Modernidad y Catolicismo popular urbano en la Ciudad de México, el culto a San Judas Tadeo y la Santa Muerte: marginalidad, heterodoxia y transgresión de las fronteras eclesiásticas.

July 22, 2017 | Autor: Guillermo Ledesma | Categoría: Sociología de la Religión
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Descripción

Carlos Guillermo Ledesma Rodríguez
Seminario II/ UNAM
Modernidad y Catolicismo popular urbano en la Ciudad de México, el culto a San Judas Tadeo y la Santa Muerte: marginalidad, heterodoxia y transgresión de las fronteras eclesiásticas.
Oración a San Judas Tadeo
¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mi, estoy solo y sin ayuda.
Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.
Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.
Oración a la Santa Muerte
Jesucristo vencedor, que en la cruz venciste, vence a (nombre de la persona) que esté vencido conmigo en nombre del Señor; si es animal feroz sea manso como un cordero, manso como la flor de romero; tienes que venir; pan comiste, de él me diste y por la palabra más fuerte que me diste quiero que me traigas a (nombre de la persona): que este humillado, rendido a mis pies, a cumplir lo que me ha ofrecido. Santísima Muerte, yo te suplico encarecidamente que así como te formó Dios, inmortal, con tu gran poder sobre todos lo mortales hasta ponerlos en la esfera celeste, donde gozaremos un glorioso día sin noche por toda la eternidad; y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo te ruego y te suplico te dignes ser mi protectora y me concedas todos los favores que yo te pido hasta el último día; ahora y en el momento en que su Divina Majestad ordene llevarme ante su presencia. Amén.

Religiosidad popular y catolicismo popular urbano
El catolicismo popular urbano, es un fenómeno insertado en la esfera más amplia de lo que se ha denominado "religiosidad popular". Esta categoría puede dividirse en dos dimensiones muy claras: a) los fenómenos religiosos propios del ámbito rural (ámbito al que suele relacionársele inmediatamente, y b) fenómenos religiosos característicos de los sectores urbanos. Autores como Zamora consideran que esta dimensión se encuentra en un proceso formativo. Más aun, existe una tendencia a sobrevalorar la dimensión colectiva del fenómeno, en detrimento de su carácter individual.
Un rasgo característico de la religiosidad popular es su posición de marginalidad respecto al discurso eclesiástico oficial, manifestado por un alto desapego de las prácticas y rituales dictados por las instituciones religiosas oficiales. La relación existente entre ambos polos, no se basa en la exclusión, por el contrario, existe una fuerte interrelación entre ambas esferas que permite una mutua retroalimentación.
La experiencia religiosa llevada a cabo al margen de la ortodoxia, como se ha comentado, posee un elemento colectivo y otro individual. El factor individual supone una relación sin intermediarios con lo divino, esta puede ser netamente personal o a partir de pequeños grupos. El elemento colectivo se relaciona con espacios considerados como sagrados en donde, existen reglas que explican la manera de entablar la relación entre el sujeto (entregado a la colectividad) y lo divino. La práctica religiosa de índole colectiva se manifiesta en forma de liturgias, rituales, procesiones, etc. Requieren de la guía de especialistas religiosos que indican las pautas a seguir en la manifestación colectiva.
El elemento colectivo de la religiosidad popular también comprende situaciones públicas pero de carácter individual, es decir no requieren de la participación de especialistas, son prácticas religiosas colectivas, pero individualizadas, el hombre se relaciona con el ámbito público pero a partir de sus significaciones individualizadas. Siguiendo el debate de Castón y Zamora, definiremos estas expresiones como religiosidad devocional, nos colocaremos también bajo el argumento de Zamora, que establece una relación directa entre culto devocional urbano y religiosidad popular.

El revival religioso en la modernidad hibrida.
Hubo una tendencia entre las teorías decimonónicas de la secularización, a considerar el proceso de modernidad como un atractor de los procesos de secularización en las sociedades contemporáneas. Muchos autores como Comte, Marx y en cierta medida Weber, consideraban este proceso como inevitable para que nuestras sociedades accedan a un estadio moderno de desarrollo.
Sin embargo, a simple vista se puede constatar el revival religioso, que acontece no solo en las sociedades de primer mundo, sino en contextos híbridos –como diría Canclini- en donde la modernidad ya ha alcanzado cierto grado de sedimentación pero ha dejado demasiados intersticios descubiertos, generando una sociedad en donde cohabitan modos de pensar tradicionales, modernos y posmodernos.
El culto a San Judas Tadeo, es una manifestación más de la versatilidad adaptativa de la iglesia católica, ante una modernidad y una religiosidad que no cesan de reconstituirse a si-mismas. Por otro lado, el culto a la Santa Muerte es una fuerza centrifuga que escapa de sus orígenes católicos, estableciendo una relación directa y sincrética (fagocitaria según Flores Martos) con cultos diversos provenientes de tradiciones locales y de la aldea global. El catolicismo popular urbano es característico por su alto nivel sincrético, por el énfasis en el nivel experiencial-emotivo en su religiosidad, y por la manipulación instrumental, utilitaria de lo sagrado (Sánchez); asimismo, corresponde a un discurso marginal, en el sentido de su relación con el discurso oficial proveniente de la institución eclesiástica. El culto a la Santa Muerte va más allá de la marginalidad, transgrede los límites del culto católico oficial y entabla un dialogo más profundo con la nebulosa esotérica (entorno inmediato del sistema religioso oficial).

El catolicismo popular urbano en México, por su misma condición urbana-global-hibrida, no solo permite que entre en contacto con formas religiosas históricamente relacionadas, como lo es la amplia tradición prehispánica que existe en nuestro país, se concatena además con otras tradiciones de pensamiento religioso no relacionadas directamente con las tradiciones e imaginería locales, en su mayoría provenientes de otros puntos del orbe. Una de las cualidades de este grupo de nuevas religiones, es su visión panteísta y descentralizada, en realidad es muy difícil agruparlas dada su amplia versatilidad cultural en cuanto a prácticas, representaciones y significatividad. Muchos autores (Champion, Mardones) consideran apropiado referirse a este nuevo mercado religioso como nebulosa esotérica, debido a la versatilidad de la que hablamos y a sus fronteras vagamente delimitadas.
Las características específicas de la población que acude a venerar a San Judas Tadeo -principalmente jóvenes desviados de estratos sociales bajos- facilitan la conformación de nuevas formas sincréticas de aproximación a la religión oficial, con un fuerte carácter colectivo, aunque con un significativo margen para la subjetividad y la interpretación personal. La magización que muchos autores encuentran en el catolicismo popular tiene cabida por razones de índole histórica, sin embargo, por sedimentación cultural, muchos valores surgidos en las clases altas, como la visión panteísta de dios, la armonía holística y el manejo de energías –valores todos provenientes del pensamiento new age- poco a poco han encontrado refugio tanto en la racionalidad de las clases medias como en los estratos inferiores (aunque de una manera más vaga en estos últimos).

Siguiendo a Mardones, el pensamiento posmoderno es una reacción al gran relato de la racionalidad tradicional y a los ideales de la modernidad (basados principalmente en la idea de progreso, bienestar y orden), en México el proyecto de la modernidad es un proyecto inconcluso, más aun, los resultados que ofrece distan mucho de ser análogos a los acaecidos en cualquier país de Primer Mundo. El devoto de San Judas es un partidario de la modernidad pero con un grave problema de incumplimiento de expectativas (San Judas de hecho, es el santo de los desesperados, o de las causas perdidas). El devoto a la Santa Muerte se ubica en el lado oscuro de la modernidad, el cumplimiento de expectativas ante la modernidad se torna irrelevante, el devoto a la Santa Muerte (violentado de origen) se codea –vivencialmente- con la muerte: su última y más sagrada expectativa. Autores como Canclini sugieren un modernidad hibrida, en donde la racionalidad cultural opera a partir de mixturas, entre las racionalidades tradicional, moderna y posmoderna.

San Judas Tadeo y la Santa Muerte: los santos-función.
El culto a los santos, principalmente los nuevos cultos surgidos en el último cuarto del siglo pasado –como es el caso de San Judas Tadeo y la Santa Muerte- son una pieza clave para aproximarse al nuevo fenómeno religioso urbano-popular. Entendemos por "santo" una expresión de carácter iconográfica, con una alta significación sagrada y al cual se le rinde culto. Zamora establece una distinción entre cristos y vírgenes, ambas entidades divinas de primer orden, y santos, personajes terrenales que, dada su vida ejemplar, adquieren un carácter semi-divino. El caso de la Santa Muerte escapa de la definición dada por Zamora, ya que aquello que se santifica es un proceso biológico colmado de una amplia significación simbólico-sagrada.
Para el caso mexicano, es claro el uso y aceptación por parte de la institución eclesiástica oficial, de la tendencia popular a adorar santos. Esta tendencia ha sido aprovechada como medio de comunicación entre la institución oficial (ininteligible para muchos devotos) y las masas populares religiosas, de tal forma que, por medio de la permisibilidad en la adoración al santo (San Judas Tadeo), se mantiene al feligrés en el ámbito normativo de la jerarquía eclesiástica. El culto a la santa Muerte rebasa este ámbito normativo, no solo es marginal como la devoción a San Judas (aceptada y manipulada desde la burocracia eclesiástica) es transgresora y clandestina desde los ámbitos oficiales políticos y religiosos vigentes, en el estado nacional.
Para Zamora, el devoto popular-urbano asigna funciones a los santos (las cuales mas que divinas operan de forma casi mágica), y ha establecido formas de devoción que van del centro al margen de la ortodoxia, el caso de la devoción a San Judas en la ciudad de México es acorde con las formas marginales. Otra característica del devoto popular-urbano es la mutabilidad de su atención hacia los santos, que opera en función de las necesidades (principalmente seculares) del devoto. Dicha mutabilidad podría expresarse en términos del concepto "religión a la carta" de Peter Berger, sin embargo, cabría señalar que en México, la mayor parte de la población se encuentra ineludiblemente bajo el paraguas del catolicismo dominante, empero, los procesos de diferenciación sistémica en nuestras sociedades hibridas (periféricas al núcleo central de origen del proyecto de la modernidad) producen competencia en el mercado religioso, en donde, el creyente posee cierto rango de elección entre varias religiosidades ofertadas (privatización o subjetivización de la devoción) .
Los santos en términos generales reciben culto durante todo el año, muchos de ellos tienen un día de dedicación especial, el caso de San Judas es diferente, en la medida que se suple el día específico de la semana, por una fecha específica cada mes (28 de cada mes), siendo el mes de octubre el punto clímax para la adoración. El incremento espectacular que ha experimentado el culto a San Judas Tadeo, ha requerido de la mudanza del espacio fijo en donde se le rinde culto. Anteriormente el culto se llevaba a cabo en una pequeña capilla situada en el norte de la ciudad, en avenida politécnico nacional, sin embargo, dadas las dimensiones que adquirió el culto (así como la representación simbólica del espacio público), se ha mudado a la zona centro, en el templo de San Hipólito.
Zamora identifica un circuito de acciones típicas de la práctica devocional, a saber: oración petición y ofrenda. Las oraciones para el caso de San Judas, se transfieren por medio de estampillas o pequeños libros, editados tanto por grupos de fieles como por la propia institución, en este caso el templo de San Hipólito. Para el culto a San Judas existen variadas oraciones, cada una con un propósito y tiempo específico (Devoto Rosraio de San Judas, Oración para causas perdidas, novena, cuarentena, visita para el día 28, etc.). El culto a la Santa Muerte por su parte, no solo es dogmático sino ritualístico-individual, asimismo, para Flores Martos se caracteriza por su facilidad de propagación en libros y estampillas del tipo "hágalo usted mismo".
La petición para el caso de San Judas, está relacionada genéricamente con las causas desesperadas, para el caso de la ciudad de México, se observa un creciente interés en la juventud de zonas vulnerables (jóvenes ninis), jóvenes con vidas particularmente difíciles, en el sentido de su exclusión social. Como símbolo característico –que otorga a su vez pertenencia entre los jóvenes devotos, como también un medio para la petición- encontramos el consumo de solventes o mariguana.
Llama la atención la relación que se establece entre estado de conciencia alterado y religiosidad. Cabe señalar que son estas sustancias y no otras (cocaína, anfetaminas o cualquier otra droga de clases medias o altas, o por otro lado, heroína, tan característica en el norte del país) las que caracterizan a este grupo, y permiten la formación de códigos de interacción específicos, que operan como rituales de paso entre esta comunidad. El joven devoto, refuerza su representación de marginado, por medio de símbolos característicos como la estopa (mona) en la mano, incluso la forma de manipularla y exhibirla ante los otros posee formas definidas que le permiten significar socialmente su pertenencia al grupo.
La petición entre los devotos a la Santa Muerte va más allá de los "casos desesperados", sus adeptos la invocan principalmente para protegerse de sus enemigos y de su entorno caótico, también se utiliza para lograr "amarres" amorosos o controlar la voluntad de una persona. Se pide para no ser asaltado ni secuestrado, o viceversa, para lograr que tenga éxito el asalto o secuestro en otra persona. La balanza, objeto que figura en la iconografía de la Santa Muerte, refleja cierto sentido de justicia muy similar a la ley del talión, muchos de sus seguidores comentan que si se le cumple a la santa ella cumplirá, de lo contrario los infortunios y la muerte (del adepto o de algún familiar) serían la consecuencia a pagar por olvidarla, hacerla a un lado o no tener en cuenta el pacto.
La ofrenda, último elemento del circuito, opera como potenciador de la realización de los favores pedidos, así como muestra de agradecimiento. El tipo de ofrenda es muy variado en ambos casos, sin embargo se inscribe en una lógica de "dar para recibir" (relación mercantil) oscila entre los artículos tradicionales destinados a este propósito (veladoras, o imágenes convencionales), hasta productos más sofisticados con iluminación electrónica, imágenes caricaturizadas del santo, fotos y la más importante: dinero.
Este último elemento juega un papel de suma importancia para el mantenimiento y crecimiento del culto, su utilización no solo ocurre en la periferia espacial del templo, a partir del mercado religioso, ya que al interior del templo se promueve su uso bajo distintas modalidades: limosna, caja receptora de dinero cerca del sitio de ofrendas, incluso en San Hipólito se regalan cartas con monedas de 50 centavos que, a modo de publicidad viral, invitan al que la tomo a copiar y entregar la carta a más personas, con el objeto de propagar el culto, de lo contrarió, se lee, la mala suerte acompañará aquel que no realice las acciones propuestas. En muchos templos dedicados a la Santa Muerte se lee la leyenda "purifica tus manos" en la caja receptora de dinero.

El espacio social y el culto en San Judas Tadeo: los tres círculos concéntricos.
Para Zamora, el carácter heterodoxo de la fe devocional está reflejado en la ubicación de las imágenes en el recinto sagrado, sin embargo, para el caso de la Ciudad de México, ocurre todo lo contrario. San Judas Tadeo está ubicado a ambos costados del Cristo principal, flanqueando a los tótems se colocaron grandes pancartas verticales con la leyenda "San Judas Tadeo". Es evidente la necesidad de incluir y aceptar al santo desde la institución oficial, tal como se ha señalado en párrafos anteriores.
Del mismo modo, la zona espacial donde se encuentra el templo de San Hipólito, el centro de la ciudad, posee un alto contenido simbólico. El centro de la ciudad de México, a pesar del enorme crecimiento espacial de la ciudad, representa todavía el corazón de la ciudad y alberga muchas instituciones emblemáticas del estado, de hecho, el templo se encuentra frente a la emblemática e institucional avenida Reforma. El centro de la ciudad no solo opera como símbolo social del poder político, también lo hace como símbolo del poder religioso.
Un elemento espacial característico de la celebración que ocurre los días 28 de cada mes en San Hipólito, es la separación espacial religiosa-secular de la celebración, la cual no solo representa segmentación sino complementariedad de las distintas dimensiones de la celebración. Ubicándonos del núcleo a la periferia espacial del evento, se observa en el núcleo central, la fiesta religiosa, que a pesar de su sincretismo, es albergada por la institución oficial. Inmediatamente después, rodeando al núcleo de la celebración eclesiástica se encuentra el cinturón del mercado religioso (el cual a su vez, se torna más "oficial" a medida que se aproxima al núcleo, y más heterodoxo, llegando incluso al neo-esoterismo, a medida que se aleja del núcleo).
Por último, envolviendo ambas zonas mencionadas, opera la celebración secular, caracterizada por el consumo de drogas, ostentación de tatuajes, ropa de moda secular típica entre los miembros más jóvenes del culto, lentes oscuros, celulares y auriculares, entre otros ítems, todos ostentando una fe hacia la modernidad (de la cual son solo usuarios contemplativos más que miembros activos), pero a su vez (por la falta de cumplimiento de expectativas) una necesidad de refugio extra-secular, ante la modernidad aplastante en donde la magia, la fe en la función del santo y una conciencia alterada, compensan las limitaciones y carencias de su vida cotidiana.












BIBLIOGRAFIA

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