja Rutten en su Manual. “El príncipe de Ligne -dice- lo observa muy justamente en sus Memorias: se *

Idearium, nº6, enero-febrero 1935.

puede tener tacto sin espíritu y lograr un éxito, pero el espíritu sin tacto no logra éxito jamás ... El mejor medio -comenta el ilustre sociólogo belga- de hacer de los hombres lo que vosotros queréis que sean, es comenzar por considerarlos tales como son”. *** GUIPÚZCOA.- Comencemos por las juventudes que están organizadas de alguna manera. De éstas sólo hay unas 20 (y quizá me prodigo en el número) que llenen todos los fines que exige hoy la Acción Católica. No sé si en muchas aun de éstas, se desarrollan todos los aspectos de la vida del joven, además del de la piedad. Fuera de éstas e informando la sección piadosa de estas mismas, tenemos unos 15.000 congregantes marianos repartidos en unas 90 congregaciones de Luises. Me sirvo de una estadística de la Federación Vasco-Navarra de Luises del año 1929 (“Junior”, Septiembre 1929). Se puede decir que las congregaciones marianas han constituido cuanto de movimiento de jóvenes católicos se ha hecho en Guipúzcoa. Surgían casi sin esfuerzo, como consecuencia de algunas misiones o ejercicios. En términos generales obra exclusivamente piadosa, de preservación, brazo amparador de Eucaristía y de devoción a la Virgen, que la Parroquia tendía a esa porción, al frente de la cual se ponía al coadjutor más joven o amigo de los jóvenes. Comunión general periódica, organizada como otras obras de hombres y mujeres, táctica piadosa que conseguía comuniones de esa edad que necesitaba como ninguna. Las congregaciones marianas tienen en su misma constitución y reglamentos virtud bastante para que en nuestros Luises se hubiese cultivado un catolicismo sólido, de convicciones y de proselitismo; pero se atendió tan solo a lo que en el fin de estas asociaciones es la base: la piedad. Hubo intentivas muy laudables de círculos de estudios, de revistas, de publicaciones. El actual Excmo. Sr Obispo de Santander, cuando fue Director de la Congregación de San Sebastián, inició la obra del congregante soldado. La Federación VascoNavarra de Luises con su revista “Junior”, debida a D. Rafael Ugalde, los trabajos del Padre Lasquíbar, Aguirre, etc. marcaron una orientación, que no se puede olvidar al reseñar el movimiento de las juventudes de Guipúzcoa. Pero, aparte de las juventudes de tipo de congregación que en la actualidad siguen funcionando con su círculo de estudios o conferencias, la actuación de las congregaciones de Guipúzcoa fue sólo en la piedad. No hubo formación integral del joven.

Hoy, después de los trabajos de unos cuantos consiliarios, que consiguieron reunir en el cursillo de Zumárraga el verano pasado un grupo nutrido y decidido de sacerdotes es un hecho la Federación de Juventudes, que está dando sus primeros pasos de organización con esperanzas y entusiasmo, que creemos se han de confirmar con un éxito seguro. De la orientación y principios de esta Federación nos ocuparemos más adelante, cuando hayamos estudiado todo el mapa de los jóvenes de nuestra diócesis. Leonardo Urteaga, Pbro.

XIX

Uno + dos Años de GYMNASIUM*

La vida de Seminario es múltiple y, por lo mismo, actúa en formas muy diversas. Por lo pronto, la educación, es decir, la formación del alma conforme a un modelo –Jesucristo-, encauzada hacia la alta vocación del seminarista, es el ideal que persigue todo seminario. Junto a éste afloran otros afanes, también básicos. En primer lugar es el cultivo de las disciplinas estrictamente eclesiásticas. En sus aledaños se arraciman otras ciencias, todas las que estructuran la cultura moderna. Lo pasado y lo presente de nuestro pueblo, el espíritu de la vida rural, las nuevas fermentaciones sociales y los problemas de orden religioso y moral, que la prensa, los medios de comunicación y la compleja industrialización del país plantean a diario, requieren un estudio y atención especiales de parte del seminarista vasco. Pero esto no es suficiente. Las vastas olas de indiferencia, de ateísmo y de libertinaje que hacen zozobrar desde luego a los más enteros; y en general, los grandes movimientos de opinión, de los cuales muchas escenas de escándalo que presenciamos no son más que concreciones pasajeras, escaramuzas y peripecias de superficie, ofrecen amplios temas de psicología colectiva que no pueden ser desatendidos en el Seminario.

*

Gymnasium, tomo III, págs. 401-405, noviembre-diciembre 1929.

Y toda esta pululación de ideas engendra en el ambiente escolar un estado de opinión en que bullen numerosos motivos ideológicos, vislumbres sugerentes, anhelos de superación en los métodos, espíritu de investigación y un imperioso afán de expresarse. De aquí nació GYMNASIUM. Su atmósfera de germinación fue esa. GYMNASIUM ha sido, desde sus comienzos, la expresión, un tanto vaga quizás, de esa vida del Seminario, tan varia de direcciones y matices. Y ha hecho oír a las almas algún eco lejano del esfuerzo constante que realiza el Seminario de Vitoria por la cultura religiosa y científica de sus alumnos y, por lo tanto, de la diócesis vasca. Por ahora es una revista, donde almas jóvenes ensayan sus fuerzas, estudian las posibilidades de su espíritu y se adiestran en el manejo de la pluma. No anhelamos meter ruido con las hopalandas del periodo. Nuestra actuación apunta, sobre todo, al pensamiento y a las cosas. Hemos intentado recoger y catalogar las ideas que vagan alrededor, pulsar las inquietudes que remueven las conciencias. Pero no somos meros coleccionistas sistemáticos, ni espectadores indiferentes. No todos los rostros de la verdad y del error pueden sonreírnos igualmente. Y aunque nuestra expresión se aleje a veces de la jerga de las escuelas, no sería difícil -lo diremos francamente- descubrir, a través de ella, el andamiaje escolástico que sirve de sostén al pensamiento. Hemos evitado deliberadamente ciertas estridencias a posturas angulosas, con las que muchas veces se falta a la caridad y no se convierte al adversario. Para defender con tesón la verdad, no es menester armarse de furores iconoclastas. Tres años de vida lleva nuestra revista. Tres años bogando avante. Tres años que comprenden dos etapas: un año + dos. El primer año fue de gran movilidad, proteico, lleno de ensayos y conatos. Pero sin acrobatismos. Sin impresionismos exaltados. En la segunda etapa su actuación ha ido polarizándose, tomando una orientación fija. Por lo pronto, desarrolla un plan bien definido y viene a llenar una necesidad hasta ahora insatisfecha, dedicando ancho espacio a

las iniciativas de los alumnos y a trabajos de investigación y de laboratorio. Los asuntos elegidos suelen ser los más destacados del turbión de ideas que el libro, la revista y el periódico movilizan y escenifican según los gustos e imperativos de la hora. El alumno debe conocer estos datos y con ellos elaborar los temas que, al mismo tiempo, son lecciones de sus asignaturas. Para esto ha de tener a mano instrumentos adecuados: sobre todo libros, disertaciones académicas, asiduas conferencias con sus profesores. La constante vigilancia y dirección del profesor es factor decisivo en la buena marcha de todo laboratorio científico. Antes de ser entregado a la prensa, cada trabajo ha de ser revisado. Los alumnos no deben arriesgar un paso sin previa consulta de su brújula. De esta suerte, la ciencia no es algo postizo ni foráneo en el espíritu del escolar, sino parte de su vida, producto de sus funciones mentales. Se ve, pues, que GYMNASIUM es una revista de laboratorio, en que tienen cabida los temas actuales de la más alta espiritualidad, y como tal, no es ni puede ser una publicación de rigidez estatuaria. Muy al contrario: la fluencia, la cambiante ondulación de la vida condiciona su contenido y su forma. No somos recitadores de monólogos. Ni filisteos o espíritus murados: nos apoyamos en una tradición y formamos parte de una Sociedad. Este aspecto interesantísimo de la vida cultural de nuestro Seminario suele ser ignorado por muchos, aun del público ilustrado de nuestra propia diócesis. Pero lo extraño es que tampoco se enteren aquellos otros que, de no hacerlo, corren riesgo de faltar a la verdad cuando nos aluden, comprometiendo seriamente su probidad intelectual. Un ejemplo concreto: aún no hace mucho, un catedrático de la Universidad de Madrid, que abogaba por la “solemne investigación de la verdad” en los centros docentes, publicó en nuestra prensa –en la del país vasco- unas notas, señalando el método pedagógico de los Seminarios como algo que amordaza el ingenio y mata toda iniciativa en los alumnos. Mientras esto se decía, varias Universidades, sociedades y revistas científicas de Europa y América solicitaban noticias de las investigaciones y trabajos de laboratorio efectuados en nuestro Seminario, y pedían cambio de sus pu-

blicaciones con las nuestras. Recuerdo, entre otras, de Universidad de Hamburgo (Seminar für romanische Sprachen und Kultur), Columbia University de Nueva York, Schweiz Gesellschaft für Volkskunde de Basilea, Nordiska Museet de Stockolmo, Rautenstrauch Joest Museum de Colonia, la Academia de Ciencias Ukraniana de Kyü (Rusia), Nuovi Studi Medievali de Florencia. Una vez más los de fuera conocen nuestra labor y la aprecian. Los de casa no lo saben, ni la esperan. Y algunos ... tampoco la desean. Pero nuestro plan no es el de satisfacer a éste, a ése o a aquél. No queremos ni debemos descender a todos los pormenores y barroquismos de que pueda estar preñado el ambiente que nos circunda. Eso nos llevaría a hacer piruetas inútiles y a desvalorizar los frutos de nuestros afanes, convirtiéndolos en viñetas grotescas de álbum romántico. Queremos, ante todo, formarnos, estructurar nuestro espíritu conforme al supremo arquetipo Jesucristo, lo cual es deber ineludible y, además, el único modo de dar sentido a nuestra vida. No nos pueden, pues, satisfacer las versatilidades y extravagancias ultraístas, con las que el mundo quiere convertirse en un carnaval. Aspiramos también a tener una visión exacta de las corrientes ideológicas actuales. A conocerlas en su ser y en su ritmo. Y a superarlas, para no ser inconscientemente, gregariamente, arrollados por ellas. B.

XX

Carta Pastoral sobre la prensa, las diversiones y el cine *

CARTA PASTORAL que el EXCMO. Y RVDMO. SR. D. MATEO MUGICA Y URRESTARAZU, OBISPO DE VITORIA, dirige al Clero y fieles de su amada Diócesis. ---------------NOS EL DOCTOR D. MATEO MÚGICA Y URRESTARAZU, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA, OBISPO DE VITORIA, PROTONOTARIO APOSTÓLICO AD INSTAR PARTICIPANTIUM, PRESIDENTE DE LA UNIÓN MISIONAL DEL CLERO EN ESPAÑA, ETC., ETC. Al Venerable Ilustrísimo Deán y Cabildo de Nuestra Santa Iglesia Catedral, a los Reverendos Arciprestes, Párrocos, Ecónomos y demás Clero; a las Comunidades religiosas y a todos los fieles del Obispado. Quod si oculus tuus scandalizat te, ejice eum: bonum est tibi luscum introire in vitam aeternam, quam duos oculos habentem mitti in gehennam ignis. Y si tu ojo te sirve de escándalo, arráncale: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que tener dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno. (Marc. Cap. IX. V. 46)

*

Boletín Oficial del Obispado de Vitoria, año LXXI, nº8, número extraordinario correspondiente al día 12 de marzo de 1935.

Tiempo de recogimiento, de austeridad cristiana el muy sagrado de la Cuaresma, esperamos que este año sea de grandes y numerosas conversiones y de poderosos estímulos para perseverar en los caminos de la virtud. Las Santa Misiones, que se han de predicar en toda la diócesis, os recordarán, amadísimos diocesanos, cuán horrible es el pecado, cuán detestable toda ofensa de Dios Nuestro Señor; la palabra divina de los Misioneros, eco de la palabra que predicó en su misericordiosa peregrinación por la tierra el Verbo hecho Hombre, Jesucristo; palabra de Dios, palabra de verdad, de justicia y de rectitud, de misericordia y de reconciliación, de paz y de amor, de gozo y de vida, os hará ver una vez más que no hay momento, ni edad, ni sexo, ni condición, que no deba estar a completo servicio divino; pondrá ante vuestra imaginación el siniestro resplandor de las llamas del infierno, para que, atemorizados por las terribles sanciones de la Justicia de Dios, no descendáis, después de muertos, al lugar de todas las desventuras; os llevará a los pies de Jesús Crucificado, para reconciliaros con El y lograr su perdón; expondrá las inefables esperanzas y realidades que, en orden al Paraíso de todas las delicias, confortan nuestro espíritu inmortal, durante su estancia en este valle de lágrimas; palabra sagrada, que os ha de convencer de la necesidad de salvar el alma, aunque se pierdan todas las demás cosas; de la fascinante hermosura de la virtud; del incomparable tesoro y valor de la paz de la buena conciencia; de las dulzuras de espíritu, que gusta los que leal y totalmente sirven a Dios; palabra, en fin, que, dócilmente atendida, escuchada y con filial y afectuosa delicadeza puesta en práctica, os librará del pecado: In omnibus operibus tuis, memorare novissima tua, et in aeternun non peccabis. En todas tus obras, acuérdate de tus postrimerías y no pecarás jamás 1. No se Nos oculta, amadísimos diocesanos, que, pasado el momento o los días de conversión, quizá muchos serán por su conducta deplorable argumento de la mísera inconstancia humana, menos aún se Nos oculta los innumerables peligros que el mundo, demonio y carne acumulan para labrar nuestra perdición y las poderosas armas que los tres fieros enemigos de nuestras almas emplean para lograr sus propósitos perversos. Ahí está la mala Prensa con sus diabólicos apóstoles, empeñados en pervertir día tras día las inteligencias y los corazones de los cristianos; padres de la mentira, que constantemente enseñan impiedad y libertinaje, que niegan y atacan dogmas de la Fe, definidos por la Santa Iglesia, y se empeñan en hacer reír a sus lectores a costa de las personas y cosas más serias y 1

Eccli, 7, 40.

sagradas: como son Dios, Jesucristo, la Iglesia, la religión, la moralidad, la conciencia; y ahí están los lectores de la mala Prensa, de los periódicos impíos, necios alumnos de los apóstoles de la mentira y de la impiedad, que pagan su dinero para que el periódico anticatólico pueda continuar vomitando la inmunda baba de sus herejías y de su inmoralidad. A los destrozos morales que la Prensa mala produce en las conciencias, juntad, amadísimos diocesanos, los que van acumulando en la sociedad los libros, las novelas, las revistas y publicaciones pornográficas: ¡asusta ver cómo beben las gentes las aguas pestíferas, que manan sin cesar de fuentes tan envenenadas! Las más torpes exaltaciones de un loco erotismo; la corrupción de las costumbres públicas y privadas, las más reprobables maneras de satisfacer los apetitos sexuales, evitando la procreación; las más abominables prácticas y métodos anticoncepcionistas ... todo eso, que va directamente contra la salud espiritual y casi siempre contra la salud física del hombre, todo eso, que tan directamente atenta contra la familia y la sociedad, que ahoga en germen los ideales nobles y elevados ... todo es efecto de la nefanda literatura y gráficos, que con el nombre de verismo y de literatura naturalista, realista, trascendental sólo se propone remover los estercoleros del vicio y ponerlos y tenerlos de manifiesto ante las muchedumbres apasionadas. La ola de liviandad ha invadido asimismo salones y plazas de baile, y aquí, donde era y es de protocolo en los bailes clásicos del país interponer entre los bailarines blanco pañuelo, que una las manos del hombre y de la mujer; aquí, donde por limpia y casta tradición se bailaban bailes siempre sueltos en casas, salas y plazas; hoy los bailes impúdicos, el baile agarrado, enlazado, como algunos le llaman, ha tomado tal fuerza y arraigo, que se considera como número obligado de domingos y fiestas. Pues, como si los peligros que corren las almas en orden a la eterna salvación, expuestos ya y condenados enérgicamente, no fueran bastantes y de positiva eficacia, los enemigos del alma inventaron una batería de más grueso calibre, de puntería más certera y atroz, para destruir todos los baluartes que sostienen al hombre en el cumplimiento de sus deberes cristianos, en la observancia del sexto y de los demás Mandamientos del Decálogo; religión, moralidad, justicia, rectitud, pureza, lealtad en los matrimonios, obediencia en los hijos; respeto a personas y cosas sagradas, austeridad de costumbres católicas; modestia en los vestidos, en los gestos, en las acciones. Esa invención, que de suyo no es mala, pero que la depravación de los hombres ha convertido en malísima, extraordinariamente mala y pésima es el Cine inmoral.

El clamor de los estragos, que el Cine inmoral produce en Nuestra diócesis, ha llegado a Nos con apremiantes ruegos de que dirijamos cuanto antes a Nuestros amadísimos Hijos una Carta Pastoral, y a complacer a tan justas y necesarias demandas venimos, confiando en que Nuestra voz hallará eco y resonancia en las predicaciones de los sagrados Misioneros y en las conciencias de Nuestros diocesanos. Hora es de reaccionar, de rectificar los extravíos, de huir de toda escuela y espectáculo de perdición, de convertirse totalmente a Dios, sacando frutos opulentos de salvación del Año Santo, que misericordiosísimamente nos ha concedido el Señor. Lo que debió ser el cinematógrafo De Dios, fuente de toda inspiración y concepción, han procedido todos los descubrimientos y progresos de la ciencia; todas las invenciones del arte y de las disciplinas humanas. Es el soplo divino quien inspira las invenciones, y cuanto en la tierra llamamos creaciones nuestras sólo son irradiaciones de su claridad en nuestra débil inteligencia; por eso, lo justo, lo razonable fuera, que el genio del hombre se inclinase siempre ante el eterno foco de donde le viene el esplendor, la luz, la inspiración, las maravillosas concepciones, presentando, rendido, al Omnipotente el homenaje de las conquistas del humano entendimiento; y por eso, en consecuencia, el hombre inventor debiera vigilar, para que sus invenciones, que, aunque gloriosas, llevan siempre el sello de la flaqueza y de la imperfección humanas, fuesen purificadas y protegidas por la influencia divina, encauzando todas ellas convenientemente para difundir el bien espiritual y material. No sucede así en muchos casos y cosas, y, por desgracia, el constante empeño del demonio en perder las almas, la maldad del mundo corrompido y corruptor y la depravación sensual de muchos mortales hace que muchas invenciones, que de suyo no eran malas y que sirvieron y sirven para el bien, en corto espacio de tiempo se hayan convertido en horrendos instrumentos de la maldad, de las pasiones desenfrenadas, de innumerables pecados. Tal ha ocurrido con el Cinematógrafo. Hablando el Papa Pío XI en su Encíclica sobre la Educación Cristiana de la Juventud, dice a este propósito: “Sólo que, en nuestros tiempos, hay que tener una vigilancia más general y cuidadosa, cuanto más han aumentado las ocasiones de naufragio moral y religioso que la juventud in-

experta encuentra, particularmente en los libros impíos o licenciosos, muchos de ellos diabólicamente difundidos a vil precio; en los espectáculos del cinematógrafo, y ahora aún en las audiciones radiofónicas, que multiplican y facilitan, por decirlo así, toda clase de lecturas, como el cinematógrafo toda clase de espectáculos. “Estos medios potentísimos de divulgación, que pueden servir, si van regidos por sanos principios, de grande utilidad para la instrucción y educación, se subordinan desgraciadamente muchas veces al incentivo de malas pasiones y a la avidez de la ganancia” 1. Marcy, Friese Green y los hermanos Lumière no inventaron el cinematógrafo para fines inmorales; ellos lo emplearon exclusivamente para fines científicos o recreativos; por eso, aun ahora el cinematógrafo presta señaladísimos servicios a la cultura mundial. Mediante él, se nos representan los más remotos e inaccesibles países y fenómenos de la Naturaleza. En él asistimos a las industrias y trabajos de todas las regiones. El nos eleva a las alturas, y nos hace descender a las profundidades del mar y de la tierra, y nos pone ante los ojos las escenas más singulares de los países glaciales o de la zona tórrida. Hasta la secreta labor de la semilla, que germina lentamente en el seno de la tierra, se sintetiza y hace visible por su medio 2. La película “Congreso Eucarístico de Buenos Aires”, bien reciente aún, es buena prueba de la grandeza de los asuntos, que el Cine puede ofrecer a la sociedad; del imponderable esplendor con que puede revestirlos, y de los incalculables bienes, que de su representación puede reportar una sociedad culta y honrada, creyente y aun ... no creyente. ¡Lástima grande, que instrumento tan útil, bien manejado, se haya convertido, en la mayor parte de los casos, en arma mortífera de las almas; en escuela de perversión moral y de degeneración física y en cátedra de Satanás, que intenta justificar toda suerte de abominaciones, adulterios, deshonestidades, robos, burlas a la virtud, sacrílegas irreverencias a personas y cosas sagradas! Que no hay exageración en Nuestras afirmaciones, lo vais a ver, amadísimos diocesanos, en los párrafos siguientes. 1 2

BOLETÍN OFICIAL DE 1930, pág. 122. P. Ruiz Amado, El secreto de la felicidad, pág. 134.

Labor corruptora del Cine “El cinematógrafo, inventado para fines de cultura y de honesta recreación, dice el Sr. Carlos Salicrú 1, emplea, generalmente hablando, todos los grandes refinamientos de su técnica y el poder avasallador de su dinamismo en pervertir al hombre, exacerbando sus más bajos instintos. La perversión moral, que puede producir la novela obscena o el teatro escandaloso, con ser tan funesta, queda tamañita al lado de la ocasionada por la película erótica”. “No hay zahúrda del vicio –dice a este propósito el P. Ruiz Amado 2que no quede manifiesta a sus espectadores, ni lubricidad morbosa cuyos velos no les descorra, ni orgía frenética a que no los lleve, haciéndoles asistir a las más desenfrenadas escenas de la Roma decadente o de la corrompida Alejandría. “Y a este poder diabólico de representación, se añade la falta de vergüenza de sus actores. Pues, aun los más desalmados cómicos, al presentarse al público, o sienten algún resto imborrable de rubor, o, por lo menos, temen concitar contra sí la indignación de las personas decentes, si pasan la raya marcada por la tolerancia de los libres espectadores. Pero en el cine no acontece así. Los corrompidos modelos de sus escenas no están allí presentes. Sin vergüenza, ni temor de Dios y de los hombres, han ejecutado en la soledad de una galería fotográfica las más soeces acciones, han exhibido los más torpes ademanes; y esas películas, reproducidas en millares de copias, vuelan por todo el mundo, repitiendo una y mil veces, ante públicos numerosos, lo que las personas más infames y sin vergüenza apenas se atrevieron a practicar en la soledad oculta. “En los teatros antiguos se presentaban los cómicos con la cara cubierta por una enorme máscara, cuyo artificio daba a su voz una resonancia poco natural, para hacerla oír del inmenso público, que al aire libre los escuchaba desde las abiertas graderías. Y toda la malicia del espectáculo se reducía a algunas actitudes y frases desvergonzadas. Pero hoy, no sólo se han refinado todas aquellas torpezas en los teatros, sino háseles añadido esta invención funesta (por el mal uso que se hace de ella), con que se representan al vivo, en cualquiera insignificante ciudad y teatrillo, todas las obscenidades y torpezas que, en nuestra época y las pasadas, han afrentado a la Babilonias más corrompidas. 1 2

En su obra “Pentápolis” que volveremos a citar. Obra antes citada.

“Aun en las más pervertidas ciudades, no son las jóvenes honestas las que pueden frecuentar los antros de lubricidad, para presenciar sus abominaciones. Mas todas estas monstruosidades se desarrollan con la mayor impudencia en cualquier cine, a donde acuden con insensata temeridad las jóvenes honradas y aun devotas, y a donde las conducen sus padres y tutores, que tendrían por suma deshonra llevarlas a los lugares donde se ejecutan escenas mucho menos lúbricas”. Y no piensen Nuestros amadísimos diocesanos que recargamos los cuadros con colores demasiados negros; la prueba sacada de las Estadísticas es aterradora. Gentilini, en su obra acerca de la moralidad del cine, nos ofrece un porcentaje verdaderamente aterrador de crímenes e inmoralidades, que se dejan ver en las películas cinematográficas 1. Refiere el citado autor que un estadístico presenció 500 representaciones, las cuales arrojaron un total escalofriante de crímenes y atrocidades, pues llegaron a registrarse en ellas 100 homicidios, 91 suicidios, 103 adulterios, 38 seducciones, 352 hurtos y 43 trampas o estafas. De suerte que en 500 películas se hacía la apología, más o menos velada o intensa, de 827 crímenes e inmoralidades. ¡Hermosa escuela, donde se instruye y educa a la humanidad! Y, si tenemos en cuenta que la mayor parte de la clientela del cine la compone niños y jóvenes, ¡hermosa esperanza y halagüeño porvenir para la gran familia humana! Y si, por si acaso, parece a alguno un tanto exagerada esta apreciación, por creer que fue hecha, mirando las cosas a través de un prisma de excesivo rigor, merced a su condición de clérigo, voy a poner a vuestra consideración otra estadística, que, por su procedencia nada católica, alejará de vosotros toda sospecha de clericalismo, y os dejará convencidos de la inquietante realidad, enteramente inmoral de los espectáculos cinematográficos. El Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, entidad bien poco sospechosa de rigorismo en materia de moralidad, publicada en 11 de diciembre de 1911, copiándola de una revista protestante alemana, otra estadística sobre los temas de las películas, arrojando un 95 por 100 de representaciones inmorales y dejando las cinco restantes en la categoría de las películas que la gente apellida sosas, por carecer del condimento picante de la obscenidad, pero en manera alguna merecedoras del calificativo de películas morales. Y el profesor suizo Malhebec ofreció recientemente, en una revista de su patria, otra estadística no menos espeluznante y aterradora sobre la inmoralidad extraordinariamente grande de las sesiones cinemáticas. Nos dice ese portaestandarte de la cultura helvética, que de los 3.300 niños, que en su tiempo se amamantaban a los pechos de la Pedagogía con 1

Todo este párrafo está tomado literalmente del magnífico Discurso El Cinematógrafo y la Moral, leído en la apertura del curso de 1930 a 1931 por el Dr. David Cabero Combarros, Canónigo Penitenciario y Profesor de Teología Moral en el Seminario Conciliar de Zamora.

la leche de la instrucción primaria, en la ciudad de Berna, 1.700 eran constantes aficionados al cine, y los empresarios, sin entrañas y sin pudor, les pagaban la asiduidad en la asistencia, ofreciendo a sus candorosas miradas, en un lapso de pocos años, 1.350 películas de embriaguez, 1.163 de raptos, 1.120 de adulterios, 1.224 de homicidios, 1.170 de robos, 1.171 de incendios y asesinatos y 765 de suicidios”. Cuán desastrosos efectos tiene que producir en el espíritu y en los corazones de los concurrentes al cine inmoral las imágenes sensibles, especialmente de las que representan movimientos, es cosa evidente para cuantos conocen un poco la Psicología racional y para cuantos se fijan en los lamentables hechos que la crónica diaria de los espectáculos nos suministra. Jouillée afirma que “la imagen de un movimiento es la causa excitatriz y más o menos directriz del mismo”. Fonsegrive expresa la llamada ley dinámica de las imágenes en estos términos: “La imagen de un movimiento va acompañada de la tendencia a realizar el movimiento, es decir: toda imagen o idea tiende a su realización”. “De esta fuerza motriz de las imágenes se deducen algunas aplicaciones interesantísimas, que hallan explicación cumplida en las modificaciones producidas en el aparato muscular por las representaciones de la vista o de la imaginación. Entre aquellas podemos citar el fenómeno de la imitación de los movimientos de otro sujeto. La vista de una persona, que bosteza o ríe, nos mueve a bostezar o a reír; el espectador de una escena de esgrima sigue los movimientos diversos de ataque y defensa de los actores, como si todo su cuerpo estuviera dominado por una onda motriz 1. Ahora bien, si tan grande es el poder dinamógeno de las imágenes y de las ideas en las funciones sensoriales e intelectivas de carácter moral y ordinario, ¿cuál no será, pregunta el Dr. Salicrú, la intensidad de la fuerza motriz de las imágenes, de la acción que se desarrolla en la pantalla cinematográfica, donde los recursos escénicos empleados adquieren el grado máximo de acentuación?” No os asombre, pues, al reflejo de estos principios psicológicos, que, según informe oficial emitido por el Procurador de la República Francesa, Mr. Scherdlin, la cifra de los niños, juzgados por los tribunales en el año de 1919, subió, en más de 2.500, sobre los reos infantiles, que pasaron por el banquillo de los acusados en el año 1918, señalando al cine como causante de tan enorme recrudescencia delictiva. No debe sorprendernos que la Gendarmería de Chardeville detuviera a una niña de 10 años y a un niño de 8 por haber atravesado un madero en la vía férrea, momento antes de 1

Citados por el Dr. Salicrú en su mencionado libro “Pentápolis”.

pasar el tren, y que, al ser interrogados por el fin que con ello se proponían, contestasen que ... hacer cinematógrafo, descarrilando el tren. No nos llevemos las manos a la cabeza, porque el niño Juan Quintela, de 13 años, se dedicara en el Ferrol al robo en cuadrilla con el nombre peliculesco de “La mano que aprieta” 1. ¡No, no debe extrañarnos, que muchos y muchas, que frecuentan los cines, se entreguen allí mismo, en la oscuridad del salón, a transportes escandalosos de los sentidos, de los cuales se avergonzarían los brutos, si los brutos tuviesen razón! Bien dijo persona tan bien enterada como la esposa del Prefecto de policía de New York, angustiada por los maleficios del cine, dirigiéndose a los padres y madres de familia: “Cerrad las escuelas y los templos, pues todo es inútil, si seguís dando libertad a vuestros hijos para entrar en los cines”; seguramente supo lo que se decía el Iltmo. Fiscal de la Audiencia de Tarragona, cuando, en la memoria de criminalidad que el año 1929 remitido al Tribunal Supremo, hizo notar que la pantalla es una de las causas que ejercen mayor influencia como incentivo y estímulo del crimen” 1. Lo que debiera extrañar, sorprender y asombrar a todos, si los hechos no nos probaran lo contrario, es que sean legión los que, a pesar de la maldad del cine inmoral, concurran al espectáculo con bochornosa frecuencia, semanal y diariamente, como que para una inmensa muchedumbre el cine es artículo de primera necesidad; siendo muy de notar que no son los obreros los que menos se privan de tan vergonzosos espectáculos, llenando los salones tanto más, cuanto más inmorales sean las películas. Anatemas de los Santos Padres contra los espectáculos peligrosos e inmorales. Lo que dirían hoy del Cine. Hay una virtud moral, parte de la Templanza, llamada Eutrapelia, y es aquella que pone bondad, medida y peso en las diversiones lícitas; la Iglesia nunca condenó, por tanto, las honestas recreaciones, los esparcimientos saludables del espíritu y los espectáculos decentes y decorosos. Mas, cuando se trataba de apartar a los fieles de espectáculos peligrosos para las almas (espectáculos que pudieran calificarse de casi inocentes, comparados con los que ofrece y reproduce la pantalla cinematográfica), los Santos Padres y Doctores de la Iglesia fulminaron terribles anatemas contra aquellos. 1 1

Datos tomados del Discurso del Dr. Cavero. Dr. Cavero.

“Los espectáculos, decía el Santo Obispo Salviano, son invenciones del demonio, según lo profesa nuestra creencia. Pues, oh cristiano ¿cómo acudes a los espectáculos, después de haber recibido el bautismo, ya que confiesas ser obra de Satanás, a cuyas pompas has renunciado?”. San Agustín abomina de los espectáculos, donde se compromete la salud del alma. San Pedro Crisólogo estuvo a punto de perder para siempre su voz por la vehemencia con que atacó en un sermón los vicios. Y ¿qué eran, volvemos a repetir, los espectáculos de que hablaban aquellos Santos, comparados con el Cine? Si San Gregorio Nacianceno viviera hoy, nos diría que el Cine es schola omnis faeditatis et lasciviae, la escuela de toda fealdad y lascivia; Tertuliano diría, que es palestra ubi diaboli negotium est, teatro, donde tiene el demonio su ocupación y su negocio; San Ambrosio lo llamaría nequitiarum chorus, coro de iniquidades, frase que coincide con la que pronunció un empresario sensato: El Cine no es otra cosa que un cúmulo de infamias. Gravísimas palabras de S. S. Pio XI A las condenaciones precedentes preciso es añadir, amadísimos diocesanos, las que ha lanzado contra el Cine inmoral el augusto Sumo Pontífice reinante. El 16 de febrero de 1931 decía a los miembros de la Secretaría del Colegio de Sacerdotes de Roma: “Un triple mal (la prensa inmoral, el cine y la violación de los días festivos) está causando un daño inmenso en las almas de los fieles y, sobre todo, en las de los jóvenes; ahora bien, el segundo, es decir, el cine, más que un mal, podríamos decir que está causando un torrente de males”. En otra parte y con ocasión de la visita que le hicieran en agosto de este año los representantes de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, después de haber expresado sus grandes preocupaciones por el cine, dice: “Todo el mundo sabe cómo el cine desgraciadamente es vehículo casi siempre de un mal enorme”. Y, como si esto fuera poco todavía, añade luego: “Desde hace tiempo recibo de Misioneros, Obispos, Arzobispos y Cardenales, esparcidos por el mundo entero, noticias sobre el cinematógrafo y todas ellas coinciden en deplorar de la manera más desgarradora y más angustiosa sus tristes y terribles consecuencias. Por esto y porque tiene el grave deber de denunciar tamaños males, el Romano Pontí-

fice lo hace en este momento y ante sus oyentes para que vosotros también lo repitáis a todo el mundo”. Terribles anatemas del Señor No Nos sería difícil aducir otros muchos documentos de varones civiles egregios, que, en consonancia con la suprema autoridad eclesiástica, condenaron el espectáculo de que hablamos; pero preferimos coronar este párrafo, recordando trascendentales avisos y terribles anatemas de Nuestro Señor Jesucristo contra el escándalo y los escandalosos: “Si tu ojo te sirve de escándalo, es decir, si te lleva al pecado, arráncatelo y arrójalo lejos de tú; más te vale entrar con un solo ojo en el reino de los cielos, que con los dos en el abismo del infierno ... Y ¿dónde mayor licencia para los ojos, mayor incentivo a los malos deseos, mayores escándalos en los argumentos, palabras y acciones, que los que ofrece el Cine? “El espectáculo cinematográfico, dice el precitado Dr. Cavero, se compone esencialmente de dos escándalos: uno, que se ve en la blanca pantalla, y otro que no se ve, en el salón donde están los espectadores y las espectadoras, cubiertos con el negro manto de la oscuridad”. Y ¿qué calificativo merecen los padres, que llevan a sus hijos a esos cines, escuelas donde en la pantalla se muestran a lo vivo crímenes, hurtos, violencias, infidelidades, ataques a la doctrina y a la moral católicos? ¡Oh padres, y más que padres, corruptores de vuestros propios hijos, que Dios os regaló para que los educarais cristianamente y los hicierais felices en el tiempo y en la eternidad! A vosotros os tenía presentes el Señor y para vosotros fulminó aquél terrible y humillante anatema: “Y al que escandalizare a uno de estos pequeñitos, que en Mí creen ¡mejor le fuera que colgasen a su cuello una piedra de molino ... y le anegasen en el profundo del mar! ... ¡Ay del mundo por los escándalos! ... ¡Ay de aquél hombre por quien viene el escándalo! 1. Decidnos, oh padres, y contestadnos: si el Señor condena en términos tan enérgicos el escándalo, venga de donde venga ¿cómo no se ha de sentir herido en su Divino Corazón, si el escándalo proviene de los mismos que El puso para guías en el camino de la honestidad y de la virtud? Tales padres obran peor que dando muerte a sus hijos; hos ego patres filiorum occisoribus sceleratiores esse dixerim 1. No es Nuestra tan tremenda frase, es de San Juan Crisóstomo; frase, que el mismo Santo Padre explica y aclara diciendo: “porque los que matan a sus hijos separan el alma del cuerpo; pero esos padres (los que envían o llevan a sus hijos a es1 1

Matth. cap. XVIII. v. 6 y 7. Citado por De Smet en su libro Le Mariage Crétièn.

cuelas de formación inmoral e impía), entregan el alma y el cuerpo al fuego del infierno ... Y no es crimen tan atroz el afilar una espada, armarse de ella y hundirla en la garganta de sus hijos, como el perder su alma y consagrarla a la muerte: este es un crimen sin par ...” Remedios contra el mal No hemos azotado el aire, al escribir esta Pastoral; existe el mal gravísimo y subscribimos lo que a este propósito escribía el Dr. Cavero: “Programa tan nutrido de inmoralidades que en la escuela del Cine se brinda a las mentes infantiles del extranjero, no es más sucio e inmoral, que el que aprenden nuestros jóvenes y niños, que por otra parte no van en zaga a los de las grandes o pequeñas ciudades extranjeras en su afición desmedida a semejantes espectáculos” 1. Preciso es, pues, poner urgente remedio al mal. No habiendo duda razonable de que, para algunos, el concurrir al Cine inmoral es peligro próximo de pecado, o por las circunstancias o cualidades personales del sujeto, o por las del lugar, compañía, etc., o por la inmoralidad positiva de la película, esos tales, si son sui juris, esto es, de los que pueden obrar y obran bajo su propia responsabilidad, deben abstenerse de ir a tales cines, si quieren conservar su nobilísimo nombre y vida de cristianos; si se trata de niños, deben sus padres meditar un poco sobre la tremenda responsabilidad que contraen, llevando a sus hijos, o consintiendo que acudan a esa clase de espectáculos; deben temer los justos juicios de Dios. A las personas, que quieran juntar y unir polos tan opuestos, como la piedad y el cine, y no tienen reparo en comulgar por la mañana y asistir por la noche al Cine inmoral, hemos de decirles que tal conducta es un insulto a Dios; es impío empeño de desmentir a Jesucristo que dice: “Nadie puede servir a dos señores” 1; es pretender imposibilidad tan marcada, como la convivencia de Dios y de Belial en el alma y en el corazón. A los esfuerzos aislados, que los individuos y las familias pueden y deben hacer para dignificar el Cine, han de prestar su apoyo decidido las Juntas de Protección a la Infancia, Las Ligas contra la inmoralidad, La Asociación Católica de Padres de Familia y la Acción Católica en general.

1

Prueban bien la afición que entre nosotros hay para el cine los detalles que publicaba AVASC -Círculos de Estudios Sociales (pág. 19, núm. V. Febrero 1931)- Un día de labor, elegido al azar, produjeron los cines de Bilbao 3.843 pesetas; un día de fiesta, 21.790 pesetas. 1 Matt. VI, 24.

Cierto es que algunas autoridades trabajan decididamente por moralizar el arte de la pantalla; pero, si la autoridad se ve asistida de la acción ciudadana-cristiana, es evidente que procederá con más diligencia y eficacia. No bastando, sin embargo, eso para remediar el mal, que afecta tanto a la salud espiritual de la sociedad, y recordándoos, amadísimos diocesanos que, el mal se ahoga con la abundancia del bien, los católicos todos, los adinerados especialmente, haréis labor muy grata a Dios Nuestro Señor oponiendo a cinematógrafos y espectáculos inmorales cinematógrafos y espectáculos honestos. Tal es la voluntad del Santo Padre. En carta dirigida al Presidente de la Oficina Católica Internacional del cinematógrafo por el Emmo. Sr. Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, cumpliendo un expreso encargo de éste, se lee: “También los católicos de todos los países del mundo están obligados a considerar, como un deber de conciencia, el ocuparse de esta cuestión, que cada vez es más importante. El cine va a convertirse en el más grande y eficaz medio de influencia; más eficaz aún que la Prensa, porque es un hecho constante el que ciertas películas son vistas por varios millones de espectadores. “Por consiguiente, es muy de desear que los católicos organizados se ocupen con interés constante del cine en sus reuniones de Acción Católica, en sus programas de estudios, etc. Importa, al mismo tiempo, que los periódicos católicos tengan todos una sección cinematográfica para ensalzar las buenas películas y censurar las malas. “Su Santidad alaba el trabajo que la Oficina Católica Internacional Cinematográfica ha realizado ya, y el programa de acción que se propone llevar a buen fin, con un ritmo acelerado para el porvenir........................................................................................ Además (y tal vez es éste el principal fin que debe buscarse) ese programa tiende a despertar las energías de las gentes de bien, a fin de que, comprendiendo que han asegurado por esta coordinación una muy amplia salida a las películas buenas, puedan consagrarse con la competencia, seriedad y necesaria preparación debidas, a la producción de películas de clase, asegurando con ello una empresa que, salvaguardando las buenas cos-

tumbres, se imponga por su valor técnico, artístico y humano, dando también buenos resultados materiales en el orden industrial. El Santo Padre desea ardientemente que una obra tan saludable como la Oficina Católica Internacional Cinematográfica encuentre una entera comprensión y una colaboración generosa entre los católicos de las diversas naciones y muy especialmente, como ya he dicho, de la Asociación Católica de todos los países, a quienes sobre todo incumbe el suscitar, coordinar y orientar los esfuerzos 1. El Santo Padre envió con esa ocasión su Bendición Apostólica al mencionado Sr. Presidente y a todos sus colaboradores, y Nos enviamos y damos la Nuestra a los beneméritos apóstoles, que en Nuestra diócesis amada han trabajado y trabajan con empeño por moralizar el cine 1. Y no queremos tampoco dejar sin otra bendición a los que han de predicar las Misiones en esta Santa Cuaresma y a los fieles que asistan a ellas, pidiendo a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo hagan descender sobre la diócesis de Vitoria copiosos frutos y favores divinos. En Nuestro Palacio de Vitoria, a diez y ocho de febrero de mil novecientos treinta y cinco. MATEO, OBISPO DE VITORIA. Por mandato de S. E. Rvdma, el Obispo, mi Señor, Dr. Antonio María Pérez Ormazábal, Can. Scrio. (Léase la presente Carta Pastoral en todas las Iglesias de las tres capitales, Vitoria, Bilbao y San Sebastián; en las de los pueblos todos donde funcionen cines y en los colegios católicos del Obispado).

1 1

BOLETÍN OFICIAL de 1934, pág. 468 y sigs. Recordamos los esfuerzos que a este fin realizaron en Bilbao varios caballeros cristianos.

XXI

El Seminario durante la guerra civil Bienvenida * La diócesis de Vitoria tiene al frente de su gobierno al Excmo. Sr. D. Francisco Javier Lauzurica. El hecho es de tal trascendencia, que se comenta por sí solo. En la mente de todos están, y estarán aún por mucho tiempo, hechos luctuosos que desgarraron nuestra diócesis, tan católica y de tan intensa vida cristiana, arrastrando a una parte de ella hacia una situación inconcebible de complicidad con los enemigos de Jesucristo y de su Iglesia, que son por lo mismo los enemigos de la civilización y los enemigos de España. Las consecuencias de tal maridaje son tan deplorables, que difícilmente se borrarán sus huellas en nuestra región, donde quedarán siempre como un baldón y como una condenación elocuente de yerros inexplicables. Las ruinas materiales son imponentes, pero las espirituales son aún mayores. La herida abierta en la vida espiritual es muy profunda. Por eso hacía falta una persona que a su amor acendrado a la Iglesia y a España y a sus grandes virtudes intelectuales y morales uniese la plenitud de poderes para arrancar, y destruir, y dispersar, y disipar y edificar, y plantar, como en otro tiempo el profeta Jeremías en Jerusalén. Una de las tareas inaplazables, que a los ojos del Sr. Administrador Apostólico se ofrecen, es la reorganización del Seminario. Encuentra elementos desconectados, fuertemente sacudidos por la tormenta, y se verá precisado a ir reuniendo todo lo aprovechable e infundir en el nuevo organismo nueva vida. El trabajo tiene sus dificultades, pero todo lo esperamos de las dotes providenciales de nuestro amadísimo Prelado.

*

Seminario, hoja quincenal de Seminario de Vitoria, año I, nº 9, 25 Septiembre 1937, II Año Triunfal.

Sabemos que lleva muy en el corazón la obra del Seminario, porque sabe muy bien que es la obra vital de la Diócesis, la fuente de la vida espiritual de las parroquias. Por eso “Seminario”, que sólo con el fin de impedir la ruina de las vocaciones sacerdotales nació, se siente hoy orgulloso, al poder invocar el patrocinio del Excmo. Sr. D. Javier Lauzurica, y con los ojos clavados en él “como los ojos de los siervos en las manos de sus señores”, se cuadra en su presencia, ofreciéndose a ser a sus órdenes el legionario más leal y más constante en la actual reconstrucción de la España nueva, y alzando la mano, le saluda con ese grito que encierra todo el aroma de la actual epopeya española junto con el aroma de nuestra historia católica e imperial: ¡VIVA CRISTO REY!

¡VIVA ESPAÑA!

Del Rvdmo. Prelado * Una de nuestras primeras preocupaciones al tomar posesión de esta Sede, fue la reapertura del Seminario Diocesano. Lo consideramos eje y fundamento de la espiritualidad de esta nuestra amada Diócesis. Y cumplimos con ello el precepto canónico, según el cual “corresponde al Obispo decretar todas y cada una de las cosas, que parezcan necesarias u oportunas para la administración, régimen y provecho del Seminario, y procurar que se observen fielmente”, (can. 1357). Y ya que las necesidades de esta Gran Cruzada Nacional hayan convertido hoy, para honra nuestra, el edificio del Seminario Diocesano de Vitoria en Hospital militar, la Providencia, valiéndose de nuestras dignísimas autoridades, nos ha deparado un espacioso local en la católica y noble villa de Vergara, a la que no podemos menos de expresar nuestro agradecimiento por la entusiasta acogida que ha dispensado a nuestra decisión. Por tanto, con el favor de Dios, y en fecha próxima, que oportunamente se anunciará, abriremos nuestro Seminario Diocesano, mayor y menor, en el edificio que aún lleva el rótulo de “Real Seminario de Vergara”. Ahora bien, al trasladar de Vitoria, siquiera sea con carácter provisional, nuestro Seminario Diocesano, uno de los problemas que se nos plantea es el del acoplamiento del profesorado. Por ello nos vemos en la *

Seminario, hoja quincenal de Seminario de Vitoria, año I, nº 12, 10 Noviembre 1937, II Año Triunfal.

precisión de disponer el cese de todos cuantos desempeñaban cargos de dirección, disciplina o enseñanza en los tres Seminarios de nuestra Diócesis, no sin lamentar el que hayamos de prescindir de elementos, que habían dedicado gran parte de sus actividades a la formación de los futuros sacerdotes. Los que ahora escogemos para tan elevada misión, entran a formar parte del claustro de Superiores y Profesores interinamente, toda vez que este Seminario Diocesano se abre con carácter provisional. Más adelante, cuando el Señor nos conceda con la victoria definitiva de nuestro Ejército y Milicias el triunfo de nuestra España, procuraremos, con lo que la experiencia de otras diócesis nos ha enseñado, escoger para nuestros Seminarios Mayor y Menor aquellos sacerdotes que más se distingan por sus dotes de profunda piedad, sólida ciencia y acendrado amor a España, a fin de encomendarles, bajo nuestra dirección, la delicadísima obra de la formación de los sacerdotes de mañana, que aspiramos a que sean santos, finos y cultos.

XXII

Claustros del Seminario antes y después de la guerra *

1935 Seminario Diocesano Rector y prefecto de estudios: M. I. Sr. Dr. D. Eduardo Escárzaga y Solaún. Vicerrector: Lic. D. José Miguel de Barandiarán y Ayerbe. Director espiritual de Teólogos: Dr. D. Eustaquio Aguirreurreta y Abarrategui. Id. id. de Filósofos: Dr. D. Joaquín de Goicoecheaundía y Pagola. Id. id. de Latinos: Lic. D. Félix Zatarain y Goya. Prefecto de Disciplina de Teólogos: D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Id. id. de Filósofos: D. Marcelino Cortabarría y Elcoro. Id. id. de Latinos: D. Roberto Aguirre y Echeberría. Secretario y Mayordomo: D. Félix de Zárate y Aguirre. Facultad de Sagrada Teología Profesor de Sagrada Escritura (Nuevo Testamento): M. I. Sr. Dr. Don Antonio de Pildain y Zapiain. Id. de Sagrada Escritura (Antiguo Testamento), Historia Bíblica, Patrología y Oratoria Sagrada: Dr. D. Jesús Enciso y Viana. Id. de Teología Moral y Teología Pastoral: M. I. Sr. Dr. D. Eduardo Escarzaga y Solaún. Id. de Sagrada Liturgia: D. Fernando Arsuaga y Axpe. Id. de Ascética y Mística: Dr. D. Eustaquio Aguirreurreta y Abarrategui.

*

La composición de los claustros de profesores del Seminario está recogida de los correspondientes Boletines Oficiales de la Diócesis o de las Guías Diocesanas.

Id. de Teología Dogmática: M. I. Sr. Dr. D. Pedro de Menchaca y Lendoño. Id. de id. Fundamental: M. I. Sr. Dr. D. Prudencio Sáez de Dallo y Garayoa. Id. de Derecho Público Eclesiástico e Instituciones Canónicas: Dr. Don Claudio P. de Heredia y Motiloa. Id. de Historia Eclesiástica: M. I. Dr. D. Francisco Tabar y Ripa Id. de Apologética y de Ecclesia Orientali: Dr. D. Jaime Arámburu y Olaran. Id. de Arqueología Cristiana: D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Id. de Misiología: Dr. D. Antonio Eiguren y Esturo. Facultad de Filosofía Profesor de Teodicea y Ética, Historia Natural y Fisiología e Higiene: Dr. D. Pedro Dancausa y Francés. Id. de Sociología y Francés (2º curso): D. Juan Thalamás y Lavandíbar. Id. de Lengua Hebrea y Griego Bíblico: D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Id. de Ontología, Cosmología, e Historia de la Filosofía: Dr. D. Ignacio Iztueta e Irazustabarrena. Id. de Psicología Racional y Experimental y Biología: Br. D. Leoncio Arabiotorre e Ibarrondo. Id. de Física y Química, Geología, Paleontología, Prehistoria e Historia de las Religiones: Lic. D. José Miguel Barandiarán y Ayerbe. Id. de Lógica: Dr. D. Joaquín Goicoecheaundía y Pagola. Id. de Gramática Vasca (tercer curso): D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Latín y Humanidades Id. de V de Latín y Retórica, Agricultura e Industrias Agrícolas y de Religión (tercer curso): D. Marcelino Cortabarría y Elcoro Id. de Literatura Hispana y Latina: Dr. D. Juan Pérez y Ormazábal. Id. de Matemáticas (segundo curso): Lic. D. Demetrio Sánchez y Pérez. Id. de Lengua Vasca (segundo curso): D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Id. de Francés (primer curso): Lic. D. Juan Thalamás y Labandíbar. Id. de IV de Latín, de Estilística y de Religión (segundo curso): D. Roberto Aguirre y Echeberría. Id. de Griego (segundo curso): Dr. D. Antonio Eiguren y Esturo. Id. de Matemáticas (primer curso): Lic. D. Demetrio Sánchez y Pérez. Id. de Lengua Vasca (primer curso): D. Manuel Lecuona y Echaveguren.

Id. de III de Latín y Castellano: Lic. D. Luis Pinedo y Murga. Id. de Historia de España: D. Fernando Arsuaga y Axpe. Id. de Griego (primer curso) y de religión (primer curso): Don Roberto Aguirre y Echeberría. Id. de Lengua Vasca (nociones elementales):D. Manuel Lecuona y Echaveguren. Id. de II de Latín y Castellano: D. Féliz Zatarain y Goya. Id. de Historia Universal, Doctrina Cristiana e Historia Sagrada (segundo curso): D. Fernando Arsuaga y Axpe. Id. de Id. de Latín y Castellano, Geografía y Astronomía Elemental: Dr. D. José M. de Marigorta y Ortiz de Zárate. Id. de Doctrina Cristiana e Historia Sagrada: Lic. Don Luis Pinedo y Murga. Comisión de Hacienda del Seminario: M. I. Sr. Dr. Jaime Verástegui y D. Félix Ruiz de Arcaute. Id. de disciplina de id.: M. I. Sr. Dr. D. Demetrio Ripalda y don Faustino Mendieta. Seminario Menor de Guipúzcoa Rector y Profesor: D. Ceferino Sarasola y Guridi. Vice-Rector y Profesor: D. Venancio Izeta e Iturriaga. Director Espiritual y Profesor: D. Ramón Echeberría y Ayerbe. Mayordomo, Secretario y Profesor: D. Antonio Irigoyen e Irazu. Profesor y Prefecto de Disciplina: D. Antonio Sarasola y San Sebastián. Seminario Menor de Castillo Elejabeitia Rector y Profesor: Dr. D. Francisco Aurteneche y Goitia. Vice-Rector y Profesor: D. Elías Lasuen y Narbaiza. Director Espiritual y Profesor: Dr. D. José María Inchaurbe y Ariño. Secretario y Profesor: D. José García y Oré. Prefecto de Disciplina y Profesor: D. Vicente Zabala y Fano. Profesor de Música: D. Fermín Madariaga y Ariño. 1937 CLAUSTRO DE SUPERIORES DEL SEMINARIO DIOCESANO. Rector: M. I. Sr. Dr. D. Jesús Enciso. Mayordomo: D. Félix Zárate. Director espiritual de teólogos y filósofos: D. Rufino Aldabalde. Director espiri-

tual de latinos: D. Eustaquio Aguirreurreta. Prefecto general de disciplina: D. Francisco Aurteneche. Prefecto de teólogos: D. José Zunzunegui. Prefecto de filósofos: D. Ceferino Sarasola. Prefecto de latinos: D. Elías Lasuen. DIRECCION GENERAL DE ESTUDIOS. Prefecto: M. I. Sr. Dr. D. Jesús Enciso. Secretario: D. Félix Zárate CLAUSTRO DE PROFESORES DE TEOLOGIA. Teología Fundamental: Dr. D. Plácido Incháurraga. Historia Eclesiástica: Lic. D. José Zunzunegui. Derecho Canónico: Dr. D. Felipe Ugalde. Misionología: Lic. D. José Zunzunegui. De Deo Creante et Elevante: Dr. Don Ramón Orbe. Sagrada Escritura ( A. y N. T.): M. I. Sr. Dr. D. Jesús Enciso. Teología Moral: Dr. D. Felipe Ugalde. De Sacramentis: Dr. D. Plácido Incháurraga. Historia Bíblica: M. I. Sr. D. Jesús Enciso. Patrología: Dr. D. Román Orbe. Liturgia, Ascética y Mística: Dr. D. Eustaquio Aguirreurreta. Pastoral: D. Ceferino Oñativia (Arcipreste). CLAUSTRO DE PROFESORES DE FILOSOFIA. Lógica y Crítica: Lic. D. Aurelio Ortiz de Latierro. Ontología y Cosmología: Dr. Don Ignacio Iztueta. Psicología: Br. D. Leoncio Aravio-torre. Etica: Lic. D. Aurelio Ortiz de Latierro. Teodicea: Dr. D. Román Orbe. Física, Química e Historia Natural: Hº de la Compañía de María. Biología: Br. Don Leoncio Aravio-Torre. Sociología: Dr. D. Ignacio Iztueta. Hebreo y Griego Bíblico: M. I. Sr. Dr. D. Jesús Enciso. CLAUSTRO DE PROFESORES DE LATINIDAD Y LENGUA ESPAÑOLA. Tercer año: D. Elías Lasuen. Cuarto año: D. Ceferino Sarasola. Quinto año: Dr. Don Francisco Aurteneche. Historia de España y Universal: Hº de la Compañía de María. Elementos de Matemáticas: Hº de la Compañía de María. PRECEPTORIAS DIOCESANAS. En nuestro plan de reorganización del Seminario Diocesano, introducimos este año una novedad, la creación provisional de numerosas preceptorías diocesanas, en las cuales los alumnos de primero y segundo curso de

Latín, que no podrán acomodarse en el Seminario de Vergara, cursen sus primeros estudios bajo la dirección de competentes profesores, que estén en condiciones de dar a la Diócesis el oportuno testimonio, no solamente de su aprovechamiento en la ciencia, sino principalmente de su aptitud para el sacerdocio y del espíritu de su vocación. La designación de las preceptorías ha obedecido a un doble criterio: el de renovar las tradiciones locales de las antiguas escuelas de latinidad, y el de escoger los puntos más céntricos y de mejores comunicaciones de nuestra diócesis, para que de esta manera se facilite el ingreso en el Seminario a los que se sientan con vocación sacerdotal. PRECEPTORIAS DE ALAVA. Vitoria: Dr. D. José Mz. de Marigorta. Bergüenda: Lic. D. Luis Pinedo. Laguardia: D. Juan Martín Irulegui. Santa Cruz de Campezo (Orbiso): D. Bernardo López de Alda. Alegría: D. Vicente Díaz de Lezama. Amurrio: D. Felipe Ugarte. Salvatierra: Don Serafín Sáenz. PRECEPTORIAS DE GUIPUZCOA. San Sebastián: D. Venancio Iceta. Tolosa: D. Juan José Mocoroa. BeasainVillafranca: D. Pedro Mocoroa. Azcoitia: D. José Izurrategui. Zumaya: D. Wenceslao Mayora. PRECEPTORIAS DE VIZCAYA. Bilbao: Dr. D. José Arbeo. Durango: Don Lorenzo Jainaga. Guernica: Dr. D. Cruz Ormaechevarría. Marquina: D. Francisco Javier Goyenechea. Munguía: D. Florencio Galarza. Sodupe: D. Luis Altónaga. CastilloElejabeitia: Dr. D. Fermín Madariaga. 1940 Seminario Diocesano Rector y Prefecto de Estudios: M. I. Sr. Dr. D. Felipe Ugalde Ocáriz. Vicepresidente: D. Juan Martín Irulegui Zubeldia Secretario del Seminario y de Estudios: D. Félix Zárate Aguirre. Mayordomo del Seminario Diocesano: D. Lorenzo Jainaga Alberdi. Director Espiritual de Teólogos: D. Rufino Aldabalde-trecu Urbieta.

Director Espiritual de Filósofos y Latinos: D. Máximo Guisasola Arizmendi-arrieta. Director Espiritual de Latinos: D.............................................. Prefecto de Disciplina de Filósofos: Dr. D. Francisco Aurteneche Goitia. Subprefecto de id., id.: D. José María Zapiráin Marichalar. Prefecto de Latinos: D. Elías Lasuén Narvaiza. Subprefecto de id.: D. Felipe Beitia García de Cortázar. Prefecto de la Biblioteca: Lic. D. José Zunzunegui Arámburu. Bibliotecario: Dr. D. Jesús Iribarren Rodríguez. Profesores Teología Dogmática y Teodicea: Dr. D. Plácido Incháurraga Gojendi. Teología Dogmática y Patrología: Dr. D. Román Orbe Garitano. Teología Moral: M. I. Sr. Dr. D. Antonio Mª Pérez Ormazábal, Canónigo Penitenciario. Sagrada Escritura. Introducción a la Sagrada Escritura y de la Lengua Hebrea: M. I. Sr. Dr. D. Julián Cantera y Orive. Teología Fundamental: Dr. D. Felipe Ugalde y Ocáriz. Derecho Público Eclesiástico e Instituciones Canónicas: M. I. Sr. Dr. Don Eugenio Beitia Aldazábal. Canónigo Doctoral. Historia Eclesiástica y de Misionología: Lic. D. José Zunzunegui y Arámburu. Teología Ascética y Mística: D. Rufino Aldabalde-trecu Urbieta. Teología Pastoral: D. Juan Martín Irulegui Zubeldia. Sagrada Liturgia: D. Máximo Guisasola y Arizmendi-arrieta. Música y Órgano: D. Julio Valdés y Goicoechea Solfeo. Canto Eclesiástico. Historia del Imperio Español y de Griego: Don José María Zapiráin Marichalar. Ontología, Etica y Sociología: Lic. D. Gregorio Rodríguez de Yurre y Perea. Lógica, Crítica, Historia de la Filosofía y Cosmología: Dr. D. Jesús Iribarren Rodríguez. Psicología Racional y Experimental de Biología, de Historia Natural y Fisiología: Br. D. Leoncio Aravio-torre e Ibarrondo. Literatura Latina: Dr. D. Francisco Aurteneche Goitia. Literatura Castellana: Dr. D. Juan José Pérez Ormazábal. Física y de Matemáticas: D. Alonso Thibinger, Marianista. De V Curso de Latín: D. Elías Lasuen Narvaiza. Historia Universal y de Historia de España: Un Marianista. De IV Curso de Latín: D. Felipe Beitia García de Cortázar Matemáticas y de Ciencias Naturales: Un Marianista.

De III Curso de Latín: D. José Elgarresta Iturbe. Id. Id. y de Griego: D. José Luis Ansorena Zufiría. Matemáticas y Ciencias Naturales: D. Francisco Murua Pérez. Geografía e Historia: D Jesús Marquínez López de Alda. Seminario Menor Diocesano de Vergara para I y II curso de Latín Rector: D. Ceferino Sarasola y Guridi. Director Espiritual: Dr. D. Eustaquio Aguirreurreta y Abarrategui. Profesores D. Fernando Echeveste Galfarsoro. D. José María Astigarraga Egaña. D. Isidro Larrauri Lafuente. D...................................... Preceptores para el primer año de Latín Bergüenda: D. Jesús Aldanondo Suquía. Gordejuela: D. Patricio Ruiz de Eguílaz Uriarte. Laguardia: .......................................................... San Sebastián: Dr. D. Fermín Madariaga Ariño.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.